Trouble, love&shows {One Direction} NC. 1er tema terminado

Coraline y yo nos encaminamos hacia el departamento de Carrie, la rubia me ha ayudado durante la mañana a terminar con las grabaciones de los niños para mi proyecto final, el que debo entregar dentro de unos días.

Cora se ha mostrado distante, nerviosa e incluso más callada de lo normal.

— Vamos, Cora – pido nuevamente deteniéndome en el semáforo en rojo, me pongo frente a ella y la observo directamente a los ojos – algo te sucede, dime – pido pero ella niega con la cabeza y, en vez de decir algo, me sonríe y avanza, una vez que el semáforo cambia a verde.

Suelto un resoplido de frustración logrando que mis cabellos marrones se eleven y vuelvan a bajar. La sigo a paso rápido y me situó a su lado para intentar sacarle algo de información, pero no hay caso.

— Sí estás así por lo que le dijiste al chico malo ese – hago un ademán con la mano haciéndole notar que me refiero a Zayn – no te preocupes, se tenía bien merecido ese pisotón – sonrío torcidamente y logro que ella también lo haga.

— No me gusta que las trate de gordas – murmura y baja la vista al piso, comienza a jugar con sus dedos y luego, finalmente, sube la vista mirándome con algo de arrepentimiento.

— ¿Sabes qué? – pregunto ladeando la cabeza, Cora niega de inmediato – me sorprende que me hayas defendido de él, además, creo que deberías haberlo golpeado en otra parte – suelto una risita y ella me imita, al parecer eso era lo que necesitaba.

Niega con la cabeza cuando continuamos con nuestro camino en dirección al departamento de Carrie, donde están las chicas, para tener un almuerzo juntas antes de que toque mi tarde de tortura junto a Malik.

— ¿Has hablado con Alejandro? – inquiere la rubia rompiendo el silencio que de repente se ha formado entre nosotras. De solo escuchar ese nombre mi estómago se retuerce y mis mejillas se sonrojan.

— No, aun no – contesto apenada. – No puedo – niego con la cabeza y fijo mi vista en el piso. No soporto la mirada de Coraline, esa que te dice “debes hacer lo correcto”, sé que debo hablar con él y aclarar un par de cosas, pero no me da el valor para hacerlo.

No es que me avergüence haberlo besado, aun recuerdo sus labios y su beso, pero la situación y el estado en el que ambos estábamos es lo que me hace pensar que quizás fue solo un error y, por más que Emma, Jay y Carrie quieren que vea que no es así, no puedo evitar sacarme esa idea de la cabeza.

Él no ha parado de llamarme y yo no he sido capaz de contestar para aclarar lo que pasó esa noche, quizás él no quiera nada más conmigo, después de todo soy solo Michelle “la gorda” y nada más y el intento de chico malo se encarga de recordármelo cada cinco minutos.

— Creo que deberías hablar con él, después de todo, ninguno merece que las cosas se terminen así como así – pronuncia Cora deteniéndose abruptamente, aun en la calle, a un par de metros del departamento de Carrie.

La rubia coloca sus manos en mis hombros, parece nerviosa y ansiosa. Levanto las cejas confundida.
— ¿Qué sucede? ¿A qué te refieres? – cuestiono confundida.

— Es mejor que arreglen las cosas ahora. Perdóname por esto, Ellie, pero es necesario – murmura atropellando las palabras, para luego hacerme girar bruscamente sobre mis talones.

Doy una vuelta hacia atrás perdiendo el equilibrio, pero milagrosamente no caigo al piso, si no que unos brazos me sostienen como aquella vez en la disco latina. Madre de Dios.

Su mano derecha se mantiene fija en mi intento de cintura, mientras que su mano izquierda sube hasta mi mentón obligándome a alzar la visa, pero siento que tanto mi cuerpo como mi corazón se han quedado helados y sin reaccionar, sus ojos de color chocolate intenso no tardan en posarse en los míos.

Mi ritmo cardiaco aumenta en un par de segundos, mis mejillas no tardan en tomar su característico color rojo, como cada vez que estoy nerviosa, y mis manos comienzan a sudar de inmediato, mis cuerdas vocales se niegan a emitir palabra alguna porque Alejandro está sosteniéndome, a unos cuantos centímetros de sus labios.

EL pánico se apodera de mí cuando pienso en todas las cámaras que podrían haber cerca de nosotros, miro hacia todos lados aun con el corazón latiendo a mil por hora.

— Mira, Ellie… yo – suspira exasperado, pone su mano en mi barbilla nuevamente, menea la cabeza y se arregla el gorro de lana que lleva puesto – No me contestabas – dice finalmente – y no tuve más opción que llamar a Jayme, necesito hablar contigo – dice con voz ansiosa, puedo ver que sus en sus ojos que está nervioso.

Un par de risas a lo lejos hacen que ambos levantemos la vista para encontrarnos con Jay y Emma asomadas desde la ventana del departamento de Carrie. Frunzo el ceño y ellas nos saludan, quiero gritarles a todo pulmón que son unas idiotas y hacerles ver en el lío que me han metido, pero no puedo reaccionar.

Aun desde lo lejos que estoy de ellas puedo percibir las miradas burlonas y de victoria que ante el plan que ellas mismas han llevado a cabo. Ya se las verán conmigo una vez que salga de esta.

Miro hacia todos lados rogando que no hayan cámaras cerca, pero lo que veo es peor. El auto del cabeza de algodón se encuentra a un par de metros de la entrada del edificio.

¡Santa mierda!, Como puedo tomo la mano de Alejandro y lo obligo a seguirme trotando hacia el interior del edificio. La corriente eléctrica que siento cuando él toma mi mano recorre mí cuerpo y siento que las mariposas alzan vuelo cuando entrelaza nuestros dedos.

Apuro mi paso, rogando no haber sido vistos por nadie y, una vez que estamos dentro, llamo con desesperación el ascensor rogando porque llegue antes que alguien nos vea.

La puerta del ascensor se abre y ambos entramos a él sin decir ni una sola palabra. No sé que decirle, no sé como pedirle perdón por lo que pasó y por lo que pasará ahora. Las palabras no salen de mi boca y mi corazón parece que ha subido hasta mi garganta para atormentarme desde ahí.

— Ellie – me llama el muchacho posando una mano en mi mejilla. Me obligo a mirarlo a los ojos cuando las risas de un par de chicos hacen que todos mis sentidos se pongan alerta.


Las puertas del elevador ya se están cerrando cuando veo a Harry y a Louis mirándonos fijamente con la boca prácticamente abierta, ¡Dios mío!

— Ella es… ella es – balbucea Louis tomando el brazo de Harry y lo zarandea bruscamente.

Suelto un sonoro suspiro cuando las puertas por fin se cierran, dejando atrás a los erection, los que posiblemente le vayan con el cuento a Simon o algún otro.


— Son muchas cosas las que debo explicarte – murmuro con voz temblorosa.

Él me acerca más a su cuerpo. Pasa uno de sus brazos por mis hombros. Mis mejillas no pueden tornarse más rojas, pero extrañamente me siento bien bajo su protección.

— Tenemos tiempo – sonríe levemente y el elevador se detiene en la planta en la que se encuentra el departamento.


Caminamos hacia la puerta del departamento aun tomados de la mano, desde dentro puedo escuchar los cuchicheos de las chicas y todo lo que ello conlleva por lo que me pongo más nerviosa de lo que intento aparentar.

Alcanzo a tocar una vez la puerta cuando Emma ya la ha abierto. Sonríe como el gato de Alicia en el país de las maravillas mientras que las demás están sentadas pretendiendo ver televisión. Claro, como si no las conociera.

Con una mirada de “hablaremos de esto luego” hacia Emma, entro al departamento tirando de la mano de Alejandro.

— Hola, chicas – saluda caballerosamente Alejandro con su mano libre.

Jay mira nuestras manos y sonríe con la misma malicia que Emma al recibirnos en la entrada. Ruedo los ojos con evidente inquietud.

— Hola, Ale-Alejandro – canturrea Jay desde el sofá.

— Un gusto verte de nuevo – dice Carrie clavando sus ojos en mí. Trago con fuerza. – La habitación está libre para que puedan hablar – dice la castaña enfatizando la última palabra.

Emma y Jay se hacen señas de sus propios chistes mientras que Carrie ríe por lo bajo y Cora se mantiene sentada en el sofá mirándonos con confusión.

Asiento con la cabeza y le señalo la habitación al muchacho, pidiéndole que por favor se adelante porque debo hablar unos segundos con mis amigas.

Una vez que escucho la puerta de la habitación cerrarse, me giro sobre mis talones rápidamente observando a las cuatro sentadas en el sofá, mirándome con la sonrisa más grande y socarrona que jamás he visto, todas a excepción de Cora.

Lo que siento es una mezcla de sorpresa, enojo, nervios, miedo, pena, y miles de sentimiento más, todos provocados por ellas y la presencia de Alejandro en el departamento de Carrie, contando además, que tanto el cabeza de brócoli como el trasero de camión nos vieron en elevador.

Quiero llorar.
— ¡Ustedes son tan…! – grito en un susurro, pero no se me viene a la cabeza la palabra que necesito. Levanto los brazos con evidente exasperación y escucho las risas de Emma.

— ¿Maravillosas? – propone con sorna.

— ¿Fantásticas? – continua Jay con evidente diversión.

— ¿Increíbles? – Carrie se une a su juego.

Niego con la cabeza y las fulmino con la mirada rogando por que las lágrimas que se comienzan a acumular en mis ojos no salgan de ahí.

— ¿Cómo pudieron? – pregunto en un leve murmullo, mi voz se ha comenzado a quebrar por los nervios. Demonios.

— Ellie – interrumpe Coraline parándose del sofá para llegar a mi lado – no pasa nada – murmura.

— No lo harías por tú cuenta – puntualiza Carrie levantándose también del sofá para situarse junto a mí. Siento mis ojos picar por las lágrimas que se han comenzado a juntar.

— Ahora no seas tonta, mojigata – Emma me giña un ojo y palmea mí trasero.

— Ve por ese manjar y no pienses en nada más, ¿vale? – finaliza Jay y todas juntas me dan un abrazo.

Lo peor de todo, es que tienen razón y no sé qué sería sin ellas.


— Lo entiendo – dice finalmente y baja la mirada apartando su mano de mí rostro, la decepción es notoria en sus palabras y cada vez me odio más a mí misma por tener que acabar esto de ésta manera.

Ignoro el nudo en mi garganta a lo que él levanta la cabeza y clava sus profundos ojos cafés en los míos e intenta descifrarme, como yo lo intento hacer con él.

— ¿Sabes una cosa? – pregunta Alejandro haciendo que mi atención vuelva a él. Sus ojos se fijan en los míos, estira su mano y acaricia mi mejilla. Siento un cosquilleo en el estómago y ganas de golpearme la cabeza contra la pared por estar haciendo esto. Ladeo la cabeza y cierro los ojos al sentir como él acaricia mi mejilla.

Niego con la cabeza y el me entrega una sonrisa torcida.

— Lo siento – murmuro antes de que diga otra cosa.

— No lo sientas – susurra y mi corazón se detiene – porque estoy dispuesto a esperar.

“Ahhh”, “¿escuchaste eso? ¡Dime que lo hiciste!,” “Cállate, necesito escuchar”, “¡No, no me patees!”, “yo quiero uno para mí”, “esto es intromisión a la privacidad” “silencio” “por favor, que alguien me consiga uno de esos, ¡por favor!” escucho a las chicas fuera de la habitación pero no consigo entender lo que él me ha dicho.

Parpadeo quedándome quieta en el lugar en el que estoy, sin importarme los murmullos de las chicas fuera de la habitación, solo puedo mirar a Alejadro tratando de descifrar que significa lo que me ha dicho, si es enserio o sí solamente me está tomando el pelo.

— ¿Lo aceptas? – cuestiona denotando nerviosismo en su voz. Y otra vez mi garganta se cierra, pero de emoción y alegría.

— “¡Ella acepta!” – grita Emma desde el otro lado de la puerta y no puedo hacer más que abrir los brazos y lanzarme sobre el chico para abrazarlo sin importarme la intromisión de Emma o que las demás hayan estado escuchando.

La alegría y emoción se ha propagado por mi cuerpo y no hay nada que cambie mi estado de ánimo. Me lanzo a sus brazos y lo abrazo, sin importarme nada más, tal y como las chicas me han dicho que haga.

***

— No lo sientas – repite Jay frente a Emma imitando la voz y el acento de Alejandro. La morena posa su mano sobre la mejilla de Emma, quien parpadea exageradamente, y le sonríe – Porque estoy dispuesto a esperar – finaliza.

— Oh, Ale-Alejadro – Emma lleva su mano a su frente dramatizando la situación y no puedo hacer nada más que sonrojarme mientras escucho como Carrie se ríe a carcajadas desde el sofá y me abraza. – eres lo mejor que me ha pasado – continúa la ojiverde imitándome – y pensar que esto no habría sido posible sí a mis maravillosas amigas no se les hubiese ocurrido ese asombroso plan – termina y se deja caer sobre los brazos de Jay.

— A que no te la esperabas – murmura Carrie sonriéndome de oreja a oreja y yo solamente puedo negar divertida mientras termino de picar los vegetales.

— Hay que agradecer que el chico no se rindió – comenta Emma aun en los brazos de Jay, se abanica con la mano y continúa con su mala imitación de mí.

— Y que aun guardaba mi número de teléfono – Jay guiña nos guiña un ojo.

Estoy por contestarles, no puedo evitar sonreírles, a pesar de todas las estupideces que han hecho, sin embargo, han hecho todo eso por mí.

— ¡Ay, Dios mío! – vocifera Cora fuera de la cocina. – ¡Vengan a ver esto! – grita emocionada.

Las cuatro nos miramos una a la otra y dejamos todo lo que estamos haciendo, corremos hacia la sala y nos acomodamos en el sofá en tiempo record. Emma está sentada sobre mí, Cora está sentada en medio y Carrie y Jay se sientan en el extremo del sofá.

La televisión está encendida y una periodista aparece, todas nos quedemos en silencio y fijamos nuestra vista en la pantalla de la televisión.

— Los romances de One Direction, se ha sabido que la banda británica del momento a caído a los pies del amor – habla la chica con una pequeña sonrisa – han salido a la luz fotografías de estos últimos días en los que se puede apreciar que las relaciones de los cinco muchachos van a toda marcha y ellos parecen estar más que felices – comenta la chica y escucho el resoplido de Emma.

— Sí, claro – murmura Jay con fastidio.

— El primero de ellos, en caer rendido al amor; Harry Styles, quien ha demostrado un creciente enamoramiento hacia la actriz emergente; Carrie Benwik. La pareja se ha mostrado bastante cariñosa durante los últimos días – comenta mientras que por la pantalla pasan imágenes de Carrie y el cabeza de algodón, ambos bastante acaramelados y cuando llega la última foto, todas nos quedamos heladas. Carrie está sobre el regazo del chico, sus brazos abrazan su cuello mientras que las manos de él se mantienen en la cintura de Carrie.

— ¡Vaya! – silva Jay meneando las cejas a la castaña.

— Parece que alguien aprovechó su beso – vocifera Emma soltando una sonora carcajada.

— Déjenme escuchar – pide Cora moviendo sus manos y volviendo su vista a la televisión, su sonrisa es enorme.

— Por otra parte – la periodista continúa con lo suyo – Liam Payne, también miembro de la banda One Direction – Em se queda quieta sobre mí – se ha mostrado feliz junto a Emma Woodhouse, estudiante de arquitectura, conocida no solamente por su apellido, si no que también por algunos escándalos que han quedado en el pasado – Emma suelta un gruñido y yo una risita, me golpea con su talón y vuelve su vista nuevamente a la pantalla, donde pasan imágenes de ella con Krilin.

— ¿Decías? – cuestiona Wik alzando una ceja cuando se muestra el beso de Emma y Liam, la chica se remueve inquieta y puedo ver que se está sonrojando ¡Emma se está sonrojando!

— Necesito una foto de esto – comento al ver, con claridad, que las mejillas de Emma se han vuelto de un notorio color carmesí.

— No sigas – le advierte la chica, Jay y yo comenzamos a reír. Las caras de Wik y Woodhause son épicas.

— Pero no son los únicos – prosigue la pelirroja – Zayn Malik no se ha salvado de cupido – me quedo quieta cambiando mi semblante de inmediato.

— Ay, pero sí Ellie no se salva – Carrie se burla de mí ahora.

— La estudiante de educación prescolar, Michelle Radcliffe, ha logrado conquistar el corazón del bad boy de One Direction. – Pestañeo atónita ante las fotos de él y yo, el día en el que me llevó a desayunar y me insinuó que estaba gorda, cuando leyó el mensaje de Alejandro, cuando me llevó a casa y muchas más. La periodista se aclara la garganta y continúa – aunque, algunas fans siguen siendo fieles a “Zerrie”, “Zellie” ha llegado a otros extremos, siendo preferido con mayor aceptación por las fans, ya que muchas de ellas, se sienten identificadas.

— Sí, claro – Carrie rueda los ojos.

— Pero esto no se detiene aquí, Louis Tomlinson también ha estrenado pareja – reanuda la periodista. Jay bufa exasperada y se queda estática al escuchar su nombre.

— “Ha estrenado pareja” – farfulla la morena rodando los ojos.

— Jayme Williams, estudiante de abogacía se ganó a Louis Tomlinson gracias a su sentido del humor y sonrisa fácil, según fuentes internas.

Carraspeo para aguantar mi risa, al igual que lo hace Carrie y Cora. Inflo las mejillas rogando para que sea suficiente y que las carcajadas que amenazan por salir no lo hagan, la cara de Jay parece estar descompuesta como sí hubiese comido algo que le cayó mal al estómago, mira la pantalla viendo las fotos de ella y Louis casi como si fuera un autómata mientras aprieta los puños.

— Por último, pero no menos importante, el pequeño duende Horan no es ajeno al amor que parece haber contagiado a la banda. El irlandés no ha sido la excepción y ha mostrado un fuerte interés por Coraline Dench, estudiante de periodismo. Según fuentes cercanas, ha pasado de ser una fuerte amistad a “algo más” solo falta la confirmación del chico hacia los medios.

— Ay, Dios – murmuro sorprendida ante lo que acabamos de ver y escuchar.

— Esto es increíble – concuerda Jay cuando aparece una fotografía de nosotras en la pantalla.

— Ahora nos iremos con Sophie McGready, quien está en vivo y en directo en el centro de Londres, donde se realiza la preventa de los boletos para el concierto de One Direction el próximo mes. Sophie, vamos contigo – dice la chica.

— Buen día, Marie – sonríe una rubia que ahora toma paso en la pantalla – Variadas han sido las reacciones de las fans ante tales romances, como bien decías, no obstante, parecen estar felices con las decisiones que sus ídolos han tomado. Ahora iremos en busca de las declaraciones de las directioners – habla la periodista y puedo sentir como mis entrañas se estrujan. – Buen día, estamos en vivo para E! News, queriendo saber que opinan ustedes acerca de los romances de One Direction – al pronunciar aquellas palabras, un chillido colectivo toma lugar y muchas de las chicas que ahí se encuentran se ponen en frente de la cámara y comienzan a hablar todas juntas.

— ¡Harry, te amo! – chilla una con lágrimas en los ojos.

— ¡Louis, hazme tuya! – vocifera otra a todo pulmón.

— ¡Vamos a romper mesas, Zayn! – una pelirroja comienza a chillar.

— ¡Niall, yo puedo ser tú princesa!

— ¡Dame duro, Liam. Llámame 02 345 754… !

— Caramba – susurra Carrie llevándose una mano a la frente.

— Bien – reanuda la rubia periodista colocando orden en medio de todas las directioners. – Chicas, ¿cuál es su romance favorito y por qué?

Una chica de cabellos rizados color marrón alza la mano y comienza a saltar y chillar esperando ser ella la primera en contestar.

— Mí, mí… romance favorito es el de Niall con Coraline – masculla emocionada para luego comenzar a dar aplausos como lo haría la misma Cora – es que, ellos se ven perfectos juntos – suspira exageradamente – además, ella es directioner, como nosotras – pega un grito y las demás comienzan a chillar junto a ella.

— ¡Zerrie forever, perras! – grita una rubia irrumpiendo el orden.

— Cállate – chilla otra - ¡Ya es pasado! ¡Zellie manda! – la rubia y la morena se lanzan miradas de odio antes de comenzar a jalarse los cabellos.

¿Zellie? ¿enserio?

— Esto se puso bueno – comenta Jay colocando sus manos en sus rodillas y soltando una pequeña risita.

— Tenemos un par de problemas con la señal – aparece en la televisión, de pronto, la periodista pelirroja – ahora nos despedimos luego de hablar de los romances de One Direction, ¿un amor de verdad o… simples coincidencias? Soy Marie Thomas y esto fue edición especial de E! News.

Nos quedamos en silencio, sin saber que decir. Nos miramos confundidas y a la vez divertidas por lo que acabamos de ver. El timbre suena de la nada haciéndonos sobresaltar a todas.

Soltamos una carcajada nerviosa a lo que Wik se levanta para atender, las cuatro miramos como la castaña se encamina hacia la puerta.

— Así que… ¿disfrutaste el beso, Emma? – inquiere la morena sonriendo de oreja a oreja.

— Jayme – le advierte la rubia con tono serio. Cora y yo nos miramos y nos largamos a reír.

— Dime la verdad, Emma – pide Jay burlándose de ella. Emma gruñe, toma un cojín y se lo lanza a Jay con fuerza.

— ¿Qué hacen aquí? – escucho la voz de Carrie a un par de metros de distancia.

— Vengo por Michelle – contesta Zayn desde la entrada.

Louis y Harry entran al departamento como si fuera su propia casa. Miran hacia todos lados esperando encontrarse con alguien más.

— ¿Dónde está? – cuestiona el cabeza de algodón ingresando a la cocina.

— ¿A quién buscas, imbécil? – refuta Emma alzando las cejas y cruzándose de brazos.

— El latino, del club, lo vimos - contesta Louis cruzándose de brazos también, sonando como una vieja chismosa.

— No es de su incumbencia – se mete Jay parándose del sofá. – Sí mal no recuerdo, el chico malo también le andaba haciendo ojitos al teletubbie ese – masculla.

Están por comenzar a pelear cuando aparece Carrie cruzada de brazos junto a Zayn. Él me mira de los pies a la cabeza estudiándome con la mirada y, como siempre, consigue ponerme nerviosa y por ende me sonrojo. Bajo la vista y miro mis pies mientras que Jay, Harry, Louis y Emma comienzan a intercambiar insultos.

Coraline no dice nada, solo baja la mirada apenada, no se atreve a mirar a Zayn por lo sucedido anteriormente el gimnasio, aunque el muy bruto se lo merecía.

Siento su mirada fija sobre mí y no sé que hacer. Negar el hecho de que Alejandro estuvo aquí, es como querer tapar el sol con un dedo y, por más feliz que me encuentre en este momento, el moreno puede hacerme sentir terriblemente nerviosa ante su fría mirada.

— Vamos, Michelle – pronuncia con voz seria y ronca.

Asiento con la cabeza, sin mirarlo directamente, y me mentalizo para que el show comience.

***

Damos pasos cortos en dirección al departamento de Zayn, para que él, luego, me lleve a casa en su auto.
Llevo puesta su chaqueta negra de cuero sobre mis hombros en un intento de demostrarnos como una pareja más.

Zayn pasa su mano por mi cintura y me acerca más a él, siento el calor que emana su cuerpo lo que me hace sentir incómoda. Mi ritmo cardiaco incrementa cuando su mano comienza a trazar pequeños círculos sobre la tela de mi sweater. Más que incómoda, tomo su mano con delicadeza, el levanta una ceja y yo aprovecho para colocar su brazo por sobre mis hombros, no hay cosa que odie más que me toquen en la zona en la que se concentra el peso que tengo demás.

Continuamos caminando en silencio, en ocasiones nos sonreímos con falsedad o él deposita besos en mis mejillas o nudillos demostrando su gran “amor” hacia mí. Mientras que yo, me mantengo a su lado solamente porque su brazo está sobre mis hombros.

No hemos cruzado palabras nada más que para decir un “sonríe”, “bésame la mejilla” o sus derivados. Durante la cena prácticamente nos la pasamos comiendo en silencio y de vez en cuando soltando unas risitas falsas para dar la impresión de que la estábamos pasando bien, cuando realmente ambos queríamos irnos de ahí.

Zayn se mantiene en silencio a mi lado, parece sumido en su propio mundo y yo en el mío. Deseo que estos meses, que nos quedan de farsa, se acaben de una vez. No consigo verme con él, de esta manera, por los meses que siguen.

Entrelaza sus dedos en mi cabello y se detiene a un par de metros de lo que creo es su departamento. Juguetea con mi cabello a lo que da ligeros pasos para quedar frente a mí. Mi corazón sube directamente a mi garganta cuando su mano izquierda se posa en mi mejilla y con la derecha me obliga a que ponga mis manos en su cuello.
No quiero hacerlo, no quiero hacerlo. Me repito mentalmente cuando él ya está acercando sus labios a los míos. Cierro los ojos con fuerza rogando que lo haga rápido y que pase de una vez.

— ¿Estás nerviosa? – pregunta con tono sarcástico en un susurro. Los vellos de mi piel se erizan cuando su aliento choca en mi oído.

— Hazlo de una vez – no sé de donde saco el valor de contestarle. Mantengo mis ojos cerrados y muevo mi mano en su nunca, tratando de parecer lo más natural posible.

— Oh – suelta nuevamente cerca de mí oído. Su tono sarcástico me molesta, quiero darle un pisotón, como el de Cora, y salir corriendo y olvidarme de esto, pero no puedo hacerlo por más que quiera.

Los segundos pasan y Zayn no hace ni el más mínimo movimiento. Abro los ojos para encontrarme a chico con una sonrisa burlona, esas que tanto repite y que al parecer a millones de chicas les gusta, pero simplemente a mi me saca de mis casillas.

Me sonrojo cuando pega su cuerpo más al mío y en un solo movimiento sus labios se encuentran sobre los míos. Se mueven lentamente sobre los míos y sus manos me acercan a él. Intento no rechistar, no hacer nada, no pensar en Alejandro o algo más. Cuando finalmente separa sus labios de mi boca, se acerca a mí oído y me susurra:

— Sé que puedes hacerlo mejor, gordita – murmura levemente y la sangre se me hiela. Estoy a punto de protestar, de darle una patada en la entrepierna como Carrie me enseñó y salir corriendo, pero todo se detiene cuando sus labios se posan en los míos otra vez, pero es diferente, más lento y pausado que la primera vez, sus labios se mueven dulcemente sobre los míos, como si algo en él hubiese cambiado de un minuto a otro, y, no sé por qué razón, me dejo llevar.