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Fantasia prohibida-(Harry Styles y tu) {MEGAHOT}
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
Página 1 de 1. • Comparte
Fantasia prohibida-(Harry Styles y tu) {MEGAHOT}
Nombre: Fantasia Prohibida.
Autor: Shayla Black (aclaro la empece a leer porque una chica la subia cuando ya no lo hizo busque la original y la edite lo mejor que pude, ya que no queria quedarme con la intriga).
Adaptacion: Sip Shayla Black Fantasia Prohibida.
Genero: Drama, Romance, Erótica.
Advertencias: ES ERÓTICA! TIENE ESCENAS EXTREMADAMENTE HOT.
Otras paginas: NO por mi parte.
Sinopsis.
¿Cómo puede una chica inocente atraer a un famoso y atractivo cantante al que la prensa sensacionalista atribuye prácticas sexuales para las que ella no está preparada?
Invitado esta decidida a hacer cualquier cosa para convencer al hombre de sus sueños, el popular cantante Justin Bieber, de que están hechos el uno para el otro.
Resuelta a probar que es lo suficiente mujer para él Invitado, recurre a Harry Styles y le pide que sea su tutor sexual. Atrevido y descarado ,Harry le advierte que está jugando con fuego, lo que no impide que la tome bajo su tutela y que, junto con su primo Zayn, le enseñe los placeres de ser compartida. Aunque ella se reserva para Justin, pronto descubrirá que Harry es el único hombre capaz de satisfacer todas sus fantasías.
Y cuando le pide más...él no será capaz de resistirse.
Autor: Shayla Black (aclaro la empece a leer porque una chica la subia cuando ya no lo hizo busque la original y la edite lo mejor que pude, ya que no queria quedarme con la intriga).
Adaptacion: Sip Shayla Black Fantasia Prohibida.
Genero: Drama, Romance, Erótica.
Advertencias: ES ERÓTICA! TIENE ESCENAS EXTREMADAMENTE HOT.
Otras paginas: NO por mi parte.
Sinopsis.
¿Cómo puede una chica inocente atraer a un famoso y atractivo cantante al que la prensa sensacionalista atribuye prácticas sexuales para las que ella no está preparada?
Invitado esta decidida a hacer cualquier cosa para convencer al hombre de sus sueños, el popular cantante Justin Bieber, de que están hechos el uno para el otro.
Resuelta a probar que es lo suficiente mujer para él Invitado, recurre a Harry Styles y le pide que sea su tutor sexual. Atrevido y descarado ,Harry le advierte que está jugando con fuego, lo que no impide que la tome bajo su tutela y que, junto con su primo Zayn, le enseñe los placeres de ser compartida. Aunque ella se reserva para Justin, pronto descubrirá que Harry es el único hombre capaz de satisfacer todas sus fantasías.
Y cuando le pide más...él no será capaz de resistirse.
Última edición por angiec22 el Miér 10 Abr 2013, 7:31 pm, editado 2 veces
angiec22
Re: Fantasia prohibida-(Harry Styles y tu) {MEGAHOT}
CAP 1:
Por lo general, a Invitado no le importaba pedir favores. Si su padre hubiera estado en la ciudad, no le hubiera molestado pedirle que se pasara por la tintorería. Ni darle la lata
a alguno de sus hermanos para que le comprara la leche.
Pero hoy no le pediría ayuda a su familia. Lo que necesitaba no era algo que se considerase normal. Respiró hondo. Podía hacerlo. No, tenía que hacerlo si quería hacer realidad la fantasía que
llevaba siete años rondándole la cabeza. Salió del coche bajo aquella húmeda tarde y estudió la casa de ladrillo rojo.
El exterior, con un macizo de azaleas de vistosos colores y un césped recién cortado, parecía cuidado. Era un edificio elegante con aquella fachada de piedra, el inmaculado balcón blanco y las columnas de estilo dórico. No se oía ni un solo ruido que perturbara los verdes campos del este de Texas, el lugar parecía muy tranquilo.
Nadie podría adivinar jamás qué depravaciones ocurrían en esa casa. De hecho, Invitado
había ido allí para descubrirlas personalmente. Para averiguar si podía soportarlas.
Cerrando los dedos temblorosos en torno a la correa del bolso, se armó de valor y se
acercó a la pesada puerta de roble. Pensó lo hermoso que era el paisaje marino de la vidriera de colores y llamó. Contra toda lógica, esperó que Harry no estuviera en casa.
¡Uf! ¿Cuánto tiempo hacía que no lo veía? ¿Cinco años?
Quizá más. Ojalá pudiera pasar otros cinco años o más sin tener contacto con él. De hecho, imaginar su cara era todo lo que hacía falta para hacerle rechinar los dientes y pensar en asestarle un par de puñetazos. Cuando Invitado tenía diecisiete años, él había despertado en ella una curiosidad que la atemorizaba, pero que al mismo tiempo no había podido ignorar. La única vez que había intentado hacer algo al respecto, iniciando una sencilla conversación, él la había rechazado sin ningún miramiento.
Durante mucho tiempo lo había odiado por ello. Ahora, en vez de evitarle, iba a tener que pedirle el favor de su vida.
Y haría cualquier cosa para que no se lo negara. Apartándose un rizo castaño rojizo de la cara, Invitado se obligó a no comprobar una vez más el brillo de labios. El rímel no se le había corrido; lo había comprobado unos minutos antes. Los pantalones color oliva, aunque cómodos, habían sido una mala elección. Los compensaba con una provocativa blusa blanca de encaje que se le ceñía a los pechos y con el escote bajo y redondeado para llamar la atención. Había completado su atuendo con unas sandalias blancas de tacón alto que sabía que gustaban a los hombres, pero que, maldita sea, le hacían polvo los pies. No tenía sentido seguir postergando aquello un minuto más. Tragando saliva, Invitadovolvió a llamar.
-Ya voy -anunció una amortiguada voz masculina.
¿Harry? Había pasado demasiado tiempo y Invitado había borrado de su memoria todo lo
que concernía a aquel hombre. Pero jamás había olvidado del todo aquella voz profunda y ronca. Sintió mariposas en el estómago cuando oyó ruido de pasos aproximándose a la puerta. Había ensayado mil veces lo que iba a decir. Harry pecaba del mismo comportamiento militar de su padre y sus hermanos, y no le gustaba la gente que se andaba con rodeos o sutilezas. Así que sólo esperaba soltar el discurso sin fastidiarla. De repente, un hombre abrió la puerta. No era Harry, era un hombre con el pelo castaño con rulos.
Tenía unos conmovedores ojos color miel y una mandíbula firme. Una camiseta ceñida de color gris y vaqueros descoloridos cubrían un cuerpo alto y atlético. Aquel hombre podría trabajar de modelo y ganar una fortuna. Su cara le resultaba familiar, quizá lo conocía.
-¿Puedo ayudarte en algo? Sería un placer para mí. -La divertida sonrisa del hombre le indicó que era consciente de que lo había recorrido de pies a cabeza y que no le importaba lo más mínimo. De hecho, él había hecho lo mismo. Invitado se rió. Era obvio que la sutileza no era lo suyo.
-Lo siento. Creo que me he confundido de casa. Estoy buscando a Harry. Supongo que me confundí de calle...
-No. Has llegado al sitio correcto. Mi primo Harry regresará pronto.
-¿Harry es primo tuyo? -La posibilidad casi la dejó boquiabierta.
En términos físicos, los dos hombres eran -literalmente- como la noche y el día. El que estaba ante ella era ardiente y sexy, oscuro y lujurioso como la noche. Este hombre tenía la piel y el pelo negro y lasio, era duro y arduo como el día. Él se encogió de hombros.
-Somos primos, ya sé que no es para andar diciéndolo. Pero como él paga su
parte vivimos juntos. Yo soy...
-Zayn. ¡Oh, Santo Dios! Te he reconocido por las fotos. Tengo varios de tus
libros de cocina.
-Me siento halagado.
Ella le dirigió una sonrisa contrita.
-¡Oh, vaya! Me encantan tus recetas. Aunque soy un auténtico desastre en la cocina.
La cordial risa masculina de Zayn resonó con un eco cálido en su vientre. Le cayó bien de
inmediato. Parecía buena gente. Sencillo a pesar de su éxito.
-¿Cómo te llamas, cariño?
- Invitado . -Le tendió la mano-. ¿De verdad eres primo de Harry?
-Eso parece. -Zayn le tomó la mano acariciándola más que estrechándola-. No puedo
dejarte aquí fuera en el porche. ¿Quieres entrar a esperarlo? Me encantaría disfrutar de tu
compañía mientras termino de hacer la cena.
Aquel hombre rezumaba encanto sureño. Invitado se sintió encandilada por él.
-Gracias. ¿Crees que llegará pronto?
-Sí. Llamó hace un rato para decirme que estaba en camino. -Zayn se apartó a un lado
para que pasara.
Invitado entró en la casa, llena de curiosidad. En ella reinaba el clasicismo de influencia
italiana, pero un aire rústico y moderno a la vez. Los suelos de madera oscura contrastaban con las paredes blancas. Había sillones de cuero y mesas de hierro forjado, y un televisor de plasma de cincuenta pulgadas. Era lujosa y de buen gusto, pero aun así muy masculina.
-Calculo que llegará en diez minutos más o menos. -Zayn le dirigió una picara sonrisa-.
El tiempo justo para ofrecerte un té helado de frambuesa y unos bollos de melocotón recién hechos, además de sacarte cómo ha conseguido ese imbécil que una belleza como tú venga a visitarlo.
A Invitado se le esfumó la sonrisa de golpe. Su misión. Un par de magnéticos ojos hermosos y algunas palabras amables y ya se había olvidado de la razón por la que había ido allí.
Una parte de Invitado apenas podía creer que se hubiera atrevido a ir. Era una locura. Una estupidez. Y, sin embargo, era fundamental para su futuro. Pero no iba a dejar que Zayn le sonsacara la verdad, no importaba lo deliciosos que resultaran sus bollos. Aunque lo más probable era que Harry se lo contara a Zayn en cuanto la pusiera de patitas en la calle.
-Sólo estaba bromeando. No hay necesidad de que te pongas tan seria. No tienes que contarme nada -le aseguró con aquella voz ronca e íntima. La expresión picara de sus ojos había sido reemplazada por una mirada oscura y adusta.
-Lo siento. -Invitado intentó sonreír-. Es que estoy un poco...
- ¿Nerviosa? -le sugirió él, conduciéndola a una brillante cocina.
-Es una casa preciosa, en especial la cocina -suspiró ella, feliz por poder cambiar de
tema.
Los elegantes muebles de cerezo y acero inoxidable hablaban de buen gusto europeo y de cocinas de alta tecnología. Con una creativa mezcla entre lo antiguo y lo moderno, la cocina con seis fogones, las encimeras de granito y el horno doble, era el sueño de cualquier chef. Zayn parecía encajar allí perfectamente.
-Gracias. Por si te lo preguntas, Harry no tuvo nada que ver en la decoración -dijo, guiñándole el ojo.
¿Decoración? ¿Harry? La idea la hizo reír. Harry colgaba las armas en el perchero y tenía las cajas de los cartuchos esparcidas por el suelo. Para él, los prismáticos de infrarrojos eran el tema preferido a la hora de tomar café. Un buen televisor, un sofá viejo y una cámara de seguridad, y no necesitaba nada más para entretenerse.
-Te creo. ¿Lo has decorado tú todo?
-Con un poco de ayuda de un amigo mío que es decorador.
-Te ha quedado muy bonita.
Él le respondió con una sonrisa.
-Me alegro de que te guste. ¿Un té de frambuesa?
Zayn le puso la mano en la cintura y la guió hacia una silla de hierro forjado con un lujoso cojín de color musgo. La leve caricia le gustó. Invitado no tenía duda alguna de que muchas mujeres considerarían muy atractivo al chef. Lo era. Pero tenía algo que la tranquilizaba. Él cocinaba y decoraba, y además la hacía sentir a gusto. Quizá era gay Lo observó con detenimiento y reconsideró ese último pensamiento. «No, por supuesto que no lo es». Simplemente era una persona educada y de trato fácil. Todo lo contrario a su primo. Harry siempre la sacaba de quicio incluso antes de decirle «hola».
-Así que conoces a Harry-preguntó Zayn, dándole un vaso alto.
-Se podría decir que sí. -Le dirigió una tensa sonrisa-. Mi padre y él se dedican a lo mismo. De hecho, él solía trabajar para mi padre. - Invitado tomó un sorbo de té y no pudo contener un suspiro-. ¡Esto está de muerte!
Zayn frunció el ceño y luego cayó en la cuenta de quién era ella.
-Ah, ¿eres la hija del coronel Edgington?
Invitado asintió con la cabeza.
-¿Invitado te ha hablado de mí?
-Nunca ha mencionado tu nombre. En realidad sólo me ha hablado de tu padre. Tendré que patearle el trasero por ese descuido. Eres preciosa. -Se sentó en la silla a su lado y sonrió, derrochando encanto-. Me voy a sentir muy infeliz si ya te ha echado el ojo.
Un rubor acalorado subió por el cuello de Invitado hasta sus mejillas. «¿Se había sonrojado?» Ella jamás se sonrojaba. ¡Jamás! Pero Zayn y sus halagos eran demasiado para una chica acostumbrada a tratar sólo con militares.
-Apuesto lo que sea a que tienes montones de mujeres rendidas a tus pies.
Un amago de sonrisa aleteó en esa boca exuberante, pero no contestó.
-¿Harry sabía que ibas a venir?
-No. Y no me ha echado el ojo. Créeme, hace años que no le veo. Creo que todavía estaba en el instituto la última vez que lo vi.
La sorpresa se reflejó en los rasgos morenos y sensuales de Zayn.
-Y ahora llegas aquí como caída del cielo, decidida a hablar con un hombre por el que, si no me equivoco, no sientes un especial cariño. ¿Es así?
Invitado palideció. Aquel hombre era realmente perspicaz.
-Yo..., necesito hablar con Harry. Es urgente.
Harry estaba junto a la puerta de la cocina, apretando los dientes con fuerza. Mierda, reconocería esa dulce voz en cualquier sitio. Aguda, rítmica, con un leve toque de picardía. « Invitado Edgington ». La chica que le ponía duro como un martillo neumático. Siempre había sido así. Durante todos y cada uno de los días que había trabajado para el coronel. Era oír su voz y toda la sangre de su cuerpo descendía directamente a su miembro. Una mirada de esos dulces ojos color avellana y ya estaba listo para la acción.
Harry hizo una mueca mientras se recolocaba la bragueta. Maldita sea, todavía tenía ese poder sobre él. Al menos ya no tenía diecisiete años y tentaba a un hombre que era lo suficientemente mayor para saber cuándo no debía jugar con fuego. Hacía cinco años que había dejado de trabajar para su padre, antes de hacer algo estúpido. Algo de lo que, estaba seguro, se hubiera arrepentido más tarde, igual que lo habría hecho ella. Pero, ¿por qué demonios estaba allí? «Mierda, sólo hay una manera de averiguarlo...»
Invitado contuvo el aliento cuando él entró en la cocina. Harry se detuvo ante la isleta para ocultar la dura evidencia de su excitación. Al ver la sonrisa de diversión de su primo, supo que a él no le había engañado. Pero fue a Invitado a quien prestó toda su atención. Había madurado. Sus labios eran ahora más provocativos, las pecas se habían desvanecido. Apenas llevaba maquillaje. El aire de inocencia permanecía intacto, y lo invitaba a corromperlo. Harry apostaría todas sus medallas a que todavía era virgen.
«Estás loco». Invitado debía de tener ya veintidós años, veintitrés como mucho. Pero en lo más profundo de su ser sabía que no se equivocaba. ¡Maldita sea! Tenía que deshacerse de ella. Y con rapidez. Un deseo incontrolable y una chica virgen eran una combinación peligrosa.
-Invitado. -La voz de Harry sonó ronca por el deseo. Reprimió las ganas de hacer una mueca.
-Harry.
Su nombre pareció flotar desde aquellos labios rosados y tentadores. El ronco sonido lo puso más duro todavía. Entonces ella se mordisqueó el labio inferior y él sólo pudo pensar en deslizar su miembro entre esos labios, en penetrar profundamente la sedosa humedad de su boca mientras ella lo miraba con aquellos ojos inocentes. Si no dejaba de pensar en esas cosas, iba a tener que ir al baño para masturbarse antes de poder mantener una conversación coherente y deshacerse de ella.
-Hola -dijo ella para romper el embarazoso silencio.
-Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que nos vimos.
Invitado asintió con la cabeza. Fue un gesto automático que denotaba nerviosismo. No había oído más que unas pocas frases de la conversación de Zayn con Invitado. Las suficientes para saber que su primo pensaba que le había echado el ojo a aquella belleza. Y que Invitado tenía una razón importante para estar allí. Como sólo tenían un conocido en común, pensó que debía de tratarse del coronel.
-¿Le ha pasado algo a tu padre?
-E-está bien. Gracias. - Invitado forzó una sonrisa-. Últimamente ha recibido amenazas de alguno de los psicópatas que envió a la cárcel y que ya ha sido puesto en libertad, pero eso no es nada nuevo. «No, no en esa clase de trabajo».
-No, no lo es.
Por fin, su erección disminuyó lo suficiente para cruzar la estancia y sentarse ante la mesa de estilo italiano. Su primo todavía esbozaba una sonrisa socarrona, y Harry le dirigió una mirada de advertencia.
-No he podido evitar oír cómo le decías a Zayn que tenías algo importante que decirme. ¿No será sobre el coronel?
-No. Es sobre... -Las pestañas de Megan sombrearon sus mejillas cuando bajó la vista y se volvió a morder el labio. Maldita sea, los gestos inocentes y seductores de Invitado lo ponían a cien.
Ella levantó la vista de nuevo, y Harry vio que lo miraba con determinación. Interesante.
-Es algo personal.
«¿Personal?». Harry no podía imaginarse a qué se refería. ¿Había acudido a él para contarle algo personal? Se había esforzado en ser un borde con ella mientras trabajaba para su padre. No le había resultado demasiado difícil cuando se había sentido agarrotado todos los días por la frustración sexual. Transcurrió una pausa silenciosa.
Zayn se levantó y se acercó a Invitado.
-Chicos, los dejaré unos minutos a solas. Hay más té de frambuesa. No permitas que el ogro te asuste. -Le cogió la mano y se la besó-. Y no se te ocurra marcharte sin despedirte.
Harry observó el intercambio y se dio cuenta de que estaba rechinando los dientes. «Bastardo». Invitado poseía todo lo que su hermano deseaba en una mujer: dulzura, virginidad e inocencia. El que ella tuviera el pelo rojizo era sólo un incentivo más.
«Pero ya podía irse olvidando de esa mujer». Si Invitado estaba vedada para él, también lo estaba para Zayn. El suave golpe de una puerta al cerrarse en el pasillo le indicó a Harry que su hermano se había encerrado en su despacho. Volvió a centrarse en Invitado.
-Bien, adelante. Te escucho.
-He venido a pedirte un favor. Me doy cuenta de que esto es un poco extraño, pero... - se interrumpió con un tembloroso suspiro, luego alzó la barbilla y pareció controlar los nervios. Un momento después, lo miró directamente a la cara-. ¿Podrías enseñarme todo sobre el sexo, tal y como a ti te gusta?
Por lo general, la expresión de Harry jamás reflejaba sus pensamientos. Debido a su trabajo, poseer una expresión insondable era algo indispensable. Aquella era la primera vez que Invitado lo veía quedarse con la boca abierta. No lo hubiera sorprendido más si le hubiera pedido que excavara el Gran Cañón con sus propias manos.
-¿¡Qué!?
-Quiero que me enseñes cómo son las relaciones sexuales que te gustan.
¿Las relaciones sexuales que le gustaban a él? ¿Podría haber algo más extraño en este jodido planeta?
Ahí pasaba algo. Algo muy raro. A la virginal Invitado
no podía gustarle lo mismo que a él. Ni siquiera debería saber que existía.
Por lo general, a Invitado no le importaba pedir favores. Si su padre hubiera estado en la ciudad, no le hubiera molestado pedirle que se pasara por la tintorería. Ni darle la lata
a alguno de sus hermanos para que le comprara la leche.
Pero hoy no le pediría ayuda a su familia. Lo que necesitaba no era algo que se considerase normal. Respiró hondo. Podía hacerlo. No, tenía que hacerlo si quería hacer realidad la fantasía que
llevaba siete años rondándole la cabeza. Salió del coche bajo aquella húmeda tarde y estudió la casa de ladrillo rojo.
El exterior, con un macizo de azaleas de vistosos colores y un césped recién cortado, parecía cuidado. Era un edificio elegante con aquella fachada de piedra, el inmaculado balcón blanco y las columnas de estilo dórico. No se oía ni un solo ruido que perturbara los verdes campos del este de Texas, el lugar parecía muy tranquilo.
Nadie podría adivinar jamás qué depravaciones ocurrían en esa casa. De hecho, Invitado
había ido allí para descubrirlas personalmente. Para averiguar si podía soportarlas.
Cerrando los dedos temblorosos en torno a la correa del bolso, se armó de valor y se
acercó a la pesada puerta de roble. Pensó lo hermoso que era el paisaje marino de la vidriera de colores y llamó. Contra toda lógica, esperó que Harry no estuviera en casa.
¡Uf! ¿Cuánto tiempo hacía que no lo veía? ¿Cinco años?
Quizá más. Ojalá pudiera pasar otros cinco años o más sin tener contacto con él. De hecho, imaginar su cara era todo lo que hacía falta para hacerle rechinar los dientes y pensar en asestarle un par de puñetazos. Cuando Invitado tenía diecisiete años, él había despertado en ella una curiosidad que la atemorizaba, pero que al mismo tiempo no había podido ignorar. La única vez que había intentado hacer algo al respecto, iniciando una sencilla conversación, él la había rechazado sin ningún miramiento.
Durante mucho tiempo lo había odiado por ello. Ahora, en vez de evitarle, iba a tener que pedirle el favor de su vida.
Y haría cualquier cosa para que no se lo negara. Apartándose un rizo castaño rojizo de la cara, Invitado se obligó a no comprobar una vez más el brillo de labios. El rímel no se le había corrido; lo había comprobado unos minutos antes. Los pantalones color oliva, aunque cómodos, habían sido una mala elección. Los compensaba con una provocativa blusa blanca de encaje que se le ceñía a los pechos y con el escote bajo y redondeado para llamar la atención. Había completado su atuendo con unas sandalias blancas de tacón alto que sabía que gustaban a los hombres, pero que, maldita sea, le hacían polvo los pies. No tenía sentido seguir postergando aquello un minuto más. Tragando saliva, Invitadovolvió a llamar.
-Ya voy -anunció una amortiguada voz masculina.
¿Harry? Había pasado demasiado tiempo y Invitado había borrado de su memoria todo lo
que concernía a aquel hombre. Pero jamás había olvidado del todo aquella voz profunda y ronca. Sintió mariposas en el estómago cuando oyó ruido de pasos aproximándose a la puerta. Había ensayado mil veces lo que iba a decir. Harry pecaba del mismo comportamiento militar de su padre y sus hermanos, y no le gustaba la gente que se andaba con rodeos o sutilezas. Así que sólo esperaba soltar el discurso sin fastidiarla. De repente, un hombre abrió la puerta. No era Harry, era un hombre con el pelo castaño con rulos.
Tenía unos conmovedores ojos color miel y una mandíbula firme. Una camiseta ceñida de color gris y vaqueros descoloridos cubrían un cuerpo alto y atlético. Aquel hombre podría trabajar de modelo y ganar una fortuna. Su cara le resultaba familiar, quizá lo conocía.
-¿Puedo ayudarte en algo? Sería un placer para mí. -La divertida sonrisa del hombre le indicó que era consciente de que lo había recorrido de pies a cabeza y que no le importaba lo más mínimo. De hecho, él había hecho lo mismo. Invitado se rió. Era obvio que la sutileza no era lo suyo.
-Lo siento. Creo que me he confundido de casa. Estoy buscando a Harry. Supongo que me confundí de calle...
-No. Has llegado al sitio correcto. Mi primo Harry regresará pronto.
-¿Harry es primo tuyo? -La posibilidad casi la dejó boquiabierta.
En términos físicos, los dos hombres eran -literalmente- como la noche y el día. El que estaba ante ella era ardiente y sexy, oscuro y lujurioso como la noche. Este hombre tenía la piel y el pelo negro y lasio, era duro y arduo como el día. Él se encogió de hombros.
-Somos primos, ya sé que no es para andar diciéndolo. Pero como él paga su
parte vivimos juntos. Yo soy...
-Zayn. ¡Oh, Santo Dios! Te he reconocido por las fotos. Tengo varios de tus
libros de cocina.
-Me siento halagado.
Ella le dirigió una sonrisa contrita.
-¡Oh, vaya! Me encantan tus recetas. Aunque soy un auténtico desastre en la cocina.
La cordial risa masculina de Zayn resonó con un eco cálido en su vientre. Le cayó bien de
inmediato. Parecía buena gente. Sencillo a pesar de su éxito.
-¿Cómo te llamas, cariño?
- Invitado . -Le tendió la mano-. ¿De verdad eres primo de Harry?
-Eso parece. -Zayn le tomó la mano acariciándola más que estrechándola-. No puedo
dejarte aquí fuera en el porche. ¿Quieres entrar a esperarlo? Me encantaría disfrutar de tu
compañía mientras termino de hacer la cena.
Aquel hombre rezumaba encanto sureño. Invitado se sintió encandilada por él.
-Gracias. ¿Crees que llegará pronto?
-Sí. Llamó hace un rato para decirme que estaba en camino. -Zayn se apartó a un lado
para que pasara.
Invitado entró en la casa, llena de curiosidad. En ella reinaba el clasicismo de influencia
italiana, pero un aire rústico y moderno a la vez. Los suelos de madera oscura contrastaban con las paredes blancas. Había sillones de cuero y mesas de hierro forjado, y un televisor de plasma de cincuenta pulgadas. Era lujosa y de buen gusto, pero aun así muy masculina.
-Calculo que llegará en diez minutos más o menos. -Zayn le dirigió una picara sonrisa-.
El tiempo justo para ofrecerte un té helado de frambuesa y unos bollos de melocotón recién hechos, además de sacarte cómo ha conseguido ese imbécil que una belleza como tú venga a visitarlo.
A Invitado se le esfumó la sonrisa de golpe. Su misión. Un par de magnéticos ojos hermosos y algunas palabras amables y ya se había olvidado de la razón por la que había ido allí.
Una parte de Invitado apenas podía creer que se hubiera atrevido a ir. Era una locura. Una estupidez. Y, sin embargo, era fundamental para su futuro. Pero no iba a dejar que Zayn le sonsacara la verdad, no importaba lo deliciosos que resultaran sus bollos. Aunque lo más probable era que Harry se lo contara a Zayn en cuanto la pusiera de patitas en la calle.
-Sólo estaba bromeando. No hay necesidad de que te pongas tan seria. No tienes que contarme nada -le aseguró con aquella voz ronca e íntima. La expresión picara de sus ojos había sido reemplazada por una mirada oscura y adusta.
-Lo siento. -Invitado intentó sonreír-. Es que estoy un poco...
- ¿Nerviosa? -le sugirió él, conduciéndola a una brillante cocina.
-Es una casa preciosa, en especial la cocina -suspiró ella, feliz por poder cambiar de
tema.
Los elegantes muebles de cerezo y acero inoxidable hablaban de buen gusto europeo y de cocinas de alta tecnología. Con una creativa mezcla entre lo antiguo y lo moderno, la cocina con seis fogones, las encimeras de granito y el horno doble, era el sueño de cualquier chef. Zayn parecía encajar allí perfectamente.
-Gracias. Por si te lo preguntas, Harry no tuvo nada que ver en la decoración -dijo, guiñándole el ojo.
¿Decoración? ¿Harry? La idea la hizo reír. Harry colgaba las armas en el perchero y tenía las cajas de los cartuchos esparcidas por el suelo. Para él, los prismáticos de infrarrojos eran el tema preferido a la hora de tomar café. Un buen televisor, un sofá viejo y una cámara de seguridad, y no necesitaba nada más para entretenerse.
-Te creo. ¿Lo has decorado tú todo?
-Con un poco de ayuda de un amigo mío que es decorador.
-Te ha quedado muy bonita.
Él le respondió con una sonrisa.
-Me alegro de que te guste. ¿Un té de frambuesa?
Zayn le puso la mano en la cintura y la guió hacia una silla de hierro forjado con un lujoso cojín de color musgo. La leve caricia le gustó. Invitado no tenía duda alguna de que muchas mujeres considerarían muy atractivo al chef. Lo era. Pero tenía algo que la tranquilizaba. Él cocinaba y decoraba, y además la hacía sentir a gusto. Quizá era gay Lo observó con detenimiento y reconsideró ese último pensamiento. «No, por supuesto que no lo es». Simplemente era una persona educada y de trato fácil. Todo lo contrario a su primo. Harry siempre la sacaba de quicio incluso antes de decirle «hola».
-Así que conoces a Harry-preguntó Zayn, dándole un vaso alto.
-Se podría decir que sí. -Le dirigió una tensa sonrisa-. Mi padre y él se dedican a lo mismo. De hecho, él solía trabajar para mi padre. - Invitado tomó un sorbo de té y no pudo contener un suspiro-. ¡Esto está de muerte!
Zayn frunció el ceño y luego cayó en la cuenta de quién era ella.
-Ah, ¿eres la hija del coronel Edgington?
Invitado asintió con la cabeza.
-¿Invitado te ha hablado de mí?
-Nunca ha mencionado tu nombre. En realidad sólo me ha hablado de tu padre. Tendré que patearle el trasero por ese descuido. Eres preciosa. -Se sentó en la silla a su lado y sonrió, derrochando encanto-. Me voy a sentir muy infeliz si ya te ha echado el ojo.
Un rubor acalorado subió por el cuello de Invitado hasta sus mejillas. «¿Se había sonrojado?» Ella jamás se sonrojaba. ¡Jamás! Pero Zayn y sus halagos eran demasiado para una chica acostumbrada a tratar sólo con militares.
-Apuesto lo que sea a que tienes montones de mujeres rendidas a tus pies.
Un amago de sonrisa aleteó en esa boca exuberante, pero no contestó.
-¿Harry sabía que ibas a venir?
-No. Y no me ha echado el ojo. Créeme, hace años que no le veo. Creo que todavía estaba en el instituto la última vez que lo vi.
La sorpresa se reflejó en los rasgos morenos y sensuales de Zayn.
-Y ahora llegas aquí como caída del cielo, decidida a hablar con un hombre por el que, si no me equivoco, no sientes un especial cariño. ¿Es así?
Invitado palideció. Aquel hombre era realmente perspicaz.
-Yo..., necesito hablar con Harry. Es urgente.
Harry estaba junto a la puerta de la cocina, apretando los dientes con fuerza. Mierda, reconocería esa dulce voz en cualquier sitio. Aguda, rítmica, con un leve toque de picardía. « Invitado Edgington ». La chica que le ponía duro como un martillo neumático. Siempre había sido así. Durante todos y cada uno de los días que había trabajado para el coronel. Era oír su voz y toda la sangre de su cuerpo descendía directamente a su miembro. Una mirada de esos dulces ojos color avellana y ya estaba listo para la acción.
Harry hizo una mueca mientras se recolocaba la bragueta. Maldita sea, todavía tenía ese poder sobre él. Al menos ya no tenía diecisiete años y tentaba a un hombre que era lo suficientemente mayor para saber cuándo no debía jugar con fuego. Hacía cinco años que había dejado de trabajar para su padre, antes de hacer algo estúpido. Algo de lo que, estaba seguro, se hubiera arrepentido más tarde, igual que lo habría hecho ella. Pero, ¿por qué demonios estaba allí? «Mierda, sólo hay una manera de averiguarlo...»
Invitado contuvo el aliento cuando él entró en la cocina. Harry se detuvo ante la isleta para ocultar la dura evidencia de su excitación. Al ver la sonrisa de diversión de su primo, supo que a él no le había engañado. Pero fue a Invitado a quien prestó toda su atención. Había madurado. Sus labios eran ahora más provocativos, las pecas se habían desvanecido. Apenas llevaba maquillaje. El aire de inocencia permanecía intacto, y lo invitaba a corromperlo. Harry apostaría todas sus medallas a que todavía era virgen.
«Estás loco». Invitado debía de tener ya veintidós años, veintitrés como mucho. Pero en lo más profundo de su ser sabía que no se equivocaba. ¡Maldita sea! Tenía que deshacerse de ella. Y con rapidez. Un deseo incontrolable y una chica virgen eran una combinación peligrosa.
-Invitado. -La voz de Harry sonó ronca por el deseo. Reprimió las ganas de hacer una mueca.
-Harry.
Su nombre pareció flotar desde aquellos labios rosados y tentadores. El ronco sonido lo puso más duro todavía. Entonces ella se mordisqueó el labio inferior y él sólo pudo pensar en deslizar su miembro entre esos labios, en penetrar profundamente la sedosa humedad de su boca mientras ella lo miraba con aquellos ojos inocentes. Si no dejaba de pensar en esas cosas, iba a tener que ir al baño para masturbarse antes de poder mantener una conversación coherente y deshacerse de ella.
-Hola -dijo ella para romper el embarazoso silencio.
-Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que nos vimos.
Invitado asintió con la cabeza. Fue un gesto automático que denotaba nerviosismo. No había oído más que unas pocas frases de la conversación de Zayn con Invitado. Las suficientes para saber que su primo pensaba que le había echado el ojo a aquella belleza. Y que Invitado tenía una razón importante para estar allí. Como sólo tenían un conocido en común, pensó que debía de tratarse del coronel.
-¿Le ha pasado algo a tu padre?
-E-está bien. Gracias. - Invitado forzó una sonrisa-. Últimamente ha recibido amenazas de alguno de los psicópatas que envió a la cárcel y que ya ha sido puesto en libertad, pero eso no es nada nuevo. «No, no en esa clase de trabajo».
-No, no lo es.
Por fin, su erección disminuyó lo suficiente para cruzar la estancia y sentarse ante la mesa de estilo italiano. Su primo todavía esbozaba una sonrisa socarrona, y Harry le dirigió una mirada de advertencia.
-No he podido evitar oír cómo le decías a Zayn que tenías algo importante que decirme. ¿No será sobre el coronel?
-No. Es sobre... -Las pestañas de Megan sombrearon sus mejillas cuando bajó la vista y se volvió a morder el labio. Maldita sea, los gestos inocentes y seductores de Invitado lo ponían a cien.
Ella levantó la vista de nuevo, y Harry vio que lo miraba con determinación. Interesante.
-Es algo personal.
«¿Personal?». Harry no podía imaginarse a qué se refería. ¿Había acudido a él para contarle algo personal? Se había esforzado en ser un borde con ella mientras trabajaba para su padre. No le había resultado demasiado difícil cuando se había sentido agarrotado todos los días por la frustración sexual. Transcurrió una pausa silenciosa.
Zayn se levantó y se acercó a Invitado.
-Chicos, los dejaré unos minutos a solas. Hay más té de frambuesa. No permitas que el ogro te asuste. -Le cogió la mano y se la besó-. Y no se te ocurra marcharte sin despedirte.
Harry observó el intercambio y se dio cuenta de que estaba rechinando los dientes. «Bastardo». Invitado poseía todo lo que su hermano deseaba en una mujer: dulzura, virginidad e inocencia. El que ella tuviera el pelo rojizo era sólo un incentivo más.
«Pero ya podía irse olvidando de esa mujer». Si Invitado estaba vedada para él, también lo estaba para Zayn. El suave golpe de una puerta al cerrarse en el pasillo le indicó a Harry que su hermano se había encerrado en su despacho. Volvió a centrarse en Invitado.
-Bien, adelante. Te escucho.
-He venido a pedirte un favor. Me doy cuenta de que esto es un poco extraño, pero... - se interrumpió con un tembloroso suspiro, luego alzó la barbilla y pareció controlar los nervios. Un momento después, lo miró directamente a la cara-. ¿Podrías enseñarme todo sobre el sexo, tal y como a ti te gusta?
Por lo general, la expresión de Harry jamás reflejaba sus pensamientos. Debido a su trabajo, poseer una expresión insondable era algo indispensable. Aquella era la primera vez que Invitado lo veía quedarse con la boca abierta. No lo hubiera sorprendido más si le hubiera pedido que excavara el Gran Cañón con sus propias manos.
-¿¡Qué!?
-Quiero que me enseñes cómo son las relaciones sexuales que te gustan.
¿Las relaciones sexuales que le gustaban a él? ¿Podría haber algo más extraño en este jodido planeta?
Ahí pasaba algo. Algo muy raro. A la virginal Invitado
no podía gustarle lo mismo que a él. Ni siquiera debería saber que existía.
angiec22
Re: Fantasia prohibida-(Harry Styles y tu) {MEGAHOT}
S-I-G-U-E-L-A!
No se donde la leído primero, pero ya necesito leer más ;w;
No se donde la leído primero, pero ya necesito leer más ;w;
Manipulatively.
Re: Fantasia prohibida-(Harry Styles y tu) {MEGAHOT}
Oye gracias por ponerme de protagonista pero para que no tengas que poner “ louisgirl Karen " solo dime Karen. Enserio grax
Karen Horan :*
Re: Fantasia prohibida-(Harry Styles y tu) {MEGAHOT}
Louisgirl karen escribió:Oye gracias por ponerme de protagonista pero para que no tengas que poner “ louisgirl Karen " solo dime Karen. Enserio grax
JAJAJAJ sos nueva eh? no linda es un truco todas ven su nombre en lugar de _______ es mas divertido no te parece? Hola karen que lindo nombre asi se llama mi mejor amiga soy Ayelen o Angie.
angiec22
Re: Fantasia prohibida-(Harry Styles y tu) {MEGAHOT}
CAP 2:
Aunque quizá estuviera interpretándola mal. Lo más probable era que no tuviera ni la más remota idea de qué le estaba pidiendo. Con aquel tranquilizador pensamiento, dejó traslucir la irritación que sentía y negó con la cabeza.
-¿Por qué coño ibas a querer saber algo así?
Invitado no se inmutó ante su lenguaje. Harry debía reconocerle eso y más... como haber tenido las agallas suficientes para ir allí. Al criarse con el coronel y dos hermanos mayores, era probable que hubiera oído todas las palabras mas malsonantes del mundo, y algunas más de su propia cosecha. Pero se preguntó de dónde habría sacado el valor para preguntarle si quería... ¿qué? ¿ser su tutor sexual? Bufó para sí mismo al pensar en todas las cosas que le gustaría enseñarle.
-Creo que ha llegado el momento de ampliar mis horizontes -le explicó ella con despreocupación, de una manera que parecía haber sido ensayada-. Y a pesar de tu actitud brusca, eres un hombre honrado. Nunca me harías daño...
-¿Hasta cuando voy a tener que seguir oyendo este discursito antes de decirte que no?
-Aún no he terminado.
-Ni siquiera deberías haber empezado.
-Necesito saber. Tengo que saber cómo complacer a un hombre con esas inclinaciones. Esas inclinaciones. Como si fuera algo fácil. Como si pudiera explicárselo con un simple esquema. Contuvo una amarga risa.
-A ver si nos entendemos, ¿quieres aprender a follar conmigo, pero no tienes ni idea de qué va la cosa?
Invitado se envaró.
-Claro que lo sé. A ti te van los ménages, ( TRIO) se que te gusta compartir a las mujeres.
¿Cómo diablos se había enterado de eso? Era sorprendente. Perturbador. Condenadamente excitante. Pero ella había dicho «ménage» como si la mera palabra la asustara de muerte. Harry se rió largo y tendido a costa de Invitado .
-Gatita, estás metiéndote en camisa de once varas.
-Por favor, no me trates como a una cría. Puede que no sea la mujer más experimentada del mundo, pero ¿qué más da? Todos partimos de cero. Estoy tratando de aprender. No te pido un compromiso ni que me dediques mucho tiempo. Hablo de una tarde o dos, ¿dónde está el problema?
Así que la gatita aún tenía garras. La encontraba salvajemente excitante. Se imaginó tumbándola sobre esa misma mesa, separándole las piernas para observar su sexo abierto para él mientras ella se retorcía y jadeaba en pleno orgasmo. Él se aclaró la garganta y se obligó a centrarse.
-Olvídate por un segundo de que no tienes más que una vaga idea sobre el tema. Centrémonos en la gran pregunta: ¿por qué? ¿Por qué quieres experimentar en tus propias carnes qué se siente al ser compartida?
Invitado cruzó las manos delante de ella y vaciló. Estaba intentando decidir qué contarle, pensando qué descartar y qué no. Harry le dio un minuto para que aclarara sus ideas; podía esperar. No pensaba ir a ningún sitio hasta descubrir de qué iba todo ese asunto.
-No sé si te acordarás, pero poco antes de que vinieras a trabajar con mi padre, éste había estado protegiendo a Justin Bieber.
-Sí. -Harry se encogió de hombros.
-Justin y yo... nos hicimos muy amigos ese verano. Compartimos un vínculo especial. Se podría decir que nuestro amor floreció. Hemos salido con otras personas, pero no es lo mismo. Y nuestra relación sólo se ha hecho más fuerte con los años. Nos hemos mantenido en contacto por teléfono y por e-mail. Compartimos nuestras esperanzas, deseos y sueños. Llevo muchos años pensando en él, en nosotros y creo que a él le pasa lo mismo.
Que alguien le diera una bolsa para el mareo. ¿De veras Invitado se tragaba todo eso? ¿Que mientras Justin se iba tirando a toda cuanta mujer se le ponía por delante, la amistad con Invitadotenía un significado especial para él? Imaginó que sería posible... después de que el infierno se congelara.
-Ya veo -dijo arrastrando las Sabas-. ¿Y eso qué tiene que ver?
-Bueno, hace unos seis meses, hablamos largamente de nuestra relación. Le dije que nunca podría sentir por nadie lo que sentía por él -se mordisqueó los labios, titubeando-. Justin me dijo que yo le importaba mucho, pero que su estilo de vida me escandalizaría. No había más que leer la prensa amarilla.
-Sí, lo haría.
-He visto montones de fotos de él con diferentes mujeres. He oído rumores sobre lo mucho que le gusta compartir a las mujeres. Sé lo que tengo que hacer para tener un futuro con él. Pero él dice que no quiere corromperme; piensa que yo no podría soportarlo. Tengo que demostrarle que puedo ser lo que él necesita.
Santo cielo. ¿Acaso había perdido completamente el juicio? Pretendía que le enseñara a darle placer a ese niño bonito que presumía de ser cantante melódico y a algún gilipollas desconocido a la vez. ¿Sera Invitado una mujer inmadura para su edad, de ésas que perdían la chaveta por las celebridades y gritaban como locas cada vez que oían su nombre? Se le encogió el estómago.
-¿Así que crees que yo te enseñaré cómo atraparle, y luego vivirán felices y comerán perdices?
Invitado se envaró.
-Creo que lo más inteligente sería ir a donde Justin preparada para complacerle y de esa manera probarle que puedo ser alguien especial para él.
-¿Y a qué viene tanta prisa?
-Ha vivido en Europa durante los últimos años. Le he echado mucho de menos. Pero por fin vuelve a Estados Unidos. Vuelve a Texas durante unos meses. Hemos hecho planes para vernos y averiguar si nuestra relación tiene algún futuro. Es mi oportunidad para demostrarle que aún nos une ese vínculo especial.«¿Vínculo especial?» ¿Qué demonios se suponía que quería decir con eso?
-En primer lugar, ese tío es una estrella del pop. Ha tenido tres álbumes en el número uno en los dos últimos años. Las mujeres caen rendidas a sus pies, y lo sabes.
Ella alzó la barbilla, altiva. Tenía su genio. Otra cosa que lo ponía tan duro como una roca.
-Precisamente por eso, no puedo permitirme el lujo de no estar preparada. Sé que tendré que competir por su tiempo y atención. Soy consciente de que no soy tan mundana como las grupos que lo persiguen. Pero existe una conexión entre nosotros. Quiero ver si nos lleva a algún lado y creo que él también está dispuesto a averiguarlo, aunque tiene miedo de hacerme daño.
-Y supongo que en segundo lugar, tú eres demasiado inocente para esto.
-Por eso te pido tu ayuda. Me niego a ir a verlo y correr el riesgo de que me considere una cría. ¿A qué vienen tantas preguntas? ¿Acaso es tan difícil hacerlo?
-Crees que con que te haga un jodido esquema será suficiente para saber todo lo que hay que saber sobre los ménages, ¿verdad?
-Estoy dispuesta a que me lo expliques, y quizá también me haga falta una demostración. Depende. «Jodidamente increíble».
-Una explicación no te serviría de nada, gatita, y no te prepararía para lo que realmente necesitas. En cuanto a una demostración, lo más probable es que salieras huyendo espantada.
Ella frunció el ceño. La frustración de Invitado aumentaba a la par que su deseo por ella.
-De ser así, tengo que saberlo ahora, antes de comprometerme con Justin. Si lo compruebo por mí misma...
-Saldrías de aquí gritando y corriendo tan rápido que baterías todos los records. No podrías soportarlo.
-¿Por qué? ¿Acaso estamos hablando también sobre el bondage (encorvamientos eróticos ejecutados sobre una persona vestida o desnuda.)o la dominación?
Harry agrandó los ojos sorprendido. ¿Cómo sabía ella de esas cosas?
-No parezcas tan sorprendido. No soy precisamente una niña.
-Puede que no. Pero eres virgen todavía. Apostaría mi vida en ello.
-Sí. ¿Y qué? Me estoy reservando para Justin. -Se apartó un brillante rizo rojizo de la cara, actuando como si anunciar que una mujer de veintitantos años era virgen fuera la cosa más natural del mundo-. Harry, sé que no me debes nada, pero te estoy pidiendo lo más amablemente posible que me ayudes.
-Pues joder con tu petición. No me importa cómo lo expongas. Es una condenada estupidez.
-Si lo que te preocupa es que mi padre se enfade...
-Demonios, sí, por supuesto que se enfadará. Pero no es por esa razón por la que no estoy dispuesto a ayudarte. Invitado, éste no es el tipo de sexo que le vaya a una virgen.
Ella hizo una pausa, reflexionando sobre ello. Luego se puso en pie.
-Vale, lo entiendo. Al parecer no te atraigo para nada. Genial. Ya encontraré otra manera de aprender.
Harry debería dejar que creyera eso y dejar que se marchara, pero no podía. Tenía que hacerle saber que sí que lo atraía.... y que por ese mismo motivo estaba jugando con fuego. Harry se levantó y se interpuso en su camino.
-¿Así que piensas que no me atraes? -bajó la mirada al miembro grueso y duro que tensaba la bragueta de los vaqueros. Al instante, ella siguió la dirección de su mirada. El suave jadeo que emitió sólo lo puso más duro-. Gatita, no puedes imaginarte lo que se me ha pasado por la cabeza desde que me has formulado esa petición con esa boca tan deseable que tienes. Pero dudo que quieras saberlo.
Un ardiente rubor inundó las mejillas de Invitado mientras miraba de nuevo la entrepierna de Harry. Se mordisqueó los labios. Siempre hacía eso cuando estaba nerviosa o pensativa.
-Sí que quiero. Quiero saberlo todo sobre las relaciones sexuales que te gustan. Las que le gustan a Justin.
Harry se sintió molesto, y se prometió a sí mismo que si alguna vez tocaba a Invitado, ella dejaría de pensar en aquella afeminada estrella del pop. Estaría demasiado ocupada con él. Sólo el pensar en decirle que no, le hacía sentir como si le aplastaran las pelotas. Mierda, se le estaba ofreciendo en bandeja para que saciara su lujuria por ella. Lujuria que él llevaba más de cinco años conteniendo. Lujuria que le ponía el miembro increíblemente duro y que le hacía sentir un deseo que le retorcía las entrañas.
«Es inocente. Virgen. ¡¡Peligro!!»
Había llegado el momento de poner fin a aquello. ¿De verdad creía Invitado que era lo suficientemente madura para ser compartida? Sí, tenía que hacer que saliera huyendo en cuestión de segundos. Sería lo mejor antes de cometer alguna locura como agarrarla, tocarla, excitarla y penetrarla hasta el fondo.
-El sexo que me gusta no es ni dulce ni romántico, gatita. Es crudo, y en ocasiones doloroso para una mujer. Puede requerir una espalda de acero y mucho aguante.
Invitado se puso tensa y tragó saliva. Estaba nerviosa..., pero intrigada. La curiosidad se arremolinaba en aquellos preciosos ojos color avellana. Al fin, ella asintió con la cabeza.
-Continúa.
Harry se acercó más. No podía contenerse. Ahora también captaba su aroma. Desprendía un olor a melocotones, a azúcar moreno y a deseo femenino. ¿Acaso estarían calentándola sus palabras? ¿O sería saber que lo excitaba lo que la hacía humedecer?
Dio otro paso, invadiendo el espacio personal de Invitado, y acercó los labios a su oído.
-En mi caso, ménage, implica compartir a una mujer, dos hombres follándola a la vez, llevándola al orgasmo y volviéndola tan loca de placer que ella olvida su nombre y grita hasta que el techo se le cae encima.
Harry se apartó para evaluar la reacción de Invitado. Tenía la boca entreabierta en un silencioso jadeo, y los ojos agrandados con las pupilas dilatadas. Oh, maldita sea. ¿Sería posible que la idea la atrajera? Su polla estaba preparada para bailar un tango a pesar de que su mente estaba intentando por todos los medios cortar la música de raíz.
-Ayúdame a entenderlo. ¿Por qué te gustan los ménages? -logró susurrar ella-. ¿Por qué no hacer el amor con una sola mujer? Solos los dos.
-Dos hombres pueden lograr que una mujer alcance un placer tan increíble que ella esté dispuesta a hacer lo que sea por el placer de sus amantes. Y para eso tengo que tener un asiento en primera fila.
A Invitado se le enrojeció aún más la cara. El aroma del deseo femenino flotaba ahora en el aire. Se le irguieron los pezones al tiempo que se humedecía los labios con nerviosismo.
-Entiendo.
El vientre de Harry se contrajo ante la imagen de aquella lengua rosada.
-¿De veras?
-Estoy al tanto de esas cosas. He leído mucho. Comprendo cómo es posible físicamente, pero...¿qué pasa con los lazos afectivos?
-¿Los lazos afectivos?
El debía de ser de Marte, porque esa pregunta era, definitivamente, de Venus. ¿Qué pasaba con las preguntas que se esperaba? Cosas como ¿por dónde se meten las pollas? ¿Cómo follan dos hombres a una mujer simultáneamente? Esas sí eran cosas que él podía contestar. Con todo lujo de detalles además. A él le encantaría verla penetrada por dos miembros batiéndose en duelo, uno por su apretada vagina y el otro por el intocable trasero. Mierda, tenía que dejar de pensar en eso antes de que los vaqueros le constriñeran la erección.
-¿Cómo se manejan esas relaciones para que no interfieran los celos?
-Es que no son relaciones. Es sólo sexo. De cualquier forma que pueda ser consumado por tres personas a la vez.
-Ah. -Ella parpadeó y luego apartó la mirada-. Debería de haberme dado cuenta, tú no eres de los que mantienen relaciones.
-A mí me basta con la lujuria.-Cualquier otra cosa era potencialmente catastrófica de hecho, ya había pasado por eso una vez... y no quería recordar la pesadilla que había sido después.-
-Bueno, lo cierto es que contigo, lo de la lujuria me va bien también. Sólo... solo quiero aprender lo que puedas enseñarme.
«¿Todavía?»
-¿Estás hablando en serio?
Invitado se aferró a su bolso y cuadró los hombros.
-Hoy he conducido más de ciento cincuenta kilómetros para hablar contigo, un hombre al que no veo desde hace cinco años. Uno al que nunca le gusté demasiado. Me he tragado mi orgullo para admitir delante de ti por qué quiero esto y por qué todavía sigo siendo virgen. ¿Me habría tomado tantas molestias si no hubiera estado segura de aprender a complacer a Justin y decidir si es esto lo que quiero en mi vida?
«Justin». Ahí estaba el nombre de aquel gilipollas otra vez. Maldito imitador de los jodidos Backstreet Boys. Maldito fuera él y su melodiosa voz de falsete que copaba las listas de éxitos.
Harry no podía entender por qué un hombre quería sonar como una mujer delante de todo el mundo.
-No soy el hombre adecuado para eso, Invitado. No puedo hacerlo.
Ella apretó los labios y tensó los dedos en torno a la correa del bolso.
-¿Por qué no?
-Por un millón de razones. Para empezar, no me acuesto con vírgenes.
-No te he pedido que lo hicieras. De hecho, reservo mi virginidad para Justin. No sé por qué no puedes darme al menos algunas explicaciones sobre las partes más complejas.
-Porque las explicaciones no te servirían de nada, gatita. No sabrás de qué va todo esto hasta que no te encuentres taladrada por un par de miembros bien duros.
-Explícame eso. ¿Taladrada exactamente dónde? ¿Y de qué manera? ¿De una que implique dolor?
Las palabras de Harry no la habían conmocionado en lo más mínimo. Sus preguntas le aturdían, le aterraban. ¿Por qué Invitado no tenía miedo? Él sí que lo tenía.
-No voy a hablar de eso. Si quieres información sobre los ménages, búscala en los libros.
-Como tú muy bien has dicho, las palabras no son un buen sustituto de la experiencia.
-Entonces que sea ese niño bonito de voz afeminada el que te proporcione experiencia. Porque, desde luego, no seré yo.
-Genial. -Pasó por su lado-. Tú no quieres ayudarme. Déjame pensar... ¿con quién salías cuando trabajabas para mi padre? Ah, sí, con Louis Tomlinson. Recuerdo haber oído rumores sobre él. ¿Sabes si vive cerca de aquí? Supongo que puedo pedírselo a él. Y si no tiene interés, creo que Niall Horan también era amigo tuyo, ¿verdad? Puede que esté dispuesto a ayudarme, así que adiós muy buenas tardes. -Se apresuró hacia la puerta.
Harry se envaró. Oh, sí..., tanto Louis como Niall estarían más que dispuestos a ayudarla... ya fuera con o sin ropa. Pero ninguno de los dos era conocido por ser cuidadoso. La virginidad de Invitado no significaría nada para ellos. Verían carne fresca y jugosa, y se enterrarían en ella, jadeando como perros hambrientos. Pero Harry se dijo a sí mismo que ésa era la elección de Invitado..., su problema. Sin embargo, si dejaba que ella saliera por esa puerta, acabaría maltratada por aquel par de rottweilers hambrientos. Y eso era algo que le cabreaba. Ella acabaría aplastada en cuestión de minutos, y, por alguna maldita razón, no podía permitir que eso ocurriera. Quizá fuera debido a su lealtad hacia el coronel o algo por el estilo.
«Maldita sea». Iba a tener que disuadirla de seguir por ese camino antes de que se fuera. Rechinando los dientes, repasó mentalmente cual sería la mejor manera de conseguirlo. Por desgracia no había muchas opciones. Y hasta ahora, hablar no había servido de nada. Había llegado el momento de pasar a la acción.
Harry la agarró del brazo y la atrajo contra su cuerpo. Los pechos de Invitado, dulces y firmes, le quemaron la piel como si él no llevara camisa. Maldijo para sus adentros ante el contacto. «¡Maldición!». Aquella chica siempre le había hecho sentir algo. Ahora, después de cinco años, el efecto era todavía más pronunciado.
Invitado jadeó cuando sus cuerpos se rozaron. Alzó la mirada lentamente hacia la de él. La excitación ardía en su cara, resplandecía en aquellas dilatadas pupilas color avellana. Al ver la expresión de ella, Harry se preguntó si ésa era la primera vez que Invitado había sentido algo por él que no fuera irritación. La posibilidad no era muy halagüeña.
«Aquel plan no podía durar más de tres minutos...»
-Espera un momento. -Tensó los dedos con los que le agarraba el brazo antes de obligarse a sí mismo a relajarlos-. Supongamos que hablas en serio. Y que yo reconsidero tu petición. Tendría que ser con demostración práctica y todo eso.
Ella tragó saliva. Su corazón se saltó un latido. Dios, no tenía ni idea de lo peligrosamente cerca que estaba de acabar tumbada sobre la mesa de la cocina para convertirse en su merienda.
-Vale. ¿Quién sería...? ¿Quién se uniría a nosotros?
Zayn resolvió ese dilema al entrar tranquilamente en la cocina con una sonrisa seductora y una mirada que era imposible de malinterpretar. ¿Así que el bueno de su primo había estado escuchando? Harry hizo girar a Invitado hacia él.
-Hola, cariño -dijo Zayn con acento arrastrado.
Harry sintió que Invitado temblaba en sus brazos cuando se cruzó con la mirada de su primo. Contuvo el instinto de tranquilizarla. Aquello debería de dejarle muy claro a lo que se enfrentaba, debería de hacer que Invitado descartara sus planes. Tranquilizar a la chica era la última cosa que debería hacer.
-¿Harry y tú...? -a Invitado le tembló la voz.
-Exacto.
Incluso la respiración femenina era temblorosa. Estaba nerviosa. «Estupendo». Por fin, algo había penetrado en aquella dura cabezota. Había llegado el momento de que Invitado soltara un rotundo «no».
Harry dirigió a su primo una mirada de advertencia mientras asentía con la cabeza. Su primo le respondió con un asomo de sonrisa, luego se acercó a ellos.
angiec22
Re: Fantasia prohibida-(Harry Styles y tu) {MEGAHOT}
FerryStyles escribió:S-I-G-U-E-L-A!
No se donde la leído primero, pero ya necesito leer más ;w;
Pasa que hay otra que yo leia que la subia y luego dejo de hacerlo me intrigo mucho por lo que busque la original encontr un pdf de la novela y comence a subirla porque era realmente muy leida.
angiec22
Re: Fantasia prohibida-(Harry Styles y tu) {MEGAHOT}
holaaa nueva lectora!! me llamo Alejandra pero dime ale me gustaron los cap. síguela :cherry:
alejandrita
Re: Fantasia prohibida-(Harry Styles y tu) {MEGAHOT}
Capítulo 3
Invitado se estremeció a pesar de las enormes manos de Harry en sus hombros, tranquilizándola. Quemándola.
La idea de esos dos hombres salvajes y atrevidos, que parecían salidos de una novela erótica, y ella, estaba a punto de convertirse en realidad. ¿Podría manejarlo? ¿Podría aceptarlo como parte permanente de su vida?
Zayn se acercó lentamente a ella, con una sonrisa de tiburón y una mirada hambrienta. La excitación y el miedo la dejaron sin aliento. Harry tenía razón: las palabras no podían prepararla para la realidad de esos dos hombres. Él apenas la tocaba y Zayn estaba aún a medio metro. En la habitación se palpaba la testosterona que sobrecargó sus sentidos, haciendo que le zumbara la cabeza. Tenía los nervios tan a flor de piel que se estremeció.
Al ser virgen, Invitado se sentía un poco intimidada, pero no asustada. Nerviosa…, sí. Pero eso no iba a detenerla. Tenía que saber si podía ser la mujer que Justin necesitaba, si podía aceptar las caricias de dos hombres a la vez. La tranquilidad que la envolvió era probablemente el resultado de criarse con hombres decididos. Tener miedo no era una opción. Tenía que hacerlo.
Y también sentía curiosidad…, sí. Una curiosidad repentina. ¿Cómo sería poder disfrutar de la alegre delicadeza de Zayn y del crudo poder de Harry al mismo tiempo? Ardía en deseos por conocer la respuesta. El cosquilleo que sintió en el estómago se mezcló con la curiosidad y la fascinación para crear un potente brebaje.
«Alto». Invitado tragó saliva, recordando por qué estaba allí. La respuesta a su pregunta era irrelevante. No importaba cómo la hicieran sentir Harry y Zayn. Ella estaba allí para aprender, por Justin, para que él la viera como a una mujer. Alguien a quien pudiera considerar su mujer cuando la abrazara o cuando la compartiera… ¿Con quién la compartiría? ¿Con los miembros de su grupo? ¿Con alguna gropee? Justin se había negado a darle detalles sobre su vida sexual, aquélla que los periódicos sensacionalistas consideraban depravada y escandalosa.
Entonces Zayn la tocó, le deslizó las manos por las caderas. La pregunta se disipó bajo el ardiente contacto de sus dedos cuando la acarició suavemente y le dio la vuelta, dejándola de nuevo de cara a Harry. Su mirada se encontró con la de Zayn por encima del hombro. Sin apartar las manos de ella, él la hizo descansar contra su cuerpo, apretándola contra su pecho, acunando su erección contra el trasero.
Apenas tuvo tiempo de reaccionar ante la descarga ardiente y el abrasador deseo que se enroscó en su vientre antes de que los dedos de Harry se enredaran en sus cabellos y arrastrara su mirada hacia sus ojos, un verde hipnótico parecido al de la copa de los arboles.
—Invitado —gruñó Harry —, estás jugando con fuego, nena. Prepárate para quemarte.
Cerró los puños y sin más aviso, bajó la cabeza.
Con un simple roce de su boca, Harry le abrió e invadió los labios, encendiendo sus sentidos cuando deslizó la lengua dentro de su boca y arrasó todo lo que tocaba con cada lánguida y excitante caricia.
Había esperado de Harry un beso rudo, sin concesiones ante su inexperiencia. No fue así. Era hambriento y exigente, sí, pero bueno, muy bueno. Un enredo salvaje de labios, aliento y hambre.
A Invitado la habían besado antes, pero no de esa manera. Jamás sin vacilación ni una invitación, pero Harry no era de los que perdía el tiempo.
De repente, él se retiró, dejándola dolorida y sin fuerzas. Oh, Dios. Su sabor. Era excitante y masculino. Adictivo. Invitado deseaba más, mucho más.
Con un solo beso, la había despojado de sus defensas, había puesto su mundo del revés, se había hecho con el control.
Harry le rozó los labios con los suyos otra vez, y Invitado abrió la boca un poco más. Él se hundió en ella con más profundidad que antes. La saboreó, jugueteó con ella, se retiró. «¡No!» Invitado necesitaba más, y presionó las palmas de las manos contra la sólida pared del pecho de Harry, allí donde sentía palpitar salvajemente su corazón.
Harry la recompensó con otra provocativa caricia de sus labios, que derritieron los suyos con aquella firme y salvaje posesión. Aunque lo había esperado, la invasión de su lengua la dejó sin defensas una vez más. Deslizó las manos del pecho al pelo de Harry. Intentó aferrarse a sus cortos cabellos para acercarlo más a ella, pero el pelo, al igual que su dueño, le era esquivo. Invitado se moría de deseo. Lo arañó. Apenas podía respirar, estaba mareada, deleitada en el calor que invadía su vientre. Se le tensaron los pezones. Era salvaje. Tan bueno…
Notó una mano cálida curvándose sobre su brazo y ascendiendo en una lenta caricia. Zayn.
Casi se había olvidado de él, pero cuando él se acercó más a ella, cuando el calor de su torso contra su espalda y la dureza de su miembro todavía apretada contra su trasero se hicieron más evidentes, fue imposible ignorarlo.
Zayn levantó la mano y le apartó el pelo del cuello. La suave presión de la ardiente boca de aquel hombre y su cálido aliento sobre el cuello fue como una suave lluvia sobre su sensible piel. Invitado se estremeció, pero Zayn continuó. La feroz respuesta de ella estimuló sus propios sentidos en sintonía con las demandas suaves y tiernas del beso de Harry.
Unas manos firmes se deslizaron sobre las costillas femeninas. Zayn de nuevo. Aquellos dedos indagadores le rozaron el lateral de los pechos. Inesperadas sensaciones le atravesaron directamente los pezones, endureciéndolos todavía más. Invitado gimió mientras Harry seguía besándola, absorbiendo el sonido con su ávida boca. Inclinando la cabeza, amoldó sus labios perfectamente a los de ella, y su beso se hizo más persistente.
Invitado se derritió, gimiendo. Ardía tal y como lo hacia Harry cuando el deseo la embargó, cuando la sangre hirvió a temperaturas abrasadoras. Y se sintió dolorida. Quería más. ¡Mucho más!
Agarrándola firmemente de las caderas, Harry se arqueó contra ella, apretando su impresionante erección en un movimiento delicioso y sugestivo contra su sexo. Aquello no la apaciguó, sólo la inflamó aún más y gimió.
Doblando las rodillas, Harry la agarró por los muslos y la levantó. Invitado apenas tuvo tiempo de soltar un grito ahogado antes de que la dejara caer contra Zayn, cuyo miembro se apretaba aún más contra ella. Pero no había terminado…
Harry le arrancó los pantalones y la tanga, luego le abrió las piernas, manteniéndolas separadas con aquellas enormes manos. Zayn le ayudó sosteniéndole las rodillas con los antebrazos, dejándola abierta y expuesta ante su primo. A Invitado le latía tan rápido el corazón que no podía oír nada más que su frenético palpitar mientras observaba cómo Harry la miraba como si le fuera la vida en ello. Invitado envió una invitación a esos profundos ojos verdes que brillaban intensamente con un calor abrasador.
Harry se quedó inmóvil, esperando. Mirando. Volviéndola loca de anticipación y de deseo.
— Harry …
—Manten sus piernas separadas —le dijo él a Zayn.
Luego se introdujo entre los muslos separados y presionó íntimamente la bragueta de los vaqueros contra los pliegues húmedos. Ante el contacto, el clítoris de Invitado respondió con un ávido latido. Harry la sujetó por las caderas, alejándola del agarre de Zayn. Se rodeó las caderas con las piernas de Invitado y embistió contra ella una y otra vez. Invitado gritó. Masturbarse jamás había sido tan intenso y agudo. Tan decadente. Tan abrumador.
Antes de que ella pudiera asimilarlo o pensar en su siguiente caricia, Zayn le deslizó las manos desde el tórax al vientre y luego hacia arriba de nuevo. Y más arriba, hasta ahuecarle los pechos con las cálidas palmas de sus manos. Invitado se derritió con un largo gemido. La pellizcó suavemente con los dedos y el estremecimiento de deseo bajó disparado a su clítoris. Los pezones se erizaron ante la dolorosa tirantez de su tacto, y él se los frotó con los pulgares.
A Invitado le llevó un rato darse cuenta de que Harry observaba las caricias de Zayn con una mirada oscura de deseo. Con unos ojos que, cuando la miraron a ella, prometían devorarla. Un agudo deseo se deslizó por el vientre de Invitado , retorciéndole las entrañas con una necesidad apremiante.
—Tenemos que quitarle esto —dijo, dirigiendo los dedos al último botón de la blusa.
—Ahora —se mostró de acuerdo Zayn. Y juntos, la dejaron sobre el mostrador.
Un momento después, Zayn dirigió los dedos al botón superior de la blusa y lo desabrochó. Las manos masculinas se ocuparon de los pequeños botones entre maldiciones, exponiéndola a sus devoradoras miradas con una rapidez que Invitado apenas podía asimilar. Aturdida, observó cómo su propia piel tensa y dolorida iba quedando expuesta hasta que todos los botones fueron desabrochados. Zayn le quitó la blusa por un hombro, mientras Harry se la quitaba del otro y levantaba la mirada hacia ella.
Esos ojos eran intensos. Feroces. Decididos. Un remolino de deseo se anudó en el vientre de Invitado , dejándola sin respiración, despojándola de cualquier pensamiento racional…
Con el cálido aliento de Harry en el cuello haciéndola pedazos, éste alargó las manos por detrás y le desabrochó el sujetador con dedos ágiles. «¡Oh, Dios mío! ¡Oh, Mal*dita sea!» Estaba desnuda. Eso se ponía serio. Y resultaba abrumador. Y, sin embargo, era maravilloso. No podía detenerse. Aún no… pronto.
—¡Oh! —gimió cuando la boca de Harry le cubrió un seno. Mordisqueó suavemente su pezón hasta que varios estremecimientos sacudieron las terminaciones nerviosas entre sus pechos. Hasta que su clítoris se estremeció de deseo. La sensación se multiplicó cuando Zayn le pellizcó la sensible cima del otro pecho en el mismo momento que inclinaba la cabeza y le cubría la boca con un beso arrollador.
Más que besarla, la seducía sin palabras. Zayn era un artista, un experto. No se apresuró ni exigió. La engatusó, jugueteó con ella, provocándola con el cálido roce de su lengua para luego retroceder, dejándola ardiendo de deseo. Sólo aquel beso habría sido suficiente para hacerla perder la cabeza, para que se derritiera como cera caliente. Con aquella erección apretada contra su muslo, las sensaciones eran absolutamente explosivas.
Harry continuaba succionándole el pezón, y cambió al otro con decisión, apartando los dedos de Zayn para albergar el sensible brote en su dura boca, mordiéndolo con suavidad, lamiéndolo con la lengua, en el mismo momento que apretaba la dura protuberancia de su erección contra el palpitante clítoris.
Esa vez, la boca de Zayn amortiguó sus gritos. El ardiente jugueteo de su beso absorbió el sonido y pidió más. Y ella le ofreció otro jadeo con gusto cuando Harry embistió en el lugar adecuado mientras le succionaba el pezón con dura ferocidad. Luego Zayn terminó el beso con una suave exigencia que la hizo estremecer de placer. Sus labios temblaron cuando él retrocedió jadeante para tomar aire. Invitado sintió una eléctrica línea de placer entre los pechos y el sexo que la hizo estremecer de pies a cabeza.
—Sabes tan dulce como el azúcar —la alabó Zayn acariciándole con la boca el lateral de su cuello mientras que con el pulgar le rozaba el pezón todavía húmedo por la boca de Harry —. Tan dulce que te deshaces.
Esa hábil boca le recorrió la barbilla, subió por la mejilla haciendo una pausa antes de capturar sus labios de nuevo y hundirse en ellos. Él se excitó con el beso, haciéndola arder cada vez más, prometiéndole con cada caricia que la satisfaría… a su debido tiempo. A su manera.
Para aumentar las ya crecientes sensaciones, Harry continuó restregándose contra su clítoris con envites constantes, friccionando con furia, encendiéndola de la cintura para abajo. Le pellizcó los pezones, se los retorció, en uno y otro sentido, estirándolos, estimulando sus sensaciones. Cuando ella jadeó y se sujetó a los brazos de Harry jurando que se iba a correr, él retrocedió y Zayn también.
Invitado gritó de frustración.
Harry le dirigió una mirada despiadada y le rozó el sensible pezón.
—¿Quieres más, gatita?
Estaba jugando con ella. Bueno, estaban. Pero en ese momento a Invitado le traía sin cuidado. Jamás había sentido nada parecido al placer que Zayn y Harry le estaban brindando. Sus sensaciones eran como arenas movedizas que la arrastraban, la ahogaban. Cuanto más se retorcía, más se hundía. Y le encantaba.
—Por favor. —La palabra le salió de la boca en un jadeo.
Harry la besó por encima de los pechos, resollando sobre su cuello. Ella se estremeció, y Zayn la inmovilizó con otro beso devorador. La boca del hombre parecía decir con cada envite de la lengua que quería algo que sólo ella podía darle. Lo que era mentira, pero tan, tan efectiva. Invitado apostaría lo que fuera a que cuando Zayn posaba su boca sobre una mujer, no había nada que ésta pudiera negarle.
Cuando más maravilloso era, cuando Harry le mordisqueó el lóbulo y la rodeó con sus brazos, las sensaciones se volvieron aún más intensas. Invitado se arqueó contra su poderoso y musculoso pecho, odiando repentinamente la camisa -cualquier prenda- que se interpusiera entre su piel y la de ella.
Invitado jamás había imaginado que pudiera desear de esa manera a un hombre tan irritante, pero lo hacía. ¿Por qué?
-¿Qué más quieres? -el sedoso susurro de Harry se deslizó por su espalda, luego pareció acariciarla en aquel lugar mojado que suspiraba dolorosamente por él. ¿Cómo conseguía hacer eso con un simple susurro? ¿Cómo lograba que el sonido se clavara directamente en su clítoris?
Zayn levantó la cabeza para oír su respuesta.
-Me siento genial -fue todo lo que ella pudo susurrar en respuesta.
Dudaba que pudiera decirles algo que ellos no supieran ya.
-Puede ser todavía mejor -le murmuró Zayn en el otro oído.
«¿Mejor? Que Dios la ayudara».
Por lo general, Invitado estaba hecha de una pasta muy dura. En lo único que no había ganado a sus hermanos había sido en una lucha cuerpo a cuerpo. En todo lo demás: en soportar el dolor, en aguantar la bebida, en velocidad, en resistencia... les había vencido al menos una vez. Pero ese placer aplastaba su voluntad.
-Si deseas más, te lo daremos. Quiero ponerte boca abajo sobre la mesa de la cocina y observar cómo Zayn te succiona el clítoris mientras tú me succionas a mí.
Con los ojos nublados de deseo, Invitado dirigió la mirada a la susodicha mesa. Podía imaginar la escena. Con mucha facilidad. Jamás le había hecho una mamada a un hombre, pero lo intentaría. De hecho, le encantaría conseguir que al señor tipo duro se le aflojaran las rodillas. Y si un beso de Zayn era el cielo, no podía ni imaginar lo fabuloso que sería con el sexo oral. Pero el tono desafiante de las palabras de Harry le molestó. ¿Acaso pensaba que todavía le tenía miedo?
Invitado se estremeció a pesar de las enormes manos de Harry en sus hombros, tranquilizándola. Quemándola.
La idea de esos dos hombres salvajes y atrevidos, que parecían salidos de una novela erótica, y ella, estaba a punto de convertirse en realidad. ¿Podría manejarlo? ¿Podría aceptarlo como parte permanente de su vida?
Zayn se acercó lentamente a ella, con una sonrisa de tiburón y una mirada hambrienta. La excitación y el miedo la dejaron sin aliento. Harry tenía razón: las palabras no podían prepararla para la realidad de esos dos hombres. Él apenas la tocaba y Zayn estaba aún a medio metro. En la habitación se palpaba la testosterona que sobrecargó sus sentidos, haciendo que le zumbara la cabeza. Tenía los nervios tan a flor de piel que se estremeció.
Al ser virgen, Invitado se sentía un poco intimidada, pero no asustada. Nerviosa…, sí. Pero eso no iba a detenerla. Tenía que saber si podía ser la mujer que Justin necesitaba, si podía aceptar las caricias de dos hombres a la vez. La tranquilidad que la envolvió era probablemente el resultado de criarse con hombres decididos. Tener miedo no era una opción. Tenía que hacerlo.
Y también sentía curiosidad…, sí. Una curiosidad repentina. ¿Cómo sería poder disfrutar de la alegre delicadeza de Zayn y del crudo poder de Harry al mismo tiempo? Ardía en deseos por conocer la respuesta. El cosquilleo que sintió en el estómago se mezcló con la curiosidad y la fascinación para crear un potente brebaje.
«Alto». Invitado tragó saliva, recordando por qué estaba allí. La respuesta a su pregunta era irrelevante. No importaba cómo la hicieran sentir Harry y Zayn. Ella estaba allí para aprender, por Justin, para que él la viera como a una mujer. Alguien a quien pudiera considerar su mujer cuando la abrazara o cuando la compartiera… ¿Con quién la compartiría? ¿Con los miembros de su grupo? ¿Con alguna gropee? Justin se había negado a darle detalles sobre su vida sexual, aquélla que los periódicos sensacionalistas consideraban depravada y escandalosa.
Entonces Zayn la tocó, le deslizó las manos por las caderas. La pregunta se disipó bajo el ardiente contacto de sus dedos cuando la acarició suavemente y le dio la vuelta, dejándola de nuevo de cara a Harry. Su mirada se encontró con la de Zayn por encima del hombro. Sin apartar las manos de ella, él la hizo descansar contra su cuerpo, apretándola contra su pecho, acunando su erección contra el trasero.
Apenas tuvo tiempo de reaccionar ante la descarga ardiente y el abrasador deseo que se enroscó en su vientre antes de que los dedos de Harry se enredaran en sus cabellos y arrastrara su mirada hacia sus ojos, un verde hipnótico parecido al de la copa de los arboles.
—Invitado —gruñó Harry —, estás jugando con fuego, nena. Prepárate para quemarte.
Cerró los puños y sin más aviso, bajó la cabeza.
Con un simple roce de su boca, Harry le abrió e invadió los labios, encendiendo sus sentidos cuando deslizó la lengua dentro de su boca y arrasó todo lo que tocaba con cada lánguida y excitante caricia.
Había esperado de Harry un beso rudo, sin concesiones ante su inexperiencia. No fue así. Era hambriento y exigente, sí, pero bueno, muy bueno. Un enredo salvaje de labios, aliento y hambre.
A Invitado la habían besado antes, pero no de esa manera. Jamás sin vacilación ni una invitación, pero Harry no era de los que perdía el tiempo.
De repente, él se retiró, dejándola dolorida y sin fuerzas. Oh, Dios. Su sabor. Era excitante y masculino. Adictivo. Invitado deseaba más, mucho más.
Con un solo beso, la había despojado de sus defensas, había puesto su mundo del revés, se había hecho con el control.
Harry le rozó los labios con los suyos otra vez, y Invitado abrió la boca un poco más. Él se hundió en ella con más profundidad que antes. La saboreó, jugueteó con ella, se retiró. «¡No!» Invitado necesitaba más, y presionó las palmas de las manos contra la sólida pared del pecho de Harry, allí donde sentía palpitar salvajemente su corazón.
Harry la recompensó con otra provocativa caricia de sus labios, que derritieron los suyos con aquella firme y salvaje posesión. Aunque lo había esperado, la invasión de su lengua la dejó sin defensas una vez más. Deslizó las manos del pecho al pelo de Harry. Intentó aferrarse a sus cortos cabellos para acercarlo más a ella, pero el pelo, al igual que su dueño, le era esquivo. Invitado se moría de deseo. Lo arañó. Apenas podía respirar, estaba mareada, deleitada en el calor que invadía su vientre. Se le tensaron los pezones. Era salvaje. Tan bueno…
Notó una mano cálida curvándose sobre su brazo y ascendiendo en una lenta caricia. Zayn.
Casi se había olvidado de él, pero cuando él se acercó más a ella, cuando el calor de su torso contra su espalda y la dureza de su miembro todavía apretada contra su trasero se hicieron más evidentes, fue imposible ignorarlo.
Zayn levantó la mano y le apartó el pelo del cuello. La suave presión de la ardiente boca de aquel hombre y su cálido aliento sobre el cuello fue como una suave lluvia sobre su sensible piel. Invitado se estremeció, pero Zayn continuó. La feroz respuesta de ella estimuló sus propios sentidos en sintonía con las demandas suaves y tiernas del beso de Harry.
Unas manos firmes se deslizaron sobre las costillas femeninas. Zayn de nuevo. Aquellos dedos indagadores le rozaron el lateral de los pechos. Inesperadas sensaciones le atravesaron directamente los pezones, endureciéndolos todavía más. Invitado gimió mientras Harry seguía besándola, absorbiendo el sonido con su ávida boca. Inclinando la cabeza, amoldó sus labios perfectamente a los de ella, y su beso se hizo más persistente.
Invitado se derritió, gimiendo. Ardía tal y como lo hacia Harry cuando el deseo la embargó, cuando la sangre hirvió a temperaturas abrasadoras. Y se sintió dolorida. Quería más. ¡Mucho más!
Agarrándola firmemente de las caderas, Harry se arqueó contra ella, apretando su impresionante erección en un movimiento delicioso y sugestivo contra su sexo. Aquello no la apaciguó, sólo la inflamó aún más y gimió.
Doblando las rodillas, Harry la agarró por los muslos y la levantó. Invitado apenas tuvo tiempo de soltar un grito ahogado antes de que la dejara caer contra Zayn, cuyo miembro se apretaba aún más contra ella. Pero no había terminado…
Harry le arrancó los pantalones y la tanga, luego le abrió las piernas, manteniéndolas separadas con aquellas enormes manos. Zayn le ayudó sosteniéndole las rodillas con los antebrazos, dejándola abierta y expuesta ante su primo. A Invitado le latía tan rápido el corazón que no podía oír nada más que su frenético palpitar mientras observaba cómo Harry la miraba como si le fuera la vida en ello. Invitado envió una invitación a esos profundos ojos verdes que brillaban intensamente con un calor abrasador.
Harry se quedó inmóvil, esperando. Mirando. Volviéndola loca de anticipación y de deseo.
— Harry …
—Manten sus piernas separadas —le dijo él a Zayn.
Luego se introdujo entre los muslos separados y presionó íntimamente la bragueta de los vaqueros contra los pliegues húmedos. Ante el contacto, el clítoris de Invitado respondió con un ávido latido. Harry la sujetó por las caderas, alejándola del agarre de Zayn. Se rodeó las caderas con las piernas de Invitado y embistió contra ella una y otra vez. Invitado gritó. Masturbarse jamás había sido tan intenso y agudo. Tan decadente. Tan abrumador.
Antes de que ella pudiera asimilarlo o pensar en su siguiente caricia, Zayn le deslizó las manos desde el tórax al vientre y luego hacia arriba de nuevo. Y más arriba, hasta ahuecarle los pechos con las cálidas palmas de sus manos. Invitado se derritió con un largo gemido. La pellizcó suavemente con los dedos y el estremecimiento de deseo bajó disparado a su clítoris. Los pezones se erizaron ante la dolorosa tirantez de su tacto, y él se los frotó con los pulgares.
A Invitado le llevó un rato darse cuenta de que Harry observaba las caricias de Zayn con una mirada oscura de deseo. Con unos ojos que, cuando la miraron a ella, prometían devorarla. Un agudo deseo se deslizó por el vientre de Invitado , retorciéndole las entrañas con una necesidad apremiante.
—Tenemos que quitarle esto —dijo, dirigiendo los dedos al último botón de la blusa.
—Ahora —se mostró de acuerdo Zayn. Y juntos, la dejaron sobre el mostrador.
Un momento después, Zayn dirigió los dedos al botón superior de la blusa y lo desabrochó. Las manos masculinas se ocuparon de los pequeños botones entre maldiciones, exponiéndola a sus devoradoras miradas con una rapidez que Invitado apenas podía asimilar. Aturdida, observó cómo su propia piel tensa y dolorida iba quedando expuesta hasta que todos los botones fueron desabrochados. Zayn le quitó la blusa por un hombro, mientras Harry se la quitaba del otro y levantaba la mirada hacia ella.
Esos ojos eran intensos. Feroces. Decididos. Un remolino de deseo se anudó en el vientre de Invitado , dejándola sin respiración, despojándola de cualquier pensamiento racional…
Con el cálido aliento de Harry en el cuello haciéndola pedazos, éste alargó las manos por detrás y le desabrochó el sujetador con dedos ágiles. «¡Oh, Dios mío! ¡Oh, Mal*dita sea!» Estaba desnuda. Eso se ponía serio. Y resultaba abrumador. Y, sin embargo, era maravilloso. No podía detenerse. Aún no… pronto.
—¡Oh! —gimió cuando la boca de Harry le cubrió un seno. Mordisqueó suavemente su pezón hasta que varios estremecimientos sacudieron las terminaciones nerviosas entre sus pechos. Hasta que su clítoris se estremeció de deseo. La sensación se multiplicó cuando Zayn le pellizcó la sensible cima del otro pecho en el mismo momento que inclinaba la cabeza y le cubría la boca con un beso arrollador.
Más que besarla, la seducía sin palabras. Zayn era un artista, un experto. No se apresuró ni exigió. La engatusó, jugueteó con ella, provocándola con el cálido roce de su lengua para luego retroceder, dejándola ardiendo de deseo. Sólo aquel beso habría sido suficiente para hacerla perder la cabeza, para que se derritiera como cera caliente. Con aquella erección apretada contra su muslo, las sensaciones eran absolutamente explosivas.
Harry continuaba succionándole el pezón, y cambió al otro con decisión, apartando los dedos de Zayn para albergar el sensible brote en su dura boca, mordiéndolo con suavidad, lamiéndolo con la lengua, en el mismo momento que apretaba la dura protuberancia de su erección contra el palpitante clítoris.
Esa vez, la boca de Zayn amortiguó sus gritos. El ardiente jugueteo de su beso absorbió el sonido y pidió más. Y ella le ofreció otro jadeo con gusto cuando Harry embistió en el lugar adecuado mientras le succionaba el pezón con dura ferocidad. Luego Zayn terminó el beso con una suave exigencia que la hizo estremecer de placer. Sus labios temblaron cuando él retrocedió jadeante para tomar aire. Invitado sintió una eléctrica línea de placer entre los pechos y el sexo que la hizo estremecer de pies a cabeza.
—Sabes tan dulce como el azúcar —la alabó Zayn acariciándole con la boca el lateral de su cuello mientras que con el pulgar le rozaba el pezón todavía húmedo por la boca de Harry —. Tan dulce que te deshaces.
Esa hábil boca le recorrió la barbilla, subió por la mejilla haciendo una pausa antes de capturar sus labios de nuevo y hundirse en ellos. Él se excitó con el beso, haciéndola arder cada vez más, prometiéndole con cada caricia que la satisfaría… a su debido tiempo. A su manera.
Para aumentar las ya crecientes sensaciones, Harry continuó restregándose contra su clítoris con envites constantes, friccionando con furia, encendiéndola de la cintura para abajo. Le pellizcó los pezones, se los retorció, en uno y otro sentido, estirándolos, estimulando sus sensaciones. Cuando ella jadeó y se sujetó a los brazos de Harry jurando que se iba a correr, él retrocedió y Zayn también.
Invitado gritó de frustración.
Harry le dirigió una mirada despiadada y le rozó el sensible pezón.
—¿Quieres más, gatita?
Estaba jugando con ella. Bueno, estaban. Pero en ese momento a Invitado le traía sin cuidado. Jamás había sentido nada parecido al placer que Zayn y Harry le estaban brindando. Sus sensaciones eran como arenas movedizas que la arrastraban, la ahogaban. Cuanto más se retorcía, más se hundía. Y le encantaba.
—Por favor. —La palabra le salió de la boca en un jadeo.
Harry la besó por encima de los pechos, resollando sobre su cuello. Ella se estremeció, y Zayn la inmovilizó con otro beso devorador. La boca del hombre parecía decir con cada envite de la lengua que quería algo que sólo ella podía darle. Lo que era mentira, pero tan, tan efectiva. Invitado apostaría lo que fuera a que cuando Zayn posaba su boca sobre una mujer, no había nada que ésta pudiera negarle.
Cuando más maravilloso era, cuando Harry le mordisqueó el lóbulo y la rodeó con sus brazos, las sensaciones se volvieron aún más intensas. Invitado se arqueó contra su poderoso y musculoso pecho, odiando repentinamente la camisa -cualquier prenda- que se interpusiera entre su piel y la de ella.
Invitado jamás había imaginado que pudiera desear de esa manera a un hombre tan irritante, pero lo hacía. ¿Por qué?
-¿Qué más quieres? -el sedoso susurro de Harry se deslizó por su espalda, luego pareció acariciarla en aquel lugar mojado que suspiraba dolorosamente por él. ¿Cómo conseguía hacer eso con un simple susurro? ¿Cómo lograba que el sonido se clavara directamente en su clítoris?
Zayn levantó la cabeza para oír su respuesta.
-Me siento genial -fue todo lo que ella pudo susurrar en respuesta.
Dudaba que pudiera decirles algo que ellos no supieran ya.
-Puede ser todavía mejor -le murmuró Zayn en el otro oído.
«¿Mejor? Que Dios la ayudara».
Por lo general, Invitado estaba hecha de una pasta muy dura. En lo único que no había ganado a sus hermanos había sido en una lucha cuerpo a cuerpo. En todo lo demás: en soportar el dolor, en aguantar la bebida, en velocidad, en resistencia... les había vencido al menos una vez. Pero ese placer aplastaba su voluntad.
-Si deseas más, te lo daremos. Quiero ponerte boca abajo sobre la mesa de la cocina y observar cómo Zayn te succiona el clítoris mientras tú me succionas a mí.
Con los ojos nublados de deseo, Invitado dirigió la mirada a la susodicha mesa. Podía imaginar la escena. Con mucha facilidad. Jamás le había hecho una mamada a un hombre, pero lo intentaría. De hecho, le encantaría conseguir que al señor tipo duro se le aflojaran las rodillas. Y si un beso de Zayn era el cielo, no podía ni imaginar lo fabuloso que sería con el sexo oral. Pero el tono desafiante de las palabras de Harry le molestó. ¿Acaso pensaba que todavía le tenía miedo?
angiec22
Re: Fantasia prohibida-(Harry Styles y tu) {MEGAHOT}
CAP 4:
-Esta Bien –dijo Invitado e inspiró profundamente.
-Será mejor que esperes a oír a qué estás accediendo.
-Harry-lo interrumpió Zayn con el ceño fruncido.
Un buen trozo de músculo dorado quedó a la vista cuando Harry levantó una mano.
-Debe oírlo todo.
Dirigiéndose a ella otra vez, Harry la tomó por las mejillas y la forzó a mirarle a los ojos.
-Luego quiero llevarte a la cama y observar cómo Zayn hunde su miembro profundamente en ti mientras jadeas y gritas y te corres. Mientras él está en ello, yo me ocuparé de tu dulce culito, y te follaremos a la vez. Juntos. Con fuerza. Durante toda la noche. Hasta que estés agotada, saciada, exhausta.
El calor y la alarma la atravesaron a un mismo tiempo. La idea le atraía de una manera prohibida. Jamás había imaginado de verdad cómo sería estar con dos hombres. Pero ahora lo hacía. No dudaba que estos dos la harían gozar. Pero ella quería conservar su virginidad... no importaba cuánto le costara. Y además, había algo en las palabras de Harry, que la irritaba. Sonaba como si sólo quisiera... utilizarla. Como si ella fuera una mujer cualquiera que hubiera conocido en la barra de un bar y la hubiera llevado a casa para un polvo rápido.
-Luego volveremos a poseerte -continuó Harry con voz ronca-. Dormiremos una hora y volveremos a tomarte otra vez, tan dura y profundamente que no podrás andar ni sentarte durante una semana. ¿Qué te parece, gatita? ¿Entiendes ahora de qué va todo esto?
La mirada en su cara era la de un auténtico depredador. La deseaba. Para follar. Nada más. No le importaba si con ello la ayudaba o no.
Invitado tragó saliva, intentando pensar a pesar del deseo, la cólera y la confusión. «Separa los hechos de las emociones», era lo que su padre le había enseñado. Tal y como ella lo veía en ese momento, Harry parecía un gilipollas, lo que probaba que quizá las primeras impresiones eran las correctas.
-Acudí a ti para pedirte un favor, y actúas como si estuvieras ante un rollo fácil de usar y tirar.
Harry se encogió de hombros.
-Un favor... vaya. Pues eso es lo que estoy haciendo. Si puedes seguir el ritmo que Zayn y yo te marquemos durante una noche, sin duda estarás preparada para todo lo que quiera ese niño bonito. ¿Te apuntas o no?
-En primer lugar, tengo intención de conservar mi virginidad para Justin. Ya te lo dije.
-Genial. Supongo que tu culo y tu boca acabarán escocidos, pero puedo vivir sin tu coño. ¿Y tú, Zayn?
Megan dirigió la mirada al chico moreno y alto seductor. Él se tomó su tiempo antes de responder.
-Yo no tomaría nada que Invitado no quisiera dar.
-¿Ves? -Harry le dirigió una tensa sonrisa-. Así que ya está todo resuelto. Súbete a la
mesa.
Ella le observó cerrar los dedos sobre el botón superior de los vaqueros y, con un
movimiento rápido de la muñeca, lo abrió, revelando durante un instante la piel morena de aquel tenso abdomen.
Los nervios de Invitado se crisparon. Sandeces. Actuaban como un par de lobos
hambrientos. ¿Acaso esperaba él que ella se subiera a la mesa y se convirtiera en la merienda? ¿Acaso pensaba que iba a abrirse de piernas, hacerle una mamada y...?
Ella no había ido allí buscando un final feliz. Pero había pensado que al menos le explicaría cómo funcionaba esa clase de sexo. Y si había que hacer una demostración, deberían ir despacio, haciéndola sentir segura. Ese placer era algo que ella daría y recibiría. No algo tosco y rudo pensado para ahuyentarla.
Invitado comprendía lo que había querido decir Harry con que las palabras no eran
suficientes. Pero ahora su cuerpo se había enfriado -más con cada palabra que él decía-, y la lógica ocupaba su lugar. -En segundo lugar -continuó ella-, no me gusta tu actitud. Actúas como si yo fuera sólo una más. Como si con tal de tener un agujero húmedo en el que meterte, fueras feliz. Harry se quedó pensativo, como si estuviera considerando la idea.
-Eso es bastante preciso. Tú aprendes. Nosotros disfrutamos. Todos salimos ganando.
Súbete a la mesa.
¿De verdad creía que la iba a mangonear?
Invitado observó cómo Harry se bajaba la cremallera. Zayn se quitó la camisa por encima de la cabeza y la tiró al suelo, exponiendo un pecho cubierto de tatuajes y montones de músculos de piel aceitunada.
El latir frenético del corazón de Invitado y su salvaje y agitada respiración indicaban algo más profundo. «Miedo». Eso era lo que sentía ahora. Cruel e implacable. No importaba lo que le hubiera enseñado su padre, no podía ignorarlo. No podía continuar adelante para enfrentarse a eso. Si los dejaba, caerían sobre ella y utilizarían cada parte de su cuerpo hasta que quedara exhausta, luego la enviarían a casa sin volver la vista atrás. La arrollarían y esperarían que ella siguiera el ritmo. Serían rápidos y violentos. La atacarían, la golpearían, la follarían. Quizá a Zayn le importara su poca experiencia, pero no lo conocía tan bien como para asegurarlo. Harry había dejado bien claro que sólo la veía como sexo fácil, y nada más. «¡Bastardo!»
Recogió su ropa del mostrador, se puso los pantalones y se abrochó la blusa sobre los
pechos. Se aferró a la ropa interior como si le fuera la vida en ello.
-Vine a pedirte un favor.
Maldita sea, odiaba que le temblara la voz.
-Y tenemos dos duras pollas preparadas para concedértelo -le aseguró Harry-. Un
favor con favor se paga. Súbete a la mesa.
-No. Acudí a ti porque pensé...- Invitado negó con la cabeza-. Siempre te comportaste
como un bastardo cuando trabajabas para mi padre, siempre te mostraste distante. Pero jamás me habías parecido un mercenario despiadado. Ahora veo que estaba equivocada.
Zayn dio un paso hacia ella.
- Invitado .
-¡Quieto! -ella retrocedió-. Harry me acaba de tratar como si fuera una fulana sin valor.
Y tú lo has permitido.
-Te has ofrecido como si lo fueras -intervino Harry-. ¿Qué esperabas?
-¡Vete al infierno! -les dio la espalda y se metió el sujetador y el tanga en el bolsillo.
-Ya estoy allí, gatita. Estoy tan duro que el resto de mi cuerpo se ha quedado sin sangre. ¿Seguro que no quieres quedarte y echarme una mano?
«¡Qué caradura!»
-Ya que hablas de manos, tú tienes un par con cinco dedos en cada una. Puedes
arreglártelas muy bien solo.
Invitado enfiló hacia la puerta. El portazo resonó en la tranquila tarde del este de Texas hasta que ella puso el coche en marcha y se alejó a toda velocidad.
-----------------------------------------------------------
-¿La has encontrado? -preguntó Zayn con la voz teñida de preocupación. Maldita fuera la perfecta señal del móvil. En los tiempos de los teléfonos analógicos, Harry podría haber fingido no haberlo oído.
-Sí.
Harry había encontrado a Invitado , por supuesto. Y al igual que cuando ella tenía diecisiete años, le había puesto un nudo en el estómago que ni el propio Houdini podría deshacer.
-Vas a pedirle perdón por asustarla y a asegurarte de que no se mete en líos -le recordó Zayn.
Harry no quería hacerlo. Pero como Zayn había apuntado racionalmente, asustar a era Invitado sólo una solución temporal a un problema que no iba a desaparecer sólo porque él quisiera.
Invitado era demasiado tenaz para darse por vencida. No iba a rendirse en su obsesión por buscar a alguien que la ayudara a conseguir a Justin Bieber, alguien que, en el mejor de los casos,
podría incomodarla por no saber qué diablos hacer y que en el peor, se aprovecharía de ella y le haría daño. El coronel mataría a Harry si le ocurría algo a su hija sólo porque él se había hecho un nudo en la polla. El padre de Invitado era de temer. Un auténtico HP. Justo lo que él iba a ser.
No creía que el hombre perdonase a Harry y a Zayn cuando introdujesen a su niñita en los placeres del sexo anal. Pero quería pensar que el coronel preferiría eso a que eligiera a Invitado un desconocido en la barra de un bar para hacer... prefería no pensar en lo que ella podía acabar haciendo con otros dos hombres. Se aferró a la endeble mesa de madera que tenía delante y no se soltó hasta que la
oyó crujir. Pero no era su antiguo jefe lo que lo motivaba. Era la propia Invitado . Desde siempre, había tenido vividas fantasías con ella, se había masturbado pensando en ella. Pero la realidad era todavía más impactante, había sido como comparar una suave brisa con un huracán de fuerza
cinco.
Invitado era dulce e inocente. Era como miel en su boca. Absolutamente perfecta. Su piel cálida y suave, tan radiante como un día de verano... Dios, sólo había que oírlo. Era jodidamente patético. Estaba describiendo a la chica como
si fuera un poeta o algo por el estilo. Mierda. Sin embargo, había algo que no podía ignorar. Invitado era una tentación tan fuerte que, por mucho que odiara admitirlo, podía llegar a hacerle perder el autocontrol. Debería alejarse de ella en cuanto pudiera, antes de que lo succionara por completo como una boa constrictor. Antes de que lo destruyera. Pero si Invitado iba a entregarse a aquella búsqueda de conocimientos sexuales, él no iba a permitir que otro hombre fuera su mentor.
Maldiciendo entre dientes, Harry se subió el cuello de la cazadora y tragó saliva. Siguió
mirando fijamente. En ese momento, Invitado estaba en la pista de baile del pub de Tomlinson, The Hang Out, cimbreando sus dulces caderas al ritmo de una canción de Shakira que hacía alusión a esa parte de la anatomía. Sus muslos quedaban al descubierto por una falda tan corta que debería ser
considerada indecente, además de enseñar una tira de la pálida piel del estómago.
Bailaba entre Louis y su hermanastro, Niall Horan. El club estaba lleno de humo y de gente, pero aun así, Harry no podía malinterpretar la lujuria que asomaba en la cara de ambos hermanos.
-¿Me estás oyendo? -gritó Zayn.
Harry agarró el teléfono con fuerza.
-Anoche fastidiaste las cosas a base de bien, Bro. Te toca hacer de Sir Galahad y salvar la situación. Y también tendrás que pedir disculpas.
-¡Déjame en paz!
Zayn suspiró.
-Dile que la ayudaremos. Y díselo con suavidad. Nada de mencionar que usaremos su
trasero tan a fondo que no podrá sentarse en una semana.
Hy arrhizo una mueca. La había tratado mal, esperando disuadirla de esa idea tan tonta y
temeraria. Zayn lo sabía, pero admitirlo ante él en voz alta sólo le daría más munición. Y ya tenía la razón de su parte...
-No me presiones.
-Tú eres el único que presiona. El que ahuyentó a Invitado cuando ella no había hecho más que pedir un favor. Y un favor que ambos nos morimos por satisfacer.
-Mierda, sí, admito que la presioné. Es virgen.
-No es Heather.
Eso había sido un golpe bajo. Harry apretó el teléfono y maldijo el rumbo que había
tomado aquella conversación sin él proponérselo.
-Ella no tiene nada que ver con esto. Lo que pasa es que Invitado no es mi tipo.
Zayn se rió de él.
-¿De veras? ¿Y quién es tu tipo?
Harry hizo una pausa; apenas podía recordar el nombre de otra mujer desde que había
vuelto a ver a Invitado .
-Pamela Anderson.
-¿La rubia que posee el club de striptease? ¿La de los pechos gigantes?
-No es una fulana -protestó Harry, sabiendo por anteriores discusiones que era eso lo
que estaba pensando Zayn.
-Quizá, pero lo cierto es que no deseas a Pamela. Y que ella no te desea a ti.
-Porque te desea a ti.
Motivo por el cual Harry se había enfadado con Pamela la última vez que la había visto hacía unos meses.
-Pues yo no estoy interesado. Además, dices que la deseas sólo porque piensas que ella es segura.
-La deseo porque me pone caliente y he oído que hace unas mamadas de muerte.
Zayn bufó.
-¿Y por qué entonces mientras te masturbabas anoche gemías el nombre de Invitado ?Te oí a través de la pared.
Harry sintió que se ruborizaba.
-Pues cómprate unos jodidos tapones para los oídos. Sí, Invitado me puso caliente, ¿y qué? Es virgen. Y ya te digo que eso no es precisamente muy alentador.
-Ya estuve con una virgen antes y fue una bonita experiencia aunque opines lo contrario.- Se detuvo un momento.-Heather fue...
-Ni se te ocurra mencionarla.
-¡No! Tú espantaste a Invitado con aquellas palabras desagradables, y fue por Heather. Harry, no fuiste el responsable de...
-Todos saben que lo fui. Tengo que vivir con ello cada jodido segundo de mi vida. Déjalo estar..... -gruñó.
-Creo que estás equivocado -suspiró Zayn-. Pero dejaré el tema si me prometes que
hablarás con Invitado , que te disculparás. Dile que la ayudaremos.
Harry se tomó otro largo sorbo de cerveza y miró fijamente cómo Louis agarraba
las caderas de Invitado y le apretaba el trasero contra su miembro. Al parecer aquel bastardo buscaba que alguien le rompiera la nariz. Harry estaría encantado de hacerlo si no quitaba sus sucias manos de ella. Sintió que empezaba a hervirle la sangre, y la furia, que ya asomaba a sus ojos, amenazaba con nublarle la mente.
- Megan parece estar ya muy ocupada -le gruñó Harry al teléfono.
-Pero acudió antes a ti.
Sí, así había sido. Condenado Zayn y su lógica. Y Invitado, suponía, representaba ese espectáculo sólo para él, dada la manera en que lanzaba miradas de reojo en su dirección.
-Deja a un lado tu mal humor -dijo Zayn-, y haz lo correcto.
-Sabes que si la llevo a casa voy a terminar por follármela. Lo dos lo haremos -
suspiró-. Lo sabes.
Harry quería hundirse en el cuerpo de Invitado . No. Ni hablar. No sólo en su culo, aunque eso también le gustaría. No sólo en su boca, aunque estaba seguro que una mamada de la provocativa boca de Invitado sería increíble. La deseaba por completo, y no creía que permanecer alejado de su sexo fuera una opción.
-Respetaremos cualquier cosa que desee. Si cambia de idea, genial. Si no, lo superaremos. Ve y discúlpate.
De alguna manera, su primo tenía razón. Eran verdades como puños. Pero correría un riesgo si prometía instruir a Invitado en el sexo. Si ella volvía a casa con él, Harry querría hundirse en su sexo. Lo reduciría al mismo estado de siempre y le arrebataría el control. Aquello le aterraba. ¿Y si el pasado volvía a repetirse? No era Heather, cierto, pero se le parecía mucho. Y a pesar de eso, él no podía mantenerse alejado. Negándose a darle más vueltas al asunto, Harry se llevó la cerveza a los labios y se la bebió de un trago. Luego depositó la botella sobre la mesa.
-Vale, ya voy.
-Tráela a casa.
A casa. Como si ella fuera suya. Como si fuera una gatita perdida a la que pudieran
reclamar. Zayn seguro que lo veía de esa manera. Su hermano ya estaba oyendo campanadas de boda y bebés llorones, ya se imaginaba una casita con una valla blanca donde ellos dos y la chica de sus
sueños vivirían felices por siempre jamás. Harry soltó un bufido.
Bueno, había llegado el momento. Corrió la silla hacia atrás, se puso en pie y miró cómo Megan se marcaba una rumba pornográfica con los hermanos Tomlinson. Con el ceño fruncido y
ganas de bronca, atravesó la pista.
-Esta Bien –dijo Invitado e inspiró profundamente.
-Será mejor que esperes a oír a qué estás accediendo.
-Harry-lo interrumpió Zayn con el ceño fruncido.
Un buen trozo de músculo dorado quedó a la vista cuando Harry levantó una mano.
-Debe oírlo todo.
Dirigiéndose a ella otra vez, Harry la tomó por las mejillas y la forzó a mirarle a los ojos.
-Luego quiero llevarte a la cama y observar cómo Zayn hunde su miembro profundamente en ti mientras jadeas y gritas y te corres. Mientras él está en ello, yo me ocuparé de tu dulce culito, y te follaremos a la vez. Juntos. Con fuerza. Durante toda la noche. Hasta que estés agotada, saciada, exhausta.
El calor y la alarma la atravesaron a un mismo tiempo. La idea le atraía de una manera prohibida. Jamás había imaginado de verdad cómo sería estar con dos hombres. Pero ahora lo hacía. No dudaba que estos dos la harían gozar. Pero ella quería conservar su virginidad... no importaba cuánto le costara. Y además, había algo en las palabras de Harry, que la irritaba. Sonaba como si sólo quisiera... utilizarla. Como si ella fuera una mujer cualquiera que hubiera conocido en la barra de un bar y la hubiera llevado a casa para un polvo rápido.
-Luego volveremos a poseerte -continuó Harry con voz ronca-. Dormiremos una hora y volveremos a tomarte otra vez, tan dura y profundamente que no podrás andar ni sentarte durante una semana. ¿Qué te parece, gatita? ¿Entiendes ahora de qué va todo esto?
La mirada en su cara era la de un auténtico depredador. La deseaba. Para follar. Nada más. No le importaba si con ello la ayudaba o no.
Invitado tragó saliva, intentando pensar a pesar del deseo, la cólera y la confusión. «Separa los hechos de las emociones», era lo que su padre le había enseñado. Tal y como ella lo veía en ese momento, Harry parecía un gilipollas, lo que probaba que quizá las primeras impresiones eran las correctas.
-Acudí a ti para pedirte un favor, y actúas como si estuvieras ante un rollo fácil de usar y tirar.
Harry se encogió de hombros.
-Un favor... vaya. Pues eso es lo que estoy haciendo. Si puedes seguir el ritmo que Zayn y yo te marquemos durante una noche, sin duda estarás preparada para todo lo que quiera ese niño bonito. ¿Te apuntas o no?
-En primer lugar, tengo intención de conservar mi virginidad para Justin. Ya te lo dije.
-Genial. Supongo que tu culo y tu boca acabarán escocidos, pero puedo vivir sin tu coño. ¿Y tú, Zayn?
Megan dirigió la mirada al chico moreno y alto seductor. Él se tomó su tiempo antes de responder.
-Yo no tomaría nada que Invitado no quisiera dar.
-¿Ves? -Harry le dirigió una tensa sonrisa-. Así que ya está todo resuelto. Súbete a la
mesa.
Ella le observó cerrar los dedos sobre el botón superior de los vaqueros y, con un
movimiento rápido de la muñeca, lo abrió, revelando durante un instante la piel morena de aquel tenso abdomen.
Los nervios de Invitado se crisparon. Sandeces. Actuaban como un par de lobos
hambrientos. ¿Acaso esperaba él que ella se subiera a la mesa y se convirtiera en la merienda? ¿Acaso pensaba que iba a abrirse de piernas, hacerle una mamada y...?
Ella no había ido allí buscando un final feliz. Pero había pensado que al menos le explicaría cómo funcionaba esa clase de sexo. Y si había que hacer una demostración, deberían ir despacio, haciéndola sentir segura. Ese placer era algo que ella daría y recibiría. No algo tosco y rudo pensado para ahuyentarla.
Invitado comprendía lo que había querido decir Harry con que las palabras no eran
suficientes. Pero ahora su cuerpo se había enfriado -más con cada palabra que él decía-, y la lógica ocupaba su lugar. -En segundo lugar -continuó ella-, no me gusta tu actitud. Actúas como si yo fuera sólo una más. Como si con tal de tener un agujero húmedo en el que meterte, fueras feliz. Harry se quedó pensativo, como si estuviera considerando la idea.
-Eso es bastante preciso. Tú aprendes. Nosotros disfrutamos. Todos salimos ganando.
Súbete a la mesa.
¿De verdad creía que la iba a mangonear?
Invitado observó cómo Harry se bajaba la cremallera. Zayn se quitó la camisa por encima de la cabeza y la tiró al suelo, exponiendo un pecho cubierto de tatuajes y montones de músculos de piel aceitunada.
El latir frenético del corazón de Invitado y su salvaje y agitada respiración indicaban algo más profundo. «Miedo». Eso era lo que sentía ahora. Cruel e implacable. No importaba lo que le hubiera enseñado su padre, no podía ignorarlo. No podía continuar adelante para enfrentarse a eso. Si los dejaba, caerían sobre ella y utilizarían cada parte de su cuerpo hasta que quedara exhausta, luego la enviarían a casa sin volver la vista atrás. La arrollarían y esperarían que ella siguiera el ritmo. Serían rápidos y violentos. La atacarían, la golpearían, la follarían. Quizá a Zayn le importara su poca experiencia, pero no lo conocía tan bien como para asegurarlo. Harry había dejado bien claro que sólo la veía como sexo fácil, y nada más. «¡Bastardo!»
Recogió su ropa del mostrador, se puso los pantalones y se abrochó la blusa sobre los
pechos. Se aferró a la ropa interior como si le fuera la vida en ello.
-Vine a pedirte un favor.
Maldita sea, odiaba que le temblara la voz.
-Y tenemos dos duras pollas preparadas para concedértelo -le aseguró Harry-. Un
favor con favor se paga. Súbete a la mesa.
-No. Acudí a ti porque pensé...- Invitado negó con la cabeza-. Siempre te comportaste
como un bastardo cuando trabajabas para mi padre, siempre te mostraste distante. Pero jamás me habías parecido un mercenario despiadado. Ahora veo que estaba equivocada.
Zayn dio un paso hacia ella.
- Invitado .
-¡Quieto! -ella retrocedió-. Harry me acaba de tratar como si fuera una fulana sin valor.
Y tú lo has permitido.
-Te has ofrecido como si lo fueras -intervino Harry-. ¿Qué esperabas?
-¡Vete al infierno! -les dio la espalda y se metió el sujetador y el tanga en el bolsillo.
-Ya estoy allí, gatita. Estoy tan duro que el resto de mi cuerpo se ha quedado sin sangre. ¿Seguro que no quieres quedarte y echarme una mano?
«¡Qué caradura!»
-Ya que hablas de manos, tú tienes un par con cinco dedos en cada una. Puedes
arreglártelas muy bien solo.
Invitado enfiló hacia la puerta. El portazo resonó en la tranquila tarde del este de Texas hasta que ella puso el coche en marcha y se alejó a toda velocidad.
-----------------------------------------------------------
-¿La has encontrado? -preguntó Zayn con la voz teñida de preocupación. Maldita fuera la perfecta señal del móvil. En los tiempos de los teléfonos analógicos, Harry podría haber fingido no haberlo oído.
-Sí.
Harry había encontrado a Invitado , por supuesto. Y al igual que cuando ella tenía diecisiete años, le había puesto un nudo en el estómago que ni el propio Houdini podría deshacer.
-Vas a pedirle perdón por asustarla y a asegurarte de que no se mete en líos -le recordó Zayn.
Harry no quería hacerlo. Pero como Zayn había apuntado racionalmente, asustar a era Invitado sólo una solución temporal a un problema que no iba a desaparecer sólo porque él quisiera.
Invitado era demasiado tenaz para darse por vencida. No iba a rendirse en su obsesión por buscar a alguien que la ayudara a conseguir a Justin Bieber, alguien que, en el mejor de los casos,
podría incomodarla por no saber qué diablos hacer y que en el peor, se aprovecharía de ella y le haría daño. El coronel mataría a Harry si le ocurría algo a su hija sólo porque él se había hecho un nudo en la polla. El padre de Invitado era de temer. Un auténtico HP. Justo lo que él iba a ser.
No creía que el hombre perdonase a Harry y a Zayn cuando introdujesen a su niñita en los placeres del sexo anal. Pero quería pensar que el coronel preferiría eso a que eligiera a Invitado un desconocido en la barra de un bar para hacer... prefería no pensar en lo que ella podía acabar haciendo con otros dos hombres. Se aferró a la endeble mesa de madera que tenía delante y no se soltó hasta que la
oyó crujir. Pero no era su antiguo jefe lo que lo motivaba. Era la propia Invitado . Desde siempre, había tenido vividas fantasías con ella, se había masturbado pensando en ella. Pero la realidad era todavía más impactante, había sido como comparar una suave brisa con un huracán de fuerza
cinco.
Invitado era dulce e inocente. Era como miel en su boca. Absolutamente perfecta. Su piel cálida y suave, tan radiante como un día de verano... Dios, sólo había que oírlo. Era jodidamente patético. Estaba describiendo a la chica como
si fuera un poeta o algo por el estilo. Mierda. Sin embargo, había algo que no podía ignorar. Invitado era una tentación tan fuerte que, por mucho que odiara admitirlo, podía llegar a hacerle perder el autocontrol. Debería alejarse de ella en cuanto pudiera, antes de que lo succionara por completo como una boa constrictor. Antes de que lo destruyera. Pero si Invitado iba a entregarse a aquella búsqueda de conocimientos sexuales, él no iba a permitir que otro hombre fuera su mentor.
Maldiciendo entre dientes, Harry se subió el cuello de la cazadora y tragó saliva. Siguió
mirando fijamente. En ese momento, Invitado estaba en la pista de baile del pub de Tomlinson, The Hang Out, cimbreando sus dulces caderas al ritmo de una canción de Shakira que hacía alusión a esa parte de la anatomía. Sus muslos quedaban al descubierto por una falda tan corta que debería ser
considerada indecente, además de enseñar una tira de la pálida piel del estómago.
Bailaba entre Louis y su hermanastro, Niall Horan. El club estaba lleno de humo y de gente, pero aun así, Harry no podía malinterpretar la lujuria que asomaba en la cara de ambos hermanos.
-¿Me estás oyendo? -gritó Zayn.
Harry agarró el teléfono con fuerza.
-Anoche fastidiaste las cosas a base de bien, Bro. Te toca hacer de Sir Galahad y salvar la situación. Y también tendrás que pedir disculpas.
-¡Déjame en paz!
Zayn suspiró.
-Dile que la ayudaremos. Y díselo con suavidad. Nada de mencionar que usaremos su
trasero tan a fondo que no podrá sentarse en una semana.
Hy arrhizo una mueca. La había tratado mal, esperando disuadirla de esa idea tan tonta y
temeraria. Zayn lo sabía, pero admitirlo ante él en voz alta sólo le daría más munición. Y ya tenía la razón de su parte...
-No me presiones.
-Tú eres el único que presiona. El que ahuyentó a Invitado cuando ella no había hecho más que pedir un favor. Y un favor que ambos nos morimos por satisfacer.
-Mierda, sí, admito que la presioné. Es virgen.
-No es Heather.
Eso había sido un golpe bajo. Harry apretó el teléfono y maldijo el rumbo que había
tomado aquella conversación sin él proponérselo.
-Ella no tiene nada que ver con esto. Lo que pasa es que Invitado no es mi tipo.
Zayn se rió de él.
-¿De veras? ¿Y quién es tu tipo?
Harry hizo una pausa; apenas podía recordar el nombre de otra mujer desde que había
vuelto a ver a Invitado .
-Pamela Anderson.
-¿La rubia que posee el club de striptease? ¿La de los pechos gigantes?
-No es una fulana -protestó Harry, sabiendo por anteriores discusiones que era eso lo
que estaba pensando Zayn.
-Quizá, pero lo cierto es que no deseas a Pamela. Y que ella no te desea a ti.
-Porque te desea a ti.
Motivo por el cual Harry se había enfadado con Pamela la última vez que la había visto hacía unos meses.
-Pues yo no estoy interesado. Además, dices que la deseas sólo porque piensas que ella es segura.
-La deseo porque me pone caliente y he oído que hace unas mamadas de muerte.
Zayn bufó.
-¿Y por qué entonces mientras te masturbabas anoche gemías el nombre de Invitado ?Te oí a través de la pared.
Harry sintió que se ruborizaba.
-Pues cómprate unos jodidos tapones para los oídos. Sí, Invitado me puso caliente, ¿y qué? Es virgen. Y ya te digo que eso no es precisamente muy alentador.
-Ya estuve con una virgen antes y fue una bonita experiencia aunque opines lo contrario.- Se detuvo un momento.-Heather fue...
-Ni se te ocurra mencionarla.
-¡No! Tú espantaste a Invitado con aquellas palabras desagradables, y fue por Heather. Harry, no fuiste el responsable de...
-Todos saben que lo fui. Tengo que vivir con ello cada jodido segundo de mi vida. Déjalo estar..... -gruñó.
-Creo que estás equivocado -suspiró Zayn-. Pero dejaré el tema si me prometes que
hablarás con Invitado , que te disculparás. Dile que la ayudaremos.
Harry se tomó otro largo sorbo de cerveza y miró fijamente cómo Louis agarraba
las caderas de Invitado y le apretaba el trasero contra su miembro. Al parecer aquel bastardo buscaba que alguien le rompiera la nariz. Harry estaría encantado de hacerlo si no quitaba sus sucias manos de ella. Sintió que empezaba a hervirle la sangre, y la furia, que ya asomaba a sus ojos, amenazaba con nublarle la mente.
- Megan parece estar ya muy ocupada -le gruñó Harry al teléfono.
-Pero acudió antes a ti.
Sí, así había sido. Condenado Zayn y su lógica. Y Invitado, suponía, representaba ese espectáculo sólo para él, dada la manera en que lanzaba miradas de reojo en su dirección.
-Deja a un lado tu mal humor -dijo Zayn-, y haz lo correcto.
-Sabes que si la llevo a casa voy a terminar por follármela. Lo dos lo haremos -
suspiró-. Lo sabes.
Harry quería hundirse en el cuerpo de Invitado . No. Ni hablar. No sólo en su culo, aunque eso también le gustaría. No sólo en su boca, aunque estaba seguro que una mamada de la provocativa boca de Invitado sería increíble. La deseaba por completo, y no creía que permanecer alejado de su sexo fuera una opción.
-Respetaremos cualquier cosa que desee. Si cambia de idea, genial. Si no, lo superaremos. Ve y discúlpate.
De alguna manera, su primo tenía razón. Eran verdades como puños. Pero correría un riesgo si prometía instruir a Invitado en el sexo. Si ella volvía a casa con él, Harry querría hundirse en su sexo. Lo reduciría al mismo estado de siempre y le arrebataría el control. Aquello le aterraba. ¿Y si el pasado volvía a repetirse? No era Heather, cierto, pero se le parecía mucho. Y a pesar de eso, él no podía mantenerse alejado. Negándose a darle más vueltas al asunto, Harry se llevó la cerveza a los labios y se la bebió de un trago. Luego depositó la botella sobre la mesa.
-Vale, ya voy.
-Tráela a casa.
A casa. Como si ella fuera suya. Como si fuera una gatita perdida a la que pudieran
reclamar. Zayn seguro que lo veía de esa manera. Su hermano ya estaba oyendo campanadas de boda y bebés llorones, ya se imaginaba una casita con una valla blanca donde ellos dos y la chica de sus
sueños vivirían felices por siempre jamás. Harry soltó un bufido.
Bueno, había llegado el momento. Corrió la silla hacia atrás, se puso en pie y miró cómo Megan se marcaba una rumba pornográfica con los hermanos Tomlinson. Con el ceño fruncido y
ganas de bronca, atravesó la pista.
angiec22
Re: Fantasia prohibida-(Harry Styles y tu) {MEGAHOT}
CAP 5:
En la pista de baile, el mayor de los Tomlinson la agarró de nuevo. Invitado se dio la vuelta, giró, meneando las caderas, mientras se alejaba un poco. Se había olvidado del nombre de ese hermano. Oh, era guapo. Condenadamente guapo de hecho. Ojos azules, pelo castaño, cuerpo arrebatador. Quizá en otra época se hubiera sentido atraída por él, pero ahora su objetivo era aprender a complacer a Justin y vivir feliz con él. Tenía que averiguar si podía soportar ser compartida. Pero otro hombre, uno con el pelo alborotado por rulos, ojos verdes profundos, hambrientos y unas zancadas furiosas, había atraído su atención de una manera oscura y fascinante, igual que lo había hecho cinco años atrás.
«Oh, oh». Harry definitivamente se dirigía hacia ellos. ¿Qué demonios querría ahora? El día anterior en su casa, se había esforzado mucho en humillarla. ¿Es que acaso quería volver a hacerlo?
De repente, Louis Tomlinson la rodeó con un brazo y la atrajo contra su cuerpo, inclinando la
cabeza hacia ella. El primer impulso de Invitado fue dejarse llevar por el pánico. ¿Tendría intención de besarla en medio de la pista? No lo conocía. Y como había descubierto en los treinta segundos que llevaban bailando, no quería conocerlo. En especial con todo el mundo -incluido Harry-, mirándolos.
-¿Conoces a Harry? -le gritó el hombre al oído para hacerse oír por encima de la música.
-N-no.
No podía olvidar la noche anterior en la cocina de Harry, cuando Zayn y él la habían
besado... tenía que olvidarlo. O intentarlo. Sólo Dios sabía que había fracasado hasta el momento. De alguna manera, era culpa suya. Mirándolo en retrospectiva, se daba cuenta de que los militares no eran conocidos por su elocuencia, sino por la fuerza bruta. Harry había intentado negarse a su petición. Como ella había seguido presionándolo, él había dejado a un lado las palabras y había pasado a la acción, ahuyentándola intencionadamente con sus crudas palabras. Y vaya si había resultado.
Luego ella había agravado el error al presentarse allí y suponer que si estar con Harry y con Zayn la había excitado de una manera educativa, entonces estar con Louis y Niall, sería igual de agradable. Pero no había sido así. Casi desde el comienzo del baile había querido marcharse. Pero huir como una cobarde con Harry observándola no era una opción. Con aquellos pensamientos dándole vueltas en la cabeza como una bailarina de salsa, Invitado intentó decidir su siguiente
movimiento.
En ese momento, Harry se había levantado de la silla y se dirigía hacia ellos con la clara
intención de tomar la decisión por ella. Se arriesgó a mirar en su dirección. Dios, estaba todavía más cerca. Lo suficiente para que ella pudiera percibir el tic del músculo de su mandíbula mientras clavaba la mirada en la mano de Louis, ahora en la parte baja de su espalda, casi sobre las nalgas.
-¿Seguro que no estás liada con Harry? Parece que él no lo ve de esa manera. -Louis levantó la cabeza, aunque no movió la mano, y se giró para saludar a su amigo común-. Hola, Styles. ¿Qué te trae por el The Hang Out, viejo amigo?
-Un asunto pendiente con Invitado. -Se centro en esa profunda mirada verde que tanto la desconcertaba-. ¿Podemos hablar fuera?.
Aunque parecía una petición, su mirada sugería todo lo contrario.
Invitado tragó saliva. Harry llevaba unos vaqueros ceñidos, unas botas negras, una camiseta beige con la palabra a Army» estampada sobre su musculoso pectoral izquierdo, y una mirada exigente. Parecía un hombre con una misión personal y todo en su actitud lo proclamaba. No saludó a su amigo, ni contestó a su pregunta. Tampoco la había saludado a ella. Nada de buenos modales, iba directo al grano. ¿Le había quedado algo por añadir ayer en la cocina? En pocas palabras, él la había molestado y ella había salido corriendo como alma que lleva el diablo, como él había afirmado que haría. Pero nada en su expresión hablaba de una disculpa, y ella no podía imaginar qué otra cosa podía querer como no fuera humillarla más. «No, gracias».
-Creo que ayer dejaste las cosas bien claras. No tenemos nada más que decirnos.
-Ya lo creo que sí.
-Estoy ocupada bailando. -Sin más, se dio la vuelta hacia el hermano de Louis, ¿Niall?
¿Liam? Era algo así.
Le dirigió al rubio propietario del club una sonrisa y meneó las caderas, muy consciente de la mirada penetrante de Harry clavaba en su espalda. En cuanto el hermano sin nombre se volvió hacia ella, la canción finalizó. El disc-jockey anunció que iba hacer un alto para tomarse un respiro.
Harry la agarró de la muñeca y la giró hacia él, arqueando una ceja.
-Ahora ya no estás bailando.
«¡Maldita sea!». Invitado puso los brazos en jarras.
-Entonces di lo que sea que tengas que decir.
-Fuera.
El tono autoritario le puso los pelos de punta.
-¿Va a llevarte mucho tiempo?
-No.
-Entonces dilo y vete.
Él vaciló.
-No creo que quieras tener público.
O no lo quería tener él. Por razones que ella no podía comprender, él no quería que los
hermanos Tomlinson, que ahora los miraban fijamente, oyeran lo que estaba a punto de decir. Si iba a salirle con más de lo que le había dicho hacía sólo veinticuatro horas, podía ahorrarse el discurso.
Pero quizá no fuera eso. Harry carecía de maneras sociales. Tener la oportunidad de dejarle actuar y ver cómo se ahorcaba a sí mismo la hizo sonreír.
-No me importa. Dispara.
-De acuerdo -se encogió de hombros-. Ayer cuando Zayn y yo te desnudamos sobre la
encimera de la cocina y comenzamos a pasar la lengua por tu cuerpo, tú...
-¡Para! -Ella soltó un grito ahogado, sintiéndose furiosa cuando el rubor le inundó las
mejillas.
El hermano del que no podía recordar el nombre, se rió entre dientes junto a su oído.
Harry sonrió con aire satisfecho. «¡Bastardo!». Había ido a jugar sucio y se había lanzado directo al grano. ¿Cómo no lo había visto venir?
-¿Está enrollada con Zayn y contigo? -le preguntó Louis a Harry.
-Sí.
-¡Demonios, no! -exclamó ella a la vez.
Eso provocó que el músculo de la mandíbula de Harry comenzara a palpitar de nuevo.
-Mejor lo discutimos fuera.
¿Es que ese hombre no sabía cuándo abandonar?
-No estoy enrollada ni contigo, ni con tu primo. No pienso acercarme de nuevo a tu
cocina, y, te aseguro, que no voy a salir contigo.
-He venido a decirte algo que creo que te gustará oír.
-No estoy interesada en ser otro rollo más para ti, y estoy tan cabreada que me importa
un bledo lo que tengas que decirme.
En un segundo, Harry estuvo a su lado, sin tocarla. Un segundo más y le rodeó la cintura
con un brazo, con el otro le agarró el pelo que le caía por la espalda y la puso de puntillas.
-No voy a pedírtelo otra vez. O hablamos a fuera o voy a dirigirme a la silla más cercana, a levantarte esa minifalda y a calentarte el trasero mientras toda esta gente nos mira.
Invitado apenas tomó aliento para decir:
-No te atreverás. -Pero sabía que lo haría. La irritación le envenenó los pensamientos. Él era un arrogante hijo de perra, pero incluso mientras pensaba eso sintió un cosquilleo en el estómago...No, no podía ser deseo. -No tienes ningún derecho.
Harry se encogió de hombros.
-Pero estoy seguro de que disfrutaría.
Louis se acercó a ellos.
-Aunque me encantaría ver el espectáculo, no permito peleas ni desnudos en el club.
Tendréis que salir fuera.
Invitado se giró hacia él con la boca abierta. ¿Acaso aquel imbécil estaba dejándola a merced de ese lobo? ¡Cómo no! Los hombres siempre se apoyaban los unos a los otros.
-¿Sabes qué? Que los dejo...a todos. Me voy a casa.
Los hermanos Tomlinson se rieron. Con la sangre hirviendo de furia, se dirigió a la salida.
«¡Eran unos completos gilipollas!» Pero a pesar de eso, no era tan estúpida como para creer que Harry dejaría estar las cosas. La seguía; lo sintió dos pasos por detrás. Condenado hombre. Cuando alcanzó la puerta del club, la música comenzó a sonar de nuevo. Invitado se dirigió al gorila más grande de los tres que estaban en la puerta y le brindó una sonrisa.
-¿Podrías acompañarme al coche? Me están siguiendo. -Lanzó una mirada punzante por encima del hombro en dirección a Harry.
.
-Venga cariño -le murmuró Harry suavemente mientras la rodeaba con un brazo-, no
te enfades.
Antes de que pudiera decirle dónde podía meterse las palabras y decirle al gorila que se librara de aquel acosador chiflado, Harry la atrajo hacia sí, bajó la cabeza, y ahogó sus furiosas palabras con un beso arrebatador.
Ella forcejeó, pero sólo un momento, luego dejó de pensar. Aquel hombre ardiente, persuasivo y adictivo como el pecado, invadió sus sentidos. La doblegó con la boca. Invitado se resistió. O por lo menos lo intentó. A pesar de la furia que la
embargaba, Harry le provocó la familiar aceleración de su pulso, la oleada de deseo, y ahogó sus protestas. Con un roce de sus labios, una lenta caricia de su lengua mientras le deslizaba la palma de su mano por la espalda, la sumergió en el deseo, y no sólo a ella. El de Harry era tan tangible que Invitado pudo saborearlo con la lengua.
El beso la derritió por la contenida urgencia de su necesidad, suavizada por un enredo de labios, alientos y lenguas, del que nunca hubiera imaginado capaz a Harry Styles. Invitado , ingrávida e irreflexiva, se dejó llevar, con el corazón a mil por hora, perdiéndose en la calidez de aquel beso.
Hasta que él le mordisqueó el labio inferior y se lo lamió, para luego volver a posar su boca sobre la de ella una vez más. Sin pensar, Invitado se inclinó hacia él, buscando más besos, más contacto, más de él.
Harry la agarró por los hombros.
-Siento lo que pasó ayer. Ven a casa conmigo, gatita.
-Que disfruten de la noche -dijo el gorila con una sonrisa picarona.
Mientras ella intentaba buscar una respuesta, Harry la tomó de la mano y la condujo afuera, a la húmeda noche de verano. Un coche entró en el aparcamiento, con los faros iluminando la carretera de tierra, y se
dirigió al extremo más alejado. En alguna parte allí cerca, croaba una pareja de ranas. Los grillos cantaban y los mosquitos zumbaban en las farolas que junto con la luna plateada iluminaban la superficie que se extendía ante ellos.
Ahora que la boca persuasiva de Harry no le nublaba el pensamiento, Invitado cerró los ojos ante su estupidez. Maldita sea, no había tenido intención de responder a Harry cuando la besó y acarició. Había hecho una buena imitación de una perra en celo. Bueno, de todas maneras ella había querido irse. Y ya estaba fuera. Buscó en el bolsillo de la falda la llave del coche.
-Vale, no voy a quedarme con los hermanos Tomlinson. Ya te has salido con la tuya.
¿Contento?
Una sonrisa ladina curvó la boca de Harry. Antes de que pudiera preguntarse qué estaría
tramando, el alargó la mano y le quitó las llaves que desaparecieron en el bolsillo de sus vaqueros. La única manera de recuperarlas era deslizando la mano dentro de los pantalones. «Genial». Considerando la erección que le abultaba la bragueta, no creía que él se opusiera a que le metiera la mano en el bolsillo...o en cualquier otra parte por allí abajo.
-No, todavía no -le dijo, palmeando las llaves a través del vaquero-. No irás a ningún
lado hasta que terminemos de hablar.
Invitado soltó un suspiro de frustración.
En la pista de baile, el mayor de los Tomlinson la agarró de nuevo. Invitado se dio la vuelta, giró, meneando las caderas, mientras se alejaba un poco. Se había olvidado del nombre de ese hermano. Oh, era guapo. Condenadamente guapo de hecho. Ojos azules, pelo castaño, cuerpo arrebatador. Quizá en otra época se hubiera sentido atraída por él, pero ahora su objetivo era aprender a complacer a Justin y vivir feliz con él. Tenía que averiguar si podía soportar ser compartida. Pero otro hombre, uno con el pelo alborotado por rulos, ojos verdes profundos, hambrientos y unas zancadas furiosas, había atraído su atención de una manera oscura y fascinante, igual que lo había hecho cinco años atrás.
«Oh, oh». Harry definitivamente se dirigía hacia ellos. ¿Qué demonios querría ahora? El día anterior en su casa, se había esforzado mucho en humillarla. ¿Es que acaso quería volver a hacerlo?
De repente, Louis Tomlinson la rodeó con un brazo y la atrajo contra su cuerpo, inclinando la
cabeza hacia ella. El primer impulso de Invitado fue dejarse llevar por el pánico. ¿Tendría intención de besarla en medio de la pista? No lo conocía. Y como había descubierto en los treinta segundos que llevaban bailando, no quería conocerlo. En especial con todo el mundo -incluido Harry-, mirándolos.
-¿Conoces a Harry? -le gritó el hombre al oído para hacerse oír por encima de la música.
-N-no.
No podía olvidar la noche anterior en la cocina de Harry, cuando Zayn y él la habían
besado... tenía que olvidarlo. O intentarlo. Sólo Dios sabía que había fracasado hasta el momento. De alguna manera, era culpa suya. Mirándolo en retrospectiva, se daba cuenta de que los militares no eran conocidos por su elocuencia, sino por la fuerza bruta. Harry había intentado negarse a su petición. Como ella había seguido presionándolo, él había dejado a un lado las palabras y había pasado a la acción, ahuyentándola intencionadamente con sus crudas palabras. Y vaya si había resultado.
Luego ella había agravado el error al presentarse allí y suponer que si estar con Harry y con Zayn la había excitado de una manera educativa, entonces estar con Louis y Niall, sería igual de agradable. Pero no había sido así. Casi desde el comienzo del baile había querido marcharse. Pero huir como una cobarde con Harry observándola no era una opción. Con aquellos pensamientos dándole vueltas en la cabeza como una bailarina de salsa, Invitado intentó decidir su siguiente
movimiento.
En ese momento, Harry se había levantado de la silla y se dirigía hacia ellos con la clara
intención de tomar la decisión por ella. Se arriesgó a mirar en su dirección. Dios, estaba todavía más cerca. Lo suficiente para que ella pudiera percibir el tic del músculo de su mandíbula mientras clavaba la mirada en la mano de Louis, ahora en la parte baja de su espalda, casi sobre las nalgas.
-¿Seguro que no estás liada con Harry? Parece que él no lo ve de esa manera. -Louis levantó la cabeza, aunque no movió la mano, y se giró para saludar a su amigo común-. Hola, Styles. ¿Qué te trae por el The Hang Out, viejo amigo?
-Un asunto pendiente con Invitado. -Se centro en esa profunda mirada verde que tanto la desconcertaba-. ¿Podemos hablar fuera?.
Aunque parecía una petición, su mirada sugería todo lo contrario.
Invitado tragó saliva. Harry llevaba unos vaqueros ceñidos, unas botas negras, una camiseta beige con la palabra a Army» estampada sobre su musculoso pectoral izquierdo, y una mirada exigente. Parecía un hombre con una misión personal y todo en su actitud lo proclamaba. No saludó a su amigo, ni contestó a su pregunta. Tampoco la había saludado a ella. Nada de buenos modales, iba directo al grano. ¿Le había quedado algo por añadir ayer en la cocina? En pocas palabras, él la había molestado y ella había salido corriendo como alma que lleva el diablo, como él había afirmado que haría. Pero nada en su expresión hablaba de una disculpa, y ella no podía imaginar qué otra cosa podía querer como no fuera humillarla más. «No, gracias».
-Creo que ayer dejaste las cosas bien claras. No tenemos nada más que decirnos.
-Ya lo creo que sí.
-Estoy ocupada bailando. -Sin más, se dio la vuelta hacia el hermano de Louis, ¿Niall?
¿Liam? Era algo así.
Le dirigió al rubio propietario del club una sonrisa y meneó las caderas, muy consciente de la mirada penetrante de Harry clavaba en su espalda. En cuanto el hermano sin nombre se volvió hacia ella, la canción finalizó. El disc-jockey anunció que iba hacer un alto para tomarse un respiro.
Harry la agarró de la muñeca y la giró hacia él, arqueando una ceja.
-Ahora ya no estás bailando.
«¡Maldita sea!». Invitado puso los brazos en jarras.
-Entonces di lo que sea que tengas que decir.
-Fuera.
El tono autoritario le puso los pelos de punta.
-¿Va a llevarte mucho tiempo?
-No.
-Entonces dilo y vete.
Él vaciló.
-No creo que quieras tener público.
O no lo quería tener él. Por razones que ella no podía comprender, él no quería que los
hermanos Tomlinson, que ahora los miraban fijamente, oyeran lo que estaba a punto de decir. Si iba a salirle con más de lo que le había dicho hacía sólo veinticuatro horas, podía ahorrarse el discurso.
Pero quizá no fuera eso. Harry carecía de maneras sociales. Tener la oportunidad de dejarle actuar y ver cómo se ahorcaba a sí mismo la hizo sonreír.
-No me importa. Dispara.
-De acuerdo -se encogió de hombros-. Ayer cuando Zayn y yo te desnudamos sobre la
encimera de la cocina y comenzamos a pasar la lengua por tu cuerpo, tú...
-¡Para! -Ella soltó un grito ahogado, sintiéndose furiosa cuando el rubor le inundó las
mejillas.
El hermano del que no podía recordar el nombre, se rió entre dientes junto a su oído.
Harry sonrió con aire satisfecho. «¡Bastardo!». Había ido a jugar sucio y se había lanzado directo al grano. ¿Cómo no lo había visto venir?
-¿Está enrollada con Zayn y contigo? -le preguntó Louis a Harry.
-Sí.
-¡Demonios, no! -exclamó ella a la vez.
Eso provocó que el músculo de la mandíbula de Harry comenzara a palpitar de nuevo.
-Mejor lo discutimos fuera.
¿Es que ese hombre no sabía cuándo abandonar?
-No estoy enrollada ni contigo, ni con tu primo. No pienso acercarme de nuevo a tu
cocina, y, te aseguro, que no voy a salir contigo.
-He venido a decirte algo que creo que te gustará oír.
-No estoy interesada en ser otro rollo más para ti, y estoy tan cabreada que me importa
un bledo lo que tengas que decirme.
En un segundo, Harry estuvo a su lado, sin tocarla. Un segundo más y le rodeó la cintura
con un brazo, con el otro le agarró el pelo que le caía por la espalda y la puso de puntillas.
-No voy a pedírtelo otra vez. O hablamos a fuera o voy a dirigirme a la silla más cercana, a levantarte esa minifalda y a calentarte el trasero mientras toda esta gente nos mira.
Invitado apenas tomó aliento para decir:
-No te atreverás. -Pero sabía que lo haría. La irritación le envenenó los pensamientos. Él era un arrogante hijo de perra, pero incluso mientras pensaba eso sintió un cosquilleo en el estómago...No, no podía ser deseo. -No tienes ningún derecho.
Harry se encogió de hombros.
-Pero estoy seguro de que disfrutaría.
Louis se acercó a ellos.
-Aunque me encantaría ver el espectáculo, no permito peleas ni desnudos en el club.
Tendréis que salir fuera.
Invitado se giró hacia él con la boca abierta. ¿Acaso aquel imbécil estaba dejándola a merced de ese lobo? ¡Cómo no! Los hombres siempre se apoyaban los unos a los otros.
-¿Sabes qué? Que los dejo...a todos. Me voy a casa.
Los hermanos Tomlinson se rieron. Con la sangre hirviendo de furia, se dirigió a la salida.
«¡Eran unos completos gilipollas!» Pero a pesar de eso, no era tan estúpida como para creer que Harry dejaría estar las cosas. La seguía; lo sintió dos pasos por detrás. Condenado hombre. Cuando alcanzó la puerta del club, la música comenzó a sonar de nuevo. Invitado se dirigió al gorila más grande de los tres que estaban en la puerta y le brindó una sonrisa.
-¿Podrías acompañarme al coche? Me están siguiendo. -Lanzó una mirada punzante por encima del hombro en dirección a Harry.
.
-Venga cariño -le murmuró Harry suavemente mientras la rodeaba con un brazo-, no
te enfades.
Antes de que pudiera decirle dónde podía meterse las palabras y decirle al gorila que se librara de aquel acosador chiflado, Harry la atrajo hacia sí, bajó la cabeza, y ahogó sus furiosas palabras con un beso arrebatador.
Ella forcejeó, pero sólo un momento, luego dejó de pensar. Aquel hombre ardiente, persuasivo y adictivo como el pecado, invadió sus sentidos. La doblegó con la boca. Invitado se resistió. O por lo menos lo intentó. A pesar de la furia que la
embargaba, Harry le provocó la familiar aceleración de su pulso, la oleada de deseo, y ahogó sus protestas. Con un roce de sus labios, una lenta caricia de su lengua mientras le deslizaba la palma de su mano por la espalda, la sumergió en el deseo, y no sólo a ella. El de Harry era tan tangible que Invitado pudo saborearlo con la lengua.
El beso la derritió por la contenida urgencia de su necesidad, suavizada por un enredo de labios, alientos y lenguas, del que nunca hubiera imaginado capaz a Harry Styles. Invitado , ingrávida e irreflexiva, se dejó llevar, con el corazón a mil por hora, perdiéndose en la calidez de aquel beso.
Hasta que él le mordisqueó el labio inferior y se lo lamió, para luego volver a posar su boca sobre la de ella una vez más. Sin pensar, Invitado se inclinó hacia él, buscando más besos, más contacto, más de él.
Harry la agarró por los hombros.
-Siento lo que pasó ayer. Ven a casa conmigo, gatita.
-Que disfruten de la noche -dijo el gorila con una sonrisa picarona.
Mientras ella intentaba buscar una respuesta, Harry la tomó de la mano y la condujo afuera, a la húmeda noche de verano. Un coche entró en el aparcamiento, con los faros iluminando la carretera de tierra, y se
dirigió al extremo más alejado. En alguna parte allí cerca, croaba una pareja de ranas. Los grillos cantaban y los mosquitos zumbaban en las farolas que junto con la luna plateada iluminaban la superficie que se extendía ante ellos.
Ahora que la boca persuasiva de Harry no le nublaba el pensamiento, Invitado cerró los ojos ante su estupidez. Maldita sea, no había tenido intención de responder a Harry cuando la besó y acarició. Había hecho una buena imitación de una perra en celo. Bueno, de todas maneras ella había querido irse. Y ya estaba fuera. Buscó en el bolsillo de la falda la llave del coche.
-Vale, no voy a quedarme con los hermanos Tomlinson. Ya te has salido con la tuya.
¿Contento?
Una sonrisa ladina curvó la boca de Harry. Antes de que pudiera preguntarse qué estaría
tramando, el alargó la mano y le quitó las llaves que desaparecieron en el bolsillo de sus vaqueros. La única manera de recuperarlas era deslizando la mano dentro de los pantalones. «Genial». Considerando la erección que le abultaba la bragueta, no creía que él se opusiera a que le metiera la mano en el bolsillo...o en cualquier otra parte por allí abajo.
-No, todavía no -le dijo, palmeando las llaves a través del vaquero-. No irás a ningún
lado hasta que terminemos de hablar.
Invitado soltó un suspiro de frustración.
angiec22
Re: Fantasia prohibida-(Harry Styles y tu) {MEGAHOT}
CAP: 6
-Mira, arrogante hijo de...
-Espera. Antes de que inicies una retahíla de insultos, he venido a ofrecerte mi ayuda. Si
todavía la quieres.
Ella se interrumpió. ¿Estaba oyendo lo que ella creía que estaba oyendo?
-¿Has venido a decirme que me enseñarás lo que quiero saber sobre sexo? ¿Zayn y tú?
Él hizo una pausa, no parecía demasiado contento.
-Sí.
Alivio e irritación lucharon por dominar su reacción. Al final, ganó el alivio, ya que no iba a
conseguir a Justin sin instrucción. Y tras haber visto a los hermanos Tomlinson que, a pesar de lo
dispuestos que habían parecido, no eran lo que ella buscaba.
Pero no iba a permitir que Harry lo supiera.
-Quizá sea demasiado tarde.
-No parecías cómoda con Louis y Niall.
Por incómoda que se hubiera sentido con ellos, tomó nota mental del nombre del hermano
mayor.
-¿Y a quién le importa? A mí no desde que intentaste ahuyentarme ayer.
Harry se rió entre dientes.
-¿Y tengo que creérmelo?
-Tendrías que ser imbécil para no hacerlo. Y jamás me lo pareciste cuando trabajabas para mi padre.
-No.
Invitado soltó un bufido.
-Jamás habrías pensado en mí en un contexto sexual si no hubiera llamado a tu puerta.
-Si piensas eso es que eres una ingenua.
¿Estaba tomándole el pelo? Invitado frunció el ceño. El enorme agente de las fuerzas
especiales, convertido ahora en guardaespaldas, no podía haber pensado sexualmente en ella antes de encontrarla con Zayn en la cocina.
-Oh, vamos -se mofó ella-. Hasta ayer ni siquiera habrías imaginado hacer nada conmigo. ¿Cuántos años tenía yo? ¿Dieciocho? ¿Diecinueve?
-Diecisiete. -Harry torció la boca en una sombría sonrisa-. Diecisiete y medio. Y todo lo que me pasaba por la cabeza en ese momento era ilegal, Invitado . Mis pensamientos no han cambiado. Pero ahora no iré a la cárcel si los hago realidad.
Harry parecía hablar en serio mientras la taladraba con esos penetrantes ojos.
-Durante ese tiempo deseabas...
-¿Follarte? Oh sí, eso y cualquier otra cosa que me hubieras dejado hacer. Te deseaba. Punto.
Invitado tomó aliento, estupefacta. «Oh, Dios mío»... Clavó una larga mirada en la patente erección que parecía a punto de reventar la cremallera.
-¿Y todavía me deseas?
-¿Acaso no te lo acabo de decir?
Ella se humedeció el labio inferior. Cuando la ardiente mirada de Harry se clavó en ese gesto, a Invitado se le tensó el vientre y se le contrajeron los pezones. En su mente apareció una imagen: Harrt recostado sobre ella, penetrándola con dura insistencia. Invitado se había corrido la noche anterior con sus propios dedos con esa misma imagen mental. Sintió que se le calentaban las mejillas. No tenía sentido, se excitaba con un hombre que no sería más que un mentor para ella. Quizá fuera debido a una locura temporal, al estrés tras un frenético curso escolar o a una persistente curiosidad juvenil. Ya se le pasaría. Pero, de repente, algunas cosas tuvieron sentido.
-Entonces era por eso por lo que apenas me hablabas cuando trabajabas con mi padre.
-Sí.
-Y la razón de que hayas cambiado de idea sobre mi...favor.
-En parte. Zayn también tuvo algo que ver. Casi me arranca la piel a tiras con su lengua viperina.
-¿No quería que me hablaras de esa manera?
Harrt asintió con la cabeza.
-Porque te desea tanto como yo.
-Y tú intentaste ahuyentarme porque piensas que no estoy en mis cabales.
Harry asintió con la cabeza.
-Aún lo pienso. Pero cómo Zayn me recordó, ya eres adulta.
-Llevo algún tiempo pensando en ello. He tomado una decisión. Ya no estoy en el instituto. No soy menor de edad, y no soy idiota.
-No creo que entiendas en realidad en qué te estás metiendo, pero es tu vida.
Invitado se mordisqueó el labio inferior, sospechando que él tenía razón. Comprendía -de una manera abstracta- qué significaba participar en un trio. Esa misma mañana había leído un libro erótico y se había sentido excitada por la historia de una mujer amada por dos hombres totalmente dedicados a darle placer. ¿Qué mujer con sangre en las venas no se hubiera excitado?
Pero, a pesar de que Harry había dicho que no había sentimientos implicados en un trio, Invitado no lo creía. Aunque no tenía sentido, ella ya se sentía atraída por Harry. Probablemente porque siempre había sentido curiosidad por él. Tiempo atrás, él la había repelido tanto como la había atraído. Pero quien de verdad la atraía ahora era Justin. Lo había echado de menos tras una larga ausencia de casi cuatro años. Aunque ambos hombres no se parecían, lo más probable era que estuviera utilizando a Harry como sustituto de manera inconsciente. Eso, y que Harry había hecho más por ella sexualmente en quince minutos que Justin en todos esos años. Invitado suspiró.
-No creo que Justin Bieber sea el hombre adecuado para ti.
Era normal que Harry pensara eso. Para Don Práctico, allí presente, ella era una groopie persiguiendo a una estrella, una quinceañera que fantaseaba tontamente con el «vivieron felices y comieron perdices». A él le resultaba difícil comprender su relación con Justin, que se había desarrollado y evolucionado en los últimos años mediante e-mails y llamadas telefónicas.
Invitado se encogió de hombros, intentando no parecer molesta.
-Tienes derecho a pensar lo que quieras. Pero como bien has dicho, es mi vida.
-Así es, y si quieres aprender todo lo que hay que saber sobre ser compartida por dos hombres, este es el trato -continuó él-. Regresarás a casa conmigo. Te quedarás con nosotros dos semanas. Y te enseñaremos todo lo que necesites saber.
Se sintió aliviada. Había ganado. Aunque estaba tentada de decirle que no a Harry, el orgullo no resolvería su problema con Nick. Éste había insistido en que ella no podía ser lo que él necesitaba, que era demasiado inocente para su estaño de vida. Iba a demostrarle que estaba equivocado aprendiendo todo lo necesario. Era la única manera de tener un futuro con el hombre que adoraba. A pesar de la manera abominable en que Harry había actuado el día anterior, Invitado sabía que era un hombre de palabra. Le enseñaría todo lo necesario. Aun así, tenía que hacerle algunas preguntas más.
-¿Viviré con ustedes dos semanas?
Harry asintió con la cabeza.
-Una de las cosas más difíciles de llevar a cabo en un trio es satisfacer a dos hombres
excitados. El sexo con dos hombres a la vez no es fácil. Algunos hombres también tienen exigencias individuales que querrán que tú satisfagas. A algunos les va el sexo matutino. Otros preferirán la medianoche o cualquier otra hora del día. Tendrás que aprender a tratar con distintos gustos.
Su explicación tenía sentido. Dos hombres darían, definitivamente, más trabajo que uno. La única complicación que veía era mantener relaciones sexuales varias veces al día cuando nunca las había tenido, pero así era como vivía Justin.
-Déjame adivinar, Zayn es el hombre de medianoche. Y tu momento favorito para tener sexo es por la mañana.
Harry negó con la cabeza.
-A Zayn le gusta más hacerlo por la mañana. A mí me vale cada vez que Zayn esté de humor si tú estas dispuesta. No te tomaré a solas. Nunca.
Igual que antes, él hablaba completamente en serio. No haría el amor con ella si Zayn no participaba. ¿Por qué razón? Su cara no decía nada; su expresión estaba demasiado vacía, casi dolorosamente en blanco. ¿Estaba ocultando algo? Tratándose de Harry, ¿quién podía saberlo?
-Así que si digo que sí, ¿tú querrás...?
La lujuria centelleó en sus ojos.
-Si Zayn está dispuesto y tú también, allí estaré.
La insinuación en sus palabras creó una cálida corriente que se extendió deliciosamente por el cuerpo de Megan hasta que se asentó dolorosa y peligrosamente entre sus piernas.
-¿Así que no soy sólo otro rollo más?
Él hizo una mueca.
-No.
-Mmm, está bien... Acabo de terminar el curso de enfermería, así que estoy libre. Tengo que estudiar para los exámenes, pero eso puedo hacerlo en cualquier parte. Tendré que ir a buscar algunas cosas y dejar una nota a mi padre de que voy a visitar a una amiga. De todas maneras, ahora está de viaje. Podría regresar mañana y...
-Un momento. Hay una regla.
¿Una regla? ¿Había reglas en los trios?
-¿Cuál?
-No lo hago con vírgenes, así que no te follaré de manera convencional.
Invitado se puso tensa. No le gustaba ese lenguaje cortante, pero estaba acostumbrada a él. Lo que más le molestaba era su tono, como si ser virgen la convirtiera en una forma de vida inferior.
-Creo que eso ya lo hemos aclarado. Te he dicho que quiero reservar mi virginidad para Justin. Así que eso no será un problema.
-Quiero que recuerdes eso cuando las cosas se pongan calientes. -Le sujetó la cara entre las manos y la acercó más a su cuerpo. El intenso resplandor de sus ojos le dijo a Invitado lo mucho que deseaba besarla-. Y se calentarán, Invitado .
Un escalofrío ardiente la atravesó.
-Ni lo olvidaré, ni cambiaré de opinión.
-No cederé cuando me implores.
Invitado se soltó de su agarre.
-¿Cuando te implore? «Oh, Dios, alguien tiene mucha fe en sus proezas». La sombría sonrisa de Harry la puso de los nervios.
-Es uno de los placeres de ser compartida por dos hombres. Podemos conseguir que supliques por algo. Pero como ya hemos acordado aquí y ahora que no será sexo convencional, no habrá ningún riesgo.
Entonces, ¿qué tipo de sexo sería? ¿Oral? ¿Anal? Tampoco tenía experiencia en esas facetas. En dos semanas, se habría convertido en toda una experta en ambos casos. Ese pensamiento la hizo tomar aliento al sentir un peligroso arrebato de deseo.
-¿Riesgos de qué? ¿De embarazo?
Harry apretó los labios.
-De eso y de enrollarnos. Que seas virgen es una responsabilidad. Un hombre no debería follar a una virgen a no ser que tenga intención de reclamarla y conservarla para sí. Y yo no estoy dispuesto a reclamar a ninguna mujer... en ese sentido.
Asombroso. Anticuado y liberal a la vez.
-De alguna manera, no puedo decir que me sorprenda -comentó ella, notando el sarcasmo en su voz.
Harry sólo se cruzó de brazos y la miró fijamente, con una expresión insondable y la mandíbula tensa, un lenguaje corporal inequívoco. Sus labios apretados en una línea sombría y esos ojos parecían inexpresivos y despreocupados...a primera vista.
Invitado lo miró de nuevo. Desolado. Eso es lo que parecía. Lo que denotaba la rigidez de su postura combinada con algún tipo de anhelo que ella percibía mientras lo miraba. Harry parpadeó, cambiando el peso de pierna, y retrocedió un paso. Fuera lo que fuese lo que Invitado había visto en sus ojos, había desaparecido.
-Mira, arrogante hijo de...
-Espera. Antes de que inicies una retahíla de insultos, he venido a ofrecerte mi ayuda. Si
todavía la quieres.
Ella se interrumpió. ¿Estaba oyendo lo que ella creía que estaba oyendo?
-¿Has venido a decirme que me enseñarás lo que quiero saber sobre sexo? ¿Zayn y tú?
Él hizo una pausa, no parecía demasiado contento.
-Sí.
Alivio e irritación lucharon por dominar su reacción. Al final, ganó el alivio, ya que no iba a
conseguir a Justin sin instrucción. Y tras haber visto a los hermanos Tomlinson que, a pesar de lo
dispuestos que habían parecido, no eran lo que ella buscaba.
Pero no iba a permitir que Harry lo supiera.
-Quizá sea demasiado tarde.
-No parecías cómoda con Louis y Niall.
Por incómoda que se hubiera sentido con ellos, tomó nota mental del nombre del hermano
mayor.
-¿Y a quién le importa? A mí no desde que intentaste ahuyentarme ayer.
Harry se rió entre dientes.
-¿Y tengo que creérmelo?
-Tendrías que ser imbécil para no hacerlo. Y jamás me lo pareciste cuando trabajabas para mi padre.
-No.
Invitado soltó un bufido.
-Jamás habrías pensado en mí en un contexto sexual si no hubiera llamado a tu puerta.
-Si piensas eso es que eres una ingenua.
¿Estaba tomándole el pelo? Invitado frunció el ceño. El enorme agente de las fuerzas
especiales, convertido ahora en guardaespaldas, no podía haber pensado sexualmente en ella antes de encontrarla con Zayn en la cocina.
-Oh, vamos -se mofó ella-. Hasta ayer ni siquiera habrías imaginado hacer nada conmigo. ¿Cuántos años tenía yo? ¿Dieciocho? ¿Diecinueve?
-Diecisiete. -Harry torció la boca en una sombría sonrisa-. Diecisiete y medio. Y todo lo que me pasaba por la cabeza en ese momento era ilegal, Invitado . Mis pensamientos no han cambiado. Pero ahora no iré a la cárcel si los hago realidad.
Harry parecía hablar en serio mientras la taladraba con esos penetrantes ojos.
-Durante ese tiempo deseabas...
-¿Follarte? Oh sí, eso y cualquier otra cosa que me hubieras dejado hacer. Te deseaba. Punto.
Invitado tomó aliento, estupefacta. «Oh, Dios mío»... Clavó una larga mirada en la patente erección que parecía a punto de reventar la cremallera.
-¿Y todavía me deseas?
-¿Acaso no te lo acabo de decir?
Ella se humedeció el labio inferior. Cuando la ardiente mirada de Harry se clavó en ese gesto, a Invitado se le tensó el vientre y se le contrajeron los pezones. En su mente apareció una imagen: Harrt recostado sobre ella, penetrándola con dura insistencia. Invitado se había corrido la noche anterior con sus propios dedos con esa misma imagen mental. Sintió que se le calentaban las mejillas. No tenía sentido, se excitaba con un hombre que no sería más que un mentor para ella. Quizá fuera debido a una locura temporal, al estrés tras un frenético curso escolar o a una persistente curiosidad juvenil. Ya se le pasaría. Pero, de repente, algunas cosas tuvieron sentido.
-Entonces era por eso por lo que apenas me hablabas cuando trabajabas con mi padre.
-Sí.
-Y la razón de que hayas cambiado de idea sobre mi...favor.
-En parte. Zayn también tuvo algo que ver. Casi me arranca la piel a tiras con su lengua viperina.
-¿No quería que me hablaras de esa manera?
Harrt asintió con la cabeza.
-Porque te desea tanto como yo.
-Y tú intentaste ahuyentarme porque piensas que no estoy en mis cabales.
Harry asintió con la cabeza.
-Aún lo pienso. Pero cómo Zayn me recordó, ya eres adulta.
-Llevo algún tiempo pensando en ello. He tomado una decisión. Ya no estoy en el instituto. No soy menor de edad, y no soy idiota.
-No creo que entiendas en realidad en qué te estás metiendo, pero es tu vida.
Invitado se mordisqueó el labio inferior, sospechando que él tenía razón. Comprendía -de una manera abstracta- qué significaba participar en un trio. Esa misma mañana había leído un libro erótico y se había sentido excitada por la historia de una mujer amada por dos hombres totalmente dedicados a darle placer. ¿Qué mujer con sangre en las venas no se hubiera excitado?
Pero, a pesar de que Harry había dicho que no había sentimientos implicados en un trio, Invitado no lo creía. Aunque no tenía sentido, ella ya se sentía atraída por Harry. Probablemente porque siempre había sentido curiosidad por él. Tiempo atrás, él la había repelido tanto como la había atraído. Pero quien de verdad la atraía ahora era Justin. Lo había echado de menos tras una larga ausencia de casi cuatro años. Aunque ambos hombres no se parecían, lo más probable era que estuviera utilizando a Harry como sustituto de manera inconsciente. Eso, y que Harry había hecho más por ella sexualmente en quince minutos que Justin en todos esos años. Invitado suspiró.
-No creo que Justin Bieber sea el hombre adecuado para ti.
Era normal que Harry pensara eso. Para Don Práctico, allí presente, ella era una groopie persiguiendo a una estrella, una quinceañera que fantaseaba tontamente con el «vivieron felices y comieron perdices». A él le resultaba difícil comprender su relación con Justin, que se había desarrollado y evolucionado en los últimos años mediante e-mails y llamadas telefónicas.
Invitado se encogió de hombros, intentando no parecer molesta.
-Tienes derecho a pensar lo que quieras. Pero como bien has dicho, es mi vida.
-Así es, y si quieres aprender todo lo que hay que saber sobre ser compartida por dos hombres, este es el trato -continuó él-. Regresarás a casa conmigo. Te quedarás con nosotros dos semanas. Y te enseñaremos todo lo que necesites saber.
Se sintió aliviada. Había ganado. Aunque estaba tentada de decirle que no a Harry, el orgullo no resolvería su problema con Nick. Éste había insistido en que ella no podía ser lo que él necesitaba, que era demasiado inocente para su estaño de vida. Iba a demostrarle que estaba equivocado aprendiendo todo lo necesario. Era la única manera de tener un futuro con el hombre que adoraba. A pesar de la manera abominable en que Harry había actuado el día anterior, Invitado sabía que era un hombre de palabra. Le enseñaría todo lo necesario. Aun así, tenía que hacerle algunas preguntas más.
-¿Viviré con ustedes dos semanas?
Harry asintió con la cabeza.
-Una de las cosas más difíciles de llevar a cabo en un trio es satisfacer a dos hombres
excitados. El sexo con dos hombres a la vez no es fácil. Algunos hombres también tienen exigencias individuales que querrán que tú satisfagas. A algunos les va el sexo matutino. Otros preferirán la medianoche o cualquier otra hora del día. Tendrás que aprender a tratar con distintos gustos.
Su explicación tenía sentido. Dos hombres darían, definitivamente, más trabajo que uno. La única complicación que veía era mantener relaciones sexuales varias veces al día cuando nunca las había tenido, pero así era como vivía Justin.
-Déjame adivinar, Zayn es el hombre de medianoche. Y tu momento favorito para tener sexo es por la mañana.
Harry negó con la cabeza.
-A Zayn le gusta más hacerlo por la mañana. A mí me vale cada vez que Zayn esté de humor si tú estas dispuesta. No te tomaré a solas. Nunca.
Igual que antes, él hablaba completamente en serio. No haría el amor con ella si Zayn no participaba. ¿Por qué razón? Su cara no decía nada; su expresión estaba demasiado vacía, casi dolorosamente en blanco. ¿Estaba ocultando algo? Tratándose de Harry, ¿quién podía saberlo?
-Así que si digo que sí, ¿tú querrás...?
La lujuria centelleó en sus ojos.
-Si Zayn está dispuesto y tú también, allí estaré.
La insinuación en sus palabras creó una cálida corriente que se extendió deliciosamente por el cuerpo de Megan hasta que se asentó dolorosa y peligrosamente entre sus piernas.
-¿Así que no soy sólo otro rollo más?
Él hizo una mueca.
-No.
-Mmm, está bien... Acabo de terminar el curso de enfermería, así que estoy libre. Tengo que estudiar para los exámenes, pero eso puedo hacerlo en cualquier parte. Tendré que ir a buscar algunas cosas y dejar una nota a mi padre de que voy a visitar a una amiga. De todas maneras, ahora está de viaje. Podría regresar mañana y...
-Un momento. Hay una regla.
¿Una regla? ¿Había reglas en los trios?
-¿Cuál?
-No lo hago con vírgenes, así que no te follaré de manera convencional.
Invitado se puso tensa. No le gustaba ese lenguaje cortante, pero estaba acostumbrada a él. Lo que más le molestaba era su tono, como si ser virgen la convirtiera en una forma de vida inferior.
-Creo que eso ya lo hemos aclarado. Te he dicho que quiero reservar mi virginidad para Justin. Así que eso no será un problema.
-Quiero que recuerdes eso cuando las cosas se pongan calientes. -Le sujetó la cara entre las manos y la acercó más a su cuerpo. El intenso resplandor de sus ojos le dijo a Invitado lo mucho que deseaba besarla-. Y se calentarán, Invitado .
Un escalofrío ardiente la atravesó.
-Ni lo olvidaré, ni cambiaré de opinión.
-No cederé cuando me implores.
Invitado se soltó de su agarre.
-¿Cuando te implore? «Oh, Dios, alguien tiene mucha fe en sus proezas». La sombría sonrisa de Harry la puso de los nervios.
-Es uno de los placeres de ser compartida por dos hombres. Podemos conseguir que supliques por algo. Pero como ya hemos acordado aquí y ahora que no será sexo convencional, no habrá ningún riesgo.
Entonces, ¿qué tipo de sexo sería? ¿Oral? ¿Anal? Tampoco tenía experiencia en esas facetas. En dos semanas, se habría convertido en toda una experta en ambos casos. Ese pensamiento la hizo tomar aliento al sentir un peligroso arrebato de deseo.
-¿Riesgos de qué? ¿De embarazo?
Harry apretó los labios.
-De eso y de enrollarnos. Que seas virgen es una responsabilidad. Un hombre no debería follar a una virgen a no ser que tenga intención de reclamarla y conservarla para sí. Y yo no estoy dispuesto a reclamar a ninguna mujer... en ese sentido.
Asombroso. Anticuado y liberal a la vez.
-De alguna manera, no puedo decir que me sorprenda -comentó ella, notando el sarcasmo en su voz.
Harry sólo se cruzó de brazos y la miró fijamente, con una expresión insondable y la mandíbula tensa, un lenguaje corporal inequívoco. Sus labios apretados en una línea sombría y esos ojos parecían inexpresivos y despreocupados...a primera vista.
Invitado lo miró de nuevo. Desolado. Eso es lo que parecía. Lo que denotaba la rigidez de su postura combinada con algún tipo de anhelo que ella percibía mientras lo miraba. Harry parpadeó, cambiando el peso de pierna, y retrocedió un paso. Fuera lo que fuese lo que Invitado había visto en sus ojos, había desaparecido.
angiec22
Re: Fantasia prohibida-(Harry Styles y tu) {MEGAHOT}
Siguelaa:3 vamos! soy nueva lectora y me puedes decir Gaby <3
Abby_1909
Re: Fantasia prohibida-(Harry Styles y tu) {MEGAHOT}
Holaaaaaaaaaaaaaaaa nueva lectora yo tambien la comenze a leer con una chica que ya no la siguio pero bueno.. me encataron los capis subeee porfa bueno me voy..bailando :-w-: bye besos
kate janeth
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