Diez cosas Que Odio Sobre James Potter {James Potter&LilyEvans} [T E R M I N A D A]

Diez cosas que odio sobre James Potter.
Parte 2

Numero ocho, Y odio el hecho que la mitad del tiempo, él tenga razón.
-Si no te conociera desde primer curso- habló James mirando el techo, burlón-, diría que tienes problemas para pensar las últimas tres razones.
Lily apretó la mandíbula e hizo una mueca de concentración. Pensó en sus experiencias desastrosas vividas en los últimos años, con aquel troglodita.
-Odio que vengas siempre en mi rescate- dijo complacida- ¡No soy ninguna damisela en peligro! Puedo defenderme sola y vivir mi propia vida.
-¿No aprecias a un caballero hecho y derecho?- bromeó con un puchero fingido
-No cuando viene de ti- replicó con un deje de desdén en la voz, inconsciente- Te llamaría de todo menos caballeroso, Potter. Todo lo que viene de ti es realmente... brusco y en vano, pero sin embargo, tú consigues hacerlo por cualquier medio.
-No me conoces, Lily- dijo con un tono de voz más serio-. Que yo bromee con ello no significa que...
-¿No significa qué, James? ¿No significa que tus intenciones no sean verdaderas?
-Yo solo...-suspiró, abatido- No importa... Continua, por favor.
-Gracias- Lily se detuvo a pensar de nuevo: Tenía cada vez más dificultades para pensar sus razones, aún cuando tenía a James, sentando a su lado, incomodándola- Nueve: Odio la forma en que nunca tomas un NO por respuesta, James. Yo, si fuera hombre y con un ego como el tuyo, lo pensaría mejor después de que me rechacen un millón de veces.
-Quinientos setenta y dos- interrumpió el chico.
-¿Qué?
-Tus cálculos están fallando, Lily- dijo simplemente-. Han sido quinientos setenta y dos veces, más o menos. Pero también hace un mes y cuatro días que te invité a salir, por última vez.
Lily no podía creer que el chico llevara la cuenta de eso. Era algo obsesivo, pero eso solo reforzó sus razones.
-James... Apenas entiendo como sigues intentándolo con una chica que no siente lo mismo por ti- cuestionó con suavidad.
-¿No es obvio, Lily?-replicó James- Después de todos mis intentos, tú me dejaste que te bese…
-Cállate- pidió irritada-. No lo menciones que me cabreo más.
-No me callaré- sentenció con un tono más grave de voz que hizo a ella estremecer-. Esto nos dá razones para pelear y tú amas eso. ¡Te enciende!
-Cállate, Potter
-Estoy hablando en serio- clamó James-. Tú vives de mis bromas y peleas.
-No -Lily sacudió la cabeza, indignada
-¿Entonces por qué participas en ellas?- preguntó curiosamente-Por que todo este tiempo que hemos estado discutiendo, podrías haberlo usado para decir tu razón numero diez… Y, como lo prometí, si mencionas diez razones, te dejo en paz.
Ella pensó un momento.."Número diez. Odio..Odio la forma que tú..digo, cuando tu.." Tragó saliva, nerviosa de no tener qué decir.- Odio que tú..ell…
-El hecho que soy elocuente- James, bromista, rodeó un brazo alrededor de los hombros de ella.- Me quieres pero eres cabezota.
-¡Eres un estúpido! -chilló soltándose y poniéndose en pie- Fuera de mi vida.- susurró y con esto, se dirigió a las escaleras de los cuartos de las chicas.
Parada frente al espejo de su habitación, se mecía hacia delante y atrás, fulminando su reflejo, enojada consigo misma. Esto no puede ser bueno para mi presión arterial. ¿Cómo dejo que James me incomode como lo hace? pensó con amargura.
Necesito aprender a no hacerle caso, a que no me saque de las casillas. Una parte de su pensamiento la hizo tranquilizar y razonar Solo lo hace para llamar la atención.
Suspiró y rememoró aquella desastrosa tarde, cuando ella y Amos, en su tercera cita, habían ido al salón de té de Madame Puddifoot en Hogsmeade. Ella había estado esperando esa cita toda la semana y sus amigas, más entusiasmadas que ella misma, le habían ayudado a elegir la ropa y a ensayar que decir.
No sé como haré para solucionar las cosas con Amos pensó insegura. Él era un chico guapo y realmente dulce, y sus amigas eran algo celosas que ella hubiera conseguido una cita con él, agregando además, que James Potter le estaba prácticamente rogando que saliera con él al menos una vez.
Lily quedaba como una acaparadora de los chicos más guapos de todo Hogwarts, pero ella no se preocupaba por esas trivialidades.
Frunció el cejo al recordar como James había dicho que Amos era más seco que una tostada rancia. Bueno, Amos no era el chico más interesante en cuanto a conversaciones (no tenía cosas realmente emocionantes que decir) pero ningún chico lo hacía.
No podía creer, luego de años y años, que James fuese tan caradura en insolente como para interrumpir la cita con Amos y el hecho que después él hubiera dicho ese chorro de mentiras (alegando que Lily le pertenecía, como una propiedad, un terreno que se compra) y luego la hubiese besado. ¡Ese beso había sido realmente traumático! ¡Ugh!
Pero, aunque le costaba admitirlo y todo, había participado algo en el beso. Algo, una milésima de segundo, por que lo terminó al fin. Pero se había tomado algo de tiempo en hacerlo. ¡James era un buen besador! ¿Qué le iba a hacer?
Quizás no odio todo sobre él meditó sintiéndose increíblemente superficial. Ella sabía que no era suficiente, pero quizás era la mayor parte de su enojo con el moreno.
¿Por qué no tengo la décima razón? se preguntó frustrada. ¡Ella era Lily Evans y siempre tenía la respuesta a todo! El mismo concepto, la confundió. No era seguramente por la razón que James había sugerido (la que ella estaba enamorada de él) No, no, eso no era.
¡Eso es absurdo! Ella casi se rió del pensamiento. Si lo amara, se lo habría dicho hace tiempo..¿No?
Pero entonces ella pensó más de las razones que había elegido enumerar de por qué lo odiaba. Pero más pensaba en ellas, y más tonta se sentía.
Eran razones vacías y sosas, nada importante se le ocurría.
Ningún otro chico me ha llamado Amorcito y de cualquier otra persona, estoy segura que lo encontraría simpático y no fastidioso. Tal vez la razón que tanto la incomodaba, era el echo que James lo venía haciendo hace años, y siempre algo pedante y burlón.
¿Y si él se mete en mi vida por que de verdad le importo? Se preguntó con una gran duda en el pecho ¿Y si me "protege" por que de verdad quiere. Y no por que lo necesito? ¿Y si sus intenciones son verdaderas?
Su expresión ablandó pues se dio cuenta que todas esas cosas que odiaba sobre James Potter eran cosas que ella, realmente, no quería cambiarle. Se había acostumbrado a despertarlo cada mañana-en parte por que le gustaba la idea de cuidar de alguien, aunque ese alguien fuera desagradable la mayor parte del tiempo- e incluso había trabajado mejor con el sonido de James cantando bajo la ducha. Le agradaba trabajar con música.
Y el hecho, tal vez más destacable, era la insistencia del chico. Una insistencia que solo había leído en novelas románticas muggles y que creía imposible en su vida propia. James no había tomado un No por respuesta y las quinientos setenta y dos veces que la había invitado a salir las tenía contadas, cosa que la enterneció.
Suspiró, a sabiendas que había llegado a una importante conclusión, y rasgando un pedazo de pergamino, buscó en su escritorio una pluma y comenzó a escribir.
James se tendió en su cama, y lanzó una mirada al techo, meditando en la charla con Lily de esa tarde, de emociones mezcladas.
Por una parte, le emocionaba la idea de por fin haberla besado y se complacía de haber frustrado esa condenada cita con Amos Diggory, asegurándose que Lily no tuviera un nuevo novio.
Además, había oído al Hufflepuff hablar de Lily y sabía que nunca la apreciaría como ella lo merecía. Sabía que Amos sería una aventura temporal en la vida de Lily, no como él, que buscaba algo serio.
Pero ahora ella me odia más que antes se dijo mentalmente y con amargura Quizás ella sería feliz con Amos, quizás Amos fuese lo que ella quería. Quizás besarla fue una mala idea.
Resopló. Mañana sería un nuevo día, como decía el dicho, y se podía disculpar con Lily y arreglarlo todo, prometiendo alejarse de su vida. Se despertaría por su propia cuenta- no importa lo dormilón que fuera- y resistiría el impulso de cantar en la ducha canciones de The Beatles. Él la llamaría por su apellido, sin ningún mote estúpido. Hasta podría, con su orgullo pisoteado, hablar con Amos en privado y disculparse. Ella lo merecía.
Repentinamente, James oyó el sonido de un pergamino pasando por debajo de su puerta. Se incorporó y miró mientras la hoja se deslizaba.
-¿Qué es esto?- se preguntó a si mismo, a sabiendas que las admiradores de Sirius dejaban sus cartas en un buzón propio.
Se agachó y desdobló el retazo de pergamino. No leía nada, así que buscó sus lentes a tientas y notó que la letra era la de Lily, fina y cursiva.
Razón número 10: Odio el hecho que enumerando todas las cosas que odio sobre ti, me he venido a dar cuenta que te amo.
James sonrió. No era un mal día después de todo.