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Encuentros privados Joe J y(_TN) Terminada
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: Encuentros privados Joe J y(_TN) Terminada
Capítulo 4
[
b]El ganador del Fin de Semana de Ensueño está en la Suite Carnaby.
¡Aseguraos de que se le da todo lo que desee! Todo lo relacionado con la prensa referirlo a (_Tn) Prescott.[/b]
¡Aseguraos de que se le da todo lo que desee! Todo lo relacionado con la prensa referirlo a (_Tn) Prescott.[/b]
(_Tn) levantó la mano para apretar un botón del ascensor. La habitación que había reservado para Cassie era donde pasaría ella la noche, y sus cosas ya estaban allí. Tenía ropa para cambiarse y lo necesario para el aseo en el hotel, para cuando de vez en cuando terminaba tan tarde de trabajar y así no tener cruzar la ciudad para irse a casa. En el hotel siempre había habitaciones libres. Por supuesto, cuando su trabajo de relaciones públicas terminara, esa ventaja también terminaría. Tendría que volverse a casa pasara lo que pasara, porque todas las noches tenían listas de espera para ocupar esas habitaciones.
En ese momento estaba demasiado tensa como para sentarse sola en la habitación de un hotel; además, tenía trabajo pendiente. Tenía que encontrar a alguien que ocupara su lugar con Joe inmediatamente.
Finalmente apretó el botón que la llevaría al vestíbulo. Momentos después, cruzaba la entrada del Erotique. Dee, que estaba detrás de la barra, levantó la vista, y al ver que (_Tn) estaba sola la miró con curiosidad.
Tras darse un momento de placer profesional al comprobar que el restaurante seguía casi lleno y que el bar estaba tres cuartos de lo mismo, aunque fuera ya medianoche, (_Tn) se sentó en el taburete más alejado del resto de los clientes.
Dee avanzó hacia ella y se detuvo delante de (_Tn).
—¿Dónde está ese tío macizo y ardiente? —le preguntó la joven.
Dee tenía la belleza saludable de una chica de granja, que por alguna razón armonizaba con la camisa de vestir sin mangas color rosa que llevaban las camareras.
—En su habitación.
—¿Solo? ¡Una verdadera pena! Cuando estabais en el restaurante daba la impresión de que habíais congeniado maravillosamente. Él desde luego te miraba como si le interesaras mucho más que lo que tenía en el plato.
—No es mi tipo —dijo (_Tn).
—Lo sé. Los hombres altos, morenos y guapos tampoco son mi tipo —dijo Dee con una sonrisa—. ¿Qué haces aquí? ¿Quieres tomar algo?
—¿Tienes algo que me ayude a dormir y que no me dé resaca por la mañana?
—Tengo precisamente lo que te hace falta —dijo Dee con una sonrisa—. Un Martini blue sky —la joven se dio la vuelta y sirvió una buena medida de vodka y un chorro de Curacao en una coctelera y empezó a agitarla.
—¿Has visto a Piper esta noche? —le preguntó (_Tn).
—No. Trace y ella se han ido a la cama temprano, creo —le echó a (_Tn) una sonrisa juguetona—. Parecen hacerlo a menudo.
Se lo había temido. Por supuesto, estaba encantada de que Piper hubiera encontrado a un tipo tan maravilloso, pero su amiga y jefa no estaba tan disponible ya como solía estar.
—La veré por la mañana, entonces. Si la ves, dile que la estoy buscando.
Dee sirvió la mezcla en un vaso de Martini y le añadió un chorro de limón. Entonces colocó el vaso delante de (_Tn) y entrecerró los ojos.
—Además, te va con el vestido.
(_Tn) dio un sorbo.
—Mmm. Qué rico.
—Mucho mejor que el vino blanco. Pero tal y como estás, podrías necesitar diez de éstos para dormir.
—De verdad que necesito hablar con Piper.
—Ah, espera un momento. Estoy segura de que dijo algo de marcharse a los Hamptons a pasar el fin de semana. Acabo de acordarme.
(_Tn) entrecerró los ojos.
—A mí no me ha dicho nada.
—Me dio la impresión de que lo decidieron repentinamente.
De poco le serviría ya la conversación que había planeado con Piper. (_Tn) tamborileó con las uñas recién arregladas sobre la superficie de la barra. No se creía que Joe hubiera ganado el concurso por pura coincidencia. Piper y ella habían ido al colegio con Joe , y parecía bastante claro que su amiga era la persona que había colaborado en aquel engaño para tenderle la trampa con su ex novio. La pregunta era por qué. ¿Por qué iba Piper a hacerle aquello?
—¿Puedo ayudarte en algo? —le preguntó Dee en un tono que debían de enseñar en la escuela de hostelería. (_Tn) no quería arrastrar a Dee a sus problemas, pero le parecía que una camarera joven y que gozaba de la simpatía de todos debía de saber mucho de la gente.
—Tal vez puedas ayudarme. Estoy tratando de encontrar una anfitriona para que termine de pasar el fin de semana con nuestro ganador. Tú conoces a mucha gente. ¿Se te ocurre alguien?
Dee abrió los ojos como platos.
—¿Es que te has vuelto loca? Ese hombre es un bombón. ¿Por qué ibas a querer dárselo a nadie?
Ella sonrió con tirantez.
—Sólo he hecho yo el trabajo porque Cassie ni siquiera se ha presentado. Pero tengo otras cosas que hacer este fin de semana.
—Cancélalas.
Ella pasó la yema del dedo índice por el borde de la copa.
—Lo conozco de hace tiempo —le dijo sin mirarla—. Es complicado.
(_Tn) dio otro sorbo, mientras Dee sacudía la cabeza con tristeza.
—Yo misma me prestaría si no tuviera que trabajar todo el fin de semana.
—No sé lo que voy a hacer.
Dee se inclinó hacia delante.
—¿Quieres volver a verlo?
—No.
—Entonces mueve el trasero. Acaba de salir del ascensor.
Con un leve chillido de sorpresa y hastío, agarró el bolso de mano y saltó del taburete.
—Gracias, me voy a esconder en la cocina. Ven a avisarme cuando se marche.
—No hay tiempo.
—¿Dónde entonces?
Era una locura sentir tanto pánico, pero lo único que sabía era que no quería verlo más, no en ese momento, y menos aún comportarse de un modo tan inmaduro.
—Viene hacia aquí. ¡Vete!
Con la sensación de ser una aterrada mariposa de lunares añiles, corrió hacia una mesa vacía y, con la esperanza de que nadie se fijara, se puso de rodillas y se metió debajo de la mesa.
Joe se sentía extrañamente inquieto, demasiado nervioso para acostarse, y sabía que no se iba a dormir. No todos los días encontraba uno a la mujer que uno amaba y con quien quería pasar toda su vida. Qué pena no haberlo tenido tan claro tres años atrás, cuando todavía estaba comprometido con ella.
Un plan. Necesitaba un plan.
Ese fin de semana sería crítico si quería conseguir que (_Tn) volviera con él, y tenía que aprovechar cada segundo. Pero sabía que (_Tn) trataba de librarse de él.
Estaba claro que él no pensaba permitírselo.
En el bar se oía el suave sonido de la música de un piano. No había bajado para tomarse una copa; su intención había sido la de salir del hotel y dar una vuelta. Pero el bar tenía un ambiente relajado, oscuro e íntimo; incluso a esas horas estaría mucho más tranquilo que las calles. Así que finalmente decidió tomarse una copa.
Al entrar se dio cuenta de que había bastante gente en el bar. La mayoría de las mesas de bancos corridos estaban ocupadas; una de ellas por una pareja que tal vez quisiera continuar con lo que estaban haciendo en su habitación. En la barra había unos cuantos taburetes libres, así que se sentó en uno de ellos donde parecía que acababa de estar alguien sentado, ya que la camarera estaba retirando una copa medio llena de un cóctel color azul. Incluso al sentarse le pareció que el asiento estaba todavía un poco caliente.
Un recuerdo de (_Tn) tal y como la había visto esa tarde surgió en su memoria acompañado de una intensa sensación de soledad. Deberían estar arriba haciendo el amor en cada rincón de aquella sensual habitación, en lugar de estar él solo allí abajo.
Aspiró levemente al tiempo que caía en la cuenta de que su recuerdo había sido conjurado en su mente por el rastro del perfume que se había puesto esa noche.
Y el color del cóctel era igual que el del vestido, pensaba con una sonrisa de pesar en los labios, sabiendo que estaba perdido si no dejaba de imaginársela como lo estaba haciendo. Pero, un momento... En la copa había una marca de carmín del color del pintalabios de (_Tn)...
Juntando todas las pistas, no hacía falta ser un detective para adivinar que la relaciones públicas del Hush acababa de dejar libre aquel taburete. Y había sido hacía tan poco rato que un rastro de su perfume flotaba en el ambiente; además, si había dejado a medias el cóctel, entonces se había marchado corriendo.
Se dio la vuelta para mirar por el bar, pero no vio a (_Tn) por ningún sitio. Tampoco estaba en el restaurante, a no ser que estuviera escondida en la cocina.
La camarera volvió con un posavasos que colocó delante de él.
—¿Qué va a tomar, señor?
—Un coñac. Gracias —esperó hasta que ella regresara para seguir preguntando—. La señorita que estaba aquí sentada antes que yo... ¿Adónde ha ido? La camarera alzó la vista con rapidez.
—No la he visto marcharse.
—Ni yo —respondió él en tono agradable—. Lo normal sería que nos hubiéramos cruzado.
Recibió como respuesta una sonrisa profesional.
—Disfrutando del hotel, ¿señor?
—Mucho —trató de sonreírle con encanto—. He dado una vuelta antes. Me han gustado mucho todos los sitios del hotel donde uno... puede encontrar un lugar privado si de pronto lo necesita.
—El Hush es estupendo para eso.
—Parece como si cada parte del hotel fuera un escondite secreto —de nuevo paseó la mirada por el bar—. ¿Dónde podría ir si quisiera intimidad aquí mismo en el Erotique? —le preguntó.
—Aquí tiene más o menos lo que ve —le respondió ella.
Joe la observó disimuladamente y notó que su mirada se posaba sobre una mesa vacía. Ese rincón estaba oscuro, pero no tanto como para no ver que no había sitio donde esconderse, a no ser que...
—Imagino que debajo de la mesa hay sitio suficiente para dos personas —dijo Joe .
Se sentía de pronto mucho mejor de lo que se había sentido desde que (_Tn) lo había dejado después de enseñarle el hotel.
Si tenía tanto miedo de volver a verlo v estaba escondida debajo de la mesa, sus emociones estaban claramente en juego. Aunque esas emociones fueran negativas.
—Nunca he pasado mucho tiempo debajo de las mesas, así que no lo puedo saber —dijo la camarera.
Lo dijo en un tono como si no supiera si llamar a seguridad o guardarle la copa mientras él se metía debajo de aquella mesa. Interesante.
—Escúchame, Dee —le dijo Joe leyendo su placa de identificación—. ¿Por qué no me pones otro coñac? Creo que un tipo curioso como yo debe ir a comprobar si hay sitio debajo de esa mesa.
—¿Qué va a hacer?
La camarera fue a servirle una segunda copa, así que Joe supuso que le estaba dando la oportunidad, al menos. Ella sabía quién estaba debajo de esa mesa, y sabía que él lo sabía.
—Voy a invitar a una señorita a que se tome una copa tranquilamente. Después de eso... Bueno, creo que mantendré mis opciones abiertas.
Ella soltó una fuerte carcajada que agradó a Joe , a quien le dio la sensación de que Dee y él se iban a llevar bien.
—¿Me lo puedes apuntar en una cuenta?
—Invita la casa. Este fin de semana puede tomar y disfrutar de casi todo lo que quiera.
—Espero que no te equivoques, Dee.
Le dejó una propina de diez dólares y entonces se llevó las dos bebidas.
El amor era de los audaces, se decía Joe para sus adentros mientras se agachaba para asomarse debajo de la mesa.
Vio un atisbo de fina tela azul con lunares oscuros. Entonces se agachó un poco más y se deslizó por el suelo para colocarse a su lado.
(_Tn) volvió la cabeza; sus ojos misteriosos brillaban a la tenue luz que los rodeaba.
—Ya está —dijo Joe mientras se sentaba a su lado y le pasaba una copa de coñac.
Ella estaba sentada de espaldas, apoyada en la pata central de la mesa; y Joe se sentó junto a ella con las rodillas dobladas.
—Gracias.
—¿Se te ha perdido un pendiente? —le preguntó él.
Ella lo miró; pero no parecía ni avergonzada ni contenta de verlo.
—No.
—Ah. ¿Entonces te estás escondiendo de alguien?
—Más o menos.
—Estoy seguro de que es un estúpido.
—Oh, a veces sí —ella dio un sorbo de su bebida.
Observándola, Joe regresó mentalmente al pasado. ¿Por qué coñac? ¿Por qué había pedido coñac? En sus días de estudiante solía comprarlo, y no del mejor, y (_Tn) y él solían compartir una copa a veces después de hacer el amor. Él había tomado Courvoisier de reserva cien años y nunca le había sabido tan rico como el otro barato en los labios de (_Tn). O en su vientre, o en sus pechos, o en algunos de los cientos de sitios distintos donde se lo había vertido para después lamérselo.
—Te estaba buscando.
—Aquí estoy —dijo (_Tn).
Le gustaba estar allí, pensaba Joe . Le parecía como si estuvieran en una especie de cueva. Del bar les llegaba la música del piano y las luces suaves, las conversaciones y risas de la gente. El movimiento y el bullicio en el vestíbulo, la entrada de huéspedes que regresaban de donde hubieran estado para meterse en la cama. Si se hospedaban en el Hush, dudaba de que subieran a dormir.
Sólo él, el condenado ganador del Fin de Semana de Ensueño, iba a estar en su cama solo, en aquel palacio de sensualidad para uno. Claro que no sería así si podía evitarlo.
—Me olvidé de darte mi lista —dijo él.
—¿Lista?
La voz de (_Tn) le pareció rasgada y extraña, y a Joe le dio la ligera sensación de que ella tenía miedo. Cuando estaban en público, y ella desempeñando su papel de relaciones públicas, podía ocultarse tras la sonrisa de relaciones públicas; pero en ese momento que la había sorprendido debajo de la mesa, estaba clara la naturaleza de sus sentimientos.
Desgraciadamente, eran sentimientos de aversión, pero supuso que cualquier cosa era mejor que el beso de la muerte que le había dado antes. Eso y el típico «gracias por romper conmigo».
—La lista de cosas que quiero hacer mañana. Te he traído lo que he elegido. Se me ocurrió que empezaríamos por el Metropolitan.
Ella recostó la cabeza sobre la gruesa pata de la mesa, tal y como la recostaría sobre el tronco de un árbol si salieran a comer al campo.
—Todavía tengo que encontrar a una anfitriona para ti para lo que queda del fin de semana. En cuanto lo haga —el cabello le brillaba con el resplandor del oro viejo—. ¿Has dicho el Metropolitan?
—Eso es.
—¿Te refieres al museo?
—Exactamente. Y no quiero que me acompañe ninguna otra mujer. Te quiero a ti.
—Pero eso no es posi...
—Lo que yo quiera. Eso fue lo que se me prometió. Quiero pasar el sábado con la misma mujer con la que he pasado el viernes. ¿Tienes algún problema con eso?
—Sí, ahora que lo dices lo tengo —le susurró, como si la gente del bar pudiera estar escuchándolos.
Su corpiño atado al cuello y sin espalda parecía temblar como las alas de una polilla. El corazón debía de estar latiéndole a cien por hora. ¿Tan nerviosa se sentía estando con él? ¿Pero de qué tenía miedo? ¿De derrumbarse si la tocaba?
Deseaba tanto acariciarla que le picaban los dedos. Tenía las rodillas pegadas al pecho, y la falda del vestido le caía alrededor. Entonces él le tocó la pierna, justo por encima del tobillo. Tenía la piel suave y cálida; al sentir el contacto de sus dedos, ella pegó un respingo y sin querer se pegó con la cabeza contra el tablero de la pesada mesa de madera.
—¿Qué haces?
—Quiero ver si te pongo nerviosa.
Ella se quedó mirándolo y él la miró también; tantos mensajes silentes se cruzaron entre ellos que era como una conexión de alta velocidad. Estaban muy cerca el uno del otro, el lugar era muy íntimo; y él deseaba a esa mujer con cada átomo de su ser.
No le soltó el tobillo, pero ella tampoco hizo nada para retirarle la mano.
—Dame tu lista —susurró ella—. Mañana lo organizaré.
Él entrecerró los ojos y se acercó un poco más para que entendiera que no estaba bromeando.
—¿Y serás tú mi anfitriona?
—Como has dicho, cualquier cosa que desee el cliente —(_Tn) lo miró con fastidio—. Excepto...
—Lo sé —la interrumpió él—. Excepto tal vez esto —y se inclinó hacia delante y la besó.
No lo hizo con brusquedad, sino con suma delicadeza. Cerró los ojos al tiempo que se inclinaba hacia ella y saboreó el sabor tan dolorosamente familiar del coñac en sus labios.
(_Tn) no se apartó de él, ni lo golpeó, ni hizo nada de nada. Se quedó quieta, como si no pudiera decidir si responder o no. Si había algo que había aprendido sobre las mujeres, era que había que tener paciencia. Así que no la presionó, pero tampoco retrocedió; tan sólo continuó moviendo los labios sobre los de ella hasta que sintió que sus labios cedían y se separaban para permitirle el paso.
Besarla en la boca le pareció familiar y totalmente nuevo al mismo tiempo. Ella era la mujer que siempre había conocido y de la que había huido, su alma gemela a la que había tratado como a una piltrafa.
Quería contarle a (_Tn) aquel descubrimiento, que aún la amaba y que nunca había dejado de quererla. Pero si se ponía tan nerviosa cuando estaba cerca de él, una confesión como ésa sólo conseguiría que ella saliera corriendo. (_Tn) tendía a ser algo competitiva. Cuando a él le había entrado tanto miedo tres años atrás, había huido a Asia. Si ella huía de él, sin duda reservaría un vuelo en un cohete a Marte.
De pronto se dio cuenta de que ella también lo estaba besando a él, y sin poder evitarlo Joe sintió la fuerza del deseo recorriéndolo. La deseaba con toda su alma, deseaba tomarla allí mismo donde estaban, arrastrarla a su habitación y pasarse el fin de semana entero con el cartel de «no molesten» colgado de la puerta.
Pero incluso mientras ladeaba la cabeza para poder besarla más apasionadamente, Joe se recordó que debía actuar con mesura. Dejó el vaso en la alfombra y le deslizó la mano por el brazo hasta la mano que sujetaba la copa, que le retiró de sus dedos dóciles y dejó también en el suelo.
Con las manos libres, ella le hundió los dedos en los cabellos y lo besó con parte de su entusiasmo de siempre. Oh, qué maravilla. La mano que había esperado tan pacientemente en su pantorrilla dejó de esperar, y se deslizó despacio pierna arriba. Le toco las rodillas, pero ella no las separó, sino que las apretó con fuerza. (_Tn) aspiró hondo, y él sintió cómo se debatía en su interior. Lo deseaba, aunque no quería desearlo.
¿Pero qué había esperado él? A pesar de su actitud de portavoz en el dramático fracaso de su relación, la había herido en el alma. Si quería recuperar la confianza de (_Tn), no iba a hacerlo si seguía tonteando con ella debajo de la mesa de un bar.
Pero la piel de su muslo era tan suave y cálida, el calor de su cuerpo tan intenso, que todo ello lo arrastraba, a pesar de sus sentimientos sensatos.
Joe se dijo que tenía que tocarla una vez, nada más que una vez. (_Tn) no había separado las rodillas, pero tampoco lo había empujado; además en ese momento le estaba metiendo las manos por debajo de la camisa para acariciarle el pecho. No sabía lo que había fallado entre ellos en el pasado, pero no había sido el sexo.
Joe deslizó los dedos un poco más cerca de la fuente de calor y notó que su conflicto aumentaba. (_Tn) estaba acariciándole la espalda y cerró los puños al notar que él estaba a punto de tocarla ahí.
—Vamos, nena, déjate llevar —le susurró él en la boca.
—Maldito seas —dijo ella en voz baja y estrangulada, incluso mientras separaba las rodillas.
—Lo siento —susurró él—. Me gustaría poder volver atrás.
Él fue a abrazarla ciegamente y la tocó entre las piernas, donde el deseo de (_Tn) se concentraba en un calor intenso. Pero Joe sabía que (_Tn) detestaba aquella reacción en ella misma.
—No podemos volver atrás nunca —le susurró ella, que igualmente fue a acariciarle el miembro duro y caliente.
Alguien se había equivocado con el refrán, pensaba él. El amor no era ciego, sino el deseo. Aunque la deseaba con ciega necesidad, su amor por ella lo inmovilizaba.
Además, ella tenía razón; no podían volver atrás.
Pero podían empezar de nuevo; o al menos eso esperaba él.
Un hombre no conseguía a la chica de sus sueños haciéndoselo con ella debajo de una mesa. La conseguía, si todas las canciones, las películas y los cuentos de hadas no se equivocaban, cortejándola.
Dejó que ella lo acariciara un poco más, prolongando su propia tortura; pero consiguió dominar el deseo de meterle la mano debajo de las braguitas, sabiendo que eso sería su fin. En lugar de eso deslizó la mano por el vientre, entre los pechos, y finalmente le acarició el cuello y le sujetó el mentón con suavidad. También la intensidad de su beso disminuyó.
—Ven a mi suite. La primera vez que haga el amor contigo, voy a necesitar mucho más espacio, mucha más intimidad.
Ella sacudió la cabeza como si tuviera una abeja zumbándole cerca de la cabeza.
—La primera vez fue hace seis años, y no terminó tan bien.
—Ésta será la primera vez para nuestra nueva y mejorada pareja.
Ella resopló, pero como él no quería tener una discusión tonta en la situación en la que estaban en ese momento, le dio la espalda y salió de debajo de la mesa. Al levantarse, estuvo a punto de pegarse con un tipo joven de aspecto atlético y su chica.
Joe se dio cuenta de que tenía la camisa por fuera de los pantalones y de que estaba bastante desarreglado. Detrás de él, (_Tn) salió de debajo de la mesa, con un aspecto muy sensual, aunque con cara de enfadada.
—Caramba —dijo el chico, agachándose un poco—. ¿Qué hay ahí debajo? Acabamos de estar en el Exhibit A —meneó la pelvis en dirección a su novia, que se echó a reír—. Este sitio es encantador.
—Tienes razón —dijo Joe —. Debajo de la mesa lo llaman el Sitio Encantador. Pasa si te apetece. Ya os lo hemos dejado caliente.
Mientras (_Tn) pronunciaba su nombre en tono furioso, los atléticos jóvenes se metían ya debajo de la mesa. Joe se agachó.
—¿Qué os apetece tomar? Se lo pediré a la camarera.
_______________________________________________________________________________________________________
Continuara
ya esta les deje el capitulo completo
el sabado si no me sale una salida de improvisto
les colocare un especial ok gracias x los comentarios xD
el sabado si no me sale una salida de improvisto
les colocare un especial ok gracias x los comentarios xD
ElitzJb
Re: Encuentros privados Joe J y(_TN) Terminada
JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJ!!!
ESE JOEEEE!!!
JAJAJAJAJAJAJA _____ NECESITA BUSCAR UN SITIO MEJOR PARA ESCONDERSEE!!!
ESE JOEEEE!!!
JAJAJAJAJAJAJA _____ NECESITA BUSCAR UN SITIO MEJOR PARA ESCONDERSEE!!!
chelis
Re: Encuentros privados Joe J y(_TN) Terminada
:o eso quiere decir q habrá acción??? Awwwwwww ya quiero q siga... Dios bendito !! Aunque las artimañas de Joe son un poco crueles ojalá no lastime de nuevo a rayis... Si no lo odiare!
kenyajonasgrey
Re: Encuentros privados Joe J y(_TN) Terminada
jajajajaajajajajaja
es en serio joe? esa ultima parte fue fatal
me muero de la risa jajajajajajaja
pero bueno... me gusta que joe admita asi que la ama....
y hasta hablo de una nueva y mejorada pareja....
no se que hara la rayis.... ummmm...
increible el capitulo
siguelaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa
es en serio joe? esa ultima parte fue fatal
me muero de la risa jajajajajajaja
pero bueno... me gusta que joe admita asi que la ama....
y hasta hablo de una nueva y mejorada pareja....
no se que hara la rayis.... ummmm...
increible el capitulo
siguelaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa
Ciin :)
Re: Encuentros privados Joe J y(_TN) Terminada
los dias estan pasando demasiado lentos para mi gusto
QUIERO CAAAAAAAAAAAAAP !!!!
QUIERO CAAAAAAAAAAAAAP !!!!
Ciin :)
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