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Encuentros privados Joe J y(_TN) Terminada
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: Encuentros privados Joe J y(_TN) Terminada
Capítulo 12
Maraton 1/3
—¿Y cuando acabe este fin de semana, qué pasa contigo? —le preguntó Irene a Giles.
Habían charlado de un montón de cosas distintas durante la cena. Tal vez ella fuera una paleta de una población pequeña de Ohio, pero era una lectora empedernida, sobre todo de historia y biografías. Resultó que Giles era también un historiador amateur, de modo que tenían más en común de lo que ella pudiera haber pensado en un principio.
Giles dio un sorbo de la copa de vino y la dejó sobre la mesa.
—Supongo que seguiré mi vida de siempre.
Ella asintió.
—En Inglaterra.
—Primordialmente sí. Por supuesto, tengo mi base en Londres. Pero vengo aquí con bastante frecuencia.
—Supongo que no a Ohio.
—No muy a menudo. Deberías venir a visitar Inglaterra. Podría organizar una visita privada de las fincas que mi familia posee en Kent.
—Vaya, estoy impresionada. Debes de conocer a mucha gente.
—Bueno, a una poca.
Ella se echó a reír.
—¿Y qué pensaría tu gente de mí?
—Te adorarían.
Ella se echó a reír.
—Lo más parecido a mí que ha visto Inglaterra es Fergie. Y mira lo que le pasó a ella.
—Tú no te pareces en nada a Fergie —dijo él. —¿Cómo lo sabes? ¿Conoces a la familia real?
Él la miró con uno de esos gestos enigmáticos suyos.
Ella se tapó la boca bruscamente.
—Ay, perdona, estoy todo el tiempo faltándole el respeto a tu familia.
—Por supuesto que no —dijo Giles, que no la corrigió respecto a lo de conocer personalmente a la familia real—. Bueno, háblame más de tu tío Waldo, el historiador —continuó Giles.
—Es él quien me incitó a la lectura de la historia. Tiene una colección impresionante de cosas de la época de la Guerra de Secesión.
—Me encantaría verla algún día.
—Bueno, si quieres la próxima vez que estés en Ohio —le dijo ella con alegría.
Ella creyó que él iba a decirle algo, pero se limitó a mirarla con aquel brillo en los ojos, cuya expresión le aceleró el pulso. Había estado charlando con él tan a gusto que se había olvidado que aquello era parte del fin de semana de sus sueños.
Salvo que, por parte de él por lo menos, la fantasía terminaba con su vestido de princesa.
El restaurante estaba casi vacío y ellos habían terminado de comer hacía mucho rato. Seguramente lo había aburrido con su conversación. ¿Cuándo aprendería a cerrar la boca de vez en cuando? Aunque a decir verdad no le había parecido que Giles se hubiera aburrido; más bien se había reído de todas sus bromas, algo que a ella le encantaba en un hombre.
—¿Puedo acompañarte a tu habitación?
Ella asintió y no abrió la boca para no meter la pata.
No hablaron al salir del restaurante, ni tampoco en el ascensor. Entre ellos flotaba una sensación de irrevocabilidad.
Ella se pasó la lengua por los labios con una mezcla de nerviosismo y emoción; y él la observó con tanta intensidad como si se estuviera quitando la ropa.
Cuando abrió la puerta con su tarjeta y lo miró, sus ojos ardían de deseo. ¡Al cuerno con los convencionalismos! No debía sentirse ridícula por querer invitarlo a pasar.
—¿Te gustaría... ?
—Sí, me gustaría —dijo él, que inmediatamente cruzó la puerta con ella.
El corazón le dio un vuelco. ¡Sí! Si estaba allí, sería porque ella lo atraía; y por supuesto eso la puso nerviosa y empezó a meter la pata.
—Nunca lo he hecho con la realeza antes —dijo ella, tratando de adoptar la actitud jactanciosa habitual en esos casos.
Él le sonrió, y a Irene le dio la impresión de que entendía. Su dominio de sí mismo era tan total que ella se sentía azorada. Era tan sorprendente, tan superior a cualquier hombre que hubiera conocido jamás, que supo que nunca sería suyo de verdad. Pero se dijo que eso no importaba. No importaba que él no volviera a llamarla, porque ella ya contaba con eso.
—Sé que sólo tenemos una noche —le dijo ella—. No me importa. Así que haz el favor de no decirme nada sólo porque pienses que pueda ser lo que deseo escuchar. Lo detesto.
—De acuerdo. Si eso es lo que quieres.
—Lo es.
Él se acercó un poco más y le deslizó la mano por el brazo, le acarició el hombro y el cuello, y enterró su mano entre sus bucles sedosos. Su gesto le resultó a Irene tan íntimo como si le hubiera tocado un pecho.
—Entonces hagamos de ello una ocasión perfecta —le dijo él, que dio un paso más para que sus cuerpos se tocaran.
Ella se estremeció de pies a cabeza, y cuando levantó la cabeza para saber si él también lo había sentido, la besó suavemente, tal y como había hecho en el coche de caballos, saboreándola como un sumiller paladearía un vino muy preciado. Era un hombre que tenía toda la noche por delante y la intención de aprovechar al máximo cada minuto.
—Sí —le susurró ella en los labios—. Hagamos de ésta una noche perfecta —y lo condujo a la enorme y preciosa cama principesca.
Él la desvistió despacio, y aunque no le hizo ninguna promesa desde luego no se quedó callado. Tenía un acento tan delicioso que su melodía parecía acariciarla, dejando sus palabras en un segundo plano. Le dijo que era bella de tal modo que ella se sintió bella de verdad.
—Eres tan sensual, tan madura... —le dijo mientras le sujetaba los pechos, mientras le acariciaba el vientre y las caderas con deleite, haciéndola sentirse de verdad sensual y madura.
En contraste su cuerpo era esbelto y musculoso. A ella le gustó su cuerpo atlético, sus manos largas de dedos esbeltos que parecían tan cuidadas como las suyas. Y, ay señor, cómo la tocaban esas manos.
Algunos hombres se cortaban por su franco entusiasmo por el sexo. Se preguntó si tal vez Giles fuera así también. Pero para su sorpresa y deleite, le encantó que ella disfrutara del acto. Él mostró el mismo entusiasmo que ella y la llevó a la cima más veces de las que Irene habría creído posibles.
Cuando estuvieron ambos exhaustos y hubieron probado casi cada rincón de la suite y la mayoría de los juguetes que había en todos los cajones, permanecieron quietos. Él le acariciaba la cabeza con suavidad, y ella le tenía la cabeza apoyada en el pecho.
—¿Te ha dicho alguien alguna vez que eres muy bueno en la cama, milord?
—He tenido la pareja adecuada —le dijo él.
—No —entonces se volvió a mirarlo—. ¿De verdad?
—¿Estás buscando que te eche un piropo?
—Tal vez un par de ellos.
—Eres espectacular —le susurró al oído—, sensual, con un cuerpo diseñado para el sexo.
—Oh, basta, me estás excitando de nuevo.
—Bueno —dijo él mientras le deslizaba una mano por el cuerpo—. Creo que eso no me molesta.
—De verdad eres un sueño, ¿no?
—No más de lo que lo eres tú —le dijo mientras se colocaba encima de ella y la penetraba con pausada y lenta precisión.
—¿Soy un sueño? ¿Por qué?
Él se movió despacio, lo suficiente para que la tensión fuera leve pero continua.
—Eres franca. Dices lo que quieres. Te importa lo que yo quiero. Está claro que te encanta el sexo; te encantó jugar con todos los juguetes, pero también creo que has disfrutado de mí.
—Más —suspiró ella—. Mucho más.
—Además, te gusta decir guarrerías en la cama y debo decir que eso para mí es una delicia poco frecuente.
—¿Te gusta?
—Sí.
—¿Entonces no tengo que refrenarme?
—Desde luego que no.
—De acuerdo —ella lo miró y se sintió bella y sexy. Tal vez fuera más terrenal que princesa. Eso también era bueno.
—¿No quieres usar juguetes esta vez?
Ella negó con la cabeza.
—No, ahora sólo nosotros.
Irene se despertó con una sonrisa en los labios. Se dio la vuelta para ver si Giles se había despertado ya y la sonrisa se le heló en los labios.
Giles no estaba allí.
Bueno, debería esta acostumbrada a eso. A veces los hombres abandonaban su cama en mitad de la noche. Era la naturaleza de la bestia. Se encogió de hombros mientras trataba de decirse que la sensación de vacío que tenía en el estómago era de hambre.
El problema con las fantasías, se decía mientras se levantaba de la cama, era que pertenecían al mundo de los sueños, no a la realidad. ¿Qué le pasaba a una persona que vivía una fantasía? ¿Se pasaría el resto de la vida buscando un hombre que le hiciera sentir lo que Giles le había hecho sentir durante una noche tan especial?
Gimió con desconsuelo. Café, eso era lo que necesitaba. Con un café no lo vería todo tan negro.
Bueno, ya estaba, se había marchado y no pasaba nada.
Como si el intenso deseo lo hubiera conjurado, percibió el intenso aroma del café recién hecho.
Pondría la cafetera y se daría una ducha. Cuando estaba a punto de abrir la puerta del baño, ésta se abrió y Giles salió de pronto. Irene pegó un respingo.
—¡Giles!
Sintió ganas de echarle los brazos al cuello. ¡No se había marchado! Había estado duchándose. Sólo llevaba una toalla puesta y la miraba de un modo que a Irene la hizo pensar en todo lo que habían hecho la noche anterior.
Sólo entonces se dio cuenta de que estaba desnuda.
—Me encanta cómo eres —le dijo él.
En lugar de decir alguna broma sobre sus imperfecciones, ella le sonrió.
—Gracias.
—Te he hecho café.
Irene deseaba reír, llorar, gritar. Quería caer a sus pies y rogarle que fuera real.
—Mmm. Estupendo.
Él le sirvió una taza y ella la tomó con gratitud.
—No puedo creer que me hayas preparado un café.
—Mientras te lo tomas, necesito pedirte un consejo.
—De acuerdo —dijo ella, que se tomó un sorbo de café, preparándose para lo que él tuviera que decirle—. ¿Qué quieres preguntarme?
—¿Puedes por favor explicarme el propósito de esto? —le preguntó mientras levantaba de la mesa un objeto de plástico rojo en forma de pulpo.
Ella trató de no reírse ante su seriedad, pero no logró controlarse del todo.
—Escucha —le dijo ella—. Necesito darme una ducha y lavarme los dientes. Tal vez mientras tanto puedas imaginar alguna manera de utilizar esa cosa.
Él le dio la vuelta al objeto y lo miró por todos los lados.
—Me tiene confundido.
—Eres demasiado lindo —le dijo, dándole un beso al pasar junto a él.
Bueno, pensaba ella mientras se lavaba con un maravillosamente perfumado jabón líquido, parecía que su noche mágica había dado paso a un día mágico.
Y, francamente, no quería pensar en lo que ocurriría al día siguiente.
ElitzJb
Re: Encuentros privados Joe J y(_TN) Terminada
Capítulo 13
Maraton 2/3
Joe dio finalmente con (_Tn) en el vestíbulo del hotel, recibiendo a un cliente que parecía recién llegado al hotel.
Pero como su fin de semana de ensueño terminaría en unas tres horas, se acercó a (_Tn) y al tipejo que parecía querer ligársela y la besó en la mejilla.
—Hola, cariño —dijo Joe —. Siento haberte hecho esperar.
Su fastidio fue evidente, pero (_Tn) trató de disimularlo mientras se volvía hacia el cliente.
—Sé que le encantará el Hush —le dijo, tendiéndole la mano.
—Ya me encanta, cielo.
El hombre asintió con la cabeza hacia Joe , se dio media vuelta y los dejó.
—No vuelvas a hacerme algo así —dijo (_Tn) en tono bajo y furioso.
—Pero es el fin de semana. Ni siquiera llevas la placa con tu nombre.
—No se trata de eso. Tengo una posición de respeto en el hotel que no implica que los clientes me puedan besar.
—Pues anoche hiciste conmigo algo más que eso.
—Pero eso fue en privado.
Habrían seguido discutiendo toda la mañana si Giles e Irene no hubieran aparecido en ese momento.
—¿Os apetece desayunar con nosotros? —les preguntó Giles.
—Me encantaría —respondió Joe antes de que (_Tn) abriera la boca.
—Pero es que yo ya...
—Todo lo que yo quiera —le recordó Joe con una sonrisa.
Joe había tratado de llamar a Giles esa mañana, pero éste debía de haber estado en la piscina o en algún sitio porque no le había contestado.
Necesitaba trazar un plan antes para demostrarle a (_Tn) que había cambiado, que había madurado y que estaba listo para ella. Y le daba la terrible impresión de que no le quedaba mucho tiempo.
—De acuerdo —dijo (_Tn).
Joe sintió un alivio ridículo.
Cuando entraron en el restaurante y habían terminado de pedir, Joe le dijo a Giles:
—Has bajado al gimnasio esta mañana, ¿no?
Recibió a cambio una mirada enigmática.
—No.
—Traté de llamarte, pero no te encontré en tu habitación.
—Joe —dijo (_Tn) en ese tono que utilizan las mujeres cuando creen que uno es indiscreto.
—Es que no estaba en mi habitación —le explicó Giles.
—Pero dónde...
(_Tn) le dio una patada debajo de la mesa.
—Un caballero no habla de esas cosas.
Joe sintió que nada tenía sentido.
—¿Te acostaste con Irene?
—¡Joe ! —dijo (_Tn) con cara como si quisiera pegarle.
Pero Joe apenas si notó su rabia, de lo ensimismado que estaba mirando a su viejo amigo.
—Pero tú eres... —continuó Joe .
—¿El qué? —dijo Irene dando un sorbo de café—. ¿Hay más secretos que tenga que saber de él?
No había ningún modo fácil de salir de donde acababa de meterse con tanta torpeza; además, Irene tenía derecho a saberlo.
—Giles es gay —anunció Joe .
Irene se echó a reír a carcajadas. Giles cortó un pedazo de tortilla francesa y se lo metió en la boca. Cuando Irene había dejado de reírse, miró a Joe .
—No es gay. Es inglés. A veces con esos tipos esnobs no hay manera de saber la diferencia.
Joe jamás se había equivocado con nadie, salvo cuando había dejado a (_Tn) plantada.
—¿Eres entonces... ?—hizo un gesto con la mano de un lado a otro.
—¿Que si soy qué...? —Giles se inclinó hacia delante con las cejas arqueadas.
—Creo que quiere saber si eres bisexual —dijo Irene muy oportuna.
—Santo cielo. Hay que ver los temas que elegís para comentar en el desayuno, Joe .
—¿Y bien? ¿Lo eres?
Giles tomó una servilleta y se limpió la boca. Miró a Irene, y ella también lo miró con una mirada ardiente.
—No, Joe , no lo soy. Soy tan heterosexual como tú.
—Pero te gustó la limpieza de cutis, yo mismo lo vi.
—A ti también te habría gustado de no haberte pasado toda la tarde rechazando no sé qué amenaza implícita a tu masculinidad.
(_Tn) no dijo nada para defenderlo. Por su sonrisa, a Joe le dio la impresión de que estaba disfrutando de su malestar.
Joe pensó en dejar el tema, pero no podía creer que su capacidad de juzgar a las personas fuera tan torpe.
—¿Entonces por qué nunca te he visto con una mujer? Quiero decir, antes de este fin de semana.
Giles removió el café despacio, como si estuviera debatiendo algo. Entonces levantó la vista y miró no a (_Tn) o a Joe , sino a Irene.
—Yo... tuve una amistad muy buena con una mujer durante muchos años. Su matrimonio era infeliz, pero no quería dejar ni a su marido ni a sus hijos. Éramos totalmente discretos. Me habría casado con ella de haber podido. Pero fue imposible de todos modos.
Parecía tan triste, que Irene le puso la mano encima de la suya.
—¿Qué pasó?
—Murió —dijo él en tono bajo— en un accidente de automóvil. En un estúpido accidente.
—¿Cuándo?
—Hace cuatro años —sonrió brevemente—. A nuestro modo, nos fuimos fieles el uno al otro durante veinte años.
—Oh, cariño. Lo siento.
Él le agarró la mano con fuerza; como si hubiera olvidado que no estaban solos.
—Tú me has hecho reír de nuevo, Irene.
Joe deseó que (_Tn) y él estuvieran lejos de allí. O al menos no haber abierto la boca.
Entonces Giles centró de nuevo la atención en su café, y Joe entendió que Giles no revelaría nada más. Siempre había contemplado a Giles como un buen cliente, pero del cual tampoco había sabido mucho.
—Así que me he equivocado contigo totalmente — dijo Joe .
—Me temo que sí.
Él entrecerró los ojos. A lo mejor se había equivocado, pero no era tonto del todo.
—Tú sabías lo que yo pensaba, ¿verdad?
Una leve sonrisa asomó a sus rasgos aristocráticos.
—Sí. Tenía mis sospechas.
—¿Y por qué no dijiste nada?
—En primer lugar porque no tengo por costumbre hablar de mi vida privada, y en segundo lugar porque te hacía mucho bien suponer que tenías un amigo gay.
—Lo siento, Irene —dijo (_Tn) de pronto—. No tenía ni idea de nada cuando Joe sugirió llamar a Giles...
—Oye, no pasa nada. Para mí todo ha salido perfecto —sonrió a su nuevo amante—. Estoy disfrutando de un fin de semana de verdadero ensueño.
Maldición, aquello no iba como él quería. Estaba claro que con su viejo amigo no podía contar; y no tenía ni idea de qué hacer para recuperar a (_Tn).
—Giles, dime ¿qué haces más tarde? —dijo Joe , pensando en el modo de poder hablar un rato con su amigo para que le diera un consejo.
Giles arqueó las cejas.
—Creo que vamos a la biblioteca a leer un rato —le dijo, pero en ese momento le echó una mirada a Irene que sugería que la lectura no era una parte importante de las actividades del día.
—Pero tenemos que salir hoy del hotel —le recordó Joe .
—Nosotros no —dijo Irene—. Tuve que empezar el fin de semana tarde, de modo que me lo han prolongado hasta mañana —miró con coquetería al hombre que tenía al lado—. Giles se va a quedar para hacerme compañía.
—Ah —Joe miró a (_Tn) con esperanzas renovadas; si podía quedarse un día más, entonces tal vez pudiera impresionarla con su deseo de renovar su relación—. ¿Crees que yo también podría quedarme otra noche?
—Lo siento, chico. Tu fin de semana de ensueño termina al mediodía —miró su reloj—. Más o menos dentro de un hora.
—Pero yo podría...
—La suite está reservada para esta noche, y la mayor parte de las demás habitaciones está ocupada.
De acuerdo, no lo quería allí. Joe entendió su nada sutil mensaje.
—De todos modos es una idea de lo más tonta. Tengo que trabajar mañana.
Giles e Irene terminaron de comer rápidamente, sin duda ansiosos de continuar con el programa del día.
—Bueno, detesto comer tan deprisa pero... —empezó a decir Giles.
Irene ya estaba de pie.
—Si no te vuelvo a ver, Joe , me alegro de haberte conocido —Irene le dio la mano; entonces se inclinó hacia delante cuando él se levantó, y lo besó en la mejilla—. Buena suerte —le susurró al oído.
—Gracias. Tú también —respondió él.
Y entonces Giles y ella se marcharon con la mayor rapidez de la que eran capaces sus excitados cuerpos.
—Y bien —dijo (_Tn) con esa expresión de relaciones públicas de nuevo en el rostro—. Será mejor que me ponga en movimiento; tengo mucho que hacer.
Él le puso la mano en el brazo.
—Mi fin de semana todavía no ha terminado hasta el mediodía.
—Joe —dijo ella en tono de total exasperación—. Queda menos de una hora. ¿Qué fantasía podrías querer satisfacer en —se miró el reloj— cuarenta y siete minutos?
—Puedo hablar contigo, y tengo la intención de hacerlo.
Ella volteó los ojos y colocó los brazos sobre la mesa y la barbilla en las manos con una expresión de falso interés.
—De acuerdo, habla.
—Aquí no —dijo él—. Quiero que me prestes toda tu atención.
—Tienes toda mi atención.
—Y prefiero en privado.
Ella se levantó y él la siguió.
—¿En dónde? —soltó (_Tn) de mal humor.
—En mi habitación.
Era una excusa muy pobre, él lo sabía, llevarla a la habitación con la esperanza de que los recuerdos de su reciente pasión le ablandaran el corazón lo suficiente como para escucharlo; pero estaba tan desesperado que decidió intentarlo todo.
—(_Tn) —dijo él cuando finalmente estuvieron a solas en su cuarto—. Quiero hablar contigo.
—Bueno, tienes cuarenta y cinco minutos para hacerlo. Te escucho.
—Mira, no me es fácil explicarte mis sentimientos —trató de sonreírle—. La limpieza de cutis no es nada comparado con lo que me cuesta intentar decirte lo que siento.
—Entonces tal vez no deberías molestarte.
Se sentó en el borde de la cama, sacó la cartera y una foto de ella que le pasó a (_Tn). Ella se quedó mirando la fotografía en silencio un buen rato. La mano le temblaba ligeramente, y entonces de repente se dejó caer en la cama a su lado.
—¿De donde has sacado eso?
—Me la mandó Piper.
—¿Y por qué iba a hacerme ella algo tan cruel?
—Creo que era a mí a quien esperaba castigar, no a ti.
—Parezco tan joven...
Los dos miraron a la despreocupada (_Tn) de la fotografía que sonreía con felicidad a la cámara el día de su boda.
—Pareces tan contenta...
—Deberías haberme visto una hora después —dijo ella.
—Lo sé —respondió él, mirándola—. Debería haber estado contigo todos los días a partir de ése.
(_Tn) pareció salir del ensimismamiento en el que la había sumido la fotografía.
—No tenía que ser, Joe . Nuestro matrimonio habría sido un desastre.
Ella fue a romperla, pero Joe se lo impidió.
—¡No!
Joe se la quitó de la mano.
—¿Para qué quieres llevarla en la cartera? ¿Acaso es una especie de trofeo?
—Es mi penitencia —miró con gesto amoroso el rostro cariñoso y feliz—. Pensé que este fin de semana podría hablar contigo para asegurarme de que eras feliz con tu vida; para estar seguro de que estabas más feliz sin mí. Entonces iba a romper esta foto y a olvidar de una vez el sentimiento de culpabilidad que siento desde hace tres años.
Ella le tendió la mano con la palma hacia arriba.
—Entonces hagámoslo. Ahora. Quiero romperla en pedazos. Estoy bien y feliz. Márchate y vive tu vida.
Él negó con la cabeza.
—He dicho que pensaba que eso era lo que quería. Pero me equivoqué.
Joe miró los ojos de aquel azul brillante que siempre le habían encantado. En ese momento lo miraban con frialdad y dureza, pero de todos modos le encantaban esos ojos.
—Jamás debería haberte dejado plantada —continuó él mientras le ponía la mano en el muslo—. Lo siento, (_Tn).
Como si de una repentina tormenta se tratara, a (_Tn) se le ensombreció la mirada. De pronto saltó de la cama y corrió a la ventana. Todo su ser destilaba una rabia ciega, mientras se volvía de pronto hacia él.
—¿Lo sientes? —gritó—. ¿Lo sientes, Joe ? ¿Quieres saber cómo fue? Llevas todo el fin de semana pinchándome para que te lo diga. Pues muy bien. Te lo diré. Nos enviaron cien kilos de salmón de British Columbia en avión. Salmón rojo. Mi padre compró veinte cajas de champán de cosecha; él mismo supervisó el proceso de enfriamiento del vino.
—Las rosas estaban a punto de abrirse —dijo Joe —. Jamás he visto rosas tan perfectas.
—Y allí estaba yo, sintiéndome tan feliz. Primero me puse nerviosa, después me entró pánico al pensar que podrías haber tenido un accidente. Mucho tiempo después, empecé a aceptar la realidad; que te habías largado y me habías dejado abandonada. Le tomé manía al olor de las rosas.
—Recuerdo esas rosas —dijo él.
—Nunca las viste.
—No, pero me acuerdo lo mucho que te obsesionaba el color. Rosas, pero no demasiado rosas. Con un toque de amarillo en los bordes, pero no demasiado amarillo.
Había sido una pesadilla. ¿Por qué no había intentado hablar con (_Tn) del miedo que se había ido apoderando de él hasta ahogarlo?
—Quería que todo estuviera perfecto —dijo ella.
—Me pasé meses sin verte, (_Tn) —él sacudió la cabeza—. Meses. Estabas tan ocupada con la boda del siglo que no tenías ni un minuto para pasárnoslo bien, como habíamos estado haciendo hasta entonces. Incluso nuestra vida sexual se fue al traste.
Joe recordaba cómo habían empezado a discutir por tonterías.
—Si no estabas probándote el vestido y yéndote a otra ciudad para ver si podías encontrar flores más frescas, estabas tan obsesionada con la colocación de los invitados en las mesas que cualquiera hubiera dicho que estábamos juntos a veces en la misma habitación.
Ella se dio la vuelta.
—Podrías haber dicho algo en lugar de ser tan cobarde.
Él se levantó y avanzó un paso.
—Pensaba que iba a mi boda. Tenía el esmoquin puesto. Juro por Dios que no planeé conscientemente no ir a la boda. Estaba repasando el brindis a quien fuera que tuviera que hacérselo...
—Para las damas de honor —dijo (_Tn).
—Eso es. Entonces se me pasó la primera desviación para el club de campo. Me dije que no pasaba nada, que giraría en la siguiente intersección.
Se produjo una pausa mientras se miraban y recordaban el fatídico día.
—Y yo allí, delante de doscientos invitados, algunos de los cuales habían volado desde muy lejos para ir a nuestra boda. Entonces todo el mundo se quedó muy callado y empezó a mirarme con lástima —se abrazó —. Nuestros amigos. Mis amigos. Mi madre y mi padre. El cura —se echó a reír con amargura—. Tenía otra boda esa tarde. No dejaba de mirarse el reloj cuando se creía que yo no lo veía. ¿Y sabes lo más triste?
Él negó con la cabeza.
—Que yo seguía creyendo en ti. De verdad pensé que llegarías. Me ama, pensé; Joe jamás me haría algo así.
Estaba llorando, derramando las lágrimas que llevaba aguantándose tanto tiempo.
—Lo siento tanto... —dijo él, pero sus palabras le sonaron tanto débiles como poco adecuadas.
Trató de abrazarla, pero ella lo empujó.
—Esto es ridículo —dijo (_Tn) enjugándose las lágrimas—. Y, de todos modos, se te acabó el tiempo. Adiós, Joe .
(_Tn) fue hacia la puerta.
—Espera —dijo él.
Ella se dio la vuelta; parecía triste e impaciente.
—¿Qué quieres ahora?
—Tal vez sea demasiado tarde, pero tienes que saber lo que siento. Cometí el error más grande de mi vida cuando huí ese día. Por favor, dame otra oportunidad.
—¿Cómo voy a volver a confiar en ti?
—Yo... Mira Irene. Ella confía en Giles, y eso es mucho más. Quiere creer que su fantasía de Cenicienta se hará realidad —negó con la cabeza—. Y lo curioso es que está ocurriendo. Tal vez nosotros también podamos tener ese final feliz.
Ella soltó una risotada amarga y burlona.
—Adiós, Joe .
—(_Tn), te amo.
Ella parecía poco impresionada. Arqueó las cejas e hizo una mueca con los labios.
Él le sonrió; se sentía triste y desesperado.
—La última vez que te dije que te quería, empezaste a planear la boda inmediatamente.
—Bueno, créeme, jamás volveré a planear nuestra boda.
Y sin más, (_Tn) se marchó.
ElitzJb
Re: Encuentros privados Joe J y(_TN) Terminada
Capítulo 14
Fin del maraton 3/3
(_Tn) apenas veía, lo cual la enfureció. Jamás lloraba. Y menos por un hombre.
Ya no.
Bajó por las escaleras para no encontrarse con ningún huésped; tenía que salir de allí, y rápido. Así que corrió escaleras abajo hasta su despacho, agarró el bolso, se sonó la nariz y salió corriendo.
Se dirigió apresuradamente hacia la entrada de personal que había en el bajo, pensando en meterse en la primera estación de metro de Lexington Avenue que encontrara y marcharse a casa.
De pronto una risa ronca le llamó la atención. Reconocería aquella risa en cualquier sitio.
Sin pensar, entró en el despacho de su jefa.
—Qué pronto has vuelto —dijo (_Tn), pero se paró en seco y notó que se ponía colorada—. Ay, Piper, lo siento.
No era de extrañar que Piper estuviera riéndose. Ella también se habría reído si el hombre amado la hubiera estado besando de aquel modo. Estaban completamente vestidos, pero cinco minutos después y no lo habrían estado. Trace ya le había bajado un tirante del escotado vestido a Piper y estaba muy ocupado besándola.
(_Tn) se volvió para salir de allí, pero Piper la llamó para impedírselo.
—No, (_Tn). No te vayas —entonces se oyó un leve gemido de protesta—. Quítate de encima, Trace. Ya terminaremos esto después.
—Desde luego que sí, cariño —Trace le dio otro beso a su esposa y al pasar junto a (_Tn) le guiñó un ojo—. La próxima vez llama, chica.
—Ay, sí, lo siento —dijo (_Tn) dejándose caer en el sofá.
—Tienes un aspecto horrible. ¿Qué te pasa?
—No me mires con esa cara de ingenua. Sabes muy bien lo que está pasando —(_Tn) estaba muy enfadada—. Deberías haberme dicho que el ganador era Joe . Deberías habérmelo dicho, Piper. Y qué conveniente que Cassie no se presentara, después de que esa mañana me había dicho que iba a venir. Hiciste algo más que ocultarme la identidad de Joe .
—Sí. Tienes razón. Para que lo sepas, Cassie no quería dejarte tirada. Le hice chantaje ofreciéndole una prueba cinematográfica con un amigo mío en Los Ángeles. También le prometí que le pagaría y le conseguiría otro trabajo con otro ganador del concurso — Piper parecía preocupada—. Pensé que os estaba haciendo un favor a los dos. Cuando me llamaste el sábado por la noche, me dio la impresión de que estaban pasando cosas muy buenas entre Joe y tú. Pensé que un día nos reiríamos de todo esto.
—Pues yo no me estoy riendo, Piper.
—De acuerdo. Vamos a empezar por el principio. Te presentaste en su suite guapísima. La cena fue maravillosa. Él te dio una lista de cosas que quería hacer y que en realidad era el programa para tu día perfecto. Después me fui a los Hamptons —Piper se retiró el cabello de la cara—. ¿Me he saltado algo?
—Unas cuantas conversaciones incómodas y unas cuantas sesiones de sexo maravilloso.
—¡Cuenta!
—Sí, bueno. Fue una idea de lo más estúpida.
—¿El qué, las conversaciones o el sexo?
—Las dos cosas.
Piper sacudió la cabeza, provocando que la melena le cayera sobre un hombro con gesto sensual.
—Primero cuéntame lo del sexo. Con todo detalle.
(_Tn) estaba enfadada con su amiga, pero sabía que en el fondo su intención había sido buena. Y necesitaba su consejo.
—El sexo fue más o menos como antes. O mejor aún.
—¿De verdad? ¿Incluso después de tres años en Manhattan?
(_Tn) asintió con tristeza.
—¿Sigue siendo el mejor para ti?
(_Tn) se lo pensó y finalmente asintió con la cabeza.
—Bien.
—Me ha dicho que me quiere.
—¡No me digas! ¿Cuándo?
—Hace quince minutos.
—¿En la cama o fuera?
(_Tn) volteó los ojos.
—Fuera.
Piper se puso derecha. Habían jugado a ese juego tantas veces...
—¿Con ropa o sin ropa?
—Con ropa.
—De acuerdo. Entonces lo dice de verdad.
—No, no es cierto. Vino aquí buscándome para que yo le echara la culpa por arruinarme la vida. Juro que se quedó decepcionado cuando le dije que estaba bien. Lo he olvidado.
La respuesta de su amiga fue una risotada de incredulidad. (_Tn) decidió ignorarla.
—¿Por qué te acostaste con él?
—Por la misma razón que tú sueles acostarte con un hombre —sonrió levemente—. Bueno, solías. Me apeteció.
—¿Y querías demostrarle que podrías acostarte con él y dejarlo?
—Yo no lo pensé así, pero seguramente tendría algo que ver con eso.
—Escucha, (_Tn). Yo pensé que esto te ayudaría a olvidarte de Joe de una vez. ¿Te ha ayudado en modo alguno? ¿Te ha servido de algo verlo y hablar con él?
—No sé. En este momento estoy muy alterada. Me puso tan nerviosa... Me enseñó una foto mía vestida de novia que tú le enviaste, parece ser —miró a Piper enfadada—. Nunca me dijiste que hubieras hecho eso.
—Sinvergüenza. Quería que viera lo que se había perdido —levantó la vista, con los ojos muy abiertos—. ¿Todavía la tiene?
—La lleva en su cartera.
—Interesante.
—Nauseabundo. Intenté romperla, pero él no me dejó —suspiró—. Y bueno, sacó la foto y empezó a disculparse de nuevo. Cuando la vi me pareció como si retrocediera en el tiempo al día de la boda. ¿Me entiendes? —(_Tn) bajó la vista—. Le dije la humillación que había sentido. ¿Y sabes lo que me dijo él? —levantó la voz sin poder evitarlo.
—¿El qué?
—Que se agobió; más o menos es eso lo que ha venido a decirme. Porque yo quería que todo estuviera perfecto.
—¿Y por eso no se presentó?
—Me dijo que fue porque nunca me veía debido a que yo estaba tan ocupada planeando la boda y... Ay, esto es una tontería.
Piper se bajó de su mesa, donde había estado sentada, y se fue a sentar al lado de (_Tn).
—Tal vez intentaba decirte algo importante.
—Piper... —le dijo en tono de advertencia.
—Escucha. Si Joe quería decirte lo que de verdad siente, eso que le cuesta tanto a los hombres... a lo mejor se asustó porque tú estabas planeando cada detalle de la boda a la perfección.
(_Tn) se puso de pie y empezó a pasearse por la habitación.
—¿Qué quieres decir con eso?
—Creo que Joe intentaba explicarte por qué no se presentó, por qué huyó de ese modo.
—Si no quería casarse conmigo porque yo quería que todo fuera perfecto, entonces no me merecía.
—Por supuesto que no te merecía —Piper aspiró ruidosamente, como si tuviera algo difícil que decir—. Pero a veces te dejas llevar de manera exagerada.
(_Tn) la miró con incredulidad.
Pero Piper la miraba sin pestañear.
—La vida no es perfecta, (_Tn). He cometido muchas locuras como para no saberlo. ¿Sabes lo que pienso?
—¿El qué?
—Que el divorcio de tus padres te afectó más de lo que quisiste demostrar. Tu vida era perfecta, y de pronto todo se fue al traste. Es como tu madre, que planeó su vida a la perfección y luego no le salió así. Creo que lo que tú querías era tener una familia perfecta, pero sin los errores que cometieron tus padres. Planeaste la boda con tanta perfección que te olvidaste de lo que Joe quería.
(_Tn) se sintió mal, como si de pronto le faltara el aire.
—Eres mi mejor amiga. ¿Cómo puedes echarme la culpa porque mi novio me dejara plantada en el altar?
—No te echo la culpa. Sólo estoy diciendo que tal vez Joe esté tratando de decirte algo importante.
—Crees que me esfuerzo demasiado.
—Es automático. Haces lo mismo con tu trabajo. Nadie hace mejores promociones que tú. No hay nadie en esta ciudad que tenga la imaginación o el talento que tienes tú. Pero a veces te pasas un poco.
—Los cocodrilos —suspiró.
—Más o menos la metáfora de tu vida.
—No creo en insistir en los errores del pasado.
—¿Y entonces cómo puedes aprender de tus errores si los ignoras?
(_Tn) miró a su amiga con seriedad un momento.
—Tengo que marcharme.
—Llámame.
(_Tn) salió a la calle, pero no se fijó ni por dónde iba, sino que continuó hacia el metro en Lexington Avenue. Regresó a casa aturdida, a su apartamento. Apenas había dormido en dos días; debía de ser por eso por lo que se sentía tan rara.
No tenía hambre, pero sintió que necesitaba tomar algo caliente y reconfortante, así que preparó una tetera.
Entonces se sentó en una butaca del salón. No puso música, ni encendió la tele, ni nada que pudiera distraerla. Sólo quería pensar.
¿Tendría razón Piper? ¿Sería cierto que Joe había tratado de decirle que ella lo había asustado con sus exagerados planes para la boda?
¿Y cómo podía decirle de pronto que la amaba? No entendía cómo un hombre podía dejar así a la mujer que amaba.
De pronto pensó en sus padres. Al menos su madre había estado casada quince años antes de que su padre se cansara de ella. (_Tn) ni siquiera había conseguido casarse.
De acuerdo, Joe había hecho algo horrible, imperdonable. Pero por primera vez en tres años se daba cuenta de que ella también había sido responsable del desastre de su boda.
¿Tendría Piper razón? ¿Sería cierto que se estaba engañando a sí misma?
Repasó mentalmente algunas de sus últimas promociones. Estaba nerviosa, eso era todo. A la gente le encantaban sus promociones. Pero era cierto, siempre tenía la sensación de que se tambaleaba al borde del desastre.
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lamento haberlas abandonado este fin de semana
pero tuve compromisos q atender... gracias x todos sus comentarios
y x cambiaer de pagina son las mejores;
chicas estoy leyendo una nueva novela
q e q les fascinara se los prometo
creo q es la que colocare cuando acabe con esta ...
en fin ojala y allan disfrutado del maraton de 3 capitulos q les
coloque. Buen comienzo de semana....
see you later my friends ! :xd:
ElitzJb
Re: Encuentros privados Joe J y(_TN) Terminada
:O y ahora q pasara con Joe y Rayis?? Giles me sorprendio y la Irene hasta ganona salio!!!! Awwww ahora Joe y Rayis sufren quiero MAS!!!!
kenyajonasgrey
Re: Encuentros privados Joe J y(_TN) Terminada
hay no las cosas estan calientes!!
Que lindo lo de Irene y Gills!!
Siguela!!
Que lindo lo de Irene y Gills!!
Siguela!!
aranzhitha
Re: Encuentros privados Joe J y(_TN) Terminada
Creooooo!!!!!!..... Que los dos tuvieron un poco de culpa!!!..... Y esperemos que ahora su se reconcilien!!!!!... Aaaaaaaaaahhhhhh... Espero mas caaaaapiiissss
chelis
Re: Encuentros privados Joe J y(_TN) Terminada
ese segundo capitulo me rompio el corazon en mil pedacitos...
como lo va a dejar asi a joe '??
esta bien.. si fue un idiota pero...
la rayis ya es muy orgullosa... o no se ...
la entiendo a ella.. pero joe es una ternurita ..
ameee los caps
siiguelaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa
como lo va a dejar asi a joe '??
esta bien.. si fue un idiota pero...
la rayis ya es muy orgullosa... o no se ...
la entiendo a ella.. pero joe es una ternurita ..
ameee los caps
siiguelaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa
Ciin :)
Re: Encuentros privados Joe J y(_TN) Terminada
por favor síguela
estos dos ya me tienen desesperada
estos dos ya me tienen desesperada
fernanda
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