Debajo del árbol {Liam Payne, One Shot}

¿Quien dijo que sería fácil?

Nadie respondió, en la habitación vagaba el silencio. El oscuro y repugnante silencio que tanto ella odiaba.

¿Puedo gritar?
Solo se escucho el ruido de los arboles, nada más. Aterrada ella comenzó a llorar pidiendo ayuda, nadie le respondía.

¿Por qué son tan crueles?
Sus lágrimas se habían convertido a heridas, sangre corriendo por las manos de ella. No quería hacerlo pero no había nadie que le dijera “detente” no había nadie.

Ya no más
Lo último lo dijo con melancolía, tarareando una canción de My Chemical Romance. Miro su reflejo en el espejo y se pregunto “¿Qué estoy haciendo aquí? A nadie le intereso, no tiene sentido ya esta vida, mi vida”

Y a punto de perderse entre las voces de su cabeza, entre sus lagrimas ella cerró los ojos con desesperación buscando una salida, deseando volver, volver al inicio de su felicidad si es que existió.
Y entonces apareció el.

La tomo entres sus brazos y beso su mejilla con desesperación. Quería salvarla, estaba dispuesto a hacerlo. Arriesgaría su vida solo por ella, solo para salvarla a ella, solo para que ella viva y aprenda que la felicidad exista, solo para verla sonreír, reír. Solo para verla amar.

“No, no te vayas, ¡aquí estoy! ¡He llegado! Quiero ayudarte” grito el desesperado, observando cómo sus ojos se cerraban. “no te vayas, quédate” le pidió susurrándole al oído. “Hazlo por mí”

Por unos segundos su corazón dejo de latir. Ella había dejado de soñar, de vivir. El en un intento de desesperación comenzó a llorar y a cantarle al oído, era trágico, todo era trágico.

“Vamos nena, yo estaré para ti. Yo quedare de tu espalda, no dejare que nadie te haga daño, a mi lado estarás a salvo, yo tratare de ser tu súper héroe, yo tratare de ser tu todo, pero por favor… no te vayas, quédate conmigo para siempre” El le susurraba una de las canciones que había compuesto para ella, con delicadeza el tomo las muñecas de ella y las beso. Tenía que vivir, ella tenía que vivir.

Y como último intento el tomo de su rostro con delicadeza y acaricio sus labios con melancolía, las lágrimas de él cayeron en las mejillas de ella rápidamente. El cerrando sus ojos se acerco a los labios de ella y los beso. Le robaba el aire que le quedaba o al menos pretendía darle vida, quería hacer algo. El no se podía quedar con los brazos cruzados, pero ya era muy tarde. Ella ya se había ido.

“Nena, escúchame. Sé que me estas escuchando, por favor, abre tus ojos, sonríe, mírame, haz algo, pero no te vayas, no puedes irte, aun te quedan muchas cosas por hacer, aun te falta mucho por vivir, aun te falta mucho que conocer, aun te falta mucho que pensar, aun te falta mucho por saber, aun te falto yo para amar” El cansado comenzó a alejarse de ella con miedo y terror, no quería verla, no podía hacerlo ya, ella se había ido. El amor de su vida se había quedado en el balcón esperando por su príncipe que había llegado demasiado tarde, había sido impuntual.

“Te amo, siempre lo hare” Susurro destrozado mirándola por última vez. “Eres lo mejor que me ha pasado, eres mi peor recuerdo” Con dolor la miro y le susurro al oído “Te estaré afuera del salón de clases, debajo del árbol. Donde siempre.”

El se marcho de allí con una extraña sonrisa dejando a ella ahí, “dormida” Pero se fue con la esperanza de que tarde o temprano ella volvería, la volvería a ver y ella besaría sus labios agradecida por ser el único que le dio sentido a su vida.


La profesora de literatura leyó la historia que el joven Payne había escrito. Ella emocionada por semejante belleza literaria lo mando a llamar. El estudiante de cabellos castaños se acerco hasta donde ella se encontraba y le sonrió.

- ¿Algún problema profesora? –pregunto él con un brillo en los ojos que pocas personas podrían apreciar.
La profesora sorprendida del talento de Liam sin nada más que decir le comenzó a aplaudir dejando a la clase algo confundidos. Liam alzo las cejas confundido, no sabía que estaba sucediendo.

- Liam, lo que escribiste fue… ¡Hermoso! ¡Encantador! ¡Perfecto!, no puedo creer el semejante talento que tienes. ¿Qué te inspiro en tu historia? –pregunto la profesora emocionada esperando la respuesta de Payne.

Liam suspiro al escuchar la pregunta de la profesora, miro al suelo unos segundos y al levantar su rostro suspiro y la miro a los ojos.

- Experiencia propia –dijo a secas soltando un suspiro y acomodando su playera- como usted sabrá, sigo esperando por ella.

Liam se marcho y se dirigió a su butaca dejando a la profesora sorprendida. El, un poco afligido miro hacia la ventana y miro a ella sentada bajo un árbol. Liam rio por lo bajo y suspiro.

- Espérame un momento, en un momento estaré ahí, junto a ti nena.

Y sin nada más que decir Liam cerró sus ojos recargándose en su butaca esperando a que la campana sonara para salir de clases y buscarla debajo de ese árbol, besarla y decirle que le ama una y otra vez, hasta que ella entienda que no está sola. Que el siempre a su lado estará, que ahora lo está.