Let me love you |Harry Styles|

El necesitaba desahogarse con alguien, pero no había nadie en el que confiara plenamente, hasta que llego ella, Riley Carrington. Una chica de carácter fuerte y trato frío que puso su mundo de cabezas. Desde el primer momento en que vio a aquella chica, supo que ella era la indicada, en ella podía confiar.
Harry Styles era el chico mas codiciado de toda la Academia Westfield, noche tras noche una nueva chica en su cama. Era el método perfecto para salir de los espantosos recuerdos del pasado que lo atormentaban. Riley lo considera un idiota de primera, pero ella no sabe por lo que el ha pasado. Una vida llena de tormentos, pesadillas que al parecer, nunca se acabaran. Pero cuando Riley se de cuenta de todo esto, ¿Será demasiado tarde? El intentará todo lo posible para conquistarla, pero ella lo ignorara por completo.
"No todas las personas son fuertes, no todo es color de rosas. Las personas también sufren y se cansan de esas situaciones. Situaciones extremas, conllevan a situaciones extremas. Entonces llega el punto de la vida en que te preguntas, ¿Para qué seguir viviendo?"

La chica tomó las maletas negras que contenían todo su equipaje para este año y se despidió de su madre con la mano y una sonrisa fingida, ella sonrió un poco inconforme y se fue.

Riley sabía la razón de su preocupación, ella todavía no afirmaba la realidad de los asuntos; “su nenita” se iría a estudiar a una academia durante un año, sólo se verían en vacaciones de semestres y sólo si la estudiante quería y en este caso, Riley prefería mantener distancia. Ella debía admitir que la idea de lo que una nueva academia significaba le aterraba un poco, pues no sabía lo que este año le esperaba y su suerte iba de mal en peor.

Sacudió la cabeza tratando de desechar ese pensamiento y se dio cuenta de que aún estaba parada en el estacionamiento con la mirada perdida, justo como una tonta. De un momento a otro, su estómago rugió.

Había olvidado pasar desayunando por Starbucks; entre los papeles de inscripción, la indiferencia de su padre, el equipaje que tenía por cargar y con el irritante sonido del claxon del auto de su madre, había olvidado cumplir con la rutina establecida.

Ahora sería difícil encontrar un restaurant o algún café por allí, tomando en cuenta lo grande que era el campus, y que no conocía a nadie. Suspiro y tomo el mapa que le había dado la coordinación. Era una academia realmente grande. Hecho una ojeada al mapa y la cabeza le dio una puntada en la cabeza ante semejante espacio: Canchas de futbol, de beisbol, de tenis, piscina de natación, salón de sesión de lectura, ciencias y música, aulas de 20 clases necesarias; cafeterías; salón de fiesta, campus general, mini parque con lago y… ¡Restaurantes! Solo tendría que caminar unos metros para llegar a una mini franquicia de Starbucks.

Guardo el mapa en su bolsillo y se puso sus gafas de sol favoritas, negras ray ban aviator. El sol pegaba a tal punto de casi dejarla ciega.

Camine con paso apresurado y recordó que debía pasar buscando las llaves de su dormitorio. La idea de tener un compañero o compañera de cuarto (que era lo más probable) no le entusiasmaba; Riley prefería la soledad a una mala compañía.

Rubias huecas y plásticas que sonreían falsamente, adonis personificados con el don de hacer caer a las chicas a sus pies, la perra que enloquecía a media academia con su andar tan despreocupado, no podían faltar los típicos nerds, los hipster, en total personalidades superficiales que notaba a medida de que ella se dirigía su destino. Resoplo, todos eran tan diferentes a ella, pero tan iguales a los demás.

Simples almas en pena en busca de aceptación, pensó la chica.

Llego a la franquicia y le pidió al servicial muchacho que se encontraba en el recibidor un café de coco, almendras y doble nata, a parte de un sándwich con lechuga y pavo. Le pago, se sentó en una de las mesas y dejo caer sus maletas a los lados de esta, estiro sus piernas y observó todo lo que estaba a su alrededor. Dejo sus gafas sobre la mesa y tomo un sorbo de café, estaba perfecto, justo como le gustaba a ella, sonrió inmediatamente.

En menos de 10 minutos ya había acabado el sándwich y ahora tomaba el café por pequeños sorbos mientras revisaba Instagram.

De repente, sintió una esencia masculina que la hizo levantar la mirada hasta encontrarse con unos grandes ojos color avellana claro que la miraban con curiosidad. La sonrisa se aquel muchacho se extendió por su rostro, haciéndolo parecer irreal. Sonrisa encantadora, pestañas largas y onduladas y una mirada con aire de misterio. Era jodidamente guapo.

— ¿Debes ser nueva, no? — Riley asintió, sin saber que decir — Soy Zayn, Zayn Malik — se presentó el moreno ante su silencio.
— Riley, Riley Carrington — le sonrió lo más cordial que pudo.
— ¿Puedo? — pregunto señalando el puesto que se encontraba a su lado. Ella asintió y colocó el teléfono en la mesa, dispuesta a ser educada y prestarle la atención debida a Zayn.
— Y bien, ¿Cómo te ha ido? — coloco sus codos sobre la mesa y la miro expectante.
— Muy bien, de hecho estaba terminando de desayunar para darle un vistazo a mi dormitorio — está bien, mintió al decirle que estaba bien; para Riley era muy difícil adaptarse a los cambios.
— Oh, me alegro. Esta Academia te encantara, es el prestigio de Londres — prometió Zayn alentándole con una sonrisa.
— Eso he escuchado — hizo una pausa y tomó un sorbo de café — Y tú, Zayn ¿Cómo es que has llegado aquí? — preguntó curiosa.
— Vine aquí por voluntad propia, mis padres ya no me soportaban — dijo e hizo una mueca divertida, lo que provoco que Riley riera sutilmente.
— ¿Con que niño malo, eh? — alzo las cejas.
— Si, bueno, ya sabes también es bueno darse un cambio — le dijo.
— Ya lo creo — musitó para sí misma. Miró su reloj y se dio cuenta de que ya estaba algo tarde — Debo irme — tomo sus gafas y las coloco en su cabeza.
— Ven, yo te ayudare con tu equipaje — planteó el chico.
— No quiero ser una molestia…
— Vamos, Riley, no lo eres. Además no me vendría mal una buena compañía — replico Zayn.

Y en menos de un parpadeo ya Riley se encontraba caminando por el amplio campus de la academia junto a Zayn, conversando y riendo de cualquier babosada que se les ocurriera. Acaba de conocer al chico, pero este le inspiraba un cierto aire de confianza y le agradaba. Todas las chicas le lanzaban miradas envenenadas a Riley, seguramente no entendían por qué uno de los chicos más populares de lugar estaba con un bicho raro, como se decía ella misma.

— Aquí es, Riley — dijo Zayn una vez que llegaron a la mini oficina de los guardianes de dormitorios. Le sonrió una vez más y se adentró en aquella oficina tan peculiar.

El ambiente estaba cargado de un fuerte aroma a incienso de vainilla. La castaña divisó a una chica de no más de 24 años sentada manejando unos papeles en su escritorio. Se acercó a ella.

— Disculpa, soy Riley…
— Carrington y vienes a buscar la llave de tu dormitorio, ya lo sé — se apresuró a decir la castaña antes de que Riley pudiera terminar de decir la oración. La castaña levanto la vista y se encontró con unos grandes ojos cafés que la miraban estupefacta.
— ¿Cómo es que sabes mi nombre? — inquirió Riley.
— Querida, tu madre llamo — contesto la chica — Soy Sofía, un gusto — le tendió la mano y Riley la estrecho con una sonrisa.
— Típico de mi madre — musito para ella misma.
— Aquí están tus llaves, linda — le dio dos llaves en un llavero de color rosa que indicaba la habitación 162 — Espero que te vaya muy bien hoy.
— Yo también — se dio la vuelta y camino hacia la puerta. Se había olvidado de agradecerle a Sofía — ¡Gracias! — agradeció y salió del lugar.
— ¿Todo bien? — pregunto Zayn una vez que la vio salir.
— Sí, perfecto — respondió la chica con una sonrisa.
— Por favor, Riley, eres encantadora — volvió a insistir Zayn.
— ¿Y si no les agrado? — cuestionó la chica un poco insegura.
— ¡Claro que les agradarás!
— No estoy segura… — murmuro Riley observando a aquellos cuatro chicos.
El rubio estaba comiendo frituras de queso; las tomaba con fuerza, como con miedo de que alguien se las arrebatara de las manos. El castaño de ojos verdes miraba al rizado con recelo y le susurraba cosas al oído. Según Zayn, solo faltaba un chico y este estaba con su novia, Danielle.
— ¿Y bien…? — preguntó Zayn e hizo pucheros. Riley no se resistió y asintió rodando los ojos. Los chicos se veían realmente agradables y serían los primeros y aparentemente los últimos en entrar en su lista de amigos.
El moreno tomo a Riley de la mano y la jalo hacia donde estaban los raros chicos.
— Hey idiotas — los llamo Zayn — Les quiero presentar a una chica nueva, se llama Riley — todos los chicos le sonrieron a Riley.

Zayn fue hasta donde estaba cada uno de los chicos e hizo que Riley les diera la mano y se presentaran. Al pensar de Riley, Louis era muy divertido a tal punto de hacerla reír a carcajadas con sus ocurrencias; cosa que era difícil de lograr. Niall era toda una dulzura, aunque no apartaba la vista de sus frituras y solo le dedico una sonrisa. Pero la actitud de Harry, el rizado dueño de los ojos color esmeralda, la molesto tanto. Nunca creyó conocer a un idiota como él. Pero ya se lo esperaba.

La miraba con deliberada libertad y no parecía importarle desnudarle con la mirada.

— Riley, él es Harry. Harry, ella es Riley — los presento Zayn y Riley no se molestó ni en siquiera sonreírle.
— También es un gusto, preciosa — Harry le sonrió seductoramente, pero Riley solo lo ignoro olímpicamente, mirando hacia otro lado.

Conversaron un rato en el parque donde se encontraban, los chicos se robaban las miradas de todas las personas que pasaran por su lado, parecían divertirse.

De repente, Zayn recibió una llamada y se alejó de donde se encontraban los chicos. Harry, Louis y Niall se miraron entre sí y dijeron todos al unísono “Perrie”. Y en menos de 10 segundos, los chicos ya habían actualizado a Riley en todo lo que se refería a la fastidiosa, egocéntrica y malvada novia de Zayn. Por supuesto, ellos la odiaban… pero él la amaba.

Todos se callaron de golpe y dejaron de cuchichear en cuanto escucharon que Zayn se aproximaba.

— Riley, lo siento muchísimo, pero no podré acompañarte a la fiesta de bienvenida. Perrie se siente mal y me necesita — Zayn la miró, esperando una respuesta por parte de la chica.
— Oh, está bien — le restó importancia. Se mordió el labio inferior y pensó en cómo se las arreglaría esa noche.
— Pero cualquiera de los chicos te podría acompañar…
— Puedo cuidarme sola, Zayn — objetó Riley. Una de las cosas que más detestaba Riley era que la subestimaran, ella podía cuidarse sola, no necesitaba de nadie.
— De ninguna manera, estas fiestas de bienvenidas son algo peligrosas y créeme que se por qué te lo digo — le interrumpió Styles.
— ¡No puedes obligarme a hacer nada! — exclamo la castaña un poco molesta por la actitud del rizado. Louis, Niall y Zayn observaban la escena con una sonrisa de entusiasmo en el rostro y no pensaban interferir, pues había notado ese brillo tan peculiar en los ojos de Harry y ya sabían de qué se trataba.
— Debes comprender que no debes ir sola a ese lugar, Riley — dijo Harry con total calma.
— Como dije antes, sé cuidarme sola — murmuró la chica, el rizado sonrió. Una de las cosas que no sabía Riley de Harry, es que él consigue todo lo que quiere, cuando quiere.
— Pasaré por ti a las siete en punto — avisó Harry y se paró del césped. Riley lo miro confundida y bufó.
— En tus sueños.
— Como digas — Harry se despidió de sus amigos y a Riley le guiñó un ojo. Ella arrugo la nariz, enfadada.

Entonces quedo atontada mirando como el rizado desaparecía ágilmente por la multitud. Esos hoyuelos tan hermosos, sus ojos tan hipnotizantes, su voz tan varonil y firme; su trabajado cuerpo. Solo había una cosa que la irritaba, su arrogante y desesperante personalidad.

— Riley, nos vemos después, espero que la pases bien hoy. Trataré de llamarte, de todas maneras nos veremos mañana — el moreno se acercó a la aún confundida chica y beso su mejilla.
— Es-está bien — alcanzó a titubear. Riley se preguntó a si misma qué mierda le pasaba.

Louis y Niall le invitaron un helado en el campus a Riley y ella acepto sonriente. Pasar tiempo con estos chicos le gustaba. Aunque aún no podía sacarse de la cabeza a Harry. ¿Qué era lo que había pasado? ¿Por qué se comportó de forma tan débil? Pero sobretodo… ¿Por qué no dejaba de pensar en él?