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Un Esposo Infiel (Niall Horan & tú) (Adaptada)
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
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Re: Un Esposo Infiel (Niall Horan & tú) (Adaptada)
PORQUE NO SE PASA DE PAGINA???
CREO QUE EL FORO ES MALO CONMIGO????
TENGO TAREA
PERO QUIERO PASARTE DE PAGINA
TENGO HAMBRE DE KAREN
JAJAJA OKNO
ME VOY TRANQUILIZAR JAJA
CREO QUE EL FORO ES MALO CONMIGO????
TENGO TAREA
PERO QUIERO PASARTE DE PAGINA
TENGO HAMBRE DE KAREN
JAJAJA OKNO
ME VOY TRANQUILIZAR JAJA
PATO_DIRECTIONER :)
Re: Un Esposo Infiel (Niall Horan & tú) (Adaptada)
PASE DE PAGINA !VIVA LA INDEPENDENCIA DE MEXICO OKNO!!! JAJAJA SIGUELA
ATTE: PATO
ATTE: PATO
PATO_DIRECTIONER :)
Re: Un Esposo Infiel (Niall Horan & tú) (Adaptada)
Hola :'(
Me siento horrible por no haber comentado antes. Pero tengo una explicacion :D
Tuve examenes, trabajos y se me estropeo el ordenador.
Me puedes perdonar?? Espero que si :)
ME encanto el capitulo, tan perfectto como siempre :P
Tienen que volver a estar juntos :(L):
Siguela cuando puedas. Te quiero mi niña :D
Me siento horrible por no haber comentado antes. Pero tengo una explicacion :D
Tuve examenes, trabajos y se me estropeo el ordenador.
Me puedes perdonar?? Espero que si :)
ME encanto el capitulo, tan perfectto como siempre :P
Tienen que volver a estar juntos :(L):
Siguela cuando puedas. Te quiero mi niña :D
ali&styles
Re: Un Esposo Infiel (Niall Horan & tú) (Adaptada)
paoliss escribió:Ahhyhhhhh.!! Lajshsjakjajaha ame el capítulo.!! Diré los capítulos.!! Ahhhhhhhhhhhh.!! DIOS QUE hermososhhijos tienen y te juro cuando escuché LIAM PAYNE la sonrisa se apoderado de mi rostro.!! Ahhhhhhh.!! Bueno siguiera cuando puedas.!!
Gracias Hermosaaa! :3
Novelera13-karen-
Re: Un Esposo Infiel (Niall Horan & tú) (Adaptada)
ali&styles escribió:Hola :'(
Me siento horrible por no haber comentado antes. Pero tengo una explicacion :D
Tuve examenes, trabajos y se me estropeo el ordenador.
Me puedes perdonar?? Espero que si :)
ME encanto el capitulo, tan perfectto como siempre :P
Tienen que volver a estar juntos :(L):
Siguela cuando puedas. Te quiero mi niña :D
Oh No te preocupes! Yo tambien soy una mala escritora :( Gracias linda yo tambien te quiero! :)
Novelera13-karen-
Re: Un Esposo Infiel (Niall Horan & tú) (Adaptada)
Hare un maraton Wiii :D
PD: Pato estas loquilla pero es para ti! :D & Te amoo :(L):
PD: Pato estas loquilla pero es para ti! :D & Te amoo :(L):
Novelera13-karen-
Re: Un Esposo Infiel (Niall Horan & tú) (Adaptada)
ooo yeah bebay pato uiere lerr jaja, lo se estoy loquilla pero asi naci, posiblemente mi mama fue un ponicornio, y me regalo a mi mama humana y por eso estoy loquilla jajaja siguela. ¿te digo algo? tu fuiste la rimera novela que lei en este foro jajapero shhhhh jajaja siguela y quiero mi maraton hermosa karen jajaja
PATO_DIRECTIONER :)
Re: Un Esposo Infiel (Niall Horan & tú) (Adaptada)
patricia directioner escribió:ooo yeah bebay pato uiere lerr jaja, lo se estoy loquilla pero asi naci, posiblemente mi mama fue un ponicornio, y me regalo a mi mama humana y por eso estoy loquilla jajaja siguela. ¿te digo algo? tu fuiste la rimera novela que lei en este foro jajapero shhhhh jajaja siguela y quiero mi maraton hermosa karen jajaja
Hahahaha Ok' Estamos iguales Mi mamá era una jhabjkdbjabsfjasbfkj & luego me regalo a mi mamá xD
Novelera13-karen-
Re: Un Esposo Infiel (Niall Horan & tú) (Adaptada)
MARATÓN
Capítulo 21
-¿Tenías miedo de que te abandonara mientras tú no estabas en casa?- le preguntaste con un sincero interés por saber su respuesta. A Niall le importaban mucho tu y los niños, pero no sabías en qué medida sería para él una tragedia que dejaran de formar parte de su vida.
Él se dio la vuelta para marcharse, pero se detuvo junto a la ventana que daba al jardín trasero de la casa, lleno de juguetes.
-Sí- admitió sobriamente.
Tu experimentaste un gran alivio al oír su respuesta, lo que, por otro lado, te puso furiosa, porque no era más que una muestra de su propia debilidad.
-Yo no tengo por qué irme- replicaste -Eres tú quien tiene que hacerlo-.
-Sí -dijo Niall, y agachó la cabeza antes de darse la vuelta. No te miró, pero hizo como si examinara su cartera de nuevo -Sé que, si me quedara un átomo de orgullo, debería recoger mis cosas y marcharme. Pero no quiero marcharme, no quiero echar a perder lo que hemos... tenido. Sé que tengo que probarte que puedo y volver a ser el mismo. Sé que me va a costar algún tiempo, pero no voy rendirme, _____- dijo y se atrevió a mirarte con determinación -Puedes hacer lo que quieras, pero no voy a ser yo quien me vaya-.
-Podría pedirte la separación- le espetaste de repente -Para hacer que te marches-.
Niall frunció el ceño.
-¿Y cómo sabes que si pides la separación puedes obligarme a irme?- dijo él, preguntándose si tu habrías hablado con algún abogado. No te creía capaz, pero no estaba seguro.
A ti te encantaba verlo tan desconcertado. Te hacía recuperar algo de orgullo, así que te encogiste de hombros y dijiste con sarcasmo:
-Veo mucha televisión-.
-Entonces, ¿vas a... acabar con nuestro matrimonio?
Tú tenías que admitir que era muy listo. Con una simple pregunta te había dejado a ti toda la responsabilidad.
-Has sido tú el que has empezado a estropear nuestro matrimonio, Niall James Horan Gallagher- respondiste con tranquilidad -Pero no, no voy a hacer nada por cambiar esta situación... todavía no-.
-¿Todavía no? ¿Si quieres pedir el divorcio por qué no lo haces cuanto antes?- dijo Niall, dando un suspiro, recogiendo la chaqueta del respaldo de la silla.
Tú observaste cómo se la ponía. Te fijó en su anillo de oro. No significaba nada, sólo era un trozo de oro que te habían puesto allí hacía un millón de años. Era un anillo sencillo y barato. Cuando se casaron, no habían podido pagar nada mejor. Al cabo de algunos años, Niall te había regalado una sortija de oro con un diamante engastado.
Recordabas el día que lo habían comprado; «Te quiero, _____», había dicho poniéndotelo en el dedo, «sin ti y los mellizos, mi trabajo no tendría sentido».
Pero él se equivocaba. Sin ti ni los mellizos, habría llegado mucho más lejos, de eso estabas segura.
Niall te observaba con aquella mirada sombría, mientras esperaba tu respuesta. Por un instante, se cruzaron una mirada, luego, agachaste la cabeza.
-No lo sé. Pero creo que quiero verte sufrir- respondiste con sinceridad.
Para tu sorpresa, Niall sonrió y se llevó la mano al cuello, donde era visible el arañazo de la noche anterior.
-Yo creía que ya me habías hecho sufrir bastante- dijo.
-No lo suficiente- dijiste, sonrojándote ligeramente.
-Ya veo-.
-Me alegro-.
-Así que ahora vamos a iniciar un periodo en el que me toca recibir a mí- dijo Niall, sonriendo de nuevo y agachándose para besar a Edward. -Pues que así sea- añadió y salió orgullosamente de la habitación, dejándote desconcertada.
Durante las dos semanas siguientes, vivieron en una especie de tiempo muerto, como si su matrimonio hubiera entrado en coma. En realidad, se estaban tomando una tregua para recobrarse antes de afrontar su futuro.
Capítulo 21
-¿Tenías miedo de que te abandonara mientras tú no estabas en casa?- le preguntaste con un sincero interés por saber su respuesta. A Niall le importaban mucho tu y los niños, pero no sabías en qué medida sería para él una tragedia que dejaran de formar parte de su vida.
Él se dio la vuelta para marcharse, pero se detuvo junto a la ventana que daba al jardín trasero de la casa, lleno de juguetes.
-Sí- admitió sobriamente.
Tu experimentaste un gran alivio al oír su respuesta, lo que, por otro lado, te puso furiosa, porque no era más que una muestra de su propia debilidad.
-Yo no tengo por qué irme- replicaste -Eres tú quien tiene que hacerlo-.
-Sí -dijo Niall, y agachó la cabeza antes de darse la vuelta. No te miró, pero hizo como si examinara su cartera de nuevo -Sé que, si me quedara un átomo de orgullo, debería recoger mis cosas y marcharme. Pero no quiero marcharme, no quiero echar a perder lo que hemos... tenido. Sé que tengo que probarte que puedo y volver a ser el mismo. Sé que me va a costar algún tiempo, pero no voy rendirme, _____- dijo y se atrevió a mirarte con determinación -Puedes hacer lo que quieras, pero no voy a ser yo quien me vaya-.
-Podría pedirte la separación- le espetaste de repente -Para hacer que te marches-.
Niall frunció el ceño.
-¿Y cómo sabes que si pides la separación puedes obligarme a irme?- dijo él, preguntándose si tu habrías hablado con algún abogado. No te creía capaz, pero no estaba seguro.
A ti te encantaba verlo tan desconcertado. Te hacía recuperar algo de orgullo, así que te encogiste de hombros y dijiste con sarcasmo:
-Veo mucha televisión-.
-Entonces, ¿vas a... acabar con nuestro matrimonio?
Tú tenías que admitir que era muy listo. Con una simple pregunta te había dejado a ti toda la responsabilidad.
-Has sido tú el que has empezado a estropear nuestro matrimonio, Niall James Horan Gallagher- respondiste con tranquilidad -Pero no, no voy a hacer nada por cambiar esta situación... todavía no-.
-¿Todavía no? ¿Si quieres pedir el divorcio por qué no lo haces cuanto antes?- dijo Niall, dando un suspiro, recogiendo la chaqueta del respaldo de la silla.
Tú observaste cómo se la ponía. Te fijó en su anillo de oro. No significaba nada, sólo era un trozo de oro que te habían puesto allí hacía un millón de años. Era un anillo sencillo y barato. Cuando se casaron, no habían podido pagar nada mejor. Al cabo de algunos años, Niall te había regalado una sortija de oro con un diamante engastado.
Recordabas el día que lo habían comprado; «Te quiero, _____», había dicho poniéndotelo en el dedo, «sin ti y los mellizos, mi trabajo no tendría sentido».
Pero él se equivocaba. Sin ti ni los mellizos, habría llegado mucho más lejos, de eso estabas segura.
Niall te observaba con aquella mirada sombría, mientras esperaba tu respuesta. Por un instante, se cruzaron una mirada, luego, agachaste la cabeza.
-No lo sé. Pero creo que quiero verte sufrir- respondiste con sinceridad.
Para tu sorpresa, Niall sonrió y se llevó la mano al cuello, donde era visible el arañazo de la noche anterior.
-Yo creía que ya me habías hecho sufrir bastante- dijo.
-No lo suficiente- dijiste, sonrojándote ligeramente.
-Ya veo-.
-Me alegro-.
-Así que ahora vamos a iniciar un periodo en el que me toca recibir a mí- dijo Niall, sonriendo de nuevo y agachándose para besar a Edward. -Pues que así sea- añadió y salió orgullosamente de la habitación, dejándote desconcertada.
Durante las dos semanas siguientes, vivieron en una especie de tiempo muerto, como si su matrimonio hubiera entrado en coma. En realidad, se estaban tomando una tregua para recobrarse antes de afrontar su futuro.
Novelera13-karen-
Re: Un Esposo Infiel (Niall Horan & tú) (Adaptada)
Capítulo 22
Tú no volviste a dormir en la habitación de Edward. Dormías con Niall, sin saber muy bien por qué. Tampoco le rechazabas cuando te buscaba, en el prolongado silencio en que sus noches se habían convertido.
Y llegaron a compartir cierto afecto, aunque aquellos encuentros no fueron demasiado satisfactorios para ninguno de los dos. Tú te dejabas llevar y recorrías con Niall el largo y sensual camino del placer. Pero, en los instantes de mayor intensidad, palpitando de deseo entre sus brazos y sintiendo cómo él se estremecía y profería pequeños gemidos, no podías dejar de imaginar a Sarah en tu lugar, de pensar que Sarah le había llevado al mismo estado de pasión desenfrenada.
Y, en aquellos momentos, te apartabas de él con angustia, y el placer se extinguía tan rápidamente como había surgido.
Entonces dabas la espalda a Niall y te hacías un ovillo para soportar tu desesperación en soledad mientras él estaba tendido a tu lado cubriéndose el rostro con una mano, sabiendo, aunque nunca hablaban de ello, que Sarah se interponía una vez más entre ustedes.
En aquellos momentos, el dolor de la infidelidad y la angustia de los celos te azotaban con toda su crueldad y no podías soportar que Niall Horan te tocara. Y él se quedaba quieto y ni siquiera lo intentaba.
Tú pasabas los días preocupada, pensando en aquellos momentos con temor, porque sabías que, si había algo que pudiera hacer volver a Niall a brazos de Sarah era tu estúpido comportamiento en la cama.
Que Niall viera aquellos momentos como el modo en que tú querías devolverle su infidelidad, sólo hacía que te sintieras peor, porque era lo último en que pensabas cuando él te buscaba.
Y te sentías más tensa y sufrías cada vez más cuando Niall trataba de hacer el amor, porque sabías que no podrían alcanzar una satisfacción plena. Y aun así, lo necesitabas, a pesar de que no podías darle lo que pedía. Necesitabas experimentar el pequeño placer de los primeros escarceos y necesitabas saber que él te necesitaba.
Tú no volviste a dormir en la habitación de Edward. Dormías con Niall, sin saber muy bien por qué. Tampoco le rechazabas cuando te buscaba, en el prolongado silencio en que sus noches se habían convertido.
Y llegaron a compartir cierto afecto, aunque aquellos encuentros no fueron demasiado satisfactorios para ninguno de los dos. Tú te dejabas llevar y recorrías con Niall el largo y sensual camino del placer. Pero, en los instantes de mayor intensidad, palpitando de deseo entre sus brazos y sintiendo cómo él se estremecía y profería pequeños gemidos, no podías dejar de imaginar a Sarah en tu lugar, de pensar que Sarah le había llevado al mismo estado de pasión desenfrenada.
Y, en aquellos momentos, te apartabas de él con angustia, y el placer se extinguía tan rápidamente como había surgido.
Entonces dabas la espalda a Niall y te hacías un ovillo para soportar tu desesperación en soledad mientras él estaba tendido a tu lado cubriéndose el rostro con una mano, sabiendo, aunque nunca hablaban de ello, que Sarah se interponía una vez más entre ustedes.
En aquellos momentos, el dolor de la infidelidad y la angustia de los celos te azotaban con toda su crueldad y no podías soportar que Niall Horan te tocara. Y él se quedaba quieto y ni siquiera lo intentaba.
Tú pasabas los días preocupada, pensando en aquellos momentos con temor, porque sabías que, si había algo que pudiera hacer volver a Niall a brazos de Sarah era tu estúpido comportamiento en la cama.
Que Niall viera aquellos momentos como el modo en que tú querías devolverle su infidelidad, sólo hacía que te sintieras peor, porque era lo último en que pensabas cuando él te buscaba.
Y te sentías más tensa y sufrías cada vez más cuando Niall trataba de hacer el amor, porque sabías que no podrían alcanzar una satisfacción plena. Y aun así, lo necesitabas, a pesar de que no podías darle lo que pedía. Necesitabas experimentar el pequeño placer de los primeros escarceos y necesitabas saber que él te necesitaba.
Novelera13-karen-
Re: Un Esposo Infiel (Niall Horan & tú) (Adaptada)
Capítulo 23
La madre de Niall empezó a pasar más tiempo contigo. No mencionaba el domingo que tú habías pasado en Londres, pero el hecho estaba allí, aguardando tras sus cuidadosos gestos, tras la cautela con que abordaba ciertas conversaciones.
Ella estaba orgullosa de su hijo. Era un hombre, que se había hecho a sí mismo, que había triunfado a pesar de las dificultades. Pero no estaba ciega ante lo que la tentación podía suponer para un hombre del calibre de Niall Horan. Era un hombre perspicaz, inteligente y lleno de vida. Con treinta y dos años, ya era respetado en la comunidad de ejecutivos.
La profunda mirada de sus ojos color cielo y su habilidad para hacer dinero donde no lo había, lo hacían muy interesante para las mujeres. Y, aunque nadie le había dicho nada de por qué el matrimonio de su hijo atravesaba por tiempos difíciles, su madre no era tonta y tenía una idea bastante acertada de la verdad. Así que decidió pasar más tiempo contigo, para ofrecerte su apoyo moral. Tú, se lo agradecías, porque habías llegado a la dolorosa conclusión de que, en el mundo extraño en el que habías empezado a vivir, ella era tu única amiga.
Te sentías decepcionada contigo misma por haberte dejado llevar hasta convertirte en una persona vacía. Tu hogar, que antaño era tu orgullo y tu gozo, se había convertido en continuo objeto de tus críticas. Podía ser un buen lugar para ti, pero no para Niall. Su avance en la vida merecía una casa mayor, una que reflejara sus éxitos. Tu no dejabas de atormentarte recordando las muchas veces que él te había comentado que quería mudarse a una casa más grande, mejor. Tal como habías empezado a considerarlo últimamente, lo comprendías perfectamente. No había duda de por qué no había llevado a aquella casa a ninguno de sus amigos: debía avergonzarse de su hogar.
Pero tú también te sentías furiosa con tu marido por no abrirte las puertas de su mundo. Tal vez fueras culpable por permanecer ciega a lo mucho que él había cambiado, pero él tenía parte de culpa por esconderla, como si fuera un incómodo secreto que no convenía a su imagen de triunfador.
La ira se convirtió en resentimiento y el resentimiento en una inquietud que te hacía irritable e impaciente, hasta el punto de que hasta tus hijos estaban alerta para evitar tus reacciones intempestivas.
« ¿Quién eres, _____?», te preguntaste una noche que Niall volvía tarde del trabajo, después de muchas semanas en que había vuelto a las seis y media en punto. La tardanza de tu marido aumentaba tu inquietud. Necesitabas que él estuviera allí para experimentar cierta paz.
«No puedes echarle a Niall la culpa de todo», te decías. «Has vivido en una nube, tan encerrada en tu pequeño mundo que ni siquiera te has preguntado cómo era el de tu marido. Sabías que acudía a muchas comidas de negocios, que tenía que moverse en ciertos círculos si quería estar al día, pero no te preguntaste si debías preocuparte por entrar con él en ese mundo, ni siquiera te preocupaste de escucharlo y apoyarlo.»
Te diste cuenta de que ni siquiera sabías que la compra de Harvey’s se había consumado hasta que Danielle te lo dijo. Aún más, sólo te enteraste de que quería comprar Harvey’s cuando la madre de Niall salió en su defensa una noche que tú te quejabas de que volvía demasiado tarde a casa.
-¡Está ocupado con la compra de Harvey's! -había exclamado molesta- ¿No te das cuenta de que es muy importante?-
La madre de Niall empezó a pasar más tiempo contigo. No mencionaba el domingo que tú habías pasado en Londres, pero el hecho estaba allí, aguardando tras sus cuidadosos gestos, tras la cautela con que abordaba ciertas conversaciones.
Ella estaba orgullosa de su hijo. Era un hombre, que se había hecho a sí mismo, que había triunfado a pesar de las dificultades. Pero no estaba ciega ante lo que la tentación podía suponer para un hombre del calibre de Niall Horan. Era un hombre perspicaz, inteligente y lleno de vida. Con treinta y dos años, ya era respetado en la comunidad de ejecutivos.
La profunda mirada de sus ojos color cielo y su habilidad para hacer dinero donde no lo había, lo hacían muy interesante para las mujeres. Y, aunque nadie le había dicho nada de por qué el matrimonio de su hijo atravesaba por tiempos difíciles, su madre no era tonta y tenía una idea bastante acertada de la verdad. Así que decidió pasar más tiempo contigo, para ofrecerte su apoyo moral. Tú, se lo agradecías, porque habías llegado a la dolorosa conclusión de que, en el mundo extraño en el que habías empezado a vivir, ella era tu única amiga.
Te sentías decepcionada contigo misma por haberte dejado llevar hasta convertirte en una persona vacía. Tu hogar, que antaño era tu orgullo y tu gozo, se había convertido en continuo objeto de tus críticas. Podía ser un buen lugar para ti, pero no para Niall. Su avance en la vida merecía una casa mayor, una que reflejara sus éxitos. Tu no dejabas de atormentarte recordando las muchas veces que él te había comentado que quería mudarse a una casa más grande, mejor. Tal como habías empezado a considerarlo últimamente, lo comprendías perfectamente. No había duda de por qué no había llevado a aquella casa a ninguno de sus amigos: debía avergonzarse de su hogar.
Pero tú también te sentías furiosa con tu marido por no abrirte las puertas de su mundo. Tal vez fueras culpable por permanecer ciega a lo mucho que él había cambiado, pero él tenía parte de culpa por esconderla, como si fuera un incómodo secreto que no convenía a su imagen de triunfador.
La ira se convirtió en resentimiento y el resentimiento en una inquietud que te hacía irritable e impaciente, hasta el punto de que hasta tus hijos estaban alerta para evitar tus reacciones intempestivas.
« ¿Quién eres, _____?», te preguntaste una noche que Niall volvía tarde del trabajo, después de muchas semanas en que había vuelto a las seis y media en punto. La tardanza de tu marido aumentaba tu inquietud. Necesitabas que él estuviera allí para experimentar cierta paz.
«No puedes echarle a Niall la culpa de todo», te decías. «Has vivido en una nube, tan encerrada en tu pequeño mundo que ni siquiera te has preguntado cómo era el de tu marido. Sabías que acudía a muchas comidas de negocios, que tenía que moverse en ciertos círculos si quería estar al día, pero no te preguntaste si debías preocuparte por entrar con él en ese mundo, ni siquiera te preocupaste de escucharlo y apoyarlo.»
Te diste cuenta de que ni siquiera sabías que la compra de Harvey’s se había consumado hasta que Danielle te lo dijo. Aún más, sólo te enteraste de que quería comprar Harvey’s cuando la madre de Niall salió en su defensa una noche que tú te quejabas de que volvía demasiado tarde a casa.
-¡Está ocupado con la compra de Harvey's! -había exclamado molesta- ¿No te das cuenta de que es muy importante?-
Novelera13-karen-
Re: Un Esposo Infiel (Niall Horan & tú) (Adaptada)
Capítulo 24
La verdad era que no podías darte cuenta, porque no sabías de su existencia, pero lo más triste era que todavía no te habías preocupado de averiguarlo. ¿Qué futuro tenía un matrimonio que no compartía más que una casa, una cama y tres hijos?
-Ni siquiera soy guapa- dijiste con un suspiro, mirándote al espejo una mañana.
«Al menos, no en el sentido clásico, supongo», te dijiste sin dejar de mirarte al espejo. «Mi figura no está mal, sobre todo, teniendo en cuenta que he tenido tres hijos. Tengo unas piernas bonitas, pero no tengo una cara que llame la atención. No es la cara que se espera de la mujer de Niall Horan Gallagher presidente de “Horan Holdings”. Tengo los ojos demasiado grandes y la nariz demasiado pequeña, la boca no está mal, pero mi mirada es demasiado vulnerable.»
Hiciste una mueca de disgusto.
«¡Y mira qué pelo!», te dijiste acariciando Tu larga melena oscura. « ¡No he cambiado de peinado desde que tenía la edad de Denise! ¡Incluso la ropa que me pongo es demasiado juvenil!»… «Pues haz algo para cambiar», te dijo con impaciencia una voz interior.
-¿Por qué no?- susurraste con un impulso desafiante -¡Voy a decirte una cosa, Edward! -dijiste dándote la vuelta y hablando a tu hijo pequeño, que jugaba en la alfombra. -¡Me voy de compras! Vamos a ver si la abuela puede cuidar de ti, y si no puede, pues... pues llamaremos a papá y que se ocupe él, por un día no le va a pasar nada- dijiste y te mordiste el labio, exactamente igual que hacía tu hija Denise cuando tomaba una decisión.
Pero la madre de Niall aceptó cuidar a su nieto con alegría, lo que en cierto modo te contrajo. De alguna manera, te atraía la idea de entrar en el ultramoderno edificio de oficinas donde Niall tenía el despacho y dejarle a Edward en brazos. «Aunque, sin embargo», pensabas mientras te dirigías en taxi al centro de Londres, «una cosa es imaginarlo y otra muy distinta hacerlo».
Te sentías feliz y esperabas que aquella sensación te durara algún tiempo.
¿Era tan malo no tener otra ambición que ser una buena madre y esposa? Siempre habías amado tu trabajo, que consistía en cuidar de tus tres hijos, escucharlos, jugar con ellos o, simplemente, disfrutar de ellos.
Y de Niall. Él podía ser un león en la jungla de los negocios, pero tú sabías que la tensión desaparecía de su cuerpo en cuanto llegaba a su casa y encontraba a su pequeña familia con sus pequeños problemas, esperando que él los solucionara.
Muchas noches llegaba agotado y con el semblante serio, con el rostro de un cazador implacable, pensaste en aquellos momentos, pero en menos de media hora, estaba tumbado en el suelo jugando con los gemelos. Jugando o viendo la televisión. Se compenetraba absolutamente con ellos y podía llegar a pelearse con Nathan por un juego de ordenador, y no tenía la menor señal de tensión ni de pesadumbre, tan sólo aquella sonrisa infantil igual a la de su hijo, que decía que había abandonado el mundo de los negocios para sumergirse en el feliz alivio que le ofrecía su familia.
Tú te preguntabas si el mismo proceso funcionaba a la inversa, ¿le era tan fácil desprenderse de su papel de padre y esposo cada vez que salía para irse a trabajar? ¿Era un alivio para él volver a aquel otro mundo mucho más excitante, ser el gran hombre con poder sobre otros y verse tratado de forma especial? ¿Se convertían su pequeña mujer y sus tres hijos en poco más que nada una vez que volvía a aquel escenario sofisticado lleno de gente inteligente y sofisticada, con ropa sofisticada y sofisticadas conversaciones?
La verdad era que no podías darte cuenta, porque no sabías de su existencia, pero lo más triste era que todavía no te habías preocupado de averiguarlo. ¿Qué futuro tenía un matrimonio que no compartía más que una casa, una cama y tres hijos?
-Ni siquiera soy guapa- dijiste con un suspiro, mirándote al espejo una mañana.
«Al menos, no en el sentido clásico, supongo», te dijiste sin dejar de mirarte al espejo. «Mi figura no está mal, sobre todo, teniendo en cuenta que he tenido tres hijos. Tengo unas piernas bonitas, pero no tengo una cara que llame la atención. No es la cara que se espera de la mujer de Niall Horan Gallagher presidente de “Horan Holdings”. Tengo los ojos demasiado grandes y la nariz demasiado pequeña, la boca no está mal, pero mi mirada es demasiado vulnerable.»
Hiciste una mueca de disgusto.
«¡Y mira qué pelo!», te dijiste acariciando Tu larga melena oscura. « ¡No he cambiado de peinado desde que tenía la edad de Denise! ¡Incluso la ropa que me pongo es demasiado juvenil!»… «Pues haz algo para cambiar», te dijo con impaciencia una voz interior.
-¿Por qué no?- susurraste con un impulso desafiante -¡Voy a decirte una cosa, Edward! -dijiste dándote la vuelta y hablando a tu hijo pequeño, que jugaba en la alfombra. -¡Me voy de compras! Vamos a ver si la abuela puede cuidar de ti, y si no puede, pues... pues llamaremos a papá y que se ocupe él, por un día no le va a pasar nada- dijiste y te mordiste el labio, exactamente igual que hacía tu hija Denise cuando tomaba una decisión.
Pero la madre de Niall aceptó cuidar a su nieto con alegría, lo que en cierto modo te contrajo. De alguna manera, te atraía la idea de entrar en el ultramoderno edificio de oficinas donde Niall tenía el despacho y dejarle a Edward en brazos. «Aunque, sin embargo», pensabas mientras te dirigías en taxi al centro de Londres, «una cosa es imaginarlo y otra muy distinta hacerlo».
Te sentías feliz y esperabas que aquella sensación te durara algún tiempo.
¿Era tan malo no tener otra ambición que ser una buena madre y esposa? Siempre habías amado tu trabajo, que consistía en cuidar de tus tres hijos, escucharlos, jugar con ellos o, simplemente, disfrutar de ellos.
Y de Niall. Él podía ser un león en la jungla de los negocios, pero tú sabías que la tensión desaparecía de su cuerpo en cuanto llegaba a su casa y encontraba a su pequeña familia con sus pequeños problemas, esperando que él los solucionara.
Muchas noches llegaba agotado y con el semblante serio, con el rostro de un cazador implacable, pensaste en aquellos momentos, pero en menos de media hora, estaba tumbado en el suelo jugando con los gemelos. Jugando o viendo la televisión. Se compenetraba absolutamente con ellos y podía llegar a pelearse con Nathan por un juego de ordenador, y no tenía la menor señal de tensión ni de pesadumbre, tan sólo aquella sonrisa infantil igual a la de su hijo, que decía que había abandonado el mundo de los negocios para sumergirse en el feliz alivio que le ofrecía su familia.
Tú te preguntabas si el mismo proceso funcionaba a la inversa, ¿le era tan fácil desprenderse de su papel de padre y esposo cada vez que salía para irse a trabajar? ¿Era un alivio para él volver a aquel otro mundo mucho más excitante, ser el gran hombre con poder sobre otros y verse tratado de forma especial? ¿Se convertían su pequeña mujer y sus tres hijos en poco más que nada una vez que volvía a aquel escenario sofisticado lleno de gente inteligente y sofisticada, con ropa sofisticada y sofisticadas conversaciones?
Novelera13-karen-
Re: Un Esposo Infiel (Niall Horan & tú) (Adaptada)
Capítulo 25
Sofisticado, te repetiste por enésima vez, en eso se había convertido Niall, en un hombre maduro y sofisticado. Mientras, tú te habías estancado.
Te odiaste a ti misma por haber dejado que ocurriera y odiaste a Niall por obligarte a ver tus propios defectos, porque eso significaba que tú tenías que asumir parte de culpa por lo que les estaba ocurriendo.
Tú sentiste un inexplicable alivio al no ver el BMW negro de Niall cuando el taxi te dejó en casa a las seis en punto de la tarde. Ibas tan cargada con bolsas y paquetes que tuviste que llamar al timbre con el codo.
¡Cielo Santo!- exclamó la madre de Niall, abriendo la puerta y mirando a su nuera con asombro.
Tú seguiste hacia el interior sin detenerte.
¡Cielo Santo!- volvió a exclamar cuando, una vez en el interior de la casa, tu dejaste caer los paquetes a sus pies.
-¿Qué te parece?- preguntaste con incertidumbre.
La _____ que había abandonado su hogar una hora después que su marido no era la misma que estaba ante su suegra.
Te habías cortado el pelo en un óvalo alrededor de la cara, hasta la altura de la barbilla. Te habían maquillado de modo que quedaran realzados los hermosos rasgos que tu no creías tener. Tenias un aspecto tan natural que era imposible decir cómo te habían arreglado los ojos y la boca para que, de repente, llamaran tanto la atención.
Pero aquello no era todo. Ya no llevabas el abrigo de lana azul pálido y los vaqueros con que habías salido aquella mañana. En su lugar, llevabas el traje de chaqueta de lana más exquisitamente cortado. Era de color marrón pálido y se ajustaba perfectamente a tu figura. Se abrochaba con dos filas de botones de un marrón más oscuro en la pechera y estaba adornado con tres botones en cada puño. También llevabas unas botas de ante por debajo del tobillo y un bolso a juego.
-Creo -dijo tu suegra -que lo mejor será que preparemos una bebida fuerte para cuando mi hijo vuelva a casa-.
Ella no podía saberlo, pero había dado la respuesta que más podía satisfacerte a ti, que habías ido adquiriendo una actitud más desafiante a medida que pasaba el día.
Se abrió la puerta y entró Nathan.
-¡wow!- exclamó, y tu sonreíste de oreja a oreja. El tiempo que habías empleado preocupándote por la reacción de tus hijos ante tu nuevo aspecto, había sido tiempo perdido.
-¿Qué hay en los paquetes? -preguntó Vanesa, despreocupándose de ti como si fueras la misma de siempre.
Al cabo de diez minutos, el suelo del cuarto de estar estaba cubierto de paquetes medio abiertos y Denise no paraba de corretear luciendo un collar de cuentas rojas que tú le habías comprado. A Edward le habías traído un juego de piezas de construcción, pero lo que más le gustaba era la caja de cartón, que estaba destrozando poco a poco. Para Nathan habías comprado un nuevo juego de ordenador, y ya estaba jugando con él en su habitación cuando llegó Niall.
Él se detuvo en el umbral de la puerta y se quedó mirando. La actividad en el cuarto de estar se detuvo. Denise dejó de corretear para observar su reacción y su madre dejó de recoger los envoltorios, mientras tú te ponías en pie incómodamente y lo mirabas con una mezcla de desafío y súplica.
Fue Maura quien rompió la tensión del momento. Recogió a Edward de la alfombra y agarró a Denise de la mano.
Pero tú no prestabas atención a tus hijos, estabas pendiente de Niall, que te observaba con una inescrutable expresión.
Una tenue sonrisa se dibujó por fin en el rostro de Niall. Tú te quedaste muy sorprendida, porque era la misma sonrisa con que se había acercado a ti la noche que se conocieron, una sonrisa ambigua. Tú se erguiste con una expresión definitivamente desafiante.
-¡Vaya, vaya!- dijo él, -ya veo que ha comenzado la segunda etapa-.
¿La segunda etapa? ¿De qué diablos estaba hablando? Te preguntaste.
-¿Vas a salir?- preguntó Niall. -Vas a tener que perdonarme, _____, pero, si me has dicho que tenías planes para salir esta noche, creo que me he olvidado por completo.
Tú frunciste el ceño. Sabías que Niall no decía nada al azar, y te preguntabas qué quería decir con aquel « ¿Vas a salir?» y la «segunda etapa», cuando sabía muy bien que no ibas a ninguna parte.
Te quedó claro que no iba a hacer ningún comentario sobre tu nuevo aspecto. Tal vez no le gustaba, tal vez prefería tu versión aburrida, la que no le causaba ningún problema, la que sabía el lugar exacto que ocupaba en el ordenado mundo de Niall y no pensaba salir de él
Tu pensaste que lo que tal vez le ocurría a Niall era que no las tenía todas consigo, y experimentaste una sensación de triunfo. Tal vez su pregunta fuera sincera.
-Y si estuviera pensando en salir, ¿qué harías?- le preguntaste.
Sofisticado, te repetiste por enésima vez, en eso se había convertido Niall, en un hombre maduro y sofisticado. Mientras, tú te habías estancado.
Te odiaste a ti misma por haber dejado que ocurriera y odiaste a Niall por obligarte a ver tus propios defectos, porque eso significaba que tú tenías que asumir parte de culpa por lo que les estaba ocurriendo.
Tú sentiste un inexplicable alivio al no ver el BMW negro de Niall cuando el taxi te dejó en casa a las seis en punto de la tarde. Ibas tan cargada con bolsas y paquetes que tuviste que llamar al timbre con el codo.
¡Cielo Santo!- exclamó la madre de Niall, abriendo la puerta y mirando a su nuera con asombro.
Tú seguiste hacia el interior sin detenerte.
¡Cielo Santo!- volvió a exclamar cuando, una vez en el interior de la casa, tu dejaste caer los paquetes a sus pies.
-¿Qué te parece?- preguntaste con incertidumbre.
La _____ que había abandonado su hogar una hora después que su marido no era la misma que estaba ante su suegra.
Te habías cortado el pelo en un óvalo alrededor de la cara, hasta la altura de la barbilla. Te habían maquillado de modo que quedaran realzados los hermosos rasgos que tu no creías tener. Tenias un aspecto tan natural que era imposible decir cómo te habían arreglado los ojos y la boca para que, de repente, llamaran tanto la atención.
Pero aquello no era todo. Ya no llevabas el abrigo de lana azul pálido y los vaqueros con que habías salido aquella mañana. En su lugar, llevabas el traje de chaqueta de lana más exquisitamente cortado. Era de color marrón pálido y se ajustaba perfectamente a tu figura. Se abrochaba con dos filas de botones de un marrón más oscuro en la pechera y estaba adornado con tres botones en cada puño. También llevabas unas botas de ante por debajo del tobillo y un bolso a juego.
-Creo -dijo tu suegra -que lo mejor será que preparemos una bebida fuerte para cuando mi hijo vuelva a casa-.
Ella no podía saberlo, pero había dado la respuesta que más podía satisfacerte a ti, que habías ido adquiriendo una actitud más desafiante a medida que pasaba el día.
Se abrió la puerta y entró Nathan.
-¡wow!- exclamó, y tu sonreíste de oreja a oreja. El tiempo que habías empleado preocupándote por la reacción de tus hijos ante tu nuevo aspecto, había sido tiempo perdido.
-¿Qué hay en los paquetes? -preguntó Vanesa, despreocupándose de ti como si fueras la misma de siempre.
Al cabo de diez minutos, el suelo del cuarto de estar estaba cubierto de paquetes medio abiertos y Denise no paraba de corretear luciendo un collar de cuentas rojas que tú le habías comprado. A Edward le habías traído un juego de piezas de construcción, pero lo que más le gustaba era la caja de cartón, que estaba destrozando poco a poco. Para Nathan habías comprado un nuevo juego de ordenador, y ya estaba jugando con él en su habitación cuando llegó Niall.
Él se detuvo en el umbral de la puerta y se quedó mirando. La actividad en el cuarto de estar se detuvo. Denise dejó de corretear para observar su reacción y su madre dejó de recoger los envoltorios, mientras tú te ponías en pie incómodamente y lo mirabas con una mezcla de desafío y súplica.
Fue Maura quien rompió la tensión del momento. Recogió a Edward de la alfombra y agarró a Denise de la mano.
Pero tú no prestabas atención a tus hijos, estabas pendiente de Niall, que te observaba con una inescrutable expresión.
Una tenue sonrisa se dibujó por fin en el rostro de Niall. Tú te quedaste muy sorprendida, porque era la misma sonrisa con que se había acercado a ti la noche que se conocieron, una sonrisa ambigua. Tú se erguiste con una expresión definitivamente desafiante.
-¡Vaya, vaya!- dijo él, -ya veo que ha comenzado la segunda etapa-.
¿La segunda etapa? ¿De qué diablos estaba hablando? Te preguntaste.
-¿Vas a salir?- preguntó Niall. -Vas a tener que perdonarme, _____, pero, si me has dicho que tenías planes para salir esta noche, creo que me he olvidado por completo.
Tú frunciste el ceño. Sabías que Niall no decía nada al azar, y te preguntabas qué quería decir con aquel « ¿Vas a salir?» y la «segunda etapa», cuando sabía muy bien que no ibas a ninguna parte.
Te quedó claro que no iba a hacer ningún comentario sobre tu nuevo aspecto. Tal vez no le gustaba, tal vez prefería tu versión aburrida, la que no le causaba ningún problema, la que sabía el lugar exacto que ocupaba en el ordenado mundo de Niall y no pensaba salir de él
Tu pensaste que lo que tal vez le ocurría a Niall era que no las tenía todas consigo, y experimentaste una sensación de triunfo. Tal vez su pregunta fuera sincera.
-Y si estuviera pensando en salir, ¿qué harías?- le preguntaste.
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