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Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
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"Mi Adorable Enemigo". |Niall Horan y tu|
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
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Página 4 de 5. • 1, 2, 3, 4, 5
Re: "Mi Adorable Enemigo". |Niall Horan y tu|
¿porqué no subes?
por favor siguela, no la puedes dejar asi
(a menos que quieras que me de un infarto)
siguela pronto=)
por favor siguela, no la puedes dejar asi
(a menos que quieras que me de un infarto)
siguela pronto=)
alex_dreamer
Re: "Mi Adorable Enemigo". |Niall Horan y tu|
siguela soy nueva lectora me encanta tu novela siguela
alin
Re: "Mi Adorable Enemigo". |Niall Horan y tu|
siguela siguela siguela siguela siguela siguela siguela siguela
alin
Re: "Mi Adorable Enemigo". |Niall Horan y tu|
de acuerdo..me asusta que no subas...
donde te escondes??
sube pronto
donde te escondes??
sube pronto
alex_dreamer
Re: "Mi Adorable Enemigo". |Niall Horan y tu|
siguela por favor me encanta tu novela por ti deje de ser fantasma
alin
Re: "Mi Adorable Enemigo". |Niall Horan y tu|
siguela porfavor siguela siguela siguela.siguela ssiguela
alin
Re: "Mi Adorable Enemigo". |Niall Horan y tu|
Me perdí por un tiempo :(
Lo siento, soy la peor. kasjkajsakjs.
Pero por recompensa pondré ya todos los capítulos hasta el final C:
Gracias por su espera, y bienvenida a las nuevas lectoras:D
Lo siento, soy la peor. kasjkajsakjs.
Pero por recompensa pondré ya todos los capítulos hasta el final C:
Gracias por su espera, y bienvenida a las nuevas lectoras:D
IWish
Re: "Mi Adorable Enemigo". |Niall Horan y tu|
Capítulo 7.
Un destello de furia cruzó por los ojos de Niall, pero nadie pareció advertirlo excepto _______, y cuando él se volvió hacia Billingsly ya no quedaba en ellos nada de ese sentimiento en su expresión, excepto un poso de burla.
—Te dije que teníamos un conocido común, ¿recuerdas? —le preguntó a _________.
—Exacto: yo —dijo Bruce con una sonrisa—. Y claro, cuando hace unos meses me enteré de que el señor Horan te conocía, estuvimos hablando mucho de ti. Me sorprendió ver que no sabía demasiado de tu carrera como modelo.
«Y apuesto a que tú te encargaste de informarlo, con Dios sabe qué sarta de mentiras», se dijo _______ con disgusto. Era igual que todos los demás ligues de su tía: arrogante, vanidoso y, también como todos los demás, ávido de dinero.
Al no haber logrado mantener el interés de su tía por él, se había lanzado a por ella con una perseverancia agotadora, a pesar incluso de que ella lo rechazaba una vez tras otra. Incluso se había presentado en un par de ocasiones en el campus, y le había costado mucho quitárselo de encima.
Alzó la mirada, aprehensiva, hacia los ojos de Niall, y tal y como esperaba no encontró en ellos más que asco y desprecio. La llegada de Bruce había matado la confianza que estaba empezando a crecer entre ellos. Aquella hermosa mañana se convertiría tan sólo en un recuerdo. Jamás volvería a repetirse.
—¿No te alegras de verme, _______? —le dijo Bruce sonriendo y atrayéndola más hacia sí.
Niall hundió las manos en sus bolsillos.
—No me comentaste nada de vuestro floreciente romance —le dijo a ________ en un tono venenoso—, pero ahora que Billingsly está aquí, tal vez tengáis ocasión de retomarlo... cuando haya terminado de revisar mis libros de cuentas —añadió con una sonrisa gélida en dirección a Bruce—. ¿Y qué momento mejor que éste para hacerlo? Sígame, iremos a mi estudio.
—Pero, Niall... si acaba de llegar —protestó su madre, para quien las buenas maneras eran algo de vital importancia.
—No ha venido de visita, madre —le recordó Niall abruptamente—. ¿Billingsly?
Aparentemente, Bruce sabía que no le convenía soliviantar al ranchero cuando había ese matiz áspero en su voz, porque le contestó al instante:
—Te veré después, cariño. Tenemos tantas cosas de qué hablar...
—Ya lo creo —masculló ella, dirigiéndole una sonrisa venenosa.
Niall ni siquiera se volvió a mirarla.
—¿De qué diablos va todo esto? —le preguntó Jenna cuando se hubieron marchado, y su madre y Blakely charlaban sentados sobre la marcha del rancho.
—Es ese tipo del que te hablé —gimió ________ mirando por la ventana—, el que no hace más que perseguirme.
— ¡Cielos, ya recuerdo! —Exclamó Jenna—, ¡es aquel que fue a la facultad a darte la lata! Pero, ¿cómo puede ser que conozca a mi hermano?
________ se encogió de hombros
—Una desgraciada coincidencia, supongo — farfulló—. Oh, Jenna, ¿qué voy a hacer? Ahora Niall creerá que hay algo entre nosotros, y sólo Dios sabe qué cosas horribles le habrá dicho de mí.
Jenna estaba empezando a unir piezas en su cabeza: el rubor de las mejillas de _______ cuando había llegado de su paseo a caballo con su hermano, la expresión inusualmente tierna en los ojos de él, los labios algo hinchados de su amiga, las agujas de pino en su cabello..., de pronto todo encajaba.
— ¿Qué habéis estado haciendo en el bosque aparte de debatir acerca de la economía mundial? — le preguntó irónica.
_________ se sonrojó profusamente, dando a su amiga la respuesta que quería.
—Ya entiendo —dijo Jenna riéndose—. Ahora comprendo por qué Niall ha estado tan insoportable últimamente —murmuró con aire pensativo—. Es más, mamá dice que lleva así desde Semana Santa. Entonces pasó algo entre vosotros, ¿no es verdad?, Después de que le tirarás ese cubo de pienso. Oh, ________... —le dijo emocionada con los ojos brillantes —, ¡si supieras cuántas veces he soñado con que pudiéramos ser cuñadas algún día...!
—No digas bobadas —protestó _______ azorada—. Y no quiero que le digas nada de esto a nadie: prométemelo, Jenna.
Su amiga dejó escapar un largo suspiro.
—Está bien, está bien... —farfulló a regañadientes—: te lo prometo. Pero sí que sientes algo por él, ¿no es verdad?
________ bajó la vista.
—Sí —admitió en un murmullo apenas audible.
—¿Y mi hermano? —inquirió Jenna.
________ se encogió de hombros.
—¿Quién sabe lo que piensa o siente Niall? De todos modos ya no importa. Siempre ha pensado lo peor de mí, y las mentiras de Bruce no han hecho sino aumentar su mala opinión de mí.
—Pero, ¿por qué iba a creer esas mentiras viniendo de alguien como Bruce? —Repuso Jenna frunciendo el ceño—. Yo creo que es lo bastante inteligente como para reconocer un caso de celos y orgullo herido cuando lo ve. Si lo que Bruce busca es vengarse de ti, Niall se dará cuenta.
—¿Eso crees? —contestó ______ escéptica, meneando la cabeza.
—Pues claro, mujer. Anda, vamos a la cocina a hacer algo de comer —le dijo Jenna—. Um... mamá, vamos a preparar el almuerzo —le dijo a la señora Horan.—Lo sigo, señora Horan.
Soltó a _______, y le dijo antes de ir tras Niall por el pasillo:
—¿Necesitáis que os eche una mano? —se ofreció la mujer.
—Oh, no, no, no te preocupes. Sigue charlando con Blakely —le dijo su hija, lanzando una mirada significativa a su enamorado, que se sonrojó un poco—. No tardaremos nada.
—¿A qué venía esa mirada? —le preguntó _______ en un susurro mientras se dirigían a la cocina. Jenna inspiró profundamente.
—Es que... Blakely va a pedirle consejo sobre cómo abordar a Niall. Quiere... quiere casarse conmigo —balbució—. ¡Oh, ________, quiere casarse conmigo! —repitió cerrando los ojos, como si hubiera recibido la mayor de las bendiciones.
—Si puedo ser de alguna ayuda no dudes en pedirme lo que quieras.
—Gracias —murmuró Jenna—. La verdad es que me hará falta toda la ayuda que pueda conseguir. Sé que Niall dirá que soy demasiado joven, que Blakely no podrá darme la clase de vida a la que estoy acostumbrada, que no me haré a tener menos comodidades... ¡Pero yo lo amo! —Exclamó obstinadamente—, y haré lo que sea por pasar el resto de mi vida a su lado, aunque tenga que sacar agua de un pozo o confeccionarme mi propia ropa. Quiero envejecer junto a él, ¡y voy a luchar por ello, ya lo verás!
—Te creo —aseguró ________ entre risas. Era muy parecida a Niall en ese sentido, y estaba segura de que si alguien podía hacerle frente, era ella.
Niall le dijo a Jenna que Billingsly y él estaban muy ocupados, y le pidió que les llevara simplemente unos sandwiches para almorzar, así que ________ se vio ahorrada una más que segura confrontación, pero nada la salvó de la que tuvo lugar durante la cena.
Bruce estaba sentado frente a ella, y le sonreía como un sátiro, mientras Niall la miraba furibundo desde la cabecera de la mesa.
—Creía que estarías trabajando este verano, _______ —murmuró Bruce rompiendo el tenso silencio—. De hecho por ese motivo pedí que me asignaran alguna auditoría en Nueva York.
________ lo miró con frialdad.
—¿No me digas? —masculló, detestándolo por lo que le había hecho a su ya de por sí frágil relación con Niall—. Pensé que te había dejado claro que cuando estoy trabajando no tengo tiempo para salidas nocturnas.
—Oh, vamos, nena, no me vengas con esas —se rió el muy canalla. Sus ojos adquirieron una expresión calculadora al notar que Niall estaba escuchándolos muy interesado—. ¡Si no hay un sólo club nocturno de la ciudad donde no te conozcan...!
________ frunció las cejas y apretó la mandíbula.
— ¡Eso no es cierto! —le gritó.
—Bueno, no te pongas así, no pensé que te molestara tanto que se supiera —contestó Bruce, fingiéndose aturdido—. Además, en el fondo ha sido mejor que no me mandaran a Nueva York como pedí —añadió en un tono desmoralizado—. La verdad es que no puedo competir con la clase de hombres con los que sales. Soy un simple currante, no un magnate.
Los dedos de _______ estrujaron la servilleta sobre su regazo, y por un instante consideró el arrojarle su plato del postre a la cabeza. Podía leer la burla en sus ojos. Bruce sabía muy bien lo que estaba haciendo, y ______ comprendió de inmediato que su primera impresión había sido correcta: quería crucificarla por haberlo herido en su orgullo al rechazarlo una y otra vez. Si no podía tenerla, se aseguraría que ningún otro la tuviera, y Niall menos que nadie.
—No necesito salir con hombres ricos —le espetó.
— Mira, ________, no estoy juzgándote —repuso Bruce—, es perfectamente comprensible. No tienes por qué fingir. Dilly no te da un centavo para tu educación, y tienes que sacar el dinero de algún sitio.
Estaba plantando las semillas de la discordia, y estaban cayendo en suelo fértil: la prejuiciosa percepción de Niall, ya distorsionada por sus mentiras.
—Con mis trabajos gano lo bastante como para mantenerme por mí misma —insistió ________.
—Bueno, eso desde luego debe ser cierto si estás tomándote libre todo el verano... —concedió Bruce— menos que hayas venido con intención de pescar un «pez» mayor... —insinuó, lanzando una mirada furtiva a Niall.
La expresión del ranchero era de pura furia.
Con un esfuerzo titánico, _______ se llevó la taza de café a los labios, conteniendo a duras penas las lágrimas. Era como si Bruce le estuviera haciendo pequeños cortes con un cuchillo invisible, y nadie pudiera ver las heridas.
Niall se levantó, arrojando la servilleta arrugada sobre la mesa.
—Si ha terminado, Billingsly, deberíamos volver al trabajo —le dijo en un tono odiosamente despreocupado, como si no lo afectara nada lo que había oído.
_____ lo observó salir del comedor seguido de Bruce, que se volvió justo antes de llegar a la puerta, con una sonrisa triunfal. La luz se extinguió de los ojos de la joven, y de su alma, porque supo en ese momento que Niall lo había creído. Había sido un error ocultarle que su tía no la ayudaba económicamente, porque ahora, al haberse enterado por Bruce, llegaría a la conclusión de que efectivamente necesitaba dinero, y de que había estaba intentando tenderle una trampa, sobre todo a la vista de su flirteo en Semana Santa. Y lo peor de todo era que no había nada que ella pudiera decir en su defensa, porque después de lo que acababa de oír, estaría convencido de que era una mentirosa. Probablemente incluso estaría empezando a pensar que su inocencia virginal era sólo fingida, y que lo que perseguía era arrastrarlo al altar. Las lágrimas se agolparon en sus ojos castaños, enturbiando su mirada, y tuvo que pestañear para contenerlas.
— ¡Qué... qué caliente está el café! —dijo riéndose, esperando poder ocultar con eso el motivo real de que le lloraran los ojos.
Pero a Jenna no podía engañarla.
—Propongo que entremos en el estudio y le echemos al señor Billmgsly el contenido de la cafetera por la cabeza —sugirió—. ¡Menuda sabandija! ¡Y el zopenco de mi hermano, ahí sentado, mirándote como si creyera todas esas patrañas!
—Apoyo la moción de ir a echarle el café encima —dijo su madre. Era la primera vez que _______ la veía enfadada—. Y lo pondré en la habitación de invitados verde —añadió con una sonrisa maliciosa— el colchón de la cama está lleno de bultos.
—En ese caso iré a buscar unas cuantas piedras para ponerlas entre el somier y el colchón — dijo ________, esbozando una débil sonrisa—, para que esté más «cómodo». Hasta luego.
Salió alicaída del comedor, y los ojos de madre e hija la siguieron entristecidos y preocupados.
______ estaba esperando que Niall fuera a pedirle explicaciones antes o después, y, en efecto, media hora más tarde salía al porche, donde la encontró sentada a la pálida luz de la luna.
— Billingsly me había hablado de los buenos «amigos» que sois —la atacó burlón, quedándose de pie frente a ella—, pero hasta hoy no había sabido si creerlo.
—Y supongo que su actuación de esta noche ha acabado por convencerte —farfulló ________.
—¿Cómo dices?
—Da igual, déjalo —murmuró ella, poniéndose de pie y dándole la espalda—. No es cierto que antes no lo creyeras, y sus palabras de esta noche sólo han reafirmado la «maravillosa» opinión que tenías de mí.
—¿No vas a decir nada en tu defensa? —la desafió Niall.
—No —respondió ________ ásperamente—, no creo que supusiera ninguna diferencia.
Niall observó la rigidez de su espalda, y una sombra de duda cruzó por sus ojos, pero ella no pudo verla.
—Debes estarle muy agradecido a Bruce: te ha salvado de mí justo a tiempo —le dijo ella, mirándolo por encima del hombro y con los brazos cruzados—. El bueno de Bruce... es un verdadero caballero.
Niall se quedó callado un momento.
—Dime, ¿qué más cosas me has ocultado? ¿También era fingida tu supuesta inocencia? —le preguntó con frialdad.
_______ había esperado aquella pregunta, y estaba preparada para responderla. Si lo que quería eran mentiras, las tendría.
—Sí, Niall, todo ha sido mentira, todo —masculló irritada, volviéndose hacia él con el corazón hecho añicos—. ¿No es eso lo que quieres creer? Al fin y al cabo tú nunca te equivocas, y menos con las mujeres —le recordó, usando sus propias palabras—. No quiero romper tus cuadriculados esquemas.
Y entró en la casa dejándolo allí plantado. ¿De qué le habría servido contradecir a Bruce? De nada, se respondió, tratando de consolarse.
Durante los días que siguieron, Bruce seguía cada uno de sus movimientos como un perro de presa, y lo único que la consolaba era que Niall lo estaba haciendo sudar tinta. Sin embargo, era inevitable que en algún momento tuviera que enfrentarse de nuevo a aquel canalla, y ocurrió de un modo inesperado, una mañana que Jenna y ella iban a ir a nadar. Había entrado en la casa para recoger las gafas de sol, que se había dejado en su dormitorio, y escuchó un largo silbido cuando bajaba las escaleras.
—Vaya, cada día estás más hermosa —le dijo Bruce, mirando de un modo lascivo el vestido amarillo claro que se había puesto, y debajo del cual sólo lleva un traje de baño de dos piezas. Niall debía haber salido un momento, porque estaba apoyado en el marco de la puerta entreabierta del estudio, y no estaba allí, a pesar de que la mesa estaba cubierta de papeles—. ¿Cuándo vas a dejar de evitarme?
—Nunca —le contestó ella abruptamente—. Me duele la boca de decirte que no quiero nada contigo. ¿Por qué no me dejas en paz de una vez?
—Porque de pequeño siempre me dijeron que podía conseguir todo lo que me propusiera si insistía lo bastante —le contestó con una sonrisa autosuficiente.
— No a las personas —replicó _______—, no se puede obligar a amar a las personas.
La sonrisa de Bruce se hizo más amplia.
—¿Quién ha hablado aquí de amor? —contestó, recorriendo su cuerpo con una mirada lasciva.
________ se puso rígida.
—Búscate a otra. Yo no estoy preparada para esa clase de relación.
—Eso dices —murmuró él—, pero yo sé que corren ríos de lava bajo esa apariencia de reina de las nieves. Pondría el cuello, y si te mostraras un poco más receptiva, hasta podría hacerte cambiar de opinión. No ha habido una sola mujer que se me haya resistido.
—Pues mira por dónde te has encontrado con la primera —resopló ________ —. Entérate: no quiero nada contigo —le dijo recalcando cada palabra—. ¿Tanto te cuesta entenderlo?
—¿No será qué crees que puedes camelarte al magnate ranchero, verdad? —dijo él en un tono despectivo—. Lo siento, cariño, pero yo te vi primero, no voy a dejar que él se lleve el gato al agua sin siquiera habérselo trabajado.
—Vete al infierno.
—Puede que acabe allí, no te lo niego —le dijo Bruce divertido—, porque no soy un santo, pero te arrastraré a ti conmigo. Le he contado ciertos detalles al señor Horan, no muy halagadores me temo, de tu... estilo de vida. Tú verás lo que haces, pero si insistes en despreciarme, pienso seguir jugando sucio. Eres mía, y no voy a darme por vencido tan fácilmente.
—Eres... ¡eres escoria! —masculló ella con los dientes y los puños apretados—. ¡Sal de mi vida!, ¡Déjame tranquila!
—Ojalá pudiera olvidarme de ti, lo digo en serio, pero no puedo hacerlo —murmuró Bruce—. Me tienes hechizado, ________, me vuelves loco —y antes de que ella pudiera reaccionar, la agarró por la cintura, atrayéndola hacia sí.
— ¡Suéltame, asquerosa sanguijuela! —le ordenó _______ dándole puñetazos en el pecho e intentando zafarse sin conseguirlo.
—No, no lo haré —farfulló él—. Todos estos meses rechazándome... Has hecho trizas mi orgullo. Ni siquiera permitías que me acercase a ti, te negabas incluso a darme una oportunidad, a conocerme. Bien, pues creo que ha llegado el momento de que nos conozcamos, ahora que hemos coincidido, y que vamos a estar aquí unos días. Eres libre de no estar de acuerdo, pero si es así, me encargaré de hacer que tu rico anfitrión acabe despreciándote. No he hecho que mi empresa me mandara aquí para nada...
—¿Eso crees? —le espetó _______, dándole un pisotón y logrando zafarse al fin.
Bruce se quedó sin aliento, y con el rostro desencajado, y justo en ese momento apareció Niall, que, al ver la expresión dolorida en el rostro del contable, y el cabello revuelto de ________, sacó sus propias conclusiones.
—Billingsly, mientras esté trabajando para mí — le dijo con una ira apenas controlada—, le agradeceré que no se «distraiga» con nuestra invitada.
Bruce carraspeó.
— Discúlpeme, señor Horan, pero soy un hombre débil, y no he podido evitar dejarme tentar —añadió con aspecto avergonzado, entrando en el estudio.
— Y tú —masculló Niall mirando a _______ con desprecio—, haz el favor de contenerte. Es bochornoso. Debería haberme mantenido firme cuando le dije a Jenna que no iba a dejar que vinieras aquí este verano. No sé a qué estaréis acostumbrados en la ciudad, pero esta es una comunidad pequeña con un sentido muy estricto de la moral, así que si vuelvo a pillarte en esta clase de comportamiento indecente con tu «amiguito» bajo mi techo, saldréis de aquí por piernas.
Y, antes de que ________ pudiera responderle como se merecía, entró en el estudio y cerró de un portazo.
Minutos después, ella resoplaba furiosa, sentada con Jenna al borde de la piscina tras darse un chapuzón.
—¿Otra vez has tenido un encontronazo con mi hermano? —le preguntó su amiga.
—¿Cómo lo has adivinado? —contestó ella con un suspiro hastiado.
—Oye, ________ —comenzó Jenna al cabo de un rato—, he estado pensando... ¿crees que Niall esté celoso? Desde que llegó ese tipo está mucho más irascible.
________ Se puso roja como la grana.
—¿Niall?, ¿celos por mí? Imposible.
—¿Y si le dijeras la verdad? Esa mala experiencia que tuviste hace años, y cómo se comporta tu tía contigo, y qué clase de persona es en realidad ese Billingsly. ¿Qué podrías perder?
—Mi amor propio, mi dignidad, mi...
—Puedes vivir sin esas cosas —la interrumpió Jenna—, pero, ¿puedes vivir sin Niall?
_________ bajó la vista.
—Ya me iré haciendo a la idea. Al fin y al cabo llevo años haciéndome a la idea de que nunca me verá como soy en realidad —farfulló.
—Pues yo estoy segura de que siente algo por ti —insistió Jenna—, y tú también lo piensas, estoy segura, pero te diré algo, a menos que le hagas ver la verdad, es muy probable que acabe cerrándote las puertas de su corazón para siempre.
_________ suspiró. Quizá su amiga tuviera razón. «Nada gana quien nada arriesga», se recordó.
—Bueno, supongo que su opinión de mí ya no puede empeorar, ¿verdad? —le preguntó, poniéndose de pie.
Jenna sonrió.
—Creo que iba a echar un vistazo a las reses nuevas esta mañana, cuando acabara con Bruce —le dijo—. Búscalo en los establos.
—Vaya un sitio más romántico para arreglar una discusión —gruñó _______ sarcástica.
—Al menos tendréis privacidad —le respondió Jenna riéndose—. Yo lo descubrí hace poco con Blakely —añadió prorrumpiendo en nuevas risitas —. ¡Y ahora ve allí y pelea!
El camino hasta el establo le pareció a ________ más largo que nunca. A cada paso que daba se preguntaba si no debería girar sobre los talones y regresar a la casa. ¿Y si no la creía? ¿Y si le decía lo mucho que lo amaba y se reía de ella? ¿Y si le echaba los brazos al cuello y la apartaba?
Cuando entró en la penumbra del establo tuvo que parpadear varias veces para ajustar su visión, y de pronto vio una silueta que salía de uno de los pesebres. Era Niall, que nada más verla se acercó, con una mirada tan hostil que empezó a pensar otra vez que aquello era una locura.
—¿Buscando a tu amante? —le dijo en un tono burlón.
—Estaba buscándote a ti —respondió ella antes de que el coraje la abandonara.
Niall levantó la barbilla en un gesto orgulloso, y la miró con los labios fruncidos, estudiando su esbelta figura envuelta en aquel vestido amarillo de guingán. Se sujetaba por una banda fruncida de elástico sobre el pecho, y otra en la cintura, y apenas le llegaba a las rodillas, dejando al descubierto sus largas piernas.
Un destello de pasión apareció en los ojos de Niall, y aquella pequeña grieta en su armadura le dio a ella el valor suficiente para acercarse a él. Al menos no le era indiferente, se dijo. Luego, cuando puso sus manos sobre el tórax masculino, esa impresión se reforzó. Podía sentir su corazón latiendo con una fuerza inusitada, y su pecho subía y bajaba demasiado rápido para un hombre que quería dar una imagen fría.
—¿Me escucharás ahora? —le dijo, mirándolo a los ojos—. Bruce sólo pretende desquitarse conmigo. Lleva meses queriendo que salga con él, y yo lo he rechazado todas y cada una de las veces que me lo ha pedido. Está herido en su orgullo, y por eso quiere vengarse. Es a ti a quien amo, Niall, no a él...—murmuró. Se puso de puntillas, imprimiendo suaves besos en su garganta, su barbilla, la comisura de sus labios... Armada con el recién adquirido arrojo de haberse atrevido a decirle lo que sentía por él, le rodeó el cuello con los brazos, enredó los dedos en su cabello, y posó sus labios sobre los de él en un beso apasionado, pero él no respondió.
—Oh, bésame, Niall, bésame, por favor... —le rogó, apretándose contra su cuerpo—. ¡Bésame!
Unos dedos de hierro la agarraron por los brazos y la apartaron cruelmente de él, con tanta fuerza que _______ se tambaleó ligeramente. Retrocediendo hasta una viga de madera, ella se quedó mirándolo con los ojos muy abiertos y expresión aprehensiva.
— ¡No te atrevas a volver a intentar eso conmigo! —le advirtió Niall en un tono cortante como la hoja de una cuchilla—. ¡Dios!, Todo lo que Billingsly dijo de ti era verdad, ¿no es cierto?—masculló mirándola de arriba abajo con ojos acusadores—. Ésta eres tú sin máscara, ¿no es así? Libertina, lasciva, proas... y yo, como un imbécil, tratándote como si fueras de porcelana por miedo a asustarte... ¡asustarte! ¿Cuánto cobras por noche, _______? —Le preguntó con una media sonrisa que hizo que a ella le entraran náuseas—. Tal vez podamos llegar a un acuerdo.
Destrozada, ________ rodeó su cuerpo tembloroso con sus brazos y se dio la vuelta para marcharse.
—¿No vas a decir nada? —se mofó él—. ¿Qué pasa?, ¿Esperabas que cayera rendido a tus pies y te pidiera que te casaras conmigo? Pues lo siento por ti, pero tendrás que ir a emplear tus artimañas con otro ranchero rico.
_______ se detuvo antes de llegar a la puerta y se giró hacia él.
—Te equivocas conmigo —le espetó—, y creerías cualquier cosa que te dijeran de mí siempre que fuera algo malo. No soy una ramera, igual que tú no eres un hombre justo, y quizá algún día te des cuenta. Claro que tampoco supondrá ninguna diferencia. Rico o no, no quiero nada de alguien cegado por los prejuicios.
Y, con esas palabras, volvió a darle la espalda y se marchó.
IWish
Re: "Mi Adorable Enemigo". |Niall Horan y tu|
Capítulo 8.
Niall no apareció a la hora de la cena aquella noche, y en cuanto hubieron acabado de comer, _______ subió a su habitación diciendo que tenía un terrible dolor de cabeza. Ese dolor de cabeza era sólo una excusa, pero en un sentido metafórico sí era real: metro noventa, rubio, ojos grises, y tan ciego como un topo.
Acababa de ponerse el camisón cuando oyó un golpe en su puerta. Se volvió hacia ella con el ceño fruncido.
—¿Quién es?
No hubo respuesta. ¿Podría ser qué...? El rostro de ______ se iluminó. Quizá era Niall; tal vez había estado recapacitando y finalmente había comprendido que estaba equivocado. Fue a abrir, pero al hacerlo, se encontró con la desagradable sorpresa de que era Bruce quien estaba allí de pie, con la camisa medio desabrochada y una sonrisa malévola en los labios.
_______ trató de cerrar la puerta, pero el contable se lo impidió, y entró en el dormitorio dejándola entreabierta y empujándola sobre la cama.
—¿Qué crees que estás haciendo? —le espetó _______, forcejeando con él, que se había arrojado encima de ella.
— Se llama «golpe de gracia», cariño —murmuró Bruce—. Adivina quién está subiendo en este momento las escaleras.
_______ lo empujó en vano, y el contable empezó a besuquearla en el cuello, e intentó tomar sus labios. Frenética, ______ oyó que los pasos de Niall se acercaban, y a los pocos segundos la puerta se abría del todo. Tras ella apareció Niall, y sus ojos la condenaron en ese mismo instante.
Bruce se apartó de ella como un resorte, y se pasó una mano por el cabello con una sonrisa de circunstancias, como si lo hubiera sorprendido su llegada.
—Lo... lo siento, señor Horan —farfulló—. Nos dejamos llevar y olvidamos cerrar la puerta.
Niall lo miró furibundo, fijándose en su camisa desabrochada, y en el camisón semitransparente de _______. La expresión en su rostro era de un desprecio indecible.
—Vaya a hacer la maleta, Billingsly —le ordenó en un tono gélido—. Mañana por la mañana saldrán usted y ella de aquí.
Bruce se quedó mirándolo boquiabierto. Claramente no había esperado algo tan drástico.
—P-pero señor Horan... ¿qué... qué les diré a mis superiores?
—Ése es su problema —respondió Niall—. Podrá darles todas las explicaciones que quiera cuando yo les haya relatado los hechos y les pida que envíen a otro contable. Le advertí que no quería esta clase de comportamiento bajo mi techo. Debería haberme escuchado.
—¡Pero...!
Bruce no pudo expresar su protesta, porque el ranchero ya había salido del dormitorio, dando un portazo que hizo que retumbaran las paredes.
El contable se quedó mirando la puerta con los ojos desorbitados.
— ¿No estaría hablando en serio...?
—Por supuesto que sí —murmuró ______ aturdida.
Se bajó de la cama y se puso su bata. Sentía como si todo su mundo estuviese derrumbándose.
—Yo... yo no pensaba que fuese a reaccionar así —balbució Bruce—. Sólo quería asegurarme que no se te tirara antes de que yo tuviera mi oportunidad, eso es todo.
—¿Que se me tirara? —repitió ella con una risa amarga—. Me odia desde que me conoció. Siempre me ha tenido por una frívola y una libertina, y ahora gracias a ti piensa que soy una especie de ninfómana. Ya ves, tus tretas han acabado por explotarte en la cara.
Bruce se había puesto amarillo y no hacía más que frotarse la cara.
—Oh, Dios, creo que voy a vomitar... —farfulló, agarrándose el estómago—. Tengo que pagar las letras del coche y la hipoteca de la casa... cuando la empresa se entere de esto me echarán a la calle...
—Te lo has buscado —respondió _____ sin mirarlo—. Te dije que no quería nada contigo, pero tú no me escuchaste. Haz el favor de marcharte.
Bruce alzó la vista, vio lágrimas surcando las mejillas de la joven, y reparó en la palidez de su rostro y la expresión vacía en sus ojos.
—Estás enamorada de él... —murmuró, comprendiendo de repente _______ le dio la espalda.
— Sí, y antes de que tú vinieras tenía una pequeña esperanza de que finalmente viera que no soy la clase de persona que piensa, pero ahora ya no me queda ni eso. Espero que tu vida quede tan destrozada como ha quedado la mía —añadió en un arranque de furia.
Bruce pareció empequeñecer ante sus ojos.
—Si te sirve de algún consuelo, me siento como un completo idiota. Como dicen, el ladrón cree que todos son de su condición, y había llegado a creerme la imagen que me había montado de ti, y estaba convencido de que ibas detrás de él por su dinero. Quería desbaratar tus planes para que te fijaras en mí porque no podía competir con alguien como Niall Horan. Y, cuando vi cómo te miraba... bueno, pensé que, tal vez, si lograba deshacerme de la competencia, tendría una oportunidad contigo —alzó el rostro, y ________ vio que había tristeza en sus ojos—. Nunca había sentido esto por una mujer. Me tenías obsesionado —le confesó con un pesado suspiro—. Lo siento de veras, si es que eso sirve de algo.
—No de mucho, me temo —respondió ella.
—Lo imaginaba. En fin, buenas noches. Te veré por la mañana —farfulló Bruce, dirigiéndose hacia la puerta cabizbajo. Justo cuando iba a girar el pomo, se volvió hacia ella—. Quizá si yo le explicara...
________ esbozó una sonrisa triste.
—No te escucharía —le contestó—. Cuando se le mete algo en la cabeza, no hay manera de convencerlo de lo contrario.
—Ya. Lo siento mucho, de veras —volvió a decir Bruce antes de salir.
Ya era muy tarde cuando ______ consiguió dormirse, y a la mañana siguiente se levantó de la cama con los ojos enrojecidos por las lágrimas y la falta de sueño. Sabiendo que Niall no había bromeado la noche anterior, hizo la maleta antes de bajar.
Cuando llegó al comedor tenía la esperanza de que Niall ya hubiera salido para atender las tareas del rancho, pero lo encontró allí sentado, solo.
—¿Podría tomar una taza de café antes de marcharme? —inquirió _______ vacilante, intimidada por la expresión implacable en su rostro, y el brillo amenazador en sus ojos.
— Sírvete —le contestó él.
________ se puso la taza de café y se sentó lo más lejos posible de él.
—¿No... no van a desayunar tu madre y Jenna? —balbució.
—Ya han desayunado —respondió él con aspereza—. Les he dicho que se queden arriba hasta que os hayáis ido, y le he advertido a mi hermana que si continúa su amistad contigo, enviaré a su querido Blakely a nuestro rancho de Australia por un periodo indefinido.
Su machismo la hizo saltar.
—Y dime, ¿cómo lo mandarás allí, encadenado? —le preguntó con una sonrisa sardónica—, ¿o quizá harás que atraviese a nado el Pacífico contigo detrás en una lancha, gritándole órdenes?
Las facciones de Niall se endurecieron aún más.
—Los asuntos de mi familia ya no son de tu incumbencia —le dijo cortante—. Tu amigo bajará en cualquier momento. Le dejaré un vehículo para que podáis ir hasta Calgary, y luego haré que uno de mis hombres vaya a recogerlo.
_______ se quedó mirando el mantel, tan desolada que ni siquiera podía llorar. No sólo la estaba alejando de él, sino que también quería prohibirle cualquier contacto con Jenna, su única amiga verdadera.
Niall apuró su taza de café, la soltó ruidosamente sobre el platillo, y arremetió de forma inesperada contra ella:
—¿Es bueno en la cama?
_______ alzó la vista dolida y furiosa.
—Oh, sí, ya lo creo, es fantástico —le espetó con puro veneno—. Podría darte lecciones.
— ¡Pequeña zorra! —masculló Niall.
Antes de que _______ pudiera reaccionar, él se había levantado y había ido junto a ella, alzándola en volandas.
— ¡Bájame! —le gritó, retorciéndose, pero era demasiado fuerte para ella.
Niall la llevó pataleando al estudio y cerró la puerta de una patada. La arrojó sobre el sofá de cuero, y se colocó encima de ella con la respiración agitada y el rostro tenso por la ira apenas contenida.
—Vamos, pelea, resístete —masculló, sofocando con facilidad sus esfuerzos por apartarlo, mientras sus labios descendían sobre los suyos—. Así el placer será más intenso cuando te someta a mi voluntad.
______ sintió cómo las manos masculinas recorrían con rudeza su cuerpo, sin preocuparle el estar haciéndole daño, mientras ella seguía luchando en vano por liberarse. Lo amaba, pero lo que le estaba haciendo era monstruoso, y su mente volvió a aquella noche, años atrás, haciéndole revivir el manoseo de aquel bestia borracho, y sus besos babeantes. Chilló, pero Niall parecía no oírla.
Le sacó la blusa a tirones de la cinturilla de la falda, e introdujo las manos por debajo, apartando el sostén para recorrer con sus dedos sin ninguna delicadeza su piel desnuda y sus senos.
_______ se revolvió con todas sus fuerzas, con una furia ciega, sollozando, gritando, con el rostro contraído en una mueca de verdadero pánico.
Niall se apartó, agarrándola por las muñecas, y sus ojos, nublados por el deseo, observaron confundidos el cuerpo de la joven, retorciéndose debajo del suyo, su rostro lívido y los ojos desorbitados y llenos de miedo.
Él se quedó paralizado, jadeante, con la mirada fija en los suaves montículos de sus senos. A ______ le pareció ver que las facciones de Niall se suavizaban, y que la presión de aquellos dedos en torno a sus muñecas se relajaba ligeramente.
—Por favor —le rogó en un hilo de voz—. Por favor, Niall, no me hagas daño...
La voz angustiada de _______ pareció accionar un interruptor en su interior.
—¿_______? —murmuró, recobrando la cordura, y dándose cuenta al fin de lo aterrorizada que estaba.
La soltó de inmediato y se quitó de encima de ella, observando cómo se cerraba la blusa con manos temblorosas y se acurrucaba en un rincón del sofá, prorrumpiendo en desgarrados sollozos entrecortados.
— No iba a forzarte —murmuró Niall con un nudo en la garganta—. Por favor, ________, no llores. ¿Por qué reaccionas de este modo? Yo nunca te haría daño.
—Yo tenía catorce años —dijo de pronto ________ con voz entrecortada—, y mi tía estaba saliendo con un decorador. Las veces que había ido a cenar me pareció que me miraba de un modo lascivo, pero siempre traté de ignorarlo. Una noche tuvieron una discusión terrible y ella... ella salió del apartamento hecha una furia. Aquel hombre había estado bebiendo mucho, y pensé que estaría más segura en mi dormitorio, pero no pude llegar —dejó escapar una risa nerviosa—. Me agarró antes de que llegara a la puerta, me arrastró hasta el sofá del salón y empezó a arrancarme la ropa —cerró los ojos y se estremeció—. Parecía un animal salvaje. Me hacía daño... sus... sus manos me toqueteaban por todas partes, y esos repugnantes besos babeantes... Justo cuando estaba a punto de forzarme se oyó la puerta —________ ni siquiera era capaz de mirar a Niall, y verdaderamente le habría sobrevenido una revelación si lo hubiera hecho, porque su rostro estaba horriblemente desencajado. Tragó saliva para poder continuar—. Me advirtió que no me atreviese a contárselo a mi tía o me arrepentiría, y en cuanto me soltó corrí a refugiarme en mi habitación. A la mañana siguiente, ella ni siquiera me preguntó por los cardenales que tenía en los brazos —añadió con una sonrisa amarga—. Nunca me he acostado con Bruce, ni con ningún otro hombre. La sola idea me... me aterra. Contigo pensé... pensé que con el tiempo sería capaz de aceptar algo más que besos... pero ya no... —Murmuró—, ya no.
Se puso de pie y se dirigió hacia la puerta.
—Por eso reaccionaste de aquel modo en el coche, cuando volvíamos de Banff... —farfulló Niall, que estaba empezando a atar cabos.
_______ se detuvo con la mano en el picaporte, pero no se volvió a mirarlo.
—Me iré con Bruce —le dijo con el poco orgullo que le quedaba—, y si quieres que me mantenga alejada de Jenna, lo haré.
Niall se acercó a ella, pero la joven había abierto la puerta y se apartó de él.
—______, por favor, yo jamás te haría daño... —le dijo.
—Me prometiste eso no hace mucho —le recordó ella—, y no lo has cumplido. Te ruego que no vuelvas a tocarme. No creo que pudiera soportarlo. ¡Lo único que quiero es alejarme de ti!
Se dio la vuelta sin reparar en la expresión desesperada en el rostro de Niall, corrió escaleras arriba y se encerró en su habitación. No salió de allí hasta que la voz preocupaba de Jenna la llamó, golpeando suavemente en la puerta. La abrió, y se echó en sus brazos abiertos, llorando desconsolada.
Lo único bueno que tuvo el abrupto regreso de _______ a Nueva York fue que su tía aún seguía fuera.
Había una escueta nota sobre la mesita del vestíbulo, diciéndole que lo más probable era que estuviera en Mónaco hasta finales de septiembre.
Lo primero que hizo ______ fue llamar a la agencia de modelos, y le dieron una alegría cuando le dijeron que tenían muchos trabajos para ella si quería aceptarlos.
Estuvo tan ocupada que los días siguientes pasaron volando. No tuvo tiempo ni de pensar en Niall. Hizo dos anuncios, un pase de moda, una sesión fotográfica para un reportaje de sombreros en una revista, y otras para distintos anuncios también de prensa. Al llegar el final de la semana estaba reventada. El domingo, mientras se daba un baño para relajarse, empezó a hacer cuentas mentalmente, sumando las cantidades que había ganado esos días. Tendría bastante para pagar el siguiente semestre, y aún le quedaría para pagar el billete de avión a Connecticut.
La temporada baja en la industria de la moda llegaría pronto, pero si se esforzaba lo bastante en esas semanas, antes de que volvieran a empezar las clases, tal vez lograra ahorrar como para arreglárselas con ese dinero y lo que ganara con su empleo en la cafetería.
Aquella noche, tal vez por la tensión acumulada, tuvo muchas pesadillas, en las que siempre aparecía Niall, y a las siete de la mañana se despertó empapada en sudor y con las mejillas húmedas por las lágrimas. Se dio una ducha, se lavó el pelo y, envuelta en su albornoz, se preparó un café bien cargado. ¿Lograría alguna vez olvidar su crueldad, el modo en que la había tratado, como si fuera una furcia barata?
Se secó el pelo, se puso unos pantalones beige, una blusa blanca y unas sandalias de tacón, y se dispuso a preparar todo por si cuando fueran las nueve y llamara a la agencia, tuvieran algo para ella. Se maquilló con esmero, se limó las uñas y guardó en su bolsa las cosas que podía necesitar: peine, cepillo, estuche de maquillaje, pañuelos de papel, pinzas y horquillas, algo de ropa y unos zapatos. Cuando lo tuvo todo listo, suspiró, y se dirigió al amplio ventanal, observando el despertar de la ciudad.
Sin poder remediarlo, su mente volvió a revivir lo ocurrido en su último día en Gray Stag. ¿Por qué, oh, Dios, por qué Niall siempre tenía que pensar lo peor de ella? Además, no acababa de comprender por qué Niall se había puesto tan furioso con Bruce. Los celos podrían quizá ser la explicación, pero era imposible que Niall sintiese celos por ella cuando le tenía tan poco respeto para tratarla como la había tratado. Claro que, si no estaba celoso, ¿por qué había mandado a Bruce de vuelta y le había dicho que informaría de lo ocurrido a su empresa? Si con quien estaba irritado era con ella, ¿por qué castigar a un hombre al que creía que ella había tentado?
Volvió a suspirar y meneó la cabeza mentalmente. ¡Qué difícil era matar la esperanza!, se dijo deprimida. Durante el trayecto al aeropuerto, con Bruce afligido al volante del coche que Niall les había prestado, había esperado en vano que Niall hubiera ido tras ellos para disculparse y pedirle que no se fuera, y no había ocurrido. No había vuelto a verlo desde que saliera del estudio.
Luego, los primeros días de vuelta en Nueva York se había preguntado si tal vez la llamaría, pero tampoco había ocurrido. ¿Y por qué iba a llamarla?, Se preguntó con una risa amarga ante su propia ingenuidad. A Niall no le importaba nada. Probablemente lo único que sentía era culpabilidad por su brutal arranque... si es que su odio por ella se lo permitía.
______ resopló irritada consigo misma por pensar en él cuando se había prometido que no lo haría, y miró el reloj. Las nueve y diez. La agencia ya debía haber abierto. Fue junto al teléfono y marcó el número. Mandy, la secretaría, la informó de que había una posibilidad de trabajo esa misma mañana.
—Lovewear necesita una modelo con tus características para anunciar su nueva línea de vaqueros, pero tendrías que estar allí a las diez para una entrevista. ¿No te irá muy justo a la hora que es?
—¿Bromeas? —le dijo _______ riéndose—. Si no puedo tomar un taxi robaré un coche para llegar. ¡Gracias, Mandy!
Agarró su book y la bolsa, y salió a toda prisa del piso, maldiciendo la idea de haberse puesto esas estúpidas sandalias de tacón mientras bajaba las escaleras.
Corrió fuera del edificio, e hizo una señal al ver que justo en ese momento pasaba un taxi, pero dio un traspié y en una serie de malabarismos por no perder el equilibrio, acabó precipitándose sobre la calzada, justo delante de un Cadillac. El conductor frenó en cuanto fue capaz de reaccionar, pero no fue lo bastante rápido, y en esas milésimas de segundos, ______ observó impotente y con una calma inhumana, como se abalanzaba sobre ella, sabiendo que no podía hacer nada. Luego sintió el golpe, un repentino y frío vacío, aturdimiento y los gritos de la gente llegaron a sus oídos mientras se sumía en la oscuridad.
Cuando volvió en sí notó dolor en el rostro y en su pierna derecha, y molestias en todo su cuerpo, como si le hubieran dado una paliza. Y, para rematarlo, sentía como si fuera a estallarle la cabeza.
Abrió los ojos muy despacio y vio a su lado a una enfermera rellenita, que estaba tomándole la presión sanguínea.
—Ah, está usted consciente —le dijo con una sonrisa—. ¿Cómo se encuentra? ¿Se siente con fuerzas para hablar?
—Creo... creo que sí —murmuró ______, notándose la boca pastosa. Se llevó una mano al rostro, y sus dedos tocaron una especie de gasa fijada a su mejilla con esparadrapo.
—No se preocupe —la tranquilizó la enfermera—. Se pondrá bien. _____ tragó saliva.
—¿Qué más heridas tengo? —inquirió con el corazón en la garganta.
—No se preocupe por eso ahora. El doctor Forbes pasará a verla cuando haga su ronda de visitas dentro de unos... cuarenta minutos —dijo consultando su reloj —. Entretanto mandaré a alguien de administración para que le tomen sus datos... si se siente usted con fuerzas para ello.
— Sí, estoy bien —farfulló ________ sin ninguna convicción—. Oh, ¿podría... podría hacerme un favor? —Le dijo a la mujer cuando estaba a punto de salir de la habitación—. Iba de camino a una entrevista de trabajo cuando tuve el accidente. ¿Sería tan amable de llamar a la agencia de Modelos Claire Román y decirles lo ocurrido? Soy modelo.
—Claro. ¿Cuál es su nombre? No llevaba ninguna clase de documentación encima.
_____ se tapó la cara con una mano y emitió un gruñido.
—Volví a dejarme el bolso en casa —miró a la enfermera—. Soy ______ Whitehall.
—Bien. Haré esa llamada inmediatamente, no se preocupe.
Los minutos parecieron pasar lentísimos hasta que el doctor Forbes, un médico mayor, entró a verla.
— Su pierna derecha ha sufrido un daño importante —comenzó, sentándose al borde de la cama—, así que tuvimos que hacerle una intervención quirúrgica y también de cirugía estética. Tomamos un trozo de piel del muslo para hacer un injerto; y por eso notará usted esa zona algo sensible y molesta, pero la piel volverá a crecer, y las cicatrices de la pierna y el rostro desaparecerán con el tiempo una vez le hayamos quitado los puntos.
______ se había puesto blanca y parecía al borde de las lágrimas.
—Vamos, vamos... —le dijo el médico, dándole unas palmaditas en la mano—. No es tan grave, chiquilla. No podemos garantizarle que su pierna quedará como nueva, porque los ligamentos estaban desgarrados y llevará tiempo que se curen por completo. Tampoco voy a mentirle, es posible que le quede una leve cojera, pero si es necesario puede volver a operarse, por supuesto.
—Por supuesto... —repitió ______, sin apenas oír lo que le estaba diciendo, desolada como estaba.
—También sufrió una fuerte contusión al golpearse la cabeza —añadió el médico—, como habrá imaginado si le duele la cabeza tanto como sospecho.
— Sí, me molesta bastante —añadió _______, tocándosela.
—Le diré a la enfermera que le traiga un analgésico —dijo el doctor Forbes levantándose—. Bien, trate de no preocuparse demasiado. Sé que a una mujer hermosa que trabaja de modelo esas heridas deben parecerle el fin del mundo, pero las cicatrices desaparecerán antes de que se haya dado cuenta, y dentro de unas semanas estará andando otra vez.
Sin embargo, _______ no pudo evitar empezar a darle vueltas a la cabeza, angustiada. ¿Qué iba a hacer? La factura del hospital sería formidable, y aunque pudiera pagarla con lo que había ganado, no podría volver a trabajar en bastante tiempo en las condiciones en las que estaba. ¿Cómo iba a arreglárselas sin un centavo?
—De momento la tendremos aquí un mínimo de un día o dos —le dijo el doctor—. Luego ya veremos.
—De acuerdo —murmuró _______.
Cuando el médico se hubo marchado, la joven se recostó, y miró en derredor con expresión desolada. Allí estaba, sola en una habitación de hospital, sin nadie a quien le importase. La enfermera le había preguntado si quería que avisasen a alguien más, pero ella le había dicho que no. Para su tía aquello sería un contratiempo que la irritaría, Niall la detestaba, y le había prohibido volver a acercarse a Jenna.
Rompió a llorar, hundiendo el rostro entre las manos. Siempre había sido fuerte, porque no le quedaba más remedio que serlo, pero en aquel momento se derrumbó sin remedio. Todo parecía tan negro...
Al día siguiente las cosas no habían mejorado sustancialmente, pero con los cuidados de las enfermeras y la amabilidad del médico, al menos _______ se fue animando un poco y el segundo día, cuando el doctor Forbes pasó en su ronda de visitas, le explicó que no podía costearse una estancia larga en el hospital ya que no contaba con un seguro, y le pidió que le diera el alta.
El médico se mostró reticente.
— Bueno —murmuró pensativo, con el ceño fruncido—, siempre que use la muleta, no fuerce demasiado la pierna, y tenga alguien que se ocupe de usted... Además, tendrá que cambiar esas vendas cada día.
—Oh, mi tía cuidará de mí —mintió _______—. Esta tarde vuelve de Monaco.
—Está bien —accedió finalmente el médico—, pero no se olvide de que la semana que viene tiene que venir a que le quitemos los puntos.
—Por supuesto —le prometió ella.
Apañárselas sola en el apartamento fue más duro de lo que ______ había imaginado. Tenía que ir apoyándose en la muleta, o saltando sobre la pierna sana para moverse de una habitación a otra, y cada paso le dolía un horror. Si no hubiera sido porque en la guía encontró un supermercado cercano que aceptaba pedidos a domicilio, se habría muerto de hambre, ya que su tía había dejado la nevera vacía a excepción de una caja de leche cortada y unos huevos caducados:
Una hora más tarde, cuando llegó el chico del reparto, tuvo la amabilidad de guardarle las cosas, y después de que se fuera se preparó una sopa de sobre y un sándwich sentada en el silencio del enorme salón. Mientras masticaba y pensaba en los trabajos que no podría hacer por el accidente, sus ojos se llenaron de lágrimas. Sumida en esos negros pensamientos, pasó un rato antes de que se diera cuenta de que el teléfono estaba sonando. Extendió el brazo para agarrar el inalámbrico.
—¿Diga?
— ¡______! —Exclamó Jenna aliviada, al otro lado de la línea—. ¡Gracias a Dios! Llevo días llamándote, tratando de localizarte, y no había manera. Esta mañana llamé a tu agencia, por qué ya no sabía qué otra cosa podía hacer, y me dijeron que habías tenido un accidente. ¿Es cierto?
______ se secó los ojos con el puño de una de las mangas de la camisa.
— S... sí —balbució—. Me lancé delante de un Cadillac.
— ¿Qué hiciste qué?
—Tenía una entrevista de trabajo, y llevaba unas sandalias con mucho tacón —le explicó _______—. El caso es que salí corriendo para tomar un taxi, y de pronto di un traspié, hice unos cuantos pasos de ballet... totalmente improvisados, quiero decir... y acabé siendo atropellada por un Cadillac. ¿Verdad que tengo buen gusto? —bromeó, no queriendo preocupar a su amiga.
Pero Jenna la conocía demasiado bien como para dejarse engañar.
—¿Y no te has hecho nada? ¿Por qué te llevaron sino al hospital?
—Bueno, mi pierna derecha no salió muy bien parada, y tengo algunos cortes y magulladuras, pero aparte de eso estoy bien.
—¿Está tu tía contigo?
—No, gracias a Dios está aún de viaje —contestó ______ con un suspiro— Dios, ¡si supieras cuánto me alegra oír tu voz, Jenna...! Estaba poniéndome melancólica aquí sola.
—¿Seguro que sólo son «unos cortes y magulladuras»? —insistió su amiga—. ¿Y qué has querido decir antes con eso de que tu pierna derecha no ha salido «muy bien parada»?
—No es nada, dentro de unos días estaré bien — mintió _______—. Sólo tengo que hacer reposo.
—¿Por qué no dejas que mamá vaya a recogerte y te vienes al rancho para que podamos cuidar de ti?
— ¡No! —respondió _______ al instante.
—Niall no te molestaría, mamá y yo no se lo permitiríamos —le aseguró Jenna, adivinando el motivo de su negativa—. Además, no sé lo que ocurrió ese día en el estudio, pero la noche del día que te marchaste se fue a la ciudad y volvió borracho como una cuba a las tantas de la madrugada. Al día siguiente entre la resaca y el mal humor no había quien lo aguantara, y esa misma tarde salió para nuestro rancho de Australia. Volvió ayer, suave como la seda, taciturno... no parece el mismo. Pasara lo que pasara entre vosotros, está arrepentido.
—Te agradezco el ofrecimiento, pero no puedo marcharme ahora, por si me llaman de la agencia — mintió ________—. Podría hacer anuncios de manos, o de labios.
—Oh —murmuró su amiga—. ¿Seguro que me estás diciendo la verdad? —insistió suspicaz.
—Pues claro. Bueno, ¿y cómo os va a Blakely y a ti?
—No te lo vas a creer. Blakely decidió, como yo, que merecía la pena luchar por nuestro amor, y que si tenía que enfrentarse a Niall, lo haría. Le ha dicho que vamos a casarnos en diciembre, le guste o no, y que si lo despide, buscará trabajo en cualquiera de los otros ranchos de la zona. ¿Qué te parece?
— Oh, Jenna, me alegro tanto por ti —le dijo ______ con sinceridad—. ¿Crees que podría ir a la boda?
—Tonta, tú serás mi dama de honor —contestó su amiga—, así que ya te estás dando prisa en ponerte bien, ¿eh?
—Lo haré —le prometió _______.
Horas más tarde, _______ estaba sentada en el sofá con la pierna derecha en alto, sobre unos cojines, mientras hojeaba una revista, y recordaba la conversación con su amiga. Su llamada le había alegrado un poco el día, aunque también la había dejado bastante perpleja. ¿Por qué se habría ido Niall a Australia, así, de repente? Cerró los ojos y echó la cabeza hacia atrás. ¿Cómo lo eludiría en la boda de Jenna? Aquello era preocuparse por algo para lo que faltaban meses, se dijo. En fin, ya pensaría en algo. Lo cierto era que no podía evitarlo eternamente, y que le dolería alejarse para siempre de él, pero tenía que hacerlo. Para cuando llegase el día de la boda habría conseguido distanciarse de él lo suficiente como para que no la afectase el volver a verlo, se dijo, tratando de convencerse. Ni ella se lo creía, resopló mentalmente, volviendo a la revista.
En ese momento sonó el timbre de la puerta. ______ se incorporó y echó la revista sobre la mesita del salón. Debía ser el chico del supermercado. Había pedido algunas cosas que había olvidado. Tomó la muleta y fue hasta el vestíbulo.
Sin embargo, cuando abrió la puerta, el susto que se llevó fue mayúsculo: allí estaba Niall, vestido con un elegante traje gris, y esa expresión irascible de siempre en su rostro.
—Hola, ________ —la saludó en tono quedo.
A ella, el corazón se le había subido a la garganta, pero el sobresalto pasó, y los recuerdos de las cosas que le había dicho y de cómo la había tratado volvieron en tropel a su mente, llevando un viento gélido a su pecho.
—No... No estoy presentable para recibir visitas —balbució—. Gracias por venir, pero...
Niall pasó dentro, cerró la puerta y la tomó en brazos, haciendo que dejara caer la muleta y depositándola de nuevo en el sofá antes de que pudiera acabar la frase.
—¿Sólo unos cortes y unas magulladuras, eh? — Le espetó, mirando el vendaje de la pierna—. ¿Cómo es de seria la herida?
— Se curará —contestó ella sin mirarlo, irritada por su tono.
—¿Cómo es de seria? —repitió Niall.
—Algunos ligamentos desgarrados, y una cicatriz bastante fea, pero se curará —farfulló _______, llevándose la mano a la pierna. Sin embargo, el ligero temblor de sus labios la delató—. La semana que viene me quitan los puntos. Aparte de eso sólo sufrí una contusión y algunos cortes.
Niall inspiró profundamente.
—¿Por qué diablos no me llamaste?
________ enarcó las cejas.
—Porque habría sido como si la gallina llamara al lobo que la atacó para pedirle ayuda —le soltó.
—Supongo que es así como debes verme después de cómo me comporté contigo —respondió Niall en un tono suave. Sus ojos buscaron los de ella, y escudriñó su rostro como si estuviera inspeccionando una posesión muy querida que hiciera años que no veía—, pero habría venido.
—¿Desde Australia? —inquirió ella.
—Desde el infierno si hubiera sido necesario — contestó él—. Y la verdad es que tengo la impresión de haber estado allí todos estos días —le confesó—: apenas podía dormir por las noches, recordando la expresión de tu rostro cuando... ______, por amor de Dios, ¿por qué no me lo contaste hace años?
—¿Cómo esperabas que lo hiciera? —Se defendió ella, jugueteando con un botón de la blusa que tenía puesta—. No era precisamente fácil acercarse a ti, y estoy segura de que tampoco me habrías creído —le dijo riéndose amargamente—. Para empezar me habrías acusado de haber incitado a ese bestia y...
—¡Para! —Masculló Niall—. ¿Crees que no me siento ya lo bastante miserable con todo lo que te he hecho?
________ alzó la vista hacia él. Su rostro era verdaderamente el de un hombre atormentado, como si los remordimientos estuvieran comiéndolo vivo, y el compasivo corazón de ________ no pudo menos que conmoverse. Sin embargo, saber que se sentía culpable no la consolaba. Lo único que ella quería era su amor, y eso nunca podría conseguirlo.
—¿Has estado aquí sola desde el accidente? —le preguntó Niall al cabo de unos minutos de tenso silencio.
_______ asintió, y vio que el rostro de él se contraía.
—Vas a venir al rancho conmigo —le dijo —, aunque tenga que llevarte a cuestas, pataleando y chillando. Me encargaré de que estés bien atendida.
—No puedes obligarme —le dijo ________ irritada.
Niall se pasó una mano por el cabello.
—Escucha, ______, es verdad que he sido cruel contigo, y que no tenía ningún motivo para serlo — admitió metiéndose las manos en los bolsillos del pantalón—. Desde el principio creé en mi mente una imagen completamente distorsionada de ti, y todos estos años he estado alimentándola... porque era mi última defensa —añadió con una sonrisa extraña—. Hacía años que no tomaba más de un par de copas, pero la noche del día que te marchaste me fui a Calgary con Pepe, nos emborrachamos y volvimos al rancho a las tres de la mañana, cantando Waltzing Mathilda a todo pulmón. A mi madre por poco le da algo. El día siguiente tenía una resaca espantosa, pero me sentía tan mal por lo que te había hecho que no podía soportarlo, y me fui a Australia. Necesitaba alejarme y pensar —concluyó—. ________, sé que no había nada entre Billingsly y tú —le dijo de repente.
—¿Te ha llamado él? —inquirió ______, mirándolo a los ojos.
Niall sacudió la cabeza.
—No hizo falta. Jenna me lo contó todo, aunque tampoco habría importado si no lo hubiera hecho. Cuando se me pasó la borrachera empecé a atar cabos, y comprendí que no podrías haber reaccionado como reaccionaste cuando te toqué en el bosque si antes hubiera habido otro hombre, y no trabajarías tan duro si tu intención fuera que te mantuviera un magnate.
Era como un bálsamo que al fin la creyera, y lágrimas de dicha y alivio acudieron a los ojos de _______, pero ya no sabía si eran los remordimientos los que hablaban por él.
—Vamos, no tienes por qué estar aquí sola —le dijo Niall, inclinándose y apretándole suavemente la mano—. Te ayudaré a hacer la maleta y te llevaré al rancho. Tienes que ponerte bien antes de que empiecen otra vez las clases —le dijo con un guiño.
IWish
Re: "Mi Adorable Enemigo". |Niall Horan y tu|
Capítulo 9, FINAL .
________ no recordaba haberse sentido jamás tan a gusto en Gray Stag. Jenna y la señora Horan la colmaban de atenciones y le hacían compañía en sus largas horas de reposo, mientras que la señora Peake, que ya se había reincorporado a las tareas de la casa, revoloteaba todo el día a su alrededor como una bondadosa hada madrina, intentando abrirle el apetito con nutritivas sopas y deliciosos postres.—Pero si estoy mucho mejor... —protestó al cabo de dos días ________, que ansiaba poder levantarse y andar un poco.
Pero la señora Peake se negó en redondo.
—¿Después de haber sufrido una contusión y aún convaleciente? —le espetó, mirándola por encima de su nariz aguileña—. Ni hablar. Si se levanta de esa cama, señorita _______, ¡la traeré de vuelta yo misma!
Y ése había sido el punto final de la discusión, porque ________ no dudaba que la señora Peake era muy capaz de cumplir su amenaza. Jenna y ella prorrumpieron en risitas cuando se hubo marchado a la cocina.
—¿A que no sabes que le ha dicho Niall a Blakely esta mañana? —inquirió Jenna mostrándose muy misteriosa.
_______ meneó la cabeza.
— ¡Le ha dicho que cuenta con su aprobación para casarse conmigo! ¡Y hasta se ha ofrecido a darnos unas tierras en el valle!
—Es un detalle por su parte —le dijo _______ con una sonrisa.
—¿Un detalle? —Replicó Jenna—. ¡Es un verdadero milagro! Blakely no podía dar crédito a sus oídos, y yo todavía tengo la sensación de estar soñando.
—Me alegro por vosotros.
Jenna se levantó de la silla de mimbre junto a la cama en la que había estado sentada.
—Bueno, tengo que dejarte, porque le he prometido a mamá que la acompañaría a comprar unas cosas, pero estaremos de vuelta enseguida. Si necesitas algo, dale una voz a la señora Peake, ¿de acuerdo?
—De acuerdo -murmuró _______—. Jenna... — llamó a su amiga cuando se dirigía a la puerta. La otra joven se detuvo y se volvió a mirarla. —Gracias por todo lo que estáis haciendo por mí —balbució ______—. Sois tan amables que yo... — pero no pudo acabar la frase, porque se le hizo un nudo en la garganta de la emoción.
—Eres parte de la familia —le dijo Jenna con sencillez, y le sonrió—. Nos vemos luego.
En los días que _______ pasó convaleciente en el rancho, Niall iba a la casa tan a menudo como se lo permitían sus tareas, y se mostró tan amable y afectuoso con ella, que la joven no podía dejar de preguntarse si lo habrían cambiado por otro. Parecía tan distinto... A pesar de su inicial recelo por cómo se había comportado con ella, poco a poco fue confiando de nuevo en él, y una relación completamente distinta empezó a forjarse entre ellos. Cuando se sentaba a hacerle compañía, Niall le contaba sus planes para Gray Stag, le relataba las pequeñas anécdotas del rancho con un sentido del humor que _______ nunca hubiera imaginado... pero no la tocaba. Era como si quisiera ir construyendo una sólida amistad entre ellos antes de intentar ir más allá con ella.
La señora Horan, Jenna y él conseguían casi siempre hacerla sonreír y mantener sus pensamientos alejados del futuro, pero una tarde, Niall la pilló con una expresión claramente preocupada mientras miraba por la ventana.
—Primero ponte bien; luego tendrás tiempo de rumiar tus problemas todo lo que quieras —la reprendió dándole un pellizco en la punta de la nariz—. Por cierto, espero que tengas hambre. He traído unas fresas recién recolectadas de nuestro huerto, y le he pedido a la señora Peake que te prepare un buen tazón de ellas con nata.
—Hace una semana me habría negado a ese capricho —suspiró ella—, pero supongo que ahora ya no importa mucho que engorde un poco.
Niall se sentó a su lado y se inclinó para apartar un mechón de su rostro. Hacía dos días que _______ ya no llevaba la gasa de la mejilla, y el propio Niall le cambiaba las vendas de la pierna y le aplicaba el antiséptico cada noche, sin confiarle la tarea a nadie más.
Los ojos de _______ descendieron hasta los finos labios de Niall, y se quedó mirándolos con una intensidad de la que ni siquiera era consciente. Sencillamente no podía evitarlo. Hacía tanto tiempo desde la última vez que se habían besado, que la había estrechado entre sus brazos...
—¿Quieres que te bese? —le preguntó Niall en un tono quedo. Inclinó la cabeza hacia ella—. Vamos, dilo, no te contengas.
El labio inferior de _______ tembló ligeramente, recordando aquel día de Semana Santa, en los establos, el modo diabólico en que la había tentado, humillándola, para luego apartarse.
—No pienso suplicar —le dijo.
En un primer momento, Niall frunció el entrecejo sin comprender, y luego esbozó una sonrisa.
—Manda el orgullo a paseo, _______ —le susurró. Se inclinó un poco más y posó sus labios sobre los de ella, acariciándolos, separándolos con pericia.
—¿Qué importa quién empiece si los dos lo deseamos? —le dijo apartándose un instante mientras sus dedos se enredaban en el cabello de ______.
Él se colocó a horcajadas sobre ella y se inclinó de modo que ______ pudiera sentir los fuertes latidos de su corazón contra su pecho.
—Niall... —gimió ella subiendo las manos y despeinándole el rubio cabello. Cerró los ojos y se arqueó, apretándose contra su cuerpo. Aquello era el paraíso... el paraíso...
Niall tomó sus manos y las colocó abiertas contra la pechera de su camisa de algodón.
— Acaríciame, _______ —le susurró—, frota tus manos por mi pecho.
Ella pasó las palmas por la tela despacio mientras Niall la besaba, y pronto él empezó a excitarse.
—______... —jadeó.
Se incorporó un poco, desabrochándose impaciente la camisa, y volvió a tomar las manos de ella, poniéndolas contra su tórax sudoroso y desnudo.
— Sigue, _______, sigue...
Ella se quedó mirándolo fascinada, sintiendo que el deseo se encendía dentro de ella, como una llama, y se deleitó con la sensación nueva para ella de enredar sus dedos en el abundante vello claro de su tórax. Tenía un aspecto tan masculino y sensual así, medio desnudo, con el cabello revuelto, los labios ligeramente hinchados, los ojos entornados con un ardor indisimulado en ellos...
Los labios de Niall volvieron a descender sobre los suyos, separándolos con una pasión casi salvaje mientras tomaba lo que necesitaba de ella. _______ notó el contacto aterciopelado de su lengua explorando cada rincón del interior de su boca, invadiéndola, y le clavó las uñas en el pecho antes de rodearle el cuello con los brazos para aferrarse a él, y arqueándose de nuevo hacia sus cálidas manos, esas manos que sabían dónde y cómo tocarla para volverla loca. Un gemido ahogado escapó de entre sus labios, y Niall se apartó un poco, preocupado.
—¿Te estoy haciendo daño? —le dijo, tratando de ir más despacio.
—Oh, no... —le contestó ella, estremeciéndose de placer con sus expertas caricias.
Los pulgares de Niall trazaron círculos en torno a sus pezones, y ella contuvo el aliento extasiada.
—Ya no me tienes miedo, ¿verdad? —le preguntó él.
______ sacudió la cabeza lentamente, observándolo con el corazón en los ojos.
Niall la acarició con más sensualidad, y ________ se arqueó hacia él como un gato mimoso. Sus labios atraparon otra vez los de ella, y le desabrochó el camisón hasta la cintura, devorando con sus manos cada centímetro de piel que quedaba al descubierto.
Después, se inclinó despacio, depositando su peso sobre ella, y ______ pudo sentir cada línea de su masculino contorno. Parecía que su cuerpo se hubiera hecho uno con el de él, que estuvieran disolviéndose el uno en el otro, que las suaves curvas de ella encajaran perfectamente, como las piezas de un puzzle, con los duros ángulos de la anatomía de él. Se aferró a Niall sin temor alguno, deseándolo hasta tal extremo, que era una verdadera tortura estar tan cerca de él, y a la vez sentir que no era suficiente. Temblorosa, apartó escasos milímetros sus labios de los de Niall, moviéndose sensualmente debajo de él, tratando de pegarse aún más a él, y éste jadeó.
—Por favor —le rogó desesperada, sin saber qué estaba pidiéndole—, por favor, Niall... necesito... te necesito...
Él tomó su rostro entre sus manos, que también temblaban, y con el rostro contraído y el cuerpo tenso como un arco tensado al límite, la miró atormentado.
—No puedo —le susurró, apartándose de ella. Se tendió a su lado, y la atrajo hacia sí, abrazándola con ternura, acariciándole la espalda para calmarla, para acallar las voces del deseo en ella.
—Niall... —murmuró ______ contra su garganta, empapada por el sudor—. Niall...
—La próxima vez... —le prometió él al oído— no me detendré. Llegaremos hasta el final.
—Pero, ¿por qué, Niall? —gimió ella confundida—. No quería que pararas.
Él se rió suavemente.
—Lo sé, pero no quiero ni pensar en qué diría la señora Peake si entrara y me encontrara aquí contigo, dando rienda suelta a mis instintos.
—¿La señora Peake? —repitió _______, que en ese momento se había olvidado del resto del mundo.
—Le he pedido que te suba unas fresas con nata, ¿recuerdas? —le dijo él incorporándose y abrochándose la camisa.
________ emitió un gemido ahogado.
— ¡Oh, lo olvidé! —murmuró incorporándose también en la cama, como un resorte.
Los ojos de Niall descendieron al pecho de la joven, y ella se sonrojó como una adolescente, apresurándose a taparse.
—No seas tímida conmigo, _______ —la reprendió él suavemente—. Eres preciosa.
Ella sonrió como una boba y se sonrojó aún más.
—Niall... —le dijo al cabo de un rato, alzando la mirada hacia él—. ¿Por qué?
—¿Por qué, qué? —murmuró él.
—¿Por qué has hecho esto? —dijo ella—. ¿Qué quieres de mí?
—Todo —le respondió él quedamente.
_________ escudriñó sus ojos grises confundida.
—¿Por cuánto tiempo?
Niall se encogió de hombros.
—¿Quién sabe?
—¿Y qué hay de lo que «yo» quiero?
No le estaba ofreciendo un compromiso; sólo estaba dándole a entender que quería algo físico con ella, quizá de unas cuantas noches, pero sin ningún tipo de ataduras.
—Sé lo que tú quieres —le dijo él con una sonrisa malévola—: me quieres a mí.
_______, sin embargo, siguió muy seria.
—¿Y a ti... te bastaría el deseo? —le preguntó desafiante.
Niall le dirigió una extraña mirada.
— Supongo que tendrá que bastarme —le respondió enigmático, pasándose una mano por el cabello.
En ese momento entró la señora Peake, con una bandeja cargada con té frío y el cuenco de fresas con nata que Niall le había prometido.
—Bueno, señora Peake, la dejo en sus manos — le dijo él a la mujer—. Asegúrese de que se lo come todo. Yo tengo asuntos que atender.
________ le sonrió cuando se paró en la puerta para despedirse con un gesto de la mano.
—Gracias por la terapia —le dijo con picardía.
Durante los días siguientes, Niall volvió otra vez a su actitud amistosa, educada, y nada más. Parecía como si quisiera dejarle espacio para respirar, tiempo para considerar ese pasó final, para decidir si podía conformarse con la única relación que estaba dispuesto a ofrecerle.
A _______ la asaltaban las dudas. Aun amándolo como lo amaba, no estaba segura de poder conformarse con un romance. Si aceptaba, luego le costaría todavía más separarse de él cuando se cansara de ella.
Al responderle que tendría que bastarle con el deseo, prácticamente había admitido que eso era todo lo que sentía por ella. Pero, ¿y para ella?, ¿Le bastaría a ella con el deseo? ¿Podía tener éxito una relación basada sólo en el aspecto físico? Desde luego su vida sexual sería maravillosa, de eso no tenía duda, pero ella se sentía atraída por él también en un sentido que nada tenía que ver con lo físico. Le encantaba sentarse a ver la televisión con él, cabalgar a su lado, charlar... La novedad del deseo se agotaría pronto, y entonces, ¿qué les quedaría? Se sentiría como un zapato viejo arrojado a la basura, y no creía que pudiera soportarlo.
Aquella sería la decisión más difícil de su vida, pero no podía dejarse llevar por el corazón si no quería acabar sufriendo. Además, se sentía ya mucho mejor, y pronto sería capaz de volver a hacer su vida normal. El médico de cabecera de los Horan le había quitado los puntos de la pierna, y ya podía caminar bastante bien. La cicatriz de la mejilla podría disimularse con maquillaje si la llamaban de la agencia para algún trabajo... porque tenía que volver a trabajar para salir adelante. Y quizá, se dijo sin convicción, quizá el trabajo llenaría el vacío insoportable que quedaría en su vida cuando se alejara de Niall.
Cortarse una mano le habría dolido menos, pero sabía que aquello era algo que no podía eludir.
Después del desayuno lo siguió fuera, dejando a Jenna y a su madre desayunando.
—¿Qué ocurre? —le preguntó Niall volviéndose, al ver que había salido detrás de él—. ¿Quieres algo, _______?
— Sí —musitó ella, pasándose la lengua por los secos labios—. Mañana vuelvo a Nueva York.
Niall se quedó mirándola aturdido, como si lo hubieran golpeado en la cabeza con una barra de metal.
—¿Qué?
—Que mañana me marcho —repitió ella—. Tengo que volver a trabajar, y por suerte mis cicatrices se están curando bastante rápido. Pueden disimularse con un poco de maquillaje y...
—¿Vas a dejarme? —explotó él—. ¿Así?
________ vaciló, sorprendida por su repentino arranque de ira.
—Yo... —comenzó.
—¿Qué? ¿Es ese maldito contable después de todo? —le gritó él—. ¿O sólo que eres incapaz de comprometerte?
— ¡Mira quién va a hablar de compromisos! —le espetó—. ¡El señor «libre-como-el-viento»!
— ¡Por amor de Dios! ¿Qué esperabas?, ¿un contrato de noventa y nueve años? —rugió.
— ¡No, gracias! —Le contestó ______ irritada—, ¡no creo que pudiera soportarte durante noventa y nueve años!
—¿Qué?, ¿Acaso me tienes miedo?
—No te tengo ningún miedo —replicó ella, poniéndose muy seria—. Es sólo que quiero más de lo que tú estás dispuesto a ofrecer, eso es todo.
—¿Cómo qué? —Le espetó él con los ojos relampagueándole —, ¿portadas de revistas, pasarelas y hombres mirándote de manera lasciva mientras desfilas?
— ¡No te atrevas a meterte de nuevo con mi trabajo! ¡Es tan digno como cualquier otro! —le gritó _________.
Las facciones de Niall se endurecieron hasta tal punto que parecían roca esculpida.
— Sea entonces, vuelve a ese mundo de cámaras y lujo si es lo que quieres —le dijo él en un tono gélido—. De hecho, no tendrás que esperar a mañana. Esta misma tarde te llevaré al aeropuerto.
________ se quedó sin aliento.
— ¿Qué?
Había una verdadera tormenta en los ojos grises de Niall, y estaba lívido de rabia, aunque _______ no alcanzaba a comprender por qué.
— Ya me has oído —masculló —. ¡Haz ahora mismo la maleta!
Se giró sobre los talones, bajó los escalones de la entrada y se alejó hacia los establos como un gigante furioso.
Las lágrimas rodaban por las mejillas de _______. ¡Estaba echándola! ¿Tanto la odiaba que no podía soportar su presencia ni un segundo más? ¿O era sólo una venganza por que había herido su ego masculino al negarse a ser su amante?
Subió las escaleras de la entrada temblorosa, y después fue al piso de arriba, a su dormitorio a hacer la maleta, preguntándose cómo iba a explicarles su partida a la señora Horan y a Jenna. Contrajo el rostro irritada. Debería ser Niall quien lo hiciese. ¡Bestia arrogante!
Sólo le llevó unos minutos guardar sus cosas en la maleta, y tras cerrarla, salió de la habitación y cerró despacio tras de sí. Tenía que procurar actuar como si no hubiera pasado nada, se dijo, no podía dejarle entrever lo destrozada que estaba.
Bajó las escaleras, y se encontró a Niall hablando con Jenna frente a la puerta de entrada. El ranchero alzó la vista hacia ella al verla aparecer, vestida con un traje pantalón de lino blanco y la camisola de tirantes que se había puesto el día que la llevara a Banff. Un destello extraño pasó por sus ojos grises, pero su rostro no dejó traslucir ningún sentimiento.
—Le estaba diciendo a Jenna lo de ese trabajo que te ha salido de repente —le dijo, mirándola fijamente, como desafiándola a negar su mentira.
_______ se aclaró la garganta y decidió que lo mejor sería seguirle el juego.
—Oh, sí, estoy tan entusiasmada... —le dijo a su amiga, forzando una sonrisa radiante—. ¡Imagínate, dos anuncios para una firma de cosméticos...!
Niall pareció incomodarse, y Jenna entornó los ojos suspicaz.
—Pensé que era un desfile en Miami —le dijo, lanzando una mirada a su hermano con el ceño fruncido.
______ se pasó la maleta de una mano a otra.
—Um, sí, bueno, es un desfile y dos anuncios en Miami —murmuró.
— ¿Qué... está pasando aquí? —inquirió Jenna, mirando a uno y a otro.
Niall agarró a ________ del brazo.
— Será mejor que nos vayamos o perderás el avión —gruñó arrastrándola fuera—. Jenna, volveré dentro de un par de horas —le dijo a su hermana, cerrando la puerta tras ellos antes de que pudiera hacerle más preguntas.
—Podrías haber dejado al menos que me despidiera de ella y de tu madre —protestó _________ enfadada, mientras la hacía entrar en el coche.
—Diles adiós con la mano —masculló él.
Se sentó al volante, puso en marcha el motor, y a ______ apenas le dio tiempo a agitar la mano a las dos mujeres, que habían salido al porche y se habían quedado allí de pie, aturdidas, viendo cómo el Ferrari se alejaba hacia Calgary.
_______ observó el serio perfil de Niall. De pronto estaba dándose cuenta de las implicaciones que tendría el haberlo rechazado: no volvería a verlo... jamás. Las lágrimas empezaron a agolparse en sus grandes ojos castaños, y tuvo que girar el rostro hacia la ventanilla para que él no lo advirtiera. Tenía que ser fuerte. Había sobrevivido sola en el mundo mucho tiempo, y no tendría más remedio que volver a hacerlo. Sin embargo, ¡qué duro resultaba tras haber rozado el cielo con las puntas de los dedos, tras haber probado sus caricias y sus besos...! El pensamiento de los solitarios años que la esperaban hizo que sintiera una fuerte punzada en el pecho que la dejó por un instante casi sin respiración.
Niall puso la radio, y un murmullo de música y noticias invadieron el espacio cerrado mientras el Ferrari devoraba los kilómetros. ______ observó que iba incluso a más velocidad de lo habitual, como si estuviera ansioso por librarse de ella.
Unos minutos más tarde llegaban al aeropuerto. Niall estacionó el vehículo en el aparcamiento y apagó el motor, y con él se calló la radio, dejando un silencio tenso entre ellos. Durante unos segundos se quedó con las manos asiendo con fuerza el volante, para luego soltarlo y recostarse en el asiento mientras encendía un cigarrillo.
—¿Tenías que ponerte precisamente esa camisa de tirantes? —le preguntó en un tono frío.
_______ evitó su penetrante mirada.
—Era la única limpia que me quedaba —respondió quedamente—. Las otras pensaba lavarlas esta tarde.
—¿Te llega para el billete?
________ tragó saliva.
— Por supuesto que me llega —mintió.
Había pensado pedírselo prestado a Jenna, pero él ni siquiera la había dejado despedirse.
Niall dio una calada al cigarrillo, mirándola con los ojos entornados.
—Por supuesto... —la remedó, riéndose entre dientes. Siempre era capaz de leer en ella, como en un libro abierto. Sacó unos cuantos billetes grandes de su cartera y se los tendió—. Ya me lo devolverás cuando empieces a trabajar de nuevo.
________ no pudo rechazarlos. Lo único que tenía en el bolso eran ochenta dólares. El resto lo había gastado en la factura del hospital y comida. Sin embargo, suponía un golpe durísimo para su orgullo tener que aceptar caridad de él, y una lágrima de rabia e impotencia se deslizó por su mejilla. Volvió otra vez el rostro hacia la ventanilla para que no la viera.
—Gracias —murmuró, recobrando la compostura.
Niall dio otra calada al cigarrillo.
—¿Te sientes en condiciones para volver a trabajar? —le preguntó.
—Creo que sí —contestó ella—, y de todos modos no tengo más remedio que hacerlo si quiero volver a la universidad el próximo semestre. Al menos podré hacer algún trabajo. De lejos y con maquillaje la cicatriz de la mejilla no se verá.
Niall resopló y giró el rostro también hacia su ventanilla. El sombrero parecía molestarlo, porque se lo quitó con muy mal genio y lo arrojó al asiento trasero, pasándose una mano por el cabello.
—Esto ha sido idea tuya, no mía —le espetó acusador, mirándola con sus fieros ojos grises.
_______ parpadeó.
—¿El qué?
—Volverte a Nueva York —gruñó él—, a tu maravillosa carrera de modelo —añadió sarcástico—. Es lo único que te importa, ¿no es así?
Ella se mordió el labio inferior. Todavía estaba a tiempo de cambiar de opinión, de aceptar lo que le proponía aunque no fuese lo que ella quería, pero no podía, no podía sacrificar su orgullo, su amor propio... por unas cuantas noches con él.
Miró por la ventanilla, observando con odio los aviones que despegaban. Uno de esos aviones la alejaría de él para siempre. De pronto notó que los dedos de Niall acariciaban su cabello, y se volvió, mirándolo a los ojos desesperada. El instante durante el que permanecieron así, mirándose el uno al otro pareció eterno.
—Ven aquí y bésame —le dijo Niall con voz ronca, atrayéndola hacia sí.
Dejando escapar un sollozo, ________ dejó que la abrazara, y Niall apagó el cigarrillo antes de inclinar la cabeza y posar sus labios sobre los de ella.
Al cabo de unos segundos, la respiración de _______ se tornó entrecortada, y le devolvió el beso con ternura, mientras trazaba con dedos temblorosos las duras facciones masculinas.
—Bésame de verdad, _______ —le susurró Niall.
—No puedo —gimió ella, ocultando el rostro en el hueco de su cuello—. Oh, Niall, ¡no puedo!
Había angustia en su voz, y los brazos del ranchero la atrajeron más hacia sí, apretándola contra su cuerpo.
—________, ¿quieres marcharte? —le preguntó muy serio.
—Tengo que hacerlo —respondió ella con voz ahogada, contra el cuello de su camisa.
—¿Por qué?
—Tú sabes por qué —le dijo _________, cerrando los ojos.
Era maravilloso estar así, entre sus brazos, tan cerca de él, sintiendo su aliento, los latidos de su corazón...
—Creía saberlo —asintió él—, pero me parece que tú tienes tan pocos deseos de salir del coche como yo de que te vayas. No es por ese condenado contable, nunca ha sido por él, ni por tu trabajo como modelo, ¿verdad? —le dijo, haciéndola que levantase el rostro para mirarla a los ojos—. Creo que deberías decirme la verdad... antes de que nos destroces la vida a los dos.
El corazón le dio un vuelco a ________.
—¿A los dos? —repitió en un hilo de voz incrédula, y al mismo tiempo advirtiendo una nota nueva en la voz de Niall, como sí...
Él la besó de nuevo, desesperadamente, y ________ cerró los ojos, dejando escapar un suave gemido. Acabaría cediendo, a pesar de todo, y él acabaría odiándola algún día por haberlo hecho. Las lágrimas se agolparon en sus ojos.
—Tengo que irme —murmuró.
—No puedes irte, tu hogar está donde yo esté, ¿es que no te das cuenta, _______? —le dijo Niall—. Cuando nos conocimos tú tenías sólo quince años, y me sentí tan atraído por ti... Pero también me sentí ruin por desearte, y desgraciado porque eras demasiado joven para la clase de relación que yo necesitaba. Luego, para cuando cumpliste los diecisiete, y yo te veía cada día más hermosa, mi vida se convirtió en un auténtico tormento. Aquella noche, durante la tormenta, cuando te vi allí tendida, con ese camisón semitransparente... Dios, te deseaba como un muchacho, pero tuve que obligarme a salir de la habitación, porque eras demasiado joven, e inocente, y tenía miedo de dejarme llevar. Te deseaba tanto que creía que iba a volverme loco. Por eso tenía que hacerte creer que te odiaba, porque era el único modo de protegerte de mí. Si te hubiera besado aquella noche, no sé lo que habría podido pasar —le confesó. _______ lo miraba asombrada, sin poder dar crédito a lo que estaba escuchando—. Después, en la Semana Santa de este año, cuando empezaste a flirtear conmigo, a insinuarte... sólo me faltó abandonar el país. Lo que hice aquel día en el establo... tenía que hacerlo, ¿lo comprendes? Tenía que lograr que me detestaras, porque si no habría perdido la cabeza por completo. Y luego Billingsly... llenándome la cabeza de mentiras... tenía tantos celos de él, que lo habría matado.
_______ sintió que el corazón iba a estallarle de dicha, pero no se atrevía aún a creer...
—Niall, tú... ¿sientes algo por mí? —le preguntó tímidamente.
—¿Que si siento algo por ti? —él cerró los ojos y volvió a abrirlos. Tomó el rostro de la joven entre sus manos y lo acarició—. Te amo, ________, te amo tanto que siento que si no te tengo a mi lado me moriré. No quiero que te alejes de mí, quiero compartir mi vida contigo, pasar contigo los buenos momentos y los malos... tú lo eres todo para mí, _______, ¿no lo sabías?
Las lágrimas manaban ya libremente de los ojos de ______, y no podía detenerlas. Con dedos temblorosos acarició el rostro de Niall, mirándolo con adoración.
Niall contuvo el aliento ante las emociones que podía leer en las facciones de ella, y cerró los ojos un instante.
—Dios, he estado ciego todo este tiempo, ¿no es verdad? —le preguntó con voz ronca—. Estás enamorada de mí...
Ella asintió con la cabeza y sonrió entre las incesantes lágrimas.
—No puedo recordar un solo momento desde que te conozco en el que haya dejado de amarte —le dijo con voz entrecortada—, pero yo creía que tú sólo querías tener un romance conmigo.
—Y lo quiero —la picó él, burlón, devorándola con los ojos—, un romance de sesenta años, con hijos e hijas, y tú cada noche en mi cama, incluso en las noches en que estemos demasiado cansados para hacer el amor.
_______ dejó escapar un suspiro de felicidad, y lo besó, hundiendo a continuación de nuevo el rostro en su garganta.
—Yo también te amo, Niall, y te deseo, pero no quiero que nuestros hijos sean ilegítimos...
Niall se rió suavemente.
—Entonces deberíamos casarnos antes de discutir cuántos tendremos.
— ¿Has dicho casarnos? —le preguntó _______, echándose hacia atrás, con los ojos muy abiertos. Niall asintió con la cabeza, y ella esbozó una sonrisa picara—. ¿El señor «libre-como-el-viento»?, ¿Dispuesto a contraer matrimonio?
—¿Y qué me dices de ti? —Bromeó él a su vez—. Creo recordar no sé qué que me dijiste sobre que no podrías pasar noventa y nueve años conmigo.
—¿Eso fue... antes o después de que me echarás de Gray Stag?
—Creía que te importaba menos que tu carrera de modelo, y que no querías un futuro a mi lado —le confesó él—. Estaba destrozado.
—Tú eres lo único que quiero —le dijo ella con voz queda—, tú y los hijos que Dios quiera darnos.
El corazón de Niall se saltó un latido.
—¿Y qué me dices de tus clases? ¿No pensarás dejarlas? No quiero que las dejes por mí.
—Bueno, hay una universidad en Calgary —repuso ella con una sonrisa.
—En ese caso será mejor que vayas a matricularte antes de que nos casemos.
—¿Tan pronto quieres casarte? —inquirió ella, mirándolo a los ojos.
—Lo antes posible —le dijo besándola.
________ respondió con auténtica pasión, y pronto estuvieron perdidos el uno en el otro. De hecho, pasaron varios minutos antes de que Niall despegara sus labios de los de ella, y observó sus mejillas sonrosadas y sus ojos brillantes mientras trataba de recobrar el aliento.
— Será mejor que volvamos al rancho antes de que nos arresten —le dijo—. Me haces perder la cabeza.
________ acarició amorosamente los finos labios masculinos con sus dedos.
—A mí me pasa lo mismo.
Niall besó la mano de la joven, y dejó que volviera a su asiento, introduciendo después la llave en el contacto.
—Me parece que vamos a tener que dar muchas explicaciones cuando lleguemos —le dijo.
______ se rió.
—Jenna no se lo va a creer. Después de habernos pasado todos estos-años como el perro y el gato...
—Podríamos casarnos el mismo día que Jenna y Blakely y celebrar así una boda doble —propuso Niall.
Los ojos de _______ se iluminaron.
—Oh, Niall, ¿podríamos?
Niall volvió a tomar su mano y la besó.
— Bueno, primero habrá que consultarlo con ellos —le dijo—. Vamos a casa.
Abandonaron el aeropuerto, y cuando hubieron salido a la carretera, ________ observó con cariño las Montañas Rocosas a lo lejos. Miró a Niall y se sonrieron. Tenía razón, su hogar estaba donde él estuviera. Apoyó la cabeza en su hombro con un suspiro dichoso y cerró los ojos.
IWish
Re: "Mi Adorable Enemigo". |Niall Horan y tu|
Bueno chicas, aquí termina la novela :3
Perdón por desaparecer por un tiempo, pero bueno aquí esta..:D
No hay epílogo :(
Pero le doy gracias a esas lectoras que siempre comentaron y me esperaron cuando yo no aparecía :D
¡GRACIAS!
Ya casi salgo de vacaciones, así que les adaptaré otra, para ahora si estar más al corriente.
Ya se cual les pondré, pero... ¿Con quién les gustaría?
Perdón por desaparecer por un tiempo, pero bueno aquí esta..:D
No hay epílogo :(
Pero le doy gracias a esas lectoras que siempre comentaron y me esperaron cuando yo no aparecía :D
¡GRACIAS!
Ya casi salgo de vacaciones, así que les adaptaré otra, para ahora si estar más al corriente.
Ya se cual les pondré, pero... ¿Con quién les gustaría?
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