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"Mi Adorable Enemigo". |Niall Horan y tu|
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
Página 2 de 5. • Comparte
Página 2 de 5. • 1, 2, 3, 4, 5
Re: "Mi Adorable Enemigo". |Niall Horan y tu|
Shampoo escribió:NOOOOOO!!! :wut: PORQUE LA DEJAS AHI!??? QUIERES QUE ME DE UN ATAQUE AL CORAZON?? :lloro:
Me encanta esta novela. Niall es tan :muere: pero a la vez tan :aah:
Siguela porfa. No me dejes tanto tiempo con la intriga,!!!!!
Como sea, cuidate, besos, Lau xx
DAMN! No se subió el capítulo completo.. le faltó una parte... lo editaré y la pondré.
Checate por favor:D
Y mañana llegando de la prepa subo el 4to capítulo:D
Besos:*
IWish
Re: "Mi Adorable Enemigo". |Niall Horan y tu|
IWish escribió:Shampoo escribió:NOOOOOO!!! :wut: PORQUE LA DEJAS AHI!??? QUIERES QUE ME DE UN ATAQUE AL CORAZON?? :lloro:
Me encanta esta novela. Niall es tan :muere: pero a la vez tan :aah:
Siguela porfa. No me dejes tanto tiempo con la intriga,!!!!!
Como sea, cuidate, besos, Lau xx
DAMN! No se subió el capítulo completo.. le faltó una parte... lo editaré y la pondré.
Checate por favor:D
Y mañana llegando de la prepa subo el 4to capítulo:D
Besos:*
Sii ya lo vi ^.^ uyy uyy uyyy. Me huele a que Niall planea algo con la rayis...:D Me encanta. Cuando vas a subir el proximo cap???
lo necesitoooo :)
besos :love: :love:
Shampoo
Re: "Mi Adorable Enemigo". |Niall Horan y tu|
siguelaaaa
no se si ya lo habia comentado pero
me encantaaaa
niall es tan asdfghjkljf...no se tan confuso
siguela
siguela
siguela
por favor
no se si ya lo habia comentado pero
me encantaaaa
niall es tan asdfghjkljf...no se tan confuso
siguela
siguela
siguela
por favor
alex_dreamer
Re: "Mi Adorable Enemigo". |Niall Horan y tu|
Capítulo 4.
Niall tenía una máquina de escribir en el estudio, y frente a ella se sentó _________, y fue escribiendo lo que él le dictaba: los nombres de las reses, su número, peso, y otras características, acabando con cuántos terneros habían parido. Por fin, la joven dedujo que había decidido deshacerse de aquellas reses por su baja capacidad reproductiva.
—Esto se llama esclavitud —murmuró mientras se paraba a hacer una corrección.
—¿Perdón?
—Vender estas vacas sólo porque no sirven a tus propósitos... —farfulló ________, meneando la cabeza—. Pobrecillas.
—Soy ranchero —le recordó él—, no el director de un centro de acogida para animales. Además, las vendo en vez de sacrificarlas precisamente porque considero que aún pueden ser útiles para la cría: son Herefords, pero ahora parirán terneros Angus negros purasangre.
—¿Angus negros? —repitió Teddi con incredulidad—. Creo que el whisky se te ha subido a la cabeza.
Niall enarcó las cejas.
—¿Sabes algo acerca de la cría de ganado?
—Pues claro que sí —respondió ella algo ofendida. ¿Qué se creía, que era una ignorante en esos temas sólo porque era de ciudad?—. Primero necesitas un toro y una vaca, y luego...
Niall se echó a reír de buena gana.
—Me temo que es un poco más complicado —le dijo—. Verás, lo que mi comprador va a hacer con estas vacas es implantarles embriones de Angus negros. Así se consigue criar terneros purasangres a partir de vacas menos caras.
—Ya, y seguro que creéis que estáis mejorando la naturaleza —murmuró ella, frunciendo el entrecejo y arrugando la nariz.
—Bueno, ¿no pretendéis las mujeres algo parecido con el pintalabios, la sombra de ojos, el rimel...? —le espetó él—. Claro que tú no necesitas ninguna de esas cosas —admitió, estudiando su limpia y cremosa piel, y las espesas y largas pestañas que bordeaban sus ojos.
— Sólo me maquillo para las sesiones fotográficas y los desfiles —murmuró __________.
La mención de su trabajo fue suficiente para romper la frágil cordialidad que se había establecido entre ellos. Las facciones de Niall se endurecieron de inmediato y un brillo peligroso relumbró en sus ojos grises.
—Oh, sí, los desfiles... No hace mucho vi en la televisión uno en el que salías tú —comentó con aspereza.
_________ rehuyó su penetrante mirada.
—¿De veras? Creo que puedo imaginar cuál fue tu opinión.
—Una de las blusas que posabas era casi transparente, y no llevabas nada debajo. He visto bikinis que enseñaban menos, la verdad.
A ________ se le subieron los colores a la cara. Tenía razón, porque mucho de los diseños de David Sethwick para la firma Velvet Moth eran prácticamente transparentes y muy sensuales, pero, dentro del mundillo, para los diseñadores las modelos tenían una función de meros maniquíes, de perchas en las que colgar su ropa para mostrarla, y ella y las otras chicas tendían a olvidar que lo que para ella era algo natural, una exigencia de su trabajo, para algunas personas prejuiciosas de fuera, como Niall, era exhibicionismo. Se preguntó cómo reaccionaría él si se enterase de hasta qué punto era inocente, del temor que tenía al contacto físico con un hombre.
—La alta costura a veces es un poco... sugerente —admitió con la mirada fija en las teclas de la máquina de escribir—, y trabajo principalmente con dos diseñadores de trajes de noche, y se supone que tienen que ser sensuales.
—Pues desde luego no irías conmigo a ningún sitio vestida así —gruñó él.
La sola idea de una salida nocturna con Niall hizo que __________ sintiera un cosquilleo en el estómago. De pronto se imaginó agarrada de su brazo, entrando en un inmenso salón de baile... y, con la misma rapidez, el ensueño se esfumó. Aquello jamás ocurriría.
—Pero a ti te encanta, ¿no es verdad? —le dijo Niall, sentándose en el borde de la mesa y mirándola a los ojos.
_________ se removió incómoda en el asiento. Su proximidad la hacía sentirse temblorosa.
—¿El qué? —inquirió sin comprender.
Niall la observó en silencio antes de contestar, admirando sus grandes ojos castaños, sus gruesos labios entreabiertos...
—Desfilar, posar —le dijo—, el glamour, los focos, la adulación de los hombres... No serías capaz de renunciar a ello aunque lo intentases, a pesar de ese cuento de que quieres ser profesora.
__________ lo miró airada.
—¿Entonces para qué crees que llevo todo este tiempo preparándome en la universidad? —le espetó—. ¿Para recitar a Shakespeare mientras desfilo?
Niall se quedó callado.
—Bueno, he de reconocer que eso me tiene bastante perplejo —murmuró—, y aun creyéndome que quieras dedicarte a la enseñanza en un futuro, me cuesta comprender por qué querrías hacer algo así.
— ¿Por qué? Es una profesión tan honorable como otra cualquiera —respondió ella.
—¿Y dónde se supone que enseñarías?, ¿En la universidad?
—En la escuela primaria — corrigió ella, y sus ojos se iluminaron, como siempre que se imaginaba a sí misma delante de una clase de pequeños, ansiosos por aprender—. O mejor aún, en un jardín de infancia.
La expresión en el rostro de Niall cambió de incredulidad a sorpresa.
—¿Te gustan los niños?
_______ sonrió ampliamente.
—Oh, sí —asintió con sinceridad—. Me encantan. Sobre todo cuando están en esa edad en la que están empezando a abrirse al mundo que los rodea.
Mirándola a los ojos, Niall extendió una mano y tocó con ella la mejilla de _________.
—Me tienes fascinado —murmuró en un tono ausente. Deslizó el pulgar por los suaves labios de ________, separándolos sin dejar de mirarla—: mitad mujer, mitad niña... y de una belleza tan exquisita...
El corazón de la joven empezó a latir salvajemente cuando vio que él estaba inclinando el rostro. El aliento de Niall se mezcló con el suyo, mientras sus ojos grises descendían hasta la curva de sus labios, como atraídos por una poderosa fuerza magnética.
—Me temía que esto iba a ocurrir... —murmuró Niall—. Una vez no podía ser suficiente.
La tomó por la barbilla, haciéndole alzar el rostro justo en el ángulo que quería, y _______ observó fascinada como los labios masculinos se entreabrían al acercarse a los suyos. Esperó ansiosa, muriendo por dentro, mientras los segundos parecían estirarse, tensándose como la cuerda de un violín.
Cuando de pronto, se abrió la puerta, y para _______ fue como si le hubiesen dado un latigazo. Niall levantó la cabeza al instante, apartándose de ella con los ojos ensombrecidos por la frustración, y se volvió para ver que se trataba de su hermana, que le llevaba una bandeja con unos sandwiches y café.
_________ tuvo que morderse el labio para no gritar. Hasta ese punto había deseado aquel beso. Sin embargo, llevaba años ocultando sus verdaderos sentimientos, y cuando Jenna dejó la bandeja sobre la mesa, no fue capaz de adivinar el torbellino de emociones que la agitaba por dentro.
—Pensé que tendrías hambre —le dijo a su taciturno hermano con una sonrisa.
Para entonces, Niall también había recuperado la compostura.
—Dios, lonchas de lacón de verdad... —murmuró él en un cómico tono de incredulidad, levantando el pan de uno de los sandwiches.
—Mamá se pasa cortándolas finas, ¿verdad? — dijo Jenna, riéndose—. Pues mañana habrá que comprar más lacón, porque esto era todo lo que nos quedaba. ________ usó el resto en el estofado de la cena.
Niall lanzó una mirada suspicaz a la amiga de su hermana, que de pronto había enrojecido.
—¿Estofado de lacón? —murmuró.
__________ alzó la barbilla desafiante.
—Es uno de mis platos preferidos —se defendió.
Una de las comisuras de los labios de Niall se curvó hacia arriba.
—¿De veras?
_________ lo miró irritada. Lo había hecho por él, pero no lo admitiría aunque la torturaran.
— Si ya no me necesitas, creo que me iré a la cama —le dijo, levantándose y ahogando un bostezo fingido.
Niall sólo vaciló un instante, leyendo con precisión la aprehensión en los grandes ojos de la joven.
—Gracias, eso es todo... por esta noche —añadió.
Y _________ supo que no estaba hablando de listas de reses.
—¿Vienes, Jenna? —llamó a su amiga, mientras se dirigía a la puerta.
—Sí, me caigo de sueño. Oye, ahora que me acuerdo. Blakely y yo vamos a Calgary mañana por la mañana. ¿Te apetecería...?
—Va a venir a Banff conmigo —la interrumpió Niall.
_________ alzó la vista hacia el rostro del ranchero totalmente anonadada.
—Tengo que tratar un asunto de negocios con un hombre allí mañana —continuó Niall, mirando a su hermana—, y se me ha ocurrido que a ______ le gustaría ver el Parque Natural, ya que ninguno de nosotros la ha llevado allí en todas las veces que ha venido de vacaciones —añadió.
El tono de su voz era despreocupado, pero había una orden en sus ojos cuando se volvió hacia _______. No aceptaría un no por respuesta.
—Es... es verdad —se oyó decir ella a sí misma—. Me lo ha propuesto hace un rato.
Era como si le hubieran hecho un regalo inesperado.
—¿No la empujarás montaña abajo ni nada parecido, verdad? —picó Jenna a su hermano, enarcando las cejas.
Niall se echó a reír.
—No, no la empujaré montaña abajo, ¿satisfecha?
—Bueno, no te extrañará que lo pregunte —contestó su hermana divertida, yendo hasta la puerta, junto a su amiga—. Hace sólo unos días no querías ni que viniera aquí —le recordó.
Él admiró la esbelta figura de _________, dejando que sus ojos se detuvieran en las mejillas sonrosadas y los brillantes ojos.
—Eso fue hace unos días —murmuró.
—Es el exceso de trabajo, que le está afectando —le aseguró _________ a su perpleja amiga.
Jenna se rió, y las dos jóvenes salieron del estudio, cerrando la puerta tras de sí.
—¿Niall... llevándote a Banff? —le dijo Jenna entre risas a su amiga cuando estuvieron en el piso de arriba—. Cielos, al final va a ser verdad que existen los milagros.
—Yo no estoy menos sorprendida que tú —le confesó ________, deteniéndose frente a la puerta de su dormitorio—, y no tengo ni idea de qué pueda tener en mente. A lo mejor quiere que estemos a solas para ensañarse a gusto conmigo y que no haya nadie que pueda salvarme —farfulló con una mueca.
—A lo mejor está empezando a ablandarse —sugirió Jenna.
—Seguro, cuando nieve en el infierno.
—Bueno, no sé, a mí no me ha parecido que sonara sarcástico ni nada de eso —apuntó Jenna.
________ sonrió con tristeza.
—Eso es porque no lo has oído antes de entrar. Estaba metiéndose conmigo por un desfile que vio en la tele y en el que yo salía.
—Hmm... eso sí que es interesante —murmuró su amiga divertida—, porque cuando lo estábamos viendo, no despegó un segundo los ojos de la pantalla. Mi madre y yo estábamos hablando, comentando este diseño y aquel, pero él no abrió la boca en todo el tiempo.
—Probablemente estaría muy ocupado pensando las cosas desagradables que me diría la próxima vez que me viera —respondió _______, sonrojándose.
—Pues no es la impresión que me dio a mí —murmuró Jenna pensativa, recordando la expresión absorta que su hermano había tenido en aquella ocasión.
—¿Ah, no? ¿Y qué impresión te dio? —inquirió ________, como si no le interesara.
Jenna alzó la vista curiosa hacia los ojos de su amiga.
—Pues yo diría... no sé, parecía estar devorándote con los ojos —dijo con malicia.
________ se giró para abrir la puerta antes de que Jenna pudiera ver lo encendidas que estaban sus mejillas.
—Debiste imaginarlo —murmuró.
—Tal vez —admitió Jenna—. Ojalá os llevaseis mejor —suspiró—. No comprendo por qué te tiene tanta manía, la verdad. No es así con nadie más.
—A lo mejor le recuerdo a alguna mujer que lo hizo sufrir.
Jenna sacudió la cabeza.
—Tampoco hay tantas mujeres en su pasado —le confió—, y menos aún en su presente. De hecho, no ha salido con nadie desde Semana Santa —añadió divertida con una sonrisa—. Me pregunto por qué será...
— ¡Buenas noches! —dijo ______ de corrido, metiéndose a toda prisa en su habitación.
Fuera, en el pasillo, Jenna tuvo que taparse la boca para ahogar unas risitas.
Aquella noche, ________ apenas pudo dormir por la excitación, y a la mañana siguiente se levantó con los ojos llenos de sueños y esperanzas. Estaba tan emocionada que tenía la sensación de que, si quisiera, podría volar: ¡un día entero en compañía de Niall!
Después de asistir a la iglesia y de que Niall cerrara el negocio con el comprador de las reses, volvieron a Gray Stag y salieron hacia Banff en el imponente Ferrari negro del ranchero. ________ iba feliz, observando los bosques de enormes pinos que se erguían a ambos lados de la serpenteante carretera, en las laderas de las Montañas Rocosas.
—Todo esto es precioso —murmuró embelesada—, y el aire parece tan limpio —añadió con la mirada perdida en el cielo azul.
Niall se rió suavemente.
—Gracias a nuestro gobierno «provincial» —respondió irónico. Era cierto que algunos norteamericanos se burlaban de las estrictas medidas ecológicas adoptadas por Canadá—. Tenemos unas normas medioambientales básicas que todas las empresas que operan aquí tienen que respetar para que el agua y el aire se mantengan limpios.
—No presumas tanto —le dijo ella—. En Georgia también tenemos un buen plan de protección medioambiental, no te creas.
Niall le dirigió una breve mirada.
—Siempre olvido que eres de Georgia —murmuró él—. Tiendo a asociarte con Nueva York, a pesar de ese acento sureño.
—¿Por qué, porque soy modelo? —Inquirió ella, poniéndose a la defensiva—. No es más que un trabajo, Niall.
—No, un trabajo es algo que uno hace por necesidad —replicó él con aspereza sin mirarla—. Tú te dedicas a la moda porque te gusta el glamour que rodea a ese mundillo.
¡Qué equivocado estaba!, pensó ________ desolada. Trabajaba como modelo porque era la única profesión con la que podía ganar el dinero suficiente como para mantenerse por sí misma y poder estudiar, ya que Dilly se había negado a prestarle ninguna ayudada económica desde... desde aquel horrible incidente que la joven prefería no recordar. Pero, por supuesto, Niall no lo sabía, y probablemente no la creería si se lo dijera.
—Y ya que estamos te daré un consejo —continuó él, sin darse cuenta del daño que le estaba haciendo—: la diversión y el glamour no durarán siempre, y los hombres no suelen casarse con sus «amiguitas», las chicas jóvenes y guapas como tú con las que salen por ahí a divertirse.
— ¡Oye, espera un momento! —exclamó ella, girándose hacia él en el asiento y lanzándole una mirada furibunda—. No soy la «amiguita» de ningún hombre ni lo seré nunca.
—¿Acaso aspiras a echarle el lazo a alguno? — inquirió él, casi con desprecio—. En fin, supongo que si encuentras a uno lo bastante tonto lo convencerás y caerá en tus redes.
Los ojos de ________ llameaban, y sus mejillas estaban rojas de indignación. ¿Por qué, por qué había sido tan estúpida como para pensar que aquella vez las cosas iban a ser distintas?
—Juzgar a la gente es muy fácil —le dijo—, sobre todo cuando, como haces tú, te basas en pruebas circunstanciales para emitir tus juicios. ¡Lo que no alcanzo a imaginar es de dónde te sacas que el mundo de la moda es una especie de red de prostitución!
—El mundo es un pañuelo, cariño —le contestó él burlón—: ya te dije que tenemos un conocido común, y sabe mucho de tu vida nocturna.
_________ dejó escapar una risa incrédula.
—¿Mi vida nocturna? —explotó—. ¡Por favor!, ¡Mientras estoy en la universidad trabajo por la noche en una cafetería y tengo que estudiar; y cuando estoy en Nueva York, que es cuando hago trabajos como modelo, y regreso al apartamento después de un día posando o después de participar en un desfile, lo último de lo que tengo ganas es de salir por ahí! Lo que hago es meter los pies en agua con sal y descansar para el día siguiente. Únicamente salgo cuando llega el fin de semana.
—Lo que tú digas —contestó él ásperamente.
—¿Y quién es exactamente tu misterioso informador? —le preguntó ______ sin rodeos.
—Te lo presentaré un día de estos.
—Me muero por saber quién es —respondió ella sarcástica.
Se cruzó de brazos y giró el rostro hacia la ventanilla, enfurruñada. ¡Y pensar que había tenido tantas esperanzas de solucionar ese día el conflicto que había entre ellos! Cuando le había pedido, o mejor, anunciado, que iban a ir a Banff, no había imaginado que tuviese en mente iniciar una nueva trifulca.
Descendieron hacia el valle, atravesaron un paso a nivel, y finalmente entraron en Banff. La pequeña ciudad de Banff era un lugar encantador, y un auténtico paraíso para los turistas, pues había montones de tiendas y restaurantes de todo tipo.
Pero lo más asombroso era el enclave natural en el que se encontraba, rodeada por los altísimos y escarpados picos de las Rocosas, gigantescos centinelas de piedra cuya sombra majestuosa se proyectaba sobre el verde valle por el que discurría el río Bow, como una serpiente de cristal.
—Qué maravilla... —musitó _______ sin poder reprimirse, olvidando su enfado por un momento.
— Sí que lo es —asintió Niall—. Yo llevo media vida viviendo al pie de estas montañas, pero su belleza sigue cortándome la respiración.
—¿Dónde vamos? —inquirió ______, al ver que zigzagueaban por las calles de Banff sin detenerse.
— He pensado que te gustaría ver a la «vieja dama de las montañas» —dijo mientras cruzaban el puente sobre el río.
—¿La que?
—Es como llaman por aquí al hotel Banff Springs —le respondió el ranchero—. El edificio original se construyó en 1888, y tiene una arquitectura verdaderamente única.
Segundos después aparecía ante su vista el enorme hotel en la distancia.
— ¡Oh, es precioso! —exclamó ella entusiasmada, fascinada por su forma, que le recordaba a un castillo con sus torres.
—Pues deberías verlo de noche —le contestó él con una sonrisa—, con todas las ventanas encendidas. Es todo un espectáculo —detuvo el coche en el aparcamiento y apagó el motor.
Entraron en el hotel, y _________ admiró maravillada los suelos y paredes de piedra, así como las puertas de bronce, y lo siguió hasta uno de los comedores que llamaban La Alhambra, donde almorzaron. ________ volvía a sentir que flotaba cuando salieron del edificio. Niall se había comportado con educación, incluso con cortesía, ni siquiera había vuelto a meterse con ella.
—¿Dónde vamos ahora? —inquirió cuando ya estaban fuera.
—Donde tú me digas —respondió él—. ¿Te gustaría dar una vuelta por las tiendas?
—Pero si es domingo —replicó __________.
—Aquí muchas tiendas abren en domingo: viven del turismo —repuso él—. ¿Y bien?
—En ese caso, me encantaría —confesó ella.
—Lo imaginaba —farfulló él malicioso mientras echaban a andar—. Las compras son el pasatiempo favorito de las mujeres.
—Machista —le espetó ella, sacándole la lengua—. Seguro que tú preferirías estar con una escopeta al hombro, cazando pobres alces —lo picó.
Niall se echó a reír.
—Bueno, cuando es temporada de caza, sí — asintió—. Y también me gusta esquiar. ¿Sabes esquiar? —inquirió volviendo el rostro hacia ella.
—La verdad es que no.
—Pues si vienes en navidades, te enseñaré. A eso... y a otras cosas —añadió observándola de reojo con una mirada que decía más que mil palabras.
_________ apartó la vista.
—¿Como qué?, Según tú, ya no me queda nada por aprender en ese sentido.
Niall la observó en silencio antes de responder.
— «Nada» es una palabra demasiado tajante — murmuró—, y quizá me convendría averiguar cuánta experiencia tienes exactamente —añadió en un tono sensual.
_________ tragó saliva, reprimiendo el deseo de salir huyendo de él.
— Qué bonita es aquella casa, ¿verdad? — comentó por cambiar de tema.
Él se rió entre dientes.
— Sí, sí que lo es —asintió—. Cuando te hayas cansado de ver tiendas subiremos con el coche al lago Nialle.
Juntos recorrieron comercio tras comercio de artesanía india, tallas esquimales... A _______ le fascinó sobre todo una tienda de pieles, y una confitería de dulces tradicionales. Niall le compró un pequeño tótem de madera tallada, y ella lo llevó el resto del camino apretado contra su pecho, diciéndose que sería un recuerdo que guardaría toda su vida como un tesoro.
Cuando se dieron cuenta habían pasado dos horas, así que, tras tomar un refresco, regresaron donde habían dejado el coche y subieron hasta el lago. Una vez allí, Niall volvió a aparcar el coche y se bajaron.
_________ lo siguió por la orilla del lago, escuchando el suave oleaje del agua, producido por el viento, y el rumor que éste provocaba al agitar las copas de los árboles. Se detuvieron a contemplar el idílico paisaje, y la joven cerró los ojos, e inspiró profundamente, disfrutando de la brisa en su cara.
— ¿Soñando despierta? —inquirió la profunda voz del ranchero.
Ella abrió los ojos y sonrió.
—Algo así —admitió.
—¿No estarías imaginándote una sesión fotográfica en este lugar para una revista de moda? —la picó Niall.
________ exhaló un pesado suspiro y se agachó para arrancar una brizna de hierba que retorció entre sus dedos.
—En realidad estaba pensando en los pueblos indios que habitaron estas tierras, y en los colonos europeos que vinieron después —dijo dolida—, en la historia que hay en este lugar —le dirigió una mirada acusadora—. De vez en cuando pienso en otras cosas aparte de en ropa cara y en cámaras. Esa parte de mi vida existe sólo en Nueva York. En el campus no soy más que una estudiante con un trabajo de media jornada en una cafetería, como tantas otras Aquí, ahora, soy simplemente yo misma.
—¿De veras? —inquirió Niall quedamente, en un tono acariciador, que hizo que ella se estremeciera.
De pronto se dio cuenta de que él llevaba un rato mirándola abstraído, y que probablemente no había escuchado una palabra de lo que le había dicho. Los ojos Marrones descendieron hasta el cuello en uve de la camisola de tirantes que llevaba puesta. Los tirantes eran tan finos que _______ había decidido no ponerse sostén, pero en ese momento se arrepintió, al ver la mirada curiosa de Niall sobre la fina tela.
—Esta dichosa prenda ha estado atormentándome el día entero —susurró él, dando un paso hacia ella—. ¿Llevas algo debajo?
— ¡Niall! —exclamó ella con el corazón desbocado y sin aliento.
—Todas las mujeres hacen lo mismo —farfulló, tomándola por los hombros y atrayéndola hacia sí— Se, ponen ropa que puede volver loco a un hombre, y luego se sorprenden cuando él se fija.
—Yo no... yo no me he puesto esto para volverte loco —protestó ella.
—¿Ah, no? —murmuró Niall.
Una de sus grandes manos descendió hasta el hueco de la espalda de la joven, haciendo que se acercase más, mientras que la otra se deslizaba por debajo de uno de los tirantes para acariciar la desnuda piel del hombro, de la clavícula...
—Tu piel parece de terciopelo —susurró.
La mano descendió aún más, y ________ aspiró hacia dentro cuando se aproximó a uno de sus pequeños senos.
—Niall... —musitó ella su nombre, sin saber si estaba haciéndole una súplica o protestando.
—Me moría por hacer esto —murmuró el ranchero, bajando la vista y levantando la camisola por el dobladillo para dejar al descubierto los blancos senos con los pezones endurecidos.
________ escuchó cómo un gemido de excitación abandonaba su garganta, y en ese instante supo que estaba perdida, que podía hacer con ella lo que quisiera, que se entregaría sin reservas.
Sus ojos se encontraron, y ella entreabrió los labios, dejando escapar un suspiro tembloroso, y las manos de Niall comenzaron a recorrer la circunferencia de sus senos, haciendo magia, mientras seguían mirándose, como hipnotizados.
_______ sentía que el corazón iba a salírsele por la garganta, y los dedos de Niall dibujaban interminables arabescos en su piel, haciéndola sentir...
_____________________
Espero que les haya gustado este capítulo... y se que si les ha gustado e.e
Comenten:*
IWish
Re: "Mi Adorable Enemigo". |Niall Horan y tu|
Quieres matarme de un infarto?..... como DIABLOS LA DEJAS AHI?? :'( necesito el otro capitulo. TE LO SUPLICO! Ya no podre dormir bn :( Me encanto el cap de hoy!! A mi parecer, Niall le esta cogiendo carino a la rayis ^.^ que lindooo! Andale, sube el otro capitulo ahorita, si? confio en ti :P hahaha nos vemos, besos.
Shampoo
Re: "Mi Adorable Enemigo". |Niall Horan y tu|
amo tu novela.
por favor siguela
morire si no leo capitulo
siguela
siguela
siguela
siguela
siguelaaaaaaaa
¿si?
=)
por favor siguela
morire si no leo capitulo
siguela
siguela
siguela
siguela
siguelaaaaaaaa
¿si?
=)
alex_dreamer
Re: "Mi Adorable Enemigo". |Niall Horan y tu|
por IWish Ayer a las 7:50 pm
Ya adapto el capítulo y lo subo;)
Besos:*
wiii!
muero por leerlo
subelo pronto=)
alex_dreamer
Re: "Mi Adorable Enemigo". |Niall Horan y tu|
Capítulo 5.
¡Genial, mamá!, ¡Este sitio es perfecto para un picnic! —se oyó gritar a una niña. En su entusiasmo, ________ y Niall no habían oído llegar a un coche que se había detenido allí cerca, y al girar la cabeza, Niall vio que de él estaba bajando una pareja con sus críos.
________ había dado un respingo sobresaltada al oír la voz de la niña, y Niall se había apresurado a dejar caer de nuevo la camisola para cubrir sus senos, y la abrazó contra sí. Por suerte su ancha espalda la ocultaba de los recién llegados, pero ______ estaba temblando, mientras contenía lágrimas de frustración por que de nuevo hubieran sido interrumpidos. La respiración de Niall parecía tan entrecortada como la de ella.
— Shhh... tranquila... —le susurró mientras besaba su cabello—. Tranquila, abrázate a mí, eso es...
________ se aferró a la pechera de su camisa, detestando su propia debilidad, y que él fuera capaz de ver hasta qué punto lo deseaba.
Niall le acarició el cabello.
—No te avergüences, ________ —le dijo—. Yo lo deseaba tanto como tú.
El matrimonio pasó cerca de ellos, les dieron las buenas tardes, y se alejaron hacia el otro extremo del lago, seguidos de sus chiquillos.
—Ya se han ido —le dijo Niall a _______, que no había querido apartar el rostro de su pecho, para que no pudieran ver sus lágrimas.
La joven tragó saliva y levantó la cabeza.
—¿Podríamos irnos ya? —le pidió, rehuyendo la mirada divertida del ranchero.
—Claro. Vamos, se me ha ocurrido una idea —le dijo, pasándole un brazo por los hombros mientras regresaban al lugar donde habían dejado el coche—, te llevaré a una cafetería donde preparan unas fondues riquísimas. Te va a encantar, ya verás.
—Pero, ¿y ese hombre al que tenías que ver por asuntos de negocios? —le recordó.
Niall se quedó mirándola un instante con las cejas fruncidas, como si no supiera de qué estaba hablando.
—Oh, sí, ya —murmuró—. Quedaré con él otro día. De todos modos ya se nos ha hecho demasiado tarde para eso.
Durante el trayecto en coche, Niall estuvo muy callado, y ________ se preguntó si se habría molestado porque no había podido ver a aquel hombre. Al fin y al cabo, no había sido culpa suya. La idea de que ella lo acompañara había sido de él.
Por fortuna, cuando estuvieron sentados en la cafetería, con sendos cafés y una fondue de chocolate fundido con frutas cortadas para mojar en él, Niall pareció distenderse un poco y comenzaron a charlar.
______ mojó un trozo de fresa, y casi lo perdió en la cazuelita. Cuando al fin consiguió recuperarlo, se dio cuenta que Joe estaba observándola con una sonrisa divertida en los labios.
—Ten cuidado —la previno—, la tradición aquí es que si una mujer deja caer un trozo en la fondue, tendrá que conceder un beso a cada uno de los hombres que hay en la mesa.
Las mejillas de ________ se tiñeron de un ligero rubor.
—¿Y si es un hombre al que se le cae? —inquirió.
— Si es un hombre, le toca invitar a una ronda — contestó Niall.
Se quedó mirando largo rato sus rojos labios.
—Parece que es nuestro destino ser interrumpidos —comentó en un susurro.
En su aturullamiento, a ________ se le volvió a caer otro trozo de fruta en el chocolate, y se sonrojó aún más.
— Si fuera mal pensado —murmuró él, rescatando con su tenedor el trozo de fruta y ofreciéndoselo—, diría que lo has hecho a propósito.
Ella se inclinó hacia delante y abrió la boca para tomar el bocado. Tuvo que lamerse los labios con la lengua para limpiar el chocolate que había quedado en ellos, y Niall la observó con una intensidad que la hizo apartar la vista.
—No me extrañaría que lo pensases —murmuró entristecida, mientras tomaba un sorbo de café —. Hace mucho que no me hago ilusiones sobre lo que pienses de mí.
Niall enarcó una ceja.
—¿Y qué crees exactamente que pienso de ti? — inquirió.
—Que soy una mujerzuela ávida de dinero — contestó ________ sin mirarlo.
Él acarició pensativo el asa de su taza.
—¿Y por qué no has intentado convencerme de lo contrario? Hasta la fecha no has puesto demasiado empeño en ello.
—¿Para qué iba a molestarme siquiera en intentarlo? —le espetó ella—. No creerías nada de lo que pudiera decir en mi defensa. Nunca lo has hecho. Me has odiado desde el día en que nos conocimos, hace cinco años.
Las comisuras de los finos labios de Niall se arquearon levemente en una sonrisa socarrona.
—No exactamente.
______ lo ignoró.
—No querías ni que fuera al rancho a ver a Jenna. De hecho, si rechacé sus últimas invitaciones fue porque tú no me hacías sentir precisamente bien recibida.
—¿De verdad no has venido en las últimas ocasiones por ese motivo... por qué pensabas que yo tenía algo contra ti?
—¿Qué otra razón podría haber para que no quisiera venir a pasar unos días con mi mejor amiga? — le contestó _______, incómoda.
—No sé... ¿qué otra razón podría haber? —la remedó Niall, entornando los ojos.
Ella carraspeó.
—¿No deberíamos volver ya al rancho? —se apresuró a decir.
Niall buscó sus ojos, y se miró en ellos largo rato.
—Antes, junto al lago, creí que ibas a desmayarte cuando empecé a tocarte —murmuró—. ¿Por qué me tienes miedo, ________?
—No te tengo miedo —le contestó ella con firmeza, apartando el rostro—. Es que me... me pillaste desprevenida, eso es todo.
— Sí, ya me di cuenta —farfulló él, decidiendo que sería mejor no insistir más en el asunto, pero observándola de un modo suspicaz.
Durante el camino de vuelta, ________ ni siquiera intentó sacarle conversación. Estaba demasiado agitada por sus insinuaciones, y por el recuerdo de lo que había ocurrido en el lago, así que trató de concentrarse en la suave música que estaban poniendo en la radio para relajar sus nervios.
Ya estaban sólo a unos kilómetros de Gray Stag cuando empezaron a caer gotas. Niall se desvió hacia el arcén para ponerle la capota al coche. El cielo se había oscurecido por completo.
Se metió en el vehículo de nuevo, y se quedaron los dos en silencio, observando cómo la manta de agua se hacía más densa.
El sonido de las gotas al caer sobre el capó era extrañamente reconfortante, pensó ________.
Niall apoyó el brazo en el respaldo del asiento de la joven, y sus ojos recorrieron los suaves contornos de su cuerpo.
—¿No estás asustada? —inquirió—. Pensé que te daban miedo las tormentas.
—Sí, pero sólo cuando hay rayos y truenos — contestó ella.
—Recuerdo una noche en que hubo muchos — murmuró él—. Tú tendrías dieciséis o diecisiete años, y te escuché llorar por la tormenta cuando estaba cambiándome.
______ no se atrevió a alzar la vista.
—Cuando se abrió la puerta de mi dormitorio y apareciste tú, no sé de qué tenía más miedo: si de los rayos y los truenos, o de ti.
Niall esbozó una leve sonrisa.
—Me di cuenta de ello. Y tuviste suerte de que así fuera —añadió, y la sonrisa se borró de sus labios. Sus ojos entornados descendieron hasta la camisola de la joven—. Lo más difícil que he hecho en toda mi vida fue tener que obligarme a salir de allí.
______ giró el rostro hacia la ventana, roja como una amapola.
—Aunque han pasado varios años, en muchos aspectos aún me pareces aquella adolescente —murmuró él—, y físicamente te has desarrollado, claro, pero ya entonces eras perfecta, tan perfecta como ahora, con esa piel blanca y suave...
________ se quedó sin aliento al recordar cómo la había estado mirando junto al lago, al levantarle la camisola.
—Niall, por favor, no —le rogó.
—¿Quieres dejar de hacerte la remilgada? —gruñó él.
De repente, sus fuertes manos la asieron por los hombros, atrayéndola hacia él. ________ creyó que el corazón iba a salírsele del pecho y, aturdida, se encontró mirándose en sus ojos llameantes.
—Nadie nos va a interrumpir ahora —murmuró Niall con voz ronca, apretándola contra sí—. ¡Oh, Dios, te deseo tanto como un adolescente...!
Sus labios tomaron violentamente los de ______, forzándola a abrirlos, y ella gimió, asustada. La tenía firmemente asida, y estaba demasiado excitado como para atender a razones. No podía despegar su boca de la de él, ni liberarse.
Era como si aquella noche se estuviera repitiendo, se dijo horrorizada, aquella noche cuando tenía catorce años, y uno de los múltiples amantes de su tía había intentado aprovecharse de ella. Recordó con repugnancia los húmedos labios del tipo insistentes sobre los suyos, la osadía y brusquedad de sus manos, tocándola en lugares donde no había permitido que ninguno de los chicos con los que había salido la tocasen. Entonces también se había sentido impotente, aterrada y asqueada.
Si su tía no hubiese llegado de pronto, si aquel bastardo no hubiese oído la llave en la cerradura, habría sido aún peor. Se había quitado de encima de ella como un resorte, retándola a contárselo a su tía, y ______ había corrido a su habitación, con las ropas desgarradas y el cuerpo magullado y dolorido, y había llorado hasta dormirse maldiciendo a aquel canalla, a todos los hombres, por las bestias en que se convertían cuando se despertaban sus apetitos sexuales.
Y ahora estaba volviendo a suceder... Niall estaba haciéndole daño, intentando forzarla...
El desgarrador gemido que escapó de su garganta y las lágrimas ardientes que empezaron a rodar por sus mejillas fue lo que al fin hizo que Niall la soltara, echándose hacia atrás para mirarla. El rostro de la joven estaba lívido, y era la viva expresión del miedo.
—________... —murmuró.
Ella estaba temblando de pies a cabeza, tenía los ojos como platos y sollozaba incontrolablemente.
El rostro de Niall se contrajo, y extendió una de sus grandes manos para secarle las lágrimas y arreglarle el revuelto cabello.
—Está bien —le susurró en un tono de voz tan suave que no parecía el suyo—, está bien, ________, no voy a hacerte daño... Tendría que haberme dado cuenta de que... Dios, ¿por qué no me has dicho nada? Vamos, deja de llorar, por favor... —le rogó sacando un pañuelo de su bolsillo.
Pero ella siguió tensa mientras le secaba las mejillas, y la inquietud no se había borrado de sus grandes ojos castaños cuando se encontraron con los de él..
—Yo no soy... no soy esa clase de mujer... no soy una furcia... —murmuró con voz entrecortada—, y tú... tú no haces más que tratarme como si lo fuera...
Las facciones de Niall se endurecieron.
—Escucha, ________, yo...
Pero ella no quería oírlo.
—Déjame —le imploró, empujándolo por el pecho—, por favor, déjame tranquila...
Y, como si fuera un animal herido y asustado, se acurrucó contra la portezuela, cerrando los ojos con fuerza.
—¿Por qué no me dijiste desde el principio que eras virgen? — inquirió Niall quedamente, observándola.
_______ abrió los ojos, pero no se movió, ni lo miró, y tardó en contestar.
—Porque no tenía ni idea de que ibas a intentar nada conmigo —farfulló—, y porque no me habrías creído aunque te lo hubiera dicho.
Niall dejó escapar un pesado suspiro.
—Después de cómo reaccionaste cuando empecé a acariciarte junto al lago, tal vez sí te habría creído —repuso con la vista fija en sus mejillas arreboladas—. ¿Te he hecho daño?
_____ se sonrojó aún más, y sacudió la cabeza nerviosa.
—¿Podemos volver ya al rancho, por favor? —le suplicó.
—________...
Niall hizo ademán de acercarse a ella, pero al instante ella se echó más hacia atrás, con los ojos desorbitados y el cuerpo rígido.
Él se detuvo con el rostro ensombrecido. Se volvió hacia el volante y puso el coche en marcha. La observó de soslayo, preocupado, mientras volvían a salir a la carretera, pero para su alivio al cabo de unos minutos pareció empezar a calmarse. Durante el resto del trayecto, sólo la suave música de la radio rompió el silencio.
—¿Ha estado molestándote de nuevo? —le preguntó Jenna a ______ esa noche tras la cena, cuando las dos subían a dormir.
________- se limitó a asentir, y entró en su dormitorio, consciente de que su amiga la había seguido. Jenna cerró la puerta tras de sí, y se sentó en la cama, con las manos sobre el regazo, y observó a la otra joven detenerse frente a la ventana con una mirada vacía.
—______, por favor, dime qué es lo que ha ocurrido —insistió—. Esta mañana sales tan contenta, y vuelves pálida como un fantasma; Niall se marcha nada más llegar y a la hora que es aún no ha regresado... hasta mi madre, que siempre está en Babia, intuye que ha pasado algo.
—No puedo hablarte de ello —musitó _______. Se apartó de la ventana y exhaló un profundo suspiro—. Jenna, he pensado que lo mejor será que mañana por la mañana me vuelva a Nueva York.
— ¡Oh, no, por favor, ____! —Exclamó su amiga poniéndose en pie, con una tristeza enorme en el rostro—. Tienes que contarme qué ha sucedido. ¿No habrá... ha intentado algo?
_______ no quería contestar, pero su vacilación y el miedo en sus ojos la delataron.
—¿Jamás le has dicho lo que te pasó a los catorce años, no es cierto? —inquirió Jenna.
_______ meneó lentamente la cabeza.
—Me habría acusado de incitar a aquel hombre —le dijo—, ¡y lo sabes! Cree que soy una furcia, y así es como me ha tratado hoy.
—Oh, _______... —murmuró Jenna, yendo a abrazarla—. Dios, iría y lo molería a palos sin con eso pudiese consolarte. Es un bruto y un idiota —masculló—. Y, sin embargo, si te odiara como tú crees, ¿por qué iba a intentar nada contigo? ¿No te parece extraño? No sé, yo diría que en el fondo sí siente algo por ti.
________ se apartó de ella y le dio la espalda.
—No, odio es lo único que siente por mí. Me odia y me lo ha demostrado. Tengo que marcharme, Jenna, no puedo seguir aquí por más tiempo. ¿Es que no lo ves?
—Al menos podrías esperar hasta mañana para tomar esa decisión —le suplicó Jenna, preocupada—. Sé que ahora mismo no puedes ver salida a esto, pero, te lo ruego, consúltalo con la almohada. Las cosas podrían cambiar...
—No cambiará nada —repuso _____ pesimista—, pero lo haré porque tú me lo pides.
Jenna la besó en la mejilla, la abrazó de nuevo, y salió del dormitorio.
_______ empezó a andar arriba y abajo. ¿Consultarlo con la almohada? Aquello no serviría de nada. No podía quedarse allí y permitir que Niall siguiera tratándola de esa forma tan denigrante.
Durante mucho tiempo se había preguntado cómo reaccionaría si Niall intentara algo con ella, y ahora ya lo sabía: había sentido verdadero pánico. Pero... pero no había sido así junto al lago, se dijo. No, junto al lago había sido dulce y tierno, y ella no se había asustado. Incluso había deseado que siguiera. Se cruzó de brazos y suspiró. Tal vez, si no hubiera sido tan brusco con ella en el coche, habría reaccionado del mismo modo. No le habría negado nada si hubiera sido menos rudo.
No, no podía seguir en el rancho, pero la idea de tener que volver al apartamento de Nueva York la deprimía. ¿Estaría su tía Dilly allí cuando llegase? Ciertamente, _______ esperaba que no. Dilly nunca había sentido cariño por ella. El haber tenido que llevarla consigo al morir su hermano la había irritado profundamente, acostumbrada como estaba a vivir sin ligaduras ni obligaciones: de fiesta en fiesta, de viaje en viaje... Después de que aquel amante suyo intentara forzarla, el muy canalla le había dicho a su tía Dilly que ella había estado insinuándosele, y ella lo había creído, y desde entonces se había mostrado aún más fría y distante, levantando un muro insuperable _______ estaba segura que jamás caería. Ella ansiaba con toda su alma terminar por fin sus estudios universitarios, encontrar un empleo fijo, y poder vivir por fin por su cuenta.
Se puso el camisón y se metió en la cama decidida a no pensar en Niall, ni en su tía, ni en el futuro tampoco, pero no pudo evitarlo, y dio muchas vueltas en el lecho antes de dormirse.
A la mañana siguiente, _______ se levantó antes que nadie. Al bajar, se encontró la cocina desierta. La señora Peake aún estaba visitando a sus parientes, y esos días los integrantes de la familia Horan se habían conformado con un café y tostadas, pero, como no quería marcharse sin despedirse de nadie, decidió que haría bien en entretenerse con algo para no ponerse nerviosa antes de enfrentarse a Niall, y se le ocurrió que lo que haría sería preparar un buen y abundante desayuno. ,
Frió bacón, hizo tortitas, galletas, huevos revueltos, café y zumo de naranja, y justo cuando estaba terminando de poner la mesa en el comedor, apareció Niall, y se quedó paralizado en la puerta al ver todo aquel banquete.
_______ se volvió al oírlo llegar, y casi se arrepintió de haberlo mirado. Estaba tan endiabladamente guapo y masculino con aquella camisa blanca de algodón y esos vaqueros, y el cabello húmedo de ducharse... Con el corazón desbocado, se dio la vuelta lo más deprisa que pudo.
—¿Te importaría ir a llamar a tu madre y a Jenna? —le pidió—. Ya está todo listo.
—¿Por qué has hecho esto? —Inquirió él con aspereza—. No has venido aquí para hacer de criada, sino como invitada.
—Lo sé, pero quería hacer algo para agradeceros mi estancia antes de tomar mi vuelo.
—¿Qué vuelo? —inquirió Niall, frunciendo el ceño.
—El que me llevará a Nueva York —contestó ella, fingiéndose muy tranquila.
Le dio la espalda y se dirigió a la cocina para ir por el azucarero, pero Niall la siguió.
—Cancélalo —le dijo.
________ lo miró con el azucarero en la mano.
—No pienso hacerlo.
De todos modos no podía, ya que aún no había hecho la reserva.
—En ese caso lo haré yo.
_____ soltó ruidosamente el azucarero sobre la encimera y apretó los puños junto a caderas.
— ¡No puedes retenerme aquí! ¡No soy tu prisionera!
—No, no lo eres, pero me gustaría que no te fueras —murmuró él en un tono tan suave que ella se quedó patidifusa.
Mirándolo, a ______ le pareció que sus ojos estaban enrojecidos, y que tenía mala cara, como si tampoco él hubiera pasado muy buena noche.
—¿Para qué? —le preguntó desafiante—. ¿Para que puedas empezar a atormentarme de nuevo?, ¿Para que sigas donde lo dejaste ayer?, ¿Es eso?
Niall inspiró profundamente, metiéndose las manos en los bolsillos, se apoyó en la pared y la miró a los ojos.
—______, ayer averigüé lo que quería saber de ti —le dijo—, y lo hice de la única manera que podía hacerlo sin que me quedara la duda de si estarías diciéndome la verdad o no. No pretendía asustarte de ese modo, pero necesitaba respuestas que de otro modo tú no me habrías dado.
_______ se puso rígida.
—¿Estás diciéndome... que lo hiciste a propósito?
Niall asintió muy serio.
—En cierto modo. Para mí fue como una revelación. Tenía la sensación de que no podías ser ni la mitad de experimentada de lo que yo creí en un principio. Ya lo intuí la primera vez que te besé, porque tu respuesta no fue la de una mujer que sabe mucho de besar —añadió con una leve sonrisa—, y luego, junto al lago, te quedaste tan agitada, que no pude menos que pensar que aquello era algo totalmente nuevo para ti. Y, por supuesto, cuando te empecé a besar en el coche de vuelta a casa, el modo en que reaccionaste, aturdida ante mi ardor, también se sumó a mis conclusiones anteriores. Lo que no esperaba —añadió con un suspiro—, era el miedo. ¿No pensarías de verdad que sería capaz de forzarte?
—Por supuesto que lo pensé —le espetó ______—. ¿Cómo no iba a pensarlo con la rudeza con que me trataste?
Niall esbozó de nuevo una leve sonrisa. Era cierto, una chica inocente no podía saber lo que era la pasión.
—Algún día comprenderás por qué me comporté así, pero no creo que éste sea el momento de explicártelo.
En tres zancadas se plantó juntó a ella, y su repentina proximidad la puso aún más nerviosa. Podía sentir el calor de su cuerpo, su aliento sobre la frente... _______ subió la vista aprehensiva de lo que pudiera ocurrir, pero sin poder evitarlo, pues era como si sus ojos de plata la atrajeran cual un imán.
—No quiero que te vayas —le repitió él suavemente—. Ahora que sé la verdad, no volveré a tratarte con rudeza, te lo prometo.
La amabilidad era algo que ________ había aprendido a no esperar de Niall, y precisamente por eso la desconcertó aún más, haciéndola vacilar.
—Pero... somos enemigos —balbució.
Un músculo se contrajo en la mandíbula de Niall.
—Éramos — corrigió—. No tenemos por qué seguir siéndolo.
—Pero si yo ni siquiera te caigo bien —insistió ella, confundida por ese repentino cambio de actitud—. ¿Para qué quieres que me quede si lo único que logro es irritarte?
El rostro de Niall se relajó visiblemente y sacó una mano del bolsillo para acariciarle la mejilla.
—Porque me gusta lo que siento al tocarte.
_______ se puso roja como la grana, y sus labios se entreabrieron involuntariamente.
—Niall, no...
Pero él, desoyéndola, ya estaba inclinando la cabeza, y la besó en la frente, en los párpados y las mejillas, en una caricia tan delicada que hizo que a ella le pareciera que sus piernas se habían convertido en gelatina.
—¿Lo ves? —Le dijo él en un tono quedo, levantando la cabeza para mirarla—, no siempre soy rudo.
______ se quedó mirándolo con los ojos llenos de curiosidad, y Niall, como si estuviera en trance, le tomó el rostro entre las manos.
—Acércate a mí —le susurró, inclinándose de nuevo hacia delante—. No te haré ningún daño.
Ella obedeció, porque la tentación era demasiado fuerte como para resistirse. Le encantaba sentir su cuerpo contra el suyo, su fuerza, su calidez... Le encantaba el tacto de sus trabajadas manos. ¡Lo amaba tanto...!
Niall rozó sus labios contra los de _______ con una ternura inusitada, pero también con sensualidad, y ella contuvo el aliento por la exquisita sensación, y se apartó un poco, nerviosa.
—No te apartes, ________ —murmuró Niall, acariciándole las comisuras de los labios con los pulgares—. No será como ayer, te lo prometo. Ven aquí...
Sus labios volvieron a posarse sobre los de ella, suavemente, sin forzarlos ni hacer presión alguna, y toda la feminidad que había en ________ respondió enfervorizada.
Se puso de puntillas, con las palmas abiertas sobre su tórax, sintiendo su agitada respiración, y cerró los ojos al mismo tiempo que apretaba sus labios contra los de él, queriendo más, ansiando... más...
—Por favor... oh, Niall, por favor... —le rogó, sin saber muy bien qué le estaba pidiendo.
—¿Estás segura? —Susurró él contra sus labios—. No seré así de cuidadoso si te beso como me estás pidiendo que te bese.
________ entreabrió los ojos, que parecían pesarle muchísimo, y se miró en los de él.
—Oh, sí —jadeó—, muy segura...
Los dedos de Niall asieron con más firmeza la cabeza de ________, y la observó con los ojos entornados y llameantes de deseo.
—Abre la boca entonces —le susurró.
Segundos después, sus labios volvían a cubrir los de ella mientras su lengua exploraba el interior. A _______ le pareció que el suelo cedía bajo sus pies, y volvió a cerrar los ojos, dejándose llevar por las exquisitas sensaciones.
Aquel ardor dulce y sensual estaba a años luz de la pasión que lo había hecho vibrar el día anterior, pero estaba consiguiendo contenerse lo bastante como para no asustarla, para que se sintiera tranquila.
De pronto, se oyeron pasos bajando las escaleras, y Niall despegó sus labios de los de _________ de mala gana, dejando escapar un gruñido de fastidio.
—Estoy empezando a pensar que ya no existe privacidad en este mundo —farfulló.
Recordando la mala suerte que habían tenido el día anterior, y el anterior a ése, _______ no pudo menos que sonreír. Él la sacudió suavemente por la cintura.
—¿Te parece gracioso? —Le increpó con un brillo malicioso en la mirada—. Pues ven a montar a caballo mañana conmigo... si te atreves.
________ frunció los labios, entre pensativa y confusa por los rápidos virajes que daba su relación.
—No sé... —dijo con sorna, mirándolo a través de sus espesas pestañas—. ¿No dicen que las chicas no deben adentrarse con hombres en el bosque?
Niall contuvo el aliento ante aquella mirada tan inocentemente procaz, y sus dedos se cerraron en torno a la cintura femenina.
— Sólo las que son tan preciosas como tú.
—¿________? ¿_______ estás en la cocina? —les llegó la voz de Jenna desde el comedor.
__________________________
Perdón por no subir ayer chicas, pero tuve unos compromisos... aquí esta su capítulo.
Y disfruten esa foto de Nialler*o*
Es hermoso, wujuju, comenten <3
IWish
Re: "Mi Adorable Enemigo". |Niall Horan y tu|
¡NUEVA LECTORA! Omg.. Ame el capitulo me encanto fue tan aksjhgfdxcsdfghjk ¡SIGUELA! Dios Niall casi me viola e.e ¿¡PERO POR QUE NOS INTERRUMPEN!? lkjnhbvfdfghjk Siguela :wut:
Maria-Directioner-Crazyº
Re: "Mi Adorable Enemigo". |Niall Horan y tu|
ayyyy Dioosss me va a dar un a taque al corazon! Lo juroo!! me FACINO el capitulooo!!! por favor, actualiza lo ma rapido q puedas y no me dejes esperando tanto!!!
Shampoo
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