Fugitivos (Joe&Tú)

Me quité mi delantal y salí rápidamente por la puerta trasera, era la tercera vez de la semana en que Marcus me visitaba, estaba harta pero prefería evitar problemas con mi jefe, lo último que quería era perder mi trabajo.
Cuando me casé con Marcus Liestman hace tres años, no pensé que las cosas resultarían de esta manera, en ese momento sólo pensaba en sacar a mi familia adelante y además de eso, soló tenía 16 años, el me había enamorado con dulces palabras y citas "especiales", recuerdo lo bien que me sentía con él. Ahora, lo único que quiero es huir y no volver a verlo...
-¿Ya tienes mi dinero, preciosa- Susurró cerca de mi oído. Sabía perfectamente que odio su cercanía, siento repugnancia hacía él.
-Marcus, sabes que este trabajo no me provee del suficiente dinero para pagarte- respondí.
-No me importa, pequeña zorra- Me presionó contra la pared y lamió mi cuello. -Siempre puedes pagarme de otra manera.
-¡Ya basta! Déjame en paz- Sollocé mientras el aumentaba su presión sobre mis muñecas, lastimándome.
Mis 1.50 de estatura no se comparaban con los 30 centímetros que tenía por encima de mí, le era muy fácil acorralarme, temía que esta vez me hiciera algo.
-¡ERES MÍA, PUTA! HARÉ CONTIGO LO QUE ME PLAZCA- Presionó su erección contra mí y varias lágrimas recorrieron mi mejilla.
-No... Me hagas... Daño- Dije con mi voz hecha un hilo, ya estaba perdida. El hombre que alguna vez amé, me poseería conta mi voluntad.
Varias sirenas y disparos se escucharon a lo lejos, sin embargo Marcus no me soltaba.
Sentí las manos de Marcus recorrer mi espalda y una sensación de asco me invadió. Cerré los ojos aceptando mi miserable destino cuando sentí que los disparos se sentían más cercanos a nosotros.
-¡MARCUS, VAN A MATARNOS! ¡TENEMOS QUE SALIR DE AQUÍ!- Me miró por un momento y sin decir una palabra, me abofeteó. ¡Estábamos en medio de un tiroteo y solo le importaba cobrarme por todo el dinero con que ayudó a mi familia!
No paraba de llorar cuando sentí que su cuerpo se separaba del mío, un hombre alto, musculoso con el pelo negro y ojos color avellana lo había golpeado con un arma. Quedé en estado de shock.
-¡HIJO DE PUTA, ASI NO SE TRATA A UNA DAMA!- Gritó el hombre.
Marcus rió -¿Ella? No es ninguna dama - No paraba de reír- No es más que una sucia prostituta.
-¡CALLATE, PERRA!- El hombre lo golpeó con el arma y Marcus cayó al suelo. Reaccioné cuando intento tomarme de la mano. -¿Éstas bien?-
Asentí.
-Tú... No... ¡No te acerques!- grite con temor a que me hiciera algo. Él soló sonrió de manera burlona y me extendió la mano.
-No sé si te fijaste, pero hay un tiroteo en la parte de al frente de esta cafetería. Confía en mí. Sólo quiero sacarte de aquí.
Tomé su mano con nerviosismo y me arrastró con él hacia un lugar apartado, le agradecí e intenté irme pero me tomó del brazo.
-Espera, aún no es seguro- Me sonrió amigablemente y yo sólo asentí. Totalmente hipnotizada.
-Emm... Yo... Estem... ¿Dónde se supone que estamos?-
-En un refugio improvisado, hecho por mí. ¿Ingenioso, no?- Guiño su ojo.
-Bueno... Gracias-
-Hey, tranquila, nena. Aquí estamos seguros... Pero dime, ¿Qué hace una chica tan hermosa como tú con un patán como ese?-
-Él, ese patán, digo Marcus, Marcus es mi esposo-
-¿Esposo?- Abrió los ojos como platos -Pero, eres muy joven para estar casada...
-Sí- ¿Qué hacía yo razonando con un tipo con portaba un arma -Pero eso no es de tu incumbencia... Después de todo, vas a matarme-
-¿Matarte?- Miró su arma -Oh, te refieres a esto- La apartó de su lado y me mostró sus manos extendidas demostrando que no había nada en ellas -Querida, si hubiese querido matarte, lo habría hecho hace cinco minutos.
-Bien, entonces... Supongo que... Gracias. Por traerme hasta aquí- respondí.
-No hay problema, cielo. Me debes una- guiño su ojo y salió corriendo del lugar sin decir más, intenté alcanzarlo pero para cuando salí del "refugio" no había rastro de él.
Me di cuenta de que no estaba lejos de la cafetería y con un suspiro, inicié mi caminata hacia al lugar, mientras caminaba no dejaba de preguntarme "¿Quién es aquél extraño?¿Era un policía?¿Era de esos que le gusta hacer justicia por sí mismo?¿Por qué me protegió?¿Qué hacía en el momento en el que me encontró con Marcus?", esas y muchas más preguntas deambulaban por mi mente.