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Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
La Chaqueta Roja.
O W N :: Originales :: Originales :: One Shot's (originales)
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La Chaqueta Roja.
Nombre: La Chaqueta Roja.
Autor: Boo!
Adaptación: No.
Género: Suspenso.
Advertencias: No.
Otras páginas: No.
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Autor: Boo!
Adaptación: No.
Género: Suspenso.
Advertencias: No.
Otras páginas: No.
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Dí gracias al cielo que la lluvia hubiera cesado, estaba completamente empapado con la ropa ceñida al cuerpo. Esos eran los momentos en los que odiaba tener una motocicleta y trabajar tan lejos de la ciudad, al menos tenía aquella chaqueta de cuero roja y me podía cubrir algo del frío que había dejado la lluvia. Había luna llena, con una espesa neblina haciéndome más difícil la visión…sonreí de lado al recordar esas leyendas que las personas de los alrededores contaban sobre esta carretera a dicha hora. La solían llamar “La Carretera de la Muerte”, nadie suele pasar por ahí luego de las 9 de la noche; dicen que muchas personas han fallecido por esos lados y que sus espíritas aún vagan por ahí a estas horas. Mentira. Nunca fui muy creyente de esas historias, pero sí debía aceptar que la carretera a esta hora si infundía en mí un poco de miedo y eso que solía pasar todas las noches a la misma hora. En lo que llevaba de trayecto solo había visto unos tres automóviles pasar por ahí, de resto ni un alma.
Seguí mi trayecto con tranquilidad, procurando no ir muy rápido por el asfalto mojado. A lo lejos, algo llamó mi atención: a medida que mi fui acercando me percaté que era una persona, ahí a la orilla de la carretera; hacía señas desesperadas con sus manos. No me inmuté, pero me mantenía alerta. Mientras más me acercaba me di cuenta de que era una chica. Cuando estuve unos cuantos metros más cerca exclamó:
–¡Detente! ¡Por favor!
Disminuí poco a poco la velocidad, hasta quedar relativamente cerca de ella. Tenía el rostro contraído por la desesperación y tan blanco como un papel. Se frotaba incesantemente los brazos y titiritaba del frío. Su vestido corto de seda, tanto como su largo cabello azabache estaban totalmente empapados.
–Gracias por detenerte –me dedicó una débil sonrisa–. De los tres autos que han pasado por aquí, ninguno se quiso detener. Tal vez pensaron que era una loca o algo así.
Soltó una leve risita, pero su rostro aún seguía contraído.
–Cualquiera lo hubiera pensado, sobre todo con esas leyendas que cuentan por aquí –le regalé un sonrisa comprensiva. Era una chica verdaderamente hermosa, con ese cabello que hacía resaltar sus ojos azules.
–¿A dónde vas? –pregunté.
–Ni tan lejos, ni tan cerca. Un pequeño pueblo que está desviándote de la carretera.
–Sé donde es. Sube.
La chica frunció el ceño, algo extrañada. La verdad es que no me importaba desviarme un poco, además la chica se veía completamente inofensiva. La pelinegra subió detrás de mí, colocando torpemente sus brazos alrededor de mi cintura, titiritando del frío aún. Me alejé un poco para poder quitarme la chaqueta y entregársela, ella me sonrió dándome las gracias. Luego de unos segundos emprendí nuestro camino.
–Por cierto, me llamo –dijo, luego de unos pocos segundos.
–Amelia –susurró con voz dulce.
–Bien, Amelia. Tal vez no sea de mi incumbencia, pero ¿qué haces a estas horas por aquí? –pregunté.
–Una larga historia, Harry –sonreí al escuchar mi nombre salir de sus labios.
Luego de unos cortos minutos me adentré en el pequeño pueblo, guiado por Amelia para dejarla justo en la puerta de su hogar.
–Te agradezco mucho que me hayas traído –sonrió dulcemente.
–No es nada, no agradezcas.
Hizo ademán de quitarse la chaqueta.
–No, consérvala. La pasaré buscando otro día.
Nos dedicamos una última sonrisa, hasta que encendí de nuevo la moto para ir a mi camino. Gire un poco mi cabeza hacia atrás, ella seguía ahí moviendo su mano en forma de despedida.
Había pasado una semana desde que me encontré con Amelia y la escolté hasta su hogar, era una chica muy linda realmente. Eran casi las dos de la tarde, hoy tendría el resto de la tarde libre. Me decidí a buscar mi chaqueta a casa de Amelia, pero a quien engaño…la chaqueta es lo de menos, quería verla a ella. Así fuera por unos cortos segundos.
Reduje la velocidad una vez que me desvié por el camino que daba al pueblo. Fue tranquilamente, observando cada puerta de cada hogar hasta que di con la que buscaba. Aparqué la motocicleta justo en frente de aquella pequeña casa y subí las pocas escaleras del porche. Di unos 3 golpes a la puerta y enseguida se escuchó un leve “enseguida abro”.
La puerta se abrió un poco y un rostro se asomó entre el pequeño espacio. Un rostro ya arrugado por el paso de los años, pero sus ojos…sus ojos eran igual de intensos que los de la chica que había visto hace ya una semana.
–¿Qué desea joven? –preguntó la anciana.
–¿Se encuentra Amelia?
La anciana arrugó aun más su frente y una expresión de asombro y a la vez de molestia la embargó.
–¿Qué clase de broma es esta? –elevó su tono de voz, al parecer enojada.
No entendía lo que sucedía, tal vez me había equivocado de casa. Quizás era eso, pero decidí intentar.
–Hace una semana traje a una joven hasta acá, la encontré en medio de la carretera. Me pidió el favor de traerla hasta su casa, estaba helando y le di mi chaqueta roja, le dije que después pasaría a buscarla–expliqué con sutileza.
El rostro de la anciana se suavizó, cerró los ojos por un momento tomando aire profundamente. Abrió la puerta completamente.
–Espera aquí.
Yo solo asentí, algo desorientado. Luego de unos segundos la anciana volvió con un objeto entre manos.
–¿Esta es la chica a la que te encontraste? –preguntó.
Me tendió un portarretrato, con una foto algo ya gastada. Los mismos ojos azules, el mismo cabello negro azabache, la misma sonrisa y la misma piel de porcelana…era ella, Amelia. Asentí.
–Eso es imposible, niño. Mi hija, Amelia…falleció hace ya 35 años –dijo con una gran seriedad tanto en su tono de voz, como en su rostro.
Por un momento casi me desmayaba. Sentí mis piernas como gelatina, el pulso acelerado y como el mundo me daba vueltas. Luego de un rato repitiéndole constantemente a la anciana que no podía ser cierto, ella optó por llevarme al cementerio del pueblo. No estaba lejos, pero el camino se me hizo extrañamente largo. Al llegar sentí desfallecer y como la anciana me tomaba de los dos brazos evitando que no cayera. Sobre aquella lápida, donde se leía claramente Amelia Miller reposaba esa chaqueta. La chaqueta que le había prestado a aquella joven para que se protegiera del frío. Encima de aquella lápida se encontraba mi chaqueta roja.
Seguí mi trayecto con tranquilidad, procurando no ir muy rápido por el asfalto mojado. A lo lejos, algo llamó mi atención: a medida que mi fui acercando me percaté que era una persona, ahí a la orilla de la carretera; hacía señas desesperadas con sus manos. No me inmuté, pero me mantenía alerta. Mientras más me acercaba me di cuenta de que era una chica. Cuando estuve unos cuantos metros más cerca exclamó:
–¡Detente! ¡Por favor!
Disminuí poco a poco la velocidad, hasta quedar relativamente cerca de ella. Tenía el rostro contraído por la desesperación y tan blanco como un papel. Se frotaba incesantemente los brazos y titiritaba del frío. Su vestido corto de seda, tanto como su largo cabello azabache estaban totalmente empapados.
–Gracias por detenerte –me dedicó una débil sonrisa–. De los tres autos que han pasado por aquí, ninguno se quiso detener. Tal vez pensaron que era una loca o algo así.
Soltó una leve risita, pero su rostro aún seguía contraído.
–Cualquiera lo hubiera pensado, sobre todo con esas leyendas que cuentan por aquí –le regalé un sonrisa comprensiva. Era una chica verdaderamente hermosa, con ese cabello que hacía resaltar sus ojos azules.
–¿A dónde vas? –pregunté.
–Ni tan lejos, ni tan cerca. Un pequeño pueblo que está desviándote de la carretera.
–Sé donde es. Sube.
La chica frunció el ceño, algo extrañada. La verdad es que no me importaba desviarme un poco, además la chica se veía completamente inofensiva. La pelinegra subió detrás de mí, colocando torpemente sus brazos alrededor de mi cintura, titiritando del frío aún. Me alejé un poco para poder quitarme la chaqueta y entregársela, ella me sonrió dándome las gracias. Luego de unos segundos emprendí nuestro camino.
–Por cierto, me llamo –dijo, luego de unos pocos segundos.
–Amelia –susurró con voz dulce.
–Bien, Amelia. Tal vez no sea de mi incumbencia, pero ¿qué haces a estas horas por aquí? –pregunté.
–Una larga historia, Harry –sonreí al escuchar mi nombre salir de sus labios.
Luego de unos cortos minutos me adentré en el pequeño pueblo, guiado por Amelia para dejarla justo en la puerta de su hogar.
–Te agradezco mucho que me hayas traído –sonrió dulcemente.
–No es nada, no agradezcas.
Hizo ademán de quitarse la chaqueta.
–No, consérvala. La pasaré buscando otro día.
Nos dedicamos una última sonrisa, hasta que encendí de nuevo la moto para ir a mi camino. Gire un poco mi cabeza hacia atrás, ella seguía ahí moviendo su mano en forma de despedida.
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Había pasado una semana desde que me encontré con Amelia y la escolté hasta su hogar, era una chica muy linda realmente. Eran casi las dos de la tarde, hoy tendría el resto de la tarde libre. Me decidí a buscar mi chaqueta a casa de Amelia, pero a quien engaño…la chaqueta es lo de menos, quería verla a ella. Así fuera por unos cortos segundos.
Reduje la velocidad una vez que me desvié por el camino que daba al pueblo. Fue tranquilamente, observando cada puerta de cada hogar hasta que di con la que buscaba. Aparqué la motocicleta justo en frente de aquella pequeña casa y subí las pocas escaleras del porche. Di unos 3 golpes a la puerta y enseguida se escuchó un leve “enseguida abro”.
La puerta se abrió un poco y un rostro se asomó entre el pequeño espacio. Un rostro ya arrugado por el paso de los años, pero sus ojos…sus ojos eran igual de intensos que los de la chica que había visto hace ya una semana.
–¿Qué desea joven? –preguntó la anciana.
–¿Se encuentra Amelia?
La anciana arrugó aun más su frente y una expresión de asombro y a la vez de molestia la embargó.
–¿Qué clase de broma es esta? –elevó su tono de voz, al parecer enojada.
No entendía lo que sucedía, tal vez me había equivocado de casa. Quizás era eso, pero decidí intentar.
–Hace una semana traje a una joven hasta acá, la encontré en medio de la carretera. Me pidió el favor de traerla hasta su casa, estaba helando y le di mi chaqueta roja, le dije que después pasaría a buscarla–expliqué con sutileza.
El rostro de la anciana se suavizó, cerró los ojos por un momento tomando aire profundamente. Abrió la puerta completamente.
–Espera aquí.
Yo solo asentí, algo desorientado. Luego de unos segundos la anciana volvió con un objeto entre manos.
–¿Esta es la chica a la que te encontraste? –preguntó.
Me tendió un portarretrato, con una foto algo ya gastada. Los mismos ojos azules, el mismo cabello negro azabache, la misma sonrisa y la misma piel de porcelana…era ella, Amelia. Asentí.
–Eso es imposible, niño. Mi hija, Amelia…falleció hace ya 35 años –dijo con una gran seriedad tanto en su tono de voz, como en su rostro.
Por un momento casi me desmayaba. Sentí mis piernas como gelatina, el pulso acelerado y como el mundo me daba vueltas. Luego de un rato repitiéndole constantemente a la anciana que no podía ser cierto, ella optó por llevarme al cementerio del pueblo. No estaba lejos, pero el camino se me hizo extrañamente largo. Al llegar sentí desfallecer y como la anciana me tomaba de los dos brazos evitando que no cayera. Sobre aquella lápida, donde se leía claramente Amelia Miller reposaba esa chaqueta. La chaqueta que le había prestado a aquella joven para que se protegiera del frío. Encima de aquella lápida se encontraba mi chaqueta roja.
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Hello mis hermosas lectoras, bueno pues este es mi primer One Shot kdfjaksdjf es un cuento que me contaba mi abuelo cuando estaba peque y justo esta mañana cuando me levanté me dije: Tengo que publicarlo kasdfjskdjf no sé por qué...en fiin, no al plagio...y créditos al abuelo de Boo! JAJAJAJA♥
Última edición por Boo! el Jue 28 Feb 2013, 4:06 pm, editado 1 vez
PurpleSky.
Re: La Chaqueta Roja.
Me fascino completamente *W*. Era una chica muerta, osea un fantasma estuvo de pelos(se que esa expresión esta pasado pero me gusta decirla, a veces xD). Amo los One Shot's y amo tu One Shot ñ.ñ es ksjksdjdfhjsddfkjdfk
xoxo anii
xoxo anii
Invitado
Invitado
Re: La Chaqueta Roja.
soawkward escribió:Me fascino completamente *W*. Era una chica muerta, osea un fantasma estuvo de pelos(se que esa expresión esta pasado pero me gusta decirla, a veces xD). Amo los One Shot's y amo tu One Shot ñ.ñ es ksjksdjdfhjsddfkjdfk
xoxo anii
JAJAJAJAJ me alegra que lo hayas amadoo♥. No sé porque me gusta escribir historias de suspenso
PurpleSky.
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