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Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
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"En la cama de su Ex-Marido" (Joe y tu) Adaptación.
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: "En la cama de su Ex-Marido" (Joe y tu) Adaptación.
Capítulo 8
_____(tuap) se pasó la mañana en la piscina, obligándose a sí misma a hacer varios largos. Pero mientras lo hacía no dejaba de pensar en Joseph…
Se detuvo un momento para respirar, sentada al borde de la piscina, pensando en aquella noche, cuando le pidió el divorcio.
Lo triste era que ni siquiera lo había dicho en serio. Estaba tan furiosa con él…
Aún podía oír el sonido de sus pasos mientras se acercaba a ella, pisando los restos de los jarrones de porcelana…
Cuando llegó a su lado la tomó por los brazos, furioso. Y ella no había sido capaz de resistirse. Le había devuelto el beso con toda la pasión de la que era capaz, el deseo escapando a su control como siempre que su marido la tocaba.
Y le daba igual. Quería que Joseph la amase tanto como lo amaba ella, que sufriera tanto como ella sufría.
Tiraron la lámpara de la mesa en su prisa por llegar al sofá, sin dejar de besarse, arrancándose la ropa a manotazos.
No habían hecho el amor en una semana y quizá por eso se sentía tan frágil, tan asustada. Quizá temía que Joseph ya no la amase.
Hicieron el amor de forma salvaje, ____(tuap) clavándole las uñas en la espalda, su marido clavándose en ella, jadeando. Joseph apenas esperó hasta que ella llegó al paraíso antes de dejarse ir con una fuerza inusitada, su gruñido de ronco placer como música para sus oídos.
—¿Estás satisfecha? ¿Era esto lo que querías?
—No…
—¡Contéstame, ____(tuap)!
—No quería esto.
—No te creo.
—Me da igual.
—La próxima vez que quieras un revolcón rápido, sólo tienes que decirlo.
—Quiero el divorcio —dijo __(tuap) entonces.
El silencio que los envolvió a partir de aquel momento era ensordecedor.
Y luego Joseph se levantó y empezó a ponerse los pantalones, con toda tranquilidad. Pero cuando ___(tuap) se levantó para explicar que no lo había dicho en serio y él la miró de arriba abajo, fue incapaz de decir nada. Medio desnuda, se sentía completamente avergonzada…
—Así que quieres el divorcio, muy bien. No te preocupes, yo no voy a poner ningún obstáculo.
___(tuap) quería que lo impidiera, que dijese que no. ¿Por qué no lo hacía?
Lo miró, atónita, mientras tomaba la camisa del suelo, dándole una patada a la lámpara antes de salir del salón.
Lo miró, atónita, mientras salía de su casa dando un portazo.
___(tuap) miraba el agua de la piscina, sin verla.
¿Por qué se había portado como una niña pequeña?, se preguntaba. ¿Por qué no había sido capaz de decirle la verdad? Empezaron el proceso de divorcio e incluso entonces, estaba convencida de que no llegarían al final. Pero así fue. Cuando recibió los papeles firmados por Joseph no podía creerlo, pero allí estaba su firma.
___(tuap) se levantó y, después de una ducha rápida, decidió ir de compras. No quería que Joseph pensara que lo estaba esperando.
El bebé se movió cuando estaba mirando una chaquetita azul de croché y se preguntó si sería un niño. Pero cuando estaba mirando un vestidito rosa, el bebé volvió a moverse dentro de ella.
De modo que compró las dos cosas.
Joseph paseaba por el salón, nervioso, mirando el teléfono, como si así fuera a sonar.
Pero no sonaba.
Había intentado hablar con Aidan sobre Eliza, pero su amigo se negaba a hablar del tema. Parecía estar deseando que terminase el juego y no quería hablar de una posible reconciliación, sólo le interesaba el divorcio.
—Quiero que sea lo más rápido posible —le había dicho.
—¿Por qué no esperas un poco?
—¿Para qué? No te entiendo, Joseph. Habías dicho que me representarías y ahora resulta que va a hacerlo otra persona. Pensé que eras mi amigo.
—Ya te he explicado por qué.
—Ya, claro, esa ex mujer tuya te tiene controlado —replicó Aidan, irónico—. ¿Por qué has vuelto con ella? Te mandó a paseo hace cinco años, ¿qué quieres, que vuelva a hacerlo?
—Ya sabes cómo son estas cosas —contestó Joseph, buscando su bola en el bunker—. Es difícil librarse de las viejas costumbres.
—¿Seguro que está embarazada? A lo mejor te está tomando el pelo.
—Pues no, no me está tomando el pelo —contestó Joseph, cada vez más molesto con el tono de su amigo.
—Siempre pierdes el control con __(tuap), ¿eh? No puedes con ella.
Joseph no contestó. Una negativa no iba a sonar más convincente que un silencio, pensó. Además, no estaba preparado para admitir lo que sentía por su ex mujer.
—¿Sigues enamorado de ella? —le preguntó Aidan, sacando un hierro 5 de la bolsa.
—Pensé que íbamos a hablar de tu situación, no de la mía.
—Mi situación es completamente diferente. Que yo sepa, ___(tuap) sigue siendo __(tuap). Pero Eliza es una persona completamente diferente.
Joseph arrugó el ceño. ¿Era __(tuap) la misma persona que cinco años antes o habría cambiado?
Por impulso, y a última hora, __(tuap) decidió entrar en una peluquería. O quizá era una forma de intentar evitar lo inevitable.
Porque sabía que en cuanto volviera a casa, sería suya durante el tiempo que Joseph quisiera. Daba igual que intentara resistirse, que intentara disimular, que se dijera a sí misma que, al final, acabaría con el corazón roto. Sólo podía pensar en él, en cuánto lo amaba, en cuánto lo había amado siempre.
Joseph la completaba como no podía completarla ningún otro ser humano. Sí, eran tan diferentes como podían serlo dos personas, pero ¿no era eso precisamente lo que creaba una química irresistible?
Sólo se sentía viva a medias cuando no estaba con él y ya no tenía sentido negárselo a sí misma.
Después de arreglarse el pelo, __(tuap) decidió ir a tomar un café, pero tuvo que cruzar las piernas, casi sintiendo a Joseph entre ellas…
Media hora después llegaba a casa, pero antes de que pudiera sacar la llave del bolso la puerta se abrió.
—¿Para qué tienes un móvil si no lo llevas nunca?
___(tuap) pasó a su lado y dejó las bolsas sobre una mesita.
—Lo llevo… apagado.
—Ah, qué bien.
—¿Le has dicho a Aidan que espere un poco antes de pedir el divorcio?
—He sacado el tema, pero él no parecía tener ganas de hablar. Supongo que, en su opinión, esto ya no es asunto mío. Como no voy a representarlo…
—¿De verdad has dejado el caso? —preguntó __(tuap).
—¿No me pediste que lo hiciera?
—Sí, claro.
—Pero pensabas que no iba a hacerlo, ¿verdad?
—No estaba segura…
—¿Qué tengo que hacer para que confíes en mí?
—No lo sé —contestó ella.
—Le he dado el caso a un compañero del bufete. Y a Aidan no le ha hecho ninguna gracia, claro.
—¿Qué le has dicho, le has dado alguna explicación?
—No, pero sabe que estoy contigo, así que supongo que ha sumado dos y dos.
«Sabe que estoy contigo». Eso sonaba tan… informal.
—¿Qué has comprado? —preguntó Joseph entonces.
—Un par de cosas para el niño.
—A ver, enséñamelas.
__(tuap) sacó la chaquetita azul.
—Muy mona. ¿Crees que es un niño?
Como respuesta, __(tuap) le mostró el vestidito rosa.
—Ah, no, ya veo que no.
—Aún no estoy decidida.
—Ya. ¿Y sobre la cena? ¿Has decidido si quieres cenar conmigo? —preguntó Joseph.
La verdad era que quería cenar con él, que quería pasar el resto de su vida con él. Pero, ¿cómo iba a decírselo?
—¿Dónde has pensado ir?
—¿Qué tal si te doy una sorpresa?
___(tuap) se dirigió hacia la escalera, bolsas en mano.
—Muy bien. Dame diez minutos.
—Cinco.
—Siete.
—Cuatro.
—¡Necesito más tiempo!
—¿Para qué? Estás preciosa. Por cierto, me encanta tu pelo. ¿Qué te has hecho?
—Me lo he cortado un poco —contestó __(tuap).
Se había dado cuenta, Joseph se había fijado en su corte de pelo. Ojalá eso no la emocionara tanto, pensó.
—Te quedan tres minutos —murmuró él entonces, tomándola por la cintura.
Y __(tuap) supo que esa noche no dormiría sola.
__(tuap) se quedó sorprendida al ver el restaurante que Joseph había elegido. La decoración había cambiado, pero seguía siendo el mismo sitio al que habían ido a cenar por primera vez como pareja.
¿Qué querría decirle? ¿Tendría algún significado o era un mero capricho llevarla allí?
—¿Por qué estamos aquí?
—¿Por qué no?
Había sido su restaurante favorito. Allí celebraron su primer mes juntos, el segundo… allí le había pedido que se casara con él.
El dueño del restaurante se acercó entonces y saludó a Joseph por su nombre. Luego, cuando la vio a ella, lanzó una exclamación de sorpresa.
—¡___(tn) Jonas! Por fin la tenemos de vuelta.
—Ahora se llama ____(tuap) Gresham.
—¿Gresham? Bah, para mí siempre serás ___(tuap) Jonas —sonrió Emilio—. ¿Qué os apetece tomar?
Después de pedir la cena, Joseph apretó su mano.
—Tranquila, mujer. Pareces temer que salgan todos de la cocina para regañarte por haberme dejado.
—Ellos no tenían que vivir contigo… yo sí.
—Pues entonces parecías pasarlo bien.
___(tuap) no podía discutir eso. Era verdad. En general, era increíblemente feliz con Joseph, compartiendo su vida, su cama…
—Tenía sus compensaciones —admitió.
—¿A pesar de mi familia y de la obsesión por mi carrera?
—Aunque alguna vez he dicho lo contrario, esto no tuvo nada que ver con tu familia —le confesó __(tuap)—. Estábamos en momentos diferentes de nuestras vidas… sencillamente, no podía funcionar.
—¿Sabes una cosa, ___(tuap)? Si buscas el fracaso, eso es exactamente lo que encuentras. Nuestro matrimonio habría funcionado, pero tú estabas convencida de que no sería así.
¿Sería cierto? ¿Habría habido alguna posibilidad para ellos?
—Siempre estabas discutiendo una cosa u otra —siguió Joseph—. No había terminado nuestra luna de miel cuando me dijiste que no querías tener hijos. ¿Te puedes imaginar lo que sentí?
—Quizá deberíamos haberlo hablado antes de casarnos. O quizá deberías haber hecho una lista de las cosas que buscabas… si pensaba dejar mi trabajo, cuántos hijos pensaba tener —replicó ella, irónica—. Podrías haberte ahorrado muchos problemas y, sobre todo, habrías tenido tiempo de buscar la mujer florero que te interesaba.
Joseph dejó escapar un suspiro de impaciencia.
—¿Cuándo te he tratado yo así? Si te quedases conmigo, serías una de esas pocas mujeres afortunadas que pueden tenerlo todo: un marido, hijos, una carrera.
—¿Un marido?
—Hablaba en sentido figurado —dijo él enseguida, apartando la mirada.
__(tuap) buscó algo en su expresión, una pista, pero sólo podía ver la rigidez de su mandíbula. No había amor en sus ojos. No quería casarse con ella porque sabía en el fondo que la atracción que había entre ellos pasaría con los años, que no era algo permanente. Quería tener a su hijo, pero no estaba preparado para comprometerse.
La ironía era dolorosa. Allí estaba ella, una feminista convencida, deseando que Joseph clavara la rodilla en el suelo para decirle que no podía vivir sin ella.
Pero podía vivir sin ella.
Lo había hecho durante cinco largos años.
La había reemplazado con amantes, no sabía cuántas, pero…
—¿Es que no te das cuenta de que estoy intentando que esto funcione? —exclamó Joseph entonces.
—Una pena que no nos saliera bien la primera vez.
—Bueno, pues ya sabes lo que dicen de la práctica. Con práctica se perfecciona todo.
—¿Tú crees?
—Piensa en lo que tenemos, __(tuap). Te derrites entre mis brazos…
—Sí, eres un buen amante, pero supongo que has practicado mucho durante estos cinco años —lo interrumpió ella—. Mira qué suerte tengo.
—¿Te molesta que haya tenido amantes?
—¿Por qué iba a molestarme?
—Claro, ¿por qué?
___(tuap) decidió entonces hacerle una pregunta:
—Joseph… ¿ha habido alguien durante los últimos meses?
—¿Después del hotel?
—Sí. Sé que no es asunto mío, pero…
—Yo podría preguntarte lo mismo.
—No tienes que hacerlo, te lo aseguro. Creo que después de esa noche aprendí la lección —bromeó ___(tuap).
—No he vuelto a acostarme con nadie —dijo Joseph.
—¿No? ¿Por qué no?
—Tenía otras cosas en la cabeza.
Emilio apareció en ese momento con una bandeja y la oportunidad de seguir haciéndole preguntas se esfumó.
—¿No te gusta la comida? —preguntó Joseph después.
—Sí, todo está muy rico.
—Pero no estás comiendo nada.
El niño se movió entonces y ___(tuap) se llevó una mano al abdomen.
—¿Qué ocurre?
—Parece que tu bebé encuentra su alojamiento un poco estrecho.
—Pues ya puedes decirle al niño que, a partir de ahora, será más y más estrecho —bromeó Joseph.
—¿Niño? ¿Qué ha sido de la niña de pelo castaño y mal carácter?
—Ya tengo una de ésas —contestó él—. Además, los Jonas siempre tienen hijos primero, es una tradición.
La expresión de ___(tuap) decía a las claras lo que pensaba de esa tradición y Joseph soltó una carcajada.
—Seguro que tú también crees que es un niño, pero te niegas a estar de acuerdo conmigo por principio.
—No tengo que estar de acuerdo contigo, ¿no?
—No, claro, pero tengo una premonición.
—¿Y esa premonición incluye nombres?
—Lo he estado pensando esta semana… Deberíamos comprar uno de esos libros de nombres.
__(tuap) contuvo un suspiro. Cualquiera que oyera esa conversación pensaría que eran una pareja normal. Pero si no fuera por el embarazo accidental, seguramente estaría en su casa viendo alguna película en televisión, como había hecho durante los últimos cinco años… mientras que Joseph estaría de juerga con alguna amante.
—¿Pensabas cumplir tu promesa?
—¿Qué promesa? —preguntó Joseph.
—La de no volver a verme nunca.
—Soy un hombre de palabra, ya me conoces.
Ésa no era la respuesta que __(tuap) había esperado.
—La verdad, no sé si te conozco. No sé si te conocía cuando nos casamos.
—Sí, bueno, nunca suelo revelar todas mis cartas. Eso es algo que me enseñó mi niñera.
—¿Cómo era?
—Se parecía a tu vecina, la del ascensor.
—¿En serio?
—Sí, de hecho cuando la vi pensé que era ella. Aunque había una diferencia: tu vecina no tiene la nariz roja.
—¿Eh?
—Mi niñera bebía. De hecho, se bebió el bar de mis padres poco a poco.
___(tuap) se percató entonces de la importancia de aquella revelación. Ella siempre había pensado que estaba satisfecho con su infancia. Cuando le hablaba de ella, no parecía tener ningún problema…
¿Le había escuchado alguna vez?
¿Le había escuchado de verdad?
—¿Y se lo contaste a tus padres?
—Lo intenté una vez.
—¿Y no te creyeron?
—No les apetecía tener que buscar otra niñera —contestó Joseph—. Las palabras de mi madre fueron, y esto es literal: «No podría soportar las tediosas entrevistas otra vez. Además, no ha hecho nada malo, ¿no? ¿Qué más da que beba un poco? Si tuviera que estar pendiente de vosotros yo también me daría a la bebida».
—¿En serio? —exclamó ___(tuap).
—Completamente.
—¿Y qué pasó?
—Un día, Imogen, mi hermana pequeña, estuvo a punto de ahogarse en la piscina. Afortunadamente, Harriet y yo la sacamos del agua a tiempo.
—¿Y la niñera?
—Estaba como una cuba.
—¿Por qué no me habías contado esto nunca?
—No sé… creo que la mujer de uno sólo debe saber las cosas importantes.
—¿Y esto no es importante? Tu hermana estuvo a punto de morir y tú la salvaste. Mi madre murió sola mientras yo estaba tomando un helado con mis amigas…
Joseph apretó su mano.
—No digas eso. Habría muerto en cualquier momento, cuando tú estuvieras en clase, en cualquier sitio. No te culpes por la muerte de tu madre, ____(tuap).
—Si tu hermana hubiera muerto, ¿no te culparías a ti mismo?
Él levantó las manos al cielo.
—Me parece que, a partir de ahora, voy a tener más cuidado con lo que cuente. Parece que empiezas a conocerme demasiado bien.
____(tuap) sonrió.
—¿Crees que seremos buenos padres?
—Los mejores —contestó Joseph, absolutamente seguro de sí mismo.
—Pero sería mucho mejor si… si las cosas fueran bien entre nosotros.
—Las cosas van bien. Nos sentimos atraídos el uno por el otro a pesar de todo. ¿Qué más podríamos desear?
Ella intentó sonreír, como si estuviera de acuerdo.
—¿Quieres algo de postre? —preguntó, mirando la carta.
—No, mejor no —contestó Joseph. Lo que él quería no estaba en esa carta.
—¿Emilio no se sentirá ofendido?
—Creo que entenderá que mi apetito… va en otra dirección.
—¿Quieres que nos vayamos a casa? —preguntó __(tuap), nerviosa.
—Desde luego que sí —contestó él, tomando su mano.
espero q les guste el cap
BIENVENIDAS A LAS NUEVAS LECTORAS(creo q hay algunas)
COMENTEN!!
byebye♥
_____(tuap) se pasó la mañana en la piscina, obligándose a sí misma a hacer varios largos. Pero mientras lo hacía no dejaba de pensar en Joseph…
Se detuvo un momento para respirar, sentada al borde de la piscina, pensando en aquella noche, cuando le pidió el divorcio.
Lo triste era que ni siquiera lo había dicho en serio. Estaba tan furiosa con él…
Aún podía oír el sonido de sus pasos mientras se acercaba a ella, pisando los restos de los jarrones de porcelana…
Cuando llegó a su lado la tomó por los brazos, furioso. Y ella no había sido capaz de resistirse. Le había devuelto el beso con toda la pasión de la que era capaz, el deseo escapando a su control como siempre que su marido la tocaba.
Y le daba igual. Quería que Joseph la amase tanto como lo amaba ella, que sufriera tanto como ella sufría.
Tiraron la lámpara de la mesa en su prisa por llegar al sofá, sin dejar de besarse, arrancándose la ropa a manotazos.
No habían hecho el amor en una semana y quizá por eso se sentía tan frágil, tan asustada. Quizá temía que Joseph ya no la amase.
Hicieron el amor de forma salvaje, ____(tuap) clavándole las uñas en la espalda, su marido clavándose en ella, jadeando. Joseph apenas esperó hasta que ella llegó al paraíso antes de dejarse ir con una fuerza inusitada, su gruñido de ronco placer como música para sus oídos.
—¿Estás satisfecha? ¿Era esto lo que querías?
—No…
—¡Contéstame, ____(tuap)!
—No quería esto.
—No te creo.
—Me da igual.
—La próxima vez que quieras un revolcón rápido, sólo tienes que decirlo.
—Quiero el divorcio —dijo __(tuap) entonces.
El silencio que los envolvió a partir de aquel momento era ensordecedor.
Y luego Joseph se levantó y empezó a ponerse los pantalones, con toda tranquilidad. Pero cuando ___(tuap) se levantó para explicar que no lo había dicho en serio y él la miró de arriba abajo, fue incapaz de decir nada. Medio desnuda, se sentía completamente avergonzada…
—Así que quieres el divorcio, muy bien. No te preocupes, yo no voy a poner ningún obstáculo.
___(tuap) quería que lo impidiera, que dijese que no. ¿Por qué no lo hacía?
Lo miró, atónita, mientras tomaba la camisa del suelo, dándole una patada a la lámpara antes de salir del salón.
Lo miró, atónita, mientras salía de su casa dando un portazo.
___(tuap) miraba el agua de la piscina, sin verla.
¿Por qué se había portado como una niña pequeña?, se preguntaba. ¿Por qué no había sido capaz de decirle la verdad? Empezaron el proceso de divorcio e incluso entonces, estaba convencida de que no llegarían al final. Pero así fue. Cuando recibió los papeles firmados por Joseph no podía creerlo, pero allí estaba su firma.
___(tuap) se levantó y, después de una ducha rápida, decidió ir de compras. No quería que Joseph pensara que lo estaba esperando.
El bebé se movió cuando estaba mirando una chaquetita azul de croché y se preguntó si sería un niño. Pero cuando estaba mirando un vestidito rosa, el bebé volvió a moverse dentro de ella.
De modo que compró las dos cosas.
Joseph paseaba por el salón, nervioso, mirando el teléfono, como si así fuera a sonar.
Pero no sonaba.
Había intentado hablar con Aidan sobre Eliza, pero su amigo se negaba a hablar del tema. Parecía estar deseando que terminase el juego y no quería hablar de una posible reconciliación, sólo le interesaba el divorcio.
—Quiero que sea lo más rápido posible —le había dicho.
—¿Por qué no esperas un poco?
—¿Para qué? No te entiendo, Joseph. Habías dicho que me representarías y ahora resulta que va a hacerlo otra persona. Pensé que eras mi amigo.
—Ya te he explicado por qué.
—Ya, claro, esa ex mujer tuya te tiene controlado —replicó Aidan, irónico—. ¿Por qué has vuelto con ella? Te mandó a paseo hace cinco años, ¿qué quieres, que vuelva a hacerlo?
—Ya sabes cómo son estas cosas —contestó Joseph, buscando su bola en el bunker—. Es difícil librarse de las viejas costumbres.
—¿Seguro que está embarazada? A lo mejor te está tomando el pelo.
—Pues no, no me está tomando el pelo —contestó Joseph, cada vez más molesto con el tono de su amigo.
—Siempre pierdes el control con __(tuap), ¿eh? No puedes con ella.
Joseph no contestó. Una negativa no iba a sonar más convincente que un silencio, pensó. Además, no estaba preparado para admitir lo que sentía por su ex mujer.
—¿Sigues enamorado de ella? —le preguntó Aidan, sacando un hierro 5 de la bolsa.
—Pensé que íbamos a hablar de tu situación, no de la mía.
—Mi situación es completamente diferente. Que yo sepa, ___(tuap) sigue siendo __(tuap). Pero Eliza es una persona completamente diferente.
Joseph arrugó el ceño. ¿Era __(tuap) la misma persona que cinco años antes o habría cambiado?
Por impulso, y a última hora, __(tuap) decidió entrar en una peluquería. O quizá era una forma de intentar evitar lo inevitable.
Porque sabía que en cuanto volviera a casa, sería suya durante el tiempo que Joseph quisiera. Daba igual que intentara resistirse, que intentara disimular, que se dijera a sí misma que, al final, acabaría con el corazón roto. Sólo podía pensar en él, en cuánto lo amaba, en cuánto lo había amado siempre.
Joseph la completaba como no podía completarla ningún otro ser humano. Sí, eran tan diferentes como podían serlo dos personas, pero ¿no era eso precisamente lo que creaba una química irresistible?
Sólo se sentía viva a medias cuando no estaba con él y ya no tenía sentido negárselo a sí misma.
Después de arreglarse el pelo, __(tuap) decidió ir a tomar un café, pero tuvo que cruzar las piernas, casi sintiendo a Joseph entre ellas…
Media hora después llegaba a casa, pero antes de que pudiera sacar la llave del bolso la puerta se abrió.
—¿Para qué tienes un móvil si no lo llevas nunca?
___(tuap) pasó a su lado y dejó las bolsas sobre una mesita.
—Lo llevo… apagado.
—Ah, qué bien.
—¿Le has dicho a Aidan que espere un poco antes de pedir el divorcio?
—He sacado el tema, pero él no parecía tener ganas de hablar. Supongo que, en su opinión, esto ya no es asunto mío. Como no voy a representarlo…
—¿De verdad has dejado el caso? —preguntó __(tuap).
—¿No me pediste que lo hiciera?
—Sí, claro.
—Pero pensabas que no iba a hacerlo, ¿verdad?
—No estaba segura…
—¿Qué tengo que hacer para que confíes en mí?
—No lo sé —contestó ella.
—Le he dado el caso a un compañero del bufete. Y a Aidan no le ha hecho ninguna gracia, claro.
—¿Qué le has dicho, le has dado alguna explicación?
—No, pero sabe que estoy contigo, así que supongo que ha sumado dos y dos.
«Sabe que estoy contigo». Eso sonaba tan… informal.
—¿Qué has comprado? —preguntó Joseph entonces.
—Un par de cosas para el niño.
—A ver, enséñamelas.
__(tuap) sacó la chaquetita azul.
—Muy mona. ¿Crees que es un niño?
Como respuesta, __(tuap) le mostró el vestidito rosa.
—Ah, no, ya veo que no.
—Aún no estoy decidida.
—Ya. ¿Y sobre la cena? ¿Has decidido si quieres cenar conmigo? —preguntó Joseph.
La verdad era que quería cenar con él, que quería pasar el resto de su vida con él. Pero, ¿cómo iba a decírselo?
—¿Dónde has pensado ir?
—¿Qué tal si te doy una sorpresa?
___(tuap) se dirigió hacia la escalera, bolsas en mano.
—Muy bien. Dame diez minutos.
—Cinco.
—Siete.
—Cuatro.
—¡Necesito más tiempo!
—¿Para qué? Estás preciosa. Por cierto, me encanta tu pelo. ¿Qué te has hecho?
—Me lo he cortado un poco —contestó __(tuap).
Se había dado cuenta, Joseph se había fijado en su corte de pelo. Ojalá eso no la emocionara tanto, pensó.
—Te quedan tres minutos —murmuró él entonces, tomándola por la cintura.
Y __(tuap) supo que esa noche no dormiría sola.
__(tuap) se quedó sorprendida al ver el restaurante que Joseph había elegido. La decoración había cambiado, pero seguía siendo el mismo sitio al que habían ido a cenar por primera vez como pareja.
¿Qué querría decirle? ¿Tendría algún significado o era un mero capricho llevarla allí?
—¿Por qué estamos aquí?
—¿Por qué no?
Había sido su restaurante favorito. Allí celebraron su primer mes juntos, el segundo… allí le había pedido que se casara con él.
El dueño del restaurante se acercó entonces y saludó a Joseph por su nombre. Luego, cuando la vio a ella, lanzó una exclamación de sorpresa.
—¡___(tn) Jonas! Por fin la tenemos de vuelta.
—Ahora se llama ____(tuap) Gresham.
—¿Gresham? Bah, para mí siempre serás ___(tuap) Jonas —sonrió Emilio—. ¿Qué os apetece tomar?
Después de pedir la cena, Joseph apretó su mano.
—Tranquila, mujer. Pareces temer que salgan todos de la cocina para regañarte por haberme dejado.
—Ellos no tenían que vivir contigo… yo sí.
—Pues entonces parecías pasarlo bien.
___(tuap) no podía discutir eso. Era verdad. En general, era increíblemente feliz con Joseph, compartiendo su vida, su cama…
—Tenía sus compensaciones —admitió.
—¿A pesar de mi familia y de la obsesión por mi carrera?
—Aunque alguna vez he dicho lo contrario, esto no tuvo nada que ver con tu familia —le confesó __(tuap)—. Estábamos en momentos diferentes de nuestras vidas… sencillamente, no podía funcionar.
—¿Sabes una cosa, ___(tuap)? Si buscas el fracaso, eso es exactamente lo que encuentras. Nuestro matrimonio habría funcionado, pero tú estabas convencida de que no sería así.
¿Sería cierto? ¿Habría habido alguna posibilidad para ellos?
—Siempre estabas discutiendo una cosa u otra —siguió Joseph—. No había terminado nuestra luna de miel cuando me dijiste que no querías tener hijos. ¿Te puedes imaginar lo que sentí?
—Quizá deberíamos haberlo hablado antes de casarnos. O quizá deberías haber hecho una lista de las cosas que buscabas… si pensaba dejar mi trabajo, cuántos hijos pensaba tener —replicó ella, irónica—. Podrías haberte ahorrado muchos problemas y, sobre todo, habrías tenido tiempo de buscar la mujer florero que te interesaba.
Joseph dejó escapar un suspiro de impaciencia.
—¿Cuándo te he tratado yo así? Si te quedases conmigo, serías una de esas pocas mujeres afortunadas que pueden tenerlo todo: un marido, hijos, una carrera.
—¿Un marido?
—Hablaba en sentido figurado —dijo él enseguida, apartando la mirada.
__(tuap) buscó algo en su expresión, una pista, pero sólo podía ver la rigidez de su mandíbula. No había amor en sus ojos. No quería casarse con ella porque sabía en el fondo que la atracción que había entre ellos pasaría con los años, que no era algo permanente. Quería tener a su hijo, pero no estaba preparado para comprometerse.
La ironía era dolorosa. Allí estaba ella, una feminista convencida, deseando que Joseph clavara la rodilla en el suelo para decirle que no podía vivir sin ella.
Pero podía vivir sin ella.
Lo había hecho durante cinco largos años.
La había reemplazado con amantes, no sabía cuántas, pero…
—¿Es que no te das cuenta de que estoy intentando que esto funcione? —exclamó Joseph entonces.
—Una pena que no nos saliera bien la primera vez.
—Bueno, pues ya sabes lo que dicen de la práctica. Con práctica se perfecciona todo.
—¿Tú crees?
—Piensa en lo que tenemos, __(tuap). Te derrites entre mis brazos…
—Sí, eres un buen amante, pero supongo que has practicado mucho durante estos cinco años —lo interrumpió ella—. Mira qué suerte tengo.
—¿Te molesta que haya tenido amantes?
—¿Por qué iba a molestarme?
—Claro, ¿por qué?
___(tuap) decidió entonces hacerle una pregunta:
—Joseph… ¿ha habido alguien durante los últimos meses?
—¿Después del hotel?
—Sí. Sé que no es asunto mío, pero…
—Yo podría preguntarte lo mismo.
—No tienes que hacerlo, te lo aseguro. Creo que después de esa noche aprendí la lección —bromeó ___(tuap).
—No he vuelto a acostarme con nadie —dijo Joseph.
—¿No? ¿Por qué no?
—Tenía otras cosas en la cabeza.
Emilio apareció en ese momento con una bandeja y la oportunidad de seguir haciéndole preguntas se esfumó.
—¿No te gusta la comida? —preguntó Joseph después.
—Sí, todo está muy rico.
—Pero no estás comiendo nada.
El niño se movió entonces y ___(tuap) se llevó una mano al abdomen.
—¿Qué ocurre?
—Parece que tu bebé encuentra su alojamiento un poco estrecho.
—Pues ya puedes decirle al niño que, a partir de ahora, será más y más estrecho —bromeó Joseph.
—¿Niño? ¿Qué ha sido de la niña de pelo castaño y mal carácter?
—Ya tengo una de ésas —contestó él—. Además, los Jonas siempre tienen hijos primero, es una tradición.
La expresión de ___(tuap) decía a las claras lo que pensaba de esa tradición y Joseph soltó una carcajada.
—Seguro que tú también crees que es un niño, pero te niegas a estar de acuerdo conmigo por principio.
—No tengo que estar de acuerdo contigo, ¿no?
—No, claro, pero tengo una premonición.
—¿Y esa premonición incluye nombres?
—Lo he estado pensando esta semana… Deberíamos comprar uno de esos libros de nombres.
__(tuap) contuvo un suspiro. Cualquiera que oyera esa conversación pensaría que eran una pareja normal. Pero si no fuera por el embarazo accidental, seguramente estaría en su casa viendo alguna película en televisión, como había hecho durante los últimos cinco años… mientras que Joseph estaría de juerga con alguna amante.
—¿Pensabas cumplir tu promesa?
—¿Qué promesa? —preguntó Joseph.
—La de no volver a verme nunca.
—Soy un hombre de palabra, ya me conoces.
Ésa no era la respuesta que __(tuap) había esperado.
—La verdad, no sé si te conozco. No sé si te conocía cuando nos casamos.
—Sí, bueno, nunca suelo revelar todas mis cartas. Eso es algo que me enseñó mi niñera.
—¿Cómo era?
—Se parecía a tu vecina, la del ascensor.
—¿En serio?
—Sí, de hecho cuando la vi pensé que era ella. Aunque había una diferencia: tu vecina no tiene la nariz roja.
—¿Eh?
—Mi niñera bebía. De hecho, se bebió el bar de mis padres poco a poco.
___(tuap) se percató entonces de la importancia de aquella revelación. Ella siempre había pensado que estaba satisfecho con su infancia. Cuando le hablaba de ella, no parecía tener ningún problema…
¿Le había escuchado alguna vez?
¿Le había escuchado de verdad?
—¿Y se lo contaste a tus padres?
—Lo intenté una vez.
—¿Y no te creyeron?
—No les apetecía tener que buscar otra niñera —contestó Joseph—. Las palabras de mi madre fueron, y esto es literal: «No podría soportar las tediosas entrevistas otra vez. Además, no ha hecho nada malo, ¿no? ¿Qué más da que beba un poco? Si tuviera que estar pendiente de vosotros yo también me daría a la bebida».
—¿En serio? —exclamó ___(tuap).
—Completamente.
—¿Y qué pasó?
—Un día, Imogen, mi hermana pequeña, estuvo a punto de ahogarse en la piscina. Afortunadamente, Harriet y yo la sacamos del agua a tiempo.
—¿Y la niñera?
—Estaba como una cuba.
—¿Por qué no me habías contado esto nunca?
—No sé… creo que la mujer de uno sólo debe saber las cosas importantes.
—¿Y esto no es importante? Tu hermana estuvo a punto de morir y tú la salvaste. Mi madre murió sola mientras yo estaba tomando un helado con mis amigas…
Joseph apretó su mano.
—No digas eso. Habría muerto en cualquier momento, cuando tú estuvieras en clase, en cualquier sitio. No te culpes por la muerte de tu madre, ____(tuap).
—Si tu hermana hubiera muerto, ¿no te culparías a ti mismo?
Él levantó las manos al cielo.
—Me parece que, a partir de ahora, voy a tener más cuidado con lo que cuente. Parece que empiezas a conocerme demasiado bien.
____(tuap) sonrió.
—¿Crees que seremos buenos padres?
—Los mejores —contestó Joseph, absolutamente seguro de sí mismo.
—Pero sería mucho mejor si… si las cosas fueran bien entre nosotros.
—Las cosas van bien. Nos sentimos atraídos el uno por el otro a pesar de todo. ¿Qué más podríamos desear?
Ella intentó sonreír, como si estuviera de acuerdo.
—¿Quieres algo de postre? —preguntó, mirando la carta.
—No, mejor no —contestó Joseph. Lo que él quería no estaba en esa carta.
—¿Emilio no se sentirá ofendido?
—Creo que entenderá que mi apetito… va en otra dirección.
—¿Quieres que nos vayamos a casa? —preguntó __(tuap), nerviosa.
—Desde luego que sí —contestó él, tomando su mano.
espero q les guste el cap
BIENVENIDAS A LAS NUEVAS LECTORAS(creo q hay algunas)
COMENTEN!!
byebye♥
maru!!
Re: "En la cama de su Ex-Marido" (Joe y tu) Adaptación.
=D Pasamee tuu facee asiii te mando una solicitud haha yo ya me hice adicta xD
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Re: "En la cama de su Ex-Marido" (Joe y tu) Adaptación.
me desis a mi o a otra persona??
pregunto x las dudas!! :D
pregunto x las dudas!! :D
maru!!
Re: "En la cama de su Ex-Marido" (Joe y tu) Adaptación.
maru!! escribió:me desis a mi o a otra persona??
pregunto x las dudas!! :D
nO sé ella, peRO yO sí quieRO tu face, digO si se ´puede :D
Invitado
Invitado
Re: "En la cama de su Ex-Marido" (Joe y tu) Adaptación.
claro giizelle
el nombre de mi face es Maria Eugenia Hani :D
el nombre de mi face es Maria Eugenia Hani :D
maru!!
Re: "En la cama de su Ex-Marido" (Joe y tu) Adaptación.
maru!! escribió:claro giizelle
el nombre de mi face es Maria Eugenia Hani :D
zale... gRax... ia te envie la solicitud!!! :D
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Invitado
Re: "En la cama de su Ex-Marido" (Joe y tu) Adaptación.
OMG,....! NO EStOE POR DOS DiiiAS & WOW QE CAPS
LOS AMEE COMPLETAMENTEEEEE
LOS AMEE COMPLETAMENTEEEEE
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Re: "En la cama de su Ex-Marido" (Joe y tu) Adaptación.
QiiERO MAS WAA NO PUEDO CREER QE YA SE ACABARAAAA BUUU :'(
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Re: "En la cama de su Ex-Marido" (Joe y tu) Adaptación.
NOOOOOOOOOOOOOOO LLORARE CUANDO ACABEEEEE :'(
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Re: "En la cama de su Ex-Marido" (Joe y tu) Adaptación.
ESTA ES UNA DE MiiS MEJORES WEB'S NOBEL'S
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Re: "En la cama de su Ex-Marido" (Joe y tu) Adaptación.
SiiGELAAAAAAAAAAAAAAAAAAA (:
Invitado
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Re: "En la cama de su Ex-Marido" (Joe y tu) Adaptación.
MAAAAAAAAAAAASSSSSS...............!!!!
NOOOOOO QiiEROOOOOOOOOOOOOO QEE
ACABEEEE WAAAAAAAAAAAAA
NOOOOOO QiiEROOOOOOOOOOOOOO QEE
ACABEEEE WAAAAAAAAAAAAA
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Re: "En la cama de su Ex-Marido" (Joe y tu) Adaptación.
QiIERO UN MiNii CAPii JEJEEJE O NO SEE ?
Invitado
Invitado
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