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Vendida Al Jeque [Nick & Tu]
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: Vendida Al Jeque [Nick & Tu]
Ya yaaa!! perenmeee!! k estaba acomodando caaps!! :P :P
De vdd k yo no entiendo a Miranda Lee!!! ¬¬ Escribe unos caps tan... y luego... :x :x
Bue bue... -.- Subire... 3! :D (contentas ¬¬??) :jeje:
CAAAAAAAAAP!!
______ despertaba a menudo sintiendo un profundo vacío en su interior seguido de una amenaza de depresión. Cuando sucedía, se levantaba y hacía ejercicio como una loca hasta su estado de ánimo mejoraba al menos un poco.
Aquella mañana no sólo se despertó tarde, sino que lo hizo con una deliciosa sensación de paz, aunque se sorprendió un poco al comprobar que estaba en la cama rosa. Nick debía haberla llevado allí cuando por fin se había quedado dormida.
Pero él no se había quedado. Debía haber vuelto a sus habitaciones.
______ pensó que despertar sola la mañana después de una noche como aquélla era un extra. Podía acurrucarse bajo las mantas y pensar en todo lo que había pasado sin tener por qué sentirse culpable o avergonzada, o lo que fuera que hubiera sentido si hubiera despertado abrazada al cuerpo desnudo de Nick.
«¡No pienses en el cuerpo desnudo de Nick!», se reprendió de inmediato.
Pero ya era demasiado tarde. Ya estaba pensando en él, recordando cómo lo había acariciado y besado sin cesar, como lo había invitado a tomarla una y otra vez.
Sin embargo no se sentía nada dolorida aquella mañana. Obviamente, había estado más que lista para él en cada ocasión.
El sexo como aquél era la mejor píldora para dormir del mundo, así como el mejor antidepresivo.
Afortunadamente, Nick no era un hombre que se conformara con hacerlo una vez. Parecía desearla tanto, si no más, que ella a él. Por supuesto, cualquier hombre dispuesto a pagar quinientos millones de dólares por acostarse con una mujer, debía estar sufriendo un intenso ataque de lujuria por ella.
Ni siquiera pensar en la parte del dinero estropeó la sensación de placer de ______. Asombrosamente, empezaba a encontrar la situación bastante satisfactoria. Todos aquellos orgasmos, más todo aquel dinero... Habría que estar loca para no sentirse contenta.
Al menos tan contenta como ella podía llegar a estarlo. ______ no se engañaba pensando que podía llegar a ser realmente feliz alguna vez.
Pero la cosas no iban mal de momento. Tenía quinientos millones de dólares con los que hacer el bien. Y un jeque muy sexy a su disposición con el que portarse mal.
El único problema que podía prever era el viernes. Sospechaba que para entonces se habría vuelto adicta a Nick. Ya empezaba a pensar en la noche que la esperaba. ¿Querría él que repitiera su interpretación de esclava? Esperaba que sí. Era una buena tapadera para sus sentimientos, que podían írsele de las manos si no tenía cuidado. Aún no podía creer alguna de las cosas que había hecho voluntariamente la noche anterior. Y se estremeció al pensar en todo lo que Nick le había hecho a ella, en todas las posiciones en las que la había penetrado, y no sólo en la cama.
La comida en el cuarto de estar había resultado muy educativa. ¿Quién habría pensado que la comida podía utilizarse como afrodisíaco? ¿O que la mesa podía convertirse en un instrumento de placer erótico?
Pero aquél sólo había sido uno de los varios e imaginativos interludios. Nick había buscado formas de practicar el sexo en las que ella jamás había soñado, y todas para hacerla disfrutar, aunque ocasionalmente se hubiera visto obligada a rogarle.
¡Y cómo le gustaba a Nick que le rogara! No estaba segura de si era un sádico o simplemente se estaba vengando porque en una ocasión le dijo que no.
Pero decirle no, al menos mientras practicaban el sexo, ya no era una opción, a no ser que ella hubiera sido una masoquista, cosa que no era. No se le pasaba por alto lo irónico que resultaba que se sintiera excitada por un hombre como él, pero no tenía sentido simular. Sexualmente, estaba en sus manos. Iba ser una lástima tener que renunciar a él el viernes. Aunque, pensando en ello, no había motivo para que renunciara a él cuando aquello acabara. Si Nick estaba dispuesto, y estaba bastante segura de que así era, podría seguir viéndolo. Nick había dicho que solía ir todos los fines de semana a Sidney a jugar al póquer y a las carreras. Cuando ella estuviera en la ciudad, podían quedar en el hotel de Nick los sábados por la noche, cuando volviera de las carreras. Podrían disfrutar el uno del otro en privado, sin necesidad de que su aventura se hiciera pública.
Por supuesto, tendría que cuidarse mucho de que la prensa se enterara. Odiaría ser vista como el último juguete del príncipe, ¡nada menos que comprado en una subasta!
Se estremeció al imaginar lo que pensaría su madre. Ya la había interrogado al respecto la semana anterior por teléfono después de leer un artículo en la prensa del domingo en el que se mencionaba a un príncipe árabe que había pagado millones por cenar con ella. Le preocupaba que ______ cayera en manos de algún admirador obsesionado. Una preocupación comprensible, dadas las circunstancias.
Afortunadamente, su madre se relajó cuando le dijo que Nick era un jeque que utilizaba cualquier excusa para dar dinero para caridad. Admitió que iba a cenar con él, pero añadió que no había nada entre ellos y que no lo habría nunca.
Suspiró. Su madre no se sentiría especialmente feliz si llegara a averiguar que su querida hija le había mentido, o que había seguido viendo al jeque. No, el riesgo de continuar con aquella aventura sería demasiado grande. Ya había causado a sus padres suficiente angustia y dolor en el pasado. Cuando llegara el viernes, tendría que renunciar a Nick. Pero hasta entonces... hasta entonces pensaba disfrutar al máximo de lo que él estuviera dispuesto a darle.
El teléfono sonó en aquel momento en la mesilla de noche y los pensamientos de ______ se vieron repentinamente interrumpidos. Había dejado un mensaje en su contestador diciendo que estaría ilocalizable toda la semana, y también había dejado su móvil en casa. El instinto le había advertido que le convenía estar incomunicada. Por tanto, aquella llamada sólo podía ser una llamada interna. ¿De Nick, tal vez?
Se irritó consigo misma por el infantil placer que le produjo aquel pensamiento. Lo último que quería era empezar a comportarse como una adolescente encaprichada. Nick seguía siendo el mismo hombre que había pagado cinco millones de dólares para poder cenar con ella y quinientos para que se acostara con él. El que le hubiera hecho disfrutar tanto no significaba que tuviera que volverse tonta.
Respiró profundamente y descolgó el auricular.
—¿Sí?
—Soy Cleo. Espero no haberla despertado.
—No, no. Claro que no. Estaba pensando en levantarme. Debe de ser tarde. ¿Sabe qué horas es? —el reloj de ______ seguía en el baño, y en la habitación no había ninguno. Pero por la luz que entraba en la habitación se notaba que hacía horas que había salido el sol.
—Van a dar las once.
—¡Tan tarde! —aquello era todo un récord para ______, que casi nunca solía dormir más de cuatro o cinco horas.
—Nick ha dicho que no la molestáramos —dijo Cleo—. Él sólo lleva un par de horas levantado. Ha desayunado rápido y se ha ido a trabajar con los caballos. Volverá a comer hacia la una, y he pensado que le gustaría reunirse con él. Prepararé algo especial para que coman junto a la piscina. Hace un día encantador.
—Me parece una idea estupenda. Gracias. Enseguida me levanto.
—¿Qué le parece si le llevo café y unos croasanes al dormitorio? ¿O los croasanes engordan demasiado?
—No. Me parece una idea estupenda.
—Veo que es fácil de satisfacer. Nick ha traído a casa a varias modelos a lo largo de los años y siempre me han parecido un tanto estiradas. Alimentarlas era un problema.
—Conmigo no tendrá ese problema —dijo ______, que frunció el ceño al notar lo negativamente que había reaccionado al enterarse de que Nick sentía debilidad por las modelos. La idea de ser una más en una larga lista de mujeres picó su orgullo y le hizo reafirmarse en su resolución de no volver a verlo después del viernes.
—En ese caso, hasta ahora —dijo Cleo.
Diez minutos después, llamaba a la puerta de la habitación. ______ se había levantado para ir al baño y se había puesto el albornoz rosa que colgaba de la puerta.
—Ha sido muy rápida —dijo mientras dejaba pasar al ama de llaves. Trató de no mostrarse sorprendida por su colorida vestimenta. Llevaba unas bermudas de color amarillo canario y una blusa roja y naranja que debería haberse llevado a matar con el rojo de su pelo, aunque, por algún motivo, no era así.
—Trabajo rápido —Cleo dejó la bandeja sobre la mesa que había junto a los ventanales.
—¿Le gustó la película que fue a ver ayer con su marido? —preguntó ______ mientras ocupaba una silla junto a la mesa.
—¿Qué? Oh, sí, sí. Nos gustó. ¿Le mencionó Nick dónde íbamos?
—Sí —contestó ______ con cierta brusquedad. No le gustó recordar las amenazas de Nick sobre lo que ocurriría si se ponía a gritar.
Pero ella no había gritado. Y dudaba que lo hubiera hecho cualquiera de las otras mujeres que había llevado allí... excepto de placer.
Descubrió que no le gustaba pensar en las demás mujeres de Nick.
—¿Suelen... suelen dormir aquí las demás invitadas de Nick?
Cleo sonrió.
—No hay motivo para ponerse celosa. Hace mucho que Nick no trae a ninguna dama a casa. Y ninguna se ha quedado.
—No siento celos —dijo ______, demasiado a la defensiva—. Sólo curiosidad.
—Tampoco tiene por qué avergonzarse por sentir afecto por Nick. Es un hombre por el que merece la pena sentirlo.
______ pensó que no era el momento adecuado de mencionar que no sentía afecto por él. Al menos, no en el sentido que lo decía Cleo.
—La gente suele malinterpretar a Nick porque a veces es un poco rígido —continuó Cleo mientras le servía el café—. Se pone un poco «regio», diríamos. Pero puedo asegurarle que es uno de los hombres más agradables que he conocido. Sinceramente bondadoso y compasivo. ¿Leche y azúcar?
______ asintió.
—Dos terrones, por favor. ¿Y en qué sentido es bondadoso y compasivo?-preguntó con curiosidad.
—Oh, en muchos. Mire a Jack, por ejemplo. —¿Jack?
—El hombre que fue a recogerlos ayer y que se ocupó del equipaje. Jack es primo mío. Tienes necesidades especiales. Nadie le daba un trabajo, pero Nick lo hizo cuando yo se lo pedí. De inmediato. A menudo da trabajo a gente que pasa una mala racha, especialmente a hombres casados y con hijos. También les da alojamiento gratis. Hay varias casas en este lugar. Es muy bueno con todos los que trabajan para él, si lo hacen de verdad, claro. Pero nunca espera que nadie haga lo que él mismo no esté dispuesto a hacer. Los hombres aprecian ese detalle. No hay nada que Nick no esté dispuesto a hacer. Limpiar los establos, quedarse toda la noche con alguna yegua de parto, arar, pintar vallas... No para. Pregúntele a cualquiera de por aquí. O será mejor que no lo haga —añadió Cleo con una sonrisa—. Imagino que Nick se pondría bastante celoso si la viera hablando con los hombres. Así que limítese a asentir y sonreír cuando le enseñe las cuadras después de comer.
—¿Cree que lo hará hoy? —preguntó ______ mientras trataba de digerir toda aquella información sobre Nick. O era muy listo y sabía cómo obtener lo mejor de sus empleados, o tenía un lado bueno. ______ sabía que las cosas no eran o blancas o negras. Ella misma no era un ángel, pero podía ser bondadosa y generosa con personas menos afortunadas que ella.
—Seguro que sí. Está muy orgulloso de este lugar. Ha hecho maravillas desde que se ocupa de él —Cleo colocó la taza ante ______.
—¿Construyó él esta casa?
—No. La construyó el que dirigía las cuadras antes que él. También era un jeque árabe, pero no se parecía nada a Nick. Era un tipo gordo y perezoso. Según he oído, gastaba en sí mismo el dinero que debería haber invertido en comprar sementales y yeguas decentes. De hecho, a Nick no le gusta especialmente la casa. Dice que es demasiado grande para sus necesidades. Tiene doce habitaciones. Casi todas las mantenemos cerradas, pero en Navidad las abro y preparo las camas y Nick permite que los parientes de sus trabajadores que quieren venir por esas fechas se alojen aquí. Es un caos, pero me encanta.
La sorpresa había hecho que ______ detuviera la taza a medio camino de sus labios.
—Pero... los musulmanes no celebran la Navidad.
—Nick sigue la norma de «donde fueres haz lo que vieres». Supongo que se le podría considerar un musulmán no practicante, aunque no creo que se le pueda culpar por ello. Su familia en Dubar jamás se pone en contacto con él excepto por asuntos de negocios. Yo le organizo una fiesta de cumpleaños una vez al año, pero jamás ha recibido un regalo de ellos, ni una postal, ni siquiera una llamada. ¡Miserables! ¿Quién necesita enemigos teniendo una familia como esa? Pero será mejor que no cotillee sobre ellos —murmuró Cleo—. A Nick no le gustaría. Pero usted si le gusta, querida. Yo diría que más que eso. ¿Hace tiempo que lo conoce?
______ no sabía qué contestar. Evidentemente, Cleo no sabía nada sobre la subasta y la cita para cenar que había ganado Nick.
—Nos conocimos en la Copa Melbourne hace un año.
—¡Hace tanto! ¿Y hasta ahora no la había traído aquí? Supongo que se ha estado haciendo la difícil, ¿no, querida? —dijo Cleo—. Sea lo que sea, el hecho es que está funcionando. Nunca lo había visto tan inquieto como la semana pasada. Cuando llamó el domingo para decir que iba a venir con una invitada especial y me pidió que preparara esa habitación, le dije a Norm que nuestro Nick debía haber encontrado a alguien realmente especial, y cuando la vi, supe que era cierto.
—No soy tan especial —dijo ______, avergonzada por los cumplidos de Cleo—. La gente cree que la fama te vuelve especial, pero no es así.
—Oh, eso ya lo sé, cariño. No estaba hablando de su fama. Ni siquiera de su belleza. Estaba hablando de usted. Es realmente encantadora. Y normal. Justo la clase de chica que necesita Nick para que le haga salir de la concha en que se encierra ocasionalmente.
Sobre todo este último año. Pero esta mañana se le notaba muy contento. Usted lo anima.
______ trató de no ruborizarse. Aquella mujer era incorregible, pero también encantadora.
—Es agradable oír eso. Cleo rió.
—No le gusta enseñar sus cartas, ¿verdad, cariño? Chica lista. Haré que Nick venga a recogerla en cuanto termine de trabajar. Seguro que querrá ducharse y cambiarse antes de comer.
—Preferiría ir a echarle una mano mientras prepara la comida, Cleo —dijo ______—. No me llevará más de quince minutos prepararme.
Cleo parpadeó, sorprendida.
—No hay duda de que no es una chica típica. Pero no voy a decir no a un poco de ayuda. Cuando esté lista, venga directamente a la cocina.
—No sé dónde está.
—La casa es grande, pero tiene una distribución muy sencilla. Hay un pasillo a la izquierda del vestíbulo. La segunda puerta es la cocina. Y no se moleste en hacerse la cama. Hay una chica que se ocupa de eso y de lavar y planchar la ropa.
Cuando Cleo se fue, ______ terminó de desayunar. Después de ducharse, se puso unos vaqueros y una camiseta y, tras maquillarse lo imprescindible, fue a la cocina. Esta estaba tan bien equipada como habría cabido esperar en la casa de un príncipe. También tenían unos enormes ventanales desde los que se veía la terraza y una gran piscina con el agua tan azul como el cielo que brillaba sobre ella. Al fondo había un pabellón que, según le informó Cleo, era donde iba a comer con Nick, un lugar digno de un príncipe y su amor, según añadió.
Una vez más, ______ no se molestó en negar que era el amor de Nick. No habría servido de nada, porque Cleo no la habría creído.
Finalmente, apenas pudo echar una mano en la cocina, porque Cleo no le dejó hacer prácticamente nada. Cuando era casi la una, le sugirió que saliera al pabellón a esperar a Nick, que no tardaría en llegar.
______ estaba sentada a la mesa cuando Nick salió por la puerta de la cocina poco después. Cuando lo vio, su corazón se puso a latir como loco, pero fue incapaz de apartar la mirada de él mientras se dirigía hacia allí.
No podía ser su atractiva elegancia lo que tanto la había afectado. Nick siempre había sido excesivamente atractivo. Y se pusiera lo que se pusiera, le sentaba bien. Los vaqueros cortos y el polo azul cielo que vestía en aquellos momentos le sentaban de maravilla. Incluso las sandalias, que en otros hombres podían resultar ridículas, a él le quedaban bien, tal vez porque sus pies eran tan morenos como el resto de su cuerpo.
______ tragó saliva al recordar el magnífico aspecto que tenía desnudo. Tenía que ser aquello, decidió, aliviada. Era el deseo lo que había hecho que se dispararan los latidos de su corazón.
En realidad, ella nunca había experimentado nada así con un hombre. La atracción que sintió en una ocasión en su pasado y que le hizo comportarse de forma tan desastrosa y estúpida no se parecía en nada a aquello.
Afortunadamente ya había alcanzado la madurez de carácter necesaria para manejar aquellas sensaciones, por primarias y poderosas que fueran. No se avergonzaba del modo en que había actuado la pasada noche, pero valoraba mucho su compostura en momentos como aquél.
Por supuesto, le habría ayudado que Nick dejara de mirarla como si prefiriera comérsela a ella en lugar de la comida que había en la mesa.
—Según he oído, has dormido bien —dijo él mientras ocupaba una silla frente a ella. —Muy bien. ¿Y tú?
—Hacía un año que no dormía tan bien.
A ______ no se le escapó el significado de las palabras de Nick. Trató de no permitir que aquel halago, y su creciente deseo, mermase su firme intención de dar por zanjado definitivamente aquello el viernes.
—¿Y qué te apetecería hacer después de comer? —preguntó Nick mientras tomaba un panecillo de la mesa y lo partía en dos.
______ luchó contra la tentación con todas sus fuerzas. Por muy lanzada que se hubiera mostrado la noche pasada, aquél era otro día. Y la situación era muy distinta, sobre todo después de haber comprobado lo débil que podía volverse junto a Nick. Debía controlarse, o podía meterse en serios problemas. Estaba bien tener una aventura con hombres como Nick, pero lo último que convenía era obsesionarse con ellos, o enamorarse de ellos.
Como Rico había dicho, Nick podía ser peligroso.
—Cleo ha dicho que me llevarías a visitar las cuadras —comentó en tono ligero, y a continuación se sirvió un vaso de agua.
Él sonrió con una mezcla de cinismo y travesura.
—¿Y crees que es así como me gustaría pasar la tarde contigo?
______ lo miró a los ojos.
—Eso espero-. contestó—. Tu apetito insaciable de anoche me ha dejado un poco... sensible en algunos lugares. Necesito unas horas más para recuperarme.
Nick rió.
—Mi apetito insaciable. Según recuerdo, eras tú la que no dejaba de pedir más.
______ simuló un desenfado que estaba muy lejos de sentir.
—Posiblemente. Una o dos veces. Debo admitir que eres muy bueno en la cama, Nick. Sin duda has dejado el pabellón muy alto para las actuaciones de mis futuros amantes. Casi lamento que este arreglo tenga que acabar —cuando dijo aquello ______ notó que la mandíbula de Nick se tensaba, pero decidió ignorarlo—. Oh, y hablando de arreglos, ¿has comprobado si el dinero ha sido transferido a la cuenta de la fundación esta mañana?
Solo aviso, NALIA PREPARATE K TE KEDRAN MATAR! jum! Todo dicho! Y ahora esperense k ya vuelvo y les subo 2 mas!!
De vdd k yo no entiendo a Miranda Lee!!! ¬¬ Escribe unos caps tan... y luego... :x :x
Bue bue... -.- Subire... 3! :D (contentas ¬¬??) :jeje:
CAAAAAAAAAP!!
Capítulo 9
______ despertaba a menudo sintiendo un profundo vacío en su interior seguido de una amenaza de depresión. Cuando sucedía, se levantaba y hacía ejercicio como una loca hasta su estado de ánimo mejoraba al menos un poco.
Aquella mañana no sólo se despertó tarde, sino que lo hizo con una deliciosa sensación de paz, aunque se sorprendió un poco al comprobar que estaba en la cama rosa. Nick debía haberla llevado allí cuando por fin se había quedado dormida.
Pero él no se había quedado. Debía haber vuelto a sus habitaciones.
______ pensó que despertar sola la mañana después de una noche como aquélla era un extra. Podía acurrucarse bajo las mantas y pensar en todo lo que había pasado sin tener por qué sentirse culpable o avergonzada, o lo que fuera que hubiera sentido si hubiera despertado abrazada al cuerpo desnudo de Nick.
«¡No pienses en el cuerpo desnudo de Nick!», se reprendió de inmediato.
Pero ya era demasiado tarde. Ya estaba pensando en él, recordando cómo lo había acariciado y besado sin cesar, como lo había invitado a tomarla una y otra vez.
Sin embargo no se sentía nada dolorida aquella mañana. Obviamente, había estado más que lista para él en cada ocasión.
El sexo como aquél era la mejor píldora para dormir del mundo, así como el mejor antidepresivo.
Afortunadamente, Nick no era un hombre que se conformara con hacerlo una vez. Parecía desearla tanto, si no más, que ella a él. Por supuesto, cualquier hombre dispuesto a pagar quinientos millones de dólares por acostarse con una mujer, debía estar sufriendo un intenso ataque de lujuria por ella.
Ni siquiera pensar en la parte del dinero estropeó la sensación de placer de ______. Asombrosamente, empezaba a encontrar la situación bastante satisfactoria. Todos aquellos orgasmos, más todo aquel dinero... Habría que estar loca para no sentirse contenta.
Al menos tan contenta como ella podía llegar a estarlo. ______ no se engañaba pensando que podía llegar a ser realmente feliz alguna vez.
Pero la cosas no iban mal de momento. Tenía quinientos millones de dólares con los que hacer el bien. Y un jeque muy sexy a su disposición con el que portarse mal.
El único problema que podía prever era el viernes. Sospechaba que para entonces se habría vuelto adicta a Nick. Ya empezaba a pensar en la noche que la esperaba. ¿Querría él que repitiera su interpretación de esclava? Esperaba que sí. Era una buena tapadera para sus sentimientos, que podían írsele de las manos si no tenía cuidado. Aún no podía creer alguna de las cosas que había hecho voluntariamente la noche anterior. Y se estremeció al pensar en todo lo que Nick le había hecho a ella, en todas las posiciones en las que la había penetrado, y no sólo en la cama.
La comida en el cuarto de estar había resultado muy educativa. ¿Quién habría pensado que la comida podía utilizarse como afrodisíaco? ¿O que la mesa podía convertirse en un instrumento de placer erótico?
Pero aquél sólo había sido uno de los varios e imaginativos interludios. Nick había buscado formas de practicar el sexo en las que ella jamás había soñado, y todas para hacerla disfrutar, aunque ocasionalmente se hubiera visto obligada a rogarle.
¡Y cómo le gustaba a Nick que le rogara! No estaba segura de si era un sádico o simplemente se estaba vengando porque en una ocasión le dijo que no.
Pero decirle no, al menos mientras practicaban el sexo, ya no era una opción, a no ser que ella hubiera sido una masoquista, cosa que no era. No se le pasaba por alto lo irónico que resultaba que se sintiera excitada por un hombre como él, pero no tenía sentido simular. Sexualmente, estaba en sus manos. Iba ser una lástima tener que renunciar a él el viernes. Aunque, pensando en ello, no había motivo para que renunciara a él cuando aquello acabara. Si Nick estaba dispuesto, y estaba bastante segura de que así era, podría seguir viéndolo. Nick había dicho que solía ir todos los fines de semana a Sidney a jugar al póquer y a las carreras. Cuando ella estuviera en la ciudad, podían quedar en el hotel de Nick los sábados por la noche, cuando volviera de las carreras. Podrían disfrutar el uno del otro en privado, sin necesidad de que su aventura se hiciera pública.
Por supuesto, tendría que cuidarse mucho de que la prensa se enterara. Odiaría ser vista como el último juguete del príncipe, ¡nada menos que comprado en una subasta!
Se estremeció al imaginar lo que pensaría su madre. Ya la había interrogado al respecto la semana anterior por teléfono después de leer un artículo en la prensa del domingo en el que se mencionaba a un príncipe árabe que había pagado millones por cenar con ella. Le preocupaba que ______ cayera en manos de algún admirador obsesionado. Una preocupación comprensible, dadas las circunstancias.
Afortunadamente, su madre se relajó cuando le dijo que Nick era un jeque que utilizaba cualquier excusa para dar dinero para caridad. Admitió que iba a cenar con él, pero añadió que no había nada entre ellos y que no lo habría nunca.
Suspiró. Su madre no se sentiría especialmente feliz si llegara a averiguar que su querida hija le había mentido, o que había seguido viendo al jeque. No, el riesgo de continuar con aquella aventura sería demasiado grande. Ya había causado a sus padres suficiente angustia y dolor en el pasado. Cuando llegara el viernes, tendría que renunciar a Nick. Pero hasta entonces... hasta entonces pensaba disfrutar al máximo de lo que él estuviera dispuesto a darle.
El teléfono sonó en aquel momento en la mesilla de noche y los pensamientos de ______ se vieron repentinamente interrumpidos. Había dejado un mensaje en su contestador diciendo que estaría ilocalizable toda la semana, y también había dejado su móvil en casa. El instinto le había advertido que le convenía estar incomunicada. Por tanto, aquella llamada sólo podía ser una llamada interna. ¿De Nick, tal vez?
Se irritó consigo misma por el infantil placer que le produjo aquel pensamiento. Lo último que quería era empezar a comportarse como una adolescente encaprichada. Nick seguía siendo el mismo hombre que había pagado cinco millones de dólares para poder cenar con ella y quinientos para que se acostara con él. El que le hubiera hecho disfrutar tanto no significaba que tuviera que volverse tonta.
Respiró profundamente y descolgó el auricular.
—¿Sí?
—Soy Cleo. Espero no haberla despertado.
—No, no. Claro que no. Estaba pensando en levantarme. Debe de ser tarde. ¿Sabe qué horas es? —el reloj de ______ seguía en el baño, y en la habitación no había ninguno. Pero por la luz que entraba en la habitación se notaba que hacía horas que había salido el sol.
—Van a dar las once.
—¡Tan tarde! —aquello era todo un récord para ______, que casi nunca solía dormir más de cuatro o cinco horas.
—Nick ha dicho que no la molestáramos —dijo Cleo—. Él sólo lleva un par de horas levantado. Ha desayunado rápido y se ha ido a trabajar con los caballos. Volverá a comer hacia la una, y he pensado que le gustaría reunirse con él. Prepararé algo especial para que coman junto a la piscina. Hace un día encantador.
—Me parece una idea estupenda. Gracias. Enseguida me levanto.
—¿Qué le parece si le llevo café y unos croasanes al dormitorio? ¿O los croasanes engordan demasiado?
—No. Me parece una idea estupenda.
—Veo que es fácil de satisfacer. Nick ha traído a casa a varias modelos a lo largo de los años y siempre me han parecido un tanto estiradas. Alimentarlas era un problema.
—Conmigo no tendrá ese problema —dijo ______, que frunció el ceño al notar lo negativamente que había reaccionado al enterarse de que Nick sentía debilidad por las modelos. La idea de ser una más en una larga lista de mujeres picó su orgullo y le hizo reafirmarse en su resolución de no volver a verlo después del viernes.
—En ese caso, hasta ahora —dijo Cleo.
Diez minutos después, llamaba a la puerta de la habitación. ______ se había levantado para ir al baño y se había puesto el albornoz rosa que colgaba de la puerta.
—Ha sido muy rápida —dijo mientras dejaba pasar al ama de llaves. Trató de no mostrarse sorprendida por su colorida vestimenta. Llevaba unas bermudas de color amarillo canario y una blusa roja y naranja que debería haberse llevado a matar con el rojo de su pelo, aunque, por algún motivo, no era así.
—Trabajo rápido —Cleo dejó la bandeja sobre la mesa que había junto a los ventanales.
—¿Le gustó la película que fue a ver ayer con su marido? —preguntó ______ mientras ocupaba una silla junto a la mesa.
—¿Qué? Oh, sí, sí. Nos gustó. ¿Le mencionó Nick dónde íbamos?
—Sí —contestó ______ con cierta brusquedad. No le gustó recordar las amenazas de Nick sobre lo que ocurriría si se ponía a gritar.
Pero ella no había gritado. Y dudaba que lo hubiera hecho cualquiera de las otras mujeres que había llevado allí... excepto de placer.
Descubrió que no le gustaba pensar en las demás mujeres de Nick.
—¿Suelen... suelen dormir aquí las demás invitadas de Nick?
Cleo sonrió.
—No hay motivo para ponerse celosa. Hace mucho que Nick no trae a ninguna dama a casa. Y ninguna se ha quedado.
—No siento celos —dijo ______, demasiado a la defensiva—. Sólo curiosidad.
—Tampoco tiene por qué avergonzarse por sentir afecto por Nick. Es un hombre por el que merece la pena sentirlo.
______ pensó que no era el momento adecuado de mencionar que no sentía afecto por él. Al menos, no en el sentido que lo decía Cleo.
—La gente suele malinterpretar a Nick porque a veces es un poco rígido —continuó Cleo mientras le servía el café—. Se pone un poco «regio», diríamos. Pero puedo asegurarle que es uno de los hombres más agradables que he conocido. Sinceramente bondadoso y compasivo. ¿Leche y azúcar?
______ asintió.
—Dos terrones, por favor. ¿Y en qué sentido es bondadoso y compasivo?-preguntó con curiosidad.
—Oh, en muchos. Mire a Jack, por ejemplo. —¿Jack?
—El hombre que fue a recogerlos ayer y que se ocupó del equipaje. Jack es primo mío. Tienes necesidades especiales. Nadie le daba un trabajo, pero Nick lo hizo cuando yo se lo pedí. De inmediato. A menudo da trabajo a gente que pasa una mala racha, especialmente a hombres casados y con hijos. También les da alojamiento gratis. Hay varias casas en este lugar. Es muy bueno con todos los que trabajan para él, si lo hacen de verdad, claro. Pero nunca espera que nadie haga lo que él mismo no esté dispuesto a hacer. Los hombres aprecian ese detalle. No hay nada que Nick no esté dispuesto a hacer. Limpiar los establos, quedarse toda la noche con alguna yegua de parto, arar, pintar vallas... No para. Pregúntele a cualquiera de por aquí. O será mejor que no lo haga —añadió Cleo con una sonrisa—. Imagino que Nick se pondría bastante celoso si la viera hablando con los hombres. Así que limítese a asentir y sonreír cuando le enseñe las cuadras después de comer.
—¿Cree que lo hará hoy? —preguntó ______ mientras trataba de digerir toda aquella información sobre Nick. O era muy listo y sabía cómo obtener lo mejor de sus empleados, o tenía un lado bueno. ______ sabía que las cosas no eran o blancas o negras. Ella misma no era un ángel, pero podía ser bondadosa y generosa con personas menos afortunadas que ella.
—Seguro que sí. Está muy orgulloso de este lugar. Ha hecho maravillas desde que se ocupa de él —Cleo colocó la taza ante ______.
—¿Construyó él esta casa?
—No. La construyó el que dirigía las cuadras antes que él. También era un jeque árabe, pero no se parecía nada a Nick. Era un tipo gordo y perezoso. Según he oído, gastaba en sí mismo el dinero que debería haber invertido en comprar sementales y yeguas decentes. De hecho, a Nick no le gusta especialmente la casa. Dice que es demasiado grande para sus necesidades. Tiene doce habitaciones. Casi todas las mantenemos cerradas, pero en Navidad las abro y preparo las camas y Nick permite que los parientes de sus trabajadores que quieren venir por esas fechas se alojen aquí. Es un caos, pero me encanta.
La sorpresa había hecho que ______ detuviera la taza a medio camino de sus labios.
—Pero... los musulmanes no celebran la Navidad.
—Nick sigue la norma de «donde fueres haz lo que vieres». Supongo que se le podría considerar un musulmán no practicante, aunque no creo que se le pueda culpar por ello. Su familia en Dubar jamás se pone en contacto con él excepto por asuntos de negocios. Yo le organizo una fiesta de cumpleaños una vez al año, pero jamás ha recibido un regalo de ellos, ni una postal, ni siquiera una llamada. ¡Miserables! ¿Quién necesita enemigos teniendo una familia como esa? Pero será mejor que no cotillee sobre ellos —murmuró Cleo—. A Nick no le gustaría. Pero usted si le gusta, querida. Yo diría que más que eso. ¿Hace tiempo que lo conoce?
______ no sabía qué contestar. Evidentemente, Cleo no sabía nada sobre la subasta y la cita para cenar que había ganado Nick.
—Nos conocimos en la Copa Melbourne hace un año.
—¡Hace tanto! ¿Y hasta ahora no la había traído aquí? Supongo que se ha estado haciendo la difícil, ¿no, querida? —dijo Cleo—. Sea lo que sea, el hecho es que está funcionando. Nunca lo había visto tan inquieto como la semana pasada. Cuando llamó el domingo para decir que iba a venir con una invitada especial y me pidió que preparara esa habitación, le dije a Norm que nuestro Nick debía haber encontrado a alguien realmente especial, y cuando la vi, supe que era cierto.
—No soy tan especial —dijo ______, avergonzada por los cumplidos de Cleo—. La gente cree que la fama te vuelve especial, pero no es así.
—Oh, eso ya lo sé, cariño. No estaba hablando de su fama. Ni siquiera de su belleza. Estaba hablando de usted. Es realmente encantadora. Y normal. Justo la clase de chica que necesita Nick para que le haga salir de la concha en que se encierra ocasionalmente.
Sobre todo este último año. Pero esta mañana se le notaba muy contento. Usted lo anima.
______ trató de no ruborizarse. Aquella mujer era incorregible, pero también encantadora.
—Es agradable oír eso. Cleo rió.
—No le gusta enseñar sus cartas, ¿verdad, cariño? Chica lista. Haré que Nick venga a recogerla en cuanto termine de trabajar. Seguro que querrá ducharse y cambiarse antes de comer.
—Preferiría ir a echarle una mano mientras prepara la comida, Cleo —dijo ______—. No me llevará más de quince minutos prepararme.
Cleo parpadeó, sorprendida.
—No hay duda de que no es una chica típica. Pero no voy a decir no a un poco de ayuda. Cuando esté lista, venga directamente a la cocina.
—No sé dónde está.
—La casa es grande, pero tiene una distribución muy sencilla. Hay un pasillo a la izquierda del vestíbulo. La segunda puerta es la cocina. Y no se moleste en hacerse la cama. Hay una chica que se ocupa de eso y de lavar y planchar la ropa.
Cuando Cleo se fue, ______ terminó de desayunar. Después de ducharse, se puso unos vaqueros y una camiseta y, tras maquillarse lo imprescindible, fue a la cocina. Esta estaba tan bien equipada como habría cabido esperar en la casa de un príncipe. También tenían unos enormes ventanales desde los que se veía la terraza y una gran piscina con el agua tan azul como el cielo que brillaba sobre ella. Al fondo había un pabellón que, según le informó Cleo, era donde iba a comer con Nick, un lugar digno de un príncipe y su amor, según añadió.
Una vez más, ______ no se molestó en negar que era el amor de Nick. No habría servido de nada, porque Cleo no la habría creído.
Finalmente, apenas pudo echar una mano en la cocina, porque Cleo no le dejó hacer prácticamente nada. Cuando era casi la una, le sugirió que saliera al pabellón a esperar a Nick, que no tardaría en llegar.
______ estaba sentada a la mesa cuando Nick salió por la puerta de la cocina poco después. Cuando lo vio, su corazón se puso a latir como loco, pero fue incapaz de apartar la mirada de él mientras se dirigía hacia allí.
No podía ser su atractiva elegancia lo que tanto la había afectado. Nick siempre había sido excesivamente atractivo. Y se pusiera lo que se pusiera, le sentaba bien. Los vaqueros cortos y el polo azul cielo que vestía en aquellos momentos le sentaban de maravilla. Incluso las sandalias, que en otros hombres podían resultar ridículas, a él le quedaban bien, tal vez porque sus pies eran tan morenos como el resto de su cuerpo.
______ tragó saliva al recordar el magnífico aspecto que tenía desnudo. Tenía que ser aquello, decidió, aliviada. Era el deseo lo que había hecho que se dispararan los latidos de su corazón.
En realidad, ella nunca había experimentado nada así con un hombre. La atracción que sintió en una ocasión en su pasado y que le hizo comportarse de forma tan desastrosa y estúpida no se parecía en nada a aquello.
Afortunadamente ya había alcanzado la madurez de carácter necesaria para manejar aquellas sensaciones, por primarias y poderosas que fueran. No se avergonzaba del modo en que había actuado la pasada noche, pero valoraba mucho su compostura en momentos como aquél.
Por supuesto, le habría ayudado que Nick dejara de mirarla como si prefiriera comérsela a ella en lugar de la comida que había en la mesa.
—Según he oído, has dormido bien —dijo él mientras ocupaba una silla frente a ella. —Muy bien. ¿Y tú?
—Hacía un año que no dormía tan bien.
A ______ no se le escapó el significado de las palabras de Nick. Trató de no permitir que aquel halago, y su creciente deseo, mermase su firme intención de dar por zanjado definitivamente aquello el viernes.
—¿Y qué te apetecería hacer después de comer? —preguntó Nick mientras tomaba un panecillo de la mesa y lo partía en dos.
______ luchó contra la tentación con todas sus fuerzas. Por muy lanzada que se hubiera mostrado la noche pasada, aquél era otro día. Y la situación era muy distinta, sobre todo después de haber comprobado lo débil que podía volverse junto a Nick. Debía controlarse, o podía meterse en serios problemas. Estaba bien tener una aventura con hombres como Nick, pero lo último que convenía era obsesionarse con ellos, o enamorarse de ellos.
Como Rico había dicho, Nick podía ser peligroso.
—Cleo ha dicho que me llevarías a visitar las cuadras —comentó en tono ligero, y a continuación se sirvió un vaso de agua.
Él sonrió con una mezcla de cinismo y travesura.
—¿Y crees que es así como me gustaría pasar la tarde contigo?
______ lo miró a los ojos.
—Eso espero-. contestó—. Tu apetito insaciable de anoche me ha dejado un poco... sensible en algunos lugares. Necesito unas horas más para recuperarme.
Nick rió.
—Mi apetito insaciable. Según recuerdo, eras tú la que no dejaba de pedir más.
______ simuló un desenfado que estaba muy lejos de sentir.
—Posiblemente. Una o dos veces. Debo admitir que eres muy bueno en la cama, Nick. Sin duda has dejado el pabellón muy alto para las actuaciones de mis futuros amantes. Casi lamento que este arreglo tenga que acabar —cuando dijo aquello ______ notó que la mandíbula de Nick se tensaba, pero decidió ignorarlo—. Oh, y hablando de arreglos, ¿has comprobado si el dinero ha sido transferido a la cuenta de la fundación esta mañana?
Solo aviso, NALIA PREPARATE K TE KEDRAN MATAR! jum! Todo dicho! Y ahora esperense k ya vuelvo y les subo 2 mas!!
LittleVickJ♥
Re: Vendida Al Jeque [Nick & Tu]
Capítulo 10
Nick no supo cómo logró ocultar sus sentimientos en aquel momento. Su primera reacción ante la mención del dinero por parte de ______ fue de consternación, seguida de una aguda conciencia de su propia estupidez.
¿De verdad había empezado a creer que ______ sentía algo por él? ¿Que cuando la había llevado de vuelta a su dormitorio aquella noche se había rendido a algo más que a la química sexual que siempre había habido entre ellos?
Qué estúpido era. Un completo estúpido. Un estúpido hechizado. ______ lo había hechizado desde el primer momento que la había visto, y lo había hechizado aún más con el abandono asombrosamente sensual que había demostrado en la cama la noche anterior. Cuando recordaba cómo había gemido bajo su boca, como había temblado con sus caricias, como se había aferrado al él mientras alcanzaba el clímax...
Pero el brillo del deseo había desaparecido de su mirada aquella mañana.
Contempló su virginal ropa blanca y su pelo, sujeto en una coleta que enfatizaba el aire de inocencia que tanto lo había intrigado siempre .
Finalmente, su consternación dio paso al enfado.
A pesar de lo mucho que pudiera disfrutar entre sus brazos, el único interés real de ______ eran los quinientos millones de dólares.
—El dinero está en tu cuenta —murmuró, jurándose que le haría pagar por cada centavo aquella noche.
______ había lamentado sus palabras en cuanto las había pronunciado. No había pretendido sonar tan mercenaria, ni enfadar a Nick. ¿Pero qué esperaba éste? ¿Que olvidara que prácticamente la había obligado a acudir allí con él? ¿Acaso esperaba que empezara a interpretar el papel de «mujer enamorada» para él?
Sin duda, habían compartido una noche fabulosa. Y, ciertamente, Nick era un amante fabuloso. Pero no tenía intención de simular que compartían algo más.
Al mismo tiempo no quería pasar los siguientes cuatro días en un ambiente de abierta hostilidad. Debían alcanzar algún punto intermedio de entendimiento.
—Lo siento —dijo. Por la fría furia que brillaba en los ojos de Nick, supo que acababa de volver a declararle la guerra—. No pretendía disgustarte, pero no puedo fingir que la fundación no es lo más importante para mí. Eso no significa que anoche no disfrutara, o que no esté deseando que vuelva a repetirse. Incluso empiezas a gustarme... un poco —añadió cuando los expresivos ojos de Nick brillaron de satisfacción—. Cleo me ha dicho cosas tan agradables sobre ti esta mañana, que no puedo seguir pensando que eres un hombre arrogante y mimado. Al parecer tienes otras cualidades que te redimen, aunque tu modo de reaccionar a la palabra «no» no es precisamente una de ellas. ¿Cuántos hombres crees que habrían llegado a esos extremos para llevarse a una mujer a su cama?
—No a cualquier mujer —dijo Nick—. Sólo a ti, ______.
—Los halagos no van a llevarle a ningún sitio conmigo, Su Excelencia. Creo que ya te lo había dicho.
—Nick —le recordó él secamente.
—Nick —repitió ella con un suspiro—. ¿Ves a qué me refiero? Siempre tienen que ser las cosas como quieres.
—A todos nos gusta hacer las cosas a nuestro modo. A ti también, ______. Pero tal vez te sorprendería saber que en mis tratos contigo no siempre he cedido a mis deseos. Si hubiera sido totalmente egoísta, te habría tomado durante el viaje en helicóptero. No habría esperado. Y si cediera ahora mismo a mi lado oscuro, no sería este panecillo lo que estaría mordiendo. Despejaría esta mesa de un golpe, te tumbaría sobre ella y me daría un festín contigo.
Las imágenes que evocaron sus palabras hicieron que una oleada de calor recorriera el cuerpo de ______.
—Me pregunto si me dejarías hacerlo —añadió él mientras le dedicaba una mirada ardiente.
—No —fue la sorprendentemente firme respuesta de ______.
—No... —empezó Nick, pero se interrumpió y sonrió a la vez que se encogía de hombros—. ¿Lo ves? No puedo aceptar un no por respuesta. En ese caso, iremos a visitar las cuadras y luego podemos nadar un rato, si quieres. ¿Te apetecería eso?
—No puedo permitirme estar al sol mucho rato en días como este —dijo ______ a modo de excusa, aunque lo cierto era que temía no poder mantener las manos quietas teniendo a Nick semidesnudo cerca—. Podría quemarme, lo que no quedaría bien en las fotos ni en la pasarela.
—Comprendo. En ese caso utilizaremos el coche de golf para visitar la propiedad. Tiene techo. Estaba pensando en cabalgar pero, dadas las circunstancias, podemos dejar eso para otro día. Lo mismo que la natación. Después de la visita, te sugiero que te eches hasta la cena, o que tomes un largo baño. Y hablando de la cena, he decidido que hoy la tomaremos en el comedor principal. Así habrá más tiempo de que se recuperen tus zonas más... sensibles.
—Qué amable por tu parte —murmuró ______, pensando que Nick era un diablo realmente perverso—. Cleo me ha dicho que eres un hombre muy bondadoso. Me ha contado lo que hiciste por Jack.
Nick pareció avergonzado por aquella revelación, algo que conmovió a ______ más que cualquier otra cosa que pudiera haber hecho. Respetaba a la gente capaz de hacer el bien sin buscar halagos o publicidad.
—Era lo menos que podía hacer por alguien mucho más desafortunado que yo —murmuró Nick—. ¿Qué vas a hacer con los quinientos millones? Espero que no los malgastes en pagar sueldos exorbitantes a asesores financieros. Debes gastar el dinero como te parezca adecuado. Estoy seguro de que lo único que te importa son los niños. Otros podrían tener intereses más egoístas entre sus planes.
—No te preocupes. El dinero será bien gastado. No pienso caer en esa trampa. Pero sí me dejaré asesorar por algunas personas cuya perspicacia para los negocios respeto. Luego me pondré a trabajar en varios proyectos sin dilación. El tiempo es esencial en todo lo relacionado con la investigación. Me pondré a trabajar en cuanto regrese a Sidney. Afortunadamente, la semana que viene no tengo trabajo, así que podré avanzar bastante. También me gustaría...
—______ se interrumpió y sonrió—. Lo siento. Cuando empiezo a hablar de ese tema, no sé cómo parar.
—No me importa —dijo Nick—. Me encanta escuchar a una mujer apasionada.
______ tragó saliva, pensando que probablemente Nick habría oído algo más que pasión en los variados sonidos que había hecho la noche pasada. Cada uno había tenido su propio mensaje, desde los grititos de sorprendido placer, a los gruñidos de frustración, pero los más obvios habían sido sus gritos de éxtasis seguidos de suspiros de satisfacción.
—Deberíamos comer la deliciosa comida que nos ha preparado Cleo —dijo para cambiar de tema—. Lo que me recuerda que tu ama de llaves me cae realmente bien. Es una mujer encantadora.
—Sí que lo es. Yo me he convertido en una especie de hijo para ella. Cleo y Norman no pueden tener hijos.
—Oh, qué lástima. Habría sido una madre estupenda.
—Estoy totalmente de acuerdo.
______ tampoco quería centrarse en aquel tema, de manera que empezó a interrogar a Nick sobre las cuadras. Habiendo nacido en el campo, no ignoraba por completo los asuntos de los caballos, y lo sorprendió con sus conocimientos.
Después de aquello, la comida transcurrió plácidamente, al igual que la vuelta que dieron luego por las cuadras. ______ no pudo evitar sentirse impresionada, tanto por los magníficos caballos que poseía Nick como por las modernas instalaciones con que contaba.
La cuadra contaba con seis sementales, le informó Nick. Uno de ellos, un caballo negro llamado Ebony Boy, era un animal maravilloso, y un exhibicionista incorregible. Cuando lo soltaron en su corral privado para que hiciera ejercicio, el semental montó un auténtico espectáculo galopando y soltando coces, además de encabritarse y agitar su maravillosa crin en varias ocasiones.
—Se nota que tiene mucha energía —comentó ______—. Supongo que no es fácil de manejar.
—No durante la época de reproducción. Pero éste año se le están acabando los compromisos y está empezando a inquietarse. Es uno de esos sementales que sólo se siente satisfecho si cubre a varias yeguas al día.
______ se quedó sorprendida.
—Eso parece excesivo. ¿No se cansa nunca?
—¿De aparearse? Nunca —la mirada que Nick dedicó a ______ decía claramente que él tampoco.
Si podía tomarse la noche anterior como referencia, no podía decirse que estuviera alardeando.
Sin embargo...
—Cleo dice que soy la primera mujer que traes aquí en mucho tiempo —dijo ______.
Nick frunció el ceño.
—El único defecto de Cleo es que tiende a cotillear. —Tal vez, pero no me parece que sea una mentirosa
—Suelo ir a Sidney todos los fines de semana —dijo Nick secamente—. Confía en mí si te digo que mis necesidades carnales siempre han sido adecuadamente satisfechas. No creas que he estado esperando todo este tiempo a que cayeras en mis brazos.
______ se preguntó por qué le dolió aquel comentario. Debería darle lo mismo que Nick se acostara con todas las mujeres de Sidney. Pero le dolió de todos modos. Y se sintió celosa.
—Si lo hubieras hecho —espetó—, habrías tenido que esperar mucho.
—Soy consciente de ello. ¿Por qué crees que acabé recurriendo a medidas tan extremas para alcanzar mi meta?
______ miró a Nick con frialdad, que era su actitud habitual cuando se enfadaba.
—¿Y anoche obtuviste lo que esperabas por tu dinero?
Nick alzó las cejas en una actitud de total arrogancia y despreocupación, lo que hizo que a ______ le hirviera la sangre.
—Considero que mi inversión tuvo una respuesta razonable. Pero esta noche espero obtener más beneficios. Y las siguientes. Creo que para el viernes me sentiré suficientemente satisfecho. De no ser así, me aseguraré de que el viaje de vuelta a Sidney sea más entretenido que el de venida.
La hostilidad había vuelto a instalarse entre ellos. Y la tensión. Nick aseguraba que le gustaba hacer el amor, no la guerra, pero entre ellos no había lo uno sin lo otro.
—¿Y eso será todo? —preguntó ______ con descaro.
—¿Estás diciendo que quieres que la situación se prolongue?
—Ni en un millón de años. Has pagado por cinco días y eso es lo que vas a obtener.
Nick no dijo nada en respuesta a aquello. Se limitó a dedicarle una larga y pensativa mirada antes de volverse hacia el mozo de cuadra para decirle que volviera a guardar al semental, dejando a ______ con la sensación de haber revelado demasiado. Si volvían a estar en pie de guerra, acababa de cometer un error táctico.
Las cosas dichas con enfado o miedo siempre eran un error. Debería haber mantenido la calma y no haberle saltado al cuello de aquella manera. Sin duda, Nick podría empezar a sospechar que empezaba a alterarla; que, en el fondo, quería que aquello durara más que hasta el viernes.
Pero las sospechas eran sólo sospechas, no hechos. Antes de que llegara la noche debía demostrarle que no iba a poder hacer con ella lo que quisiera.
«¿Y cómo vas a conseguirlo?», preguntó una vocecita en su mente. «¿Cómo vas a lograr ese milagro? Ese hombre puede excitarte con una simple mirada. Si te tocara, incluso ahora que estás enfadada, sólo el cielo sabe lo que le permitirías que te hiciera después».
¡Estaba atrapada!
Y sentirse atrapada era un estado en el que no salía a la luz precisamente lo mejor de ______. Ningún hombre iba a atraparla. Hacía tiempo que había jurado mantener un completo control sobre su vida, lo que incluía su vida sexual. Por eso había buscado hombres que le gustaban con los que irse a la cama. Porque se había negado a permitir que un solo y miserable bastardo destrozara por completo aquel aspecto de su vida.
«Así que deja de divagar sobre este hombre. Lo deseas como amante. Sabes que es así. Si no lo dices, parecerá que él ha ganado. Caerás entre sus brazos cada vez que él quiera. ¿Y acaso quieres parecer una débil tonta ante sus ojos por decir una cosa y hacer luego otra?»
La risita que dejó escapar ______ llamó la atención de Nick.
—¿Qué te parece tan divertido?
—A ti. Y a mí misma. Ambos estamos siendo un poco tontos. Sobre todo yo. Tienes razón, Nick. No quiero que nuestra aventura acabe el viernes. Era mi orgullo el que hablaba hace unos momentos. Además de cierto enfado por tus tácticas de bravucón. Oh, no te molestes en abrir tu regia boca para negarlo. Utilizaste tu indecente fortuna para hacerme una oferta que sabías que no podía rechazar.
—A veces un hombre tiene que hacer lo que debe hacer.
______ volvió a reír.
—Sólo un hombre como tú. Pero eso ya es agua pasada, y sería una tontería por mi parte aferrarme al orgullo después de haber comprobado que eres tan bueno en la cama como decías. No quiero renunciar a los placeres de la carne después de haberlos descubierto. Me preocupa no encontrar a otro hombre capaz de satisfacer mis... necesidades especiales tan bien como tú. Si no otra cosa, no hay duda de que tú eres un hombre muy potente.
—No sé cómo te las arreglas para que un halago suene como un insulto en tus labios, querida ______.
—Porque bajo mi dulce exterior soy una bruja, querido Nick. Pero seguro que eso ya lo sabías, ¿no?
Nick se limitó a mirarla.
—Volviendo al asunto del que hablábamos —continuó ______—, me encantará seguir siendo tu amante más allá del viernes, hasta que uno de los dos se canse del arreglo, por supuesto. No quiero nada más de ti. Ni dinero, ni regalos. Nada excepto tu magnífico cuerpo y tu estimulante técnica. Comprenez-vous?
Nick no dijo nada, aunque sus ojos manifestaron una mezcla de desagrado y deseo que recorrió la distancia que los separaba como un afilado cuchillo.
—Podría acudir a la suite de tu hotel los sábados por la noche —continuó ______, decidida a ser pragmática y nada romántica—. Excepto cuando esté fuera, por supuesto. Podríamos pasar esa noche juntos, y el domingo si quieres. ¿Te hace feliz ese arreglo?
—¿Feliz? —repitió Nick con una sonrisa irónica—. ¿Qué es para ti ser feliz?
—¡Oh, vamos, no hables como si yo fuera el amor de tu vida! Ambos sabemos que no lo soy. Simplemente tengo un picor y te estoy dando la oportunidad de que me rasques. Y antes de que lo preguntes, no, no quiero ser vista en público contigo. Esa es la única regla que quiero poner. Nada de citas para comer ni de ir a las carreras juntos. Lo único que quiero es una relación sexual. ¿De acuerdo?
Por un momento, ______ temió que Nick fuera a rechazarla, que iba a vengarse de lo que le había hecho.
—¿Y se supone que debo serte fiel? —preguntó Nick, en un tono tan frío como su mirada.
¿Qué podía decir? «Si tocas a otra mujer, te mato», parecía un poco exagerado, y demasiado revelador. Pero aquello era lo que habría querido gritarle ______, lo primero que había surgido en su mente.
Tenía la sospecha de que acababa de cometer el error mas grave de su vida. Pero ya estaba hecho.
—Eso es asunto tuyo —dijo en tono desenfadado—. No tengo derecho a exigir nada de ti, lo mismo que tú no tienes derecho a exigírmelo a mí.
Notó que a Nick no le gustó nada que dijera aquello; pero era una lástima, porque a ella le daba igual. Aquel hombre infernal debería haberla dejado en paz. Pero no; se había empeñado en tenerla. Pues bien, podía tener su cuerpo, pero no su corazón. Al menos, no que él supiera.
—Pero si nos prometiéramos exclusividad —dijo Nick mientras su mirada seguía pareciendo una mezcla de hielo y fuego—, podrías tomar la píldora y así podríamos disfrutar de una forma más completa el uno del otro.
Nick no lo sabía, pero ______ ya estaba tomando la píldora. Un solo método de protección nunca era suficiente para ______.
—La sensibilidad crece espectacularmente cuando la carne se desliza contra la carne. El placer es mayor —añadió él.
______ volvió la cabeza ante la promesa de poder llegar a experimentar aún más placer que la noche anterior.
—Algunas mujeres alcanzan automáticamente el orgasmo cuando la semilla de un hombre inunda su útero —murmuró Nick—. Dicen que ese tipo de orgasmo no es sólo físicamente más intenso, sino que también resulta mucho más satisfactorio emocionalmente.
Si creía que aquella imagen haría que ______ se derritiera, estaba muy equivocado. Aquello sólo sirvió para que volviera a ver a Nick como el auténtico depredador que era, capaz de utilizar cualquier arma a su disposición para convertirla en su juguete sexual hasta que se hartara de ella.
—No pienso tomar la píldora —dijo ______ con brusquedad—. Y si alguna vez dejas de usar protección, no volveré a verte.
Nick pareció conmocionado, pero enseguida la miró con aire pensativo.
—Haré lo que quieras —dijo finalmente.
—Bien —espetó ______—. En ese caso, quiero volver a la casa ahora. Tengo dolor de cabeza.
Nick entrecerró los ojos.
—¿Es eso cierto, o sólo es una excusa para evadir mi compañía?
—Es la verdad —Nick no lo sabía, pero había alterado algo más que las hormonas de ______. Había despertado recuerdos casi olvidados, pero que cuando volvían hacían que la tensión le subiera y le diera dolor de cabeza—. Sufro de migrañas —dijo, a la vez que empezaba a experimentar un avance de las náuseas que solían acompañarlas—. Necesito tomar cuanto antes una pastilla y tumbarme, o esta noche no podré hacer nada.
—En ese caso, vamos —dijo Nick a la vez que la tomaba del brazo.
Necesito tomar cuanto antes una pastilla y tumbarme, o esta noche no podré hacer nada. ______ no supo si durante la siguiente media hora la solicitud que le demostró Nick fue debida a su amabilidad natural o al temor a no volver a tenerla en la cama aquella noche. La condujo directamente al dormitorio, donde corrió las cortinas, le abrió la cama y le dio un vaso con agua para que se tomara las pastillas. Tras dejarla cómodamente instalada, le dijo que si para las siete no se le había pasado el dolor suspendería la cena en el comedor por aquella noche. Podría comer algo en su habitación, o en la de él, si se sentía lo suficientemente bien. Sólo se lo tenía que hacer saber. Él estaría en sus habitaciones. Sólo tenía que llamar a la puerta o, si lo prefería, podía avisar a Cleo por teléfono.
—Tienes que marcar el 0 —le dijo antes de salir.
______ permaneció largo rato tumbada mirando al techo, esperando a que comenzaran las molestias típicas de sus migrañas. Pero el dolor no aumentó. Ni las náuseas. Al parecer, había tomado los analgésicos justo a tiempo. Estos también la habían obligado a relajarse, y con la relajación llegaron las lágrimas. No lágrimas por lo que le sucedió en el pasado, sino por lo que le estaba sucediendo en el presente.
¡Menudo desastre!
Pero debía reconocer que ella siempre había sido un desastre. Nick había preguntado si su dolor de cabeza era una excusa para evitar su compañía. Ella no lo había pensado en aquel momento, pero tal vez lo había sido, porque por mucho que pretendiera ante Nick que no sentía ninguna implicación emocional con él, lo cierto era que sí la sentía. Tanto, que la asustaba.
¡Con todos los hombres que había en el mundo de los que enamorarse!
—¡Cielo santo! —gimió, y enterró el rostro entre las almohadas. Las lágrimas comenzaron a caer de forma incontenible, hasta que el agotamiento pudo con ella y se quedó dormida.
En sus habitaciones, Nick estaba sentado ante su escritorio, contemplando con el ceño fruncido un correo electrónico que acababa de recibir de AIS en el que le pedían que llamara personalmente. Cuando lo hizo, le pusieron directamente con el jefe de seguridad, un hombre llamado Ryan Harris, con el que ya había tratado en varias ocasiones.
—Me alegra que halla llamado, su excelencia —dijo Ryan—. Quería tener una conversación privada con usted respecto a la investigación que solicitó respecto a cierta dama. Disculpe, pero creo que será mejor que no mencione su nombre. Las líneas telefónicas no son siempre tan seguras como nos gustaría, lo mismo que el correo electrónico.
—Aprecio su prudencia, señor Harris. Investigar a alguien siempre es un asunto delicado. ¿Qué es lo que ha averiguado?
—Ayer empezó a correr un rumor que, dado el perfil público de la dama, podría suponer un problema si sigue adelante. El mero hecho de empezar a hacer preguntas puede producir un tremendo efecto en lo concerniente a los ricos y famosos. Quería asegurarme de que le interesa que sigamos adelante.
—¿A qué rumor se refiere? —preguntó Nick, tenso.
—Una persona cercana a la dama piensa que su hermana pequeña, la que murió de cáncer, no era en realidad su hermana, sino su hija.
Al oír aquello, Nick apretó con todas sus fuerzas el auricular.
—Dada la fama de la persona en cuestión, me parece asombroso que algo así haya podido mantenerse en secreto —continuó Harris—. Mi detective ha averiguado esto un poco por casualidad, a través de una camarera que por lo visto fue a la escuela con ella. Puede que lo que le haya hecho hablar hayan sido los celos, o el rencor, pero seguir investigando sería dar crédito al rumor, y la prensa podría enterarse. Parecen tener ojos y oídos en todas partes. He pensado que, dado su interés por la dama, tal vez no le interesaría que sucediera algo así.
—Ha hecho muy bien, señor Harris. Eso sería lo último que querría. Cancele de inmediato la investigación, por favor. Y destruya los informes. Naturalmente, pagaré lo que acordamos, más la bonificación. Le agradezco mucho su discreción.
Nick colgó y se apoyó contra el respaldo de cuero de su asiento. ¿Sería cierto? Y si era así, ¿cuándo nació la niña y por qué repudió ______ a su propia hija?
¿Por vergüenza?
No parecía ______ una mujer que fuera a avergonzarse de ser madre soltera.
¿Ambición?
Si hubiera sido tan ambiciosa, ¿por qué tener un hijo en primer lugar? Había otras alternativas a su disposición.
¿Un corazón roto?
Aquello parecía más probable. El hecho de que hubiera sido seducida y luego abandonada por su amante explicaría el comportamiento de ______ hacia el sexo y los hombres. Aquello también explicaría que hubiera rechazado a su hija, aunque ello no justificaba su acción. Sólo una mujer amargada y con el corazón de piedra podría rechazar a un hijo.
No había duda de que ______ era bastante dura. Dura y cínica.
Nick frunció el ceño.
¿Cómo podía estar enamorado de una criatura como aquélla?
—Perverso —murmuró en alto, y luego hizo una mueca.
Sí, aquel amor era perverso. Nick había imaginado que averiguar cosas sobre su pasado le daría poder sobre ella, pero lo único que había conseguido era llegar a la certeza de que no tenía ningún futuro con ella. Al menos, no el que buscaba.
______ era buena para una sola cosa. Era una tontería esperar algo más. Ella pensaba igual y se lo había dejado bien claro. El único papel que quería en su vida era el de amante. Hasta que se cansara de él. Ni siquiera le preocupaba que él le fuera infiel. De hecho, esperaba que lo fuera.
Comprender que lo tenía en tan baja consideración y que lo respetaba tan poco disgustó mucho a Nick. ______ lo consideraba un mujeriego sin escrúpulos, un hombre que no dejaba de meter mujeres en su cama sin necesidad de afecto o cariño.
El problema era que tenía razón. Aquello era exactamente en lo que se había convertido durante la pasada década. Había utilizado a las mujeres con una frialdad pasmosa.
Pero no había ninguna frialdad en él cuando trataba con aquella mujer.
En cuanto al cariño y el afecto...
Nick gimió. No quería estar enamorado de ella. Dadas las circunstancias, prefería que sus sentimientos se limitaran al deseo. El deseo siempre pasaba. Pero Nick ya sabía que sentía algo más que deseo.
¿Qué tenía que hacer para al menos conseguir que ______ quisiera vivir con él? La necesitaba más que un ocasional sábado. ¿Qué podía hacer para persuadirla?
Se reiría si le declarara su amor. El encanto y los halagos no ejercían ningún efecto sobre ella. Tampoco serviría de nada ofrecerle más dinero. Sólo le quedaba un arma para lograr que hiciera lo que quería.
Apretó los dientes con fuerza. Iba en contra de sus principios utilizar aquella clase de tácticas, pero ______ no le dejaba otra opción.
LittleVickJ♥
Re: Vendida Al Jeque [Nick & Tu]
Capítulo 11
¿NO te alegra que se te haya pasado el dolor de cabeza? —murmuró nick mientras apartaba el pelo de ______ para acercar los labios hacia su cuello.
Ella se estremeció y volvió la cabeza para facilitarle el acceso.
—Mmm —fue todo lo que logró decir.
Estaba tumbada boca abajo en medio de la gran cama de Nick, aturdida y deslumbrada por su forma de hacerle el amor. Había empezado a descender con los labios hacia su espalda y la lamía intermitentemente mientras la acariciaba con las manos. Su boca se detuvo al comienzo de sus nalgas a la vez que deslizaba una mano entre sus piernas.
______ gimió y luego lloriqueó a causa de la creciente necesidad que sentía de volver a tenerlo donde lo había tenido hacía unos minutos.
—Nick... —dijo con voz estrangulada.
—¿Qué, cariño?
Ella se puso tensa a causa de aquellas palabras cariñosas... ¿o fue porque los dedos de Nick habían alcanzado el lugar que no podía ser ignorado, o negado?
—Oh, sí, sí...
—Paciencia —dijo él con suavidad—. Aún no ha llegado el momento.
Pero ______ sí iba a llegar. Y muy pronto. Iba a ser su segundo orgasmo desde que se había presentado en la habitación de Nick, hacía muy poco tiempo.
Cuando había despertado, lo había hecho deseando a Nick. Había intentado refrenarse con una ducha de agua fría, pero no había servido de nada, de manera que, finalmente, se había puesto el albornoz rosa y, sin molestarse en maquillarse o ponerse otra cosa, se había presentado en sus habitaciones.
Nick sólo había necesitado mirarla una vez para darse cuenta de lo que quería.
No había dicho nada. Simplemente la había tomado en brazos y la había llevado a su dormitorio. Sin dejar de mirarla, la tumbó sobre la cama, le abrió la bata, le hizo separar las piernas y le ordenó que no se moviera mientras él se desvestía y se ponía un preservativo. Para cuando acabó, ella estaba más que lista para recibirlo.
Había alcanzado el orgasmo treinta segundos después de que Nick la penetrara. Pero él no lo había hecho. Se había retirado y luego se había tumbado a su lado para besarla y acariciarla. Y en aquellos momentos ______ estaba a punto de llegar de nuevo, temblando de necesidad mientras él permanecía totalmente controlado.
¿Cómo lo lograba?, se preguntó, desconcertada. ¿Cómo lograba olvidar su excitación mientras ella llegaba al éxtasis?
Nick estaba rozando las redondeadas y tersas nalgas de ______ con la barba que comenzaba a crecer en sus mejillas. Ella gimió y puso inmediatamente su trasero en pompa en busca de más. Cuando él colocó una almohada bajo su estómago y le separó los muslos, ella se tensó de anticipación, a la espera de que la penetrara. Pero en lugar de ello, Nick comenzó a frotar con su rostro la suave piel interior de sus muslos a la vez que soplaba cálida y delicadamente contra su humedad.
______ gimió de frustración y movió el trasero. Pero él siguió sin darle lo que quería. En lugar de ello, deslizó la lengua a lo largo del valle de su deseo y jugueteó con ella en torno a su clítoris. ______ se puso tensa y gimió de nuevo. La espera fue cruel mientras él seguía atormentándola. Pero unos momentos después, felizmente, estaba allí, colmándola, haciéndola estremecerse de alivio.
Cuando la hizo ponerse en cuatro patas y tomó sus pechos, dejó escapar un gritito de placer. Nick la había introducido a aquel modo de hacer el amor la noche anterior, sobre la alfombra verde del cuarto de estar. A ella le encantó entonces y le estaba gustando casi más en aquellos momentos, en parte porque Nick no podía ver sus ojos. Parecía que disfrutaba mirándola al rostro cuando alcanzaba el orgasmo, y temía que pudiera llegar a ver las emociones que empezaban a consumirla cada que sus cuerpos se unían.
Cuando empezó a moverse dentro de ella, cerró los ojos y trató de pensar en ellos como dos animales copulando en medio de la selva. Aquello no tenía nada que ver con el amor. Era sólo sexo. Sobre todo por parte de Nick. No debía olvidarlo.
El ritmo de sus movimientos era intenso, su penetración profunda, y su forma de aferrarla tan poderosa como posesiva. Poco a poco, ______ olvidó todo pensamiento y dejó que la condujera a aquel brillante lugar en que se veía convertida en una mujer primitiva, libre de todo concepto civilizado, libre para copular como un animal salvaje en celo.
Hicieron ruidos juntos, el gruñendo y ella gimiendo. Cuando ella se tensó y dejó escapar un prolongado grito al alcanzar el orgasmo, el rugió en respuesta. Se arqueó hacia atrás y la hizo alzarse contra él con las manos aprisionando sus pechos. ______ abrió la boca para tomar aire mientras su sexo oprimía y luego soltaba a Nick durante lo que pareció una interminable sucesión de contracciones.
Cuando sus mutuos espasmos concluyeron, cayeron sobre la cama. Nick hizo que ella se tumbara de costado y que moldeara su cuerpo a él en forma de cuchara.
—Increíble —susurró junto a su oído—. Somos mágicos juntos, querida. Mágicos.
______ se alegro mucho de que no pudiera verle el rostro, pues sintió en sus ojos el escozor de las lágrimas.
El sonido del teléfono que había junto a la cama no fue precisamente bienvenido. Nick murmuró algo y ______ parpadeó ferozmente anticipando su salida. Aterrorizada de que pudiera ver sus lágrimas, empezó a apartarse.
—No te muevas —ordenó él, y la sujetó con firmeza por la cintura con un brazo a la vez que estiraba el otro hacia atrás para descolgar.
Con el teléfono tan cerca, ______ pudo oír toda la conversación. El problema era que se desarrolló en árabe. De todos modos, nada pudo ocultar el hecho de que era una mujer la que había llamado. Cuando Nick exclamó « ¿Nalia?» en tono asombrado, ______ supo exactamente con quién estaba hablando. Era ella, la mujer del hermano de Nick, la mujer a la que amaba, la mujer por la que se había visto obligado a vivir en el exilio.
Una intensa consternación se apoderó de ella mientras permanecía allí, aún unida al cuerpo de Nick y obligada a escuchar la emoción que revelaba su expresiva voz. Su sorpresa al oír a Nalia. Su preocupación por algo. Sus delicadas palabras de consuelo y cariño.
La conversación continuó mientras ______ se sentía más y más angustiada. ¿Cómo se atrevía a hablar de forma tan íntima con aquella mujer mientras estaba dentro de ella?
Cuando intentó apartarse de nuevo, él la sujetó aún con más fuerza. Era demasiado fuerte como para lograrlo en contra de su voluntad, de manera que decidió permanecer quieta hasta que terminara de hablar. Luchar contra él resultaría demasiado revelador.
Pero los intensos celos que había empezado a sentir eran aún más reveladores. Para ella.
No estaba empezando a implicarse emocionalmente con Nick. Ya lo estaba. Profundamente. Sin esperanza. Por eso sentía ganas de llorar en aquellos momentos. Porque sabía que por mucho que Nick disfrutara haciendo el amor con ella, no la amaba; y nunca la amaría.
Finalmente, la llamada terminó. Pero, al parecer, no había terminado con ella.
No hubo una sola palabra de explicación después de que colgara. Tan sólo se produjo un breve silencio antes de que volviera a prestar atención a la horrorizada ______ . Horrorizada porque ella sabía que quería que Nick continuara, a pesar de saber que su corazón estaba en otra parte, con otra mujer.
—¿Por dónde iba? —murmuró él a la vez que le acariciaba los pechos. Cuando tomó uno de sus pezones entre los dedos, ______ se estremeció.
Su vulnerabilidad hacia Nick la hizo enfadarse. Y cuando ______ se enfadaba, se volvía muy rebelde y tozuda.
—Creía haberte dicho que no te movieras —gruñó él.
—Vete al diablo —espetó ______ —. Me moveré si quiero hacerlo. Estoy harta de que me digas todo el rato que no me mueva.
—Nunca llegarás a ser realmente buena en la cama si no estás dispuesta a aprender o a practicar el control, mi querida ______ .
—Ni soy, ni nunca seré tu «querida ______ » —ella ya sabía quién era su verdadera «querida»—. y puede que no me guste controlar, no como a ti.
—¿Crees que quiero controlarte?
—¿No es así?
—No creo que ningún hombre pueda controlarte. No por completo. Pero parece que cuanto más control ejerce una mujer sobre su vida pública, más placer encuentra en abandonar tal control en la intimidad del dormitorio. ¿No resulta liberador hacer lo que yo te digo que hagas? ¿Poder dejar de pensar por una vez? ¿Permitir que otro asuma la responsabilidad para darte placer y satisfacción? Yo estoy bien equipado para darte ambas cosas. Pero eso ya lo sabes. Por eso has venido a mí esta noche, y por eso seguirás haciéndolo de ahora en adelante, cuando y donde yo quiera.
—Ni en sueños —dijo ______ , y rió. Pero su risa se desvaneció rápidamente a causa de la avalancha de sensaciones que le estaban produciendo las manos de Nick. Aquel hombre debía haber vendido su alma al diablo para saber como acariciarla de aquel modo, para despertar en ella aquel ansia por ser poseída por él.
Estaba desesperada por moverse, pero se negó a ceder. Le demostraría que podía controlarse. «No voy a moverme», se juró a sí misma. «No voy a retorcerme y contorsionarme. ¡No voy a hacerlo!»
—Ya puedes moverte —-susurró Nick al cabo de unos tortuosos minutos.
Con un sollozo, ______ lo hizo así.
Jum jum!!! Fijense k yo podria haber echo:
-Uuu, ii, uu aa aa, Pim, Pam, Toma Lacasitos♪♫♪♫♪ Pero como no hay coments, no! jum!
LittleVickJ♥
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