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Cronicas Vampiricas: Despertar (joe, nick y tu)
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
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Re: Cronicas Vampiricas: Despertar (joe, nick y tu)
Holaa... :hi:
se que a estas alturas me van a querer matar sin piedad pero...
tengo explicaciones del porque no subi el cap que dije que hiba a subir si mal
no recuerdo el jueves... lo que paso fue que el jueves cuando dije que hiba a subir cap no
me acorde que jugaban Uruguay() y Peru me mire todo el partido y cuando termine estuve
en la pc pero no me acorde de que tenia que subir cap, el viernes edite todo el cap y se me borro me calente y no lo subi nada(sorry) el sabado fue el cumple de mi hermano cumplio 18 años y tuve que ayudar a mi madre a cocinar limpiar, y ademas despues por la noche no pude subirles el cap porque mi madre me llamo a emergencias porque lloraba del dolor de estomago y espalda y el domingo por la mañana tuve que acompañar a mis padres a llevar a una vecina a solimar después fui a la casa de mis abuelos(porque ayer fue el dia de los padres en Uruguay) llegue como a las 3 de la tade y despues me apronte todo para comer y tomar para mirar el partido Uruguay y Paraguay, despues de el partido fui a buscar a mi hermano a la casa de un amigo con mis padres despues de eso me quede esperando a que la seleccion llegara a el estadio de aca(no me acuerdo el nombre del estadio xD) lo estaba mirando por tv acostada y me dormi y llego hoy que por suerte no me ah pasado nada por ahora pero tengo que estudiar para un escrito lo cual no importa porque les voy a subir cap ahora :D
como veran fue un fin de semana muy complicada como para que les subiera cap
espero que entiendan
Las quiero y ya subo cap :D
se que a estas alturas me van a querer matar sin piedad pero...
tengo explicaciones del porque no subi el cap que dije que hiba a subir si mal
no recuerdo el jueves... lo que paso fue que el jueves cuando dije que hiba a subir cap no
me acorde que jugaban Uruguay() y Peru me mire todo el partido y cuando termine estuve
en la pc pero no me acorde de que tenia que subir cap, el viernes edite todo el cap y se me borro me calente y no lo subi nada(sorry) el sabado fue el cumple de mi hermano cumplio 18 años y tuve que ayudar a mi madre a cocinar limpiar, y ademas despues por la noche no pude subirles el cap porque mi madre me llamo a emergencias porque lloraba del dolor de estomago y espalda y el domingo por la mañana tuve que acompañar a mis padres a llevar a una vecina a solimar después fui a la casa de mis abuelos(porque ayer fue el dia de los padres en Uruguay) llegue como a las 3 de la tade y despues me apronte todo para comer y tomar para mirar el partido Uruguay y Paraguay, despues de el partido fui a buscar a mi hermano a la casa de un amigo con mis padres despues de eso me quede esperando a que la seleccion llegara a el estadio de aca(no me acuerdo el nombre del estadio xD) lo estaba mirando por tv acostada y me dormi y llego hoy que por suerte no me ah pasado nada por ahora pero tengo que estudiar para un escrito lo cual no importa porque les voy a subir cap ahora :D
como veran fue un fin de semana muy complicada como para que les subiera cap
espero que entiendan
Las quiero y ya subo cap :D
maru!!
Re: Cronicas Vampiricas: Despertar (joe, nick y tu)
Capítulo 12
___(Tn) giró despacio ante el espejo de cuerpo entero del dormitorio de tía Judith. Margaret estaba sentada a los pies de la enorme cama con dosel, con los ojos azules muy abiertos y solemnes en señal de admiración.
—Ojalá tuviera un vestido como ése para ir a pedir caramelos por las casas —dijo.
—Me gustas más vestida de gatita blanca —dijo___(Tn), depositando un beso entre las orejas de terciopelo blanco sujetas a la cinta que Margaret llevaba en la cabeza.
Luego se volvió hacia su tía, de pie junto a la puerta con aguja e hilo listos.
—Es perfecto —dijo con entusiasmo—. No hay que cambiar absolutamente nada.
La muchacha del espejo podría haber salido de uno de los libros de __(Tn) sobre el Renacimiento italiano. Garganta y hombros quedaban al descubierto, y el ceñido corpiño del vestido azul claro resaltaba su cintura. Las largas mangas abombadas estaban acuchilladas para mostrar por las aberturas la seda blanca de la camisa interior, y la amplia y envolvente falda rozaba apenas el suelo a su alrededor. Era un vestido precioso, y el pálido tono azul parecía realzar el azul más oscuro de los ojos de ___(Tn).
Mientras se daba la vuelta, la mirada de __(Tn) cayó sobre el anticuado reloj de péndulo situado sobre el tocador.
—Ah, no... Son casi las siete. Nick llegará en cualquier momento.
—Ahí llega su coche —dijo tía Judith, echando un vistazo por la ventana—. Bajaré y le abriré.
—No hace falta —dijo ___(Tn), concisa—. Le abriré yo misma. Adiós, ¡que os lo paséis bien pidiendo golosinas por las casas! —Y corrió escalera abajo.
Ahí vamos, se dijo, y mientras alargaba la mano hacia el pomo de la puerta recordó aquel día, hacía ya casi dos meses, en que se había cruzado en el camino de Nick en la clase de Historia Europea. Entonces había sentido aquella misma sensación de nerviosismo y tensión.
«Sólo espero que esto salga mejor de lo que salió aquel plan», pensó. Durante la última semana y media, había cifrado sus esperanzas en ese momento, en esa noche. Si lo de Nick y ella no cuajaba esa noche, jamás lo haría.
La puerta se abrió, y ella dio un paso atrás con los ojos bajos, sintiendo casi timidez, temerosa de contemplar el rostro de Nick. Pero cuando le oyó inspirar con fuerza, alzó rápidamente la mirada... y se le heló el corazón.
La miraba fijamente con asombro, sí. Pero no era el asombro maravillado que había visto en sus ojos aquella primera noche en su habitación. Lo que veía se parecía más a un sobresalto.
—No te gusta —murmuró, horrorizada ante el escozor que sentía en los ojos.
Él se recuperó con rapidez, como siempre, pestañeando y negando con la cabeza.
—No, no, es precioso. Estás bellísima.
«Entonces ¿por qué te quedas ahí parado como si acabaras de ver un fantasma? —pensó ella—. ¡Por qué no me abrazas, me besas..., haces algo!»
—Tú tienes un aspecto fabuloso —dijo ella en voz baja.
Y era cierto; estaba elegante y apuesto con el esmoquin y la capa que llevaba para representar su papel. A __(Tn) le sorprendió que hubiese aceptado hacerlo, pero cuando se lo había sugerido, él había parecido más divertido que otra cosa. En aquel momento, su aspecto era elegante y cómodo, como si llevar tales prendas fuera algo tan normal para él como llevar los vaqueros.
—Será mejor que nos vayamos —dijo él, con voz igualmente queda y seria.
__(Tn) asintió y fue con él hasta el coche, pero su corazón ya no estaba simplemente helado: era de hielo. Nick estaba más lejos de ella que nunca, y no tenía ni idea de cómo recuperarle.
Retumbaron truenos en el cielo mientras conducían hacia el instituto, y ___(Tn) echó un vistazo por la ventanilla del coche con alicaída consternación. La capa de nubes era espesa y oscura, aunque aún no había empezado a llover. El aire estaba como electrificado, y las masas de cúmulos, de un sombrío tono morado, daban al cielo un aspecto de pesadilla. Era una atmósfera perfecta para Halloween, amenazadora y sobrenatural, pero no despertó más que temor en la muchacha. Desde aquella noche en casa de Bonnie, había perdido el gusto por lo fantasmagórico y misterioso.
Su diario no había vuelto a aparecer, aunque habían registrado la casa de Bonnie de arriba abajo. Seguía sin poder creer que hubiese desaparecido realmente, y la idea de que un desconocido leyera sus pensamientos más íntimos la desesperaba interiormente. Porque, desde luego, lo habían robado; ¿qué otra explicación podía existir? Más de una puerta se había abierto aquella noche en la casa de los McCuUough; alguien sencillamente podría haber entrado. Deseaba matar a quienquiera que lo hubiera hecho.
Una visión de ojos oscuros apareció ante ella. Aquel muchacho, el muchacho al que había estado a punto de entregarse en casa de Bonnie, el muchacho que le había hecho olvidar a Nick. ¿Era él quien lo había hecho?
Salió de sus meditaciones cuando pararon ante el instituto, y se vio obligada a sonreír mientras avanzaban por los pasillos. El gimnasio era un caos apenas organizado. Había transcurrido sólo una hora desde que __(Tn) había marchado a casa para ponerse el vestido, pero todo había cambiado. Entonces, todo había estado lleno de alumnos de último curso: miembros del consejo de estudiantes, jugadores de rugby, el club Clave, todos ellos dando los últimos toques a utilería y decorado. En estos momentos estaba lleno de desconocidos, la mayoría de ellos ni siquiera humanos.
Varios zombis volvieron la cabeza al entrar __(Tn), las sonrientes calaveras visibles por entre la carne putrefacta de los rostros. Un jorobado grotescamente deforme cojeó hacia ella, junto con un cadáver de tez lívida y ojos hundidos.
__(Tn) comprendió con un violento sobresalto que no era capaz de reconocer a la mitad de aquellas personas con sus disfraces. En seguida, todos la rodearon, admirando el vestido azul claro, anunciando problemas que ya habían aparecido. __(Tn) les hizo callar con un ademán y giró hacia la bruja, cuyos largos cabellos oscuros caían sobre la espalda de un ceñido vestido negro.
—¿Qué sucede, Meredith? —preguntó.
—El entrenador Lyman está enfermo —respondió ésta con expresión sombría—, así que alguien consiguió que Tanner lo sustituyera.
—¿El señor Tanner? —Elena se sintió horrorizada.
—Sí, y ya está dando problemas. La pobre Bonnie ya no puede más. Será mejor que te acerques ahí.
__(Tn) suspiró y asintió, marchando a continuación por la sinuosa ruta del recorrido por la Casa Encantada. Mientras pasaba junto a la truculenta Cámara de Tortura y la espeluznante Habitación del Acuchillador Loco, pensó que casi lo habían construido demasiado bien. El lugar resultaba inquietante incluso iluminado.
La Habitación del Druida estaba cerca de la salida. Allí habían alzado un monumento neolítico, pero la linda y menuda sacerdotisa druida de pie entre los muy realistas monolitos con su túnica blanca y una guirnalda de hojas de roble parecía a punto de echarse a llorar.
—Pero tiene que llevar la sangre —decía en tono suplicante—. Es parte de la escena, usted es un sacrificio.
—Llevar esta túnica ridicula ya es bastante malo —respondió Tanner, tajante—. Nadie me informó de que iba a tener que echarme salsa de tomate encima.
—En realidad no le tocará directamente —explicó Bonnie—. Sólo irá sobre la túnica y el altar. Usted es un sacrificio —repitió, como si de algún modo eso fuera a convencerle.
—En cuanto a eso —replicó el señor Tanner con repugnancia—, la exactitud de todo este montaje es sumamente sospechosa. En contra de la creencia popular, los druidas no construyeron este tipo de monumentos; los construyeron una cultura de la Edad del Bronce que...
—Señor Tanner —interrumpió ___(Tn), adelantándose—, ésa no es realmente la cuestión.
—No, no lo será para ti —repuso él—. Motivo por el que tú y tu neurótica amiga vais a suspender historia las dos.
—Eso está totalmente fuera de lugar —dijo una voz, y __(Tn) vio rápidamente por encima del hombro a Stefan.
—Señor Salvatore —dijo Tanner, pronunciando las palabras como si significaran: «Ya sólo me faltaba esto»—, supongo que tiene algunas sabias palabras que ofrecer. ¿O acaso me pondrá un ojo morado?
Su mirada viajó hacia Nick, que permanecía allí parado, inconscientemente elegante en su esmoquin perfectamente confeccionado, y __(Tn) sintió un repentino ramalazo de comprensión.
«En realidad, Tanner no es mucho mayor que nosotros —pensó—. Parece mayor debido a que tiene entradas, pero apuesto a que aún no ha cumplido los treinta.» Entonces, por algún motivo, recordó el aspecto que había tenido el profesor en la fiesta de inicio de curso, con su traje barato y gastado que no le sentaba bien.
«Apostaría a que ni siquiera disfrutó de su propio baile de inicio de curso», pensó. Y, por vez primera, sintió algo parecido a lástima por él.
Tal vez Nick también lo sintió, pues aunque se adelantó hasta estar frente al hombrecillo, colocándose cara a cara con él, su voz sonó pausada.
—No, no voy a hacerlo. Creo que todo esto se está sacando de quicio. Por qué no...
__(Tn) no pudo oír el resto, pero el muchacho hablaba en un tono bajo y tranquilizador, y lo cierto era que el señor Tanner parecía escuchar. La muchacha echó una ojeada al grupo que se había reunido detrás de ella: cuatro o cinco necrófagos, el hombre lobo, un gorila y un jorobado.
—Ya está, todo está bajo control —les dijo, y se dispersaron.
__(Tn) se estaba ocupando de todo, aunque no estaba segura de cómo lo hacía, ya que sólo le veía la nuca.
La nuca... Por un instante, una imagen de su primer día de clase pasó veloz ante ella. Del modo en que Nick había estado de pie en la secretaría hablando con la señora Clarke, la secretaria, y la manera tan curiosa en la que había actuado ésta. Efectivamente, al mirar __(Tn) al señor Tanner en ese momento, éste mostraba la misma expresión ligeramente aturdida. La muchacha sintió una lenta oleada de inquietud.
—Vamos —le dijo a Bonnie—. Vayamos a la parte delantera.
Atajaron directamente por la Habitación del Aterrizaje Alienígena y la Habitación de los Muertos Vivientes, deslizándose entre las mamparas, para ir a salir a la primera habitación en la que entrarían los visitantes y donde serían recibidos por el hombre lobo. El hombre lobo se había quitado la cabeza y conversaba con una pareja de momias y una princesa egipcia.
__(Tn) tuvo que admitir que Caroline estaban magnífica como Cleopatra, con las líneas de aquel cuerpo bronceado francamente visibles a través de la transparente tela de hilo del vestido de tubo que llevaba. A Matt, el hombre lobo, no se le podía culpar si sus ojos no dejaban de desviarse del rostro de Caroline para descender por su cuerpo.
—¿Cómo va todo por aquí? —preguntó ___(Tn) con forzada frivolidad.
Matt se sobresaltó ligeramente, luego se volvió hacia ella y Bonnie. __(Tn) apenas le había visto desde la noche del baile, y sabía que él y Nick también se habían distanciado. Debido a ella. Y aunque no podía culpar a Matt por eso, sabía lo mucho que le dolía a Nick.
—Todo va estupendamente —respondió Matt, algo incómodo.
—Cuando Nick acabe con Tanner, me parece que le enviaré aquí —dijo __(Tn)—. Puede ayudar a hacer entrar a la gente.
Matt alzó un hombro con indiferencia, y luego preguntó:
—¿Acabe qué con Tanner?
__(Tn) le miró sorprendida. Habría podido jurar que él había estado en la Habitación del Druida hacía un minuto. Lo explicó.
Fuera, volvió a retumbar el trueno, y a través de la puerta abierta __(Tn) vio cómo un relámpago iluminaba el cielo nocturno. Se escuchó un nuevo y sonoro trueno al cabo de unos segundos.
—Espero que no llueva —dijo Bonnie.
—Sí —repuso Caroline, que había permanecido en silencio mientras __(Tn) hablaba con Matt—. Sería una auténtica pena que no viniera nadie.
__(Tn) le dirigió una aguda mirada y vio sincero odio en los ojos entrecerrados y felinos de Caroline.
—Caroline —dijo impulsivamente—, oye. ¿No podemos dejarlo de una vez? ¿No podemos olvidar lo sucedido y empezar de nuevo?
Bajo la cobra de su frente, los ojos de Caroline se abrieron y luego volvieron a entrecerrarse. Torció la boca y se acercó más a __(Tn).
—Jamás olvidaré —declaró, y a continuación se dio la vuelta y se marchó.
Se produjo un silencio, con Bonnie y Matt mirando al suelo. __(Tn) fue hacia la entrada para sentir el aire fresco en las mejillas. En el exterior distinguió el campo de juego y las ramas de los robles que se agitaban más allá, y una vez más se sintió invadida por un mal presentimiento. «Esta noche es la noche —pensó, desconsolada—. Esta noche es la noche en la que todo va a suceder.» Pero no tenía ni idea de qué era «todo».
Una voz sonó a través del transformado gimnasio.
—Vamos ya, están a punto de dejar entrar a la fila que hay en el aparcamiento. ¡Cierra las luces, Ed!
Repentinamente, la oscuridad descendió sobre todos ellos y el aire se llenó de gemidos y risas maníacas, igual que una orquesta afinando. __(Tn) suspiró y se dio la vuelta.
—Será mejor que te prepares para empezar a conducir a la gente por aquí —le dijo a Bonnie en voz baja.
Su amiga asintió y desapareció en la oscuridad. Matt se había colocado la cabeza de hombre lobo y ponía en marcha una grabadora que añadía música fantasmagórica a la algarabía.
Nick dobló la esquina, con los cabellos y las ropas fusionándose con la oscuridad. Únicamente la blanca pechera destacaba con claridad.
—Todo solucionado con Tanner —anunció—. ¿Hay alguna otra cosa que pueda hacer?
—Bueno, podrías trabajar aquí, con Matt, haciendo pasar a la gente...
La voz de ___(Tn) se apagó. Matt estaba inclinado sobre la grabadora, ajustando minuciosamente el volumen, sin alzar la mirada. __(Tn) miró a Nick y vio que su rostro estaba tenso y sin expresión.
—O podrías ir al vestuario de los chicos y encargarte del café y las cosas para los trabajadores —finalizó en tono cansino.
—Iré al vestuario —respondió él.
Mientras se alejaba, __(Tn) advirtió un leve titubeo en su paso.
—¿Nick? ¿Te encuentras bien?
—Estupendamente —dijo él, recuperando el equilibrio—. Un poco cansado, eso es todo.
Contempló cómo se alejaba con una creciente opresión en el pecho.
Se volvió hacia Matt con la intención de decir algo, pero en ese momento la fila de visitantes llegó a la puerta.
—Empieza el espectáculo —anunció él, y se agazapó en las sombras.
__(Tn) pasó de habitación en habitación corrigiendo fallos. En años anteriores había disfrutado sobre todo con aquella parte de la noche, contemplando las truculentas escenas que se escenificaban y el exquisito terror de los visitantes, pero esa noche existía una sensación de temor y tensión implícitos en todos sus pensamientos. «Esta noche es la noche», volvió a pensar, y el hielo de su pecho pareció espesarse.
Una Muerte —o al menos eso era lo que supuso que representaba la figura encapuchada de la túnica negra— pasó junto a ella, y se encontró intentando recordar distraídamente si la había visto en alguna de las otras fiestas de Halloween. Había algo familiar en el modo en que se movía la figura.
Bonnie intercambió una agobiada sonrisa con la alta y delgada bruja que dirigía el tráfico hacia el interior de la Habitación de la Araña. Varios muchachos de primer año de secundaria se dedicaban a dar palmadas a las arañas de goma allí colgadas y a chillar y dar la lata en general. Bonnie los metió a empujones en la Habitación del Druida.
Allí las luces estroboscópicas daban a la escena un carácter irreal. Bonnie sintió una torva sensación de triunfo al ver al señor Tanner tendido sobre el altar de piedra, con la túnica blanca profusamente manchada de sangre y los ojos abiertos y fijos en el techo.
—¡Fantástico! —chilló uno de los muchachos mientras corría hacia el altar.
Bonnie se mantuvo atrás y sonrió de oreja a oreja, aguardando a que el sangriento sacrificio se alzara y diera un susto de muerte al chico.
Pero el señor Tanner no se movió, ni siquiera cuando el muchacho hundió una mano en el charco de sangre que había junto a la cabeza de la víctima.
Eso no era normal, se dijo Bonnie, acercándose a toda prisa para impedir que el chico agarrara el cuchillo del sacrificio.
—No hagas eso —le espetó, y el chico retiró la mano, que apareció roja bajo cada uno de los potentes destellos luminosos.
Bonnie sintió un repentino e irracional miedo de que el señor Tanner fuera a esperar hasta que ella se inclinara sobre él y asustarla entonces. Pero el hombre siguió mirando fijamente al techo.
—Señor Tanner, ¿está usted bien? ¿Señor Tanner? ¡Señor Tanner!
Ni un movimiento, ni un sonido. Ni un pestañeo de aquellos ojos blancos abiertos de par en par. No le toques, dijo algo en la mente de Bonnie de un modo repentino y apremiante. No le toques, no le toques, no le toques...
Bajo las luces estroboscópicas vio cómo su propia mano se adelantaba, la vio sujetar el hombro del señor Tanner y zarandearlo, vio cómo su cabeza caía sin fuerzas hacia ella. Entonces vio su garganta.
Acto seguido empezó a chillar.
__(Tn) oyó los gritos. Eran agudos y sostenidos y no se parecían a ningún otro sonido en la Casa Encantada, y supo al instante que no eran una broma.
Todo después de eso se convirtió en una pesadilla.
Al llegar a la carrera a la Habitación del Druida, contempló un cuadro viviente, pero no era el destinado a los visitantes. Bonnie chillaba mientras Meredith la sujetaba por los hombros. Tres chicos jóvenes intentaban atravesar la cortina que cerraba la salida, y dos muchachos encargados de controlar a los visitantes miraban al interior, impidiéndoles el paso. El señor Tanner yacía sobre el altar de piedra, despatarrado, y su rostro...
—Está muerto —sollozaba Bonnie, los gritos convirtiéndose en palabras—. Dios mío, la sangre es real y está muerto. Le toqué, __(Tn), y está muerto, está realmente muerto —Entraba más gente en la habitación. Otra persona empezó a chillar, y los gritos se propagaron, y en seguida todo el mundo intentó salir de allí, empujándose unos a otros llenos de pánico, chocando con las mamparas.
—¡Encended las luces! —gritó __(Tn), y oyó su grito repetido por otras voces—. Meredith, rápido, ve al teléfono del gimnasio y llama a una ambulancia, llama a la policía... ¡Encended esas luces de una vez!
Cuando las luces se encendieron bruscamente, __(Tn) miró a su alrededor, pero no vio a ningún adulto, nadie que pudiera hacerse cargo de la situación. Una parte de ella estaba fría como el hielo, con la mente moviéndose vertiginosamente mientras intentaba pensar qué hacer a continuación. Otra parte de ella estaba simplemente paralizada por el terror. El señor Tanner... Jamás le había caído bien, pero en cierto modo eso no hacía más que empeorarlo.
—Saquemos a todos los chicos de aquí. Todo el mundo, excepto el personal, fuera —dijo.
—¡No! ¡Cerrad las puertas! No dejéis salir a nadie hasta que llegue la policía —gritó un hombre lobo que tenía al lado y se sacaba la máscara.
__(Tn) se dio la vuelta sorprendida al escuchar la voz y vio que no era Matt, era Tyler Smallwood.
Le habían permitido regresar al instituto justo aquella semana, y su rostro aún mostraba los moratones de la paliza recibida a manos de Nick. Pero su voz tenía el tono de la autoridad, y __(Tn) vio cómo los encargados de la seguridad cerraban las puertas de salida. Oyó cerrarse otra puerta al otro extremo del gimnasio.
De la docena aproximada de personas amontonadas en la zona del monumento, la muchacha reconoció sólo a una como uno de los trabajadores. El resto era gente que conocía vagamente el instituto. Uno de ellos, un muchacho vestido de pirata, le habló a Tyler.
—¿Quieres decir... que crees que alguien de aquí dentro lo hizo?
—Alguien de aquí dentro lo hizo, ya lo creo —respondió él.
Su voz tenía un tono extraño y excitado, como si casi disfrutara con aquello. Señaló el charco de sangre sobre la roca.
—Eso está aún líquido; no puede haber sucedido hace mucho rato. Y mirad el modo en que le han cortado la garganta. El asesino debe de haberlo hecho con esto. —Señaló el cuchillo del sacrificio.
—Entonces el asesino podría estar justo aquí —musitó una chica vestida con un quimono.
—Y no es difícil adivinar quién es —dijo Tyler—. Alguien que odiaba a Tanner, que siempre estaba discutiendo con él. Alguien que discutía con él a primeras horas de esta noche. Yo lo vi.
«De modo que eras tú el hombre lobo que había en esta habitación —pensó __(Tn), aturdida—. Pero ¿qué hacías tú aquí, para empezar? No formas parte del personal.»
—Alguien que tiene un historial de violencia —seguía diciendo Tyler, mostrando los dientes—. Alguien que, por lo que sabemos, es un psicópata llegado a Fell's Church para matar.
—Tyler, ¿de qué estás hablando?
La sensación de aturdimiento de __(Tn) había estallado igual que una burbuja. Furiosa, avanzó hacia el alto y fornido muchacho.
—¡Estás loco!
El la señaló sin siquiera mirarla.
—Eso dice su novia..., pero a lo mejor está algo predispuesta en su favor.
—Y a lo mejor tú también estás algo predispuesto en contra, Tyler —indicó una voz desde detrás de la multitud, y __(Tn) vio a un segundo hombre lobo abriéndose paso hacia el interior de la habitación, Matt.
—¿Ah, sí? Bien, ¿pues por qué no nos cuentas lo que sabes sobre Salvatore? ¿De dónde viene? ¿Dónde está su familia? ¿De dónde saca el dinero? —Tyler dio la vuelta para dirigirse al resto de los reunidos—. ¿Quién sabe algo sobre él?
La gente empezaba a sacudir la cabeza. ___(Tn) pudo ver, en un rostro tras otro, cómo florecía la desconfianza. La desconfianza hacia cualquier cosa desconocida, cualquier cosa diferente. Y Nick lo era. Era un extraño para ellos y justo en aquel momento necesitaban una cabeza de turco.
La chica del quimono empezó a decir:
—Oí un rumor sobre...
—¡Eso es todo lo que hemos oído, rumores! —indicó Tyler—. Nadie sabe realmente nada sobre él. Pero hay una cosa que yo sí sé. Los ataques en Fell's Church empezaron la primera semana del curso... que fue la semana en que Nick Jonas llegó.
Se escuchó un creciente murmullo ante aquello, y la misma __(Tn) sintió un sobresalto al darse cuenta. Desde luego, era totalmente ridículo, era una simple coincidencia. Pero lo que Tyler decía era cierto. Los ataques habían empezado cuando llegó Nick.
—Os diré algo más —gritó Tyler, haciéndoles gestos para que callaran—. ¡Escuchadme! ¡Os diré algo más! —Aguardó hasta que todo el mundo le miró y luego dijo despacio, con grandilocuencia—: El estaba en el cementerio la noche que atacaron a Vickie Bennett.
—Desde luego que estaba ahí..., cambiándote la cara —replicó Matt, pero la voz carecía de su acostumbrada energía.
Tyler hizo suyo el comentario y siguió adelante.
—Sí, y casi me mata. Y esta noche alguien ha matado a Tanner. Yo no sé qué pensáis vosotros, pero yo sí creo que lo hizo. ¡Creo que fue él!
—Pero ¿dónde está? —gritó alguien de entre los reunidos.
Tyler miró a su alrededor.
—Si lo hizo, aún debe de estar aquí —gritó—. Busquémosle.
—¡Nick no ha hecho nada! Tyler... —chilló __(Tn), pero el ruido de la multitud tapó su voz.
Habían hecho suyas las palabras de Tyler y las repetían. «Busquémosle... busquémosle... busquémosle.» __(Tn) oyó cómo pasaban de una persona a otra. Y los rostros de la Habitación del Druida estaban llenos de algo más que desconfianza en aquel momento; __(Tn) también vio furia y sed de venganza en ellos.
—¿Dónde está, __(Tn)? —dijo Tyler, y ella vio una reluciente expresión de triunfo en sus ojos; estaba disfrutando con aquello.
—No lo sé —respondió con ferocidad, deseando pegarle.
—¡Debe de estar todavía aquí! ¡Busquémosle! —gritó alguien, y a continuación pareció como si todo el mundo se pusiera en movimiento, señalando y empujando a la vez. Empezaron a derribar y apartar mamparas.
El corazón de __(Tn) parecía a punto de estallar. Ya no se trataba de una multitud; era una turba enfurecida. Le aterró lo que podrían hacerle a Nick si lo encontraban. Pero si intentaba ir a advertirle, conduciría a Tyler directamente a él.
Miró a su alrededor con desesperación. Bonnie seguía con la vista fija en el rostro sin vida del señor Tanner. No obtendría ayuda por esa parte. Dio la vuelta para volver a escudriñar a la multitud y sus ojos se encontraron con los de Matt.
El muchacho tenía un aspecto confuso y enojado, con los cabellos rubios alborotados y las mejillas enrojecidas y sudorosas. __(Tn) puso toda su fuerza de voluntad en una mirada de súplica.
«Por favor, Matt —pensó—. No puedes creer todo esto. Sabes que no es cierto.»
Pero los ojos de su amigo mostraban que no lo sabía. Había un tumulto de desconcierto y agitación en ellos.
«Por favor —siguió pensando __(Tn), con la mirada puesta en aquellos ojos azules mientras deseaba con todas sus fuerzas que comprendiera—. Por favor, Matt, sólo tú puedes salvarle. Incluso aunque no lo creas, por favor, intenta confiar..., por favor...»
Vio cómo la expresión del rostro del muchacho cambiaba, cómo desaparecía la confusión y dejaba paso a la resolución. La observó fijamente durante otro instante, taladrando sus ojos con la mirada y asintió una vez. Luego dio media vuelta y se introdujo en la arremolinada multitud que iba de caza.
Matt se abrió camino limpiamente a través de la muchedumbre hasta alcanzar el otro extremo del gimnasio. Había algunos novatos de pie cerca de la puerta del vestuario masculino; les ordenó con brusquedad que empezaran a mover las mamparas caídas, y cuando su atención estuvo distraída, abrió la puerta de golpe y se metió dentro.
Miró a su alrededor rápidamente, poco dispuesto a gritar. Bien mirado, se dijo, Nick tenía que haber oído todo el jaleo del gimnasio. Probablemente ya se habría ido. Pero entonces Matt descubrió la figura vestida de negro caída sobre el suelo de baldosas blancas.
—¡Nick! ¿Qué ha sucedido?
Por un terrible instante, Matt pensó que contemplaba un segundo cuerpo sin vida. Pero al arrodillarse junto al chico, vio movimiento.
—Eh, estás bien, incorpórate lentamente..., con calma. ¿Te encuentras bien, Nick?
—Sí —respondió él.
No parecía estar bien, se dijo Matt. Tenía el rostro pálido como un muerto y las pupilas terriblemente dilatadas. Parecía desorientado y mareado.
—Gracias —dijo Nick.
—Puede que no me des las gracias dentro de un minuto.Nick, tienes que salir de aquí. ¿No les oyes? Van tras de ti.
El muchacho volvió la cabeza hacia el gimnasio, como si escuchara. Pero no había comprensión en su rostro.
—¿Quién va tras de mí? ¿Por qué?
—Todo el mundo. No importa. Lo que importa es que tienes que salir de aquí antes de que entren. —Como Nick seguía limitándose a mirarle sin comprender, añadió—: Ha habido otro ataque, esta vez en la persona de Tanner, el señor Tanner. Está muerto, Nick, y ellos creen que lo hiciste tú.
Entonces, por fin, vio que la comprensión aparecía en los ojos del muchacho. Comprensión y horror y una especie de resignada derrota que era más aterradora que nada de lo que Matt había visto esa noche. Agarró con fuerza el hombro de Nick.
—Sé que no lo hiciste —dijo, y en ese momento era verdad—. También ellos se darán cuenta cuando puedan volver a pensar. Pero, entretanto, será mejor que te vayas.
—Irme..., sí —respondió Nick.
La expresión desorientada había desaparecido y había una amargura virulenta en el modo en que pronunció las palabras.
—Me... iré.
—Nick...
—Matt —los ojos verdes se veían oscuros y abrasadores, y Matt descubrió que era incapaz de apartar la mirada de ellos—, ¿está __(Tn) a salvo? Bien. Entonces, cuida de ella. Por favor.
—Nick, ¿de qué estás hablando? Eres inocente; todo esto se olvidará...
—Tú sólo cuida de ella, Matt.
Matt retrocedió, con la vista fija aún en aquellos irresistibles ojos verdes. Luego, lentamente, asintió.
—Lo haré —dijo en voz baja.
Y contempló cómo Nick se marchaba.
Espero que les guste el cap
en estos dias subo otros cap ok??
COMENTEN!!!!!!!!!! :D
byebye
___(Tn) giró despacio ante el espejo de cuerpo entero del dormitorio de tía Judith. Margaret estaba sentada a los pies de la enorme cama con dosel, con los ojos azules muy abiertos y solemnes en señal de admiración.
—Ojalá tuviera un vestido como ése para ir a pedir caramelos por las casas —dijo.
—Me gustas más vestida de gatita blanca —dijo___(Tn), depositando un beso entre las orejas de terciopelo blanco sujetas a la cinta que Margaret llevaba en la cabeza.
Luego se volvió hacia su tía, de pie junto a la puerta con aguja e hilo listos.
—Es perfecto —dijo con entusiasmo—. No hay que cambiar absolutamente nada.
La muchacha del espejo podría haber salido de uno de los libros de __(Tn) sobre el Renacimiento italiano. Garganta y hombros quedaban al descubierto, y el ceñido corpiño del vestido azul claro resaltaba su cintura. Las largas mangas abombadas estaban acuchilladas para mostrar por las aberturas la seda blanca de la camisa interior, y la amplia y envolvente falda rozaba apenas el suelo a su alrededor. Era un vestido precioso, y el pálido tono azul parecía realzar el azul más oscuro de los ojos de ___(Tn).
Mientras se daba la vuelta, la mirada de __(Tn) cayó sobre el anticuado reloj de péndulo situado sobre el tocador.
—Ah, no... Son casi las siete. Nick llegará en cualquier momento.
—Ahí llega su coche —dijo tía Judith, echando un vistazo por la ventana—. Bajaré y le abriré.
—No hace falta —dijo ___(Tn), concisa—. Le abriré yo misma. Adiós, ¡que os lo paséis bien pidiendo golosinas por las casas! —Y corrió escalera abajo.
Ahí vamos, se dijo, y mientras alargaba la mano hacia el pomo de la puerta recordó aquel día, hacía ya casi dos meses, en que se había cruzado en el camino de Nick en la clase de Historia Europea. Entonces había sentido aquella misma sensación de nerviosismo y tensión.
«Sólo espero que esto salga mejor de lo que salió aquel plan», pensó. Durante la última semana y media, había cifrado sus esperanzas en ese momento, en esa noche. Si lo de Nick y ella no cuajaba esa noche, jamás lo haría.
La puerta se abrió, y ella dio un paso atrás con los ojos bajos, sintiendo casi timidez, temerosa de contemplar el rostro de Nick. Pero cuando le oyó inspirar con fuerza, alzó rápidamente la mirada... y se le heló el corazón.
La miraba fijamente con asombro, sí. Pero no era el asombro maravillado que había visto en sus ojos aquella primera noche en su habitación. Lo que veía se parecía más a un sobresalto.
—No te gusta —murmuró, horrorizada ante el escozor que sentía en los ojos.
Él se recuperó con rapidez, como siempre, pestañeando y negando con la cabeza.
—No, no, es precioso. Estás bellísima.
«Entonces ¿por qué te quedas ahí parado como si acabaras de ver un fantasma? —pensó ella—. ¡Por qué no me abrazas, me besas..., haces algo!»
—Tú tienes un aspecto fabuloso —dijo ella en voz baja.
Y era cierto; estaba elegante y apuesto con el esmoquin y la capa que llevaba para representar su papel. A __(Tn) le sorprendió que hubiese aceptado hacerlo, pero cuando se lo había sugerido, él había parecido más divertido que otra cosa. En aquel momento, su aspecto era elegante y cómodo, como si llevar tales prendas fuera algo tan normal para él como llevar los vaqueros.
—Será mejor que nos vayamos —dijo él, con voz igualmente queda y seria.
__(Tn) asintió y fue con él hasta el coche, pero su corazón ya no estaba simplemente helado: era de hielo. Nick estaba más lejos de ella que nunca, y no tenía ni idea de cómo recuperarle.
Retumbaron truenos en el cielo mientras conducían hacia el instituto, y ___(Tn) echó un vistazo por la ventanilla del coche con alicaída consternación. La capa de nubes era espesa y oscura, aunque aún no había empezado a llover. El aire estaba como electrificado, y las masas de cúmulos, de un sombrío tono morado, daban al cielo un aspecto de pesadilla. Era una atmósfera perfecta para Halloween, amenazadora y sobrenatural, pero no despertó más que temor en la muchacha. Desde aquella noche en casa de Bonnie, había perdido el gusto por lo fantasmagórico y misterioso.
Su diario no había vuelto a aparecer, aunque habían registrado la casa de Bonnie de arriba abajo. Seguía sin poder creer que hubiese desaparecido realmente, y la idea de que un desconocido leyera sus pensamientos más íntimos la desesperaba interiormente. Porque, desde luego, lo habían robado; ¿qué otra explicación podía existir? Más de una puerta se había abierto aquella noche en la casa de los McCuUough; alguien sencillamente podría haber entrado. Deseaba matar a quienquiera que lo hubiera hecho.
Una visión de ojos oscuros apareció ante ella. Aquel muchacho, el muchacho al que había estado a punto de entregarse en casa de Bonnie, el muchacho que le había hecho olvidar a Nick. ¿Era él quien lo había hecho?
Salió de sus meditaciones cuando pararon ante el instituto, y se vio obligada a sonreír mientras avanzaban por los pasillos. El gimnasio era un caos apenas organizado. Había transcurrido sólo una hora desde que __(Tn) había marchado a casa para ponerse el vestido, pero todo había cambiado. Entonces, todo había estado lleno de alumnos de último curso: miembros del consejo de estudiantes, jugadores de rugby, el club Clave, todos ellos dando los últimos toques a utilería y decorado. En estos momentos estaba lleno de desconocidos, la mayoría de ellos ni siquiera humanos.
Varios zombis volvieron la cabeza al entrar __(Tn), las sonrientes calaveras visibles por entre la carne putrefacta de los rostros. Un jorobado grotescamente deforme cojeó hacia ella, junto con un cadáver de tez lívida y ojos hundidos.
__(Tn) comprendió con un violento sobresalto que no era capaz de reconocer a la mitad de aquellas personas con sus disfraces. En seguida, todos la rodearon, admirando el vestido azul claro, anunciando problemas que ya habían aparecido. __(Tn) les hizo callar con un ademán y giró hacia la bruja, cuyos largos cabellos oscuros caían sobre la espalda de un ceñido vestido negro.
—¿Qué sucede, Meredith? —preguntó.
—El entrenador Lyman está enfermo —respondió ésta con expresión sombría—, así que alguien consiguió que Tanner lo sustituyera.
—¿El señor Tanner? —Elena se sintió horrorizada.
—Sí, y ya está dando problemas. La pobre Bonnie ya no puede más. Será mejor que te acerques ahí.
__(Tn) suspiró y asintió, marchando a continuación por la sinuosa ruta del recorrido por la Casa Encantada. Mientras pasaba junto a la truculenta Cámara de Tortura y la espeluznante Habitación del Acuchillador Loco, pensó que casi lo habían construido demasiado bien. El lugar resultaba inquietante incluso iluminado.
La Habitación del Druida estaba cerca de la salida. Allí habían alzado un monumento neolítico, pero la linda y menuda sacerdotisa druida de pie entre los muy realistas monolitos con su túnica blanca y una guirnalda de hojas de roble parecía a punto de echarse a llorar.
—Pero tiene que llevar la sangre —decía en tono suplicante—. Es parte de la escena, usted es un sacrificio.
—Llevar esta túnica ridicula ya es bastante malo —respondió Tanner, tajante—. Nadie me informó de que iba a tener que echarme salsa de tomate encima.
—En realidad no le tocará directamente —explicó Bonnie—. Sólo irá sobre la túnica y el altar. Usted es un sacrificio —repitió, como si de algún modo eso fuera a convencerle.
—En cuanto a eso —replicó el señor Tanner con repugnancia—, la exactitud de todo este montaje es sumamente sospechosa. En contra de la creencia popular, los druidas no construyeron este tipo de monumentos; los construyeron una cultura de la Edad del Bronce que...
—Señor Tanner —interrumpió ___(Tn), adelantándose—, ésa no es realmente la cuestión.
—No, no lo será para ti —repuso él—. Motivo por el que tú y tu neurótica amiga vais a suspender historia las dos.
—Eso está totalmente fuera de lugar —dijo una voz, y __(Tn) vio rápidamente por encima del hombro a Stefan.
—Señor Salvatore —dijo Tanner, pronunciando las palabras como si significaran: «Ya sólo me faltaba esto»—, supongo que tiene algunas sabias palabras que ofrecer. ¿O acaso me pondrá un ojo morado?
Su mirada viajó hacia Nick, que permanecía allí parado, inconscientemente elegante en su esmoquin perfectamente confeccionado, y __(Tn) sintió un repentino ramalazo de comprensión.
«En realidad, Tanner no es mucho mayor que nosotros —pensó—. Parece mayor debido a que tiene entradas, pero apuesto a que aún no ha cumplido los treinta.» Entonces, por algún motivo, recordó el aspecto que había tenido el profesor en la fiesta de inicio de curso, con su traje barato y gastado que no le sentaba bien.
«Apostaría a que ni siquiera disfrutó de su propio baile de inicio de curso», pensó. Y, por vez primera, sintió algo parecido a lástima por él.
Tal vez Nick también lo sintió, pues aunque se adelantó hasta estar frente al hombrecillo, colocándose cara a cara con él, su voz sonó pausada.
—No, no voy a hacerlo. Creo que todo esto se está sacando de quicio. Por qué no...
__(Tn) no pudo oír el resto, pero el muchacho hablaba en un tono bajo y tranquilizador, y lo cierto era que el señor Tanner parecía escuchar. La muchacha echó una ojeada al grupo que se había reunido detrás de ella: cuatro o cinco necrófagos, el hombre lobo, un gorila y un jorobado.
—Ya está, todo está bajo control —les dijo, y se dispersaron.
__(Tn) se estaba ocupando de todo, aunque no estaba segura de cómo lo hacía, ya que sólo le veía la nuca.
La nuca... Por un instante, una imagen de su primer día de clase pasó veloz ante ella. Del modo en que Nick había estado de pie en la secretaría hablando con la señora Clarke, la secretaria, y la manera tan curiosa en la que había actuado ésta. Efectivamente, al mirar __(Tn) al señor Tanner en ese momento, éste mostraba la misma expresión ligeramente aturdida. La muchacha sintió una lenta oleada de inquietud.
—Vamos —le dijo a Bonnie—. Vayamos a la parte delantera.
Atajaron directamente por la Habitación del Aterrizaje Alienígena y la Habitación de los Muertos Vivientes, deslizándose entre las mamparas, para ir a salir a la primera habitación en la que entrarían los visitantes y donde serían recibidos por el hombre lobo. El hombre lobo se había quitado la cabeza y conversaba con una pareja de momias y una princesa egipcia.
__(Tn) tuvo que admitir que Caroline estaban magnífica como Cleopatra, con las líneas de aquel cuerpo bronceado francamente visibles a través de la transparente tela de hilo del vestido de tubo que llevaba. A Matt, el hombre lobo, no se le podía culpar si sus ojos no dejaban de desviarse del rostro de Caroline para descender por su cuerpo.
—¿Cómo va todo por aquí? —preguntó ___(Tn) con forzada frivolidad.
Matt se sobresaltó ligeramente, luego se volvió hacia ella y Bonnie. __(Tn) apenas le había visto desde la noche del baile, y sabía que él y Nick también se habían distanciado. Debido a ella. Y aunque no podía culpar a Matt por eso, sabía lo mucho que le dolía a Nick.
—Todo va estupendamente —respondió Matt, algo incómodo.
—Cuando Nick acabe con Tanner, me parece que le enviaré aquí —dijo __(Tn)—. Puede ayudar a hacer entrar a la gente.
Matt alzó un hombro con indiferencia, y luego preguntó:
—¿Acabe qué con Tanner?
__(Tn) le miró sorprendida. Habría podido jurar que él había estado en la Habitación del Druida hacía un minuto. Lo explicó.
Fuera, volvió a retumbar el trueno, y a través de la puerta abierta __(Tn) vio cómo un relámpago iluminaba el cielo nocturno. Se escuchó un nuevo y sonoro trueno al cabo de unos segundos.
—Espero que no llueva —dijo Bonnie.
—Sí —repuso Caroline, que había permanecido en silencio mientras __(Tn) hablaba con Matt—. Sería una auténtica pena que no viniera nadie.
__(Tn) le dirigió una aguda mirada y vio sincero odio en los ojos entrecerrados y felinos de Caroline.
—Caroline —dijo impulsivamente—, oye. ¿No podemos dejarlo de una vez? ¿No podemos olvidar lo sucedido y empezar de nuevo?
Bajo la cobra de su frente, los ojos de Caroline se abrieron y luego volvieron a entrecerrarse. Torció la boca y se acercó más a __(Tn).
—Jamás olvidaré —declaró, y a continuación se dio la vuelta y se marchó.
Se produjo un silencio, con Bonnie y Matt mirando al suelo. __(Tn) fue hacia la entrada para sentir el aire fresco en las mejillas. En el exterior distinguió el campo de juego y las ramas de los robles que se agitaban más allá, y una vez más se sintió invadida por un mal presentimiento. «Esta noche es la noche —pensó, desconsolada—. Esta noche es la noche en la que todo va a suceder.» Pero no tenía ni idea de qué era «todo».
Una voz sonó a través del transformado gimnasio.
—Vamos ya, están a punto de dejar entrar a la fila que hay en el aparcamiento. ¡Cierra las luces, Ed!
Repentinamente, la oscuridad descendió sobre todos ellos y el aire se llenó de gemidos y risas maníacas, igual que una orquesta afinando. __(Tn) suspiró y se dio la vuelta.
—Será mejor que te prepares para empezar a conducir a la gente por aquí —le dijo a Bonnie en voz baja.
Su amiga asintió y desapareció en la oscuridad. Matt se había colocado la cabeza de hombre lobo y ponía en marcha una grabadora que añadía música fantasmagórica a la algarabía.
Nick dobló la esquina, con los cabellos y las ropas fusionándose con la oscuridad. Únicamente la blanca pechera destacaba con claridad.
—Todo solucionado con Tanner —anunció—. ¿Hay alguna otra cosa que pueda hacer?
—Bueno, podrías trabajar aquí, con Matt, haciendo pasar a la gente...
La voz de ___(Tn) se apagó. Matt estaba inclinado sobre la grabadora, ajustando minuciosamente el volumen, sin alzar la mirada. __(Tn) miró a Nick y vio que su rostro estaba tenso y sin expresión.
—O podrías ir al vestuario de los chicos y encargarte del café y las cosas para los trabajadores —finalizó en tono cansino.
—Iré al vestuario —respondió él.
Mientras se alejaba, __(Tn) advirtió un leve titubeo en su paso.
—¿Nick? ¿Te encuentras bien?
—Estupendamente —dijo él, recuperando el equilibrio—. Un poco cansado, eso es todo.
Contempló cómo se alejaba con una creciente opresión en el pecho.
Se volvió hacia Matt con la intención de decir algo, pero en ese momento la fila de visitantes llegó a la puerta.
—Empieza el espectáculo —anunció él, y se agazapó en las sombras.
__(Tn) pasó de habitación en habitación corrigiendo fallos. En años anteriores había disfrutado sobre todo con aquella parte de la noche, contemplando las truculentas escenas que se escenificaban y el exquisito terror de los visitantes, pero esa noche existía una sensación de temor y tensión implícitos en todos sus pensamientos. «Esta noche es la noche», volvió a pensar, y el hielo de su pecho pareció espesarse.
Una Muerte —o al menos eso era lo que supuso que representaba la figura encapuchada de la túnica negra— pasó junto a ella, y se encontró intentando recordar distraídamente si la había visto en alguna de las otras fiestas de Halloween. Había algo familiar en el modo en que se movía la figura.
Bonnie intercambió una agobiada sonrisa con la alta y delgada bruja que dirigía el tráfico hacia el interior de la Habitación de la Araña. Varios muchachos de primer año de secundaria se dedicaban a dar palmadas a las arañas de goma allí colgadas y a chillar y dar la lata en general. Bonnie los metió a empujones en la Habitación del Druida.
Allí las luces estroboscópicas daban a la escena un carácter irreal. Bonnie sintió una torva sensación de triunfo al ver al señor Tanner tendido sobre el altar de piedra, con la túnica blanca profusamente manchada de sangre y los ojos abiertos y fijos en el techo.
—¡Fantástico! —chilló uno de los muchachos mientras corría hacia el altar.
Bonnie se mantuvo atrás y sonrió de oreja a oreja, aguardando a que el sangriento sacrificio se alzara y diera un susto de muerte al chico.
Pero el señor Tanner no se movió, ni siquiera cuando el muchacho hundió una mano en el charco de sangre que había junto a la cabeza de la víctima.
Eso no era normal, se dijo Bonnie, acercándose a toda prisa para impedir que el chico agarrara el cuchillo del sacrificio.
—No hagas eso —le espetó, y el chico retiró la mano, que apareció roja bajo cada uno de los potentes destellos luminosos.
Bonnie sintió un repentino e irracional miedo de que el señor Tanner fuera a esperar hasta que ella se inclinara sobre él y asustarla entonces. Pero el hombre siguió mirando fijamente al techo.
—Señor Tanner, ¿está usted bien? ¿Señor Tanner? ¡Señor Tanner!
Ni un movimiento, ni un sonido. Ni un pestañeo de aquellos ojos blancos abiertos de par en par. No le toques, dijo algo en la mente de Bonnie de un modo repentino y apremiante. No le toques, no le toques, no le toques...
Bajo las luces estroboscópicas vio cómo su propia mano se adelantaba, la vio sujetar el hombro del señor Tanner y zarandearlo, vio cómo su cabeza caía sin fuerzas hacia ella. Entonces vio su garganta.
Acto seguido empezó a chillar.
__(Tn) oyó los gritos. Eran agudos y sostenidos y no se parecían a ningún otro sonido en la Casa Encantada, y supo al instante que no eran una broma.
Todo después de eso se convirtió en una pesadilla.
Al llegar a la carrera a la Habitación del Druida, contempló un cuadro viviente, pero no era el destinado a los visitantes. Bonnie chillaba mientras Meredith la sujetaba por los hombros. Tres chicos jóvenes intentaban atravesar la cortina que cerraba la salida, y dos muchachos encargados de controlar a los visitantes miraban al interior, impidiéndoles el paso. El señor Tanner yacía sobre el altar de piedra, despatarrado, y su rostro...
—Está muerto —sollozaba Bonnie, los gritos convirtiéndose en palabras—. Dios mío, la sangre es real y está muerto. Le toqué, __(Tn), y está muerto, está realmente muerto —Entraba más gente en la habitación. Otra persona empezó a chillar, y los gritos se propagaron, y en seguida todo el mundo intentó salir de allí, empujándose unos a otros llenos de pánico, chocando con las mamparas.
—¡Encended las luces! —gritó __(Tn), y oyó su grito repetido por otras voces—. Meredith, rápido, ve al teléfono del gimnasio y llama a una ambulancia, llama a la policía... ¡Encended esas luces de una vez!
Cuando las luces se encendieron bruscamente, __(Tn) miró a su alrededor, pero no vio a ningún adulto, nadie que pudiera hacerse cargo de la situación. Una parte de ella estaba fría como el hielo, con la mente moviéndose vertiginosamente mientras intentaba pensar qué hacer a continuación. Otra parte de ella estaba simplemente paralizada por el terror. El señor Tanner... Jamás le había caído bien, pero en cierto modo eso no hacía más que empeorarlo.
—Saquemos a todos los chicos de aquí. Todo el mundo, excepto el personal, fuera —dijo.
—¡No! ¡Cerrad las puertas! No dejéis salir a nadie hasta que llegue la policía —gritó un hombre lobo que tenía al lado y se sacaba la máscara.
__(Tn) se dio la vuelta sorprendida al escuchar la voz y vio que no era Matt, era Tyler Smallwood.
Le habían permitido regresar al instituto justo aquella semana, y su rostro aún mostraba los moratones de la paliza recibida a manos de Nick. Pero su voz tenía el tono de la autoridad, y __(Tn) vio cómo los encargados de la seguridad cerraban las puertas de salida. Oyó cerrarse otra puerta al otro extremo del gimnasio.
De la docena aproximada de personas amontonadas en la zona del monumento, la muchacha reconoció sólo a una como uno de los trabajadores. El resto era gente que conocía vagamente el instituto. Uno de ellos, un muchacho vestido de pirata, le habló a Tyler.
—¿Quieres decir... que crees que alguien de aquí dentro lo hizo?
—Alguien de aquí dentro lo hizo, ya lo creo —respondió él.
Su voz tenía un tono extraño y excitado, como si casi disfrutara con aquello. Señaló el charco de sangre sobre la roca.
—Eso está aún líquido; no puede haber sucedido hace mucho rato. Y mirad el modo en que le han cortado la garganta. El asesino debe de haberlo hecho con esto. —Señaló el cuchillo del sacrificio.
—Entonces el asesino podría estar justo aquí —musitó una chica vestida con un quimono.
—Y no es difícil adivinar quién es —dijo Tyler—. Alguien que odiaba a Tanner, que siempre estaba discutiendo con él. Alguien que discutía con él a primeras horas de esta noche. Yo lo vi.
«De modo que eras tú el hombre lobo que había en esta habitación —pensó __(Tn), aturdida—. Pero ¿qué hacías tú aquí, para empezar? No formas parte del personal.»
—Alguien que tiene un historial de violencia —seguía diciendo Tyler, mostrando los dientes—. Alguien que, por lo que sabemos, es un psicópata llegado a Fell's Church para matar.
—Tyler, ¿de qué estás hablando?
La sensación de aturdimiento de __(Tn) había estallado igual que una burbuja. Furiosa, avanzó hacia el alto y fornido muchacho.
—¡Estás loco!
El la señaló sin siquiera mirarla.
—Eso dice su novia..., pero a lo mejor está algo predispuesta en su favor.
—Y a lo mejor tú también estás algo predispuesto en contra, Tyler —indicó una voz desde detrás de la multitud, y __(Tn) vio a un segundo hombre lobo abriéndose paso hacia el interior de la habitación, Matt.
—¿Ah, sí? Bien, ¿pues por qué no nos cuentas lo que sabes sobre Salvatore? ¿De dónde viene? ¿Dónde está su familia? ¿De dónde saca el dinero? —Tyler dio la vuelta para dirigirse al resto de los reunidos—. ¿Quién sabe algo sobre él?
La gente empezaba a sacudir la cabeza. ___(Tn) pudo ver, en un rostro tras otro, cómo florecía la desconfianza. La desconfianza hacia cualquier cosa desconocida, cualquier cosa diferente. Y Nick lo era. Era un extraño para ellos y justo en aquel momento necesitaban una cabeza de turco.
La chica del quimono empezó a decir:
—Oí un rumor sobre...
—¡Eso es todo lo que hemos oído, rumores! —indicó Tyler—. Nadie sabe realmente nada sobre él. Pero hay una cosa que yo sí sé. Los ataques en Fell's Church empezaron la primera semana del curso... que fue la semana en que Nick Jonas llegó.
Se escuchó un creciente murmullo ante aquello, y la misma __(Tn) sintió un sobresalto al darse cuenta. Desde luego, era totalmente ridículo, era una simple coincidencia. Pero lo que Tyler decía era cierto. Los ataques habían empezado cuando llegó Nick.
—Os diré algo más —gritó Tyler, haciéndoles gestos para que callaran—. ¡Escuchadme! ¡Os diré algo más! —Aguardó hasta que todo el mundo le miró y luego dijo despacio, con grandilocuencia—: El estaba en el cementerio la noche que atacaron a Vickie Bennett.
—Desde luego que estaba ahí..., cambiándote la cara —replicó Matt, pero la voz carecía de su acostumbrada energía.
Tyler hizo suyo el comentario y siguió adelante.
—Sí, y casi me mata. Y esta noche alguien ha matado a Tanner. Yo no sé qué pensáis vosotros, pero yo sí creo que lo hizo. ¡Creo que fue él!
—Pero ¿dónde está? —gritó alguien de entre los reunidos.
Tyler miró a su alrededor.
—Si lo hizo, aún debe de estar aquí —gritó—. Busquémosle.
—¡Nick no ha hecho nada! Tyler... —chilló __(Tn), pero el ruido de la multitud tapó su voz.
Habían hecho suyas las palabras de Tyler y las repetían. «Busquémosle... busquémosle... busquémosle.» __(Tn) oyó cómo pasaban de una persona a otra. Y los rostros de la Habitación del Druida estaban llenos de algo más que desconfianza en aquel momento; __(Tn) también vio furia y sed de venganza en ellos.
—¿Dónde está, __(Tn)? —dijo Tyler, y ella vio una reluciente expresión de triunfo en sus ojos; estaba disfrutando con aquello.
—No lo sé —respondió con ferocidad, deseando pegarle.
—¡Debe de estar todavía aquí! ¡Busquémosle! —gritó alguien, y a continuación pareció como si todo el mundo se pusiera en movimiento, señalando y empujando a la vez. Empezaron a derribar y apartar mamparas.
El corazón de __(Tn) parecía a punto de estallar. Ya no se trataba de una multitud; era una turba enfurecida. Le aterró lo que podrían hacerle a Nick si lo encontraban. Pero si intentaba ir a advertirle, conduciría a Tyler directamente a él.
Miró a su alrededor con desesperación. Bonnie seguía con la vista fija en el rostro sin vida del señor Tanner. No obtendría ayuda por esa parte. Dio la vuelta para volver a escudriñar a la multitud y sus ojos se encontraron con los de Matt.
El muchacho tenía un aspecto confuso y enojado, con los cabellos rubios alborotados y las mejillas enrojecidas y sudorosas. __(Tn) puso toda su fuerza de voluntad en una mirada de súplica.
«Por favor, Matt —pensó—. No puedes creer todo esto. Sabes que no es cierto.»
Pero los ojos de su amigo mostraban que no lo sabía. Había un tumulto de desconcierto y agitación en ellos.
«Por favor —siguió pensando __(Tn), con la mirada puesta en aquellos ojos azules mientras deseaba con todas sus fuerzas que comprendiera—. Por favor, Matt, sólo tú puedes salvarle. Incluso aunque no lo creas, por favor, intenta confiar..., por favor...»
Vio cómo la expresión del rostro del muchacho cambiaba, cómo desaparecía la confusión y dejaba paso a la resolución. La observó fijamente durante otro instante, taladrando sus ojos con la mirada y asintió una vez. Luego dio media vuelta y se introdujo en la arremolinada multitud que iba de caza.
Matt se abrió camino limpiamente a través de la muchedumbre hasta alcanzar el otro extremo del gimnasio. Había algunos novatos de pie cerca de la puerta del vestuario masculino; les ordenó con brusquedad que empezaran a mover las mamparas caídas, y cuando su atención estuvo distraída, abrió la puerta de golpe y se metió dentro.
Miró a su alrededor rápidamente, poco dispuesto a gritar. Bien mirado, se dijo, Nick tenía que haber oído todo el jaleo del gimnasio. Probablemente ya se habría ido. Pero entonces Matt descubrió la figura vestida de negro caída sobre el suelo de baldosas blancas.
—¡Nick! ¿Qué ha sucedido?
Por un terrible instante, Matt pensó que contemplaba un segundo cuerpo sin vida. Pero al arrodillarse junto al chico, vio movimiento.
—Eh, estás bien, incorpórate lentamente..., con calma. ¿Te encuentras bien, Nick?
—Sí —respondió él.
No parecía estar bien, se dijo Matt. Tenía el rostro pálido como un muerto y las pupilas terriblemente dilatadas. Parecía desorientado y mareado.
—Gracias —dijo Nick.
—Puede que no me des las gracias dentro de un minuto.Nick, tienes que salir de aquí. ¿No les oyes? Van tras de ti.
El muchacho volvió la cabeza hacia el gimnasio, como si escuchara. Pero no había comprensión en su rostro.
—¿Quién va tras de mí? ¿Por qué?
—Todo el mundo. No importa. Lo que importa es que tienes que salir de aquí antes de que entren. —Como Nick seguía limitándose a mirarle sin comprender, añadió—: Ha habido otro ataque, esta vez en la persona de Tanner, el señor Tanner. Está muerto, Nick, y ellos creen que lo hiciste tú.
Entonces, por fin, vio que la comprensión aparecía en los ojos del muchacho. Comprensión y horror y una especie de resignada derrota que era más aterradora que nada de lo que Matt había visto esa noche. Agarró con fuerza el hombro de Nick.
—Sé que no lo hiciste —dijo, y en ese momento era verdad—. También ellos se darán cuenta cuando puedan volver a pensar. Pero, entretanto, será mejor que te vayas.
—Irme..., sí —respondió Nick.
La expresión desorientada había desaparecido y había una amargura virulenta en el modo en que pronunció las palabras.
—Me... iré.
—Nick...
—Matt —los ojos verdes se veían oscuros y abrasadores, y Matt descubrió que era incapaz de apartar la mirada de ellos—, ¿está __(Tn) a salvo? Bien. Entonces, cuida de ella. Por favor.
—Nick, ¿de qué estás hablando? Eres inocente; todo esto se olvidará...
—Tú sólo cuida de ella, Matt.
Matt retrocedió, con la vista fija aún en aquellos irresistibles ojos verdes. Luego, lentamente, asintió.
—Lo haré —dijo en voz baja.
Y contempló cómo Nick se marchaba.
Espero que les guste el cap
en estos dias subo otros cap ok??
COMENTEN!!!!!!!!!! :D
byebye
maru!!
Re: Cronicas Vampiricas: Despertar (joe, nick y tu)
NOOOOOOOOOOOO
que se va ir de verdad ??
va a abandonar el puebloo ??
noo por favor
seria muy tontoo ..
la estaria dejando en manos de joe ....
joe .? JOE .... !!!
a lo mejor el fue el atacante del seño tanner ...
y a lo mejor tambien le hizo una visita a nick ...
por eso él esta asii ...
le habra dicho algo ??
aiii buenisimoo el cap
siiiguelaaaaaaaaaaaaaaaa
que se va ir de verdad ??
va a abandonar el puebloo ??
noo por favor
seria muy tontoo ..
la estaria dejando en manos de joe ....
joe .? JOE .... !!!
a lo mejor el fue el atacante del seño tanner ...
y a lo mejor tambien le hizo una visita a nick ...
por eso él esta asii ...
le habra dicho algo ??
aiii buenisimoo el cap
siiiguelaaaaaaaaaaaaaaaa
Ciin :)
Re: Cronicas Vampiricas: Despertar (joe, nick y tu)
O.O
NICK NO SE PUEDE IR
OSEA...OSEA...NO SOLO NO PUEDE
NO LA PUEDE DEJAR, LA RAYIS VA A SUFRIR SIN EL
TIENEN QUE QUEDARSE
ESTOY SEGURA DE QUE FUE EL OTRO VAMPIRO
YO SE QUE HAY OTRO VAMPIRO
ADEMAS SI HUBIERA SIDO NICK EL DEBERIA ESTAR FUERTE Y NO PALIDO Y TODO ESO...YO SE QUE NO FUE EL T.T
PLISS SUBE
ME ENCANTA...
ES MUY BUENA LA NOVE
___________
SE PASAN POR MI NOVE??
I WON'T LOSE YOU AGAIN (NICK Y TU)
https://onlywn.activoforo.com/t5452-i-wont-lose-you-again?highlight=I+WON+T+LOSE+YOU+AGAIN
NICK NO SE PUEDE IR
OSEA...OSEA...NO SOLO NO PUEDE
NO LA PUEDE DEJAR, LA RAYIS VA A SUFRIR SIN EL
TIENEN QUE QUEDARSE
ESTOY SEGURA DE QUE FUE EL OTRO VAMPIRO
YO SE QUE HAY OTRO VAMPIRO
ADEMAS SI HUBIERA SIDO NICK EL DEBERIA ESTAR FUERTE Y NO PALIDO Y TODO ESO...YO SE QUE NO FUE EL T.T
PLISS SUBE
ME ENCANTA...
ES MUY BUENA LA NOVE
___________
SE PASAN POR MI NOVE??
I WON'T LOSE YOU AGAIN (NICK Y TU)
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CoteDreamer
Re: Cronicas Vampiricas: Despertar (joe, nick y tu)
SUBE CAPISSS!!!!
__________________________
SE PASAN POR MI NOVE??
I WON'T LOSE YOU AGAIN (NICK Y TU)
https://onlywn.activoforo.com/t5452-i-wont-lose-you-again?highlight=I+WON+T+LOSE+YOU+AGAIN
__________________________
SE PASAN POR MI NOVE??
I WON'T LOSE YOU AGAIN (NICK Y TU)
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CoteDreamer
Re: Cronicas Vampiricas: Despertar (joe, nick y tu)
wou! que rayos!...
cuando llego Nick empezo todo... pero tambien cuando llego el otro...
Tyler Smallwood no me da buena espina...
me perdi... porque estaba la Rayis enojada con Caroline? o alrevez...
pobre Bonnie... va a quedaar traumatizada de por vida...
soiguela!!!!!!
cuando llego Nick empezo todo... pero tambien cuando llego el otro...
Tyler Smallwood no me da buena espina...
me perdi... porque estaba la Rayis enojada con Caroline? o alrevez...
pobre Bonnie... va a quedaar traumatizada de por vida...
soiguela!!!!!!
eli_jonatika
Re: Cronicas Vampiricas: Despertar (joe, nick y tu)
Capítulo 13
__(Tn) estaba de pie dentro del círculo de adultos y policías, aguardando una oportunidad de escapar. Sabía que Matt había avisado a Nick a tiempo —su rostro se lo dijo—, pero no habían podido acercarse lo suficiente para hablar.
Por fin, con la atención de todos puesta en el cadáver, pudo separarse del grupo y avanzó despacio hacia su amigo.
—Nick consiguió marcharse —dijo él, con los ojos puestos en el grupo de adultos—. Pero me dijo que cuidara de ti y quiero que permanezcas aquí.
—¿Que cuidaras de mí?
Alarma y desconfianza fulguraron a través de __(Tn). Entonces, casi en un susurro, dijo:
—Entiendo. —Pensó un momento y luego habló con cuidado—: Matt, tengo que ir a lavarme las manos. Bonnie me manchó de sangre. Espera aquí; ahora vuelvo.
Él intentó decir algo a modo de protesta, pero ella ya se alejaba. Alzó las manos manchadas a modo de explicación al llegar a la puerta del vestuario femenino, y el profesor que montaba guardia allí la dejó pasar. Una vez en el vestuario, no obstante, siguió adelante, hasta salir por la puerta del otro extremo y entrar en la oscura escuela. Y de allí salió a la noche.
«¡Zuccone!», pensó Nick, agarrando una librería y arrojándola al otro lado, haciendo volar su contenido por los aires. ¡Idiota! ¡Ciego y odioso idiota! ¿Cómo podía haber sido tan estúpido?
¿Encontrar un lugar allí con ellos? ¿Ser aceptado como uno más? Debía de haber estado loco al pensar que era posible.
Levantó uno de los enormes y pesados baúles y lo lanzó a través de la habitación hasta que se estrelló contra la pared opuesta, astillando una ventana. Estúpido, estúpido.
¿Quién iba tras él? Todo el mundo. Matt lo había dicho. «Ha habido otro ataque... Ellos creen que lo hiciste tú.»
Bien, por una vez parecía como si los barbari, los insignificantes humanos vivos, con su miedo a cualquier cosa desconocida, tuvieran razón. ¿De qué otro modo se podía explicar lo sucedido? Había experimentado la debilidad, la confusa sensación de estar en un torbellino, de que todo daba vueltas; y entonces la oscuridad se había apoderado de él. Al despertar, había escuchado a Matt diciendo que habían despojado, asaltado a otro humano, al que en esa ocasión le habían robado no sólo su sangre, sino su vida. ¿Cómo se explicaba eso a menos que él, Nick, fuera el asesino?
Un asesino, eso es lo que era. Malvado. Una criatura nacida en la oscuridad, destinada a vivir, cazar y esconderse allí para siempre. Bien, ¿por qué no matar, entonces? ¿Por qué no dar satisfacción a su naturaleza? Puesto que no podía cambiar, no había razón para no deleitarse en ello. Desataría su oscuridad sobre aquella ciudad que le odiaba, que le daba caza en aquellos mismos instantes.
Pero primero..., estaba sediento. Las venas le ardían igual que una red de cables secos y ardientes. Necesitaba alimentarse... pronto..., ahora.
La casa de huéspedes estaba a oscuras. __(Tn) llamó a la puerta, pero no recibió respuesta. El trueno chasqueó en las alturas. Todavía no llovía.
Tras la tercera andanada de golpes, probó la puerta y ésta se abrió. Dentro, la casa estaba silenciosa y oscura como la boca de un lobo. A tientas, se encaminó hacia la escalera y ascendió por ella.
El segundo rellano estaba igual de oscuro, y tropezó intentando localizar el dormitorio con la escalera que llevaba al tercer piso. Había una luz tenue en lo alto de la escalera, y ascendió hacia ella, sintiéndose agobiada por las paredes, que parecían cernerse sobre ella desde cada lado.
La luz surgía de debajo de la puerta cerrada.__(Tn) dio unos golpecitos rápidos.
—Nick —susurró, y luego llamó en voz más alta—. Nick, soy yo.
No hubo respuesta. Agarró el pomo y empujó la puerta, atisbando al otro lado.
—Nick...
Le hablaba a una habitación vacía.
Y a una habitación que era un caos. Parecía como si un tremendo vendaval la hubiese recorrido, dejando destrucción a su paso. Los baúles que habían reposado en esquinas estaban caídos en ángulos grotescos, con las tapas abiertas, con el contenido desparramado por el suelo. Una ventana estaba destrozada. Todas las posesiones de Nick, todas las cosas que había guardado con tanto cuidado y parecía tener en tan gran estima, estaban esparcidas por el suelo.
El terror invadió a __(Tn). La furia y la violencia resultaban dolorosamente claras en aquella escena de devastación y hacían que se sintiera casi mareada. Alguien que tenía un historial de violencia, había dicho Tyler.
«No me importa —pensó, mientras la ira brotaba en su interior para apartar a un lado el miedo—. No me importa nada, Nick; sigo queriendo verte. Pero ¿dónde estás
La trampilla del techo estaba abierta, y por ella descendía un aire frío. «Vaya», se dijo, y sintió un repentino escalofrío de temor. Aquel tejado estaba tan alto...
Nunca antes había subido por la escalera para salir al mirador y la falda larga dificultaba la ascensión. Emergió a través de la trampilla despacio, arrodillándose en el tejado y luego poniéndose en pie. Vio una figura oscura en la esquina, y fue hacia ella con pasos rápidos.
—Nick, tenía que venir... —empezó a decir, y se detuvo en seco, porque un relámpago iluminó el cielo justo en el momento en que la figura de la esquina giraba en redondo.
Y entonces fue como si todo mal presentimiento, temor y pesadilla que hubiese tenido jamás se convirtieran en realidad a la vez. No podía ni chillar; no podía hacer nada en absoluto.
«Dios mío... no.» Su cerebro se negó a encontrar una explicación a lo que sus ojos veían. No. No. No quería mirar aquello, no quería creerlo...
Pero no podía evitar verlo. Incluso aunque podía haber cerrado los ojos, cada detalle de la escena estaba grabado en su memoria. Como si el relámpago lo hubiese escrito a fuego en su cerebro para siempre.
Nick.Nick , tan pulcro y elegante vestido con su ropa de todos los días, con su chaqueta de cuero negro con el cuello levantado. , con Nick los cabellos oscuros como una de las nubes de tormenta que había detrás de él. Nick había quedado atrapado en aquel fogonazo de luz, medio vuelto hacia ella, con el cuerpo torcido en la posición agazapada de una bestia y con una mueca de furia animal en el rostro.
Y sangre. Aquella boca arrogante, sensible y sensual, estaba embadurnada de sangre, que resaltaba espeluznantemente roja en la palidez de su cutis, en el blanco intenso de los dientes al descubierto. En las manos sostenía el cuerpo inerte de una paloma torcaz, blanca como aquellos dientes y con las alas extendidas. Otra yacía en el suelo a sus pies, igual que un pañuelo arrugado y desechado.
—Dios mío, no —musitó __(Tn)
Siguió musitándolo mientras retrocedía, sin darse apenas cuenta de que hacía ambas cosas. Sencillamente, su mente no era capaz de hacer frente a ese horror; sus pensamientos corrían alocadamente llevados por el pánico, igual que ratones intentando escapar de una jaula. No quería creer eso, no quería creerlo. Una tensión insoportable se adueñó de su cuerpo, el corazón parecía a punto de estallar, la cabeza le daba vueltas.
—Dio mío, no...
—¡__(Tn)!
Más terrible que cualquier otra cosa fue eso, fue ver a Nick mirándola con aquel rostro animal, ver cómo la mueca se trocaba en una expresión de sobresalto y desesperación.
—__(Tn), por favor. Por favor, no...
—¡Ah, Dios mío, no!
Los chillidos intentaban abrirse paso violentamente fuera de su garganta. Retrocedió más, dando traspiés, cuando él dio un paso hacia ella.
—¡No!
—__(Tn), por favor... ten cuidado...
Aquella cosa terrible, la cosa con el rostro de__(Tn), iba tras ella, los verdes ojos llameando. Se lanzó hacia atrás al dar él otro paso, con la mano extendida. La larga mano de dedos delgados que había acariciado sus cabellos con tanta delicadeza...
—¡No me toques! —gritó.
Y entonces sí que empezó a chillar, cuando su movimiento llevó a su espalda a apoyarse en la barandilla de hierro del mirador. Era hierro que había estado allí durante casi un siglo y medio, y en algunos lugares estaba casi totalmente oxidado. El peso aterrorizado de__(Tn) contra él fue demasiado y la joven sintió que cedía. Oyó el chirrido de metal y madera bajo una tensión excesiva mezclándose con su propio grito. Y luego ya no había nada detrás de ella, nada a lo que agarrarse, y caía.
En ese instante, vio las turbulentas nubes moradas, la oscura masa de la casa junto a ella. Le pareció que tenía tiempo suficiente para verlo todo con claridad y sentir un terror infinito mientras chillaba y caía, y caía.
Pero el terrible impacto demoledor no llegó. De improviso había unos brazos a su alrededor que la sostenían en el vacío. Se oyó un golpe sordo y los brazos la apretaron más, con un peso cediendo contra ella para absorber el golpe. Luego todo quedó silencioso.
Permaneció inmóvil dentro del círculo de aquellos brazos, intentando orientarse. Intentando creer otra cosa más que resultaba increíble. Había caído del tejado de una casa de tres pisos y sin embargo estaba viva. Estaba de pie en el jardín de detrás de la casa de huéspedes, en medio del silencio total que mediaba entre los truenos, con hojas caídas en el suelo donde debería estar su cuerpo destrozado.
Lentamente, alzó la mirada hacia el rostro de la persona que la sujetaba. Nick.
Había habido demasiado miedo, demasiados desastres esa noche. Ya no podía reaccionar. Sólo era capaz de alzar los ojos hacia él para mirarle fijamente con una especie de asombro.
Había tanta tristeza en los ojos de Nick ... Aquellos ojos que habían ardido igual que hielo verde estaban en esos instantes oscuros y vacíos, sin esperanza. La misma expresión que ella había visto aquella primera noche en su habitación, sólo que ahora era peor. Pues en ese momento había odio a sí mismo, mezclado con pesar y amarga repulsa.__(Tn) no pudo soportarlo.
—Nick—susurró, sintiendo que aquella tristeza penetraba en su propia alma.
Aún veía las trazas rojas en sus labios, pero ahora despertaban un estremecimiento de piedad junto con el instintivo horror. Estar tan solo, ser tan distinto y estar tan solo...
—Nick —musitó.
No hubo ninguna respuesta en aquellos ojos sombríos y extraviados.
—Ven —dijo él en voz baja y la condujo de vuelta hacia la casa.
Nick sintió un arrebato de vergüenza cuando llegaron al tercer piso y a la destrucción que reinaba en su habitación. Que fuera __(Tn), precisamente, quien lo viera, resultaba insoportable. Pero, de todos modos, tal vez era también conveniente que viera lo que él era en realidad, lo que podía hacer.
La muchacha avanzó despacio, aturdida, hasta la cama y se sentó. Luego alzó la vista hacia él, los ojos ensombrecidos yendo al encuentro de los suyos.
—Cuéntame —fue todo lo que dijo.
Nick lanzó una breve risita, sin humor, y vio que ella se echaba hacia atrás. Eso hizo que se odiara aún más.
—¿Qué necesitas saber? —preguntó.
Puso un pie sobre la tapa de un baúl derribado y la miró casi desafiante, indicando la habitación con un ademán.
—¿Quién hizo esto? Yo lo hice.
—Eres fuerte —repuso ella con los ojos puestos en un baúl volcado.
Alzó los ojos, como recordando lo sucedido en el tejado.
—Y te mueves de prisa.
—Más fuerte que un humano —dijo él, poniendo un énfasis deliberado en la última palabra.
¿Por qué no reculaba ante él ahora, por qué no le miraba con la aversión que había visto antes? Ya no le importaba lo que ella pensara.
—Mis reflejos son más veloces y poseo una resistencia mayor. Así debe ser. Soy un cazador —finalizó en tono áspero.
Algo en la mirada de__(Tn) le hizo recordar cómo le había interrumpido la muchacha. Se limpió la boca con el dorso de la mano y luego se apresuró a tomar un vaso de agua que permanecía intacto sobre la mesilla de noche. Sintió los ojos de la joven fijos en él mientras la bebía y volvía a limpiarse la boca. Sí, desde luego que todavía le importaba lo que ella pensara.
—Puedes comer y beber... otras cosas —dijo ella.
—No necesito hacerlo —respondió él en voz baja, sintiéndose cansado y alicaído—. No necesito nada más. —Se volvió de repente y sintió que una apasionada intensidad volvía a alzarse en su interior—. Dijiste que me muevo de prisa..., pero prisa es precisamente lo que nunca tengo. Prisa es lo que tienen los seres vivos,__(Tn). Prisa para hacer las cosas. Yo tengo todo el tiempo del mundo.
Advirtió que la muchacha temblaba, pero su voz sonó sosegada y sus ojos no se apartaron de los suyos.
—Cuéntame —repitió __(Tn)—.Nick, tengo derecho a saber.
Reconoció aquellas palabras. Y eran tan ciertas como cuando ella las había pronunciado la primera vez.
—Sí, supongo que así es —repuso, y su voz sonó cansada y dura.
Clavó la mirada en la ventana rota durante unos segundos y luego volvió la cabeza hacia ella y dijo con voz cansina:
—Nací a finales del siglo XV. ¿Lo crees?
Ella miró los objetos que yacían donde él los había esparcido al arrojarlos fuera del escritorio con un violento movimiento del brazo. Los florines, la copa de ágata, su daga.
—Sí —dijo en un susurro—. Sí, lo creo.
—¿Y quieres saber más? ¿Cómo me convertí en lo que soy?
Cuando ella asintió, él se volvió de nuevo hacia la ventana. ¿Cómo podía contárselo? Él, que había evitado las preguntas durante tanto tiempo, que se había convertido en todo un experto en la ocultación y el engaño...
Sólo existía un modo, y era contar toda la verdad, sin ocultar nada. Exponerlo todo ante ella, lo que jamás había explicado a nadie.
Y quería hacerlo. Incluso a pesar de saber que provocaría que ella se apartara de él al final, necesitaba mostrar a__(Tn) lo que era.
Y así, con la vista fija en la oscuridad que reinaba fuera de la ventana, donde resplandores azules iluminaban de vez en cuando el cielo, empezó su relato.
Habló sin apasionamiento, sin emoción, eligiendo las palabras con cuidado. Le habló de su padre, aquel robusto hombre del Renacimiento, y de su mundo en Florencia y en su finca campestre. Le habló de sus estudios y ambiciones. De su hermano, que era tan distinto de él y del rencor que existía entre ellos.
—No sé cuándo empezó a odiarme Joe —dijo—. Fue siempre así desde que puedo recordar. Quizá fue porque mi madre jamás se recuperó realmente de mi nacimiento y murió a los pocos años. Joe la amaba muchísimo y siempre tuve la sensación de que me culpaba. —Hizo una pausa y tragó saliva—. Y luego, más adelante, apareció una muchacha.
—¿Aquella a la que yo te recordaba? —inquirió __(Tn) con suavidad, y él asintió—. ¿La que —dijo con una mayor vacilación— te dio el anillo?
Él echó una ojeada al anillo de plata de su dedo, luego le devolvió la mirada. A continuación, lentamente, sacó el anillo que llevaba colgado de una cadena bajo la camisa y lo miró.
—Sí; éste era su anillo —respondió—. Sin un talismán así, morimos bajo la luz del sol como si estuviéramos en una hoguera.
—Entonces, ¿ella era... como tú?
—Ella me hizo lo que soy.
Con voz entrecortada, le habló de Katherine. De la belleza y la dulzura de Katherine, y de su amor por ella. Y también del de Joe.
—Ella era demasiado dulce, llena de demasiado afecto —dijo por fin, lleno de dolor—. Se lo daba a todo el mundo, incluido mi hermano. Pero finalmente le dijimos que debía elegir entre nosotros. Y entonces... vino a mí.
El recuerdo de aquella noche, de aquella noche dulce y terrible, regresó como un torrente. Ella había ido a él. Y él se había sentido tan feliz, tan lleno de temor reverente y dicha... Intentó explicárselo a__(Tn), encontrar las palabras. Toda aquella noche había sido feliz, e incluso a la mañana siguiente, cuando despertó y ella se había ido, se había sentido poseído de la mayor de las dichas...
Casi podría haberse tratado de un sueño, pero las dos pequeñas heridas del cuello eran reales. Le sorprendió descubrir que no le dolían y que ya parecían haber cicatrizado parcialmente. El cuello alto de su camisa las ocultaba.
La sangre de Katherine ardía en sus venas ahora, se dijo, y esas mismas palabras hicieron latir aceleradamente su corazón. Le había dado su energía a él; le había elegido.
Incluso tuvo una sonrisa para Joe cuando se encontraron en el lugar designado aquella noche. Joe se había ausentado de la casa todo el día, pero apareció en el jardín meticulosamente ornamentado con escrupulosa puntualidad y se quedó repantigado contra un árbol, ajustándose los puños. Katherine se retrasaba.
—A lo mejor está cansada —sugirió Nick, contemplando cómo el cielo color melón se fundía en un profundo negro azulado.
Intentó mantener la tímida satisfacción que sentía alejada de su voz.
—A lo mejor necesita más descanso de lo usual.
Joe le dirigió una incisiva mirada, los oscuros ojos taladrantes bajo la mata de cabello negro.
—Quizá —dijo en una nota ascendente que fue elevándose, como si quisiera haber dicho más.
Pero entonces oyeron unas suaves pisadas en el sendero y Katherine apareció entre los setos cuadrados. Llevaba puesto el vestido blanco y estaba tan bella como un ángel.
Dedicó una sonrisa a los dos. Nick devolvió la sonrisa cortésmente, mencionando su secreto sólo con los ojos. Luego aguardó.
—Me pedisteis que eligiera —dijo ella, mirándole primero a él y luego a su hermano—. Y ahora habéis venido a la hora que indiqué, y os diré qué he elegido.
Alzó la menuda mano, la que lucía el anillo, y Nick contempló la piedra, advirtiendo que era del mismo azul profundo que el cielo nocturno. Era como si Katherine llevara un pedazo de noche con ella, siempre.
—Ambos habéis visto este anillo —dijo en voz baja—. Y sabéis que sin él moriría. No es fácil conseguir que te hagan un talismán así, pero por suerte mi doncella Gudren es muy lista. Y hay muchos orfebres en Florencia.
Nick escuchaba sin comprender, pero cuando ella volvió la cabeza hacia él volvió a sonreír, alentador.
—Y por lo tanto —siguió ella, mirándole a los ojos—, he encargado un regalo para ti.
Tomó su mano e introdujo algo en ella, y cuando él miró vio que era un anillo idéntico al de ella, pero más grande y grueso, y forjado en plata en lugar de oro.
—Todavía no lo necesitas para enfrentarte al sol —dijo con dulzura—. Pero muy pronto lo necesitarás.
Orgullo y arrobamiento lo dejaron mudo. Alargó la mano para tomar la de ella y besarla, deseando cogerla en sus brazos en aquel momento, incluso delante de Joe . Pero Katherine se apartaba ya.
—Y para ti —dijo, y Nick pensó que sus oídos debían de estarle traicionando, pues sin duda la calidez y el cariño en la voz de Katherine no podían ser para su hermano—, para ti, también. Lo necesitarás muy pronto asimismo.
Los ojos de Nick también debieron de traicionarle, pues le mostraban lo que era imposible, lo que no podía ser. En la mano de Joe, Katherine depositaba un anillo idéntico al suyo.
El silencio que siguió fue absoluto, como el silencio tras el fin del mundo.
—Katherine... —Nick apenas consiguió hacer salir las palabras—. ¿Cómo puedes darle eso a él? Después de lo que compartimos...
—¿Lo que compartisteis? —La voz de Joe fue como un latigazo, y se revolvió enfurecido contra Nick—. Anoche ella vino a mí. La elección ya está hecha.
Y Joe tiró hacia abajo del cuello alto de su camisa para mostrar dos heridas diminutas en la garganta.Nick las contempló atónito, conteniendo las lágrimas. Eran idénticas a sus propias heridas.
Sacudió la cabeza, totalmente desconcertado.
—Pero, Katherine... no fue un sueño. Viniste a mí...
—Fui a veros a ambos.
La voz de la muchacha era tranquila, incluso complacida, y sus ojos estaban serenos. Sonrió a Joe y luego a Nick, sucesivamente.
—Me ha dejado muy débil, pero me alegro mucho de haberlo hecho. ¿No lo veis? —prosiguió mientras ellos la contemplaban fijamente, demasiado atónitos para hablar—. ¡Ésta es mi elección! Os amo a los dos y no renunciaré a ninguno de vosotros. Ahora los tres estaremos juntos y seremos felices.
—Felices... —dijo Nick con voz estrangulada.
—¡Sí, felices! Los tres seremos compañeros, compañeros felices para siempre. —Su voz se elevó eufórica, y la luz de una criatura resplandeciente brilló en sus ojos—. ¡Estaremos siempre juntos, sin padecer enfermedades, sin envejecer, hasta el fin de los tiempos! Ésa es mi elección.
—¿Felices... con él?
La voz de Joe temblaba de rabi, y Nick vio que su por lo general reservado hermano estaba lívido de cólera.
—¿Con ese niño entre nosotros dos, con ese dechado de virtudes zafio y vociferante? Apenas si puedo soportar su vista ahora. ¡Le pido a Dios no volver a verle jamás, no volver a oír su voz jamás!
—Y yo deseo lo mismo respecto a ti, hermano —gruñó Nick , en tanto que el corazón se le desgarraba en el pecho.
Aquello era culpa de Joe; él había envenenado la mente de Katherine de modo que ésta ya no sabía lo que hacía.
—Y estoy casi decidido a asegurarme de ello —añadió con ferocidad.
Joe le entendió perfectamente.
—Entonces saca tu espada, si puedes encontrarla —siseó como respuesta, con ojos llenos de siniestra amenaza.
—¡Joe,Nick , por favor! ¡Por favor, no! —gritó Katherine, colocándose entre ellos y sujetando el brazo de Nick.
La muchacha paseó la mirada de uno a otro, con los ojos azules desorbitados por la conmoción y brillando con lágrimas no derramadas.
—Pensad en lo que decís. Sois hermanos.
—Yo no tengo la culpa de eso —chilló Joe, convirtiendo las palabras en una maldición.
—¿Es que no podéis hacer las paces? ¿Por mí,Joe... Nick...? Por favor.
Una parte de Nick quería ablandarse ante la mirada desesperada de Katherine; pero el orgullo herido y los celos eran demasiado fuertes, y sabía que su rostro aparecía tan duro, tan inflexible, como el de Joe
—No —dijo—. No podemos. Debe ser o uno o el otro, Katherine. Jamás te compartiré con él.
La mano de Katherine se soltó de su brazo y las lágrimas cayeron de sus ojos, grandes gotas que salpicaron su vestido blanco. Contuvo el aliento con un sollozo desgarrador. Luego, sin dejar de llorar, se recogió las faldas y huyó.
—Y entonces Joe tomó el anillo que le había dado y se lo puso —dijo Nick, la voz ronca por el uso y la emoción—. Y me dijo: «Aún será mía, hermano». Y luego se alejó.
Se dio la vuelta, pestañeando como si hubiese salido a una luz brillante desde la oscuridad y miró a__(Tn).
La muchacha estaba sentada muy quieta en la cama, contemplándole con aquellos ojos que eran tan parecidos a los de Katherine. Especialmente en ese momento en que estaban llenos de pena y terror. Pero __(Tn) no huyó, le habló.
—Y... ¿qué sucedió luego?
Las manos de Nick se cerraron violentamente de un modo reflejo y se apartó de repente de la ventana. No, ese recuerdo, no. No podía soportar recordarlo, y mucho menos intentar expresarlo en palabras. ¿Cómo podía hacerlo? ¿Cómo podía arrastrar a__(tn) a aquella oscuridad y mostrarle las cosas terribles que acechaban allí?
—No —dijo—. No puedo. No puedo.
—Tienes que contármelo —repuso ella con suavidad—.Nick , es el final de la historia, ¿verdad? Eso es lo que hay detrás de todos tus muros, eso es lo que temes dejarme ver. Pero tienes que dejarme.Nick , no puedes parar ahora.
Él sintió cómo el horror iba en su busca, el pozo abierto que había visto con tanta claridad, percibido con tanta nitidez aquel día tan lejano. El día en que todo había terminado..., en que todo había empezado.
Sintió que le tomaban la mano, y cuando miró vio los dedos de __(Tn) cerrados sobre ella, dándole calor, dándole fuerzas. Tenía los ojos puestos en los de él.
—Cuéntame.
—¿Quieres saber qué sucedió a continuación, qué fue de Katherine? —murmuró.
Ella asintió, sus ojos casi cegados pero aún firmes.
—Te lo diré, entonces. Murió al día siguiente. Mi hermano Joe y yo la matamos.
CHAN las dejo con ganas de mas
en estos dias la sigo seguramente el jueves
no prometo nada
aviso: quedan 3 caps mas y la nove termina al menos despertar! despues
esta conflicto que si ustedes quieren despues tbm lo subo ok?? :D
Espero que les guste el cap ;)
COMENTEN!!!
Byebye
__(Tn) estaba de pie dentro del círculo de adultos y policías, aguardando una oportunidad de escapar. Sabía que Matt había avisado a Nick a tiempo —su rostro se lo dijo—, pero no habían podido acercarse lo suficiente para hablar.
Por fin, con la atención de todos puesta en el cadáver, pudo separarse del grupo y avanzó despacio hacia su amigo.
—Nick consiguió marcharse —dijo él, con los ojos puestos en el grupo de adultos—. Pero me dijo que cuidara de ti y quiero que permanezcas aquí.
—¿Que cuidaras de mí?
Alarma y desconfianza fulguraron a través de __(Tn). Entonces, casi en un susurro, dijo:
—Entiendo. —Pensó un momento y luego habló con cuidado—: Matt, tengo que ir a lavarme las manos. Bonnie me manchó de sangre. Espera aquí; ahora vuelvo.
Él intentó decir algo a modo de protesta, pero ella ya se alejaba. Alzó las manos manchadas a modo de explicación al llegar a la puerta del vestuario femenino, y el profesor que montaba guardia allí la dejó pasar. Una vez en el vestuario, no obstante, siguió adelante, hasta salir por la puerta del otro extremo y entrar en la oscura escuela. Y de allí salió a la noche.
«¡Zuccone!», pensó Nick, agarrando una librería y arrojándola al otro lado, haciendo volar su contenido por los aires. ¡Idiota! ¡Ciego y odioso idiota! ¿Cómo podía haber sido tan estúpido?
¿Encontrar un lugar allí con ellos? ¿Ser aceptado como uno más? Debía de haber estado loco al pensar que era posible.
Levantó uno de los enormes y pesados baúles y lo lanzó a través de la habitación hasta que se estrelló contra la pared opuesta, astillando una ventana. Estúpido, estúpido.
¿Quién iba tras él? Todo el mundo. Matt lo había dicho. «Ha habido otro ataque... Ellos creen que lo hiciste tú.»
Bien, por una vez parecía como si los barbari, los insignificantes humanos vivos, con su miedo a cualquier cosa desconocida, tuvieran razón. ¿De qué otro modo se podía explicar lo sucedido? Había experimentado la debilidad, la confusa sensación de estar en un torbellino, de que todo daba vueltas; y entonces la oscuridad se había apoderado de él. Al despertar, había escuchado a Matt diciendo que habían despojado, asaltado a otro humano, al que en esa ocasión le habían robado no sólo su sangre, sino su vida. ¿Cómo se explicaba eso a menos que él, Nick, fuera el asesino?
Un asesino, eso es lo que era. Malvado. Una criatura nacida en la oscuridad, destinada a vivir, cazar y esconderse allí para siempre. Bien, ¿por qué no matar, entonces? ¿Por qué no dar satisfacción a su naturaleza? Puesto que no podía cambiar, no había razón para no deleitarse en ello. Desataría su oscuridad sobre aquella ciudad que le odiaba, que le daba caza en aquellos mismos instantes.
Pero primero..., estaba sediento. Las venas le ardían igual que una red de cables secos y ardientes. Necesitaba alimentarse... pronto..., ahora.
La casa de huéspedes estaba a oscuras. __(Tn) llamó a la puerta, pero no recibió respuesta. El trueno chasqueó en las alturas. Todavía no llovía.
Tras la tercera andanada de golpes, probó la puerta y ésta se abrió. Dentro, la casa estaba silenciosa y oscura como la boca de un lobo. A tientas, se encaminó hacia la escalera y ascendió por ella.
El segundo rellano estaba igual de oscuro, y tropezó intentando localizar el dormitorio con la escalera que llevaba al tercer piso. Había una luz tenue en lo alto de la escalera, y ascendió hacia ella, sintiéndose agobiada por las paredes, que parecían cernerse sobre ella desde cada lado.
La luz surgía de debajo de la puerta cerrada.__(Tn) dio unos golpecitos rápidos.
—Nick —susurró, y luego llamó en voz más alta—. Nick, soy yo.
No hubo respuesta. Agarró el pomo y empujó la puerta, atisbando al otro lado.
—Nick...
Le hablaba a una habitación vacía.
Y a una habitación que era un caos. Parecía como si un tremendo vendaval la hubiese recorrido, dejando destrucción a su paso. Los baúles que habían reposado en esquinas estaban caídos en ángulos grotescos, con las tapas abiertas, con el contenido desparramado por el suelo. Una ventana estaba destrozada. Todas las posesiones de Nick, todas las cosas que había guardado con tanto cuidado y parecía tener en tan gran estima, estaban esparcidas por el suelo.
El terror invadió a __(Tn). La furia y la violencia resultaban dolorosamente claras en aquella escena de devastación y hacían que se sintiera casi mareada. Alguien que tenía un historial de violencia, había dicho Tyler.
«No me importa —pensó, mientras la ira brotaba en su interior para apartar a un lado el miedo—. No me importa nada, Nick; sigo queriendo verte. Pero ¿dónde estás
La trampilla del techo estaba abierta, y por ella descendía un aire frío. «Vaya», se dijo, y sintió un repentino escalofrío de temor. Aquel tejado estaba tan alto...
Nunca antes había subido por la escalera para salir al mirador y la falda larga dificultaba la ascensión. Emergió a través de la trampilla despacio, arrodillándose en el tejado y luego poniéndose en pie. Vio una figura oscura en la esquina, y fue hacia ella con pasos rápidos.
—Nick, tenía que venir... —empezó a decir, y se detuvo en seco, porque un relámpago iluminó el cielo justo en el momento en que la figura de la esquina giraba en redondo.
Y entonces fue como si todo mal presentimiento, temor y pesadilla que hubiese tenido jamás se convirtieran en realidad a la vez. No podía ni chillar; no podía hacer nada en absoluto.
«Dios mío... no.» Su cerebro se negó a encontrar una explicación a lo que sus ojos veían. No. No. No quería mirar aquello, no quería creerlo...
Pero no podía evitar verlo. Incluso aunque podía haber cerrado los ojos, cada detalle de la escena estaba grabado en su memoria. Como si el relámpago lo hubiese escrito a fuego en su cerebro para siempre.
Nick.Nick , tan pulcro y elegante vestido con su ropa de todos los días, con su chaqueta de cuero negro con el cuello levantado. , con Nick los cabellos oscuros como una de las nubes de tormenta que había detrás de él. Nick había quedado atrapado en aquel fogonazo de luz, medio vuelto hacia ella, con el cuerpo torcido en la posición agazapada de una bestia y con una mueca de furia animal en el rostro.
Y sangre. Aquella boca arrogante, sensible y sensual, estaba embadurnada de sangre, que resaltaba espeluznantemente roja en la palidez de su cutis, en el blanco intenso de los dientes al descubierto. En las manos sostenía el cuerpo inerte de una paloma torcaz, blanca como aquellos dientes y con las alas extendidas. Otra yacía en el suelo a sus pies, igual que un pañuelo arrugado y desechado.
—Dios mío, no —musitó __(Tn)
Siguió musitándolo mientras retrocedía, sin darse apenas cuenta de que hacía ambas cosas. Sencillamente, su mente no era capaz de hacer frente a ese horror; sus pensamientos corrían alocadamente llevados por el pánico, igual que ratones intentando escapar de una jaula. No quería creer eso, no quería creerlo. Una tensión insoportable se adueñó de su cuerpo, el corazón parecía a punto de estallar, la cabeza le daba vueltas.
—Dio mío, no...
—¡__(Tn)!
Más terrible que cualquier otra cosa fue eso, fue ver a Nick mirándola con aquel rostro animal, ver cómo la mueca se trocaba en una expresión de sobresalto y desesperación.
—__(Tn), por favor. Por favor, no...
—¡Ah, Dios mío, no!
Los chillidos intentaban abrirse paso violentamente fuera de su garganta. Retrocedió más, dando traspiés, cuando él dio un paso hacia ella.
—¡No!
—__(Tn), por favor... ten cuidado...
Aquella cosa terrible, la cosa con el rostro de__(Tn), iba tras ella, los verdes ojos llameando. Se lanzó hacia atrás al dar él otro paso, con la mano extendida. La larga mano de dedos delgados que había acariciado sus cabellos con tanta delicadeza...
—¡No me toques! —gritó.
Y entonces sí que empezó a chillar, cuando su movimiento llevó a su espalda a apoyarse en la barandilla de hierro del mirador. Era hierro que había estado allí durante casi un siglo y medio, y en algunos lugares estaba casi totalmente oxidado. El peso aterrorizado de__(Tn) contra él fue demasiado y la joven sintió que cedía. Oyó el chirrido de metal y madera bajo una tensión excesiva mezclándose con su propio grito. Y luego ya no había nada detrás de ella, nada a lo que agarrarse, y caía.
En ese instante, vio las turbulentas nubes moradas, la oscura masa de la casa junto a ella. Le pareció que tenía tiempo suficiente para verlo todo con claridad y sentir un terror infinito mientras chillaba y caía, y caía.
Pero el terrible impacto demoledor no llegó. De improviso había unos brazos a su alrededor que la sostenían en el vacío. Se oyó un golpe sordo y los brazos la apretaron más, con un peso cediendo contra ella para absorber el golpe. Luego todo quedó silencioso.
Permaneció inmóvil dentro del círculo de aquellos brazos, intentando orientarse. Intentando creer otra cosa más que resultaba increíble. Había caído del tejado de una casa de tres pisos y sin embargo estaba viva. Estaba de pie en el jardín de detrás de la casa de huéspedes, en medio del silencio total que mediaba entre los truenos, con hojas caídas en el suelo donde debería estar su cuerpo destrozado.
Lentamente, alzó la mirada hacia el rostro de la persona que la sujetaba. Nick.
Había habido demasiado miedo, demasiados desastres esa noche. Ya no podía reaccionar. Sólo era capaz de alzar los ojos hacia él para mirarle fijamente con una especie de asombro.
Había tanta tristeza en los ojos de Nick ... Aquellos ojos que habían ardido igual que hielo verde estaban en esos instantes oscuros y vacíos, sin esperanza. La misma expresión que ella había visto aquella primera noche en su habitación, sólo que ahora era peor. Pues en ese momento había odio a sí mismo, mezclado con pesar y amarga repulsa.__(Tn) no pudo soportarlo.
—Nick—susurró, sintiendo que aquella tristeza penetraba en su propia alma.
Aún veía las trazas rojas en sus labios, pero ahora despertaban un estremecimiento de piedad junto con el instintivo horror. Estar tan solo, ser tan distinto y estar tan solo...
—Nick —musitó.
No hubo ninguna respuesta en aquellos ojos sombríos y extraviados.
—Ven —dijo él en voz baja y la condujo de vuelta hacia la casa.
Nick sintió un arrebato de vergüenza cuando llegaron al tercer piso y a la destrucción que reinaba en su habitación. Que fuera __(Tn), precisamente, quien lo viera, resultaba insoportable. Pero, de todos modos, tal vez era también conveniente que viera lo que él era en realidad, lo que podía hacer.
La muchacha avanzó despacio, aturdida, hasta la cama y se sentó. Luego alzó la vista hacia él, los ojos ensombrecidos yendo al encuentro de los suyos.
—Cuéntame —fue todo lo que dijo.
Nick lanzó una breve risita, sin humor, y vio que ella se echaba hacia atrás. Eso hizo que se odiara aún más.
—¿Qué necesitas saber? —preguntó.
Puso un pie sobre la tapa de un baúl derribado y la miró casi desafiante, indicando la habitación con un ademán.
—¿Quién hizo esto? Yo lo hice.
—Eres fuerte —repuso ella con los ojos puestos en un baúl volcado.
Alzó los ojos, como recordando lo sucedido en el tejado.
—Y te mueves de prisa.
—Más fuerte que un humano —dijo él, poniendo un énfasis deliberado en la última palabra.
¿Por qué no reculaba ante él ahora, por qué no le miraba con la aversión que había visto antes? Ya no le importaba lo que ella pensara.
—Mis reflejos son más veloces y poseo una resistencia mayor. Así debe ser. Soy un cazador —finalizó en tono áspero.
Algo en la mirada de__(Tn) le hizo recordar cómo le había interrumpido la muchacha. Se limpió la boca con el dorso de la mano y luego se apresuró a tomar un vaso de agua que permanecía intacto sobre la mesilla de noche. Sintió los ojos de la joven fijos en él mientras la bebía y volvía a limpiarse la boca. Sí, desde luego que todavía le importaba lo que ella pensara.
—Puedes comer y beber... otras cosas —dijo ella.
—No necesito hacerlo —respondió él en voz baja, sintiéndose cansado y alicaído—. No necesito nada más. —Se volvió de repente y sintió que una apasionada intensidad volvía a alzarse en su interior—. Dijiste que me muevo de prisa..., pero prisa es precisamente lo que nunca tengo. Prisa es lo que tienen los seres vivos,__(Tn). Prisa para hacer las cosas. Yo tengo todo el tiempo del mundo.
Advirtió que la muchacha temblaba, pero su voz sonó sosegada y sus ojos no se apartaron de los suyos.
—Cuéntame —repitió __(Tn)—.Nick, tengo derecho a saber.
Reconoció aquellas palabras. Y eran tan ciertas como cuando ella las había pronunciado la primera vez.
—Sí, supongo que así es —repuso, y su voz sonó cansada y dura.
Clavó la mirada en la ventana rota durante unos segundos y luego volvió la cabeza hacia ella y dijo con voz cansina:
—Nací a finales del siglo XV. ¿Lo crees?
Ella miró los objetos que yacían donde él los había esparcido al arrojarlos fuera del escritorio con un violento movimiento del brazo. Los florines, la copa de ágata, su daga.
—Sí —dijo en un susurro—. Sí, lo creo.
—¿Y quieres saber más? ¿Cómo me convertí en lo que soy?
Cuando ella asintió, él se volvió de nuevo hacia la ventana. ¿Cómo podía contárselo? Él, que había evitado las preguntas durante tanto tiempo, que se había convertido en todo un experto en la ocultación y el engaño...
Sólo existía un modo, y era contar toda la verdad, sin ocultar nada. Exponerlo todo ante ella, lo que jamás había explicado a nadie.
Y quería hacerlo. Incluso a pesar de saber que provocaría que ella se apartara de él al final, necesitaba mostrar a__(Tn) lo que era.
Y así, con la vista fija en la oscuridad que reinaba fuera de la ventana, donde resplandores azules iluminaban de vez en cuando el cielo, empezó su relato.
Habló sin apasionamiento, sin emoción, eligiendo las palabras con cuidado. Le habló de su padre, aquel robusto hombre del Renacimiento, y de su mundo en Florencia y en su finca campestre. Le habló de sus estudios y ambiciones. De su hermano, que era tan distinto de él y del rencor que existía entre ellos.
—No sé cuándo empezó a odiarme Joe —dijo—. Fue siempre así desde que puedo recordar. Quizá fue porque mi madre jamás se recuperó realmente de mi nacimiento y murió a los pocos años. Joe la amaba muchísimo y siempre tuve la sensación de que me culpaba. —Hizo una pausa y tragó saliva—. Y luego, más adelante, apareció una muchacha.
—¿Aquella a la que yo te recordaba? —inquirió __(Tn) con suavidad, y él asintió—. ¿La que —dijo con una mayor vacilación— te dio el anillo?
Él echó una ojeada al anillo de plata de su dedo, luego le devolvió la mirada. A continuación, lentamente, sacó el anillo que llevaba colgado de una cadena bajo la camisa y lo miró.
—Sí; éste era su anillo —respondió—. Sin un talismán así, morimos bajo la luz del sol como si estuviéramos en una hoguera.
—Entonces, ¿ella era... como tú?
—Ella me hizo lo que soy.
Con voz entrecortada, le habló de Katherine. De la belleza y la dulzura de Katherine, y de su amor por ella. Y también del de Joe.
—Ella era demasiado dulce, llena de demasiado afecto —dijo por fin, lleno de dolor—. Se lo daba a todo el mundo, incluido mi hermano. Pero finalmente le dijimos que debía elegir entre nosotros. Y entonces... vino a mí.
El recuerdo de aquella noche, de aquella noche dulce y terrible, regresó como un torrente. Ella había ido a él. Y él se había sentido tan feliz, tan lleno de temor reverente y dicha... Intentó explicárselo a__(Tn), encontrar las palabras. Toda aquella noche había sido feliz, e incluso a la mañana siguiente, cuando despertó y ella se había ido, se había sentido poseído de la mayor de las dichas...
Casi podría haberse tratado de un sueño, pero las dos pequeñas heridas del cuello eran reales. Le sorprendió descubrir que no le dolían y que ya parecían haber cicatrizado parcialmente. El cuello alto de su camisa las ocultaba.
La sangre de Katherine ardía en sus venas ahora, se dijo, y esas mismas palabras hicieron latir aceleradamente su corazón. Le había dado su energía a él; le había elegido.
Incluso tuvo una sonrisa para Joe cuando se encontraron en el lugar designado aquella noche. Joe se había ausentado de la casa todo el día, pero apareció en el jardín meticulosamente ornamentado con escrupulosa puntualidad y se quedó repantigado contra un árbol, ajustándose los puños. Katherine se retrasaba.
—A lo mejor está cansada —sugirió Nick, contemplando cómo el cielo color melón se fundía en un profundo negro azulado.
Intentó mantener la tímida satisfacción que sentía alejada de su voz.
—A lo mejor necesita más descanso de lo usual.
Joe le dirigió una incisiva mirada, los oscuros ojos taladrantes bajo la mata de cabello negro.
—Quizá —dijo en una nota ascendente que fue elevándose, como si quisiera haber dicho más.
Pero entonces oyeron unas suaves pisadas en el sendero y Katherine apareció entre los setos cuadrados. Llevaba puesto el vestido blanco y estaba tan bella como un ángel.
Dedicó una sonrisa a los dos. Nick devolvió la sonrisa cortésmente, mencionando su secreto sólo con los ojos. Luego aguardó.
—Me pedisteis que eligiera —dijo ella, mirándole primero a él y luego a su hermano—. Y ahora habéis venido a la hora que indiqué, y os diré qué he elegido.
Alzó la menuda mano, la que lucía el anillo, y Nick contempló la piedra, advirtiendo que era del mismo azul profundo que el cielo nocturno. Era como si Katherine llevara un pedazo de noche con ella, siempre.
—Ambos habéis visto este anillo —dijo en voz baja—. Y sabéis que sin él moriría. No es fácil conseguir que te hagan un talismán así, pero por suerte mi doncella Gudren es muy lista. Y hay muchos orfebres en Florencia.
Nick escuchaba sin comprender, pero cuando ella volvió la cabeza hacia él volvió a sonreír, alentador.
—Y por lo tanto —siguió ella, mirándole a los ojos—, he encargado un regalo para ti.
Tomó su mano e introdujo algo en ella, y cuando él miró vio que era un anillo idéntico al de ella, pero más grande y grueso, y forjado en plata en lugar de oro.
—Todavía no lo necesitas para enfrentarte al sol —dijo con dulzura—. Pero muy pronto lo necesitarás.
Orgullo y arrobamiento lo dejaron mudo. Alargó la mano para tomar la de ella y besarla, deseando cogerla en sus brazos en aquel momento, incluso delante de Joe . Pero Katherine se apartaba ya.
—Y para ti —dijo, y Nick pensó que sus oídos debían de estarle traicionando, pues sin duda la calidez y el cariño en la voz de Katherine no podían ser para su hermano—, para ti, también. Lo necesitarás muy pronto asimismo.
Los ojos de Nick también debieron de traicionarle, pues le mostraban lo que era imposible, lo que no podía ser. En la mano de Joe, Katherine depositaba un anillo idéntico al suyo.
El silencio que siguió fue absoluto, como el silencio tras el fin del mundo.
—Katherine... —Nick apenas consiguió hacer salir las palabras—. ¿Cómo puedes darle eso a él? Después de lo que compartimos...
—¿Lo que compartisteis? —La voz de Joe fue como un latigazo, y se revolvió enfurecido contra Nick—. Anoche ella vino a mí. La elección ya está hecha.
Y Joe tiró hacia abajo del cuello alto de su camisa para mostrar dos heridas diminutas en la garganta.Nick las contempló atónito, conteniendo las lágrimas. Eran idénticas a sus propias heridas.
Sacudió la cabeza, totalmente desconcertado.
—Pero, Katherine... no fue un sueño. Viniste a mí...
—Fui a veros a ambos.
La voz de la muchacha era tranquila, incluso complacida, y sus ojos estaban serenos. Sonrió a Joe y luego a Nick, sucesivamente.
—Me ha dejado muy débil, pero me alegro mucho de haberlo hecho. ¿No lo veis? —prosiguió mientras ellos la contemplaban fijamente, demasiado atónitos para hablar—. ¡Ésta es mi elección! Os amo a los dos y no renunciaré a ninguno de vosotros. Ahora los tres estaremos juntos y seremos felices.
—Felices... —dijo Nick con voz estrangulada.
—¡Sí, felices! Los tres seremos compañeros, compañeros felices para siempre. —Su voz se elevó eufórica, y la luz de una criatura resplandeciente brilló en sus ojos—. ¡Estaremos siempre juntos, sin padecer enfermedades, sin envejecer, hasta el fin de los tiempos! Ésa es mi elección.
—¿Felices... con él?
La voz de Joe temblaba de rabi, y Nick vio que su por lo general reservado hermano estaba lívido de cólera.
—¿Con ese niño entre nosotros dos, con ese dechado de virtudes zafio y vociferante? Apenas si puedo soportar su vista ahora. ¡Le pido a Dios no volver a verle jamás, no volver a oír su voz jamás!
—Y yo deseo lo mismo respecto a ti, hermano —gruñó Nick , en tanto que el corazón se le desgarraba en el pecho.
Aquello era culpa de Joe; él había envenenado la mente de Katherine de modo que ésta ya no sabía lo que hacía.
—Y estoy casi decidido a asegurarme de ello —añadió con ferocidad.
Joe le entendió perfectamente.
—Entonces saca tu espada, si puedes encontrarla —siseó como respuesta, con ojos llenos de siniestra amenaza.
—¡Joe,Nick , por favor! ¡Por favor, no! —gritó Katherine, colocándose entre ellos y sujetando el brazo de Nick.
La muchacha paseó la mirada de uno a otro, con los ojos azules desorbitados por la conmoción y brillando con lágrimas no derramadas.
—Pensad en lo que decís. Sois hermanos.
—Yo no tengo la culpa de eso —chilló Joe, convirtiendo las palabras en una maldición.
—¿Es que no podéis hacer las paces? ¿Por mí,Joe... Nick...? Por favor.
Una parte de Nick quería ablandarse ante la mirada desesperada de Katherine; pero el orgullo herido y los celos eran demasiado fuertes, y sabía que su rostro aparecía tan duro, tan inflexible, como el de Joe
—No —dijo—. No podemos. Debe ser o uno o el otro, Katherine. Jamás te compartiré con él.
La mano de Katherine se soltó de su brazo y las lágrimas cayeron de sus ojos, grandes gotas que salpicaron su vestido blanco. Contuvo el aliento con un sollozo desgarrador. Luego, sin dejar de llorar, se recogió las faldas y huyó.
—Y entonces Joe tomó el anillo que le había dado y se lo puso —dijo Nick, la voz ronca por el uso y la emoción—. Y me dijo: «Aún será mía, hermano». Y luego se alejó.
Se dio la vuelta, pestañeando como si hubiese salido a una luz brillante desde la oscuridad y miró a__(Tn).
La muchacha estaba sentada muy quieta en la cama, contemplándole con aquellos ojos que eran tan parecidos a los de Katherine. Especialmente en ese momento en que estaban llenos de pena y terror. Pero __(Tn) no huyó, le habló.
—Y... ¿qué sucedió luego?
Las manos de Nick se cerraron violentamente de un modo reflejo y se apartó de repente de la ventana. No, ese recuerdo, no. No podía soportar recordarlo, y mucho menos intentar expresarlo en palabras. ¿Cómo podía hacerlo? ¿Cómo podía arrastrar a__(tn) a aquella oscuridad y mostrarle las cosas terribles que acechaban allí?
—No —dijo—. No puedo. No puedo.
—Tienes que contármelo —repuso ella con suavidad—.Nick , es el final de la historia, ¿verdad? Eso es lo que hay detrás de todos tus muros, eso es lo que temes dejarme ver. Pero tienes que dejarme.Nick , no puedes parar ahora.
Él sintió cómo el horror iba en su busca, el pozo abierto que había visto con tanta claridad, percibido con tanta nitidez aquel día tan lejano. El día en que todo había terminado..., en que todo había empezado.
Sintió que le tomaban la mano, y cuando miró vio los dedos de __(Tn) cerrados sobre ella, dándole calor, dándole fuerzas. Tenía los ojos puestos en los de él.
—Cuéntame.
—¿Quieres saber qué sucedió a continuación, qué fue de Katherine? —murmuró.
Ella asintió, sus ojos casi cegados pero aún firmes.
—Te lo diré, entonces. Murió al día siguiente. Mi hermano Joe y yo la matamos.
CHAN las dejo con ganas de mas
en estos dias la sigo seguramente el jueves
no prometo nada
aviso: quedan 3 caps mas y la nove termina al menos despertar! despues
esta conflicto que si ustedes quieren despues tbm lo subo ok?? :D
Espero que les guste el cap ;)
COMENTEN!!!
Byebye
maru!!
Re: Cronicas Vampiricas: Despertar (joe, nick y tu)
NO PUEDO CREER QUE YA TERMINARA
PLISSS SIGUELA PRONTO
Y ME ENCANTAROA QUE SUBAS CONFLICTO
SIGUELA PLISSS
PLISSS SIGUELA PRONTO
Y ME ENCANTAROA QUE SUBAS CONFLICTO
SIGUELA PLISSS
CoteDreamer
Re: Cronicas Vampiricas: Despertar (joe, nick y tu)
AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA
nooo
por dios !!como la dejas asii ??
como que ellos la mataron ??
que pasooo ?
pobre rayis y nickkk
justo en ese momento tenia que evrlo la rayis ??
esta buenisimaa la noveeeee
la amooo
y por supuesto que quiero que subas conflicto ;)
siiiguelaaaaaaaaaa
nooo
por dios !!como la dejas asii ??
como que ellos la mataron ??
que pasooo ?
pobre rayis y nickkk
justo en ese momento tenia que evrlo la rayis ??
esta buenisimaa la noveeeee
la amooo
y por supuesto que quiero que subas conflicto ;)
siiiguelaaaaaaaaaa
Ciin :)
Re: Cronicas Vampiricas: Despertar (joe, nick y tu)
a la pelotita... matron a Katherin... guau O.O
tan debil la dejaron? imposible...
siguela!!!!!!
tan debil la dejaron? imposible...
siguela!!!!!!
eli_jonatika
Re: Cronicas Vampiricas: Despertar (joe, nick y tu)
hey! no la segiste nunca ¬¬ ensima tan cedrca del final!! :( que paso?
eli_jonatika
Re: Cronicas Vampiricas: Despertar (joe, nick y tu)
eli_jonatika escribió:hey! no la segiste nunca ¬¬ ensima tan cedrca del final!! :( que paso?
si es verdad u.u
Ciin :)
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