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Promesas al Anochecer [Joe & Tu]
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: Promesas al Anochecer [Joe & Tu]
LO SIENTO Y NO LO HAGO DE MALA PERO SEPAN ENTENDER QUE PARA SUBIR CAP TENGO QUE VER COMENTARIOS, ES MI UNICA CONDICIÓN.
F l ♥ r e n c i a.
Re: Promesas al Anochecer [Joe & Tu]
En seriio u.u creo q no habia comentado en esta novee! Pero aqi stoy! Siiiguee :E
Creadora
Re: Promesas al Anochecer [Joe & Tu]
F l ♥ r e n c i a. escribió:LO SIENTO Y NO LO HAGO DE MALA PERO SEPAN ENTENDER QUE PARA SUBIR CAP TENGO QUE VER COMENTARIOS, ES MI UNICA CONDICIÓN.
Yo lo sé corazón de sandía!! Y no te preocupes por coments, que si nadie te comenta, aqui tienes a Ade para rellenarte las páginas xDDDD
ForJoeJonas
Re: Promesas al Anochecer [Joe & Tu]
oh dios.
Haha esta re bueno.
debes seguirla :]
espero cap :love:
Haha esta re bueno.
debes seguirla :]
espero cap :love:
MileyWithCandie
Re: Promesas al Anochecer [Joe & Tu]
Capi, capi, capi. Todas queremos capis, y las lectoras fantasma tambien quieren capi.
Yo siempre tengo una duda, porque se pasan y no comentan... que les cuesta!? xDDDDDD
Yo siempre tengo una duda, porque se pasan y no comentan... que les cuesta!? xDDDDDD
ForJoeJonas
Re: Promesas al Anochecer [Joe & Tu]
ForJoeJonas escribió:Capi, capi, capi. Todas queremos capis, y las lectoras fantasma tambien quieren capi.
Yo siempre tengo una duda, porque se pasan y no comentan... que les cuesta!? xDDDDDD
Lo mismo me pregunto yo! haha me choca cuando no comentan :jeje: haha
MileyWithCandie
Re: Promesas al Anochecer [Joe & Tu]
Yo a veces digo que es porque no tienen falta de time, pero... si no se tarda nada en comentar!
Chicas, que les cuesta? Pongan sus comentarios, asi hacen que nos sintamos mejor las que subimos las noves!
Chicas, que les cuesta? Pongan sus comentarios, asi hacen que nos sintamos mejor las que subimos las noves!
ForJoeJonas
Re: Promesas al Anochecer [Joe & Tu]
quiero capi ya!!!
no aguanto!!!!
plz sube capi!!!!!
no aguanto!!!!
plz sube capi!!!!!
StayMemiFaither
Re: Promesas al Anochecer [Joe & Tu]
AAAAW CHICAS GRACIAS POR SUS COMENTARIOS, ME LEVANTAN EL ANIMO, YA QUE HOY NO FUE UN BUEN DIA Y TENGO LOS ANIMOS POR EL PISO :( PERO BUE, NO LAS PIENSO DEPRIMIR CON MI ANIMO.
DENTRO DE UN RATITO HAY CAP ;)
LAS QUIERO, SEPANLO
DENTRO DE UN RATITO HAY CAP ;)
LAS QUIERO, SEPANLO
F l ♥ r e n c i a.
Re: Promesas al Anochecer [Joe & Tu]
animate!! yo tampoco tuve un buen dia
pero bueno....tu sube capi cuando puedas!!!
amo la novee!!!!!!
pero bueno....tu sube capi cuando puedas!!!
amo la novee!!!!!!
StayMemiFaither
Re: Promesas al Anochecer [Joe & Tu]
me encanto el cap! Quiero leer mas, espero el cap con ansias :)
Invitado
Invitado
Re: Promesas al Anochecer [Joe & Tu]
Los pasos se hicieron más cercanos. Y algo… algo la hizo retroceder.
La puerta se abrió con un profundo y amenazador quejido de protesta.
Miró a los ojos de Joseph Jonas, los vio ensancharse con espanto y algo que podría haber sido temor, incluso pánico. Y entonces, se las arregló para apartar la vista de él y mirar más allá, dentro de la habitación, donde brillaban las velas. No había nada allí… nada, excepto un enorme y reluciente ataúd, cuya tapa permanecía abierta. Estaba revestido de satén y resplandecía a la luz de las velas.
Negro y rojo, era el satén dentro de la caja. Negro y rojo como el satén en el que ella había dormido.
Continuación...
Retrocedió.
Él la alcanzó.
Ella se dio la vuelta, el mechero cayó de sus manos y luego echó a correr.
—¡_______! ¡______, espera!
El pánico burbujeaba en su pecho, incrementándose cada vez más, extendiéndose hasta que sintió que la burbuja estallaría y ella moriría, allí mismo, por la fuerza del miedo que la poseía. Ella huía precipitadamente, sin tener idea de adónde se dirigía, ni qué haría.
Supo que él la cazaría. Supo que la agarraría, y que el Señor la ayudara, ¿qué haría ella entonces? ¿Qué haría?
El vestíbulo se acabó abruptamente y sin un toque de alerta en la negrura. Oyó la voz de Joseph disparando una advertencia —una que ella ignoró— y después sintió el sólido y abrasivo muro de piedra frenando su descuidado vuelo con un sólo soplido. Su cabeza, su cuerpo. El impacto la sacudió desde los dientes hasta los huesos. Pero la cabeza se llevó la peor parte y pudo sentir el calor de la sangre corriendo por sus heridas y escociéndole en los ojos mientras se desplomaba lentamente en el suelo.
—Dios mío, _______…
Se abalanzó sobre ella como un lobo sobre una oveja herida y ella supo que no tenía la más mínima oportunidad. Moriría aquí, en esta mazmorra o lo que fuera. Moriría aquí, desangrada y empalidecida, y el vampiro se cobraría finalmente su venganza sobre todas las mujeres del clan Sullivan.
Él se arrodilló a su lado, acogiéndola en sus brazos e inclinándose sobre ella. _______ sintió su respiración en el rostro. Sus dedos comprobando el pulso y la herida de su frente.
—¡Maldita idiota, podías haberte matado!
Como si no estuviese planeando concluir ese trabajo él mismo, pensó ella, ahora aturdida, mientras perdía el conocimiento.
Él se puso en pie y la llevó de vuelta hacia el vestíbulo, atravesando una de las otras puertas, en donde ella no había visto nada y caminó hasta la pared. Ella intentó débilmente escapar de su abrazo, lo que probablemente habría provocado que se rompiese la cabeza nuevamente. Esta vez contra el suelo, de no ser porque sus brazos se endurecieron en torno a ella.
—Estate quieta, _______.
—Déjame ir… déjame ir… —Se retorcía, luchaba contra él, pero sus brazos eran como acero. Él se detuvo junto a la pared, alzó una mano mientras sostenía fácilmente a su cautiva con la otra. Tocó algo y la pared se movió, retrocediendo y dejando un hueco de dos pies de ancho a cada lado. Joseph la transportó a través de ese hueco y ella contuvo la respiración cuando el muro se cerró otra vez. Se movió a la izquierda, subió un sólo tramo de anchas y sólidas escaleras, bastante más que aquellas estrechas y ruinosas en las que ella se había caído. Entonces, él tocó otra pared ubicada en la cima de la escalera y esta se abrió como una puerta.
La atravesó y la depositó sobre un sofá suave, para luego volver a la pared y hacer algo. Momentos después una tenue luz bañó la habitación desde arriba, haciéndose más brillante hasta que el lugar estuvo perfectamente iluminado.
La luz sobre ella era, se percató, la de un candelabro a gas. Y la habitación a su alrededor era el gran vestíbulo.
—Tan cerca… Estaba… tan cerca…
—¿De qué, _______? ¿De escapar?
Ella cerró los ojos, se llevó la mano al dolor punzante en su cabeza. Él la ignoró por un momento, absorto en encender primero un fuego y después el otro, mientras ella permanecía recostada. Ella sintió el calor, vio la luz.
—Si lo que querías era escapar, ¿por qué no saliste por la puerta trasera cuando despertaste esta mañana? ¿Por qué insististe en hacer lo único que te pedí que no hicieras?
Él se volvió para enfrentarla y ella lo vio mientras lo observaba con curiosidad, pero la visión de las llamas en la chimenea, reflejadas en su pelo oscuro y sus profundos ojos miel sólo consiguió que la cabeza le doliera más, así que rápidamente volvió a cerrar los ojos.
—No estaba fisgoneando. Yo… la escalera trasera parecía insegura. Sólo trataba de encontrar un camino más seguro para salir de estas ruinas.
Él estaba más cerca ahora. Justo a su lado.
—Mientes —susurró.
—No.
La agarró por los hombros, obligándola a alzar la vista y preparándose, pensó, para acabar con ella. Pero sus manos se cerraron sobre su piel magullada y ella hizo una mueca de dolor.
Joseph se quedó completamente quieto. Luego, ceñudo, apartó su pelo a un lado, observando su rostro, su cuello.
—Dios mío, estás más herida de lo que pensaba.
Que estuviese decidido a ignorar el hecho de que ella le había visto levantarse de un ataúd podría resultar divertido, si ella no hubiese estado tan segura de que su muerte era inminente.
—Me caí —le dijo—. Bajé un largo trecho de escaleras… los murciélagos me asustaron y perdí el equilibrio…
Se mordió el labio como si el recuerdo de lo que le había pasado sofocara sus palabras.
Suspirando profundamente, él asió su camisa por el dobladillo y, sin siquiera pedirle permiso, tiró de ella por encima de su cabeza. Después la tocó, tanto con sus ojos como con sus manos, examinando las contusiones y arañazos que había sufrido.
—Estoy perfectamente —dijo ella—. No me he roto nada.
Él asintió con la cabeza, pero tomó un pañuelo inmaculadamente blanco de un bolsillo y lo apretó contra su cabeza herida.
—Traeré algo de hielo para esto.
—No quiero hielo. Sólo quiero irme. Por favor…
Él sacudió la cabeza lentamente.
—¿Por qué? Pensé que querías conocer todos mis secretos.
_______ cerró firmemente la boca, tragando con fuerza. Su mirada se movió sobre su cuerpo, calentándola. Ella se sentía desnuda, vistiendo únicamente su ropa interior y su falda. Y después la miró a los ojos, haciéndola sentir aún más vulnerable y expuesta.
—He cambiado de opinión. Encontraré algún otro tema sobre el que escribir. Sólo… sólo quiero abandonar este lugar.
—Y a mí, ¿no es así, _______? Porque has descubierto al monstruo de tus pesadillas. El demonio de tu infancia. La leyenda que te negabas a creer. Todo es verdad, todo es real. Todo está vivo… en mí.
Ella encontró los ojos.
—Es cierto, ¿no?
—¿Qué piensas?
Se limitó a sacudir la cabeza.
—Nunca creí que fueras malvado. Dime que no estaba equivocada. —No dijo nada, sólo la miró fijamente. —No me mates —susurró—. Juro que nunca se lo diré a nadie.
Su sonrisa fue lenta y casi triste.
—No voy a matarte, _______. Y ya sé que no dirás mi secreto.
Ella parpadeó, la esperanza la inundó como un torrente de calor y luz solar.
—Puedes confiar en mí, Joseph. Lo juro.
—No —dijo él—. No puedo confiar en ti. Por eso vas a quedarte aquí.
Sus cejas se elevaron, los ojos se ensancharon.
—¿Quedarme aquí? Pero… pero… —Ella no entendía, no podía comprender. —¿Cuánto tiempo?
Él no dijo nada pero ella pudo ver la respuesta en sus ojos, podía oír su voz profunda estremeciendo su espina dorsal aunque nunca pronunció las palabras. Las oyó en su alma.
Para siempre.
La puerta se abrió con un profundo y amenazador quejido de protesta.
Miró a los ojos de Joseph Jonas, los vio ensancharse con espanto y algo que podría haber sido temor, incluso pánico. Y entonces, se las arregló para apartar la vista de él y mirar más allá, dentro de la habitación, donde brillaban las velas. No había nada allí… nada, excepto un enorme y reluciente ataúd, cuya tapa permanecía abierta. Estaba revestido de satén y resplandecía a la luz de las velas.
Negro y rojo, era el satén dentro de la caja. Negro y rojo como el satén en el que ella había dormido.
Continuación...
Retrocedió.
Él la alcanzó.
Ella se dio la vuelta, el mechero cayó de sus manos y luego echó a correr.
—¡_______! ¡______, espera!
El pánico burbujeaba en su pecho, incrementándose cada vez más, extendiéndose hasta que sintió que la burbuja estallaría y ella moriría, allí mismo, por la fuerza del miedo que la poseía. Ella huía precipitadamente, sin tener idea de adónde se dirigía, ni qué haría.
Supo que él la cazaría. Supo que la agarraría, y que el Señor la ayudara, ¿qué haría ella entonces? ¿Qué haría?
El vestíbulo se acabó abruptamente y sin un toque de alerta en la negrura. Oyó la voz de Joseph disparando una advertencia —una que ella ignoró— y después sintió el sólido y abrasivo muro de piedra frenando su descuidado vuelo con un sólo soplido. Su cabeza, su cuerpo. El impacto la sacudió desde los dientes hasta los huesos. Pero la cabeza se llevó la peor parte y pudo sentir el calor de la sangre corriendo por sus heridas y escociéndole en los ojos mientras se desplomaba lentamente en el suelo.
—Dios mío, _______…
Se abalanzó sobre ella como un lobo sobre una oveja herida y ella supo que no tenía la más mínima oportunidad. Moriría aquí, en esta mazmorra o lo que fuera. Moriría aquí, desangrada y empalidecida, y el vampiro se cobraría finalmente su venganza sobre todas las mujeres del clan Sullivan.
Él se arrodilló a su lado, acogiéndola en sus brazos e inclinándose sobre ella. _______ sintió su respiración en el rostro. Sus dedos comprobando el pulso y la herida de su frente.
—¡Maldita idiota, podías haberte matado!
Como si no estuviese planeando concluir ese trabajo él mismo, pensó ella, ahora aturdida, mientras perdía el conocimiento.
Él se puso en pie y la llevó de vuelta hacia el vestíbulo, atravesando una de las otras puertas, en donde ella no había visto nada y caminó hasta la pared. Ella intentó débilmente escapar de su abrazo, lo que probablemente habría provocado que se rompiese la cabeza nuevamente. Esta vez contra el suelo, de no ser porque sus brazos se endurecieron en torno a ella.
—Estate quieta, _______.
—Déjame ir… déjame ir… —Se retorcía, luchaba contra él, pero sus brazos eran como acero. Él se detuvo junto a la pared, alzó una mano mientras sostenía fácilmente a su cautiva con la otra. Tocó algo y la pared se movió, retrocediendo y dejando un hueco de dos pies de ancho a cada lado. Joseph la transportó a través de ese hueco y ella contuvo la respiración cuando el muro se cerró otra vez. Se movió a la izquierda, subió un sólo tramo de anchas y sólidas escaleras, bastante más que aquellas estrechas y ruinosas en las que ella se había caído. Entonces, él tocó otra pared ubicada en la cima de la escalera y esta se abrió como una puerta.
La atravesó y la depositó sobre un sofá suave, para luego volver a la pared y hacer algo. Momentos después una tenue luz bañó la habitación desde arriba, haciéndose más brillante hasta que el lugar estuvo perfectamente iluminado.
La luz sobre ella era, se percató, la de un candelabro a gas. Y la habitación a su alrededor era el gran vestíbulo.
—Tan cerca… Estaba… tan cerca…
—¿De qué, _______? ¿De escapar?
Ella cerró los ojos, se llevó la mano al dolor punzante en su cabeza. Él la ignoró por un momento, absorto en encender primero un fuego y después el otro, mientras ella permanecía recostada. Ella sintió el calor, vio la luz.
—Si lo que querías era escapar, ¿por qué no saliste por la puerta trasera cuando despertaste esta mañana? ¿Por qué insististe en hacer lo único que te pedí que no hicieras?
Él se volvió para enfrentarla y ella lo vio mientras lo observaba con curiosidad, pero la visión de las llamas en la chimenea, reflejadas en su pelo oscuro y sus profundos ojos miel sólo consiguió que la cabeza le doliera más, así que rápidamente volvió a cerrar los ojos.
—No estaba fisgoneando. Yo… la escalera trasera parecía insegura. Sólo trataba de encontrar un camino más seguro para salir de estas ruinas.
Él estaba más cerca ahora. Justo a su lado.
—Mientes —susurró.
—No.
La agarró por los hombros, obligándola a alzar la vista y preparándose, pensó, para acabar con ella. Pero sus manos se cerraron sobre su piel magullada y ella hizo una mueca de dolor.
Joseph se quedó completamente quieto. Luego, ceñudo, apartó su pelo a un lado, observando su rostro, su cuello.
—Dios mío, estás más herida de lo que pensaba.
Que estuviese decidido a ignorar el hecho de que ella le había visto levantarse de un ataúd podría resultar divertido, si ella no hubiese estado tan segura de que su muerte era inminente.
—Me caí —le dijo—. Bajé un largo trecho de escaleras… los murciélagos me asustaron y perdí el equilibrio…
Se mordió el labio como si el recuerdo de lo que le había pasado sofocara sus palabras.
Suspirando profundamente, él asió su camisa por el dobladillo y, sin siquiera pedirle permiso, tiró de ella por encima de su cabeza. Después la tocó, tanto con sus ojos como con sus manos, examinando las contusiones y arañazos que había sufrido.
—Estoy perfectamente —dijo ella—. No me he roto nada.
Él asintió con la cabeza, pero tomó un pañuelo inmaculadamente blanco de un bolsillo y lo apretó contra su cabeza herida.
—Traeré algo de hielo para esto.
—No quiero hielo. Sólo quiero irme. Por favor…
Él sacudió la cabeza lentamente.
—¿Por qué? Pensé que querías conocer todos mis secretos.
_______ cerró firmemente la boca, tragando con fuerza. Su mirada se movió sobre su cuerpo, calentándola. Ella se sentía desnuda, vistiendo únicamente su ropa interior y su falda. Y después la miró a los ojos, haciéndola sentir aún más vulnerable y expuesta.
—He cambiado de opinión. Encontraré algún otro tema sobre el que escribir. Sólo… sólo quiero abandonar este lugar.
—Y a mí, ¿no es así, _______? Porque has descubierto al monstruo de tus pesadillas. El demonio de tu infancia. La leyenda que te negabas a creer. Todo es verdad, todo es real. Todo está vivo… en mí.
Ella encontró los ojos.
—Es cierto, ¿no?
—¿Qué piensas?
Se limitó a sacudir la cabeza.
—Nunca creí que fueras malvado. Dime que no estaba equivocada. —No dijo nada, sólo la miró fijamente. —No me mates —susurró—. Juro que nunca se lo diré a nadie.
Su sonrisa fue lenta y casi triste.
—No voy a matarte, _______. Y ya sé que no dirás mi secreto.
Ella parpadeó, la esperanza la inundó como un torrente de calor y luz solar.
—Puedes confiar en mí, Joseph. Lo juro.
—No —dijo él—. No puedo confiar en ti. Por eso vas a quedarte aquí.
Sus cejas se elevaron, los ojos se ensancharon.
—¿Quedarme aquí? Pero… pero… —Ella no entendía, no podía comprender. —¿Cuánto tiempo?
Él no dijo nada pero ella pudo ver la respuesta en sus ojos, podía oír su voz profunda estremeciendo su espina dorsal aunque nunca pronunció las palabras. Las oyó en su alma.
Para siempre.
F l ♥ r e n c i a.
Re: Promesas al Anochecer [Joe & Tu]
:O OH DIOS MIO.
esta re buenaaaaa boluda!
seguilaaaaa
esta re buenaaaaa boluda!
seguilaaaaa
MileyWithCandie
Re: Promesas al Anochecer [Joe & Tu]
Ahhhhhhhhhh! Dioos mio me ha ENCANTADO! :)
Siguela por que esta genial.
Invitado
Invitado
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