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Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
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Promesas al Anochecer [Joe & Tu]
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: Promesas al Anochecer [Joe & Tu]
HOOOOOOOOOOLA BEAUTIFUL GIRLS :D
GRACIAS POR SUS LINDOS MENSAJITOS!
APENAS TERMINE DE EDITAR EL CAP LO SUBO.
BIENVENIDA S.G. WRITE A LA NOVE :hi:
LAS QUIERO
GRACIAS POR SUS LINDOS MENSAJITOS!
APENAS TERMINE DE EDITAR EL CAP LO SUBO.
BIENVENIDA S.G. WRITE A LA NOVE :hi:
LAS QUIERO
F l ♥ r e n c i a.
Re: Promesas al Anochecer [Joe & Tu]
CAP DEDICADO A ADE ♥
Capitulo 12
La puerta estaba abierta… una invitación, pensé. Su ropa, hecha jirones y esparcida sobre el suelo, me hizo evocar a los perros de caza rodeándola. El miedo en sus ojos. El repentino coraje a pesar de éste.
Mis dedos se movieron torpemente sobre mis pantalones. Me los quité y entré en el cuarto de baño. Ahora nada se interponía entre nosotros a excepción de la traslúcida cortina de la ducha. Ella, desnuda bajo el punzante rocío. Yo, desnudo al otro lado de la cortina.
De repente el agua dejó de manar. Sus dedos se cerraron en el borde de la cortina y ésta se deslizó hasta abrirse completamente. Ella se quedó ahí, quieta y silenciosa. Recorrió mi cuerpo con los ojos muy abiertos, hasta que finalmente su mirada se encontró con la mía y la sostuvo.
Salió de la ducha elevando un pie sobre el borde de la bañera para luego depositarlo en el suelo y después hizo lo mismo con el otro. No intentó alcanzar las toallas que se apilaban cercanas. Al contrario, permaneció simplemente ahí, con la cabeza erguida y los ojos oscurecidos y tormentosos.
Le devolví la mirada, bebiéndola con mis ojos. El agua goteaba por su piel, hombros y brazos. En su estrecho vientre se formaban canales que brotaban desde su largo y húmedo cabello para bajar por sus tersos y perfectos senos. Ella esperaba. ¿Por mí? Yo lo sabía. ¿Realmente pensaba que podría echarme atrás llegados a este punto?
Alargué la mano y la toqué. Deslicé lentamente una mano por su cabello, escurriendo hacia abajo el agua para absorberla en mi palma mientras rozaba su delicado cuello, sus sensibles senos, su estrecha cintura y su redondeada cadera. Tiré de ella para acercarla. Cedió fácilmente con el mero estímulo de mi mano. Presionó su cuerpo contra el mío emitiendo un suave suspiro, enlazó los brazos alrededor de mi cuello y dejó caer hacia atrás la cabeza para recibir mi beso.
Me estremecí en respuesta a la sensación de tenerla entre mis brazos, húmeda y cálida, mientras unía mi boca a la suya. Mis brazos se cerraron a su alrededor, ahuequé una mano en sus nalgas mientras acunaba su cabeza con la otra. Cuando sus labios se abrieron fue como saborear el paraíso y el fuego en mi interior llameó ardiente. Hurgué con mi lengua para adentrarme, tocar y masajear la de ella. La sentí agitarse. Calentarse hasta hervir entre mis manos. Afiebrada. Me arqueé presionándola y ella se empujó contra mí. Sin titubeos, sin timidez. Mis manos recorrieron su cuerpo mojado a causa de la ducha de arriba abajo, incapaces de saciarse de ese contacto mientras yo me alimentaba de su boca. Era dulce. Mi mente se quedó en blanco hasta que todo lo que hubo fueron sensaciones, deseo y su sabor. Aparté los labios para lamer la humedad de su mandíbula y cuello. Ella arqueó la espalda y yo me moví más abajo, para beber cada gota de su piel y senos. Introduje el duro pezón en mi boca para succionarlo, suavemente al principio, y más fuerte cuando sus manos se enredaron en mi pelo. La arañé y mordisqueé con mis dientes haciéndola gemir de deseo, un sonido que avivaba el fuego como combustible.
Yo la deseaba… completamente, cada parte de su ser. Bajé más aún, descendiendo hasta quedar de rodillas y besé el húmedo sendero hasta su vientre. Acaricié con mi rostro el nido de húmedos rizos y luego me hundí profundamente. Separé sus pliegues ocultos con la lengua, la saboreé y ella gritó, sus puños se cerraron en mi cabello tirando de él, hiriéndome tan deliciosamente que mis rodillas casi cedieron. Entonces se apartó, sólo un poco, instándome a que me levantara nuevamente, hasta que estuve de pie. Sus brazos se cerraron alrededor de mi cuello y se impulsó hacia arriba. Yo la ayudé, sujetando la parte posterior de sus muslos y levantándolos para acomodarlos alrededor de mi cintura.
La sentí cálida y preparada, provocativa, contra la misma punta de mi miembro. Cerré los ojos ante el destello de deseo que casi me cegó. Entonces ella descendió hacia mí, me tomó lentamente, muy lentamente dentro de ella. Más profundo… y aún más, y cuando sentí la resistencia, vacilé, pero ella empujó con más fuerza. Un suave jadeo, un pequeño sonido de dolor.
Me quedé inmóvil. Vibrando dentro de ella, sintiendo la estrechez de su cuerpo presionando el mío y abrazándome; cerré los ojos y supe el secreto que no me había contado. El regalo que acababa de entregarme.
—________…
—Shh —susurró y luego se movió sobre mí, elevándose para volver a descender. Lentamente, dolorosamente, sus senos deslizándose contra mi pecho, tensos pezones acariciando mi piel.
Despacio, me dije. Con cuidado.
Acomodó la cabeza en la curva de mi cuello, me besó ahí, succionó mi piel. Se movió más rápido. Sentí sus jadeos cálidos y breves sobre mi piel. La presioné contra la pared, aferré sus nalgas y la sostuve, empujando profundamente dentro de ella una y otra vez.
Ella jadeó y se aferró a mí, con la cabeza echada hacia atrás y la boca abierta. La besé, tomé su boca como estaba tomando su cuerpo, pero el deseo no estaba saciado. Aún cuando mi pasión estaba casi aliviada yo sabía que no sería suficiente.
Y fue como si ella lo supiera o lo intuyera de alguna forma, porque sostuvo mi cabeza y la movió hacia abajo, presionando mi rostro contra su cuello y elevando su mentón para que la suave piel se presionara contra mis labios. Sentí el palpitar de su pulso, probé la calidez y el sabor salino de su piel, supe que sería tan bueno para ella como lo sería para mí y me dije que no había razón para rechazar lo que me ofrecía.
—Tómame Joe —susurró—, pruébame…
Me estremecí. Y la codicié. Con cada embestida la liberación estaba más cerca y la ansié como nunca lo había hecho antes.
Con un suspiro tembloroso, separé mis labios, los cerré sobre su palpitante pulso y perforé su cuello rápidamente. Ella dejó escapar un áspero jadeo, pero sus manos asieron mi cabeza acercándola, aferrándose a mí y presionando su cuello contra mi ávida boca. Yo me alimenté. Succioné, devoré su misma esencia y escuché sus cortos gemidos mientras ella se acercaba al clímax. Entonces no escuché otra cosa que el estruendo de mi propio corazón latiendo al unísono con el suyo mientras yo explotaba dentro de ella. Gritó mi nombre, se sacudió envolviéndome aún y lentamente se relajó entre mis brazos.
Levanté la cabeza, besé la herida que le había abierto en el cuello, luego su mejilla, su cabello y sus labios.
Ella abrió sus pesados párpados y me miró fijamente. Y algo en esa mirada me hizo notar la enormidad de mi error.
Lo que yo sentía no era simple pasión. No era necesidad o deseo físico. Yo sentía algo más por ella, algo poderoso y más antiguo que mi propio ser. Siempre lo había sentido.
Entonces estaba hecho. Había puesto el poder para destruirme directamente en sus manos. Todo lo que me quedaba por hacer era ver lo que ella haría con él.
Pero no ahora. Aún no.
Mientras la devolvía lentamente sobre sus pies, ella me miró fijamente y sus ojos brillaron como esmeraldas bajo la luz de la luna. Susurró “Ven” y tomó mi mano. Me guió hasta ducha con ella, abrió el grifo y se paró conmigo bajo el rocío. Me estrechó con sus brazos y me besó. Lentamente... casi… amorosamente.
* * * * *
Ella no podía decirle lo que sentía, no estaba segura de ser capaz de encontrar las palabras adecuadas aunque lo intentara. Completa, de alguna manera. Como si finalmente hubiera alcanzado una meta por la que hubiera luchado durante toda su vida. Como si su propia esencia hubiera sido tocada, compartida, derramada dentro de otra alma. Estaba feliz, verdaderamente feliz por primera vez en su vida.
Él no sentía lo mismo. No podía amarla. No confiaría en ella. Pero se rehusaba a pensar en eso en este momento. Habría tiempo. Mucho tiempo.
Había obtenido su deseo, su sueño. Al hombre que había amado durante toda su vida. Bajó la mirada, intentó creer que él también la amaría. Finalmente.
—¿Qué sucede? —le susurró, acariciándole el cabello mientras la abrazaba. Se habían movido de la ducha a la cama, donde se acurrucaron como amantes. Era difícil creer que él no sintiera nada por ella. De hecho, era imposible.
Sacudió la cabeza.
—Nada, Joe. Tan sólo pensaba…
— ¿Y en qué pensabas?
Se encogió de hombros y desechó sus dudas.
—Me gustaría salir a caminar —le dijo—. Bajo la luz de la luna.
— ¿Siempre has sido una persona tan noctámbula _________?
Ella le sonrió, ignorando la reserva e incertidumbre en su mirada.
—Me estoy acostumbrando. —Se sentó, percibiendo su creciente incomodidad ante la intimidad que implicaba abrazarla en la cama de esa manera, ahora que el deseo se había consumido. Si dependiera de ella, habría pasado la noche entera así, pero…
Caminó hasta el armario, tanteó las ropas y escogió cuidadosamente. Un vestido blanco, para que él no pudiera evitar enfocarse en ella en la oscuridad. Con una larga y suave falda que danzaría con la brisa más ligera y un escote profundo para recordarle cuanto la deseaba aún. Confiaba en que así fuera.
* * * * *
—Siempre me he preguntado que hay detrás de esa cerca tuya —dijo mientras caminaban uno junto al otro bajo la claridad de la noche. Su cabello, que se había secado durante el acto amoroso y no había sido peinado, caía naturalmente en descuidados rizos, dándole el aspecto de una criatura silvestre del bosque. Un hada o una ninfa. Me tenía hechizado.
Nunca debí haberle hecho el amor. Nunca.
—Puedo mostrarte —me oí decirle.
—Pero… no hay acceso.
Frunciendo el ceño, erguí la cabeza, para observarla estudiar la elevada y sólida cerca.
— ¿Y cómo lo sabes, ________?
Ella me miró levemente y luego apartó la mirada.
—Yo… solía venir aquí. Cuando era niña.
— ¿A menudo?
Sus ojos se entornaron al encontrarse con los míos, entonces se encogió de hombros.
—Tan a menudo como podía escabullirme. Aún en ese entonces, yo sabía que eras tú, ¿sabes? Mi protector secreto.
Bajé la cabeza para ocultar mi reacción ante sus palabras. Mi estómago se contrajo, se sacudió y tironeó.
— ¿Todavía quieres ver lo que hay dentro? —Ella asintió. —Vamos, entonces.
Capitulo 12
La puerta estaba abierta… una invitación, pensé. Su ropa, hecha jirones y esparcida sobre el suelo, me hizo evocar a los perros de caza rodeándola. El miedo en sus ojos. El repentino coraje a pesar de éste.
Mis dedos se movieron torpemente sobre mis pantalones. Me los quité y entré en el cuarto de baño. Ahora nada se interponía entre nosotros a excepción de la traslúcida cortina de la ducha. Ella, desnuda bajo el punzante rocío. Yo, desnudo al otro lado de la cortina.
De repente el agua dejó de manar. Sus dedos se cerraron en el borde de la cortina y ésta se deslizó hasta abrirse completamente. Ella se quedó ahí, quieta y silenciosa. Recorrió mi cuerpo con los ojos muy abiertos, hasta que finalmente su mirada se encontró con la mía y la sostuvo.
Salió de la ducha elevando un pie sobre el borde de la bañera para luego depositarlo en el suelo y después hizo lo mismo con el otro. No intentó alcanzar las toallas que se apilaban cercanas. Al contrario, permaneció simplemente ahí, con la cabeza erguida y los ojos oscurecidos y tormentosos.
Le devolví la mirada, bebiéndola con mis ojos. El agua goteaba por su piel, hombros y brazos. En su estrecho vientre se formaban canales que brotaban desde su largo y húmedo cabello para bajar por sus tersos y perfectos senos. Ella esperaba. ¿Por mí? Yo lo sabía. ¿Realmente pensaba que podría echarme atrás llegados a este punto?
Alargué la mano y la toqué. Deslicé lentamente una mano por su cabello, escurriendo hacia abajo el agua para absorberla en mi palma mientras rozaba su delicado cuello, sus sensibles senos, su estrecha cintura y su redondeada cadera. Tiré de ella para acercarla. Cedió fácilmente con el mero estímulo de mi mano. Presionó su cuerpo contra el mío emitiendo un suave suspiro, enlazó los brazos alrededor de mi cuello y dejó caer hacia atrás la cabeza para recibir mi beso.
Me estremecí en respuesta a la sensación de tenerla entre mis brazos, húmeda y cálida, mientras unía mi boca a la suya. Mis brazos se cerraron a su alrededor, ahuequé una mano en sus nalgas mientras acunaba su cabeza con la otra. Cuando sus labios se abrieron fue como saborear el paraíso y el fuego en mi interior llameó ardiente. Hurgué con mi lengua para adentrarme, tocar y masajear la de ella. La sentí agitarse. Calentarse hasta hervir entre mis manos. Afiebrada. Me arqueé presionándola y ella se empujó contra mí. Sin titubeos, sin timidez. Mis manos recorrieron su cuerpo mojado a causa de la ducha de arriba abajo, incapaces de saciarse de ese contacto mientras yo me alimentaba de su boca. Era dulce. Mi mente se quedó en blanco hasta que todo lo que hubo fueron sensaciones, deseo y su sabor. Aparté los labios para lamer la humedad de su mandíbula y cuello. Ella arqueó la espalda y yo me moví más abajo, para beber cada gota de su piel y senos. Introduje el duro pezón en mi boca para succionarlo, suavemente al principio, y más fuerte cuando sus manos se enredaron en mi pelo. La arañé y mordisqueé con mis dientes haciéndola gemir de deseo, un sonido que avivaba el fuego como combustible.
Yo la deseaba… completamente, cada parte de su ser. Bajé más aún, descendiendo hasta quedar de rodillas y besé el húmedo sendero hasta su vientre. Acaricié con mi rostro el nido de húmedos rizos y luego me hundí profundamente. Separé sus pliegues ocultos con la lengua, la saboreé y ella gritó, sus puños se cerraron en mi cabello tirando de él, hiriéndome tan deliciosamente que mis rodillas casi cedieron. Entonces se apartó, sólo un poco, instándome a que me levantara nuevamente, hasta que estuve de pie. Sus brazos se cerraron alrededor de mi cuello y se impulsó hacia arriba. Yo la ayudé, sujetando la parte posterior de sus muslos y levantándolos para acomodarlos alrededor de mi cintura.
La sentí cálida y preparada, provocativa, contra la misma punta de mi miembro. Cerré los ojos ante el destello de deseo que casi me cegó. Entonces ella descendió hacia mí, me tomó lentamente, muy lentamente dentro de ella. Más profundo… y aún más, y cuando sentí la resistencia, vacilé, pero ella empujó con más fuerza. Un suave jadeo, un pequeño sonido de dolor.
Me quedé inmóvil. Vibrando dentro de ella, sintiendo la estrechez de su cuerpo presionando el mío y abrazándome; cerré los ojos y supe el secreto que no me había contado. El regalo que acababa de entregarme.
—________…
—Shh —susurró y luego se movió sobre mí, elevándose para volver a descender. Lentamente, dolorosamente, sus senos deslizándose contra mi pecho, tensos pezones acariciando mi piel.
Despacio, me dije. Con cuidado.
Acomodó la cabeza en la curva de mi cuello, me besó ahí, succionó mi piel. Se movió más rápido. Sentí sus jadeos cálidos y breves sobre mi piel. La presioné contra la pared, aferré sus nalgas y la sostuve, empujando profundamente dentro de ella una y otra vez.
Ella jadeó y se aferró a mí, con la cabeza echada hacia atrás y la boca abierta. La besé, tomé su boca como estaba tomando su cuerpo, pero el deseo no estaba saciado. Aún cuando mi pasión estaba casi aliviada yo sabía que no sería suficiente.
Y fue como si ella lo supiera o lo intuyera de alguna forma, porque sostuvo mi cabeza y la movió hacia abajo, presionando mi rostro contra su cuello y elevando su mentón para que la suave piel se presionara contra mis labios. Sentí el palpitar de su pulso, probé la calidez y el sabor salino de su piel, supe que sería tan bueno para ella como lo sería para mí y me dije que no había razón para rechazar lo que me ofrecía.
—Tómame Joe —susurró—, pruébame…
Me estremecí. Y la codicié. Con cada embestida la liberación estaba más cerca y la ansié como nunca lo había hecho antes.
Con un suspiro tembloroso, separé mis labios, los cerré sobre su palpitante pulso y perforé su cuello rápidamente. Ella dejó escapar un áspero jadeo, pero sus manos asieron mi cabeza acercándola, aferrándose a mí y presionando su cuello contra mi ávida boca. Yo me alimenté. Succioné, devoré su misma esencia y escuché sus cortos gemidos mientras ella se acercaba al clímax. Entonces no escuché otra cosa que el estruendo de mi propio corazón latiendo al unísono con el suyo mientras yo explotaba dentro de ella. Gritó mi nombre, se sacudió envolviéndome aún y lentamente se relajó entre mis brazos.
Levanté la cabeza, besé la herida que le había abierto en el cuello, luego su mejilla, su cabello y sus labios.
Ella abrió sus pesados párpados y me miró fijamente. Y algo en esa mirada me hizo notar la enormidad de mi error.
Lo que yo sentía no era simple pasión. No era necesidad o deseo físico. Yo sentía algo más por ella, algo poderoso y más antiguo que mi propio ser. Siempre lo había sentido.
Entonces estaba hecho. Había puesto el poder para destruirme directamente en sus manos. Todo lo que me quedaba por hacer era ver lo que ella haría con él.
Pero no ahora. Aún no.
Mientras la devolvía lentamente sobre sus pies, ella me miró fijamente y sus ojos brillaron como esmeraldas bajo la luz de la luna. Susurró “Ven” y tomó mi mano. Me guió hasta ducha con ella, abrió el grifo y se paró conmigo bajo el rocío. Me estrechó con sus brazos y me besó. Lentamente... casi… amorosamente.
* * * * *
Ella no podía decirle lo que sentía, no estaba segura de ser capaz de encontrar las palabras adecuadas aunque lo intentara. Completa, de alguna manera. Como si finalmente hubiera alcanzado una meta por la que hubiera luchado durante toda su vida. Como si su propia esencia hubiera sido tocada, compartida, derramada dentro de otra alma. Estaba feliz, verdaderamente feliz por primera vez en su vida.
Él no sentía lo mismo. No podía amarla. No confiaría en ella. Pero se rehusaba a pensar en eso en este momento. Habría tiempo. Mucho tiempo.
Había obtenido su deseo, su sueño. Al hombre que había amado durante toda su vida. Bajó la mirada, intentó creer que él también la amaría. Finalmente.
—¿Qué sucede? —le susurró, acariciándole el cabello mientras la abrazaba. Se habían movido de la ducha a la cama, donde se acurrucaron como amantes. Era difícil creer que él no sintiera nada por ella. De hecho, era imposible.
Sacudió la cabeza.
—Nada, Joe. Tan sólo pensaba…
— ¿Y en qué pensabas?
Se encogió de hombros y desechó sus dudas.
—Me gustaría salir a caminar —le dijo—. Bajo la luz de la luna.
— ¿Siempre has sido una persona tan noctámbula _________?
Ella le sonrió, ignorando la reserva e incertidumbre en su mirada.
—Me estoy acostumbrando. —Se sentó, percibiendo su creciente incomodidad ante la intimidad que implicaba abrazarla en la cama de esa manera, ahora que el deseo se había consumido. Si dependiera de ella, habría pasado la noche entera así, pero…
Caminó hasta el armario, tanteó las ropas y escogió cuidadosamente. Un vestido blanco, para que él no pudiera evitar enfocarse en ella en la oscuridad. Con una larga y suave falda que danzaría con la brisa más ligera y un escote profundo para recordarle cuanto la deseaba aún. Confiaba en que así fuera.
* * * * *
—Siempre me he preguntado que hay detrás de esa cerca tuya —dijo mientras caminaban uno junto al otro bajo la claridad de la noche. Su cabello, que se había secado durante el acto amoroso y no había sido peinado, caía naturalmente en descuidados rizos, dándole el aspecto de una criatura silvestre del bosque. Un hada o una ninfa. Me tenía hechizado.
Nunca debí haberle hecho el amor. Nunca.
—Puedo mostrarte —me oí decirle.
—Pero… no hay acceso.
Frunciendo el ceño, erguí la cabeza, para observarla estudiar la elevada y sólida cerca.
— ¿Y cómo lo sabes, ________?
Ella me miró levemente y luego apartó la mirada.
—Yo… solía venir aquí. Cuando era niña.
— ¿A menudo?
Sus ojos se entornaron al encontrarse con los míos, entonces se encogió de hombros.
—Tan a menudo como podía escabullirme. Aún en ese entonces, yo sabía que eras tú, ¿sabes? Mi protector secreto.
Bajé la cabeza para ocultar mi reacción ante sus palabras. Mi estómago se contrajo, se sacudió y tironeó.
— ¿Todavía quieres ver lo que hay dentro? —Ella asintió. —Vamos, entonces.
F l ♥ r e n c i a.
Re: Promesas al Anochecer [Joe & Tu]
ahy me encanto !!!
me porfavor siguela
me encanta , la amo
me porfavor siguela
me encanta , la amo
fernanda
Re: Promesas al Anochecer [Joe & Tu]
me fascino el cap tienes que seguirla rápido necesito mas cap :D
Invitado
Invitado
Re: Promesas al Anochecer [Joe & Tu]
Mi corazon de veranoooooo!
Gracias por dedicarme este... WOW! capiiiiiii!
Me encantó!!!!!
Por fin el vampiro Chou me hizo suyaaaaaa *O*
Quiero mas capiii yo con ese hombre muero de amooor!!
Gracias por dedicarme este... WOW! capiiiiiii!
Me encantó!!!!!
Por fin el vampiro Chou me hizo suyaaaaaa *O*
Quiero mas capiii yo con ese hombre muero de amooor!!
ForJoeJonas
Re: Promesas al Anochecer [Joe & Tu]
—Yo… solía venir aquí. Cuando era niña.
— ¿A menudo?
Sus ojos se entornaron al encontrarse con los míos, entonces se encogió de hombros.
—Tan a menudo como podía escabullirme. Aún en ese entonces, yo sabía que eras tú, ¿sabes? Mi protector secreto.
Bajé la cabeza para ocultar mi reacción ante sus palabras. Mi estómago se contrajo, se sacudió y tironeó.
— ¿Todavía quieres ver lo que hay dentro? —Ella asintió. —Vamos, entonces.
Continuación...
Frunciendo el ceño, se acercó. La alcé en mis brazos, doblé las rodillas y salté sobre la elevada cerca. Oí su chillido de placer cuando descendimos al otro lado. Luego permaneció en silencio, aparentemente feliz de encontrarse en mis brazos mientras escudriñaba el bosque a su izquierda y luego la ondulante pradera sobre la que estábamos parados. Antiguos senderos serpenteaban entre los exuberantes y apacibles prados y a través los grupos de árboles.
—Mira —susurré, girándome con ella para señalarle el lugar.
A lo lejos una cierva irguió la cabeza para mirarnos brevemente. Luego continuó rumiando.
—Joe, ahí. Detrás de la cierva —susurró ________.
—Sí —le dije—, los veo.
Dos cervatillos mellizos jugueteaban en los espesos pastos. Suavemente, deposité a ________ en el suelo.
—La cerca mantiene a los cazadores —hombres como Marney Neal y sus sabuesos—alejados. Los ciervos pueden saltarla fácilmente. Ir y venir tanto como quieran. La mayoría parecen felices de quedarse aquí.
—Así que has creado un refugio para los ciervos. —Ella siguió observando, riendo suavemente —un sonido más inquietantemente hermoso que el canto de los pájaros— ante las payasadas de los cervatillos.
—No sólo para los ciervos. —Me volví hacia la cerca, me puse en cuclillas y aparté las espesas pasturas. —Hay lugares ocultos como éste donde las pequeñas criaturas pueden escurrirse de las aves de caza que sobrevuelan para encontrar seguridad. Ven —le dije, estirando la mano. Su embeleso por el lugar me complacía tanto que no pude resistirme a mostrarle más.
Cuando cerró su mano sobre la mía me envolvió una sensación de calor. Y por un momento pareció perfecto y natural. Hasta que me obligué a mí mismo a recordar que era efímero. Ella se marcharía un día, pronto.
La guié hasta la pradera, el lugar donde las flores silvestres se esparcían en todas direcciones como una alfombra de mosaicos. Y más allá, hacia el estanque alimentado por dos arroyos. Relucía bajo la luz de la luna. Los gansos nadaban en las plateadas aguas, indiferentes a nuestra intrusión. ________ se situó sobre el pasto a orillas del estanque y muy a pesar de mí, me senté junto a ella. Más cerca de lo necesario, y aún así, no lo suficientemente cerca.
—Es como si supieran que no representas amenaza alguna para ellos.
—Deberían —le dije—. Han estado a salvo aquí, durante generaciones.
Sentí sus ojos sobre mí.
—Joe, ¿por qué?
Me encogí.
— ¿Por qué no?
—Dímelo.
La miré, se había recostado. Parecía una diosa en su paraíso.
—De acuerdo —dije suavemente—. Creé este refugio para los animales porque yo los entiendo. —Volví la vista hacia los gansos, que se alejaban nadando desde la orilla mientras un zorro se acercaba al agua, moviéndose sigilosamente para beber de la orilla. —Sé lo que se siente ser cazado —le dije.
La miré a los ojos. Ella asintió como si lo entendiera. Pero no podía. O… Me negaba a creerlo.
—Realmente eres un hombre especial, Joseph Jonas.
Sacudí la cabeza lentamente, pero mientras ella se acurrucaba en el hueco de mi brazo y descansaba su cabeza sobre mi hombro, me sentí especial. Apreciado.
Dios, era un necio al permitirme sentir lo que ella me hacía sentir.
Nos quedamos ahí, en mi propio paraíso privado durante la mayor parte de la noche. Caminando mano con mano, descubriendo y observando la vida silvestre. Como jóvenes mortales enamorados. Como una fantasía idealista. Y yo me deleité con cada momento, a pesar de saber que el hacerlo me convertía en un tonto iluso. Sólo sugerí regresar al castillo cuando sentí que se aproximaba el alba y ________ no había comido aún.
Pero tan pronto atravesamos las puertas de la biblioteca, escuchamos el ruido de apremiantes golpeteos y gritos desde el frente. Y aún antes de dirigirme al gran vestíbulo a responder a las ruidosas llamadas, presentí que mi breve periodo en el paraíso había llegado a su fin.
Mary O’Mallory se encontraba de pie ante la puerta, sin aliento y con la cara enrojecida. Su frenética mirada se movió desde mí hacia _________ y luego se suavizó ligeramente aliviada.
—________ —dijo con un suspiro—. Dios santo, niña, ¿por qué has tardado tanto?
________ frunció el ceño, haciendo pasar a la mujer mientras la sostenía con un brazo, y yo supe inmediatamente el afecto que ella sentía por Mary. Afecto genuino. Vi la preocupación en sus ojos.
—Estuvimos fuera —explicó ________—. Ven, siéntate antes de que caigas inconsciente. ¿Cuál es el problema?
Mary se sentó, pero en la punta del sofá como si se estuviera preparando para saltar y echar a correr si las circunstancias lo requerían.
—Necesito hablar contigo ________. A solas. —Me miró de reojo y enseguida supe lo que pensaba de mí. Que yo era un monstruo. Todos lo creían.
Todos… menos ________. Ella nunca me había visto de ese modo, ¿o sí?
—No hay nada que no puedas decirme delante de Joe.
Mary frunció los labios
—Mary, él es mi amigo.
—Olvídalo. Las dejaré a solas —sugerí. Pero dirigí una estrecha mirada hacia _________. ¿Huiría ahora? ¿Debería asegurar la puerta?
No. No había necesidad de causarle pánico a Mary. Ellas no tardarían mucho.
—Te aviso en cuanto hayamos terminado —dijo ________. Y supe que era su manera de prometerme que no escaparía. Pero lo haría, finalmente. Era inevitable. Y sería doloroso.
Me limité a asentir y las dejé a solas.
________ se sentó al lado de Mary y aferró las manos de la mujer.
—Ahora dime, ¿qué va mal?
—El simple hecho de que estés aquí, con esa… ese…
—Él es un hombre, Mary. Tan sólo un hombre. Y no ha sido más que amable conmigo.
—Santo dios, niña, ¡dime que no estás enamorada de él!
________ se limitó a bajar la mirada.
— ¿Por qué mejor no me dices a qué has venido?
—Es por los aldeanos, pequeña. Principalmente Marney Neal. Los ha alborotado tanto que temo que la historia volverá a repetirse. Y te quiero a salvo, lejos de este lugar antes de que eso suceda.
Una ola de temor se agitó en el pecho de ________.
—¿Qué tratas de decirme?
—Marney alega que la bestia te tiene bajo alguna clase de hechizo, niña. Que eres su prisionera, pero estás demasiado hipnotizada para darte cuenta. Los ha convencido de que necesitas ser rescatada, ________ y, en este preciso momento, los hombres se están reuniendo en el bar. Todo lo que pude hacer fue escabullirme inadvertidamente para alertarte.
________ bajó la cabeza y cerró los ojos.
—Entonces vendrán aquí.
—Así es —dijo Mary—. Y temo que la violencia reinará esta noche, niña. Debes alejarte conmigo ahora mismo.
Mirándola directamente a los ojos, ________ asintió.
—Iré. Pero primero hablaré con Joe.
—________, no debes…
—Sí debo. No puedo dejarlo aquí, desprevenido, sin alertarlo. No puedo irme sin despedirme o sin explicarle… No, vete tú. Te seguiré en seguida, lo prometo.
Mary la miró como si pretendiera discutir, pero cuando sus ojos encontraron los de ________, pareció cambiar de idea.
—Puedo ver que estás decidida. ¿Qué hay entre ustedes _________?
—Nada por lo que preocuparse. Vete, ahora. Intenta retener a los hombres hasta que yo llegue.
Suspirando, Mary se marchó. ________ se paró en la entrada, para verla partir. Luego se volvió y deambuló por el vestíbulo que llevaba a la biblioteca, entonces llamó a Joe. Escuchó sus pasos acercándose, sintió su esencia tocándola aún antes de poder divisarlo. Él sólo la miró a los ojos, se paró inmóvil, entonces asintió.
—Te marchas esta noche, ¿es así ________?
—Debo hacerlo. Tienes que dejarme ir, Joe. Es…
Él levantó la mano.
—No voy a detenerte. Mis… preparativos están listos, la mayoría. Puedo marcharme inmediatamente después de que tú lo hagas.
Ella estiró el cuello, frunciendo el ceño severamente.
—Dios mío, Joe, ¿aún lo crees necesario? ¿Después de todo lo que hemos compartido? De lo que hemos hablado… ¿Realmente crees que voy a marcharme para revelar tus secretos ante el mundo?
Él agachó la cabeza.
—Lo que creo —susurró—, es que he sido tan tonto como lo fue Nick. Pero no tengo deseo alguno de soportar un destino igual al suyo.
Ella levantó la vista y lo miró fijamente a los ojos. Lo que vio en ellos fue dolor.
—Si te marchas… yo jamás podré volver encontrarte. ¿Es cierto?
Él apartó la mirada.
—Así están las cosas.
—No —dijo ella suavemente—. Ni siquiera se acerca en lo más mínimo a como están las cosas.
— ¿Entonces qué?
Ella se acercó un paso, aferró el frente de su camisa con sus temblorosos puños.
— ¿Debo arrojar mi corazón a tus pies y esperar a que lo apartes de un puntapié? Pues entonces lo haré. Eres mucho más importante para mí que mi orgullo.
—________, no…
—Te amo, Joseph Jonas. Te he amado durante toda mi vida y te amaré hasta morir.
Su cara pareció contraerse dolorida.
—Te estoy dejando esta noche, sí. Porque debo hacerlo. Pero sólo por esta noche. Yo habría regresado. Habría regresado aquí, por ti.
—________…
—Harías bien en marcharte también, Joe, porque corres peligro aquí esta noche. Pero depende de ti decidir adonde irás. Si muy lejos, donde ya no pueda volver a verte, o cerca de aquí, lo suficiente para que pueda encontrarte… o tú puedas encontrarme a mí.
Sacudió la cabeza lentamente.
—No lo entiendes. Es la maldición de mi especie, tener que vivir nuestra vida en soledad, ________. Es como debe ser.
—No. Es lo que tú has hecho. Ahora tienes otra opción, Joe. Pero depende de ti.
Las lágrimas la ahogaron. Dios, ella no quería dejarlo. Perderlo. No volver a verlo jamás. Pero si no lo hacía lo perdería de todos modos contra una multitud enfurecida, igual que él había perdido a Nick. Involuntariamente, las lágrimas empezaron a correr por sus mejillas, presionó los labios contra los suyos y se aferró a su cuello para un breve y apasionado beso. Luego se dio la vuelta y huyó, atravesando la puerta principal para adentrarse en la menguante noche.
— ¿A menudo?
Sus ojos se entornaron al encontrarse con los míos, entonces se encogió de hombros.
—Tan a menudo como podía escabullirme. Aún en ese entonces, yo sabía que eras tú, ¿sabes? Mi protector secreto.
Bajé la cabeza para ocultar mi reacción ante sus palabras. Mi estómago se contrajo, se sacudió y tironeó.
— ¿Todavía quieres ver lo que hay dentro? —Ella asintió. —Vamos, entonces.
Continuación...
Frunciendo el ceño, se acercó. La alcé en mis brazos, doblé las rodillas y salté sobre la elevada cerca. Oí su chillido de placer cuando descendimos al otro lado. Luego permaneció en silencio, aparentemente feliz de encontrarse en mis brazos mientras escudriñaba el bosque a su izquierda y luego la ondulante pradera sobre la que estábamos parados. Antiguos senderos serpenteaban entre los exuberantes y apacibles prados y a través los grupos de árboles.
—Mira —susurré, girándome con ella para señalarle el lugar.
A lo lejos una cierva irguió la cabeza para mirarnos brevemente. Luego continuó rumiando.
—Joe, ahí. Detrás de la cierva —susurró ________.
—Sí —le dije—, los veo.
Dos cervatillos mellizos jugueteaban en los espesos pastos. Suavemente, deposité a ________ en el suelo.
—La cerca mantiene a los cazadores —hombres como Marney Neal y sus sabuesos—alejados. Los ciervos pueden saltarla fácilmente. Ir y venir tanto como quieran. La mayoría parecen felices de quedarse aquí.
—Así que has creado un refugio para los ciervos. —Ella siguió observando, riendo suavemente —un sonido más inquietantemente hermoso que el canto de los pájaros— ante las payasadas de los cervatillos.
—No sólo para los ciervos. —Me volví hacia la cerca, me puse en cuclillas y aparté las espesas pasturas. —Hay lugares ocultos como éste donde las pequeñas criaturas pueden escurrirse de las aves de caza que sobrevuelan para encontrar seguridad. Ven —le dije, estirando la mano. Su embeleso por el lugar me complacía tanto que no pude resistirme a mostrarle más.
Cuando cerró su mano sobre la mía me envolvió una sensación de calor. Y por un momento pareció perfecto y natural. Hasta que me obligué a mí mismo a recordar que era efímero. Ella se marcharía un día, pronto.
La guié hasta la pradera, el lugar donde las flores silvestres se esparcían en todas direcciones como una alfombra de mosaicos. Y más allá, hacia el estanque alimentado por dos arroyos. Relucía bajo la luz de la luna. Los gansos nadaban en las plateadas aguas, indiferentes a nuestra intrusión. ________ se situó sobre el pasto a orillas del estanque y muy a pesar de mí, me senté junto a ella. Más cerca de lo necesario, y aún así, no lo suficientemente cerca.
—Es como si supieran que no representas amenaza alguna para ellos.
—Deberían —le dije—. Han estado a salvo aquí, durante generaciones.
Sentí sus ojos sobre mí.
—Joe, ¿por qué?
Me encogí.
— ¿Por qué no?
—Dímelo.
La miré, se había recostado. Parecía una diosa en su paraíso.
—De acuerdo —dije suavemente—. Creé este refugio para los animales porque yo los entiendo. —Volví la vista hacia los gansos, que se alejaban nadando desde la orilla mientras un zorro se acercaba al agua, moviéndose sigilosamente para beber de la orilla. —Sé lo que se siente ser cazado —le dije.
La miré a los ojos. Ella asintió como si lo entendiera. Pero no podía. O… Me negaba a creerlo.
—Realmente eres un hombre especial, Joseph Jonas.
Sacudí la cabeza lentamente, pero mientras ella se acurrucaba en el hueco de mi brazo y descansaba su cabeza sobre mi hombro, me sentí especial. Apreciado.
Dios, era un necio al permitirme sentir lo que ella me hacía sentir.
Nos quedamos ahí, en mi propio paraíso privado durante la mayor parte de la noche. Caminando mano con mano, descubriendo y observando la vida silvestre. Como jóvenes mortales enamorados. Como una fantasía idealista. Y yo me deleité con cada momento, a pesar de saber que el hacerlo me convertía en un tonto iluso. Sólo sugerí regresar al castillo cuando sentí que se aproximaba el alba y ________ no había comido aún.
Pero tan pronto atravesamos las puertas de la biblioteca, escuchamos el ruido de apremiantes golpeteos y gritos desde el frente. Y aún antes de dirigirme al gran vestíbulo a responder a las ruidosas llamadas, presentí que mi breve periodo en el paraíso había llegado a su fin.
Mary O’Mallory se encontraba de pie ante la puerta, sin aliento y con la cara enrojecida. Su frenética mirada se movió desde mí hacia _________ y luego se suavizó ligeramente aliviada.
—________ —dijo con un suspiro—. Dios santo, niña, ¿por qué has tardado tanto?
________ frunció el ceño, haciendo pasar a la mujer mientras la sostenía con un brazo, y yo supe inmediatamente el afecto que ella sentía por Mary. Afecto genuino. Vi la preocupación en sus ojos.
—Estuvimos fuera —explicó ________—. Ven, siéntate antes de que caigas inconsciente. ¿Cuál es el problema?
Mary se sentó, pero en la punta del sofá como si se estuviera preparando para saltar y echar a correr si las circunstancias lo requerían.
—Necesito hablar contigo ________. A solas. —Me miró de reojo y enseguida supe lo que pensaba de mí. Que yo era un monstruo. Todos lo creían.
Todos… menos ________. Ella nunca me había visto de ese modo, ¿o sí?
—No hay nada que no puedas decirme delante de Joe.
Mary frunció los labios
—Mary, él es mi amigo.
—Olvídalo. Las dejaré a solas —sugerí. Pero dirigí una estrecha mirada hacia _________. ¿Huiría ahora? ¿Debería asegurar la puerta?
No. No había necesidad de causarle pánico a Mary. Ellas no tardarían mucho.
—Te aviso en cuanto hayamos terminado —dijo ________. Y supe que era su manera de prometerme que no escaparía. Pero lo haría, finalmente. Era inevitable. Y sería doloroso.
Me limité a asentir y las dejé a solas.
________ se sentó al lado de Mary y aferró las manos de la mujer.
—Ahora dime, ¿qué va mal?
—El simple hecho de que estés aquí, con esa… ese…
—Él es un hombre, Mary. Tan sólo un hombre. Y no ha sido más que amable conmigo.
—Santo dios, niña, ¡dime que no estás enamorada de él!
________ se limitó a bajar la mirada.
— ¿Por qué mejor no me dices a qué has venido?
—Es por los aldeanos, pequeña. Principalmente Marney Neal. Los ha alborotado tanto que temo que la historia volverá a repetirse. Y te quiero a salvo, lejos de este lugar antes de que eso suceda.
Una ola de temor se agitó en el pecho de ________.
—¿Qué tratas de decirme?
—Marney alega que la bestia te tiene bajo alguna clase de hechizo, niña. Que eres su prisionera, pero estás demasiado hipnotizada para darte cuenta. Los ha convencido de que necesitas ser rescatada, ________ y, en este preciso momento, los hombres se están reuniendo en el bar. Todo lo que pude hacer fue escabullirme inadvertidamente para alertarte.
________ bajó la cabeza y cerró los ojos.
—Entonces vendrán aquí.
—Así es —dijo Mary—. Y temo que la violencia reinará esta noche, niña. Debes alejarte conmigo ahora mismo.
Mirándola directamente a los ojos, ________ asintió.
—Iré. Pero primero hablaré con Joe.
—________, no debes…
—Sí debo. No puedo dejarlo aquí, desprevenido, sin alertarlo. No puedo irme sin despedirme o sin explicarle… No, vete tú. Te seguiré en seguida, lo prometo.
Mary la miró como si pretendiera discutir, pero cuando sus ojos encontraron los de ________, pareció cambiar de idea.
—Puedo ver que estás decidida. ¿Qué hay entre ustedes _________?
—Nada por lo que preocuparse. Vete, ahora. Intenta retener a los hombres hasta que yo llegue.
Suspirando, Mary se marchó. ________ se paró en la entrada, para verla partir. Luego se volvió y deambuló por el vestíbulo que llevaba a la biblioteca, entonces llamó a Joe. Escuchó sus pasos acercándose, sintió su esencia tocándola aún antes de poder divisarlo. Él sólo la miró a los ojos, se paró inmóvil, entonces asintió.
—Te marchas esta noche, ¿es así ________?
—Debo hacerlo. Tienes que dejarme ir, Joe. Es…
Él levantó la mano.
—No voy a detenerte. Mis… preparativos están listos, la mayoría. Puedo marcharme inmediatamente después de que tú lo hagas.
Ella estiró el cuello, frunciendo el ceño severamente.
—Dios mío, Joe, ¿aún lo crees necesario? ¿Después de todo lo que hemos compartido? De lo que hemos hablado… ¿Realmente crees que voy a marcharme para revelar tus secretos ante el mundo?
Él agachó la cabeza.
—Lo que creo —susurró—, es que he sido tan tonto como lo fue Nick. Pero no tengo deseo alguno de soportar un destino igual al suyo.
Ella levantó la vista y lo miró fijamente a los ojos. Lo que vio en ellos fue dolor.
—Si te marchas… yo jamás podré volver encontrarte. ¿Es cierto?
Él apartó la mirada.
—Así están las cosas.
—No —dijo ella suavemente—. Ni siquiera se acerca en lo más mínimo a como están las cosas.
— ¿Entonces qué?
Ella se acercó un paso, aferró el frente de su camisa con sus temblorosos puños.
— ¿Debo arrojar mi corazón a tus pies y esperar a que lo apartes de un puntapié? Pues entonces lo haré. Eres mucho más importante para mí que mi orgullo.
—________, no…
—Te amo, Joseph Jonas. Te he amado durante toda mi vida y te amaré hasta morir.
Su cara pareció contraerse dolorida.
—Te estoy dejando esta noche, sí. Porque debo hacerlo. Pero sólo por esta noche. Yo habría regresado. Habría regresado aquí, por ti.
—________…
—Harías bien en marcharte también, Joe, porque corres peligro aquí esta noche. Pero depende de ti decidir adonde irás. Si muy lejos, donde ya no pueda volver a verte, o cerca de aquí, lo suficiente para que pueda encontrarte… o tú puedas encontrarme a mí.
Sacudió la cabeza lentamente.
—No lo entiendes. Es la maldición de mi especie, tener que vivir nuestra vida en soledad, ________. Es como debe ser.
—No. Es lo que tú has hecho. Ahora tienes otra opción, Joe. Pero depende de ti.
Las lágrimas la ahogaron. Dios, ella no quería dejarlo. Perderlo. No volver a verlo jamás. Pero si no lo hacía lo perdería de todos modos contra una multitud enfurecida, igual que él había perdido a Nick. Involuntariamente, las lágrimas empezaron a correr por sus mejillas, presionó los labios contra los suyos y se aferró a su cuello para un breve y apasionado beso. Luego se dio la vuelta y huyó, atravesando la puerta principal para adentrarse en la menguante noche.
F l ♥ r e n c i a.
Re: Promesas al Anochecer [Joe & Tu]
ahhh siguelaaa
ame el cap
tienes que seguir la nove
xq muero
siguelaaaaaaaaa xfa!! :D
ame el cap
tienes que seguir la nove
xq muero
siguelaaaaaaaaa xfa!! :D
maru!!
Re: Promesas al Anochecer [Joe & Tu]
NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!
Porqué????????
Yo no quería dejar a mi Chou y va el tonto del Marney ese y quiere acabar con mi vampiroteee!
Flooor, amé el capi y lo odié... Quiero volver con mi Chou!
I miss you!!
Siguelaaa!
Porqué????????
Yo no quería dejar a mi Chou y va el tonto del Marney ese y quiere acabar con mi vampiroteee!
Flooor, amé el capi y lo odié... Quiero volver con mi Chou!
I miss you!!
Siguelaaa!
ForJoeJonas
Re: Promesas al Anochecer [Joe & Tu]
HOOOOOOOOLA CHICAS!
PERDON POR NO HABER SUBIDO CAP AYER U_U
HOY SUBO Y ME ACABO DE DAR CUENTA QUE ES EL ULTIMO CAPITULO
ASI QUE CUANDO LO TERMINE DE EDITAR LO SUBO :D
GRACIAS POR SUS COMENTARIOS PORQUE SIN USTEDES LA NOVE NO HUBIERA CONTINUADO. GRACIAS.
LAS QUIERO MUCHO
PD: DENTRO DE UNOS DIAS SEGURAMENTE ME VAN A VER DE NUEVO EN EL FORO CON OTRA NOVE ;)
PERDON POR NO HABER SUBIDO CAP AYER U_U
HOY SUBO Y ME ACABO DE DAR CUENTA QUE ES EL ULTIMO CAPITULO
ASI QUE CUANDO LO TERMINE DE EDITAR LO SUBO :D
GRACIAS POR SUS COMENTARIOS PORQUE SIN USTEDES LA NOVE NO HUBIERA CONTINUADO. GRACIAS.
LAS QUIERO MUCHO
PD: DENTRO DE UNOS DIAS SEGURAMENTE ME VAN A VER DE NUEVO EN EL FORO CON OTRA NOVE ;)
F l ♥ r e n c i a.
Re: Promesas al Anochecer [Joe & Tu]
Capitulo 13
Cuando ella se marchó sentí que mi corazón se rompía en pedazos. Yo también debía partir, lo sabía. Debía empaquetar las pocas pertenencias que podría necesitar y buscar la manera de salir de este lugar. Desconocía qué le había dicho Mary, pero cuando ________ me dijo que corría peligro si me quedaba aquí esta noche, no pude evitar creerle. Debía darme prisa.
Debía. Pero no podía.
Ella dijo que volvería y maldito sea por mi insensatez al creerle. Peor aún, yo quería que fuera verdad. Este lugar nunca había tenido tanta vida —yo nunca tuve tanta vida— como cuando ella estaba aquí. Iluminando mi oscuridad. Como un sol resplandeciente que me brindaba su calor en mi interminable noche.
Era posible que ella me traicionase. Pasé el tiempo convenciéndome de que así sería. Si lo hiciera, yo estaría condenado. Pero no podía marcharme hasta saberlo.
Me acerqué al sofá y me recosté, incliné la cabeza y permanecí inmóvil.
¿
A quién quería engañar? Ella no me traicionaría. Le había entregado mi corazón a esa mujer y cuando ella regresara, yo aún estaría aquí, esperándola. Y por fin le diría que mi corazón estaba en sus manos.
* * * * *
________ entró en el bar a toda prisa, como si no tuviera nada de que preocuparse, a pesar de que tenía el corazón roto. Cuando regresara, él ya se habría marchado. Se habría ido y ya nunca volvería a verlo.
Aún así, fingió sorpresa al ver la habitación colmada de hombres y a Marney parado frente a todos ellos.
—Dios —susurró—. Parece que el negocio va mucho mejor cuando no estoy aquí, ¿no? ¿Y qué celebramos hoy para contar con la asistencia del pueblo entero?
—Esto no es una celebración, _________. —Marney dio un paso al frente y le agarró las manos como si ella fuera de su propiedad. —Pero me alegra que hayas vuelto. Estarás fuera de peligro en cuanto asaltemos el castillo del abominable.
Ella frunció el seño y apartó las manos.
— ¿Y por qué planearías atacar unas ruinas deshabitadas?
— ¿Deshabitadas?
—Sí —dijo y asintió con la cabeza—. Joseph se ha marchado. Tan sólo volvió para echarle una última mirada al lugar antes de partir para siempre. Es una lástima que no lo hayas hecho sentir más bienvenido aquí, ¿sabes? Es un buen hombre.
— ¡Es una bestia! —gritó alguien.
—Oh, yo no lo creo así. Fue lo suficientemente amable como para ayudarme con mi investigación antes de partir. —Pasó detrás de la barra para alcanzar su delantal.
—Creo que estás mintiendo, ________ —dijo Marney mirándola fijamente—. Creo que intentas protegerlo y no lo estarías haciendo si no te tuviera bajo su encantamiento.
— ¿Encantamiento? —le preguntó con los ojos muy abiertos—. No me digas que eres tan necio como para creer que él es algo más que un hombre común y corriente.
—Tú sabes que lo es.
Ella lo sabía. Él estaba mucho más allá de lo común y corriente y era diez veces más hombre que cualquiera de los presentes en esa habitación. Pero en lugar de decirle eso, se limitó a encogerse de hombros.
—Yo no sé tal cosa. Pero sé lo siguiente, Marney: No permitiré que le hagas daño.
— ¡Entonces él sigue allí! —gritó Marney golpeando la mesa con un puño.
—Yo no dije…
—No fue necesario que lo hicieras. No has sido más que fría conmigo desde tu regreso, _________. Y todo el mundo sabe que planeabas casarte conmigo antes de marcharte. Esa bestia se ha apoderado de tu mente.
—Nunca planeé casarme contigo. Los planes eran sólo tuyos —le dijo—. Y en efecto, fue una bestia la que me hizo cambiar de opinión, Marney, pero esa bestia eres tú, no Joseph Jonas.
—Subiremos hasta allí y cuando abandonemos el lugar no habremos dejado más que escombros. Él no escapará… al menos, no con vida.
Giró sobre sus talones y los demás hombres se pusieron en pie. Enfilaron hacia la puerta, con Marney a la cabeza. ________ echó a correr tras ellos, pero avanzaban demasiado rápido y a pesar de que aferró a varios, llamándoles la atención, suplicándoles, estaban demasiado frenéticos para escucharla. Cuando giraron para acceder al serpenteante camino del castillo, _________ se introdujo en el bosque y marchó a toda prisa por el atajo que Nick le había enseñado, para poder adelantarse a ellos.
Pero cuando alcanzó nuevamente a los frenéticos hombres, divisó las puertas del castillo abiertas de par en par, y a Joe saliendo a través de las mismas.
Él miró la multitud y sacudió la cabeza lentamente. Se veía completamente tranquilo, pero ella conocía sus pensamientos. Él pensaba que esto era obra suya. Que le había hecho lo que sus antepasados le habían hecho a su mejor amigo. Que ella lo había abandonado para guiar a esa multitud hasta el castillo. Que lo había traicionado.
Entonces él levantó la cabeza.
—¿Dónde está ________? —preguntó—. ¿Le han hecho daño?
Ella parpadeó sorprendida, incapaz de pronunciar palabra alguna. ¿Él pensaba que le habían hecho daño? Entonces…
—________ ya no es asunto tuyo —le dijo Marney—. Sabemos que la has hechizado de alguna manera o ella no te habría defendido como lo ha hecho. En cuanto hayas desaparecido, ella volverá a estar bien.
— ¿Me defendió? ¿Lo hizo? No me sorprende —dijo Joe y ella podría jurar que luchaba por contener una sonrisa—. En cuanto haya desaparecido, dices —continuó Joe—. Entonces, te propones asesinarme ¿estoy en lo cierto?
—Así es —gruñó Marney.
—Siempre que hayas sido honesto sobre tus razones —prosiguió Joe—, quieres que desaparezca por causa de ________. Porque ella me ama a mí y no a ti.
Los hombres gruñeron y alguien gritó:
— ¿Es eso cierto, Marney?
—Entonces… ¿me echarás fuera al amanecer, Neal? —Prosiguió Joe—, ¿o simplemente me asesinarás aquí y ahora?
—Aquí y ahora —susurró Marney.
— ¿Estás seguro de que podrás?
Marney estrechó la mirada y levantó su rifle. ________ soltó un chillido y se abalanzó saliendo de entre los árboles, arremetiendo con su cuerpo contra el de Marney y buscando a tientas el arma. Pero nunca logró aferrarla. Marney trastabilló hacia atrás por la fuerza de su asalto y el disparo estalló tan fuerte que le hirió los tímpanos. Entonces sintió la quemazón… el calor. El rápido pulso de vida latiendo en su cuerpo.
Habría caído al suelo, aún parpadeando por el impacto, si Joe no se hubiera abalanzado para atraparla en sus brazos.
—Maldito seas —gritó—. ¡Maldito seas, mira lo que has hecho! ¿________? ¡________!
Ella abrió los ojos para estudiar su rostro. Luego se giró hacia Marney.
—Márchate —le dijo—. Márchate de aquí. Si te vuelvo a ver…
Marney se alejó. Los demás hombres se dispersaban conmocionados ante su furia, quizá, por darse cuenta de lo que habían estado a punto de hacer. Y lo que había sucedido a causa de su insensatez.
Joe la acunó entre sus brazos y se inclinó para besarle el rostro. Mary apareció entre la multitud y se abrió camino a través de los hombres que se retiraban, mientras Marney permanecía quieto en el camino, parpadeando conmocionado. Ella se inclinó sobre _________ y le abrió la camisa para mirarle el pecho, donde el dolor vibraba y quemaba. Mary levantó la mirada con expresión de gravedad, para encontrar los ojos de Joe.
—Tú puedes ayudarla —susurró—. ¿No puedes?
Con su visión desvaneciéndose, _________ lo vio asentir. Luego Mary volvió el rostro.
—Es sólo una herida superficial —le dijo a Marney—. Pero te juro que a menos que te marches ahora mismo, informaré a las autoridades y haré que te arresten por intento de homicidio. Y si intentas molestar a estas personas otra vez, lo haré también. ¡Ahora vete!
Asintiendo y murmurando que no era su culpa, Marney giró sobre sus talones y echó a correr como el cobarde que era.
Mary volvió a enfrentarlos a ambos.
—Imagino que no volveré a verte, ¿lo haré?
_________ no dijo nada, no muy segura de lo que Mary quería decirle.
—Adiós pequeña. Sé feliz.
Entonces se fue.
________ miró a Joe a los ojos.
—Tenía miedo de que pensaras que yo los había traído…
—Te conozco mejor que eso.
— ¿Lo haces?
—Tú sabes que sí. Continuaba diciéndote que no podía confiar, que no podía importarme… aún cuando ya lo hacía. Dudé de ti ________, desde el comienzo, y estoy más apenado de lo que las palabras pueden explicar. No lo merecías. Pero jamás te diste por vencida conmigo ¿cierto?
— ¿Cómo podría? Estás en mi alma, Joseph Jonas. Lo has estado desde que no era más que una chiquilla.
—Y tú estás en la mía —le dijo—. Me hiciste creer en ti, _______. Me hiciste… me hiciste amarte a pesar de que juré que jamás haría algo así. Yo te amo, _________ Sullivan. ¿Me escuchas? Te amo.
—Por supuesto que lo haces —susurró—. Siempre me has amado.
Él sonrió con cariño.
—Me muero —susurró.
—Sí.
-Pero puedes evitarlo, ¿verdad que sí Joe? Puedes hacerme… como tú.
—Esta no es una vida fácil, pequeña. Nunca jamás verás la luz del sol. Siempre sabrás de aquellos que te persiguen para cazarte, para asesinarte por el solo hecho de ser lo que eres.
—Deambularemos mano con mano bajo la luz de la luna, pasaré cada momento entre tus brazos —dijo ella débilmente—. Esa es la vida que quiero, siempre que pueda vivirla a tu lado. Es el sueño que tengo desde siempre, Joe. Estar contigo… estamos destinados a estar… juntos.
—Entonces juntos estaremos, ________. Siempre. —Él bajó la cabeza y la besó, entonces ella supo que su sueño al fin se había vuelto realidad.
FIN.
Cuando ella se marchó sentí que mi corazón se rompía en pedazos. Yo también debía partir, lo sabía. Debía empaquetar las pocas pertenencias que podría necesitar y buscar la manera de salir de este lugar. Desconocía qué le había dicho Mary, pero cuando ________ me dijo que corría peligro si me quedaba aquí esta noche, no pude evitar creerle. Debía darme prisa.
Debía. Pero no podía.
Ella dijo que volvería y maldito sea por mi insensatez al creerle. Peor aún, yo quería que fuera verdad. Este lugar nunca había tenido tanta vida —yo nunca tuve tanta vida— como cuando ella estaba aquí. Iluminando mi oscuridad. Como un sol resplandeciente que me brindaba su calor en mi interminable noche.
Era posible que ella me traicionase. Pasé el tiempo convenciéndome de que así sería. Si lo hiciera, yo estaría condenado. Pero no podía marcharme hasta saberlo.
Me acerqué al sofá y me recosté, incliné la cabeza y permanecí inmóvil.
¿
A quién quería engañar? Ella no me traicionaría. Le había entregado mi corazón a esa mujer y cuando ella regresara, yo aún estaría aquí, esperándola. Y por fin le diría que mi corazón estaba en sus manos.
* * * * *
________ entró en el bar a toda prisa, como si no tuviera nada de que preocuparse, a pesar de que tenía el corazón roto. Cuando regresara, él ya se habría marchado. Se habría ido y ya nunca volvería a verlo.
Aún así, fingió sorpresa al ver la habitación colmada de hombres y a Marney parado frente a todos ellos.
—Dios —susurró—. Parece que el negocio va mucho mejor cuando no estoy aquí, ¿no? ¿Y qué celebramos hoy para contar con la asistencia del pueblo entero?
—Esto no es una celebración, _________. —Marney dio un paso al frente y le agarró las manos como si ella fuera de su propiedad. —Pero me alegra que hayas vuelto. Estarás fuera de peligro en cuanto asaltemos el castillo del abominable.
Ella frunció el seño y apartó las manos.
— ¿Y por qué planearías atacar unas ruinas deshabitadas?
— ¿Deshabitadas?
—Sí —dijo y asintió con la cabeza—. Joseph se ha marchado. Tan sólo volvió para echarle una última mirada al lugar antes de partir para siempre. Es una lástima que no lo hayas hecho sentir más bienvenido aquí, ¿sabes? Es un buen hombre.
— ¡Es una bestia! —gritó alguien.
—Oh, yo no lo creo así. Fue lo suficientemente amable como para ayudarme con mi investigación antes de partir. —Pasó detrás de la barra para alcanzar su delantal.
—Creo que estás mintiendo, ________ —dijo Marney mirándola fijamente—. Creo que intentas protegerlo y no lo estarías haciendo si no te tuviera bajo su encantamiento.
— ¿Encantamiento? —le preguntó con los ojos muy abiertos—. No me digas que eres tan necio como para creer que él es algo más que un hombre común y corriente.
—Tú sabes que lo es.
Ella lo sabía. Él estaba mucho más allá de lo común y corriente y era diez veces más hombre que cualquiera de los presentes en esa habitación. Pero en lugar de decirle eso, se limitó a encogerse de hombros.
—Yo no sé tal cosa. Pero sé lo siguiente, Marney: No permitiré que le hagas daño.
— ¡Entonces él sigue allí! —gritó Marney golpeando la mesa con un puño.
—Yo no dije…
—No fue necesario que lo hicieras. No has sido más que fría conmigo desde tu regreso, _________. Y todo el mundo sabe que planeabas casarte conmigo antes de marcharte. Esa bestia se ha apoderado de tu mente.
—Nunca planeé casarme contigo. Los planes eran sólo tuyos —le dijo—. Y en efecto, fue una bestia la que me hizo cambiar de opinión, Marney, pero esa bestia eres tú, no Joseph Jonas.
—Subiremos hasta allí y cuando abandonemos el lugar no habremos dejado más que escombros. Él no escapará… al menos, no con vida.
Giró sobre sus talones y los demás hombres se pusieron en pie. Enfilaron hacia la puerta, con Marney a la cabeza. ________ echó a correr tras ellos, pero avanzaban demasiado rápido y a pesar de que aferró a varios, llamándoles la atención, suplicándoles, estaban demasiado frenéticos para escucharla. Cuando giraron para acceder al serpenteante camino del castillo, _________ se introdujo en el bosque y marchó a toda prisa por el atajo que Nick le había enseñado, para poder adelantarse a ellos.
Pero cuando alcanzó nuevamente a los frenéticos hombres, divisó las puertas del castillo abiertas de par en par, y a Joe saliendo a través de las mismas.
Él miró la multitud y sacudió la cabeza lentamente. Se veía completamente tranquilo, pero ella conocía sus pensamientos. Él pensaba que esto era obra suya. Que le había hecho lo que sus antepasados le habían hecho a su mejor amigo. Que ella lo había abandonado para guiar a esa multitud hasta el castillo. Que lo había traicionado.
Entonces él levantó la cabeza.
—¿Dónde está ________? —preguntó—. ¿Le han hecho daño?
Ella parpadeó sorprendida, incapaz de pronunciar palabra alguna. ¿Él pensaba que le habían hecho daño? Entonces…
—________ ya no es asunto tuyo —le dijo Marney—. Sabemos que la has hechizado de alguna manera o ella no te habría defendido como lo ha hecho. En cuanto hayas desaparecido, ella volverá a estar bien.
— ¿Me defendió? ¿Lo hizo? No me sorprende —dijo Joe y ella podría jurar que luchaba por contener una sonrisa—. En cuanto haya desaparecido, dices —continuó Joe—. Entonces, te propones asesinarme ¿estoy en lo cierto?
—Así es —gruñó Marney.
—Siempre que hayas sido honesto sobre tus razones —prosiguió Joe—, quieres que desaparezca por causa de ________. Porque ella me ama a mí y no a ti.
Los hombres gruñeron y alguien gritó:
— ¿Es eso cierto, Marney?
—Entonces… ¿me echarás fuera al amanecer, Neal? —Prosiguió Joe—, ¿o simplemente me asesinarás aquí y ahora?
—Aquí y ahora —susurró Marney.
— ¿Estás seguro de que podrás?
Marney estrechó la mirada y levantó su rifle. ________ soltó un chillido y se abalanzó saliendo de entre los árboles, arremetiendo con su cuerpo contra el de Marney y buscando a tientas el arma. Pero nunca logró aferrarla. Marney trastabilló hacia atrás por la fuerza de su asalto y el disparo estalló tan fuerte que le hirió los tímpanos. Entonces sintió la quemazón… el calor. El rápido pulso de vida latiendo en su cuerpo.
Habría caído al suelo, aún parpadeando por el impacto, si Joe no se hubiera abalanzado para atraparla en sus brazos.
—Maldito seas —gritó—. ¡Maldito seas, mira lo que has hecho! ¿________? ¡________!
Ella abrió los ojos para estudiar su rostro. Luego se giró hacia Marney.
—Márchate —le dijo—. Márchate de aquí. Si te vuelvo a ver…
Marney se alejó. Los demás hombres se dispersaban conmocionados ante su furia, quizá, por darse cuenta de lo que habían estado a punto de hacer. Y lo que había sucedido a causa de su insensatez.
Joe la acunó entre sus brazos y se inclinó para besarle el rostro. Mary apareció entre la multitud y se abrió camino a través de los hombres que se retiraban, mientras Marney permanecía quieto en el camino, parpadeando conmocionado. Ella se inclinó sobre _________ y le abrió la camisa para mirarle el pecho, donde el dolor vibraba y quemaba. Mary levantó la mirada con expresión de gravedad, para encontrar los ojos de Joe.
—Tú puedes ayudarla —susurró—. ¿No puedes?
Con su visión desvaneciéndose, _________ lo vio asentir. Luego Mary volvió el rostro.
—Es sólo una herida superficial —le dijo a Marney—. Pero te juro que a menos que te marches ahora mismo, informaré a las autoridades y haré que te arresten por intento de homicidio. Y si intentas molestar a estas personas otra vez, lo haré también. ¡Ahora vete!
Asintiendo y murmurando que no era su culpa, Marney giró sobre sus talones y echó a correr como el cobarde que era.
Mary volvió a enfrentarlos a ambos.
—Imagino que no volveré a verte, ¿lo haré?
_________ no dijo nada, no muy segura de lo que Mary quería decirle.
—Adiós pequeña. Sé feliz.
Entonces se fue.
________ miró a Joe a los ojos.
—Tenía miedo de que pensaras que yo los había traído…
—Te conozco mejor que eso.
— ¿Lo haces?
—Tú sabes que sí. Continuaba diciéndote que no podía confiar, que no podía importarme… aún cuando ya lo hacía. Dudé de ti ________, desde el comienzo, y estoy más apenado de lo que las palabras pueden explicar. No lo merecías. Pero jamás te diste por vencida conmigo ¿cierto?
— ¿Cómo podría? Estás en mi alma, Joseph Jonas. Lo has estado desde que no era más que una chiquilla.
—Y tú estás en la mía —le dijo—. Me hiciste creer en ti, _______. Me hiciste… me hiciste amarte a pesar de que juré que jamás haría algo así. Yo te amo, _________ Sullivan. ¿Me escuchas? Te amo.
—Por supuesto que lo haces —susurró—. Siempre me has amado.
Él sonrió con cariño.
—Me muero —susurró.
—Sí.
-Pero puedes evitarlo, ¿verdad que sí Joe? Puedes hacerme… como tú.
—Esta no es una vida fácil, pequeña. Nunca jamás verás la luz del sol. Siempre sabrás de aquellos que te persiguen para cazarte, para asesinarte por el solo hecho de ser lo que eres.
—Deambularemos mano con mano bajo la luz de la luna, pasaré cada momento entre tus brazos —dijo ella débilmente—. Esa es la vida que quiero, siempre que pueda vivirla a tu lado. Es el sueño que tengo desde siempre, Joe. Estar contigo… estamos destinados a estar… juntos.
—Entonces juntos estaremos, ________. Siempre. —Él bajó la cabeza y la besó, entonces ella supo que su sueño al fin se había vuelto realidad.
FIN.
F l ♥ r e n c i a.
Re: Promesas al Anochecer [Joe & Tu]
ahhhhh la ame
ame como comenzo y a me como termino la nove!!
en otras palabras me encanto!! :D
ame como comenzo y a me como termino la nove!!
en otras palabras me encanto!! :D
maru!!
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