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I'm not antisocial, society is anti me. |Harry Styles & Sunny Stan|
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
Página 1 de 1. • Comparte
I'm not antisocial, society is anti me. |Harry Styles & Sunny Stan|
Nombre:
I'm not antisocial, society is anti me. |Harry Styles & Sunny Stan|
Autor:
Yo.
Género:
Suspense|Drama|Romance
Advertencias:
No necesitaré chicas. No quiero lectoras fantasmas por favor, las odio.
Otras páginas:
Preguntar.
I'm not antisocial, society is anti me. |Harry Styles & Sunny Stan|
Autor:
Yo.
Género:
Suspense|Drama|Romance
Advertencias:
No necesitaré chicas. No quiero lectoras fantasmas por favor, las odio.
Otras páginas:
Preguntar.
Prólogo
—Sí Claire—dije ya cansada después de tanta insistencia—, llevo todo.
—Sunny, ya sabes lo que puedes o no hacer—me miró y elevó su mano hasta mi brazo para comenzar a frotarlo—. No quiero que te pase nada, bebé. —la miré con melancolía.
—No morderé a nadie, mamá. Greg me enseñó a controlarme, puede decirse que soy vegetariana—miré hacia la ventana y observé como un coche de policías se paraba delante de nuestra casa—. Tengo que irme de Kansas, no es porque quiera, es porque debo hacerlo. Ellos vienen a por mi, saben que fui yo, y los vecinos me odian. Nadie me quiere, mamá. —ella negó con la cabeza.
—Yo sí que te quiero, Sunny. Sé que no eres mala, ni eres un monstruo. Es tu naturaleza, y ya es bastante que hayas aprendido a controlarla. —una lágrima se me escapó y pronto la borré con la mano sin dejar rastro de ella.
—Te quiero mucho, mamá. Llamaré todos los días. —apreté mi collar y se abrió un portal. Le dí un último abrazo a Claire y cogí la maleta. Por suerte en el internado no tendría que ir con uniforme.
Observé por última vez lo que me rodeaba, el sitio en el que había nacido. Mi madre adoptiva, mi padre estaba trabajando. Greg siempre trabajaba. Todavía me sorprendía el saber que a mis ''padres'' no les aterraba saber qué era. No voy a encontrar a otros como ellos, pero tengo que empezar de cero.
Una luz abarcó todo mi alrededor y pronto perdí la noción del tiempo. Adiós Kansas.
Hola Holmes Chapel.
—Sunny, ya sabes lo que puedes o no hacer—me miró y elevó su mano hasta mi brazo para comenzar a frotarlo—. No quiero que te pase nada, bebé. —la miré con melancolía.
—No morderé a nadie, mamá. Greg me enseñó a controlarme, puede decirse que soy vegetariana—miré hacia la ventana y observé como un coche de policías se paraba delante de nuestra casa—. Tengo que irme de Kansas, no es porque quiera, es porque debo hacerlo. Ellos vienen a por mi, saben que fui yo, y los vecinos me odian. Nadie me quiere, mamá. —ella negó con la cabeza.
—Yo sí que te quiero, Sunny. Sé que no eres mala, ni eres un monstruo. Es tu naturaleza, y ya es bastante que hayas aprendido a controlarla. —una lágrima se me escapó y pronto la borré con la mano sin dejar rastro de ella.
—Te quiero mucho, mamá. Llamaré todos los días. —apreté mi collar y se abrió un portal. Le dí un último abrazo a Claire y cogí la maleta. Por suerte en el internado no tendría que ir con uniforme.
Observé por última vez lo que me rodeaba, el sitio en el que había nacido. Mi madre adoptiva, mi padre estaba trabajando. Greg siempre trabajaba. Todavía me sorprendía el saber que a mis ''padres'' no les aterraba saber qué era. No voy a encontrar a otros como ellos, pero tengo que empezar de cero.
Una luz abarcó todo mi alrededor y pronto perdí la noción del tiempo. Adiós Kansas.
Hola Holmes Chapel.
Última edición por My ego is big. el Mar 04 Jun 2013, 11:57 am, editado 2 veces
aldanus
Re: I'm not antisocial, society is anti me. |Harry Styles & Sunny Stan|
Chapter 1 {I}
—Aquí tienes.—le pagué al chico que conducía el taxi y me bajé.
Tenía delante un gran monumento. No se me cayó la boca, porque bueno, soy de sangre fría y no suelo mostrar mucho mis sentimientos, pero solo por eso.
Esto era como un castillo, ¿sabéis en la película de Harry Potter, cuando llega a Hogwarts? Bueno, pues esto es algo parecido. Vale, yo había visto la foto en el folleto, pero pensé que no era así como lo plasmaban ahí. Siempre suelen mentir con esas cosas.
Observé alrededor para ver cuál éra la puerta de entrada. A ver, había tres puertas, una sería la del comedor, otra la de las habitaciones y la que queda la de entrada que supongo que sería...—miré el folleto—la del medio, eso es. Caminé a paso apresurado. Creo que deberíais saber varias cosas de los vampiros.
1) No nos derretimos con el sol, eso son estereotipos.
2) Odio el ajo, pero no porque sea vampiro, sino porque no me gusta.
3) Lo de que chupamos la sangre es cierto, pero no por instinto asesino, sino porque tenemos sed, pero somos capaces de alimentarnos de otras cosas. Es como si te ponen delante un apio y una hamburguesa, ¿tú qué coges?
4) No nos morimos con una estaca en el corazón, ¡por dios! Son chorradas inventadas por las películas Americanas. Simplemente nos puede matar otro vampiro mordiéndonos y ya está, pero somos inmortales.
5) No sé qué pensáis de lo de que dormimos en ataúdes, pero yo tengo una cama.
—Buenos días —hablé con tono indiferente a la chica joven que estaba mirándose las uñas detrás del escritorio—. Me llamo Sunny, me acabo de inscribir. —levantó la vista dejando al descubierto unos hermosos ojos azules. Típicos ojos de una chica Londoniense.
—Hola, bienvenida al internado...bla, bla, bla. Ya te lo debes de saber de memoria —me sonrió—. Mejor pasaré de tenerte aquí aburrida quince minutos y dejarte con un malpensamiento de mí, y te daré tus cosas —no pude evitar soltar una pequeña carcajada—. Esto son las llaves de tu habitación, las cuales serán compartidas, y esto tu horario escolar. Espero que te gusta y te sientas a gusto, soy Megan, por cierto y también soy nueva secretaria. —no tendría más de veintiséis años. Le eché una pequeña sonrísa y me dí la vuelta, pero choqué contra algo...alguien. Alcé la vista un poco enfurecida y me encontré con unos ojos color esmeralda penetrantes mirándome frívolos. Tan siquiera me tendió una mano para ayudarme a levantarme. Vale, yo tampoco soy la persona más educada de este mundo, pero a pesar de ser un vampiro, me enseñaron modales. Me levanté sola viendo como el chico se acercaba al mostrador y lo miré furiosa. Cogí la maleta que tenía y caminé hacia la salida. Abrí la puerta y el aire me sacudió el pelo.
—Vaya maleducado. —hablé para mí misma.
Habitación 126. Se supone que odio a la gente, no soy de esas personas sociables. No sé por qué, pero me repugnan las típicas chicas plásticas que solo saben hablar de maquillaje, ropa y chicos. Después los chicos nos imitan y se quejan.
Acerqué el oído a la puerta y escuché risas. Genial, simplemente genial. Compañeras ruidosas. Metí la llave en la cerradura y abrí la puerta de golpe sin mirar a mis compañeras. Las risas se fueron apagando mientras cerraba la puerta tras de mí. Una de las ventajas de ser vampiro, es el aroma especial que transmites.
Aroma especial.
Veréis, ese aroma hace que todos te vean como la perfección, la chica que todos quieren conseguir pero nadie puede. Ellos se acercan porque te quieren en sus camas, y ellas porque saben que ellos te quieren y se acercan para conseguir la misma popularidad. Pobres ingenuas. Por eso hay dos tipos de humanas:
1) La que de verdad quiere ser tu amiga.
2) La que es una envidiosa e intenta hacerte la vida imposible.
—Tienes esa cama vacía —hablaron a mi espalda. Visualicé la cama que no tenía nada encima y apoyé mis cosas—. Si no te gusta, te la podemos cambiar. —era una voz dulce y no hablaba en tono sarcástico, sino en tono altruista. Me giré y visualicé a dos chicas rubias de ojos azules, y a una morena de ojos verdes. Esa era la chica que hablaba.
—No hay problema —hablé en tono neutro—. Me dá igual la cama en la que duerma mientras no sea en el suelo. —ellas rieron. La morena se señaló.
—Mi nombre es Ryan, el de ella es Kate —señaló a la rubia de ojos azules pero de tez un poco morena—, y ella es Cindy—ahora señaló a la rubia de ojos azules pero de tez blanca y con pequeñas pecas revoloteando alrededor de su fina nariz—. Un placer.
—Me llamo Sunny, soy de Kansas. —ellas sonrieron.
—Ryan también es de Kansas. —habló Kate. Miré a la morena.
—¿En serio? Vaya, es una casualidad. —ella asintió.
—Sí, lo es —me miró por un segundo y le aparté la mirada—. Estábamos a punto de bajar a la cafetería a comer algo, acabamos de llegar, ¿te apetece venir con nosotras? —me lo pensé durante un momento. ¿Para qué íba a ir yo a la cafetería? ¿Habría ensaladas? No sé si me podría resistir al olor de tanta sangre junta, pero tengo que aguantar e intentar parecer normal.
—Sí, ¿por qué no?
La cafetería estaba a rebosar de estudiantes. Durante todo el camino, las miradas se habían posado en mí varias veces, —por no decir todas—, mientras mis nuevas compañeras me decían que estaba causando euforia entre los chicos.
Cindy me había dicho varias veces que era una persona de pocas palabras, pero que le agradaba. Yo tan solo ponía la excusa de que no era muy sociable y solía ser tímida, al parecer coló. Ryan no había dejado de mirarme durante todo el camino, hasta que una vez la miré y apartó la vista.
Al entrar en la cafetería, todas las miradas se dirigieron hacia mí. Estaba bastante acostumbrada a ello, el olor lo hacía. He de admitir que el físico también ayuda. Los vampiros solemos ser, —siempre lo somos—, hermosos. No solo el cuerpo, sino que somos un arma de seducción. El pelo, los ojos, los labios, ¡hasta las manos! Y cualquier humano podría vernos, —como dije antes—, como la perfección en persona. No es difícil que alguno de ellos se enamoren de nosotros.
Nos dirijimos hacia el mostrador escuchando cosas como, ''hey tú, la nueva, si te pierdes puedo enseñarte el camino'', o , ''¿de qué envoltorio saliste, bombón?''. Idiotas. Miré lo que había para comer y por suerte había ensalada. Cuando la cogí, mis compañeras me miraron.
—¿En serio? ¿Una ensalada? —preguntó Ryan.
—Claro, ¿no ves el cuerpo que tiene? —dijo Kate.
—De alguna parte tenía que salir. —dijo Cindy.
—La verdad es que me gustan las ensaldas, pero no estoy así por comerlas ya que como mucho. Simplemente es mi estereotipo. Comes, comes y comes y no engordas. —sonreí y ellas se miraron.
—Que suerte. —habló con una pequeña sonrísa Kate.
—Bueno, yo diría que vosotras no tenéis nada que envidiar. —la verdad es que tenían unos cuerpos esbeltos y no me sorprendería que los chicos se las quedaran mirando.
—Gracias. —dijeron contentas a la vez.
Cogí mi bandeja y las seguí para sentarme con ellas, tampoco quería parecer una marginada social. En el proceso, un pie se interpuso en mi camino y casi caigo. Casi. Simplemente tengo instinto, pero la bandeja no. Antes de que mis cosas tocaran el suelo, una mano las paró y las colocó de nuevo en la bandeja. Levanté la vista y me encontré con aquel chico, el mismo maleducado que por la mañana no se había ni disculpado. Lo miré y nos quedamos así los dos por un segundo, olvidándonos del resto. Me tendió la bandeja y se acercó a mi oído.
—Supongo que te lo debía...—habló con una voz ronca y tan masculina que podría derretir a cualquiera. A cualquiera menos a mí—ya sabes, por lo de esta mañana. —su labio rozó con el lóbulo de mi oreja y se alejó así, como llegó.
¿Quién es?
Tenía delante un gran monumento. No se me cayó la boca, porque bueno, soy de sangre fría y no suelo mostrar mucho mis sentimientos, pero solo por eso.
Esto era como un castillo, ¿sabéis en la película de Harry Potter, cuando llega a Hogwarts? Bueno, pues esto es algo parecido. Vale, yo había visto la foto en el folleto, pero pensé que no era así como lo plasmaban ahí. Siempre suelen mentir con esas cosas.
Observé alrededor para ver cuál éra la puerta de entrada. A ver, había tres puertas, una sería la del comedor, otra la de las habitaciones y la que queda la de entrada que supongo que sería...—miré el folleto—la del medio, eso es. Caminé a paso apresurado. Creo que deberíais saber varias cosas de los vampiros.
1) No nos derretimos con el sol, eso son estereotipos.
2) Odio el ajo, pero no porque sea vampiro, sino porque no me gusta.
3) Lo de que chupamos la sangre es cierto, pero no por instinto asesino, sino porque tenemos sed, pero somos capaces de alimentarnos de otras cosas. Es como si te ponen delante un apio y una hamburguesa, ¿tú qué coges?
4) No nos morimos con una estaca en el corazón, ¡por dios! Son chorradas inventadas por las películas Americanas. Simplemente nos puede matar otro vampiro mordiéndonos y ya está, pero somos inmortales.
5) No sé qué pensáis de lo de que dormimos en ataúdes, pero yo tengo una cama.
—Buenos días —hablé con tono indiferente a la chica joven que estaba mirándose las uñas detrás del escritorio—. Me llamo Sunny, me acabo de inscribir. —levantó la vista dejando al descubierto unos hermosos ojos azules. Típicos ojos de una chica Londoniense.
—Hola, bienvenida al internado...bla, bla, bla. Ya te lo debes de saber de memoria —me sonrió—. Mejor pasaré de tenerte aquí aburrida quince minutos y dejarte con un malpensamiento de mí, y te daré tus cosas —no pude evitar soltar una pequeña carcajada—. Esto son las llaves de tu habitación, las cuales serán compartidas, y esto tu horario escolar. Espero que te gusta y te sientas a gusto, soy Megan, por cierto y también soy nueva secretaria. —no tendría más de veintiséis años. Le eché una pequeña sonrísa y me dí la vuelta, pero choqué contra algo...alguien. Alcé la vista un poco enfurecida y me encontré con unos ojos color esmeralda penetrantes mirándome frívolos. Tan siquiera me tendió una mano para ayudarme a levantarme. Vale, yo tampoco soy la persona más educada de este mundo, pero a pesar de ser un vampiro, me enseñaron modales. Me levanté sola viendo como el chico se acercaba al mostrador y lo miré furiosa. Cogí la maleta que tenía y caminé hacia la salida. Abrí la puerta y el aire me sacudió el pelo.
—Vaya maleducado. —hablé para mí misma.
[...]
Habitación 126. Se supone que odio a la gente, no soy de esas personas sociables. No sé por qué, pero me repugnan las típicas chicas plásticas que solo saben hablar de maquillaje, ropa y chicos. Después los chicos nos imitan y se quejan.
Acerqué el oído a la puerta y escuché risas. Genial, simplemente genial. Compañeras ruidosas. Metí la llave en la cerradura y abrí la puerta de golpe sin mirar a mis compañeras. Las risas se fueron apagando mientras cerraba la puerta tras de mí. Una de las ventajas de ser vampiro, es el aroma especial que transmites.
Aroma especial.
Veréis, ese aroma hace que todos te vean como la perfección, la chica que todos quieren conseguir pero nadie puede. Ellos se acercan porque te quieren en sus camas, y ellas porque saben que ellos te quieren y se acercan para conseguir la misma popularidad. Pobres ingenuas. Por eso hay dos tipos de humanas:
1) La que de verdad quiere ser tu amiga.
2) La que es una envidiosa e intenta hacerte la vida imposible.
—Tienes esa cama vacía —hablaron a mi espalda. Visualicé la cama que no tenía nada encima y apoyé mis cosas—. Si no te gusta, te la podemos cambiar. —era una voz dulce y no hablaba en tono sarcástico, sino en tono altruista. Me giré y visualicé a dos chicas rubias de ojos azules, y a una morena de ojos verdes. Esa era la chica que hablaba.
—No hay problema —hablé en tono neutro—. Me dá igual la cama en la que duerma mientras no sea en el suelo. —ellas rieron. La morena se señaló.
—Mi nombre es Ryan, el de ella es Kate —señaló a la rubia de ojos azules pero de tez un poco morena—, y ella es Cindy—ahora señaló a la rubia de ojos azules pero de tez blanca y con pequeñas pecas revoloteando alrededor de su fina nariz—. Un placer.
—Me llamo Sunny, soy de Kansas. —ellas sonrieron.
—Ryan también es de Kansas. —habló Kate. Miré a la morena.
—¿En serio? Vaya, es una casualidad. —ella asintió.
—Sí, lo es —me miró por un segundo y le aparté la mirada—. Estábamos a punto de bajar a la cafetería a comer algo, acabamos de llegar, ¿te apetece venir con nosotras? —me lo pensé durante un momento. ¿Para qué íba a ir yo a la cafetería? ¿Habría ensaladas? No sé si me podría resistir al olor de tanta sangre junta, pero tengo que aguantar e intentar parecer normal.
—Sí, ¿por qué no?
[...]
La cafetería estaba a rebosar de estudiantes. Durante todo el camino, las miradas se habían posado en mí varias veces, —por no decir todas—, mientras mis nuevas compañeras me decían que estaba causando euforia entre los chicos.
Cindy me había dicho varias veces que era una persona de pocas palabras, pero que le agradaba. Yo tan solo ponía la excusa de que no era muy sociable y solía ser tímida, al parecer coló. Ryan no había dejado de mirarme durante todo el camino, hasta que una vez la miré y apartó la vista.
Al entrar en la cafetería, todas las miradas se dirigieron hacia mí. Estaba bastante acostumbrada a ello, el olor lo hacía. He de admitir que el físico también ayuda. Los vampiros solemos ser, —siempre lo somos—, hermosos. No solo el cuerpo, sino que somos un arma de seducción. El pelo, los ojos, los labios, ¡hasta las manos! Y cualquier humano podría vernos, —como dije antes—, como la perfección en persona. No es difícil que alguno de ellos se enamoren de nosotros.
Nos dirijimos hacia el mostrador escuchando cosas como, ''hey tú, la nueva, si te pierdes puedo enseñarte el camino'', o , ''¿de qué envoltorio saliste, bombón?''. Idiotas. Miré lo que había para comer y por suerte había ensalada. Cuando la cogí, mis compañeras me miraron.
—¿En serio? ¿Una ensalada? —preguntó Ryan.
—Claro, ¿no ves el cuerpo que tiene? —dijo Kate.
—De alguna parte tenía que salir. —dijo Cindy.
—La verdad es que me gustan las ensaldas, pero no estoy así por comerlas ya que como mucho. Simplemente es mi estereotipo. Comes, comes y comes y no engordas. —sonreí y ellas se miraron.
—Que suerte. —habló con una pequeña sonrísa Kate.
—Bueno, yo diría que vosotras no tenéis nada que envidiar. —la verdad es que tenían unos cuerpos esbeltos y no me sorprendería que los chicos se las quedaran mirando.
—Gracias. —dijeron contentas a la vez.
Cogí mi bandeja y las seguí para sentarme con ellas, tampoco quería parecer una marginada social. En el proceso, un pie se interpuso en mi camino y casi caigo. Casi. Simplemente tengo instinto, pero la bandeja no. Antes de que mis cosas tocaran el suelo, una mano las paró y las colocó de nuevo en la bandeja. Levanté la vista y me encontré con aquel chico, el mismo maleducado que por la mañana no se había ni disculpado. Lo miré y nos quedamos así los dos por un segundo, olvidándonos del resto. Me tendió la bandeja y se acercó a mi oído.
—Supongo que te lo debía...—habló con una voz ronca y tan masculina que podría derretir a cualquiera. A cualquiera menos a mí—ya sabes, por lo de esta mañana. —su labio rozó con el lóbulo de mi oreja y se alejó así, como llegó.
¿Quién es?
Última edición por My ego is big. el Miér 15 Mayo 2013, 8:06 am, editado 1 vez
aldanus
Re: I'm not antisocial, society is anti me. |Harry Styles & Sunny Stan|
Chapter 1 {II}
—Tienes fama hasta con los imposibles —apoyo la bandeja en la mesa mientras pongo los ojos en blanco al escuchar a Ryan—, ¿qué es lo que haces? Enséñanos, maestra. —Kate y Cindy comenzaron a hacer ruidos raros como de meditar. Esbocé una pequeña sonrísa y negué con la cabeza mientras pinchaba la ensalada con el tenedor. Argh, que poco tentador.
—No sean idiotas —dije mirándolas y señalándolas con el tenedor haciendo que de él saliera disparado un guisante a la cara de Kate—. Ups, ¡lo siento! —dije con un poco se sarcasmo.
—¡Oye! No seas mala. Te estamos diciendo que los tienes a todos bajo tus dominios. —suspiro.
—Y yo te estoy diciendo que para ser una humana, no tienes nada que envidiarme. —me doy cuenta de esa palabra que no se debería de haber colado en la frase. Humana.
—¿Acaso tú no eres una humana? —pregunta Ryan. Puede que lo estuviera preguntando divertida, pero sus ojos no me dicen lo mismo. Desvío la vista hacia el plato llevándome otro bocado de ensalada.
—Oh, claro que lo soy —respondo con la boca llena—. Simplemente era una forma de decir. —ella me mira durante un segundo y después vuelve su vista al pollo que la espera en el plato.
—Como te íba diciendo —habla Cindy—, ¡es Harry Styles! —suena como si lo quisiera gritar, pero no lo hace. Simplemente se acerca a mí y lo menciona susurrando pero alto.
—¿Y a mi qué? —preguntó elevando los hombros. Asique Harry es su nombre.
—¡Oh! No me digas que no lo cogerías y lo tirarías sobre la mesa arrancándole la ropa de un mordisco y....—Kate se atragantó, lo que hizo que Cindy se callara.
—¡Por el amor de dios, Cindy! ¡Estoy comiendo! —se golpeó un poco el pecho. Cindy se puso roja.
—¿Qué? ¿Acaso no es verdad? —Kate la mira y suspira— Es el chico imposible, el cual todas quieren y nadie tiene. —¿de qué me sonaba a mí esa frase?
—Esa no te la crees ni tú —suelto de repente—. ¿No está con la típica porrista o algo así? Si no me equivoco, casi siempre el capitán de fúlbol y la capitana de las porristas salen juntos.
—¿Cómo sabes que es el capitán del equipo? —pregunta Ryan. Miro hacia la mesa en la que está Harry y lo observo. Solo está rodeado por chicos, y en la mesa de al lado todas lo observan soltando leves suspiros.
—Bueno —lo señalo—, tiene el logo del escudo. Tiene una sonrísa arrogante que dice ''hey, mírame, soy popular'' —las chicas rieron—. Está rodeado de lameculos, excepto seguramente aquellos tres chicos que no se ríen de todo lo que dice—ellas miraron al moreno, al rubio y al castaño—, y unas porristas no perderían el tiempo si no fuera alguien importante en esta ''mini sociedad.'' —volvieron su vista a mí.
—Eres lista, ¿eh, Sunny? —yo chasqueé la lengua y me metí el tenedor en la boca.
—¿No quieres jugar? —preguntó Cindy. Miré las cartas en sus manos. A veces los humanos son tan aburridos.
—Creo que por esta vez pasaré —añado antes de que ponga mala cara—. Quiero recorrer un poco el internado, ya sabes. —ella asintió.
—Está bien, lo entiendo. ¡No tardes, casanova! —reí y negué con la cabeza mientras salía por la puerta.
Hoy había sido un día bastante confuso. Me gustaba volver a tener amigas a mi alrededor. A ellas parecía no molestarle que todos me miraran, o al menos eso es lo que parecía. Puede que haber empezado de cero, todo haya cambiado por fin. Quizás aquí podría encajar; he resistido bastante bien al olor de la sangre, pero igualmente noto ese vacío en mi interior, esque pide más y más, y creo que no será fácil eliminarlo.
Observé el ascensor. Odiaba estas cosas, sin embargo tenía que ir por ahí asíque apreté el botón. Me balanceé sobre mis talones y después de unos segundos, la puerta se abrió haciendo un pequeño sonido agudo. Entré y no había nadie, las puertas se cerraron. Saqué los colmillos y me observé en el espejo; me veía rara con ellos, ya hacía tiempo que no los miraba. De repente la puerta se abrió y me alejé del espejo por un momento. ¿Otra vez él? Intenté esconder los colmillos, pero no sé por qué se rehusaban a hacerlo. Tenía que mantener la boca cerrada.
—¿A qué piso vas? —preguntó con su varonil voz. Señalé el cero con el dedo sin abrir la boca. Él me miró raro y rió— Eres de pocas palabras, ¿no? —no contesté, simplemente miré al suelo. Siento como el ascensor se sacude y es tarde para cuando lo veo apretando el botón de ''stop.'' Lo miro mal y me coloco la mano delante de la boca.
—¿Eres idiota o que te pasa? —le digo.
—¿Puedes repetirlo? No te escucho bien con la boca en la mano. —sonrió arrogante. Me lanzo hacia delanta para apretar el botón de salida, pero me impide el paso y me pisa un pie.
—¡Auch! —digo haciendo una mueca soltando la mano de mi boca para llevarla a mi pie.
—¿Es por eso que te tapabas la boca? —lo miro sin entender— ¿Por los colmillos? —llevo mi mano a la boca de nuevo y me sonrojo, pero no por timidez, sino por furia.
—Cállate, idiota. —le digo enfurecida.
—¿Estabas haciendo algo con algún chico masoquista? Parecen...de verdad —yo le golpeo el hombro sin controlar la fuerza que tengo, pero ni se inmuta— Me llamo Harry, Harry Styles.
—¿Acaso te pregunté? —él se acercó a mí y me acorraló contra la pared.
—He dicho —su aliento daba en mi oreja—, que me llamo Harry.
—Y yo he dicho que no me impor...—posó su mano sobre mi cintura y mi mano salió sin pensarlo dos veces. Mi mano estaba marcada en su mejilla. Él se apartó frunciendo el ceño y aprobeché la ocasión para ir hasta el botón y darle.
—Pero, ¿qué...? —lo miré mal y salí rápido.
—No sean idiotas —dije mirándolas y señalándolas con el tenedor haciendo que de él saliera disparado un guisante a la cara de Kate—. Ups, ¡lo siento! —dije con un poco se sarcasmo.
—¡Oye! No seas mala. Te estamos diciendo que los tienes a todos bajo tus dominios. —suspiro.
—Y yo te estoy diciendo que para ser una humana, no tienes nada que envidiarme. —me doy cuenta de esa palabra que no se debería de haber colado en la frase. Humana.
—¿Acaso tú no eres una humana? —pregunta Ryan. Puede que lo estuviera preguntando divertida, pero sus ojos no me dicen lo mismo. Desvío la vista hacia el plato llevándome otro bocado de ensalada.
—Oh, claro que lo soy —respondo con la boca llena—. Simplemente era una forma de decir. —ella me mira durante un segundo y después vuelve su vista al pollo que la espera en el plato.
—Como te íba diciendo —habla Cindy—, ¡es Harry Styles! —suena como si lo quisiera gritar, pero no lo hace. Simplemente se acerca a mí y lo menciona susurrando pero alto.
—¿Y a mi qué? —preguntó elevando los hombros. Asique Harry es su nombre.
—¡Oh! No me digas que no lo cogerías y lo tirarías sobre la mesa arrancándole la ropa de un mordisco y....—Kate se atragantó, lo que hizo que Cindy se callara.
—¡Por el amor de dios, Cindy! ¡Estoy comiendo! —se golpeó un poco el pecho. Cindy se puso roja.
—¿Qué? ¿Acaso no es verdad? —Kate la mira y suspira— Es el chico imposible, el cual todas quieren y nadie tiene. —¿de qué me sonaba a mí esa frase?
—Esa no te la crees ni tú —suelto de repente—. ¿No está con la típica porrista o algo así? Si no me equivoco, casi siempre el capitán de fúlbol y la capitana de las porristas salen juntos.
—¿Cómo sabes que es el capitán del equipo? —pregunta Ryan. Miro hacia la mesa en la que está Harry y lo observo. Solo está rodeado por chicos, y en la mesa de al lado todas lo observan soltando leves suspiros.
—Bueno —lo señalo—, tiene el logo del escudo. Tiene una sonrísa arrogante que dice ''hey, mírame, soy popular'' —las chicas rieron—. Está rodeado de lameculos, excepto seguramente aquellos tres chicos que no se ríen de todo lo que dice—ellas miraron al moreno, al rubio y al castaño—, y unas porristas no perderían el tiempo si no fuera alguien importante en esta ''mini sociedad.'' —volvieron su vista a mí.
—Eres lista, ¿eh, Sunny? —yo chasqueé la lengua y me metí el tenedor en la boca.
[...]
—¿No quieres jugar? —preguntó Cindy. Miré las cartas en sus manos. A veces los humanos son tan aburridos.
—Creo que por esta vez pasaré —añado antes de que ponga mala cara—. Quiero recorrer un poco el internado, ya sabes. —ella asintió.
—Está bien, lo entiendo. ¡No tardes, casanova! —reí y negué con la cabeza mientras salía por la puerta.
Hoy había sido un día bastante confuso. Me gustaba volver a tener amigas a mi alrededor. A ellas parecía no molestarle que todos me miraran, o al menos eso es lo que parecía. Puede que haber empezado de cero, todo haya cambiado por fin. Quizás aquí podría encajar; he resistido bastante bien al olor de la sangre, pero igualmente noto ese vacío en mi interior, esque pide más y más, y creo que no será fácil eliminarlo.
Observé el ascensor. Odiaba estas cosas, sin embargo tenía que ir por ahí asíque apreté el botón. Me balanceé sobre mis talones y después de unos segundos, la puerta se abrió haciendo un pequeño sonido agudo. Entré y no había nadie, las puertas se cerraron. Saqué los colmillos y me observé en el espejo; me veía rara con ellos, ya hacía tiempo que no los miraba. De repente la puerta se abrió y me alejé del espejo por un momento. ¿Otra vez él? Intenté esconder los colmillos, pero no sé por qué se rehusaban a hacerlo. Tenía que mantener la boca cerrada.
—¿A qué piso vas? —preguntó con su varonil voz. Señalé el cero con el dedo sin abrir la boca. Él me miró raro y rió— Eres de pocas palabras, ¿no? —no contesté, simplemente miré al suelo. Siento como el ascensor se sacude y es tarde para cuando lo veo apretando el botón de ''stop.'' Lo miro mal y me coloco la mano delante de la boca.
—¿Eres idiota o que te pasa? —le digo.
—¿Puedes repetirlo? No te escucho bien con la boca en la mano. —sonrió arrogante. Me lanzo hacia delanta para apretar el botón de salida, pero me impide el paso y me pisa un pie.
—¡Auch! —digo haciendo una mueca soltando la mano de mi boca para llevarla a mi pie.
—¿Es por eso que te tapabas la boca? —lo miro sin entender— ¿Por los colmillos? —llevo mi mano a la boca de nuevo y me sonrojo, pero no por timidez, sino por furia.
—Cállate, idiota. —le digo enfurecida.
—¿Estabas haciendo algo con algún chico masoquista? Parecen...de verdad —yo le golpeo el hombro sin controlar la fuerza que tengo, pero ni se inmuta— Me llamo Harry, Harry Styles.
—¿Acaso te pregunté? —él se acercó a mí y me acorraló contra la pared.
—He dicho —su aliento daba en mi oreja—, que me llamo Harry.
—Y yo he dicho que no me impor...—posó su mano sobre mi cintura y mi mano salió sin pensarlo dos veces. Mi mano estaba marcada en su mejilla. Él se apartó frunciendo el ceño y aprobeché la ocasión para ir hasta el botón y darle.
—Pero, ¿qué...? —lo miré mal y salí rápido.
aldanus
Re: I'm not antisocial, society is anti me. |Harry Styles & Sunny Stan|
primera y fiel lectora
los caps estan tan asfjkhjghaklfjkdghks
siguela!
besos:Xx
los caps estan tan asfjkhjghaklfjkdghks
siguela!
besos:Xx
mrs.horanbiebs
Re: I'm not antisocial, society is anti me. |Harry Styles & Sunny Stan|
mrs.horanbiebs escribió:primera y fiel lectora
los caps estan tan asfjkhjghaklfjkdghks
siguela!
besos:Xx
¡Hola cielo! Muchas gracias, srsly. La seguiré hoy si puedo, not problem.
Besos. xx
Besos. xx
aldanus
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