Prohibiciones. {Larry Stylinson} ||Terminada||

Capitulo 11

Después de abandonar la habitación de los chicos se dirigió hacia la suya, abrió la puerta esperando ver en el piso un sobre blanco pero no encontró nada. Tal vez L aún no había ido a dejar el boleto, siguió caminando y al llegar a la cama vio un sobre blanco, grito ahogadamente pensando en que R se había metido a su habitación… y puede que L siguiera ahí. Antes de abrir el sobre, que ya tenía en sus manos, miro toda la habitación, desde debajo de la cama hasta el closet para asegurarse que R no estaba ahí.

Y no, no estaba.

Abrió el sobre… tan solo estaba el boleto de tren con su nombre inscrito en el mismo, se fijó en la parte donde aparecía el destino. Al parecer Chesterfield era un buen lugar para L, Harry nunca había estado ahí pero sabía un poco de cómo era allá, así que no se asustó demasiado al saber que iría a un lugar masomenos conocido.

El tren salía a las seis de la tarde y apenas eran la una. Durante una hora y media empaco todas sus cosas, que no eran muchas realmente, después se sentó en la cama a esperar que dieran las cuatro y media para irse a la estación de trenes. Pero antes necesitaba que nadie lo viera, no quería que fuera descubierto en su intento de huida así que saco su equipo de emergencia (como solía llamarlo Louis) lo admiro un momento, dentro de la bolsa negra había unas gafas realmente raras, un bigote falso, una peluca y ropa un poco anticuada.

Dieron las cuatro y Harry se vio en la obligación de vestirse, omitió el usar la peluca y solamente se colocó las ropas junto con las gafas, se miró al espejo aprobándose a sí mismo que podía salir sin ser descubierto. Había podido huir de ahí, las fans no lo reconocieron y cuando estuvo en la estación de trenes todo paso rápido que ya se encontraba arriba del tren.

Cuando ya se encontraba recostado en su asiento correspondiente, Harry decidió cerrar los ojos durante un segundo pero el sonido de vibración de su celular lo obligo a abrirlos, sacando con rapidez el teléfono.

Un mensaje nuevo. Abrir.


¿Qué clase de pregunta era aquella? Harry no lo sabía pero sabía que tenía que significar algo, miró una y otra vez la pantalla del celular intentando descifrar algo más pero la única respuesta que se daba era un simple nada.

La vida no te prohíbe nada. Son los humanos que prohíben las cosas.

Entonces una vez más apareció la pregunta en su mente y se respondió de la misma manera, la vida no prohibía nada, absolutamente nada. Era la gente la que siempre ponía condiciones, la que siempre decía no y ponía peros, la que prohibía cosas que ofrecía la vida.

-¿Puedo sentarme acá? –Dijo una voz femenina interrumpiendo sus pensamientos.

-Eh –Contesto Harry.

El ojiverde volteo su rostro para encontrarse con la mirada coqueta de una chica, la miro durante un segundo, la chica era pelirroja, con un rostro bonito y delicado, un poco alta y delgada; la chica no paraba de sonreírle a Harry, era una sonrisa demasiado coqueta.

-Sí, claro –Continuo el ojiverde para después mirar de nuevo hacia la ventana.

-Muchas gracias… ¿Eres Harry Styles, verdad? –Pregunto la chica.

-Err si… -Respondió amablemente.

-Perdón si te incomodo… soy Sarah –Se presentó la chica dulcemente sin dejar de mirar al ojiverde.- a mi hermana le gustas… lastima –Dijo chasqueando la lengua.- que no le correspondas…

-Yyo… eh…

-No importa… no le molesta, se siente orgullosa de ti –Siguió la chica.- Aunque creo que si es una lástima… eres un chico muy apuesto

-Gracias… -Respondió Harry con duda.

Después de casi tres horas, el viaje en tren había finalizado. Harry miró por la ventanilla esperando ver cualquier cosa que tuviera que ver con L pero lo único que veía era un poco de gente en la espera de la llegada de un tren. Él no había dormido ni un segundo en la espera de algo más de parte de L pero este no se había dignado a comunicarse.

-Adiós... –Dijo Harry amablemente a la pelirroja, quien solo le sonrió.


« ¿En dónde dormiré? » Se preguntó el ojiverde mientras bajaba del tren con cansancio. Tomo sus maletas y comenzó a caminar por la estación; la gente parecía no notarlo, por primera vez las miradas de las chicas no se posaban en él, algo que en el fondo lo alivio pues no quería tener que dar explicaciones a las fans. Río irónicamente en su interior, al parecer L tenía planeado todo a la perfección y era lógico, Liverpool –lugar en el que se encontraba antes- no era un lugar para todo lo que se venía, había fans, cámaras y mucha gente a su alrededor mientras que Chesterfield era un pueblo pequeño en el que nadie lo estaría esperando. Además el hecho de que fueran las nueve de la noche ayudaba.

Chesterfield era un pueblo perteneciente al condado de Derbyshire, los habitantes eran pocos a diferencia de una gran ciudad, así que pensó dónde quedarse sin que la gente lo notara pues al parecer L se había olvidado de ese pequeño detalle. Miró la estación de trenes por un segundo, sus ojos recorrieron todo el vacío lugar, examinándolo atentamente mientras que un escalofrío recorrió su espina dorsal. La gente había desaparecido de algún modo sin que él se diese cuenta.

Salió de la estación esperando encontrarse con algún taxi pero de que le serviría uno si ni él mismo sabía a donde dirigirse. Miró los alrededores de la calle pero se sintió perdido al no saber qué hacer exactamente, así que miró a un taxista que al parecer estaba esperando que Harry le llamara.

El ojiverde suspiró pesadamente. Se acercó hacia el taxista, un hombre de unos cuarenta años y un poco barrigón.

-Por fin, creí que te irías a pie –Dijo con una sonrisa el señor.

-Yo… no. Podría llevarme a… -Comenzó a hablar pero se calló al recordar que no sabía dónde ir.- Cualquier lugar que este lejos…

-Tengo el lugar perfecto –Sonrió una vez más. No era una sonrisa sincera ni amigable más bien burlona e irónica.
Rápidamente el señor tomo las únicas dos maletas de Harry y las metió a la cajuela del taxi, invito amablemente a Harry a subirse en la parte trasera del auto y acto después él se subió a la parte del copiloto.

El auto se puso en movimiento en segundos, el hombre miraba a Harry por el retrovisor cada segundo, algo que incomodaba al ojiverde. Harry intento distraerse mirando por la ventana pero no daba resultado alguno, aún sentía las miradas un tanto desagradables del taxista.

-Un chico como tú ¿Aquí? –Por fin hablo el taxista mirándolo por el retrovisor.- Además mandado por alguien más ¿eh?

-Errr… yo… -Harry no sabía que responder.- solo quise… un tiempo.

-No te creo –Río irónicamente el señor.

Harry lo miro perplejo. ¿Cómo es que osaba a cuestionarlo? Cualquiera otra persona que le oyera, le daría la razón. El señor miro a la carretera sin decir más y no volvió la mirada hacia el ojiverde.

-Llegamos –La voz del señor interrumpió los pensamientos de Harry.

-Gracias –Respondió él, estirando su mano con unos billetes.

-Oh no. -Dijo rechazando el dinero.- Yo ya hice mi trabajo, es tu turno Harry

¿Su turno? ¿A qué se refiera aquel extraño? Pero no se atrevió a cuestionarlo, tal vez la edad solo lo hacía sabio, bajo del auto para después tomar sus maletas y en cuestión de segundos el taxi se vio lejos de su vista.

Giro su cuerpo para poder ver con claridad a donde lo había dejado aquel extraño taxista. Su mirada se fijó en la casa que tenía frente, era totalmente de madera pintada de blanco, miro hacia sus costados esperando encontrarse con otras casas pero no había nada, solo árboles y pasto alrededor. Sin darse cuenta estaba en el límite de Chesterfield, alejado de todo lugar.

Su única opción era tocar y pedir una habitación, si el extraño lo había dejado ahí era porque era un hotel o algo parecido ¿no? Se acercó con cautela, al estar a esa distancia pudo notar que arriba de la puerta decía Hostal, así que dio tres toques esperando que alguien le abriese.

Una mujer canosa le abrió, esta sonrió al instante al ver a Harry y con amabilidad le invito a entrar. Parecía amable y cariñosa, todo lo contrario al extraño taxista.

-¡Por fin llegas! –Dijo la mujer con alegría.- Soy Daisy… creí que no llegarías nunca.

¿Lo estaban esperando? ¡Aquello era una broma! ¿Cómo es que alguien le esperaba…? Tal vez L si lo tenía planeado. El extraño taxista era el único que estaba fuera de la estación y sabía dónde llevar a Harry con exactitud; bien aquello comenzaba a encajar.

-Eh… s-si –Respondió Harry con duda.

-Ven te llevaré a tu habitación y descansarás… ¿O quieres cenar? –Pregunto Daisy maternalmente. Definitivamente esa mujer no era mala, tan solo le habían pagado por aceptar a Harry en el hostal –seguramente gratis.

-¿No debo registrarme, primero? –Pregunto sorprendido.

-No, cariño. Ya todo está hecho, me dijeron que vendrías y aquí te hemos esperado.

-¿Q-quienes? –Pregunto una vez más.

-Yo, mis niñas que te aman –Demostró una sonrisa amable y confiable.- Enserio te aman, cuando se enteraron que vendrías… bueno, te esperan. Aunque me dijeron que no debía decir que estabas aquí… -Dijo con duda.

-Oh si… yo, quiero un tiempo –Le interrumpió esperando convencerla.

Daisy lo encamino hacia una habitación, que estaba alejada de todas las demás. Le dijo algunas cosas más para después retirarse. ¿Podría estar incluida esa mujer con todo aquello? Lo negó rápidamente, podía notar la amabilidad de la mujer e ignorar lo que sucedía con el ojiverde.

Tan solo minutos de llegar a la habitación, recibió un mensaje de L.

¿Cómodo? ¿Qué te parece si jugamos un poco? Quiero que pienses a cuantas personas has hecho daño. Espero que me incluyas, porque yo soy una de ellas.
-L

Harry se sorprendió con aquel mensaje. Nunca había hecho daño a alguien, no conscientemente porque si lo hizo fue totalmente inconscientemente. Se recostó en la cama, olvidándose del hecho de desempacar sus cosas y tan solo pensando en el mensaje, preguntándose una y otra vez a quien había hecho daño.

Daphne.

Era una chica demasiado risueña y tímida. En cuarto año le había pedido salir con ella pero él simplemente le había dicho que no de la manera más amable posible. Pero por más amabilidad que puso, la chica había salido corriendo con lágrimas en sus ojos diciendo “¡Harry es un estúpido!”

Otro nombre más llego a su mente.

Wendy.

Una chica más que había decidido ser valiente y confesarle al enrulado. Y como lo había hecho con Daphne, le negó amablemente aunque esta no noto su amabilidad. Le insulto de la peor manera y nunca le volvió a hablar. Y pensar que eran buenos amigos.

Y todas las fans que esperaban que él no fuera homosexual, de alguna forma habían salido lastimadas.

Más sin en cambio dudo que Daphne o Wendy se vengarán, lo que había pasado entre ellos fue hace años. Y las fans, bueno simplemente no quería creer eso. ¿Taylor? ¿Caroline? No, sus ex novias tampoco. Ellas no harían nada en contra de Louis, no de la forma en la que estaba siendo tratado. A lo mayor que habían llegado –y esa había sido Taylor- era una canción hiriente y nada más. ¿Por qué vengarse ahora del ojiverde? Intento pensar en más nombres pero estos no aparecían, al menos no quienes tuvieran una mínima posibilidad de ser L.

Nadie encajaba con L.

Sus parpados comenzaron a pesar viéndose en la necesidad de descansar y dormir un poco; no pasaría nada si dormía un poco, después de todo no había tenido una buena noche de sueño desde hace días. Y la necesitaba mucho. Los brazos de Morfeo lo invitaron y sin reprochar cayó en ellos, cerrando los ojos esperando descansar lo suficiente para lidiar un nuevo día con L.