Te amaré, por siempre. {JessicaBauza&ZaynMalik} Terminada.

-¿Jamás pararan de repetir eso?-Pregunté exasperada.
-No lo niegues, Jess. Ningún chico le dice “princesa” a una chica, por cualquier cosa.
-Nunca lo dijo.
-Lo dijo Jessica, de manera indirecta.-Dijo Karen.
-Pero, nos conocemos hace menos de una semana, es imposible que le guste.
-Amor a primera vista, cariño. Para de negarlo tanto, y piensa que es lo que tú sientes.-Sentenció Karen.


La casa era tradicional y acogedora, tenía una sola planta, y estaba pintada de blanco, completamente. Karen tocó el timbre, y enseguida una mujer, abrió la puerta. Era morena, con unos grandes ojos grises, acompañado de un corto y lacio cabello. Tenía un cierto parecido, a mí.
-¡Oh! Karen, amiga.
-Raquel, ¿Cómo has estado?-Hablo con felicidad Karen.
-Muy bien. Espera, ¿tú eres la preciosa Jessica?-Asentí tímidamente.- Santo dios, si eres tan preciosa como pensaba.-Sin pensarlo dos veces me abrazo fuertemente. No dude en corresponderle, aunque fuese tan extraño el momento.- Ansiaba conocerte, Jessica.
-Es tan extraño que todos supieran de mí, y yo nada de nadie.- Reímos.- Tú hogar es muy lindo.-Dije admirándolo, ya que ya estábamos dentro de la casa.
-Gracias, ahora, quiero que conozcas a alguien.-Sonrió.- ¡Esther, ven tenemos visitas!-Gritó Raquel.
-¡Voy amor!-Se escuchó una voz, de lo que pensaba, era la cocina. Pero, ¿Amor? Acaso sería ella…
-¿Jessica? ¿Eres tú?-Apareció una mujer, completamente preciosa. Cabello color miel, igual que sus ojos, su gran sonrisa, y su silueta tan formada.- Es un gusto, al fin. Nadie ha parado de hablar de ti, últimamente.-Rió, seguido de un abrazo, que me tomo por sorpresa, pero no dude en responder.
-¡Vamos, vamos! Sentémonos en el sofá. ¿Quieres un té, Jessi?-Preguntó Raquel, quien parecida muy emocionada. Asentí.
-Y, Jessica. ¿Te ha gustado Londres?-Preguntó Esther.
-Es precioso, me ha encantado.
-Acá esta el té.-Dijo Raquel entregando la taza a cada una de nosotras.
-Amor, ¿limpiaste la cocina?-Preguntó Esther a Raquel quien asintió. Aun se me hacia extraño eso, pero tal vez era cariño de amigas.
El acento de Esther era extraño, era forzado, podría notarse a leguas que la mujer no era de Inglaterra.
-Y, Esther, ¿No eres de aquí, cierto?-Pregunté rompiendo aquel silencio que se había formado.
-¿Cómo lo sabes?-Dijo ella.- Espera, no lo digas, es por mi acento, lo sé.- Asentí y la acompañe en su risa.- Soy de Toscana, Italia.
-Sé perfectamente, he mirado fotos. Inclusive aprendí italiano.-Sonreí.
-Parlano l'italiano è facile.-Dijo fluidamente. Ahora su habla no era forzada.
-Lo so, ho avuto un buon insegnante.-Respondí de la misma manera. En realidad si lo tuve, en el orfanato, un excelente tutor, de italiano e inglés. Karen y Raquel, hablaban de un tema diferente, un poco alejadas de nosotras.- Pero no entiendo, ¿Por qué te has mudado de Toscana? Es precioso allá.
-Era por nuestro bien. El de Raquel y mío. Todos discriminaban nuestra relación, y no podía soportar eso.-Dijo con el ceño fruncido. ¿Su relación?
-Espera, ¿Su relación…? ¿Ustedes son…
-Pareja, sí. Raquel y yo somos pareja.-Completo Esther. Pensaba decir homosexual, pero con sus palabras fue suficiente. Ahora entendía todo. Karen y Raquel pararon de hablar, para fijar su mirada en mí, y me expresión, al igual que Esther. Al no responder ante aquello, Raquel frunció el ceño, con la vista dirigida ahora en Esther. ¿Por qué tendría tanta importancia mi respuesta?
-Ya veo, pues mi opinión sobre eso es que no debieron prestarle atención a las otras personas. Es su relación, no la de los otros. No importaría lo que ustedes sean, o el sexo que les atraiga, es su vida.-Dije. Ella asintió dulcemente, mientras Raquel y Karen sonreían.
Estaba ligeramente decepcionada. Me hice la tonta idea de que tal vez… Raquel podría ser mi madre. Y ahora me rió por la tonta idea. Al menos que Raquel fuera hermafrodita, en tal caso aún podría considerarlo, aunque sería algo insólito. Estaba tan desesperada por encontrar a mi madre, que cualquier persona que tuviera un diminuto parecido en mí, podría considerarla mi madre.



Mi teléfono vibro. Era un mensaje nuevo, de Kat.
-¿En dónde estás, Jess? X
Teclee rápidamente.
-Vía a Starbucks, con Karen, ¿y tú? ¿Cómo te ha ido con Niall? X
Nuevamente respondió.
-Muy bien, te cuento más tarde X.

Eran las seis de la tarde. Había pasado un buena tarde, con las amigas de Karen. Aunque luego de dar a conocer su homosexualidad, todo fue un poco más incomodo.
Estacionamos en Starbucks. Karen pidió café para ambas, y unas galletas que aún no estaban terminadas.

-Sé que fue un poco incomodo lo que sucedió hoy, pero Esther suele ser así de… Directa. No le gusta ocultar nada.-Dijo Karen.
-No hay porque preocuparse, ¿Algún día iba a enterarme, no?-Sonreí para que se relajara. En verdad no era la gran cosa, apenas las conocía hoy, no veía cual era el lío.
-Escucha Jess. La cosa esta en que Raquel…
-¡Tía Karen!-Gritó alguien desde la entrada. No quise ser tan indiscreta y voltear. Ella resopló, y se puso de pie para saludar quien supuestamente sería su sobrino.
-Hola Zayn, ¿cómo estás?-Dijo Karen. Enseguida di media vuelta para encontrarme con su vista clavada en mí. No sabía cómo mirarlo a los ojos después de llamarme “princesa”, era algo vergonzoso.
-Muy bien. Hola Jess.
-Hola Zayn. ¿Qué te trae por aquí?-Sonreí. Lo más probable es que mis pómulos ya estuvieran teñidos.
-Kat me ha mandado hasta acá porque quería café de Starbucks, es una obsesionada.-Rió y Karen lo acompaño. Era perversa, una completa arpía, Kat iba volverme loca.
-¿No se suponía que Kat tenía una cita con Niall?-Preguntó Karen.
-Sí. Y le arruinamos la cita.- Rió, no podía dejar de admirar su sonrisa.- Todos estamos en casa de Niall, ¿quieres acompañarme Jess?
-Es buena idea, Jess. Último día de vacaciones.-Guiño su ojo. Sabía que Karen se comportaría tan perversa como Kat, con este tema de Zayn.
-Bueno, vayamos.


-Cuando te dije “nos vemos pronto”, no pensé que fuera tan pronto.-Dije, y el sonrió ladeadamente, mientras conducía su auto.
-Yo tampoco. Kat me ha insistido tanto por el maldito café, como si fuera de vida o muerte. Sabía que algo se tramaba.
-Ella quiere que tú y yo…
-Salgamos, lo sé.-Completo Zayn.- Tal vez alguna vez podemos hacerlo, Jess.
-No estaría mal.-Sonreímos al mismo tiempo. Algo se removió en mí.