Los Juegos Del Hambre (Finnick Odair y tú)

LuckSomniator escribió:Rayis tiene peor suerte que yo:c
Pobre Finnick, el ni sabia que era el hermano de rayis pero el amor florecera<3
Aunque no quiero que muera John, me cae muy bien:)
Siguela pronto.

Xoxo;
Lucksomniator.

Si, la rayis tiene muy mala suerte...
En cuanto a John, es un buen chico, todavía no sé si salvar a la rayis o a él...
Besos <3

--Capítulo 4--

Antes de los Juegos del Hambre, tenemos una semana
para entrenarnos, durante esos entrenamientos he estado aprendiendo a
hacer cosas que no se me dan bien (la mayoría), como por ejemplo, el
tiro con arco. En un principio, mis flechas se clavaban en la pared,
pero, después de tres clases, ya le daba en la zona más cercana al
centro, aunque nunca logré darle. En cuanto a lanzamiento de peso, mejor
ni mencionarlo, los tributos de los otros distritos se reían de mi y,
en cuanto a John, hacía como sino me conociera, seguro que si se cruzara
conmigo en la arena, me mataría antes de que pudiera decir mi nombre.
Por
mala suerte, ya ha llegado el día en el que los Vigilantes evalúan lo
que sabemos hacer, ¿qué nota me pondrán a mi? Suspenso seguro. Comienzan
a llamar por distritos, primero va el chico y luego la chica. Pronto le
toca a John, y me quedo mirando la puerta por la que ha entrado,
maldigo por lo bajo al ver que la siguiente soy yo y que, lo más
probable, es que me pongan la peor nota de todos los tributos. Miro
hacia donde están mis enemigos, por así llamarlos. Algunos están
nerviosos, otros tienen una sonrisa dibujada y luego están el chico del
Distrito 7 y el del 12, que me miran con tristeza, seguro que son de
esos que se imaginan mi muerte justo cuando pise el terreno de juego.
Después
de quince minutos, me llaman. Los nervios se apoderan de mi, aunque
cuando paso por la puerta, los nervios se convierten en pánico. Varios
Vigilantes me observan mientras toman copas de vino, esperando a que
haga algo, a que me mueva. Comienzo a mirar a mi alrededor y... ¡Bingo!
Dardos. Corro hacia ellos y los cojo, para después volver a mi lugar.
******** varios muñecos que tienen dianas en el pecho a mi alrededor y
comienzo a lanzar los dardos rápidamente a las dianas,. Todos los dardos
se clavan en el centro de la diana. Un Vigilante sale para comprobar
que todos los dardos han dado en el medio de la diana. Miro el reloj y
veo que aún me quedan cinco minutos, por lo que decido enseñarles cómo
me manejo con el arco.
El Vigilante vuelve a su asiento y les comenta
a los demás lo sucedido con los dardos, algunos suspiran admirando lo
que acabo de hacer, otros se quejan de que si, hubiera fallado con algún
muñeco, alguno de ellos ahora mismo se encontraría herido. Cojo el arco
y el carcaj, que se encuentra lleno de flechas y tiro a otro muñeco.
Esta flecha le da en la cabeza. Tiro de nuevo y esta se clava en el
cuello. La tercera se clava casi en centro. Vuelvo a mirar el reloj y
veo que mi tiempo ha terminado, por tanto, dejo las armas en el suelo y
salgo de aquella sala deseando haber fallado algún dardo y que este le
hubiera dado a alguno de los Vigilantes en el corazón.
-¿Cómo te ha ido?- me pregunta la voz de Finnick cuando salgo de la sala.
-Bien... Bueno, no del todo, no he clavado la flecha en el centro.
-Eso
no importa. Las personas con poca puntuación son las que suelen morir
más tarde, los tributos se concentran en las personas que tienen mayor
puntuación. Solo te das cuenta de eso cuando has estado en la arena-
dice mientras subimos al ascensor.
-Siento lo de mi hermano anoche, él se alteró demasiado.
-Y
yo lo de Johanna, Haymitch y Beetee, desde que son ganadores de los
Juegos del Hambre suelen reírse de los mentores novatos, y se han hecho
bastante amigos, creo que es por sus bromas, las bromas han unido a esos
tres- dice con tono dramático y comienzo a reír.
El ascensor emite
un sonido como señal de que hemos llegado al piso dos, cuando voy a
salir, varios flases me deslumbran, aunque no solo a mi, sino también a
Finnick. Por segunda vez en la semana, aquellas carcajadas. Haymitch y
Johanna reían a carcajadas mientras nos sacaban fotos.
-¡Sabíamos que estaríais juntos!- rió Haymitch.
-Tenemos fotos con las que os torturaremos durante vuestra vida- dijo Johanna.
-No
me podrás torturar más de lo que me torturarán en la arena- le aseguro y
me bajo del ascensor, camino hacia mi habitación. Haymitch y Johanna se
han subido al ascensor, ahora si que estarán atormentando al pobre
Finnick con preguntas incómodas.
Llego a mi habitación y lo primero
que veo es a mi hermano, parece preocupado. Cuando me ve entrar se
levanta de la cama y me abraza con aquellos brazos protectores que no me
abrazaban desde que supo que seríamos enemigos en la arena. Aquel
tiempo se había convertido en un monstruo imaginando la muerte de su
hermana pequeña, pero ahora había vuelto a ser el mismo John de antes.
-¿Qué
te pasa?- le pregunto cuando se vuelve a sentar en la cama. Está
llorando y eso me destroza el corazón, si es que todavía sigue entero.
-El
año pasado perdí a Facun y, según Brutus, este año te perderé a ti-
dice llorando y entonces los trozos de mi corazón roto se rompen hasta
que ya es imposible repararlo.
Puede que Brutus y Enobaria estén
convenciendo a otros tributos para que me maten fuera de la vista de
John, para que él no sufra y, un año más, hacer ganar al distrito 2,
pues saben perfectamente que yo no ganaré para mi distrito, me quedaré
en el intento de ganar.
Abrazo a John durante toda la tarde y trato
de convencerle de que él no será el que me mate, le digo que me matarán
otros tributos. Entonces nos llama Atlas, van a comunicar en la
televisión las notas de nuestra vista.
El chico del distrito 1 tiene
un 10, la chica un 9; John tiene un 10, yo un 6, que lo veo más que
normal; el chico del distrito 3 un 8, la chica un 7; los dos del cuatro
tienen un 9; los del cinco tienen un 8; los dos del seis tienen un 10;
el chico del 7 tiene un 9, la chica un 7; los chicos del 8 tienen un 7;
los del 9 tienen un 10; el chico del distrito 10 tiene un 10, la chica
un 8; los del distrito 11 han sacado un 8; y el chico del distrito 12 ha
sacado un 7, la chica un 11.
Brutus y Enobaria felicitan a John por
su diez, a mi solo me dicen que mi nota podría mejorarse, pues ha sido
la peor de todas y, como siempre, sé lo que piensan ambos: Moriré en
cuanto ponga un pie en la arena.

--Capítulo 5--

Tigris me prepara para la entrevista de esta
noche. Ella también piensa que moriré en cuanto pise la arena, lo veo en
su mirada felina. No me mira a los ojos, estoy segura de que es por
eso, no puede mirar a los ojos a una chica que sabe que morirá en los
Juegos, tampoco habla conmigo para no cogerme cariño y no llorar mi
muerte cuando muera, lo sé. Pone un vestido rosa delante de mi, lo ha
elegido para la ocasión. El vestido es parecido al que llevaba la mañana
antes de ponerme mi vestido blanco para la cosecha. Me ayuda a ponerme
el vestido y, al igual que el que diseñó para la carroza, este también
es por la rodilla. Me da unos zapatos planos a juego con el vestido y me
los pongo. El cabello lo deja suelto a modo que los tirabuzones
dorados llamen la atención de la gente del Capitolio y de los otros
distritos. Me pone una pequeña corona similar a la que llevé en la
carroza y me peina el flequillo hacia un lado. Me echa poco maquillaje,
tan solo un poco de colorete rosa y brillo de labios. Sé lo que intenta
hacer, intenta que parezca una niña pequeña para que en la arena tengan
un poco de piedad de mi, pero sé que eso no pasará, en la arena nadie
tiene piedad.
Salgo de la sala y camino por el pasillo de la planta
número trece un tanto intimidada. Los chicos y chicas de otros distritos
me miran con superioridad, o eso, o es que son todos tan altos que
parecen que me miran así. Voy a subir al ascensor cuando un chico entra.
Es Finnick.
-¡Qué manía de entrar en el ascensor cuando vas a entrar tú!- le digo y sonríe.
Se
ve realmente guapo. Sus ojos verde mar, en los que no me había fijado
hasta ese momento, ahora brillaban más que nunca y resaltan por el color
verde hierba de su traje.
-Estás bonita- dice sonriendo tímidamente.
-Gracias, tú también.
-Pareces
una niña pequeña- dice poniéndose recto y me hace mirar hacia arriba
para poder mirarlo a la cara. Me saca una cabeza, nunca me había dado
cuenta.
-Eres mayor- digo cruzando los brazos.
-Pero si ibas a cumplir quince- dice en tono de burla y ríe.
-Si, los cumpliré en la arena, yo sola, sin mi familia- digo y Finnick deja de reír para darme un abrazo.
-Aunque
no me veas, yo estaré ahí- me susurra al oído y la puerta del ascensor
se abre. Al otro lado de esta se encuentran varias personas del
Capitolio, que se quedan mirándonos perplejos. Pronto, Finnick y yo nos
separamos y salimos del ascensor corriendo. Cuando ya sabíamos que
estábamos a una distancia considerable de aquellas personas, dejamos de
correr y comenzamos a reír.
-Nos han visto abrazándonos- río y me apoyo en la pared, Finnick sigue sin aire, aunque no puede parar de reír.
-Seguro que ahora sacan conclusiones precipitadas- ríe y me vuelve a abrazar.
-Bonita
pareja- cuando escuchamos aquella voz fría como la nieve, Finnick se
vuelve a separar de mi y ambos miramos al presidente Snow, que nos mira
sonriendo mientras juguetea con una rosa blanca-, es una pena que la
chica esté destinada a morir en los Juegos- dice y agacho la cabeza-,
aunque no está del todo perdido, una entre veinticuatro posibilidades.
¿Qué pensará la gente cuando sepa de que Finnick Odair ha encontrado una
novia?
-No somos novios- le rectifico y el presidente me mira con una sonrisa.
-¡Oh! ¡Claro que no!- ríe y el presidente se va.
Entonces
tengo miedo. Su tono ha sido sarcástico, pero no es eso lo que me da
miedo. Finnick también lo tiene, lo noto en su mirada, tiene mucho
miedo, no por él, sino por su familia, puede que mi respuesta haya
puesto en peligro tanto a su familia como a la mía. Espero que el
presidente Snow no sea tan maligno como para tomarse mal la respuesta de
una niña de catorce años que en este momento aparenta doce. Agarro con
fuerza la mano de Finnick, que me mira e intenta sonreírme, pronto me
vuelve a abrazar.

Caesar Flickerman, el hombre que se encarga de
las entrevistas, se encuentra sentado frente a la multitud de personas
del Capitolio que se encuentra en el público y a las cámaras, que están
ahí para que la gente de los distritos no se pierdan ni un solo detalle.
Comienzan a hacer la entrevista por orden de distritos, primero la
chica, después el chico.
Subo al escenario y me siento al lado de
Caesar con una gran sonrisa “tienes que parecer simpática”, me dijeron
los de mi equipo de preparación, a lo lejos, veo que Finnick me saluda y
sonríe, lo que hace que me tranquilice un poco.
-Bueno, _____ Jackson, ¿qué es lo que más te ha impresionado desde que estás aquí?
¿Qué
digo? ¿Qué me ha impresionado? Estoy a punto de ponerme a reír como una
posesa, pues no encuentro ninguna respuesta, a lo lejos, veo que
Finnick me dice algo.
-La simpatía de la gente- sonrió y miro a
Caesar-, en el distrito 2 también son muy simpáticos, pero aquí la gente
es... no sé cómo definirlo... diferente, me encanta su forma de vestir-
“mentira”, pienso y esto hace que mi sonrisa se haga más grande-, por
ejemplo, mi estilista, me hace los vestidos más bonitos que he
visto en mi vida.
-¿Puedes dejarnos ver tu vestido?
-¿Cómo?
-Da
una vuelta para que podamos ver tu belleza- sonríe Caesar y me levanto
del sillón para dar una vuelta sobre mi misma. Algunas personas en el
públicos sueltan un suspiro, les ha gustado el vestido, me ven adorable.
Me vuelvo a sentar en mi sillón y miro sonriendo al público.- ____,
cuando saliste en la inauguración con aquel vestido, pensé lo mismo que
muchas personas, que eras adorable, ¿o me equivoco?- le grita al público
y estos afirman que pensaron lo mismo que él- El chico de tu distrito
parecía tu guardaespaldas- sonríe y algunos del público hacen lo mismo.-
Bueno, hablemos de las puntuaciones, ¿solo un seis?
-Bueno, no se me dan muy bien estas cosas- dije mordiéndome el labio.
-¿Qué
te dijeron tus padres después de que saliera tu nombre en la cosecha?-
conforme va conjugando la pregunta mi sonrisa se va borrando poco a poco
y, al parecer, todos se han dado cuenta.
-No fueron a visitarme-
digo con un hilo de voz y Caesar frota mi brazo derecho, intentando que
mi sonrisa vuelva-, por tanto no me dijeron nada.
-¿Qué crees que pensarían ellos sobre esto?
-Creo
que estaban mal, por eso no fueron a visitarme, para no contagiarme su
negatividad. El año pasado el nombre de mi hermano mayor fue el elegido
en la cosecha, y como comprenderéis, vino a los Juegos, pero nunca
volvió- esto último lo digo con tono triste, al borde de las lágrimas.
Todos están pendientes de mi, incluso algunos del público se están
secando las lágrimas.
-Hablando de los Juegos del año pasado- “No, no
digas lo que creo que vas a decir”, pienso-, ¿qué tal Finnick y tú? He
oído por ahí que estáis saliendo.
Mi aspecto triste se convierte en
sorpresa. Miro a Finnick, que está riendo sin parar mientras que los
otros mentores le dan codazos y él se tapa la cara. Está en todas las
pantallas que nos rodean y la gente comienza a decir que hacemos buena
pareja.
-Somos buenos amigos- sonrío y miro a la pantalla, donde ahora salgo yo y se ve perfectamente que me he sonrojado un poco.
-Él
fue el asesino de tu hermano el año pasado, según tengo entendido- dice
Caesar y veo que los mentores dejan de darle codazos a Finnick.
-Tenía
que mantenerse con vida- digo con tono frío-, yo también lo haría,
aunque creo que nadie crea que pueda matar a nadie- sonrío en la última
parte de mi frase.
-¿Tienes más hermanos?- me pregunta Caesar y miro hacia John.
-Si-
sonrío-. Tengo una hermana pequeña, se llama Laria, tiene ocho años-
vuelvo a sonreír-, es muy tierna. Y tengo otro hermano, él está más
cerca que Laria, es más, es el tributo masculino de mi distrito- digo y
más personas en el público comienzan a llorar.
-Que mala suerte la de
tu familia- me dice y suena un zumbido-. Lo siento, pero ya hemos
acabado, mucha suerte en los Juegos- me dice y, tras despedirse de mi
con un apretón de manos, bajo del escenario.

Omg tienes que seguirla tan adorables
Finnick es tan asdfghjkl

Seguilaaaaa!!!!! me encanta

--Capítulo 6--

Tigris me ayuda a ponerme el traje que me han
dado para la arena. Son unos pantalones negros estrechos pero lo
bastante cómodos como para correr. Al igual que el pantalón, la camiseta
es negra, aunque de manga corta, con una chaqueta del mismo color
impermeable, pero calentita.
-Sé que no morirás el primer día- me
dice. Creo que es la primera que no piensa eso-. No creas a tus
mentores- me da un abrazo y, tras limpiarse unas pocas lágrimas, sale de
la sala.
Lo ha intentado. Ha intentado no encariñarse conmigo, pero
no lo ha conseguido. Si muero, será una persona más que sufrirá por mi
muerte. Acaricio mi trenza rubia, la trenza que me ha hecho Tigris y la
puerta se vuelve a abrir, esta vez entra Finnick, es extraño, pero aún
así está aquí. En cuanto me ve, corre a abrazarme.
-Quiero que tengas
esto- dice tras darme el abrazo y poniéndome un colgante con forma de
pez en el cuello-, me dio suerte en mis Juegos- dice y sonríe. Pienso en
si también sonreía cuando estaba a punto de entrar en la arena y siento
algo en el estómago, son los nervios, estoy a punto de llorar y él lo
nota, y me da un beso en la mejilla-. Buena suerte- me dice y me hace
una señal para que camine hacia un tipo de ascensor que hay en la sala.
Hago
lo que él me dice y una barrera de cristal nos separa, él sonríe, pero
creo que está preocupado, tanto como yo, aunque yo creo que más, por lo
que pasó anoche después de mi entrevista.

--Flash Back--

-Tenéis que hacer que sois pareja- nos dijo Mags, mientras que Brutus y Enobaria asentían con la cabeza.
-Pero ¿por qué? ¡Sólo somos amigos!- digo y los mentores me miran.
-La
gente del Capitolio tiene sentimientos- dice Enobaria “¿venga ya?”,
pienso-, y Finnick es uno de los mentores favoritos, si tú eres la novia
de él, tendrás más patrocinadores- dice y al fin lo entiendo. Intentan
mantenerme con vida a costa de otra persona.
Miro a Finnick, esperando una respuesta.
-Está bien- dice y me sorprende-, nos haremos pasar por pareja.
-Tienes que llevar algo en la arena de Finnick que dé a entender a las personas que os ven que estáis juntos- dice Brutus.
-Eso haré- dice y me siento mal por llevar una cosa que pertenece a Finnick. Si sobrevivo a la arena, se lo devolveré.

--Fin del Flash Back--

Quince segundos. Eso es lo que pasa desde que veo por última vez a Finnick hasta que veo la luz de la arena.
En sesenta segundos doy una vuelta sobre mi misma para ver dónde estoy.
En
la parte derecha hay un gran bosque, con grandes árboles. Enfrente mía
hay una gran montaña, aunque parece un tanto desierta. Detrás tengo el
mayor precipicio que he visto en mi vida, a mi izquierda hay más
montañas. Quedan veinte segundos y, como los otros veintitrés tributos,
tengo mi mirada fija en el montón de mochilas y armas que tengo frente a
mi. Solo diez segundos, mi corazón comienza a acelerar y llego a pensar
que me va a dar un ataque de taquicardia, aún así, me preparo para
correr hacia el montón.
-¡Qué comiencen los Sexagésimos Sextos Juegos Del Hambre!- gritó la voz de Caesar Flickerman.
Y suena el gong.
Corro
hacia el montón y cojo tres mochilas, un arco y un carcaj, y un
tridente. Luego desaparezco entre los árboles del bosque. Cuando ya
estoy entre los árboles miro hacia atrás y veo que John está con los
profesionales, entonces recuerdo que nos pidieron que buscáramos
personas con las que aliarnos, aunque ya parecer ser demasiado tarde, al
menos para mi. A sus pies hay varios cadáveres. En ese momento, un
cuchillo pasa por mi lado y siento un dolor atroz en la mejilla. Es la
chica del distrito 6, que pronto cae al suelo por una flecha que se ha
clavado en su corazón. Vuelvo a darme la vuelta y sigo corriendo.
Comienza
a anochecer, pero eso no hace que me detenga. Sigo corriendo. Pienso
seguir corriendo hasta encontrar el final de este lugar, aunque nadie ha
conseguido salir de aquí, a no ser que haya ganado o porque hayan
recogido su cadáver. Mi mejilla no ha parado de sangrar y llego a pensar
que me voy a desangrar. Me paro en seco al pasar por un árbol más alto
que los demás, miro hacia arriba y veo que sus ramas son gruesas y
fuertes, lo que me hace decidir que pasaré esta noche ahí. Comienzo a
trepar hasta llegar a donde las ramas de este árbol y de los que le
rodean me ocultan, el suelo no se ve desde aquí, y supongo que los del
suelo tampoco me ven.
Me cuelgo el carcaj en el hombro derecho y el
arco en el izquierdo. Entre dos ramas gruesas pongo el tridente y
abro la primera mochila, color marrón. Dentro hay cuerdas, gruesas y
ásperas, fruta, unas gafas raras, una gorra y crema contra las
quemaduras. Abro la segunda, de color amarillo chillón, dentro hay más
cuerdas, comida en lata, una botella de agua vacía y un micrófono. ¿Un
micrófono? Se están riendo de mi, seguro que están haciendo eso. En la
tercera, de color verde oscuro, hay una tienda de campaña del color de
la hierba, más cuerda y una manta gruesa de piel enorme.
Lo guardo
todo excepto las cuerdas, con las que comienzo a unir un par de rapas
que están al mismo nivel a modo de suelo. Cuando estoy segura de que
resistirá mi peso, monto la tienda de campaña y, con una cuerda que ha
sobrado, la ato al tronco. Luego meto las mochilas, el arco con las
flechas y el tridente. Pero me quedo sentada en la puerta de la tienda
para ver los caídos de hoy. Mientras espero, arranco con las manos un
trozo de mi camiseta y me tapo la herida de mi mejilla izquierda para
impedir que siga saliendo sangre.
Comienzan a sonar cañonazos, y los cuento, son ocho, no son muchos comparados con otros años.
En el cielo salió el sello del Capitolio. Han muerto los dos del distrito
3, la chica del 4, el chico del 5, la del 6, los dos del 7 y la chica
del 11. El cielo se vuelve a oscurecer y entro en la tienda,
asegurándome de cerrar la puerta.
Estiro la manta en el suelo y me
enrollo en ella, pues no tengo apetito. Estoy aliviada de que John no
haya muerto, pero me parece raro que aún siga aquí, viva, pensando. ¿Qué
pensará mi familia en este momento? Entonces recuerdo que todo Panem me
observa y decido dormir.
El cantar de los pájaros, eso es lo que me
despierta por la mañana. Abro los ojos y me alegro de seguir viva,
aunque seguro que hoy será mi último día en la arena. Me levanto y lo
primero que noto es que tengo la boca seca, lo que me recuerda de que
debo buscar agua. Me toco la herida de la mejilla y me doy cuenta que la
sangre ha dejado de salir. Doblo la manta y la dejo a un lado de la
tienda, antes de salir, cojo el arco y el carcaj y le doy un bocado a
una manzana, que venía en una de las mochilas. Cuando creo que no hay
nadie cerca de mi, bajo del árbol y memorizo bien dónde está, pues, como
supuse la noche anterior, desde abajo no se ve la tienda de campaña.
Comienzo a caminar en busca de agua y sé que la gente me está viendo,
así que sonrío, aunque no sé si mi sonrisa se ha visto en televisión.
Suena
un gong y le pide al cielo que ese gong no represente la muerte de mi
hermano. Aún así, sigo caminando, ahora miro a mi alrededor, voy
intentando que nadie me escuche. Pero algo en un arbusto me llama la
atención, hay alguien detrás de este arbusto, y no creo que sea para
darme la enhorabuena por seguir viva.

Nueva lectora!
Amo tu novela
Adore a Finnick se me hace tan tierno
Esperare que la sigas
Byes!

Seguila lo antes posible, me gusta mucho!! ;)

Nueva lectora: ola me llamo maria pero me dicen mary y tengo q. Decirte q amoo tu nove siguela plis:) :D :P

SEGUILAAAAAAAAAA, amo amo amooo esta novela!
hace mucho que no subís capítulos :c
Besoss no la canceles!

NUEVA LECTORA
Me puedes decir Darzee
Adoro la novela
Es genial y aparte es de los juegos del hambre
Me parece muy romántica y trágica
Pero es maravillosa
Ya soy tu fiel lectora y tu fan jaja
Siguela pronto porfa