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Departamento F3. Louis Tomlinson y Charlotte Sween
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
Página 1 de 1. • Comparte
Departamento F3. Louis Tomlinson y Charlotte Sween
Nombre: Departamento F3.
Autor: yo, Cuky :)
Adaptación: nop.
Género: Romance.
Advertencias: No voy a necesitar chicas :D
Otras páginas:
Sinopsis.
Qué pasa si crees tenerlo todo, todo lo necesario para ser feliz… hasta que descubres que no es tan así. Hasta que llega esa persona que ronda tu cabeza las 24 horas del día, haciendote en verdad feliz. Él se mudará en su edificio, para rescatar la vida de ella, y ella… le demostrará lo que es amar.
Autor: yo, Cuky :)
Adaptación: nop.
Género: Romance.
Advertencias: No voy a necesitar chicas :D
Otras páginas:
Sinopsis.
Qué pasa si crees tenerlo todo, todo lo necesario para ser feliz… hasta que descubres que no es tan así. Hasta que llega esa persona que ronda tu cabeza las 24 horas del día, haciendote en verdad feliz. Él se mudará en su edificio, para rescatar la vida de ella, y ella… le demostrará lo que es amar.
Cuky
Departamento F3. Louis Tomlinson y Charlotte Sween
Capitulo 1.
Narra Louis Tomlinson
-¡¿Lou ya estás listo?!- me despedí con una mirada apenada de mi madre, para luego caminar hacia Eleanor, que me llamaba.
-Acá estoy. ¿Vamos?- la tomé de la mano, y ella la aceptó con gusto, posando sus labios en los míos.
-La camioneta de mudanza ya se fue hace quince minutos, dijeron que está todo listo.- asentí.
El edificio se veía muy estructurado, dudaba de que fuera a sentirme como en casa en un lugar así… pero me tuve que tragar las palabras, cuando vi mi habitación, la cocina, la sala de estar, todo, todo irradiaba calor, justo como a mí me gustaba, sentirme en casa. Lamentablemente mi novia no viviría conmigo, aun no me había atrevido a pedírselo, pero pronto lo haría con gusto, ella me miraba desde el umbral de la puerta con una sonrisa.
-Es lindo.- dijo cuando comenzó a conocer el lugar.
-No más que vos.- la tomé en brazos y le di un fuerte abrazo, para luego besar esos labios que me encantaban. –Te amo.-
-Yo también te amo Lou, pero tengo que irme. ¿Sí?- hice un gesto de cabeza, haciéndole saber que lo entendía. No quería que se fuera, pero ya la vería mañana.
Narra Charlotte Sween.
Sabía que aquella sensación de que martillaban justo en el medio de mi frente, no se iría como quien no quiere la cosa. ¿Quién me mandaba a tomar tanto? ¿Quién me mandaba a salir de noche con Niall? Ah, cierto… Niall. Odiaba que por el simple hecho de ser mi primo, se creyera que controlaba mi vida… aunque debo admitir, que disfruto salir por las noches, tanto o más que él.
Aún recostada en mi cama, sin intención alguna de abrir los ojos, comencé a tratar de recordar la noche anterior. Intento uno: Fallido. Intento 2: Fallido… Intento 14: Retoque mis labios en algún lugar, en algún momento. Genial, no tenía idea de lo que había hecho, bien sabía que mi primo tampoco recordaría algo, de igual manera le cuestionaría.
Desenrede mis pestañas lentamente, logrando que entrara la poca luz del cuarto. Esa no era mi luz, yo no tengo luz, cierro las cortinas. Mierda, ¿dónde estaba? Ese pequeño rayito de sol que me penetró la vista, fue suficiente para que el dolor de cabeza aumentara. Cubrí mi rostro con ambas manos, y giré lentamente en aquella extraña cama. Miré a mi costado, rogando que no fuera alguien más viejo, o peor, alguien más joven… ¡¿Qué?! ¿Una mujer? De acuerdo, esto era nuevo.
Mi estomago gruño, como era de esperarse. Me escabullí entre las sabanas, siendo lo mas silenciosa posible. Tomé mi vestido y lo coloqué por sobre mi cabeza. Con la mirada, buscaba el par de zapato faltante, cuando la escuché.
-¿Ya te ibas Charlotte?- no había sido tan sigilosa como imaginaba.
-Buen día…- dije canturreando. –Em….-
-Rose. –dijo con una sonrisa, extendiéndome la mano en forma de saludo, la cual acepté amablemente.
-Charlie.-
-Lo sé.- me sonrió.- No te preocupes, ‘’Charlie’’, tu secreto está a salvo conmigo.-
-Gracias.- le dije, luego de dar un largo suspiro. –Bueno, mejor me voy.- se levantó de la cama, entregándome el zapato que extrañamente se encontraba debajo de su almohada.
-Te acompaño.- acepté su oferta. Caminamos juntas hasta la salida de su hogar. -¿Te pido un taxi?-
-No es necesario, ya caminaré o lo pido yo.- le sonreí, era simpática. –Ya me voy.- la saludé con un gesto de mano y comencé a caminar, cuando me di cuenta que olvidaba algo.- Em, ¿Rose?-
-¿Si?-
-¿Estuvo… bien?- pregunté temerosa. Ella rió para luego caminar hacia mí, y acomodar una mecha de mi castaño cabello detrás de mi oreja.
-Muy.- me reí con nerviosismo, y retomé mi camino.
Había parado ya a tres taxis, pero ninguno me hacía caso. Estaba por rendirme, cuando un familiar auto pasó frente a mí, le grité al conductor para que se detuviera.
Una vez en el auto de Niall, le conté lo sucedido, sus carcajadas comenzaron.
-¿Qué es lo gracioso si se puede saber?-
-Que no esperaba que me dijeras eso, nunca habías estado con una mujer antes.- rió nuevamente, amaba su sonrisa. -¿Estuvo bueno?- preguntó una vez serio con su mirada en las calles.
-Para tu información si.- dije en tono burlón. Giré mi mirada a la ventanilla. –Por lo menos eso dijo ella.- susurré. El comenzó a reír, y no faltaba poco para que me le uniera.
Di un beso en aquella mejilla irlandesa, y caminé media cuadra hasta llegar al edificio en donde se encontraba mi departamento. Como siempre, aquel simpático señor, de barba larga se encontraba parado junto a la puerta… el portero.
-Buenos días Gus-Gus.- dije mientras le regalaba un sonoro beso en su mejilla.
-¿Otra vez durmiendo afuera señorita Sween?- me dedicó una sonrisa burlona mientras abría la enorme puerta de un reluciente vidrio.
-Son solo los viernes Gus-Gus.- dije mientras acomodaba mi cabello en el primer espejo que vi.
-Gustav. Y hoy es sábado señorita.- hice una mueca con mis labios, en realidad no lo sabía.
-Subí cuando estés libre, te cuento lo que pasó anoche, no lo vas a creer.- continuaba sonriendo mientras entraba.- Cuídate Gus-Gus.- le grité, para luego escucharlo renegar.
-Buenos días Stela.- le dije a una de las chicas de limpieza, ella solo asintió. Decidí tomar el ascensor, ya que mi hogar se encontraba en el tercer piso, y mis tacos no eran voladores. En cuanto las puertas corredizas se abrieron, vi a dos hombres corpulentos cargando cajas, alguien se mudaba en mi piso.
Introducí la llave en el cerrojo, y entré en mi departamento, tiré mis zapatos color borravino en el suelo, bajé el cierre de mi vestido y solté mi cabello mientras caminaba hacia el baño, necesitaba una fría ducha. A todo esto, mi mascota, ‘’Bebé’’(irónicamente es un Gran Danés) lamía mis piernas. Abrí la llave del agua, y quité mi vestido por completo. Entré en el cubículo y me senté en la bañera. Dejando que la lluvia pegara en mi nuca, sentía como mi cabello, que a causa del agua parecía más oscuro, me rozaba hasta la mitad de mi espalda.
Me envolvía en la toalla, cuando sentí que golpeaban a mi puerta, acaricie la cabeza de Bebé, y caminé hasta la entrada. Era solo el hombre con mi correo, quien no se sorprendió al verme con solo una tela cubriendo, no en cantidad, mi cuerpo.
-Gracias Ricky.- le dije mientras miraba el papeleo.
Escuché un ladrido, maldije para mis adentros. Bebé salió corriendo por la puerta, empujando mis piernas, logrando que me tambaleara y cayera. Solo le pegué un grito desde el suelo, y lo miré furiosa, lo vi agachar su cabeza y caminar hacia mí lentamente. Le hice un gesto para que entrara en el departamento, y así lo hizo. Cuando me levanté del suelo, lo vi. El nuevo vecino… quien me miraba con una ceja alzada, en esos momentos no sabía si se debía a la forma en que traté a mi perro, o a mi ‘’vestimenta’’.
-Buenos días lindo.- le dije, con una sonrisa. El solo me miraba de mala manera, cuando una chica salió de su nuevo hogar. Alta, flaca, morocha con el cabello algo ondulado, en fin, preciosa. Pero a pesar de sus cualidades lo que más le envidiaba era que ella podía besar a ese chico tan hermoso, tal y como lo había hecho frente mío.
-Te llamo, chau.- le dijo regalándole otro beso.
-Te amo.- le gritó él, mientras ella bajaba por las escaleras, ya que el ascensor estaba siendo usado. –Buenos días.- me dijo de forma cordial, no agradable.
-¿Cómo te llamás?- lo interrumpí cuando el tan solo se encontraba a dos centímetros de la puerta.
-Louis, Louis Tomlinson. ¿Usted?- preguntó de mala gana.
-Por ahora soy E1, mi nombre lo sabrás en su momento, chau F3.- le guiñé un ojo, para luego hacerle compañía a mi mascota.
No lo podía entender, como siquiera me había mirado con deseo, o al menos simpatía. Yo tenía esa cualidad de que cualquier hombre que quería, lo tenía. Y había sido así desde mis dieciséis años. Ahora con veintiuno es la primera vez que falla, ¿qué está pasando?… Claro, tiene novia.
Narra Louis Tomlinson
-¡¿Lou ya estás listo?!- me despedí con una mirada apenada de mi madre, para luego caminar hacia Eleanor, que me llamaba.
-Acá estoy. ¿Vamos?- la tomé de la mano, y ella la aceptó con gusto, posando sus labios en los míos.
-La camioneta de mudanza ya se fue hace quince minutos, dijeron que está todo listo.- asentí.
El edificio se veía muy estructurado, dudaba de que fuera a sentirme como en casa en un lugar así… pero me tuve que tragar las palabras, cuando vi mi habitación, la cocina, la sala de estar, todo, todo irradiaba calor, justo como a mí me gustaba, sentirme en casa. Lamentablemente mi novia no viviría conmigo, aun no me había atrevido a pedírselo, pero pronto lo haría con gusto, ella me miraba desde el umbral de la puerta con una sonrisa.
-Es lindo.- dijo cuando comenzó a conocer el lugar.
-No más que vos.- la tomé en brazos y le di un fuerte abrazo, para luego besar esos labios que me encantaban. –Te amo.-
-Yo también te amo Lou, pero tengo que irme. ¿Sí?- hice un gesto de cabeza, haciéndole saber que lo entendía. No quería que se fuera, pero ya la vería mañana.
Narra Charlotte Sween.
Sabía que aquella sensación de que martillaban justo en el medio de mi frente, no se iría como quien no quiere la cosa. ¿Quién me mandaba a tomar tanto? ¿Quién me mandaba a salir de noche con Niall? Ah, cierto… Niall. Odiaba que por el simple hecho de ser mi primo, se creyera que controlaba mi vida… aunque debo admitir, que disfruto salir por las noches, tanto o más que él.
Aún recostada en mi cama, sin intención alguna de abrir los ojos, comencé a tratar de recordar la noche anterior. Intento uno: Fallido. Intento 2: Fallido… Intento 14: Retoque mis labios en algún lugar, en algún momento. Genial, no tenía idea de lo que había hecho, bien sabía que mi primo tampoco recordaría algo, de igual manera le cuestionaría.
Desenrede mis pestañas lentamente, logrando que entrara la poca luz del cuarto. Esa no era mi luz, yo no tengo luz, cierro las cortinas. Mierda, ¿dónde estaba? Ese pequeño rayito de sol que me penetró la vista, fue suficiente para que el dolor de cabeza aumentara. Cubrí mi rostro con ambas manos, y giré lentamente en aquella extraña cama. Miré a mi costado, rogando que no fuera alguien más viejo, o peor, alguien más joven… ¡¿Qué?! ¿Una mujer? De acuerdo, esto era nuevo.
Mi estomago gruño, como era de esperarse. Me escabullí entre las sabanas, siendo lo mas silenciosa posible. Tomé mi vestido y lo coloqué por sobre mi cabeza. Con la mirada, buscaba el par de zapato faltante, cuando la escuché.
-¿Ya te ibas Charlotte?- no había sido tan sigilosa como imaginaba.
-Buen día…- dije canturreando. –Em….-
-Rose. –dijo con una sonrisa, extendiéndome la mano en forma de saludo, la cual acepté amablemente.
-Charlie.-
-Lo sé.- me sonrió.- No te preocupes, ‘’Charlie’’, tu secreto está a salvo conmigo.-
-Gracias.- le dije, luego de dar un largo suspiro. –Bueno, mejor me voy.- se levantó de la cama, entregándome el zapato que extrañamente se encontraba debajo de su almohada.
-Te acompaño.- acepté su oferta. Caminamos juntas hasta la salida de su hogar. -¿Te pido un taxi?-
-No es necesario, ya caminaré o lo pido yo.- le sonreí, era simpática. –Ya me voy.- la saludé con un gesto de mano y comencé a caminar, cuando me di cuenta que olvidaba algo.- Em, ¿Rose?-
-¿Si?-
-¿Estuvo… bien?- pregunté temerosa. Ella rió para luego caminar hacia mí, y acomodar una mecha de mi castaño cabello detrás de mi oreja.
-Muy.- me reí con nerviosismo, y retomé mi camino.
Había parado ya a tres taxis, pero ninguno me hacía caso. Estaba por rendirme, cuando un familiar auto pasó frente a mí, le grité al conductor para que se detuviera.
Una vez en el auto de Niall, le conté lo sucedido, sus carcajadas comenzaron.
-¿Qué es lo gracioso si se puede saber?-
-Que no esperaba que me dijeras eso, nunca habías estado con una mujer antes.- rió nuevamente, amaba su sonrisa. -¿Estuvo bueno?- preguntó una vez serio con su mirada en las calles.
-Para tu información si.- dije en tono burlón. Giré mi mirada a la ventanilla. –Por lo menos eso dijo ella.- susurré. El comenzó a reír, y no faltaba poco para que me le uniera.
Di un beso en aquella mejilla irlandesa, y caminé media cuadra hasta llegar al edificio en donde se encontraba mi departamento. Como siempre, aquel simpático señor, de barba larga se encontraba parado junto a la puerta… el portero.
-Buenos días Gus-Gus.- dije mientras le regalaba un sonoro beso en su mejilla.
-¿Otra vez durmiendo afuera señorita Sween?- me dedicó una sonrisa burlona mientras abría la enorme puerta de un reluciente vidrio.
-Son solo los viernes Gus-Gus.- dije mientras acomodaba mi cabello en el primer espejo que vi.
-Gustav. Y hoy es sábado señorita.- hice una mueca con mis labios, en realidad no lo sabía.
-Subí cuando estés libre, te cuento lo que pasó anoche, no lo vas a creer.- continuaba sonriendo mientras entraba.- Cuídate Gus-Gus.- le grité, para luego escucharlo renegar.
-Buenos días Stela.- le dije a una de las chicas de limpieza, ella solo asintió. Decidí tomar el ascensor, ya que mi hogar se encontraba en el tercer piso, y mis tacos no eran voladores. En cuanto las puertas corredizas se abrieron, vi a dos hombres corpulentos cargando cajas, alguien se mudaba en mi piso.
Introducí la llave en el cerrojo, y entré en mi departamento, tiré mis zapatos color borravino en el suelo, bajé el cierre de mi vestido y solté mi cabello mientras caminaba hacia el baño, necesitaba una fría ducha. A todo esto, mi mascota, ‘’Bebé’’(irónicamente es un Gran Danés) lamía mis piernas. Abrí la llave del agua, y quité mi vestido por completo. Entré en el cubículo y me senté en la bañera. Dejando que la lluvia pegara en mi nuca, sentía como mi cabello, que a causa del agua parecía más oscuro, me rozaba hasta la mitad de mi espalda.
Me envolvía en la toalla, cuando sentí que golpeaban a mi puerta, acaricie la cabeza de Bebé, y caminé hasta la entrada. Era solo el hombre con mi correo, quien no se sorprendió al verme con solo una tela cubriendo, no en cantidad, mi cuerpo.
-Gracias Ricky.- le dije mientras miraba el papeleo.
Escuché un ladrido, maldije para mis adentros. Bebé salió corriendo por la puerta, empujando mis piernas, logrando que me tambaleara y cayera. Solo le pegué un grito desde el suelo, y lo miré furiosa, lo vi agachar su cabeza y caminar hacia mí lentamente. Le hice un gesto para que entrara en el departamento, y así lo hizo. Cuando me levanté del suelo, lo vi. El nuevo vecino… quien me miraba con una ceja alzada, en esos momentos no sabía si se debía a la forma en que traté a mi perro, o a mi ‘’vestimenta’’.
-Buenos días lindo.- le dije, con una sonrisa. El solo me miraba de mala manera, cuando una chica salió de su nuevo hogar. Alta, flaca, morocha con el cabello algo ondulado, en fin, preciosa. Pero a pesar de sus cualidades lo que más le envidiaba era que ella podía besar a ese chico tan hermoso, tal y como lo había hecho frente mío.
-Te llamo, chau.- le dijo regalándole otro beso.
-Te amo.- le gritó él, mientras ella bajaba por las escaleras, ya que el ascensor estaba siendo usado. –Buenos días.- me dijo de forma cordial, no agradable.
-¿Cómo te llamás?- lo interrumpí cuando el tan solo se encontraba a dos centímetros de la puerta.
-Louis, Louis Tomlinson. ¿Usted?- preguntó de mala gana.
-Por ahora soy E1, mi nombre lo sabrás en su momento, chau F3.- le guiñé un ojo, para luego hacerle compañía a mi mascota.
No lo podía entender, como siquiera me había mirado con deseo, o al menos simpatía. Yo tenía esa cualidad de que cualquier hombre que quería, lo tenía. Y había sido así desde mis dieciséis años. Ahora con veintiuno es la primera vez que falla, ¿qué está pasando?… Claro, tiene novia.
Cuky
Re: Departamento F3. Louis Tomlinson y Charlotte Sween
Quiza algun dia, pensare en mi pasado
y dire que fue el mejor, pero ese dia no es hoy, no cuando la gente que amo esta siendo lastimada.
THANKS, LU.
Cuky
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