Necesito 4 chicas...¿Quien se anima?

El estrepitoso ruido de mi celular me despertó. Claro, anoche había estado bebiendo con Aitor y ahora estaba asumiendo las consecuencias. Apague mi celular con los ojos cerrados—claro me costó un poco encontrarlo— y me quede allí sin más tratando de volver a dormir. El silencio se hizo presente; seguramente Anny aun está dormida, pensé.
Comencé a dar vueltas por toda la cama hasta que algo llego a mi mente: Mi trabajo.

— ¡Mierda, mi trabajo! —grite mientras me levantaba, comencé a buscar algo de ropa y salí corriendo al baño.

Esto no era raro en mi, despertar con resaca y olvidar mi trabajo. Siempre llegaba tarde, aunque a mi jefe no le importaba, para él era mejor no ver a la hija de su ex-amigo. ¿Por qué ex-amigo?, pues mi jefe le coqueteaba a mi madre hasta que mi padre se harto y lo encaro. Claro mi padre es muy rencoroso, así que no lo perdono, aunque yo sigo pensando que es una pelea muy estúpida, pero bueno, ¿Qué se le va a hacer no?

Cuando salí del baño me amarre el cabello en una coleta, tome mis zapatillas—Un poco gastadas ya— y baje rápidamente la escalera. Ya en la entrada me puse mis zapatillas, tome mi chaqueta y con los audífonos puestos, salí de casa.
Tampoco camine muy apresurada, ya que el lugar donde yo trabajo, queda cerca de mi casa. Les diré que trabajo en un café muy conocido, donde la gente creo que a lo único que va, es a sacarle fotos a los vasos. Sí señores, estoy hablando del mismísimo Starbucks. Era el único lugar más cerca de mi casa, además de la tienda de comic, pero como ya trabaje en uno en mi adolescencia, quise cambiar un poco el panorama.

— ¡Miren quien ah llegado!, la chica “yo no necesito vivir de mis padres, pero siempre que bebo me quejo de que necesito su dinero” —Dijo mi querido mejor amigo burlándose; Aitor.
—Cállate señor “Me siento solo, pero prefiero algo de una noche que vivir el resto de mis días con una sola chica” —dije enojada mientras caminaba hasta la parte de atrás del lugar para ponerme mi Uniforme.

Siempre era lo mismo, bebíamos, nos confesábamos—Claro, no del todo— y al otro día cada uno revelaba las penas del otro.
Tome el delantal verde que estaba en mi casillero y luego me puse la gorra del mismo color del delantal. Mire a mi alrededor y pude ver que estaba totalmente vacío, ¿Esta vez fui la última en llegar?, creo que la respuesta estaba más que clara, la cosa es que normalmente, luego de que llego yo, llegan siempre alguien más tarde.

—Pues, al parecer si fui la ult…—el ruido de mi celular me interrumpió.

Tome este y era un mensaje. “Numero desconocido”, ¿Otra vez?, hace unos días me habían enviado un mensaje de un número desconocido, pero no volvió a pasar, ¿Qué estupidez me querrán decir ahora?

¿Notaste que Aitor lleva unas gafas oscuras?, ¿Por qué no se las quitas?, sus ojos deben verse distintos…

Fruncí el ceño, efectivamente Aitor llevaba gafas oscuras hoy, pero obvio, era por la resaca. ¿Para qué quitárselas?, obviamente era otra estúpida bromita.
Suspire mientras borraba el mensaje e iba al mostrador para tomar la orden de los clientes y así comenzar con mi trabajo.

Aitor’s POV

Luego de que Javiera llegara me fui al baño para verificar que ya no tenía los ojos rojos.
Al entrar cerré con el seguro y me saque las gafas. Aun estaban rojos, y no podía ir a buscar el blanqueador, pues Javiera estaba allí y me quería ahorrar las preguntas.
Estoy seguro de que ya muchos se dieron cuenta, sí, me drogo. Empecé a los 20, pero lo “deje”, bueno, al principio, pero no me pude resistir, La tentación es grande, ¿Sabían?

— ¿¡Aitor!? ¿¡Estas allí!? —Escuche la voz de Javiera mientras yo rápidamente me coloque mis lentes— ¿Sabes?, esta hora no es como para masturbarse…—me dijo con voz burlona.
—Ha-ha, que graciosa…—Dije mientras abría la puerta—Además yo no soy la que lo hace en el trabajo. —Sonreí pícaramente mientras esta solo se sonrojaba.
—Fue solo una vez y lo sabes…
—Pero aun así, TÚ lo hiciste…—dije mientras caminaba junto a ella tras el mostrador y me posicionaba detrás de la registradora.
—Cállate. —me dijo avergonzada mientras tomaba un café.
En realidad, me encanta molestar a Javi, se puede hacer la dura, pero sé que en el fondo es muy tierna, y toda esa ternura, sale cuando se avergüenza. ¡Es que esta chica me traía loco! Y solo la conocí hace un año…Ese día lo recordare por siempre.


Estaba buscando trabajo, ya que me había mudado hace poco y necesitaba por lo menos uno de medio tiempo. Así que fui directo a Starbucks con la esperanza de conseguir trabajo, lo voy a admitir, mi currículum vitae es un asco. Nunca tuve trabajo, no fui a la universidad, de la secundaria… ¿Qué puedo decir?, no la termine, llegue a tercer año y me aburrí, Como dicen mis padres y cito; “Eres y siempre serás un vago Aitor”
Pero al caso. Cuando entre, lo primero que vi fue a una chica de cabello rubio sentada en una de las tantas mesas, esta estaba escuchando música al parecer, ya que, aunque llevaba una capucha, se veía lo blanco de estos. Me acerque lentamente y me senté frente a ella, pude ver que en la mesa tenía una carpeta color verde, supuse que era su currículum.

Allí me quede, en silencio frente a ella, contemplándola. ¿Alguna vez han visto esas muñequitas de porcelana?, tienen la piel blanca, ¿No es así?, bueno, ella así tenia la piel en ese momento y sumándole el frío que había, se le veía aun más blanca. Sus labios finos y de un tono rosa algo pálido, tenía las pestañas largas, y como tenia la vista en su celular, no pude ver el color. Su cabello como ya dije era rubio, pero no ese rubio casi amarillo que tienen algunas, no, este era casi blanco y algo corto.
Mire a mi alrededor y todo estaba oscuro y vacío, como si fuera un apocalipsis zombi. La única luz que entraba, era la de las Ventanas y la de la puerta—claro, tenía una ventana—, mire por la ventana y pude ver a una chica de cabellos negros que estaba mirándome, casi tratando de adivinar quién era yo, por mi parte, hice lo mismo, hasta que recordé que me había liado con ella la noche anterior. Abrí los ojos como platos y trate de mirar a otro lado, esperando que se fuera.

—Sigue allí, ¿sabes? —escuche la dulce y apagada voz de la rubia que minutos antes estaba mirando.
—Suspire— ¿Puedes hacer que se valla? —dije suplicante mientras me giraba a verla.
—Claro, pero me tendrás que comprar una cerveza. —Sonrió levemente mientras se sacaba los audífonos y los guardaba.
—Reí—Si quieres hasta te co…—ella levanto una ceja haciendo que yo me quedara en silencio— Una cerveza, claro…

Ella se levanto y camino hasta la puerta, ¡POR DIOS SU TRASERO!, al igual que de frente, de espalda se veía espectacular.
Aquella chica salió del lugar y se acerco a la chica que creo se llamaba… ¿Kate?, en fin, eso no importa. Vi como esta ponía cara de tristeza, le comenzó a hablar y ella al parecer le estaba creyendo todo, allí fue, cuando ella entro y me dio una bofetada. ¿WHY?

— ¿¡COMO SE TE OCURRE ACOSTARTE CONMIGO TENIENDO NOVIA!? —Me grito mientras yo solo estaba tratando de asimilar lo que pasaba.
—Bueno, yo…—luego reaccione— Espera, ¿Qué? —Mire a la rubia y esta solo se encogió de hombros.
—No quiero que me hables nunca más, ¿Entendiste? —al parecer la morena se enojo.
—Bueno…—Me encogí de hombros.
— ¿Bue...? ¡Argg!, déjalo…—salió enojada del Starbucks y yo aun, estaba pensando ¿Qué paso aquí?

Poco después nos llamaron a la “entrevista de trabajo” y ¡Milagro!, conseguí el empleo. Por otra parte, ese día conseguí saber su nombre; Javiera, y comenzamos a quedar para salir a algunas fiestas de vez en cuando.


Como verán, con Javiera nos conocemos desde hace ya un año, no falto ocasión al principio donde trate de ligar con ella, Pero claro, llego el maldito día donde entre en la “Friendzone”. Aunque no me importa, al parecer me tiene mucha confianza, tanta que a veces me aprovecho y la veo desnuda. Aquí las cosas buenas de la Friendzone; Se cambia de ropa frente a mí, la eh llegado a ver desnuda, no le importa si me comporto como un completo guarro, etc. La única cosa mala; jamás me vera como algo más.

—Aitor, ¿estás bien? —me pregunto Javiera preocupada.
—Me quede en silencio un momento, es que en realidad lo único que quería hacer era decirle lo que sentía— sí, estoy bien. —Pero claro, no tengo los cojones como para hacerlo.
—Perfecto, no quiero verte triste. —me acarició levemente la nuca para luego besar mi mejilla, al separarse de mi sonrió levemente y yo solo me quede parado preguntándome, ¿Cómo siempre sabe que algo me pasa?