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50 sombras de Horan *1D* Niall y _____ 1era Temporada Terminada/2da Temporada
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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50 sombras de Horan *1D* Niall y _____ 1era Temporada Terminada/2da Temporada
Hola soy Karla 1/5 de 1D! Bueno les traigo una novela escrita por de James E. L es una Historia Erotica asi que cuidado... ami me enamoraron los primeros capitulos del 1er libro, es una triologia... espero ver pronto la pelicula :D
Nombre: 50 Sombras de Horan
Personaje: Niall Horan Y ____
Advertencias: En algunas partes esta muy subida de tono... yo la verdad puse esta cara cuando lei la parte "traumante"
asi que no se recomienda para menores de 14 (yo tengo 14) xP
Adaptacion de Fifty Shades of Grey
Bueno aqui la sinopsis y espero que ... "la suerte este simpre de su lado"
[rand]Nota: *Si les parece muy fuete y quieren que cambie el nombre de ____ por otro para que no les paresca muy fuerte* [/rand]
Nombre: 50 Sombras de Horan
Personaje: Niall Horan Y ____
Advertencias: En algunas partes esta muy subida de tono... yo la verdad puse esta cara cuando lei la parte "traumante"
asi que no se recomienda para menores de 14 (yo tengo 14) xP
Adaptacion de Fifty Shades of Grey
Bueno aqui la sinopsis y espero que ... "la suerte este simpre de su lado"
[rand]Nota: *Si les parece muy fuete y quieren que cambie el nombre de ____ por otro para que no les paresca muy fuerte* [/rand]
Sinopsis
Cuando la estudiante de literatura ____(tn) Steele es obligada a entrevistar al exitoso y joven empresario Niall Horan para la revista de su escuela, ella lo encuentra atractivo, enigmático e intimidante. Convencida de que su entrevista salió mal, intenta sacar a Horan fuera de su mente, hasta que él aparece en la tienda a las afuera de la ciudad en dónde ella trabaja a tiempo parcial.
Última edición por KarlytaD´Maslow el Sáb 16 Feb 2013, 4:19 pm, editado 2 veces
KarlytaD´Maslow
Re: 50 sombras de Horan *1D* Niall y _____ 1era Temporada Terminada/2da Temporada
Capitulo 1
Frunzo el ceño con frustración hacia mí misma frente al espejo. Maldito sea mi cabello, sencillamente no se comporta y maldita sea Katherine Kavanagh por estar enferma y someterme a esta terrible experiencia. Debería estar estudiando para mis exámenes finales, que son la próxima semana, sin embargo, aquí estoy, intentando cepillar mi cabello para que luzca controlado. No debo dormir con el cabello mojado. No debo dormir con el cabello mojado. Recitando este mantra varias veces, intento, una vez más, tenerlo bajo control con el cepillo. Pongo los ojos en blanco con exasperación, y miro a la pálida chica con cabello castaño y ojos azules demasiado grandes para su rostro devolviéndome la mirada, y me rindo. Mi única opción es dominar mi caprichoso cabello con una cola de caballo y esperar que luzca semi-presentable. Kate es mi compañera de habitación y ha elegido el día de hoy, de todos los días posibles, para sucumbir a la gripe. Por lo tanto, no puede asistir a la entrevista que había quedado de hacer, con algún magnate mega-industrial del que jamás he oído hablar, para el periódico escolar. Así que me he ofrecido voluntaria. Tengo exámenes finales con los que quemarme las pestañas, un ensayo que terminar, y se supone que vaya a trabajar esta tarde, pero no, hoy tengo que conducir doscientos sesenta y cinco kilómetros hacia el centro de Seattle para reunirme con el enigmático Gerente General de Horan Enterprises Holdings Inc. Como un excepcional empresario, y muy importante benefactor de nuestra universidad, su tiempo es extraordinariamente precioso —mucho más precioso que el mío— pero le ha concedido una entrevista a Kate. Una verdadera oportunidad, me dice ella. Malditas sean sus actividades extracurriculares. Kate está acurrucada en el sofá, en la sala. — ____(tn), lo lamento. Me tomó nueve meses conseguir esta entrevista. Tomará otros seis meses volver a programarla, y ambas nos habremos graduado para entonces. Como editora, no puedo dejar pasar esta oportunidad. Por favor —me ruega Kate con su áspera y adolorida voz. ¿Cómo lo hace? Incluso enferma, se ve pícara y hermosa, con el cabello rubio fresa en su lugar y los ojos verdes brillantes, aunque ahora estén rojos y llorosos. Ignoro mi punzada de simpatía inoportuna. —Por supuesto que iré, Kate. Deberías regresar a la cama. ¿Quieres algo de Nyquil o Tylenol? —Nyquil, por favor. Aquí están las preguntas y mi mini grabadora. Sólo presiona “Grabar” aquí. Haz notas, lo transcribiré todo. —No sé nada de él —murmuro, intentando y fallando en suprimir mi creciente pánico. —Las preguntas te ayudarán. Ve. Es un largo camino. No quiero que llegues tarde. —De acuerdo, me voy. Regresa a la cama. Te hice algo de sopa para que calientes más tarde. —La miro fijamente, con cariño. Sólo por ti, Kate, haría esto. —Lo haré. Buena suerte. Y gracias, ____(tn)… como de costumbre, eres mi salvavidas. Recogiendo mi cartera, le sonrío irónicamente, luego salgo directo al auto. No puedo creer que haya dejado a Kate convencerme de esto. Pero entonces Kate puede convencer a cualquiera de cualquier cosa. Será una periodista excepcional. Es elocuente, fuerte, persuasiva, argumentativa, hermosa… y es mi amiga más, más querida. Los caminos están despejados cuando salgo de Vancouver, Washington, hacia Portland y la interestatal 5. Es temprano, y no tengo que estar en Seattle hasta las dos de la tarde. Afortunadamente, Kate me ha prestado su Mercedes CLK deportivo. No estoy segura de que Wanda, mi Viejo VW Beetle, conseguiría hacer el trayecto a tiempo. Oh, conducir el Mercedes es divertido, y los kilómetros se desvanecen cuando piso el acelerador al máximo. Mi destino son las oficinas centrales de la empresa internacional del Sr. Horan. Es un enorme edificio de veinte pisos, con cristales curvados y acero, una fantasía arquitectónica utilitaria, con las palabras “Horan House” escritas discretamente en acero sobre las puertas delanteras de vidrio. Faltan quince minutos para las dos cuando llego, enormemente aliviada de no llegar tarde mientras camino hacia el enorme —y francamente intimidante— vestíbulo de cristal, acero y arenisca blanca. Detrás del sólido escritorio de arenisca, una muy atractiva y bien arreglada rubia me sonríe amablemente. Está usando la chaqueta grisácea y camisa blanca más nítidas que alguna vez he visto. —Estoy aquí para ver al Sr. Horan. Soy ____(tn) Steele representando a Katherine Kavanagh. —Discúlpeme por un momento, Srta. Steele —Ella enarca una ceja ligeramente mientras espero tímidamente en frente suyo. Estoy empezando a desear haber pedido prestado uno de los blazer formales de Kate en lugar de usar mi chaqueta azul marino. He hecho un esfuerzo y me he puesto mi única falda, mis cómodas botas marrones hasta la rodilla y un suéter azul. Para mí, esto es inteligente. Pongo una de las hebras de mi cabello tras mi oreja mientras pretendo que ella no me intimida. —Se espera a la Srta. Kavanagh. Firme aquí por favor, Srta. Steel. Use el último ascensor a la derecha, presione el piso número veinte. —Me sonríe amablemente, divertida sin duda, mientras firmo. Me entrega un pase de seguridad que tiene la palabra “VISITANTE” estampada muy firmemente en el frente. No puedo evitar esbozar una sonrisilla. Sin duda es obvio que sólo estoy de visita. No encajo aquí, en absoluto, suspiro para mis adentros. Agradeciéndole, camino hacia la zona de ascensores más allá de los dos hombres de seguridad que están mucho más inteligentemente vestidos que yo con sus trajes negros bien confeccionados. El ascensor me sacude con una velocidad al límite hacia el piso número veinte. Las puertas se abren y estoy en otro gran vestíbulo, de nuevo, de cristal, acero y arenisca blanca. Me veo frente a otro escritorio de arenisca y otra joven rubia vestida impecablemente de blanco y negro, se levanta para saludarme. —Señorita Steele, ¿podría esperar aquí, por favor? —Señala a una zona de espera con sillas de cuero blanco.
Frunzo el ceño con frustración hacia mí misma frente al espejo. Maldito sea mi cabello, sencillamente no se comporta y maldita sea Katherine Kavanagh por estar enferma y someterme a esta terrible experiencia. Debería estar estudiando para mis exámenes finales, que son la próxima semana, sin embargo, aquí estoy, intentando cepillar mi cabello para que luzca controlado. No debo dormir con el cabello mojado. No debo dormir con el cabello mojado. Recitando este mantra varias veces, intento, una vez más, tenerlo bajo control con el cepillo. Pongo los ojos en blanco con exasperación, y miro a la pálida chica con cabello castaño y ojos azules demasiado grandes para su rostro devolviéndome la mirada, y me rindo. Mi única opción es dominar mi caprichoso cabello con una cola de caballo y esperar que luzca semi-presentable. Kate es mi compañera de habitación y ha elegido el día de hoy, de todos los días posibles, para sucumbir a la gripe. Por lo tanto, no puede asistir a la entrevista que había quedado de hacer, con algún magnate mega-industrial del que jamás he oído hablar, para el periódico escolar. Así que me he ofrecido voluntaria. Tengo exámenes finales con los que quemarme las pestañas, un ensayo que terminar, y se supone que vaya a trabajar esta tarde, pero no, hoy tengo que conducir doscientos sesenta y cinco kilómetros hacia el centro de Seattle para reunirme con el enigmático Gerente General de Horan Enterprises Holdings Inc. Como un excepcional empresario, y muy importante benefactor de nuestra universidad, su tiempo es extraordinariamente precioso —mucho más precioso que el mío— pero le ha concedido una entrevista a Kate. Una verdadera oportunidad, me dice ella. Malditas sean sus actividades extracurriculares. Kate está acurrucada en el sofá, en la sala. — ____(tn), lo lamento. Me tomó nueve meses conseguir esta entrevista. Tomará otros seis meses volver a programarla, y ambas nos habremos graduado para entonces. Como editora, no puedo dejar pasar esta oportunidad. Por favor —me ruega Kate con su áspera y adolorida voz. ¿Cómo lo hace? Incluso enferma, se ve pícara y hermosa, con el cabello rubio fresa en su lugar y los ojos verdes brillantes, aunque ahora estén rojos y llorosos. Ignoro mi punzada de simpatía inoportuna. —Por supuesto que iré, Kate. Deberías regresar a la cama. ¿Quieres algo de Nyquil o Tylenol? —Nyquil, por favor. Aquí están las preguntas y mi mini grabadora. Sólo presiona “Grabar” aquí. Haz notas, lo transcribiré todo. —No sé nada de él —murmuro, intentando y fallando en suprimir mi creciente pánico. —Las preguntas te ayudarán. Ve. Es un largo camino. No quiero que llegues tarde. —De acuerdo, me voy. Regresa a la cama. Te hice algo de sopa para que calientes más tarde. —La miro fijamente, con cariño. Sólo por ti, Kate, haría esto. —Lo haré. Buena suerte. Y gracias, ____(tn)… como de costumbre, eres mi salvavidas. Recogiendo mi cartera, le sonrío irónicamente, luego salgo directo al auto. No puedo creer que haya dejado a Kate convencerme de esto. Pero entonces Kate puede convencer a cualquiera de cualquier cosa. Será una periodista excepcional. Es elocuente, fuerte, persuasiva, argumentativa, hermosa… y es mi amiga más, más querida. Los caminos están despejados cuando salgo de Vancouver, Washington, hacia Portland y la interestatal 5. Es temprano, y no tengo que estar en Seattle hasta las dos de la tarde. Afortunadamente, Kate me ha prestado su Mercedes CLK deportivo. No estoy segura de que Wanda, mi Viejo VW Beetle, conseguiría hacer el trayecto a tiempo. Oh, conducir el Mercedes es divertido, y los kilómetros se desvanecen cuando piso el acelerador al máximo. Mi destino son las oficinas centrales de la empresa internacional del Sr. Horan. Es un enorme edificio de veinte pisos, con cristales curvados y acero, una fantasía arquitectónica utilitaria, con las palabras “Horan House” escritas discretamente en acero sobre las puertas delanteras de vidrio. Faltan quince minutos para las dos cuando llego, enormemente aliviada de no llegar tarde mientras camino hacia el enorme —y francamente intimidante— vestíbulo de cristal, acero y arenisca blanca. Detrás del sólido escritorio de arenisca, una muy atractiva y bien arreglada rubia me sonríe amablemente. Está usando la chaqueta grisácea y camisa blanca más nítidas que alguna vez he visto. —Estoy aquí para ver al Sr. Horan. Soy ____(tn) Steele representando a Katherine Kavanagh. —Discúlpeme por un momento, Srta. Steele —Ella enarca una ceja ligeramente mientras espero tímidamente en frente suyo. Estoy empezando a desear haber pedido prestado uno de los blazer formales de Kate en lugar de usar mi chaqueta azul marino. He hecho un esfuerzo y me he puesto mi única falda, mis cómodas botas marrones hasta la rodilla y un suéter azul. Para mí, esto es inteligente. Pongo una de las hebras de mi cabello tras mi oreja mientras pretendo que ella no me intimida. —Se espera a la Srta. Kavanagh. Firme aquí por favor, Srta. Steel. Use el último ascensor a la derecha, presione el piso número veinte. —Me sonríe amablemente, divertida sin duda, mientras firmo. Me entrega un pase de seguridad que tiene la palabra “VISITANTE” estampada muy firmemente en el frente. No puedo evitar esbozar una sonrisilla. Sin duda es obvio que sólo estoy de visita. No encajo aquí, en absoluto, suspiro para mis adentros. Agradeciéndole, camino hacia la zona de ascensores más allá de los dos hombres de seguridad que están mucho más inteligentemente vestidos que yo con sus trajes negros bien confeccionados. El ascensor me sacude con una velocidad al límite hacia el piso número veinte. Las puertas se abren y estoy en otro gran vestíbulo, de nuevo, de cristal, acero y arenisca blanca. Me veo frente a otro escritorio de arenisca y otra joven rubia vestida impecablemente de blanco y negro, se levanta para saludarme. —Señorita Steele, ¿podría esperar aquí, por favor? —Señala a una zona de espera con sillas de cuero blanco.
Última edición por KarlytaD´Maslow el Miér 16 Ene 2013, 3:57 pm, editado 3 veces
KarlytaD´Maslow
Re: 50 sombras de Horan *1D* Niall y _____ 1era Temporada Terminada/2da Temporada
Detrás de las sillas de cuero hay una espaciosa sala de reuniones con paredes de vidrio y una mesa de madera oscura igualmente espaciosa, rodeada con al menos veinte sillas a juego. Más allá de ellas, hay una ventana que va desde el piso hasta el techo con una vista del cielo de Seattle que deja ver toda la ciudad hacia el Sound4. Es una vista sorprendente y estoy momentáneamente paralizada por ella. Wow. [/size]
Me siento, rebusco las preguntas en mi cartera y las reviso, maldiciendo para mis adentros a Kate por no darme una corta biografía. No sé nada de este hombre al que estoy a punto de entrevistar. Él podría tener noventa o treinta años. La incertidumbre es mortificante y mis nervios vuelven a la superficie, poniéndome inquieta. Nunca he estado cómoda con las entrevistas cara a cara, prefiero el anonimato de una discusión grupal en la que me puedo sentar inadvertidamente en la parte trasera de la habitación.
Para ser honesta, prefiero mi propia compañía, leyendo una clásica novela británica, acurrucada en una silla en la biblioteca del campus. No sentada y retorciéndome nerviosamente en un colosal edificio de cristal y piedra.
Pongo los ojos en blanco para mí misma. Cálmate, Steele. Juzgando por el edificio, que es demasiado frío y moderno, presumo que Horan está en sus cuarenta: delgado, bronceado y rubio para encajar con el resto del personal.
Otra elegante rubia impecablemente vestida sale de una gran puerta a la derecha. Respirando hondo, me pongo de pie.
—¿Señorita Steele? —pregunta la última rubia.
—Sí
—El Sr. Horan la verá en un momento. ¿Puedo tomar su chaqueta?
—Oh, por favor. —Lucho para quitarme la chaqueta.
—¿Le han ofrecido algún refresco?
—Um… no. —Oh, Dios, ¿la Rubia Número Uno está en problemas?
La Rubia Número Dos frunce el ceño y le da una mirada a la joven mujer detrás del escritorio.
—¿Le gustaría té, café, agua? —pregunta, volviendo su atención nuevamente a mí.
—Un vaso de agua. Gracias —murmuro.
—Olivia, por favor tráele a la Srta. Steele un vaso de agua. —Su voz es severa.
Olivia se levanta inmediatamente y se escabulle tras una puerta al otro lado del vestíbulo.
—Mis disculpas, Srta. Steele, Olivia es nuestra nueva interna. Por favor, siéntese. El Sr. Horan la verá en cinco minutos.
Olivia regresa con un vaso de agua helada.
—Aquí tiene, Srta. Steele.
—Gracias.
La Rubia Número Dos camina hacia el gran escritorio, sus tacones haciendo eco en el piso de arenisca. Se sienta y ambas continúan con su trabajo.
Tal vez el Sr. Horan insiste en que todas sus empleadas sean rubias. Me estoy preguntando ociosamente si eso es legal, cuando la puerta de la oficina se abre y un hombre afroamericano alto, atractivo, elegantemente vestido y con cortas rastas sale. Definitivamente me he puesto la ropa equivocada.
Él se da la vuelta y dice a través de la puerta: —Golf, esta semana, Horan.
No escucho la respuesta. Él se da la vuelta, me ve, y sonríe, sus oscuros ojos arrugándose en las esquinas. Olivia ha saltado de su silla y llamado el ascensor. Parece lucirse al saltar de su asiento. ¡Está más nerviosa que yo!
—Buenas tardes, señoritas —dice él mientras sale por la puerta deslizante.
—El Sr. Horan la verá ahora.
—Srta. Steele. Puede pasar —dice la Rubia Número Dos. Me pongo de pie temblorosamente, intentando suprimir mis nervios. Recogiendo mi cartera, abandono mi vaso de agua y me abro paso hacia la puerta parcialmente abierta.
—No necesita tocar, sólo entre. —Ella sonríe amablemente.
Me siento, rebusco las preguntas en mi cartera y las reviso, maldiciendo para mis adentros a Kate por no darme una corta biografía. No sé nada de este hombre al que estoy a punto de entrevistar. Él podría tener noventa o treinta años. La incertidumbre es mortificante y mis nervios vuelven a la superficie, poniéndome inquieta. Nunca he estado cómoda con las entrevistas cara a cara, prefiero el anonimato de una discusión grupal en la que me puedo sentar inadvertidamente en la parte trasera de la habitación.
Para ser honesta, prefiero mi propia compañía, leyendo una clásica novela británica, acurrucada en una silla en la biblioteca del campus. No sentada y retorciéndome nerviosamente en un colosal edificio de cristal y piedra.
Pongo los ojos en blanco para mí misma. Cálmate, Steele. Juzgando por el edificio, que es demasiado frío y moderno, presumo que Horan está en sus cuarenta: delgado, bronceado y rubio para encajar con el resto del personal.
Otra elegante rubia impecablemente vestida sale de una gran puerta a la derecha. Respirando hondo, me pongo de pie.
—¿Señorita Steele? —pregunta la última rubia.
—Sí
—El Sr. Horan la verá en un momento. ¿Puedo tomar su chaqueta?
—Oh, por favor. —Lucho para quitarme la chaqueta.
—¿Le han ofrecido algún refresco?
—Um… no. —Oh, Dios, ¿la Rubia Número Uno está en problemas?
La Rubia Número Dos frunce el ceño y le da una mirada a la joven mujer detrás del escritorio.
—¿Le gustaría té, café, agua? —pregunta, volviendo su atención nuevamente a mí.
—Un vaso de agua. Gracias —murmuro.
—Olivia, por favor tráele a la Srta. Steele un vaso de agua. —Su voz es severa.
Olivia se levanta inmediatamente y se escabulle tras una puerta al otro lado del vestíbulo.
—Mis disculpas, Srta. Steele, Olivia es nuestra nueva interna. Por favor, siéntese. El Sr. Horan la verá en cinco minutos.
Olivia regresa con un vaso de agua helada.
—Aquí tiene, Srta. Steele.
—Gracias.
La Rubia Número Dos camina hacia el gran escritorio, sus tacones haciendo eco en el piso de arenisca. Se sienta y ambas continúan con su trabajo.
Tal vez el Sr. Horan insiste en que todas sus empleadas sean rubias. Me estoy preguntando ociosamente si eso es legal, cuando la puerta de la oficina se abre y un hombre afroamericano alto, atractivo, elegantemente vestido y con cortas rastas sale. Definitivamente me he puesto la ropa equivocada.
Él se da la vuelta y dice a través de la puerta: —Golf, esta semana, Horan.
No escucho la respuesta. Él se da la vuelta, me ve, y sonríe, sus oscuros ojos arrugándose en las esquinas. Olivia ha saltado de su silla y llamado el ascensor. Parece lucirse al saltar de su asiento. ¡Está más nerviosa que yo!
—Buenas tardes, señoritas —dice él mientras sale por la puerta deslizante.
—El Sr. Horan la verá ahora.
—Srta. Steele. Puede pasar —dice la Rubia Número Dos. Me pongo de pie temblorosamente, intentando suprimir mis nervios. Recogiendo mi cartera, abandono mi vaso de agua y me abro paso hacia la puerta parcialmente abierta.
—No necesita tocar, sólo entre. —Ella sonríe amablemente.
Última edición por KarlytaD´Maslow el Miér 16 Ene 2013, 3:59 pm, editado 1 vez
KarlytaD´Maslow
Re: 50 sombras de Horan *1D* Niall y _____ 1era Temporada Terminada/2da Temporada
Capítulo 2
Empujo la puerta para abrirla y entro a trompicones, tropezándome con mis propios pies y cayendo de cabeza dentro de la oficina.
¡Mi.er.da, yo y mis dos pies izquierdos! Estoy sobre manos y rodillas en el umbral de la oficina del Sr. Horan y amables manos están rodeándome, ayudándome a ponerme de pie. Estoy tan avergonzada, maldita sea mi torpeza. Tengo que armarme de valor para levantar la mirada. Dios mío, él es tan joven.
—Señorita Kavanagh. —Extiende una mano con largos dedos hacia mí una vez estoy de pie—. Soy Niall Horan. ¿Se encuentra bien? ¿Le gustaría sentarse?
Tan joven… y atractivo, muy atractivo. Es alto, está vestido con un fino traje gris, camisa blanca, corbata negra, rebelde cabello cobrizo e intensos y brillantes ojos mieles que me observan sagazmente. Me toma un momento encontrar mi voz.
—Um… de hecho… —murmuro. Si este tipo está en sus treinta entonces estoy completamente sorprendida. Aturdida, pongo mi mano en la suya y nos damos un apretón. Cuando nuestros dedos se tocan, siento un raro y excitante hormigueo recorriéndome. Aparto mi mano apresuradamente, avergonzada. Debe ser la estática. Parpadeo rápidamente, mis pestañas igualando el ritmo de mi corazón—. La Srta. Kavanagh está indispuesta, así que me envió a mí. Espero que no le moleste, Sr. Horan.
—¿Y usted es? —Su voz es cálida, posiblemente divertida, pero es difícil saberlo por lo impasible de su expresión. Parece ligeramente interesado, pero más que eso, cortés.
—____(tn) Steele. Estoy estudiando Literatura Inglesa con Kate, um… Katherine… um… la Srta. Kavanagh, en la Washington State.
—Ya veo —dice simplemente. Creo que veo el fantasma de una sonrisa en su expresión, pero no estoy segura.
—¿Le gustaría tomar asiento? —Me señala el sofá de cuero blanco con forma de “L”.
Su oficina es demasiado grande para sólo un hombre. Frente a las ventanas que van desde el piso hasta el techo, hay un enorme escritorio moderno de madera oscura en el que seis personas podrían comer cómodamente. Hace juego con la mesa de café junto al sofá. Todo lo demás es blanco: el techo, los pisos y las paredes, excepto aquella junto a la puerta en la que cuelga un mosaico de pequeñas pinturas, treinta y seis de ellas arregladas formando un cuadrado. Son exquisitas, una serie de objetos mundanos y olvidados pintados con detalles tan preciosos que lucen como fotografías. Puestas juntas, son impresionantes.
—Un artista local. Trouton —dice Horan cuando atrapa mi mirada.
—Son adorables. Elevan lo ordinario hasta lo extraordinario —murmuro, distraída por él y por las pinturas. Inclina su cabeza hacia un lado y me observa atentamente.
—No podría estar más de acuerdo, Srta. Steele —responde, su voz es suave y por alguna razón inexplicable, me encuentro a mí misma sonrojándome.
Fuera de las pinturas, el resto de la oficina es fría, limpia y clínica. Me pregunto si eso refleja la personalidad del Adonis que se hunde con gracia en una de las sillas de cuero blanco frente a mí. Sacudo la cabeza, alterada por la dirección que toman mis pensamientos, y recupero las preguntas de Kate de mi cartera. Después, pongo la mini grabadora y soy tan torpe, que la dejo caer dos veces en la mesa de café enfrente de mí.
El Sr. Horan no dice nada, esperando pacientemente —espero— mientras yo me avergüenzo y me pongo más nerviosa. Cuando me armo de valor para mirarlo, él me está observando, una mano relajada contra su regazo y la otra ahuecando su barbilla, deslizando su largo dedo índice a través de sus labios. Creo que está intentando suprimir una sonrisa.
—¿Kate, quiero decir, la Srta. Kavanagh, le explicó para qué era la entrevista?
—Sí. Para que aparezca en la publicación de la graduación del periódico escol—Lo lamento —tartamudeo—. No estoy acostumbrada a esto.
—Tómese todo el tiempo que necesite, Srta. Steele —dice él.
—¿Le molesta si grabo sus respuestas?
—Después de que se ha tomado tantas molestias poniendo la grabadora, ¿me pregunta ahora?
Me sonrojo. ¿Se está burlando? Eso espero. Parpadeo hacia él, insegura de qué decir, y creo que le doy lástima porque cede. —No, no me molesta.
—¿Kate, quiero decir, la Srta. Kavanagh, le explicó para qué era la entrevista?
—Sí. Para que aparezca en la publicación de la graduación del periódico escolar dado que seré quien confiera los diplomas en la ceremonia de graduación de este año.
¡Oh! Estas son noticias nuevas para mí y estoy temporalmente preocupada por el pensamiento de que alguien no mucho mayor que yo —de acuerdo, quizá seis años o algo así, y bien, mega exitoso, pero aun así— va a entregarme mi diploma. Frunzo el ceño, trayendo mi caprichosa atención de vuelta a la tarea que tengo en mano.
—Bien. —Trago nerviosamente—. Tengo algunas preguntas, Sr. Horan. —Acomodo un mechón rebelde de mi cabello tras mi oreja.
—Pensé que las tendría —dice, inexpresivo.
Se está riendo de mí. Mis mejillas se calientan al darme cuenta de eso, me enderezo y cuadro los hombros en un intento de verme más alta e intimidante. Presionando el botón de grabación en la grabadora, intento lucir profesional.
—Es usted muy joven para haber acumulado un imperio así. ¿A qué le debe su éxito?
—Lo miro. Su sonrisa es triste, pero luce vagamente decepcionado.
—Los negocios son siempre sobre las personas, Srta. Steele, y soy muy bueno juzgándolas. Sé qué las enoja, qué las hace prosperar y qué no, qué las inspira y cómo incentivarlas. Doy empleo a un equipo excepcional y los recompenso bien. —Hace una pausa y fija una mirada de miel en mí—. Mi creencia es conseguir el éxito en cualquier plan que uno tenga, para convertirse uno mismo en el maestro de dicho plan, conocerlo por dentro y por fuera, conocer cada detalle. Trabajo duro, muy duro para hacer eso. Tomo decisiones basadas en la lógica y los hechos. Tengo un instinto natural que puede descubrir y nutrir una buena y sólida idea y a buenas personas. La línea final siempre está reducida a las buenas personas.
—Quizá sólo tiene suerte. —Esto no está en la lista de Kate, pero él es tan arrogante. Sus ojos destellan momentáneamente, sorprendidos.
—No me adhiero a la suerte o a la oportunidad, Srta. Steele. Entre más duro trabajo más suerte parezco tener. Realmente se trata de tener a las personas correctas en su equipo y dirigir sus energías adecuadamente. Creo que fue Harvey Firestone quien dijo
“El crecimiento y el desarrollo de las personas es la tarea más importante del liderazgo”.
—Suena como un controlador. —Las palabras están fuera de mi boca antes de que pueda detenerlas.
—Oh, practico el control en todas las cosas, Srta. Steele —dice sin un rastro de humor en su sonrisa. Lo miro, y él sostiene mi mirada firmemente, imperturbable. Mi pulso se acelera, y mi cara se sonroja de nuevo.
¿Por qué tiene un efecto tan desconcertante en mí? ¿Su abrumadora y atractiva apariencia quizás? ¿La forma en que me mira? ¿La forma en que frota suavemente su dedo índice sobre su labio inferior? Me gustaría que dejara de hacer eso.
—Además, se adquiere un inmenso poder asegurándote a ti mismo en tus fantasías secretas que naciste para controlar las cosas —continúa, su voz suave.
—¿Siente que tiene un inmenso poder? .
—Empleo a alrededor de cuarenta mil personas, Srta. Steele. Eso me da un cierto sentido de responsabilidad… poder, si así prefiere. Si decidiera que ya no estaba interesado en el negocio de las telecomunicaciones y vendo todo, veinte mil personas lucharían para realizar los pagos de su hipoteca después de aproximadamente un mes.
Me quedo boquiabierta. Estoy pasmada por su falta de humildad.
—¿Y no tiene un comité ante el que responder? —pregunto, disgustada.
—Soy el dueño de mi compañía. No tengo que responder ante un comité.
—Levanta una ceja hacia mí. Me sonrojo. Por supuesto, sabría esto si hubiera hecho algo de investigación. Pero Dios, es tan arrogante. Cambio de enfoque.
—¿Y tiene intereses fuera de su trabajo?
—Tengo intereses variados, Srta. Steele.
El fantasma de una sonrisa llega a sus labios. Y por alguna razón, estoy confundida y acalorada por su firme mirada. Sus ojos están encendidos con algún pensamiento impío.
—Pero si trabaja tan duramente, ¿qué hace para relajarse?
—¿Relajarme? —Sonríe, revelando unos perfectos dientes blancos. Dejo de respirar. Realmente es guapo. Nadie debería ser así de atractivo.
—Bueno, para “relajarme” como usted dice, navego, vuelo, disfruto de varias actividades físicas. —Se mueve en su silla—. Soy un hombre muy rico, Srta. Steele, y tengo caros e interesantes pasatiempos.
Echo un rápido vistazo a las preguntas de Kate, queriendo salir de este tema.
—Usted invierte en el sector manufacturero. ¿Por qué en ese específicamente? —pregunto. ¿Por qué me hace sentir tan incómoda?
—Me gusta construir cosas. Me gusta saber cómo funcionan, qué hace que se muevan, cómo construirlas y desmontarlas. Y adoro los barcos. ¿Qué puedo decir?
—Eso suena como su corazón hablando en lugar de la lógica y los hechos.
Su boca hace una mueca y me mira, evaluándome.
—Posiblemente. Aunque hay gente que diría que no tengo corazón.
—¿Por qué dirían eso?
—Porque me conocen bien. —Sus labios se curvan en una sonrisa torcida.
—¿Dirían sus amigos que es fácil conocerlo? —Y me arrepiento de la pregunta tan pronto como la digo. No está en la lista de Kate.
—Soy una persona muy privada, Srta. Steele. Hago mucho para proteger mi privacidad. No suelo dar entrevistas.
—¿Por qué estuvo de acuerdo en hacer ésta?
—Porque soy benefactor de la Universidad, y a pesar de los intentos, no pude conseguir que la Srta. Kavanagh me dejara en paz. Acosó y acosó a mi gente de RRPP, y admiro esa clase de tenacidad.
Sé lo tenaz que Kate puede ser. Ese es el por qué estoy sentada aquí retorciéndome incómodamente bajo su penetrante mirada cuando debería estar estudiando para los exámenes.
—También invierte en tecnologías de cultivo. ¿Por qué está interesado en esta área?
—No podemos comer dinero, Srta. Steele, y hay demasiada gente en este planeta que no tienen suficiente para comer.
—Eso suena muy filantrópico. ¿Es algo por lo que se siente apasionado? ¿Alimentar a los pobres del mundo?
Se encoge de hombros, muy evasivo.
—Es un negocio astuto —murmura, aunque creo que no está siendo sincero. No tiene sentido… ¿alimentar a los pobres del mundo? No puedo ver los beneficios financieros de esto, sólo la integridad del ideal. Echo un vistazo a la siguiente pregunta, confusa por su actitud.
—¿Tiene una filosofía? Si la tiene, ¿cuál es?
—No tengo una filosofía como tal. Quizás un principio rector, el de Carnegie: “El hombre que adquiere la habilidad para asumir plena posesión de su mente puede tomar posesión de todo lo demás a lo que tiene derecho.” Soy muy singular, tenaz. Me gusta el control: de mí mismo y de aquellos a mí alrededor.
—¿Así que quiere poseer cosas? —Eres un controlador.
—Quiero merecer poseerlas, pero sí, en pocas palabras, lo hago.
—Suena como el consumidor final.
—Lo soy. —Sonríe, pero la sonrisa no llega a sus ojos. De nuevo esto no concuerda con alguien que quiere alimentar al mundo, por lo que no puedo evitar pensar que estamos hablando de otra cosa, pero estoy absolutamente desconcertada en cuanto a lo qué es. Trago saliva. La temperatura en la habitación está elevándose, o tal vez soy sólo yo. Sólo quiero que esta entrevista termine. Seguramente Kate tiene suficiente material ahora, ¿no? Echo un vistazo a la siguiente pregunta.
—Usted fue adoptado. ¿Hasta qué punto cree que eso afectó su forma de ser?
—Oh, esto es personal. Lo miro, esperando que no esté ofendido. Frunce el ceño.
—No tengo modo de saberlo.
Mi interés se ha despertado.
—¿Qué edad tenía cuando fue adoptado?
—Ese es un material de registro público, Srta. Steele. —Su tono es severo. Me sonrojo, de nuevo. Mi.er.da. Sí, por supuesto: si hubiera sabido que iba a hacer esta entrevista, habría hecho alguna investigación. Avanzo rápidamente.
—Ha tenido que sacrificar una vida en familia por su trabajo.
—Esa no es una pregunta. —Es seco.
—Lo siento. —Me retuerzo, y él me hace sentir como si fuera una niña perdida. Lo intento de nuevo—. ¿Ha tenido que sacrificar una vida en familia por su trabajo?
—Tengo una familia. Tengo un hermano, una hermana y dos padres cariñosos. No estoy interesado en extender mi familia más allá de eso.
—¿Es usted gay, señor Grey?
Inhala fuertemente, y me avergüenzo, mortificada. Mi.er.da. ¿Por qué no empleé alguna clase de filtro antes de leer esto directamente? ¿Cómo puedo decirle que sólo estoy leyendo las preguntas? ¡Maldita sea Kate y su curiosidad!
—No____(tn), no lo soy. —Eleva las cejas, un brillo frío en sus ojos. No parece contento.
—Pido disculpas. Está umm… escrito aquí. —Es la primera vez que ha dicho mi nombre.
Mi pulso se acelera, y mis mejillas están ardiendo otra vez. Nerviosa, pongo mi cabello suelto detrás de la oreja.
Ladea la cabeza hacia un lado.
—¿Estas no son sus propias preguntas?
La sangre se drena de mi cabeza. Oh no.
—Esto… no. Kate, la Srta. Kavanagh, compiló las preguntas.
—¿Son compañeras en el periódico estudiantil? —Oh mi.er.da. No tengo nada que ver con el periódico estudiantil. Es su actividad extracurricular, no la mía. Mi cara está en llamas.
—No. Es mi compañera de habitación.
Se frota el mentón en silenciosa deliberación, sus ojos mieles evaluándome.
—¿Te ofreciste voluntaria para hacer esta entrevista? —pregunta, su voz mortalmente tranquila.
Espera, ¿quién se supone que está entrevistando a quién? Sus ojos me queman, y estoy obligada a contestar la verdad.
—Estaba obligada. Ella no está bien. —Mi voz es débil y apenada.
—Eso explica muchas cosas.
Llaman a la puerta, y la Rubia Número Dos entra.
—Señor Horan, perdóneme por interrumpir, pero su siguiente reunión es en dos minutos.
—No hemos terminado aquí, Andrea. Por favor cancela mi siguiente reunión.
Andrea duda, mirándolo. Parece perdida. Él vuelve la cabeza lentamente para hacerle frente y levanta las cejas. Ella se ruboriza de un color rosa brillante. Oh bien. No soy sólo yo.
—Muy bien, Sr. Horan —murmura, luego sale. Él frunce el ceño, y vuelve su atención de nuevo hacia mí.
—¿Dónde estábamos, Srta. Steele?
—Por favor no permita que lo interrumpa.
—Quiero saber acerca de usted. Creo que es lo justo. —Sus ojos mieles están encendidos con curiosidad. Doble ****. ¿Adónde va con esto? Sitúa los codos en los brazos de la silla y junta los dedos frente a su boca. Su boca… distrae mucho. Trago saliva.
—No hay mucho que saber —digo, sonrojándome otra vez.
—¿Cuáles son sus planes después de graduarse?
Me encojo de hombros, confundida por su interés. Venir a Seattle con Kate, encontrar un lugar, encontrar trabajo. Realmente no he pensado más allá de mis exámenes finales.
—No he hecho planes, Sr. Horan. Sólo necesito superar mis exámenes finales. Para los cuales debería estar estudiando ahora en lugar de estar sentada en tu grandiosa, ostentosa y estéril oficina, sintiéndome incómoda bajo tu penetrante mirada.
—Llevamos a cabo un programa de pasantías excelente aquí —dice tranquilamente. Levanto las cejas con sorpresa. ¿Está ofreciéndome un trabajo?
—Oh. Lo tendré en cuenta —murmuro, completamente confundida—. Aunque no estoy segura de encajar aquí. —Oh no. Estoy reflexionando en voz alta otra vez.
—¿Por qué dice eso? —Ladea su cabeza a un lado, intrigado, un indicio de sonrisa jugando en sus labios.
—Es obvio, ¿no? —Soy descoordinada, desaliñada, y no soy rubia.
—No para mí —murmura. Su mirada es intensa, todo el humor se ha ido, y extraños músculos en lo profundo de mi vientre se aprietan de pronto. Aparto los ojos de su escrutinio y miro ciegamente hacia abajo a mis dedos anudados. ¿Qué está pasando? Tengo que irme, ahora. Me inclino hacia delante para recuperar la grabadora.
—¿Quiere que le enseñe los alrededores? —pregunta.
—Estoy segura de que está demasiado ocupado, Sr. Horan, y tengo que hacer un largo viaje en coche.
—¿Está conduciendo de vuelta a la Universidad de Washington en Vancouver? —Suena sorprendido, preocupado incluso. Mira hacia fuera por la ventana. Ha comenzado a llover—. Bueno, es mejor que conduzca con cuidado. —Su tono es duro, autoritario. ¿Por qué debería preocuparse?—. ¿Ha conseguido todo lo que necesita? —añade
—Sí señor —respondo, guardando la grabadora en mi cartera. Sus ojos se estrechan especulativamente.
—Gracias por la entrevista, Sr. Horan.
—El placer ha sido todo mío —dice, educado como siempre.
Cuando me levanto, él se levanta y me tiende la mano.
—Hasta que nos encontremos de nuevo, Srta. Steele. —Y suena como un desafío, o una amenaza, no estoy segura de qué. Frunzo el ceño. ¿Cuándo vamos a encontrarnos otra vez? Sacudo su mano una vez más, asombrada de que esa extraña energía entre nosotros siga ahí. Deben ser mis nervios.
—Sr. Horan. —Asiento hacia él. Moviéndose con una ágil elegancia atlética hacia la puerta, la abre de par en par.
—Sólo asegurándome de que llegue a la puerta, Srta. Steele. —Me brinda una pequeña sonrisa. Obviamente se está refiriendo a mi anterior poco elegante entrada a su oficina. Me sonrojo.
—Eso es muy considerado, Sr. Horan —digo bruscamente, y su sonrisa se ensancha. Me alegro de que me encuentres entretenida, frunzo el ceño interiormente, caminando hacia el vestíbulo. Estoy sorprendida cuando me sigue fuera. Andrea y Olivia alzan la vista, igualmente sorprendidas.
—¿Tiene un abrigo —pregunta Horan.
—Sí. —Olivia se levanta de un salto y recupera mi chaqueta, la cual le es arrebatada por Horan antes de que pueda entregármela. La sostiene y, sintiéndome ridículamente tímida, me encojo dentro de ella. Horan sitúa sus manos por un momento en mis hombros. Jadeo ante el contacto. Si nota mi reacción, no dice nada. Su largo dedo índice presiona el botón convocando el ascensor, y permanecemos de pie esperando torpemente por mi parte, fríamente dueño de sí mismo por la suya.
Las puertas se abren, y me apresuro a entrar desesperada por escapar. Realmente necesito salir de aquí. Cuando me vuelvo para mirarlo, está inclinado contra la puerta junto al ascensor con una mano en la pared. Realmente es muy, muy atractivo. Es una distracción. Sus ardientes ojos mieles me miran.
—____(tn)—dice como despedida.
—Niall —respondo. Y gracias a Dios, las puertas se cierran
Última edición por KarlytaD´Maslow el Miér 16 Ene 2013, 4:00 pm, editado 1 vez
KarlytaD´Maslow
Re: 50 sombras de Horan *1D* Niall y _____ 1era Temporada Terminada/2da Temporada
Capítulo 3
Mi corazón está latiendo con fuerza. El ascensor llega al primer piso y me apresuro a salir tan pronto como las puertas se abren, tropezando una vez, pero afortunadamente sin caerme en el inmaculado suelo de piedra arenisca. Corro por las anchas puertas de vidrio y estoy libre en el fresco, limpio y húmedo aire de Seattle. Levantando mi rostro, doy la bienvenida a la refrescante lluvia. Cierro mis ojos, tomo una profunda y purificante respiración y trato de recuperar lo que queda de mi equilibrio.
Ningún hombre me ha afectado de la manera en que Niall Horan lo ha hecho y no puedo entender por qué. ¿Es su aspecto? ¿Su educación? ¿Riqueza? ¿Poder? No entiendo mi reacción irracional. Exhalo un gran suspiro de alivio. ¿Qué, en nombre de los cielos, fue todo eso? Apoyada en uno de los pilares de acero del edificio, intento valientemente calmarme y ordenar mis pensamientos. Sacudo mi cabeza. Santa ****, ¿qué fue eso? Mi corazón se estabiliza a su ritmo regular y puedo respirar normalmente de nuevo. Me dirijo al automóvil.
Mientras dejo los límites de la ciudad atrás, me empiezo a sentir *beep* y avergonzada al reproducir la entrevista en mi mente. Sin duda estoy reaccionando exageradamente a algo que es imaginario. Bien, así que es muy atractivo, seguro, dominante, a gusto consigo mismo… pero por otro lado, es arrogante y debido a sus modales impecables, es autocrático y frío. Bueno, en la superficie. Un escalofrío involuntario corre por mi columna. Puede ser arrogante, pero entonces tiene derecho a serlo: ha logrado tanto siendo tan joven. No soporta a los tontos, pero ¿por qué habría de hacerlo? De nuevo, me irrita que Kate no me diera una breve biografía.
Mientras me desplazo por la carretera interestatal 5 mi mente continúa vagando. Estoy realmente perpleja en cuanto a lo que hace que alguien esté tan motivado para tener éxito. Algunas de sus respuestas fuerontan enigmáticas, como si tuviera una agenda escondida. Y las preguntas de Kate ¡ugh! ¡La adopción y preguntarle si era gay! Me estremezco.
No puedo creer que dije eso. ¡Tierra, trágame ahora! Cada vez que piense en esa pregunta en el futuro, temblaré de vergüenza. ¡Maldita Katherine Kavanagh!
Compruebo el velocímetro. Estoy manejando con más cautela de lo que lo haría en cualquier otra ocasión. Y sé que es el recuerdo de dos penetrantes ojos mieles mirándome, y una voz severa diciéndome que conduzca con cuidado. Sacudiendo la cabeza, me doy cuenta de que Horan es más como un hombre del doble de su edad.
Olvídalo ____(tn),me regaño. Decido que, en términos generales, ha sido una experiencia muy interesante, pero no debería pensar en ello. Olvidalo. Nunca tengo que volver a verlo. Inmediatamente estoy animada por la idea. Enciendo el reproductor de MP3 y subo el volumen, me reclino y escucho el golpeteo de la música indie rock mientras presiono el acelerador. Al entrar en la Carretera Interestatal 5, me doy cuenta de que puedo conducir tan rápido como yo quiera.
Vivimos en una pequeña comunidad de dúplexs en Vancouver, Washington. Tengo suerte, los padres de Kate compraron el lugar para ella y pago una miseria de alquiler.Ha sido mi hogar por cuatro años ahora. A medida que me detengo afuera, sé que Kate querrá una historia muy detallada y es obstinada. Bueno, al menos tiene la mini grabadora. Por suerte no tendré que explicar mucho más de lo que se dijo durante la entrevista.
—¡____(tn)! Estás de vuelta. —Kate se encuentra en nuestra sala de estar, rodeada de libros. Claramente ha estudiado para los exámenes finales, a pesar de que todavía está en su pijama de franela color rosa decorado con lindos conejitos, el que reserva para después de romper con sus novios, para variadas enfermedades y para estados depresivos en general. Avanza hacia mí y me abraza con fuerza—. Estaba empezando a preocuparme. Esperaba que regresaras más temprano.
—Ah, pensé que demoré poco tiempo, teniendo en cuenta que la entrevista se prolongó. —Muevo la mini grabadora hacia a ella.
—____(tn), muchas gracias por hacer esto. Estoy en deuda, lo sé. ¿Cómo fue? ¿Cómo era él? —Oh, no... aquí vamos, el Interrogatorio Katherine Kavanagh.
Me esfuerzo por responder a su pregunta. ¿Qué puedo decir?
—Me alegro de que haya terminado y que no tengo que volver a verlo. Fue bastante intimidante, sabes. —Me encojo de hombros—. Es muy centrado, incluso intenso y joven. Muy joven.
Kate me mira inocentemente. Le frunzo el ceño —No parezcas tan inocente. ¿Por qué no me diste una biografía? Me hizo sentir como una ****a por limitarme a la investigación básica. —Kate pone una mano sobre su boca.
—Caray,____(tn) , lo siento... no pensé.
Resoplo. —En su mayoría fue cortés y formal, un poco estirado, como si fuera mayor antes de tiempo. No habla como un hombre de veintitantos años. ¿Cuántos años tiene de todos modos?
—Veintisiete. Por Dios, ____(tn), lo siento. Debería haberte informado, pero tenía tanto pánico. Entrégame la mini grabadora y empezaré a transcribir la entrevista.
—Te ves mejor. ¿Has tomado tu sopa? —pregunto, dispuesta a cambiar de tema.
—Sí y estaba deliciosa, como siempre. Me siento mucho mejor. —Me sonríe con gratitud. Miro mi reloj.
—Tengo que correr. Todavía puedo hacer mi turno en Clayton’s.
—____(tn), estarás agotada.
—Estaré bien. Te veré más tarde.
He trabajado en Clayton’s desde que empecé en la universidad. Es la mayor tienda independiente de herramientas en el área de Portland, durante los cuatro años que he trabajado aquí, he llegado a conocer un poco sobre la mayoría de los productos que vendemos. Me alegro de que puedo hacer mi turno, ya que me da algo en que concentrarme que no sea Niall Horan. Estamos ocupados: es el inicio de la temporada de verano, y la gente está redecorando sus hogares. La Sra. Clayton está encantada de verme.
—¡____(tn)! Pensé que no ibas a venir hoy.
—Mi cita no duró tanto como pensaba. Puedo hacer un par de horas.
—Estoy realmente contenta de verte.
Me envía a la bodega para comenzar a reordenar estantes y pronto estoy absorta en la tarea.
Cuando llego a casa más tarde, Katherine está usando los auriculares y trabajando en su portátil. Su nariz aún es rosada, pero tiene sus dientes en una historia, por lo que está concentrada y escribiendo frenéticamente. Estoy completamente agotada, exhausta por el largo viaje, la agotadora entrevista y por salir apresurada hacia Clayton’s. Me desplomo en el sofá, pensando en el ensayo que tengo que terminar y todo el estudio que no he hecho hoy porque estaba retrasada con... él.
—Tienes algunas cosas buenas aquí, ____(tn). Bien hecho. No puedo creer que no aceptaras su oferta de mostrarte los alrededores. Obviamente quería pasar más tiempo contigo. —Me da una fugaz mirada burlona.
Me sonrojo y mi ritmo cardíaco aumenta inexplicablemente. Esa no era la razón, ¿verdad? Él sólo quería mostrarme los alrededores para que yo pudiera ver que era el señor de todo lo que veía. Me doy cuenta que me estoy mordiendo el labio[,] y espero que Kate no se dé cuenta. Pero ella parece absorta en su transcripción.
—He oído lo que quieres decir con eso de formal. ¿Tomaste notas? —pregunta.
—Um... no, no lo hice.
—Eso está bien. Todavía puedo hacer un buen artículo con esto. Es una pena que no tengamos algunas fotografías originales. Atractivo *beep*, ¿no?
Me ruborizo.
—Supongo que sí. —Trato de sonar desinteresada y creo que lo logro.
—Oh, vamos ____(tn),ni siquiera tú puedes ser inmune a su apariencia. —Arquea una ceja perfecta en mi dirección.
¡****! La distraigo con halagos, siempre es una buena táctica.
—Probablemente habrías conseguido mucho más de él.
—Dudo eso, ____(tn). Vamos, prácticamente te ofreció un trabajo. Teniendo en cuenta que te he endosado esto a último minuto, lo hiciste muy bien. —Levanta la vista hacia mí especulativamente. Hago una retirada precipitada a la cocina.
—¿Y qué pensaste realmente de él? —Maldita sea, es curiosa. ¿Por qué no puede simplemente dejar pasar esto? Piensa en algo, rápido.
—Él está muy motivado, es controlador, arrogante… realmente aterrador, pero muy carismático. Puedo entender la fascinación —agrego sinceramente, mientras la miro desde la puerta, esperando que esto la calle de una vez por todas.
—¿Tú, fascinada por un hombre? Esta es la primera vez —resopla.
Empiezo a reunir los ingredientes para un sándwich para que no pueda ver mi rostro.
—¿Por qué querías saber si era gay? Dicho sea de paso, esa fue la pregunta más vergonzosa. Estaba mortificaday él también estaba enojado de que se la hiciera.Fruncí el ceño ante el recuerdo.
—Siempre que está en las páginas de sociedad nunca tiene una cita.
—Fue vergonzoso. Todo el asunto fue vergonzoso. Me alegro de que nunca tendré que posar los ojos en él.
—Oh, ____(tn), no puede haber sido tan malo. Creo que suena un poco como si le gustases.
¿Yo le gusto? Ahora Kate está siendo ridícula.
—¿Quieres un sándwich?
—Por favor.
No hablamos más de Niall Horan esa noche, para mi alivio. Una vez que hemos cenado, soy capaz de sentarme a la mesa del comedor con Kate y, mientras ella trabaja en su artículo, yo trabajo en mi ensayo sobre Tess de los D'Urbervilles. Maldita sea, pero esa mujer estaba en el lugar, momento y siglo equivocado. Para el momento en el que termino es medianoche y hace mucho que Kate se ha ido a la cama. Me dirijo a mi habitación, agotada pero contenta de que he logrado tanto para un lunes.
Me hundo en mi cama de hierro blanco, envolviéndome en la manta de mi madre, cierro mis ojos y estoy instantáneamente dormida. Esa noche sueño con lugares oscuros, inóspitos pisos blancos, fríos y ojos mieles.
El resto de la semana, me sumergo en mis estudios y mi trabajo en Clayton’s. Kate también está ocupada, recopilando la última edición de su revista de estudiantes antes de tener que relegarla al nuevo editor mientras que también tiene que prepararse para sus finales. Para el miércoles ella está mucho mejor y ya no tengo que soportar la visión de su pijama de franela con demasiados conejos.
Llamo a mi madre en Georgia paraver cómo está, pero también para que pueda desearme suerte en mis exámenes finales. Procede a hablarme de su última aventura en la fabricación de velas: mi madre es aficionada a nuevos proyectos empresariales. Fundamentalmente está aburrida y quiere algo en que ocupar su tiempo, pero tiene la capacidad de concentración de un pez dorado. Será algo nuevo la próxima semana. Me preocupa. Espero que no haya hipotecado la casa para financiar este último plan.
Y espero que Bob —su marido relativamente nuevo y mucho mayor— mantenga un ojo en ella ahora que ya no estoy allí. Parece más centrado que el esposo número tres.
—¿Cómo están las cosas contigo, ____(tn)?
Por un momento, dudo y tengo toda la atención de mamá.
—Estoy bien.
—¡____(tn)! ¿Has conocido a alguien? —Wow... ¿cómo hace eso? La emoción en su voz es palpable.
—No, mamá, no es nada. Serás la primera en saber si lo hago.
—____(tn), realmente necesita salir más, cariño. Me preocupas.
—Mamá, estoy bien. ¿Qué tal Bob? —Como siempre, la distracción es la mejor política.
Más tarde esa noche llamo a Ray, mi padrastro, el esposo número dos de mamá, el hombre al que considero mi padre y cuyo apellido llevo. Es una breve conversación. De hecho, más que una conversación, es más como una serie de gruñidos de un solo lado en respuesta a mi gentil persuasión. Ray no es hablador. Pero todavía está vivo, todavía está viendo fútbol en la televisión, yendo al bowling y a pescar con moscas o haciendo muebles cuando no hace otras cosas. Ray es un hábil carpintero y la razón por la que conozco la diferencia entre un halcón y un serrucho. Todo parece ir bien con él.
Mi corazón está latiendo con fuerza. El ascensor llega al primer piso y me apresuro a salir tan pronto como las puertas se abren, tropezando una vez, pero afortunadamente sin caerme en el inmaculado suelo de piedra arenisca. Corro por las anchas puertas de vidrio y estoy libre en el fresco, limpio y húmedo aire de Seattle. Levantando mi rostro, doy la bienvenida a la refrescante lluvia. Cierro mis ojos, tomo una profunda y purificante respiración y trato de recuperar lo que queda de mi equilibrio.
Ningún hombre me ha afectado de la manera en que Niall Horan lo ha hecho y no puedo entender por qué. ¿Es su aspecto? ¿Su educación? ¿Riqueza? ¿Poder? No entiendo mi reacción irracional. Exhalo un gran suspiro de alivio. ¿Qué, en nombre de los cielos, fue todo eso? Apoyada en uno de los pilares de acero del edificio, intento valientemente calmarme y ordenar mis pensamientos. Sacudo mi cabeza. Santa ****, ¿qué fue eso? Mi corazón se estabiliza a su ritmo regular y puedo respirar normalmente de nuevo. Me dirijo al automóvil.
Mientras dejo los límites de la ciudad atrás, me empiezo a sentir *beep* y avergonzada al reproducir la entrevista en mi mente. Sin duda estoy reaccionando exageradamente a algo que es imaginario. Bien, así que es muy atractivo, seguro, dominante, a gusto consigo mismo… pero por otro lado, es arrogante y debido a sus modales impecables, es autocrático y frío. Bueno, en la superficie. Un escalofrío involuntario corre por mi columna. Puede ser arrogante, pero entonces tiene derecho a serlo: ha logrado tanto siendo tan joven. No soporta a los tontos, pero ¿por qué habría de hacerlo? De nuevo, me irrita que Kate no me diera una breve biografía.
Mientras me desplazo por la carretera interestatal 5 mi mente continúa vagando. Estoy realmente perpleja en cuanto a lo que hace que alguien esté tan motivado para tener éxito. Algunas de sus respuestas fuerontan enigmáticas, como si tuviera una agenda escondida. Y las preguntas de Kate ¡ugh! ¡La adopción y preguntarle si era gay! Me estremezco.
No puedo creer que dije eso. ¡Tierra, trágame ahora! Cada vez que piense en esa pregunta en el futuro, temblaré de vergüenza. ¡Maldita Katherine Kavanagh!
Compruebo el velocímetro. Estoy manejando con más cautela de lo que lo haría en cualquier otra ocasión. Y sé que es el recuerdo de dos penetrantes ojos mieles mirándome, y una voz severa diciéndome que conduzca con cuidado. Sacudiendo la cabeza, me doy cuenta de que Horan es más como un hombre del doble de su edad.
Olvídalo ____(tn),me regaño. Decido que, en términos generales, ha sido una experiencia muy interesante, pero no debería pensar en ello. Olvidalo. Nunca tengo que volver a verlo. Inmediatamente estoy animada por la idea. Enciendo el reproductor de MP3 y subo el volumen, me reclino y escucho el golpeteo de la música indie rock mientras presiono el acelerador. Al entrar en la Carretera Interestatal 5, me doy cuenta de que puedo conducir tan rápido como yo quiera.
Vivimos en una pequeña comunidad de dúplexs en Vancouver, Washington. Tengo suerte, los padres de Kate compraron el lugar para ella y pago una miseria de alquiler.Ha sido mi hogar por cuatro años ahora. A medida que me detengo afuera, sé que Kate querrá una historia muy detallada y es obstinada. Bueno, al menos tiene la mini grabadora. Por suerte no tendré que explicar mucho más de lo que se dijo durante la entrevista.
—¡____(tn)! Estás de vuelta. —Kate se encuentra en nuestra sala de estar, rodeada de libros. Claramente ha estudiado para los exámenes finales, a pesar de que todavía está en su pijama de franela color rosa decorado con lindos conejitos, el que reserva para después de romper con sus novios, para variadas enfermedades y para estados depresivos en general. Avanza hacia mí y me abraza con fuerza—. Estaba empezando a preocuparme. Esperaba que regresaras más temprano.
—Ah, pensé que demoré poco tiempo, teniendo en cuenta que la entrevista se prolongó. —Muevo la mini grabadora hacia a ella.
—____(tn), muchas gracias por hacer esto. Estoy en deuda, lo sé. ¿Cómo fue? ¿Cómo era él? —Oh, no... aquí vamos, el Interrogatorio Katherine Kavanagh.
Me esfuerzo por responder a su pregunta. ¿Qué puedo decir?
—Me alegro de que haya terminado y que no tengo que volver a verlo. Fue bastante intimidante, sabes. —Me encojo de hombros—. Es muy centrado, incluso intenso y joven. Muy joven.
Kate me mira inocentemente. Le frunzo el ceño —No parezcas tan inocente. ¿Por qué no me diste una biografía? Me hizo sentir como una ****a por limitarme a la investigación básica. —Kate pone una mano sobre su boca.
—Caray,____(tn) , lo siento... no pensé.
Resoplo. —En su mayoría fue cortés y formal, un poco estirado, como si fuera mayor antes de tiempo. No habla como un hombre de veintitantos años. ¿Cuántos años tiene de todos modos?
—Veintisiete. Por Dios, ____(tn), lo siento. Debería haberte informado, pero tenía tanto pánico. Entrégame la mini grabadora y empezaré a transcribir la entrevista.
—Te ves mejor. ¿Has tomado tu sopa? —pregunto, dispuesta a cambiar de tema.
—Sí y estaba deliciosa, como siempre. Me siento mucho mejor. —Me sonríe con gratitud. Miro mi reloj.
—Tengo que correr. Todavía puedo hacer mi turno en Clayton’s.
—____(tn), estarás agotada.
—Estaré bien. Te veré más tarde.
He trabajado en Clayton’s desde que empecé en la universidad. Es la mayor tienda independiente de herramientas en el área de Portland, durante los cuatro años que he trabajado aquí, he llegado a conocer un poco sobre la mayoría de los productos que vendemos. Me alegro de que puedo hacer mi turno, ya que me da algo en que concentrarme que no sea Niall Horan. Estamos ocupados: es el inicio de la temporada de verano, y la gente está redecorando sus hogares. La Sra. Clayton está encantada de verme.
—¡____(tn)! Pensé que no ibas a venir hoy.
—Mi cita no duró tanto como pensaba. Puedo hacer un par de horas.
—Estoy realmente contenta de verte.
Me envía a la bodega para comenzar a reordenar estantes y pronto estoy absorta en la tarea.
Cuando llego a casa más tarde, Katherine está usando los auriculares y trabajando en su portátil. Su nariz aún es rosada, pero tiene sus dientes en una historia, por lo que está concentrada y escribiendo frenéticamente. Estoy completamente agotada, exhausta por el largo viaje, la agotadora entrevista y por salir apresurada hacia Clayton’s. Me desplomo en el sofá, pensando en el ensayo que tengo que terminar y todo el estudio que no he hecho hoy porque estaba retrasada con... él.
—Tienes algunas cosas buenas aquí, ____(tn). Bien hecho. No puedo creer que no aceptaras su oferta de mostrarte los alrededores. Obviamente quería pasar más tiempo contigo. —Me da una fugaz mirada burlona.
Me sonrojo y mi ritmo cardíaco aumenta inexplicablemente. Esa no era la razón, ¿verdad? Él sólo quería mostrarme los alrededores para que yo pudiera ver que era el señor de todo lo que veía. Me doy cuenta que me estoy mordiendo el labio[,] y espero que Kate no se dé cuenta. Pero ella parece absorta en su transcripción.
—He oído lo que quieres decir con eso de formal. ¿Tomaste notas? —pregunta.
—Um... no, no lo hice.
—Eso está bien. Todavía puedo hacer un buen artículo con esto. Es una pena que no tengamos algunas fotografías originales. Atractivo *beep*, ¿no?
Me ruborizo.
—Supongo que sí. —Trato de sonar desinteresada y creo que lo logro.
—Oh, vamos ____(tn),ni siquiera tú puedes ser inmune a su apariencia. —Arquea una ceja perfecta en mi dirección.
¡****! La distraigo con halagos, siempre es una buena táctica.
—Probablemente habrías conseguido mucho más de él.
—Dudo eso, ____(tn). Vamos, prácticamente te ofreció un trabajo. Teniendo en cuenta que te he endosado esto a último minuto, lo hiciste muy bien. —Levanta la vista hacia mí especulativamente. Hago una retirada precipitada a la cocina.
—¿Y qué pensaste realmente de él? —Maldita sea, es curiosa. ¿Por qué no puede simplemente dejar pasar esto? Piensa en algo, rápido.
—Él está muy motivado, es controlador, arrogante… realmente aterrador, pero muy carismático. Puedo entender la fascinación —agrego sinceramente, mientras la miro desde la puerta, esperando que esto la calle de una vez por todas.
—¿Tú, fascinada por un hombre? Esta es la primera vez —resopla.
Empiezo a reunir los ingredientes para un sándwich para que no pueda ver mi rostro.
—¿Por qué querías saber si era gay? Dicho sea de paso, esa fue la pregunta más vergonzosa. Estaba mortificaday él también estaba enojado de que se la hiciera.Fruncí el ceño ante el recuerdo.
—Siempre que está en las páginas de sociedad nunca tiene una cita.
—Fue vergonzoso. Todo el asunto fue vergonzoso. Me alegro de que nunca tendré que posar los ojos en él.
—Oh, ____(tn), no puede haber sido tan malo. Creo que suena un poco como si le gustases.
¿Yo le gusto? Ahora Kate está siendo ridícula.
—¿Quieres un sándwich?
—Por favor.
No hablamos más de Niall Horan esa noche, para mi alivio. Una vez que hemos cenado, soy capaz de sentarme a la mesa del comedor con Kate y, mientras ella trabaja en su artículo, yo trabajo en mi ensayo sobre Tess de los D'Urbervilles. Maldita sea, pero esa mujer estaba en el lugar, momento y siglo equivocado. Para el momento en el que termino es medianoche y hace mucho que Kate se ha ido a la cama. Me dirijo a mi habitación, agotada pero contenta de que he logrado tanto para un lunes.
Me hundo en mi cama de hierro blanco, envolviéndome en la manta de mi madre, cierro mis ojos y estoy instantáneamente dormida. Esa noche sueño con lugares oscuros, inóspitos pisos blancos, fríos y ojos mieles.
El resto de la semana, me sumergo en mis estudios y mi trabajo en Clayton’s. Kate también está ocupada, recopilando la última edición de su revista de estudiantes antes de tener que relegarla al nuevo editor mientras que también tiene que prepararse para sus finales. Para el miércoles ella está mucho mejor y ya no tengo que soportar la visión de su pijama de franela con demasiados conejos.
Llamo a mi madre en Georgia paraver cómo está, pero también para que pueda desearme suerte en mis exámenes finales. Procede a hablarme de su última aventura en la fabricación de velas: mi madre es aficionada a nuevos proyectos empresariales. Fundamentalmente está aburrida y quiere algo en que ocupar su tiempo, pero tiene la capacidad de concentración de un pez dorado. Será algo nuevo la próxima semana. Me preocupa. Espero que no haya hipotecado la casa para financiar este último plan.
Y espero que Bob —su marido relativamente nuevo y mucho mayor— mantenga un ojo en ella ahora que ya no estoy allí. Parece más centrado que el esposo número tres.
—¿Cómo están las cosas contigo, ____(tn)?
Por un momento, dudo y tengo toda la atención de mamá.
—Estoy bien.
—¡____(tn)! ¿Has conocido a alguien? —Wow... ¿cómo hace eso? La emoción en su voz es palpable.
—No, mamá, no es nada. Serás la primera en saber si lo hago.
—____(tn), realmente necesita salir más, cariño. Me preocupas.
—Mamá, estoy bien. ¿Qué tal Bob? —Como siempre, la distracción es la mejor política.
Más tarde esa noche llamo a Ray, mi padrastro, el esposo número dos de mamá, el hombre al que considero mi padre y cuyo apellido llevo. Es una breve conversación. De hecho, más que una conversación, es más como una serie de gruñidos de un solo lado en respuesta a mi gentil persuasión. Ray no es hablador. Pero todavía está vivo, todavía está viendo fútbol en la televisión, yendo al bowling y a pescar con moscas o haciendo muebles cuando no hace otras cosas. Ray es un hábil carpintero y la razón por la que conozco la diferencia entre un halcón y un serrucho. Todo parece ir bien con él.
KarlytaD´Maslow
Re: 50 sombras de Horan *1D* Niall y _____ 1era Temporada Terminada/2da Temporada
Capítulo 3
Mi corazón está latiendo con fuerza. El ascensor llega al primer piso y me apresuro a salir tan pronto como las puertas se abren, tropezando una vez, pero afortunadamente sin caerme en el inmaculado suelo de piedra arenisca. Corro por las anchas puertas de vidrio y estoy libre en el fresco, limpio y húmedo aire de Seattle. Levantando mi rostro, doy la bienvenida a la refrescante lluvia. Cierro mis ojos, tomo una profunda y purificante respiración y trato de recuperar lo que queda de mi equilibrio.
Ningún hombre me ha afectado de la manera en que Niall Horan lo ha hecho y no puedo entender por qué. ¿Es su aspecto? ¿Su educación? ¿Riqueza? ¿Poder? No entiendo mi reacción irracional. Exhalo un gran suspiro de alivio. ¿Qué, en nombre de los cielos, fue todo eso? Apoyada en uno de los pilares de acero del edificio, intento valientemente calmarme y ordenar mis pensamientos. Sacudo mi cabeza. Santa ****, ¿qué fue eso? Mi corazón se estabiliza a su ritmo regular y puedo respirar normalmente de nuevo. Me dirijo al automóvil.
Mientras dejo los límites de la ciudad atrás, me empiezo a sentir *beep* y avergonzada al reproducir la entrevista en mi mente. Sin duda estoy reaccionando exageradamente a algo que es imaginario. Bien, así que es muy atractivo, seguro, dominante, a gusto consigo mismo… pero por otro lado, es arrogante y debido a sus modales impecables, es autocrático y frío. Bueno, en la superficie. Un escalofrío involuntario corre por mi columna. Puede ser arrogante, pero entonces tiene derecho a serlo: ha logrado tanto siendo tan joven. No soporta a los tontos, pero ¿por qué habría de hacerlo? De nuevo, me irrita que Kate no me diera una breve biografía.
Mientras me desplazo por la carretera interestatal 5 mi mente continúa vagando. Estoy realmente perpleja en cuanto a lo que hace que alguien esté tan motivado para tener éxito. Algunas de sus respuestas fuerontan enigmáticas, como si tuviera una agenda escondida. Y las preguntas de Kate ¡ugh! ¡La adopción y preguntarle si era gay! Me estremezco.
No puedo creer que dije eso. ¡Tierra, trágame ahora! Cada vez que piense en esa pregunta en el futuro, temblaré de vergüenza. ¡Maldita Katherine Kavanagh!
Compruebo el velocímetro. Estoy manejando con más cautela de lo que lo haría en cualquier otra ocasión. Y sé que es el recuerdo de dos penetrantes ojos mieles mirándome, y una voz severa diciéndome que conduzca con cuidado. Sacudiendo la cabeza, me doy cuenta de que Horan es más como un hombre del doble de su edad.
Olvídalo ____(tn),me regaño. Decido que, en términos generales, ha sido una experiencia muy interesante, pero no debería pensar en ello. Olvidalo. Nunca tengo que volver a verlo. Inmediatamente estoy animada por la idea. Enciendo el reproductor de MP3 y subo el volumen, me reclino y escucho el golpeteo de la música indie rock mientras presiono el acelerador. Al entrar en la Carretera Interestatal 5, me doy cuenta de que puedo conducir tan rápido como yo quiera.
Vivimos en una pequeña comunidad de dúplexs en Vancouver, Washington. Tengo suerte, los padres de Kate compraron el lugar para ella y pago una miseria de alquiler.Ha sido mi hogar por cuatro años ahora. A medida que me detengo afuera, sé que Kate querrá una historia muy detallada y es obstinada. Bueno, al menos tiene la mini grabadora. Por suerte no tendré que explicar mucho más de lo que se dijo durante la entrevista.
—¡____(tn)! Estás de vuelta. —Kate se encuentra en nuestra sala de estar, rodeada de libros. Claramente ha estudiado para los exámenes finales, a pesar de que todavía está en su pijama de franela color rosa decorado con lindos conejitos, el que reserva para después de romper con sus novios, para variadas enfermedades y para estados depresivos en general. Avanza hacia mí y me abraza con fuerza—. Estaba empezando a preocuparme. Esperaba que regresaras más temprano.
—Ah, pensé que demoré poco tiempo, teniendo en cuenta que la entrevista se prolongó. —Muevo la mini grabadora hacia a ella.
—____(tn), muchas gracias por hacer esto. Estoy en deuda, lo sé. ¿Cómo fue? ¿Cómo era él? —Oh, no... aquí vamos, el Interrogatorio Katherine Kavanagh.
Me esfuerzo por responder a su pregunta. ¿Qué puedo decir?
—Me alegro de que haya terminado y que no tengo que volver a verlo. Fue bastante intimidante, sabes. —Me encojo de hombros—. Es muy centrado, incluso intenso y joven. Muy joven.
Kate me mira inocentemente. Le frunzo el ceño —No parezcas tan inocente. ¿Por qué no me diste una biografía? Me hizo sentir como una ****a por limitarme a la investigación básica. —Kate pone una mano sobre su boca.
—Caray,____(tn) , lo siento... no pensé.
Resoplo. —En su mayoría fue cortés y formal, un poco estirado, como si fuera mayor antes de tiempo. No habla como un hombre de veintitantos años. ¿Cuántos años tiene de todos modos?
—Veintisiete. Por Dios, ____(tn), lo siento. Debería haberte informado, pero tenía tanto pánico. Entrégame la mini grabadora y empezaré a transcribir la entrevista.
—Te ves mejor. ¿Has tomado tu sopa? —pregunto, dispuesta a cambiar de tema.
—Sí y estaba deliciosa, como siempre. Me siento mucho mejor. —Me sonríe con gratitud. Miro mi reloj.
—Tengo que correr. Todavía puedo hacer mi turno en Clayton’s.
—____(tn), estarás agotada.
—Estaré bien. Te veré más tarde.
He trabajado en Clayton’s desde que empecé en la universidad. Es la mayor tienda independiente de herramientas en el área de Portland, durante los cuatro años que he trabajado aquí, he llegado a conocer un poco sobre la mayoría de los productos que vendemos. Me alegro de que puedo hacer mi turno, ya que me da algo en que concentrarme que no sea Niall Horan. Estamos ocupados: es el inicio de la temporada de verano, y la gente está redecorando sus hogares. La Sra. Clayton está encantada de verme.
—¡____(tn)! Pensé que no ibas a venir hoy.
—Mi cita no duró tanto como pensaba. Puedo hacer un par de horas.
—Estoy realmente contenta de verte.
Me envía a la bodega para comenzar a reordenar estantes y pronto estoy absorta en la tarea.
Cuando llego a casa más tarde, Katherine está usando los auriculares y trabajando en su portátil. Su nariz aún es rosada, pero tiene sus dientes en una historia, por lo que está concentrada y escribiendo frenéticamente. Estoy completamente agotada, exhausta por el largo viaje, la agotadora entrevista y por salir apresurada hacia Clayton’s. Me desplomo en el sofá, pensando en el ensayo que tengo que terminar y todo el estudio que no he hecho hoy porque estaba retrasada con... él.
—Tienes algunas cosas buenas aquí, ____(tn). Bien hecho. No puedo creer que no aceptaras su oferta de mostrarte los alrededores. Obviamente quería pasar más tiempo contigo. —Me da una fugaz mirada burlona.
Me sonrojo y mi ritmo cardíaco aumenta inexplicablemente. Esa no era la razón, ¿verdad? Él sólo quería mostrarme los alrededores para que yo pudiera ver que era el señor de todo lo que veía. Me doy cuenta que me estoy mordiendo el labio[,] y espero que Kate no se dé cuenta. Pero ella parece absorta en su transcripción.
—He oído lo que quieres decir con eso de formal. ¿Tomaste notas? —pregunta.
—Um... no, no lo hice.
—Eso está bien. Todavía puedo hacer un buen artículo con esto. Es una pena que no tengamos algunas fotografías originales. Atractivo *beep*, ¿no?
Me ruborizo.
—Supongo que sí. —Trato de sonar desinteresada y creo que lo logro.
—Oh, vamos ____(tn),ni siquiera tú puedes ser inmune a su apariencia. —Arquea una ceja perfecta en mi dirección.
¡****! La distraigo con halagos, siempre es una buena táctica.
—Probablemente habrías conseguido mucho más de él.
—Dudo eso, ____(tn). Vamos, prácticamente te ofreció un trabajo. Teniendo en cuenta que te he endosado esto a último minuto, lo hiciste muy bien. —Levanta la vista hacia mí especulativamente. Hago una retirada precipitada a la cocina.
—¿Y qué pensaste realmente de él? —Maldita sea, es curiosa. ¿Por qué no puede simplemente dejar pasar esto? Piensa en algo, rápido.
—Él está muy motivado, es controlador, arrogante… realmente aterrador, pero muy carismático. Puedo entender la fascinación —agrego sinceramente, mientras la miro desde la puerta, esperando que esto la calle de una vez por todas.
—¿Tú, fascinada por un hombre? Esta es la primera vez —resopla.
Empiezo a reunir los ingredientes para un sándwich para que no pueda ver mi rostro.
—¿Por qué querías saber si era gay? Dicho sea de paso, esa fue la pregunta más vergonzosa. Estaba mortificaday él también estaba enojado de que se la hiciera.Fruncí el ceño ante el recuerdo.
—Siempre que está en las páginas de sociedad nunca tiene una cita.
—Fue vergonzoso. Todo el asunto fue vergonzoso. Me alegro de que nunca tendré que posar los ojos en él.
—Oh, ____(tn), no puede haber sido tan malo. Creo que suena un poco como si le gustases.
¿Yo le gusto? Ahora Kate está siendo ridícula.
—¿Quieres un sándwich?
—Por favor.
No hablamos más de Niall Horan esa noche, para mi alivio. Una vez que hemos cenado, soy capaz de sentarme a la mesa del comedor con Kate y, mientras ella trabaja en su artículo, yo trabajo en mi ensayo sobre Tess de los D'Urbervilles. Maldita sea, pero esa mujer estaba en el lugar, momento y siglo equivocado. Para el momento en el que termino es medianoche y hace mucho que Kate se ha ido a la cama. Me dirijo a mi habitación, agotada pero contenta de que he logrado tanto para un lunes.
Me hundo en mi cama de hierro blanco, envolviéndome en la manta de mi madre, cierro mis ojos y estoy instantáneamente dormida. Esa noche sueño con lugares oscuros, inóspitos pisos blancos, fríos y ojos mieles.
El resto de la semana, me sumergo en mis estudios y mi trabajo en Clayton’s. Kate también está ocupada, recopilando la última edición de su revista de estudiantes antes de tener que relegarla al nuevo editor mientras que también tiene que prepararse para sus finales. Para el miércoles ella está mucho mejor y ya no tengo que soportar la visión de su pijama de franela con demasiados conejos.
Llamo a mi madre en Georgia paraver cómo está, pero también para que pueda desearme suerte en mis exámenes finales. Procede a hablarme de su última aventura en la fabricación de velas: mi madre es aficionada a nuevos proyectos empresariales. Fundamentalmente está aburrida y quiere algo en que ocupar su tiempo, pero tiene la capacidad de concentración de un pez dorado. Será algo nuevo la próxima semana. Me preocupa. Espero que no haya hipotecado la casa para financiar este último plan.
Y espero que Bob —su marido relativamente nuevo y mucho mayor— mantenga un ojo en ella ahora que ya no estoy allí. Parece más centrado que el esposo número tres.
—¿Cómo están las cosas contigo, ____(tn)?
Por un momento, dudo y tengo toda la atención de mamá.
—Estoy bien.
—¡____(tn)! ¿Has conocido a alguien? —Wow... ¿cómo hace eso? La emoción en su voz es palpable.
—No, mamá, no es nada. Serás la primera en saber si lo hago.
—____(tn), realmente necesita salir más, cariño. Me preocupas.
—Mamá, estoy bien. ¿Qué tal Bob? —Como siempre, la distracción es la mejor política.
Más tarde esa noche llamo a Ray, mi padrastro, el esposo número dos de mamá, el hombre al que considero mi padre y cuyo apellido llevo. Es una breve conversación. De hecho, más que una conversación, es más como una serie de gruñidos de un solo lado en respuesta a mi gentil persuasión. Ray no es hablador. Pero todavía está vivo, todavía está viendo fútbol en la televisión, yendo al bowling y a pescar con moscas o haciendo muebles cuando no hace otras cosas. Ray es un hábil carpintero y la razón por la que conozco la diferencia entre un halcón y un serrucho. Todo parece ir bien con él.
Mi corazón está latiendo con fuerza. El ascensor llega al primer piso y me apresuro a salir tan pronto como las puertas se abren, tropezando una vez, pero afortunadamente sin caerme en el inmaculado suelo de piedra arenisca. Corro por las anchas puertas de vidrio y estoy libre en el fresco, limpio y húmedo aire de Seattle. Levantando mi rostro, doy la bienvenida a la refrescante lluvia. Cierro mis ojos, tomo una profunda y purificante respiración y trato de recuperar lo que queda de mi equilibrio.
Ningún hombre me ha afectado de la manera en que Niall Horan lo ha hecho y no puedo entender por qué. ¿Es su aspecto? ¿Su educación? ¿Riqueza? ¿Poder? No entiendo mi reacción irracional. Exhalo un gran suspiro de alivio. ¿Qué, en nombre de los cielos, fue todo eso? Apoyada en uno de los pilares de acero del edificio, intento valientemente calmarme y ordenar mis pensamientos. Sacudo mi cabeza. Santa ****, ¿qué fue eso? Mi corazón se estabiliza a su ritmo regular y puedo respirar normalmente de nuevo. Me dirijo al automóvil.
Mientras dejo los límites de la ciudad atrás, me empiezo a sentir *beep* y avergonzada al reproducir la entrevista en mi mente. Sin duda estoy reaccionando exageradamente a algo que es imaginario. Bien, así que es muy atractivo, seguro, dominante, a gusto consigo mismo… pero por otro lado, es arrogante y debido a sus modales impecables, es autocrático y frío. Bueno, en la superficie. Un escalofrío involuntario corre por mi columna. Puede ser arrogante, pero entonces tiene derecho a serlo: ha logrado tanto siendo tan joven. No soporta a los tontos, pero ¿por qué habría de hacerlo? De nuevo, me irrita que Kate no me diera una breve biografía.
Mientras me desplazo por la carretera interestatal 5 mi mente continúa vagando. Estoy realmente perpleja en cuanto a lo que hace que alguien esté tan motivado para tener éxito. Algunas de sus respuestas fuerontan enigmáticas, como si tuviera una agenda escondida. Y las preguntas de Kate ¡ugh! ¡La adopción y preguntarle si era gay! Me estremezco.
No puedo creer que dije eso. ¡Tierra, trágame ahora! Cada vez que piense en esa pregunta en el futuro, temblaré de vergüenza. ¡Maldita Katherine Kavanagh!
Compruebo el velocímetro. Estoy manejando con más cautela de lo que lo haría en cualquier otra ocasión. Y sé que es el recuerdo de dos penetrantes ojos mieles mirándome, y una voz severa diciéndome que conduzca con cuidado. Sacudiendo la cabeza, me doy cuenta de que Horan es más como un hombre del doble de su edad.
Olvídalo ____(tn),me regaño. Decido que, en términos generales, ha sido una experiencia muy interesante, pero no debería pensar en ello. Olvidalo. Nunca tengo que volver a verlo. Inmediatamente estoy animada por la idea. Enciendo el reproductor de MP3 y subo el volumen, me reclino y escucho el golpeteo de la música indie rock mientras presiono el acelerador. Al entrar en la Carretera Interestatal 5, me doy cuenta de que puedo conducir tan rápido como yo quiera.
Vivimos en una pequeña comunidad de dúplexs en Vancouver, Washington. Tengo suerte, los padres de Kate compraron el lugar para ella y pago una miseria de alquiler.Ha sido mi hogar por cuatro años ahora. A medida que me detengo afuera, sé que Kate querrá una historia muy detallada y es obstinada. Bueno, al menos tiene la mini grabadora. Por suerte no tendré que explicar mucho más de lo que se dijo durante la entrevista.
—¡____(tn)! Estás de vuelta. —Kate se encuentra en nuestra sala de estar, rodeada de libros. Claramente ha estudiado para los exámenes finales, a pesar de que todavía está en su pijama de franela color rosa decorado con lindos conejitos, el que reserva para después de romper con sus novios, para variadas enfermedades y para estados depresivos en general. Avanza hacia mí y me abraza con fuerza—. Estaba empezando a preocuparme. Esperaba que regresaras más temprano.
—Ah, pensé que demoré poco tiempo, teniendo en cuenta que la entrevista se prolongó. —Muevo la mini grabadora hacia a ella.
—____(tn), muchas gracias por hacer esto. Estoy en deuda, lo sé. ¿Cómo fue? ¿Cómo era él? —Oh, no... aquí vamos, el Interrogatorio Katherine Kavanagh.
Me esfuerzo por responder a su pregunta. ¿Qué puedo decir?
—Me alegro de que haya terminado y que no tengo que volver a verlo. Fue bastante intimidante, sabes. —Me encojo de hombros—. Es muy centrado, incluso intenso y joven. Muy joven.
Kate me mira inocentemente. Le frunzo el ceño —No parezcas tan inocente. ¿Por qué no me diste una biografía? Me hizo sentir como una ****a por limitarme a la investigación básica. —Kate pone una mano sobre su boca.
—Caray,____(tn) , lo siento... no pensé.
Resoplo. —En su mayoría fue cortés y formal, un poco estirado, como si fuera mayor antes de tiempo. No habla como un hombre de veintitantos años. ¿Cuántos años tiene de todos modos?
—Veintisiete. Por Dios, ____(tn), lo siento. Debería haberte informado, pero tenía tanto pánico. Entrégame la mini grabadora y empezaré a transcribir la entrevista.
—Te ves mejor. ¿Has tomado tu sopa? —pregunto, dispuesta a cambiar de tema.
—Sí y estaba deliciosa, como siempre. Me siento mucho mejor. —Me sonríe con gratitud. Miro mi reloj.
—Tengo que correr. Todavía puedo hacer mi turno en Clayton’s.
—____(tn), estarás agotada.
—Estaré bien. Te veré más tarde.
He trabajado en Clayton’s desde que empecé en la universidad. Es la mayor tienda independiente de herramientas en el área de Portland, durante los cuatro años que he trabajado aquí, he llegado a conocer un poco sobre la mayoría de los productos que vendemos. Me alegro de que puedo hacer mi turno, ya que me da algo en que concentrarme que no sea Niall Horan. Estamos ocupados: es el inicio de la temporada de verano, y la gente está redecorando sus hogares. La Sra. Clayton está encantada de verme.
—¡____(tn)! Pensé que no ibas a venir hoy.
—Mi cita no duró tanto como pensaba. Puedo hacer un par de horas.
—Estoy realmente contenta de verte.
Me envía a la bodega para comenzar a reordenar estantes y pronto estoy absorta en la tarea.
Cuando llego a casa más tarde, Katherine está usando los auriculares y trabajando en su portátil. Su nariz aún es rosada, pero tiene sus dientes en una historia, por lo que está concentrada y escribiendo frenéticamente. Estoy completamente agotada, exhausta por el largo viaje, la agotadora entrevista y por salir apresurada hacia Clayton’s. Me desplomo en el sofá, pensando en el ensayo que tengo que terminar y todo el estudio que no he hecho hoy porque estaba retrasada con... él.
—Tienes algunas cosas buenas aquí, ____(tn). Bien hecho. No puedo creer que no aceptaras su oferta de mostrarte los alrededores. Obviamente quería pasar más tiempo contigo. —Me da una fugaz mirada burlona.
Me sonrojo y mi ritmo cardíaco aumenta inexplicablemente. Esa no era la razón, ¿verdad? Él sólo quería mostrarme los alrededores para que yo pudiera ver que era el señor de todo lo que veía. Me doy cuenta que me estoy mordiendo el labio[,] y espero que Kate no se dé cuenta. Pero ella parece absorta en su transcripción.
—He oído lo que quieres decir con eso de formal. ¿Tomaste notas? —pregunta.
—Um... no, no lo hice.
—Eso está bien. Todavía puedo hacer un buen artículo con esto. Es una pena que no tengamos algunas fotografías originales. Atractivo *beep*, ¿no?
Me ruborizo.
—Supongo que sí. —Trato de sonar desinteresada y creo que lo logro.
—Oh, vamos ____(tn),ni siquiera tú puedes ser inmune a su apariencia. —Arquea una ceja perfecta en mi dirección.
¡****! La distraigo con halagos, siempre es una buena táctica.
—Probablemente habrías conseguido mucho más de él.
—Dudo eso, ____(tn). Vamos, prácticamente te ofreció un trabajo. Teniendo en cuenta que te he endosado esto a último minuto, lo hiciste muy bien. —Levanta la vista hacia mí especulativamente. Hago una retirada precipitada a la cocina.
—¿Y qué pensaste realmente de él? —Maldita sea, es curiosa. ¿Por qué no puede simplemente dejar pasar esto? Piensa en algo, rápido.
—Él está muy motivado, es controlador, arrogante… realmente aterrador, pero muy carismático. Puedo entender la fascinación —agrego sinceramente, mientras la miro desde la puerta, esperando que esto la calle de una vez por todas.
—¿Tú, fascinada por un hombre? Esta es la primera vez —resopla.
Empiezo a reunir los ingredientes para un sándwich para que no pueda ver mi rostro.
—¿Por qué querías saber si era gay? Dicho sea de paso, esa fue la pregunta más vergonzosa. Estaba mortificaday él también estaba enojado de que se la hiciera.Fruncí el ceño ante el recuerdo.
—Siempre que está en las páginas de sociedad nunca tiene una cita.
—Fue vergonzoso. Todo el asunto fue vergonzoso. Me alegro de que nunca tendré que posar los ojos en él.
—Oh, ____(tn), no puede haber sido tan malo. Creo que suena un poco como si le gustases.
¿Yo le gusto? Ahora Kate está siendo ridícula.
—¿Quieres un sándwich?
—Por favor.
No hablamos más de Niall Horan esa noche, para mi alivio. Una vez que hemos cenado, soy capaz de sentarme a la mesa del comedor con Kate y, mientras ella trabaja en su artículo, yo trabajo en mi ensayo sobre Tess de los D'Urbervilles. Maldita sea, pero esa mujer estaba en el lugar, momento y siglo equivocado. Para el momento en el que termino es medianoche y hace mucho que Kate se ha ido a la cama. Me dirijo a mi habitación, agotada pero contenta de que he logrado tanto para un lunes.
Me hundo en mi cama de hierro blanco, envolviéndome en la manta de mi madre, cierro mis ojos y estoy instantáneamente dormida. Esa noche sueño con lugares oscuros, inóspitos pisos blancos, fríos y ojos mieles.
El resto de la semana, me sumergo en mis estudios y mi trabajo en Clayton’s. Kate también está ocupada, recopilando la última edición de su revista de estudiantes antes de tener que relegarla al nuevo editor mientras que también tiene que prepararse para sus finales. Para el miércoles ella está mucho mejor y ya no tengo que soportar la visión de su pijama de franela con demasiados conejos.
Llamo a mi madre en Georgia paraver cómo está, pero también para que pueda desearme suerte en mis exámenes finales. Procede a hablarme de su última aventura en la fabricación de velas: mi madre es aficionada a nuevos proyectos empresariales. Fundamentalmente está aburrida y quiere algo en que ocupar su tiempo, pero tiene la capacidad de concentración de un pez dorado. Será algo nuevo la próxima semana. Me preocupa. Espero que no haya hipotecado la casa para financiar este último plan.
Y espero que Bob —su marido relativamente nuevo y mucho mayor— mantenga un ojo en ella ahora que ya no estoy allí. Parece más centrado que el esposo número tres.
—¿Cómo están las cosas contigo, ____(tn)?
Por un momento, dudo y tengo toda la atención de mamá.
—Estoy bien.
—¡____(tn)! ¿Has conocido a alguien? —Wow... ¿cómo hace eso? La emoción en su voz es palpable.
—No, mamá, no es nada. Serás la primera en saber si lo hago.
—____(tn), realmente necesita salir más, cariño. Me preocupas.
—Mamá, estoy bien. ¿Qué tal Bob? —Como siempre, la distracción es la mejor política.
Más tarde esa noche llamo a Ray, mi padrastro, el esposo número dos de mamá, el hombre al que considero mi padre y cuyo apellido llevo. Es una breve conversación. De hecho, más que una conversación, es más como una serie de gruñidos de un solo lado en respuesta a mi gentil persuasión. Ray no es hablador. Pero todavía está vivo, todavía está viendo fútbol en la televisión, yendo al bowling y a pescar con moscas o haciendo muebles cuando no hace otras cosas. Ray es un hábil carpintero y la razón por la que conozco la diferencia entre un halcón y un serrucho. Todo parece ir bien con él.
Última edición por KarlytaD´Maslow el Miér 16 Ene 2013, 4:01 pm, editado 1 vez
KarlytaD´Maslow
Re: 50 sombras de Horan *1D* Niall y _____ 1era Temporada Terminada/2da Temporada
Capítulo 4
Viernes por la noche, Kate y yo estamos debatiendo qué hacer con nuestra noche: queremos algo de tiempo fuera de nuestros estudios, de nuestro trabajo y del periódico de alumnos… cuando suena el timbre. De pie delante de nuestra puerta está mi buen amigo José con una botella de champán.
—¡José! ¡Me alegro de verte! —Le doy un abrazo rápido—. Adelante.
José es la primera persona que conocí cuando llegué a la universidad, luciendo igual de perdido y solo que yo. Reconocimos un espíritu afín en cada uno de nosotros ese día y hemos
sido amigos desde entonces. No sólo compartimos un sentido del humor, también descubrimos que tanto Ray y José Padre estaban en la misma unidad del ejército juntos. Como resultado, nuestros padres se han convertido en grandes amigos también.
José está estudiando ingeniería y es el primero de su familia que logra ir a la universidad. Es muy brillante, pero su verdadera pasión es la fotografía. Tiene un gran ojo para una buena imagen.
—Tengo noticias. —Él sonríe, sus ojos oscuros pestañean.
—No me digas,has logrado no ser expulsado por una semana más —me burlo y él me frunce el ceño bromeando.
—La Galería de Portland Place va a exponer mis fotos el mes que viene.
—Eso es increíble. ¡Felicitaciones! —Muy contenta por él, lo abrazo de nuevo. Kate también le sonríe.
—¡Así se hace José! Debería poner esto en el periódico. Nada como cambios editoriales de último momento en un viernes en la noche. —Sonríe ella.
—Vamos a celebrar. Quiero que vengas a la apertura. —José me mira atentamente. Me sonrojo—. Ambas, por supuesto —añade, mirando nerviosamente a Kate.
José y yo somos buenos amigos, pero sé que en el fondo, le gustaría ser más. Es lindo y divertido, pero no es para mí. Es más como el hermano que nunca tuve. Katherine a menudo se burla de mí, de que me falta el gen de necesitar un novio, pero la verdad es que, simplemente no he conocido a nadie que... bueno, por quien me sienta atraída, a pesar de que parte de mí anhela esas rodillas temblorosas , el corazón en mi boca, mariposas en mi vientre, noches sin dormir.
A veces me pregunto si hay algo mal en mí. Quizás he pasado demasiado tiempo en compañía de mis héroes literarios románticos y por lo tanto, mis ideales y expectativas son demasiado altos. Pero en la realidad, nadie nunca me ha hecho sentir así.
Hasta hace muy poco, la desagradable y todavía pequeña voz de mi inconsciente me susurra. ¡NO! Destierro el pensamiento de inmediato. No voy a ir allí, no después de esa dolorosa entrevista. ¿Es gay Sr. Horan? Me estremezco ante el recuerdo. Sé que he soñado con él casi todas las noches desde entonces, pero eso es sólo para purgar la terrible experiencia de mi sistema, ¿verdad?
Veo a José abrir la botella de champán. Es alto, en sus pantalones vaqueros y camiseta es todo hombros y músculos, piel bronceada, cabello oscuro y ardientes ojos oscuros. Sí, José es bastante caliente, pero creo que por fin capta el mensaje: sólo somos amigos. El corcho hace un fuerte chasquido, José mira hacia arriba y sonríe.
El sábado en la tienda es una pesadilla. Estamos asediados por personas que quieren arreglar sus casas ellos mismos. El Sr. y la Sra. Clayton, John y Patrick, los otros dos trabajadores de medio tiempo y yo estamos corriendo. Pero hay un momento de calma alrededor de la hora del almuerzo y la Sra. Clayton me pide que verifique algunas de las órdenes, mientras estoy sentada detrás del mostrador de la caja discretamente comiendo mi bagel.
Estoy enfrascada en la tarea, verificando los números del catálogo con los artículos que necesitamos y los elementos que hemos pedido, mis ojos moviéndose rápidamente del libro de órdenes a la pantalla de la computadora y de regreso, mientras corroboro que las entradas coincidan.
Entonces, por alguna razón, levanto la vista... y me encuentro atrapada en la atrevida mirada miel de Niall Horan, quien está de pie en el mostrador, mirándome fijamente.
Insuficiencia cardíaca.
—Señorita Steele. Qué sorpresa tan agradable. —Su mirada es firme e intensa.
Mi.er.da. ¿Qué diablos está haciendo él aquí, con su cabello prolijamente despeinado, ropa de exterior, con su sweater tejido color crema, jeans y botas de caminar? Creo que mi boca se ha abierto y no puedo localizar mi cerebro o mi voz.
—Sr. Horan —susurro, porque eso es todo lo que puedo lograr. Hay un dejo de sonrisa en sus labios y sus ojos brillan con humor, como si estuviera disfrutando de alguna broma privada.
—Estaba por el área —dijo a modo de explicación—. Necesito reabastecer el stock de algunas cosas. Es un placer verla de nuevo, Srta. Steele .—Su voz es suave y profunda como el chocolate derretido con caramelo… o algo.
Sacudo mi cabeza para reunir mis ideas. Mi corazón está latiendo frenéticamente y por alguna razón, me estoy sonrojando furiosamente bajo su persistente escrutinio. Estoy anonadada por la visión de él parado frente a mi. Mis recuerdos no le hacían justicia. No es simplemente atractivo, es el resumen de la belleza masculina, te quita la respiración y está aquí. Aquí en la ferretería Clayton. Imagínate. Finalmente, mis funciones cognitivas son restauradas y reconectadas con el resto de mi cuerpo.
—____(tn). Mi nombre es ____(tn) —logro modular—. ¿En qué puedo ayudarlo, Sr. Horan?
Él sonríe y de nuevo es como si fuera el dueño de algún gran secreto. Es tan desconcertante. Tomando una profunda respiración, pongo mi cara profesional de he-trabajado-en-esta-tienda-por-años. Puedo hacer esto.
—Hay algunas cosas que necesito. Para empezar, me gustaría algunos organizadores de cables —murmura, sus ojos mieles tranquilos pero divertidos.
—Tenemos de varios largos. ¿Desea que le muestre? —digo, mi voz suave y profunda. Tómalo con calma, Steele. Un ligero fruncimiento de cejas marca la bella frente de Horan.
—Por favor. Guíeme, Srita. Steele —dice. Trato de parecer despreocupada mientras salgo del mostrador, pero en realidad, estoy concentrándome duramente en no caerme con mis propios pies, mis piernas repentinamente tienen la consistencia de la gelatina. Estoy tan feliz de haber decidido usar mis mejores jeans esta mañana.
—Están con los insumos eléctricos, pasillo ocho. —Mi voz es un poco demasiado fuerte. Miro hacia él y me arrepiento casi de inmediato. Demonios, es atractivo. Me sonrojo.
—Después de usted —murmura, haciendo un gesto con sus manos de largos dedos, bellamente arregladas.
Con mi corazón casi ahogándome, porque está en mi garganta tratando de escapar por mi boca, me dirijo a uno de los pasillos de la sección eléctrica. ¿Por qué está en Portland? ¿Por qué está aquí, en Clayton? Y desde una pequeña y casi no usada parte de mi cerebro —probablemente localizada en la base de mi bulbo raquídeo, en donde habita mi subconciente— llega el pensamiento: está aquí para verte. ¡No puede ser! Lo rechazo inmediatamente. ¿Por qué este hombre de ciudad, hermoso y poderoso querría verme? La idea es absurda y la pateo fuera de mi cabeza.
—¿Está en Portland por negocios? —pregunto y mi voz es muy aguda, como si hubiera aplastado mi dedo con una puerta o algo. ¡Demonios!
¡Trata de parecer tranquila, ____(tn)!
—Estaba visitando la división de granjas de la universidad. Tiene base en Vancouver. Actualmente, estoy fundando algunas investigaciones sobre la rotación de ganado y la ciencia del suelo —dice con naturalidad. ¿Ves? No está aquí para encontrarte en absoluto,se burla de mí, fuerte, orgulloso y enfadado. Me sonrojo ante mis caprichosos y tontos pensamientos.
—¿Todo es parte de tu plan alimenta-al-mundo? —pregunto
—Algo así —reconoce y sus labios se curvan en una media sonrisa.
Mira a la selección de organizadores de cables que tenemos en Clayton. ¿Qué demonios va a hacer con esos? No puedo imaginarlo como un tipo de persona “hagalo usted mismo” en absoluto. Sus dedos viajan por varios de los paquetes mostrados y por alguna razón inexplicable, tengo que mirar para otro lado. Se inclina y elige un paquete.
—Estos funcionarán —dice con su tan secreta sonrisa y me sonrojo.
—¿Algo más?
—Me gustaría un poco de cinta para enmascarar.
—¿Está redecorando? —Las palabras salen antes de que pueda detenerlas. ¿Seguramente contrata trabajadores o tiene un equipo para ayudarlo a decorar?
—No, no redecorando —dice rápidamente, luego sonríe burlonamente y tengo el incómodo sentimiento de que se está riendo de mí.
—Por aquí —murmuro avergonzada—. La cinta de enmascarar está en el pasillo de decoración.
—¿Trabajas aquí desde hace mucho? —Su voz es baja y me está mirando, sus ojos mieles concentrados fuertemente. Me sonrojo aún más brillantemente. ¿Por qué demonios tiene ese efecto sobre mí? Siento como si tuviera catorce años, inoportuna como siempre y fuera de lugar. ¡Ojos al frente, Steele!
—Cuatro años —mascullo mientras alcanzamos nuestro objetivo. Para distraerme, me inclino hacia abajo y escojo los dos anchos de cinta de enmascarar que tenemos en stock.
—Tomaré esa —dice Horan, apuntando suavemente a la más ancha, la cual le paso. Nuestros dedos se rozan muy brevemente y la corriente está ahí de nuevo, corriendo a través de mí como si hubiera tocado un cable expuesto. Me atraganto involuntariamente cuando lo siento, todo el camino hacia abajo a algún lugar oscuro e inexplorado, profundo en mi barriga. Desesperadamente, busco alrededor por mi equilibrio.
—¿Algo más? —Mi voz es áspera y agitada.
—Algo de cuerda, creo. —Su voz refleja la mía, áspera.
—Por aquí. —Inclino mi cabeza hacia abajo para esconder mi recurrente sonrojo y me dirijo al pasillo.
—¿De qué tipo buscaba? Tenemos cuerda sintética y natural de filamento… trenzada… cuerda de cable… —Me detengo ante su expresión, sus ojos oscureciéndose. Dios santo.
—Llevaré cuatro metros y medio de la soga natural de filamento, por favor.
Rápidamente, con dedos temblorosos, mido los cuatro metros y medio en la regla fija, consciente de su mirada miel y cálida sobre mí. No me atrevo a mirarlo. Jesús, ¿sería posible estar aún más conciente de mí misma? Tomando mi cuchillo Stanley del bolsillo trasero de mis jeans, la corto y la enrollo prolijamente antes de atarla en un nudo corredizo. Por algún milagro, me las arreglo para no cortarme un dedo con mi cuchillo.
—¿Fuiste una niña exploradora? —pregunta, labios esculturales y sensuales curvados en sorpresa. ¡No mires su boca!
—Las actividades de grupo organizados no son realmente lo mío, Sr. Horan.
Levanta una ceja.
—¿Qué es lo tuyo, ____(tn)? —pregunta, su voz suave y su sonrisa secreta de vuelta. Lo miro, incapaz de expresarme. Estoy sobre placas tectónicas en movimiento. Trata de parecer tranquila, ____(tn), mi torturado subconsciente me ruega de rodillas.
—Libros —susurro, pero por dentro, mi subconsciente está gritando: ¡Tú! ¡Tú eres lo que me interesa! Lo callo de inmediato, mortificada porque mi psiquis esta teniendo ideas por encima de su nivel.
—¿Qué clase de libros? —Inclina su cabeza hacia un lado. ¿Por qué está tan interesado?
—Oh, ya sabes… lo usual. Los clásicos. Literatura británica, mayormente.
Frota su barbilla con su largo dedo índice y pulgar mientras contempla mi respuesta. O tal vez está muy aburrido y está intentando ocultarlo.
—¿Algo más que necesites? —Necesito poder superar este tema, esos dedos en en ese rostro son tan seductores.
—No lo sé. ¿Qué más me recomendarías?
¿Qué te recomendaría? Ni siquiera sé que estás haciendo.
—¿Para un hazlo-tú-mismo?
Asiente, sus ojos mieles vivos con un secreto humor. Me sonrojo y mis ojos vuelan involuntariamente por sus cómodos jeans.
—Overoles —replico y sé que ya no controlo lo que está saliendo de mi boca. Él levanta una ceja, sorprendido de nuevo.
—No querrás arruinar tu ropa. —Hago un gesto vago en dirección a sus jeans.
—Siempre podría quitármelos —replica.
Siento el color en mis mejillas subiendo de nuevo. Debo estar del color del manifiesto comunista. Deja de hablar. Deja de hablar AHORA.
—Llevaré algunos overoles. No vaya a ser que se me estropee la ropa
—dice secamente. Trato de alejar la inconveniente imagen de él sin jeans.
—¿Necesita algo más? —pregunto tan rápido como le entrego los overoles azules.
Él ignora mi pregunta.
—¿Cómo va el artículo? —Finalmente me ha hecho una pregunta normal, lejos de todas las indirectas y la confusa conversación de doble sentido… Una pregunta que puedo responder. Tomo mis pensamientos firmemente con mis manos como si fuera algo de vida o muerte y elijo la honestidad.
—No voy a escribirlo. Katherine lo hará. La Srta. Kavanagh. Mi compañera de cuarto, ella es la escritora. Está muy feliz por eso. Es la editora de la revista y estaba devastada por no poder hacer la entrevista en persona. —Siento que finalmente puedo respirar, al menos un tema normal de conversación—. Su única preocupación es no tener fotografías originales de usted.
Grey levanta una ceja.
—¿Qué clase de fotografías quiere?
De acuerdo. No había imaginado esto en su respuesta. Sacudo mi cabeza, porque simplemente no lo sé.
—Bueno, estoy por aquí. Tal vez mañana…
—¿Estaría dispuesto a ir a una sesión de fotos? —Mi voz es aguda de nuevo. Kate estará en el séptimo cielo si logro conseguir esto. Y tal vez lo veas de nuevo mañana, ese oscuro lugar en la base de mi cerebro me susurra seductoramente.
—Kate estará encantada, si conseguimos un fotógrafo.
Estoy tan contenta. Le sonrío ampliamente. Sus labios se se abren, como si estuviera tomando una repentina bocanada de aire y parpadea. Por una fracción de segundo, parece de alguna forma perdido y la tierra se mueve un poco de su eje, las placas tectónicas moviéndose a una nueva posición.
Oh, dios. La mirada perdida de Niall Horan.
—Hazme saber sobre mañana. —Alcanzando su bolsillo trasero, saca su billetera—. Mi tarjeta. Tiene mi número de celular en ella. Necesitas llamar antes de las diez de la mañana.
—De acuerdo. —Lo miro de nuevo. Kate estará encantada.
—¡____(tn)!
Paul se ha materializado al otro final del pasillo. Es el hermano más joven del Sr. Clayton. Oí que había llegado a casa desde Princeton, pero no esperaba verlo hoy.
—Eh, discúlpeme por un momento, Sr. Horan. —Horan frunce el ceño mientras me giro.
Paul siempre ha sido un amigo y en este extraño momento que estoy teniendo con el rico, poderoso, asombroso y extremadamente atractivo y controlador Horan, es genial hablar con alguien normal.
Paul me abraza fuerte tomándome por sorpresa.
—____(tn), hola, ¡es tan bueno verte! —dice.
—Hola, Paul. ¿Cómo estás? ¿Estás en casa por el cumpleaños de tu hermano?
—Síp. Te ves bien,____(tn), muy bien.
Me mira mientras me examina a la distancia de un brazo. Luego me suelta, pero mantiene un brazo posesivo sobre mi hombro. Cambio mi peso de un pie al otro, avergonzada. Es bueno ver a Paul, pero siempre ha sido confianzudo.
Cuando miro hacia Niall Horan, está mirándonos como un halcón,ha cambiado del extraño y atento cliente a alguien más, alguien frío y distante.
—Paul, estoy con un cliente. Alguien que deberías conocer —digo, tratando de disuadir el antagonismo que veo en los ojos de Horan. Arrastro a Paul para presentarlo y se miden mutuamente.
— Eh, Paul, este es Niall Horan. Sr. Horan, este es Paul Clayton. Su hermano es el dueño del lugar.
Y por alguna extraña razón, siento que debo explicarme un poco más.
—Conozco a Paul desde que trabajo aquí, aunque no nos vemos tan seguido. Ha vuelto de Princeton donde estudia administración de empresas. —Estoy balbuceando… ¡Detente ahora!
—Sr. Clayton. —Niall mantiene su mano extendida, su mirada ilegible.
—Sr. Horan. —Paul devuelve el saludo—. Espera… ¿no es el Niall Horan? ¿De empresas Holdings Horan?
Paul va de insípido a asombrado en menos de un nanosegundo. Horan le ofrece una sonrisa educada que no llega a sus ojos.
—Guau… ¿hay algo que pueda ofrecerle?
—____(tn) lo tiene bajo control, Sr. Clayton. Ella ha sido muy atenta.
Su expresión es impasible pero sus palabras… es como si estuviera diciendo algo completamente distinto. Es desconcertante.
—Genial —responde Paul—. Te veo luego, ____(tn).
—Seguro, Paul. —Lo miro desaparecer en el almacén.
— ¿Algo más, Sr. Horan?
—Sólo estas cosas.
Su tono es cortante y frío. Diablos… ¿Lo habré ofendido? Tomando una profunda respiración, me giro y voy hacia la caja. Junto la soga, overoles, cinta de enmascarar y organizadores de cables en el mostrador.
—Serían cuarenta y tres dólares, por favor.
Miro a Horan y deseo no haberlo hecho. Está mirandome de cerca. Es inquietante.
— ¿Le gustaría una bolsa? —pregunto mientras recibo su tarjeta de crédito.
—Por favor,____(tn).
Su lengua acaricia mi nombre y mi corazón una vez más está frenético. Casi no puedo respirar. De prisa, pongo sus cosas en una bolsa de plástico.
— ¿Me llamarás si quieres que haga la sesión de fotos?
Es todo sobre negocios otra vez. Asiento, muda de nuevo y devuelvo su tarjeta de crédito.
—Bien. Hasta mañana, quizás.
Se gira para irse, luego hace una pausa.
— Oh… y ____(tn), me alegra que la Srta. Kavanagh no haya podido hacer la entrevista.
Sonríe, luego sale con renovado interés fuera de la tienda, colocando la bolsa plástica sobre su hombro, dejándome como una temblorosa masa de iracundas hormonas femeninas. Paso varios minutos mirando la puerta cerrada por la que salió antes de volver al planeta tierra.
De acuerdo. Me gusta. Ahí, lo he admitido a mí misma. No puedo esconderme más de mis sentimientos. Nunca antes me he sentido así. Lo encuentro atractivo, muy atractivo. Pero es una causa perdida, lo sé y suspiro con un amargo resentimiento. Fue solo una coincidencia, su llegada aquí. Pero aún así, puedo admirarlo desde lejos, ¿no? Ningún mal puede venir de eso. Y si encuentro un fotógrafo, puedo admirarlo seriamente mañana. Muerdo mi labio en anticipación y me encuentro a mi misma entusiasmada como una colegiala. Necesito llamar a Kate y organizar una sesión de fotos.
Viernes por la noche, Kate y yo estamos debatiendo qué hacer con nuestra noche: queremos algo de tiempo fuera de nuestros estudios, de nuestro trabajo y del periódico de alumnos… cuando suena el timbre. De pie delante de nuestra puerta está mi buen amigo José con una botella de champán.
—¡José! ¡Me alegro de verte! —Le doy un abrazo rápido—. Adelante.
José es la primera persona que conocí cuando llegué a la universidad, luciendo igual de perdido y solo que yo. Reconocimos un espíritu afín en cada uno de nosotros ese día y hemos
sido amigos desde entonces. No sólo compartimos un sentido del humor, también descubrimos que tanto Ray y José Padre estaban en la misma unidad del ejército juntos. Como resultado, nuestros padres se han convertido en grandes amigos también.
José está estudiando ingeniería y es el primero de su familia que logra ir a la universidad. Es muy brillante, pero su verdadera pasión es la fotografía. Tiene un gran ojo para una buena imagen.
—Tengo noticias. —Él sonríe, sus ojos oscuros pestañean.
—No me digas,has logrado no ser expulsado por una semana más —me burlo y él me frunce el ceño bromeando.
—La Galería de Portland Place va a exponer mis fotos el mes que viene.
—Eso es increíble. ¡Felicitaciones! —Muy contenta por él, lo abrazo de nuevo. Kate también le sonríe.
—¡Así se hace José! Debería poner esto en el periódico. Nada como cambios editoriales de último momento en un viernes en la noche. —Sonríe ella.
—Vamos a celebrar. Quiero que vengas a la apertura. —José me mira atentamente. Me sonrojo—. Ambas, por supuesto —añade, mirando nerviosamente a Kate.
José y yo somos buenos amigos, pero sé que en el fondo, le gustaría ser más. Es lindo y divertido, pero no es para mí. Es más como el hermano que nunca tuve. Katherine a menudo se burla de mí, de que me falta el gen de necesitar un novio, pero la verdad es que, simplemente no he conocido a nadie que... bueno, por quien me sienta atraída, a pesar de que parte de mí anhela esas rodillas temblorosas , el corazón en mi boca, mariposas en mi vientre, noches sin dormir.
A veces me pregunto si hay algo mal en mí. Quizás he pasado demasiado tiempo en compañía de mis héroes literarios románticos y por lo tanto, mis ideales y expectativas son demasiado altos. Pero en la realidad, nadie nunca me ha hecho sentir así.
Hasta hace muy poco, la desagradable y todavía pequeña voz de mi inconsciente me susurra. ¡NO! Destierro el pensamiento de inmediato. No voy a ir allí, no después de esa dolorosa entrevista. ¿Es gay Sr. Horan? Me estremezco ante el recuerdo. Sé que he soñado con él casi todas las noches desde entonces, pero eso es sólo para purgar la terrible experiencia de mi sistema, ¿verdad?
Veo a José abrir la botella de champán. Es alto, en sus pantalones vaqueros y camiseta es todo hombros y músculos, piel bronceada, cabello oscuro y ardientes ojos oscuros. Sí, José es bastante caliente, pero creo que por fin capta el mensaje: sólo somos amigos. El corcho hace un fuerte chasquido, José mira hacia arriba y sonríe.
El sábado en la tienda es una pesadilla. Estamos asediados por personas que quieren arreglar sus casas ellos mismos. El Sr. y la Sra. Clayton, John y Patrick, los otros dos trabajadores de medio tiempo y yo estamos corriendo. Pero hay un momento de calma alrededor de la hora del almuerzo y la Sra. Clayton me pide que verifique algunas de las órdenes, mientras estoy sentada detrás del mostrador de la caja discretamente comiendo mi bagel.
Estoy enfrascada en la tarea, verificando los números del catálogo con los artículos que necesitamos y los elementos que hemos pedido, mis ojos moviéndose rápidamente del libro de órdenes a la pantalla de la computadora y de regreso, mientras corroboro que las entradas coincidan.
Entonces, por alguna razón, levanto la vista... y me encuentro atrapada en la atrevida mirada miel de Niall Horan, quien está de pie en el mostrador, mirándome fijamente.
Insuficiencia cardíaca.
—Señorita Steele. Qué sorpresa tan agradable. —Su mirada es firme e intensa.
Mi.er.da. ¿Qué diablos está haciendo él aquí, con su cabello prolijamente despeinado, ropa de exterior, con su sweater tejido color crema, jeans y botas de caminar? Creo que mi boca se ha abierto y no puedo localizar mi cerebro o mi voz.
—Sr. Horan —susurro, porque eso es todo lo que puedo lograr. Hay un dejo de sonrisa en sus labios y sus ojos brillan con humor, como si estuviera disfrutando de alguna broma privada.
—Estaba por el área —dijo a modo de explicación—. Necesito reabastecer el stock de algunas cosas. Es un placer verla de nuevo, Srta. Steele .—Su voz es suave y profunda como el chocolate derretido con caramelo… o algo.
Sacudo mi cabeza para reunir mis ideas. Mi corazón está latiendo frenéticamente y por alguna razón, me estoy sonrojando furiosamente bajo su persistente escrutinio. Estoy anonadada por la visión de él parado frente a mi. Mis recuerdos no le hacían justicia. No es simplemente atractivo, es el resumen de la belleza masculina, te quita la respiración y está aquí. Aquí en la ferretería Clayton. Imagínate. Finalmente, mis funciones cognitivas son restauradas y reconectadas con el resto de mi cuerpo.
—____(tn). Mi nombre es ____(tn) —logro modular—. ¿En qué puedo ayudarlo, Sr. Horan?
Él sonríe y de nuevo es como si fuera el dueño de algún gran secreto. Es tan desconcertante. Tomando una profunda respiración, pongo mi cara profesional de he-trabajado-en-esta-tienda-por-años. Puedo hacer esto.
—Hay algunas cosas que necesito. Para empezar, me gustaría algunos organizadores de cables —murmura, sus ojos mieles tranquilos pero divertidos.
—Tenemos de varios largos. ¿Desea que le muestre? —digo, mi voz suave y profunda. Tómalo con calma, Steele. Un ligero fruncimiento de cejas marca la bella frente de Horan.
—Por favor. Guíeme, Srita. Steele —dice. Trato de parecer despreocupada mientras salgo del mostrador, pero en realidad, estoy concentrándome duramente en no caerme con mis propios pies, mis piernas repentinamente tienen la consistencia de la gelatina. Estoy tan feliz de haber decidido usar mis mejores jeans esta mañana.
—Están con los insumos eléctricos, pasillo ocho. —Mi voz es un poco demasiado fuerte. Miro hacia él y me arrepiento casi de inmediato. Demonios, es atractivo. Me sonrojo.
—Después de usted —murmura, haciendo un gesto con sus manos de largos dedos, bellamente arregladas.
Con mi corazón casi ahogándome, porque está en mi garganta tratando de escapar por mi boca, me dirijo a uno de los pasillos de la sección eléctrica. ¿Por qué está en Portland? ¿Por qué está aquí, en Clayton? Y desde una pequeña y casi no usada parte de mi cerebro —probablemente localizada en la base de mi bulbo raquídeo, en donde habita mi subconciente— llega el pensamiento: está aquí para verte. ¡No puede ser! Lo rechazo inmediatamente. ¿Por qué este hombre de ciudad, hermoso y poderoso querría verme? La idea es absurda y la pateo fuera de mi cabeza.
—¿Está en Portland por negocios? —pregunto y mi voz es muy aguda, como si hubiera aplastado mi dedo con una puerta o algo. ¡Demonios!
¡Trata de parecer tranquila, ____(tn)!
—Estaba visitando la división de granjas de la universidad. Tiene base en Vancouver. Actualmente, estoy fundando algunas investigaciones sobre la rotación de ganado y la ciencia del suelo —dice con naturalidad. ¿Ves? No está aquí para encontrarte en absoluto,se burla de mí, fuerte, orgulloso y enfadado. Me sonrojo ante mis caprichosos y tontos pensamientos.
—¿Todo es parte de tu plan alimenta-al-mundo? —pregunto
—Algo así —reconoce y sus labios se curvan en una media sonrisa.
Mira a la selección de organizadores de cables que tenemos en Clayton. ¿Qué demonios va a hacer con esos? No puedo imaginarlo como un tipo de persona “hagalo usted mismo” en absoluto. Sus dedos viajan por varios de los paquetes mostrados y por alguna razón inexplicable, tengo que mirar para otro lado. Se inclina y elige un paquete.
—Estos funcionarán —dice con su tan secreta sonrisa y me sonrojo.
—¿Algo más?
—Me gustaría un poco de cinta para enmascarar.
—¿Está redecorando? —Las palabras salen antes de que pueda detenerlas. ¿Seguramente contrata trabajadores o tiene un equipo para ayudarlo a decorar?
—No, no redecorando —dice rápidamente, luego sonríe burlonamente y tengo el incómodo sentimiento de que se está riendo de mí.
—Por aquí —murmuro avergonzada—. La cinta de enmascarar está en el pasillo de decoración.
—¿Trabajas aquí desde hace mucho? —Su voz es baja y me está mirando, sus ojos mieles concentrados fuertemente. Me sonrojo aún más brillantemente. ¿Por qué demonios tiene ese efecto sobre mí? Siento como si tuviera catorce años, inoportuna como siempre y fuera de lugar. ¡Ojos al frente, Steele!
—Cuatro años —mascullo mientras alcanzamos nuestro objetivo. Para distraerme, me inclino hacia abajo y escojo los dos anchos de cinta de enmascarar que tenemos en stock.
—Tomaré esa —dice Horan, apuntando suavemente a la más ancha, la cual le paso. Nuestros dedos se rozan muy brevemente y la corriente está ahí de nuevo, corriendo a través de mí como si hubiera tocado un cable expuesto. Me atraganto involuntariamente cuando lo siento, todo el camino hacia abajo a algún lugar oscuro e inexplorado, profundo en mi barriga. Desesperadamente, busco alrededor por mi equilibrio.
—¿Algo más? —Mi voz es áspera y agitada.
—Algo de cuerda, creo. —Su voz refleja la mía, áspera.
—Por aquí. —Inclino mi cabeza hacia abajo para esconder mi recurrente sonrojo y me dirijo al pasillo.
—¿De qué tipo buscaba? Tenemos cuerda sintética y natural de filamento… trenzada… cuerda de cable… —Me detengo ante su expresión, sus ojos oscureciéndose. Dios santo.
—Llevaré cuatro metros y medio de la soga natural de filamento, por favor.
Rápidamente, con dedos temblorosos, mido los cuatro metros y medio en la regla fija, consciente de su mirada miel y cálida sobre mí. No me atrevo a mirarlo. Jesús, ¿sería posible estar aún más conciente de mí misma? Tomando mi cuchillo Stanley del bolsillo trasero de mis jeans, la corto y la enrollo prolijamente antes de atarla en un nudo corredizo. Por algún milagro, me las arreglo para no cortarme un dedo con mi cuchillo.
—¿Fuiste una niña exploradora? —pregunta, labios esculturales y sensuales curvados en sorpresa. ¡No mires su boca!
—Las actividades de grupo organizados no son realmente lo mío, Sr. Horan.
Levanta una ceja.
—¿Qué es lo tuyo, ____(tn)? —pregunta, su voz suave y su sonrisa secreta de vuelta. Lo miro, incapaz de expresarme. Estoy sobre placas tectónicas en movimiento. Trata de parecer tranquila, ____(tn), mi torturado subconsciente me ruega de rodillas.
—Libros —susurro, pero por dentro, mi subconsciente está gritando: ¡Tú! ¡Tú eres lo que me interesa! Lo callo de inmediato, mortificada porque mi psiquis esta teniendo ideas por encima de su nivel.
—¿Qué clase de libros? —Inclina su cabeza hacia un lado. ¿Por qué está tan interesado?
—Oh, ya sabes… lo usual. Los clásicos. Literatura británica, mayormente.
Frota su barbilla con su largo dedo índice y pulgar mientras contempla mi respuesta. O tal vez está muy aburrido y está intentando ocultarlo.
—¿Algo más que necesites? —Necesito poder superar este tema, esos dedos en en ese rostro son tan seductores.
—No lo sé. ¿Qué más me recomendarías?
¿Qué te recomendaría? Ni siquiera sé que estás haciendo.
—¿Para un hazlo-tú-mismo?
Asiente, sus ojos mieles vivos con un secreto humor. Me sonrojo y mis ojos vuelan involuntariamente por sus cómodos jeans.
—Overoles —replico y sé que ya no controlo lo que está saliendo de mi boca. Él levanta una ceja, sorprendido de nuevo.
—No querrás arruinar tu ropa. —Hago un gesto vago en dirección a sus jeans.
—Siempre podría quitármelos —replica.
Siento el color en mis mejillas subiendo de nuevo. Debo estar del color del manifiesto comunista. Deja de hablar. Deja de hablar AHORA.
—Llevaré algunos overoles. No vaya a ser que se me estropee la ropa
—dice secamente. Trato de alejar la inconveniente imagen de él sin jeans.
—¿Necesita algo más? —pregunto tan rápido como le entrego los overoles azules.
Él ignora mi pregunta.
—¿Cómo va el artículo? —Finalmente me ha hecho una pregunta normal, lejos de todas las indirectas y la confusa conversación de doble sentido… Una pregunta que puedo responder. Tomo mis pensamientos firmemente con mis manos como si fuera algo de vida o muerte y elijo la honestidad.
—No voy a escribirlo. Katherine lo hará. La Srta. Kavanagh. Mi compañera de cuarto, ella es la escritora. Está muy feliz por eso. Es la editora de la revista y estaba devastada por no poder hacer la entrevista en persona. —Siento que finalmente puedo respirar, al menos un tema normal de conversación—. Su única preocupación es no tener fotografías originales de usted.
Grey levanta una ceja.
—¿Qué clase de fotografías quiere?
De acuerdo. No había imaginado esto en su respuesta. Sacudo mi cabeza, porque simplemente no lo sé.
—Bueno, estoy por aquí. Tal vez mañana…
—¿Estaría dispuesto a ir a una sesión de fotos? —Mi voz es aguda de nuevo. Kate estará en el séptimo cielo si logro conseguir esto. Y tal vez lo veas de nuevo mañana, ese oscuro lugar en la base de mi cerebro me susurra seductoramente.
—Kate estará encantada, si conseguimos un fotógrafo.
Estoy tan contenta. Le sonrío ampliamente. Sus labios se se abren, como si estuviera tomando una repentina bocanada de aire y parpadea. Por una fracción de segundo, parece de alguna forma perdido y la tierra se mueve un poco de su eje, las placas tectónicas moviéndose a una nueva posición.
Oh, dios. La mirada perdida de Niall Horan.
—Hazme saber sobre mañana. —Alcanzando su bolsillo trasero, saca su billetera—. Mi tarjeta. Tiene mi número de celular en ella. Necesitas llamar antes de las diez de la mañana.
—De acuerdo. —Lo miro de nuevo. Kate estará encantada.
—¡____(tn)!
Paul se ha materializado al otro final del pasillo. Es el hermano más joven del Sr. Clayton. Oí que había llegado a casa desde Princeton, pero no esperaba verlo hoy.
—Eh, discúlpeme por un momento, Sr. Horan. —Horan frunce el ceño mientras me giro.
Paul siempre ha sido un amigo y en este extraño momento que estoy teniendo con el rico, poderoso, asombroso y extremadamente atractivo y controlador Horan, es genial hablar con alguien normal.
Paul me abraza fuerte tomándome por sorpresa.
—____(tn), hola, ¡es tan bueno verte! —dice.
—Hola, Paul. ¿Cómo estás? ¿Estás en casa por el cumpleaños de tu hermano?
—Síp. Te ves bien,____(tn), muy bien.
Me mira mientras me examina a la distancia de un brazo. Luego me suelta, pero mantiene un brazo posesivo sobre mi hombro. Cambio mi peso de un pie al otro, avergonzada. Es bueno ver a Paul, pero siempre ha sido confianzudo.
Cuando miro hacia Niall Horan, está mirándonos como un halcón,ha cambiado del extraño y atento cliente a alguien más, alguien frío y distante.
—Paul, estoy con un cliente. Alguien que deberías conocer —digo, tratando de disuadir el antagonismo que veo en los ojos de Horan. Arrastro a Paul para presentarlo y se miden mutuamente.
— Eh, Paul, este es Niall Horan. Sr. Horan, este es Paul Clayton. Su hermano es el dueño del lugar.
Y por alguna extraña razón, siento que debo explicarme un poco más.
—Conozco a Paul desde que trabajo aquí, aunque no nos vemos tan seguido. Ha vuelto de Princeton donde estudia administración de empresas. —Estoy balbuceando… ¡Detente ahora!
—Sr. Clayton. —Niall mantiene su mano extendida, su mirada ilegible.
—Sr. Horan. —Paul devuelve el saludo—. Espera… ¿no es el Niall Horan? ¿De empresas Holdings Horan?
Paul va de insípido a asombrado en menos de un nanosegundo. Horan le ofrece una sonrisa educada que no llega a sus ojos.
—Guau… ¿hay algo que pueda ofrecerle?
—____(tn) lo tiene bajo control, Sr. Clayton. Ella ha sido muy atenta.
Su expresión es impasible pero sus palabras… es como si estuviera diciendo algo completamente distinto. Es desconcertante.
—Genial —responde Paul—. Te veo luego, ____(tn).
—Seguro, Paul. —Lo miro desaparecer en el almacén.
— ¿Algo más, Sr. Horan?
—Sólo estas cosas.
Su tono es cortante y frío. Diablos… ¿Lo habré ofendido? Tomando una profunda respiración, me giro y voy hacia la caja. Junto la soga, overoles, cinta de enmascarar y organizadores de cables en el mostrador.
—Serían cuarenta y tres dólares, por favor.
Miro a Horan y deseo no haberlo hecho. Está mirandome de cerca. Es inquietante.
— ¿Le gustaría una bolsa? —pregunto mientras recibo su tarjeta de crédito.
—Por favor,____(tn).
Su lengua acaricia mi nombre y mi corazón una vez más está frenético. Casi no puedo respirar. De prisa, pongo sus cosas en una bolsa de plástico.
— ¿Me llamarás si quieres que haga la sesión de fotos?
Es todo sobre negocios otra vez. Asiento, muda de nuevo y devuelvo su tarjeta de crédito.
—Bien. Hasta mañana, quizás.
Se gira para irse, luego hace una pausa.
— Oh… y ____(tn), me alegra que la Srta. Kavanagh no haya podido hacer la entrevista.
Sonríe, luego sale con renovado interés fuera de la tienda, colocando la bolsa plástica sobre su hombro, dejándome como una temblorosa masa de iracundas hormonas femeninas. Paso varios minutos mirando la puerta cerrada por la que salió antes de volver al planeta tierra.
De acuerdo. Me gusta. Ahí, lo he admitido a mí misma. No puedo esconderme más de mis sentimientos. Nunca antes me he sentido así. Lo encuentro atractivo, muy atractivo. Pero es una causa perdida, lo sé y suspiro con un amargo resentimiento. Fue solo una coincidencia, su llegada aquí. Pero aún así, puedo admirarlo desde lejos, ¿no? Ningún mal puede venir de eso. Y si encuentro un fotógrafo, puedo admirarlo seriamente mañana. Muerdo mi labio en anticipación y me encuentro a mi misma entusiasmada como una colegiala. Necesito llamar a Kate y organizar una sesión de fotos.
Última edición por KarlytaD´Maslow el Miér 16 Ene 2013, 4:04 pm, editado 1 vez
KarlytaD´Maslow
Re: 50 sombras de Horan *1D* Niall y _____ 1era Temporada Terminada/2da Temporada
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Capítulo 5
Kate está feliz.
—Pero ¿qué estaba haciendo en Clayton?
Su curiosidad se cuela a través del teléfono. Estoy en el fondo de la sala de archivo, tratando de mantener mi voz casual.
—Estaba en la zona.
—Creo que es una enorme coincidencia, ____(tn). ¿No crees que estaba allí para verte? —especula.
Mi corazón se tambalea ante la perspectiva, pero es una alegría fugaz. La aburrida y decepcionante realidad es que él estaba allí por negocios.
—Estaba visitando la división de agricultura de la universidad. Está financiando una investigación —murmuro.
—Oh, sí. Le está dando al departamento 2.5 millones de dólares.
—¿Cómo sabes?
—____(tn), soy periodista y he escrito un artículo sobre él. Es mi trabajo saber esto.
—Bueno, entonces, ¿quieres estas fotos?
—Por supuesto que sí. La pregunta es, ¿quién va a hacerlo y dónde?
—Podríamos preguntarle a él en dónde. Dice que se va a quedar en la zona.
—¿Puedes comunicarte con él?
—Tengo su número de teléfono celular.
—El soltero más rico, difícil de alcanzar y enigmático en el estado del Washintong, simplemente te dio su número de teléfono celular.
—Eh... sí.
—¡____(tn)! Le gustas. Sin lugar a dudas.
—Kate, está tratando de ser amable.
Pero a medida que digo las palabras, me doy cuenta de que no es cierto… Niall Horan no es amable. Educado, tal vez. Y una pequeña voz me susurra: tal vez Kate tiene razón.
Mi cuero cabelludo se eriza ante la idea de que quizás, sólo quizás, tal vez le guste. Después de todo, dijo que se alegraba de que Kate no hiciera la entrevista. Me abrazo con silenciosa alegría, balanceándome de lado a lado, considerando por un breve momento con la posibilidad de que tal vez yo podría gustarle. Kate me trae de nuevo a la actualidad.
—No sé a quién vamos a llevar para hacer la toma. Levi, nuestro fotógrafo habitual, no puede. Está en su casa en Idaho Falls por el fin de semana. Se va a molestar por perder la oportunidad de fotografiar a uno de los empresarios líderes de América .
—Hmm... ¿Qué hay de José?
—¡Buena idea! Pregúntale, él haría cualquier cosa por ti. Luego llamas a Horan y averigua dónde nos quiere.
Kate es irritantemente arrogante respecto a José.
—Creo que deberías llamarlo.
—¿A quién, a José? —se burla Kate.
—No, a Horan.
—____(tn), tú eres la que tiene la relación.
—¿Relación? —chillo, alzando mi voz unas cuantas octavas. —Apenas lo conozco.
—Por lo menos lo conociste —dice con amargura—. Y parece que quiere conocerte mejor. ____(tn), sólo llámalo —dice y cuelga.
Es tan mandona a veces. Le frunzo el ceño a mi celular y le saco la lengua.
Apenas estoy dejándole un mensaje a José cuando Paul entra en el almacén buscando papel de lija.
—Estamos un poco ocupados allí, ____(tn) —dice sin brusquedad.
—Sí, bueno, lo siento —murmuro, volviendo a salir.
—Así que, ¿cómo es que conoces a Niall Horan?
La voz indiferente de Paul es poco convincentemente.
—Tuve que hacerle una entrevista para nuestro periódico estudiantil. Kate no estaba bien. —Me encojo de hombros, tratando de sonar casual pero no lo hago mejor que él.
—Niall Horan en Clayton. Imagínate —resopla Paul, asombrado. Sacude la cabeza como para despejarse—. De todos modos, ¿quieres ir por un trago o algo esta noche?
Cada vez que está en casa me invita a salir y siempre le digo que no. Es un ritual. Nunca he considerado una buena idea tener una cita con el hermano del jefe, además, Paul es lindo en ese estilo de Chico-Americano-hijo de vecino, pero no es un héroe literario, ni con un mínimo esfuerzo de imaginación. ¿Lo es Horan?, me pregunta mi subconsciente, con su ceja simbólicamente levantada. Le doy una palmada para que se calle.
—¿No tienes una cena familiar o algo debido a tu hermano?
—Eso es mañana.
—Quizás en otra ocasión, Paul. Tengo que estudiar esta noche. Tengo mis exámenes finales la próxima semana.
—____(tn), uno de estos días, dirás que sí —dice sonriendo, mientras escapo hacia la sala de ventas.
—Yo hago fotos de lugares ____(tn), no de personas —se queja José.
—José, ¿por favor? —le ruego.
Tomando mi celular, paseo por la sala de nuestro apartamento, deteniéndome frente a la ventana a mirar la pálida luz del atardecer.
—Dame ese teléfono. —Kate me quita el teléfono, sacudiendo su sedoso cabello rubio rojizo por encima del hombro— Escucha, José Rodríguez, si quieres que nuestro periódico cubra la entrada de tu show, tomarás esta foto para nosotros mañana ¿Capiche? —Kate puede ser increíblemente difícil.
—Bien. ____(tn)volverá a llamar con la dirección y la hora. Nos vemos mañana. —Cierra la tapa de mi teléfono—Arreglado. Todo lo que necesitamos hacer ahora es decidir dónde y cuándo. Llámalo.
Sostiene el teléfono frente a mí. Mi estómago gira— Llama a Horan, ¡ahora!
Le frunzo el ceño y busco en mi bolsillo su tarjeta. Tomo una respiración profunda, estabilizante y con los dedos temblorosos, marco el número.
—Eh... ¿Sr. Horan? Es ____(tn) Steele.
No reconozco mi propia voz, estoy tan nerviosa. Hay una breve pausa. Estoy temblando.
—Señorita Steele. Qué bueno saber de usted. —Su voz ha cambiado.
Se sorprende, creo y suena tan cálido... incluso seductor. Mi respiración se entrecorta y suspiro. Soy consciente de que de repente Katherine Kavanagh me está mirando con la boca abierta y me lanzo hacia la cocina para evitar su escrutinio no deseado.
—Eh… nos gustaría seguir adelante con la sesión de fotos para el artículo.
Respira, ____(tn), respira. Mis pulmones se arrastran en una respiración apresurada.
— Mañana, si eso está bien. ¿Dónde sería conveniente para usted, señor?
Casi puedo escuchar su sonrisa de misterio a través del teléfono.
—Me quedo en el Heathman de Portland. Digamos, ¿a las nueve y media de la mañana?
—Bueno, nos vemos allí.
Estoy toda efusiva y entrecortada… como un niño, no como una mujer adulta que puede votar y beber legalmente en el Estado de Washington.
—Estaré esperándolo, señorita Steele.
Me imagino el brillo perverso en sus ojos grises. ¿Cómo hace para que cuatro pequeñas palabras contengan tantas tentadoras promesas? Cuelgo. Kate está en la cocina y me observa con una mirada de consternación total y absoluta en su rostro.
—____(tn) Rose Steele. ¡Te gusta! Nunca te he visto o escuchado tan, tan... afectada por nadie. En realidad estás ruborizada.
—Oh, Kate, tú sabes que me sonrojo todo el tiempo. Es un riesgo laboral conmigo. No seas ridícula —le suelto. Parpadea, mirándome con sorpresa —muy rara vez saco mis juguetes del coche— y me arrepiento brevemente—. Sólo lo encuentro... intimidante, eso es todo.
—Heathman, figúrate —murmura Kate—. Voy a llamar al manager para negociar un espacio para la toma.
—Haré la cena. Luego tengo que estudiar.
No puedo ocultar mi irritación con ella mientras abro uno de los armarios para hacer la cena.
Estoy intranquila esa noche, dando vueltas y vueltas. Soñando con ojos mieles, overoles, piernas largas, dedos largos y oscuros, oscuros sitios inexplorados. Me levanto dos veces en la noche, mi corazón latiendo con fuerza. Oh, voy a lucir hermosa mañana durmiendo tan poco, me regaño. Golpeo mi almohada y trato de dormir.
El Heathman está situado en el corazón del centro de Portland. Su impresionante edificio de piedra marrón se terminó justo a tiempo para la ruptura de finales de 1920. José, Travis y yo estamos viajando en mi escarabajo y Kate está en su CLK, ya que no caben todos en mi coche. Travis es el amigo de José y su ayudante, está aquí para ayudar con la iluminación.
Kate ha logrado conseguir que nos permitan usar una habitación en el Heathman sin costo alguno por la mañana a cambio de un crédito en el artículo. Cuando ella explica en la recepción que estamos aquí para fotografiar al Gerente General Niall Horan, instantáneamente nos suben a una suite. Una de tamaño regular, sin embargo, ya que al parecer el Sr. Horan está ocupando la más grande del edificio.
Un ejecutivo de marketing nos muestra la suite… es terriblemente joven y está muy nervioso por alguna razón. Sospecho que es la belleza de Kate y su forma autoritaria lo que lo desarma, porque él es como plastilina en sus manos. Las habitaciones son elegantes, discretas y decoradas con opulencia.
Son las nueve. Tenemos una media hora para arreglarlo todo. Kate está en pleno movimiento.
—José, creo que vamos a hacer la toma contra la pared, ¿estás de acuerdo? —No espera por su respuesta—. Travis, limpia las sillas. ____(tn), ¿podrías pedirle al ama de llaves que traiga algunos refrescadores de ambiente? Y Avísale a Horan dónde estamos.
Sí, señora. Ella es muy dominante. Pongo los ojos en blanco, pero hago lo que me dice. Media hora más tarde, Niall Horan entra en nuestra suite.
¡Santa ****! Lleva una camisa blanca, con el cuello abierto y pantalones de franela gris que cuelgan de sus caderas. Su pelo rebelde aún está húmedo por la ducha. Mi boca se seca mirándolo... es tan malditamente caliente. Horan es seguido dentro de la suite por un hombre de treinta y tantos años, con corte de militar, vestido con un traje oscuro y corbata, que se queda en silencio en un rincón. Sus ojos color avellana nos observan impasibles.
—Señorita Steele, nos encontramos de nuevo.
Horan extiende su mano y la estrecho, parpadeando rápidamente. Oh mi... él es en realidad, bastante... wow. Mientras sujeto su mano, percibo esa deliciosa corriente que atraviesa e ilumina mi cuerpo, me hace sonrojar y estoy segura de que mi respiración errática debe ser audible.
—Señor Horan, le presento a Katherine Kavanagh —murmuro, agitando una mano hacia Kate, que se adelanta, mirándolo a los ojos.
—La tenaz señorita Kavanagh. ¿Cómo está? —Le da una pequeña sonrisa, luciendo genuinamente divertido—. ¿Confío en que se sienta mejor? ____(tn) dijo que estaba enferma la semana pasada.
—Estoy bien, gracias, Sr. Horan.
Le da la mano con firmeza y sin pestañear. Me recuerdo a mí misma que Kate ha estado en las mejores escuelas privadas de Washington. Su familia tiene dinero y ha crecido con confianza y segura de su lugar en el mundo. No asume ningún tipo de basura. Estoy asustada de ella —Gracias por tomarse el tiempo para hacer esto.—Le da una sonrisa amable y profesional.
—Es un placer —responde, volviendo su mirada hacia mí, haciéndome sonrojar otra vez. Diablos.
—Este es José Rodríguez, nuestro fotógrafo —le digo, sonriéndole a José quien me devuelve una sonrisa afectuosa. Sus ojos son fríos cuando mira a Horan.
—Señor Horan. —Asiente con la cabeza.
—Señor Rodríguez.
La expresión de Horan cambia mucho mientras evalúa a José.
—¿Dónde me prefiere? —pregunta Horan.
Su tono suena vagamente amenazante. Pero Katherine no está dispuesta a dejar que José haga un espectáculo.
—Señor Grey, ¿podría sentarse aquí por favor? Tenga cuidado con los cables de la iluminación. Y luego tomaremos también algunas de pie. —Lo dirige a una silla colocada contra la pared.
Travis enciende las luces, encegueciendo momentáneamente a Horan y murmura una disculpa. A continuación, Travis y yo damos un paso atrás y vemos cómo José dispara su cámara. Toma varias fotografías, pidiéndole a Horan que se mueva de esta manera, luego de esta otra, que mueva su brazo, que lo baje de nuevo.
Pasando al trípode, José toma varias más, mientras que Horan se sienta y posa, paciente y naturalmente, durante unos veinte minutos. Mi deseo se ha hecho realidad: Puedo estar de pie y admirar a Horan de cerca. Dos veces nuestros ojos se encuentran y tengo que alejarme de su mirada turbia.
—Suficientes sentado —dice Katherine de nuevo—. ¿De pie, Sr. Horan? —pregunta.
Él se pone de pie y Travis se escabulle para quitar la silla. El disparador en la Nikon de José comienza a hacer clic de nuevo.
—Creo que tenemos suficientes —anuncia José, cinco minutos más tarde.
—Grandioso —dice Kate—. Gracias de nuevo, Sr. Horan. —Le da la mano, al igual que José
Capítulo 5
Kate está feliz.
—Pero ¿qué estaba haciendo en Clayton?
Su curiosidad se cuela a través del teléfono. Estoy en el fondo de la sala de archivo, tratando de mantener mi voz casual.
—Estaba en la zona.
—Creo que es una enorme coincidencia, ____(tn). ¿No crees que estaba allí para verte? —especula.
Mi corazón se tambalea ante la perspectiva, pero es una alegría fugaz. La aburrida y decepcionante realidad es que él estaba allí por negocios.
—Estaba visitando la división de agricultura de la universidad. Está financiando una investigación —murmuro.
—Oh, sí. Le está dando al departamento 2.5 millones de dólares.
—¿Cómo sabes?
—____(tn), soy periodista y he escrito un artículo sobre él. Es mi trabajo saber esto.
—Bueno, entonces, ¿quieres estas fotos?
—Por supuesto que sí. La pregunta es, ¿quién va a hacerlo y dónde?
—Podríamos preguntarle a él en dónde. Dice que se va a quedar en la zona.
—¿Puedes comunicarte con él?
—Tengo su número de teléfono celular.
—El soltero más rico, difícil de alcanzar y enigmático en el estado del Washintong, simplemente te dio su número de teléfono celular.
—Eh... sí.
—¡____(tn)! Le gustas. Sin lugar a dudas.
—Kate, está tratando de ser amable.
Pero a medida que digo las palabras, me doy cuenta de que no es cierto… Niall Horan no es amable. Educado, tal vez. Y una pequeña voz me susurra: tal vez Kate tiene razón.
Mi cuero cabelludo se eriza ante la idea de que quizás, sólo quizás, tal vez le guste. Después de todo, dijo que se alegraba de que Kate no hiciera la entrevista. Me abrazo con silenciosa alegría, balanceándome de lado a lado, considerando por un breve momento con la posibilidad de que tal vez yo podría gustarle. Kate me trae de nuevo a la actualidad.
—No sé a quién vamos a llevar para hacer la toma. Levi, nuestro fotógrafo habitual, no puede. Está en su casa en Idaho Falls por el fin de semana. Se va a molestar por perder la oportunidad de fotografiar a uno de los empresarios líderes de América .
—Hmm... ¿Qué hay de José?
—¡Buena idea! Pregúntale, él haría cualquier cosa por ti. Luego llamas a Horan y averigua dónde nos quiere.
Kate es irritantemente arrogante respecto a José.
—Creo que deberías llamarlo.
—¿A quién, a José? —se burla Kate.
—No, a Horan.
—____(tn), tú eres la que tiene la relación.
—¿Relación? —chillo, alzando mi voz unas cuantas octavas. —Apenas lo conozco.
—Por lo menos lo conociste —dice con amargura—. Y parece que quiere conocerte mejor. ____(tn), sólo llámalo —dice y cuelga.
Es tan mandona a veces. Le frunzo el ceño a mi celular y le saco la lengua.
Apenas estoy dejándole un mensaje a José cuando Paul entra en el almacén buscando papel de lija.
—Estamos un poco ocupados allí, ____(tn) —dice sin brusquedad.
—Sí, bueno, lo siento —murmuro, volviendo a salir.
—Así que, ¿cómo es que conoces a Niall Horan?
La voz indiferente de Paul es poco convincentemente.
—Tuve que hacerle una entrevista para nuestro periódico estudiantil. Kate no estaba bien. —Me encojo de hombros, tratando de sonar casual pero no lo hago mejor que él.
—Niall Horan en Clayton. Imagínate —resopla Paul, asombrado. Sacude la cabeza como para despejarse—. De todos modos, ¿quieres ir por un trago o algo esta noche?
Cada vez que está en casa me invita a salir y siempre le digo que no. Es un ritual. Nunca he considerado una buena idea tener una cita con el hermano del jefe, además, Paul es lindo en ese estilo de Chico-Americano-hijo de vecino, pero no es un héroe literario, ni con un mínimo esfuerzo de imaginación. ¿Lo es Horan?, me pregunta mi subconsciente, con su ceja simbólicamente levantada. Le doy una palmada para que se calle.
—¿No tienes una cena familiar o algo debido a tu hermano?
—Eso es mañana.
—Quizás en otra ocasión, Paul. Tengo que estudiar esta noche. Tengo mis exámenes finales la próxima semana.
—____(tn), uno de estos días, dirás que sí —dice sonriendo, mientras escapo hacia la sala de ventas.
—Yo hago fotos de lugares ____(tn), no de personas —se queja José.
—José, ¿por favor? —le ruego.
Tomando mi celular, paseo por la sala de nuestro apartamento, deteniéndome frente a la ventana a mirar la pálida luz del atardecer.
—Dame ese teléfono. —Kate me quita el teléfono, sacudiendo su sedoso cabello rubio rojizo por encima del hombro— Escucha, José Rodríguez, si quieres que nuestro periódico cubra la entrada de tu show, tomarás esta foto para nosotros mañana ¿Capiche? —Kate puede ser increíblemente difícil.
—Bien. ____(tn)volverá a llamar con la dirección y la hora. Nos vemos mañana. —Cierra la tapa de mi teléfono—Arreglado. Todo lo que necesitamos hacer ahora es decidir dónde y cuándo. Llámalo.
Sostiene el teléfono frente a mí. Mi estómago gira— Llama a Horan, ¡ahora!
Le frunzo el ceño y busco en mi bolsillo su tarjeta. Tomo una respiración profunda, estabilizante y con los dedos temblorosos, marco el número.
—Eh... ¿Sr. Horan? Es ____(tn) Steele.
No reconozco mi propia voz, estoy tan nerviosa. Hay una breve pausa. Estoy temblando.
—Señorita Steele. Qué bueno saber de usted. —Su voz ha cambiado.
Se sorprende, creo y suena tan cálido... incluso seductor. Mi respiración se entrecorta y suspiro. Soy consciente de que de repente Katherine Kavanagh me está mirando con la boca abierta y me lanzo hacia la cocina para evitar su escrutinio no deseado.
—Eh… nos gustaría seguir adelante con la sesión de fotos para el artículo.
Respira, ____(tn), respira. Mis pulmones se arrastran en una respiración apresurada.
— Mañana, si eso está bien. ¿Dónde sería conveniente para usted, señor?
Casi puedo escuchar su sonrisa de misterio a través del teléfono.
—Me quedo en el Heathman de Portland. Digamos, ¿a las nueve y media de la mañana?
—Bueno, nos vemos allí.
Estoy toda efusiva y entrecortada… como un niño, no como una mujer adulta que puede votar y beber legalmente en el Estado de Washington.
—Estaré esperándolo, señorita Steele.
Me imagino el brillo perverso en sus ojos grises. ¿Cómo hace para que cuatro pequeñas palabras contengan tantas tentadoras promesas? Cuelgo. Kate está en la cocina y me observa con una mirada de consternación total y absoluta en su rostro.
—____(tn) Rose Steele. ¡Te gusta! Nunca te he visto o escuchado tan, tan... afectada por nadie. En realidad estás ruborizada.
—Oh, Kate, tú sabes que me sonrojo todo el tiempo. Es un riesgo laboral conmigo. No seas ridícula —le suelto. Parpadea, mirándome con sorpresa —muy rara vez saco mis juguetes del coche— y me arrepiento brevemente—. Sólo lo encuentro... intimidante, eso es todo.
—Heathman, figúrate —murmura Kate—. Voy a llamar al manager para negociar un espacio para la toma.
—Haré la cena. Luego tengo que estudiar.
No puedo ocultar mi irritación con ella mientras abro uno de los armarios para hacer la cena.
Estoy intranquila esa noche, dando vueltas y vueltas. Soñando con ojos mieles, overoles, piernas largas, dedos largos y oscuros, oscuros sitios inexplorados. Me levanto dos veces en la noche, mi corazón latiendo con fuerza. Oh, voy a lucir hermosa mañana durmiendo tan poco, me regaño. Golpeo mi almohada y trato de dormir.
El Heathman está situado en el corazón del centro de Portland. Su impresionante edificio de piedra marrón se terminó justo a tiempo para la ruptura de finales de 1920. José, Travis y yo estamos viajando en mi escarabajo y Kate está en su CLK, ya que no caben todos en mi coche. Travis es el amigo de José y su ayudante, está aquí para ayudar con la iluminación.
Kate ha logrado conseguir que nos permitan usar una habitación en el Heathman sin costo alguno por la mañana a cambio de un crédito en el artículo. Cuando ella explica en la recepción que estamos aquí para fotografiar al Gerente General Niall Horan, instantáneamente nos suben a una suite. Una de tamaño regular, sin embargo, ya que al parecer el Sr. Horan está ocupando la más grande del edificio.
Un ejecutivo de marketing nos muestra la suite… es terriblemente joven y está muy nervioso por alguna razón. Sospecho que es la belleza de Kate y su forma autoritaria lo que lo desarma, porque él es como plastilina en sus manos. Las habitaciones son elegantes, discretas y decoradas con opulencia.
Son las nueve. Tenemos una media hora para arreglarlo todo. Kate está en pleno movimiento.
—José, creo que vamos a hacer la toma contra la pared, ¿estás de acuerdo? —No espera por su respuesta—. Travis, limpia las sillas. ____(tn), ¿podrías pedirle al ama de llaves que traiga algunos refrescadores de ambiente? Y Avísale a Horan dónde estamos.
Sí, señora. Ella es muy dominante. Pongo los ojos en blanco, pero hago lo que me dice. Media hora más tarde, Niall Horan entra en nuestra suite.
¡Santa ****! Lleva una camisa blanca, con el cuello abierto y pantalones de franela gris que cuelgan de sus caderas. Su pelo rebelde aún está húmedo por la ducha. Mi boca se seca mirándolo... es tan malditamente caliente. Horan es seguido dentro de la suite por un hombre de treinta y tantos años, con corte de militar, vestido con un traje oscuro y corbata, que se queda en silencio en un rincón. Sus ojos color avellana nos observan impasibles.
—Señorita Steele, nos encontramos de nuevo.
Horan extiende su mano y la estrecho, parpadeando rápidamente. Oh mi... él es en realidad, bastante... wow. Mientras sujeto su mano, percibo esa deliciosa corriente que atraviesa e ilumina mi cuerpo, me hace sonrojar y estoy segura de que mi respiración errática debe ser audible.
—Señor Horan, le presento a Katherine Kavanagh —murmuro, agitando una mano hacia Kate, que se adelanta, mirándolo a los ojos.
—La tenaz señorita Kavanagh. ¿Cómo está? —Le da una pequeña sonrisa, luciendo genuinamente divertido—. ¿Confío en que se sienta mejor? ____(tn) dijo que estaba enferma la semana pasada.
—Estoy bien, gracias, Sr. Horan.
Le da la mano con firmeza y sin pestañear. Me recuerdo a mí misma que Kate ha estado en las mejores escuelas privadas de Washington. Su familia tiene dinero y ha crecido con confianza y segura de su lugar en el mundo. No asume ningún tipo de basura. Estoy asustada de ella —Gracias por tomarse el tiempo para hacer esto.—Le da una sonrisa amable y profesional.
—Es un placer —responde, volviendo su mirada hacia mí, haciéndome sonrojar otra vez. Diablos.
—Este es José Rodríguez, nuestro fotógrafo —le digo, sonriéndole a José quien me devuelve una sonrisa afectuosa. Sus ojos son fríos cuando mira a Horan.
—Señor Horan. —Asiente con la cabeza.
—Señor Rodríguez.
La expresión de Horan cambia mucho mientras evalúa a José.
—¿Dónde me prefiere? —pregunta Horan.
Su tono suena vagamente amenazante. Pero Katherine no está dispuesta a dejar que José haga un espectáculo.
—Señor Grey, ¿podría sentarse aquí por favor? Tenga cuidado con los cables de la iluminación. Y luego tomaremos también algunas de pie. —Lo dirige a una silla colocada contra la pared.
Travis enciende las luces, encegueciendo momentáneamente a Horan y murmura una disculpa. A continuación, Travis y yo damos un paso atrás y vemos cómo José dispara su cámara. Toma varias fotografías, pidiéndole a Horan que se mueva de esta manera, luego de esta otra, que mueva su brazo, que lo baje de nuevo.
Pasando al trípode, José toma varias más, mientras que Horan se sienta y posa, paciente y naturalmente, durante unos veinte minutos. Mi deseo se ha hecho realidad: Puedo estar de pie y admirar a Horan de cerca. Dos veces nuestros ojos se encuentran y tengo que alejarme de su mirada turbia.
—Suficientes sentado —dice Katherine de nuevo—. ¿De pie, Sr. Horan? —pregunta.
Él se pone de pie y Travis se escabulle para quitar la silla. El disparador en la Nikon de José comienza a hacer clic de nuevo.
—Creo que tenemos suficientes —anuncia José, cinco minutos más tarde.
—Grandioso —dice Kate—. Gracias de nuevo, Sr. Horan. —Le da la mano, al igual que José
Última edición por KarlytaD´Maslow el Miér 16 Ene 2013, 4:06 pm, editado 1 vez
KarlytaD´Maslow
Re: 50 sombras de Horan *1D* Niall y _____ 1era Temporada Terminada/2da Temporada
Capítulo 6
—Estoy ansioso por leer el artículo, señorita Kavanagh —murmura Horan y se vuelve hacia mí, de pie junto a la puerta
—¿Podría caminar conmigo, señorita Steele? —pregunta.
—Claro —digo, totalmente desconcertada. Miro ansiosamente a Kate, quien se encoge de hombros. Me doy cuenta de que José tiene el ceño fruncido detrás de ella.
—Buen día para todos —dice Horan mientras abre la puerta, parándose a un lado para que yo pueda ir primero.
Infierno Santo... ¿qué es esto? ¿Qué quiere? Me detengo en el pasillo del hotel, moviéndome nerviosamente mientras Horan sale de la habitación, seguido por el Sr. corte de militar en su traje impecable.
—Yo te llamo, Taylor —murmura a corte de militar.
Taylor camina por el pasillo y Horan vuelve sus ardientes ojos mieles hacia mí.
—Me preguntaba si te gustaría acompañarme a tomar café esta mañana.
Mi corazón salta de golpe hasta mi boca. ¿Una cita? Niall Horan me está pidiendo una cita. Pregunta si deseo tomar un café. Tal vez piensa que no te has despertado todavía, mi subconsciente gime en un modo burlón otra vez. Me aclaro la garganta tratando de controlar mis nervios.
—Debo llevar a todos a casa —murmuro en tono de disculpa, retorciendo mis manos y dedos frente a mí.
—¡Taylor! —llama, haciéndome saltar.
Taylor, que se había retirado por el pasillo, se da la vuelta y se dirige de nuevo hacia nosotros.
— ¿Regresan a la universidad? —pregunta Horan, su voz suave e inquietante. Asiento con la cabeza, demasiado aturdida como para hablar.
—Taylor puede llevarlos. Es mi chofer. Tenemos un amplio 4x4 aquí, así que podrá también con el equipo.
—¿Señor Horan? —pregunta Taylor cuando llega hasta nosotros, dejando algo de distancia.
—Por favor, ¿puedes llevar al fotógrafo, su ayudante y a la señorita Kavanagh de vuelta a casa?
—Por supuesto, señor —responde Taylor.
—Ahí lo tienes. Ahora, ¿puedes acompañarme a tomar un café? —Horan sonríe como si fuera un hecho.
Frunzo el ceño ante él.
—Um, Sr. Horan, eh… esto realmente... mire, Taylor no tiene que llevarlos a casa.
Le doy una breve mirada a Taylor.
—Puedo cambiar de vehículo con Kate, si me da un momento.
Horan muestra una deslumbrante, descontrolada, natural y gloriosa sonrisa mostrando los dientes. Oh mi... y abre la puerta de la suite para que pueda volver a entrar. Me deslizo alrededor de él para entrar en la habitación, encontrando a Katherine sumergida en una discusión con José.
—____(tn), creo que definitivamente le gustas —dice sin preámbulos. José me mira con desaprobación—. Pero no confío en él —añade. Levanto mi mano hacia arriba con la esperanza de que deje de hablar. Por algún milagro, lo hace.
—Kate, si tomas el Beetle, ¿puedo quedarme con tu auto?
—¿Por qué?
—Niall Horan me ha pedido que vaya a tomar un café con él.
Su boca se abre. ¡Kate sin palabras! Saboreo el momento. Me toma por el brazo y me arrastra hacia el dormitorio fuera de la sala de estar de la suite.
—____(tn), hay algo en él. —Su tono de voz está lleno de advertencia—. Es hermoso, estoy de acuerdo, pero creo que es peligroso. Especialmente para alguien como tú.
Él sonríe.
—Después de usted, señorita Steele.
Se endereza, extendiendo su mano para que pase primero. Hago mi camino por el pasillo, con mis rodillas inestables, mi estómago lleno de mariposas y mi corazón latiendo en mi boca con un dramático ritmo desigual. Voy a tomar un café con Niall Horan... y odio el café.
Caminamos juntos por el pasillo del hotel hasta los ascensores. ¿Qué debo decirle? Mi mente está paralizada repentinamente con aprensión. ¿De qué vamos a hablar? ¿Qué diablos tengo en común con él? Su voz suave y cálida me saca de mi ensueño.
—¿Cuánto tiempo hace que conoce a Katherine Kavanagh?
Ah, una pregunta fácil para empezar.
—Desde nuestro primer año. Es una buena amiga.
—Hmm —responde, sin compromiso. ¿Qué está pensando?
En los ascensores, presiona el botón de llamada y suena el timbre casi de inmediato. Las puertas deslizables se abren revelando a una joven pareja en un abrazo apasionado. Sorprendidos y avergonzados, se separan de un salto, mirando con aire de culpabilidad hacia todos lados excepto a nosotros.
Horan y yo subimos al ascensor. Luchando por mantener un rostro serio, miro hacia el suelo, sintiendo mis mejillas volverse rosadas. Cuando fisgoneo a través de mis pestañas hacia Horan, observo una sonrisa en sus labios, pero es muy difícil de decir. La joven pareja no dice nada y viajamos hacia el primer piso en un silencio embarazoso. Ni siquiera tenemos un pretencioso hilo musical que nos distraiga.
Las puertas se abren y, para mi sorpresa, Horan toma mi mano, apretándola con sus largos y fríos dedos. Siento la corriente a través de mí y el latido de mi corazón se acelera. A medida que me ayuda a salir del ascensor, escuchamos la erupción de carcajadas reprimidas de la pareja detrás de nosotros. Horan sonríe.
—¿Qué es lo que tienen los ascensores? —murmura.
Cruzamos el amplio y animado vestíbulo del hotel hacia la entrada, pero Horan evita la puerta giratoria y me pregunto si se debe a que tendría que soltar mi mano.
Afuera, es un templado domingo de mayo. El sol brilla y el tráfico es ligero. Horan gira a la izquierda y camina hacia la esquina, donde nos detenemos a esperar a que cambie la luz del semáforo para peatones.
Todavía está sosteniendo mi mano. Estoy en la calle y Niall Horan está tomando mi mano. Nadie ha tomado mi mano. Me siento mareada y con un hormigueo en todo el cuerpo. Intento sofocar la mueca ridícula que amenazacon dividir mi rostro en dos. Trata de ser genial, ____(tn),mi subconsciente me implora. Entonces, el hombrecito verde se enciende y comenzamos a caminar otra vez.
Caminamos cuatro cuadras antes de llegar al Café de Portland House, en donde Horan me suelta para mantener la puerta abierta para que pueda entrar.
—¿Por qué no eliges una mesa mientras voy a buscar las bebidas? ¿Qué le gustaría? —pregunta, amable como siempre.
—Voy a tomar... um, un té English Breakfast, con la bolsa afuera.
Levanta las cejas.
—¿No café?
—No estoy interesada en el café.
Sonríe.
—Está bien, bolsa de té. ¿Azúcar?
Por un momento, estoy sorprendida, pensando que es una palabra de cariño, pero afortunadamente, mi subconsciente se activa con los labios fruncidos. No, *beep*. ¿Tomas azúcar?
—No, gracias. —Miro hacia abajo a mis dedos cruzados.
—¿Algo para comer?
—No, gracias. —Niego con la cabeza y se dirige al mostrador.
Lo miro disimuladamente desde debajo de mis pestañas mientras se encuentra en la línea de espera para ser atendido. Podría mirarlo todo el día... es alto, de hombros anchos, delgados y la forma en que los pantalones cuelgan de su cadera... ¡Oh Dios! Pasa una o dos veces sus dedos largos y elegantes por su cabello seco, pero todavía desordenado. Hmm... Me gustaría hacer eso. El pensamiento viene espontáneamente a mi mente y mi rostro quema. Me muerdo el labio y miro abajo hacia mis manos otra vez, sin gustarme el curso de mis pensamientos rebeldes.
—¿Un penique por tus pensamientos? —Horan está de vuelta, sorprendiéndome.
Me pongo color carmesí. Sólo estaba pensando acerca de cómo pasaría mis dedos por tu cabello y me preguntaba si se sentiría suave al tacto. Niego con la cabeza.
Está cargando una bandeja, la cual coloca en la pequeña y redonda mesa de abedul. Me da una taza y un plato, un vaso de agua pequeño y una bandeja que lleva una solitaria bolsita de té etiquetada como Twinings English Breakfast… mi favorito. Él tiene un café que lleva una maravillosa imagen de hoja impresa en la leche. ¿Cómo lo hacen? Me pregunto sin decir nada.
También se compró un muffin de arándanos. Pone la bandeja a un lado, se sienta frente a mí y cruza sus largas piernas. Se le ve tan cómodo, tan a gusto con su cuerpo, lo envidio. Aquí estoy yo, toda torpe y descoordinada, apenas capaz de ir de A a B sin caer de bruces.
—¿Tus pensamientos? —pregunta.
—Éste es mi té favorito.
Mi voz es baja, entrecortada. Simplemente no puedo creer que esté sentada frente a Niall Horan en una cafetería de Portland. Frunce el ceño. Sabe que estoy ocultando algo. Hago estallar la bolsita de té en la tetera y casi de inmediato la tomo de nuevo con mi cucharilla. Mientras pongo de nuevo la bolsita de té usada en la bandeja, él ladea la cabeza, mirándome con curiosidad.
—Me gusta el té negro y poco cargado —murmuro en tono de explicación.
—Ya veo. ¿Es tu novio?
—¿Quién?
—El fotógrafo. José Rodríguez.
Me río, nerviosa pero curiosa. ¿Qué le daría esa impresión?
—No. José es un buen amigo mío, eso es todo. ¿Por qué pensaste que era mi novio?
—La forma en que le sonreíste y él a ti. —Sus ojos mieles sostienen mi mirada. Es tan desconcertante. Quiero mirar hacia otro lado, pero estoy atrapada… hechizada.
—Es más como familia —susurro.
Horan asiente con la cabeza ligeramente, al parecer satisfecho con mi respuesta y mira hacia su muffin de arándanos. Sus largos dedos retiran con habilidad el papel mientras lo miro fascinada.
—¿Quieres un poco? —me pregunta y esa sonrisa secreta y divertida está de regreso.
—No, gracias. —Frunzo el ceño y miro hacia mis manos de nuevo.
—Y el chico que conocí ayer en la tienda. ¿Es tu novio?
—No. Pablo es sólo un amigo. Te lo dije ayer. —Oh, esto se está poniendo tonto.
—¿Por qué me lo preguntas?
—Pareces nerviosa alrededor de los hombres.
Mi.er.da, eso es personal. Sólo estoy nerviosa a tu alrededor, Horan.
—Te encuentro intimidante.
Me sonrojo hasta llegar a escarlata, pero mentalmente me doy palmaditas en la espalda por mi franqueza y vuelvo la mirada a mis manos otra vez. Puedo escucharlo inhalar fuertemente.
—Deberías encontrarme intimidante. —Asiente con la cabeza—. Eres muy honesta. Por favor, no bajes la mirada. Me gusta ver tu rostro.
Oh. Pongo la mirada en él y me da una sonrisa alentadora, pero irónica—. Me da una especie de idea de lo que podrías estar pensando. —Respira—. Eres un misterio, señorita Steele.
¿Misteriosa? ¿Yo?
—No hay nada misterioso en mí.
—Creo que eres muy reservada —murmura.
¿Lo soy? Wow... ¿Cómo voy a manejar eso? Esto es desconcertante. ¿Yo, reservada? De ninguna manera.
—Excepto cuando te ruborizas, por supuesto, lo que sucede a menudo. Sólo desearía saber el por qué de tu rubor.
Lanza un pequeño trozo de muffin a su boca y comienza a masticarlo lentamente, sin despegar sus ojos de mí. Y por supuesto, como si fuera el momento justo, me ruborizo.
—¿Siempre haces ese tipo de observaciones personales?
—No me había dado cuenta que lo hacía. ¿Te he ofendido? —Sonaba sorprendido.
—No —contesto sinceramente.
—Bueno.
—Pero eres muy prepotente —contraataco tranquilamente.
Levanta sus cejas y, si no me equivoco, su cara se enrojece ligeramente también.
—Estoy acostumbrado a hacer las cosas a mi manera, ____(tn) —murmura—. En todas las cosas.
—No lo dudo. ¿Por qué no me pediste que te llamara por tu nombre? —Estoy sorprendida por mi atrevimiento. ¿Por qué esta conversación se ha puesto tan seria?
No va de la manera que en que pensé que iba a ir. No puedo creer que esté sintiendo tanta antipatía hacia él. Es como si estuviera intentando ahuyentarlo.
—Las únicas personas que usan mi nombre son mi familia y unos pocos amigos íntimos. Es así como quiero que sea.
Oh. Él todavía no me ha dicho, llámame Niall. Es un fanático del control, no hay ninguna otra explicación y una parte de mí está pensando que quizás habría sido mejor que Kate lo hubiera entrevistado. Dos fanáticos del control juntos. Un añadido es que ella es casi rubia —bueno, rubia oxigenada—, como todas las mujeres en su oficina. Y es hermosa, me recuerda mi subconsciente. No me gusta la idea de Niall y Kate juntos. Tomo un sorbo de mi té y Horan come otro pequeño trozo de su muffin.
—¿Eres hija única? —pregunta.
Oh… cambio de tema.
—Sí.
—Háblame sobre tus padres.
¿Por qué quiere saber esto? Esto es tan aburrido.
—Mi madre vive en Georgia con su nuevo marido, Bob. Mi padrastro vive en Montesano.
—¿Y tu padre?
—Mi padre murió cuando yo era un bebé.
—Se podría decir eso.
Frunce el entrecejo.
—No me das mucha información, ¿verdad? —dice secamente, frotando su barbilla como si pensara profundamente.
—Tú tampoco.
—Lo siento —murmura y una fugaz mirada triste cruza su rostro.
—No lo recuerdo.
—¿Y tu madre volvió a casarse?
Resoplo.
—Tú me has interrogado ya una vez y yo trato de hacer algunas preguntas. —Me sonríe.
¡Mi.er.da! Él está recordando la pregunta "homosexual". Una vez más, me mortifico. Durante los próximos años, lo sé, necesitaré terapia intensiva para no sentirme avergonzaba cada vez que recuerde ese momento. Empiezo a balbucear sobre mi madre… cualquier cosa para bloquear ese recuerdo.
—Mi madre es maravillosa. Es una romántica incurable. Actualmente va por su cuarto marido.
Levanta sus cejas sorprendido.
—La echo de menos —continúo—. Ella tiene ahora a Bob. Y sólo espero que él pueda estar pendiente de ella y recoger sus pedacitos cuando sus planes no vayan como estaba previsto. —Sonrío con cariño. No he visto a mi madre desde hace mucho tiempo.
Christian está mirándome fijamente, tomando sorbos de su café de vez en cuando. Realmente no debería mirar su boca. Esos labios… son inquietantes.
—¿Te llevas bien con tu padrastro?
—Por supuesto. Crecí con él. Es el único padre que conozco.
—¿Y cómo es él?
—¿Ray? Es… reservado.
—¿Eso es todo? —pregunta Horan, sorprendido.
Me encojo de hombros. ¿Qué espera este hombre? ¿La historia de mi vida?
—Reservado como su hijastra —sugiere Horan.
Me abstengo de poner mis ojos en blanco hacia él.
—Le gusta el fútbol, el fútbol europeo sobre todo, los bolos, pescar y hacer muebles. Es carpintero. Ex carpintero —suspiro.
—¿Viviste con él?
—Sí. Mi madre encontró a su tercer marido cuando yo tenía quince años. Y me quedé con Ray.
Frunce el entrecejo como si no entendiera.
—¿No quisiste ir a vivir con tu madre? —pregunta.
Me ruborizo. Esto realmente no es de su incumbencia.
—Su tercer marido vivía en Texas. Mi casa estaba en Montesano. Y… ya sabes, mi mamá estaba recién casada. —Me detengo.
Mamá nunca habla sobre su tercer marido. ¿Hacia dónde quiere ir Horan con esto? Esto no es de su incumbencia. Los dos podemos jugar a este juego.
—Háblame sobre tus padres —pregunto.
Él se encoge de hombros.
—Mi padre es abogado, mi madre es pediatra. Ellos viven en Seattle.
¡Ah…! él pertenece a una familia acomodada. Y me pregunto por la próspera pareja que adopta a tres niños, uno de ellos se convierte en un atractivo hombre que asume el control empresarial y lo conquista sin la ayuda de nadie. ¿Qué lo llevó a ser así? Sus padres deben de estar orgullosos.
—¿Qué hacen tus hermanos?
—Elliot trabaja en construcción y mi hermana pequeña está en París, estudiando cocina bajo la supervisión de algún famoso chef francés.
Sus ojos se nublan con irritación. No quiere hablar de su familia o de sí mismo.
—He oído que París es encantador —murmuro. ¿Por qué no quiere hablar sobre su familia? ¿Porque es adoptado?
—Es bonito. ¿Has estado ahí? —pregunta, su irritación desaparece.
—Nunca he salido de Estados Unidos. —Así que ahora regresamos a las trivialidades. ¿Qué está escondiendo?
—¿Te gustaría ir?
—¿A París? —rechino. Esto me desconcierta, ¿quién no querría ir a París?—. Claro —admito—. Pero es Inglaterra lo que realmente me gustaría visitar.
Inclina su cabeza a un lado, recorriendo con su dedo índice su labio inferior… ¡Oh, Dios!
—¿Por qué?
Parpadeo rápidamente. Concéntrate, Steele.
—Está la casa de Shakespeare, Austen, las hermanas Brontë, Thomas Hardy. Me gustaría ver los lugares que inspiraron a esas personas para escribir eso maravillosos libros.
Toda esta charla sobre los clásicos literarios me recuerda que debería estar estudiando. Echo una ojeada a mi reloj.
—Será mejor que me vaya. Tengo que estudiar.
—¿Para tus exámenes?
—Sí. Comienzan el martes.
—¿Dónde está el automóvil de la señorita Kavanagh?
—En el estacionamiento del hotel.
—Te acompaño.
—Gracias por el té, señor Horan.
Sonríe divertido y percibo una enorme sonrisa secreta.
—Eres bienvenida, ____(tn). Es un placer. Ven —ordena y me tiende su mano.
La tomo, aturdida y lo sigo fuera de la cafetería.
Paseamos de vuelta al hotel y me gustaría decir que el silencio es afable. Él parece tranquilo al menos, seguro de sí mismo. En cuanto a mí, estoy intentando evaluar desesperadamente cómo ha ido nuestro café de la mañana. Me siento como si me hubiera entrevistado para un empleo, pero no estoy segura de que sea eso.
—¿Siempre llevas pantalón? —pregunta inesperadamente.
—Normalmente.
Asiente con la cabeza. Estamos de regreso en la intersección, frente al hotel. Mi mente está dando vueltas. Qué pregunta tan extraña… Y soy consciente de que nuestro tiempo juntos es limitado. Eso es todo. Es así y lo he echado a perder por completo, lo sé. Quizás él tiene a alguien.
—¿Tienes novia? —digo bruscamente. ¡Santo cielo! ¿Acabo de decir eso en voz alta? Sus labios se curvan en una peculiar medio sonrisa y mira hacia abajo, hacia mí.
—No, ____(tn). No tengo novia —dice suavemente.
¡Oh…! ¿Qué significa? ¿No es homosexual? Oh, quizás es… ¡****! Debe de haberme mentido en su entrevista. Y por un momento, creo que va a continuar con alguna explicación, alguna pista sobre esta criptica declaración, pero no lo hace. Tengo que irme. Tengo que intentar reordenar mis pensamientos. Tengo que alejarme de él. Camino hacia adelante y tropiezo, saliendo precipitadamente hacia el camino.
—¡****, ____(tn)! —grita Horan.
Me toma de la mano y lo hace con tanta fuerza que caigo contra él, justo cuando un ciclista pasa a toda velocidad yendo en la dirección incorrecta por la calle de sentido único y casi me atropella.
Todo pasa tan rápido, en un minuto estoy cayendo, al próximo estoy en sus brazos y él me está sosteniendo fuertemente contra su pecho. Inhalo su aroma limpio y vital. Él huele a ropa de lino recién lavada y a algún caro gel de baño. ¡Oh Dios, es embriagador! Inhalo profundamente.
—¿Estás bien? —susurra. Tiene un brazo a mí alrededor, estrechándome contra él, mientras los dedos de su otra mano trazan suavemente mi rostro, sondeando suavemente, examinándome. Su pulgar roza mi labio inferior y escucho cómo contiene la respiración. Está mirándome fijamente a los ojos y sostengo su mirada ansiosa, ardiente durante un momento o quizás sea por siempre… pero finalmente, su hermosa boca atrae mi atención.
¡Oh Dios! Y por primera vez en veintiún años, quiero ser besada. Quiero sentir su boca contra la mía.
Última edición por KarlytaD´Maslow el Miér 16 Ene 2013, 4:09 pm, editado 1 vez
KarlytaD´Maslow
Re: 50 sombras de Horan *1D* Niall y _____ 1era Temporada Terminada/2da Temporada
CAPÍTULO 7
Bésame, maldita sea! Le suplico, pero no me puedo mover. Estoy paralizada por una extraña y desconocida necesidad, completamente cautivada por él. Miro fijamente la exquisitamente esculpida boca de Niall Horan, hipnotizada y él me devuelve la mirada, sus ojos escurecidos y entornados. Respira con más fuerza de lo habitual y yo he dejado de respirar por completo. Estoy en tus brazos. Bésame, por favor. Cierra los ojos, respira profundamente y me ofrece una breve señal de negación con la cabeza, como si respondiera a mi silenciosa petición. Cuando abre los ojos de nuevo, lo hace con algún nuevo propósito, una firme resolución.
—____(tn), debes mantenerte lejos de mí. No soy el hombre adecuado para ti —susurra.
¿Qué? ¿A qué viene esto? Ciertamente debería ser yo quien decida eso. Le frunzo el ceño y niego con la cabeza.
—Respira, ____(tn), respira. Voy a ponerte de pie y a dejarte ir —dice en voz baja y me aleja con gentileza.
La adrenalina se ha disparado a través de mi cuerpo, ya sea por el fallido atropellamiento del ciclista o por la embriagadora proximidad de Niall, dejándome ansiosa y débil. ¡No! Grita mi mente cuando él se aleja, dejándome desamparada. Tiene sus manos sobre mis hombros, sosteniéndome con sus brazos extendidos, observando mis reacciones cuidadosamente. Y en lo único en lo que puedo pensar es en que quería ser besada, que lo hice malditamente obvio y él no lo hizo. No me quiere. Realmente no me quiere. He estropeado magníficamente el café de la mañana.
—Lo tengo —respiro, encontrando mi voz—. Gracias —murmuro, inundada de humillación. ¿Cómo pude haber malinterpretado tanto la situación entre nosotros? Tengo que alejarme de él.
—¿Por qué? —Frunce el ceño. Aún mantiene sus manos sobre mis hombros.
—Por salvarme —susurro.
—Ese idi.ota manejaba en sentido contrario. Me alegro de que estaba aquí. Me estremezco al pensar lo que te podría haber pasado. ¿Quieres venir y sentarte en el hotel por un momento?
Me libera, las manos a ambos lados de su cuerpo y estoy de pie frente a él sintiéndome como una tonta.
Con una sacudida, aclaro mi cabeza. Simplemente quiero irme. Todas mis vagas y no articuladas esperanzas han sido frustradas. No me quiere. ¿En qué estaba pensando? Me regaño. ¿Qué querría Niall Horan contigo? Mi subconsciente se burla de mí. Envuelvo mis brazos a mí alrededor, me giro para hacerle frente a la calle y tomo nota con alivio de que el hombre verde ha aparecido. Rápidamente atravieso la calle, consciente de que Horan está detrás de mí. Fuera del Hotel, me volteo brevemente para hacerle frente pero no puedo mirarlo a los ojos.
—Gracias por el té y por hacer la sesión de fotos —murmuro.
—____(tn)… Yo… —Se detiene, y la angustia en su voz reclama mi atención, por lo que contra mi voluntad me encuentro mirándole detenidamente. Sus ojos mieles lucen sombríos cuando se pasa una mano por el cabello. Se ve contrariado, frustrado, sus expresiones son crudas. Todo su cuidadoso control se ha evaporado.
—¿Qué, Niall? —espeto con irritación después que él dice… nada. Sólo quiero irme. Tengo que llevarme lejos mi frágil y herido orgullo y de alguna manera cuidar de él hasta que sane.
—Buena suerte con tus exámenes —murmura.
¿Eh? ¿Esta es la razón de por qué se ve tan desolado? ¿Esta es la gran despedida? ¿Simplemente desearme suerte en mis exámenes?
—Gracias. —No puedo ocultar el sarcasmo en mi voz—. Adiós, Señor Horan.
Me vuelvo sobre mis talones, vagamente sorprendida porque no tropiezo y sin darle un segundo vistazo, desaparezco por la vereda hacia el estacionamiento subterráneo.
Una vez bajo el oscuro, frío concreto del estacionamiento con sus sombrías luces fluorescentes, me apoyo contra la pared y pongo la cabeza en mis manos. ¿En qué estaba pensando? Espontáneas e indeseadas lágrimas llenan mis ojos. ¿Por qué estoy llorando? Me hundo en el suelo, enojada conmigo misma por esta reacción sin sentido. Doblando mis rodillas, me doblo sobre mí misma. Quiero hacerme tan pequeña como sea posible. Quizás así este absurdo dolor sea menor mientras más pequeña me vuelva. Colocando la cabeza sobre mis rodillas, dejo que las irracionales lágrimas caigan sin restricciones. Lloro por la pérdida de algo que nunca tuve. Qué ridículo. Estar en duelo por algo que nunca fue… mis frustrados sueños, esperanzas y mis deterioradas expectativas.
Nunca había recibido un rechazo. De acuerdo… sí era una de las últimas en ser escogida para el baloncesto o el voleibol, pero entendía eso: correr y hacer algo más mismo tiempo, como hacer rebotar o lanzar una pelota, no es lo mío. Soy realmente pasiva en cualquier tipo de deporte.
Aunque románticamente, nunca me he puesto a mí misma en esa posición, jamás. Una vida de inseguridad: soy demasiado pálida, demasiado flacucha, demasiado desaliñada, descoordinada y una larga lista de defectos que continúa. He sido siempre la primera en rechazar a cualquiera que pudiera ser considerado como un admirador. Había un chico en mi clase de química que me gustaba, pero nunca nadie ha despertado mi interés, nadie excepto Niall maldito Horan. Quizá debería ser más amable con gente a la que le gusto, como Paul Clayton y José Rodríguez, aunque estoy segura que ninguno de ellos ha sido encontrado sollozando a solas en lugares oscuros. Quizás todo lo que necesito es un buen llanto.
¡Detente! ¡Detente ahora! Mi subconsciente está gritándome metafóricamente, de brazos cruzados, apoyándose en una pierna y golpeando con su pie en señal de frustración. Sube al auto, ve a casa y continúa con tus estudios. Olvídate de él… ¡Ahora! Y detén toda esta mi.er.da de regodearte en la autocompasión.
Inhalo profundamente, me estabilizo y me levanto. Espabílate Steel. Mientras me dirijo al automóvil de Kate seco las lágrimas de mi rostro. No pensaré en él de nuevo. Puedo lidiar con este incidente como si fuera sólo una experiencia más y concentrarme en mis exámenes.
Kate está sentada en la mesa del comedor con su computadora portátil cuando llego. Su sonrisa de bienvenida se desvanece en cuanto me ve.
—____(tn) ¿qué va mal?
Ay no… no el Interrogatorio Katherine Kavanagh. Niego con la cabeza, imitando su estilo de “ríndete ahora”, pero bien podría estar lidiando con un ciego sordomudo.
—Has estado llorando. —Ella tenía un don excepcional para señalar los malditos hechos obvios algunas veces—. ¿Qué te hizo ese ca.brón? —gruñe y su rostro… Jesús, da miedo.
—Nada Kate. —En realidad ese el problema. El pensamiento trae una sonrisa irónica a mi rostro.
—Entonces, ¿por qué has estado llorando? Tú nunca lloras —dice, su voz suavizándose. Se pone de pie, sus ojos verdes rebosantes de preocupación. Pone sus brazos a mí alrededor y me abraza. Necesito decirle algo para hacerla retroceder.
—Estuve a punto de ser golpeada por un ciclista. —Es lo mejor que puedo hacer, pero la distrae momentáneamente de… él.
—Por Dios, ____(tn), ¿Estás bien? ¿Te lastimaste? —Me sostiene con el brazo extendido y me mira rapidamente.
—No. Niall me salvó —susurro—, pero estaba muy conmocionada.
—No me sorprende. ¿Cómo estuvo el café? Sé que lo odias.
—Tomé un té. Estuvo bien, nada que reportar en realidad. No sé por qué me lo pidió.
—Le gustas ____(tn). —Deja caer sus brazos.
—Ya no. No voy a volver a verlo. —Sí, de hecho consigo hacerlo sonar como que no me importa.
—¿De veras?
****. Está intrigada. Me dirijo a la cocina para que no pueda ver mi rostro.
—Sí… él está un poco fuera de mi liga Kate —digo tan secamente como puedo.
—¿Qué quieres decir?
—Ay Kate, es obvio. —Me doy media vuelta y la enfrento cuando se detiene en el umbral de la cocina.
—No lo es para mí —dice—. De acuerdo, tiene más dinero que tú, pero entonces ¡también tiene más dinero que la mayoría de las personas en América!
—Kate él es… —Me encojo de hombros.
—¡____(tn)! Por el amor de Dios, ¿Cuántas veces debo decírtelo? Eres absolutamente divina —me interrumpe. Ay no. Va comenzar con eso de nuevo.
—Kate, por favor. Tengo que estudiar —la interrumpo. Ella frunce el ceño.
—¿Quieres ver el artículo? Ya está terminado. José tomó algunas fotos realmente buenas.
¿Necesito un recordatorio visual del hermoso Niall no-te-quiero Horan?
—Claro. —Conjuro una sonrisa en mi rostro y camino hasta el portátil. Y allí está él, mirándome en blanco y negro, mirándome y encontrándome carente de algo.
Pretendo leer el artículo, todo el tiempo encontrando su mirada miel, buscando en la fotografía alguna pista que me diga por qué no es el hombre adecuado para mí, según sus propias palabras.
Y de pronto, salta a la vista. Es demasiado gloriosamente bien parecido. Somos polos opuestos y de dos mundos muy diferentes. Tengo una visión de mí misma como Ícaro volando demasiado cerca del sol, ardiendo y estrellándome como resultado. Sus palabras cobran sentido. No es adecuado para mí. Esto es lo que quería decir y hace que su rechazo sea más fácil de aceptar… casi. Puedo vivir con esto. Lo comprendo.
—Muy buen trabajo, Kate. —Me las arreglo para decir—. Voy a estudiar. —No voy a pensar en él de nuevo por ahora, me comprometo conmigo misma y abriendo mis apuntes, comienzo a leer.
Es sólo cuando estoy acostada, intentando dormir, que le permito a mis pensamientos ir a la deriva, regresando a mi extraña mañana. Sigo volviendo a lo de “no suelo salir con nadie” y me enfado por haberla recordado antes, cuando estaba en sus brazos suplicándole mentalmente con cada fibra de mi ser que me besara. Lo había dicho allí y antes. No me quería como novia. Me pongo de costado. Ociosamente, me pregunto si tal vez es célibe. Cierro los ojos y comienzo a dejarme ir. Quizás se reserva para alguien especial. Bueno, no para ti, mi subconsciente soñoliento me da un golpe final antes de liberarse dentro de mis sueños.
Y esa noche, sueño con ojos mieles, diferentes formas de hojas verdes en leche, corro a través de lugares oscuros con espectrales luces fluorescentes y no sé si corro hacia o estoy escapando de algo… simplemente no está claro.
Bajo mi lápiz. Terminado. Mi examen final está terminado. Siento la sonrisa del gato Risón extenderse en mi rostro. Probablemente es la primera vez que he sonreído en toda la semana. Es viernes y celebraremos esta noche, celebrar de verdad. ¡Incluso podría emborracharme! Nunca antes he estado borracha. Le doy un vistazo a través de la sala de deportes a Kate, quién continúa garabateando furiosamente, a cinco minutos para terminar. Esto es todo, el final de mi carrera académica. Nunca tendré que volver a sentarme entre filas de ansiosos y aislados estudiantes. Dentro de mi cabeza estoy haciendo elegantes piruetas, sabiendo muy bien que ese es el único lugar en el que puedo hacerlas. Kate deja de escribir y baja su lápiz. Me mira y también veo su sonrisa de gato Risón.
Volvemos a nuestro apartamento en su Mercedes, negándonos a hablar de nuestro examen final. Kate está más preocupada por lo que llevará puesto esta noche en el bar. Yo estoy ocupada intentando tomar mis llaves dentro del bolso.
—Ana, hay un paquete para ti. —Kate está de pie en los escalones de la puerta principal sosteniendo un paquete envuelto en papel marrón. Qué raro. No he encargado nada en Amazon recientemente.
Kate me da el paquete y toma mis llaves para abrir la puerta principal. Esta dirigido a la Srta. ____(tn) Steel. No hay un nombre o dirección de remitente. Quizás sea de mi mamá o de Ray.
—Probablemente es de mis padres.
—¡Ábrelo! —Kate está emocionada mientras se dirige a la cocina por nuestra “Champán para celebrar que nuestros exámenes han acabado”
Abro el paquete y dentro encuentro una cajita mediana de cuero que contiene tres libros aparentemente idénticos, cubiertos con tela vieja y una tarjeta blanca. Escrita por un solo lado, con tinta negra y una clara letra cursiva, dice lo siguiente:
¿Por qué no me dijiste que había peligro? ¿Por qué no me advertiste?
Las damas saben de lo que deben protegerse, ya que leen novelas en las que se les previene de estos trucos…
Reconozco la cita de Tess. Estoy aturdida por la ironía de que acabo de pasar tres horas escribiendo acerca de las novelas de Thomas Hardy en mi examen final. Quizás no es una ironía… quizás es deliberado. Inspecciono los libros de cerca, tres volúmenes de Tess of the d'Urbervilles. Abro el libro. Escrito en el frente con algún tipo de letra antigua, está lo siguiente: “Londres: Jack R. Osgood, McIlvaine & Co,1981.”
Santa mi.er.da, son primeras ediciones. Deben valer una fortuna y sé de inmediato quién las envía. Kate está sobre mi hombro contemplando los libros. Toma la tarjeta.
—Primeras ediciones —susurro.
—No. —Los ojos de Kate se amplían con incredulidad—. ¿Horan?
Asiento con la cabeza.
—No puedo pensar en nadie más.
—¿Qué significa esta tarjeta?
—No tengo la menor idea. Creo que es una advertencia, honestamente, él continúa advirtiéndome. No tengo ni idea de por qué. No es como si estuviera golpeando a su puerta. —Frunzo el ceño.
—Sé que no quieres hablar de él, Ana, pero de verdad está afectándote. Con o sin advertencias.
No me he permitido obsesionarme con Niall Horan durante esta última semana. Bueno… sus ojos mieles siguen frecuentando mis sueños y sé que me tomará una eternidad sacar la sensación de sus brazos a mi alrededor y su maravillosa fragancia de mi cerebro. ¿Por qué me envió esto? Me dijo que yo no era para él.
—He encontrado una primera edición de Tess en venta en Nueva York en 14.000 dólares. Pero la tuya se ve mucho mejor. Debe haber costado más. —Kate le está consultando a su buen amigo Google.
—Esta cita, Tess se la dice a su madre luego de que Alec D’Urberville le ha hecho una de sus maldades.
—Ya lo sé —reflexiona Kate—. ¿Qué intenta decir?
—No sé y no me importa. No puedo aceptar estos libros. Los enviaré de regreso con una cita igual de desconcertante de alguna parte oscura del libro.
—¿La cita en la que Angel Clare dice “vete a la mi.er.da”? —pregunta Kate con el rostro completamente serio.
—Sí, esa cita. —Me río. Amo a Kate, es tan leal y solidaria. Embalo los libros y los dejo en la mesa del comedor. Kate me da una copa de Champán.
—Por el término de los exámenes y nuestra nueva vida en Seattle. —Kate sonríe abiertamente.
—Por el término de los exámenes, nuestra nueva vida en Seattle y excelentes resultados. —Chocamos las copas y bebemos .
Bésame, maldita sea! Le suplico, pero no me puedo mover. Estoy paralizada por una extraña y desconocida necesidad, completamente cautivada por él. Miro fijamente la exquisitamente esculpida boca de Niall Horan, hipnotizada y él me devuelve la mirada, sus ojos escurecidos y entornados. Respira con más fuerza de lo habitual y yo he dejado de respirar por completo. Estoy en tus brazos. Bésame, por favor. Cierra los ojos, respira profundamente y me ofrece una breve señal de negación con la cabeza, como si respondiera a mi silenciosa petición. Cuando abre los ojos de nuevo, lo hace con algún nuevo propósito, una firme resolución.
—____(tn), debes mantenerte lejos de mí. No soy el hombre adecuado para ti —susurra.
¿Qué? ¿A qué viene esto? Ciertamente debería ser yo quien decida eso. Le frunzo el ceño y niego con la cabeza.
—Respira, ____(tn), respira. Voy a ponerte de pie y a dejarte ir —dice en voz baja y me aleja con gentileza.
La adrenalina se ha disparado a través de mi cuerpo, ya sea por el fallido atropellamiento del ciclista o por la embriagadora proximidad de Niall, dejándome ansiosa y débil. ¡No! Grita mi mente cuando él se aleja, dejándome desamparada. Tiene sus manos sobre mis hombros, sosteniéndome con sus brazos extendidos, observando mis reacciones cuidadosamente. Y en lo único en lo que puedo pensar es en que quería ser besada, que lo hice malditamente obvio y él no lo hizo. No me quiere. Realmente no me quiere. He estropeado magníficamente el café de la mañana.
—Lo tengo —respiro, encontrando mi voz—. Gracias —murmuro, inundada de humillación. ¿Cómo pude haber malinterpretado tanto la situación entre nosotros? Tengo que alejarme de él.
—¿Por qué? —Frunce el ceño. Aún mantiene sus manos sobre mis hombros.
—Por salvarme —susurro.
—Ese idi.ota manejaba en sentido contrario. Me alegro de que estaba aquí. Me estremezco al pensar lo que te podría haber pasado. ¿Quieres venir y sentarte en el hotel por un momento?
Me libera, las manos a ambos lados de su cuerpo y estoy de pie frente a él sintiéndome como una tonta.
Con una sacudida, aclaro mi cabeza. Simplemente quiero irme. Todas mis vagas y no articuladas esperanzas han sido frustradas. No me quiere. ¿En qué estaba pensando? Me regaño. ¿Qué querría Niall Horan contigo? Mi subconsciente se burla de mí. Envuelvo mis brazos a mí alrededor, me giro para hacerle frente a la calle y tomo nota con alivio de que el hombre verde ha aparecido. Rápidamente atravieso la calle, consciente de que Horan está detrás de mí. Fuera del Hotel, me volteo brevemente para hacerle frente pero no puedo mirarlo a los ojos.
—Gracias por el té y por hacer la sesión de fotos —murmuro.
—____(tn)… Yo… —Se detiene, y la angustia en su voz reclama mi atención, por lo que contra mi voluntad me encuentro mirándole detenidamente. Sus ojos mieles lucen sombríos cuando se pasa una mano por el cabello. Se ve contrariado, frustrado, sus expresiones son crudas. Todo su cuidadoso control se ha evaporado.
—¿Qué, Niall? —espeto con irritación después que él dice… nada. Sólo quiero irme. Tengo que llevarme lejos mi frágil y herido orgullo y de alguna manera cuidar de él hasta que sane.
—Buena suerte con tus exámenes —murmura.
¿Eh? ¿Esta es la razón de por qué se ve tan desolado? ¿Esta es la gran despedida? ¿Simplemente desearme suerte en mis exámenes?
—Gracias. —No puedo ocultar el sarcasmo en mi voz—. Adiós, Señor Horan.
Me vuelvo sobre mis talones, vagamente sorprendida porque no tropiezo y sin darle un segundo vistazo, desaparezco por la vereda hacia el estacionamiento subterráneo.
Una vez bajo el oscuro, frío concreto del estacionamiento con sus sombrías luces fluorescentes, me apoyo contra la pared y pongo la cabeza en mis manos. ¿En qué estaba pensando? Espontáneas e indeseadas lágrimas llenan mis ojos. ¿Por qué estoy llorando? Me hundo en el suelo, enojada conmigo misma por esta reacción sin sentido. Doblando mis rodillas, me doblo sobre mí misma. Quiero hacerme tan pequeña como sea posible. Quizás así este absurdo dolor sea menor mientras más pequeña me vuelva. Colocando la cabeza sobre mis rodillas, dejo que las irracionales lágrimas caigan sin restricciones. Lloro por la pérdida de algo que nunca tuve. Qué ridículo. Estar en duelo por algo que nunca fue… mis frustrados sueños, esperanzas y mis deterioradas expectativas.
Nunca había recibido un rechazo. De acuerdo… sí era una de las últimas en ser escogida para el baloncesto o el voleibol, pero entendía eso: correr y hacer algo más mismo tiempo, como hacer rebotar o lanzar una pelota, no es lo mío. Soy realmente pasiva en cualquier tipo de deporte.
Aunque románticamente, nunca me he puesto a mí misma en esa posición, jamás. Una vida de inseguridad: soy demasiado pálida, demasiado flacucha, demasiado desaliñada, descoordinada y una larga lista de defectos que continúa. He sido siempre la primera en rechazar a cualquiera que pudiera ser considerado como un admirador. Había un chico en mi clase de química que me gustaba, pero nunca nadie ha despertado mi interés, nadie excepto Niall maldito Horan. Quizá debería ser más amable con gente a la que le gusto, como Paul Clayton y José Rodríguez, aunque estoy segura que ninguno de ellos ha sido encontrado sollozando a solas en lugares oscuros. Quizás todo lo que necesito es un buen llanto.
¡Detente! ¡Detente ahora! Mi subconsciente está gritándome metafóricamente, de brazos cruzados, apoyándose en una pierna y golpeando con su pie en señal de frustración. Sube al auto, ve a casa y continúa con tus estudios. Olvídate de él… ¡Ahora! Y detén toda esta mi.er.da de regodearte en la autocompasión.
Inhalo profundamente, me estabilizo y me levanto. Espabílate Steel. Mientras me dirijo al automóvil de Kate seco las lágrimas de mi rostro. No pensaré en él de nuevo. Puedo lidiar con este incidente como si fuera sólo una experiencia más y concentrarme en mis exámenes.
Kate está sentada en la mesa del comedor con su computadora portátil cuando llego. Su sonrisa de bienvenida se desvanece en cuanto me ve.
—____(tn) ¿qué va mal?
Ay no… no el Interrogatorio Katherine Kavanagh. Niego con la cabeza, imitando su estilo de “ríndete ahora”, pero bien podría estar lidiando con un ciego sordomudo.
—Has estado llorando. —Ella tenía un don excepcional para señalar los malditos hechos obvios algunas veces—. ¿Qué te hizo ese ca.brón? —gruñe y su rostro… Jesús, da miedo.
—Nada Kate. —En realidad ese el problema. El pensamiento trae una sonrisa irónica a mi rostro.
—Entonces, ¿por qué has estado llorando? Tú nunca lloras —dice, su voz suavizándose. Se pone de pie, sus ojos verdes rebosantes de preocupación. Pone sus brazos a mí alrededor y me abraza. Necesito decirle algo para hacerla retroceder.
—Estuve a punto de ser golpeada por un ciclista. —Es lo mejor que puedo hacer, pero la distrae momentáneamente de… él.
—Por Dios, ____(tn), ¿Estás bien? ¿Te lastimaste? —Me sostiene con el brazo extendido y me mira rapidamente.
—No. Niall me salvó —susurro—, pero estaba muy conmocionada.
—No me sorprende. ¿Cómo estuvo el café? Sé que lo odias.
—Tomé un té. Estuvo bien, nada que reportar en realidad. No sé por qué me lo pidió.
—Le gustas ____(tn). —Deja caer sus brazos.
—Ya no. No voy a volver a verlo. —Sí, de hecho consigo hacerlo sonar como que no me importa.
—¿De veras?
****. Está intrigada. Me dirijo a la cocina para que no pueda ver mi rostro.
—Sí… él está un poco fuera de mi liga Kate —digo tan secamente como puedo.
—¿Qué quieres decir?
—Ay Kate, es obvio. —Me doy media vuelta y la enfrento cuando se detiene en el umbral de la cocina.
—No lo es para mí —dice—. De acuerdo, tiene más dinero que tú, pero entonces ¡también tiene más dinero que la mayoría de las personas en América!
—Kate él es… —Me encojo de hombros.
—¡____(tn)! Por el amor de Dios, ¿Cuántas veces debo decírtelo? Eres absolutamente divina —me interrumpe. Ay no. Va comenzar con eso de nuevo.
—Kate, por favor. Tengo que estudiar —la interrumpo. Ella frunce el ceño.
—¿Quieres ver el artículo? Ya está terminado. José tomó algunas fotos realmente buenas.
¿Necesito un recordatorio visual del hermoso Niall no-te-quiero Horan?
—Claro. —Conjuro una sonrisa en mi rostro y camino hasta el portátil. Y allí está él, mirándome en blanco y negro, mirándome y encontrándome carente de algo.
Pretendo leer el artículo, todo el tiempo encontrando su mirada miel, buscando en la fotografía alguna pista que me diga por qué no es el hombre adecuado para mí, según sus propias palabras.
Y de pronto, salta a la vista. Es demasiado gloriosamente bien parecido. Somos polos opuestos y de dos mundos muy diferentes. Tengo una visión de mí misma como Ícaro volando demasiado cerca del sol, ardiendo y estrellándome como resultado. Sus palabras cobran sentido. No es adecuado para mí. Esto es lo que quería decir y hace que su rechazo sea más fácil de aceptar… casi. Puedo vivir con esto. Lo comprendo.
—Muy buen trabajo, Kate. —Me las arreglo para decir—. Voy a estudiar. —No voy a pensar en él de nuevo por ahora, me comprometo conmigo misma y abriendo mis apuntes, comienzo a leer.
Es sólo cuando estoy acostada, intentando dormir, que le permito a mis pensamientos ir a la deriva, regresando a mi extraña mañana. Sigo volviendo a lo de “no suelo salir con nadie” y me enfado por haberla recordado antes, cuando estaba en sus brazos suplicándole mentalmente con cada fibra de mi ser que me besara. Lo había dicho allí y antes. No me quería como novia. Me pongo de costado. Ociosamente, me pregunto si tal vez es célibe. Cierro los ojos y comienzo a dejarme ir. Quizás se reserva para alguien especial. Bueno, no para ti, mi subconsciente soñoliento me da un golpe final antes de liberarse dentro de mis sueños.
Y esa noche, sueño con ojos mieles, diferentes formas de hojas verdes en leche, corro a través de lugares oscuros con espectrales luces fluorescentes y no sé si corro hacia o estoy escapando de algo… simplemente no está claro.
Bajo mi lápiz. Terminado. Mi examen final está terminado. Siento la sonrisa del gato Risón extenderse en mi rostro. Probablemente es la primera vez que he sonreído en toda la semana. Es viernes y celebraremos esta noche, celebrar de verdad. ¡Incluso podría emborracharme! Nunca antes he estado borracha. Le doy un vistazo a través de la sala de deportes a Kate, quién continúa garabateando furiosamente, a cinco minutos para terminar. Esto es todo, el final de mi carrera académica. Nunca tendré que volver a sentarme entre filas de ansiosos y aislados estudiantes. Dentro de mi cabeza estoy haciendo elegantes piruetas, sabiendo muy bien que ese es el único lugar en el que puedo hacerlas. Kate deja de escribir y baja su lápiz. Me mira y también veo su sonrisa de gato Risón.
Volvemos a nuestro apartamento en su Mercedes, negándonos a hablar de nuestro examen final. Kate está más preocupada por lo que llevará puesto esta noche en el bar. Yo estoy ocupada intentando tomar mis llaves dentro del bolso.
—Ana, hay un paquete para ti. —Kate está de pie en los escalones de la puerta principal sosteniendo un paquete envuelto en papel marrón. Qué raro. No he encargado nada en Amazon recientemente.
Kate me da el paquete y toma mis llaves para abrir la puerta principal. Esta dirigido a la Srta. ____(tn) Steel. No hay un nombre o dirección de remitente. Quizás sea de mi mamá o de Ray.
—Probablemente es de mis padres.
—¡Ábrelo! —Kate está emocionada mientras se dirige a la cocina por nuestra “Champán para celebrar que nuestros exámenes han acabado”
Abro el paquete y dentro encuentro una cajita mediana de cuero que contiene tres libros aparentemente idénticos, cubiertos con tela vieja y una tarjeta blanca. Escrita por un solo lado, con tinta negra y una clara letra cursiva, dice lo siguiente:
¿Por qué no me dijiste que había peligro? ¿Por qué no me advertiste?
Las damas saben de lo que deben protegerse, ya que leen novelas en las que se les previene de estos trucos…
Reconozco la cita de Tess. Estoy aturdida por la ironía de que acabo de pasar tres horas escribiendo acerca de las novelas de Thomas Hardy en mi examen final. Quizás no es una ironía… quizás es deliberado. Inspecciono los libros de cerca, tres volúmenes de Tess of the d'Urbervilles. Abro el libro. Escrito en el frente con algún tipo de letra antigua, está lo siguiente: “Londres: Jack R. Osgood, McIlvaine & Co,1981.”
Santa mi.er.da, son primeras ediciones. Deben valer una fortuna y sé de inmediato quién las envía. Kate está sobre mi hombro contemplando los libros. Toma la tarjeta.
—Primeras ediciones —susurro.
—No. —Los ojos de Kate se amplían con incredulidad—. ¿Horan?
Asiento con la cabeza.
—No puedo pensar en nadie más.
—¿Qué significa esta tarjeta?
—No tengo la menor idea. Creo que es una advertencia, honestamente, él continúa advirtiéndome. No tengo ni idea de por qué. No es como si estuviera golpeando a su puerta. —Frunzo el ceño.
—Sé que no quieres hablar de él, Ana, pero de verdad está afectándote. Con o sin advertencias.
No me he permitido obsesionarme con Niall Horan durante esta última semana. Bueno… sus ojos mieles siguen frecuentando mis sueños y sé que me tomará una eternidad sacar la sensación de sus brazos a mi alrededor y su maravillosa fragancia de mi cerebro. ¿Por qué me envió esto? Me dijo que yo no era para él.
—He encontrado una primera edición de Tess en venta en Nueva York en 14.000 dólares. Pero la tuya se ve mucho mejor. Debe haber costado más. —Kate le está consultando a su buen amigo Google.
—Esta cita, Tess se la dice a su madre luego de que Alec D’Urberville le ha hecho una de sus maldades.
—Ya lo sé —reflexiona Kate—. ¿Qué intenta decir?
—No sé y no me importa. No puedo aceptar estos libros. Los enviaré de regreso con una cita igual de desconcertante de alguna parte oscura del libro.
—¿La cita en la que Angel Clare dice “vete a la mi.er.da”? —pregunta Kate con el rostro completamente serio.
—Sí, esa cita. —Me río. Amo a Kate, es tan leal y solidaria. Embalo los libros y los dejo en la mesa del comedor. Kate me da una copa de Champán.
—Por el término de los exámenes y nuestra nueva vida en Seattle. —Kate sonríe abiertamente.
—Por el término de los exámenes, nuestra nueva vida en Seattle y excelentes resultados. —Chocamos las copas y bebemos .
Última edición por KarlytaD´Maslow el Miér 16 Ene 2013, 4:11 pm, editado 1 vez
KarlytaD´Maslow
Re: 50 sombras de Horan *1D* Niall y _____ 1era Temporada Terminada/2da Temporada
Capítulo 8
El bar es ruidoso y agitado, lleno de próximos graduandos dispuestos a emborracharse. José se une a nosotras. No se graduará hasta el otro año, pero está de ánimo festivo y nos apoya en nuestro espíritu de libertad recién encontrada comprándonos una jarra de margarita. Mientras termino mi quinta, sé que esto no es una buena idea, principalmente por el champán ingerido.
—¿Y ahora qué, ____(tn)? —me grita José por encima del ruido.
—Kate y yo nos mudaremos a Seattle. Los padres de Kate le han comprado un departamento allí.
—Dios mío. Así es como vive la otra mitad. Pero estarás de vuelta para mi Show.
—Por supuesto, José, no me lo perdería por nada en el mundo. —Sonrío y él pone su brazo alrededor de mi cintura y me cerca a él.
—Significa mucho para mí que estés allí, ____(tn). —Susurra en mi oído—. ¿Otra margarita?
—José Luis Rodríguez, ¿estás intentando emborracharme? Porque creo que está funcionando. —Suelto una risita—. Creo que será mejor que tome una cerveza. Iré a buscarnos una jarra.
—¡Más bebida! —grita Kate.
Kate tiene la constitución de un buey. Tiene su brazo envuelto alrededor de Levi, uno de nuestros compañeros de estudios en Inglés y su fotógrafo habitual en el periódico escolar. Ha renunciado a tomar fotos por la embriaguez que lo rodea. Sólo tiene ojos para Kate. Me libero del agarre de José y me levanto de la mesa. Woah. La cabeza me da vueltas. Tengo que afirmarme del respaldo de la silla. Los cocteles a base de tequila no son una buena idea.
Me dirijo hacia la barra y decido que debería visitar el tocador mientras puedo mantenerme sobre mis propios pies. Bien pensado, ____(tn). Me tambaleo a través de la multitud. Por supuesto, hay una fila, pero al menos está tranquilo y fresco en el pasillo. Tomo mi teléfono celular para aliviar el aburrimiento de la fila de espera. Hmm… ¿A quién me llamé la última vez? ¿A José? Antes de ese hay un número que no reconozco. Ah, sí. Horan, creo que este es su número. Me río tontamente. No tengo idea de qué hora es, tal vez lo despierte. Quizás pueda decirme porque me envío esos libros y el mensaje críptico. Si quiere que permanezca alejada, debería dejarme en paz. Contengo una sonrisa de borracha y presiono el botón de re llamada. Responde al segundo timbre.
—¿____(tn)? —Está sorprendido de escucharme. Bueno, francamente, estoy sorprendida de llamarlo. Entonces, mi confundido cerebro registra… ¿Cómo sabe que soy yo?
—¿Por qué me enviaste los libros? —digo, formando mal las palabras.
—¿____(tn), estás bien? Tu voz suena extraña. —Su voz está llena de preocupación.
—Yo no soy la extraña, tú lo eres —lo acuso. Ahí, eso se lo dice, mi valor alimentado por el alcohol.
—____(tn), ¿has estado bebiendo?
—¿Qué te importa?
—¿Dónde estás?
—En un bar.
—¿Cuál Bar? —Suena exasperado.
—Un bar en Portland.
—¿Cómo regresarás a casa?
—Encontraré una manera. —Esta conversación no está saliendo como esperaba.
—¿En que bar estás?
—¿Por qué me enviaste los libros, ____(tn)?
—____(tn), ¿dónde estás? Dímelo ahora. —Su tono es tan, pero tan dictatorial… como siempre controlador. Me lo imagino como un director de películas antiguas, usando pantalones de montar, sosteniendo un megáfono y una fusta. La imagen me hace reír a carcajadas.
—Eres tan dominante… —Suelto una risita tonta.
—____(tn), ayúdame con esto, ¿en dónde diablos estás?
Niall Horan está maldiciendo frente a mí. Me río de nuevo.
—Estoy en Portland… muy lejos de Seattle.
—¿En qué parte de Portland?
—Adiós, Niall.
—¡Ana!
Cuelgo. ¡Já! Aunque no me dijo nada de los libros. Frunzo el ceño. Misión no cumplida. Estoy realmente borracha, mi cabeza nada incómoda mientras me arrastro en la fila. Bueno, el objetivo del ejercicio era emborracharse. Lo he logrado. Esto es algo como: una experiencia que probablemente no debe ser repetida. La fila se ha movido y ahora es mi turno.
Me quedo mirando fijamente el cartel en la parte posterior de la puerta del baño que exalta las virtudes del sexo seguro. Santa mi.er.da, ¿acabo de llamar a Niall Horan? Mi.er.da. Mi teléfono suena y me hace saltar. Grito por la sorpresa.
—Hola —gimo tímidamente al teléfono. No había contado con esto.
—Iré a recogerte —dice y cuelga. Sólo Niall Horan puede sonar tan tranquilo y amenazante al mismo tiempo.
Santa mi.er.da. Subo mis pantalones. Mi corazón late con fuerza. ¿Vendrá a buscarme? Ay no, me voy a enfermar… no… estoy bien. Espera. Simplemente está jugando con mi cabeza. No le dije en dónde estaba. No puede encontrarme aquí. Además, le tomará horas llegar aquí desde Seattle. Y ya nos habremos ido para entonces. Me lavo las manos y compruebo mi rostro en el espejo. Me veo ruborizada y ligeramente desenfocada. Hmm… Tequila.
Espero en la barra por lo que se siente como una eternidad por la jarra de cerveza y finalmente vuelvo a la mesa.
—Te fuiste por mucho tiempo —me regaña Kate—. ¿Dónde estabas?
—En la fila para ir al baño.
José y Levi están teniendo un acalorado debate acerca de nuestro equipo local de beisbol. José hace una pausa en su sermón para servirnos cerveza a todos y tomo un largo trago.
—Kate, creo que será mejor que salga y tome un poco de aire fresco.
—____(tn), eres verdaderamente un peso ligero.
—Serán cinco minutos.
Me abro paso a través de la multitud de nuevo. Estoy comenzando a sentir náuseas, mi cabeza está girando y no tengo mucho equilibrio. Menos equilibro de lo normal.
Tomar el aire fresco en el estacionamiento hace que me cuenta de cuan borracha estoy. Mi visión se ha visto afectada y realmente estoy viendo doble todas las cosas, al igual que en las viejas repeticiones de los dibujos animados de Tom y Jerry. Creo que voy a vomitar. ¿Por qué me permití llegar a esto?
—____(tn). —José ha llegado—. ¿Estás bien?
—Creo que simplemente he bebido un poquito demás. —Le sonrío débilmente.
—Yo también —murmura, sus oscuros ojos mirándome intensamente—. ¿Necesitas ayuda? —pregunta y da un paso hacia mí, poniendo sus brazos a mi alrededor.
—José estoy bien. Puedo hacerlo. —Intento empujarlo para alejarlo pero es un débil intento.
—____(tn), por favor —susurra, y ahora me sostiene en sus brazos, acercándome más a él.
—José, ¿qué estás haciendo?
—Sabes que me gustas ____(tn), por favor. —Una de sus manos está en la parte baja de mi espalda apretándome contra él, la otra sobre mi mentón tirando de mi cabeza hacia atrás. Demonios… va a besarme.
—No José, detente, no. —Lo empujo, pero es una pared de músculo duro y no lo puedo mover. Su mano se ha deslizado hacia mi cabello y deja quieta mi cabeza.
—Por favor, ____(tn), cariño —susurra contra mis labios. Su aliento es suave y demasiado dulce, por las Margaritas y la cerveza. Con suavidad, traza un sendero de besos a lo largo de mi mandíbula hasta la comisura de mis labios. Me siento borracha, fuera de control y con pánico. La sensación es sofocante.
—José, no —suplico. No quiero esto. Eres mi amigo y creo que voy a vomitar.
—Creo que la señorita dijo que no —dice tranquilamente una voz en la oscuridad.
¡Mi.er.da! Niall Horan, está aquí. ¿Cómo? José me libera.
—Horan—dice con sequedad. Miro ansiosamente a Niall. Él está mirando a José con el ceño fruncido. Y está furioso. Mi.er.da. Mi estomago da un tirón y me inclino hacia adelante, mi cuerpo ya no es capaz de tolerar el alcohol y vomito de forma espectacular sobre el suelo.
—Ugh, ¡Dios mío, ____(tn)! —José salta hacia atrás, asqueado. Horan recoge mi cabello y lo saca de la línea de fuego y me conduce con cuidado a un jardín ubicado en el borde del estacionamiento. Noto, con profunda gratitud, que está relativamente oscuro.
—Si vas a vomitar otra vez, hazlo aquí. Yo te sostendré. —Uno de sus brazos está alrededor de mis hombros, el otro sostiene mi pelo en una improvisada cola de caballo sobre mi espalda dejando mi rostro despejado. Trato de alejarlo pero vomito de nuevo… y otra vez. Oh, mi.er.da, ¿cuánto tiempo iba a durar esto? Aun cuando mi estómago está vacío y ya nada viene, horribles arcadas sacuden mi cuerpo. Prometo en silencio que jamás volveré a beber. Esto es simplemente demasiado horrible como para poder expresarlo en palabras. Finalmente, se detiene.
Mis manos descansan en la pared de ladrillo que bordea el pequeño jardín, apenas sosteniéndome: vomitar tanto es agotador. Horan retira sus manos y me ofrece un pañuelo. Sólo él tendría un pañuelo de lino recién lavado con las iniciales JTB grabadas en él. No sabía que todavía se podía comprar uno de estos. Vagamente, mientras me limpio la boca, me pregunto que significa la T. No me atrevo a mirarlo. Estoy abrumada por la vergüenza, disgustada conmigo misma. Quiero que las azaleas del jardín me traguen y estar en cualquier parte menos aquí.
José continúa rondando la entrada del bar, vigilándonos. Gimo y pongo mi cabeza entre mis manos. Este tiene que ser simplemente el peor momento de mi vida. Mi cabeza sigue a la deriva mientras trato de recordar uno peor —sólo consigo recordar el rechazo de Niall—y esto es mucho, mucho más terrible en términos de humillación. Me arriesgo a darle un vistazo. Me está mirando fijamente, su rostro íntegro, sin dejar traslucir nada. Me doy la vuelta y miro a José quien luce muy avergonzado y, al igual que yo, intimidado por Horan. Lo fulmino con la mirada. Tengo unas cuantas cosas que decirle a mi supuesto amigo. Ninguna de las cuales puedo repetir delante del Gerente General Niall Horan. ____(tn), a quién engañas, acaba de verte vomitar sobre el suelo y la flora local. No hay forma de disfrazar que no sabes comportarte como una dama.
—Ehm... nos vemos adentro —murmura José, pero ambos lo ignoramos y él se escabulle dentro del edificio. Estoy sola con Horan.¿Qué debería decirle? Disculparme por la llamada telefónica.
—Lo siento —murmuro, mirando el pañuelo que estoy apretando furiosamente con los dedos. Es tan suave.
—¿Qué es lo que lamentas ____(tn)?
Ah mi.er.da, está exigiendo una explicación.
—La llamada telefónica principalmente, sentirme mal. Ah, la lista es interminable —murmuro, sintiendo como mi piel se sonrojaba. Por favor, por favor ¿puedo morir ahora?
—Todos hemos estado ahí, quizás no tan dramáticamente como tú —dice secamente—. Se trata de conocer tus propios límites, ____(tn). Quiero decir, estoy a favor de presionar hasta el límite, pero, de verdad, esto es demasiado. ¿Este tipo de comportamiento es un hábito en ti?
La cabeza me zumba por el exceso de alcohol y la irritación ¿Qué demonios tiene que ver esto con él? No lo invité aquí. Suena como un hombre de mediana edad regañándome como si fuera una niña descarriada. Una parte de mí quiere decirle que si quiero emborracharme cada noche como lo hice hoy, entonces es mi decisión y no tenía nada que ver con él, pero no soy lo suficientemente valiente. No ahora que he vomitado frente a él. ¿Por qué sigue aquí?
—No —digo apenada—.Nunca he estado borracha antes y ahora mismo no tengo deseos de volver a estarlo.
Simplemente no entiendo por qué está aquí. Comienzo a sentirme mareada. Él se da cuenta, me toma antes de que caiga y me alza en sus brazos, sosteniéndome contra su pecho como si fuera una niña pequeña.
—Vamos, te llevaré a casa —murmura.
—Tengo que decirle a Kate. —Buen Señor, estoy en sus brazos otra vez.
—Mi hermano puede decirle.
—¿Qué?
—Mi hermano, Elliot, está hablando con la señorita Kavanagh.
—¿De veras? —No lo entiendo.
—Él estaba conmigo cuando llamaste.
—¿En Seattle? —Estoy confundida.
—No, me estoy hospedando en el Heathman,Rastreé tu teléfono celular ____(tn).
Oh, por supuesto que lo hizo. ¿Cómo es posible? ¿Es legal? Acosador, me susurra mi subconsciente a través de la nube de tequila que todavía flota en mi cerebro, pero de alguna manera, porque se trata de él, no me molesta.
—¿Tienes una chaqueta o un bolso?
—Ehm… Sí, vine con ambos. Niall, por favor, tengo que decirle a Kate. Se preocupará.
Su boca se aprieta en una línea dura y suspira pesadamente.
—Si tienes que hacerlo...
Me pone de pie y, tomando mi mano, me conduce de nuevo dentro del bar. Me siento débil, todavía borracha, avergonzada, exhausta, mortificada y en algún extraño nivel,extremadamente emocionada. Él está tomado mi mano, un despliegue tan confuso de emociones. Necesitaré de al menos una semana para procesarlas todas.
Es ruidoso, está lleno de gente y la música ha comenzado, por lo que hay una gran multitud en la pista de baile. Kate no está en nuestra mesa y José ha desaparecido. Levi se ve perdido y desamparado estando solo.
—¿Dónde está Kate? —le grito a Levi por encima del ruido. Mi cabeza comienza a palpitar al ritmo del contrabajo.
—Bailando —grita Levi y puedo decir que está enfadado. Está mirando a Niall suspicazmente.
Me pongo mi chaqueta negra y meto mi pequeño bolso por encima de mi cabeza de manera que quede en mi cadera. Estoy lista para irme una vez que haya visto a Kate.
—Ella está en la pista de baile. —Toco el brazo deNiall, me inclino y le grito al oído, rozando su cabello con la nariz, oliendo su aroma limpio y fresco. Ay mi Dios. Todos esos sentimientos prohibidos y desconocidos que he intentado negar salen a la superficie y corren a través de mi agotado cuerpo. Me sonrojo y en algún lugar muy profundo, mis músculos se contraen deliciosamente.
Él pone los ojos en blanco, toma mi mano de nuevo y me guía hasta la barra. Es servido inmediatamente. No hay espera para el señor Controlador Horan, ¿todo le tiene que llegar tan fácilmente? No puedo escuchar lo que ordena. Me entrega un vaso enorme de agua helada.
—Bebe —me ordena.
Las luces se mueven dando vueltas al compás de la música arrojando extraños colores y sombras al bar y a sus clientes. Él alterna entre everde, azul, blanco y un rojo demoniaco. Me observa con atención. Tomo un sorbo tentativo.
—Bébelo todo —grita para hacerse oír por sobre la música.
Es tan autoritario. Se pasa una mano a través de su cabello rebelde. Se ve frustrado, enojado. ¿Cuál es su problema? Aparte de que una tonta niña ebria lo llame en medio de la noche y él piense que debe rescatarla. Y resulta ser que si debe salvarla de su amigo demasiado amoroso. Y luego la ve vomitando a sus pies. Ay, ____(tn)… ¿Superarás esto alguna vez? Mi subconsciente está chasqueando la lengua y mirándome fijamente por encima de sus anteojos de media luna, figurativamente hablando, claro. Me balanceo un poco y él pone una mano en mi hombro para estabilizarme.
Hago lo que se me dice y me tomo el vaso entero. Me hace sentir mareada. Quitándome el vaso de las manos lo coloca en la barra. En medio del desenfoque, le doy un vistazo a lo que lleva puesto; una camisa blanca holgada de lino, pantalones ajustados, zapatillas converse negras y una chaqueta oscura a rayas. Su camisa está desabrochada en la parte superior y no veo una pizca de pelo. En mi actual estado mental, se ve delicioso.
Toma mi mano una vez más. Santo cielo, me lleva a la pista de baile. Mi.er.da. Yo no bailo. Puede sentir mi resistencia y bajo las luces de colores, puedo ver su ligeramente sarcástica sonrisa divertida. Le da un tirón a mi mano y estoy de nuevo en sus brazos. Comienza a moverse, llevándome con él. Caramba, sabe bailar. Y no puedo creer que esté siguiéndolo paso a paso. Quizá sea porque estoy borracha y puedo seguir el ritmo. Me aprieta con fuerza contra él, su cuerpo contra el mío… Si no me apretara con tanta fuerza, estoy segura de que me desmayaría a sus pies. En el fondo de mi mente, la advertencia que a menudo mi madre me recitaba resuena en mi cabeza: Nunca confíes en un hombre que sabe bailar.
Nos mueve a través de la multitud de bailarines hasta el otro lado de la pista de baile y llegamos junto a Kate y Elliot, el hermano de Niall. La música martillea con fuerza en mi cabeza. Se me corta la respiración. Kate está haciendo sus movimientos. Baila moviendo su trasero. Y ella sólo lo hace cuando realmente le gusta alguien. Lo que significa que habrá tres de nosotros para el desayuno mañana temprano. ¡Kate!
Niall se inclina y le grita a Elliot en el oído. No puedo escuchar lo que dice. Elliot es alto y de hombros anchos, pelo rubio rizado y unos ojos perversamente brillantes. No puedo decir de qué color son debido al juego de brillantes luces intermitentes. Elliot sonríe y tira de Kate a sus brazos, en donde ella está más que feliz de estar… ¡Kate! Incluso en mi estado de ebriedad, me asombra. Acaba de conocerlo. Ella asiente con la cabeza a cualquier cosa que Elliot le esté diciendo, luego me sonríe y me dice adiós con la mano.Niall nos saca de la pista de baile en un rápido tiempo doble.
Pero nunca llegué a hablar con ella. ¿Está bien? Puedo ver donde terminarán las cosas para ellos dos. Tengo que hacer la charla del sexo seguro. En el fondo de mi mente, espero que lea uno de los carteles en la parte posterior de las puertas de los aseos.
Mis pensamientos se estrellan contra mi cerebro, luchando con la difusa sensación de embriaguez. Hace tanto calor aquí, es demasiado ruidoso, colorido, demasiado brillante. Mi cabeza comienza a ir a la deriva, ay no…y puedo sentir el suelo viniendo al encuentro de mi rostro o al menos así se siente. Lo último que oigo antes de desmayarme en los brazos de Niall, es su discordante calificativo.
—Mi.er.da.
El bar es ruidoso y agitado, lleno de próximos graduandos dispuestos a emborracharse. José se une a nosotras. No se graduará hasta el otro año, pero está de ánimo festivo y nos apoya en nuestro espíritu de libertad recién encontrada comprándonos una jarra de margarita. Mientras termino mi quinta, sé que esto no es una buena idea, principalmente por el champán ingerido.
—¿Y ahora qué, ____(tn)? —me grita José por encima del ruido.
—Kate y yo nos mudaremos a Seattle. Los padres de Kate le han comprado un departamento allí.
—Dios mío. Así es como vive la otra mitad. Pero estarás de vuelta para mi Show.
—Por supuesto, José, no me lo perdería por nada en el mundo. —Sonrío y él pone su brazo alrededor de mi cintura y me cerca a él.
—Significa mucho para mí que estés allí, ____(tn). —Susurra en mi oído—. ¿Otra margarita?
—José Luis Rodríguez, ¿estás intentando emborracharme? Porque creo que está funcionando. —Suelto una risita—. Creo que será mejor que tome una cerveza. Iré a buscarnos una jarra.
—¡Más bebida! —grita Kate.
Kate tiene la constitución de un buey. Tiene su brazo envuelto alrededor de Levi, uno de nuestros compañeros de estudios en Inglés y su fotógrafo habitual en el periódico escolar. Ha renunciado a tomar fotos por la embriaguez que lo rodea. Sólo tiene ojos para Kate. Me libero del agarre de José y me levanto de la mesa. Woah. La cabeza me da vueltas. Tengo que afirmarme del respaldo de la silla. Los cocteles a base de tequila no son una buena idea.
Me dirijo hacia la barra y decido que debería visitar el tocador mientras puedo mantenerme sobre mis propios pies. Bien pensado, ____(tn). Me tambaleo a través de la multitud. Por supuesto, hay una fila, pero al menos está tranquilo y fresco en el pasillo. Tomo mi teléfono celular para aliviar el aburrimiento de la fila de espera. Hmm… ¿A quién me llamé la última vez? ¿A José? Antes de ese hay un número que no reconozco. Ah, sí. Horan, creo que este es su número. Me río tontamente. No tengo idea de qué hora es, tal vez lo despierte. Quizás pueda decirme porque me envío esos libros y el mensaje críptico. Si quiere que permanezca alejada, debería dejarme en paz. Contengo una sonrisa de borracha y presiono el botón de re llamada. Responde al segundo timbre.
—¿____(tn)? —Está sorprendido de escucharme. Bueno, francamente, estoy sorprendida de llamarlo. Entonces, mi confundido cerebro registra… ¿Cómo sabe que soy yo?
—¿Por qué me enviaste los libros? —digo, formando mal las palabras.
—¿____(tn), estás bien? Tu voz suena extraña. —Su voz está llena de preocupación.
—Yo no soy la extraña, tú lo eres —lo acuso. Ahí, eso se lo dice, mi valor alimentado por el alcohol.
—____(tn), ¿has estado bebiendo?
—¿Qué te importa?
—¿Dónde estás?
—En un bar.
—¿Cuál Bar? —Suena exasperado.
—Un bar en Portland.
—¿Cómo regresarás a casa?
—Encontraré una manera. —Esta conversación no está saliendo como esperaba.
—¿En que bar estás?
—¿Por qué me enviaste los libros, ____(tn)?
—____(tn), ¿dónde estás? Dímelo ahora. —Su tono es tan, pero tan dictatorial… como siempre controlador. Me lo imagino como un director de películas antiguas, usando pantalones de montar, sosteniendo un megáfono y una fusta. La imagen me hace reír a carcajadas.
—Eres tan dominante… —Suelto una risita tonta.
—____(tn), ayúdame con esto, ¿en dónde diablos estás?
Niall Horan está maldiciendo frente a mí. Me río de nuevo.
—Estoy en Portland… muy lejos de Seattle.
—¿En qué parte de Portland?
—Adiós, Niall.
—¡Ana!
Cuelgo. ¡Já! Aunque no me dijo nada de los libros. Frunzo el ceño. Misión no cumplida. Estoy realmente borracha, mi cabeza nada incómoda mientras me arrastro en la fila. Bueno, el objetivo del ejercicio era emborracharse. Lo he logrado. Esto es algo como: una experiencia que probablemente no debe ser repetida. La fila se ha movido y ahora es mi turno.
Me quedo mirando fijamente el cartel en la parte posterior de la puerta del baño que exalta las virtudes del sexo seguro. Santa mi.er.da, ¿acabo de llamar a Niall Horan? Mi.er.da. Mi teléfono suena y me hace saltar. Grito por la sorpresa.
—Hola —gimo tímidamente al teléfono. No había contado con esto.
—Iré a recogerte —dice y cuelga. Sólo Niall Horan puede sonar tan tranquilo y amenazante al mismo tiempo.
Santa mi.er.da. Subo mis pantalones. Mi corazón late con fuerza. ¿Vendrá a buscarme? Ay no, me voy a enfermar… no… estoy bien. Espera. Simplemente está jugando con mi cabeza. No le dije en dónde estaba. No puede encontrarme aquí. Además, le tomará horas llegar aquí desde Seattle. Y ya nos habremos ido para entonces. Me lavo las manos y compruebo mi rostro en el espejo. Me veo ruborizada y ligeramente desenfocada. Hmm… Tequila.
Espero en la barra por lo que se siente como una eternidad por la jarra de cerveza y finalmente vuelvo a la mesa.
—Te fuiste por mucho tiempo —me regaña Kate—. ¿Dónde estabas?
—En la fila para ir al baño.
José y Levi están teniendo un acalorado debate acerca de nuestro equipo local de beisbol. José hace una pausa en su sermón para servirnos cerveza a todos y tomo un largo trago.
—Kate, creo que será mejor que salga y tome un poco de aire fresco.
—____(tn), eres verdaderamente un peso ligero.
—Serán cinco minutos.
Me abro paso a través de la multitud de nuevo. Estoy comenzando a sentir náuseas, mi cabeza está girando y no tengo mucho equilibrio. Menos equilibro de lo normal.
Tomar el aire fresco en el estacionamiento hace que me cuenta de cuan borracha estoy. Mi visión se ha visto afectada y realmente estoy viendo doble todas las cosas, al igual que en las viejas repeticiones de los dibujos animados de Tom y Jerry. Creo que voy a vomitar. ¿Por qué me permití llegar a esto?
—____(tn). —José ha llegado—. ¿Estás bien?
—Creo que simplemente he bebido un poquito demás. —Le sonrío débilmente.
—Yo también —murmura, sus oscuros ojos mirándome intensamente—. ¿Necesitas ayuda? —pregunta y da un paso hacia mí, poniendo sus brazos a mi alrededor.
—José estoy bien. Puedo hacerlo. —Intento empujarlo para alejarlo pero es un débil intento.
—____(tn), por favor —susurra, y ahora me sostiene en sus brazos, acercándome más a él.
—José, ¿qué estás haciendo?
—Sabes que me gustas ____(tn), por favor. —Una de sus manos está en la parte baja de mi espalda apretándome contra él, la otra sobre mi mentón tirando de mi cabeza hacia atrás. Demonios… va a besarme.
—No José, detente, no. —Lo empujo, pero es una pared de músculo duro y no lo puedo mover. Su mano se ha deslizado hacia mi cabello y deja quieta mi cabeza.
—Por favor, ____(tn), cariño —susurra contra mis labios. Su aliento es suave y demasiado dulce, por las Margaritas y la cerveza. Con suavidad, traza un sendero de besos a lo largo de mi mandíbula hasta la comisura de mis labios. Me siento borracha, fuera de control y con pánico. La sensación es sofocante.
—José, no —suplico. No quiero esto. Eres mi amigo y creo que voy a vomitar.
—Creo que la señorita dijo que no —dice tranquilamente una voz en la oscuridad.
¡Mi.er.da! Niall Horan, está aquí. ¿Cómo? José me libera.
—Horan—dice con sequedad. Miro ansiosamente a Niall. Él está mirando a José con el ceño fruncido. Y está furioso. Mi.er.da. Mi estomago da un tirón y me inclino hacia adelante, mi cuerpo ya no es capaz de tolerar el alcohol y vomito de forma espectacular sobre el suelo.
—Ugh, ¡Dios mío, ____(tn)! —José salta hacia atrás, asqueado. Horan recoge mi cabello y lo saca de la línea de fuego y me conduce con cuidado a un jardín ubicado en el borde del estacionamiento. Noto, con profunda gratitud, que está relativamente oscuro.
—Si vas a vomitar otra vez, hazlo aquí. Yo te sostendré. —Uno de sus brazos está alrededor de mis hombros, el otro sostiene mi pelo en una improvisada cola de caballo sobre mi espalda dejando mi rostro despejado. Trato de alejarlo pero vomito de nuevo… y otra vez. Oh, mi.er.da, ¿cuánto tiempo iba a durar esto? Aun cuando mi estómago está vacío y ya nada viene, horribles arcadas sacuden mi cuerpo. Prometo en silencio que jamás volveré a beber. Esto es simplemente demasiado horrible como para poder expresarlo en palabras. Finalmente, se detiene.
Mis manos descansan en la pared de ladrillo que bordea el pequeño jardín, apenas sosteniéndome: vomitar tanto es agotador. Horan retira sus manos y me ofrece un pañuelo. Sólo él tendría un pañuelo de lino recién lavado con las iniciales JTB grabadas en él. No sabía que todavía se podía comprar uno de estos. Vagamente, mientras me limpio la boca, me pregunto que significa la T. No me atrevo a mirarlo. Estoy abrumada por la vergüenza, disgustada conmigo misma. Quiero que las azaleas del jardín me traguen y estar en cualquier parte menos aquí.
José continúa rondando la entrada del bar, vigilándonos. Gimo y pongo mi cabeza entre mis manos. Este tiene que ser simplemente el peor momento de mi vida. Mi cabeza sigue a la deriva mientras trato de recordar uno peor —sólo consigo recordar el rechazo de Niall—y esto es mucho, mucho más terrible en términos de humillación. Me arriesgo a darle un vistazo. Me está mirando fijamente, su rostro íntegro, sin dejar traslucir nada. Me doy la vuelta y miro a José quien luce muy avergonzado y, al igual que yo, intimidado por Horan. Lo fulmino con la mirada. Tengo unas cuantas cosas que decirle a mi supuesto amigo. Ninguna de las cuales puedo repetir delante del Gerente General Niall Horan. ____(tn), a quién engañas, acaba de verte vomitar sobre el suelo y la flora local. No hay forma de disfrazar que no sabes comportarte como una dama.
—Ehm... nos vemos adentro —murmura José, pero ambos lo ignoramos y él se escabulle dentro del edificio. Estoy sola con Horan.¿Qué debería decirle? Disculparme por la llamada telefónica.
—Lo siento —murmuro, mirando el pañuelo que estoy apretando furiosamente con los dedos. Es tan suave.
—¿Qué es lo que lamentas ____(tn)?
Ah mi.er.da, está exigiendo una explicación.
—La llamada telefónica principalmente, sentirme mal. Ah, la lista es interminable —murmuro, sintiendo como mi piel se sonrojaba. Por favor, por favor ¿puedo morir ahora?
—Todos hemos estado ahí, quizás no tan dramáticamente como tú —dice secamente—. Se trata de conocer tus propios límites, ____(tn). Quiero decir, estoy a favor de presionar hasta el límite, pero, de verdad, esto es demasiado. ¿Este tipo de comportamiento es un hábito en ti?
La cabeza me zumba por el exceso de alcohol y la irritación ¿Qué demonios tiene que ver esto con él? No lo invité aquí. Suena como un hombre de mediana edad regañándome como si fuera una niña descarriada. Una parte de mí quiere decirle que si quiero emborracharme cada noche como lo hice hoy, entonces es mi decisión y no tenía nada que ver con él, pero no soy lo suficientemente valiente. No ahora que he vomitado frente a él. ¿Por qué sigue aquí?
—No —digo apenada—.Nunca he estado borracha antes y ahora mismo no tengo deseos de volver a estarlo.
Simplemente no entiendo por qué está aquí. Comienzo a sentirme mareada. Él se da cuenta, me toma antes de que caiga y me alza en sus brazos, sosteniéndome contra su pecho como si fuera una niña pequeña.
—Vamos, te llevaré a casa —murmura.
—Tengo que decirle a Kate. —Buen Señor, estoy en sus brazos otra vez.
—Mi hermano puede decirle.
—¿Qué?
—Mi hermano, Elliot, está hablando con la señorita Kavanagh.
—¿De veras? —No lo entiendo.
—Él estaba conmigo cuando llamaste.
—¿En Seattle? —Estoy confundida.
—No, me estoy hospedando en el Heathman,Rastreé tu teléfono celular ____(tn).
Oh, por supuesto que lo hizo. ¿Cómo es posible? ¿Es legal? Acosador, me susurra mi subconsciente a través de la nube de tequila que todavía flota en mi cerebro, pero de alguna manera, porque se trata de él, no me molesta.
—¿Tienes una chaqueta o un bolso?
—Ehm… Sí, vine con ambos. Niall, por favor, tengo que decirle a Kate. Se preocupará.
Su boca se aprieta en una línea dura y suspira pesadamente.
—Si tienes que hacerlo...
Me pone de pie y, tomando mi mano, me conduce de nuevo dentro del bar. Me siento débil, todavía borracha, avergonzada, exhausta, mortificada y en algún extraño nivel,extremadamente emocionada. Él está tomado mi mano, un despliegue tan confuso de emociones. Necesitaré de al menos una semana para procesarlas todas.
Es ruidoso, está lleno de gente y la música ha comenzado, por lo que hay una gran multitud en la pista de baile. Kate no está en nuestra mesa y José ha desaparecido. Levi se ve perdido y desamparado estando solo.
—¿Dónde está Kate? —le grito a Levi por encima del ruido. Mi cabeza comienza a palpitar al ritmo del contrabajo.
—Bailando —grita Levi y puedo decir que está enfadado. Está mirando a Niall suspicazmente.
Me pongo mi chaqueta negra y meto mi pequeño bolso por encima de mi cabeza de manera que quede en mi cadera. Estoy lista para irme una vez que haya visto a Kate.
—Ella está en la pista de baile. —Toco el brazo deNiall, me inclino y le grito al oído, rozando su cabello con la nariz, oliendo su aroma limpio y fresco. Ay mi Dios. Todos esos sentimientos prohibidos y desconocidos que he intentado negar salen a la superficie y corren a través de mi agotado cuerpo. Me sonrojo y en algún lugar muy profundo, mis músculos se contraen deliciosamente.
Él pone los ojos en blanco, toma mi mano de nuevo y me guía hasta la barra. Es servido inmediatamente. No hay espera para el señor Controlador Horan, ¿todo le tiene que llegar tan fácilmente? No puedo escuchar lo que ordena. Me entrega un vaso enorme de agua helada.
—Bebe —me ordena.
Las luces se mueven dando vueltas al compás de la música arrojando extraños colores y sombras al bar y a sus clientes. Él alterna entre everde, azul, blanco y un rojo demoniaco. Me observa con atención. Tomo un sorbo tentativo.
—Bébelo todo —grita para hacerse oír por sobre la música.
Es tan autoritario. Se pasa una mano a través de su cabello rebelde. Se ve frustrado, enojado. ¿Cuál es su problema? Aparte de que una tonta niña ebria lo llame en medio de la noche y él piense que debe rescatarla. Y resulta ser que si debe salvarla de su amigo demasiado amoroso. Y luego la ve vomitando a sus pies. Ay, ____(tn)… ¿Superarás esto alguna vez? Mi subconsciente está chasqueando la lengua y mirándome fijamente por encima de sus anteojos de media luna, figurativamente hablando, claro. Me balanceo un poco y él pone una mano en mi hombro para estabilizarme.
Hago lo que se me dice y me tomo el vaso entero. Me hace sentir mareada. Quitándome el vaso de las manos lo coloca en la barra. En medio del desenfoque, le doy un vistazo a lo que lleva puesto; una camisa blanca holgada de lino, pantalones ajustados, zapatillas converse negras y una chaqueta oscura a rayas. Su camisa está desabrochada en la parte superior y no veo una pizca de pelo. En mi actual estado mental, se ve delicioso.
Toma mi mano una vez más. Santo cielo, me lleva a la pista de baile. Mi.er.da. Yo no bailo. Puede sentir mi resistencia y bajo las luces de colores, puedo ver su ligeramente sarcástica sonrisa divertida. Le da un tirón a mi mano y estoy de nuevo en sus brazos. Comienza a moverse, llevándome con él. Caramba, sabe bailar. Y no puedo creer que esté siguiéndolo paso a paso. Quizá sea porque estoy borracha y puedo seguir el ritmo. Me aprieta con fuerza contra él, su cuerpo contra el mío… Si no me apretara con tanta fuerza, estoy segura de que me desmayaría a sus pies. En el fondo de mi mente, la advertencia que a menudo mi madre me recitaba resuena en mi cabeza: Nunca confíes en un hombre que sabe bailar.
Nos mueve a través de la multitud de bailarines hasta el otro lado de la pista de baile y llegamos junto a Kate y Elliot, el hermano de Niall. La música martillea con fuerza en mi cabeza. Se me corta la respiración. Kate está haciendo sus movimientos. Baila moviendo su trasero. Y ella sólo lo hace cuando realmente le gusta alguien. Lo que significa que habrá tres de nosotros para el desayuno mañana temprano. ¡Kate!
Niall se inclina y le grita a Elliot en el oído. No puedo escuchar lo que dice. Elliot es alto y de hombros anchos, pelo rubio rizado y unos ojos perversamente brillantes. No puedo decir de qué color son debido al juego de brillantes luces intermitentes. Elliot sonríe y tira de Kate a sus brazos, en donde ella está más que feliz de estar… ¡Kate! Incluso en mi estado de ebriedad, me asombra. Acaba de conocerlo. Ella asiente con la cabeza a cualquier cosa que Elliot le esté diciendo, luego me sonríe y me dice adiós con la mano.Niall nos saca de la pista de baile en un rápido tiempo doble.
Pero nunca llegué a hablar con ella. ¿Está bien? Puedo ver donde terminarán las cosas para ellos dos. Tengo que hacer la charla del sexo seguro. En el fondo de mi mente, espero que lea uno de los carteles en la parte posterior de las puertas de los aseos.
Mis pensamientos se estrellan contra mi cerebro, luchando con la difusa sensación de embriaguez. Hace tanto calor aquí, es demasiado ruidoso, colorido, demasiado brillante. Mi cabeza comienza a ir a la deriva, ay no…y puedo sentir el suelo viniendo al encuentro de mi rostro o al menos así se siente. Lo último que oigo antes de desmayarme en los brazos de Niall, es su discordante calificativo.
—Mi.er.da.
Última edición por KarlytaD´Maslow el Miér 16 Ene 2013, 4:12 pm, editado 1 vez
KarlytaD´Maslow
Re: 50 sombras de Horan *1D* Niall y _____ 1era Temporada Terminada/2da Temporada
Capítulo 9
Está muy silencioso. La luz es muy débil. Me siento cómoda y cálida en esta cama. Hmm… Abro mis ojos y por un momento estoy tranquila y serena, disfrutando los extraños y desconocidos alrededores. No tengo idea de dónde estoy. La cabecera detrás de mí tiene la forma de un enorme sol. Es extrañamente familiar. La habitación es grande, espaciosa y lujosa, amueblada en tonos cafés, dorados y beiges. La he visto antes. ¿Dónde?
Mi cerebro aturdido lucha a través de sus recientes memorias visuales. Mi.er.da. Estoy en el hotel Heathman… en una suite.
He estado parada en una habitación parecida a esta con Kate. Esta parece más grande. Oh,mi.er.da. Estoy en la suite de Niall Horan. ¿Cómo llegué aquí?
Recuerdos fragmentados de la noche anterior regresan lentamente a atormentarme. La bebida, ay no la bebida, la llamada telefónica, oh no la llamada telefónica, el vómito, oh no el vómito. José y luego Niall. Oh no. Me estremezco por dentro. No recuerdo venir aquí. Estoy usando mi camiseta, sujetador y bragas. Sin calcetines. Sin jeans. Mi.er.da.
Echo un vistazo a la mesa de noche. En ella hay un vaso con jugo de naranja y dos pastillas. Que controlador es, piensa en todo. Me siento y tomo las pastillas. En realidad no me siento tan mal, probablemente mucho mejor de lo que merezco. El jugo de naranja tiene un sabor divino. Apaga la sed y es refrescante. Nada es mejor que el jugo de naranja recién exprimido para revivir una boca seca.
Hay un golpe en la puerta. Mi corazón salta a mi boca y parece que no puede encontrar mi voz. Él abre la puerta de todos modos y entra.
Santo infierno, ha estado haciendo ejercicio. Usa pantalones de chándal gris que cuelgan de sus caderas y una camiseta gris que esta oscurecida con sudor, al igual que su cabello. Sudor de Niall Horan, la idea causa cosas extrañas en mí. Tomo una respiración profunda y cierro los ojos. Me siento como una niña de dos años. Si cierro mis ojos, entonces no estoy aquí realmente.
—Buenos días, ____(tn). ¿Cómo te sientes?
Oh, no.
—Mejor de lo que me merezco —murmuro.
Le doy un vistazo. Coloca una bolsa de compra grande en una silla y toma cada extremo de la toalla que tiene alrededor de su cuello. Me mira, ojos mieles y como siempre, no tengo idea de lo que está pensando. Esconde sus pensamientos y sentimientos tan bien.
—¿Cómo llegué aquí? —Mi voz es débil, con remordimientos.
Se acerca y se sienta en el borde de la cama. Está lo suficientemente cerca como para que lo pueda tocar, para que lo pueda oler. Oh... el sudor, gel de ducha y Niall, es un cóctel embriagador... mucho mejor que una margarita y ahora puedo hablar desde la experiencia.
—Después que te desmayaste, no quería arriesgar la tapicería de cuero en mi auto llevándote todo el camino a tu apartamento. Así que te traje aquí — dice pausadamente.
—¿Me pusiste en la cama?
—Sí. —Su rostro es imperturbable.
—¿Vomite de nuevo? —Mi voz es más silenciosa.
—No.
—¿Me desvestiste? —susurro.
—Sí. —Alza una ceja en mi dirección y me sonrojo furiosamente.
—Nosotros no... —le susurro, mi boca secándose con horror mortificado cuando no puedo completar mi pregunta. Miro mis manos.
—____(tn), estabas en estado de coma. La necrofilia no es lo mío. Me gusta que mi mujer sea sensible y receptiva —dice secamente.
—Lo siento mucho.
Su boca se eleva ligeramente en una sonrisa irónica.
—Fue una noche muy divertida. Una que no olvidaré en un tiempo.
Yo tampoco; oh, el bastardo se ríe de mí. No le pedí que viniera a buscarme. De alguna forma, me ha hecho sentir como el villano de la obra.
—No tenías por qué rastrearme con cualquier cosa de James Bond que estés desarrollando para vender al mejor postor —digo bruscamente.
Me mira fijamente, sorprendido y si no me equivoco, un poco herido.
—En primer lugar, la tecnología para rastrear teléfonos celulares está disponible a través de Internet. En segundo lugar, mi compañía no invierte o fabrica cualquier tipo de dispositivos de vigilancia y en tercer lugar, si no hubiera ido por ti, probablemente estarías despertando en la cama del fotógrafo y por lo que puedo recordar, no estabas excesivamente entusiasmada sobre la forma en que te coqueteaba —dice agriamente.
¡La forma en que coqueteaba! Miro a Niall, me está mirando, sus ojos mieles brillantes, apenado. Trato de morderme el labio, pero fallo al reprimir la risa.
—¿De qué crónica medieval escapaste? —me río—Suenas como un distinguido caballero. Su humor cambia visiblemente. Sus ojos se suavizan y se expresión se hace cálida y veo un rastro de sonrisa en sus labios bellamente cincelados.
—____(tn), no lo creo. Caballero oscuro tal vez. —Su sonrisa es irónica y niega con la cabeza—. ¿Comiste anoche? —Su tono es acusador. Niego con la cabeza.
¿Qué gran transgresión he cometido ahora? Su mandíbula se aprieta, pero su rostro permanece imperturbable.
—Necesitas comer. Por eso estabas tan mal. Honestamente ____(tn), es la regla número uno al beber. —Pasa sus manos por su cabello y sé que es porque está exasperado.
—¿Vas a continuar regañándome?
—¿Es eso lo que estoy haciendo?
—Creo que sí.
—Tienes suerte de que sólo te estoy regañando.
—¿Qué quieres decir?
—Bueno, si fueras mía, no serías capaz de sentarte durante una semana después de la proeza que hiciste ayer. No comiste, te emborrachaste, te pusiste en riesgo.
Cierra sus ojos, el temor grabado en su hermoso rostro y se estremece un poco. Cuando abre sus ojos, me mira
—Odio pensar en lo que podría haberte pasado.
Frunzo el ceño en su dirección. ¿Cuál es su problema? ¿Qué soy de él? Si fuera suya... bueno, no lo soy. Aunque tal vez, a una parte de mí le gustaría serlo. El pensamiento penetra a través de la irritación que siento ante sus palabras arrogantes. Me sonrojo ante la rebeldía de mi subconsciente; ella está haciendo su baile de felicidad en una brillante falda hawaiana de color rojo ante la idea de ser suya.
—Habría estado bien. Estaba con Kate.
—¿Y el fotógrafo? —me dice bruscamente.
Hmm... el joven José. Voy a tener que enfrentarme a él en algún momento.
—José solo se pasó de la raya. —Me encojo de hombros.
—Bueno, la próxima vez que se pase de la raya, tal vez alguien debería enseñarle buenos modales.
—Eres bastante disciplinario —le digo entre dientes.
—Oh, ____(tn), no tienes idea.
Sus ojos se entrecierran y luego sonríe con malicia. Es cautivadora. Un minuto, estoy confundida y enojad, y después, estoy mirando a su bella sonrisa. Wow... estoy en trance y es porque su sonrisa es tan rara. He olvidado de qué está hablando.
—Voy a tomar una ducha. ¿A menos que prefieras ducharte primero? —Ladea la cabeza hacia un lado, aun sonriendo.
Los latidos de mi corazón se aceleran y mi bulbo raquídeo ha dejado de hacer sinapsis para que pueda respirar. Su sonrisa se ensancha, se acerca y dirige su pulgar hacia abajo por mi mejilla y a través de mi labio inferior.
—Respira, ____(tn) —susurra y se levanta—. El desayuno estará aquí en quince minutos. Debes estar muerta de hambre. —Se dirige al baño y cierra la puerta.
Dejo escapar el aire que había estado reteniendo. ¿Por qué es tan condenadamente atractivo? En este momento, quiero ir y unirme a él en la ducha. Nunca me he sentido así por nadie. Mis hormonas están en una carrera. Mi piel hormiguea por donde pasó su pulgar, sobre mi rostro y el labio inferior. Me siento retorcer con una necesidad, ansia... incomodidad. No entiendo esta reacción. Hmm... Deseo. Esto es deseo. Así es como se siente.
Me recuesto en las suaves almohadas llenas de plumas. “Si fueras mía.” Oh mi… ¿qué haría para ser suya? Él es el único hombre que alguna vez ha agitado mi sangre. Sin embargo, es tan antagónico también; es difícil, complicado y confuso. Un minuto me rechaza, al siguiente me envía libros de catorce mil dólares, luego me rastrea como un acosador. Y aun así, pasé la noche en su habitación de hotel y me siento a salvo. Protegida. Le importo lo suficiente para ir y rescatarme de algún peligro percibido erróneamente. No es un caballero oscuro en absoluto, sino un caballero blanco en armadura brillante y deslumbrante, un clásico héroe romántico.
Salgo de su cama, buscando frenéticamente mis pantalones. Él aparece del baño, mojado y brillante por la ducha, todavía sin afeitar, con sólo una toalla alrededor de su cintura y ahí estoy yo… con las piernas desnudas y embobada. Está sorprendido de verme fuera de la cama.
—Si estás buscando tus pantalones, los envíe a la lavandería,estaban salpicados de tu vomito.
—Oh. —Me pongo color escarlata. ¿Por qué en la tierra siempre me atrapa a la defensiva?
—Envíe a Taylor por otro par y unos zapatos. Están en la bolsa de la silla.
Ropa limpia. Que bonus tan inesperado.
—Um… tomaré una ducha —murmuro—. Gracias —¿Qué más puedo decir?
Tomo la bolsa y entro disparada al baño, lejos de la proximidad de un Niall desnudo. El David de Miguel Angel no tiene comparación con él.
El baño está lleno de vapor. Arranco mi ropa y rápidamente me meto a la ducha, ansiosa de estar bajo el chorro de agua. Cae en cascada sobre mí y alzo mi rostro hacia el bienvenido torrente. Deseo a Niall Horan. Lo deseo demasiado. Es simple. Por primera vez en mi vida, quiero estar en la cama con un hombre. Quiero sentir sus manos y su boca en mí.
Él dijo que le gustaba que su mujer estuviese consciente. Entonces, probablemente no es célibe. Pero él no se aprovechó, a diferencia de Paul o José. No entiendo. ¿Me desea? No me besó la semana pasada. ¿Soy repelente? Y sin embargo, aquí estoy y me trajo él. Simplemente no sé a qué está jugando. ¿Qué está pensando? Has dormido toda la noche en su cama y no te tocó, Ana. Haz la suma. Mi subconsciente alza su parte fea y vil, la ignoro.
El agua es caliente y relajante. Hmm… podría quedarme bajo esta ducha, en este baño, por siempre. Alcanzo el jabón y huele a él. Es un olor delicioso. Lo froto por todo mi cuerpo, fantaseando que es él quien frota este jabón con esencia celestial por mi cuerpo, por mis pechos, sobre mi estómago y entre mis muslos con sus largos dedos. Oh mi Dios. Mi corazón se acelera de nuevo, esto se siente tan… tan bien.
—El desayuno está aquí. —Golpea la puerta, asustándome.
—Está bien —tartamudeo mientras soy arrancada cruelmente de mi sueño erótico.
Salgo de la ducha y tomo dos toallas. Pongo una en mi cabello. A toda prisa, me seco, ignorando la sensación placentera de la toalla frotándose contra mi piel súper sensible.
Inspecciono la bolsa de los pantalones. Taylor no sólo me compró eso y nuevas Converses, sino que también una camisa azul pálida, medias y ropa interior. Oh mi Dios. Un sostén limpio y bragas… aunque en verdad, describirlas en una forma mundana y utilitaria no les hace justicia. Son de un diseño exquisito, de alguna lencería europea cara. De encaje azul pálido y de tafetán. Wow. Estoy asombrada y un poco intimidada por esta lencería… y además, me quedan perfectamente. Por supuesto que lo hacen. Me ruborizo al pensar en el hombre con corte militar en alguna tienda de lencería comprando esto para mí. Me pregunto qué más hay en su descripción laboral.
Me visto rápidamente. El resto de la ropa se ajusta perfectamente. Bruscamente seco mi cabello con la toalla y trato desesperadamente de controlarlo. Pero, como siempre, se niega a cooperar y mi única opción es sujetarlo una banda para el cabello. Debo tener una en mi bolso. Tomo una profunda respiración. Tiempo de enfrentar al Sr. Confusión.
Estoy aliviada de encontrar la habitación vacía. Rápidamente busco mi bolso, pero no está aquí. Tomando una profunda respiración, entro en la sala de la suite. Hay una lujosa área para sentarse, llena de sofás acolchados y suaves cojines, una elaborada mesa de café con un estante de libros brillantes, un área de estudio con una computadora Mac de última generación, una enorme pantalla plasma de TV en la pared y Niall está sentando en la mesa del comedor al otro lado de la habitación, leyendo un periódico. Es del tamaño de una cancha de tennis o algo parecido, no es que yo juegue tenis, aunque he visto a Kate unas cuantas veces.
¡Kate!
—Mi.er.da, Kate —chillo. Niall me mira.
—Sabe que estás aquí y todavía viva. Le envíe un mensaje de texto a Elliot —lo dice con un rastro de humor.
Oh, no. Recuerdo su ardiente baile de anoche. ¡Todos sus movimientos patentados usados con el máximo efecto para seducir nada más ni nada menos que al hermano de Niall! ¿Qué va a pensar sobre mí estando aquí? Nunca antes me he quedado fuera. Ella sigue con Elliot. Sólo lo ha hecho dos veces antes y ambas veces había tenido que soportar ese horrendo pijama rosa durante una semana luego de que terminaran. Va a pensar que yo también he estado con Niall.
Niall me mira imperiosamente. Está usando una camisa de lino blanca, cuello y mangas sin abotonar.
—Siéntate —ordena, señalando un puesto en la mesa. Camino por la habitación y me siento frente a él, como me indicó. La mesa está repleta de comida.
—No sabía que te gustaba, así que ordené una selección del menú del desayuno.
Me da una torcida sonrisa de disculpa.
—Eso es muy despilfarrador de tu parte —murmuro, perpleja por la elección, aunque estoy hambrienta.
—Sí, lo es—suena culpable.
Opto por panqueques, jarabe de arce, huevos revueltos y tocino. Niall trata de ocultar una sonrisa mientras regresa a su omelette de huevos blancos. La comida es deliciosa.
—¿Té? —pregunta.
—Sí, por favor.
Me pasa una pequeña taza de agua caliente y en el platillo hay una bolsa de té de Twining’s English Breakfast. ¡Caray! Recuerda como me gusta mi té.
—Tu cabello está muy mojado —me reprende.
—No pude encontrar el secador —murmuro, avergonzada. No es como si lo hubiera buscado.
La boca de Niall se tensa en una dura línea, pero no dice nada.
—Gracias por organizar lo de la ropa.
—Es un placer, ____(tn). Ese color te favorece.
Me ruborizo y miro mis dedos.
—Sabes, en verdad debes aprender a recibir un cumplido. —Su tono es castigador.
—Debería darte dinero por esta ropa.
Me mira como si lo hubiera ofendido. Continúo.
—Ya me diste libros, los que, por supuesto, no puedo aceptar. Pero esta ropa… por favor, déjame pagarte. —Le sonrío tentativamente.
—____(tn), créeme, puedo pagarlo.
—Ese no es el punto. ¿Por qué deberías comprármelas?
—Porque puedo. —Sus ojos brillan con algo extraño.
—Sólo porque puedas no significa que debas —respondo en voz baja mientras me arquea una ceja, sus ojos brillando y de repente, siento como si estuviéramos hablando de otra cosa, pero no sé qué es. Lo que me recuerda…
—¿Por qué me enviaste los libros, Niall? —Mi voz es suave.
Baja sus cubiertos y me contempla, sus ojos mieles brillando con una emoción incomprensible.Mi boca se seca.
—Bueno, cuando casi fuiste atropellada por el ciclista y yo estaba sosteniéndote y me mirabas diciéndome “Bésame, bésame, Christian”.
Hace una pausa y se encoge de hombros lentamente.
— Sentí que te debía una disculpa y una advertencia. —Pasa sus manos por su cabello—. ____(tn), no soy el tipo de hombre de flores y corazones, no me interesa el romance. Mis gustos son muy singulares. Deberías alejarte de mí.
Cierra sus ojos como si estuviera dándose por vencido
— Sin embargo, hay algo que me impide alejarme de ti. Pero pienso que ya has descubierto eso.
Mi apetito se desvanece. ¡No puede alejarse!
—Entonces, no lo hagas —susurro.
Él jadea, sus ojos abiertos.
—No sabes lo que estás diciendo.
—Ilústrame, entonces.
Nos sentamos mirándonos el uno al otro, ninguno tocando la comida.
—¿No eres célibe entonces? —respiro.
Sorpresa ilumina sus ojos mieles.
—No, ____(tn), no soy célibe. —Hace una pausa para que la información penetre y me ruborizo. El filtro cerebro-boca está roto de nuevo. No puedo creer que lo dije en voz alta.
—¿Cuáles son tus planes para los próximos días? —pregunta, su voz baja.
—Hoy trabajo medio día. ¿Qué hora es? —De repente, tengo pánico.
—Poco después de las diez. Tienes mucho tiempo. ¿Qué te parece mañana?
Tiene sus codos en la mesa y su barbilla descansando en sus largos dedos.
—Kathe y yo vamos a comenzar a empacar. Nos mudaremos a Seattle la próxima semana y yo voy a trabajar en Clayton toda esta semana.
—¿Ya tienes un apartamento en Seattle?
—Sí.
—¿Dónde?
—No puedo recordar la dirección. Es en el Distrito Market Pike.
—No está lejos de mí —sus labios se tuercen en una medio sonrisa—. ¿En qué vas a trabajar en Seattle?
¿A dónde va con todas estas preguntas? La Inquisición de Niall Horan es casi tan irritante como la de Katherine Kavanagh.
—Apliqué para algunas pasantías. Estoy esperando noticias.
—¿Aplicaste para mi compañía como sugerí?
Me ruborizo… por supuesto que no.
—Um… no.
—¿Qué tiene de malo mi compañía?
—¿Tu compañía o tú compañía? —sonrío con picardía.
Él sonríe.
—¿Me estás sonriendo, señorita Steele? —Inclina su cabeza hacia un lado y creo que se ve divertido, pero es difícil de decir.
Me sonrojo y bajo la mirada a mi desayuno sin terminar. No puedo mirarlo a los ojos cuando usa ese tono de voz.
—Me gustaría morder ese labio —susurra en un tono oscuro.
Oh Dios. Estoy completamente consciente de que estoy mordiendo mi labio inferior. Mi boca cae abierta mientras jadeo y trago al mismo tiempo. Esa tiene que ser la cosa más sexy que me han dicho jamás. Mi corazón se salta un latido y creo que estoy jadeando. Dios, soy un desastre tembloroso y ni siquiera me ha tocado. Me retuerzo en mi asiento y encuentro su mirada oscura.
—¿Por qué no lo haces? —lo reto en voz baja.
—Porque no voy a tocarte ____(tn)… no hasta tener tu consentimiento escrito para hacerlo. —Sus labios se curvan en una sonrisa.
—¿Qué significa eso?
—Exactamente lo que dije. —Suspira y sacude su cabeza, divertido pero exasperado también—. Necesito mostrártelo, ____(tn). ¿A qué hora terminas de trabajar esta tarde?
—Alrededor de las ocho.
—Bien, podríamos ir a Seattle esta noche o el próximo sábado para cenar en mi casa y te informaré sobre los hechos entonces. La elección es tuya.
—¿Por qué no puedes decírmelo ahora? —Sueno petulante.
—Porque estoy disfrutando mi desayuno y tu compañía. Una vez que seas iluminada respecto a esto, probablemente no querrás volver a verme.
¿A qué se refiere? ¿Acaso realiza trata de blancas con pequeños niños en algún lugar del planeta olvidado por Dios? ¿Es parte de algún sindicado del crimen de los bajos mundos? Eso explicaría por qué es tan rico. ¿Es profundamente religioso? ¿Impotente? Seguramente no, podría probarme eso justo ahora. Oh, Dios. Mis mejillas se tiñen de escarlata al pensar en las posibilidades. Esto no me está llevando a ningún lado. Me gustaría resolver el enigma que es Niall Horan más temprano que tarde. Aunque si el secreto que tiene es tan asqueroso que ya no querré verlo más, francamente, será un alivio. No te mientas a ti misma, me grita mi subconsciente, tendría que ser sangrientamente malo para que corras hacia las colinas.
—Esta noche.
Él levanta una ceja.
—Al igual que Eva, quieres comer pronto del árbol del conocimiento.
Sonríe.
—¿Me está sonriendo, señor Horan? —pregunto dulcemente. ****a pomposo.
Entrecierra sus ojos y levanta su BlackBerry. Presiona un número.
—Taylor. Voy a necesitar a Charlie Tango.
¡Charlie Tango! ¿Quién es ella?
—Desde Portland digamos a las ocho treinta… No, detenido en Escala… Toda la noche.
¡Toda la noche!
Frunzo en ceño y vuelvo a mi comida fría. Estoy demasiado excitada para comer, Niall. ¿No lo entiendes? Explica mi subconsciente. Pero soy demasiado cobarde para expresar mis pensamientos en voz alta, especialmente cuando él se ve tan sombrío. Hmmm, como un niño pequeño. Encuentro esa idea divertida.
—¿Qué es tan gracioso? —pregunta. Sacudo mi cabeza, sin atreverme a decirle y mantengo mis ojos en mi comida. Tragando mi último trozo de panqueque, lo miro. Me está observando especulativamente.
—Buena chica —dice— . Te llevaré a casa cuando hayas secado tu cabello. No quiero que te enfermes. —Hay alguna clase de promesa implícita en sus palabras.
¿A qué se refiere? Dejo la mesa, preguntándome por un momento si debería pedir permiso pero desestimando la idea. Suena como un precedente peligroso que establecer. Me dirijo otra vez hacia su dormitorio. Un pensamiento me detiene.
—¿Dónde dormiste anoche? —Me giro para mirarlo, todavía sentado en la silla del comedor. No puedo ver mantas o sábanas aquí… tal vez las arregló de inmediato.
—En mi cama —dice simplemente, su mirada impasible otra vez.
—Oh.
—Sí, fue una tremenda novedad para mí también. —Sonríe.
—No tener… sexo. —Ahí… dije la palabra. Me sonrojo, por supuesto.
—No —niega con su cabeza y frunce el ceño como si estuviera recordando algo incómodo—. Dormir con alguien. —Toma su periódico y continúa leyendo.
¿Qué, en nombre del cielo, significa eso? ¿Nunca ha dormido con nadie? ¿Es virgen? De alguna forma lo dudo. Me quedo de pie mirándolo fijamente con incredulidad. Es la persona más desconcertante que jamás he conocido. Me doy cuenta que he dormido con Niall Horan y me pateo a mí misma… qué hubiera dado por estar consciente para observarlo dormir. Verlo vulnerable. De algún modo, encuentro eso difícil de imaginar. Bueno, al parecer todo será revelado esta noche.
En su dormitorio, busco en una cómoda y encuentro el secador de cabello. Utilizando mis dedos, seco mi pelo lo mejor que puedo. Cuando he acabado, me dirijo al baño. Quiero limpiar mis dientes. Veo el cepillo de dientes de Niall. Sería como tenerlo a él en mi boca. Hmm… Miro con culpa por encima de mi hombro hacia la puerta, siento las cerdas del cepillo de dientes. Están húmedas. Él ya debe haberlo usado. Tomándolo rápidamente, pongo un poco de pasta de dientes en él y cepillo mis dientes dos veces más rápido de lo normal. Me siento tan traviesa. Es una tremenda emoción.
Tomando mi camiseta, sujetador y bragas de ayer, las pongo en la bolsa de la compra que Taylor trajo y me dirijo hacia el área de la sala en busca de mi bolso y mi chaqueta. Para mi tremenda alegría, hay un lazo para el cabello en mi bolso. Niall me está observando con expresión indescifrable mientras sujeto mi cabello en una coleta. Siento sus ojos seguirme mientras me siento y espero a que él termine. Está en su BlackBerry hablando con alguien.
—¿Ellos quieren dos?... ¿Cuánto costará?... Muy bien, ¿y qué medidas de seguridad tenemos en el lugar?... ¿E irán vía Suez?... ¿Qué tan seguro es Ben Sudan?... ¿Y cuándo llegan a Darfur?... Muy bien, hagámoslo. Mantenme informado del progreso. —Cuelga.
—¿Lista para irnos?
Asiento. Me pregunto de qué se trataba su conversación. Se coloca una chaqueta azul marino a rayas, recoge las llaves de su auto y se dirige hacia la puerta.
—Después de ti, señorita Steele —murmura, abriendo la puerta para mí. Se ve tan casual y elegante.
Me detengo, una fracción de segundo demasiado extensa, empapándome de él. Y pensar que dormí con él la noche anterior y después de todo el tequila y el vómito, todavía está aquí. Lo que es más, quiere llevarme a Seattle. ¿Por qué yo? No lo entiendo. Me dirijo hacia la puerta recordando sus palabras: “Hay algo en ti.” Bueno, el sentimiento es completamente mutuo. señor Horan y estoy determinada a descubrir qué es.
Caminamos en silencio a lo largo del pasillo hacia el ascensor. Mientras esperamos, le doy un vistazo a través de mis pestañas y él me mira por el rabillo de su ojo. Sonrío y sus labios se contraen.
El ascensor llega y nos subimos. Estamos solos. Repentinamente, por algún motivo inexplicable, posiblemente nuestra cercanía en un espacio tan cerrado, la atmósfera entre nosotros cambia, cargándose con una eléctrica y estimulante anticipación. Mi respiración se altera mientras mi corazón se acelera. Su cabeza se gira hacia mí una fracción, sus ojos se oscurecen. Muerdo mi labio.
—Oh, a la mi.er.da el papeleo —gruñe.
Se abalanza sobre mí, empujándome contra la pared del ascensor. Antes de que lo sepa, tiene mis dos manos en una de las suyas en un férreo agarre por encima de mi cabeza y está clavándome contra la pared utilizando sus caderas. Su otra mano sujeta mi coleta y la tira hacia abajo, levantando mi rostro y sus labios están sobre los míos. Simplemente no es doloroso. Gimo en su boca, dándole la entrada a su lengua. Toma completa ventaja de esto, su lengua explora mi boca de forma experta.
Nunca he sido besada de esta forma. Mi lengua tentativamente acaricia la suya y se une en un lento baile erótico que es sobre el tacto y las sensaciones, todo golpe y choques de dientes. Levanta su mano para sujetar mi barbilla y me sostiene en mi lugar. Y no puedo hacer nada, mis manos están sujetas, mi cara en un firme agarre y sus caderas me restringen… siento su erección contra mi vientre. Oh Dios… él me desea, Niall Horan, Dios Griego, me desea y yo lo deseo, aquí… ahora, en el ascensor.
—Eres Tan Dulce —murmura, cada palabra una declaración.
El ascensor se detiene, la puerta se abre y se aleja de mí en un abrir y cerrar de ojos, dejándome ahí. Tres hombres en trajes de negocios nos miran y sonríen mientras suben a bordo. Mi ritmo cardíaco está por las nubes y me siento como si hubiera corrido una carrera cuesta arriba. Quiero inclinarme y apoyarme en mis rodillas… pero eso es demasiado obvio.
Lo miro. Se ve tan fresco y tranquilo, como si hubiera estado haciendo el crucigrama del Seattle Times. Qué injusto. ¿Es que no está afectado por mi presencia? Me mira por el rabillo de su ojo y toma suavemente una respiración profunda. Oh, sí que está afectado… y mi pequeña diosa interna se bambolea en una suave samba de la victoria. Los hombres de negocios se bajan en el segundo piso. Todavía tenemos un piso más que recorrer.
—Cepillaste tus dientes —dice, mirándome fijamente.
—Usé tu cepillo de dientes —respiro.
Sus labios se curvan en una media sonrisa.
—Oh, ____(tn) Steele, ¿qué voy a hacer contigo?
Las puertas se abren en el primer piso, él toma mi mano y tira de mí hacia afuera.
—¿Qué es lo que tienen los ascensores? —murmura, más para él que para mí mientras camina a lo largo del vestíbulo.
Me esfuerzo por mantener la paz con él, porque mi ingenio ha sido real y completamente derramado sobre el piso y las paredes del ascensor tres del Hotel Heathman.
Está muy silencioso. La luz es muy débil. Me siento cómoda y cálida en esta cama. Hmm… Abro mis ojos y por un momento estoy tranquila y serena, disfrutando los extraños y desconocidos alrededores. No tengo idea de dónde estoy. La cabecera detrás de mí tiene la forma de un enorme sol. Es extrañamente familiar. La habitación es grande, espaciosa y lujosa, amueblada en tonos cafés, dorados y beiges. La he visto antes. ¿Dónde?
Mi cerebro aturdido lucha a través de sus recientes memorias visuales. Mi.er.da. Estoy en el hotel Heathman… en una suite.
He estado parada en una habitación parecida a esta con Kate. Esta parece más grande. Oh,mi.er.da. Estoy en la suite de Niall Horan. ¿Cómo llegué aquí?
Recuerdos fragmentados de la noche anterior regresan lentamente a atormentarme. La bebida, ay no la bebida, la llamada telefónica, oh no la llamada telefónica, el vómito, oh no el vómito. José y luego Niall. Oh no. Me estremezco por dentro. No recuerdo venir aquí. Estoy usando mi camiseta, sujetador y bragas. Sin calcetines. Sin jeans. Mi.er.da.
Echo un vistazo a la mesa de noche. En ella hay un vaso con jugo de naranja y dos pastillas. Que controlador es, piensa en todo. Me siento y tomo las pastillas. En realidad no me siento tan mal, probablemente mucho mejor de lo que merezco. El jugo de naranja tiene un sabor divino. Apaga la sed y es refrescante. Nada es mejor que el jugo de naranja recién exprimido para revivir una boca seca.
Hay un golpe en la puerta. Mi corazón salta a mi boca y parece que no puede encontrar mi voz. Él abre la puerta de todos modos y entra.
Santo infierno, ha estado haciendo ejercicio. Usa pantalones de chándal gris que cuelgan de sus caderas y una camiseta gris que esta oscurecida con sudor, al igual que su cabello. Sudor de Niall Horan, la idea causa cosas extrañas en mí. Tomo una respiración profunda y cierro los ojos. Me siento como una niña de dos años. Si cierro mis ojos, entonces no estoy aquí realmente.
—Buenos días, ____(tn). ¿Cómo te sientes?
Oh, no.
—Mejor de lo que me merezco —murmuro.
Le doy un vistazo. Coloca una bolsa de compra grande en una silla y toma cada extremo de la toalla que tiene alrededor de su cuello. Me mira, ojos mieles y como siempre, no tengo idea de lo que está pensando. Esconde sus pensamientos y sentimientos tan bien.
—¿Cómo llegué aquí? —Mi voz es débil, con remordimientos.
Se acerca y se sienta en el borde de la cama. Está lo suficientemente cerca como para que lo pueda tocar, para que lo pueda oler. Oh... el sudor, gel de ducha y Niall, es un cóctel embriagador... mucho mejor que una margarita y ahora puedo hablar desde la experiencia.
—Después que te desmayaste, no quería arriesgar la tapicería de cuero en mi auto llevándote todo el camino a tu apartamento. Así que te traje aquí — dice pausadamente.
—¿Me pusiste en la cama?
—Sí. —Su rostro es imperturbable.
—¿Vomite de nuevo? —Mi voz es más silenciosa.
—No.
—¿Me desvestiste? —susurro.
—Sí. —Alza una ceja en mi dirección y me sonrojo furiosamente.
—Nosotros no... —le susurro, mi boca secándose con horror mortificado cuando no puedo completar mi pregunta. Miro mis manos.
—____(tn), estabas en estado de coma. La necrofilia no es lo mío. Me gusta que mi mujer sea sensible y receptiva —dice secamente.
—Lo siento mucho.
Su boca se eleva ligeramente en una sonrisa irónica.
—Fue una noche muy divertida. Una que no olvidaré en un tiempo.
Yo tampoco; oh, el bastardo se ríe de mí. No le pedí que viniera a buscarme. De alguna forma, me ha hecho sentir como el villano de la obra.
—No tenías por qué rastrearme con cualquier cosa de James Bond que estés desarrollando para vender al mejor postor —digo bruscamente.
Me mira fijamente, sorprendido y si no me equivoco, un poco herido.
—En primer lugar, la tecnología para rastrear teléfonos celulares está disponible a través de Internet. En segundo lugar, mi compañía no invierte o fabrica cualquier tipo de dispositivos de vigilancia y en tercer lugar, si no hubiera ido por ti, probablemente estarías despertando en la cama del fotógrafo y por lo que puedo recordar, no estabas excesivamente entusiasmada sobre la forma en que te coqueteaba —dice agriamente.
¡La forma en que coqueteaba! Miro a Niall, me está mirando, sus ojos mieles brillantes, apenado. Trato de morderme el labio, pero fallo al reprimir la risa.
—¿De qué crónica medieval escapaste? —me río—Suenas como un distinguido caballero. Su humor cambia visiblemente. Sus ojos se suavizan y se expresión se hace cálida y veo un rastro de sonrisa en sus labios bellamente cincelados.
—____(tn), no lo creo. Caballero oscuro tal vez. —Su sonrisa es irónica y niega con la cabeza—. ¿Comiste anoche? —Su tono es acusador. Niego con la cabeza.
¿Qué gran transgresión he cometido ahora? Su mandíbula se aprieta, pero su rostro permanece imperturbable.
—Necesitas comer. Por eso estabas tan mal. Honestamente ____(tn), es la regla número uno al beber. —Pasa sus manos por su cabello y sé que es porque está exasperado.
—¿Vas a continuar regañándome?
—¿Es eso lo que estoy haciendo?
—Creo que sí.
—Tienes suerte de que sólo te estoy regañando.
—¿Qué quieres decir?
—Bueno, si fueras mía, no serías capaz de sentarte durante una semana después de la proeza que hiciste ayer. No comiste, te emborrachaste, te pusiste en riesgo.
Cierra sus ojos, el temor grabado en su hermoso rostro y se estremece un poco. Cuando abre sus ojos, me mira
—Odio pensar en lo que podría haberte pasado.
Frunzo el ceño en su dirección. ¿Cuál es su problema? ¿Qué soy de él? Si fuera suya... bueno, no lo soy. Aunque tal vez, a una parte de mí le gustaría serlo. El pensamiento penetra a través de la irritación que siento ante sus palabras arrogantes. Me sonrojo ante la rebeldía de mi subconsciente; ella está haciendo su baile de felicidad en una brillante falda hawaiana de color rojo ante la idea de ser suya.
—Habría estado bien. Estaba con Kate.
—¿Y el fotógrafo? —me dice bruscamente.
Hmm... el joven José. Voy a tener que enfrentarme a él en algún momento.
—José solo se pasó de la raya. —Me encojo de hombros.
—Bueno, la próxima vez que se pase de la raya, tal vez alguien debería enseñarle buenos modales.
—Eres bastante disciplinario —le digo entre dientes.
—Oh, ____(tn), no tienes idea.
Sus ojos se entrecierran y luego sonríe con malicia. Es cautivadora. Un minuto, estoy confundida y enojad, y después, estoy mirando a su bella sonrisa. Wow... estoy en trance y es porque su sonrisa es tan rara. He olvidado de qué está hablando.
—Voy a tomar una ducha. ¿A menos que prefieras ducharte primero? —Ladea la cabeza hacia un lado, aun sonriendo.
Los latidos de mi corazón se aceleran y mi bulbo raquídeo ha dejado de hacer sinapsis para que pueda respirar. Su sonrisa se ensancha, se acerca y dirige su pulgar hacia abajo por mi mejilla y a través de mi labio inferior.
—Respira, ____(tn) —susurra y se levanta—. El desayuno estará aquí en quince minutos. Debes estar muerta de hambre. —Se dirige al baño y cierra la puerta.
Dejo escapar el aire que había estado reteniendo. ¿Por qué es tan condenadamente atractivo? En este momento, quiero ir y unirme a él en la ducha. Nunca me he sentido así por nadie. Mis hormonas están en una carrera. Mi piel hormiguea por donde pasó su pulgar, sobre mi rostro y el labio inferior. Me siento retorcer con una necesidad, ansia... incomodidad. No entiendo esta reacción. Hmm... Deseo. Esto es deseo. Así es como se siente.
Me recuesto en las suaves almohadas llenas de plumas. “Si fueras mía.” Oh mi… ¿qué haría para ser suya? Él es el único hombre que alguna vez ha agitado mi sangre. Sin embargo, es tan antagónico también; es difícil, complicado y confuso. Un minuto me rechaza, al siguiente me envía libros de catorce mil dólares, luego me rastrea como un acosador. Y aun así, pasé la noche en su habitación de hotel y me siento a salvo. Protegida. Le importo lo suficiente para ir y rescatarme de algún peligro percibido erróneamente. No es un caballero oscuro en absoluto, sino un caballero blanco en armadura brillante y deslumbrante, un clásico héroe romántico.
Salgo de su cama, buscando frenéticamente mis pantalones. Él aparece del baño, mojado y brillante por la ducha, todavía sin afeitar, con sólo una toalla alrededor de su cintura y ahí estoy yo… con las piernas desnudas y embobada. Está sorprendido de verme fuera de la cama.
—Si estás buscando tus pantalones, los envíe a la lavandería,estaban salpicados de tu vomito.
—Oh. —Me pongo color escarlata. ¿Por qué en la tierra siempre me atrapa a la defensiva?
—Envíe a Taylor por otro par y unos zapatos. Están en la bolsa de la silla.
Ropa limpia. Que bonus tan inesperado.
—Um… tomaré una ducha —murmuro—. Gracias —¿Qué más puedo decir?
Tomo la bolsa y entro disparada al baño, lejos de la proximidad de un Niall desnudo. El David de Miguel Angel no tiene comparación con él.
El baño está lleno de vapor. Arranco mi ropa y rápidamente me meto a la ducha, ansiosa de estar bajo el chorro de agua. Cae en cascada sobre mí y alzo mi rostro hacia el bienvenido torrente. Deseo a Niall Horan. Lo deseo demasiado. Es simple. Por primera vez en mi vida, quiero estar en la cama con un hombre. Quiero sentir sus manos y su boca en mí.
Él dijo que le gustaba que su mujer estuviese consciente. Entonces, probablemente no es célibe. Pero él no se aprovechó, a diferencia de Paul o José. No entiendo. ¿Me desea? No me besó la semana pasada. ¿Soy repelente? Y sin embargo, aquí estoy y me trajo él. Simplemente no sé a qué está jugando. ¿Qué está pensando? Has dormido toda la noche en su cama y no te tocó, Ana. Haz la suma. Mi subconsciente alza su parte fea y vil, la ignoro.
El agua es caliente y relajante. Hmm… podría quedarme bajo esta ducha, en este baño, por siempre. Alcanzo el jabón y huele a él. Es un olor delicioso. Lo froto por todo mi cuerpo, fantaseando que es él quien frota este jabón con esencia celestial por mi cuerpo, por mis pechos, sobre mi estómago y entre mis muslos con sus largos dedos. Oh mi Dios. Mi corazón se acelera de nuevo, esto se siente tan… tan bien.
—El desayuno está aquí. —Golpea la puerta, asustándome.
—Está bien —tartamudeo mientras soy arrancada cruelmente de mi sueño erótico.
Salgo de la ducha y tomo dos toallas. Pongo una en mi cabello. A toda prisa, me seco, ignorando la sensación placentera de la toalla frotándose contra mi piel súper sensible.
Inspecciono la bolsa de los pantalones. Taylor no sólo me compró eso y nuevas Converses, sino que también una camisa azul pálida, medias y ropa interior. Oh mi Dios. Un sostén limpio y bragas… aunque en verdad, describirlas en una forma mundana y utilitaria no les hace justicia. Son de un diseño exquisito, de alguna lencería europea cara. De encaje azul pálido y de tafetán. Wow. Estoy asombrada y un poco intimidada por esta lencería… y además, me quedan perfectamente. Por supuesto que lo hacen. Me ruborizo al pensar en el hombre con corte militar en alguna tienda de lencería comprando esto para mí. Me pregunto qué más hay en su descripción laboral.
Me visto rápidamente. El resto de la ropa se ajusta perfectamente. Bruscamente seco mi cabello con la toalla y trato desesperadamente de controlarlo. Pero, como siempre, se niega a cooperar y mi única opción es sujetarlo una banda para el cabello. Debo tener una en mi bolso. Tomo una profunda respiración. Tiempo de enfrentar al Sr. Confusión.
Estoy aliviada de encontrar la habitación vacía. Rápidamente busco mi bolso, pero no está aquí. Tomando una profunda respiración, entro en la sala de la suite. Hay una lujosa área para sentarse, llena de sofás acolchados y suaves cojines, una elaborada mesa de café con un estante de libros brillantes, un área de estudio con una computadora Mac de última generación, una enorme pantalla plasma de TV en la pared y Niall está sentando en la mesa del comedor al otro lado de la habitación, leyendo un periódico. Es del tamaño de una cancha de tennis o algo parecido, no es que yo juegue tenis, aunque he visto a Kate unas cuantas veces.
¡Kate!
—Mi.er.da, Kate —chillo. Niall me mira.
—Sabe que estás aquí y todavía viva. Le envíe un mensaje de texto a Elliot —lo dice con un rastro de humor.
Oh, no. Recuerdo su ardiente baile de anoche. ¡Todos sus movimientos patentados usados con el máximo efecto para seducir nada más ni nada menos que al hermano de Niall! ¿Qué va a pensar sobre mí estando aquí? Nunca antes me he quedado fuera. Ella sigue con Elliot. Sólo lo ha hecho dos veces antes y ambas veces había tenido que soportar ese horrendo pijama rosa durante una semana luego de que terminaran. Va a pensar que yo también he estado con Niall.
Niall me mira imperiosamente. Está usando una camisa de lino blanca, cuello y mangas sin abotonar.
—Siéntate —ordena, señalando un puesto en la mesa. Camino por la habitación y me siento frente a él, como me indicó. La mesa está repleta de comida.
—No sabía que te gustaba, así que ordené una selección del menú del desayuno.
Me da una torcida sonrisa de disculpa.
—Eso es muy despilfarrador de tu parte —murmuro, perpleja por la elección, aunque estoy hambrienta.
—Sí, lo es—suena culpable.
Opto por panqueques, jarabe de arce, huevos revueltos y tocino. Niall trata de ocultar una sonrisa mientras regresa a su omelette de huevos blancos. La comida es deliciosa.
—¿Té? —pregunta.
—Sí, por favor.
Me pasa una pequeña taza de agua caliente y en el platillo hay una bolsa de té de Twining’s English Breakfast. ¡Caray! Recuerda como me gusta mi té.
—Tu cabello está muy mojado —me reprende.
—No pude encontrar el secador —murmuro, avergonzada. No es como si lo hubiera buscado.
La boca de Niall se tensa en una dura línea, pero no dice nada.
—Gracias por organizar lo de la ropa.
—Es un placer, ____(tn). Ese color te favorece.
Me ruborizo y miro mis dedos.
—Sabes, en verdad debes aprender a recibir un cumplido. —Su tono es castigador.
—Debería darte dinero por esta ropa.
Me mira como si lo hubiera ofendido. Continúo.
—Ya me diste libros, los que, por supuesto, no puedo aceptar. Pero esta ropa… por favor, déjame pagarte. —Le sonrío tentativamente.
—____(tn), créeme, puedo pagarlo.
—Ese no es el punto. ¿Por qué deberías comprármelas?
—Porque puedo. —Sus ojos brillan con algo extraño.
—Sólo porque puedas no significa que debas —respondo en voz baja mientras me arquea una ceja, sus ojos brillando y de repente, siento como si estuviéramos hablando de otra cosa, pero no sé qué es. Lo que me recuerda…
—¿Por qué me enviaste los libros, Niall? —Mi voz es suave.
Baja sus cubiertos y me contempla, sus ojos mieles brillando con una emoción incomprensible.Mi boca se seca.
—Bueno, cuando casi fuiste atropellada por el ciclista y yo estaba sosteniéndote y me mirabas diciéndome “Bésame, bésame, Christian”.
Hace una pausa y se encoge de hombros lentamente.
— Sentí que te debía una disculpa y una advertencia. —Pasa sus manos por su cabello—. ____(tn), no soy el tipo de hombre de flores y corazones, no me interesa el romance. Mis gustos son muy singulares. Deberías alejarte de mí.
Cierra sus ojos como si estuviera dándose por vencido
— Sin embargo, hay algo que me impide alejarme de ti. Pero pienso que ya has descubierto eso.
Mi apetito se desvanece. ¡No puede alejarse!
—Entonces, no lo hagas —susurro.
Él jadea, sus ojos abiertos.
—No sabes lo que estás diciendo.
—Ilústrame, entonces.
Nos sentamos mirándonos el uno al otro, ninguno tocando la comida.
—¿No eres célibe entonces? —respiro.
Sorpresa ilumina sus ojos mieles.
—No, ____(tn), no soy célibe. —Hace una pausa para que la información penetre y me ruborizo. El filtro cerebro-boca está roto de nuevo. No puedo creer que lo dije en voz alta.
—¿Cuáles son tus planes para los próximos días? —pregunta, su voz baja.
—Hoy trabajo medio día. ¿Qué hora es? —De repente, tengo pánico.
—Poco después de las diez. Tienes mucho tiempo. ¿Qué te parece mañana?
Tiene sus codos en la mesa y su barbilla descansando en sus largos dedos.
—Kathe y yo vamos a comenzar a empacar. Nos mudaremos a Seattle la próxima semana y yo voy a trabajar en Clayton toda esta semana.
—¿Ya tienes un apartamento en Seattle?
—Sí.
—¿Dónde?
—No puedo recordar la dirección. Es en el Distrito Market Pike.
—No está lejos de mí —sus labios se tuercen en una medio sonrisa—. ¿En qué vas a trabajar en Seattle?
¿A dónde va con todas estas preguntas? La Inquisición de Niall Horan es casi tan irritante como la de Katherine Kavanagh.
—Apliqué para algunas pasantías. Estoy esperando noticias.
—¿Aplicaste para mi compañía como sugerí?
Me ruborizo… por supuesto que no.
—Um… no.
—¿Qué tiene de malo mi compañía?
—¿Tu compañía o tú compañía? —sonrío con picardía.
Él sonríe.
—¿Me estás sonriendo, señorita Steele? —Inclina su cabeza hacia un lado y creo que se ve divertido, pero es difícil de decir.
Me sonrojo y bajo la mirada a mi desayuno sin terminar. No puedo mirarlo a los ojos cuando usa ese tono de voz.
—Me gustaría morder ese labio —susurra en un tono oscuro.
Oh Dios. Estoy completamente consciente de que estoy mordiendo mi labio inferior. Mi boca cae abierta mientras jadeo y trago al mismo tiempo. Esa tiene que ser la cosa más sexy que me han dicho jamás. Mi corazón se salta un latido y creo que estoy jadeando. Dios, soy un desastre tembloroso y ni siquiera me ha tocado. Me retuerzo en mi asiento y encuentro su mirada oscura.
—¿Por qué no lo haces? —lo reto en voz baja.
—Porque no voy a tocarte ____(tn)… no hasta tener tu consentimiento escrito para hacerlo. —Sus labios se curvan en una sonrisa.
—¿Qué significa eso?
—Exactamente lo que dije. —Suspira y sacude su cabeza, divertido pero exasperado también—. Necesito mostrártelo, ____(tn). ¿A qué hora terminas de trabajar esta tarde?
—Alrededor de las ocho.
—Bien, podríamos ir a Seattle esta noche o el próximo sábado para cenar en mi casa y te informaré sobre los hechos entonces. La elección es tuya.
—¿Por qué no puedes decírmelo ahora? —Sueno petulante.
—Porque estoy disfrutando mi desayuno y tu compañía. Una vez que seas iluminada respecto a esto, probablemente no querrás volver a verme.
¿A qué se refiere? ¿Acaso realiza trata de blancas con pequeños niños en algún lugar del planeta olvidado por Dios? ¿Es parte de algún sindicado del crimen de los bajos mundos? Eso explicaría por qué es tan rico. ¿Es profundamente religioso? ¿Impotente? Seguramente no, podría probarme eso justo ahora. Oh, Dios. Mis mejillas se tiñen de escarlata al pensar en las posibilidades. Esto no me está llevando a ningún lado. Me gustaría resolver el enigma que es Niall Horan más temprano que tarde. Aunque si el secreto que tiene es tan asqueroso que ya no querré verlo más, francamente, será un alivio. No te mientas a ti misma, me grita mi subconsciente, tendría que ser sangrientamente malo para que corras hacia las colinas.
—Esta noche.
Él levanta una ceja.
—Al igual que Eva, quieres comer pronto del árbol del conocimiento.
Sonríe.
—¿Me está sonriendo, señor Horan? —pregunto dulcemente. ****a pomposo.
Entrecierra sus ojos y levanta su BlackBerry. Presiona un número.
—Taylor. Voy a necesitar a Charlie Tango.
¡Charlie Tango! ¿Quién es ella?
—Desde Portland digamos a las ocho treinta… No, detenido en Escala… Toda la noche.
¡Toda la noche!
Frunzo en ceño y vuelvo a mi comida fría. Estoy demasiado excitada para comer, Niall. ¿No lo entiendes? Explica mi subconsciente. Pero soy demasiado cobarde para expresar mis pensamientos en voz alta, especialmente cuando él se ve tan sombrío. Hmmm, como un niño pequeño. Encuentro esa idea divertida.
—¿Qué es tan gracioso? —pregunta. Sacudo mi cabeza, sin atreverme a decirle y mantengo mis ojos en mi comida. Tragando mi último trozo de panqueque, lo miro. Me está observando especulativamente.
—Buena chica —dice— . Te llevaré a casa cuando hayas secado tu cabello. No quiero que te enfermes. —Hay alguna clase de promesa implícita en sus palabras.
¿A qué se refiere? Dejo la mesa, preguntándome por un momento si debería pedir permiso pero desestimando la idea. Suena como un precedente peligroso que establecer. Me dirijo otra vez hacia su dormitorio. Un pensamiento me detiene.
—¿Dónde dormiste anoche? —Me giro para mirarlo, todavía sentado en la silla del comedor. No puedo ver mantas o sábanas aquí… tal vez las arregló de inmediato.
—En mi cama —dice simplemente, su mirada impasible otra vez.
—Oh.
—Sí, fue una tremenda novedad para mí también. —Sonríe.
—No tener… sexo. —Ahí… dije la palabra. Me sonrojo, por supuesto.
—No —niega con su cabeza y frunce el ceño como si estuviera recordando algo incómodo—. Dormir con alguien. —Toma su periódico y continúa leyendo.
¿Qué, en nombre del cielo, significa eso? ¿Nunca ha dormido con nadie? ¿Es virgen? De alguna forma lo dudo. Me quedo de pie mirándolo fijamente con incredulidad. Es la persona más desconcertante que jamás he conocido. Me doy cuenta que he dormido con Niall Horan y me pateo a mí misma… qué hubiera dado por estar consciente para observarlo dormir. Verlo vulnerable. De algún modo, encuentro eso difícil de imaginar. Bueno, al parecer todo será revelado esta noche.
En su dormitorio, busco en una cómoda y encuentro el secador de cabello. Utilizando mis dedos, seco mi pelo lo mejor que puedo. Cuando he acabado, me dirijo al baño. Quiero limpiar mis dientes. Veo el cepillo de dientes de Niall. Sería como tenerlo a él en mi boca. Hmm… Miro con culpa por encima de mi hombro hacia la puerta, siento las cerdas del cepillo de dientes. Están húmedas. Él ya debe haberlo usado. Tomándolo rápidamente, pongo un poco de pasta de dientes en él y cepillo mis dientes dos veces más rápido de lo normal. Me siento tan traviesa. Es una tremenda emoción.
Tomando mi camiseta, sujetador y bragas de ayer, las pongo en la bolsa de la compra que Taylor trajo y me dirijo hacia el área de la sala en busca de mi bolso y mi chaqueta. Para mi tremenda alegría, hay un lazo para el cabello en mi bolso. Niall me está observando con expresión indescifrable mientras sujeto mi cabello en una coleta. Siento sus ojos seguirme mientras me siento y espero a que él termine. Está en su BlackBerry hablando con alguien.
—¿Ellos quieren dos?... ¿Cuánto costará?... Muy bien, ¿y qué medidas de seguridad tenemos en el lugar?... ¿E irán vía Suez?... ¿Qué tan seguro es Ben Sudan?... ¿Y cuándo llegan a Darfur?... Muy bien, hagámoslo. Mantenme informado del progreso. —Cuelga.
—¿Lista para irnos?
Asiento. Me pregunto de qué se trataba su conversación. Se coloca una chaqueta azul marino a rayas, recoge las llaves de su auto y se dirige hacia la puerta.
—Después de ti, señorita Steele —murmura, abriendo la puerta para mí. Se ve tan casual y elegante.
Me detengo, una fracción de segundo demasiado extensa, empapándome de él. Y pensar que dormí con él la noche anterior y después de todo el tequila y el vómito, todavía está aquí. Lo que es más, quiere llevarme a Seattle. ¿Por qué yo? No lo entiendo. Me dirijo hacia la puerta recordando sus palabras: “Hay algo en ti.” Bueno, el sentimiento es completamente mutuo. señor Horan y estoy determinada a descubrir qué es.
Caminamos en silencio a lo largo del pasillo hacia el ascensor. Mientras esperamos, le doy un vistazo a través de mis pestañas y él me mira por el rabillo de su ojo. Sonrío y sus labios se contraen.
El ascensor llega y nos subimos. Estamos solos. Repentinamente, por algún motivo inexplicable, posiblemente nuestra cercanía en un espacio tan cerrado, la atmósfera entre nosotros cambia, cargándose con una eléctrica y estimulante anticipación. Mi respiración se altera mientras mi corazón se acelera. Su cabeza se gira hacia mí una fracción, sus ojos se oscurecen. Muerdo mi labio.
—Oh, a la mi.er.da el papeleo —gruñe.
Se abalanza sobre mí, empujándome contra la pared del ascensor. Antes de que lo sepa, tiene mis dos manos en una de las suyas en un férreo agarre por encima de mi cabeza y está clavándome contra la pared utilizando sus caderas. Su otra mano sujeta mi coleta y la tira hacia abajo, levantando mi rostro y sus labios están sobre los míos. Simplemente no es doloroso. Gimo en su boca, dándole la entrada a su lengua. Toma completa ventaja de esto, su lengua explora mi boca de forma experta.
Nunca he sido besada de esta forma. Mi lengua tentativamente acaricia la suya y se une en un lento baile erótico que es sobre el tacto y las sensaciones, todo golpe y choques de dientes. Levanta su mano para sujetar mi barbilla y me sostiene en mi lugar. Y no puedo hacer nada, mis manos están sujetas, mi cara en un firme agarre y sus caderas me restringen… siento su erección contra mi vientre. Oh Dios… él me desea, Niall Horan, Dios Griego, me desea y yo lo deseo, aquí… ahora, en el ascensor.
—Eres Tan Dulce —murmura, cada palabra una declaración.
El ascensor se detiene, la puerta se abre y se aleja de mí en un abrir y cerrar de ojos, dejándome ahí. Tres hombres en trajes de negocios nos miran y sonríen mientras suben a bordo. Mi ritmo cardíaco está por las nubes y me siento como si hubiera corrido una carrera cuesta arriba. Quiero inclinarme y apoyarme en mis rodillas… pero eso es demasiado obvio.
Lo miro. Se ve tan fresco y tranquilo, como si hubiera estado haciendo el crucigrama del Seattle Times. Qué injusto. ¿Es que no está afectado por mi presencia? Me mira por el rabillo de su ojo y toma suavemente una respiración profunda. Oh, sí que está afectado… y mi pequeña diosa interna se bambolea en una suave samba de la victoria. Los hombres de negocios se bajan en el segundo piso. Todavía tenemos un piso más que recorrer.
—Cepillaste tus dientes —dice, mirándome fijamente.
—Usé tu cepillo de dientes —respiro.
Sus labios se curvan en una media sonrisa.
—Oh, ____(tn) Steele, ¿qué voy a hacer contigo?
Las puertas se abren en el primer piso, él toma mi mano y tira de mí hacia afuera.
—¿Qué es lo que tienen los ascensores? —murmura, más para él que para mí mientras camina a lo largo del vestíbulo.
Me esfuerzo por mantener la paz con él, porque mi ingenio ha sido real y completamente derramado sobre el piso y las paredes del ascensor tres del Hotel Heathman.
Última edición por KarlytaD´Maslow el Miér 16 Ene 2013, 4:14 pm, editado 1 vez
KarlytaD´Maslow
Re: 50 sombras de Horan *1D* Niall y _____ 1era Temporada Terminada/2da Temporada
Capítulo 10
Niall abre la puerta del pasajero del SUV negro marca Audi y subo en él. Es una fiera de auto. No ha mencionado el estallido de pasión que explotó en el elevador. ¿Debería hacerlo yo? ¿Deberíamos hablar de ello o pretender que nunca pasó? Difícilmente parecía real, mi primer beso sin barreras. Mientras el tiempo pasa, le doy un sentido mítico, como la leyenda de Arturo o la de la ciudad perdida de Atlántida. Nunca pasó, nunca existió. Tal vez imaginé todo esto. No. Toco mis labios, hinchados por su beso. Esto definitivamente pasó. Soy una mujer cambiada. Deseo a este hombre, desesperadamente y él me desea.
Le doy un vistazo. Niall es educado, como es habitual, ligeramente distante.
Tan confuso.
Enciende el motor y sale de su espacio del estacionamiento. Enciende el reproductor Mp3. El interior del auto se llena con la más dulce, mágica música de dos mujeres cantando. Oh, wow… todos mis sentidos están confusos, por lo que me afecta el doble. Envía deliciosos escalofríos por mi espina dorsal. Niall sale por el sudoeste de Park Avenue y maneja con confianza.
—¿Qué estamos escuchando?
—Es El Dueto de Flores por Delibes, de la ópera de Lakmé . ¿Te gusta?
—Niall, es maravilloso.
—Lo es, ¿no? —Sonríe, mirándome.
Y por un fugaz momento, aparenta su edad, joven, desenfadado y hermoso como-para-detener-el-corazón. ¿Esta era la clave para él? ¿Música? Me siento y escucho las voces angelicales burlándose y seduciéndome.
—¿Puedo oírla otra vez?
—Por supuesto. —Niall presiona un botón y la música me acaricia una vez más. Es suave, lenta, dulce y un verdadero asalto a mis sentidos auditivos.
—¿Te gusta la música clásica? —pregunto, con la esperanza de tener un raro vistazo dentro de sus preferencias personales.
—Mi gusto es ecléctico, ____(tn), todo desde Thomas Tallis a los Kings of Leon.
—Yo también. Aunque, no sé quién es Thomas Tallis.
Se volvió y me miró brevemente antes de que sus ojos regresaran a la carretera.
—Lo pondré alguna vez para ti. Era un compositor británico del siglo dieciséis. Tudor, iglesia, música de coro. —Niall me sonríe—. Suena muy esotérico, lo sé, pero también es mágico, ____(tn).
Presiona un botón y los Kings of Leon empiezan a cantar. Hmm… esta la conozco. S.e.x on Fire. Qué apropiado. La música es interrumpida por el sonido del timbre de un celular a través del manos libre del Mp3. Niall golpea un botón sobre el volante.
—Horan —dice. Es tan brusco.
—Señor Horan. Es Welch. Tengo la información que pidió. —Una voz ronca, incorpórea, sale a través de los altavoces.
—Bien, mándame un e-mail. ¿Algo que agregar?
—No, señor.
Presiona el botón, entonces, cuando la llamada se corta, la música regresa. Ningún adiós o gracias. Me alegro de que nunca considerara seriamente la idea de trabajar para él. Me estremezco ante la idea. Es demasiado controlador y frío con sus empleados. La música se corta nuevamente por el teléfono.
—Horan.
—El CDC le ha sido enviado por e-mail, Sr. Horan. —La voz de una mujer.
—Bien, eso es todo, Andrea.
—Buen día, señor.
Niall cuelga presionando un botón sobre el volante. La música suena muy brevemente, antes de que el teléfono suene otra vez. Santo infierno, ¿esta es su vida, constantes llamadas molestas?
—Horan —espeta.
—Hola Niall ¿has tenido sexo?
—Hola Elliot, tengo el teléfono con el manos libre y no estoy solo en el auto.—Niall suspira.
—¿Quién está contigo?
Niall pone los ojos en blanco.
—____(tn) Steele.
—¡Hola ____(tn)!
—Hola Eliot.
—He oído mucho acerca de ti —murmura Elliot roncamente.
Niall frunce el ceño.
—No creas una palabra de lo que Kate te diga.
Eliot ríe.
—Estoy dejando a ____(tn) ahora. —Niall enfatiza mi nombre—.¿Quieres que te recoja?
—Si.
—Te veo dentro de poco. —Niall cuelga y la música regresa.
—¿Por qué insistes en llamarme ____(tn)?
—Porque es tu nombre.
—Prefiero ____(diminutivo de tn).
—¿Lo haces ahora? —murmura.
Estamos casi en mi apartamento. No tomó mucho tiempo.
—____(tn) —reflexiona. Le frunzo el ceño, pero ignora mi expresión—Lo que pasó en el ascensor, no volverá a pasar, bueno, no a menos que sea premeditado.
Se detiene en la puerta de mi dúplex. Tarde me doy cuenta de que no ha preguntando en dónde vivo, aunque lo sabía. Pero claro, envió los libros, por supuesto que sabe dónde vivo.
Cómo podría con un rastreador de teléfonos celulares y un helicóptero propio, no ser un acosador.
¿Por qué no me besará otra vez? Hago pucheros ante el pensamiento. No lo entiendo. Honestamente, su apellido debería ser enigmático y no Horan.
Sale del auto, caminando fácilmente con la gracia de sus piernas largas, rodeándolo hasta mi lado para abrir la puerta, siempre el caballero, excepto en el raro y precioso momento en los ascensores. Me sonrojo ante el recuerdo de su boca en la mía y el pensamiento de que no he podido tocarlo invade mi mente. Quería correr mis dedos por su decadente y desordenado cabello, pero no había podido mover mis manos. Estaba retrospectivamente frustrada.
—Me gustó lo que pasó en el elevador —murmuro mientras salgo del auto.
No estoy segura de haber oído un jadeo audible, pero decidí ignorarlo y subí los escalones de la puerta delantera.
Kate y Elliot estaban sentados en nuestra mesa del comedor. Los libros de catorce mil dólares habían desaparecido. Gracias al cielo. Tengo planes para ellos. Tiene una sonrisa ridícula, muy poco Kate en su rostro y luce desarreglada en una manera atractiva.
Niall me sigue dentro del área de estar y a pesar de su sonrisa de He-estado-teniendo-un-buen-tiempo-toda-la-noche, Kate lo mira sospechosamente.
—Hola, ____(tn).
Salta a abrazarme y entonces me sostiene con el brazo extendido para poder examinarme. Frunce el ceño y se vuelve hacia Niall—. Buenos días, Niall —dice y su tono es un poco hostil.
—Señorita Kavanagh —dice él, en su forma rígida.
—Niall, su nombre es Kate —se queja Elliot.
—Kate. —Niall le da una inclinación educada y mira a Elliot, quien sonríe y se levanta para abrazarme también.
—Hola ____(tn). —Sonríe, sus ojos azules brillan y me gusta inmediatamente. Es obvio que no se parece en nada a Niall, pero bien, son hermanos adoptivos.
—Hola Elliot. —Le sonrío y me doy cuenta de que me estoy mordiendo el labio.
—Elliot, mejor nos vamos —dice Niall gentilmente.
—Si.
Se vuelve hacia Kate, tomándola en sus brazos y dándole un largo y prolongado beso.
—Hasta más tarde, nena —murmura y tengo que sonreír porque es tan impropio de él. Pero a pesar de que está siendo irreverente, el término cariñoso remueve algo dentro de mí.
—Te veré a las ocho. —Se da la vuelta para salir, abriendo la puerta delantera y saliendo al porche. Elliot lo sigue hasta el auto, pero se gira, lanza a Kate otro beso y siento una no bienvenida punzada de celos.
—Entonces, ¿lo hiciste? —pregunta Kate mientras los ve subir al auto y marcharse, la evidente curiosidad quema en su voz.
—No —le lanzo con irritación, con la esperanza de que eso ponga un alto a las preguntas. Nos dirigimos de regreso al departamento—. Aunque tú obviamente sí lo hiciste. —No puedo contener mi envidia. Kate siempre se las arregla para atrapar hombres. Es irresistible, hermosa, sexy, divertida, en fin… todas las cosas que yo no. Pero el responder a su sonrisa es contagioso.
—Y lo veré nuevamente esta tarde. —Aplaude y salta de arriba hacia abajo como una niña pequeña. No puede contener su emoción, su felicidad y no puedo evitar sentirme feliz por ella. Una Kate feliz… esto va a ponerse interesante.
—Niall me va a llevar a Seattle esta tarde.
—¿Seattle?
—Sí.
—¿Quizás lo harás entonces?
—Oh, espero.
—Entonces, ¿te gusta?
—Sí.
—¿Lo suficiente para…?
—Sí.
Ella levanta sus cejas.
—Wow. ____(tn) Steele finalmente se enamora de un hombre y es Niall Horan: ardiente y sexy billonario.
—Sí claro, es por el dinero. —Hago una mueca y las dos comenzamos a reírnos.
—¿Es una blusa nueva? —pregunta y le dejo saber todos los poco interesantes detalles de mi noche.
—¿Ya te beso? —me pregunta mientras prepara café.
Me sonrojo.
—Una vez.
—¡Una vez! —se burla.
Asiento con la cabeza, sin vergüenza.
—Es muy reservado.
Ella frunce el ceño.
—Eso es raro.
—No creo que raro lo cubra realmente —murmuro.
—Tenemos que asegurarnos que estés simplemente irresistible para esta tarde —dice con determinación.
Oh no… eso suena a que voy a pasar tiempo consumidor, humillante y doloroso.
—Tengo que trabajar en una hora.
—Puedo trabajar con ese horario. Vamos. —Kate agarra mi mano y me lleva a su cuarto.
El día se prolonga en Clayton a pesar de que estamos ocupados. Llegamos a la temporada de verano, así que tengo que pasar dos horas acomodando las repisas una vez que la tienda se cierra. Es trabajo simple y me da mucho tiempo para pensar. Y no he tenido tiempo para eso en todo el día.
Bajo la incansable y francamente intrusiva instrucción, mis piernas y axilas están rasuradas a la perfección, cejas delineadas y estoy totalmente impecable. Ha sido la experiencia más desagradable. Pero ella me asegura que esto es lo que los hombres esperan estos días. ¿Qué más podrían esperar? Tengo que convencer a Kate que esto es lo que yo quiero hacer. Por alguna extraña razón, ella no confía en él, quizá porque es tan rígido y formal. Dice que no puede evitarlo, pero le prometí que le mandaría un mensaje de texto cuando llegara a Seattle. No le he dicho del helicóptero, enloquecería.
También tengo el asunto de José. Me dejó tres mensajes y siete llamadas perdidas en mi teléfono. También llamó a la casa dos veces. Kate ha sido muy vaga con respecto a dónde estoy. Él sabrá que me está cubriendo. Kate nunca es vaga. Pero he decidido hacerlo esperar. Aún estoy muy enojada con él.
Niall mencionó algún tipo de trabajo escrito y no sé si solo estaba jugando o voy a tener que firmar algo. Es tan frustrante tratar de adivinar. Y encima de toda mi angustia, apenas si puedo controlar mi emoción o mis nervios. ¡Hoy es la noche! Después de todo este tiempo, ¿estoy lista para esto? Mi diosa interior me mira, golpeando impacientemente su pequeño pie. Ha estado lista para esto por años y está lista para cualquier cosa con Niall Horan, pero aun no entiendo que ve en mí… la tímida ____(tn) Steele, no tiene sentido.
Es puntual, por supuesto y me está esperando cuando salgo de Clayton. Se baja de la parte trasera del auto para abrirme la puerta y me sonríe amablemente.
—Buenas tardes, Srita. Steele —dice.
—Sr. Horan. —Le asiento educadamente mientras me siento en el asiento trasero del auto.Taylor está sentado en el asiento del conductor.
—Hola, Taylor —digo.
—Buenas tardes, Srita Steele. —Su voz educada y profesional.
Niall se sube del otro lado y toma mi mano, dándole un pequeño apretón que siento por todo mi cuerpo.
—¿Cómo estuvo el trabajo? —me pregunta.
—Muy largo —contesto y mi voz es ronca, muy baja y llena de necesidad.
—Sí, también ha sido un día muy largo para mí. —Su tono es serio.
—¿Qué hiciste? —pregunto.
—Fui a escalar con Elliot.
Su dedo acaricia mis nudillos, hacia atrás y hacia adelante, mi corazón se salta un latido mientras mi respiración se acelera. ¿Cómo logra hacerme esto? Sólo está tocando una pequeña parte de mi cuerpo y mis hormonas están volando.
El camino hacia el helipuerto es corto y antes de que me de cuenta, ya hemos llegado. Me pregunto dónde estará el legendario helicóptero. Estamos en una zona de la ciudad con muchos edificios y hasta yo se que los helicópteros necesitan espacio para despegar y aterrizar. Taylor se estaciona, se baja del automóvil y me abre la puerta. Niall se coloca a mi lado en un instante y toma mi mano otra vez.
—¿Lista? —pregunta.
Asiento con la cabeza y le quiero decir que estoy lista para lo que sea, pero no puedo articular palabras por lo nerviosa y emocionada que estoy.
—Taylor —Él asiente hacia su chofer y nos dirigimos hacia el edificio, directo a un grupo de ascensores. ¡Ascensores! El recuerdo de nuestro beso esta mañana regresa a perseguirme. No he pensado en ninguna otra cosa en todo el día.
Soñando despierta en la registradora de Clayton. El señor Clayton tuvo que gritarme dos veces para devolverme a la tierra. Decir que había estado distraída hubiera sido la ironía del año.
Niall voltea a verme, una pequeña sonrisa esta en sus labios. ¡Ja! Él también está pensando en eso.
—Sólo son tres pisos —dice secamente, pero sus ojos mieles bailan con diversión. Seguro es telépata. Es escalofriante.
Trato de mantener mi cara impasible mientras entramos al ascensor. Las puertas se cierran y ahí está, la rara atracción eléctrica brincando entre nosotros, esclavizándome. Cierro mis ojos en un vano intento de ignorarla. Él aprieta mi mano y cinco segundos después, las puertas se abren en el techo del edificio. Y ahí está, un helicóptero blanco con el nombre Horan Enterprises Holdings Inc. escrito de color azul con el logo de la compañía en un lado. Seguro este es mal uso de la propiedad de la Compañía.
Me dirige hacia una pequeña oficina donde un viejo vigilante está sentado detrás de un escritorio.
—Aquí está su plan de vuelo, Sr. Horan. Todos los chequeos externos están hechos. Está listo y esperándolo, señor. Es libre de irse.
—Gracias, Joe. —Niall le sonríe cálidamente.
Oh. Alguien es merecedor del educado comportamiento de Niall, quizás el no es un empleado. Veo al viejo señor con admiración.
—Vámonos —dice Niall y nos dirigimos hacia el helicóptero.
Cuando estamos más cerca, me doy cuenta que es más grande de lo que pensaba. Esperaba que fuera una versión compacta para dos, pero este tiene al menos siete asientos. Niall abre la puerta y me dirige hacia uno de los asientos del frente.
—Siéntate, no toques nada —me ordena mientras se sube detrás de mí.
Cierra la puerta. Me alegra que el área este iluminada, de otra forma, me hubiera costado trabajo ver dentro de la pequeña cabina. Me siento en mi asiento y él se hinca a un lado de mí para ponerme los arneses. Es un arnés de cuatro puntas con todas las correas conectadas a un seguro central. Ajusta las dos correas superiores, así que apenas me puedo mover. Está tan cerca y concentrado en lo que está haciendo. Si me inclinara hacia adelante, mi nariz estaría en su cabello.
Huele limpio, fresco, celestial, pero estoy asegurada en mi asiento y totalmente inmóvil. Él voltea a verme y sonríe, como si estuviera disfrutando un chiste privado, sus ojos mieles cálidos. Está tan tentadoramente cerca. Detengo mi respiración mientras él estira una de las correas superiores.
—Asegurada, no hay escape —murmura, sus ojos son abrasadores—. Respira, ____(tn) —añade suavemente.
Levanta su mano y acaricia mi mejilla, pasando sus dedos largos hacia mi barbilla, la cual toma entre su pulgar y dedo índice. Se inclina y planta un corto y puro beso en mis labios, dejándome anonadada, mi interior conmocionado por la emoción del inesperado toque de sus labios.
—Me gusta este arnés —murmuro.
¿Qué?
Se sienta a mi lado y se abrocha el cinturón y entonces, comienza un prolongado procedimiento de chequear indicadores, mover interruptores y botones de la alucinante matriz de diales, luces e interruptores frente a mí. Pequeñas luces parpadean y brillan en diversos diales y el panel completo se enciende.
—Ponte tus auriculares —dice, apuntando al juego de auriculares frente a mí.
Me los pongo y las hélices se encienden. Son ensordecedoras. Él se pone sus auriculares y continúa moviendo varios interruptores.
—Sólo estoy haciendo la rutina de chequeos antes de volar. —La voz de Niall está en mis oídos a través de los auriculares. Volteo y le sonrío.
—¿Sabes qué estás haciendo? —pregunto. Voltea y me sonríe.
—He sido un piloto calificado por cuatro años, ____(tn), estás a salvo conmigo. —Y me da una sonrisa lobuna—. Bueno, mientras estemos volando. —Añade y guiña.
Guiñando… ¡Christian!
—¿Estás lista?
Asiento con los ojos muy abiertos.
—Okay, torre. PDX, este es Charlie Tango Golf, Golf Echo Hotel, libre para despegar. Por favor confirmar, cambio.
—Charlie Tango, estás libre. PDX llamar, preceder a uno cuatro mil, dirigiéndose cero uno cero, cambio.
—Torre Roger, Charlie Tango listo, cambio y fuera. Aquí vamos —añade para mí y el helicóptero se eleva lenta y suavemente en el aire.
Portland desaparece frente a nosotros cuando nos aproximamos al espacio aéreo estadounidense, aunque mi estómago continúa firmemente en Oregon. ¡Wow! Todas las luces se encogen hasta que parpadean dulcemente bajo nosotros. Es como mirar hacia afuera desde una pecera. Una vez que estamos más alto, realmente no hay nada para ver. Es negro como la boca de un lobo, ni siquiera la luna derrama alguna luz sobre nuestro viaje. ¿Cómo puede ver hacia dónde vamos?
—Sobrecogedor ¿no? —La voz de Niall está en mi oído.
—¿Cómo sabes que vas en el camino correcto?
—Aquí. —Señala con su dedo índice uno de sus indicadores y me muestra una brújula electrónica—. Esto es un Eurocopter EC135. Uno de los más seguros de su clase. Está equipado para el vuelo nocturno. —Me da un vistazo y sonríe.
—Hay una pista de aterrizaje en la cima del edificio donde vivo. Hacia allá nos dirigimos.
Desde luego que hay una pista de aterrizaje donde él vive. Estoy tan fuera de mi liga aquí. Su rostro está suavemente iluminado por las luces del panel de instrumentos. Está muy concentrado mientras continuamente mira varios diales al frente. Me empapo en sus rasgos, mirándolo de reojo. Tiene un perfil hermoso.
—Cuando vuelas en la noche, vuelas sin visibilidad. Tienes que confiar en tus instrumentos.
—¿Cuánto durará el vuelo?
—Menos de una hora, el viento está a nuestro favor.
Mmm, menos de una hora para Seattle... eso no está mal, no importa que estemos volando.
Tengo menos de una hora antes de la gran revelación. Todos los músculos en mi vientre se aprietan, fuerte. Tengo un serio caso de mariposas. Se multiplican en mi estómago. Oh, mi.er.da, ¿qué tiene reservado para mí?
—¿Estás bien, ____(tn)?
—Sí. —Mi respuesta es corta y sale con dificultad por mis nervios.
Creo que sonríe, pero es difícil decirlo en la oscuridad. Niall mueve otro interruptor.
—PDX, esto es Charlie Tango ahora a los mil cuatrocientos, cambio. —Él intercambia información con el control de tráfico aéreo. Todo suena muy profesional para mí. Creo que nos movemos del espacio aéreo de Portland al Aeropuerto Internacional de Seattle.
—Sea-Tac entendido, cambio y fuera.
—Mira hacia allá. —Señala a una pequeña luz a lo lejos—Eso es Seattle.
—¿Siempre impresionas a las mujeres de ésta manera? “Ven y vuela en mi helicóptero” —le pregunto, genuinamente interesada.
—Nunca traje a una mujer aquí, ____(tn). Es otra primera vez para mí también. —Su voz es tranquila, seria.
Oh, esa es una respuesta inesperada. ¿Otra primera vez? ¿Oh, lo de dormir con alguien, tal vez?
—¿Estás impresionada?
—Estoy intimidada, Niall.
Él sonríe.
—¿Intimidada? —Y por un breve momento, él tiene su edad de nuevo.
Asentí.
—Eres tan... competente.
—¡Vaya! Gracias señorita Steele —dice cortésmente. Creo que está contento, pero no estoy segura.
Volamos en silencio por la oscuridad de la noche por un tiempo. La mota brillante que es Seattle, poco a poco se hace más grande.
—Torre de Sea-Tac a Charlie Tango. Plan de vuelo hacia Escala. Por favor, continúe y esté alerta. Fuera.
—Esto es Charlie Tango, entendido Sea-Tac. Estoy alerta, cambio y fuera.
—Realmente disfrutas esto —murmuro.
—¿Qué? —Me mira. Parece burlón a la penumbra de los instrumentos.
—Volar —contesté.
—Requiere control y concentración... ¿Cómo podría no amarlo? Aunque prefiero volar.
—¿Volar?
—Sí. Volar sin motor. Planeadores y helicópteros. Piloteo ambos.
—Ah. —Aficiones caras. Lo recuerdo diciéndome eso durante la entrevista. A mí me gusta leer y en ocasiones ir a ver películas. Soy más común.
—Charlie Tango adelante, por favor, cambio. —La voz incorpórea de control aéreo interrumpe mi sueño. Niall responde, sonando controlado y seguro.
Seattle se está acercando. Ahora estamos realmente afuera. ¡Oh! Luce absolutamente impresionante. Seattle de noche, desde el cielo...
—Luce bien, ¿no? —murmura Niall.
Asiento entusiasmada. Parece de otro mundo, irreal y me siento como en el reparto de una película de gigantes, tal vez la película favorita de José, Bladerunner. El recuerdo del intento de beso de José me atormenta. Me empiezo a sentir un poco cruel por no llamarlo. Puede esperar hasta mañana... Seguro.
—Estaremos allí en unos minutos —murmura Niall y de repente, mi sangre palpita en mis oídos mientras los latidos de mi corazón se aceleran y la adrenalina recorre mi sistema. Empieza a hablar de nuevo con control aéreo, pero no escucho más.
Oh mi... Creo que me voy a desmayar. Mi destino está en sus manos.
Ahora volamos entre los edificios y frente a nosotros, puedo ver un rascacielos con una pista de aterrizaje en la cima. La palabra “Escala” está pintada en blanco en la cima del edificio. Está cada vez más cerca, se hace cada vez más y más grande... Como mi ansiedad. Dios, espero no defraudarlo. Él me encontrará carente de algo. Desearía haber escuchado a Kate y haber tomado uno de sus vestidos, pero a mí me gustan mis jeans negros, estoy usando una camisa verde claro y la chaqueta negra de Kate. Me veo elegante. Sujeto el borde de mi asiento cada vez más fuerte. Puedo hacerlo. Puedo hacerlo. Canto ese mantra mientras descendemos.
El helicóptero reduce la marcha, se sostiene en el aire y Niall lo deja sobre la pista de aterrizaje en la cima del edificio. Mi corazón está en mi boca. No puedo decir si es por nervios anticipados, alivio de que llegamos vivos o miedo de que de alguna manera fallaré. Él apaga el motor, el sonido del rotor disminuye y se tranquiliza hasta que escucho el sonido de mi respiración irregular. Niall se quita sus auriculares, alcanza los míos y también los quita.
—Estamos aquí —dice suavemente.
Su mirada es tan intensa, la mitad en las sombras y la otra mitad iluminada por las luces de aterrizaje. El caballero oscuro y el caballero blanco, es una metáfora apropiada para Niall. Parece tenso. Su mandíbula está apretada y sus ojos ceñidos. Desata su cinturón de seguridad y se estira para desatar el mío. Su rostro a centímetro del mío.
—No tienes que hacer nada que no quieras, sabes eso, ¿no? —Su tono es tan serio, incluso desesperado, sus ojos mieles apasionados. Me toma por sorpresa.
—Nunca haría algo que no quisiera, Niall. —Y mientras digo las palabras, no estoy completamente convencida, porque en este momento, probablemente haría cualquier cosa por este hombre sentado a mi lado. Pero eso hace la magia. Él está calmado.
Me mira con cautela por un momento y de alguna manera, aunque es tan alto, logra hacer con gracia su camino hacia la puerta del helicóptero y abrirla. Salta fuera, esperando que lo siga y toma mi mano cuando me deslizo hacia abajo a la pista de aterrizaje. Hace mucho viento en la cima del edificio y estoy nerviosa por el hecho de que estoy soportando al menos a treinta metros de altura. Niall rodea mi cintura con su brazo, atrayéndome fuertemente contra él.
—Vamos —grita sobre el ruido del viento.
Me arrastra hacia un ascensor y, después de tocar un número en el teclado, la puerta se abre. Dentro está cálido y lleno de espejos. Puedo mirar a Niall hacia donde sea que mire y lo maravilloso es que me está llevando al infinito también.
Niall introduce otro código en el teclado, luego las puertas se cierran y el ascensor desciende.
Momentos más tarde, estamos en un vestíbulo blanco. En el centro hay una oscura mesa redonda de madera y sobre ésta, un ramo increíblemente enorme de flores blancas. En las paredes, hay cuadros en todas partes. Él abre una puerta doble y el blanco continúa por el pasillo, directamente hacia una gran habitación. Es la sala de estar, con techos altísimos. Enorme es una palabra demasiado pequeña para esto. La pared lejana es de cristal y conduce a un balcón con vista a todo Seattle.
A la derecha hay un imponente sofá con forma de “u”, en el cual pueden sentarse diez adultos cómodamente. Frente a este, una chimenea moderna de acero inoxidable o platino… algo así. El fuego alumbra y arde con cuidado. A nuestra izquierda, por el camino de entrada, está la cocina. Toda de blanco, con encimeras oscuras de madera y una larga barra de desayuno para seis personas.
Cerca de la zona de la cocina, frente a la pared de vidrio, hay una mesa para cenar rodeada por dieciséis sillas. Y en la esquina hay un piano de cola negro brillante. Oh, sí... Probablemente él también toca el piano. Hay arte de todas las formas y tamaños en todas las paredes. De hecho, el apartamento parece más una galería que un lugar para vivir.
—¿Puedo tomar tu chaqueta? —pregunta Niall. Niego con la cabeza. Todavía tengo frío por el viento en la pista de aterrizaje.
—¿Quieres una bebida? —pregunta él. Parpadeo.
¡Después de ayer en la noche! ¿Está tratando de ser gracioso? Por un segundo, pienso en pedirle una margarita, pero no tengo el valor.
—Voy a tomar una copa de vino blanco ¿te gustaría acompañarme?
—Sí, por favor —murmuro.
Estoy de pie en esta enorme sala, sintiéndome fuera de lugar. Me acerco a la pared de cristal y me doy cuenta que la mitad inferior de la pared se abre hacia el balcón al estilo acordeón. Seattle está iluminado y animado en el fondo. Camino de regreso a la zona de la cocina —eso toma algunos segundos ya que está muy lejos de la pared de vidrio— y Niall está abriendo una botella de vino. Se ha quitado la chaqueta.
—¿Pouilly Fumé está bien para ti?
—No sé nada sobre vinos, Niall. Estoy segura de que estará bien.
Mi voz es baja y vacilante. Mi corazón late con fuerza. Quiero huir. Esto es seriamente suntuoso.
Seriamente excesivo al estilo acaudalado de Bill Gates. ¿Qué estoy haciendo aquí? Sabes muy bien qué estás haciendo aquí, mi subconsciente se burla de mí. Sí, quiero estar en la cama de Niall Horan.
—Aquí tienes. —Me da una copa de vino. Incluso las copas son suntuosas... pesadas, contemporáneas y de cristal. Tomo un sorbo y el vino es ligero, fresco y delicioso.
—Estás muy callada y ni siquiera estás sonrojándote. De hecho, creo que esto es lo más pálida que te he visto, ____(tn) —murmura—. ¿Tienes hambre?
Niego con la cabeza. No de comida.
—Tienes un lugar muy grande aquí.
—¿Grande?
—Grande.
—Es grande. —Coincide y sus ojos brillan con diversión. Tomo otro sorbo de vino.
—¿Tocas? —Apunto con mi barbilla hacia el piano.
—Sí.
—¿Bien?
—Sí.
—Por supuesto que sí. ¿Hay algo que no puedas hacer bien?
—Sí... un par de cosas. —Toma un sorbo de vino.
No quita sus ojos de mí. Los siento siguiéndome cuando me doy la vuelta y echo un vistazo alrededor de esta enorme sala. Sala es una palabra incorrecta. Esta no es una sala, es una declaración de principios.
—¿Quieres sentarte?
Asiento con la cabeza, él toma mi mano y me lleva al extenso sofá blanco grisáceo. Cuando me siento, estoy sorprendida por el hecho de que me siento como Tess Durbeyfield, contemplando la nueva casa que pertenece al célebre Alec D'Urberville. El pensamiento me hace sonreír.
—¿Qué es tan divertido? —Se sienta a mi lado, volviéndose para mirarme a la cara. Reposa la cabeza en su mano derecha, con su codo apoyado en el respaldo del sofá.
—¿Por qué me regalaste específicamente Tess of the D'Urbervilles? —pregunto.
Niall me mira fijamente por un momento. Creo que está sorprendido por mi pregunta.
—Bueno, dijiste que te gustaba Thomas Hardy.
—¿Esa es la única razón? —Incluso yo puedo escuchar la decepción en mi voz. Su boca se aprieta en una línea dura.
—Me pareció apropiado. Podía mantenerte en un ideal imposiblemente alto, como Angel Clare o degradarte por completo, como Alec D'Urberville —murmura y sus ojos mieles brillan oscuros y peligrosos.
—Si sólo hay dos opciones, me quedo con la degradación —susurro, mirándolo fijamente. Mi subconsciente está mirándome con asombro. Él jadea.
—____(tn), deja de morderte el labio, por favor. Es muy distractor. No sabes lo que estás diciendo.
—Es por eso que estoy aquí.
Frunce el ceño.
—Sí. ¿Me disculpas un momento? —Desaparece por una puerta ancha al lado opuesto de la sala. Se va por un par de minutos y vuelve con un documento.
—Este es un acuerdo de confidencialidad. —Se encoge de hombros y tiene la gracia de verse un poco avergonzado—. Mi abogado insiste en ello. Me lo entrega. Estoy completamente perpleja—. Si optas por la segunda opción, la degradación, tendrás que firmar esto.
—¿Y si no quiero firmar nada?
—Entonces, serán los altos ideales de Angel Clare, bueno, por la mayor parte del libro de todos modos.
—¿Qué significa este acuerdo?
—Significa que no puedes revelar nada sobre nosotros. Nada, a nadie.
Lo miro con incredulidad. Mi.er.da. Esto es malo, realmente malo y ahora estoy muy curiosa por saber.
—Está bien. Firmaré.
Me da una pluma.
—¿Ni siquiera vas a leerlo?
—No.
Frunce el ceño
—____(tn), siempre debes leer cualquier cosa que firmes —me aconseja.
—Niall, lo que no entiendes es que no hablaría de nosotros con nadie, de todos modos. Ni siquiera con Kate. Por lo tanto, es irrelevante si firmo un acuerdo o no. Si eso significa tanto para ti o para tu abogado… con quién obviamente hablaste, entonces está bien. Voy a firmar.
Él me mira y asiente con la cabeza seriamente.
—Punto justo bien planteado, señorita Steele.
Firmo ostentosamente en la línea punteada de ambas copias y le devuelvo una. Doblando la otra, la pongo en mi bolso y tomo un gran trago de vino. Estoy pareciendo mucho más valiente de lo que realmente me siento.
—¿Esto significa que vas a hacer el amor conmigo esta noche,Niall? —Mi.er.da. ¿Acabo de decir eso? Su boca se abre ligeramente, pero se recupera rápidamente.
—No, ____(tn) no. En primer lugar, yo no hago el amor. Follo... duro. En segundo lugar, hay mucho más papeleo por hacer y en tercer lugar, todavía no sabes lo que te espera. Aún puedes huir por las colinas. Ven, quiero mostrarte mi cuarto de juegos.
Mi boca se abre. ¡Fo.llar. duro! Mi.er.da, eso suena tan... caliente. Pero ¿por qué vamos a ver un cuarto de juegos? Estoy desconcertada.
—¿Quieres jugar con tu Xbox? —pregunto. Se ríe fuerte.
—No, ____(tn), ningún Xbox, ni Playstation. Ven.
Se pone de pie, extendiendo la mano. Dejo que me lleve de nuevo hacia el pasillo. A la derecha de las puertas dobles, por dónde entramos, otra puerta conduce a una escalera. Subimos al segundo piso y doblamos a la derecha. Sacando una llave de su bolsillo, abre otra puerta y toma una respiración profunda.
—Puedes irte en cualquier momento. El helicóptero está listo para llevarte cuando quieras irte, puedes pasar la noche aquí y volver a casa por la mañana. Lo que decidas está bien.
—Sólo abre la maldita puerta, Niall.
Abre la puerta y retrocede para dejarme entrar. Lo miro una vez más. Quiero saber lo que hay aquí. Tomando una respiración profunda, entro.
Y se siente como si hubiera viajado en el tiempo de vuelta al siglo XVI y a la Inquisición española.
Mi.er.da.
Niall abre la puerta del pasajero del SUV negro marca Audi y subo en él. Es una fiera de auto. No ha mencionado el estallido de pasión que explotó en el elevador. ¿Debería hacerlo yo? ¿Deberíamos hablar de ello o pretender que nunca pasó? Difícilmente parecía real, mi primer beso sin barreras. Mientras el tiempo pasa, le doy un sentido mítico, como la leyenda de Arturo o la de la ciudad perdida de Atlántida. Nunca pasó, nunca existió. Tal vez imaginé todo esto. No. Toco mis labios, hinchados por su beso. Esto definitivamente pasó. Soy una mujer cambiada. Deseo a este hombre, desesperadamente y él me desea.
Le doy un vistazo. Niall es educado, como es habitual, ligeramente distante.
Tan confuso.
Enciende el motor y sale de su espacio del estacionamiento. Enciende el reproductor Mp3. El interior del auto se llena con la más dulce, mágica música de dos mujeres cantando. Oh, wow… todos mis sentidos están confusos, por lo que me afecta el doble. Envía deliciosos escalofríos por mi espina dorsal. Niall sale por el sudoeste de Park Avenue y maneja con confianza.
—¿Qué estamos escuchando?
—Es El Dueto de Flores por Delibes, de la ópera de Lakmé . ¿Te gusta?
—Niall, es maravilloso.
—Lo es, ¿no? —Sonríe, mirándome.
Y por un fugaz momento, aparenta su edad, joven, desenfadado y hermoso como-para-detener-el-corazón. ¿Esta era la clave para él? ¿Música? Me siento y escucho las voces angelicales burlándose y seduciéndome.
—¿Puedo oírla otra vez?
—Por supuesto. —Niall presiona un botón y la música me acaricia una vez más. Es suave, lenta, dulce y un verdadero asalto a mis sentidos auditivos.
—¿Te gusta la música clásica? —pregunto, con la esperanza de tener un raro vistazo dentro de sus preferencias personales.
—Mi gusto es ecléctico, ____(tn), todo desde Thomas Tallis a los Kings of Leon.
—Yo también. Aunque, no sé quién es Thomas Tallis.
Se volvió y me miró brevemente antes de que sus ojos regresaran a la carretera.
—Lo pondré alguna vez para ti. Era un compositor británico del siglo dieciséis. Tudor, iglesia, música de coro. —Niall me sonríe—. Suena muy esotérico, lo sé, pero también es mágico, ____(tn).
Presiona un botón y los Kings of Leon empiezan a cantar. Hmm… esta la conozco. S.e.x on Fire. Qué apropiado. La música es interrumpida por el sonido del timbre de un celular a través del manos libre del Mp3. Niall golpea un botón sobre el volante.
—Horan —dice. Es tan brusco.
—Señor Horan. Es Welch. Tengo la información que pidió. —Una voz ronca, incorpórea, sale a través de los altavoces.
—Bien, mándame un e-mail. ¿Algo que agregar?
—No, señor.
Presiona el botón, entonces, cuando la llamada se corta, la música regresa. Ningún adiós o gracias. Me alegro de que nunca considerara seriamente la idea de trabajar para él. Me estremezco ante la idea. Es demasiado controlador y frío con sus empleados. La música se corta nuevamente por el teléfono.
—Horan.
—El CDC le ha sido enviado por e-mail, Sr. Horan. —La voz de una mujer.
—Bien, eso es todo, Andrea.
—Buen día, señor.
Niall cuelga presionando un botón sobre el volante. La música suena muy brevemente, antes de que el teléfono suene otra vez. Santo infierno, ¿esta es su vida, constantes llamadas molestas?
—Horan —espeta.
—Hola Niall ¿has tenido sexo?
—Hola Elliot, tengo el teléfono con el manos libre y no estoy solo en el auto.—Niall suspira.
—¿Quién está contigo?
Niall pone los ojos en blanco.
—____(tn) Steele.
—¡Hola ____(tn)!
—Hola Eliot.
—He oído mucho acerca de ti —murmura Elliot roncamente.
Niall frunce el ceño.
—No creas una palabra de lo que Kate te diga.
Eliot ríe.
—Estoy dejando a ____(tn) ahora. —Niall enfatiza mi nombre—.¿Quieres que te recoja?
—Si.
—Te veo dentro de poco. —Niall cuelga y la música regresa.
—¿Por qué insistes en llamarme ____(tn)?
—Porque es tu nombre.
—Prefiero ____(diminutivo de tn).
—¿Lo haces ahora? —murmura.
Estamos casi en mi apartamento. No tomó mucho tiempo.
—____(tn) —reflexiona. Le frunzo el ceño, pero ignora mi expresión—Lo que pasó en el ascensor, no volverá a pasar, bueno, no a menos que sea premeditado.
Se detiene en la puerta de mi dúplex. Tarde me doy cuenta de que no ha preguntando en dónde vivo, aunque lo sabía. Pero claro, envió los libros, por supuesto que sabe dónde vivo.
Cómo podría con un rastreador de teléfonos celulares y un helicóptero propio, no ser un acosador.
¿Por qué no me besará otra vez? Hago pucheros ante el pensamiento. No lo entiendo. Honestamente, su apellido debería ser enigmático y no Horan.
Sale del auto, caminando fácilmente con la gracia de sus piernas largas, rodeándolo hasta mi lado para abrir la puerta, siempre el caballero, excepto en el raro y precioso momento en los ascensores. Me sonrojo ante el recuerdo de su boca en la mía y el pensamiento de que no he podido tocarlo invade mi mente. Quería correr mis dedos por su decadente y desordenado cabello, pero no había podido mover mis manos. Estaba retrospectivamente frustrada.
—Me gustó lo que pasó en el elevador —murmuro mientras salgo del auto.
No estoy segura de haber oído un jadeo audible, pero decidí ignorarlo y subí los escalones de la puerta delantera.
Kate y Elliot estaban sentados en nuestra mesa del comedor. Los libros de catorce mil dólares habían desaparecido. Gracias al cielo. Tengo planes para ellos. Tiene una sonrisa ridícula, muy poco Kate en su rostro y luce desarreglada en una manera atractiva.
Niall me sigue dentro del área de estar y a pesar de su sonrisa de He-estado-teniendo-un-buen-tiempo-toda-la-noche, Kate lo mira sospechosamente.
—Hola, ____(tn).
Salta a abrazarme y entonces me sostiene con el brazo extendido para poder examinarme. Frunce el ceño y se vuelve hacia Niall—. Buenos días, Niall —dice y su tono es un poco hostil.
—Señorita Kavanagh —dice él, en su forma rígida.
—Niall, su nombre es Kate —se queja Elliot.
—Kate. —Niall le da una inclinación educada y mira a Elliot, quien sonríe y se levanta para abrazarme también.
—Hola ____(tn). —Sonríe, sus ojos azules brillan y me gusta inmediatamente. Es obvio que no se parece en nada a Niall, pero bien, son hermanos adoptivos.
—Hola Elliot. —Le sonrío y me doy cuenta de que me estoy mordiendo el labio.
—Elliot, mejor nos vamos —dice Niall gentilmente.
—Si.
Se vuelve hacia Kate, tomándola en sus brazos y dándole un largo y prolongado beso.
—Hasta más tarde, nena —murmura y tengo que sonreír porque es tan impropio de él. Pero a pesar de que está siendo irreverente, el término cariñoso remueve algo dentro de mí.
—Te veré a las ocho. —Se da la vuelta para salir, abriendo la puerta delantera y saliendo al porche. Elliot lo sigue hasta el auto, pero se gira, lanza a Kate otro beso y siento una no bienvenida punzada de celos.
—Entonces, ¿lo hiciste? —pregunta Kate mientras los ve subir al auto y marcharse, la evidente curiosidad quema en su voz.
—No —le lanzo con irritación, con la esperanza de que eso ponga un alto a las preguntas. Nos dirigimos de regreso al departamento—. Aunque tú obviamente sí lo hiciste. —No puedo contener mi envidia. Kate siempre se las arregla para atrapar hombres. Es irresistible, hermosa, sexy, divertida, en fin… todas las cosas que yo no. Pero el responder a su sonrisa es contagioso.
—Y lo veré nuevamente esta tarde. —Aplaude y salta de arriba hacia abajo como una niña pequeña. No puede contener su emoción, su felicidad y no puedo evitar sentirme feliz por ella. Una Kate feliz… esto va a ponerse interesante.
—Niall me va a llevar a Seattle esta tarde.
—¿Seattle?
—Sí.
—¿Quizás lo harás entonces?
—Oh, espero.
—Entonces, ¿te gusta?
—Sí.
—¿Lo suficiente para…?
—Sí.
Ella levanta sus cejas.
—Wow. ____(tn) Steele finalmente se enamora de un hombre y es Niall Horan: ardiente y sexy billonario.
—Sí claro, es por el dinero. —Hago una mueca y las dos comenzamos a reírnos.
—¿Es una blusa nueva? —pregunta y le dejo saber todos los poco interesantes detalles de mi noche.
—¿Ya te beso? —me pregunta mientras prepara café.
Me sonrojo.
—Una vez.
—¡Una vez! —se burla.
Asiento con la cabeza, sin vergüenza.
—Es muy reservado.
Ella frunce el ceño.
—Eso es raro.
—No creo que raro lo cubra realmente —murmuro.
—Tenemos que asegurarnos que estés simplemente irresistible para esta tarde —dice con determinación.
Oh no… eso suena a que voy a pasar tiempo consumidor, humillante y doloroso.
—Tengo que trabajar en una hora.
—Puedo trabajar con ese horario. Vamos. —Kate agarra mi mano y me lleva a su cuarto.
El día se prolonga en Clayton a pesar de que estamos ocupados. Llegamos a la temporada de verano, así que tengo que pasar dos horas acomodando las repisas una vez que la tienda se cierra. Es trabajo simple y me da mucho tiempo para pensar. Y no he tenido tiempo para eso en todo el día.
Bajo la incansable y francamente intrusiva instrucción, mis piernas y axilas están rasuradas a la perfección, cejas delineadas y estoy totalmente impecable. Ha sido la experiencia más desagradable. Pero ella me asegura que esto es lo que los hombres esperan estos días. ¿Qué más podrían esperar? Tengo que convencer a Kate que esto es lo que yo quiero hacer. Por alguna extraña razón, ella no confía en él, quizá porque es tan rígido y formal. Dice que no puede evitarlo, pero le prometí que le mandaría un mensaje de texto cuando llegara a Seattle. No le he dicho del helicóptero, enloquecería.
También tengo el asunto de José. Me dejó tres mensajes y siete llamadas perdidas en mi teléfono. También llamó a la casa dos veces. Kate ha sido muy vaga con respecto a dónde estoy. Él sabrá que me está cubriendo. Kate nunca es vaga. Pero he decidido hacerlo esperar. Aún estoy muy enojada con él.
Niall mencionó algún tipo de trabajo escrito y no sé si solo estaba jugando o voy a tener que firmar algo. Es tan frustrante tratar de adivinar. Y encima de toda mi angustia, apenas si puedo controlar mi emoción o mis nervios. ¡Hoy es la noche! Después de todo este tiempo, ¿estoy lista para esto? Mi diosa interior me mira, golpeando impacientemente su pequeño pie. Ha estado lista para esto por años y está lista para cualquier cosa con Niall Horan, pero aun no entiendo que ve en mí… la tímida ____(tn) Steele, no tiene sentido.
Es puntual, por supuesto y me está esperando cuando salgo de Clayton. Se baja de la parte trasera del auto para abrirme la puerta y me sonríe amablemente.
—Buenas tardes, Srita. Steele —dice.
—Sr. Horan. —Le asiento educadamente mientras me siento en el asiento trasero del auto.Taylor está sentado en el asiento del conductor.
—Hola, Taylor —digo.
—Buenas tardes, Srita Steele. —Su voz educada y profesional.
Niall se sube del otro lado y toma mi mano, dándole un pequeño apretón que siento por todo mi cuerpo.
—¿Cómo estuvo el trabajo? —me pregunta.
—Muy largo —contesto y mi voz es ronca, muy baja y llena de necesidad.
—Sí, también ha sido un día muy largo para mí. —Su tono es serio.
—¿Qué hiciste? —pregunto.
—Fui a escalar con Elliot.
Su dedo acaricia mis nudillos, hacia atrás y hacia adelante, mi corazón se salta un latido mientras mi respiración se acelera. ¿Cómo logra hacerme esto? Sólo está tocando una pequeña parte de mi cuerpo y mis hormonas están volando.
El camino hacia el helipuerto es corto y antes de que me de cuenta, ya hemos llegado. Me pregunto dónde estará el legendario helicóptero. Estamos en una zona de la ciudad con muchos edificios y hasta yo se que los helicópteros necesitan espacio para despegar y aterrizar. Taylor se estaciona, se baja del automóvil y me abre la puerta. Niall se coloca a mi lado en un instante y toma mi mano otra vez.
—¿Lista? —pregunta.
Asiento con la cabeza y le quiero decir que estoy lista para lo que sea, pero no puedo articular palabras por lo nerviosa y emocionada que estoy.
—Taylor —Él asiente hacia su chofer y nos dirigimos hacia el edificio, directo a un grupo de ascensores. ¡Ascensores! El recuerdo de nuestro beso esta mañana regresa a perseguirme. No he pensado en ninguna otra cosa en todo el día.
Soñando despierta en la registradora de Clayton. El señor Clayton tuvo que gritarme dos veces para devolverme a la tierra. Decir que había estado distraída hubiera sido la ironía del año.
Niall voltea a verme, una pequeña sonrisa esta en sus labios. ¡Ja! Él también está pensando en eso.
—Sólo son tres pisos —dice secamente, pero sus ojos mieles bailan con diversión. Seguro es telépata. Es escalofriante.
Trato de mantener mi cara impasible mientras entramos al ascensor. Las puertas se cierran y ahí está, la rara atracción eléctrica brincando entre nosotros, esclavizándome. Cierro mis ojos en un vano intento de ignorarla. Él aprieta mi mano y cinco segundos después, las puertas se abren en el techo del edificio. Y ahí está, un helicóptero blanco con el nombre Horan Enterprises Holdings Inc. escrito de color azul con el logo de la compañía en un lado. Seguro este es mal uso de la propiedad de la Compañía.
Me dirige hacia una pequeña oficina donde un viejo vigilante está sentado detrás de un escritorio.
—Aquí está su plan de vuelo, Sr. Horan. Todos los chequeos externos están hechos. Está listo y esperándolo, señor. Es libre de irse.
—Gracias, Joe. —Niall le sonríe cálidamente.
Oh. Alguien es merecedor del educado comportamiento de Niall, quizás el no es un empleado. Veo al viejo señor con admiración.
—Vámonos —dice Niall y nos dirigimos hacia el helicóptero.
Cuando estamos más cerca, me doy cuenta que es más grande de lo que pensaba. Esperaba que fuera una versión compacta para dos, pero este tiene al menos siete asientos. Niall abre la puerta y me dirige hacia uno de los asientos del frente.
—Siéntate, no toques nada —me ordena mientras se sube detrás de mí.
Cierra la puerta. Me alegra que el área este iluminada, de otra forma, me hubiera costado trabajo ver dentro de la pequeña cabina. Me siento en mi asiento y él se hinca a un lado de mí para ponerme los arneses. Es un arnés de cuatro puntas con todas las correas conectadas a un seguro central. Ajusta las dos correas superiores, así que apenas me puedo mover. Está tan cerca y concentrado en lo que está haciendo. Si me inclinara hacia adelante, mi nariz estaría en su cabello.
Huele limpio, fresco, celestial, pero estoy asegurada en mi asiento y totalmente inmóvil. Él voltea a verme y sonríe, como si estuviera disfrutando un chiste privado, sus ojos mieles cálidos. Está tan tentadoramente cerca. Detengo mi respiración mientras él estira una de las correas superiores.
—Asegurada, no hay escape —murmura, sus ojos son abrasadores—. Respira, ____(tn) —añade suavemente.
Levanta su mano y acaricia mi mejilla, pasando sus dedos largos hacia mi barbilla, la cual toma entre su pulgar y dedo índice. Se inclina y planta un corto y puro beso en mis labios, dejándome anonadada, mi interior conmocionado por la emoción del inesperado toque de sus labios.
—Me gusta este arnés —murmuro.
¿Qué?
Se sienta a mi lado y se abrocha el cinturón y entonces, comienza un prolongado procedimiento de chequear indicadores, mover interruptores y botones de la alucinante matriz de diales, luces e interruptores frente a mí. Pequeñas luces parpadean y brillan en diversos diales y el panel completo se enciende.
—Ponte tus auriculares —dice, apuntando al juego de auriculares frente a mí.
Me los pongo y las hélices se encienden. Son ensordecedoras. Él se pone sus auriculares y continúa moviendo varios interruptores.
—Sólo estoy haciendo la rutina de chequeos antes de volar. —La voz de Niall está en mis oídos a través de los auriculares. Volteo y le sonrío.
—¿Sabes qué estás haciendo? —pregunto. Voltea y me sonríe.
—He sido un piloto calificado por cuatro años, ____(tn), estás a salvo conmigo. —Y me da una sonrisa lobuna—. Bueno, mientras estemos volando. —Añade y guiña.
Guiñando… ¡Christian!
—¿Estás lista?
Asiento con los ojos muy abiertos.
—Okay, torre. PDX, este es Charlie Tango Golf, Golf Echo Hotel, libre para despegar. Por favor confirmar, cambio.
—Charlie Tango, estás libre. PDX llamar, preceder a uno cuatro mil, dirigiéndose cero uno cero, cambio.
—Torre Roger, Charlie Tango listo, cambio y fuera. Aquí vamos —añade para mí y el helicóptero se eleva lenta y suavemente en el aire.
Portland desaparece frente a nosotros cuando nos aproximamos al espacio aéreo estadounidense, aunque mi estómago continúa firmemente en Oregon. ¡Wow! Todas las luces se encogen hasta que parpadean dulcemente bajo nosotros. Es como mirar hacia afuera desde una pecera. Una vez que estamos más alto, realmente no hay nada para ver. Es negro como la boca de un lobo, ni siquiera la luna derrama alguna luz sobre nuestro viaje. ¿Cómo puede ver hacia dónde vamos?
—Sobrecogedor ¿no? —La voz de Niall está en mi oído.
—¿Cómo sabes que vas en el camino correcto?
—Aquí. —Señala con su dedo índice uno de sus indicadores y me muestra una brújula electrónica—. Esto es un Eurocopter EC135. Uno de los más seguros de su clase. Está equipado para el vuelo nocturno. —Me da un vistazo y sonríe.
—Hay una pista de aterrizaje en la cima del edificio donde vivo. Hacia allá nos dirigimos.
Desde luego que hay una pista de aterrizaje donde él vive. Estoy tan fuera de mi liga aquí. Su rostro está suavemente iluminado por las luces del panel de instrumentos. Está muy concentrado mientras continuamente mira varios diales al frente. Me empapo en sus rasgos, mirándolo de reojo. Tiene un perfil hermoso.
—Cuando vuelas en la noche, vuelas sin visibilidad. Tienes que confiar en tus instrumentos.
—¿Cuánto durará el vuelo?
—Menos de una hora, el viento está a nuestro favor.
Mmm, menos de una hora para Seattle... eso no está mal, no importa que estemos volando.
Tengo menos de una hora antes de la gran revelación. Todos los músculos en mi vientre se aprietan, fuerte. Tengo un serio caso de mariposas. Se multiplican en mi estómago. Oh, mi.er.da, ¿qué tiene reservado para mí?
—¿Estás bien, ____(tn)?
—Sí. —Mi respuesta es corta y sale con dificultad por mis nervios.
Creo que sonríe, pero es difícil decirlo en la oscuridad. Niall mueve otro interruptor.
—PDX, esto es Charlie Tango ahora a los mil cuatrocientos, cambio. —Él intercambia información con el control de tráfico aéreo. Todo suena muy profesional para mí. Creo que nos movemos del espacio aéreo de Portland al Aeropuerto Internacional de Seattle.
—Sea-Tac entendido, cambio y fuera.
—Mira hacia allá. —Señala a una pequeña luz a lo lejos—Eso es Seattle.
—¿Siempre impresionas a las mujeres de ésta manera? “Ven y vuela en mi helicóptero” —le pregunto, genuinamente interesada.
—Nunca traje a una mujer aquí, ____(tn). Es otra primera vez para mí también. —Su voz es tranquila, seria.
Oh, esa es una respuesta inesperada. ¿Otra primera vez? ¿Oh, lo de dormir con alguien, tal vez?
—¿Estás impresionada?
—Estoy intimidada, Niall.
Él sonríe.
—¿Intimidada? —Y por un breve momento, él tiene su edad de nuevo.
Asentí.
—Eres tan... competente.
—¡Vaya! Gracias señorita Steele —dice cortésmente. Creo que está contento, pero no estoy segura.
Volamos en silencio por la oscuridad de la noche por un tiempo. La mota brillante que es Seattle, poco a poco se hace más grande.
—Torre de Sea-Tac a Charlie Tango. Plan de vuelo hacia Escala. Por favor, continúe y esté alerta. Fuera.
—Esto es Charlie Tango, entendido Sea-Tac. Estoy alerta, cambio y fuera.
—Realmente disfrutas esto —murmuro.
—¿Qué? —Me mira. Parece burlón a la penumbra de los instrumentos.
—Volar —contesté.
—Requiere control y concentración... ¿Cómo podría no amarlo? Aunque prefiero volar.
—¿Volar?
—Sí. Volar sin motor. Planeadores y helicópteros. Piloteo ambos.
—Ah. —Aficiones caras. Lo recuerdo diciéndome eso durante la entrevista. A mí me gusta leer y en ocasiones ir a ver películas. Soy más común.
—Charlie Tango adelante, por favor, cambio. —La voz incorpórea de control aéreo interrumpe mi sueño. Niall responde, sonando controlado y seguro.
Seattle se está acercando. Ahora estamos realmente afuera. ¡Oh! Luce absolutamente impresionante. Seattle de noche, desde el cielo...
—Luce bien, ¿no? —murmura Niall.
Asiento entusiasmada. Parece de otro mundo, irreal y me siento como en el reparto de una película de gigantes, tal vez la película favorita de José, Bladerunner. El recuerdo del intento de beso de José me atormenta. Me empiezo a sentir un poco cruel por no llamarlo. Puede esperar hasta mañana... Seguro.
—Estaremos allí en unos minutos —murmura Niall y de repente, mi sangre palpita en mis oídos mientras los latidos de mi corazón se aceleran y la adrenalina recorre mi sistema. Empieza a hablar de nuevo con control aéreo, pero no escucho más.
Oh mi... Creo que me voy a desmayar. Mi destino está en sus manos.
Ahora volamos entre los edificios y frente a nosotros, puedo ver un rascacielos con una pista de aterrizaje en la cima. La palabra “Escala” está pintada en blanco en la cima del edificio. Está cada vez más cerca, se hace cada vez más y más grande... Como mi ansiedad. Dios, espero no defraudarlo. Él me encontrará carente de algo. Desearía haber escuchado a Kate y haber tomado uno de sus vestidos, pero a mí me gustan mis jeans negros, estoy usando una camisa verde claro y la chaqueta negra de Kate. Me veo elegante. Sujeto el borde de mi asiento cada vez más fuerte. Puedo hacerlo. Puedo hacerlo. Canto ese mantra mientras descendemos.
El helicóptero reduce la marcha, se sostiene en el aire y Niall lo deja sobre la pista de aterrizaje en la cima del edificio. Mi corazón está en mi boca. No puedo decir si es por nervios anticipados, alivio de que llegamos vivos o miedo de que de alguna manera fallaré. Él apaga el motor, el sonido del rotor disminuye y se tranquiliza hasta que escucho el sonido de mi respiración irregular. Niall se quita sus auriculares, alcanza los míos y también los quita.
—Estamos aquí —dice suavemente.
Su mirada es tan intensa, la mitad en las sombras y la otra mitad iluminada por las luces de aterrizaje. El caballero oscuro y el caballero blanco, es una metáfora apropiada para Niall. Parece tenso. Su mandíbula está apretada y sus ojos ceñidos. Desata su cinturón de seguridad y se estira para desatar el mío. Su rostro a centímetro del mío.
—No tienes que hacer nada que no quieras, sabes eso, ¿no? —Su tono es tan serio, incluso desesperado, sus ojos mieles apasionados. Me toma por sorpresa.
—Nunca haría algo que no quisiera, Niall. —Y mientras digo las palabras, no estoy completamente convencida, porque en este momento, probablemente haría cualquier cosa por este hombre sentado a mi lado. Pero eso hace la magia. Él está calmado.
Me mira con cautela por un momento y de alguna manera, aunque es tan alto, logra hacer con gracia su camino hacia la puerta del helicóptero y abrirla. Salta fuera, esperando que lo siga y toma mi mano cuando me deslizo hacia abajo a la pista de aterrizaje. Hace mucho viento en la cima del edificio y estoy nerviosa por el hecho de que estoy soportando al menos a treinta metros de altura. Niall rodea mi cintura con su brazo, atrayéndome fuertemente contra él.
—Vamos —grita sobre el ruido del viento.
Me arrastra hacia un ascensor y, después de tocar un número en el teclado, la puerta se abre. Dentro está cálido y lleno de espejos. Puedo mirar a Niall hacia donde sea que mire y lo maravilloso es que me está llevando al infinito también.
Niall introduce otro código en el teclado, luego las puertas se cierran y el ascensor desciende.
Momentos más tarde, estamos en un vestíbulo blanco. En el centro hay una oscura mesa redonda de madera y sobre ésta, un ramo increíblemente enorme de flores blancas. En las paredes, hay cuadros en todas partes. Él abre una puerta doble y el blanco continúa por el pasillo, directamente hacia una gran habitación. Es la sala de estar, con techos altísimos. Enorme es una palabra demasiado pequeña para esto. La pared lejana es de cristal y conduce a un balcón con vista a todo Seattle.
A la derecha hay un imponente sofá con forma de “u”, en el cual pueden sentarse diez adultos cómodamente. Frente a este, una chimenea moderna de acero inoxidable o platino… algo así. El fuego alumbra y arde con cuidado. A nuestra izquierda, por el camino de entrada, está la cocina. Toda de blanco, con encimeras oscuras de madera y una larga barra de desayuno para seis personas.
Cerca de la zona de la cocina, frente a la pared de vidrio, hay una mesa para cenar rodeada por dieciséis sillas. Y en la esquina hay un piano de cola negro brillante. Oh, sí... Probablemente él también toca el piano. Hay arte de todas las formas y tamaños en todas las paredes. De hecho, el apartamento parece más una galería que un lugar para vivir.
—¿Puedo tomar tu chaqueta? —pregunta Niall. Niego con la cabeza. Todavía tengo frío por el viento en la pista de aterrizaje.
—¿Quieres una bebida? —pregunta él. Parpadeo.
¡Después de ayer en la noche! ¿Está tratando de ser gracioso? Por un segundo, pienso en pedirle una margarita, pero no tengo el valor.
—Voy a tomar una copa de vino blanco ¿te gustaría acompañarme?
—Sí, por favor —murmuro.
Estoy de pie en esta enorme sala, sintiéndome fuera de lugar. Me acerco a la pared de cristal y me doy cuenta que la mitad inferior de la pared se abre hacia el balcón al estilo acordeón. Seattle está iluminado y animado en el fondo. Camino de regreso a la zona de la cocina —eso toma algunos segundos ya que está muy lejos de la pared de vidrio— y Niall está abriendo una botella de vino. Se ha quitado la chaqueta.
—¿Pouilly Fumé está bien para ti?
—No sé nada sobre vinos, Niall. Estoy segura de que estará bien.
Mi voz es baja y vacilante. Mi corazón late con fuerza. Quiero huir. Esto es seriamente suntuoso.
Seriamente excesivo al estilo acaudalado de Bill Gates. ¿Qué estoy haciendo aquí? Sabes muy bien qué estás haciendo aquí, mi subconsciente se burla de mí. Sí, quiero estar en la cama de Niall Horan.
—Aquí tienes. —Me da una copa de vino. Incluso las copas son suntuosas... pesadas, contemporáneas y de cristal. Tomo un sorbo y el vino es ligero, fresco y delicioso.
—Estás muy callada y ni siquiera estás sonrojándote. De hecho, creo que esto es lo más pálida que te he visto, ____(tn) —murmura—. ¿Tienes hambre?
Niego con la cabeza. No de comida.
—Tienes un lugar muy grande aquí.
—¿Grande?
—Grande.
—Es grande. —Coincide y sus ojos brillan con diversión. Tomo otro sorbo de vino.
—¿Tocas? —Apunto con mi barbilla hacia el piano.
—Sí.
—¿Bien?
—Sí.
—Por supuesto que sí. ¿Hay algo que no puedas hacer bien?
—Sí... un par de cosas. —Toma un sorbo de vino.
No quita sus ojos de mí. Los siento siguiéndome cuando me doy la vuelta y echo un vistazo alrededor de esta enorme sala. Sala es una palabra incorrecta. Esta no es una sala, es una declaración de principios.
—¿Quieres sentarte?
Asiento con la cabeza, él toma mi mano y me lleva al extenso sofá blanco grisáceo. Cuando me siento, estoy sorprendida por el hecho de que me siento como Tess Durbeyfield, contemplando la nueva casa que pertenece al célebre Alec D'Urberville. El pensamiento me hace sonreír.
—¿Qué es tan divertido? —Se sienta a mi lado, volviéndose para mirarme a la cara. Reposa la cabeza en su mano derecha, con su codo apoyado en el respaldo del sofá.
—¿Por qué me regalaste específicamente Tess of the D'Urbervilles? —pregunto.
Niall me mira fijamente por un momento. Creo que está sorprendido por mi pregunta.
—Bueno, dijiste que te gustaba Thomas Hardy.
—¿Esa es la única razón? —Incluso yo puedo escuchar la decepción en mi voz. Su boca se aprieta en una línea dura.
—Me pareció apropiado. Podía mantenerte en un ideal imposiblemente alto, como Angel Clare o degradarte por completo, como Alec D'Urberville —murmura y sus ojos mieles brillan oscuros y peligrosos.
—Si sólo hay dos opciones, me quedo con la degradación —susurro, mirándolo fijamente. Mi subconsciente está mirándome con asombro. Él jadea.
—____(tn), deja de morderte el labio, por favor. Es muy distractor. No sabes lo que estás diciendo.
—Es por eso que estoy aquí.
Frunce el ceño.
—Sí. ¿Me disculpas un momento? —Desaparece por una puerta ancha al lado opuesto de la sala. Se va por un par de minutos y vuelve con un documento.
—Este es un acuerdo de confidencialidad. —Se encoge de hombros y tiene la gracia de verse un poco avergonzado—. Mi abogado insiste en ello. Me lo entrega. Estoy completamente perpleja—. Si optas por la segunda opción, la degradación, tendrás que firmar esto.
—¿Y si no quiero firmar nada?
—Entonces, serán los altos ideales de Angel Clare, bueno, por la mayor parte del libro de todos modos.
—¿Qué significa este acuerdo?
—Significa que no puedes revelar nada sobre nosotros. Nada, a nadie.
Lo miro con incredulidad. Mi.er.da. Esto es malo, realmente malo y ahora estoy muy curiosa por saber.
—Está bien. Firmaré.
Me da una pluma.
—¿Ni siquiera vas a leerlo?
—No.
Frunce el ceño
—____(tn), siempre debes leer cualquier cosa que firmes —me aconseja.
—Niall, lo que no entiendes es que no hablaría de nosotros con nadie, de todos modos. Ni siquiera con Kate. Por lo tanto, es irrelevante si firmo un acuerdo o no. Si eso significa tanto para ti o para tu abogado… con quién obviamente hablaste, entonces está bien. Voy a firmar.
Él me mira y asiente con la cabeza seriamente.
—Punto justo bien planteado, señorita Steele.
Firmo ostentosamente en la línea punteada de ambas copias y le devuelvo una. Doblando la otra, la pongo en mi bolso y tomo un gran trago de vino. Estoy pareciendo mucho más valiente de lo que realmente me siento.
—¿Esto significa que vas a hacer el amor conmigo esta noche,Niall? —Mi.er.da. ¿Acabo de decir eso? Su boca se abre ligeramente, pero se recupera rápidamente.
—No, ____(tn) no. En primer lugar, yo no hago el amor. Follo... duro. En segundo lugar, hay mucho más papeleo por hacer y en tercer lugar, todavía no sabes lo que te espera. Aún puedes huir por las colinas. Ven, quiero mostrarte mi cuarto de juegos.
Mi boca se abre. ¡Fo.llar. duro! Mi.er.da, eso suena tan... caliente. Pero ¿por qué vamos a ver un cuarto de juegos? Estoy desconcertada.
—¿Quieres jugar con tu Xbox? —pregunto. Se ríe fuerte.
—No, ____(tn), ningún Xbox, ni Playstation. Ven.
Se pone de pie, extendiendo la mano. Dejo que me lleve de nuevo hacia el pasillo. A la derecha de las puertas dobles, por dónde entramos, otra puerta conduce a una escalera. Subimos al segundo piso y doblamos a la derecha. Sacando una llave de su bolsillo, abre otra puerta y toma una respiración profunda.
—Puedes irte en cualquier momento. El helicóptero está listo para llevarte cuando quieras irte, puedes pasar la noche aquí y volver a casa por la mañana. Lo que decidas está bien.
—Sólo abre la maldita puerta, Niall.
Abre la puerta y retrocede para dejarme entrar. Lo miro una vez más. Quiero saber lo que hay aquí. Tomando una respiración profunda, entro.
Y se siente como si hubiera viajado en el tiempo de vuelta al siglo XVI y a la Inquisición española.
Mi.er.da.
Última edición por KarlytaD´Maslow el Miér 16 Ene 2013, 4:17 pm, editado 1 vez
KarlytaD´Maslow
Re: 50 sombras de Horan *1D* Niall y _____ 1era Temporada Terminada/2da Temporada
Bueno hice un maraton por empezar... pero al parecer nadie lo leyo asi que ...
3 cometarios y subo el siguente capitulo!!?
3 cometarios y subo el siguente capitulo!!?
KarlytaD´Maslow
Re: 50 sombras de Horan *1D* Niall y _____ 1era Temporada Terminada/2da Temporada
UUUUUUUUUUUUUU SIGUELAAAAAAAAAA
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