As long as you love me (Fred Weasley y tú)

________ no respondió, no sabia que decir en ese momento tan incomodo, por lo cual tan solo le dedicó una pequeña sonrisa y guardó silencio mientras lo observaba detalladamente. Temía encontrarse con alguna imperfección en ese bello rostro pero no, su rostro era perfecto al igual que él. Rió al pensar en ello, era obvio que no habría nada de imperfecto en él, de pies a cabeza era el típico príncipe de cuentos pero con la simple diferencia de que él era pelirrojo y no la recogería con su "noble corcel" aunque... ¿Quién sabe? Fred era algo inusual y como anteriormente él le había dicho "apenas nos conocemos", podría esconder varias cosas que le serian difíciles de descifrar.

— ¿Te das cuenta de que por ti perderé mi primer día de clases?
Fred la miró por unos segundos pero aún así no respondió, no tenia porque hacerlo.
—Escucha —_______ se puso de pie y colocó su mano en su cintura para parecer "estricta" aunque nunca lo lograría debido a que, en esos momentos, sus gestos la delatarían—, seré sincera y lo único que diré es un no te entiendo.
»Desde el principio te comportaste raro conmigo, tal vez por el simple echo de que soy la hermana de Cedric o por simple amabilidad, la verdad es que no lo sé... pero aún así creo que tengo derecho a preocuparme por ti. No sé la razón o el porque, pero aún así tengo que hacerlo; se que estas pensando en inscribirte al torneo de los tres magos aunque no tengas la edad necesaria y tal vez me arrepentiré de decir esto pero la idea de perderte me duele y aunque no seamos nada, apenas nos conozcamos y el simple echo de que no te agrade no impedirá que lo diga.
»Volveré al Gran Comedor, creo que aún queda tiempo para desayunar y espero tener mis horarios cuanto antes. Adiós Fred.
________ comenzó a caminar nuevamente en dirección al castillo y a la par de minutos, Fred se le unió a su lado. El pelirrojo le dedicó una sonrisa amable y la chica tan solo lo ignoró hasta llegar a la puerta del Gran Comedor.

—Hora de volver a la realidad, Weasley —Dió la vuelta y camino hacia la mesa de las serpientes, al encontrar un lugar se sentó y comenzó a hablar junto con Ashley. Allí era a donde pertenecía y nadie podría cambiarlo.

Fred la observó mientras todo pasaba en cámara lenta, _________ estaba logrando cosas que nadie había logrado NUNCA en él, apenas la conocía y deseaba conocerla aún más. Pero aún así, todo volvió a la realidad cuando alguien, más exactamente Theodore, pasó junto a su lado y golpeó bruscamente su hombro para luego sentarse en compañia de las dos rubias junto con Draco.
Le echó una última mirada y se sentó en la mesa de los Gryffindor sin saber que le ocurría. ________ había sido la causa por la que "amablemente" Harry, Ron y George le habían dado el elixir, pensaban que al beberlo se olvidaría de la pequeña Diggory al menos por unas horas pero no, se habían equivocado.
Él mismo sabia que su felicidad no era posible con ella pero aún así sabia que tenia que arriesgarse, su mente lo impedía pero su corazón lo alentaba mientras que sus sentimientos comenzaban a predominar en su interior.

El profesor Snape empezó a entregar los horarios y cuando llego a Ashley, Theodore, Draco y ________ los saludó levemente con una sonrisa pre-echa, les dio sus horarios y siguió entregando a los demás Slytherin . Los cuatro observaron sus horarios y debido a que eran del mismo curso, los horarios serían los mismos o al menos en las materias obligatorias que Hogwarts brindaba.

La mañana transcurrió normal y la primera de las materias que le tocó a Slytherin fue clase de pociones junto con Ravenclaw donde debieron realizar una poción llamada "Agudizadora de Ingenio" a base de escarabajos machacados, bilis de armadillo y raíz de jengibre cortada. Al terminar la clase, la poción ya lista tenia que ser colocada en un pequeño frasco y sobre el debían colocar el nombre de las personas que la habían realizado, en este caso Ashley y ________. La siguiente clase que les correspondía, fue "Cuidado de Criaturas Mágicas" junto con Gryffindor y partieron hacia las afueras del castillo donde los esperaba Hagrid acompañado por su enorme perro de color negro llamado Fang. En el suelo había varias cajas de madera abiertas, y Fang gimoteaba y tiraba del collar, ansioso por investigar el contenido que estas contenían. Dentro de ellas, parecia haber langostas deformes sin caparazón, tonalidad pálida y de aspecto viscoso con unas pequeñas patitas que le salian de sitios muy raros mientras que su cabeza no era visible. En cada caja debía de haber cien, que se movían unos encima de otros y chocaban a ciegas contra las paredes. Despedían un intenso olor a pescado podrido. De vez en cuando saltaban chispas de la cola de un escreguto que, haciendo un suave «¡fut!», salía despedido a un palmo de distancia.
—Recién nacidos —dijo con orgullo Hagrid—, para que puedan criarlos ustedes mismos. ¡He pensado que puede ser un pequeño proyecto!
—¿Y por qué tenemos que criarlos? —preguntó una voz fría, Draco Malfoy.
Hagrid se quedó perplejo ante la pregunta.
—Sí, ¿qué hacen? —insistió el rubio—. ¿Para qué sirven?
Hagrid abrió la boca, según parecía haciendo un considerable esfuerzo para pensar.
Hubo una pausa que duró unos segundos, al cabo de la cual dijo bruscamente:
—Eso lo sabrás en la próxima clase, Malfoy. Hoy sólo tienes que darles de comer. Pero tendrán que probar con diferentes cosas. Nunca he tenido escregutos, y no estoy seguro de qué les gusta. He traído huevos de hormiga, hígado de rana y trozos de culebra. Prueben con un poco de cada uno.
— ¿Tendremos que meter la mano ahí? —________ Señalo la comida de los escregutos con un poco de asco.
Los Slytherin que se encontraban en el lugar rieron.
—¡Ay! —gritó Dean Thomas, unos diez minutos después—. ¡Me ha hecho daño!
Hagrid, nervioso, corrió hacia él.
—¡Le ha estallado la cola y me ha quemado! —explicó Dean enfadado, mostrándole a Hagrid la mano enrojecida.
—¡Ah, sí, eso puede pasar cuando explotan! —dijo Hagrid, asintiendo con la cabeza.
—¡Ay! —exclamó Lavender Brown—. Hagrid, ¿para qué hacemos esto?
—Bueno, algunos tienen aguijón —repuso con entusiasmo Hagrid (Lavender se apresuró a retirar la mano de la caja). Probablemente son los machos... Las hembras tienen en la barriga una especie de cosa succionadora... creo que es para chupar sangre.
—Ahora ya comprendo por qué estamos intentando criarlos —dijo Malfoy sarcásticamente—. ¿Quién no querría tener una mascota capaz de quemarlo, aguijonearlo y chuparle la sangre al mismo tiempo?
—El que no sean muy agradables no quiere decir que no sean útiles —replicó Hermione Granger con brusquedad—. La sangre de dragón es increíblemente útil por sus propiedades mágicas, aunque nadie querría tener un dragón como mascota, ¿no?
Harry, Ron y Hagrid compartieron una mirada complice y largaron una pequeña risa.