Take a Breathe. (Joe Jonas)

Débora era una chica tímida, hermosa, frágil; con grandes sentimientos y demasiado fácil de querer… Era una chica solitaria, no porque le fuera difícil hacer amigos, si no porque la soledad le gustaba. Claro que ella tenía amigos pero eran los pocos que habían robado su corazón; sus mejores amigos. Pero en 16 años jamás había dejado entrar en su corazón de forma amorosa a alguien; por supuesto que ella había amado, pero jamás la habían amado como ella amó. Hasta que conoció a Joseph.

Joe era un chico tres años mayor que Débora. Tenía una tez bronceada, grandes músculos y una hermosa sonrisa. Sus ojos eran color miel y en el cuello tenía dibujada una línea de lunares hasta su mejilla, sus labios eran suaves y voluminosos y siempre se dejaba una sombre de barba. Él y Débora habían salido por más de un año, hasta que un día un obstáculo se los impidió.

*
Desperté con los cálidos rayos de luz en mi rostro, después de tanto se me hacia bonitos sentirlos. Me levanté como de costumbre y encendí la regadera. Este era un día especial, dejaría todo lo que me lastimaba atrás e iría con Joe a unas cabañas cerca de la ciudad. Estaba realmente feliz.

Pasaron minutos para llegar a aquel bosque, había oscurecido y la temperatura había descendido; me dio un piquete en la cabeza pero simplemente lo ignoré pues ya era pate de mi rutina diaria. Mientras nos instalábamos, mis piernas comenzaron a debilitarse, así que sugerí a Joe recostarnos junto a la chimenea.

Joe con sus enormes brazos me sostenía cerca de su corazón, que latía tan fuerte mientras el mío se debilitaba con cada segundo que respiraba. Una lágrima rodó sobre mi mejilla.
-¿Qué pasa amor?- preguntó Joe enjugándome esa pequeña lagrima.
-Te extrañaré. Pensé.- Déjalo ir, déjalo que se pierda, que se lo lleve el viento. Nada, lindo- dije perdiéndome en esos profundos ojos color miel.- Nunca, nunca te dejare solo, donde yo este veré por ti. A lo que el extrañado contesto: Yo te calmaré, te protegeré. Sabes que mi corazón te pertenece Débora, siempre te pertenecerá y haré lo que esté en mis manos para cuidarte y cuidar esto que me está matando.-Dijo tocando su pecho.

Me comencé a sentir pesada mientras apenas podía respirar. Es lo que me habían dicho que sentiría; El miedo comenzó a invadirme pero los latidos de Joe me calmaban, dandome un poco de su vitalidad…
Varios meses atrás me habían diagnosticado un severo trauma cerebral producido por una caída que tuve mientras practicaba mi rutina de ballet, produciéndome un tumor y dejándome con tres meses de vida. Lo que más amaba me había cortado la vida, pero que mejor que morir por lo que amas, pero no morir dejando a algo que amas incluso más que lo que te mato. La cabeza me dolía con frecuencia haciéndome sangrar la nariz y dejándome varias veces tirada. Pasaba cada noche llorando y mi familia, incluso la que nunca vi, se había reunido en mi casa solo para verme ir de este mundo. De eso se trataba mi plan que varias noches entre dolor había planeado, irme de este mundo cerca de alguien que no sintiera lastima de mi, y me hiciera sentir segura, amada. Lo último que deseaba hacer en esta, mi corta vida, era despedirme.
Deb, ¿Deb?- dijo Joe sacándome de mis pensamientos, nublándolos con esa mirada que me absorbía.
-No es nada, siempre me tuviste muy orgullosa Joseph. Prométeme que no te molestaras con lo que pasará, siempre quiero verte feliz.- dije acariciándole la mejilla, y con la última gota de vida en mi ser, uní nuestros labios en un último beso.
*
Joseph sintió algo raro en su corazón dándose cuenta que Débora no movía sus labios más. Se separó de ella rápidamente para percatarse de lo que estaba pasando; Débora estaba pálida, sus labios se habían vuelto morados y por su nariz corría una gotita de sangre. Los ojos de Joseph comenzaron a cristalizarse mientras se preguntaba cómo no pudo notar aquello y como ella podía habérselo ocultado. Comenzó a sacudirla histérico pero de pronto llegaron a su mente aquellas palabras que ella le había recitado minutos atrás: “Prométeme que no te molestaras con lo que pasara”. La dejo de sacudir para acomodarla en sus brazos. No podía creer que estuviera muerta, pero allí estaba, con una expresión serena y sin dolor en su rostro. Al final no había podido protegerla de todo como lo prometió. Después de todo no puedes tomar un respiro para hacer lo que planees que es correcto. Un latido de corazón siempre estará delante de ti.

OMG!!!!!!!!Me encanto!!!!!!!!! :D

me encanto!!!!
pero fue tan triste , te juro que me salieron
lagrimas :(
escribes muy bien ^^

jgbdsuodf nueva lectoraa! siguelaa!
gjdsfgdfhfg