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Atrapa a tu Pareja Nicholas Jonas y tu (TerMINaDA)
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: Atrapa a tu Pareja Nicholas Jonas y tu (TerMINaDA)
aranzhitha escribió:ahh estos dos van a venir matandose
Siguela!!
eso mismo creo yop ya la sigo
ElitzJb
Re: Atrapa a tu Pareja Nicholas Jonas y tu (TerMINaDA)
Ciin :) escribió:nunca asi la madre de la rayis .. esos pensamientos que tiene ..
tal vez esta loca :| jajajajajaja
y los amigos de nick ... oo dios como me rio con ellos ..
genial el cap !
siiguelaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa
ciertamente la madre de la rayis esta zafada de un tornillo
de eso estoy bien segura
y en esta tambien yo reia a mil
ElitzJb
Re: Atrapa a tu Pareja Nicholas Jonas y tu (TerMINaDA)
DanieladeJonas escribió:ahhh me encanto!!
haha que amigos tiene Nick!!
y que onda con Ian y la fruta?? haha me mato
dios quiero ver que sucedera con el caso nuevo!!
ahhh la amo... siguela porfis!!!
jeje si ya veras q sucede con los casos :)
ya la sigo
ElitzJb
Re: Atrapa a tu Pareja Nicholas Jonas y tu (TerMINaDA)
Capitulo 10
Parte Dos 1/3
Parte Dos 1/3
—Me voy a almorzar —susurro (_TN) cuando Demi hizo una pausa para tomar aliento. (_TN) apoyó las manos sobre las paredes de los lados—. Tengo que salir de aquí.
Demi jadeó y alzó la vista con una mano apretada alrededor del móvil y la otra revoloteando sobre el pecho.
—Me asustaste.
—Lo siento.
—Espera un momento —dijo en el teléfono. A (_TN) le dijo—: ¿Debería reunir a las demás?
Ella comenzó a cerrar el expediente que había estado leyendo.
(_TN) asintió con la cabeza.
—Id al Maxwell Café.
—Genial —dijo Demi , mientras su ceño se transformaba en una sonrisa—. Estará bien evitar a nuestro travesti jefe. Entonces la sonrisa perdió un poco de brillo—. Comprenderás que ahora no puedo ir contra él. Me despediría.
—Sí. Es un bastardo.
—¿Deberíamos decirle que nos marchamos?
—Estoy segura de que se comió sus cereales para desayunar, y podrá entenderlo por sí mismo cuando vea nuestros escritorios vacíos. Además, no informarle de cuando nos marchamos no rompe ninguna de sus reglas.
Los ojos verdes de Demi centellearon con malicia.
—Me gusta cómo trabaja tu mente. Entonces, nos veremos allí una vez que haya reunido a la tropa.
(_TN) volvió a su cubículo, parándose un momento para ver si podía escuchar lo que Demi le decía a la persona al otro lado de la línea telefónica.
—No contesto al teléfono del trabajo por una razón. No salgo contigo.
Brent, comprendió.
Suspirando, cogió el bolso, apagó el ordenador hizo un gesto obsceno con el dedo cuando creyó escuchar unas risas masculinas salir del despacho de Nicholas y luego salió rápidamente del edificio. No se molestó en coger el coche; el café estaba justo cruzando la calle. Cuando la carretera se despejó la atravesó corriendo, con las chancletas traqueteando rítmicamente. Cuanta más distancia ponía entre ella y AATP, más relajada se sentía.
Era al final del día entre el almuerzo y la cena, para más inri de un sábado, pero fue capaz de pillar una mesa grande y vacía en la parte de atrás. La cafetería era espaciosa, con mesas cuadradas de madera, un suelo de mareantes baldosas de colores y, murales pintados de antiguos diosas y dioses griegos en las paredes. A (_TN) siempre le gustaba este sitio. Un lugar de relajación y arte, de belleza y serenidad.
Demi y las demás llegaron diez minutos más tarde y todos ellas parecían culpables.
—¿Qué pasa? —exigió (_TN).
Sin una palabra, Demi apartó la silla de su lado, se sentó en ella de golpe, y cruzó los brazos sobre el generoso pecho. Selena , Miley , Taylor y Amelia hicieron lo mismo, con expresiones ilegibles. Y fue entonces cuando (_TN) se encontró con la escena más horrenda salida directamente de sus pesadillas más oscuras.
Nicholas y sus compinches también habían venido.
Entraron en fila sonriendo abiertamente. Con sonrisas amplias, burlonas. Incluso Nicholas parecía feliz. ¿Había estado bebiendo? (_TN) saltó sobre los pies, mirándole airadamente.
—¿Qué haces aquí?
—Nos auto-invité —declaró Nicholas desvergonzadamente. Acechó alrededor de la mesa y reclamó el asiento a su izquierda, cuidadoso de no tocarla—. Ahora, quiero que todos se sientan chico/chica. Este va a ser un almuerzo tipo vamos-a-conocer-a-nuestro-compañero.
Al instante siguió una ronda de sillas arrastrándose mientras cada uno encontraba su lugar. Nadie protestó. Alguien dijo:
—Prefiero del tipo vamos-a-conocernos-horizontalmente.
Los hombres se rieron. Las mujeres fingieron estar ofendidas, pero (_TN) pudo ver que en realidad estaban divertidas. ¡Grrr!
—Ya que esto es por negocios, lo bueno sería que la empresa pague la cuenta —soltó (_TN).
Necesitaba tiempo lejos de él, joder, tiempo para respirar sin aspirar su pecaminoso olor. Tiempo para… Ella, sin sentir su calor. Sin imaginarse sus manos sobre el cuerpo. Pero noooo. Él había logrado arruinar esto también.
—Pagaré —dijo él—. ¿Contenta?
Se encogió de hombros. No estaba contenta, no, pero el cuerpo sin duda lo estaba. Estar a su lado de nuevo le estimulaba todas las terminaciones nerviosas.
Los hombres, notó, aplaudieron y le aclamaron e inmediatamente pidieron una ronda de cervezas.
—No dejes que su generosidad te engañe —dijo Kevin —. Habría tenido que pagar de todos modos ya que perdió nuestra partida de póker.
—Sí, pero yo iba a recoger algo del McDonald —se quejó él.
¿Habían estado jugando al póquer en vez de trabajar? ¡Eso en cuanto a la estricta política de Nicholas en el trabajo! (_TN) llamó a la camarera con la mano.
—Tomaré una copa de Hpnotiq. No, que sean dos. Y lo más rápido posible.
Nicholas la miró con el ceño fruncido, luego levantó la mano, deteniendo a la camarera antes de que pudiera alejarse.
—Tomará un ginger ale.
—Tomaré un Hpnotiq —insistió (_TN).
El ceño se hizo más profundo.
—Estás en hora de trabajo, (_TN), y tenemos una asignación esta noche. No deberías beber.
—Tú bebiste cerveza en nuestra asignación de ayer, y no te quejaste de que tus amigos pidieran cerveza hace un momento. Estoy segura de que crees en la igualdad. Si no, podemos hablar de ponerte una demanda. —Miró fijamente y de forma significativa a la acorralada camarera—. Ponme tres Hpnotiq. Y de prisa. Por favor.
La mujer de pelo gris se alejó corriendo antes de que Nicholas pudiera detenerla. Volvió poco después con las bebidas solicitadas. Las alcohólicas bebidas solicitadas. Los Hpnotiq de (_TN), y las cervezas de los hombres. Las mujeres se decidieron por unas simples sodas, y luego cada uno pidió su comida.
—Debería gustarte que beba —comentó (_TN) a Nicholas —. El alcohol vuelve a una mujer facilona ¿no?
Él sólo resopló.
(_TN) se bebió la primera copa en un tiempo récord, y la segunda la siguió rápidamente, amando el sabor del brillante líquido azul mientras este quemaba a través de ella. Oh, dulce alivio. Tal vez ahora podría estar en presencia de Nicholas sin besarle… maldita sea, matarle.
Después de un rato, apoyó los codos sobre la mesa y se inclino hacia delante. Los ojos recorrieron a sus indeseados invitados, manteniendo la atención fuera de Nicholas .
—Así que. ¿Alguno de vosotros está casado? —La pregunta era un hábito. La pronunciaba al menos una vez al día, o eso le parecía.
—¡Diablos, no! —dijo el Adonis.
Ella creía que su nombre podía ser Ian .
—No —dijo alguien más.
—Dios mío, no —dijo otro.
Ric, el pelirrojo, bramó:
—No en esta vida.
Kevin no dijo nada, pero su expresión era triste.
—Ni de coña —dijo Nicholas .
Ella puso los ojos en blanco.
—Gafes del oficio, supongo. Ninguna de las chicas está casada, tampoco.
—Yo me lo estoy pensando —dijo Demi con voz suave y vacilante.
—¿Es una proposición? —preguntó Ian , inclinándose hacia ella con impaciencia—. Porque si es así, acepto.
—Difícilmente —sonriendo sinceramente, ella sacudió la cabeza—. ¿Quién sabe? Podría decidir evitar la situación completamente.
Él se golpeó el corazón con un puño.
—Mátame, entonces. Ya no tengo ninguna razón para vivir.
Demi soltó una risita tras la mano antes de girarse hacía Nicholas , con un malicioso destello en los ojos.
—Oh, ¡hey! Asisto a una fiesta con Heather Rae el próximo miércoles. Iremos a una sesión de maquillaje. ¿Quieres venir?
—No —dijo él, la voz pesada con autoburla—. Estoy ocupado.
—Ah, pero con esta ropa te quedaría genial una sombra de ojos de color arándano —le dijo (_TN) con una inocente sonrisa.
—Realmente me gustaba aquel lápiz de labios —dijo Kevin .
—Gracias, a todos. Son demasiado buenos conmigo.
Nicholas le guiñó un ojo a (_TN), con los rasgos completamente relajados, y los ojos brillando con auténtico humor.
La acción la sorprendió. Sintiéndose como si la hubieran transportado a otra dimensión, (_TN) apuró la última copa de Hpnotiq. ¿Por qué no podía haber sido él así de agradable y encantador cuando se conocieron por primera vez? Podría haberlo sido, pero escogió no serlo, y saberlo aumentó la irritación.
—¿Que os parece si rompemos el hielo? ¿Alguien quiere compartir su más reciente beso salvaje? —preguntó sólo para molestarle.
—Yo he tenido uno —refunfuñó Nicholas perdiendo el buen humor.
Sus amigos se rieron disimuladamente.
Oh, Dios. Por un momento, se había olvidado de que ellos lo sabían, que habían visto como se morreaba con Nicholas . Las mejillas le ardieron. Por suerte, la camarera volvió acaparando la atención de todo el mundo mientras servía la comida. (_TN) se concentró en su hamburguesa. Había querido un almuerzo relajante. Ahora sólo quería que se acabara.
Entre ella y Nicholas se instaló un pesado silencio. Finalmente él dijo:
—No deberías de haber abandonado la oficina sin mi permiso.
—No estaba entre tus reglas —le recordó sin echarle ni un vistazo.
—Ahora sí.
Por supuesto.
—¿Necesito tu permiso para ir al cuarto de baño?
—Ya te lo diré —dijo, inclinándose hacia ella. No dijo nada más.
¿Cómo podía oler tan bien? se preguntó (_TN).
¿Cómo podía parecer tan jodidamente encantadora? se preguntó Nicholas . ¡Lo iba a volver loco! Pero tenía que admitirlo, le desafiaba como nadie más lo había hecho nunca. Y le excitaba, también.
¿Y no era eso un dolor en el trasero? ¿Por qué no podía parecerse a las otras mujeres? ¿Apartándole totalmente o enamorándose de su “actitud distante” y, a su vez, pensar que eso quería decir que ellos, supuestamente, estaban juntos? Podría olvidarla entonces. Podría dejar de pensar en ella y de hacer el tonto de una vez por todas… Como cuando jugó al póker con sus amigos, cuando olvidó sus cartas y dobló con un full.
—¿En qué piensas? —le preguntó (_TN) en voz baja. Por una vez, su tono era más curioso que irritado—. Tu cara refleja disgusto.
—En ti —contestó con sinceridad, tan bajito como ella—. Pienso en ti.
—Bueno, que amable de tu parte. —Puso los ojos en blanco... ¿en un intento de no mostrar lo mucho que le dolió eso?—. Al menos sentimos lo mismo el uno por el otro.
Él abrió la boca para decir algo, pero ella le interrumpió.
—Así que, ¿cuál es nuestra asignación de esta noche?
—¿No leíste el informe que te di? —Contestó, molesto por el modo en que ella escupió la palabra nuestra.
—Pensaba leerlo, pero me distraje con otra cosa.
—¿Con qué?
—Con la familia.
Ella, probablemente esperaba que se quejara, que le dijera que no tratara asuntos familiares en horas de trabajo. Pero no lo hizo. Entendía de familia y no podía menos de preguntarse qué problemas tendría la suya e irritarse porque eso le preocupaba.
—Nuestro caso es simple. El cliente sospecha que su esposa va a los bares a coquetear con otros hombres. La pondré a prueba y veré si liga conmigo.
—Bueno, bueno. Por fin conseguiré verte en acción. Y no la clase de acción utilizada con Ronnie con ie —se metió una patata frita en la boca—. ¿Estabas exagerando en la sala de conferencias, o realmente necesitas un compañero femenino para...? Ahora no puedo recordar, lo que se suponía haríamos nosotras.
—Sí, realmente necesito un compañero femenino —masticó una de sus patatas—. Si encuentro a una lapa como Ronnie, tendrás que distraerla y así yo podré hacer mi trabajo. Créeme, vas a ahorrarme un montón de problemas. Estaba tan cabreado, que no pensé en ello antes.
—Ah, sí. Una lapa. Ahora lo recuerdo —sonrió ampliamente, una sonrisa genuina y auténtica de diversión—. ¿Has tenido que tratar con mucha de esas, entonces?
—Demasiadas para contarlas. —Realmente le gustaba su sonrisa. Preciosa, dulce, cariñosa. Y sí, esto le excitó de nuevo. Empezaba a comprender que todo lo relacionado con (_TN) le excitaba. Enfadada, tranquila, divertida, no importaba como estuviera—. Esa siempre es la peor parte del trabajo. Bueno, además de contarle al esposo lo que pasó.
En ese mismo momento, Demi se rió y el sonido flotó a través de la mesa. Él le echó un rápido vistazo. Ella se inclinaba sobre Kevin , con una sonrisa en la cara, como si él fuera el mejor hermano de todo el mundo. Kevin parecía sumamente divertido, lleno de admiración, pero no esclavizado.
La mujer de Kevin , el amor de su vida, había muerto en un accidente de coche hacía unos años y él aún tenía que superarlo. Por eso Nicholas le había emparejado con Demi . Era una mujer hermosa. Exquisita, incluso, como las diosas pintadas sobre las paredes. Los hombres caían rendidos ante su belleza cada día… o eso decía su expediente.
La había emparejado con alguien que podía resistírsele.
También Nicholas habría sido una buena opción como compañero de Demi .
Ella no le hacía sentir nada. Hubo un día en que lo habría hecho. Pero carecía de la intensidad de (_TN), de su… chispa. Y ahora que había encontrado aquella intensidad, aquella chispa, algo menos, no sería suficiente para él. Se centró una vez más en (_TN), intentando de todas las formas demostrar naturalidad.
—¿Sales con alguien? —La estúpida pregunta resbaló de la boca antes de que pudiera detenerla.
—¡No! —(_TN) le miró como si le ofendiera incluso que se lo preguntara.
Algunos de los otros les echaron un vistazo, pero se giraron rápidamente ante su fulminante mirada.
—No te habría besado… —se calló de golpe y las mejillas enrojecieron. Luego susurró—: No te habría dejado tomar prestado mi lápiz de labios si lo estuviera.
Le gustó eso, tal integridad… Hasta que comprendió que no planeaba devolverle la pregunta. ¿Asumía que la habría besado incluso si se veía con otra mujer?
—Yo tampoco —dijo rígidamente.
Ella no respondió.
—¿Alguna vez has estado casada? —presionó.
—No. —Curvó los delicados dedos alrededor del vaso y bebió un sorbo, sin mirarle—. ¿Y tú?
Finalmente, algo de interés. Aunque este era un tema del que él no quería hablar más.
—Sí.
Aborrecía el tema de su matrimonio y raras veces hablaba de ello. Ni siquiera con Kevin . ¿Por qué entonces lo había sacado? No era como si la respuesta de (_TN) le preocupara. ¿Qué le importaba que hubiera estado casada?
Apretó la mandíbula. Vale, le importaba. No le gustaba pensar en ella con otro hombre. De hecho, cada hueso posesivo en el cuerpo pareció estirarse, despertando del largo sueño de toda una vida. Mía, dijeron.
Deteneos, ordenó él. No es mía. Jamás será mía.
Mientas Nicholas luchaba consigo mismo, ella le miraba, intentando parecer aburrida, despreocupada, pero había una agudeza en su mirada fija que no podía ocultar.
—No salió bien, supongo.
—Más o menos —dijo él.
—Yo nunca me lanzaré al matrimonio —la voz era pura convicción—. Es simplemente demasiado arriesgado.
—Bien dicho. —Él levantó el vaso, y ella hizo lo mismo para brindar juntos.
(_TN) se recostó en el asiento y le miró fijamente como si él fuera la única persona en el cuarto con ella. Algo casi se atrevía él a decir vulnerable le nublaba los ojos. Al instante, ambos parecieron comprender que no estaban gritando, discutiendo o lanzándose insultos el uno al otro. La conmoción cubrió la bonita cara, probablemente un espejo de su propia expresión.
—¿Tregua? —preguntó Nicholas —. ¿Por ahora?
Ella vaciló, luego asintió con la cabeza.
—Tregua.
Él se preguntó cuánto tiempo duraría.
—¿Crees que la gente como nosotros alguna vez tiene un final feliz? —preguntó ella suavemente.
Las cejas se fruncieron.
—¿Qué quieres decir con la gente como nosotros?
Ella pensó en ello y luego se encogió de hombros.
—La gente que sabe exactamente de lo que es capaz el sexo opuesto.
Él también pensó en ello, meditando en la pregunta.
—No —contestó finalmente—. No lo creo. La gente como nosotros está destinada a envejecer sola. Sabia, pero sola.
Era gracioso que el pensamiento de estar solo jamás le había deprimido hasta ahora.
—Sí —dijo ella melancólicamente, volviendo a su almuerzo—. Probablemente tienes razón.
Demi jadeó y alzó la vista con una mano apretada alrededor del móvil y la otra revoloteando sobre el pecho.
—Me asustaste.
—Lo siento.
—Espera un momento —dijo en el teléfono. A (_TN) le dijo—: ¿Debería reunir a las demás?
Ella comenzó a cerrar el expediente que había estado leyendo.
(_TN) asintió con la cabeza.
—Id al Maxwell Café.
—Genial —dijo Demi , mientras su ceño se transformaba en una sonrisa—. Estará bien evitar a nuestro travesti jefe. Entonces la sonrisa perdió un poco de brillo—. Comprenderás que ahora no puedo ir contra él. Me despediría.
—Sí. Es un bastardo.
—¿Deberíamos decirle que nos marchamos?
—Estoy segura de que se comió sus cereales para desayunar, y podrá entenderlo por sí mismo cuando vea nuestros escritorios vacíos. Además, no informarle de cuando nos marchamos no rompe ninguna de sus reglas.
Los ojos verdes de Demi centellearon con malicia.
—Me gusta cómo trabaja tu mente. Entonces, nos veremos allí una vez que haya reunido a la tropa.
(_TN) volvió a su cubículo, parándose un momento para ver si podía escuchar lo que Demi le decía a la persona al otro lado de la línea telefónica.
—No contesto al teléfono del trabajo por una razón. No salgo contigo.
Brent, comprendió.
Suspirando, cogió el bolso, apagó el ordenador hizo un gesto obsceno con el dedo cuando creyó escuchar unas risas masculinas salir del despacho de Nicholas y luego salió rápidamente del edificio. No se molestó en coger el coche; el café estaba justo cruzando la calle. Cuando la carretera se despejó la atravesó corriendo, con las chancletas traqueteando rítmicamente. Cuanta más distancia ponía entre ella y AATP, más relajada se sentía.
Era al final del día entre el almuerzo y la cena, para más inri de un sábado, pero fue capaz de pillar una mesa grande y vacía en la parte de atrás. La cafetería era espaciosa, con mesas cuadradas de madera, un suelo de mareantes baldosas de colores y, murales pintados de antiguos diosas y dioses griegos en las paredes. A (_TN) siempre le gustaba este sitio. Un lugar de relajación y arte, de belleza y serenidad.
Demi y las demás llegaron diez minutos más tarde y todos ellas parecían culpables.
—¿Qué pasa? —exigió (_TN).
Sin una palabra, Demi apartó la silla de su lado, se sentó en ella de golpe, y cruzó los brazos sobre el generoso pecho. Selena , Miley , Taylor y Amelia hicieron lo mismo, con expresiones ilegibles. Y fue entonces cuando (_TN) se encontró con la escena más horrenda salida directamente de sus pesadillas más oscuras.
Nicholas y sus compinches también habían venido.
Entraron en fila sonriendo abiertamente. Con sonrisas amplias, burlonas. Incluso Nicholas parecía feliz. ¿Había estado bebiendo? (_TN) saltó sobre los pies, mirándole airadamente.
—¿Qué haces aquí?
—Nos auto-invité —declaró Nicholas desvergonzadamente. Acechó alrededor de la mesa y reclamó el asiento a su izquierda, cuidadoso de no tocarla—. Ahora, quiero que todos se sientan chico/chica. Este va a ser un almuerzo tipo vamos-a-conocer-a-nuestro-compañero.
Al instante siguió una ronda de sillas arrastrándose mientras cada uno encontraba su lugar. Nadie protestó. Alguien dijo:
—Prefiero del tipo vamos-a-conocernos-horizontalmente.
Los hombres se rieron. Las mujeres fingieron estar ofendidas, pero (_TN) pudo ver que en realidad estaban divertidas. ¡Grrr!
—Ya que esto es por negocios, lo bueno sería que la empresa pague la cuenta —soltó (_TN).
Necesitaba tiempo lejos de él, joder, tiempo para respirar sin aspirar su pecaminoso olor. Tiempo para… Ella, sin sentir su calor. Sin imaginarse sus manos sobre el cuerpo. Pero noooo. Él había logrado arruinar esto también.
—Pagaré —dijo él—. ¿Contenta?
Se encogió de hombros. No estaba contenta, no, pero el cuerpo sin duda lo estaba. Estar a su lado de nuevo le estimulaba todas las terminaciones nerviosas.
Los hombres, notó, aplaudieron y le aclamaron e inmediatamente pidieron una ronda de cervezas.
—No dejes que su generosidad te engañe —dijo Kevin —. Habría tenido que pagar de todos modos ya que perdió nuestra partida de póker.
—Sí, pero yo iba a recoger algo del McDonald —se quejó él.
¿Habían estado jugando al póquer en vez de trabajar? ¡Eso en cuanto a la estricta política de Nicholas en el trabajo! (_TN) llamó a la camarera con la mano.
—Tomaré una copa de Hpnotiq. No, que sean dos. Y lo más rápido posible.
Nicholas la miró con el ceño fruncido, luego levantó la mano, deteniendo a la camarera antes de que pudiera alejarse.
—Tomará un ginger ale.
—Tomaré un Hpnotiq —insistió (_TN).
El ceño se hizo más profundo.
—Estás en hora de trabajo, (_TN), y tenemos una asignación esta noche. No deberías beber.
—Tú bebiste cerveza en nuestra asignación de ayer, y no te quejaste de que tus amigos pidieran cerveza hace un momento. Estoy segura de que crees en la igualdad. Si no, podemos hablar de ponerte una demanda. —Miró fijamente y de forma significativa a la acorralada camarera—. Ponme tres Hpnotiq. Y de prisa. Por favor.
La mujer de pelo gris se alejó corriendo antes de que Nicholas pudiera detenerla. Volvió poco después con las bebidas solicitadas. Las alcohólicas bebidas solicitadas. Los Hpnotiq de (_TN), y las cervezas de los hombres. Las mujeres se decidieron por unas simples sodas, y luego cada uno pidió su comida.
—Debería gustarte que beba —comentó (_TN) a Nicholas —. El alcohol vuelve a una mujer facilona ¿no?
Él sólo resopló.
(_TN) se bebió la primera copa en un tiempo récord, y la segunda la siguió rápidamente, amando el sabor del brillante líquido azul mientras este quemaba a través de ella. Oh, dulce alivio. Tal vez ahora podría estar en presencia de Nicholas sin besarle… maldita sea, matarle.
Después de un rato, apoyó los codos sobre la mesa y se inclino hacia delante. Los ojos recorrieron a sus indeseados invitados, manteniendo la atención fuera de Nicholas .
—Así que. ¿Alguno de vosotros está casado? —La pregunta era un hábito. La pronunciaba al menos una vez al día, o eso le parecía.
—¡Diablos, no! —dijo el Adonis.
Ella creía que su nombre podía ser Ian .
—No —dijo alguien más.
—Dios mío, no —dijo otro.
Ric, el pelirrojo, bramó:
—No en esta vida.
Kevin no dijo nada, pero su expresión era triste.
—Ni de coña —dijo Nicholas .
Ella puso los ojos en blanco.
—Gafes del oficio, supongo. Ninguna de las chicas está casada, tampoco.
—Yo me lo estoy pensando —dijo Demi con voz suave y vacilante.
—¿Es una proposición? —preguntó Ian , inclinándose hacia ella con impaciencia—. Porque si es así, acepto.
—Difícilmente —sonriendo sinceramente, ella sacudió la cabeza—. ¿Quién sabe? Podría decidir evitar la situación completamente.
Él se golpeó el corazón con un puño.
—Mátame, entonces. Ya no tengo ninguna razón para vivir.
Demi soltó una risita tras la mano antes de girarse hacía Nicholas , con un malicioso destello en los ojos.
—Oh, ¡hey! Asisto a una fiesta con Heather Rae el próximo miércoles. Iremos a una sesión de maquillaje. ¿Quieres venir?
—No —dijo él, la voz pesada con autoburla—. Estoy ocupado.
—Ah, pero con esta ropa te quedaría genial una sombra de ojos de color arándano —le dijo (_TN) con una inocente sonrisa.
—Realmente me gustaba aquel lápiz de labios —dijo Kevin .
—Gracias, a todos. Son demasiado buenos conmigo.
Nicholas le guiñó un ojo a (_TN), con los rasgos completamente relajados, y los ojos brillando con auténtico humor.
La acción la sorprendió. Sintiéndose como si la hubieran transportado a otra dimensión, (_TN) apuró la última copa de Hpnotiq. ¿Por qué no podía haber sido él así de agradable y encantador cuando se conocieron por primera vez? Podría haberlo sido, pero escogió no serlo, y saberlo aumentó la irritación.
—¿Que os parece si rompemos el hielo? ¿Alguien quiere compartir su más reciente beso salvaje? —preguntó sólo para molestarle.
—Yo he tenido uno —refunfuñó Nicholas perdiendo el buen humor.
Sus amigos se rieron disimuladamente.
Oh, Dios. Por un momento, se había olvidado de que ellos lo sabían, que habían visto como se morreaba con Nicholas . Las mejillas le ardieron. Por suerte, la camarera volvió acaparando la atención de todo el mundo mientras servía la comida. (_TN) se concentró en su hamburguesa. Había querido un almuerzo relajante. Ahora sólo quería que se acabara.
Entre ella y Nicholas se instaló un pesado silencio. Finalmente él dijo:
—No deberías de haber abandonado la oficina sin mi permiso.
—No estaba entre tus reglas —le recordó sin echarle ni un vistazo.
—Ahora sí.
Por supuesto.
—¿Necesito tu permiso para ir al cuarto de baño?
—Ya te lo diré —dijo, inclinándose hacia ella. No dijo nada más.
¿Cómo podía oler tan bien? se preguntó (_TN).
¿Cómo podía parecer tan jodidamente encantadora? se preguntó Nicholas . ¡Lo iba a volver loco! Pero tenía que admitirlo, le desafiaba como nadie más lo había hecho nunca. Y le excitaba, también.
¿Y no era eso un dolor en el trasero? ¿Por qué no podía parecerse a las otras mujeres? ¿Apartándole totalmente o enamorándose de su “actitud distante” y, a su vez, pensar que eso quería decir que ellos, supuestamente, estaban juntos? Podría olvidarla entonces. Podría dejar de pensar en ella y de hacer el tonto de una vez por todas… Como cuando jugó al póker con sus amigos, cuando olvidó sus cartas y dobló con un full.
—¿En qué piensas? —le preguntó (_TN) en voz baja. Por una vez, su tono era más curioso que irritado—. Tu cara refleja disgusto.
—En ti —contestó con sinceridad, tan bajito como ella—. Pienso en ti.
—Bueno, que amable de tu parte. —Puso los ojos en blanco... ¿en un intento de no mostrar lo mucho que le dolió eso?—. Al menos sentimos lo mismo el uno por el otro.
Él abrió la boca para decir algo, pero ella le interrumpió.
—Así que, ¿cuál es nuestra asignación de esta noche?
—¿No leíste el informe que te di? —Contestó, molesto por el modo en que ella escupió la palabra nuestra.
—Pensaba leerlo, pero me distraje con otra cosa.
—¿Con qué?
—Con la familia.
Ella, probablemente esperaba que se quejara, que le dijera que no tratara asuntos familiares en horas de trabajo. Pero no lo hizo. Entendía de familia y no podía menos de preguntarse qué problemas tendría la suya e irritarse porque eso le preocupaba.
—Nuestro caso es simple. El cliente sospecha que su esposa va a los bares a coquetear con otros hombres. La pondré a prueba y veré si liga conmigo.
—Bueno, bueno. Por fin conseguiré verte en acción. Y no la clase de acción utilizada con Ronnie con ie —se metió una patata frita en la boca—. ¿Estabas exagerando en la sala de conferencias, o realmente necesitas un compañero femenino para...? Ahora no puedo recordar, lo que se suponía haríamos nosotras.
—Sí, realmente necesito un compañero femenino —masticó una de sus patatas—. Si encuentro a una lapa como Ronnie, tendrás que distraerla y así yo podré hacer mi trabajo. Créeme, vas a ahorrarme un montón de problemas. Estaba tan cabreado, que no pensé en ello antes.
—Ah, sí. Una lapa. Ahora lo recuerdo —sonrió ampliamente, una sonrisa genuina y auténtica de diversión—. ¿Has tenido que tratar con mucha de esas, entonces?
—Demasiadas para contarlas. —Realmente le gustaba su sonrisa. Preciosa, dulce, cariñosa. Y sí, esto le excitó de nuevo. Empezaba a comprender que todo lo relacionado con (_TN) le excitaba. Enfadada, tranquila, divertida, no importaba como estuviera—. Esa siempre es la peor parte del trabajo. Bueno, además de contarle al esposo lo que pasó.
En ese mismo momento, Demi se rió y el sonido flotó a través de la mesa. Él le echó un rápido vistazo. Ella se inclinaba sobre Kevin , con una sonrisa en la cara, como si él fuera el mejor hermano de todo el mundo. Kevin parecía sumamente divertido, lleno de admiración, pero no esclavizado.
La mujer de Kevin , el amor de su vida, había muerto en un accidente de coche hacía unos años y él aún tenía que superarlo. Por eso Nicholas le había emparejado con Demi . Era una mujer hermosa. Exquisita, incluso, como las diosas pintadas sobre las paredes. Los hombres caían rendidos ante su belleza cada día… o eso decía su expediente.
La había emparejado con alguien que podía resistírsele.
También Nicholas habría sido una buena opción como compañero de Demi .
Ella no le hacía sentir nada. Hubo un día en que lo habría hecho. Pero carecía de la intensidad de (_TN), de su… chispa. Y ahora que había encontrado aquella intensidad, aquella chispa, algo menos, no sería suficiente para él. Se centró una vez más en (_TN), intentando de todas las formas demostrar naturalidad.
—¿Sales con alguien? —La estúpida pregunta resbaló de la boca antes de que pudiera detenerla.
—¡No! —(_TN) le miró como si le ofendiera incluso que se lo preguntara.
Algunos de los otros les echaron un vistazo, pero se giraron rápidamente ante su fulminante mirada.
—No te habría besado… —se calló de golpe y las mejillas enrojecieron. Luego susurró—: No te habría dejado tomar prestado mi lápiz de labios si lo estuviera.
Le gustó eso, tal integridad… Hasta que comprendió que no planeaba devolverle la pregunta. ¿Asumía que la habría besado incluso si se veía con otra mujer?
—Yo tampoco —dijo rígidamente.
Ella no respondió.
—¿Alguna vez has estado casada? —presionó.
—No. —Curvó los delicados dedos alrededor del vaso y bebió un sorbo, sin mirarle—. ¿Y tú?
Finalmente, algo de interés. Aunque este era un tema del que él no quería hablar más.
—Sí.
Aborrecía el tema de su matrimonio y raras veces hablaba de ello. Ni siquiera con Kevin . ¿Por qué entonces lo había sacado? No era como si la respuesta de (_TN) le preocupara. ¿Qué le importaba que hubiera estado casada?
Apretó la mandíbula. Vale, le importaba. No le gustaba pensar en ella con otro hombre. De hecho, cada hueso posesivo en el cuerpo pareció estirarse, despertando del largo sueño de toda una vida. Mía, dijeron.
Deteneos, ordenó él. No es mía. Jamás será mía.
Mientas Nicholas luchaba consigo mismo, ella le miraba, intentando parecer aburrida, despreocupada, pero había una agudeza en su mirada fija que no podía ocultar.
—No salió bien, supongo.
—Más o menos —dijo él.
—Yo nunca me lanzaré al matrimonio —la voz era pura convicción—. Es simplemente demasiado arriesgado.
—Bien dicho. —Él levantó el vaso, y ella hizo lo mismo para brindar juntos.
(_TN) se recostó en el asiento y le miró fijamente como si él fuera la única persona en el cuarto con ella. Algo casi se atrevía él a decir vulnerable le nublaba los ojos. Al instante, ambos parecieron comprender que no estaban gritando, discutiendo o lanzándose insultos el uno al otro. La conmoción cubrió la bonita cara, probablemente un espejo de su propia expresión.
—¿Tregua? —preguntó Nicholas —. ¿Por ahora?
Ella vaciló, luego asintió con la cabeza.
—Tregua.
Él se preguntó cuánto tiempo duraría.
—¿Crees que la gente como nosotros alguna vez tiene un final feliz? —preguntó ella suavemente.
Las cejas se fruncieron.
—¿Qué quieres decir con la gente como nosotros?
Ella pensó en ello y luego se encogió de hombros.
—La gente que sabe exactamente de lo que es capaz el sexo opuesto.
Él también pensó en ello, meditando en la pregunta.
—No —contestó finalmente—. No lo creo. La gente como nosotros está destinada a envejecer sola. Sabia, pero sola.
Era gracioso que el pensamiento de estar solo jamás le había deprimido hasta ahora.
—Sí —dijo ella melancólicamente, volviendo a su almuerzo—. Probablemente tienes razón.
ElitzJb
Re: Atrapa a tu Pareja Nicholas Jonas y tu (TerMINaDA)
CAPÍTULO 11 2/3
¿Vives en una granja de pollos? ¿No? Bueno, indudablemente sabes cómo levantar una polla.
Después de terminar en la oficina, (_TN) condujo hasta la casa de Anne. Era un viaje de treinta minutos desde el trabajo, por lo que no podría quedarse mucho tiempo si quería prepararse para la asignación de esta noche. Pero sólo tenía una pregunta.
¿Por qué?
El paseo resultó sorprendentemente tranquilo, relajante, con lozanos árboles verdes dispersados a lo largo de ambos lados del camino, alzándose hacia el cielo que ya se oscurecía. Flores rosadas, púrpuras y amarillas se abrían paso con gracia, balanceándose con una leve brisa. (_TN) escuchaba música rock por los altavoces, dando golpecitos con el pie mientras conducía. Al menos era capaz de sacar de su mente a Nicholas . Un poco. Sexy bastardo.
Había estado casado. Sorpresa. Habían mantenido una tregua a la hora de comer. Sorpresa. Le sacaste fuera de tu mente ¿recuerdas? Oh, sí.
Por fin, la casa de Anne estuvo a la vista, una espaciosa cabaña hecha tanto de madera clara como oscura. Tiradores blancos adornaban las ventanas; conociendo a Anne, éstos deberían de haber sido negros. El camino de entrada era de grava y las pequeñas rocas crujían bajo las ruedas. En general, era un lugar tranquilo. Ya había estado allí antes, pero siempre se sorprendía de que esta serena casa perteneciera a la juiciosa Anne.
(_TN) aparcó. Fuera, el aire caliente la envolvió. La fragancia de las rosas y del fresco lago le inundó la nariz. Habiéndola escuchado acercarse, Anne la esperaba con la puerta abierta, fumando un cigarrillo.
—Sé que os dije que me visitarais, Greene, pero ¡maldita sea, chica! no esperaba que lo hicieras tan pronto.
—Tal vez es que te echaba de menos —dijo (_TN), parando frente a su antigua jefa. Simplemente suéltalo. Acaba con esto—. Yo te habría comprado AATP, Anne. —Eso es, muy bien—. ¿Lo sabías, verdad?
—Sí, lo sabía. —El tono de Anne no era de arrepentimiento.
Ella intentó no mostrar ninguna emoción.
—¿Por qué no me la ofreciste?
Anne permaneció callada durante mucho tiempo, devolviendo la penetrante mirada de (_TN) con una propia. Entonces se giró, con el humo envolviéndola.
—Entra. Hablaremos.
No quería entrar. Quería irse a casa, hacerse un ovillo, golpear algo y quizás incluso llorar. Pero siguió a Anne. El interior era un espacio limpio, aireado, donde blancas cortinas se balanceaban de las enormes ventanas. Muebles de color hueso y marrón oscuro, clásicos pero bonitos, formaban un círculo en el centro.
—Siéntate —dijo Anne, señalando una silla apenas acolchada.
Se sentó. Anne reclamó el sillón frente a ella. Por primera vez, (_TN) se fijó en su aspecto. Llevaba un traje negro de seda y su pelo gris había sido cepillado hasta hacerlo brillar. ¿Esperaba compañía?
—Quieres saber el porqué —Anne tomó una calada del cigarrillo, luego lo apagó en un cenicero—. Un hábito repugnante —dijo—. Intento dejarlo.
—Sí. Quiero saberlo.
—¿Y si te dijera que no estabas preparada para ese puesto?
Los ojos de (_TN) se estrecharon.
—Sé que mentirías.
Los labios de Anne se estiraron divertidos.
—Cierto. Mentiría.
—¿Por qué? —insistió (_TN)—. Merezco la verdad.
—¿Quieres la verdad? Te la daré, pero no va a gustarte. —Anne se acomodó en el sillón y con un suspiro, miró detenidamente las vigas del techo—. Habrías acabado como yo y no quería eso para ti.
Parpadeó sorprendida. No sabía lo que había estado esperando oír, pero no era nada de esto.
—¿Y qué? —dijo, incrédula—. Tú no eres quien tiene que decidirlo.
—Tu rencor hacia los hombres aumenta cada día, (_TN). Si no haces algo al respecto mientras seas joven, terminaras sola y amargada, más de lo que ya lo estás. Siempre te preguntarás que podría haber sucedido. Siempre te preguntarás a donde habían ido a parar todos estos años.
Para enmascarar la furia en los ojos, (_TN) se miró fijamente las manos.
—¿Es eso lo que te pasa a ti?
—Ya no. Ahora vivo. Por fin vivo. Deberías intentarlo.
—Mi futuro no te concierne, Anne —las pestañas se alzaron por si solas, y lanzó un ceño feroz a su antigua jefa—. Al menos, me debías una oportunidad. Ayudé a crear AATP tal y como es ahora, consiguiendo anuncios en todos los periódicos locales, colocando folletos por toda la ciudad, ampliando nuestra cartera de clientes. Me debías una oportunidad —repitió. La barbilla le tembló. No lloraría. No soltaría ni una jodida lágrima.
—Quizás te di una —dijo Anne suavemente.
—¿Qué? ¿Cuándo? —exigió. Lo habría recordado, habría saltado sobre ella—. Siempre que intenté hablar contigo, me decías que hablaríamos de ello más tarde.
Anne hizo rodar los ojos.
—Obviamente, no hablamos del mismo tipo de oportunidad. Pero no tengo ganas de explicártelo en este momento. Aún no estás preparada para escucharme. Esperemos que llegues a entenderlo por ti misma —la voz fue mordaz, algo increpante—. Las otras chicas, bueno, no están tan encerradas como tú. Ellas, al menos, aceptan otras posibilidades.
Yo acepto posibilidades, pensó (_TN), herida. Seguramente no podía pensar en ninguna en este momento, pero eso no quería decir nada.
Un golpe sonó en la puerta, salvando a Anne de dar más explicaciones. Ella se enderezó y se alisó el traje.
—Mi cita está aquí.
Los ojos de (_TN) se agrandaron. ¿Su cita? ¿Anne? ¿Anne, que, de todas a las que (_TN) conocía, era la que más odiaba a los hombres?
—¿Te estás viendo con alguien?
—Ver… seducir… como quieras llamarlo.
Bueno. Sacudió la cabeza. Dios, ¿alguna vez conocería realmente a su jefa? Anne había vendido el negocio a Nicholas cuando podría habérselo vendido a una mujer, a alguien que conocía y de confianza. ¿Por qué no iba a tener un amante, también, aún cuando a menudo aseguraba que no había mejor compañero que un buen vibrador? De eso no podía hablar y jamás la traicionaría.
—Entra —gritó Anne.
La puerta crujió al abrirse y un hombre joven… Un chico delgado y muy hermoso, en comparación con Anne, dio un paso dentro. Parecía impaciente, feliz de estar allí. ¿Cuántos años tenía? Ni siquiera poseía una sombra de barba que demostrara que había superado la pubertad. Él vio a Anne y le dedico una tentadora y sexy sonrisa.
—¡Eh! nena.
Ew. Mi señal para marcharme. Pero (_TN) se encontró observando a Anne, intentando ver lo que el niño-hombre veía. Los bonitos ojos color avellana era una mezcla perfecta de verde y marrón. Inteligencia en cada línea de su cara. El pelo gris que parecía suave y espeso. Un cuerpo macizo. Y… Entusiasmo. Éste irradiaba de ella. Anne pulsaba llena de vida y vitalidad.
¿Siempre había lucido así y simplemente no lo había notado?
El niño-hombre deslizó el brazo alrededor de la cintura de Anne y le besó el cuello.
—Este es Hugo —dijo Anne—. Hugo, (_TN).
—¡Ey! —dijo él, apenas capaz de apartar los ojos de Anne el tiempo suficiente como para saludarla.
—¡Ey! —Extrañamente celosa de ese par, (_TN) se puso de pie. No tenía las respuestas que tanto ansiaba, pero tenía que salir de aquí. La diabólica mujer y su críptica “te di una oportunidad” probablemente la atormentarían durante días. Semanas. ¡Diablos, el resto de su vida!
¿Cómo? Joder, ¿cómo le había dado una oportunidad?
—Tengo una asignación esta noche. Mejor me voy ya. —Caminó rápidamente hacía la puerta de la calle, echando a la pareja una ojeada por encima del hombro. Quizás tenía que tomar un amante, también. Quizás así conseguiría sacarse a Nicholas de la cabeza por fin. Aunque la idea de desnudarse ante algún otro le era detestable.
—(_TN) —la llamó Anne, deteniéndola. Ella no se giró. Simplemente se quedó quieta donde estaba y esperó—. Algún día me lo agradecerás. Te lo prometo.
—No, no lo haré. —Nada bueno saldría de su tiempo con Nicholas . ¿Cómo podría ser así? Ellos podían haber llegado a una tregua, pero no eran adecuados el uno para el otro—. ¡Adiós, Anne! Que tengas una vida agradable.
—Oh, la tendré. La que me preocupa es la tuya.
«La que me preocupa es la tuya».
Mientras (_TN) se vestía para la asignación de esa noche, las palabras de despedida de Anne se repetían en la mente. No había ninguna razón para preocuparse por ellas; estaría bien, su vida sería buena. Todo lo que tenía que hacer era conseguir poner a las hormonas bajo control.
Desesperada por sacarse a Nicholas de la mente, indagó en el archivo mental que había recopilado del caso. Un hombre de treinta y tres años, casado desde hacía menos de un año, había encontrado varios números de teléfono escritos a mano en el monedero de su esposa… Aunque no estaban escritos con su letra temía que ella coqueteara con otros hombres para conseguirlos.
Esta noche la esposa, supuestamente, planeaba cantar en el karaoke Mary’s Bad Idea, un bar a unos pocos kilómetros de la casa de (_TN). A veces vale, muchas veces el esposo del cliente no estaba donde él decía que iba a estar y entonces, por lo general, AATP intentaba toparse con él en el edifico donde trabajaba… Una mujer perdida, sola y necesitada de un fuerte hombre que la ayudara a encontrar su camino. Pero últimamente la gente era bastante suspicaz con esa trampa. Bastante… Indiferente. ¿Había algo en el aire? ¿Estaban ciegos de repente?
Se suponía que esta noche (_TN) simplemente se sentaría en la barra y observaría, no hablaría con nadie en ningún momento o perdería de vista a Nicholas , ni siquiera para ir al lavabo. En el único momento que debía acercarse a él sería si Nicholas se lo señalaba y entonces debía rescatarle de una lapa.
Nicholas le había dicho todo esto en un post-it… Una nota que había pegado en el interior de la carpeta. De forma extraña, se sintió feliz de que hubiera escrito un mensaje tan machista. Eso le había ayudado a borrar de su memoria la tregua que habían compartido en el almuerzo. Una tregua que, admitía, la asustaba. Ésta le volvía irresistible. Casi agradable.
Pero no quería que ese hombre le gustara. No podía. Al hacerlo, aunque sólo fuera por un momento, le recordaba su apasionado beso. Pensar en su apasionado beso le hacía desearle. Y desearle la volvía una completa idiota. Otra vez.
Suspirando, retiró un ceñido vestido negro del armario. Tenía delgados tirantes plateados y se agarraba al cuello. Perfecto. No demasiado llamativo, pero lo bastante atractivo para que ella se mezclara con la muchedumbre. Mezclarse… Eso era raro. Por lo general tenía que vestirse para destacar.
Rápidamente se deslizó en el vestido, se sujetó los rizos al azar en lo alto de la cabeza, dejando sueltos varios mechones, se enfundó unas botas altas hasta las rodillas y fijó una flor de plata en el tirante derecho. La cámara oculta en su interior capturaría la aventura de esta noche y captaría cualquier cosa que no hiciera la de Nicholas .
Preparada, se echó un vistazo en el espejo. No estaba mal. Pero mientras estudiaba su aspecto, no podía menos que preguntarse cuál sería el de la esposa de Nicholas . ¿Rubia? ¿Una pelirroja como Demi ? Hermosa, sin duda. Un hombre como Nicholas querría a alguien despampanante a su lado. ¿La había amado?
Desde allí, los pensamientos de (_TN) se movieron en espiral, extendiendo sus ramas venenosas. ¿A qué mierda de esposa le gustaría su personalidad de graciosillo? ¿Por qué se habían divorciado? ¿Infidelidad? Lo más probable. Si era así, ¿de la esposa? ¿O suya? Definitivamente de la esposa, a juzgar por el tono de voz de Nicholas cuando había hablado del matrimonio. ¿Qué clase de mujer engañaría a un tipo tan carismático como Nicholas ? Una mujer lista. Se obligó a contestar. Él era un cerdo. ¿La habría engañado también?
El reloj de pared dio la hora, salvando a la mente de la necesidad de producir una respuesta que sabía que no le gustaría. Si él no lo había hecho, era un hombre mejor de lo que quería creer. Mientras (_TN) reunía el bolso y las llaves, el teléfono sonó. Gimiendo, se precipitó hasta la mesilla de noche y echó un vistazo al aparato. Había una luz roja intermitente porque su padre había dejado un mensaje el otro día. «Llámame, por favor. Te echo de menos» y no lo había borrado aún.
La Identificación de Llamadas mostró que era Greene, Evelyn. Supuso que por fin era su turno para enterarse directamente de las aventuras de su madre en el mundo de las citas. Se alegraba de ello, siempre le gustó la sinceridad de su madre, pero ahora no tenía tiempo para esto. De todos modos contestó. Si no lo hacía, su madre le llamaría al móvil durante toda la maldita noche, incluso podría hundirse en una mayor depresión con la cual Brittany y Brent tendrían que intervenir.
(_TN) descolgó el teléfono y trató de parecer feliz.
—¡Hola!, Mamá. ¿Cómo estás?
—Hola, cariño. Estoy bien. Comencé a echarte de menos y decidí llamarte para así poder escuchar la dulce voz de mi bebé. ¿Cómo estás tú?
Bien, ninguna mención a las citas. No se sorprendió; de hecho, no sabía por qué había esperado que su madre se desbordase. Mamá gritaba y lloraba con Brent y Brittany, pero a (_TN) sólo le mostraba su lado feliz. Ella y sus hermanos habían pasado incontables horas con un terapeuta, aprendiendo como tratar la personalidad depresiva de su madre. Les habían dicho que esperaran la negación, pero (_TN) odiaba esa fachada feliz.
—Yo también estoy bien —dijo, siendo deshonesta consigo misma. Hipócrita. En su defensa: Su madre no podía ni con sus propios problemas. De ninguna forma podría lidiar con los de (_TN).
Aun así amaba a la mujer, realmente lo hacía, e incluso entendía de donde provenían la depresión y los cambios bruscos de humor: De la aventura de su padre.
—He oído que estás saliendo otra vez.
—Sí —dijo su madre vacilantemente.
—¿Quieres hablar de ello? —(_TN) se sentó en el colchón y descansó el codo sobre la rodilla.
—Realmente no hay nada que contar —se rió, y hubo un borde nervioso en el sonido—. Nadie ha respondido a mi perfil, pero lo llevo bien.
No, no lo hacía. Le había llorado tanto a Brittany como a Brent. Y seguro que ahora quería llorar de nuevo.
—Los hombres son unos cerdos, Mamá, ya lo sabes. Pero tarde o temprano alguien verá lo especial que eres.
—Sí, los hombres son unos cerdos. Excepto tu hermano, por supuesto. Él es realmente un ser humano decente. Casi una mujer —añadió en el último momento.
—Estoy segura de que a él le encantaría oír eso —dijo (_TN) con sequedad. Brent era todo un hombre. Un poco machista, algo salvaje, pero era el único hombre que (_TN) amaba y con el que siempre se podía contar. Nunca la mintió, jamás la defraudó. Le daría una patada en el culo a Nicholas si ella se lo pedía.
Hmm… Algo en lo que pensar.
—Brent me dijo que yo era demasiado emocional —exclamó su madre de pronto—. Tú no piensas eso de mí, ¿verdad, cariño? Tú me quieres, ¿verdad? Piensas que soy perfecta tal y como soy, ¿no?
Señor, ¿cómo se suponía que tenía que contestar a eso? (_TN) tragó aire.
—Te quiero mucho.
—Brittany te contó lo del hombre con el que me chateaba en aquella web de citas, ¿verdad? —su madre intentó reírse—. Él era un partido perfecto, ¿sabes? Porque nos gustaban las mismas cosas. Jugar al golf, navegar, la comida india.
—Mamá, a ti no te gusta el golf ni ir en barco. Incluso no te gusta nadar. Y odias la comida picante. Te produce dolor de estómago.
—¡Pero me podrían haber gustado todas esas cosas! No me devolvió los mensajes, ni siquiera me dio una oportunidad, aunque le envié un nuevo correo.
¡Una oportunidad! Como empezaba a odiar esa frase. (_TN) se cubrió los ojos con la mano, tapando la luz.
—¿Cuánto hace que le enviaste el nuevo mensaje?
—No sé, hace diez minutos. Pero me parece una eternidad.
—Mamá —gimió.
—Puede que le haya llamado bastardo por ignorarme. No lo recuerdo muy bien. Entonces él por fin me devolvió el mensaje y me pidió que le dejara en paz. Luego me bloqueó. Eso fue cruel, ¿verdad? He llorado un poco, pero sólo un poco. Tú habrías hecho lo mismo, ¿no?
¡Y ella había querido sinceridad! ¡Qué tonta!
—Mamá, quizás las citas de Internet no sean para ti. —(_TN) podía recordar un tiempo, cuando era niña, en el que ella misma se había sentido fascinada por el amor y el romance. Cenicienta y su príncipe. Su cuento favorito a la hora de acostarse.
Aunque la realidad tenía sus métodos para destruir aquellas ilusiones. El dolor tenía sus métodos para borrar todo lo demás. Había creído que su madre había dejado atrás la necesidad de tales cosas. Había creído que su madre era más inteligente.
—Los hombres que hay libres no son ningunos premios —añadió—. Brittany dice que hay un hombre ahí fuera para mí. Que está esperando por mí como Steven la esperó a ella —dijo su madre—. Soy una mujer y tengo necesidades, ¿sabes?
—Por favor —casi gimió—. No me hables de tus necesidades.
Su madre soltó un estremecedor suspiró, probablemente intentando conseguir y mantener algo de control. Por fin, soltó una risita forzada.
—Por supuesto que no lo haré, cariño. No te llamé para lloriquearte. Realmente sólo quería oír tu voz. Todo siempre parece ir mejor cuando habló con mi niña. ¿Tú crees que soy maravillosa, verdad? ¿Verdad? —Insistió, desesperada, cuando (_TN) no respondió enseguida.
—Desde luego que creo que eres maravillosa. Te quiero. Simplemente… Reconsidera esa cosa de las citas. ¿Vale?
—Vale. —Fue la respuesta todavía forzada, todavía feliz.
—Me gustaría verte mañana por la tarde, así como a Brent, a Brittany y a la abuela —dijo (_TN)—. Podemos hacer una pequeña fiesta. ¿Les llamarás? —Esto le daría a su madre algo que hacer—. Tomaste aquellas clases de cocina y aún no he tenido la oportunidad de probar tus nuevas habilidades.
—¡Ah, me encantaría cocinar para ti! Podríamos reunirnos todos para charlar y reírnos. Ya no viene nadie a verme. —Aplaudió después de esas palabras de reproche, con una felicidad aún más forzada—. Cocinaré tu comida favorita, rustido de chuletas de cerdo, y prepararé pan de maíz.
—Te veré mañana, entonces. —Con un poco de suerte, el almuerzo le levantaría el ánimo a su madre y la pondría de mejor humor—. Te quiero Mamá.
—Yo también te quiero, dulce. —Click.
Confiando en que su madre estuviera bien, al menos por esta noche, (_TN) dejó el teléfono y corrió hacia la puerta de la calle, cerrándola tras ella. Iba a llegar tarde. Ya llegaba tarde. La anticipación la recorría. No podía esperar para ver a Nicholas en acción con un objetivo. Sí, lo había visto con Ronnie con ie pero sus acciones habían sido fruto de la venganza. ¿Cómo trataría a un objetivo auténtico? ¿La agarraría de la cintura? ¿Bajarían sus ojos a media asta como habían hecho justo antes de que él la besara?
Se estremeció, luego pasó todo el tiempo que tardó en llegar al bar pensando en él, imaginando su cara, impaciente por verle y castigándose por ello. Cuando aparcó, se miró en el retrovisor, se aplicó un poco más de pintalabios y salió. El aparcamiento hormigueaba de coches y gente ya un poco borracha.
Un tipo se agarró las pelotas cuando la descubrió y balbuceó una invitación para tomar un bocado nocturno. Ella podía imaginar cual sería ese bocado. Él. Ewww. Ignoró la invitación y aceleró el paso hacia el rojo y negro edificio.
Una débil música se filtraba a través de las paredes. El aire era frío y lleno de olores a cerveza, tubo de escape y cigarrillos. Una vez, le hicieron una proposición indecente en una carrera de caballos y con un montón de estiércol a su alrededor. Otra en un establecimiento de comida rápida mientras se comía un burrito caliente. Dos veces en un concesionario de coches usados mientras el dependiente intentaba aparearla con el vehículo "perfecto" para ella, un convertible de fácil acceso, naturalmente. Esto, suponía, no era mucho peor.
Justo antes de que alcanzara la puerta, una mano salió de la oscuridad y la agarró del brazo. Fue empujada contra un firme y cálido cuerpo de acero. (_TN) jadeó. El corazón le latió de forma irregular. Spray de pimienta. ¿Se había acordado de coger su spray de pimienta? En realidad, no importaba. Había dejado caer el bolso cuando el hombre la había agarrado. ¿Qué debería hacer, qué debería hacer?
Actuando por puro instinto, le dio un codazo a su captor en el estómago. Él soltó el aliento. Seguidamente, ella echó hacia atrás el puño y se lo plantó en la cara, con fuerza.
Un aullido. Después:
—Infierno Sangriento.
Ante el sonido de aquella ronca y sexy voz, se quedó quieta.
—¿Nicholas ?
—Como si no lo supieras —se quejó—. ¡Qué daño!
—Por supuesto que no lo sabía. Te golpeé. No vuelvas a agarrarme así otra vez —el corazón aún tenía que reducir la velocidad que, de hecho, se había acelerado ante la comprensión de quien la sujetaba. Su picante olor masculino la envolvía, borrando los malos olores de los que se lamentaba sólo momentos antes. Se inclinó y recogió el bolso.
—Creo que me has puesto un ojo morado —gruñó. Estaba enfadado, sí, pero también parecía de mala gana impresionado.
—Niño grande —le agarró de la mano y le llevó hasta la luz de una farola. Los dorados rayos cayeron sobre él, iluminando su salvaje belleza. Sus marrones ojos estaban entrecerrados, con las espesas pestañas casi entrelazadas. Sus labios formaban una línea de dolor. Y sí, definitivamente había un círculo rojo alrededor de su ojo izquierdo—. Oops —dijo, intentando no reírse con todas sus fuerzas.
—Encima ríete, Sonrisitas. Simplemente recuerda que ahora soy yo el que firma tu nómina —se frotó ligeramente el hinchado hueso—. Dios, golpeado por una chica.
—Te dije que podía cuidar de mí misma. ¿Por qué me sujetaste?
—No intentaba hacerte daño. Te llamé, pero no contestaste. Estabas a punto de chocar contra la puerta, mujer.
—No, no lo estaba —se fijó en la puerta, más cerca de lo que ella había pensado. Bueno, tal vez sí lo había estado.
Su mirada viajó por el vestido.
—Bonito, pero inadecuado —dijo, mientras la cólera parecía intensificarse—. Se supone que no vas a coquetear con nadie esta noche.
Ella frunció el ceño.
—El vestido me ayudará a mezclarme con la gente y así no me cruzaré en tu camino, como mi nuevo jefe, el Nazi de la oficina, ha ordenado.
—Uno, dudo que alguna vez puedas mezclarte y no destacar; y dos, tu descripción me ofende, Hoyuelos. Resulta que es muy fácil trabajar conmigo.
Ella resopló.
—No me dejaste terminar. —Se enfrentó a ella y sus narices casi se tocaron. Sus pechos realmente se tocaron—. Es muy fácil trabajar conmigo cuando los empleados son razonables y poco propensos a los ataques violentos.
El aliento comenzó a salir en superficiales jadeos y la sangre se calentó en las venas. Su calor era embriagador. Sus bromas… Aún más. Más allá de ellos, podía oír el zumbido de los coches al pasar, el estrépito de las risas borrachas, y de algún modo, esas cosas sólo añadieron sensualidad al momento.
Entonces Nicholas se aclaró la garganta y dio un paso atrás. Ella se tomó un minuto para estudiar el resto de él, desesperada por librarse de su tirón magnético. Camisa negra de cuello abotonado y pantalones negros. Todo le ajustaba perfectamente y acentuaba sus deliciosos músculos. De pronto, la boca se le hizo agua y también se apartó.
—Vamos dentro —dijo él—. Y terminemos con esto.
Nicholas se alejó sin otra palabra, obligándola a seguirle dentro del edificio que estaba tan oscuro y turbio como la noche. En el momento en que él abrió las puertas, la maldita música la golpeó; la gente pasaba a su lado riendo, hablando y bebiendo.
La parte inteligente del cerebro que apenas le funcionaba últimamente le dijo que huyera. Que corriera a casa tan rápido como pudiera. En cambio, se encontró acelerando el paso para mantener el de Nicholas .
—Cerdo —refunfuñó. Pero esta vez se lo decía a sí misma.
¿Vives en una granja de pollos? ¿No? Bueno, indudablemente sabes cómo levantar una polla.
Después de terminar en la oficina, (_TN) condujo hasta la casa de Anne. Era un viaje de treinta minutos desde el trabajo, por lo que no podría quedarse mucho tiempo si quería prepararse para la asignación de esta noche. Pero sólo tenía una pregunta.
¿Por qué?
El paseo resultó sorprendentemente tranquilo, relajante, con lozanos árboles verdes dispersados a lo largo de ambos lados del camino, alzándose hacia el cielo que ya se oscurecía. Flores rosadas, púrpuras y amarillas se abrían paso con gracia, balanceándose con una leve brisa. (_TN) escuchaba música rock por los altavoces, dando golpecitos con el pie mientras conducía. Al menos era capaz de sacar de su mente a Nicholas . Un poco. Sexy bastardo.
Había estado casado. Sorpresa. Habían mantenido una tregua a la hora de comer. Sorpresa. Le sacaste fuera de tu mente ¿recuerdas? Oh, sí.
Por fin, la casa de Anne estuvo a la vista, una espaciosa cabaña hecha tanto de madera clara como oscura. Tiradores blancos adornaban las ventanas; conociendo a Anne, éstos deberían de haber sido negros. El camino de entrada era de grava y las pequeñas rocas crujían bajo las ruedas. En general, era un lugar tranquilo. Ya había estado allí antes, pero siempre se sorprendía de que esta serena casa perteneciera a la juiciosa Anne.
(_TN) aparcó. Fuera, el aire caliente la envolvió. La fragancia de las rosas y del fresco lago le inundó la nariz. Habiéndola escuchado acercarse, Anne la esperaba con la puerta abierta, fumando un cigarrillo.
—Sé que os dije que me visitarais, Greene, pero ¡maldita sea, chica! no esperaba que lo hicieras tan pronto.
—Tal vez es que te echaba de menos —dijo (_TN), parando frente a su antigua jefa. Simplemente suéltalo. Acaba con esto—. Yo te habría comprado AATP, Anne. —Eso es, muy bien—. ¿Lo sabías, verdad?
—Sí, lo sabía. —El tono de Anne no era de arrepentimiento.
Ella intentó no mostrar ninguna emoción.
—¿Por qué no me la ofreciste?
Anne permaneció callada durante mucho tiempo, devolviendo la penetrante mirada de (_TN) con una propia. Entonces se giró, con el humo envolviéndola.
—Entra. Hablaremos.
No quería entrar. Quería irse a casa, hacerse un ovillo, golpear algo y quizás incluso llorar. Pero siguió a Anne. El interior era un espacio limpio, aireado, donde blancas cortinas se balanceaban de las enormes ventanas. Muebles de color hueso y marrón oscuro, clásicos pero bonitos, formaban un círculo en el centro.
—Siéntate —dijo Anne, señalando una silla apenas acolchada.
Se sentó. Anne reclamó el sillón frente a ella. Por primera vez, (_TN) se fijó en su aspecto. Llevaba un traje negro de seda y su pelo gris había sido cepillado hasta hacerlo brillar. ¿Esperaba compañía?
—Quieres saber el porqué —Anne tomó una calada del cigarrillo, luego lo apagó en un cenicero—. Un hábito repugnante —dijo—. Intento dejarlo.
—Sí. Quiero saberlo.
—¿Y si te dijera que no estabas preparada para ese puesto?
Los ojos de (_TN) se estrecharon.
—Sé que mentirías.
Los labios de Anne se estiraron divertidos.
—Cierto. Mentiría.
—¿Por qué? —insistió (_TN)—. Merezco la verdad.
—¿Quieres la verdad? Te la daré, pero no va a gustarte. —Anne se acomodó en el sillón y con un suspiro, miró detenidamente las vigas del techo—. Habrías acabado como yo y no quería eso para ti.
Parpadeó sorprendida. No sabía lo que había estado esperando oír, pero no era nada de esto.
—¿Y qué? —dijo, incrédula—. Tú no eres quien tiene que decidirlo.
—Tu rencor hacia los hombres aumenta cada día, (_TN). Si no haces algo al respecto mientras seas joven, terminaras sola y amargada, más de lo que ya lo estás. Siempre te preguntarás que podría haber sucedido. Siempre te preguntarás a donde habían ido a parar todos estos años.
Para enmascarar la furia en los ojos, (_TN) se miró fijamente las manos.
—¿Es eso lo que te pasa a ti?
—Ya no. Ahora vivo. Por fin vivo. Deberías intentarlo.
—Mi futuro no te concierne, Anne —las pestañas se alzaron por si solas, y lanzó un ceño feroz a su antigua jefa—. Al menos, me debías una oportunidad. Ayudé a crear AATP tal y como es ahora, consiguiendo anuncios en todos los periódicos locales, colocando folletos por toda la ciudad, ampliando nuestra cartera de clientes. Me debías una oportunidad —repitió. La barbilla le tembló. No lloraría. No soltaría ni una jodida lágrima.
—Quizás te di una —dijo Anne suavemente.
—¿Qué? ¿Cuándo? —exigió. Lo habría recordado, habría saltado sobre ella—. Siempre que intenté hablar contigo, me decías que hablaríamos de ello más tarde.
Anne hizo rodar los ojos.
—Obviamente, no hablamos del mismo tipo de oportunidad. Pero no tengo ganas de explicártelo en este momento. Aún no estás preparada para escucharme. Esperemos que llegues a entenderlo por ti misma —la voz fue mordaz, algo increpante—. Las otras chicas, bueno, no están tan encerradas como tú. Ellas, al menos, aceptan otras posibilidades.
Yo acepto posibilidades, pensó (_TN), herida. Seguramente no podía pensar en ninguna en este momento, pero eso no quería decir nada.
Un golpe sonó en la puerta, salvando a Anne de dar más explicaciones. Ella se enderezó y se alisó el traje.
—Mi cita está aquí.
Los ojos de (_TN) se agrandaron. ¿Su cita? ¿Anne? ¿Anne, que, de todas a las que (_TN) conocía, era la que más odiaba a los hombres?
—¿Te estás viendo con alguien?
—Ver… seducir… como quieras llamarlo.
Bueno. Sacudió la cabeza. Dios, ¿alguna vez conocería realmente a su jefa? Anne había vendido el negocio a Nicholas cuando podría habérselo vendido a una mujer, a alguien que conocía y de confianza. ¿Por qué no iba a tener un amante, también, aún cuando a menudo aseguraba que no había mejor compañero que un buen vibrador? De eso no podía hablar y jamás la traicionaría.
—Entra —gritó Anne.
La puerta crujió al abrirse y un hombre joven… Un chico delgado y muy hermoso, en comparación con Anne, dio un paso dentro. Parecía impaciente, feliz de estar allí. ¿Cuántos años tenía? Ni siquiera poseía una sombra de barba que demostrara que había superado la pubertad. Él vio a Anne y le dedico una tentadora y sexy sonrisa.
—¡Eh! nena.
Ew. Mi señal para marcharme. Pero (_TN) se encontró observando a Anne, intentando ver lo que el niño-hombre veía. Los bonitos ojos color avellana era una mezcla perfecta de verde y marrón. Inteligencia en cada línea de su cara. El pelo gris que parecía suave y espeso. Un cuerpo macizo. Y… Entusiasmo. Éste irradiaba de ella. Anne pulsaba llena de vida y vitalidad.
¿Siempre había lucido así y simplemente no lo había notado?
El niño-hombre deslizó el brazo alrededor de la cintura de Anne y le besó el cuello.
—Este es Hugo —dijo Anne—. Hugo, (_TN).
—¡Ey! —dijo él, apenas capaz de apartar los ojos de Anne el tiempo suficiente como para saludarla.
—¡Ey! —Extrañamente celosa de ese par, (_TN) se puso de pie. No tenía las respuestas que tanto ansiaba, pero tenía que salir de aquí. La diabólica mujer y su críptica “te di una oportunidad” probablemente la atormentarían durante días. Semanas. ¡Diablos, el resto de su vida!
¿Cómo? Joder, ¿cómo le había dado una oportunidad?
—Tengo una asignación esta noche. Mejor me voy ya. —Caminó rápidamente hacía la puerta de la calle, echando a la pareja una ojeada por encima del hombro. Quizás tenía que tomar un amante, también. Quizás así conseguiría sacarse a Nicholas de la cabeza por fin. Aunque la idea de desnudarse ante algún otro le era detestable.
—(_TN) —la llamó Anne, deteniéndola. Ella no se giró. Simplemente se quedó quieta donde estaba y esperó—. Algún día me lo agradecerás. Te lo prometo.
—No, no lo haré. —Nada bueno saldría de su tiempo con Nicholas . ¿Cómo podría ser así? Ellos podían haber llegado a una tregua, pero no eran adecuados el uno para el otro—. ¡Adiós, Anne! Que tengas una vida agradable.
—Oh, la tendré. La que me preocupa es la tuya.
«La que me preocupa es la tuya».
Mientras (_TN) se vestía para la asignación de esa noche, las palabras de despedida de Anne se repetían en la mente. No había ninguna razón para preocuparse por ellas; estaría bien, su vida sería buena. Todo lo que tenía que hacer era conseguir poner a las hormonas bajo control.
Desesperada por sacarse a Nicholas de la mente, indagó en el archivo mental que había recopilado del caso. Un hombre de treinta y tres años, casado desde hacía menos de un año, había encontrado varios números de teléfono escritos a mano en el monedero de su esposa… Aunque no estaban escritos con su letra temía que ella coqueteara con otros hombres para conseguirlos.
Esta noche la esposa, supuestamente, planeaba cantar en el karaoke Mary’s Bad Idea, un bar a unos pocos kilómetros de la casa de (_TN). A veces vale, muchas veces el esposo del cliente no estaba donde él decía que iba a estar y entonces, por lo general, AATP intentaba toparse con él en el edifico donde trabajaba… Una mujer perdida, sola y necesitada de un fuerte hombre que la ayudara a encontrar su camino. Pero últimamente la gente era bastante suspicaz con esa trampa. Bastante… Indiferente. ¿Había algo en el aire? ¿Estaban ciegos de repente?
Se suponía que esta noche (_TN) simplemente se sentaría en la barra y observaría, no hablaría con nadie en ningún momento o perdería de vista a Nicholas , ni siquiera para ir al lavabo. En el único momento que debía acercarse a él sería si Nicholas se lo señalaba y entonces debía rescatarle de una lapa.
Nicholas le había dicho todo esto en un post-it… Una nota que había pegado en el interior de la carpeta. De forma extraña, se sintió feliz de que hubiera escrito un mensaje tan machista. Eso le había ayudado a borrar de su memoria la tregua que habían compartido en el almuerzo. Una tregua que, admitía, la asustaba. Ésta le volvía irresistible. Casi agradable.
Pero no quería que ese hombre le gustara. No podía. Al hacerlo, aunque sólo fuera por un momento, le recordaba su apasionado beso. Pensar en su apasionado beso le hacía desearle. Y desearle la volvía una completa idiota. Otra vez.
Suspirando, retiró un ceñido vestido negro del armario. Tenía delgados tirantes plateados y se agarraba al cuello. Perfecto. No demasiado llamativo, pero lo bastante atractivo para que ella se mezclara con la muchedumbre. Mezclarse… Eso era raro. Por lo general tenía que vestirse para destacar.
Rápidamente se deslizó en el vestido, se sujetó los rizos al azar en lo alto de la cabeza, dejando sueltos varios mechones, se enfundó unas botas altas hasta las rodillas y fijó una flor de plata en el tirante derecho. La cámara oculta en su interior capturaría la aventura de esta noche y captaría cualquier cosa que no hiciera la de Nicholas .
Preparada, se echó un vistazo en el espejo. No estaba mal. Pero mientras estudiaba su aspecto, no podía menos que preguntarse cuál sería el de la esposa de Nicholas . ¿Rubia? ¿Una pelirroja como Demi ? Hermosa, sin duda. Un hombre como Nicholas querría a alguien despampanante a su lado. ¿La había amado?
Desde allí, los pensamientos de (_TN) se movieron en espiral, extendiendo sus ramas venenosas. ¿A qué mierda de esposa le gustaría su personalidad de graciosillo? ¿Por qué se habían divorciado? ¿Infidelidad? Lo más probable. Si era así, ¿de la esposa? ¿O suya? Definitivamente de la esposa, a juzgar por el tono de voz de Nicholas cuando había hablado del matrimonio. ¿Qué clase de mujer engañaría a un tipo tan carismático como Nicholas ? Una mujer lista. Se obligó a contestar. Él era un cerdo. ¿La habría engañado también?
El reloj de pared dio la hora, salvando a la mente de la necesidad de producir una respuesta que sabía que no le gustaría. Si él no lo había hecho, era un hombre mejor de lo que quería creer. Mientras (_TN) reunía el bolso y las llaves, el teléfono sonó. Gimiendo, se precipitó hasta la mesilla de noche y echó un vistazo al aparato. Había una luz roja intermitente porque su padre había dejado un mensaje el otro día. «Llámame, por favor. Te echo de menos» y no lo había borrado aún.
La Identificación de Llamadas mostró que era Greene, Evelyn. Supuso que por fin era su turno para enterarse directamente de las aventuras de su madre en el mundo de las citas. Se alegraba de ello, siempre le gustó la sinceridad de su madre, pero ahora no tenía tiempo para esto. De todos modos contestó. Si no lo hacía, su madre le llamaría al móvil durante toda la maldita noche, incluso podría hundirse en una mayor depresión con la cual Brittany y Brent tendrían que intervenir.
(_TN) descolgó el teléfono y trató de parecer feliz.
—¡Hola!, Mamá. ¿Cómo estás?
—Hola, cariño. Estoy bien. Comencé a echarte de menos y decidí llamarte para así poder escuchar la dulce voz de mi bebé. ¿Cómo estás tú?
Bien, ninguna mención a las citas. No se sorprendió; de hecho, no sabía por qué había esperado que su madre se desbordase. Mamá gritaba y lloraba con Brent y Brittany, pero a (_TN) sólo le mostraba su lado feliz. Ella y sus hermanos habían pasado incontables horas con un terapeuta, aprendiendo como tratar la personalidad depresiva de su madre. Les habían dicho que esperaran la negación, pero (_TN) odiaba esa fachada feliz.
—Yo también estoy bien —dijo, siendo deshonesta consigo misma. Hipócrita. En su defensa: Su madre no podía ni con sus propios problemas. De ninguna forma podría lidiar con los de (_TN).
Aun así amaba a la mujer, realmente lo hacía, e incluso entendía de donde provenían la depresión y los cambios bruscos de humor: De la aventura de su padre.
—He oído que estás saliendo otra vez.
—Sí —dijo su madre vacilantemente.
—¿Quieres hablar de ello? —(_TN) se sentó en el colchón y descansó el codo sobre la rodilla.
—Realmente no hay nada que contar —se rió, y hubo un borde nervioso en el sonido—. Nadie ha respondido a mi perfil, pero lo llevo bien.
No, no lo hacía. Le había llorado tanto a Brittany como a Brent. Y seguro que ahora quería llorar de nuevo.
—Los hombres son unos cerdos, Mamá, ya lo sabes. Pero tarde o temprano alguien verá lo especial que eres.
—Sí, los hombres son unos cerdos. Excepto tu hermano, por supuesto. Él es realmente un ser humano decente. Casi una mujer —añadió en el último momento.
—Estoy segura de que a él le encantaría oír eso —dijo (_TN) con sequedad. Brent era todo un hombre. Un poco machista, algo salvaje, pero era el único hombre que (_TN) amaba y con el que siempre se podía contar. Nunca la mintió, jamás la defraudó. Le daría una patada en el culo a Nicholas si ella se lo pedía.
Hmm… Algo en lo que pensar.
—Brent me dijo que yo era demasiado emocional —exclamó su madre de pronto—. Tú no piensas eso de mí, ¿verdad, cariño? Tú me quieres, ¿verdad? Piensas que soy perfecta tal y como soy, ¿no?
Señor, ¿cómo se suponía que tenía que contestar a eso? (_TN) tragó aire.
—Te quiero mucho.
—Brittany te contó lo del hombre con el que me chateaba en aquella web de citas, ¿verdad? —su madre intentó reírse—. Él era un partido perfecto, ¿sabes? Porque nos gustaban las mismas cosas. Jugar al golf, navegar, la comida india.
—Mamá, a ti no te gusta el golf ni ir en barco. Incluso no te gusta nadar. Y odias la comida picante. Te produce dolor de estómago.
—¡Pero me podrían haber gustado todas esas cosas! No me devolvió los mensajes, ni siquiera me dio una oportunidad, aunque le envié un nuevo correo.
¡Una oportunidad! Como empezaba a odiar esa frase. (_TN) se cubrió los ojos con la mano, tapando la luz.
—¿Cuánto hace que le enviaste el nuevo mensaje?
—No sé, hace diez minutos. Pero me parece una eternidad.
—Mamá —gimió.
—Puede que le haya llamado bastardo por ignorarme. No lo recuerdo muy bien. Entonces él por fin me devolvió el mensaje y me pidió que le dejara en paz. Luego me bloqueó. Eso fue cruel, ¿verdad? He llorado un poco, pero sólo un poco. Tú habrías hecho lo mismo, ¿no?
¡Y ella había querido sinceridad! ¡Qué tonta!
—Mamá, quizás las citas de Internet no sean para ti. —(_TN) podía recordar un tiempo, cuando era niña, en el que ella misma se había sentido fascinada por el amor y el romance. Cenicienta y su príncipe. Su cuento favorito a la hora de acostarse.
Aunque la realidad tenía sus métodos para destruir aquellas ilusiones. El dolor tenía sus métodos para borrar todo lo demás. Había creído que su madre había dejado atrás la necesidad de tales cosas. Había creído que su madre era más inteligente.
—Los hombres que hay libres no son ningunos premios —añadió—. Brittany dice que hay un hombre ahí fuera para mí. Que está esperando por mí como Steven la esperó a ella —dijo su madre—. Soy una mujer y tengo necesidades, ¿sabes?
—Por favor —casi gimió—. No me hables de tus necesidades.
Su madre soltó un estremecedor suspiró, probablemente intentando conseguir y mantener algo de control. Por fin, soltó una risita forzada.
—Por supuesto que no lo haré, cariño. No te llamé para lloriquearte. Realmente sólo quería oír tu voz. Todo siempre parece ir mejor cuando habló con mi niña. ¿Tú crees que soy maravillosa, verdad? ¿Verdad? —Insistió, desesperada, cuando (_TN) no respondió enseguida.
—Desde luego que creo que eres maravillosa. Te quiero. Simplemente… Reconsidera esa cosa de las citas. ¿Vale?
—Vale. —Fue la respuesta todavía forzada, todavía feliz.
—Me gustaría verte mañana por la tarde, así como a Brent, a Brittany y a la abuela —dijo (_TN)—. Podemos hacer una pequeña fiesta. ¿Les llamarás? —Esto le daría a su madre algo que hacer—. Tomaste aquellas clases de cocina y aún no he tenido la oportunidad de probar tus nuevas habilidades.
—¡Ah, me encantaría cocinar para ti! Podríamos reunirnos todos para charlar y reírnos. Ya no viene nadie a verme. —Aplaudió después de esas palabras de reproche, con una felicidad aún más forzada—. Cocinaré tu comida favorita, rustido de chuletas de cerdo, y prepararé pan de maíz.
—Te veré mañana, entonces. —Con un poco de suerte, el almuerzo le levantaría el ánimo a su madre y la pondría de mejor humor—. Te quiero Mamá.
—Yo también te quiero, dulce. —Click.
Confiando en que su madre estuviera bien, al menos por esta noche, (_TN) dejó el teléfono y corrió hacia la puerta de la calle, cerrándola tras ella. Iba a llegar tarde. Ya llegaba tarde. La anticipación la recorría. No podía esperar para ver a Nicholas en acción con un objetivo. Sí, lo había visto con Ronnie con ie pero sus acciones habían sido fruto de la venganza. ¿Cómo trataría a un objetivo auténtico? ¿La agarraría de la cintura? ¿Bajarían sus ojos a media asta como habían hecho justo antes de que él la besara?
Se estremeció, luego pasó todo el tiempo que tardó en llegar al bar pensando en él, imaginando su cara, impaciente por verle y castigándose por ello. Cuando aparcó, se miró en el retrovisor, se aplicó un poco más de pintalabios y salió. El aparcamiento hormigueaba de coches y gente ya un poco borracha.
Un tipo se agarró las pelotas cuando la descubrió y balbuceó una invitación para tomar un bocado nocturno. Ella podía imaginar cual sería ese bocado. Él. Ewww. Ignoró la invitación y aceleró el paso hacia el rojo y negro edificio.
Una débil música se filtraba a través de las paredes. El aire era frío y lleno de olores a cerveza, tubo de escape y cigarrillos. Una vez, le hicieron una proposición indecente en una carrera de caballos y con un montón de estiércol a su alrededor. Otra en un establecimiento de comida rápida mientras se comía un burrito caliente. Dos veces en un concesionario de coches usados mientras el dependiente intentaba aparearla con el vehículo "perfecto" para ella, un convertible de fácil acceso, naturalmente. Esto, suponía, no era mucho peor.
Justo antes de que alcanzara la puerta, una mano salió de la oscuridad y la agarró del brazo. Fue empujada contra un firme y cálido cuerpo de acero. (_TN) jadeó. El corazón le latió de forma irregular. Spray de pimienta. ¿Se había acordado de coger su spray de pimienta? En realidad, no importaba. Había dejado caer el bolso cuando el hombre la había agarrado. ¿Qué debería hacer, qué debería hacer?
Actuando por puro instinto, le dio un codazo a su captor en el estómago. Él soltó el aliento. Seguidamente, ella echó hacia atrás el puño y se lo plantó en la cara, con fuerza.
Un aullido. Después:
—Infierno Sangriento.
Ante el sonido de aquella ronca y sexy voz, se quedó quieta.
—¿Nicholas ?
—Como si no lo supieras —se quejó—. ¡Qué daño!
—Por supuesto que no lo sabía. Te golpeé. No vuelvas a agarrarme así otra vez —el corazón aún tenía que reducir la velocidad que, de hecho, se había acelerado ante la comprensión de quien la sujetaba. Su picante olor masculino la envolvía, borrando los malos olores de los que se lamentaba sólo momentos antes. Se inclinó y recogió el bolso.
—Creo que me has puesto un ojo morado —gruñó. Estaba enfadado, sí, pero también parecía de mala gana impresionado.
—Niño grande —le agarró de la mano y le llevó hasta la luz de una farola. Los dorados rayos cayeron sobre él, iluminando su salvaje belleza. Sus marrones ojos estaban entrecerrados, con las espesas pestañas casi entrelazadas. Sus labios formaban una línea de dolor. Y sí, definitivamente había un círculo rojo alrededor de su ojo izquierdo—. Oops —dijo, intentando no reírse con todas sus fuerzas.
—Encima ríete, Sonrisitas. Simplemente recuerda que ahora soy yo el que firma tu nómina —se frotó ligeramente el hinchado hueso—. Dios, golpeado por una chica.
—Te dije que podía cuidar de mí misma. ¿Por qué me sujetaste?
—No intentaba hacerte daño. Te llamé, pero no contestaste. Estabas a punto de chocar contra la puerta, mujer.
—No, no lo estaba —se fijó en la puerta, más cerca de lo que ella había pensado. Bueno, tal vez sí lo había estado.
Su mirada viajó por el vestido.
—Bonito, pero inadecuado —dijo, mientras la cólera parecía intensificarse—. Se supone que no vas a coquetear con nadie esta noche.
Ella frunció el ceño.
—El vestido me ayudará a mezclarme con la gente y así no me cruzaré en tu camino, como mi nuevo jefe, el Nazi de la oficina, ha ordenado.
—Uno, dudo que alguna vez puedas mezclarte y no destacar; y dos, tu descripción me ofende, Hoyuelos. Resulta que es muy fácil trabajar conmigo.
Ella resopló.
—No me dejaste terminar. —Se enfrentó a ella y sus narices casi se tocaron. Sus pechos realmente se tocaron—. Es muy fácil trabajar conmigo cuando los empleados son razonables y poco propensos a los ataques violentos.
El aliento comenzó a salir en superficiales jadeos y la sangre se calentó en las venas. Su calor era embriagador. Sus bromas… Aún más. Más allá de ellos, podía oír el zumbido de los coches al pasar, el estrépito de las risas borrachas, y de algún modo, esas cosas sólo añadieron sensualidad al momento.
Entonces Nicholas se aclaró la garganta y dio un paso atrás. Ella se tomó un minuto para estudiar el resto de él, desesperada por librarse de su tirón magnético. Camisa negra de cuello abotonado y pantalones negros. Todo le ajustaba perfectamente y acentuaba sus deliciosos músculos. De pronto, la boca se le hizo agua y también se apartó.
—Vamos dentro —dijo él—. Y terminemos con esto.
Nicholas se alejó sin otra palabra, obligándola a seguirle dentro del edificio que estaba tan oscuro y turbio como la noche. En el momento en que él abrió las puertas, la maldita música la golpeó; la gente pasaba a su lado riendo, hablando y bebiendo.
La parte inteligente del cerebro que apenas le funcionaba últimamente le dijo que huyera. Que corriera a casa tan rápido como pudiera. En cambio, se encontró acelerando el paso para mantener el de Nicholas .
—Cerdo —refunfuñó. Pero esta vez se lo decía a sí misma.
ElitzJb
Re: Atrapa a tu Pareja Nicholas Jonas y tu (TerMINaDA)
CAPÍTULO 12 3/3
Si yo estuviera en tu lugar, tendría sexo conmigo.
Si yo estuviera en tu lugar, tendría sexo conmigo.
La mujer era una amenaza, pensó Nicholas , aunque eso él ya lo sabía. Era demasiado sexy para andar suelta por la calle y demasiado venenosa para estar a su alrededor sin que su sentido común muriera de una muerte rápida y dolorosa.
Bueno, eso no era cierto. No era siempre venenosa. A veces era agradable, dulce… vulnerable. Aún recordaba el modo en que ella le había mirado durante el almuerzo, sus rasgos suaves, la necesidad en sus ojos. Cosa imposible, le había gustado su fácil camaradería tanto como le gustaba pelear con ella.
Según sus hormonas, ella no tenía nada de malo.
Quería besarla de nuevo en realidad, quería hacer mucho más que eso y casi lo hizo mientras habían estado de pie fuera, la luz y las sombras luchando por predominar a su alrededor. Impresionante, así es como había estado. ¡Ella le había golpeado, por el amor de Dios, y él todavía la deseaba!
«¿Crees que la gente como nosotros alguna vez tiene un final feliz?» le había preguntado antes. Él había contestado que no y realmente lo creía. Una vez, aspiró a un final feliz, había luchado por él y dejado a un lado el orgullo. Todo lo que obtuvo fue un doloroso divorcio y otra lección de desconfianza. No más, gracias. Pero…
(_TN) empezaba a hacerle desear esas cosas. Cosas imposibles. Cosas tontas. ¿Empezaba? ¡Ja! Había querido todas esas cosas imposibles de ella desde el primer momento que la vio. Ella no era adecuada para él, era incorrecta de todas las formas imaginables.
Lamentablemente, esto no parecía importarle a su polla.
No tenía que mirar tras él para saber que (_TN) le seguía a través del humo y la oscuridad, podía sentirla. El cuerpo era hiperconsciente de ella, de cada movimiento, de cada aliento. Tócame, quiso decirle.
El ojo todavía le palpita mientras le mostraba al gorila que esperaba en la puerta la mano sellada y luego pagaba la entrada de (_TN). Sin echar un vistazo hacia atrás, maniobró a través de la espesa muchedumbre de bailarines, solteros y no-tan-solteros, todos en busca de pasar un buen rato. La música rock sonaba a toda pastilla, tan ruidosa que los oídos le pitaban en protesta. Un humo artificial se dispersaba por el perfumado aire, emitiendo demasiados olores dispares. Arrugó la nariz.
Nicholas ya llevaba aquí media hora. Su objetivo también había llegado ya, pero estaba demasiado preocupado por (_TN) como para acercarse a la mujer. Había tenido un montón de pensamientos estúpidos. ¿Había tenido un accidente de coche? ¿Había decidido no venir? ¿La había cogido alguien y le había hecho daño? Finalmente había salido fuera para esperarla… Sólo para ser golpeado en el ojo por su buena acción cuando ella por fin apareció.
Enfadado consigo mismo, encontró dos asientos vacíos en la barra, reclamó uno para él y luego palmeó el otro.
—Creía que, supuestamente, no entraríamos en contacto el uno con el otro —dijo ella, pero se sentó a su lado.
No deberían hacerlo pero él no quería dejarla.
—Quédate ahí —pidió una cerveza.
—¿Una cerveza? —(_TN) chasqueó la lengua—. Qué interesante.
La miró con el ceño fruncido. Cuando la cerveza llegó, se giró y quedó de cara a los serpenteantes bailarines. No bebió, simplemente observó… Y esperó.
—Un Ginger Ale —le pidió (_TN) al camarero, luego miró a Nicholas de arriba abajo con una media sonrisa.
La sangre le tarareó, corriendo más rápido, deseándola aún más. Se obligó a mantener los ojos al frente, buscando a Amy, el objetivo de esa noche. Descubrió a su presa rápidamente; estaba justo donde la había dejado, excepto que ahora estaba sentada en las rodillas de un joven que no parecía lo bastante mayor como para estar aquí. Ella le lamía la sal de los labios. Nicholas suspiró. Parecía que, después de todo, no tendría que coquetear con ella.
—Voy a filmar —con la cerveza en la mano, Nicholas se enderezó y se acercó a la mesa de Amy. Podía sentir los ojos de (_TN) fijos en él, quemando profundamente, muy profundamente.
Amy besó al chico, un beso francés que duró veintidós segundos e hizo que el resto de los muchachos en la mesa lanzaran ovaciones. Eso en cuanto a cantar karaoke. La cámara oculta en el collar de Buda que llevaba capturó todo mientras Nicholas fingía estudiar a los bailarines que estaban justo más allá de ellos. No sería necesario que él coqueteara o le hiciera proposiciones para demostrarle a (_TN) que las mujeres eran tan traicioneras como ella creía que eran los hombres. Amy era muy amable al demostrarlo con suficiente claridad. Su marido iba a estar desolado y Nicholas sintió una chispa de compasión por él. Ya he pasado por esto.
—¡Hey, guapísimo! —dijo una sensual voz a su lado. Ella ronroneó las palabras sobre la música, manteniendo la cara cerca de la suya mientras le bajaba la mano por la espalda. Su perfume era fuerte, un poco especiado—. ¿Quieres bailar? Prometo no morderte… A menos que me lo pidas. Pero por otro lado, pareces un hombre al que le gusta jugar duro. Mmm, ¿quieres que te cure ese ojo con un beso?
La afrontó sin mover la cámara de Amy. La nueva mujer era una deliciosa rubia de grandes ojos azules y un escote lo suficiente grande como para que se perdiera un pequeño ejército. Había decidido buscar a una fácil y dispuesta mujer, ¿no? Había decidido acostarse con alguna otra que no fuera (_TN) y liberar el cuerpo del constante dolor. ¿No lo había hecho? No podía recordarlo. Todo lo que sabía era que no estaba interesado en esta mujer. Su pelo no era lo suficientemente oscuro, ni lo bastante rizado. Sus ojos no era lo bastante azules, ni tenía pecas y hoyuelos.
—No, gracias —dijo—. Espero a alguien —giró hacia la barra, haciéndole señas a (_TN), pero ya caminaba hacia él con expresión decidida. No, no caminaba, comprendió al minuto siguiente. Se contoneaba tentadoramente. Cada hombre que pasaba la miraba y él tuvo que tragarse el repentino nudo en la garganta.
Cuando alcanzó a Nicholas , le rodeó los hombros con los brazos. Incluso le besó un lado del cuello. ¡Santo Infierno!
—Está pillado, encanto —gruñó ella—. Y yo no comparto.
—Sí, pues tal vez él prefiera...
—Piérdete antes de que vacíe tu sostén. ¿Entendido?
Palideciendo, la lapa huyó lejos.
(_TN) le liberó, pero se quedó a su lado. Ella bebió a sorbos de su copa y mantuvo la mirada fija al frente, como si le asombrara lo que había hecho y dicho. Las multicolores luces giraban, destacando su encantadora cara.
—Estás a salvo —dijo finalmente.
—Sí. Gracias —dijo él serio. Todo esto le había encendido.
Los ojos no se apartaron de Amy, que todavía seguía en lo suyo con su joven amante, y sacudió la cabeza.
—No me importa lo que haga el objetivo. Todavía creo que las mujeres no son tan malas como los hombres y aún me debes mucho dinero.
Estaba demasiada tensa, demasiada seria y, de repente, sintió la necesidad de relajarla. Con la mano libre, se ahuecó la oreja y fingió que no podía oírla.
—¿Qué has dicho?
Ella frunció el ceño y repitió las palabras.
—¿Qué? —dijo Nicholas de nuevo.
En lugar de relajarse, frunció más el ceño y se inclinó hacia él, soplando el comentario directamente en su oído. Su encantador y dulce pecho rozó el suyo, su decadente olor le tentó la nariz y los suaves mechones de su pelo le acariciaron la mejilla. Su calor, siempre su peligroso calor, le envolvió. Durante un instante, Nicholas experimentó una indeseada erección.
¿Siempre sería así cuándo ella estuviera cerca?
Hacerle una broma, comprendió, había sido una idea estúpida. Pero por supuesto, últimamente había sido un estúpido, sobre todo en lo referente a ella. Cuando (_TN) terminó de hablar, ella no se movió. Se quedó justo donde estaba, cerca de él. Muy cerca, pero no lo bastante. ¿Le había rozado la oreja con su nariz… quizás hociqueándole? Tal vez no había sido tan estúpido, después de todo.
De repente, él se encontró con que el brazo la alcanzaba, rodeándole la cintura. La mano agarró la curva de su cadera, la palma rozando la cima de su trasero. ¡Santo infierno, esto era el cielo! Encajaban perfectamente, como si su cuerpo hubiera sido hecho expresamente para él. Sin poder detenerse, movió poco a poco los dedos más abajo. Ella todavía no se apartó, pero emitió un agudo jadeo. ¿Por más… o para que parara?
Mordiéndose el labio inferior, (_TN) se acercó otro paso. Por más.
La música palideció en los oídos. La muchedumbre desapareció. Sólo estaba (_TN), su exuberante sexualidad, sus vivos ojos color zafiro. Dios había hecho a la población masculina un mal enorme, soltando a esta mujer en el mundo. De todos modos, él no podía moverse, no podía encontrar la voluntad para hacerlo. Error. Problema. Regla número dos. Las palabras se repetían en la mente, pero Nicholas las ignoró.
Como si los pensamientos se le reflejaran en la cara, las mejillas de (_TN) enrojecieron. Sus párpados bajaron. La necesidad de besarla volvió otra vez, intensificada. Sólo uno más y podría saciarse. Sólo uno más…
—Tenía ganas de verte en acción —dijo ella jadeando.
No eran las mejores palabras para decirle a un hombre excitado. Tendría que acordarse de quitar el volumen cuando le mostrara el vídeo al cliente. O quizás no tendría que hacerlo, ya que la música estaba muy alta.
Alguien tropezó con (_TN), empujándola hacía delante. Ellos perdieron el contacto de sus ojos y el hechizo se rompió. Sus mejillas siguieron sonrojadas, ya no era un rubor de excitación, sino de vergüenza.
No puedes soportar a esta mujer, ¿recuerdas? Ella es diabólica. Una rompecorazones. Al menos sabía cuál era su postura con ella. Todavía. Apártala.
—Estabas a punto de besarme otra vez —dijo él—. Convinimos que no lo harías más.
Lentamente, sus ojos se estrecharon en diminutas rendijas, bloqueando el azul iris de la vista y revelando sólo las largas y oscuras pestañas, pero aún así, de algún modo, él pudo ver el fuego brillar dentro.
—Si te dejara conservar el dinero que me debes, ¿jurarías saltar de un puente y romperte el cuello?
—No te debo dinero. Pero si lo hiciera, estoy seguro de que perderías cada centavo muy pronto. Eres una jugadora terrible —Nicholas le echó un vistazo a su objetivo. Amy estaba en el proceso de brindarle a su novio un baile en el regazo, aparentemente vigorizado por la muchedumbre alrededor de ella. El tipo tenía los dedos extendidos en su cintura y una sonrisa tipo voy-a-pillar en la cara.
Sí, el seguro y feliz mundo del marido iba a quebrarse debido a esto. Era deprimente. ¿Por qué era infiel la gente? Nicholas conocía la respuesta típica: No consigo lo que necesito en casa. ¿Por qué comprometerse, entonces? ¿Por qué no marcharse? ¿O intentar con más fuerza que la relación funcionara?
—He filmado lo suficiente —le dijo a (_TN).
Asintiendo, giró sobre los tacones de aguja y se alejó, dejándole confuso. Ella se metió a toda prisa en un reservado vacío que tenía a su espalda y se sentó, deslizando la bebida medio llena a un lado como si ya no pudiera con ella. Su cara estaba en blanco, desprovista de emoción. Oh. Descanso.
Sin pedir permiso, Nicholas se unió a ella y colocó su cerveza al lado del descartado vaso. Todavía no estaba preparado para irse a casa. Para ser completamente honesto consigo mismo, no estaba preparado para dejarla. Asegurándose de que (_TN) le miraba, tiró del collar y se lo guardó en el bolsillo.
—Ahora ya sabes que no intento grabarte.
—No recuerdo pedirte que te unieras a mí —dijo, con las cejas arqueadas. Se quitó la flor fijada al vestido y la dejó caer dentro del bolso—. Pero ahora tú también sabes que tampoco voy a filmarte.
Él llamó a una camarera. Unos segundos más tarde, una alegre morena estaba de pie frente a ellos, libreta en mano.
—¿Qué quieren tomar? —preguntó.
—Un Vodka con naranja —dijo y (_TN) levantó la barbilla y repitió el pedido. La camarera asintió con la cabeza y se alejó rápidamente—. ¿Nada de Hpnotiq?
Ella se encogió y sus desnudos hombros brillaron a la luz. Pura nata. Deliciosos para lamer.
—Ya no estoy trabajando y tengo ganas de beber algo más fuerte.
Nicholas estiró las piernas y rozó intencionadamente las rodillas de (_TN). Ella brincó y él casi sonrió.
—Eres muy consciente de mí, ¿verdad?
—Soy cautelosa —declaró suavemente. Pensó en ello durante un momento y luego añadido—. Quizás asqueada sea la mejor palabra.
Nicholas no se sintió ofendido; vio la excitación brillando en sus ojos. Un brillo, estaba seguro, que se reflejaba en los suyos propios.
—¿Qué pasó con nuestra tregua?
—Tú, pasaste.
—¿Sabes, (_TN)? en realidad no soy un mal tipo.
—Excepto en contadas ocasiones, todo lo que he visto desde que nos conocimos ayer me dice que eres un mal tipo —se quejó.
—Culpa tuya, seguro. ¿Y sólo ha pasado un día? Parece toda una vida.
—Esa es la típica respuesta de una mala persona. Culpar a los demás. Y sí, sólo ha pasado un día.
—Y tú me diste la típica respuesta de una mujer. No admitiríais que la culpa es vuestra ni para salvar la vida. Y no quiero decirlo como un insulto ni nada parecido. Todo lo contrario. Así que no hay razón para que parezcas tan ofendida.
Las bebidas llegaron y durante un largo tiempo ninguno habló. Simplemente bebieron a sorbos y observaron a la multitud de bailarines. Sus bromas, como siempre, le estimulaban. Quería seguir con ellas, pero sabía que tenía que detenerse.
Finalmente (_TN) dijo:
—¿Tus empleados masculinos sólo tienen una oportunidad para cagarla o ese es un honor estrictamente para las mujeres?
—He trabajado con esos hombres antes —se tragó el resto de su copa—. Ellos no la cagan.
—No puedes saberlo con seguridad.
—Sí, puedo.
—¿Doble o nada?
Él no vaciló, en realidad se sintió emocionado al apostar.
—Hecho.
Otro silencio siguió. ¿Por qué no podía dejarla?
—¿Por qué escogiste este tipo de trabajo? —Se encontró preguntando mientras se acomodaba mejor en el reservado.
Una sombra cruzó la cara.
—Vi un anuncio y necesitaba un trabajo. Y… va con mi personalidad. ¿Y en cuanto a ti?
Se encogió de hombros.
—Mi padre posee una agencia similar en Manchester. Mi madre lo odiaba —le gustaba demasiado hacer de señuelo él mismo— así que nos trasladamos a Estados Unidos cuando yo era sólo un niño. Pero le visitaba una vez al año y comencé a comprender que era el trabajo perfecto para mí.
—¿Alguna vez lo has lamentado? —preguntó suavemente, mirando hacia la mesa. Mientras dibujaba el número ocho con la punta del dedo—. Hacer de señuelo, quiero decir.
Podría haber mentido. Debería mentir. Pero, de forma extraña, se sintió obligado a contarle la verdad.
—Algunas veces, a lo largo de los años, me he preguntado por mi decisión de entrar en este negocio. Vi la clase de persona que era mi padre, lo sólo que estaba. Pero también vi a las víctimas, afectadas por la traición, como mi madre. Jamás querría estar en su lugar y quise ayudarles como mejor pudiera.
—Yo siento lo mismo —dijo, todavía usando aquel tono suave.
—Ah, una segunda cosa sobre la que estamos de acuerdo.
Los labios se estiraron mientras ella luchaba contra una sonrisa.
—¿Cuál era la primera?
—¿Sabes?, la he olvidado. —Hizo señas por otra copa. La camarera, rápidamente, entregó la bebida deseada, pero (_TN) se la quitó de golpe. Los dedos se rozaron, enviando una descarga eléctrica a través de él—. Es mía.
—La gente de reflejos lentos, por lo general, pierde —dijo ella, luego se bebió el fuerte y dulce líquido y dejó el vaso sobre la mesa.
El estómago se le encogió. Había una gotita sobre su labio y quiso lamérsela, probar su sabor en la boca. Nicholas pidió otra copa, medio esperando que se la robara también. Pero no lo hizo. Simplemente le miró. Mientras vaciaba el vaso, la garganta quemándose, los ojos nunca la abandonaron. Estaba tan guapa en la penumbra, el humo rodeándola.
Como siempre, el cuerpo le respondió como si ella estuviera desnuda, en su cama, haciéndole señas para que se le uniera.
—Tomaré dos más —dijo (_TN) a la camarera.
A estas horas, la morena no estaba tan alegre.
—Yo tomaré tres —dijo él.
—¿Por qué no les traigo una docena? —fue su cansada respuesta—. Así, no tendré que seguir viniendo.
—Buena idea —dijo a la vez que (_TN) decía: "Excelente".
—¿Crees que puedes tolerar el alcohol mejor que yo? —le preguntó (_TN).
—¿Qué si creo? —Todos sus genes de jugador aplaudieron felices—. Nena, sé que puedo beber hasta tumbarte.
Los cócteles de vodka con naranja llegaron y la camarera los deslizó uno a uno por la mesa, suspirando y negando con la cabeza.
—Si no pensaron en llamar a un taxi cuando llegaron aquí, deberían comenzar a hacerlo ahora —dijo, luego se alejó para servir a otra persona.
—Seguro que llamaremos a un taxi —dijo (_TN), reclamando tres de los vasos. Nicholas hizo lo mismo. Ella se acabó uno de un trago, él en dos. Ella terminó dos más y Nicholas el otro. Cuando golpeó el vaso vacío contra la mesa, ella se rió.
Para Nicholas , el sonido de su risa era mágico. Ronco y rico como el vino. Toda su cara se iluminaba con la diversión. Tenía que besarla otra vez, pensó, antes de que la noche terminara. Tenía que sostenerla entre los brazos, sentir su pecho contra el suyo. Escuchar sus gemidos en los oídos.
Sí, dijo su confusa mente. Sí.
—Técnicamente algunas personas considerarían esto como una cita —dijo ella, pronunciando ya un poco mal las palabras—. Sólo por curiosidad, ¿Cuál crees que es el mayor error de una mujer en su primera cita? Quiero asegurarme de no cometerlo.
—Vestirse provocativamente —contestó Nicholas inmediatamente, un poco balbuceante también—. Por lo general diría no vestirse provocativamente, pero esta noche haré una excepción.
Ella soltó una risita.
—Eres muy mono, ¿sabes? —Una vez que comprendió lo que había dicho, sacudió la cabeza, se congeló y perdió la risa. Se presionó los dedos contras las sienes—. Acción incorrecta. Mareada. Palabras incorrectas. Estúpida.
—Bueno, yo creo que tú eres sexy como el infierno —admitió sombríamente.
(_TN) parpadeó hacia él.
—¿Lo crees?
—Sí.
—¿De verdad?
—Sí. ¿Vale? Sí.
—No deberías hacerlo —le riñó sin convicción.
—Lo sé —se quejó —. Igual que tú no deberías pensar que soy mono.
Sus hombros cayeron.
—Cierto. Ahora mismo, deberíamos odiarnos el uno al otro. Tú eres mi enemigo.
Él se encogió de hombros y propuso:
—Los enemigos a veces duermen juntos.
(_TN) pensó en ello durante unos largos y prolongados minutos.
—Si fueras más amable, podría… —sacudió la cabeza, frunció el ceño y cerró los ojos ante otra oleada de vértigo—. No, no puedo.
—Puedo ser amable —se apresuró él. Una imagen de ellos dos en la cama se le filtró de nuevo en la mente. ¿Por qué no? Se preguntó de pronto. Ambos conocían las reglas del juego. Nada serio. Nada de matrimonio. Nada de bebés. Con total seguridad, podía querer esas cosas en los momentos más débiles, pero no con (_TN). A ella, simplemente la deseaba. Con fuerza y durante mucho tiempo, para siempre.
No, para siempre no, se recordó severamente.
—No puedes ser amable —dijo, seria—. No lo creo.
—Déjame demostrarlo. —Antes de que pudiera detenerse, extendió la mano y entrelazó sus dedos. Su piel era suave donde la suya era áspera—. Mientras tenemos sexo, seré tan amable que pensarás que bombeo en ti un montón de azúcar.
Ella se mordió el labio inferior.
—¿Lo harás en el sentido de las agujas del reloj o te retorcerás como un remolino?
Las cejas se arrugaron en confusión.
—Francamente, no tengo ni idea a qué diablos te refieres. —¿Había hecho eso con algún otro? ¿Y por qué ese pensamiento le enfurecía? ¿Por qué bullía de celos?
Una risa escapó de ella, un poco nerviosa, muy excitada.
—¿Realmente quieres hacerlo? —susurró, con un borde escandalizado en las palabras—. ¿No romperá esto tus preciosas reglas?
—Soy el jefe y te digo que olvidemos las reglas. Son estúpidas y yo soy un tipo amable.
Durante un momento, le miró de arriba y abajo como si él fuera su caramelo favorito. Nicholas hacía mucho que había perdido el control sobre su propia mente, su propio cuerpo, sus propias palabras. Sabía que se equivocaba, pero no le importaba. La deseaba y debía tenerla. La cabeza le flotaba vertiginosamente con ese conocimiento.
—¿Te marcharás inmediatamente después? —preguntó (_TN).
—Sin abrazos.
—¿Lo prometes?
—Lo prometo.
Los labios se separaron con un cálido suspiro.
—Bien. Vamos a mi casa.
aja ahora si las cosas son mejores no creen
espero y les alla gustado el maraton chicas
bye nos leeremos luego se me cuidan :)
ElitzJb
Re: Atrapa a tu Pareja Nicholas Jonas y tu (TerMINaDA)
pero... como... ahhhh
como puede ser tan perversa que la dejas ahi!!!
me dejaste gritando de la emocion!!!
rayos siempre me dejas sin que decir!!!
ok ya respira....
awww yo creo que cuando sepan las historias
de cada uno surgra un hermoso momento
pero parace que la noche tiene sorpresas!!!
hay dios lo van a hacer?!!!
nononon siguela plis!!!!
si quieres me hinco y te lo suplico pero siguela!!!
como puede ser tan perversa que la dejas ahi!!!
me dejaste gritando de la emocion!!!
rayos siempre me dejas sin que decir!!!
ok ya respira....
awww yo creo que cuando sepan las historias
de cada uno surgra un hermoso momento
pero parace que la noche tiene sorpresas!!!
hay dios lo van a hacer?!!!
nononon siguela plis!!!!
si quieres me hinco y te lo suplico pero siguela!!!
DanieladeJonas
Re: Atrapa a tu Pareja Nicholas Jonas y tu (TerMINaDA)
:wut: AAAAAAAAAAHHHHH!!! ME VUELVEEENN LOOOCAAAAA!!!!
NOO LOS ENTINDOOOO SE AMAN O SE ODIAAAAANNN????? :wut:
YY AHORAA SE EMBOORRRACHAAANN Y SE VAN A LA CASA DE _____??
AAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHH!!!!!!!!
CREOOOO QUE HARAN ESOOOO Y ESO TAMBIEN!!! Y AQUELLLOOOO!!!!
JAJAJAJAJAJAJA
OJALA Y NO SE MATEN DESPUESSS!!
NOO LOS ENTINDOOOO SE AMAN O SE ODIAAAAANNN????? :wut:
YY AHORAA SE EMBOORRRACHAAANN Y SE VAN A LA CASA DE _____??
AAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHH!!!!!!!!
CREOOOO QUE HARAN ESOOOO Y ESO TAMBIEN!!! Y AQUELLLOOOO!!!!
JAJAJAJAJAJAJA
OJALA Y NO SE MATEN DESPUESSS!!
chelis
Re: Atrapa a tu Pareja Nicholas Jonas y tu (TerMINaDA)
NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO
como te atreves a dejarla asi por amor de dios ?????
estas locaaaaaaaaaaaaaaaa ? creo que morire de un paro ...
omg omg omg ...
ellos en verdad .. van... a .... espero que si :L
jajajajajaja .. ya seria hora ...
en evrdad me encanta la relacion que tienen ...
ameee los capis !!!
siiguelaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa
como te atreves a dejarla asi por amor de dios ?????
estas locaaaaaaaaaaaaaaaa ? creo que morire de un paro ...
omg omg omg ...
ellos en verdad .. van... a .... espero que si :L
jajajajajaja .. ya seria hora ...
en evrdad me encanta la relacion que tienen ...
ameee los capis !!!
siiguelaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa
Ciin :)
Re: Atrapa a tu Pareja Nicholas Jonas y tu (TerMINaDA)
awww me encanto el maraton
Por fin lo van a hacer
Nick es tan sexy!!
Siguela!!
Por fin lo van a hacer
Nick es tan sexy!!
Siguela!!
aranzhitha
Re: Atrapa a tu Pareja Nicholas Jonas y tu (TerMINaDA)
Holasoy nueva lectora!!!! Amo esta adaptacion da ganas de querer seguir leyendo mas la amo jajy espero que la sigas quiero saber que pasa!!! :bounce:
SmileJonas
Re: Atrapa a tu Pareja Nicholas Jonas y tu (TerMINaDA)
new reader♥ me encanta siiguela pls *-*
See.Into.My.Mind♥
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