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La Bella & La Bestia (JB&Tú) TERMINADA
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: La Bella & La Bestia (JB&Tú) TERMINADA
Capitulo 45
Sin saber por qué, levanté la mirada para encontrarme con sus dulces ojos color miel. Me sonrió de costado, acto seguido, me estrechó más entre sus brazos.
-No quise incomodarte.-se disculpó.
-No lo has hecho.-dije tragando saliva.- ¿Justin?
-¿Si?-preguntó acariciando mi cabello.
-¿Tú me quieres?-pregunté. Luego me arrepentí.- No, no respondas a eso.-dije.- ¿Algún día podremos ser pareja normal? No, no, tampoco respondas a eso.-pensé antes de preguntar. Justin rió.- ¿Crees que alguna vez puedas verme como algo más que a una niña?-pregunté. Creí estar segura de lo que acababa de preguntar pero luego me arrepentí.- No respondas.
-¿Por qué tan insegura?-preguntó y rió.
-Soy así.-alcé los hombros y me acomodé en sus brazos.
-Si te quiero.-me sonrió.- Y creo que capaz, algún día, podremos ser una pareja normal. No te veo como a una niña.-respondió una por una.- Piensas demasiado.-añadió.- Creo que te dejo demasiado sola como para que te hagas esas preguntas.-dijo y negando con la cabeza apoyó su frente sobre la mía.- ¿Tú me quieres?
-S…Si.-titubeé. Me sonrió y dio un corto beso en mis labios.- Más que tú a mí.-añadí.
-¿Qué sabes tú cuánto te quiero yo a ti?-dijo y me guiñó un ojo. Reí.- Es mejor cuando ríes, no cuando lloras.-dijo.
-Gracias.
-¿Por qué?-preguntó alzando una ceja.
-Por todo.-dije e hice una mueca.- Por mantenerme, por cuidarme, por estar conmigo, por mucho, Justin.
-Gracias a ti.-dijo.
-¿A mi? Lo único que hago en tu vida es fastidiar.
-Te desvaloras mucho, ______.-dijo.- Antes de que tú llegaras a casa, lo único que hacía era dar ordenes y trabajar todo el día.
-¿En serio?-pregunté.
-En serio.
-¿Sabes? Cuando llegué a tu casa, pensé que luego de dos años iba a poder liberarme. Ya sabes, al ser mayor, pensé que me dejarían irme donde yo quisiera.
-Estas loca.-dijo y rió.- ¿Ya estas mejor?-preguntó y besó mi mejilla.
-Claro.-sonreí.
-Genial.-sonrió.- Sabes que cuando necesites hablar, cuentas conmigo.-dijo. Sonreí ante sus palabras.
-Creo que después de todo, no nos llevamos tan mal como al principio, ¿Qué dices?
-Tienes razón.-admitió mientras miraba mis labios.- Puede que algún día nos llevemos mejor que esto y todas las peleas acaben.-sonrió.- De todas maneras, -volvió su vista mis ojos.- me gusta que por lo menos, por día, tengamos un momento así como este.-dijo y su sonrisa se hizo más amplia.- Eres la persona más cercana que tengo.
-Tú también lo eres.-le dije. Besó mis labios cortamente.
-¿Vamos a dormir?-preguntó. Sonreí y me levanté de su regazo. Le tendí la mano y la tomó para ponerse de pie.- ¿Quieres que duerma en el sofá o puedo dormir contigo?-preguntó rascándose la nuca.
-Puedes dormir en la cama, siempre y cuando te comportes.-dije y reí. Me dio media vuelta con la mano que aún sostenía la suya y así me ató a su cuerpo.
-Me gusta comportarme mal.-besó mi cuello.
-Justin…-lo regañé. Rió.
-Vamos, anímate.-me dijo mientras iba dejando un camino de besos en mi cuello.- No voy a hacerte daño, lo prometo.
Estaba prometiendo que no iba a lastimarme, eso implicaba, cuidado. Justin sabía muy bien lo que quería y como podía conseguirlo. Yo, por mi parte, también sabía lo que quería. Pero había algo más que lo impedía. Yo lo amaba, él a mi no.
-No lo se.
-Haré que no te arrepientas.-me giró y besó mis labios. Posé mis manos sobre sus hombros mientras él me abrazaba por la cintura.- ¿Vas a dejarme?-preguntó aún sobre mis labios. Bajé la cabeza.- Hey, si no quieres no pasa.-dijo luego.
Bien, me estaba confundiendo. En el avión me decía que quería abusar de mí por la noche y luego, venía y me rogaba, prometía no hacerme daño y luego pedía permiso. Definitivamente, era bipolar.
-Si no sintiera tu respiración, pensaría que has muerto.-dijo y levantó mi rostro.- ¿Segura que estas bien?-preguntó.
-Si, muy bien.-dije y fingí una sonrisa.- No tienes porque preocuparte por mí.
-Si tengo por qué.-me dijo y besó cortamente mis labios.- Eres mi esposa.
Estaba siendo dulce, no era nada común en él. Sentí como mi corazón se aceleraba. Capaz él quería más que un simple polvo. O capaz no y hacía todo eso para conseguir su preciado polvo. Pero, estaba segura de algo, yo si quería compartir mi vida junto a él y no iba a huir siempre de sus brazos. Esta noche era mi oportunidad de saber si él me quería tanto como yo a él. Sonreí.
-Pensé que ser tu esposa sería terrible.-admití. Rió y volvió a besarme mientras retrocedía. La cama.
-Ya te he dicho y sigo sosteniéndolo, piensas demasiado.-me besó.- Voy a comenzar a pasar más tiempo junto a ti, veras como dejas de pensar.-rió sobre mis labios.
Detrás de él se encontraba la cama. La enorme cama, mi mayor pesadilla últimamente. Siguió retrocediendo mientras me besaba con ternura. Cuando llegó al borde de la cama, me sostuvo por la cintura y se hizo hacía atrás para caer conmigo encima. Rió.
-Justin.-susurré sobre sus labios.
-______, no digas nada.-me besó cortamente.- Prometo ser suave.-sonrió.
Cada segundo que pasaba me sentía más nerviosa. Me daba terror pensar que iba a estar completamente desnuda frente a él. Justin, quien ya tenía experiencia, iba a ser el primer hombre en tenerme. Después de todo, no iba a pasar toda mi vida huyendo de los deseos sexuales de mi esposo. Y si, era pequeña a comparación de él, pero uno no gana si no arriesga. Y yo si quería ganarme su amor, después de todo, estaba claro que iba a suceder esa noche.
Se apoyó sobre sus codos y sin dejar de besarme comenzó a retroceder sobre la cama. Dio media vuelta y me dejó debajo de su fuerte cuerpo. Sonrió, sabía que tenía el control. Sin darnos cuenta, comenzamos a acomodarnos en la cama. Y en menos de cinco minutos la molesta ropa, en este caso, había desaparecido. Justin solo quedaba con sus boxers azules y yo solo poseía mi ropa interior. Observó mi cuerpo descaradamente y devoró mis labios una vez más, para luego, bajar y recorrer mi cuerpo dejando un rastro de besos.
Definitivamente iba a ocurrir y yo ya no tenía cordura alguna para detener al hombre que se dedicaba a hacerme sentir todo tipo de placer. Estábamos agitados, Justin sonreía deseosamente mientras acariciaba parte por parte mi bien formado cuerpo.
-Esta vez no van a golpear la puerta, no vas a salir corriendo, tampoco saldras llorando ¿verdad?-dijo mientras me elevaba un poco para desabrochar mi sostén.
-No, Justin. Nadie vendrá, nadie llorará y si, ambos nos correremos, tú solo sigue.-dije. Sonrió y siguió tal cual yo lo había pedido.
Al escuchar mis jadeos, Justin, apartó el sostén de nuestras vistas y lo tiró al suelo junto con toda la ropa que antes habíamos tenido puesta. El pudor había desaparecido, Justin parecía una bestia salvaje en busca de su presa y yo disfrutaba de sus caricias desesperadas. Se dispuso a dejarme totalmente desnuda y no iba a quedarme atrás, coloqué mis manos en su cintura y bajé sus boxers con suma delicadez, él hizo lo mismo con mis bragas y luego bajo su mirada.
-¿Lista?-preguntó entre jadeos.
-Tienes que usar protección.
-Estamos casados.-se quejó mientras su respiración agitada no cesaba.
-No tiene nada que ver, no quiero quedar embarazada, no ahora Justin. Vamos, búscalo.-casi le ordené. Asintió rápidamente con la cabeza y se tiró al suelo.- ¿Qué haces allí?-pregunté sin comprender.
-Lo tengo en el pantalón.-dijo y revisó todos los bolsillos de su jean.- Ha desaparecido ______, no me importa, mañana compramos pastillas.- se subió a la cama.
-Justin.-lo regañé. Volvió a tirarse al suelo y revisó los bolsillos con desesperación.- ¿Está?
-Si, si, si.-dijo y subió nuevamente. Se posiciono entre mis piernas.- Te quiero ______.-dijo mientras abría el pequeño sobre blanco.
-Yo también te quiero Justin.
Tal cual lo había prometido, había sido suave y delicado al comienzo. Pero eso no había sido suficiente, mis ojos se llenaban de lágrimas al sentir la presión dentro de mi cuerpo. Justin alzaba las cejas sin saber que hacer. Se detuvo un momento y me explicó que mi cuerpo debía adaptarse al suyo antes de que pudiera seguir, si no, iba a lastimarme y no era lo que quería.
Justin había estado en lo cierto, todo ese dolor de repente se convirtió en placer y excitación. Todo a mí alrededor se esfumó, ahí fue cuando comprendí que en verdad lo amaba más de lo que pensaba. Estaba completamente enamorada y por eso la idea de no hacer bien las cosas a la hora de estar en la cama, me aterraba tanto.
Veía como Justin se enterraba más en mi cuerpo murmurando cosas que no fui capaz de comprender. Estaba feliz, en una nube erótica de deseo y pasión. Justin había sido el único en mi corta vida que había podido hacerme excitar con una sola mirada.
Llegamos al clímax, definitivamente esa era la sensación más placentera que había podido experimentar. Él había sido el que me había llevado hasta allí, seduciéndome poco a poco, ganándose mi confianza para luego entrar en mí por primera vez y definitivamente, acababa de decidir que; no sería la única vez.
Sentía mis parpados tan pesados que se cerraban inconcientemente. Justin sin decir nada, sobre mi pecho, se alejó un poco de mi y abrió la cama. Rodé un poco para meterme entre las sabanas y luego lo hizo él. Tomó mano y me atrajo a él, apoyé mi cabeza sobre su pecho y el rodeó mi cuerpo con un de sus fuertes brazos. Soltó mi mano y estiró el otro brazo para apagar la tenue luz de la lámpara. Quedamos iluminados por las luces de la enorme ciudad y respirando agitadamente, Justin acarició mi cabello. Pronto el cansancio se hizo nuestro amigo y quedamos completamente hundidos en un profundo sueño.
Desperté asustada cuando Justin estornudó. Me sobresalté haciendo que él riera y volviera a atraerme a su cuerpo. Besó mi mejilla. Aún adormilada lo observé. Estábamos, aún, desnudos y abrazados en la cama.
-Buen día.-susurró.
-Buen día.-hablé en un tono muy bajo.
-¿Cómo has dormido?-preguntó acariciando mi espalda desnuda.
-Bien, pero digamos que este despertar no ha sido ni un tanto lindo.-dije. Rió.
-Perdón, no era mi intención asustarte.-dijo. Alcé el rostro para observarlo.
Su cabello estaba revuelto y sus ojos miel tenían una gran intensidad por la mañana. Sonreía mientras hablaba y acariciaba mi espalda.
-Esta bien, estas perdonado.-le dije y sonreí.- Tú, ¿Cómo has dormido?
-De maravilla.-respondió.- ¿Desayunamos en la cama?-preguntó. Asentí con emoción. Rió y dio un corto beso sobre mis labios.
-¿Quieres que vaya yo a pedirlo?
-No, no te muevas.-me dijo y sonrió. Estiró el brazo e intentó tomar el teléfono que se situaba al lado de la lámpara.
-Justin.-dije riendo. Estiró más el brazo y quedó solo a unos centímetros del teléfono. Agitó la mano y luego la dejó caer sobre la cama.- ¿Me quito de encima de ti?-pregunté y reí.
-Solo un rato.-dijo. Reí y me moví tapando mi cuerpo con las sábanas. Justin negó con la cabeza dando a entender que no tenía sentido y luego, tomó el teléfono.- ¿Pido por ti o quieres algo en especial?-preguntó.
-Pide lo que quieras.
-Como digas.-dijo y me tomó de la cintura para acomodarme sobre él.- Dije solo un rato, ¿recuerdas?-me sonrió y besó mis labios.
-Tontito.-dije despeinando más su cabello. Rió y marcó el número para pedir el desayuno.
lamento0 no0 haber subido0 antes de vdd y no0 tengo0 excusas para decir del xk no0 subi no0ve to0do0s esto0s dias espero0 me perdo0nen y si quieren maraton diganme o0k de vdd lo0 siento0 mucho0 pero0 espero0 k lo0 disfruten y diganme y kieren marato0n
Sin saber por qué, levanté la mirada para encontrarme con sus dulces ojos color miel. Me sonrió de costado, acto seguido, me estrechó más entre sus brazos.
-No quise incomodarte.-se disculpó.
-No lo has hecho.-dije tragando saliva.- ¿Justin?
-¿Si?-preguntó acariciando mi cabello.
-¿Tú me quieres?-pregunté. Luego me arrepentí.- No, no respondas a eso.-dije.- ¿Algún día podremos ser pareja normal? No, no, tampoco respondas a eso.-pensé antes de preguntar. Justin rió.- ¿Crees que alguna vez puedas verme como algo más que a una niña?-pregunté. Creí estar segura de lo que acababa de preguntar pero luego me arrepentí.- No respondas.
-¿Por qué tan insegura?-preguntó y rió.
-Soy así.-alcé los hombros y me acomodé en sus brazos.
-Si te quiero.-me sonrió.- Y creo que capaz, algún día, podremos ser una pareja normal. No te veo como a una niña.-respondió una por una.- Piensas demasiado.-añadió.- Creo que te dejo demasiado sola como para que te hagas esas preguntas.-dijo y negando con la cabeza apoyó su frente sobre la mía.- ¿Tú me quieres?
-S…Si.-titubeé. Me sonrió y dio un corto beso en mis labios.- Más que tú a mí.-añadí.
-¿Qué sabes tú cuánto te quiero yo a ti?-dijo y me guiñó un ojo. Reí.- Es mejor cuando ríes, no cuando lloras.-dijo.
-Gracias.
-¿Por qué?-preguntó alzando una ceja.
-Por todo.-dije e hice una mueca.- Por mantenerme, por cuidarme, por estar conmigo, por mucho, Justin.
-Gracias a ti.-dijo.
-¿A mi? Lo único que hago en tu vida es fastidiar.
-Te desvaloras mucho, ______.-dijo.- Antes de que tú llegaras a casa, lo único que hacía era dar ordenes y trabajar todo el día.
-¿En serio?-pregunté.
-En serio.
-¿Sabes? Cuando llegué a tu casa, pensé que luego de dos años iba a poder liberarme. Ya sabes, al ser mayor, pensé que me dejarían irme donde yo quisiera.
-Estas loca.-dijo y rió.- ¿Ya estas mejor?-preguntó y besó mi mejilla.
-Claro.-sonreí.
-Genial.-sonrió.- Sabes que cuando necesites hablar, cuentas conmigo.-dijo. Sonreí ante sus palabras.
-Creo que después de todo, no nos llevamos tan mal como al principio, ¿Qué dices?
-Tienes razón.-admitió mientras miraba mis labios.- Puede que algún día nos llevemos mejor que esto y todas las peleas acaben.-sonrió.- De todas maneras, -volvió su vista mis ojos.- me gusta que por lo menos, por día, tengamos un momento así como este.-dijo y su sonrisa se hizo más amplia.- Eres la persona más cercana que tengo.
-Tú también lo eres.-le dije. Besó mis labios cortamente.
-¿Vamos a dormir?-preguntó. Sonreí y me levanté de su regazo. Le tendí la mano y la tomó para ponerse de pie.- ¿Quieres que duerma en el sofá o puedo dormir contigo?-preguntó rascándose la nuca.
-Puedes dormir en la cama, siempre y cuando te comportes.-dije y reí. Me dio media vuelta con la mano que aún sostenía la suya y así me ató a su cuerpo.
-Me gusta comportarme mal.-besó mi cuello.
-Justin…-lo regañé. Rió.
-Vamos, anímate.-me dijo mientras iba dejando un camino de besos en mi cuello.- No voy a hacerte daño, lo prometo.
Estaba prometiendo que no iba a lastimarme, eso implicaba, cuidado. Justin sabía muy bien lo que quería y como podía conseguirlo. Yo, por mi parte, también sabía lo que quería. Pero había algo más que lo impedía. Yo lo amaba, él a mi no.
-No lo se.
-Haré que no te arrepientas.-me giró y besó mis labios. Posé mis manos sobre sus hombros mientras él me abrazaba por la cintura.- ¿Vas a dejarme?-preguntó aún sobre mis labios. Bajé la cabeza.- Hey, si no quieres no pasa.-dijo luego.
Bien, me estaba confundiendo. En el avión me decía que quería abusar de mí por la noche y luego, venía y me rogaba, prometía no hacerme daño y luego pedía permiso. Definitivamente, era bipolar.
-Si no sintiera tu respiración, pensaría que has muerto.-dijo y levantó mi rostro.- ¿Segura que estas bien?-preguntó.
-Si, muy bien.-dije y fingí una sonrisa.- No tienes porque preocuparte por mí.
-Si tengo por qué.-me dijo y besó cortamente mis labios.- Eres mi esposa.
Estaba siendo dulce, no era nada común en él. Sentí como mi corazón se aceleraba. Capaz él quería más que un simple polvo. O capaz no y hacía todo eso para conseguir su preciado polvo. Pero, estaba segura de algo, yo si quería compartir mi vida junto a él y no iba a huir siempre de sus brazos. Esta noche era mi oportunidad de saber si él me quería tanto como yo a él. Sonreí.
-Pensé que ser tu esposa sería terrible.-admití. Rió y volvió a besarme mientras retrocedía. La cama.
-Ya te he dicho y sigo sosteniéndolo, piensas demasiado.-me besó.- Voy a comenzar a pasar más tiempo junto a ti, veras como dejas de pensar.-rió sobre mis labios.
Detrás de él se encontraba la cama. La enorme cama, mi mayor pesadilla últimamente. Siguió retrocediendo mientras me besaba con ternura. Cuando llegó al borde de la cama, me sostuvo por la cintura y se hizo hacía atrás para caer conmigo encima. Rió.
-Justin.-susurré sobre sus labios.
-______, no digas nada.-me besó cortamente.- Prometo ser suave.-sonrió.
Cada segundo que pasaba me sentía más nerviosa. Me daba terror pensar que iba a estar completamente desnuda frente a él. Justin, quien ya tenía experiencia, iba a ser el primer hombre en tenerme. Después de todo, no iba a pasar toda mi vida huyendo de los deseos sexuales de mi esposo. Y si, era pequeña a comparación de él, pero uno no gana si no arriesga. Y yo si quería ganarme su amor, después de todo, estaba claro que iba a suceder esa noche.
Se apoyó sobre sus codos y sin dejar de besarme comenzó a retroceder sobre la cama. Dio media vuelta y me dejó debajo de su fuerte cuerpo. Sonrió, sabía que tenía el control. Sin darnos cuenta, comenzamos a acomodarnos en la cama. Y en menos de cinco minutos la molesta ropa, en este caso, había desaparecido. Justin solo quedaba con sus boxers azules y yo solo poseía mi ropa interior. Observó mi cuerpo descaradamente y devoró mis labios una vez más, para luego, bajar y recorrer mi cuerpo dejando un rastro de besos.
Definitivamente iba a ocurrir y yo ya no tenía cordura alguna para detener al hombre que se dedicaba a hacerme sentir todo tipo de placer. Estábamos agitados, Justin sonreía deseosamente mientras acariciaba parte por parte mi bien formado cuerpo.
-Esta vez no van a golpear la puerta, no vas a salir corriendo, tampoco saldras llorando ¿verdad?-dijo mientras me elevaba un poco para desabrochar mi sostén.
-No, Justin. Nadie vendrá, nadie llorará y si, ambos nos correremos, tú solo sigue.-dije. Sonrió y siguió tal cual yo lo había pedido.
Al escuchar mis jadeos, Justin, apartó el sostén de nuestras vistas y lo tiró al suelo junto con toda la ropa que antes habíamos tenido puesta. El pudor había desaparecido, Justin parecía una bestia salvaje en busca de su presa y yo disfrutaba de sus caricias desesperadas. Se dispuso a dejarme totalmente desnuda y no iba a quedarme atrás, coloqué mis manos en su cintura y bajé sus boxers con suma delicadez, él hizo lo mismo con mis bragas y luego bajo su mirada.
-¿Lista?-preguntó entre jadeos.
-Tienes que usar protección.
-Estamos casados.-se quejó mientras su respiración agitada no cesaba.
-No tiene nada que ver, no quiero quedar embarazada, no ahora Justin. Vamos, búscalo.-casi le ordené. Asintió rápidamente con la cabeza y se tiró al suelo.- ¿Qué haces allí?-pregunté sin comprender.
-Lo tengo en el pantalón.-dijo y revisó todos los bolsillos de su jean.- Ha desaparecido ______, no me importa, mañana compramos pastillas.- se subió a la cama.
-Justin.-lo regañé. Volvió a tirarse al suelo y revisó los bolsillos con desesperación.- ¿Está?
-Si, si, si.-dijo y subió nuevamente. Se posiciono entre mis piernas.- Te quiero ______.-dijo mientras abría el pequeño sobre blanco.
-Yo también te quiero Justin.
Tal cual lo había prometido, había sido suave y delicado al comienzo. Pero eso no había sido suficiente, mis ojos se llenaban de lágrimas al sentir la presión dentro de mi cuerpo. Justin alzaba las cejas sin saber que hacer. Se detuvo un momento y me explicó que mi cuerpo debía adaptarse al suyo antes de que pudiera seguir, si no, iba a lastimarme y no era lo que quería.
Justin había estado en lo cierto, todo ese dolor de repente se convirtió en placer y excitación. Todo a mí alrededor se esfumó, ahí fue cuando comprendí que en verdad lo amaba más de lo que pensaba. Estaba completamente enamorada y por eso la idea de no hacer bien las cosas a la hora de estar en la cama, me aterraba tanto.
Veía como Justin se enterraba más en mi cuerpo murmurando cosas que no fui capaz de comprender. Estaba feliz, en una nube erótica de deseo y pasión. Justin había sido el único en mi corta vida que había podido hacerme excitar con una sola mirada.
Llegamos al clímax, definitivamente esa era la sensación más placentera que había podido experimentar. Él había sido el que me había llevado hasta allí, seduciéndome poco a poco, ganándose mi confianza para luego entrar en mí por primera vez y definitivamente, acababa de decidir que; no sería la única vez.
Sentía mis parpados tan pesados que se cerraban inconcientemente. Justin sin decir nada, sobre mi pecho, se alejó un poco de mi y abrió la cama. Rodé un poco para meterme entre las sabanas y luego lo hizo él. Tomó mano y me atrajo a él, apoyé mi cabeza sobre su pecho y el rodeó mi cuerpo con un de sus fuertes brazos. Soltó mi mano y estiró el otro brazo para apagar la tenue luz de la lámpara. Quedamos iluminados por las luces de la enorme ciudad y respirando agitadamente, Justin acarició mi cabello. Pronto el cansancio se hizo nuestro amigo y quedamos completamente hundidos en un profundo sueño.
Desperté asustada cuando Justin estornudó. Me sobresalté haciendo que él riera y volviera a atraerme a su cuerpo. Besó mi mejilla. Aún adormilada lo observé. Estábamos, aún, desnudos y abrazados en la cama.
-Buen día.-susurró.
-Buen día.-hablé en un tono muy bajo.
-¿Cómo has dormido?-preguntó acariciando mi espalda desnuda.
-Bien, pero digamos que este despertar no ha sido ni un tanto lindo.-dije. Rió.
-Perdón, no era mi intención asustarte.-dijo. Alcé el rostro para observarlo.
Su cabello estaba revuelto y sus ojos miel tenían una gran intensidad por la mañana. Sonreía mientras hablaba y acariciaba mi espalda.
-Esta bien, estas perdonado.-le dije y sonreí.- Tú, ¿Cómo has dormido?
-De maravilla.-respondió.- ¿Desayunamos en la cama?-preguntó. Asentí con emoción. Rió y dio un corto beso sobre mis labios.
-¿Quieres que vaya yo a pedirlo?
-No, no te muevas.-me dijo y sonrió. Estiró el brazo e intentó tomar el teléfono que se situaba al lado de la lámpara.
-Justin.-dije riendo. Estiró más el brazo y quedó solo a unos centímetros del teléfono. Agitó la mano y luego la dejó caer sobre la cama.- ¿Me quito de encima de ti?-pregunté y reí.
-Solo un rato.-dijo. Reí y me moví tapando mi cuerpo con las sábanas. Justin negó con la cabeza dando a entender que no tenía sentido y luego, tomó el teléfono.- ¿Pido por ti o quieres algo en especial?-preguntó.
-Pide lo que quieras.
-Como digas.-dijo y me tomó de la cintura para acomodarme sobre él.- Dije solo un rato, ¿recuerdas?-me sonrió y besó mis labios.
-Tontito.-dije despeinando más su cabello. Rió y marcó el número para pedir el desayuno.
lamento0 no0 haber subido0 antes de vdd y no0 tengo0 excusas para decir del xk no0 subi no0ve to0do0s esto0s dias espero0 me perdo0nen y si quieren maraton diganme o0k de vdd lo0 siento0 mucho0 pero0 espero0 k lo0 disfruten y diganme y kieren marato0n
alex_gomez_95
Re: La Bella & La Bestia (JB&Tú) TERMINADA
siiiiiiiii plisssssssssss maraton alfin soy de just :twisted:
thebiebs_joelis
Re: La Bella & La Bestia (JB&Tú) TERMINADA
Me encanto el cap,no pasa nada porque no hayas subido antes.
yo tambien quiero maratoooooon
yo tambien quiero maratoooooon
RedHair94
Re: La Bella & La Bestia (JB&Tú) TERMINADA
[b]¡QUIERO MARATÓN! Me encanta esta novela, es súper tierna y cómica jajaja :33
ItsBee♡
Re: La Bella & La Bestia (JB&Tú) TERMINADA
amo tu nove pero duras muucho para subir y eso le quita el deseo por que uno piensa que nunca subiras :wut: :sad: :( :pokerface:
thebiebs_joelis
Re: La Bella & La Bestia (JB&Tú) TERMINADA
Capitulo 46
Nos encontrábamos paseando por el centro de la cuidad, tomados de la mano, como una pareja. Justin buscaba con la mirada un lugar donde tomar la media tarde. Acompañados por un sol que se iba escondiendo poco a poco, Justin tarareaba una canción alegremente. Caminábamos paseando por la ciudad, viendo locales de hermosa ropa, observando a los animados franceses bailar en las esquinas.
-¿Aquí?-preguntó y señaló un bello café de puertas de cristal.
-Si, como quieras.-respondí por lo bajo observando como dos niñas se peleaban por una muñeca de porcelana.- Si, entremos.-dije luego. Justin alzó los hombros y juntos entramos al lugar.
Era un pequeño café pero muy pintoresco. Poseía mesas de madera con pequeños detalles en las patas y alrededor de estas. La gente estaba sentada hablando sonriente y bebiendo café. Justin se acercó a una mesa para dos y movió la silla para que yo me sentara. Le sonreí e hice caso a su caballerosidad. Rodeó la mesa y se sentó en frente mío.
-Bienvenidos.- dijo un mozo de baja estatura mientras colocaba las cartas sobre la mesa.- Cuando ya estén listos para pedir, pueden llamarme.-dijo y sonrió sutilmente para luego darse la media vuelta y alejarse de nosotros.
-Yo quiero un frapuccino.-dije y dejé la carta sobre la mesa. Justin torció la boca mientras pensaba.
-Yo quiero, lo mismo.-dijo y sonrió. Alzó la mano y pronto el hombre estaba al lado nuestro.- Dos frapuccinos.
-Enseguida se los traigo.-dijo y sonrió mientras se retiraba.
Justin se distrajo viendo un partido de futbol que pasaban por la televisión del lugar. Me dediqué a observar el lugar donde estábamos. Era típico de Francia, lo que a mi más me gustaba.
-¡No!-exclamó enojado.- No se cómo hacen para perderse ese gol.-golpeó la mesa.
-No entiendo por qué se ponen así.
-¿Quiénes?-preguntó sin dedicarme su mirada.
-Los hombres, son todos así cuando ven partidos de futbol.
-No lo creo _____.-dijo y negó con la cabeza.- ¿Has visto eso? No sabe siquiera atajar la pelota, hasta yo lo haría mejor.-dijo y se cruzó de brazos. Reí.- No me hace gracia, cariño.
-A mi si.-espeté pensando en la expresión que él acababa de utilizar.- ¿Cariño?-pregunté alzando una ceja.
-¿Qué? ¿Qué tiene?-hizo una mueca y se rascó la nuca.
-No lo se, nunca me has dicho así, solo cuando pretendes llevarme a la cama.-dije. Rió.
-Bueno, si no quieres no te lo digo.-alzó los hombros. Abrí la boca para hablar pero él continuó.- Hablando de eso, ¿cómo la has pasado anoche?-preguntó. Sentí como se acumulaba la sangre en mis mejillas.
-Dos frapuccinos para la mesa ocho.-dijo sonrientemente el mozo.
-Gracias.-dijimos Justin y yo al unísono. El hombre hizo una leve reverencia y se retiro.
-¿Y?-preguntó retomando el tema.
-¿Y que?-dije desentendida. Rió.
-No te hagas la tonta.-me sonrió y tomó de su frapuccino.- Sé que te ha gustado.
-Si, realmente este frapuccino está de lo mejor.-dije y sonreí. Torció los ojos y me observó.- ¿Qué no hablamos de lo mismo?-pregunté inocentemente y luego le dediqué una pícara mirada. Negó con la cabeza.- Ah, pensé que hablábamos del frapuccino.-torcí la boca. Rió.
-¿Vas a esquivarme por el resto de la estadía en Francia?-preguntó. Negué con la cabeza.
-No te he esquivado, míranos, estamos aquí sentados hablando, no me he ido.
-Ya, deja de jugar.-dijo fastidiado. Reí.
-No estoy jugando, estoy tomando mi frapuccino.
-Te vas del tema, si. Eso quieres hacer.-asintió alegremente mientras acertaba a mis acciones.- Dime ya, ¿no te ha gustado? ¿Por eso no quieres hablar?
-No he dicho eso, Biebs.-dije. Sonrió.
-Entonces…-me incitó a hablar.
-Y, si no es blanco es negro.
-Quiero escucharlo de tu boca.-dijo y tomó de su frapuccino.
-Ya lo has escuchado.-dije.
-No, ¿Cuándo?
-Justin, te lo he dicho.
-Repítelo, no te he oído.-suplicó. Reí.
-Si me ha gustado.-dije. Me sonrojé al instante.- Ya, ¿esta sabroso el frapuccino?-pregunté. Rió y tomó mi mano que yacía sobre la mesa. Entrelazó sus dedos con los míos y me dedicó una mirada.
-Si, esta sabroso.-dijo. Bajé la mirada y luego volví a observarlo. Estaba más que claro que mi comportamiento era el de una nena.
Luego de tomar los frapuccinos, nos dedicamos a recorrer un rato más el lugar. Justin parecía aburrido mientras yo comentaba sobre cada uno de los vestidos en vidriera.
-¿Justin?-pregunté. Me observó.- ¿Cuándo es tu cumple años?-sonreí.
-El primero de marzo.-dijo.- ¿El tuyo?
-Ah, falta para que celebremos.-sonreí.- Diecinueve de noviembre.
-Eso es en menos dos meses.-dijo. Asentí.- ¿Y por qué no me lo habías dicho?-preguntó.
-Pensé que no te importaba.-respondí con sinceridad.
-¿Cuántas veces debo decirte que si me importas? ¿Ah?-hizo una mueca y tomó mi mano con más fuerza.- ¿Vamos a celebrar?
-No lo se, no creo que tenga sentido.
-Vamos, ya déjate de melancolías.-dijo.- Podríamos hacer una fiesta.
-Justin, no tengo amigas.
-¿Y que hay de Melanie y Sophie?-preguntó.- ¿No son tus amigas?
-Si, pero las conozco hace poco.-respondí.
-Está también mi familia.-sonrió.- Ellos te quieren. Piensa en los regalos que te harían Jaxon y Jazzy.-sonreí mientras él hablaba.- Luego están Chaz, Ryan y Chris.-siguió con la lista.- También están las novias de Chris y Chaz.-dijo.
-Con la novia de Chris hablé solo en una cena y con la novia de Chaz nos hablamos solo tres veces para nuestra boda.-casi que me quejé. Rió.
-Puedo seguir nombrando gente, si me permites.-dijo.
El sol ya se estaba ocultando y sobre la ciudad quedaban solo unos pocos rayos brindando una tenue luz. Las luces de las calles ya estaban encendidas y se empeñaban en dar un tono más romántico al pequeño pueblo, por el cual, paseábamos Justin y yo.
-A ver, dime.-dije.
-Okey, seguiré, pero comencemos a volver al hotel. Tenemos solo diez minutos de aquí hasta allá, vamos.-dijo y con las manos entrelazadas me dio una media vuelta. Giró sobre sus talones y se puso a mi lado. Soltó nuestras manos y colocó su brazo alrededor de mi cadera.- También podemos invitar a Danielle.-me dijo.- Se han llevado muy bien, luego de la pelea.-añadió y rió.
-Si, ella si sería una invitada.-dije. Sonreí.
-Rosalie, ella te quiere mucho.-me dijo. Asentí.- Louise, Macy y Lucy.-agregó.- Ellas dicen que les has caído de lo mejor.
-Bueno, si tú dices.-alcé los hombros.
-De todas maneras nadie dijo que debías hacer una gran fiesta.
-Lo se.-dije.- Hay otro tema del cual quiero hablar.
-Dime.-me invitó a hablar y dedicó su dulce mirada a mis ojos.
-¿Por qué no quieres mandarme al instituto?-pregunté.
-¿Quieres ir a un colegio?-preguntó arqueando una ceja.
-Claro Justin, ¿Qué crees? Me faltan dos años para acabar el colegio.-dije. Chasqueó la lengua.
-No lo necesitas, no vas a trabajar.
-¿Por qué no?
-Porque tú vas a dedicarte a criar a nuestros hijos mientras yo trabajo. Listo, todos felices.
-No, yo si quiero trabajar. Puede que cuando tengamos hijos…-me quedé callada.- ¿Vamos a tener hijos?-pregunté. Rió.
-Caes tarde, ¿eh?
-Justin no quiero tener hijos, no por ahora.-dije arrugando la nariz.
-Nadie dijo que sería ahora.-dijo empujando la puerta de cristal del hotel.- Podemos esperar dos o tres años.
-Hasta mis veintidós.
-¿No es mucho?-preguntó.- Cinco años.
-Corrección Bieber, son cuatro años porque estoy por cumplir mis diecisiete.-sonreí. Rió.
-Como digas, ¿no es mucho?
-Creo que esta bien, cuatro años. La que llevará el niño seré yo, así que no quiero quejas.-dije y le sonreí. Llamamos al elevador.
-Okey, como digas.-sonrió y juntos entramos a la caja metálica.
-Oye, me has evadido el tema.
-¿Qué tema?-preguntó ante mi sorpresiva acusación.
-La de ir al colegio.-me quejé. El ascensor llegó a nuestro piso y allí bajamos.
-Oh, sigues con eso.-me dijo mientras abría la puerta de la suite.
-Claro que sigo y seguiré hasta que tú me lleves a un colegio.
-_______.-se quejó mientras yo soltaba su mano.
-Vamos Justin, no te cuesta nada.
-Si que me cuesta, dinero.-dijo y bufó.- Aparte ya han comenzado las clases hace un mes y tú quedarías muy sola.
-Más sola estoy en casa cuando tú sales a trabajar.-me quejé.
-Bueno, no iras al colegio.
-¡Justin!-grité.
-¿Qué he hecho?-preguntó entrando al baño. Lo seguí.
-Quiero ir al colegio, aparte sería una buena forma de hacer amigos.
-No necesitas amigos si me tienes a mi.-dijo.- ¿Puedes salir? Quiero orinar.-se quejó.
-Cuando salgas terminamos esta conversación.-dije y cerré la puerta del baño.
Reposé mi espalda sobre la pared de lado a la puerta del baño. Esperé menos de tres minutos y Justin salió corriendo del baño y se tiró sobre la cama.
-Justin.-me quejé.- Quiero ir al colegio, quiero tener amigos y también quiero un título.
-______, dime; ¿qué pensaran en el colegio si saben que estás casada?-alzó una ceja y sostuvo su peso sobre su codo para mirarme mejor.
-No lo se, no tienen que saberlo.
-¿Y cuándo pregunten por tus padres?-preguntó. Me senté en la cama y lo miré.
-Justin, hay muchos chicos huérfanos en el mundo, no soy la única. Aparte, puedo decir que tú eres mi hermano.
-Claro, Justin Drew Bieber Mallete, hijo de Jeremy Bieber, el de la gran empresa en Nueva York, ese es tu hermano.-dijo. Estaba en lo cierto.
-Podemos decir que tu mamá no es mi mamá pero que tu papá tuvo una aventura con mi mamá hace mucho.-sonreí. Negó con la cabeza y rió.
-Eso no tiene sentido, linda.-rió.
-Bueno, diré que soy huérfana y que tú eres mi tutor.-sonreí. Estaba bien ideado.
-Okey y cuando tenga que inscribirte en el colegio, preguntarán por mi estado civil y tendré que decir que estoy casado porque es verdad, por lo tanto, pedirán que mi esposa vaya a firmar.-dijo. Torcí la boca.
-Me disfrazo y voy contigo.
-_____, deberías escribir cuentos, tienes mucha imaginación.-dijo y se puso de pie.- No vas a ir a ningún colegio.
-Okey, pues muérete.-dije y me puse de pie yo también.
-No empieces, ¿quieres?-dijo fastidiado mientras se desataba las zapatillas.
-No, tú has empezado. Justin, tengo derecho a aprender.-dije y azoté la puerta del baño, acto seguido, me senté en el pequeño banco de madera.- ¡Imbécil!-grité desde allí.
No respondió, pero estaba más que segura que me había oído.
Tenía derecho a aprender, a estudiar y a hacer nuevos amigos pero, como siempre, Justin se empeñaba en hacerme la vida imposible, en molestarme hasta que terminaba odiándolo. Pero ciertamente no lo odiaba, tenía ganas de mandarlo a la ahorca pero no lo odiaba, lo quería y demasiado.
-¿Vas a salir o debo entrar a buscarte?-preguntó luego de veinte largos minutos. No quise responder.- Siempre haces lo mismo, nos peleamos, te encierras en el baño y luego acabas llorando. Lo peor de todo es que yo, como gran estúpido, te doy consuelo y te quedas dormida en mis brazos.
-Pues déjame en paz y vete. Esta vez no será igual, no entraras al baño, no me harás llorar y tampoco dormiré contigo.
-Okey, como digas. Lo único que voy a decirte es que no pienso dormir en el sillón.-gritó y le dio un fuerte golpe a la puerta.
-Has lo que se te de la merecida gana.
-Bueno, de todas maneras, esta vez no voy a rogarte tras la puerta.-dijo. Bufó y tres minutos después volvió a hablar.- ¿Puedes salir? Quiero hablar contigo.-dijo. Sonreí.
-No quiero salir, vete a dormir y mañana hablamos.-dije y me puse de pie.- Odio que nos gritemos cualquier cosa cuando estamos peleando así que hablemos mañana cuando los dos estemos enfriados.-dije. Suspiró.
-Esta bien. ¿No quieres cenar?
-No, gracias.-dije. Sentí sus pasos alejarse.- No pienso cenar solo.-dijo en un bufido.
Estaba aburrida y sentía los pasos de Justin por toda la habitación. Ni siquiera sabía que hora podía ser pero el hambre aún no me invadía. Observé por la pequeña ventana del baño y pude ver a varios autos andando por la calle. No debía ser muy tarde. Me senté en el banco de nuevo y torcí la boca pensando que podía hacer. Tal vez podía meterme al agua templada del jacuzzi, si eso haría.
Llené el enorme jacuzzi de agua y espuma, mientras los chorros largaban agua tibia, me metí allí. Eché mi cabeza hacía atrás y me relajé por un rato. Cerré los ojos y pronto caí en un profundo sueño.
Cerca de las tres de la mañana, el frío se apoderó de mi cuerpo desnudo. Rápidamente salí de allí para envolverme en una toalla. Tomé mi ropa y giré la llave para salir del baño.
Las luces de la habitación, permanecían apagadas. Pude divisar la cama y una enorme montaña en ella, seguro era Justin. Corrí hasta el pequeño living y encendí las luces para revolver mi valija. Tomé mi pijama y me lo coloqué. Dejé la toalla tirada sobre el sillón y me coloqué unas medias, ya estaba más templada.
Apagué las luces del living para irme a dormir, no pensaba acostarme en el sillón, iba a compartir la cama con mi esposo.
Por desgracia, Bieber, estaba tendido en la cama dejando un solo y pequeño hueco para mi, no entraba allí. Lo moví un poco para que me cediera un poco de espacio pero se negó y se puso boca abajo aplastando su rostro con la blanca almohada.
-Justin, hazme un hueco.-acaricie su cabello mientras intentaba ser suave al despertarlo.- Tengo frío.-me quejé. Se removió bajo las sábanas y levantó la cara para observarme, aún con los ojos casi cerrados.- Hazme un hueco.
-No, duerme en el baño.-dijo fastidiado y dejó su cabeza caer de nuevo en la almohada, esta vez, de costado.- Estás enojada conmigo y no me quieres perdonar.
-Si te perdono y también te pido perdón.-dije acostándome en el pequeño espacio que había.- ¿Puedes perdonarme?-susurré a su oído.
-Si, te perdono.-dijo y se hizo a un costado dejándome espacio.- Ven aquí.-dijo luego y abrió la cama para que yo entrara.
Le hice caso y me metí bajo las sabanas. Justin no tardó en abrazarme y colocar su cabeza en mi hombro. Respiró profundo y cerró los ojos.
-¿Puedes prometerme que no pelearemos más?-preguntó en un susurro.
-Lo prometo.-susurré y cerré los ojos para quedarme dormida por segunda vez esa noche.
Nos encontrábamos paseando por el centro de la cuidad, tomados de la mano, como una pareja. Justin buscaba con la mirada un lugar donde tomar la media tarde. Acompañados por un sol que se iba escondiendo poco a poco, Justin tarareaba una canción alegremente. Caminábamos paseando por la ciudad, viendo locales de hermosa ropa, observando a los animados franceses bailar en las esquinas.
-¿Aquí?-preguntó y señaló un bello café de puertas de cristal.
-Si, como quieras.-respondí por lo bajo observando como dos niñas se peleaban por una muñeca de porcelana.- Si, entremos.-dije luego. Justin alzó los hombros y juntos entramos al lugar.
Era un pequeño café pero muy pintoresco. Poseía mesas de madera con pequeños detalles en las patas y alrededor de estas. La gente estaba sentada hablando sonriente y bebiendo café. Justin se acercó a una mesa para dos y movió la silla para que yo me sentara. Le sonreí e hice caso a su caballerosidad. Rodeó la mesa y se sentó en frente mío.
-Bienvenidos.- dijo un mozo de baja estatura mientras colocaba las cartas sobre la mesa.- Cuando ya estén listos para pedir, pueden llamarme.-dijo y sonrió sutilmente para luego darse la media vuelta y alejarse de nosotros.
-Yo quiero un frapuccino.-dije y dejé la carta sobre la mesa. Justin torció la boca mientras pensaba.
-Yo quiero, lo mismo.-dijo y sonrió. Alzó la mano y pronto el hombre estaba al lado nuestro.- Dos frapuccinos.
-Enseguida se los traigo.-dijo y sonrió mientras se retiraba.
Justin se distrajo viendo un partido de futbol que pasaban por la televisión del lugar. Me dediqué a observar el lugar donde estábamos. Era típico de Francia, lo que a mi más me gustaba.
-¡No!-exclamó enojado.- No se cómo hacen para perderse ese gol.-golpeó la mesa.
-No entiendo por qué se ponen así.
-¿Quiénes?-preguntó sin dedicarme su mirada.
-Los hombres, son todos así cuando ven partidos de futbol.
-No lo creo _____.-dijo y negó con la cabeza.- ¿Has visto eso? No sabe siquiera atajar la pelota, hasta yo lo haría mejor.-dijo y se cruzó de brazos. Reí.- No me hace gracia, cariño.
-A mi si.-espeté pensando en la expresión que él acababa de utilizar.- ¿Cariño?-pregunté alzando una ceja.
-¿Qué? ¿Qué tiene?-hizo una mueca y se rascó la nuca.
-No lo se, nunca me has dicho así, solo cuando pretendes llevarme a la cama.-dije. Rió.
-Bueno, si no quieres no te lo digo.-alzó los hombros. Abrí la boca para hablar pero él continuó.- Hablando de eso, ¿cómo la has pasado anoche?-preguntó. Sentí como se acumulaba la sangre en mis mejillas.
-Dos frapuccinos para la mesa ocho.-dijo sonrientemente el mozo.
-Gracias.-dijimos Justin y yo al unísono. El hombre hizo una leve reverencia y se retiro.
-¿Y?-preguntó retomando el tema.
-¿Y que?-dije desentendida. Rió.
-No te hagas la tonta.-me sonrió y tomó de su frapuccino.- Sé que te ha gustado.
-Si, realmente este frapuccino está de lo mejor.-dije y sonreí. Torció los ojos y me observó.- ¿Qué no hablamos de lo mismo?-pregunté inocentemente y luego le dediqué una pícara mirada. Negó con la cabeza.- Ah, pensé que hablábamos del frapuccino.-torcí la boca. Rió.
-¿Vas a esquivarme por el resto de la estadía en Francia?-preguntó. Negué con la cabeza.
-No te he esquivado, míranos, estamos aquí sentados hablando, no me he ido.
-Ya, deja de jugar.-dijo fastidiado. Reí.
-No estoy jugando, estoy tomando mi frapuccino.
-Te vas del tema, si. Eso quieres hacer.-asintió alegremente mientras acertaba a mis acciones.- Dime ya, ¿no te ha gustado? ¿Por eso no quieres hablar?
-No he dicho eso, Biebs.-dije. Sonrió.
-Entonces…-me incitó a hablar.
-Y, si no es blanco es negro.
-Quiero escucharlo de tu boca.-dijo y tomó de su frapuccino.
-Ya lo has escuchado.-dije.
-No, ¿Cuándo?
-Justin, te lo he dicho.
-Repítelo, no te he oído.-suplicó. Reí.
-Si me ha gustado.-dije. Me sonrojé al instante.- Ya, ¿esta sabroso el frapuccino?-pregunté. Rió y tomó mi mano que yacía sobre la mesa. Entrelazó sus dedos con los míos y me dedicó una mirada.
-Si, esta sabroso.-dijo. Bajé la mirada y luego volví a observarlo. Estaba más que claro que mi comportamiento era el de una nena.
Luego de tomar los frapuccinos, nos dedicamos a recorrer un rato más el lugar. Justin parecía aburrido mientras yo comentaba sobre cada uno de los vestidos en vidriera.
-¿Justin?-pregunté. Me observó.- ¿Cuándo es tu cumple años?-sonreí.
-El primero de marzo.-dijo.- ¿El tuyo?
-Ah, falta para que celebremos.-sonreí.- Diecinueve de noviembre.
-Eso es en menos dos meses.-dijo. Asentí.- ¿Y por qué no me lo habías dicho?-preguntó.
-Pensé que no te importaba.-respondí con sinceridad.
-¿Cuántas veces debo decirte que si me importas? ¿Ah?-hizo una mueca y tomó mi mano con más fuerza.- ¿Vamos a celebrar?
-No lo se, no creo que tenga sentido.
-Vamos, ya déjate de melancolías.-dijo.- Podríamos hacer una fiesta.
-Justin, no tengo amigas.
-¿Y que hay de Melanie y Sophie?-preguntó.- ¿No son tus amigas?
-Si, pero las conozco hace poco.-respondí.
-Está también mi familia.-sonrió.- Ellos te quieren. Piensa en los regalos que te harían Jaxon y Jazzy.-sonreí mientras él hablaba.- Luego están Chaz, Ryan y Chris.-siguió con la lista.- También están las novias de Chris y Chaz.-dijo.
-Con la novia de Chris hablé solo en una cena y con la novia de Chaz nos hablamos solo tres veces para nuestra boda.-casi que me quejé. Rió.
-Puedo seguir nombrando gente, si me permites.-dijo.
El sol ya se estaba ocultando y sobre la ciudad quedaban solo unos pocos rayos brindando una tenue luz. Las luces de las calles ya estaban encendidas y se empeñaban en dar un tono más romántico al pequeño pueblo, por el cual, paseábamos Justin y yo.
-A ver, dime.-dije.
-Okey, seguiré, pero comencemos a volver al hotel. Tenemos solo diez minutos de aquí hasta allá, vamos.-dijo y con las manos entrelazadas me dio una media vuelta. Giró sobre sus talones y se puso a mi lado. Soltó nuestras manos y colocó su brazo alrededor de mi cadera.- También podemos invitar a Danielle.-me dijo.- Se han llevado muy bien, luego de la pelea.-añadió y rió.
-Si, ella si sería una invitada.-dije. Sonreí.
-Rosalie, ella te quiere mucho.-me dijo. Asentí.- Louise, Macy y Lucy.-agregó.- Ellas dicen que les has caído de lo mejor.
-Bueno, si tú dices.-alcé los hombros.
-De todas maneras nadie dijo que debías hacer una gran fiesta.
-Lo se.-dije.- Hay otro tema del cual quiero hablar.
-Dime.-me invitó a hablar y dedicó su dulce mirada a mis ojos.
-¿Por qué no quieres mandarme al instituto?-pregunté.
-¿Quieres ir a un colegio?-preguntó arqueando una ceja.
-Claro Justin, ¿Qué crees? Me faltan dos años para acabar el colegio.-dije. Chasqueó la lengua.
-No lo necesitas, no vas a trabajar.
-¿Por qué no?
-Porque tú vas a dedicarte a criar a nuestros hijos mientras yo trabajo. Listo, todos felices.
-No, yo si quiero trabajar. Puede que cuando tengamos hijos…-me quedé callada.- ¿Vamos a tener hijos?-pregunté. Rió.
-Caes tarde, ¿eh?
-Justin no quiero tener hijos, no por ahora.-dije arrugando la nariz.
-Nadie dijo que sería ahora.-dijo empujando la puerta de cristal del hotel.- Podemos esperar dos o tres años.
-Hasta mis veintidós.
-¿No es mucho?-preguntó.- Cinco años.
-Corrección Bieber, son cuatro años porque estoy por cumplir mis diecisiete.-sonreí. Rió.
-Como digas, ¿no es mucho?
-Creo que esta bien, cuatro años. La que llevará el niño seré yo, así que no quiero quejas.-dije y le sonreí. Llamamos al elevador.
-Okey, como digas.-sonrió y juntos entramos a la caja metálica.
-Oye, me has evadido el tema.
-¿Qué tema?-preguntó ante mi sorpresiva acusación.
-La de ir al colegio.-me quejé. El ascensor llegó a nuestro piso y allí bajamos.
-Oh, sigues con eso.-me dijo mientras abría la puerta de la suite.
-Claro que sigo y seguiré hasta que tú me lleves a un colegio.
-_______.-se quejó mientras yo soltaba su mano.
-Vamos Justin, no te cuesta nada.
-Si que me cuesta, dinero.-dijo y bufó.- Aparte ya han comenzado las clases hace un mes y tú quedarías muy sola.
-Más sola estoy en casa cuando tú sales a trabajar.-me quejé.
-Bueno, no iras al colegio.
-¡Justin!-grité.
-¿Qué he hecho?-preguntó entrando al baño. Lo seguí.
-Quiero ir al colegio, aparte sería una buena forma de hacer amigos.
-No necesitas amigos si me tienes a mi.-dijo.- ¿Puedes salir? Quiero orinar.-se quejó.
-Cuando salgas terminamos esta conversación.-dije y cerré la puerta del baño.
Reposé mi espalda sobre la pared de lado a la puerta del baño. Esperé menos de tres minutos y Justin salió corriendo del baño y se tiró sobre la cama.
-Justin.-me quejé.- Quiero ir al colegio, quiero tener amigos y también quiero un título.
-______, dime; ¿qué pensaran en el colegio si saben que estás casada?-alzó una ceja y sostuvo su peso sobre su codo para mirarme mejor.
-No lo se, no tienen que saberlo.
-¿Y cuándo pregunten por tus padres?-preguntó. Me senté en la cama y lo miré.
-Justin, hay muchos chicos huérfanos en el mundo, no soy la única. Aparte, puedo decir que tú eres mi hermano.
-Claro, Justin Drew Bieber Mallete, hijo de Jeremy Bieber, el de la gran empresa en Nueva York, ese es tu hermano.-dijo. Estaba en lo cierto.
-Podemos decir que tu mamá no es mi mamá pero que tu papá tuvo una aventura con mi mamá hace mucho.-sonreí. Negó con la cabeza y rió.
-Eso no tiene sentido, linda.-rió.
-Bueno, diré que soy huérfana y que tú eres mi tutor.-sonreí. Estaba bien ideado.
-Okey y cuando tenga que inscribirte en el colegio, preguntarán por mi estado civil y tendré que decir que estoy casado porque es verdad, por lo tanto, pedirán que mi esposa vaya a firmar.-dijo. Torcí la boca.
-Me disfrazo y voy contigo.
-_____, deberías escribir cuentos, tienes mucha imaginación.-dijo y se puso de pie.- No vas a ir a ningún colegio.
-Okey, pues muérete.-dije y me puse de pie yo también.
-No empieces, ¿quieres?-dijo fastidiado mientras se desataba las zapatillas.
-No, tú has empezado. Justin, tengo derecho a aprender.-dije y azoté la puerta del baño, acto seguido, me senté en el pequeño banco de madera.- ¡Imbécil!-grité desde allí.
No respondió, pero estaba más que segura que me había oído.
Tenía derecho a aprender, a estudiar y a hacer nuevos amigos pero, como siempre, Justin se empeñaba en hacerme la vida imposible, en molestarme hasta que terminaba odiándolo. Pero ciertamente no lo odiaba, tenía ganas de mandarlo a la ahorca pero no lo odiaba, lo quería y demasiado.
-¿Vas a salir o debo entrar a buscarte?-preguntó luego de veinte largos minutos. No quise responder.- Siempre haces lo mismo, nos peleamos, te encierras en el baño y luego acabas llorando. Lo peor de todo es que yo, como gran estúpido, te doy consuelo y te quedas dormida en mis brazos.
-Pues déjame en paz y vete. Esta vez no será igual, no entraras al baño, no me harás llorar y tampoco dormiré contigo.
-Okey, como digas. Lo único que voy a decirte es que no pienso dormir en el sillón.-gritó y le dio un fuerte golpe a la puerta.
-Has lo que se te de la merecida gana.
-Bueno, de todas maneras, esta vez no voy a rogarte tras la puerta.-dijo. Bufó y tres minutos después volvió a hablar.- ¿Puedes salir? Quiero hablar contigo.-dijo. Sonreí.
-No quiero salir, vete a dormir y mañana hablamos.-dije y me puse de pie.- Odio que nos gritemos cualquier cosa cuando estamos peleando así que hablemos mañana cuando los dos estemos enfriados.-dije. Suspiró.
-Esta bien. ¿No quieres cenar?
-No, gracias.-dije. Sentí sus pasos alejarse.- No pienso cenar solo.-dijo en un bufido.
Estaba aburrida y sentía los pasos de Justin por toda la habitación. Ni siquiera sabía que hora podía ser pero el hambre aún no me invadía. Observé por la pequeña ventana del baño y pude ver a varios autos andando por la calle. No debía ser muy tarde. Me senté en el banco de nuevo y torcí la boca pensando que podía hacer. Tal vez podía meterme al agua templada del jacuzzi, si eso haría.
Llené el enorme jacuzzi de agua y espuma, mientras los chorros largaban agua tibia, me metí allí. Eché mi cabeza hacía atrás y me relajé por un rato. Cerré los ojos y pronto caí en un profundo sueño.
Cerca de las tres de la mañana, el frío se apoderó de mi cuerpo desnudo. Rápidamente salí de allí para envolverme en una toalla. Tomé mi ropa y giré la llave para salir del baño.
Las luces de la habitación, permanecían apagadas. Pude divisar la cama y una enorme montaña en ella, seguro era Justin. Corrí hasta el pequeño living y encendí las luces para revolver mi valija. Tomé mi pijama y me lo coloqué. Dejé la toalla tirada sobre el sillón y me coloqué unas medias, ya estaba más templada.
Apagué las luces del living para irme a dormir, no pensaba acostarme en el sillón, iba a compartir la cama con mi esposo.
Por desgracia, Bieber, estaba tendido en la cama dejando un solo y pequeño hueco para mi, no entraba allí. Lo moví un poco para que me cediera un poco de espacio pero se negó y se puso boca abajo aplastando su rostro con la blanca almohada.
-Justin, hazme un hueco.-acaricie su cabello mientras intentaba ser suave al despertarlo.- Tengo frío.-me quejé. Se removió bajo las sábanas y levantó la cara para observarme, aún con los ojos casi cerrados.- Hazme un hueco.
-No, duerme en el baño.-dijo fastidiado y dejó su cabeza caer de nuevo en la almohada, esta vez, de costado.- Estás enojada conmigo y no me quieres perdonar.
-Si te perdono y también te pido perdón.-dije acostándome en el pequeño espacio que había.- ¿Puedes perdonarme?-susurré a su oído.
-Si, te perdono.-dijo y se hizo a un costado dejándome espacio.- Ven aquí.-dijo luego y abrió la cama para que yo entrara.
Le hice caso y me metí bajo las sabanas. Justin no tardó en abrazarme y colocar su cabeza en mi hombro. Respiró profundo y cerró los ojos.
-¿Puedes prometerme que no pelearemos más?-preguntó en un susurro.
-Lo prometo.-susurré y cerré los ojos para quedarme dormida por segunda vez esa noche.
alex_gomez_95
Re: La Bella & La Bestia (JB&Tú) TERMINADA
Capitulo 47
Un rayo de sol se coló por la cortina dándonos la bienvenida a nuevo día. Justin se estiró sobre la cama y acomodó uno de sus brazos sobre mi cara. Bufando, lo quité y me di la vuelta para no tener que soportar el sol sobre mi rostro. Justin, se removió entre las sábanas y tomó mi cintura para pegarme a él.
-Buenos días.-susurró en mi oido y segundos después depositó un beso en mi cuello.
-Buenos días.-contesté, aún con los ojos cerrados.
-No quiero levantarme.-se quejó mientras sus dedos brindaban caricias sobre la piel de mi pierna.- Quiero estar aquí todo el día, así, sin movernos un centímetro.-murmuró y bostezó. Sonreí.
-¿No piensas desayunar, almorzar, tomar la media tarde o cenar?
-Tengo mis maneras de saciar el hambre.-dijo y largó una tierna carcajada.
-Cállate.-dije y reí.
-¿Has visto alguna vez una erección matutina?-preguntó. Eran recién las diez de la mañana y yo ya estaba sonrojada.
-Duérmete, Justin.-dije y reí. Se pegó más a mi.- Vas a obligarme a enterrarte mi codo en tu panza.-dije. Rió.
-Malévola.-dijo y besó mi cuello nuevamente.- No has dado respuesta a mi pregunta.-dijo y siguió con sus besos.
-No, Justin.-dije y mordí mi labio inferior.
-¿Tienes los ojos abiertos?-preguntó.
-No, ¿eso viene al caso?-pregunté riendo.
-No.-rió.- Solo quería saber.-añadió luego.- ¿Sabes?-bajó su tono de voz y habló a mi oido.- Amaría despertar todas las mañanas así.
Mi corazón dio un vuelco y sentí como mi respiración se aceleraba. Capaz era una manera de demostrarme que algo sentía por mí, que algún día podríamos llegar a ser más que una pareja forzada al casamiento.
-Eso fue tierno.-dije y abrí los ojos.
Di la vuelta entre sus brazos y quedé de frente a él. Su pelo desordenado le daba un toque hermoso a su perfecto rostro y sus labios humedecidos por su propia saliva, invitaban a darle un beso.
-Ahora si te veo.-sonrió.
-Veo que estas de buenas, Bieber.-dije. Rió y volvió a rodearme con sus brazos.- De muy buenas.-añadí.
-Si, se llaman ataques de ternura.-dijo. Sonreí.- ¿A ti también te dan?-preguntó.
-No lo se.-dije y reí.- Me gusta que estés así.
-Me suena extraño.-sonrió. Asentí.- ¿Quieres que salgamos a desayunar?-preguntó.
-¿No querías quedarte en la cama todo el día?-pregunté. Rió.
-Si tú quieres.-dijo. Reí.- De todas maneras, yo quería otra cosa.-dijo haciendo morros. Reí.
-¿Y que quieres?-pregunté. Arqueó una ceja.- No respondas, cerdo.-añadí causando una pequeña risa de su parte.
-Desayunemos.-dijo y besó mis labios.- Ya, en serio me ha dado hambre y serás tú la que deberás sufrir las consecuencias.-sonrió. Se puso de pie y estiró sus brazos.
-Tengo una pregunta.-dije. Me observó y se frotó los ojos.- ¿Siempre piensas en lo mismo?
-Desde que te vi.-sonrió.- Hey, vamos a ti también te gusta.-dijo y arqueó una ceja.- La has pasado de lo mejor el otro día.-rió.- ¿Entonces quieres que pida el desayuno a la habitación en vez de ir a desayunar juntos por las calles de Paris?
-Okey, salgamos a desayunar.-dije y me puse de pie. Me sacó la lengua.- Muérete, Bieber.
-Vamos, enciérrate en el baño y luego ven a la cama, aquí te espero.-dijo haciéndome burla.- Hey, me ha gustado que te aparecieras así, anoche.-sonrió.
-Cállate.-le dije y reí.- Me quedé dormida en el jacuzzi y luego moría de frío.-expliqué. Rió.
-He conocido personas anormales, pero tú, te pasas de anormal.-carcajeó.- Nunca supe de alguien que se quedara dormido en el jacuzzi.-alzó los ojos al techo.- Dios, dime que no es un alienígena.
-Tienes problemas, Justin.-dije y le tiré un almohadón.
-Oh, ______. Estas jugando con fuego.-arqueó una ceja.- ¡Me has tirado un almohadón!-gritó y me lo devolvió, tirándolo a mi cara.
-Dime, ¿qué te estas ocurriendo?
-Me gusta llevarme bien contigo pero cuando me tiras un almohadón, sufres las consecuencias.-dijo y esta vez me tiró una almohada.- Vamos, quieres guerra, guerra tendrás.-gritó y se subió a la cama.
-¡Justin!-le grité mientras reía.- ¿Estas borracho?-pregunté. Negó con la cabeza y comenzó a saltar como niño pequeño.
-Ven aquí, trae el almohadón y juguemos.-gritó impulsando sus pies para llegar más alto. Reí y le tiré el almohadón.- Sube.-me tendió su mano invitándome a saltar con él.
-¿Sabes que si dañamos algo luego tienes que pagar?-pregunté tomando su mano y tiró de ella para subirme.
-Claro que si.-sonrió.- En México he tenido que pagar un florero.-dijo y rió. Reí junto a él.- Ya no quiero desayunar.-dijo y me tomó de la cintura.
-Yo si.-dije. Rió.- ¿Seguro estas bien?
-Mejor que nunca.-dijo y comenzó a saltar.- Vamos, salta, vas a caerte.-rió.
Justin impulsaba su cuerpo con sus pies y saltaba lo más alto que podía mientras intentaba hacerme saltar a mí también. Me tiró dos veces sobre la cama y a la tercera caí directamente al suelo. Su risa era descontrolada y casi no podía respirar mientras intentaba levantarme.
-Cállate, no es gracioso.-dije mordiéndome el labio para no reír.- Basta, Justin.-continué regañándolo.
Su risa era completamente contagiosa, por lo cual, comencé a reír.
-Es que volaste bien alto antes de caer.-dijo y siguió riendo.
-Ya, basta.-dije intentando controlar mi risa.
-Hiciste, woooooow y luego faaaaaa, y luego quedaste tirada en el suelo.-carcajeó mientras se sobaba el estomago.- Siempre te caes.-dijo intentando cesar su risa.- Te gusta el suelo.-añadió.
Bien, tenía que admitir que no sabía si me gustaba ‘Justin extraño’, era un poco anormal para lo que todos los días aparentaba ser. Le sonreí y me puse de pie por mi cuenta, Justin no había ayudado en nada. De pronto se dejó de reír y me miró seriamente. Me asusté.
-¿Saldremos?-preguntó luego. Asentí.- Hey, estoy bien.-alzó las manos.- En serio.-añadió.
-Si tú dices.-dije asustada.
-No estoy loco.-dijo mientras me atraía a su cuerpo.- O, bueno, debo admitir que por algunas cosas si.-sonrió y me besó cortamente.
-Debes ir al médico.-le recomendé. Rió.- Urgente. ¿Has visto como tu humor ha cambiado de repente?
-Lo hago a propósito.-confesó riendo.- Vamos, no creerás que estoy mal de la cabeza, ¿o si?-preguntó torciendo la mirada. Reí.- ¿Vas a darte una ducha?-preguntó y caminó hasta el baño.
-No, me he duchado anoche hasta las tres de la mañana.-dije y reí. Sonrió.- Dúchate mientras yo me visto.-le dije. Asintió.- No tardes, muero de hambre.
El tiempo corría de manera inusual, Justin se comportaba como todo un marido ejemplar. Intentando cumplir mi promesa, le hice saber a Justin que quería ir al colegio y por más que había insistido más de siete veces, él seguía con su rotundo no. La conversación se llevaba a cabo durante varios minutos y luego debía acabar si no queríamos pelear, tal cual lo había prometido una noche en Paris.
De manos entrelazadas, recorrimos Paris de un lado al otro. Justin, con una hermosa sonrisa en el rostro, sacaba a flote su interés por la geografía y me enseñaba un poco sobre el lugar. Yo, feliz de estar a su lado, prestaba atención y hacía algunas preguntas. Claro que entre medio de esa felicidad, se escondía mi inseguridad sobre los sentimientos de Justin y por pequeños momentos me quedaba pensativa a cerca de eso, Justin, quien lo notaba, preguntaba sobre eso y me hacía saber que estaba todo bien; ‘No tienes nada de que preocuparte, yo estoy aquí’; había repetido más de seis veces, y aún sin saber la razón de mis hundidos pensamientos, me aseguraba que él estaba a mi lado.
Hora por medio, mi esposo, el grosero, se empeñaba en hacerme saber sobre sus deseos sexuales y debíamos dejar de lado una que otra salida para complacer aquellos deseos. El problema había sido cuando mis pensamientos se habían empeñado en molestar con que era solo simple sexo y nada con sentimientos de por medio.
Dos semanas que no me había servido del todo para averiguar aquellos sentimientos. Dos semanas, en las cuales había descubierto que el fruto del amor florecía en mi corazón a medida que latía. Su sonrisa, su voz, su risa, sus ojos, sus gritos, sus groserías y demás, me habían hecho saber que debía actuar antes de que mi corazón pudiera romperse en mil, al saber, que él no sentía lo mismo.
-Ponte de pie.-gritó desde el baño.
-No quiero.-renegué mientras aplastaba la cara contra la cómoda almohada.
-______, siempre me haces lo mismo.-se quejó.- Por favor, todavía debes ducharte y ya deben de estar esperando en el aeropuerto por nosotros.-dijo enojado.
-Justin, no es justo que tu obtengas una acelerada cabalgata y luego te pongas de pie como si nada.-me senté en la cama y cubrí mi cuerpo con la sábana.
-Tendrás que acostumbrarte.-se sentó a mi lado y besó mis labios.- Vamos, no me obligues a quitarte la sábana y meterte en la ducha.-sonrió sobre mis labios y me volvió a besar.
-Esta bien.-dije desganada. Rió, se puso de pie y ató su cinturón.
-¿Te abro la ducha?-preguntó entrando al baño.
-Si, gracias.-dije y me estiré.
Quité la sábana de la cama para dirigirme al baño envuelta en ella. Justin, al verme, rió y me tomó por la cintura.
-Sabes que eso no tiene sentido.
-¿Y que?-le dije. Rió.- No por eso debemos andar desnudo cuando estemos solos.-besé sus labios.
-Como digas, solo que insisto; no tienes por qué cubrirte partes que ya he visto.-me devolvió el beso.
-Tú me demoras y luego te quejas cuando llegamos tarde.-le reproché. Sonrió.
-Métete allí y deja de fastidiarme.-carcajeó antes de salir del baño.
Me di una ducha rápida, envolví mi cuerpo en una toalla y sequé mi cabello con otra. Al salir, vi a Justin tomando café mientras hablaba por teléfono. Le sonreí y busqué mi ropa para vestirme. No volví al baño, solo porque no tenía ganas de caminar, me di la media vuelta y me vestí de espaldas a Justin. El rió.
-¿Desayunas?-preguntó cuando me senté a su lado.
-Oh, claro.-le sonreí.- ¿Has pedido para mi?-pregunté.
-A ver, dime, ¿cuándo me olvido de pedir para ti?-preguntó. Reí.
-Okey, ya dame.
-¿Quieres que te de?-preguntó. Reí.
-Vamos Justin, pásame la charola.-dije. Sonrió y me la acercó.
Desayunamos mientras hablábamos un poco y luego Justin se disculpó conmigo para ir a atender una llamada, la cual, no se por qué, no podía escuchar. Me limité a asentir y seguí desayunando tranquilamente.
Una vez listos, bajamos al lobby para luego retirarnos de allí, no sin antes dar las gracias por la atención. Justin me tomó de la mano y subimos al auto que nos esperaba.
En menos de diez minutos nos encontrábamos en el aeropuerto y luego, en el avión.
-Creo que voy a dormir.-me dijo. Asentí y me aburrí medio viaje.
Cuando logré conciliar el sueño solo quedaban veinte minutos para aterrizar, así que, me arregle en cabello y luego bajamos.
Llegamos a la casa y sin decir nada, entramos. Justin sonrió al sentir el aroma de la cena y me observó.
-¿Tienes hambre?-preguntó. Asentí.- Ven, vamos a ver que hay para comer.-dijo y tomó mi mano.
Caminamos hasta la cocina y allí pudimos ver a las tres mujeres que hacían la cena.
-Veo que nos esperaban.-sonrió Justin observándolas desde el umbral de la puerta.
-Oh, señor Bieber.-dijo Sandy y sonrió.- ¿Les ha ido bien?-preguntó.
-Muy bien.-respondí.- Paris es fantástico.
-Ya lo creo, me gustaría ir allí.-dijo Alice. Sonreí.- En un rato estará la cena, pueden tomar asiento.
Nos adentramos en el comedor y nos sentamos a esperar la comida. Aly nos dio los platos con la sabrosa cena y comimos en silencio. Al acabar, subimos a la habitación.
Las maletas ya estaban en la habitación y fue por eso que agradecí, estaba exhausta. Tomé mi pijama y entré al baño, me lo coloqué y luego cepillé mis dientes, salí y vi a Justin recostado en la cama. Se apoyó sobre su codo y me sonrió. Palmeó la cama y allí me dirigí.
-Son repetidas las veces que debo preguntar si estas bien.-dijo Justin observándome.- Es en serio ______, sabes que puedes confiar en mi.
-No creo, Justin.-dije y apoyé mi espalda contra el respaldo de la cama. Justin hizo lo mismo.
-¿Sobre el colegio?-preguntó.
-Eso es tema aparte.-le dije. Torció la boca y pensó un segundo.
-¿Tu cumple años?-preguntó. Negué con la cabeza.- No se que puede preocuparte.-dijo.- ¿Tienes un retrazo?-preguntó.
-No.-dije observándolo de manera extraña.- Eso sería imposible, usamos protección.
-_______, desde que estas aquí no… digo.-ladeó la cabeza.
-Ese tema lo hablé con Rosalie cuando recién había llegado a casa y ella me compro, ya sabes, para…-hice una mueca y me quedé callada.- No tengo por qué explicarte eso.-añadí.
-Era una pequeña duda.-se defendió.- ¿Puedes contarme?-preguntó.
-No creo que puedas comprender.
-¿Por qué no?-preguntó.- No se que será lo que te preocupa pero de verdad me hace mal verte triste.-admitió. Le sonreí levemente.- Puedes confiar en mi.-dijo.
Él quería que le contara el por qué de mis caras largas durante horas y lloriqueos de noche, pero, él no iba a comprender que era el causante de todo aquello.
Lo observé, no podía hacerlo. Él no sentía ni pizca de amor por mi y yo lo amaba completamente, estaba dispuesta a hacerlo feliz pasara lo que pasara.
-Justin….-dije. Fui interrumpida por sus palabras.
-Por favor, solo dime. Sin rodeos linda, sabre comprender.-confesó. Asentí.
-¿Seguro?-pregunté.
-Seguro.-dijo.- Solo no me pidas el divorcio.-condicionó con nerviosismo.
-No es eso.-aseguré. Trague saliva.- No te enojes.
-No lo haré, solo dime.
-Te amo, Justin.-confesé cuando su mirada se clavó en la mía. Respiré entrecortadamente y cerré los ojos.- Te amo como nunca en mi vida había amado a nadie.
Un rayo de sol se coló por la cortina dándonos la bienvenida a nuevo día. Justin se estiró sobre la cama y acomodó uno de sus brazos sobre mi cara. Bufando, lo quité y me di la vuelta para no tener que soportar el sol sobre mi rostro. Justin, se removió entre las sábanas y tomó mi cintura para pegarme a él.
-Buenos días.-susurró en mi oido y segundos después depositó un beso en mi cuello.
-Buenos días.-contesté, aún con los ojos cerrados.
-No quiero levantarme.-se quejó mientras sus dedos brindaban caricias sobre la piel de mi pierna.- Quiero estar aquí todo el día, así, sin movernos un centímetro.-murmuró y bostezó. Sonreí.
-¿No piensas desayunar, almorzar, tomar la media tarde o cenar?
-Tengo mis maneras de saciar el hambre.-dijo y largó una tierna carcajada.
-Cállate.-dije y reí.
-¿Has visto alguna vez una erección matutina?-preguntó. Eran recién las diez de la mañana y yo ya estaba sonrojada.
-Duérmete, Justin.-dije y reí. Se pegó más a mi.- Vas a obligarme a enterrarte mi codo en tu panza.-dije. Rió.
-Malévola.-dijo y besó mi cuello nuevamente.- No has dado respuesta a mi pregunta.-dijo y siguió con sus besos.
-No, Justin.-dije y mordí mi labio inferior.
-¿Tienes los ojos abiertos?-preguntó.
-No, ¿eso viene al caso?-pregunté riendo.
-No.-rió.- Solo quería saber.-añadió luego.- ¿Sabes?-bajó su tono de voz y habló a mi oido.- Amaría despertar todas las mañanas así.
Mi corazón dio un vuelco y sentí como mi respiración se aceleraba. Capaz era una manera de demostrarme que algo sentía por mí, que algún día podríamos llegar a ser más que una pareja forzada al casamiento.
-Eso fue tierno.-dije y abrí los ojos.
Di la vuelta entre sus brazos y quedé de frente a él. Su pelo desordenado le daba un toque hermoso a su perfecto rostro y sus labios humedecidos por su propia saliva, invitaban a darle un beso.
-Ahora si te veo.-sonrió.
-Veo que estas de buenas, Bieber.-dije. Rió y volvió a rodearme con sus brazos.- De muy buenas.-añadí.
-Si, se llaman ataques de ternura.-dijo. Sonreí.- ¿A ti también te dan?-preguntó.
-No lo se.-dije y reí.- Me gusta que estés así.
-Me suena extraño.-sonrió. Asentí.- ¿Quieres que salgamos a desayunar?-preguntó.
-¿No querías quedarte en la cama todo el día?-pregunté. Rió.
-Si tú quieres.-dijo. Reí.- De todas maneras, yo quería otra cosa.-dijo haciendo morros. Reí.
-¿Y que quieres?-pregunté. Arqueó una ceja.- No respondas, cerdo.-añadí causando una pequeña risa de su parte.
-Desayunemos.-dijo y besó mis labios.- Ya, en serio me ha dado hambre y serás tú la que deberás sufrir las consecuencias.-sonrió. Se puso de pie y estiró sus brazos.
-Tengo una pregunta.-dije. Me observó y se frotó los ojos.- ¿Siempre piensas en lo mismo?
-Desde que te vi.-sonrió.- Hey, vamos a ti también te gusta.-dijo y arqueó una ceja.- La has pasado de lo mejor el otro día.-rió.- ¿Entonces quieres que pida el desayuno a la habitación en vez de ir a desayunar juntos por las calles de Paris?
-Okey, salgamos a desayunar.-dije y me puse de pie. Me sacó la lengua.- Muérete, Bieber.
-Vamos, enciérrate en el baño y luego ven a la cama, aquí te espero.-dijo haciéndome burla.- Hey, me ha gustado que te aparecieras así, anoche.-sonrió.
-Cállate.-le dije y reí.- Me quedé dormida en el jacuzzi y luego moría de frío.-expliqué. Rió.
-He conocido personas anormales, pero tú, te pasas de anormal.-carcajeó.- Nunca supe de alguien que se quedara dormido en el jacuzzi.-alzó los ojos al techo.- Dios, dime que no es un alienígena.
-Tienes problemas, Justin.-dije y le tiré un almohadón.
-Oh, ______. Estas jugando con fuego.-arqueó una ceja.- ¡Me has tirado un almohadón!-gritó y me lo devolvió, tirándolo a mi cara.
-Dime, ¿qué te estas ocurriendo?
-Me gusta llevarme bien contigo pero cuando me tiras un almohadón, sufres las consecuencias.-dijo y esta vez me tiró una almohada.- Vamos, quieres guerra, guerra tendrás.-gritó y se subió a la cama.
-¡Justin!-le grité mientras reía.- ¿Estas borracho?-pregunté. Negó con la cabeza y comenzó a saltar como niño pequeño.
-Ven aquí, trae el almohadón y juguemos.-gritó impulsando sus pies para llegar más alto. Reí y le tiré el almohadón.- Sube.-me tendió su mano invitándome a saltar con él.
-¿Sabes que si dañamos algo luego tienes que pagar?-pregunté tomando su mano y tiró de ella para subirme.
-Claro que si.-sonrió.- En México he tenido que pagar un florero.-dijo y rió. Reí junto a él.- Ya no quiero desayunar.-dijo y me tomó de la cintura.
-Yo si.-dije. Rió.- ¿Seguro estas bien?
-Mejor que nunca.-dijo y comenzó a saltar.- Vamos, salta, vas a caerte.-rió.
Justin impulsaba su cuerpo con sus pies y saltaba lo más alto que podía mientras intentaba hacerme saltar a mí también. Me tiró dos veces sobre la cama y a la tercera caí directamente al suelo. Su risa era descontrolada y casi no podía respirar mientras intentaba levantarme.
-Cállate, no es gracioso.-dije mordiéndome el labio para no reír.- Basta, Justin.-continué regañándolo.
Su risa era completamente contagiosa, por lo cual, comencé a reír.
-Es que volaste bien alto antes de caer.-dijo y siguió riendo.
-Ya, basta.-dije intentando controlar mi risa.
-Hiciste, woooooow y luego faaaaaa, y luego quedaste tirada en el suelo.-carcajeó mientras se sobaba el estomago.- Siempre te caes.-dijo intentando cesar su risa.- Te gusta el suelo.-añadió.
Bien, tenía que admitir que no sabía si me gustaba ‘Justin extraño’, era un poco anormal para lo que todos los días aparentaba ser. Le sonreí y me puse de pie por mi cuenta, Justin no había ayudado en nada. De pronto se dejó de reír y me miró seriamente. Me asusté.
-¿Saldremos?-preguntó luego. Asentí.- Hey, estoy bien.-alzó las manos.- En serio.-añadió.
-Si tú dices.-dije asustada.
-No estoy loco.-dijo mientras me atraía a su cuerpo.- O, bueno, debo admitir que por algunas cosas si.-sonrió y me besó cortamente.
-Debes ir al médico.-le recomendé. Rió.- Urgente. ¿Has visto como tu humor ha cambiado de repente?
-Lo hago a propósito.-confesó riendo.- Vamos, no creerás que estoy mal de la cabeza, ¿o si?-preguntó torciendo la mirada. Reí.- ¿Vas a darte una ducha?-preguntó y caminó hasta el baño.
-No, me he duchado anoche hasta las tres de la mañana.-dije y reí. Sonrió.- Dúchate mientras yo me visto.-le dije. Asintió.- No tardes, muero de hambre.
El tiempo corría de manera inusual, Justin se comportaba como todo un marido ejemplar. Intentando cumplir mi promesa, le hice saber a Justin que quería ir al colegio y por más que había insistido más de siete veces, él seguía con su rotundo no. La conversación se llevaba a cabo durante varios minutos y luego debía acabar si no queríamos pelear, tal cual lo había prometido una noche en Paris.
De manos entrelazadas, recorrimos Paris de un lado al otro. Justin, con una hermosa sonrisa en el rostro, sacaba a flote su interés por la geografía y me enseñaba un poco sobre el lugar. Yo, feliz de estar a su lado, prestaba atención y hacía algunas preguntas. Claro que entre medio de esa felicidad, se escondía mi inseguridad sobre los sentimientos de Justin y por pequeños momentos me quedaba pensativa a cerca de eso, Justin, quien lo notaba, preguntaba sobre eso y me hacía saber que estaba todo bien; ‘No tienes nada de que preocuparte, yo estoy aquí’; había repetido más de seis veces, y aún sin saber la razón de mis hundidos pensamientos, me aseguraba que él estaba a mi lado.
Hora por medio, mi esposo, el grosero, se empeñaba en hacerme saber sobre sus deseos sexuales y debíamos dejar de lado una que otra salida para complacer aquellos deseos. El problema había sido cuando mis pensamientos se habían empeñado en molestar con que era solo simple sexo y nada con sentimientos de por medio.
Dos semanas que no me había servido del todo para averiguar aquellos sentimientos. Dos semanas, en las cuales había descubierto que el fruto del amor florecía en mi corazón a medida que latía. Su sonrisa, su voz, su risa, sus ojos, sus gritos, sus groserías y demás, me habían hecho saber que debía actuar antes de que mi corazón pudiera romperse en mil, al saber, que él no sentía lo mismo.
-Ponte de pie.-gritó desde el baño.
-No quiero.-renegué mientras aplastaba la cara contra la cómoda almohada.
-______, siempre me haces lo mismo.-se quejó.- Por favor, todavía debes ducharte y ya deben de estar esperando en el aeropuerto por nosotros.-dijo enojado.
-Justin, no es justo que tu obtengas una acelerada cabalgata y luego te pongas de pie como si nada.-me senté en la cama y cubrí mi cuerpo con la sábana.
-Tendrás que acostumbrarte.-se sentó a mi lado y besó mis labios.- Vamos, no me obligues a quitarte la sábana y meterte en la ducha.-sonrió sobre mis labios y me volvió a besar.
-Esta bien.-dije desganada. Rió, se puso de pie y ató su cinturón.
-¿Te abro la ducha?-preguntó entrando al baño.
-Si, gracias.-dije y me estiré.
Quité la sábana de la cama para dirigirme al baño envuelta en ella. Justin, al verme, rió y me tomó por la cintura.
-Sabes que eso no tiene sentido.
-¿Y que?-le dije. Rió.- No por eso debemos andar desnudo cuando estemos solos.-besé sus labios.
-Como digas, solo que insisto; no tienes por qué cubrirte partes que ya he visto.-me devolvió el beso.
-Tú me demoras y luego te quejas cuando llegamos tarde.-le reproché. Sonrió.
-Métete allí y deja de fastidiarme.-carcajeó antes de salir del baño.
Me di una ducha rápida, envolví mi cuerpo en una toalla y sequé mi cabello con otra. Al salir, vi a Justin tomando café mientras hablaba por teléfono. Le sonreí y busqué mi ropa para vestirme. No volví al baño, solo porque no tenía ganas de caminar, me di la media vuelta y me vestí de espaldas a Justin. El rió.
-¿Desayunas?-preguntó cuando me senté a su lado.
-Oh, claro.-le sonreí.- ¿Has pedido para mi?-pregunté.
-A ver, dime, ¿cuándo me olvido de pedir para ti?-preguntó. Reí.
-Okey, ya dame.
-¿Quieres que te de?-preguntó. Reí.
-Vamos Justin, pásame la charola.-dije. Sonrió y me la acercó.
Desayunamos mientras hablábamos un poco y luego Justin se disculpó conmigo para ir a atender una llamada, la cual, no se por qué, no podía escuchar. Me limité a asentir y seguí desayunando tranquilamente.
Una vez listos, bajamos al lobby para luego retirarnos de allí, no sin antes dar las gracias por la atención. Justin me tomó de la mano y subimos al auto que nos esperaba.
En menos de diez minutos nos encontrábamos en el aeropuerto y luego, en el avión.
-Creo que voy a dormir.-me dijo. Asentí y me aburrí medio viaje.
Cuando logré conciliar el sueño solo quedaban veinte minutos para aterrizar, así que, me arregle en cabello y luego bajamos.
Llegamos a la casa y sin decir nada, entramos. Justin sonrió al sentir el aroma de la cena y me observó.
-¿Tienes hambre?-preguntó. Asentí.- Ven, vamos a ver que hay para comer.-dijo y tomó mi mano.
Caminamos hasta la cocina y allí pudimos ver a las tres mujeres que hacían la cena.
-Veo que nos esperaban.-sonrió Justin observándolas desde el umbral de la puerta.
-Oh, señor Bieber.-dijo Sandy y sonrió.- ¿Les ha ido bien?-preguntó.
-Muy bien.-respondí.- Paris es fantástico.
-Ya lo creo, me gustaría ir allí.-dijo Alice. Sonreí.- En un rato estará la cena, pueden tomar asiento.
Nos adentramos en el comedor y nos sentamos a esperar la comida. Aly nos dio los platos con la sabrosa cena y comimos en silencio. Al acabar, subimos a la habitación.
Las maletas ya estaban en la habitación y fue por eso que agradecí, estaba exhausta. Tomé mi pijama y entré al baño, me lo coloqué y luego cepillé mis dientes, salí y vi a Justin recostado en la cama. Se apoyó sobre su codo y me sonrió. Palmeó la cama y allí me dirigí.
-Son repetidas las veces que debo preguntar si estas bien.-dijo Justin observándome.- Es en serio ______, sabes que puedes confiar en mi.
-No creo, Justin.-dije y apoyé mi espalda contra el respaldo de la cama. Justin hizo lo mismo.
-¿Sobre el colegio?-preguntó.
-Eso es tema aparte.-le dije. Torció la boca y pensó un segundo.
-¿Tu cumple años?-preguntó. Negué con la cabeza.- No se que puede preocuparte.-dijo.- ¿Tienes un retrazo?-preguntó.
-No.-dije observándolo de manera extraña.- Eso sería imposible, usamos protección.
-_______, desde que estas aquí no… digo.-ladeó la cabeza.
-Ese tema lo hablé con Rosalie cuando recién había llegado a casa y ella me compro, ya sabes, para…-hice una mueca y me quedé callada.- No tengo por qué explicarte eso.-añadí.
-Era una pequeña duda.-se defendió.- ¿Puedes contarme?-preguntó.
-No creo que puedas comprender.
-¿Por qué no?-preguntó.- No se que será lo que te preocupa pero de verdad me hace mal verte triste.-admitió. Le sonreí levemente.- Puedes confiar en mi.-dijo.
Él quería que le contara el por qué de mis caras largas durante horas y lloriqueos de noche, pero, él no iba a comprender que era el causante de todo aquello.
Lo observé, no podía hacerlo. Él no sentía ni pizca de amor por mi y yo lo amaba completamente, estaba dispuesta a hacerlo feliz pasara lo que pasara.
-Justin….-dije. Fui interrumpida por sus palabras.
-Por favor, solo dime. Sin rodeos linda, sabre comprender.-confesó. Asentí.
-¿Seguro?-pregunté.
-Seguro.-dijo.- Solo no me pidas el divorcio.-condicionó con nerviosismo.
-No es eso.-aseguré. Trague saliva.- No te enojes.
-No lo haré, solo dime.
-Te amo, Justin.-confesé cuando su mirada se clavó en la mía. Respiré entrecortadamente y cerré los ojos.- Te amo como nunca en mi vida había amado a nadie.
alex_gomez_95
Re: La Bella & La Bestia (JB&Tú) TERMINADA
Capitulo 48
Lo sentí suspirar y abrí los ojos para observar su mirada confundida sobre la manta que nos cubría a ambos.
-Voy a dormir en la habitación de huéspedes.-dijo y se puso de pie.- Que descanses.-fue lo último que escuché de él. Salió y cerró la puerta.
Abrí la boca quedando totalmente perpleja ante su reacción. Observé la puerta unos segundos, estaba confiada en que volvería, pero, luego de diez minutos desistí de esa posibilidad.
-Dijo que no se enojaría.-murmuré casi llorando.
Observé el lugar vacío a mi lado y no pude evitar soltar una lágrima. Me había dejado sola, luego de haberle dicho que lo amaba. No había habido respuesta alguna y se había ido. Apoyé mi mano sobre su lugar en la cama y abracé su almohada. Habíamos pasado trece noches durmiendo juntos y de repente me encontraba sola.
Logré conciliar el sueño luego de sollozar sobre la almohada de Justin. Quería volver el tiempo y no pronunciar esas dos palabras que habían arruinado la relación entre Justin y yo.
Desperté al sentir un fuerte grito escaleras abajo. Me senté en la cama y observé a mí alrededor.
-¡Empieza a entender las ordenes!-gritó una poderosa voz que reconocí al instante. La angustia se apoderó de mi y mis ojos se aguaron.- No quiero volver a verte por aquí.-gritó nuevamente y su voz se sintió más cercana a mi.- ¡Vete de aquí! ¿Qué haces allí esperando?-definitivamente estaba más cerca de lo que pensaba.- No tendrás paga hasta que no cumplas con tu trabajo.-dijo más calmado.- Ahora, retírate de mi casa.-gruñó y entró a la habitación.
Al entrar se me quedó viendo. Las lágrimas que inundaban mis ojos comenzaron a resbalar por mis mejillas utilizándolas como un divertido tobogán.
Justin llevaba unos pantalones rojos, remera gris y una campera de cuero negra. Tragó saliva y desvió la mirada.
-He venido por algo, ya me retiro.-dijo y caminó hasta el armario. Asentí sabiendo que no me correspondía su mirada.
-Justin…-dije casi en un susurro. Se volvió a verme.
-Si, lo se, perdona.-dijo. Observé su expresión.- Se que te han despertado mis gritos, es que me pone los pelos de punta que la gente no sepa hacer su trabajo.-se excusó.
-Si, entiendo.-dije y sequé mis lágrimas bruscamente.- Igual, ya es hora de despertar.
-Mejor entonces.-dijo y siguió revolviendo un cajón.- Puedes bajar a desayunar cuando quieras.-me informó.- Jazzy y Jaxon pasaran la tarde aquí.-añadió.
-Oh, genial.-hice un esfuerzo por sonreír y me puse de pie.- ¿Por qué?-pegunté luego.
-Mis padres deben ir a un pueblo cercano a causa de un funeral y la niñera les ha fallado.-me comentó y sacó dinero del cajón. –Aquí estabas.-le habló al dinero y alzó su mirada para observarme.
-Esta bien. Lo siento mucho.
-No era ningún pariente muy cercano.-dijo al descuido.- Nada que pueda afectarles demasiado, es solo un compromiso.
-Claro.-dije. Suspiró.
-Debo bajar.-informó. Asentí.- Desayuna cuando quieras y cuando vuelva de la oficina, debemos hablar.-me dijo. Asentí nuevamente.- Hasta luego.-salió por la puerta.
Me recargué sobre la pared y respire hondo para luego soltar el aire de un solo golpe. Di media vuelta y apoyé la frente sobre la pared.
-Todo sería tan fácil si me hubieras dejado que me desangrara ese día.-murmuré fastidiada y las lágrimas recorrieron mis mejillas nuevamente.- Maldito amor.
Entré al baño y me despojé del pijama, abrí la ducha y entré cuando el agua ya estaba a temperatura. Me di una larga ducha y luego salí para vestirme. Me coloqué unos vaqueros y una blusa casual. Acomodé mi cabello y cepillé mis dientes. Baje y vi el desayuno servido.
-Buenos días, ______.-me sonrió Alice mientras acomodaba las flores en un pequeño florero de plata.
-Buenos días.-le sonreí y me senté.- Gracias por el desayuno.
-Oh, no hay de que, linda.-dijo felizmente.- Debo retirarme, si necesitas algo, avísame.-dijo antes de entrar a la cocina.
Desayuné en silencio mientras observaba cada rincón de la casa. Estaba pensativa y esos pensamientos iban a torturarme durante un largo tiempo.
Justin quiso evadir mis palabras y se retiró, me había humillado. Eso era lo más doloroso. Me sentía ridícula al haberle profesado mi amor, él había huido frustrado, dejándome sentada en la cama, pensando en el gran amor que le tenía.
Terminé con el desayuno y subí las escaleras en busca de mi ordenador. Lo tomé y bajé al living. Me senté en el sillón y acomodé el ordenador sobre mis piernas. Comencé por hablar con una que otra amiga que me preguntaba por mi repentina desaparición y prometí explicarle luego. Luego, vencida por el aburrimiento, jugué algunos juegos online y más tarde contemplé vestidos de famosas.
Sentí la puerta cerrarse y pude divisar a Justin cargando una gran pila de papeles. No le dí importancia y miré la pantalla. Él, bufó un par de veces y luego los dejó sobre la mesa. Debía ser la hora del almuerzo porque él venia llegando a casa. Cerré el ordenador y cruce mis brazos sobre mi pecho, lo observé. Justin no tardó más de dos minutos en sentir mi mirada sobre él y me observó.
-Dijiste que cuando llegaras hablaríamos.-le dije. Asintió.
-Ven aquí.
-¿Por qué no vienes tú?-pregunté casi desafiante y rodó los ojos para luego acercarse a mi.- Comienza.-ordené.
-No tienes por qué hablarme así.-dijo fastidiado.
-Oh, claro que tengo por qué hablarte así. Habla, Justin.
-Bien, como quieras.-se sentó a mi lado y se recargó sobre el respaldo de el sillón.- Vamos a mudarnos dentro de unos pocos días.-me informó.
La sangre que recorría mis venas se quedó estática y me volteé para mirarlo. ¿Era en serio? ¿De eso se trataba la conversación? Definitivamente Justin se había empeñado en ignorar mi confesión y pasarla por alto. Eso no se lo iba a permitir.
-Genial.-dije sin tomarle importancia.- La verdad es que me da igual donde vivamos.-le dije y me puse de pie.- Quiero tener una habitación para mi sola.-informé. Rió irónicamente y me observó por un segundo para luego hablar.
-¿Qué?-enarcó una ceja.- Sabes perfectamente que eso no ocurrirá.
-Pues va a tener que ocurrir porque no pienso compartir la cama contigo.-solté de repente. Se puso de pie y me observó directo a los dos.
-No tienes por qué ser tan fría.-me dijo.
-¿Sabes que?-contesté cabreada.- Tú eres él único frío.-apoyé uno de mis dedos en su pecho, señalándolo culpable.- Eres un cínico, inútil, que solo se interesa por el mismo y nadie más. Por mi esta bien, porque de verdad no me interesa que no me correspondas pero…-fui interrumpida antes de que pudiera acabar de hablar.
-Es simple, ________. No todo en la vida es como uno quiere.-contestó.- Y si es por eso que estas enojada conmigo, la verdad no me interesa.
-¡Que bien que no te interese!-exclamé colocando mis brazos en jarra.- Pero por eso, déjame dormir sola, sin tu estúpido cuerpo a mi lado.
-Apuesto lo que sea que anoche me has extrañado tanto como yo a ti.-murmuró.
Me quedé callada ante esa confesión. No podía ser cierto, Justin me extrañó. Lo observé por un segundo, analicé su mirada y él pronto la desvió, dándome a entender su nerviosismo.
-¿Qué has dicho?-pregunté esperanzada de que lo repitiera.
-Lo que escuchaste.-levantó el rostro y me observó.- No puedes haber dicho eso anoche.-dijo.- Es imposible.
-No lo es.-tragué saliva para mirarlo a los ojos.- Justin, en serio, te amo.
-No vuelvas a repetirlo.-pidió.
-¿Nunca?-pregunté al borde de las lágrimas.
-Nunca, por favor.-hizo con su mano un puño y volvió a tomar asiento.- Prefiero que seamos amigos.
-¿Cómo podemos ser amigos si estamos casados?-pregunté sin dar crédito a sus palabras.- Eso si es imposible. Créeme, cuando te digo que de verdad siento esto, es porque lo siento. No voy a mentirte.
-¿Por qué tenías que decirlo?-preguntó pasándose las manos por el cabello.- Nos llevábamos tan bien, estábamos felices, sin problemas, hasta que saliste con esta locura.
-No es una locura.-dije.- No le veo nada de loco a una persona que ama a otra.
-¡No lo repitas!-gritó.
-¡Ya cálmate!-dije de la misma manera.- Anoche me preguntaste que me ocurría, fui sincera y respondí.-añadí luego de unos segundos.- Te dije lo que siento y tú, como si nada, te pones de pie y te vas a dormir a otra habitación.-le reproché.- Dime si eso no es ser desalmado.-murmuré.- No voy a obligarte que me ames, porque se que no puedo hacer eso, pero dame una oportunidad para demostrarte que es en serio.
-El amor no existe.-soltó mientras intentaba esquivar mi mirada.
-Justin, yo no se que fue lo que te ocurrió para que pienses eso, pero no es mi culpa.-me senté a su lado.
-Lo siento.-dijo por lo bajo.- No debí actuar así.-se disculpó.- Perdona si te lastimé, no era mi intención.-añadió.
-Si, lo has hecho, espero no haya sido adrede.-dije.
-No lo ha sido.-suspiró sonoramente.
-¿Quieres contarme a que se debe el odio al amor?-pregunté.
-No comprenderías.
-Eso mismo te he dicho millones de veces y tú siempre me haces hablar.-me quejé. Largó una leve risa y me observó.
-¿Cómo aprendes a amar si nunca has sido amado?-preguntó.
-No se la respuesta correcta.-respondí sinceramente.- Pero creo que es, dejándote amar.
-¿Y cómo haces eso?-preguntó.
-Te he dado una oportunidad de descubrirlo, pero no has sido capaz de sobrellevarlo y has huido.
-En serio lo lamento.-se disculpó.
-No tienes por qué lamentarlo.-dije.- Justin, cada uno es dueño de sus sentimientos. Tú, eres como eres, no voy a cambiarlo, nunca podré. Pero si me dieras una oportunidad de demostrarte que me importas, que en serio no veo esto como un matrimonio obligado. Se que nos hemos casado para que pudieras ver a tu hermana, pero capaz tu padre nos ha hecho un favor al alejarte de ella.
-No lo se, _______.-agachó la mirada.
Parecía que los roles se estaban invirtiendo. Capaz eso no era malo, pero podría serlo dentro de un tiempo.
-Recuerdo cuando tú me pediste que confiara en ti, ¿lo recuerdas?
-Si, _____, ¿cómo no voy a recordarlo?-dijo y una pequeña sonrisa atravesó su rostro.
-Esta vez, te pido que tú confíes en mí, prometo no defraudarte.
-Es distinto.-dijo.
-Bieber, no te quejes.-dije provocando su pequeña risa.
-¿Y que piensas hacer? ¿Enamorarme?-preguntó. Reí.
-Tal vez.
-¿Y cómo harás eso?-preguntó. Sonreí.
-Ya veras, Justin.-le aseguré.- ¿Vas a llevarme al colegio?
-¿Seguirás con eso?
-Claro, hasta que no me lleves tendré que torturarte día a día.
-No serías capaz.
-No me retes, Biebs.-dije. Sonrió y me observó.
-Gracias, _______.-dijo. Sonreí.
-No se por qué, pero, de nada, Justin.
-Por hacer de mi vida una mejor vida.
-Eres un amor.-dije y sonreí.- Tú me has salvado. Si tú no hubieras llegado, imagínate que loco me habría llevado. Hice verso sin esfuerzo.-dije y reímos.
-¿Más loco que el Señor Bieber?-preguntó y arqueó una ceja.
-Más loco que el hombre que huye cuando le dices que lo amas.-dije. Apoyó su brazo sobre mis hombros y me atrajo a él.- Pero ese loco es él único que me hace feliz en los peores días.
-Tal vez no siento lo que tú sientes por mi, pero si te quiero ______.-confesó.
-Creo que por ahora me basta con eso.-dije y apoyé mi cabeza en su hombro.- Yo también te quiero.
-¿Sigues queriendo ir al colegio?-preguntó.
-¿Lo he conseguido?-pregunté feliz. Rió.
-Claro.-afirmó.
-Genial.-sonreí.- Gracias, gracias, gracias.-lo abracé fuertemente.- Eres el mejor.
-No tienes por qué dar las gracias.-dijo y rió. Dio un corto beso en mis labios.
-Al fin haces caso a mis pedidos desesperados por una educación.-dije. Rió.
-Que exagerado suena eso.-sonrió.- ¿Almorzamos? Ya más tarde vienen Jazzy y Jaxon y dudo que la paz de esta casa siga en pie estando esos dos pequeños presentes.-dijo. Reí.
-Si, almorcemos. ¿Qué haremos con los niños?-le pregunté.
-No lo se.-admitió.- Podemos llevarlos al parque o algo así.-nos pusimos de pie.
-Genial, hace mucho no voy al parque.-dije y sonreí.
-Puede que te columpies junto a Jazzy.-me dijo y rió.
-No soy tan aniñada.
-No tanto, pero, lo eres.-carcajeó. Golpeé su hombro levemente.- Estaba bromeando.-dijo y me tomó por la cintura.- Se que no lo eres.-me besó.- Lo has sabido demostrar.-añadió mientras fundía nuestros labios en un beso más profundo.
Lo sentí suspirar y abrí los ojos para observar su mirada confundida sobre la manta que nos cubría a ambos.
-Voy a dormir en la habitación de huéspedes.-dijo y se puso de pie.- Que descanses.-fue lo último que escuché de él. Salió y cerró la puerta.
Abrí la boca quedando totalmente perpleja ante su reacción. Observé la puerta unos segundos, estaba confiada en que volvería, pero, luego de diez minutos desistí de esa posibilidad.
-Dijo que no se enojaría.-murmuré casi llorando.
Observé el lugar vacío a mi lado y no pude evitar soltar una lágrima. Me había dejado sola, luego de haberle dicho que lo amaba. No había habido respuesta alguna y se había ido. Apoyé mi mano sobre su lugar en la cama y abracé su almohada. Habíamos pasado trece noches durmiendo juntos y de repente me encontraba sola.
Logré conciliar el sueño luego de sollozar sobre la almohada de Justin. Quería volver el tiempo y no pronunciar esas dos palabras que habían arruinado la relación entre Justin y yo.
Desperté al sentir un fuerte grito escaleras abajo. Me senté en la cama y observé a mí alrededor.
-¡Empieza a entender las ordenes!-gritó una poderosa voz que reconocí al instante. La angustia se apoderó de mi y mis ojos se aguaron.- No quiero volver a verte por aquí.-gritó nuevamente y su voz se sintió más cercana a mi.- ¡Vete de aquí! ¿Qué haces allí esperando?-definitivamente estaba más cerca de lo que pensaba.- No tendrás paga hasta que no cumplas con tu trabajo.-dijo más calmado.- Ahora, retírate de mi casa.-gruñó y entró a la habitación.
Al entrar se me quedó viendo. Las lágrimas que inundaban mis ojos comenzaron a resbalar por mis mejillas utilizándolas como un divertido tobogán.
Justin llevaba unos pantalones rojos, remera gris y una campera de cuero negra. Tragó saliva y desvió la mirada.
-He venido por algo, ya me retiro.-dijo y caminó hasta el armario. Asentí sabiendo que no me correspondía su mirada.
-Justin…-dije casi en un susurro. Se volvió a verme.
-Si, lo se, perdona.-dijo. Observé su expresión.- Se que te han despertado mis gritos, es que me pone los pelos de punta que la gente no sepa hacer su trabajo.-se excusó.
-Si, entiendo.-dije y sequé mis lágrimas bruscamente.- Igual, ya es hora de despertar.
-Mejor entonces.-dijo y siguió revolviendo un cajón.- Puedes bajar a desayunar cuando quieras.-me informó.- Jazzy y Jaxon pasaran la tarde aquí.-añadió.
-Oh, genial.-hice un esfuerzo por sonreír y me puse de pie.- ¿Por qué?-pegunté luego.
-Mis padres deben ir a un pueblo cercano a causa de un funeral y la niñera les ha fallado.-me comentó y sacó dinero del cajón. –Aquí estabas.-le habló al dinero y alzó su mirada para observarme.
-Esta bien. Lo siento mucho.
-No era ningún pariente muy cercano.-dijo al descuido.- Nada que pueda afectarles demasiado, es solo un compromiso.
-Claro.-dije. Suspiró.
-Debo bajar.-informó. Asentí.- Desayuna cuando quieras y cuando vuelva de la oficina, debemos hablar.-me dijo. Asentí nuevamente.- Hasta luego.-salió por la puerta.
Me recargué sobre la pared y respire hondo para luego soltar el aire de un solo golpe. Di media vuelta y apoyé la frente sobre la pared.
-Todo sería tan fácil si me hubieras dejado que me desangrara ese día.-murmuré fastidiada y las lágrimas recorrieron mis mejillas nuevamente.- Maldito amor.
Entré al baño y me despojé del pijama, abrí la ducha y entré cuando el agua ya estaba a temperatura. Me di una larga ducha y luego salí para vestirme. Me coloqué unos vaqueros y una blusa casual. Acomodé mi cabello y cepillé mis dientes. Baje y vi el desayuno servido.
-Buenos días, ______.-me sonrió Alice mientras acomodaba las flores en un pequeño florero de plata.
-Buenos días.-le sonreí y me senté.- Gracias por el desayuno.
-Oh, no hay de que, linda.-dijo felizmente.- Debo retirarme, si necesitas algo, avísame.-dijo antes de entrar a la cocina.
Desayuné en silencio mientras observaba cada rincón de la casa. Estaba pensativa y esos pensamientos iban a torturarme durante un largo tiempo.
Justin quiso evadir mis palabras y se retiró, me había humillado. Eso era lo más doloroso. Me sentía ridícula al haberle profesado mi amor, él había huido frustrado, dejándome sentada en la cama, pensando en el gran amor que le tenía.
Terminé con el desayuno y subí las escaleras en busca de mi ordenador. Lo tomé y bajé al living. Me senté en el sillón y acomodé el ordenador sobre mis piernas. Comencé por hablar con una que otra amiga que me preguntaba por mi repentina desaparición y prometí explicarle luego. Luego, vencida por el aburrimiento, jugué algunos juegos online y más tarde contemplé vestidos de famosas.
Sentí la puerta cerrarse y pude divisar a Justin cargando una gran pila de papeles. No le dí importancia y miré la pantalla. Él, bufó un par de veces y luego los dejó sobre la mesa. Debía ser la hora del almuerzo porque él venia llegando a casa. Cerré el ordenador y cruce mis brazos sobre mi pecho, lo observé. Justin no tardó más de dos minutos en sentir mi mirada sobre él y me observó.
-Dijiste que cuando llegaras hablaríamos.-le dije. Asintió.
-Ven aquí.
-¿Por qué no vienes tú?-pregunté casi desafiante y rodó los ojos para luego acercarse a mi.- Comienza.-ordené.
-No tienes por qué hablarme así.-dijo fastidiado.
-Oh, claro que tengo por qué hablarte así. Habla, Justin.
-Bien, como quieras.-se sentó a mi lado y se recargó sobre el respaldo de el sillón.- Vamos a mudarnos dentro de unos pocos días.-me informó.
La sangre que recorría mis venas se quedó estática y me volteé para mirarlo. ¿Era en serio? ¿De eso se trataba la conversación? Definitivamente Justin se había empeñado en ignorar mi confesión y pasarla por alto. Eso no se lo iba a permitir.
-Genial.-dije sin tomarle importancia.- La verdad es que me da igual donde vivamos.-le dije y me puse de pie.- Quiero tener una habitación para mi sola.-informé. Rió irónicamente y me observó por un segundo para luego hablar.
-¿Qué?-enarcó una ceja.- Sabes perfectamente que eso no ocurrirá.
-Pues va a tener que ocurrir porque no pienso compartir la cama contigo.-solté de repente. Se puso de pie y me observó directo a los dos.
-No tienes por qué ser tan fría.-me dijo.
-¿Sabes que?-contesté cabreada.- Tú eres él único frío.-apoyé uno de mis dedos en su pecho, señalándolo culpable.- Eres un cínico, inútil, que solo se interesa por el mismo y nadie más. Por mi esta bien, porque de verdad no me interesa que no me correspondas pero…-fui interrumpida antes de que pudiera acabar de hablar.
-Es simple, ________. No todo en la vida es como uno quiere.-contestó.- Y si es por eso que estas enojada conmigo, la verdad no me interesa.
-¡Que bien que no te interese!-exclamé colocando mis brazos en jarra.- Pero por eso, déjame dormir sola, sin tu estúpido cuerpo a mi lado.
-Apuesto lo que sea que anoche me has extrañado tanto como yo a ti.-murmuró.
Me quedé callada ante esa confesión. No podía ser cierto, Justin me extrañó. Lo observé por un segundo, analicé su mirada y él pronto la desvió, dándome a entender su nerviosismo.
-¿Qué has dicho?-pregunté esperanzada de que lo repitiera.
-Lo que escuchaste.-levantó el rostro y me observó.- No puedes haber dicho eso anoche.-dijo.- Es imposible.
-No lo es.-tragué saliva para mirarlo a los ojos.- Justin, en serio, te amo.
-No vuelvas a repetirlo.-pidió.
-¿Nunca?-pregunté al borde de las lágrimas.
-Nunca, por favor.-hizo con su mano un puño y volvió a tomar asiento.- Prefiero que seamos amigos.
-¿Cómo podemos ser amigos si estamos casados?-pregunté sin dar crédito a sus palabras.- Eso si es imposible. Créeme, cuando te digo que de verdad siento esto, es porque lo siento. No voy a mentirte.
-¿Por qué tenías que decirlo?-preguntó pasándose las manos por el cabello.- Nos llevábamos tan bien, estábamos felices, sin problemas, hasta que saliste con esta locura.
-No es una locura.-dije.- No le veo nada de loco a una persona que ama a otra.
-¡No lo repitas!-gritó.
-¡Ya cálmate!-dije de la misma manera.- Anoche me preguntaste que me ocurría, fui sincera y respondí.-añadí luego de unos segundos.- Te dije lo que siento y tú, como si nada, te pones de pie y te vas a dormir a otra habitación.-le reproché.- Dime si eso no es ser desalmado.-murmuré.- No voy a obligarte que me ames, porque se que no puedo hacer eso, pero dame una oportunidad para demostrarte que es en serio.
-El amor no existe.-soltó mientras intentaba esquivar mi mirada.
-Justin, yo no se que fue lo que te ocurrió para que pienses eso, pero no es mi culpa.-me senté a su lado.
-Lo siento.-dijo por lo bajo.- No debí actuar así.-se disculpó.- Perdona si te lastimé, no era mi intención.-añadió.
-Si, lo has hecho, espero no haya sido adrede.-dije.
-No lo ha sido.-suspiró sonoramente.
-¿Quieres contarme a que se debe el odio al amor?-pregunté.
-No comprenderías.
-Eso mismo te he dicho millones de veces y tú siempre me haces hablar.-me quejé. Largó una leve risa y me observó.
-¿Cómo aprendes a amar si nunca has sido amado?-preguntó.
-No se la respuesta correcta.-respondí sinceramente.- Pero creo que es, dejándote amar.
-¿Y cómo haces eso?-preguntó.
-Te he dado una oportunidad de descubrirlo, pero no has sido capaz de sobrellevarlo y has huido.
-En serio lo lamento.-se disculpó.
-No tienes por qué lamentarlo.-dije.- Justin, cada uno es dueño de sus sentimientos. Tú, eres como eres, no voy a cambiarlo, nunca podré. Pero si me dieras una oportunidad de demostrarte que me importas, que en serio no veo esto como un matrimonio obligado. Se que nos hemos casado para que pudieras ver a tu hermana, pero capaz tu padre nos ha hecho un favor al alejarte de ella.
-No lo se, _______.-agachó la mirada.
Parecía que los roles se estaban invirtiendo. Capaz eso no era malo, pero podría serlo dentro de un tiempo.
-Recuerdo cuando tú me pediste que confiara en ti, ¿lo recuerdas?
-Si, _____, ¿cómo no voy a recordarlo?-dijo y una pequeña sonrisa atravesó su rostro.
-Esta vez, te pido que tú confíes en mí, prometo no defraudarte.
-Es distinto.-dijo.
-Bieber, no te quejes.-dije provocando su pequeña risa.
-¿Y que piensas hacer? ¿Enamorarme?-preguntó. Reí.
-Tal vez.
-¿Y cómo harás eso?-preguntó. Sonreí.
-Ya veras, Justin.-le aseguré.- ¿Vas a llevarme al colegio?
-¿Seguirás con eso?
-Claro, hasta que no me lleves tendré que torturarte día a día.
-No serías capaz.
-No me retes, Biebs.-dije. Sonrió y me observó.
-Gracias, _______.-dijo. Sonreí.
-No se por qué, pero, de nada, Justin.
-Por hacer de mi vida una mejor vida.
-Eres un amor.-dije y sonreí.- Tú me has salvado. Si tú no hubieras llegado, imagínate que loco me habría llevado. Hice verso sin esfuerzo.-dije y reímos.
-¿Más loco que el Señor Bieber?-preguntó y arqueó una ceja.
-Más loco que el hombre que huye cuando le dices que lo amas.-dije. Apoyó su brazo sobre mis hombros y me atrajo a él.- Pero ese loco es él único que me hace feliz en los peores días.
-Tal vez no siento lo que tú sientes por mi, pero si te quiero ______.-confesó.
-Creo que por ahora me basta con eso.-dije y apoyé mi cabeza en su hombro.- Yo también te quiero.
-¿Sigues queriendo ir al colegio?-preguntó.
-¿Lo he conseguido?-pregunté feliz. Rió.
-Claro.-afirmó.
-Genial.-sonreí.- Gracias, gracias, gracias.-lo abracé fuertemente.- Eres el mejor.
-No tienes por qué dar las gracias.-dijo y rió. Dio un corto beso en mis labios.
-Al fin haces caso a mis pedidos desesperados por una educación.-dije. Rió.
-Que exagerado suena eso.-sonrió.- ¿Almorzamos? Ya más tarde vienen Jazzy y Jaxon y dudo que la paz de esta casa siga en pie estando esos dos pequeños presentes.-dijo. Reí.
-Si, almorcemos. ¿Qué haremos con los niños?-le pregunté.
-No lo se.-admitió.- Podemos llevarlos al parque o algo así.-nos pusimos de pie.
-Genial, hace mucho no voy al parque.-dije y sonreí.
-Puede que te columpies junto a Jazzy.-me dijo y rió.
-No soy tan aniñada.
-No tanto, pero, lo eres.-carcajeó. Golpeé su hombro levemente.- Estaba bromeando.-dijo y me tomó por la cintura.- Se que no lo eres.-me besó.- Lo has sabido demostrar.-añadió mientras fundía nuestros labios en un beso más profundo.
alex_gomez_95
Re: La Bella & La Bestia (JB&Tú) TERMINADA
Capitulo 49
-Por favor, compórtate.-me dijo desde el auto.
-Justin, te he dicho que nunca fui mala alumna y no lo seré ahora.-le sonreí apoyándome en su ventanilla.- Te quiero.
-También yo.-sonrió.- Paso por ti a la una.-avisó y besó mis labios.
-Hasta entonces.-dije y me alejé del auto.
Vi como Justin comenzaba a marcharse y decidí que debía entrar. Acomodé mi bolso en mi hombro y caminé hasta la entrada. La campana no tardó en sonar y todos se movieron para entrar a sus salones. A primera hora me tocaba, geografía y hacía allí iba. Entré al salón y varias miradas se posaron en mí, sonreí levemente y me senté en una banca casi al final.
-Es nueva.-dijo una voz a lo lejos. Se escuchó otro comentario y varias risas se hicieron notar.- No seas bobo, Ian.-le dijo la chica y rió.
Entró el profesor y todos se acomodaron en su lugar. Buscó con la mirada hasta que me vio sentada allí.
-Nueva alumna.-dijo sonriente.- Ven aquí y presentante.-exigió.
Casi temblando, me puse de pie y tomé rumbo al frente de la clase. Todas las miradas se posaron en mí y ninguna parecía ser muy amigable. Tomé aire y sonreí levemente. Susurros se escucharon segundos antes que el profesor decidiera hablar.
-Cuando quieras.-dijo y asentí.
-Me llamo _______ Jarrel.-comencé diciendo.- Tengo dieciséis años y cumplo los diecisiete la semana que viene. Soy de aquí, de Nueva York y comencé a venir aquí, tarde, porque estuve de viaje hasta la semana pasada.
-Oh, genial.-dijo el profesor y me sonrió.- Démosle la bienvenida a _______ Jarrel.-dijo. Sonreí. Algunos aplaudieron y otros solo sonrieron.- Espero que se adapte bien al grupo. Puede tomar asiento.
En silencio me fui hacía mi banca mientras todos me observaban. No podía ser tan extraño que alguien fuera nuevo en un colegio, ¿o si? La puerta se abrió de golpe y un chico con aspecto peligroso, se adentro en la clase.
-Disculpe, no me arrancaba la moto.-dijo y sin escuchar lo que el profesor le decía, buscó un asiento con la mirada.
No por favor, no por favor, Dios, no. No podía ser el único asiento vacío, a mi derecha. Se puso a mi lado y me observó un momento, luego se sentó y acomodó su mochila al costado de la banca.
-Hola.-dijo. Trague saliva antes de responder.- ¿De dónde has salido?
-Soy nueva.-dije secamente y observé al profesor que comenzaba a explicar.
-No me he dado cuenta.-dijo con sarcasmo y una leve sonrisa ocupó mis labios.- ¿Cómo te llamas?-preguntó.
-_______, ¿tú?
-Johan.-dijo. Le sonreí.- Esta bien, puedes prestar atención, no haré que te tengan en detención.-me dijo. Reí levemente y observé la pizarra.
La clase pasó rápida. Johan se dedicó a hacer dibujos en su carpeta y luego me molesto por un momento. El profesor nos dejó salir al receso y aproveché para ir a mi casillero.
-¿Cómo te llamas?-preguntó una voz chillona a mi lado. Cerré la puerta del casillero y la pude ver.
-______.-dije y acomodé mis libros.
-Oh, soy Mady.-sonrió.- Líder del equipo de porristas, ¿te gustaría unirte?-preguntó.
-No, gracias.-le dije y sonreí.- No se me da mucho eso de las piruetas.
-Como digas, muñeca.-dijo y arqueó una ceja.- ¿Sales a bailar?
-Claro.-dije y la observé.
-Entonces supongo que iras a la fiesta de Hanna, este sábado.
-No me han invitado.-le hice saber. Rió.
-Querida, para fiestas como esas, no necesitas invitación.-sonrió.- Aparte, estará lleno de chicos lindos, no querrás perdértelo, ¿o si?
-Okay, voy a ver que tengo este fin de semana y capaz voy.-informé. Sonrió a la vez que la campana sonaba.- Gracias.
-No hay de que.-dijo y se alejó de mí. Se unió a dos chicas más y las tres rieron luego de un comentario de Mady.
El día fue algo fastidioso. Había dos chicas que se empeñaban en hacer y decir cosas en mi contra. No había hecho nada y ya tenía una enemiga. Johan fue mi compañero de laboratorio y aprendí mucho sobre él. Era buen chico, pero su conducta no era igual que él.
-Nos vemos mañana.-dijo cuando se montó en su moto.
-Si, nos vemos.-le sonreí. Me devolvió la sonrisa y arrancó la moto para alejarse de mí.
Observé alrededor del lugar y pronto divisé el auto de Justin a un costado. Estaba aparcado, esperándome. Sonreí y corrí hacía allí. Abrí la puerta del copiloto y me senté.
-¿Cómo te ha ido?-preguntó y besó mis labios.
-Bien.-le sonreí.- Aunque hay dos chicas que son puro fastidio.-añadí causando su risa.
-¿Les caes mal?-preguntó mientras encendía el motor del automóvil.
-No lo se, simplemente me han fastidiado toda la mañana. También hay un chico, Johan, es muy bueno.-sonreí.
-No más que amigos.-dijo.
-Justin, lo sé.-dije y suspiré.- ¿Cómo crees que estando casada puedo ligarme a otro?
-¡Que se yo!-exclamó dando la vuelta en la siguiente calle.- Puede que se te cruce eso por la cabeza y lo hagas.
-Bueno, aprende que no lo haré.-dije y sonreí.- ¿A ti cómo te ha ido?
-Bien, mucho trabajo pero dentro de todo, bien.-sonrió.
Nos quedamos en silencio por un momento. Las calles por las que íbamos no se dirigían a casa, dudé en preguntar pero la curiosidad me carcomía por dentro. Observé como el auto se detenía en la playa de estacionamiento. Observé a Justin y él me sonrió.
-¿En dónde estamos?-pregunté.
-El día que vimos la película en casa, me dijiste que necesitabas uno de estos.-dijo sacando su celular. Le sonreí.- ¿Todavía lo necesitas?-preguntó.
-Eres el mejor.-dije mientras me bajaba del auto.- Ya estaba desistiendo de la idea de tener uno.-corrí a abrazarlo. Rió y me estrechó en sus brazos.- Eres tan extraño y aún así te quiero tanto.
-No seas boba.-dijo y besó mi frente.- También te quiero.-añadió y tontamente sonreí.
Entramos al local y Justin me ayudó a elegir el mejor móvil. Después de todo, Justin gastaba una fortuna en mí y lo menos que podía hacer era dejarlo elegir el móvil por mí. Me sonrió durante todo el tiempo que pasamos en el lugar y luego fuimos a almorzar juntos. La mejor elección, para ambos, fue Mc.Donalds. Almorzamos entre risas y bobadas. Mientras tomábamos helado, recordé la fiesta de Hanna. Quería ir allí y pasarla bien, pero sabía perfectamente que Justin se negaría, aunque, no perdía nada con preguntarle.
-¿Justin?-pregunté. Levantó la mirada del helado y me sonrió.
-Dime.
-Hoy, me hice amiga de una chica que se llama Mady y me ha invitado a una fiesta el sábado.-sonreí insegura. Bajó la mirada y siguió con el helado.- ¿Sabes? Me gustaría ir, irán todos los de mi salón y creo que será divertido.
-¿Quieres saber lo que pienso?-preguntó.
-Ya se lo que piensas.-dije suspirando. Centró su mirada en mi, dándome paso a hablar.- No quieres que salga donde hay chicos porque crees que voy a engañarte con alguno de ellos.-dije y respiré pesadamente.- Pero me he cansado de decirte que no haría eso y de verdad que no lo haría.
-Déjame decirte, que hago lo posible por no apartarte de mi lado.-dijo. Había sonado tierno y eso me conmovió.- Pero de verdad, que salgas sola, sábado a la noche, donde está lleno de adolescentes borrachos.-me observó severamente.- ¿En serio crees que no te tocaran?
-No lo harán.-me defendí.- No permitiría que otro que no seas tú, me toque.-Justin sonrió al saber que era de su pertenencia. Me sonrojé y terminé de tomar mi helado.
-Sé que no dejarías que te toquen, simplemente lo hacen.-explicó.- Cuando tenía esa edad lo hacía, con Chris y Ryan corríamos para que no nos vieran luego de haberles manoseado el trasero.
-Eso no quería saberlo.-dije riendo.
-El punto es que, no iras.
-Hey, Justin.-le reproché haciendo morros.- Por favor, prometo no tomar, vestirme decente, no dejar que me toquen y bailar solo con amigas.
-Lo dices, ¿y si luego no lo haces?
-¿Confías en mi?
-Si, pero y si luego…-lo interrumpí.
-Si confiaras en mi, me dejarías ir.
-Bueno, es que no quiero que vayas, vas a dejarme solo en casa.
-Ve a casa de Chaz.-dije y le sonreí.- Por favor.
-Esta bien.-dijo arrastrando las palabras. Sonreí emocionada.- Pero pasaré por ti a las tres y no más de eso.
-Si, si, si, si. Gracias, Biebs.-sonrió y luego negó con la cabeza dando a entender que estaba mal mentalmente. Reí.
Salimos del lugar para ir a casa. Justin se mostraba agotado y lo entendía, se había pasado casi toda la noche trabajando en el ordenador y cerca de las cuatro de la mañana se había ido a la cama para dos horas luego ponerse en pie.
-Una cosa más.-le grité cuando él subía las escaleras.
-Dime.-dijo.- Y no me salgas con locuras.
-¿Puedo hacer una fiesta aquí en casa?-grité con emoción.
-¿Te refieres a tu fiesta de cumple años?-preguntó. Asentí efusivamente.- En ese caso, si. Recuerda que para esa fecha ya nos habremos mudado de casa.-sonrió.- Ya, déjame dormir un rato, por favor.
-Okay, ve. Luego hablamos-sonreí.- Que descanses.
Tomé mi ordenador y comencé a bobear un rato mientras Justin dormía. Luego decidí terminar mis deberes del colegio y luego busqué a algunas de mis compañeras de salón, en facebook. Más tarde, analicé mi nuevo móvil. Estaba de lo mejor.
-¿Vas a estar todo el día en el sillón?-preguntó.- ¿Sabes que eso hace mal a la vista esta en el ordenador tanto tiempo?
-Hey, tú siempre usas el ordenador hasta tarde.-le reproché riendo. Sonrió.- ¿Has descansado?
-Si.-dijo y estiró sus músculos en el último escalón de la escalera.- He dormido de maravilla.
-Tu rostro lo dice todo.-reí. Sonrió.
-¿Tienes hambre?-preguntó.- Mato por tomar un té y comer algo rico.-comenzó a caminar hacía la cocina.
-Voy contigo.-grité y dejé el ordenador sobre la mesa ratona.
-¿Quieres galletas o torta?
-¿Tú que quieres?-pregunté observando la alacena.
-Me da igual, ¿tú?
-Lo que tú quieras.-dije y sonreí. Rió.
-A mi me da igual, elije tú.
-No, Justin, yo comeré lo que tú.
-¿Qué más da? Comamos ambas.-reímos.
Hablamos un rato mientras comíamos y reíamos. Justin me preguntó que quería de regalo de cumple años y luego organizamos que podría hacer mi fiesta el mismo día de la fecha de mi cumple años, sería el próximo sábado, no el de la fiesta de Hanna, el siguiente.
-A la cama.-dijo mientras subía las escaleras.
-No, Justin.-grité mientras jugaba con el ordenador.
-¡Dije; a la cama y no volveré a repetirlo!-gritó desde el segundo piso.
Me puse de pie y comencé a subir las escaleras mientras tarareaba una canción. Debía obedecer a Justin.
-Buenas noches, chicas.-les deseé a las tres.
-Buenas noches, ______.-dijo Sandy alegre.
-Que descanses, linda.-sonrió Alice.
-Duerme bien, ______.-dijo Aly limpiando la mesa.
-Gracias.-murmuré antes de entrar a la habitación.
Sentí el ruido de las gotas de agua chocar contra la bañera en el baño. Justin se estaba dando una ducha. Me coloqué el pijama y até mi cabello en una coleta. Esperé un momento y vi a Justin salir del baño con una toalla cubriendo de su cintura hasta más abajo.
-Al fin obedeces mis ordenes.-rió mientras abría el armario.
-Sabes que soy obediente.-le sonreí.
-No lo crees ni tú.-carcajeó
Entré al baño y cepillé mis dientes, al salir me metí en la cama y vi a Justin terminar de vestirse para dormir. Le sonreí cuando apagó la luz y se acomodó a mi lado.
-No tengo sueño.-murmuró abrazándome por detrás. Subió sus piernas sobre las mías y besó mi cuello.- ¿Tú?
-Esta muy claro que no tendrás sueño si has dormido toda la tarde.-reí.- Yo si.
-Aguafiestas.-susurró. Reí.
-Cállate.-dije.
-Date la vuelta.-casi me ordenó.
-No, así esta lindo.
-Date la vuelta.
-Así me gusta.-dije. Presionó su cuerpo más al mío.
-Créeme que dentro de un rato va a incomodarte.-rió.
-Justin…-alargué sonrojándome. La oscuridad cubría mis sonrosadas mejillas.- No seas depravado.
-No lo soy.-rió.- Vamos, date la vuelta.
-¿No me dejaras dormir si no me doy la vuelta?
-Claro que no.-dijo.
-Okay, suéltame para que pueda dármela.- aflojó el agarre pero no me dejo libre.- Suéltame.
-Remuévete allí y date la vuelta.-sonaba ronco. Reí.
-No puedo.
-Si puedes.-dijo.- Pasa que no quieres rozarme.
-¡Justin!-casi grité haciéndolo reír.
-Dime que no estoy en lo cierto y mientes.-carcajeó y aflojó más el agarre. Bajó sus piernas.- Quiero que tu me hagas cucharita a mi.-murmuró.
-No, Justin.
-Oh, vamos.-dijo. Volteé y quedamos cara a cara.- ¿Si?
-Me gusta cuando lo haces tú.-protesté.
-Pero por eso, siempre lo hago yo.-se quejó.- Es tu turno.
-¿Te das cuenta por lo que estamos discutiendo?-pregunté entre risas. Rió.- Date la vuelta, vamos.-sonrió y volteó rápidamente.
-Pero abrázame fuerte.-dijo. Reí.
-Mis brazos no llegan, eres muy grande.-me quejé.
-Que fastidiosa.-bufó. Lo solté.- Date la vuelta, yo te abrazo.-terminó por rendirse.
Reí y volteé para que luego volviéramos a la posición anterior.
-Hasta mañana, cariño.-susurró y besó mi cuello.
-Hasta mañana, Biebs.-susurré y cerré mis ojos.
lamento0 mucho0 no0 haber subido0 y se k no0 es un marato0n largo0 ko0mo0 lo0s demas pero0 ya so0lo0 quedan 9 capitulo0s y lo0s mo0tivo0s por lo0s cuales no0 he subido0 so0n mucho0s. Recuerdan que les habia mencio0nado0 k mi papa estaba en el ho0spital pzZ bueno0 no0 duro0 mucho0 tiempo0 y dio0sito0 se aco0rdo0 de el y se lo0 llevo0 y teniamo0s k preparar to0do0 y lo0s o0tro0s mo0tivo0 so0n k he tenido0 examenes y estabamo0s preparando0 el festival para el dia del muerto0 y para el desfile y to0do0 eso0 asik k lo0 lamento0 mucho0 pero0 me gustaria k me co0mprendan so0n muchas ko0sas juntas al mismo0 timpo0 de verdad lo0 siento0
-Por favor, compórtate.-me dijo desde el auto.
-Justin, te he dicho que nunca fui mala alumna y no lo seré ahora.-le sonreí apoyándome en su ventanilla.- Te quiero.
-También yo.-sonrió.- Paso por ti a la una.-avisó y besó mis labios.
-Hasta entonces.-dije y me alejé del auto.
Vi como Justin comenzaba a marcharse y decidí que debía entrar. Acomodé mi bolso en mi hombro y caminé hasta la entrada. La campana no tardó en sonar y todos se movieron para entrar a sus salones. A primera hora me tocaba, geografía y hacía allí iba. Entré al salón y varias miradas se posaron en mí, sonreí levemente y me senté en una banca casi al final.
-Es nueva.-dijo una voz a lo lejos. Se escuchó otro comentario y varias risas se hicieron notar.- No seas bobo, Ian.-le dijo la chica y rió.
Entró el profesor y todos se acomodaron en su lugar. Buscó con la mirada hasta que me vio sentada allí.
-Nueva alumna.-dijo sonriente.- Ven aquí y presentante.-exigió.
Casi temblando, me puse de pie y tomé rumbo al frente de la clase. Todas las miradas se posaron en mí y ninguna parecía ser muy amigable. Tomé aire y sonreí levemente. Susurros se escucharon segundos antes que el profesor decidiera hablar.
-Cuando quieras.-dijo y asentí.
-Me llamo _______ Jarrel.-comencé diciendo.- Tengo dieciséis años y cumplo los diecisiete la semana que viene. Soy de aquí, de Nueva York y comencé a venir aquí, tarde, porque estuve de viaje hasta la semana pasada.
-Oh, genial.-dijo el profesor y me sonrió.- Démosle la bienvenida a _______ Jarrel.-dijo. Sonreí. Algunos aplaudieron y otros solo sonrieron.- Espero que se adapte bien al grupo. Puede tomar asiento.
En silencio me fui hacía mi banca mientras todos me observaban. No podía ser tan extraño que alguien fuera nuevo en un colegio, ¿o si? La puerta se abrió de golpe y un chico con aspecto peligroso, se adentro en la clase.
-Disculpe, no me arrancaba la moto.-dijo y sin escuchar lo que el profesor le decía, buscó un asiento con la mirada.
No por favor, no por favor, Dios, no. No podía ser el único asiento vacío, a mi derecha. Se puso a mi lado y me observó un momento, luego se sentó y acomodó su mochila al costado de la banca.
-Hola.-dijo. Trague saliva antes de responder.- ¿De dónde has salido?
-Soy nueva.-dije secamente y observé al profesor que comenzaba a explicar.
-No me he dado cuenta.-dijo con sarcasmo y una leve sonrisa ocupó mis labios.- ¿Cómo te llamas?-preguntó.
-_______, ¿tú?
-Johan.-dijo. Le sonreí.- Esta bien, puedes prestar atención, no haré que te tengan en detención.-me dijo. Reí levemente y observé la pizarra.
La clase pasó rápida. Johan se dedicó a hacer dibujos en su carpeta y luego me molesto por un momento. El profesor nos dejó salir al receso y aproveché para ir a mi casillero.
-¿Cómo te llamas?-preguntó una voz chillona a mi lado. Cerré la puerta del casillero y la pude ver.
-______.-dije y acomodé mis libros.
-Oh, soy Mady.-sonrió.- Líder del equipo de porristas, ¿te gustaría unirte?-preguntó.
-No, gracias.-le dije y sonreí.- No se me da mucho eso de las piruetas.
-Como digas, muñeca.-dijo y arqueó una ceja.- ¿Sales a bailar?
-Claro.-dije y la observé.
-Entonces supongo que iras a la fiesta de Hanna, este sábado.
-No me han invitado.-le hice saber. Rió.
-Querida, para fiestas como esas, no necesitas invitación.-sonrió.- Aparte, estará lleno de chicos lindos, no querrás perdértelo, ¿o si?
-Okay, voy a ver que tengo este fin de semana y capaz voy.-informé. Sonrió a la vez que la campana sonaba.- Gracias.
-No hay de que.-dijo y se alejó de mí. Se unió a dos chicas más y las tres rieron luego de un comentario de Mady.
El día fue algo fastidioso. Había dos chicas que se empeñaban en hacer y decir cosas en mi contra. No había hecho nada y ya tenía una enemiga. Johan fue mi compañero de laboratorio y aprendí mucho sobre él. Era buen chico, pero su conducta no era igual que él.
-Nos vemos mañana.-dijo cuando se montó en su moto.
-Si, nos vemos.-le sonreí. Me devolvió la sonrisa y arrancó la moto para alejarse de mí.
Observé alrededor del lugar y pronto divisé el auto de Justin a un costado. Estaba aparcado, esperándome. Sonreí y corrí hacía allí. Abrí la puerta del copiloto y me senté.
-¿Cómo te ha ido?-preguntó y besó mis labios.
-Bien.-le sonreí.- Aunque hay dos chicas que son puro fastidio.-añadí causando su risa.
-¿Les caes mal?-preguntó mientras encendía el motor del automóvil.
-No lo se, simplemente me han fastidiado toda la mañana. También hay un chico, Johan, es muy bueno.-sonreí.
-No más que amigos.-dijo.
-Justin, lo sé.-dije y suspiré.- ¿Cómo crees que estando casada puedo ligarme a otro?
-¡Que se yo!-exclamó dando la vuelta en la siguiente calle.- Puede que se te cruce eso por la cabeza y lo hagas.
-Bueno, aprende que no lo haré.-dije y sonreí.- ¿A ti cómo te ha ido?
-Bien, mucho trabajo pero dentro de todo, bien.-sonrió.
Nos quedamos en silencio por un momento. Las calles por las que íbamos no se dirigían a casa, dudé en preguntar pero la curiosidad me carcomía por dentro. Observé como el auto se detenía en la playa de estacionamiento. Observé a Justin y él me sonrió.
-¿En dónde estamos?-pregunté.
-El día que vimos la película en casa, me dijiste que necesitabas uno de estos.-dijo sacando su celular. Le sonreí.- ¿Todavía lo necesitas?-preguntó.
-Eres el mejor.-dije mientras me bajaba del auto.- Ya estaba desistiendo de la idea de tener uno.-corrí a abrazarlo. Rió y me estrechó en sus brazos.- Eres tan extraño y aún así te quiero tanto.
-No seas boba.-dijo y besó mi frente.- También te quiero.-añadió y tontamente sonreí.
Entramos al local y Justin me ayudó a elegir el mejor móvil. Después de todo, Justin gastaba una fortuna en mí y lo menos que podía hacer era dejarlo elegir el móvil por mí. Me sonrió durante todo el tiempo que pasamos en el lugar y luego fuimos a almorzar juntos. La mejor elección, para ambos, fue Mc.Donalds. Almorzamos entre risas y bobadas. Mientras tomábamos helado, recordé la fiesta de Hanna. Quería ir allí y pasarla bien, pero sabía perfectamente que Justin se negaría, aunque, no perdía nada con preguntarle.
-¿Justin?-pregunté. Levantó la mirada del helado y me sonrió.
-Dime.
-Hoy, me hice amiga de una chica que se llama Mady y me ha invitado a una fiesta el sábado.-sonreí insegura. Bajó la mirada y siguió con el helado.- ¿Sabes? Me gustaría ir, irán todos los de mi salón y creo que será divertido.
-¿Quieres saber lo que pienso?-preguntó.
-Ya se lo que piensas.-dije suspirando. Centró su mirada en mi, dándome paso a hablar.- No quieres que salga donde hay chicos porque crees que voy a engañarte con alguno de ellos.-dije y respiré pesadamente.- Pero me he cansado de decirte que no haría eso y de verdad que no lo haría.
-Déjame decirte, que hago lo posible por no apartarte de mi lado.-dijo. Había sonado tierno y eso me conmovió.- Pero de verdad, que salgas sola, sábado a la noche, donde está lleno de adolescentes borrachos.-me observó severamente.- ¿En serio crees que no te tocaran?
-No lo harán.-me defendí.- No permitiría que otro que no seas tú, me toque.-Justin sonrió al saber que era de su pertenencia. Me sonrojé y terminé de tomar mi helado.
-Sé que no dejarías que te toquen, simplemente lo hacen.-explicó.- Cuando tenía esa edad lo hacía, con Chris y Ryan corríamos para que no nos vieran luego de haberles manoseado el trasero.
-Eso no quería saberlo.-dije riendo.
-El punto es que, no iras.
-Hey, Justin.-le reproché haciendo morros.- Por favor, prometo no tomar, vestirme decente, no dejar que me toquen y bailar solo con amigas.
-Lo dices, ¿y si luego no lo haces?
-¿Confías en mi?
-Si, pero y si luego…-lo interrumpí.
-Si confiaras en mi, me dejarías ir.
-Bueno, es que no quiero que vayas, vas a dejarme solo en casa.
-Ve a casa de Chaz.-dije y le sonreí.- Por favor.
-Esta bien.-dijo arrastrando las palabras. Sonreí emocionada.- Pero pasaré por ti a las tres y no más de eso.
-Si, si, si, si. Gracias, Biebs.-sonrió y luego negó con la cabeza dando a entender que estaba mal mentalmente. Reí.
Salimos del lugar para ir a casa. Justin se mostraba agotado y lo entendía, se había pasado casi toda la noche trabajando en el ordenador y cerca de las cuatro de la mañana se había ido a la cama para dos horas luego ponerse en pie.
-Una cosa más.-le grité cuando él subía las escaleras.
-Dime.-dijo.- Y no me salgas con locuras.
-¿Puedo hacer una fiesta aquí en casa?-grité con emoción.
-¿Te refieres a tu fiesta de cumple años?-preguntó. Asentí efusivamente.- En ese caso, si. Recuerda que para esa fecha ya nos habremos mudado de casa.-sonrió.- Ya, déjame dormir un rato, por favor.
-Okay, ve. Luego hablamos-sonreí.- Que descanses.
Tomé mi ordenador y comencé a bobear un rato mientras Justin dormía. Luego decidí terminar mis deberes del colegio y luego busqué a algunas de mis compañeras de salón, en facebook. Más tarde, analicé mi nuevo móvil. Estaba de lo mejor.
-¿Vas a estar todo el día en el sillón?-preguntó.- ¿Sabes que eso hace mal a la vista esta en el ordenador tanto tiempo?
-Hey, tú siempre usas el ordenador hasta tarde.-le reproché riendo. Sonrió.- ¿Has descansado?
-Si.-dijo y estiró sus músculos en el último escalón de la escalera.- He dormido de maravilla.
-Tu rostro lo dice todo.-reí. Sonrió.
-¿Tienes hambre?-preguntó.- Mato por tomar un té y comer algo rico.-comenzó a caminar hacía la cocina.
-Voy contigo.-grité y dejé el ordenador sobre la mesa ratona.
-¿Quieres galletas o torta?
-¿Tú que quieres?-pregunté observando la alacena.
-Me da igual, ¿tú?
-Lo que tú quieras.-dije y sonreí. Rió.
-A mi me da igual, elije tú.
-No, Justin, yo comeré lo que tú.
-¿Qué más da? Comamos ambas.-reímos.
Hablamos un rato mientras comíamos y reíamos. Justin me preguntó que quería de regalo de cumple años y luego organizamos que podría hacer mi fiesta el mismo día de la fecha de mi cumple años, sería el próximo sábado, no el de la fiesta de Hanna, el siguiente.
-A la cama.-dijo mientras subía las escaleras.
-No, Justin.-grité mientras jugaba con el ordenador.
-¡Dije; a la cama y no volveré a repetirlo!-gritó desde el segundo piso.
Me puse de pie y comencé a subir las escaleras mientras tarareaba una canción. Debía obedecer a Justin.
-Buenas noches, chicas.-les deseé a las tres.
-Buenas noches, ______.-dijo Sandy alegre.
-Que descanses, linda.-sonrió Alice.
-Duerme bien, ______.-dijo Aly limpiando la mesa.
-Gracias.-murmuré antes de entrar a la habitación.
Sentí el ruido de las gotas de agua chocar contra la bañera en el baño. Justin se estaba dando una ducha. Me coloqué el pijama y até mi cabello en una coleta. Esperé un momento y vi a Justin salir del baño con una toalla cubriendo de su cintura hasta más abajo.
-Al fin obedeces mis ordenes.-rió mientras abría el armario.
-Sabes que soy obediente.-le sonreí.
-No lo crees ni tú.-carcajeó
Entré al baño y cepillé mis dientes, al salir me metí en la cama y vi a Justin terminar de vestirse para dormir. Le sonreí cuando apagó la luz y se acomodó a mi lado.
-No tengo sueño.-murmuró abrazándome por detrás. Subió sus piernas sobre las mías y besó mi cuello.- ¿Tú?
-Esta muy claro que no tendrás sueño si has dormido toda la tarde.-reí.- Yo si.
-Aguafiestas.-susurró. Reí.
-Cállate.-dije.
-Date la vuelta.-casi me ordenó.
-No, así esta lindo.
-Date la vuelta.
-Así me gusta.-dije. Presionó su cuerpo más al mío.
-Créeme que dentro de un rato va a incomodarte.-rió.
-Justin…-alargué sonrojándome. La oscuridad cubría mis sonrosadas mejillas.- No seas depravado.
-No lo soy.-rió.- Vamos, date la vuelta.
-¿No me dejaras dormir si no me doy la vuelta?
-Claro que no.-dijo.
-Okay, suéltame para que pueda dármela.- aflojó el agarre pero no me dejo libre.- Suéltame.
-Remuévete allí y date la vuelta.-sonaba ronco. Reí.
-No puedo.
-Si puedes.-dijo.- Pasa que no quieres rozarme.
-¡Justin!-casi grité haciéndolo reír.
-Dime que no estoy en lo cierto y mientes.-carcajeó y aflojó más el agarre. Bajó sus piernas.- Quiero que tu me hagas cucharita a mi.-murmuró.
-No, Justin.
-Oh, vamos.-dijo. Volteé y quedamos cara a cara.- ¿Si?
-Me gusta cuando lo haces tú.-protesté.
-Pero por eso, siempre lo hago yo.-se quejó.- Es tu turno.
-¿Te das cuenta por lo que estamos discutiendo?-pregunté entre risas. Rió.- Date la vuelta, vamos.-sonrió y volteó rápidamente.
-Pero abrázame fuerte.-dijo. Reí.
-Mis brazos no llegan, eres muy grande.-me quejé.
-Que fastidiosa.-bufó. Lo solté.- Date la vuelta, yo te abrazo.-terminó por rendirse.
Reí y volteé para que luego volviéramos a la posición anterior.
-Hasta mañana, cariño.-susurró y besó mi cuello.
-Hasta mañana, Biebs.-susurré y cerré mis ojos.
lamento0 mucho0 no0 haber subido0 y se k no0 es un marato0n largo0 ko0mo0 lo0s demas pero0 ya so0lo0 quedan 9 capitulo0s y lo0s mo0tivo0s por lo0s cuales no0 he subido0 so0n mucho0s. Recuerdan que les habia mencio0nado0 k mi papa estaba en el ho0spital pzZ bueno0 no0 duro0 mucho0 tiempo0 y dio0sito0 se aco0rdo0 de el y se lo0 llevo0 y teniamo0s k preparar to0do0 y lo0s o0tro0s mo0tivo0 so0n k he tenido0 examenes y estabamo0s preparando0 el festival para el dia del muerto0 y para el desfile y to0do0 eso0 asik k lo0 lamento0 mucho0 pero0 me gustaria k me co0mprendan so0n muchas ko0sas juntas al mismo0 timpo0 de verdad lo0 siento0
alex_gomez_95
Re: La Bella & La Bestia (JB&Tú) TERMINADA
awww sigueeeela la amo oigan una dudota justin si termino con selena??
feer de bieber
Re: La Bella & La Bestia (JB&Tú) TERMINADA
pzZ yo0 tambien tengo0 esa duda muchas dicen k so0lo0 es un rumo0r y no0 esto0y muy segura y me gusta k ames la no0ve es po0r eso0 k la subi xk ami tambien me encanto0 :Pfeer de bieber escribió:awww sigueeeela la amo oigan una dudota justin si termino con selena??
alex_gomez_95
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