La chica de las cerillas.

Capítulo primero.

Aquel día estaba acumulando mucha mierda, la verdad. Pero miraba al rededor y no dejaba de pensar en cuanto me estaban tomando el pelo, todos, por tanto me lo pensé dos veces (y tres también) ponerme a mi en la lista de prioridades. Fue cuando tomé la decisión de no ver a nadie más de ese grupo. Empezando por mi actual ex. Con él comenzó todo, y me encantaría darle las gracias porque él me dio el empujón que me faltaba, el paso que no me atrevía a dar por el qué dirán.
Me entra risa desencajante cuando pienso en lo que me dijo: "Tengo que pensar las cosas, no sé si quiero seguir". Sin embargo, causa satisfacción pensar en que mi respuesta a las dos semanas le dejó sin palabras: "No eras tú quien tenía que pensárselo, era yo". Sé que no le gustó, y que se le salía el rencor hasta por los poros, pero me hizo abrir los ojos hasta el punto de demostrarme, que no iba a ser la sumisa de todo el mundo. En pocas palabras, el arma que me dio la usé contra él, pensó que saldría exento de ello, desgraciadamente, nadie se ha dado cuenta nunca que de tonta tengo lo que yo quiero tener, y que no hay nadie más listo que quien se hace el idiota.

Espero que sepa que le quise, no nos conocíamos tanto pero fue importante para mi. Lo que pasa es que más me quiero yo. Osea que sí, no es por ti, es por mi. Porque yo era consciente de lo que necesitaba, no de lo que quería. Y te quería, pero no eras lo que me hacía falta. No te guardo rencor alguno, porque sé que tu encontrarás a alguien, en cambio y aunque suene egocéntrica, yo no, porque no tengo claro que alguien me merezca.