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Mensaje por CuchisC:<3 Miér 07 Nov 2012, 11:35 pm

sorry!!!! x no comentar desde hace uuuuufffffffff!!! es q la escuela me tiene muy ocupada ya lei todos los caps q me faltaban y dejame decirte q esta de lo mejor genial y super :) solo q me dio colera lo de rossana o como se llame como le pudo decir eso a niall?? esta loca bno seguila y dejame decirte q fue de los mejor leer mi nombre en porra :D bno seguila es todo
CuchisC:<3
CuchisC:<3


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Mensaje por DaniiHoranSchmidt Jue 08 Nov 2012, 2:00 pm

Bien Kate!!!!

Niall, habla coon Rayiss, hablen, hablen...

Siguela
DaniiHoranSchmidt
DaniiHoranSchmidt


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 {♥} El Club de los Corazones Solitarios {♥}|Niall y tú| - Página 10 Empty Re: {♥} El Club de los Corazones Solitarios {♥}|Niall y tú|

Mensaje por Valen. Jue 08 Nov 2012, 9:04 pm

Kate de Styles Horan escribió:sorry!!!! x no comentar desde hace uuuuufffffffff!!! es q la escuela me tiene muy ocupada ya lei todos los caps q me faltaban y dejame decirte q esta de lo mejor genial y super :) solo q me dio colera lo de rossana o como se llame como le pudo decir eso a niall?? esta loca bno seguila y dejame decirte q fue de los mejor leer mi nombre en porra :D bno seguila es todo

Ya te extrañaba, Bienvenida de nuevo :D
Valen.
Valen.


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 {♥} El Club de los Corazones Solitarios {♥}|Niall y tú| - Página 10 Empty Re: {♥} El Club de los Corazones Solitarios {♥}|Niall y tú|

Mensaje por Valen. Jue 08 Nov 2012, 9:11 pm

 {♥} El Club de los Corazones Solitarios {♥}|Niall y tú| - Página 10 18393041965887809849914


Amigos...
Capitulo 49

No me pasó desapercibida la correlación entre el fin de mi amistad con Niall y el refuerzo del vínculo entre las socias del club.
Cada vez que el club daba un paso adelante (el triunfo de Kate en el partido de la noche anterior), Niall y yo dábamos un paso atrás (no pasó por su taquilla al día siguiente).
Aunque la situación me disgustaba, existía otro problema al que tenía que enfrentarme.
Zayn.
Cuando llegué a casa, me encontré con otro e-mail esperándome. Éste llevaba el siguiente asunto:
«¿AMIGOS?».
Me senté y lo abrí.
____:
Últimamente he pensado mucho en nosotros. De hecho, sólo pienso en ti. Sé que no me vas a contestar. Sé que me odias. Sé que nunca sentirás por mí lo que yo siento por ti. Me lo merezco. Pero tengo que hacerte una pregunta, y quiero que la medites bien (si es que estás leyendo este mensaje) antes de que nos veamos dentro de dos semanas. ¿Crees que, al menos, podríamos ser amigos? Te necesito en mi vida. Y te aceptaré en las condiciones que me impongas.
Voy a hacer todo lo posible para que vuelvas a mí.
Besos,
El perdedor

¿Amigos? ¿Quería que fuéramos amigos? ¿Podía ser amiga de Zayn después de lo que había ocurrido?
Niall y Kate eran amigos, pero él no la había engañado. Niall era…
No podía enfrentarme a la idea de lo maravilloso que era. Ni a la de ser amiga suya, puesto que no le interesaba lo más mínimo, hasta el punto de no dirigirme la palabra.
Tal vez lo mejor fuera decirle a Zayn que podíamos ser amigos y, luego, pasar página.
Pero de una cosa estaba convencida: si me consideraba capaz de hacer eso, me estaba engañando.
Después de dar vueltas al asunto durante una semana, decidí salir a cenar con Kate y pedirle consejo.
—¿Cómo puedes ser amiga de Niall? —le solté de pronto, antes incluso de pedir la comida.
Kate se sorprendió.
—Ha formado parte de mi vida durante mucho tiempo.
—Igual que Zayn… de la mía —respondí.
Niall se mostró preocupada.
—Sí, pero Niall no…
Me hundí hacia atrás en el asiento.
—¿De qué va esto? —Kate se mordió el labio.
Le hablé de los e-mails y de la petición de Zayn de que fuéramos amigos.
Negó con la cabeza.
—____, ¿quieres ser amiga de Zayn?
—No. No quiero volver a verlo. Pero eso no va a poder ser.
Kate suspiró.
—Sinceramente, creo que debes contárselo a tus padres.
—Imposible.
Kate apartó a un lado la carta del restaurante y me cogió de la mano.
—¿Va todo bien? Has estado muy callada toda la semana.
Me encogí de hombros.
—¿Sabes? —prosiguió Kate—. Ser amiga de Niall no me resultó fácil al principio. Tuve que acostumbrarme a tratarlo de una manera distinta, pero ahora es uno de mis mejores amigos. Como tú —vaciló unos segundos—. Y me gustaría que mis dos mejores amigos pudieran perdonarse mutuamente.
—¿Cómo? —me quedé boquiabierta—. ¿Perdonarnos mutuamente? Kate, si ni siquiera me mira. He intentado disculparme, pero no se da por enterado de mi existencia.
—Ya lo sé. Lo que pasa es que está enfadado.
—¿Enfadado? —empezaba a desesperarme—. Lo que Rosanna le dijo fue una mentira flagrante. Y él lo sabe, ¿o no?
Kate asintió.
—Entonces, ¿qué problema tiene? Hemos sido amigos un montón de tiempo y ahora no me dirige la palabra. ¿Por qué? Pues porque la gente piensa que tuvimos una cita en plan romántico.
Kate se rebulló, incómoda, en su asiento.
—____, Niall creyó que era una cita en plan romántico.
—Mira, Kate, él sabía lo del Club de los Corazones Solitarios. Sabía que yo no podía salir con chicos.
Se encogió de hombros.
—¿Sabes? —continué—. Puede que, al fin y al cabo, Zayn y Niall no sean tan diferentes.
Kate se mostró espantada.
—¿Cómo puedes decir eso?
—Vamos, Kate —las mejillas se me habían encendido—. Vale, de acuerdo, Niall creyó que era una cita en toda regla. Y luego, como yo no acepté ser… —sentí ganas de decir «su pequeña novia», pero no quise ofenderla—. Como no quise salir con él en plan de novios, ni siquiera quiere ser mi amigo. ¿Es que lo único que busca…, no sé…, es acostarse conmigo?
Kate frunció los labios.
—Sabes que Niall no es así.
—¿Lo sé?
Me sentí frustrada. Sabía que me había pasado de la raya. Sabía que Niall no era como Zayn…, pero es que lo echaba de menos. Echaba de menos hablar con él, pasar el rato entre clase y clase. Y me había dejado tirada. Igual que Zayn. ¿Dónde estaba la diferencia?
—Lo único que digo es que mi opinión sobre los chicos no ha cambiado —concluí.
Estaba convencida de actuar como era debido al no liarme con Niall. Al final, acabaría haciéndome daño. En realidad, ya me lo había hecho.

Valen.
Valen.


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Mensaje por DaniiHoranSchmidt Vie 09 Nov 2012, 1:22 pm

*suspiro* Dios, por que con estos dos tiene que ser todo tan dificil??

Pronto van a tener que hablar


Siguelaaa!!!!!!!!!!!
DaniiHoranSchmidt
DaniiHoranSchmidt


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Mensaje por SummerLove Dom 11 Nov 2012, 5:24 pm

NUEVA LECTORA♥ :3 me recomendaron este libro, lo busque y me apareció que la estabas adaptando' sabes lo feliz que estoy? cree un foro solo para contestarte jajaja :3 es GENIAL♥ siguela porfavorr!!
SummerLove
SummerLove


https://twitter.com/Perla_Gaja

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Mensaje por Valen. Lun 12 Nov 2012, 8:23 pm

SummerLove escribió:NUEVA LECTORA♥ :3 me recomendaron este libro, lo busque y me apareció que la estabas adaptando' sabes lo feliz que estoy? cree un foro solo para contestarte jajaja :3 es GENIAL♥ siguela porfavorr!!


OOOOOOOOOOOOOOOOOOOWWWWW Te amo.
kjsakjask okno, pero GRACIAS por tomarte el tiempo de escribirme :D
La seguire pronto, me borraron todo lo que tenia de la Pc y pues tengo que adaptar capitulos, pero pronto la seguire y se me olvidaba BIENVENIDA
<3

Besos xx
Valen.
Valen.


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Mensaje por Cobain. Lun 19 Nov 2012, 5:08 am

Holi c: #NewReader!
asdfghk amo tu nove :3
La vas a seguir? ._.
Cobain.
Cobain.


https://pbs.twimg.com/media/BPPUeruCcAEb1MF.jpg

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Mensaje por Manu. Lun 19 Nov 2012, 9:46 am

Holaaaa, nueva lectora! Adoré la novela, espero termine bien :) Un beso, seguila!♥
Manu.
Manu.


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Mensaje por Valen. Lun 19 Nov 2012, 5:53 pm

Cobain. escribió:Holi c: #NewReader!
asdfghk amo tu nove :3
La vas a seguir? ._.

Si, se me borraros los capitulos que ya habia adaptado y me lata hacerlos otra vez ._. pero creo que mañana o el miercoles subo :D
Valen.
Valen.


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Mensaje por DaniiHoranSchmidt Dom 02 Dic 2012, 2:58 pm

Hey! Estas bien?
DaniiHoranSchmidt
DaniiHoranSchmidt


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Mensaje por Valen. Lun 03 Dic 2012, 2:19 pm

 {♥} El Club de los Corazones Solitarios {♥}|Niall y tú| - Página 10 Tumblrl7wa07xedp1qaqvj3


¡MARATON!
Capitulo 50 1/10
Al día siguiente, después de clase, Tracy se acercó a mí.
—Tengo que hablar contigo un minuto —su expresión era seria.
Nos dirigimos a los bancos que bordeaban el vestíbulo cercano a la cafetería.
—En el club están ocurriendo cosas, y tengo que ponerte al día.
—¿Ah, sí? —y yo que pensaba que todo iba de maravilla. Aunque últimamente había estado tan distraída que no me sorprendía haberme perdido algo.
—Sí. Danna va a faltar a las dos próximas reuniones.
—¿Y eso?
Tracy miró a su alrededor.
—No les dije nada a ti ni a Kate porque juré no contárselo a nadie.
—¿Qué pasa?
—Va a tener ayuda psicológica.
—¿Ayuda psicológica?
Tracy suspiró.
—Vamos, ____. Los dos últimos años nos hemos quedado calladas viendo cómo Danna se consumía. No sé qué la empujó a hacerlo, pero en la última reunión nos contó a Morgan y a mí que quería volver a recuperar el control.
—Genial —me alegraba mucho por Danna. Me alegraba y me preocupaba al mismo tiempo.
—Bueno —prosiguió Tracy—, el caso es que el programa al que se ha apuntado dura todo el fin de semana.
—Pues claro, perfecto —me sentí mal por no haberlo sabido, por no haber estado ahí para ayudar a Danna.
Niall pasó de largo, en dirección a su taquilla. Era la primera vez que lo veía en toda la semana, con la excepción de las clases de Historia Universal.
—Hola, Niall —dijo Tracy.
Levantó la mirada de su taquilla.
—Ah, hola, Tracy.
Una vez más, evitó mirarme. Agarró sus cosas rápidamente y se marchó.
Tracy pasó la mirada de mí a Niall, que salía por la puerta.
—¿Se puede saber qué pasa entre ustedes dos?
—Nada.
Y era verdad. No pasaba nada. Nada en absoluto.

Decidí que iba a dedicar la semana previa a Acción de Gracias a concentrarme de nuevo en el club. Ya estaba harta de estresarme por la frialdad de Niall y por el deseo de Zayn de que fuéramos amigos.
—¡Vamos, suéltalo! —le dijo Tracy a Morgan mientras tomaba asiento en nuestra reunión del sábado—. Con pelos y señales.
Morgan se sonrojó mientras todo el grupo aguardaba los detalles de su primera cita con Tyson.
—Bueno, Tyson me recogió en el monovolumen de su madre.
—¡No! —Exclamó Erin—. Es lo último que me habría imaginado.
—Ya lo sé —Morgan sonrió—. Pensé que llegaría en un coche en plan estrella del rock, pero me encantó. Estuvimos en el Mexicana Grill y la cena fue fantástica (preparan un guacamole increíble). Luego, fuimos al garaje y su banda estuvo ensayando. Tyson me dedicó una canción —Morgan se sonrojó al acordarse.
—¿Una canción original? —preguntó Teresa.
Mientras Morgan proseguía con la historia, paseé la vista por el grupo. Todo el mundo estaba interesado en la cita de Morgan, y se alegraba por ella. No pude evitar una sonrisa.
Era la clase de amistad que yo necesitaba. Una amistad que te apoya. No como en el caso de Zayn, que me había traicionado. Ni en el de NIall, que me había despachado tan deprisa.
—¿Te besó o no? Te he pedido detalles —bromeó Tracy.
Morgan se sonrojó y bajó los ojos.
Un coro de «¡uuuhs!» inundó la estancia mientras Morgan enterraba la cara entre las manos.
—_____, ayúdame —suplicó.
—Vale, ya está bien. Dejen que la chica tenga un poco de intimidad —indiqué entre risas.
Repasé una lista de películas que podíamos ver y se generó el debate entre una comedia adolescente de los años ochenta y una película de terror.
—Eh, ____ —Teresa Finer se acercó a mí—. ¿Te importa que Maria y yo vayamos al piso de arriba, a estudiar?
—¿A estudiar? Pero, chicas, es sábado por la noche.
Maria Gonzales sacó su libro de texto de Cálculo Avanzado.
—Ya lo sé, pero el lunes hay un examen importante que tenemos que repasar.
Teresa se inclinó para hablarme.
—Suspendí el último examen, y si mi nota sigue bajando, voy a perder la beca de voleibol en la Universidad de Wisconsin.
—¡Sí, claro! —les hice señas para que me siguieran y las dirigí a mi habitación—. Aquí estarán tranquilas. Si necesitan cualquier cosa, diganmelo.
—Gracias —respondió Teresa mientras se sentaba en el suelo del dormitorio.
Cuando me dirigí escaleras abajo, vi que tenía en el móvil un mensaje de Zayn. Tracy había silenciado sus llamadas, pero no significaba que no pudiera comunicarse de alguna otra manera.
Abrí la tapa del móvil y solté una carcajada.
—¿Qué pasa? —Tracy estaba en la cocina con Kate, cogiendo más comida.
Yo seguía riéndome.
—Es este mensaje de Zayn…
Tracy se plantó a mi lado y me arrebató el teléfono.
—¿Qué es esto? No lo entiendo.
—¿Qué dice? —preguntó Diane.
—«El polvo fue una mala opción» —leyó Tracy.
Solté otra carcajada.
—Es… —no podía parar de reírme—. Es de El reportero. La vimos este verano en la televisión, y nos pasábamos el día repitiendo frases de la película. Veran, hacía un calor espantoso fuera…
Tracy y Kate estaban horrorizadas.
—____, ¿te has vuelto loca?
—¿Por qué? ¡Es una peli divertida!
—¿Es que no te das cuenta de lo que está haciendo?
Pues no. ¿Qué estaba haciendo?
Tracy pulsó la tecla «Borrar».
—Esta noche, me lo quedo —se guardó mi móvil en el bolsillo—. Vamos, al sótano. A ver si estando con las demás te acuerdas de por qué hemos venido.
Seguí a Tracy escaleras abajo, si bien llevaba una sonrisa en los labios al acordarme de que, con Zayn, me había reído hasta tal punto que se me saltaban las lágrimas. Lágrimas de las buenas.
Casi se me había olvidado que también hubo buenos momentos con Zayn.

Capitulo 51 2/10

Seguí recibiendo mensajes por el móvil toda la semana. Y, aunque me molestara, tenía que admitir que empezaba a esperarlos con ilusión. Igual que antes esperaba con ilusión llegar a mi taquilla y hablar con Niall .
Le dije a Tracy que los mensajes se habían acabado, porque de lo contrario me habría seguido exigiendo que le entregara el móvil. Total, unas cuantas frases graciosas no iban a hacerme olvidar la mala pasada que me había jugado.
Necesitaba reírme, nada más.
Regresé corriendo a mi taquilla para recoger mis cosas. Empezaban las vacaciones de Acción de Gracias. Consulté el teléfono y me eché a reír por la última cita que había escrito Zayn.
—¿Qué te hace tanta gracia?
Casi no reconocí la voz.
Niall. Me sonreía.
—Eh… —llevaba semanas sin hablar con él. Había estado esperando ese momento, pero ahora no sabía qué hacer—. Nada, acabo de recibir un mensaje divertido.
—Bueno, Bloom, me alegro de verte sonreír otra vez.
No supe cómo tomarme el comentario.
—Mmm —era estupendo volver a hablar con él. Ojalá se me hubiera ocurrido qué decir. Decidí ser sincera—. Me supongo que podría decirte lo mismo de ti.
Soltó una carcajada.
—Sí, tienes razón. Han sido unas semanas complicadas, ¿eh?
Me limité a asentir. ¿A qué se refería?
—Bueno —cerró su taquilla—. Que lo pases bien en Acción de Gracias. Nos vemos a la vuelta —me rozó el hombro con los dedos al marcharse. Se me cayó el alma a los pies.
Justo entonces me llegó otro mensaje de Zayn, y lo borré sin mirarlo. Las citas graciosas estaban muy bien, pero no era eso lo que yo quería.
Me asustaba que aquel breve encuentro con Niall hubiera significado tanto para mí.
Cerré los ojos. Di gracias por el club. Y por no salir con chicos.
Porque, sin lugar a dudas, Niall Horan no haría más que destrozarme el corazón.
Yo ya había pasado de pagina.

Capitlo 52 3/10

—_____ , no irás a llevar puesto eso, ¿verdad? —me preguntó mamá cuando bajé a la cocina la mañana de Acción de Gracias.
Miré hacia abajo y contemplé mi conjunto: un bonito par de vaqueros y una camiseta de manga larga.
—Pues… sí. Es la ropa de fiesta habitual de los Bloom.
Mamá estaba ocupada limpiando la encimera de la cocina y se la veía más nerviosa que de costumbre.
—Ya lo sé, pero este año tenemos invitados.
—Ay, perdón, no me había dado cuenta de que la reina de Inglaterra iba a pasar a vernos.
—¡_______! —me regañó mamá. Se me había olvidado lo mucho que le estresaba invitar a gente a casa. Sam y yo habíamos hecho todo lo posible por echar una mano pelando patatas y picando verduras; los cortes en mi mano lo demostraban.
Papá entró con un periódico enrollado en la mano.
—_____, por favor, haz caso a tu madre y cámbiate, ¿quieres? Está un poco disgustada porque Lucy no viene a casa este fin de semana.
Era la primera vez que no nos reuníamos todos en esas fechas. Lucy iba a pasar Acción de Gracias con la familia de su prometido, en Boston.
Mamá se secó el sudor de la frente.
—Ya sé que estará con nosotros una semana entera, en Navidad; pero la vamos a dedicar a los preparativos de la boda…
Sam entró en la cocina vestida con vaqueros y camiseta.
—Chicas, ¡a cambiarse ahora mismo!
Mientras nos encaminábamos al piso de arriba, Sam preguntó:
—¿Me he perdido algo?
Negué con la cabeza. «Feliz día de Acción de Gracias, para mí». Sam se percató de que yo estaba hecha un manojo de nervios.
—____, todo saldrá bien —aseguró—. Tienes que ponerte al mando. No le consientas que se imponga sobre ti.
Los Malik iban a llegar en menos de una hora, y aún no tenía ni idea de qué le iba a decir a Zayn. Para ser sincera, ni siquiera sabía cómo me iba a sentir al verlo. ¿Furiosa? ¿Triste? Una cosa eran los correos electrónicos y los mensajes por móvil; pero ¿qué sentiría al mirarlo a los ojos? Aquello dejaría mucho al descubierto. Sólo esperaba ser capaz de mantenerme fuerte. Zayn no iba a poder conmigo. Yo había pasado página.
Fui a mi habitación y encontré el top blanco atado al cuello que Kate me había prestado después de la fiesta de antiguos alumnos, cuando me dijo que tenía que resaltar lo que «la naturaleza me había dado». De modo que me lo puse con unos pantalones negros de raya diplomática y tacones negros. Me encaminé escaleras abajo pensando que mi aspecto había mejorado mucho…, tal vez demasiado para el gusto de mi padre.
—Oye, ____, ¿ese top es nuevo? —preguntó papá mientras examinaba mi conjunto con no poca inquietud.
—Tranquilo, Dave —replicó mamá—. Se ha desarrollado y está muy guapa.
Sonó el timbre, y respiré hondo varias veces. Sam me agarró de la mano y susurró:
—No le permitas ganar.
¿Ganar? ¿Qué había que ganar?
Al abrirse la puerta se produjo una explosión de actividad: mis padres abrazaron al señor y la señora Malik y hubo un intercambio de saludos cordiales.
La señora Malik se volvió hacia mí:
—Vaya, ____, ¡mírate! —Me estrechó entre sus brazos—. Cariño, estás preciosa —me soltó y, entonces, me giré.
Allí estaba. Con una expresión que no supe si era de timidez o de suficiencia.
—Hola, ____.
Abrí la boca y traté de decir algo, lo que fuera. Pero era difícil. Pensé en lo que Kate me había dicho acerca de que Niall había formado parte de su vida durante mucho tiempo. Ahí estaba Zayn, delante de mí; Zayn, a quien conocía de toda la vida. Pensé que, tal vez, mi último recuerdo de él apagaría los demás; pero no había sido así. Vernos el uno al otro siempre había sido una cuestión de rutina, y aunque invariablemente nos saludáramos con «Hola, ____» y «Hola, Zayn» como si no fuera gran cosa, por lo general lo decíamos como si compartiéramos un secreto. Y es que, en efecto, compartíamos un secreto. Ahora, mayor que nunca.
Odiaba tenerlo frente a mí. Odiaba que hubiera venido a mi casa. Porque odiaba lo que yo misma sentía. Por mucho que quisiera chillar y salir corriendo, apenas podía respirar. Al verlo, sentí la misma emoción de siempre.
Iba a ser más difícil de lo que había imaginado.
—Toma —Sam me plantó en los brazos los abrigos de los Malik—. ____ los colgará.
Lancé a mi hermana una mirada agradecida mientras salía disparada hacia el armario. Pasé más tiempo del necesario colgando los abrigos. Durante todo el rato noté los ojos de Zayn en la espalda. Y me gustaba.
—Bueno, ¿qué te apetece beber? —pregunté en el instante mismo en que hube colgado la última prenda en su percha.
—Ya me encargo yo, tesoro —papá empezó a preguntar qué quería beber cada cual.
—No, papá —protestó Sam—. Déjanos ayudar a ____ y a mí.
Me di la vuelta para dirigirme a la cocina cuando noté que me tiraban del brazo.

Capitulo 53 4/10

—____ —dijo Zayn mientras me abrazaba—. Te he echado mucho de menos.
—¡Qué tierno! —Exclamó la madre de Zayn—. No ha hecho otra cosa que hablar de las ganas que tenía de verte.
Me quedé parada, entre sus brazos.
—Vamos, ____ —Sam se acercó y Zayn me soltó de inmediato—. Tenemos que ir a la cocina —se giró hacia Zayn—. ¿Sabes? Ese sitio lleno de cuchillos afilados.
Mientras Zayn daba un paso atrás, lo examiné por primera vez desde que me había destrozado el corazón. Y resultó extraño, porque no era igual que el recuerdo que guardaba de él. ¿Me había fijado antes en lo plana que tenía la cara? ¿Y en esos pequeños ojos pálidos, inexpresivos?
Empecé a respirar un poco mejor.
Me quedé en la cocina con Sam y con mamá, ayudando con los preparativos, mientras la señora Malik nos freía a preguntas sobre el instituto. Por suerte, los varones estaban en el piso de abajo, viendo un partido de fútbol americano. Fue la primera vez que semejante costumbre machista no me molestó.
Entré en el comedor para llenar los vasos de agua y me di cuenta de que mamá me había colocado justo al lado de Zayn, de modo que la conversación con él resultaría inevitable.
No había tiempo suficiente para cambiar las posiciones en la mesa, pues todo el mundo entraba ya para comer. Mientras cogía un plato, pensé que aquel año mamá se había pasado más que nunca con la comida. Apenas pude encajar todo en el plato en la primera vuelta, aunque me salté la salsa de arándanos, ya que temía mancharme el top. Y también prescindí del «pavo vegetariano», elaborado con soja y trigo. Mis padres no estaban dispuestos a permitir que la tradición se interpusiera en el camino de sus creencias, de modo que me había acostumbrado a darme un atracón a base de ensalada, puré de patata, arroz integral y boniatos.
Zayn me seguía en la fila que formábamos junto a la encimera. Alargó el brazo para coger un bollo de pan, colocó su otra mano en la parte de mi espalda que quedaba al aire y frotó el pulgar arriba y abajo. Me quedé paralizada, incapaz de moverme.
—Te he echado de menos —musitó.
Por un momento, estuve a punto de decirle, también con un susurro: «Yo también te he echado de menos». Estaba acostumbrada a semejantes comentarios entre nosotros. En esta ocasión, me esforcé por rechazarlo. Me había pasado meses bloqueando el recuerdo de su tacto, de sus palabras. Sabía dónde acababa conduciendo aquello, invariablemente.
No fui capaz de mirarlo. Me limité a regresar a la mesa.
Después, mientras tomábamos asiento, Zayn lanzó una prolongada mirada a mi pecho.
Y yo pensé: «Hasta aquí hemos llegado».
El señor Malik se giró hacia mí.
—Bueno, _____, ¿qué me dices de ese club del que tanto he oído hablar?
Estuve a punto de atragantarme con el puré de patata. ¿Cómo se había enterado?
La señora Malik intervino a continuación.
—Sí, tu madre nos envió un link al artículo del periódico del instituto —si mamá pensaba que la iba a ayudar con los platos, estaba muy equivocada—. Parece muy divertido. Ojalá yo hubiera tenido algo así a tu edad.
Eso significaba que Zayn estaba al tanto del club. No me sentí con fuerzas para mirar cómo reaccionaba. En cambio, esbocé una sonrisa y, con tono alegre, respondí:
—Sí, ¡es divertidísimo!
Noté que la mano me empezaba a temblar. Miré a Sam, que me dedicaba una sonrisa de aliento.
—Es fantástico, en serio —Sam lanzó a Zayn una mirada asesina—. Sobre todo porque no se podran imaginar los cretinos redomados que han querido salir con ____. Así le va mucho mejor.
El señor Malik sonrió a la vez que asentía.
—Vaya, _____, es fantástico.
La conversación derivó hacia la política. No pude resistirme a mirar a Zayn. Se metía comida en la boca sin parar. Una pizca de pavo vegetariano se le quedó colgando de la barbilla.
¿Y ése era el chico con el que había soñado verano tras verano? ¿Ése era el chico que me había destrozado el corazón? ¿Él?
Hay algo que tienes que agradecerme

Capitulo 54 5/10

Una vez terminada la comida y limpia la vajilla, subí a mi habitación para llamar a Tracy. Antes de que pudiera marcar, Zayn llamó a la puerta y pidió permiso para entrar.
La idea de estar a solas con él me revolvía el estómago, si bien me figuré que no podía seguir ignorándolo por más tiempo.
Se sentó en una esquina de la cama.
—Ven aquí —me dijo dando palmadas a su lado, en el colchón.
—No, gracias —permanecí junto al escritorio.
Zayn se levantó.
—Vamos ____ . Te hablaba en serio en mis e-mails. No puedes seguir furiosa conmigo, imposible —se acercó y me puso las manos en los hombros.
Tiempo atrás, todo lo que yo deseaba era notar su tacto. Tiempo atrás, habría dado mi vida por momentos así: los dos juntos, a solas; los dos compartiendo un secreto. Tiempo atrás, mi lista no escrita de novios tenía un único nombre. Tiempo atrás, mi amor por él le hacía hermoso, sin importar cómo actuara, sin importar lo que hiciera.
—Dime qué quieres que haga para mejorar las cosas —susurró, mientras se inclinaba y me frotaba los hombros.
—Para empezar —respondí—, puedes quitarme las manos de encima.
Siguió sin inmutarse.
—Pues antes te gustaba.
Me puse de pie y lo aparté de un empujón.
—Sí, antes me gustaban un montón de estupideces.
Se mostró genuinamente dolido.
—_____, no hables así. Sé que las cosas entre nosotros no acabaron bien; pero tampoco fue para tanto.
—Tienes que estar de broma, ¡seguro! —no me molesté en controlar el tono de voz.
Escuché sonoros pasos en las escaleras, y a los pocos segundos Sam había entrado en la habitación.
—Hazme un favor, niñito. Apártate de mi hermana.
Me giré hacia Sam.
—Sam, cierra la puerta —puso la mano en el picaporte—. No, en serio, vete —Sam cerró la puerta tras ella.
Zayn puso una expresión de triunfo.
—Bueno, esto me gusta más —atravesó la habitación, pero yo alargué la mano.
—Alto.
—¿Por qué te pasas la vida provocando? —me guiñó un ojo.
Noté que la cara se me encendía. Me esforcé todo lo posible por no propinarle un puñetazo.
—¿Cómo puedes quedarte ahí parado y pensar que después de todo lo que me hiciste te iba a perdonar así, por las buenas? Unos cuantos e-mails y esos mensajes chistosos por el móvil no van a variar las cosas.
Entonces, algo cambió en su actitud. Se sumió en una tranquilidad extraña, como si la respuesta fuera la más obvia del mundo, al menos para él.
—Pensé que me perdonarías porque te quiero —respondió.
¡Y se lo creía! Era un farsante, un tramposo, un embustero, un ser despreciable. Pero en ese momento, no había farsa alguna, ni trampas, ni embustes, ni nada despreciable. Zayn se lo creía de verdad, aunque tan sólo fuera por un segundo; necesitaba de veras que fuera verdad.
—Zayn —le dije—, no te permito que hagas eso. No te permito que digas eso. Me mentiste.
Noté el sabor de la bilis en la garganta.
—Zayn, me mentiste.
—Sólo te dije lo que querías oír —replicó, recuperando su actitud defensiva.
—¿Y no se te ocurrió que, a lo mejor, quería oír la verdad?
Me di cuenta perfectamente de lo que estaba ocurriendo. En el minuto mismo en que le desafié, el «te quiero» desapareció.
—Ya lo sabes, ____. No, no se me ocurrió; porque tú no querías oír la verdad. Desde que éramos niños te has montado un absurdo cuento de hadas sobre nosotros. De modo que sí, hice lo que pensé que tú querías.
—Me utilizaste.
Zayn alzó las manos al aire.
—¡Pues no llegué muy lejos, la verdad!
El cuerpo me empezó a temblar.
—Llegaste lo bastante lejos.
—Lo que tú digas. Pero, al menos, hay algo que tienes que agradecerme.
—¿Qué? —tenía que haber oído mal, estaba convencida.
Una sonrisa le cruzó el semblante.
—El Club de los Corazones Solitarios. Es evidente que lo fundaste por mi causa.
La boca se me abrió hasta tal punto que, prácticamente, chocó contra el suelo. Zayn pensaba que tenía que darle las gracias, ¡nada menos!
—Ah, venga ya. Tenías que sobreponerte a mí, así que fundaste el club. Para ser sincero, me halaga bastante, muñeca.
Me quedé mirándolo en estado de shock.

Capitulo 55 6/10

Traté de recordar lo que Sam había dicho acerca de actuar como una persona adulta. Podía decirle tranquilamente que estaba equivocado, o bien montarle un espectáculo. Podía ser más madura que él, o bien portarme como una chica corriente.
Como si hubiera elección.
—Para empezar, vuelve a llamarme «muñeca» y no habrá equipo médico en la faz de la tierra que sea capaz de averiguar que una vez fuiste chico.
Al fin y al cabo, sólo era una chica corriente ¿no?
La sonrisa se le borró de la cara de un plumazo.
—Hablo en serio —continué—. No entiendo qué pude ver en ti. Eres un egoísta de primera. Encima, no eres ni la mitad de guapo de lo que te piensas, y a la hora de una conversación aportas tanto como un saco de papas. Soy de las que piensan que la gente aprende de sus errores, y déjame que te diga una cosa: tú, Zayn, fuiste un error terrible.
No sólo estoy decidida a no volver a cometer un error así en toda mi vida, sino que nunca más tendré que soportar tu presencia. No vas a volver a pasar ningún otro verano con mi familia, ¿entendido?
—No puedes obligarme a nada —se cruzó de brazos.
—¿Ah, no? perfecto —lo agarré del brazo—. Vayamos abajo a contarle a mi madre, punto por punto, todo lo que ocurrió el verano pasado; insisto, todo.
Zayn se detuvo en seco.
—Vamos, Zayn. Según tú, no has hecho nada malo. Entonces, ¿dónde está el problema? Creo que a mi madre le encantará escuchar lo que me hiciste, sobre todo porque estabas haciendo muchas más cosas con muchas otras chicas, a la vez. Dios mío, me encantaría estar presente cuando mi madre se lo cuente a la tuya. Es verdad, mamá se va a llevar un chasco por lo mal que elijo a los chicos, y por que su hija haya cedido ante un cerdo como tú; pero, por alguna razón, creo que te dedicará unas cuantas…, en fin, palabras.
Zayn se separó de un tirón.
—____, basta ya.
—¿Basta ya? No tendrás miedo de mi madre, ¿verdad?
No daba crédito a haber sido capaz de decir todo aquello sin echarme a reír. —¿Sabes qué? —proseguí—. Este verano saqué algo en claro. Me merezco a alguien mucho mejor que tú. Siempre ha sido así. De modo que, en efecto, debería darte las gracias por ser un completo idiota, ya que me has hecho abrir los ojos y ver lo que me merezco. Al final, las personas que más me importan son mis amigas, y no la gente como tú. No significas absolutamente nada para mí. Y tienes razón: en cierta manera, tu forma de actuar provocó la creación del club, que es lo mejor que me ha pasado en la vida. Pero no te debo nada, que lo sepas.
Me di la vuelta para abandonar la habitación, aunque me lo pensé mejor.
—Y para colmo, Zayn, besas como un perro baboso, te huele mal la boca y no serías capaz de hacer sentir a una chica como es debido por mucho que tuvieras un manual de instrucciones. Feliz día de Acción de Gracias, idiota.
«De acuerdo, a partir de este momento voy a ser una persona más madura».



Capitulo 56 7/10

—¡No, imposible! —gritó Tracy al teléfono una vez que le conté la historia al detalle.
—¿Te lo puedes creer? Quizá, al final, me pasara un poco de la raya; pero no sabes el peso tan grande que me he quitado de encima.
Estaba tumbada en la cama, en pijama, y la cabeza me daba vueltas. Los Malik se habían marchado y Sam me había traído un enorme trozo de pastel de calabaza antes de salir a dar una vuelta. La vida era maravillosa.
—En serio, el sábado que viene quiero que hagas una representación completa para las socias del club. Me encantará interpretar el papel de Zayn. Gruñiré sin parar y me inflaré de comida. ¡Alucinante! ¿Quién más lo sabe?
—Sólo tú y Sam. ¡Me considera una diosa!
—Tienes que llamar a las del club. Se mueren por saber qué ha pasado.
—Lo haré. Ay, no me puedo creer que haya sido tan bueno volver a verlo; no sé en qué estaba pensando. ¡Ha cambiado tanto!
—____, no ha sido Zayn quien ha cambiado, sino tú. Nunca me ha caído bien, ya lo sabes. Siempre te he dicho que te merecías a alguien mejor, pero no me hacías caso, y ahora te has dado cuenta de la verdad. Agradable, ¿eh?
«Muy agradable, sí».
Caí en la cama, exhausta, después de llamar a Kate, Jen, Amy y Morgan.
Lo había conseguido. Me había enfrentado a Zayn.
Me acerqué al escritorio, cogí mi viejo diario y fui a la última entrada. Aquella que tantas veces me había destrozado el corazón, tiempo atrás. Pasé el dedo por las marcas del bolígrafo. Cuánto dolor había en aquellas palabras. Pero, en ese momento, supe que todo saldría bien.
Agarré un bolígrafo y me puse a escribir en el apartado de Yesterday. No con la intención de reescribir la historia, sino para recordarme a mí misma que era capaz de superar el mal de amores, en caso de que me volviera a suceder.
… I’ll be back again.
Sí, regresaría. Podía arriesgar mi corazón y, luego, recuperarme. Además, lo que me hiciera sufrir, al final, me haría más fuerte.
Sí, me merecía lo que más deseaba: alguien que me valorara, alguien en quien pudiera confiar, alguien que me apreciara por mí misma.
Al pensar en Niall, se me cayó el alma a los pies.

Capitulo 57 8/10

—Vamos a ver, ___ , éste es nuestro pequeño secreto. Hagamos un juramento —papá alargó su dedo meñique y lo trabó con el mío—. Tu madre me mataría si se enterase de lo que hemos hecho con las sobras.
Papá y yo estábamos comiendo solos el sábado, y ninguno de los dos había podido soportar la visión de los restos del pavo vegetariano…, de modo que lo arrojamos al triturador de basuras. Mamá no se iba a tragar el cuento de que yo había contribuido a acabarlo.
—Bueno, ¿qué plan tienen las del club esta noche? —preguntó papá.
—Vamos a ir a ver una película para que no tenganque preocuparse por un tropel de chicas pegando chillidos por la casa.
Papá sonrió.
—Bueno, es un alivio. ¿Hoy no habrá karaoke, entonces?
Uf, ése era precisamente el propósito de ir a ver una película: tratar de distraer a Jen del karaoke del fin de semana siguiente. Estaba superagobiada. Yo le había prometido cantar un solo y, encima, también había accedido a dirigir al club en una interpretación de Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band.
Sonó el teléfono y papá se acercó y contestó.
—Ah, hola, Niall.
«No puede ser…».
Me quedé observando y vi que mi padre fruncía la frente.
—No, no; has hecho bien. Estaré en la clínica en cinco minutos. Allí nos vemos.
Urgencia médica.
—¿Va todo bien?
—En realidad no. Era Niall Horan. Su hermana se ha caído y se ha golpeado la boca contra una mesa. Está sangrando. Tengo que irme a la clínica —agarró su chaquetón—. De hecho, ____, ¿te importa acompañarme? Puede que necesite otro par de manos.
—Eh…
—Además —añadió—, Niall está un poco alterado. Le vendría bien la compañía de una amiga.
Antes de que pudiera protestar, papá me lanzó mi cazadora y salió por la puerta principal.
Cuando aparcamos el coche, Niall nos estaba esperando. Sujetaba en brazos a su hermanastra de ocho años, Katie, cuya larga melena rubia le tapaba la cara. Papá corrió hacia él y acarició la cabeza de la niña.
—Cariño —le dijo a la pequeña—, todo irá bien —me entregó las llaves—. ____, abre la clínica, enciende las luces de mi consulta, pon en marcha los aparatos y saca instrumental limpio —Niall me miró, cayendo entonces en la cuenta de que había acompañado a mi padre, y vi en sus ojos un destello de pánico.
Presa de los nervios, cogí las llaves y corrí a la puerta. Encendí las luces del techo y luego me apresuré a la sala de consulta principal. Como movida por un piloto automático, encendí los aparatos, saqué instrumental limpio y lo coloqué sobre la encimera.
Los sollozos de Katie iban en aumento mientras papá y Niall se acercaban.
—Estaba en el piso de arriba, preparando la comida, y oí un estrépito. Me imagino que estaría pegando saltos y… se cayó —explicaba Niall a mi padre.
Sentó a la niña en el sillón y papá, suavemente, apartó la toalla que le cubría la cara. No se veía más que sangre.
—¡Oh, no! —exclamó Niall. Se tapó el rostro con las manos y empezó a recorrer la estancia de un lado a otro.
—Todo saldrá bien —aseguró mi padre. No sabía si se dirigía a Katie o a Niall.
Me fui corriendo al despacho de la clínica, agarré a Abbey, la morsa de peluche, y regresé corriendo. Papá estaba examinando a Katie, que lloraba incluso con más fuerza.
—Toma, preciosa —me acerqué y le entregué el peluche con el que yo solía jugar a su edad. Katie, vacilante, cogió la morsa y, acto seguido, la apretó contra sí como si le fuera la vida en ello.
—Bueno, algunas piezas están un poco sueltas; pero lo solucionaremos. Voy a limpiar la herida y luego me encargaré de estabilizar los dientes —papá miró a Niall, quien parecía a punto de desmayarse—____, ¿y si te llevas a Niall al vestíbulo? —prosiguió mi padre, entre las protestas de Niall—. Creo que es mejor que esperes allí —le dijo—. Ya has hecho todo lo que podías hacer.
Me encaminé hacia la puerta y Niall me siguió. Sin pararme a pensarlo, le puse una mano en el hombro.
Se dejó caer en el sofá de la zona de recepción y se cubrió la cara con las manos.
—Mi madre me va a matar.
Me senté a su lado y lo rodeé con el brazo.
—Niall, no has hecho nada malo.
—Ha sangrado mucho —protestó.
—Eso es porque la sangre se mezcla con la saliva y parece peor de lo que es en realidad —le aseguré.
De pronto, levantó la cabeza.
— ¿Por qué has venido? —no habría sabido decir si estaba molesto o, acaso, avergonzado.
—Mi padre…, eh, pensó que podría necesitar ayuda… y que a ti te vendría bien una amiga —lo cogí de la mano y se la apreté.
Sonó el móvil de Niall, y éste dio un respingo.
—Hola, mamá…, no, localicé al doctor Bloom… Sí…, vale…, de acuerdo…, lo haré… Hasta luego.
—Tienes que convencerte de que no es culpa tuya —insistí una vez que hubo colgado. Niall se limitó a clavar la mirada al frente—. Verás, cuando yo tenía dos años, se suponía que Lucy me estaba cuidando. Ella sólo tenía diez años en aquel entonces, así que fue un poco irresponsable por parte de mis padres. El caso es que me dejó en lo alto de la litera de su habitación y, bueno, al minuto siguiente, me caí de la litera y me estrellé contra el suelo. ¿Y sabes qué? Salí casi normal —golpeé mi rodilla contra la suya—. O puede que no…
Niall sonrió.
—Sé que se pondrá bien; pero, por el tono de mi madre, da la impresión de que la he decepcionado. Además, Cole protege tanto a Katie… Demasiado, creo yo. No sé… ¿tienes idea de lo agotador que resulta ser yo mismo, a veces?
Me quedé mirándolo, sin dar crédito.
—Niall —repliqué—, nadie espera de ti que seas perfecto.
—Muy bien; pues díselo al entrenador, y a mis padres.
Nunca me había parado a pensarlo. Siempre había dado por sentado que Niall, efectivamente, era perfecto.
—Yo tengo la culpa —prosiguió—. Me mato para estar a la altura de las expectativas de los demás. Por una vez siquiera me gustaría saltarme una clase, beber en una fiesta, no decir en cada momento lo que debo. Ya oigo a mis padres: «Deberías haber estado vigilándola, Niall». «¿En qué estabas pensando, Niall?». «Qué irresponsable, Niall». «Estamos decepcionados, Niall». Eso es lo peor. Cuando dicen que los decepciono, como si no tuviera derecho a meter la pata de vez en cuando. Me alegro de que mi padre no tenga que enterarse de esto.
Era la primera vez que Niall mencionaba a su padre desde que éste no se había presentado en el partido de principios de curso.
—Si tengo que volver a escucharle decir una vez más que un sobresaliente bajo no es más que un notable alto, y que ninguna universidad pasable me va a admitir a menos que sólo saque sobresalientes en condiciones… Como si yo quisiera seguir su ejemplo y ser un idiota que sólo piensa en sí mismo.
Me quedé boquiabierta.
Nill puso cara de horror.
—Lo siento… No debería… No quería decir…
—Tranquilo —le froté el brazo—. Estás nervioso por lo de Katie, nada más. Es que… últimamente se están acumulando muchas cosas.
Se giró hacia mí, con aspecto agotado.
—Sé que piensas que mi reacción está siendo exagerada, pero me paso tanto tiempo esforzándome para no decepcionar a la gente… Y qué pasa con lo que yo quiero, ¿eh?
—¿Y qué es lo que quieres? —pregunté.
—¿Importa, acaso? —replicó mientras apoyaba la cabeza contra la pared.
—Claro que sí, siempre que sea importante para ti.

Capitul0 58 9/10
—Bueno, no puedo conseguir lo que quiero, así que no tiene sentido.
Niall mostraba un aspecto muy diferente de sí mismo; se le notaba vulnerable. Hizo que me gustara todavía más. Alargué el brazo y lo volví a coger de la mano.
—Niall, eres una persona increíble, y te mereces todo lo que quieras.
Bajó la mirada a mi mano, agarrada a la suya.
—No soy estúpido, así que estoy dispuesto a conformarme.
Me desconcertó. No tenía ni idea de qué estaba hablando. Alargó su mano libre y la colocó debajo de mi barbilla, rodeándola.
—Sé que las cosas han estado un tanto raras entre nosotros, pero ¿podemos regresar a la normalidad, por favor?
No sabía yo si sería posible. ¿Qué era normal, a aquellas alturas?
Asentí.
—Lamento mucho todo lo que ha pasado, de verdad. Rosanna…
—Lo sé —interrumpió mientras me soltaba la barbilla y separaba la otra mano de la mía. Tuve el impulso de volver a cogerla, pero resistí.
—En fin —le di una palmada en la rodilla—. Lo tuyo es increíble. Vienes aquí con tu hermana y terminas consolándome a mí.
—Sí, ya sabes, don Perfecto se encarga de todo…
Me eché a reír.
—No presumas tanto. Acuérdate de que te oí cantar en el concierto y tú, amigo, tienes un pequeño problema con la modulación. Te aseguro que no eres perfecto, ni de lejos.
Negó con la cabeza y seguimos sentados, en silencio. Empecé a tararear al ritmo del hilo musical que sonaba de fondo.
—Ay, Dios mío —dije.
Niall levantó la vista.
—¿Qué pasa?
Sacudí la cabeza.
—Nada, es sólo que… —me acerqué al escritorio y subí el volumen—. Parece apropiada, ¿no crees? —me puse a cantar la canción que sonaba: Help!, «¡Ayuda!», de los Beatles.
Won’t you please, please help me.
—¿Apropiada? No tienes ni idea de hasta qué punto —exhaló lo que pareció ser un suspiro de alivio.
Papá salió unos minutos más tarde, con Katie de la mano. La boca de la niña se veía mucho mejor, quitando la gasa que mi padre le había colocado para detener la hemorragia. Niall se levantó de un salto, se hincó de rodillas y abrazó a su hermana.
—Muchísimas gracias, doctor Bloom. Siento haberlo llamado a casa. No sabía qué hacer…
Papá estrechó la mano de Niall.
—Tranquilo. Hiciste lo adecuado.
Katie se acercó a mí y extendió la morsa de peluche en sus pequeños brazos. Me agaché.
—¿Sabes? Creo que vas a necesitar a Abbey más que yo —el rostro de la niña se iluminó. Salió corriendo hacia Niall y lo abrazó por la pierna.
—Bueno —dijo él—. Tenemos que irnos. Gracias de nuevo, doctor Bloom —se acercó a mí y me dijo—: Gracias, ____ —acto seguido, me dio un abrazo. Luego, se inclinó y me besó en la mejilla.
Vi la expresión de sorpresa en la cara de mi padre. Mientras salíamos por la puerta principal, se quedó mirándome.
—Así que… Niall. Estupendo chico, ¿verdad?
«No tienes ni idea», pensé.

Capitulo 59 10/10

Por lo general, después de unos días de vacaciones, me horrorizaba volver al instituto. Pero estaba deseando ver a Niall, averiguar si las cosas de verdad iban bien entre nosotros.
Enseguida regresamos a la normalidad, y yo prácticamente salía corriendo hacia mi taquilla después de cada clase. Empecé a esperar, ilusionada, nuestra sesión de bromas entre clase y clase, en lugar de temerla. Por lo general, le explicaba en qué sentidos no era perfecto, y él hacía comentarios sobre la lamentable estructura de mi cráneo tras el traumatismo causado por la caída de la litera.
—Ahora que lo pienso, nunca te veo con sombrero. Será por, ya sabes, el accidente —me dio un tirón de la bufanda mientras me abotonaba mi abrigo de lana.
—Un momento, déjame pensar. Nunca te he visto tocar un instrumento musical. ¿Será porque eres un absoluto inepto en todo lo relacionado con la música?
Empecé a enrollarme la bufanda alrededor del cuello de manera que le golpeaba en la cabeza cada vez que daba una vuelta.
—Ay, perdona…
—¡____! —oí que alguien gritaba desde el otro lado del pasillo. Vi que Jen corría hacia mí, seguida a corta distancia por Tracy.
No parecía nada bueno.
Tracy desveló la noticia.
—El director Braddock le acaba de decir que no podemos celebrar la fiesta de karaoke en el gimnasio.
—¡Cómo! —exclamé—. ¡Pero si quedan cuatro días!
Jen respiró hondo.
—Ha dicho que, a su entender, se ha convertido en un acontecimiento del Club de los Corazones Solitarios, y que no puede celebrarse en el recinto del instituto.
—¡No tiene sentido! —protesté—. Estamos recolectando dinero para el equipo de baloncesto. Te estamos ayudando porque eres nuestra amiga. Hemos invitado a todo el mundo.
Jen enterró la cabeza entre las manos.
—No sé qué vamos a hacer. Hemos trabajado tanto…
Tracy se sentó y rodeó con el brazo el tembloroso cuerpo de Jen.
—No pasa nada, sólo tendremos que posponerlo hasta que…
—¡Y una porra! —proclamé. Tracy y Jen se quedaron mirándome, conmocionadas—. Vamos a celebrar esa fiesta y a recaudar tanto maldito dinero que el equipo de baloncesto va a tener las mejores equipaciones de la historia del McKinley.
Tracy me miró como si me hubiera vuelto loca.
—Pero, Pen, no nos dejan utilizar el instituto.
—Entonces, encontraremos otro sitio. Estoy harta de tanto melodrama. En serio, ¿a qué viene tener un club si no somos capaces de encontrar la forma de superar estos pequeños obstáculos?
—Pero ya hemos repartido los folletos… —argumentó Jen.
—Pues haremos otros nuevos. Y a Braddock, que le den. Le demostraremos hasta qué punto estamos al mando —llegado ese momento, yo misma estaba asombrada de mi reacción—. Vamos a mi casa. Tenemos que hacer unas cuantas llamadas.
En menos de una hora, las treinta socias del Club de los Corazones Solitarios estábamos en mi casa, dispuestas a pasar a la acción. Mis padres habían pedido pizzas para todas mientras analizábamos nuestras opciones.
—Sigo diciendo que los padres tendríamos que unirnos y hablar con Braddock —insistió papá mientras abría una caja de pizza y cogía otra porción.
Negué con la cabeza.
—No, tenemos que hacer esto solas, y demostrarle de lo que somos capaces. Podemos enfrentarnos a cualquier impedimento que nos ponga por delante.
Papá asintió mientras masticaba y paseaba la mirada por la estancia, a todas luces encantado de formar parte de aquel ambiente de emoción.
—De acuerdo, éste es el trato —dijo Eileen Vodak entrando en el sótano—: Mi tío nos dejará gratis la zona para eventos del Bowlarama; pero como es un sábado por la noche y tendrá que rechazar a los clientes de pago, nos pide que no llevemos comida, sino que compremos refrescos y aperitivos. O bien, si le damos cinco dólares por persona, nos servirán refrescos, patatas fritas y cosas así.
—Pero eso reducirá los beneficios —repuso Jen mientras, nerviosa, se sentaba en el suelo.
—¿Cuánta gente esperan, exactamente? —preguntó papá.
Jen picoteó su porción aún intacta de pepperoni.
—No tengo ni idea. ¿Cincuenta, quizá?
—Entre las socias del club y el equipo de baloncesto ya somos casi cincuenta —nos recordó Kate.
—¡Sí! Tienes razón. Me imagino que cien, o ciento cincuenta —Jen empezó a anotar cifras en su cuaderno.
Papá miró por encima del hombro de Jen y se fijó en lo que ésta anotaba.
—Ahora que lo pienso. Me parece que, este curso, la clínica dental Bloom todavía no ha hecho su donación al equipo. A ver qué les parece: ustedes sacan esto adelante y yo pago los aperitivos.
Jen miró a mi padre con sus grandes ojos azules y, por primera vez en toda la noche, sonrió.
—Muchas gracias, doctor Bloom —se levantó y le dio un abrazo—. Voy a empezar a usar seda dental a diario, ¡se lo prometo!
Papá se echó a reír.
—Me parece genial.
Creo que eso le alegraría más que sacar a flote al equipo de baloncesto.
—Muy bien —Jen, nerviosa, se mordió el labio—. Me imagino que lo único que nos queda por hacer es comunicar a todo el mundo el cambio de local. Tenemos los folletos…, supongo que será suficiente —no parecía convencida.
—Deberíamos hacer un anuncio por megafonía —indicó Tracy, dibujando un micrófono en una hoja de cartulina—. Pero, claro, Braddock nunca lo permitiría. Ojalá encontrara la manera de colarme en su despacho y anunciarlo.
—No puedes —repuso Kate.
—Ya lo sé. Estaba de broma —respondió Tracy.
Kate se levantó.
—No, me refiero a que tú no puedes, pero yo sí.

Capitulo 60 (Regalo)

Presa de los nervios, miré el reloj antes de Tutoría y respiré hondo con objeto de tranquilizarme. Confié en que Kate consiguiera sacar adelante el plan, y que no la expulsaran por ello.
Kate era la presidenta del Consejo de Alumnos, por lo que se encargaba de hacer los anuncios los viernes por la mañana.
Por lo general, se limitaba a resumir las novedades que las diferentes asociaciones habían presentado a lo largo de la semana, y dejaba que otros miembros del consejo las leyeran por megafonía.
Esta vez no fue así.
Hilary Jacobs y yo intercambiamos una mirada cuando sonó el timbre y la gente empezó a tomar asiento.
Nos habíamos pasado la semana entera repartiendo los folletos nuevos en el aparcamiento del instituto. Tuvimos que organizar diferentes turnos para asegurarnos de que no nos descubrirían. Una de nosotras se colocaba a las puertas de Secretaría, teléfono móvil en mano, mientras otras dos vigilaban la salida más cercana al aparcamiento. Al resto de las socias se les asignaba una fila de coches para repartir los folletos. Otro grupo llegaba más tarde para asegurarse de que nadie hubiera tirado los folletos al suelo, de forma que no hubiera pruebas.
Por lo que yo sabía, el director Braddock no tenía ni idea de que el karaoke para recaudar fondos seguía en pie. Me moría de ganas de verle la cara cuando Jen le entregara el dinero, el lunes.
Sonó el zumbido del interfono.
—Buenos días a todos, y feliz viernes —dijo Kate—. A continuación, los anuncios para los próximos siete días. La campaña anual de venta de flores del Key Club comienza la semana que viene. Los claveles son a un dólar, y pueden conseguir…
Apenas me podía concentrar en los anuncios; estaba demasiado nerviosa por Kate. Recé para que el director Braddock no estuviera excesivamente cerca y que nuestra amiga pudiera tener tiempo para cumplir su objetivo.
—Y, por último, tened en cuenta que el karaoke organizado por el equipo femenino de baloncesto para recaudar fondos, el sábado a las siete, no se va a celebrar en el gimnasio, sino en el Bowlarama de Cook Street —se escuchó un sonido de fondo, pero el tono de Kate permanecía inalterable—. La entrada cuesta cinco dólares, e incluye bebidas y aperitivos. Esperamos veros a todos el sábado por la noche en el Bowl…
La megafonía se apagó.
—Kate, eres mi heroína —comentó Jen mientras nos dirigíamos al Bowlarama. Esbozaba una amplia sonrisa mientras comprábamos las entradas—. ¡Mira cuánta gente ha venido! Tengo que consultar la hoja de registro de canciones. Y acuerdesen, chicas, aún no se han librado.
No quería que me lo recordaran.
Kate le dedicó una sonrisa a la vez que entregaba el dinero para la entrada.
—Bueno, el equipo me debe una, nada más. Cualquiera habría hecho lo mismo.
No sé cuánta gente se habría tomado con tanta calma que le prohibieran jugar en el partido de baloncesto del martes y, además, le revocaran la tarea de anunciar por megafonía; pero Kate estaba exultante.
Nos dirigimos a la sala del fondo, que estaba abarrotada. Debía de haber unas ciento cincuenta personas, por lo menos. En la estancia reinaba la penumbra, y unas luces blancas colgaban del techo. Para ser una bolera, no estaba nada mal.
Vi el escenario al frente, iluminado por un enorme foco y con una pantalla para mostrar las letras de las canciones. Mientras nos encaminábamos hacia allí, Jen se acercó a toda prisa.
—¡Es un completo desastre!
—¡Todo está genial! Y mira cuánta gente ha venido. ¿Cómo puedes decir que algo va mal? —pregunté.
—Erin está enferma. Tiene la voz hecha polvo.
¡Vaya! Jen realmente necesitaba tranquilizarse. Con toda la tragedia de las últimas semanas, el hecho de que una persona estuviera enferma no me parecía un desastre, la verdad.
—Jen, hay un montón de gente que sabe cantar, no te preocupes.
—Pero ¿quién saldrá en primer lugar? Todos los que se han apuntado se niegan a salir primero. ____, tienes que ayudarme.
—En serio, Jen, mi ayuda no te conviene. Si empiezo yo, la sala se vaciará al momento.
—Por favor, ____. Todo el mundo te admira. Si empiezas tú, seguro que el resto del club se animará.
De acuerdo, me había equivocado: en efecto, era un desastre.
—Muy bien. —Gracias, muchas gracias. Te debo una, en serio.
Desde luego que me la debía. No iba a olvidarme de aquello tan fácilmente.
Me acerqué a las cinco mesas de la primera fila, ocupadas por las socias del club.



Comentario:
HOLAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA Y LO SIENTOOOOOOOOOOOOO MUCHISISISISISISMOOOOOO POR HABERME PERDIDO, Problemas (? creo que las recompense un poquito ya termine de adaptar toda la novela, quedan como 10 capitulos :(
Las quiero y de nuevo lo sientooooooooooooooooooooooooooo perdonenme
Valen.
Valen.


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Mensaje por CuchisC:<3 Lun 03 Dic 2012, 4:02 pm

q bno q volviste, hacia falta leer esta nove :D
CuchisC:<3
CuchisC:<3


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Mensaje por DaniiHoranSchmidt Mar 04 Dic 2012, 1:42 pm

Volviste!! Que bien!! Me encantarin los capitulos...

Niall y Rayiss ya se arreglaron... Shiiiiii!!


Siguela, cuando puedas!
DaniiHoranSchmidt
DaniiHoranSchmidt


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Mensaje por Valen. Mar 04 Dic 2012, 5:44 pm

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Capitulo 61
—Vale, chicas, seré la primera. ¿Quién quiere salir conmigo?
Se hizo el silencio más absoluto. Por primera vez desde que empezara el Club de los Corazones Solitarios, nadie me miró a los ojos.
—En serio, chicas, si subimos juntas, en grupo, no será tan malo —«por favor, ay, por favor, alguna tiene que subir al escenario conmigo»—. ¿Alguien se anima?
Tracy jugueteaba con su bolsa de patatas fritas, negándose a mirarme a la cara.
«¿tu, Tracy?».
Aquello era absurdo. Sólo se trataba de cantar una canción.
Jen miraba a su alrededor con inquietud. Si no me lanzaba a la acción, le iba a dar un ataque.
—De acuerdo, Jen, acabemos de una vez. ¿Qué canción voy a cantar?
Una expresión de alivio se le extendió por el rostro.
—La que tú quieras. Acuérdate, ¡tengo canciones de los Beatles!
Aunque los Beatles me encantaban, la idea de cantar uno de sus temas delante de todo el mundo me hacía sentirme un poco tonta. Como Niall ya sabía, sólo existían cuatro personas capaces de hacer justicia a aquellas canciones, y yo no era precisamente una de ellas.
Atacada por los nervios, me puse a hojear la carpeta; nada me llamaba la atención. Necesitaba algo que no fuera difícil de cantar y a lo que se quisieran unir los espectadores. Nada me convencía, así que no tuve más remedio que acudir a la reserva de siempre. Me dirigí a la sección «B» y empecé a repasar las canciones de los Beatles; entonces, la encontré.
«Perfecto».
Es verdad, yo no era Paul, ni John, ni George; pero tal vez, sólo tal vez, podía ser Ringo.
A regañadientes, subí al escenario. Cuando las socias del club empezaron a ovacionarme, les lancé una mirada asesina. «Traidoras». Las manos me temblaban mientras examinaba al gentío; daba la impresión de que había acudido el instituto en pleno. Al fondo, vi que Niall me aplaudía. Empecé a sonreír hasta que me di cuenta de a quién tenía a su lado: Missy. ¿Cómo podía estar cerca de ella después de todo lo que había pasado?
Y, más importante aún, ¿qué diablos hacía yo subida al escenario?
Jen agarró el micrófono.
—Muchas gracias por venir a esta fiesta para recaudar fondos para el equipo. Los beneficios del karaoke de esta noche se destinarán a pagar los uniformes nuevos. Así que no sean tímidos: animence y pidan sus canciones. Y ahora, inaugurando las festividades de la velada, tenemos, nada más y nada menos, ¡a la mismísima _____ Bloom!
Escuché una oleada de aplausos, pero clavé la mirada en la pantalla tratando de controlar la respiración. No necesitaba la letra de la canción, pero no soportaba mirar al público. Apenas había introducción, y antes de que pudiera darme cuenta estaba cantando la primera estrofa, en la que preguntaba a la gente qué haría si yo desafinaba: ¿se levantaría y me dejaría sola?
Hasta el momento, no.
Claro que, si seguía cantando, seguramente ocurriría. Aunque, en el fondo, no tenía por qué ser tan malo.
Cerré los ojos y empecé a balancearme de un lado a otro mientras interpretaba la canción. Miré a la primera fila. «Ayudenme, por favor». No sólo les pedía ayuda, sino que lo hacía cantando. El público rompió a aplaudir.
Me dirigí con paso firme a donde Tracy y Kate estaban sentadas, ovacionándome. Las señalé mientras continuaba cantando sobre irse defendiendo con la ayuda de los amigos. Les hice señas para que subieran conmigo al escenario.
Kate entendió el gesto, se levantó y arrastró a Tracy. Morgan y Amy las siguieron, e incluso Erin se sumó (antes muerta que renunciar a la luz de los focos).
Nos congregamos alrededor del micrófono mientras las demás socias del club se ponían de pie y empezaban a aplaudir al ritmo de la canción. Agarré el otro micrófono y caminé entre el público. Me puse a bailar con las demás chicas. Todas se fueron turnando para cantar.
Y sí, en cierto modo, me fui defendiendo con la ayuda de mis amigas.
La canción terminó y un estruendo estalló entre la multitud. Me reuní con mi grupo en el escenario y entrechocamos las palmas. Jen pegaba botes mientras se iba formando una cola para solicitar canciones.
Escuchamos de todo, desde chicas que cantaban temas de bandas de pop masculinas, al equipo de fútbol americano, que interpretó una desafinada versión de We Are the Champions. Hasta Morgan y Tyson cantaron un dueto de lo más emotivo. Las socias del club no paraban de pedir canciones. Y, lo mejor de todo: Jen estaba recaudando montones de dinero.
Morgan, Eileen, Meg y Danna se pusieron a cantar We Are Family, y nos levantamos otra vez.
Me senté al lado de Tracy y le robé una patata de la bolsa.
—Ay, Dios mío, ____ —dijo.
—Tranquila, Tracy, sólo es una patata frita.
Señaló el escenario. Vi a Niall, solo. Me eché a reír. ¿Es que trataba de demostrar a todo el instituto lo imperfecto que era en realidad? Bajó la mirada hacia mí y me guiñó un ojo.
—¿A qué viene tanto jaleo? —pregunté.
Tracy me miró con los ojos como platos.
—¿Has visto la canción que ha elegido?
Empezó la música y el corazón me dejó de latir.
Reconocí la canción al instante.
¿Cómo no iba a reconocerla?

El club al completo se quedó mirándome mientras Niall empezó a cantar Penny Lane. Con una voz perfecta. Quise sentir lástima de él mientras forcejeaba con la primera estrofa, pero estaba ocupada tratando de controlar la emoción mientras todos los presentes pasaban las miradas de Niall a mí.
Tenía que concentrarme para poder respirar. Me sentí abrumada, conmovida. No daba crédito a lo que estaba pasando, a que Niall hiciera aquello delante de todo el instituto.
Yo le gustaba. Sí, de verdad, realmente, le gustaba.
Y a mí me gustaba él. Sí, de verdad, realmente, me gustaba.
Ya no podía negar mis sentimientos y decirme a mí misma que no debía poner el club en peligro. ¿Cómo no iba a querer estar con alguien como Niall? ¿Cuánto tiempo más iba a luchar contra ello? ¿Cuánto tiempo más me iba a seguir mintiendo a mí misma?
Terminó la primera estrofa y Niall dio un paso atrás, al parecer consciente del error que había cometido. Resultaba desgarrador en muchos sentidos. De pronto, Kate se levantó como un resorte para acudir en su ayuda. Segundos después se unió Tracy, seguida por la mayoría de las socias del Club de los Corazones Solitarios. Al instante, Niall se mostró aliviado al contar con semejante apoyo. Entendí perfectamente cómo se sentía.
Y también entendí que, después de aquello, los rumores sobre nosotros iban a campar a sus anchas.
Pero, en ese momento, me daba igual. Era lo mejor que un chico había hecho por mí, jamás.
De acuerdo, Penny Lane no es precisamente una canción de amor; pero, para mí, fue el gesto más romántico que una persona podía tener. La canción terminó, y me puse de pie para ovacionar al grupo. Al mirar a todo el mundo, excepto a Niall, tuve un ligero ataque de pánico. ¿Qué se suponía que iba a hacer ahora? Con un poco de suerte, ya que el club al completo se había unido, la gente no se fijaría en Niall y en mí.
Muy improbable.
Niall se bajó del escenario y se encaminó en mi dirección.
—Por si no te habías dado cuenta, esa canción era para ti.
Sonreí, sin saber qué responder con exactitud.
—Veamos, sólo queda tiempo para una última canción —anunció Jen—. ¿____?
—Yo, eh, tengo que ir —le dije a Niall, aunque le apreté la mano antes de dirigirme al escenario.
La última canción empezó a sonar y todas las socias del club se subieron a cantar Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band.
«Esperamos que hayan disfrutado del espectáculo».

Valen.
Valen.


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