Forever Young -Song Shot (Liam Payne)

Nombre: Forever Young
Autor: Clarísima (Lara -yo-)
Adaptación: No
Género: 95% drama, 5% romance
Advertencias: no (si son sensibles, recomiendo la caja de pañuelos)
Otras páginas: Tumblr.

Canción: Forever Young -cantada by One Direction.


Suicidio. Si. Lo había pensado, demasiado o tal vez aún no lo suficiente.

Era consciente de lo que implicaba, más allá de que fuera una acción cobarde o valiente, según fuera el punto de vista. Tenía igual cantidad de argumentos para cualquiera de las dos. Valiente porque tenía el supuesto coraje de terminar con lo que me hacía mal a mi y a los demás, de liberarme y liberarles. Cobarde porque sería dejar de luchar, no darle pelea a la vida por defender lo que yo quería. Valiente por atreverme a que sea el fin. Cobarde porque escaparía.
Y ahí estaba el quid de la cuestión: sería lo último que hiciera. No habría vuelta atrás, no podría arreglarlo. Y eran pocas las probabilidades de que me saliera mal. No sentiría arrepentimiento luego de haberlo hecho, pero,  ¿y si la culpa atacaba en el último momento? ¿Mientras exhalaba mi último aliento? ¿Qué pasaría con los demás? ¿Cambiaría el destino de alguien? ¿Dejaría a alguien incompleto, por el sólo hecho de no haber llegado a conocerle?

El margen de error era leve. Tenía muchas formas de llevarlo a cabo y pocas de salir viva de estas. Aunque era lo que pretendía, ¿no?

Suicidarme, una acción lo suficientemente cobarde para tratar de hacerme la valiente buscando el fin de algo que podría haber terminado ya hace mucho.

Había tenido oportunidades de morir anteriormente y de hecho, ahora mismo estaba luchando por seguir adelante. Y si la corriente me llevaba a seguir luchando, ¿por qué tendría que ir en contra? ¿Era el destino que me llevaba hacia delante por inercia? En el curso de la vida, nadie se quedaba estancado, todos seguían moviéndose en tiempo, que no lo hicieran emocionalmente era otro tema.

Llevaba estancada mucho tiempo, pero una parte de mi seguía luchando. La parte que aún quería viajar, conocer gente, vivir cosas nuevas, seguir viendo el sol y sintiendo la lluvia.

La autopista está más llena de lo normal, apenas si cabe un auto más en alguno de los carriles, es casi imposible ver más allá del paragolpes del auto, la neblina es increíblemente densa y apenas si se ven algunas luces. Sólo a mí se me ocurre meterme en semejante lugar en tales condiciones.

Prendo el radio para despejarme la mente pero todo lo que puedo hacer es reconocer la canción que pasan y recordar viejos tiempos en que aún seguía con más ganas de vivir que de ahorcarme.

Let’s dance in style,

Let’s dance for a while,

Heaven can wait we’re only watching the skies,

Hoping for the best but expecting the worst,

Are you gonna drop the bomb or not?

Let us die young or let us live forever,

We don’t have the power but we never say never,

Sitting in a sandpit,

Life is a short trip,

The music’s for the sad man.

Forever young,

I wanna be,

Forever young,

Do you really want to live forever?

Forever,

Forever young.

¿Quién no se había sentido inmortal en algún momento? ¿Quién no se había sentido suicida alguna vez?

Decían que en la adolescencia siempre algo nos falta, pero que se puede seguir a pesar de eso, y todos los adultos eran la prueba de que se podía seguir adelante a pesar de las dolencias de la adolescencia.

El problema venía cuando no te faltaba algo, sino que te sobraba. En mi caso, sobraban obstáculos para superar. Se reducían a problemas psicológicos, pero lo feo fue cuando pasaron a ser físicos también.

Tengo fobia a los cuchillos y todas las clases de hojas con filo, incluyendo tijeras. Jamás en mi vida había podido tomar una sin pasar por una crisis de nervios antes y después.

Agorafobia, no puedo estar en un lugar donde me sienta apabullada, rodeada de personas, donde no veo una salida disponible.

Y la peor de todas, la que me descontroló por completo: cibofobia. Aversión a la comida.

Siempre culpan a la sociedad de la presión que ejercen en la imagen de la persona, pero no siempre el placebo lo insertaba la sociedad. Estaba en nosotros. Podríamos ser perfectamente perfectos mas nunca terminaríamos de amarnos completamente. Y no podría echarle las culpas a quienes me rodeaban por mi anorexia, no. Era algo que yo misma había empezado, queriendo ser mejor de lo que era. Tal vez fuera cabezota, y aunque hacía años que luchaba contra la anorexia y mis fobias, estos eran los motivos más fuertes por los cuales me quería ir. No soportaba más, horas y horas de psicología malgastadas, horas pensando en cómo escapar, o como resolverlo. Estaba harta de luchar, no quería pelear más.

Pero entonces una parte de mi se preguntaba qué pasaría si siguiera en el mundo, si lo lograría o seguiría rindiéndome batalla tras batalla. Quería ganar la guerra, pero cada batalla me agotaba más y no parecía que fuera a llegar a la última.

Entonces también pensaba en un posible salvador, como en las historias románticas, en que ella o él se está muriendo y ahí aparece un hermoso ángel que le rescata, y le ama eternamente, absolviéndole de todos sus pecados y re-creándole, siendo el moribundo una persona nueva, con más ganas de vivir que nunca y completamente enamorado. Resolvían todos sus problemas y ¡zas! Felicidad completa e instantánea para toda la vida. Como con los sobres de puré instantáneo, le ponías un poco de agua, a calentar, revolvías y listo.

Some are like water, some are like the heat,

Some are like the melody of some other beat,

But sooner or later they all will be gone,

Why don’t they stay young?

It’s hard to get old without a cause,

I don’t want to perish like a fading horse,

It’s like diamonds in the sun,

And diamonds are forever.

Forever young,

I wanna be,

Forever young,

Do you really want to live forever,

Forever,

Or never?

Y acá me planteaba una vez más, si, se trataba de ser inmortal por ser recordado, o sentirse inmortal por esa sensación de impunidad total que otorgaba la felicidad cuando ésta decidía aparecer. ¿Morir joven y ser recordado de ese modo para siempre? ¿Mantener el alma y el corazón jóvenes? ¿Sentirse joven toda la vida? ¿Vivir rodeado de felicidad e impunidad? ¿Hacer sólo lo que se quiera hacer y así vivir la vida, en un mundo propio en el que nunca envejecías, como en el País del Nunca Jamás?

O, tal vez se refería a encontrar la supuesta “otra mitad” y asi “complementarse” para vivir la vida de a dos y felices en medio de un amor eterno.

No suelo ser de las románticas, pero muchas veces me pregunto si habrá alguien a quien esté destinada, para ser feliz y amada. Pero también estaba el tema de que estaba agotada y ya no quería siquiera seguir viviendo para esperar a ese alguien, pero tampoco era mi deseo dejarle sufriendo o incompleto.

Siempre supuse que el destino me llevaría a donde tuviera que llegar, siempre y cuando llegara a alguna parte.

Pero entonces, tomar la decisión de acabar con la propia vida y que fuera una misión exitosa, ¿implicaba al destino?

So many adventures couldn’t happen today,

So many songs we forgot to play,

So many dreams are swinging out of the blue,

We let ‘em come true.

Forever young,

I wanna be,

Forever young,

Do you really want to live forever?

Forever,

Or never?

Acá aparecía otro punto interesante, una parte de mi quería dormir y no volver a despertarse, acostarse sabiendo que era el final y que no iba a tener que seguir haciendo nada más, siquiera soñar. Y otra parte tenía sueños, muchos sueños. Soñaba con amor, felicidad, una familia, seguir creciendo, una carrera que amara, pero a pesar de que soñara, estaba ese miedo maldito que me carcomía: no saber si me iba a alcanzar la vida para cumplir mis sueños, para hacer todo lo que deseara, para disfrutar. ¿Qué pasaba si la vida se me iba de un día para el otro, tener dieciocho hoy y mañana despertar con cuarenta años y no haberme dado la oportunidad de llevar adelante mis planes y sueños?

Decido dejar de pensar en las musarañas para enfocarme en la autopista, que al parecer está cada vez más peligrosa. Es increíble que con semejante clima la gente aun así se atreva a andar como si nada, todos apurados por llegar a sus puestos de trabajo, por llevar a los niños a la escuela. ¿Cuál era el punto de vivir tan apurado?

Miro hacia mi derecha y vigilo que no venga nadie, algo bastante difícil de corroborar en un simple vistazo. Coloco la luz de giro y tomo el desvío que me corresponde.

Al parecer alguien más lo había tomado y no nos habíamos notado.

Abro los ojos. Las sirenas me taladran los tímpanos. Que choqué, es lo único que tengo claro; el impacto no deja de repetirse en mi mente, una y otra vez.

Las luces de diferentes colores me marean, miles de voces, gritos, todo gira. Los molestos puntos de colores hacen su papel perfectamente, cada vez me mareo más. Personas llorando. ¿Por qué lloran? ¿Quién es la otra persona? ¿Quién me sostiene?

-¡Está consciente! –exclama una voz masculina. Me sujeta como si fuera lo más precioso del mundo. ¿Por qué lo hace?

Le miro a la cara y sé porque me sostiene tan protectoramente. Al parecer nos habíamos encontrado.

Está llorando a mares y su angustia es tan grande que me paraliza el corazón. Tiene ojos color chocolate, pero son los ojos más hermosos que haya visto jamás, contienen tanto dolor.

Él es perfecto, aun más perfecto de lo que podría haber soñado jamás. Tiene el cabello café claro y parece alto aunque no puedo precisarlo ya que está demasiado encorvado, casi tratando de cubrirme con su cuerpo.

Estamos en el medio de la autopista, seguramente somos una escena de película, muchos lloran porque saben que me estoy escapando a cada latido. Me doy cuenta que no siento las piernas y poco a poco todo se va volviendo negro nuevamente. Ahora que le encontré tengo miedo de irme. Comienzo a creer que las historias en las que pensaba antes, tal vez podrían existir, que incluso yo podría estar viviendo una de esas.

-No, espera, sé fuerte, un poco más –me pide entre susurros. Sé que él siente lo mismo que yo. La congoja es inevitable, ambos sabemos que yo no puedo luchar mucho más.

-No puedo, estoy cansada –trato de modular con la boca reseca.

-Puedes hacerlo, hazlo por mí, por Liam –me sujeta más fuerte y besa mi frente. Noto que trata de moverme lo menos posible, seguramente esté herida, pero no siento nada.

-Sólo abrázame –susurro levemente. El frío me está invadiendo, el dolor comienza a aparecer.

Liam me sujeta con más fuerza, yo sé que me tengo que quedar, pero no hallo las fuerzas suficientes. Me siento menuda entre sus brazos, más allá de que soy un esqueleto. También me siento segura, y cálida a pesar del frío que me hiela las venas. Trato de incorporarme un poco pero sólo puedo levantar la cabeza, lo suficiente para rozar sus labios.

Me devuelve el beso, es tierno, dulce, leve y hermoso. Tengo en cuenta que tal vez sea el primero y único. Ruego porque no sea el último. Incluso pido ayuda a todos los dioses que conozco y a los que no también.

El está sin aliento. Las lágrimas recorren los rostros de ambos en ríos.

-Raven, te llamas así, ¿no? –esboza una sonrisa cargada de amargura, incluso asi es hermoso.

-Sí. Quédate conmigo –es lo único que puedo pedirle con la voz prácticamente apagada del todo.

Todo se oscurece de nuevo y apenas percibo que me colocan en una camilla. Rogué una vez más por seguir con vida. Era una incrédula en el amor, pero al ver a Liam junto a mi supe que lo había encontrado, o que al menos ya tenía la excusa por la cual superar mis fobias y seguir luchando. Cierro los ojos con fuerza y me dejo llevar.

Esta vez quería despertar después de mi sueño.


:)