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Besos de Murciélago {Nick&tú}Terminada.
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Besos de Murciélago {Nick&tú}Terminada.
Nombre: Besos de murciélago.
Autor: Silvia Hervás.
Adaptación: si.
Género: eh, como de todo, es una novela Juvenil romántica.
Advertencias: Es una adaptación, me gustaría pedirle permiso a la autora pero no sé como hacerlo(? cualquier cosa que me digan plagiadora o que se yo askjfasfk quiero dejar claro que es una adaptación, todos los derechos a Silvia Hervás.
Otras páginas: por mi parte en webnovelasdelosjonas.latinforos.net.
Sinopsis.
Nicholas, un chico de la alta sociedad inglesa, va a pasar las vacaciones de Navidad con los Graham, una familia de clase media americana. ______ será la encargada de hacerle de anfitriona, pero la verdad es que no lo tendrá nada fácil: la personalidad excéntrica y sofisticada de Nicholas se desvelará muy pronto.
Acostumbrado a un tipo de vida propio de las élites, no aprueba ni a los amigos, ni al hermano rasta, ni la comida, ni la forma de vestir de_______. Nicholas extiende periódicos para sentarse en el autobús, compra los alimentos más caros y exclusivos del supermercado, pide taxis cada día y humilla a ________ con sus comentarios impertinentes.
A pesar de las continuas peleas, de las ironías fuera de tono del inglés y de los cortes exasperados de ________, la convivencia les forzará a establecer pactos y, poco a poco, el abismo que hay entre ellos se irá estrechando hasta que una noche, con unas copas de más y ante la sorpresa de _______, Nicholas la besará con la excusa del muérdago navideño.
Autor: Silvia Hervás.
Adaptación: si.
Género: eh, como de todo, es una novela Juvenil romántica.
Advertencias: Es una adaptación, me gustaría pedirle permiso a la autora pero no sé como hacerlo(? cualquier cosa que me digan plagiadora o que se yo askjfasfk quiero dejar claro que es una adaptación, todos los derechos a Silvia Hervás.
Otras páginas: por mi parte en webnovelasdelosjonas.latinforos.net.
Sinopsis.
Nicholas, un chico de la alta sociedad inglesa, va a pasar las vacaciones de Navidad con los Graham, una familia de clase media americana. ______ será la encargada de hacerle de anfitriona, pero la verdad es que no lo tendrá nada fácil: la personalidad excéntrica y sofisticada de Nicholas se desvelará muy pronto.
Acostumbrado a un tipo de vida propio de las élites, no aprueba ni a los amigos, ni al hermano rasta, ni la comida, ni la forma de vestir de_______. Nicholas extiende periódicos para sentarse en el autobús, compra los alimentos más caros y exclusivos del supermercado, pide taxis cada día y humilla a ________ con sus comentarios impertinentes.
A pesar de las continuas peleas, de las ironías fuera de tono del inglés y de los cortes exasperados de ________, la convivencia les forzará a establecer pactos y, poco a poco, el abismo que hay entre ellos se irá estrechando hasta que una noche, con unas copas de más y ante la sorpresa de _______, Nicholas la besará con la excusa del muérdago navideño.
Última edición por FranJones. el Mar 30 Oct 2012, 4:46 pm, editado 2 veces
FranJones.
Re: Besos de Murciélago {Nick&tú}Terminada.
HOLAAA NUEVA Y PRIMERA LECTORAAA!!! Síguela se ve súper interesante, un Nick sangrón, me gustaría verlo jaja en este caso leerlo!!
Vamos sube CAP!
Siguelaaaaa!! ;)
Vamos sube CAP!
Siguelaaaaa!! ;)
Pamm Jonas
Re: Besos de Murciélago {Nick&tú}Terminada.
2da lectora
hey siguela
me fascinan las novelas asi
espero con ansias el primer capitulo :)
hey siguela
me fascinan las novelas asi
espero con ansias el primer capitulo :)
ElitzJb
Re: Besos de Murciélago {Nick&tú}Terminada.
Bienvenidas Chicas :) les aseguro que les gustará tanto como a mi la adaptación, aquí va el primer cap.
Capitulo Uno. La importancia de la primera impresión
La gente caminaba de un lado a otro arrastrando las maletas por el pulido y brillante suelo del aeropuerto. La multitud se mostraba desorientada y acudía a toda prisa a los pequeños puestos de información como si les fuese la vida en ello. Una muchacha malhumorada, acompañada de sus padres, esperaba hastiada frente a la puerta de llegadas procedentes de Londres. Repiqueteó con el pie en el suelo con actitud desafiante, intentando mostrar sin tapujos su pésimo estado de ánimo. Su madre le dirigió una sonrisa encantadora; estaba eufórica.
—¡Levanta más el cartel, ________!, no vaya a ser que no nos vea —dijo mientras su marido le rodeaba los hombros con un brazo.
«Ojalá no nos vea; eso sería un golpe de suerte», pensó ______. Ladeó la cabeza y, sintiéndose estúpida, alzó las manos todo lo que pudo, se puso casi de puntillas y movió de un lado a otro aquel ridículo cartel, en el que se leía en letras grandes y redondas: «Somos la familia Graham, ¡bienvenido a América!».
Debería haber estado celebrando el inicio de las vacaciones navideñas con sus amigos; sin embargo, se encontraba allí anclada con la ridícula pancarta, esperando la llegada de un completo desconocido, gracias a que sus adorables padres habían decidido acoger en casa a uno de esos aburridos estudiantes de intercambio. Un inglés, para ser más exactos. _________ nunca había simpatizado con aquellos amantes del té; se le antojaban demasiado refinados, y ella tendía a ser despreocupada y poco detallista.
—Como esperemos más, celebraremos el fin de año en el aeropuerto —farfulló con un deje de aburrimiento.
Su madre le dirigió una mirada de desaprobación.
—Compórtate con nuestro invitado, _________ —ordenó respaldada por los continuos asentimientos del padre con la cabeza—. Pasará un mes con nosotros, así que, lo quieras o no, tendrás que llevarte bien con él.
—Entonces, ¿se supone que el famoso inquilino queda bajo mi protección? Si es así no durará ni dos días con vida. Esto es América —espetó, y soltó un bufido.
—Chist…
El señor Graham le indicó que guardase silencio. ________ alzó la vista hacia la puerta de llegadas, por donde había comenzado a salir gente. Todos le parecieron raros, estrafalarios o indignos de entrar en su casa. La joven era bastante reservada —contrariamente a sus solidarios padres—, así que no simpatizaba con la idea de tener que convivir con un extraño; más bien le aterrorizaba. Estaba segura de que, por callado e invisible que fuese aquel inglés, se sentiría invadida e incómoda.
Se giró sorprendida cuando unos dedos firmes y seguros golpearon suavemente su hombro derecho. Miró de arriba abajo al muchacho que se encontraba frente a ella y le dedicaba una mueca desagradable. Tenía el cabello rubio y lo llevaba perfectamente peinado hacia atrás —ni un solo mechón suelto rompía aquella inusual armonía— y en su rostro destacaban unos llamativos ojos grises y penetrantes.
—Yo… soy Nicholas.
—¿Tú eres el estudiante que…? —comenzó a preguntar ________, pero fue interrumpida rápidamente por su efusiva madre.
—¡Nicholas! ¡Ya pensábamos que no llegabas, cariño! —La señora Graham lo estrechó entre sus brazos, con lo que despertó de inmediato el desagrado del joven, que, un tanto arisco, no disfrutó demasiado aquel confiado contacto físico.
—Encantado —dijo el padre de ______, al tiempo que le estrechaba calurosamente la mano—. Ya verás lo bien que te lo vas a pasar estas vacaciones; te hemos preparado una habitación, espero que te guste. Apenas tardaremos en llegar a casa, está a veinte minutos en coche.
________ clavó la vista en el suelo, muerta de vergüenza. ¿Por qué sus padres tenían que comportarse siempre como si estuviesen pirados? ¿Tan difícil era ser un poco normal? Ser normal significaba para ella no abrazar al chico de intercambio, ni llamarle «cariño», ni enrollarse hablándole de su nuevo hogar. Esperó impaciente, fingiendo que no estaba allí, hasta que el eufórico encuentro se calmó.
Nicholas había esbozado poco a poco una mueca de terror. No era de extrañar. Ni por asomo había esperado aquel recibimiento y, teniendo en cuenta que ambos padres hablaban a la vez, apenas entendía nada. Durante el trayecto en coche asintió con la cabeza ante todo lo que le decían con la esperanza de acertar en algo.
—Bien, ya hemos llegado —anunció Abigail cuando el señor Graham aparcó frente a una acogedora casa de dos pisos.
Nicholas bajó del coche sintiéndose asqueado. Hubiese dado cualquier cosa por no estar ahí en aquel instante. Observó los alrededores y deseó desaparecer de inmediato. La urbanización se encontraba en el campo, alejada de la ciudad. Él odiaba profundamente todo lo que tuviera con que ver con la naturaleza: desde la más fina y tierna hierba que crecía en la tierra húmeda hasta los grandes abetos que invadían el terreno. Torció el gesto mientras comenzaba a planear mentalmente de qué modo podría huir de allí. Quizá si robase el coche del señor Graham en plena noche…
—¿Nicholas? ¡Vamos, pasa! Aún tenemos que presentarte a nuestro hijo. —Abigail le sonrió de forma exagerada—. El pobre se quedó toda la noche haciendo un trabajo en casa de un amigo y hoy estaba tan cansado que no ha podido ir al aeropuerto.
¿Más gente? Ya tenía suficiente con aquella chica que le miraba de reojo constantemente como si fuese un bicho raro. ________ vestía realmente mal, bajo su punto de vista, con unos vaqueros desgastados y una sudadera deportiva para nada femenina.
—¡Marcus! —gritó la madre, jovial—. ¡Vamos a entrar!
Abrió la puerta de la habitación, despacio, como si esperase encontrar dentro a un oso enfurecido. Nicholas dio un paso atrás, temeroso ante la oscuridad que invadía aquella especie de búnker. Distinguió en la penumbra la larga silueta de Marcus, que tenía la cara adherida a la almohada, que aferraba con las manos.
—¡Desaparece, mamá! —exclamó con brusquedad.
—Ha llegado el chico de Inglaterra —explicó la mujer.
—¿Y a mí qué me importa? —le espetó soñoliento.
A continuación, Abigail cerró la puerta suavemente. Nicholas la miró desconcertado, cuestionándose si acababa de ser testigo de una bienvenida habitual o su sorpresa se debía a que hacía mucho tiempo que no entraba en casas ajenas.
—Es un rebelde —aclaró la mujer sin perder aquel perpetuo positivismo.
—Ya veo… —respondió Nicholas.
La señora Graham pareció algo incómoda y, tras morderse pensativa el labio inferior, le indicó a _________ que condujese a Nicholas a su habitación para dejar las maletas.
—Claro, no te preocupes mamá, ya hago yo de guía turística —le reprochó con desgana—. Vamos, sígueme.
Cuando llegaron al dormitorio ________ explicó:
—Pues esto es la cama. —Señaló un solitario colchón—. Y ahí tienes un armario, que sirve para guardar ropa.
—Gracias por las aclaraciones —dijo Nicholas —. No habría podido deducir todo eso sin tu ayuda.
________ entornó los ojos y descubrió de inmediato que el nuevo inquilino le traería problemas.
—Oye, no te pases —le advirtió apuntándole con un dedo acusador—. Mi actitud es de lo más comprensible, estoy siendo tolerante, pero a nadie le gusta pasar las vacaciones de Navidad con un desconocido.
—En eso estamos de acuerdo.
—Entonces, ¿por qué estás aquí, pudiendo haberte quedado en Inglaterra bebiendo litros y litros de té? —le acusó.
—Me han obligado —reconoció Nicholas frunciendo el ceño—. Cosas de padres. Piensan que me irá bien conocer otras culturas. Obviamente se equivocan. Lo único que podría lograr conociendo a gente como vosotros es que mi ego crezca. Y no me interesa, lo tengo suficientemente alto.
—No hace falta que lo jures. —Puso los ojos en blanco.
Nicholas se dirigió con resolución hacia la puerta de la habitación y la cerró bruscamente. Sus relucientes ojos grises se clavaron en los de _______ como dos dagas afiladas.
—Hablemos de las normas —exigió.
La joven parpadeó sorprendida.
—¿Qué normas?
—De las que ahora mismo fijaremos. —Le dedicó media sonrisa que a _______ se le antojó casi tenebrosa—. Tú no quieres que esté aquí, y yo no quiero estar aquí; en eso estamos de acuerdo. Bien, lo mejor será que nos ignoremos mutuamente durante el próximo mes —explicó—. No pienso conocer a tus amiguitos americanos, ni salir contigo a ver películas de lloriqueo al cine ni cortarle el césped del jardín a tu padre, ¿queda claro?
_________ necesitó un momento para procesar toda aquella información. Quedó asombrada ante el tono de voz del que Nicholas hacía uso; como si fuese un marqués recién llegado al nuevo continente.
—Oye, ¿quién te has creído que eres? ¡No puedes poner normas nada más llegar! —se quejó, indignada.
—¿Intentas decirme que quieres pasar tiempo conmigo?
—No, pero…
—Sabía que era eso. —Chasqueó los dedos—. De verdad, siento decepcionarte, pero no eres mi tipo.
________ rió con nerviosismo ante el nuevo rumbo que había tomado la conversación.
—¿Nos has mentido verdad? Tú no vienes de un colegio, sino de un psiquiátrico.
Él sonrió con suficiencia. Entonces abrió su maleta, ignorando las palabras de la chica, y comenzó a colgar la ropa —toda impoluta— en el armario. __________ estaba tan anonadada ante el desconcertante comportamiento del desconocido que permaneció unos instantes inmóvil, observándole y reflexionando sobre aquella primera impresión. Al cabo de un rato, Nicholas se giró hacia ella.
—¿Podrías respetar mi intimidad? —dijo—. Acabo de llegar, me gustaría descansar un poco.
_________ , algo confusa, salió de la habitación con la impresión de que todo era un tanto irreal, como si no estuviese pasando y fuese cosa de su imaginación. Se apoyó en una pared y entonces empezó a sentirse furiosa e indignada cuando advirtió que su huésped acababa de sacarla de una habitación de su propia casa. Pensó en bajar corriendo al piso inferior en busca de sus padres, pues hubiese sido conveniente hablarles del extraño comportamiento del tal Nicholas, pero supuso que no la creerían, e inconscientemente sonrió al imaginar la cara que pondrían sus progenitores en cuanto descubriesen que habían invitado a un loco a pasar las Navidades en casa.
Capitulo Uno. La importancia de la primera impresión
La gente caminaba de un lado a otro arrastrando las maletas por el pulido y brillante suelo del aeropuerto. La multitud se mostraba desorientada y acudía a toda prisa a los pequeños puestos de información como si les fuese la vida en ello. Una muchacha malhumorada, acompañada de sus padres, esperaba hastiada frente a la puerta de llegadas procedentes de Londres. Repiqueteó con el pie en el suelo con actitud desafiante, intentando mostrar sin tapujos su pésimo estado de ánimo. Su madre le dirigió una sonrisa encantadora; estaba eufórica.
—¡Levanta más el cartel, ________!, no vaya a ser que no nos vea —dijo mientras su marido le rodeaba los hombros con un brazo.
«Ojalá no nos vea; eso sería un golpe de suerte», pensó ______. Ladeó la cabeza y, sintiéndose estúpida, alzó las manos todo lo que pudo, se puso casi de puntillas y movió de un lado a otro aquel ridículo cartel, en el que se leía en letras grandes y redondas: «Somos la familia Graham, ¡bienvenido a América!».
Debería haber estado celebrando el inicio de las vacaciones navideñas con sus amigos; sin embargo, se encontraba allí anclada con la ridícula pancarta, esperando la llegada de un completo desconocido, gracias a que sus adorables padres habían decidido acoger en casa a uno de esos aburridos estudiantes de intercambio. Un inglés, para ser más exactos. _________ nunca había simpatizado con aquellos amantes del té; se le antojaban demasiado refinados, y ella tendía a ser despreocupada y poco detallista.
—Como esperemos más, celebraremos el fin de año en el aeropuerto —farfulló con un deje de aburrimiento.
Su madre le dirigió una mirada de desaprobación.
—Compórtate con nuestro invitado, _________ —ordenó respaldada por los continuos asentimientos del padre con la cabeza—. Pasará un mes con nosotros, así que, lo quieras o no, tendrás que llevarte bien con él.
—Entonces, ¿se supone que el famoso inquilino queda bajo mi protección? Si es así no durará ni dos días con vida. Esto es América —espetó, y soltó un bufido.
—Chist…
El señor Graham le indicó que guardase silencio. ________ alzó la vista hacia la puerta de llegadas, por donde había comenzado a salir gente. Todos le parecieron raros, estrafalarios o indignos de entrar en su casa. La joven era bastante reservada —contrariamente a sus solidarios padres—, así que no simpatizaba con la idea de tener que convivir con un extraño; más bien le aterrorizaba. Estaba segura de que, por callado e invisible que fuese aquel inglés, se sentiría invadida e incómoda.
Se giró sorprendida cuando unos dedos firmes y seguros golpearon suavemente su hombro derecho. Miró de arriba abajo al muchacho que se encontraba frente a ella y le dedicaba una mueca desagradable. Tenía el cabello rubio y lo llevaba perfectamente peinado hacia atrás —ni un solo mechón suelto rompía aquella inusual armonía— y en su rostro destacaban unos llamativos ojos grises y penetrantes.
—Yo… soy Nicholas.
—¿Tú eres el estudiante que…? —comenzó a preguntar ________, pero fue interrumpida rápidamente por su efusiva madre.
—¡Nicholas! ¡Ya pensábamos que no llegabas, cariño! —La señora Graham lo estrechó entre sus brazos, con lo que despertó de inmediato el desagrado del joven, que, un tanto arisco, no disfrutó demasiado aquel confiado contacto físico.
—Encantado —dijo el padre de ______, al tiempo que le estrechaba calurosamente la mano—. Ya verás lo bien que te lo vas a pasar estas vacaciones; te hemos preparado una habitación, espero que te guste. Apenas tardaremos en llegar a casa, está a veinte minutos en coche.
________ clavó la vista en el suelo, muerta de vergüenza. ¿Por qué sus padres tenían que comportarse siempre como si estuviesen pirados? ¿Tan difícil era ser un poco normal? Ser normal significaba para ella no abrazar al chico de intercambio, ni llamarle «cariño», ni enrollarse hablándole de su nuevo hogar. Esperó impaciente, fingiendo que no estaba allí, hasta que el eufórico encuentro se calmó.
Nicholas había esbozado poco a poco una mueca de terror. No era de extrañar. Ni por asomo había esperado aquel recibimiento y, teniendo en cuenta que ambos padres hablaban a la vez, apenas entendía nada. Durante el trayecto en coche asintió con la cabeza ante todo lo que le decían con la esperanza de acertar en algo.
—Bien, ya hemos llegado —anunció Abigail cuando el señor Graham aparcó frente a una acogedora casa de dos pisos.
Nicholas bajó del coche sintiéndose asqueado. Hubiese dado cualquier cosa por no estar ahí en aquel instante. Observó los alrededores y deseó desaparecer de inmediato. La urbanización se encontraba en el campo, alejada de la ciudad. Él odiaba profundamente todo lo que tuviera con que ver con la naturaleza: desde la más fina y tierna hierba que crecía en la tierra húmeda hasta los grandes abetos que invadían el terreno. Torció el gesto mientras comenzaba a planear mentalmente de qué modo podría huir de allí. Quizá si robase el coche del señor Graham en plena noche…
—¿Nicholas? ¡Vamos, pasa! Aún tenemos que presentarte a nuestro hijo. —Abigail le sonrió de forma exagerada—. El pobre se quedó toda la noche haciendo un trabajo en casa de un amigo y hoy estaba tan cansado que no ha podido ir al aeropuerto.
¿Más gente? Ya tenía suficiente con aquella chica que le miraba de reojo constantemente como si fuese un bicho raro. ________ vestía realmente mal, bajo su punto de vista, con unos vaqueros desgastados y una sudadera deportiva para nada femenina.
—¡Marcus! —gritó la madre, jovial—. ¡Vamos a entrar!
Abrió la puerta de la habitación, despacio, como si esperase encontrar dentro a un oso enfurecido. Nicholas dio un paso atrás, temeroso ante la oscuridad que invadía aquella especie de búnker. Distinguió en la penumbra la larga silueta de Marcus, que tenía la cara adherida a la almohada, que aferraba con las manos.
—¡Desaparece, mamá! —exclamó con brusquedad.
—Ha llegado el chico de Inglaterra —explicó la mujer.
—¿Y a mí qué me importa? —le espetó soñoliento.
A continuación, Abigail cerró la puerta suavemente. Nicholas la miró desconcertado, cuestionándose si acababa de ser testigo de una bienvenida habitual o su sorpresa se debía a que hacía mucho tiempo que no entraba en casas ajenas.
—Es un rebelde —aclaró la mujer sin perder aquel perpetuo positivismo.
—Ya veo… —respondió Nicholas.
La señora Graham pareció algo incómoda y, tras morderse pensativa el labio inferior, le indicó a _________ que condujese a Nicholas a su habitación para dejar las maletas.
—Claro, no te preocupes mamá, ya hago yo de guía turística —le reprochó con desgana—. Vamos, sígueme.
Cuando llegaron al dormitorio ________ explicó:
—Pues esto es la cama. —Señaló un solitario colchón—. Y ahí tienes un armario, que sirve para guardar ropa.
—Gracias por las aclaraciones —dijo Nicholas —. No habría podido deducir todo eso sin tu ayuda.
________ entornó los ojos y descubrió de inmediato que el nuevo inquilino le traería problemas.
—Oye, no te pases —le advirtió apuntándole con un dedo acusador—. Mi actitud es de lo más comprensible, estoy siendo tolerante, pero a nadie le gusta pasar las vacaciones de Navidad con un desconocido.
—En eso estamos de acuerdo.
—Entonces, ¿por qué estás aquí, pudiendo haberte quedado en Inglaterra bebiendo litros y litros de té? —le acusó.
—Me han obligado —reconoció Nicholas frunciendo el ceño—. Cosas de padres. Piensan que me irá bien conocer otras culturas. Obviamente se equivocan. Lo único que podría lograr conociendo a gente como vosotros es que mi ego crezca. Y no me interesa, lo tengo suficientemente alto.
—No hace falta que lo jures. —Puso los ojos en blanco.
Nicholas se dirigió con resolución hacia la puerta de la habitación y la cerró bruscamente. Sus relucientes ojos grises se clavaron en los de _______ como dos dagas afiladas.
—Hablemos de las normas —exigió.
La joven parpadeó sorprendida.
—¿Qué normas?
—De las que ahora mismo fijaremos. —Le dedicó media sonrisa que a _______ se le antojó casi tenebrosa—. Tú no quieres que esté aquí, y yo no quiero estar aquí; en eso estamos de acuerdo. Bien, lo mejor será que nos ignoremos mutuamente durante el próximo mes —explicó—. No pienso conocer a tus amiguitos americanos, ni salir contigo a ver películas de lloriqueo al cine ni cortarle el césped del jardín a tu padre, ¿queda claro?
_________ necesitó un momento para procesar toda aquella información. Quedó asombrada ante el tono de voz del que Nicholas hacía uso; como si fuese un marqués recién llegado al nuevo continente.
—Oye, ¿quién te has creído que eres? ¡No puedes poner normas nada más llegar! —se quejó, indignada.
—¿Intentas decirme que quieres pasar tiempo conmigo?
—No, pero…
—Sabía que era eso. —Chasqueó los dedos—. De verdad, siento decepcionarte, pero no eres mi tipo.
________ rió con nerviosismo ante el nuevo rumbo que había tomado la conversación.
—¿Nos has mentido verdad? Tú no vienes de un colegio, sino de un psiquiátrico.
Él sonrió con suficiencia. Entonces abrió su maleta, ignorando las palabras de la chica, y comenzó a colgar la ropa —toda impoluta— en el armario. __________ estaba tan anonadada ante el desconcertante comportamiento del desconocido que permaneció unos instantes inmóvil, observándole y reflexionando sobre aquella primera impresión. Al cabo de un rato, Nicholas se giró hacia ella.
—¿Podrías respetar mi intimidad? —dijo—. Acabo de llegar, me gustaría descansar un poco.
_________ , algo confusa, salió de la habitación con la impresión de que todo era un tanto irreal, como si no estuviese pasando y fuese cosa de su imaginación. Se apoyó en una pared y entonces empezó a sentirse furiosa e indignada cuando advirtió que su huésped acababa de sacarla de una habitación de su propia casa. Pensó en bajar corriendo al piso inferior en busca de sus padres, pues hubiese sido conveniente hablarles del extraño comportamiento del tal Nicholas, pero supuso que no la creerían, e inconscientemente sonrió al imaginar la cara que pondrían sus progenitores en cuanto descubriesen que habían invitado a un loco a pasar las Navidades en casa.
FranJones.
Re: Besos de Murciélago {Nick&tú}Terminada.
Siiii wujuu pon un Capi más si??
De regalo por estrenar nove!!
Siguelaaaa
Y ese Nick tiene un temperamento pero si bueno, yo lo golpearía jajajaja seguro se ve súper sexy enojado y altanero !!
Lo amoo , siguelaaaa !! ;)
De regalo por estrenar nove!!
Siguelaaaa
Y ese Nick tiene un temperamento pero si bueno, yo lo golpearía jajajaja seguro se ve súper sexy enojado y altanero !!
Lo amoo , siguelaaaa !! ;)
Pamm Jonas
Re: Besos de Murciélago {Nick&tú}Terminada.
Yo seria la tercera? jajaja sigue con tus noves, Fran... Me haces feliz♥ jaja
Seeyouinanotherlife
Re: Besos de Murciélago {Nick&tú}Terminada.
•N U E V A L E C T O R A!•
*-* Juro que me encanta esta novela!
es tan fhgkjglkhkjfhlfj simplemente me gusta! :)
este Nicho, creo que la rayiz le va a enseñar
dos que tres lecciones verdad! (?
no puedo esperar a leer el próximo capitulo!
así que subeeee! ;)
nos estamos leyendo! :D & si tienes oportunidad,
te espero por la mía va! :lol!:
X
es tan fhgkjglkhkjfhlfj simplemente me gusta! :)
este Nicho, creo que la rayiz le va a enseñar
dos que tres lecciones verdad! (?
no puedo esperar a leer el próximo capitulo!
así que subeeee! ;)
nos estamos leyendo! :D & si tienes oportunidad,
te espero por la mía va! :lol!:
X
HeyItsLupitaNJ
Re: Besos de Murciélago {Nick&tú}Terminada.
Lindas!!! bienvenidas, gracias por pasarse <3 aqui va el segundo cap :)
*******************************************************************************
Capitulo dos - El comienzo de un largo infierno.
Nicholas se dejó caer sobre la cama, exhalando un suspiro de desesperación que por poco le deja sin aliento. Estaba muy enfadado con sus padres; jamás les perdonaría aquello, desde luego. Pasar las Navidades en casa de unos desconocidos era el peor castigo del mundo. No es que a Nicholas le importase la Navidad —más bien la detestaba—, pero sí odiaba conocer gente nueva, especialmente si de buenas a primeras ya se comportaban como marcianos. Supuso que serían las vacaciones más aburridas de su vida y que, en caso remoto, la única diversión que encontraría sería molestar a la chica alcornoque, __________, que parecía recién salida de un basurero con aquella ropa desarreglada.
Se incorporó de súbito cuando oyó unos pasos que se acercaban a su habitación.
—¡Nicholas, cariño! ¿Cómo va todo?
Era Abigail —señora de la casa y mujer más pesada sobre la faz de la tierra—. El joven tosió para aclararse la garganta.
—¡Bien! ¡Genial! —mintió descaradamente—. ¡Gracias!
—¿Quieres que te ayude a deshacer las maletas?
Nicholas pensó, en principio, que se trataba de una broma. Pero tras un incómodo silencio que no fue acompañado por risitas de ningún tipo, comprendió que estaba equivocado y con horror se precipitó hacia la puerta y se apoyó en ella a modo de refuerzo.
—No hace falta, señora Graham, de verdad.
«Se lo juro bajo pacto de sangre si es necesario», añadió mentalmente. Y se mordió el labio inferior para no hablar de más.
—¡Vale, baja cuando termines, cielo! —se despidió Abigail excesivamente alto.
Nicholas se pasó una mano por la frente y se echó hacia atrás algunos mechones rubios sin demasiado interés. Observó que había dejado la puerta del armario entreabierta y la cerró cuidadosamente, estudiando con atención que la madera encajase sin desviarse ni un centímetro. Era sumamente detallista. Y maniático. A lo largo de su vida había ido acumulando manías que, con el paso del tiempo, se terminaron adueñando de su día a día sin que apenas se diese cuenta. A Nicholas le gustaba ser así. Odiaba los números impares, así que casi siempre intentaba que todo fuera múltiplo de dos o de cuatro. Le repugnaba la carne, era vegetariano. Nicholas detestaba los espejos que estaban totalmente limpios, necesitaba encontrar restos de agua en ellos o alguna mancha imperceptible para el resto de los humanos. Tampoco le gustaban los cuadros que tenían el marco de color escarlata y jamás dejaba que su barba creciese durante más de veinticuatro horas. Dormía con la ventana abierta y se tapaba con la colcha hasta cubrirse las orejas. Además, se lavaba las manos constantemente y cuidaba al detalle su higiene diaria, llegando a convertirse en alguien un tanto hipocondríaco.
Tras veinte minutos de paz, alguien llamó a su puerta.
—¿Idiota? —preguntó una voz suave que al parecer se dirigía a él—. Espero que estés listo, es hora de comer.
Nicholas suspiró tras escuchar a _________ al otro lado de la puerta. No contestó. Finalmente __________ abrió despacio la puerta, ligeramente asustada por lo que pudiese encontrar en el interior.
—¿No me has oído? —dijo al verlo tumbado plácidamente.
—¿Oír qué?
—Te estaba llamando.
—Ah, perdona. —Bostezó descaradamente y estiró los brazos—. Lo único que he oído es que decías la palabra «idiota» y he supuesto que te estarías refiriendo a tu padre.
__________ permaneció un instante con la boca entreabierta, incapaz de aceptar lo que acaba de oír.
—Pero ¿tú de qué vas?
Nicholas se incorporó perezosamente en la cama y movió el cuello de un lado al otro, intentando calmar el dolor de hombros tras el incómodo viaje en avión.
—Entonces, ¿me espera una suculenta comida? —preguntó sonriente—. Por cierto, se me ha olvidado mencionar que soy vegetariano.
_________ rió antes de salir a toda prisa de la habitación y bajar corriendo las escaleras en dirección al salón principal. Nicholas bufó, preguntándose qué demonios le haría tanta gracia a aquella niña malcriada. Finalmente, despidiéndose de la efímera calma, se dispuso a entrar en el comedor, donde, por desgracia, le esperaba la familia Graham al completo. Estuvo a punto de gritar cuando tuvo ante sí la silueta del hermano, Marcus. Si ella parecía recién sacada de un basurero, este acababa de regresar de la guerra. Tenía el pelo largo, con rastas pegadas entre sí que combinaban en estilo con una gastada camiseta gris hecha trizas. Nicholas se acercó dando pasos cortos, temiendo que aquel hippioso le contagiase piojos o algo parecido.
—¿Qué tal? —le dijo este.
Nicholas se limpió en los pantalones la mano que Marcus acababa de estrecharle y se sentó en la silla que quedaba libre.
—Bi… bien —balbució, sin dejar de mirarle. Sus sucias rastas eran extrañamente hipnotizadoras.
Aún estaba conmocionado, no lograba aceptar la descabellada idea de tener que pasar un mes conviviendo con aquel neandertal, cuando la voz de Abigail se alzó más de lo normal para dirigirse a él.
—¿La parte de la pechuga o el ala?
—¿Qué?
Arqueó una ceja, sin comprender. Entonces bajó la mirada y descubrió el enorme pollo al horno que reposaba sobre una bandeja en el centro de la mesa. Al lado, la señora Graham le miraba fijamente a la espera de una respuesta, con un enorme cuchillo en la mano, preparada para cortarle el trozo correspondiente. Tuvo ganas de vomitar. __________ rió por lo bajo y le miró al tiempo que mordía un enorme trozo de carne, cogiendo el pringoso muslo con descaro.
—Nada, por favor —respondió.
—¿Es que no te gusta el pollo, cariño?
—Yo… no como carne —logró decir.
Ambos hermanos rieron al unísono, cosa que molestó al muchacho. Abigail les dirigió una mirada de reproche ante la que ellos agacharon rápidamente la cabeza y metieron las narices en sus respectivos platos aún con una leve sonrisa surcándoles los labios.
—Tranquilo, no pasa nada —le dijo, y le revolvió el pelo, haciendo gala de aquella confianza que él no le había dado—. Ahora mismo te preparo otra cosa —añadió antes de dirigirse decidida hacia la cocina.
Nicholas suspiró aliviado.
—Así que ¿no comes carne, chaval? —le preguntó el mendigo.
—Exacto.
—¿Ni salchichas? —instó mientras se rascaba sospechosamente la cabeza.
Le miró alrededor de un minuto en silencio, sopesando si el último comentario de Marcus era una broma o no. Apostaba por la segunda opción.
—No, las salchichas tampoco forman parte de mi dieta.
Marcus asintió mientras le quitaba la piel a su trozo de pollo sin compasión.
—¡Qué interesante! Así, ¿tampoco puedes comer hamburguesas?
¿De verdad aquello era real? Dirigió su mirada hacia _________, casi en busca de ayuda. La muchacha reía por lo bajo, mientras el señor Graham permanecía pendiente de las noticias con las pupilas dilatadas fijas en el televisor. Nicholas se armó de paciencia.
—No, las hamburguesas también son carne —aclaró, pronunciando despacio cada una de las palabras, como si estuviese dirigiéndose a un niño de cinco años cuando, en realidad, aquel individuo debía rondar los veintitantos.
—¡Pues qué putada, tío! —concluyó Marcus al tiempo que se encogía de hombros.
—Es que es un tanto rarito el inglés, ¿sabes? —comentó ________.
Su hermano asintió sin ningún tipo de interés al respecto, algo que Nicholas agradeció. Afortunadamente, Abigail regresó diez minutos más tarde con un enorme plato repleto de verduras a la plancha.
—He pensado que esta tarde podrías presentarle a tus amigos —le dijo a su hija, sonriente como siempre.
________ tosió tras atragantarse con un trozo de pollo. El joven sonrió disimuladamente.
—¿Es que quieres acabar con mi vida social? —dijo ofendida—. No pienso llevar al Señor del Té conmigo. Sería un suicidio público.
La señora Graham abrió la boca exageradamente tras arrugar la nariz en señal de disgusto. Se cruzó de brazos sobre la mesa; después le dio un codazo a su marido.
—¿Has oído lo que ha dicho tu hija, Tom?
—Haz caso a tu madre, _________ —se limitó a murmurar el marido sin dejar de mirar la televisión.
Nicholas carraspeó intentando llamar la atención.
—No importa, de verdad —dijo con un tono dulce que a _________ se le antojó ligeramente forzado—. Daré una vuelta solo para conocer el lugar.
—¡De eso nada! —exclamó Abigail señalando a su hija con el dedo índice—. Tú le acompañarás, te guste o no.
—Oye, ¿por qué Marcus no puede hacer de canguro? —se quejó __________, dejando el tenedor con brusquedad sobre la mesa.
—¡Él tiene que estudiar!
___________ abrió la boca para rechistar, pero al recordar el pacto que meses atrás había hecho con su hermano, la cerró. Observó el rostro sonriente de Nicholas, que parecía disfrutar siendo el protagonista de aquella disputa familiar.
—Será genial que paseéis juntos —opinó la señora Graham—. Seguro que en cuanto os conozcáis terminaréis volviéndoos inseparables —añadió, risueña—, como uña y carne.
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Capitulo dos - El comienzo de un largo infierno.
Nicholas se dejó caer sobre la cama, exhalando un suspiro de desesperación que por poco le deja sin aliento. Estaba muy enfadado con sus padres; jamás les perdonaría aquello, desde luego. Pasar las Navidades en casa de unos desconocidos era el peor castigo del mundo. No es que a Nicholas le importase la Navidad —más bien la detestaba—, pero sí odiaba conocer gente nueva, especialmente si de buenas a primeras ya se comportaban como marcianos. Supuso que serían las vacaciones más aburridas de su vida y que, en caso remoto, la única diversión que encontraría sería molestar a la chica alcornoque, __________, que parecía recién salida de un basurero con aquella ropa desarreglada.
Se incorporó de súbito cuando oyó unos pasos que se acercaban a su habitación.
—¡Nicholas, cariño! ¿Cómo va todo?
Era Abigail —señora de la casa y mujer más pesada sobre la faz de la tierra—. El joven tosió para aclararse la garganta.
—¡Bien! ¡Genial! —mintió descaradamente—. ¡Gracias!
—¿Quieres que te ayude a deshacer las maletas?
Nicholas pensó, en principio, que se trataba de una broma. Pero tras un incómodo silencio que no fue acompañado por risitas de ningún tipo, comprendió que estaba equivocado y con horror se precipitó hacia la puerta y se apoyó en ella a modo de refuerzo.
—No hace falta, señora Graham, de verdad.
«Se lo juro bajo pacto de sangre si es necesario», añadió mentalmente. Y se mordió el labio inferior para no hablar de más.
—¡Vale, baja cuando termines, cielo! —se despidió Abigail excesivamente alto.
Nicholas se pasó una mano por la frente y se echó hacia atrás algunos mechones rubios sin demasiado interés. Observó que había dejado la puerta del armario entreabierta y la cerró cuidadosamente, estudiando con atención que la madera encajase sin desviarse ni un centímetro. Era sumamente detallista. Y maniático. A lo largo de su vida había ido acumulando manías que, con el paso del tiempo, se terminaron adueñando de su día a día sin que apenas se diese cuenta. A Nicholas le gustaba ser así. Odiaba los números impares, así que casi siempre intentaba que todo fuera múltiplo de dos o de cuatro. Le repugnaba la carne, era vegetariano. Nicholas detestaba los espejos que estaban totalmente limpios, necesitaba encontrar restos de agua en ellos o alguna mancha imperceptible para el resto de los humanos. Tampoco le gustaban los cuadros que tenían el marco de color escarlata y jamás dejaba que su barba creciese durante más de veinticuatro horas. Dormía con la ventana abierta y se tapaba con la colcha hasta cubrirse las orejas. Además, se lavaba las manos constantemente y cuidaba al detalle su higiene diaria, llegando a convertirse en alguien un tanto hipocondríaco.
Tras veinte minutos de paz, alguien llamó a su puerta.
—¿Idiota? —preguntó una voz suave que al parecer se dirigía a él—. Espero que estés listo, es hora de comer.
Nicholas suspiró tras escuchar a _________ al otro lado de la puerta. No contestó. Finalmente __________ abrió despacio la puerta, ligeramente asustada por lo que pudiese encontrar en el interior.
—¿No me has oído? —dijo al verlo tumbado plácidamente.
—¿Oír qué?
—Te estaba llamando.
—Ah, perdona. —Bostezó descaradamente y estiró los brazos—. Lo único que he oído es que decías la palabra «idiota» y he supuesto que te estarías refiriendo a tu padre.
__________ permaneció un instante con la boca entreabierta, incapaz de aceptar lo que acaba de oír.
—Pero ¿tú de qué vas?
Nicholas se incorporó perezosamente en la cama y movió el cuello de un lado al otro, intentando calmar el dolor de hombros tras el incómodo viaje en avión.
—Entonces, ¿me espera una suculenta comida? —preguntó sonriente—. Por cierto, se me ha olvidado mencionar que soy vegetariano.
_________ rió antes de salir a toda prisa de la habitación y bajar corriendo las escaleras en dirección al salón principal. Nicholas bufó, preguntándose qué demonios le haría tanta gracia a aquella niña malcriada. Finalmente, despidiéndose de la efímera calma, se dispuso a entrar en el comedor, donde, por desgracia, le esperaba la familia Graham al completo. Estuvo a punto de gritar cuando tuvo ante sí la silueta del hermano, Marcus. Si ella parecía recién sacada de un basurero, este acababa de regresar de la guerra. Tenía el pelo largo, con rastas pegadas entre sí que combinaban en estilo con una gastada camiseta gris hecha trizas. Nicholas se acercó dando pasos cortos, temiendo que aquel hippioso le contagiase piojos o algo parecido.
—¿Qué tal? —le dijo este.
Nicholas se limpió en los pantalones la mano que Marcus acababa de estrecharle y se sentó en la silla que quedaba libre.
—Bi… bien —balbució, sin dejar de mirarle. Sus sucias rastas eran extrañamente hipnotizadoras.
Aún estaba conmocionado, no lograba aceptar la descabellada idea de tener que pasar un mes conviviendo con aquel neandertal, cuando la voz de Abigail se alzó más de lo normal para dirigirse a él.
—¿La parte de la pechuga o el ala?
—¿Qué?
Arqueó una ceja, sin comprender. Entonces bajó la mirada y descubrió el enorme pollo al horno que reposaba sobre una bandeja en el centro de la mesa. Al lado, la señora Graham le miraba fijamente a la espera de una respuesta, con un enorme cuchillo en la mano, preparada para cortarle el trozo correspondiente. Tuvo ganas de vomitar. __________ rió por lo bajo y le miró al tiempo que mordía un enorme trozo de carne, cogiendo el pringoso muslo con descaro.
—Nada, por favor —respondió.
—¿Es que no te gusta el pollo, cariño?
—Yo… no como carne —logró decir.
Ambos hermanos rieron al unísono, cosa que molestó al muchacho. Abigail les dirigió una mirada de reproche ante la que ellos agacharon rápidamente la cabeza y metieron las narices en sus respectivos platos aún con una leve sonrisa surcándoles los labios.
—Tranquilo, no pasa nada —le dijo, y le revolvió el pelo, haciendo gala de aquella confianza que él no le había dado—. Ahora mismo te preparo otra cosa —añadió antes de dirigirse decidida hacia la cocina.
Nicholas suspiró aliviado.
—Así que ¿no comes carne, chaval? —le preguntó el mendigo.
—Exacto.
—¿Ni salchichas? —instó mientras se rascaba sospechosamente la cabeza.
Le miró alrededor de un minuto en silencio, sopesando si el último comentario de Marcus era una broma o no. Apostaba por la segunda opción.
—No, las salchichas tampoco forman parte de mi dieta.
Marcus asintió mientras le quitaba la piel a su trozo de pollo sin compasión.
—¡Qué interesante! Así, ¿tampoco puedes comer hamburguesas?
¿De verdad aquello era real? Dirigió su mirada hacia _________, casi en busca de ayuda. La muchacha reía por lo bajo, mientras el señor Graham permanecía pendiente de las noticias con las pupilas dilatadas fijas en el televisor. Nicholas se armó de paciencia.
—No, las hamburguesas también son carne —aclaró, pronunciando despacio cada una de las palabras, como si estuviese dirigiéndose a un niño de cinco años cuando, en realidad, aquel individuo debía rondar los veintitantos.
—¡Pues qué putada, tío! —concluyó Marcus al tiempo que se encogía de hombros.
—Es que es un tanto rarito el inglés, ¿sabes? —comentó ________.
Su hermano asintió sin ningún tipo de interés al respecto, algo que Nicholas agradeció. Afortunadamente, Abigail regresó diez minutos más tarde con un enorme plato repleto de verduras a la plancha.
—He pensado que esta tarde podrías presentarle a tus amigos —le dijo a su hija, sonriente como siempre.
________ tosió tras atragantarse con un trozo de pollo. El joven sonrió disimuladamente.
—¿Es que quieres acabar con mi vida social? —dijo ofendida—. No pienso llevar al Señor del Té conmigo. Sería un suicidio público.
La señora Graham abrió la boca exageradamente tras arrugar la nariz en señal de disgusto. Se cruzó de brazos sobre la mesa; después le dio un codazo a su marido.
—¿Has oído lo que ha dicho tu hija, Tom?
—Haz caso a tu madre, _________ —se limitó a murmurar el marido sin dejar de mirar la televisión.
Nicholas carraspeó intentando llamar la atención.
—No importa, de verdad —dijo con un tono dulce que a _________ se le antojó ligeramente forzado—. Daré una vuelta solo para conocer el lugar.
—¡De eso nada! —exclamó Abigail señalando a su hija con el dedo índice—. Tú le acompañarás, te guste o no.
—Oye, ¿por qué Marcus no puede hacer de canguro? —se quejó __________, dejando el tenedor con brusquedad sobre la mesa.
—¡Él tiene que estudiar!
___________ abrió la boca para rechistar, pero al recordar el pacto que meses atrás había hecho con su hermano, la cerró. Observó el rostro sonriente de Nicholas, que parecía disfrutar siendo el protagonista de aquella disputa familiar.
—Será genial que paseéis juntos —opinó la señora Graham—. Seguro que en cuanto os conozcáis terminaréis volviéndoos inseparables —añadió, risueña—, como uña y carne.
FranJones.
Re: Besos de Murciélago {Nick&tú}Terminada.
Jaja si como no.. Como uña y carne jaja!! Es que ese Nick es intolerable, como que insulta a mi padre! Mocoso remilgado ya verá!!
Pero me agrada la idea de la uña y carne en un futuro! Jiji ojalá Nick y yo fuéramos uña y mugre!! ;) síguela me encanta !
Pero me agrada la idea de la uña y carne en un futuro! Jiji ojalá Nick y yo fuéramos uña y mugre!! ;) síguela me encanta !
Pamm Jonas
Re: Besos de Murciélago {Nick&tú}Terminada.
nick vegetariano jeje
me encanto el capitulo
tienes q seguirla esta genial
nick es muy engreído pero me encanta
sigueee
me encanto el capitulo
tienes q seguirla esta genial
nick es muy engreído pero me encanta
sigueee
ElitzJb
Re: Besos de Murciélago {Nick&tú}Terminada.
te lo he dicho... me tendrias aqui y aquí estoy la novela esta muy buena sigue pronto cuidate
haydeejOnaz
Re: Besos de Murciélago {Nick&tú}Terminada.
terminaran siendo como uña y carne
hahhaha este Nick si que salio especial
y la familia donde llego es mas especial hahhahaha
haber que pasa en los siguientes capitulos
Nuevita por estos lados
xoxo
hahhaha este Nick si que salio especial
y la familia donde llego es mas especial hahhahaha
haber que pasa en los siguientes capitulos
Nuevita por estos lados
xoxo
Belencita
Re: Besos de Murciélago {Nick&tú}Terminada.
Grrrr. ¡Franciscaaa! >:cc no me avisaste que ya habías comenzado esta novela >:cc Estoy tan dolida :cc akhfjdshg. okno xdd nada de eso :33 Aunque en realidad... parece que si me avisaste xd Cuando en fb me dijiste "...subiré una adaptación ahora" ¿Te referías al ahora de altiro? skjfhdskj. porque si es así, yo fui la que no capté el shuuer mensaje jfdsj. Ya, pero hablando de la nove... ¡Está genial! Me encantó... amo las novelas amor-odio:c y esta es una de esas:c y la amé:c jdghjkfg. Nick es tan... estirado Santo dioh jesúh. ¿Cómo se divierte? ._. ¡Tiene que ser un poco -mucho- más humilde, wee! Y _____, aunque todavía no la describes mucho, me encantó:c y los papás de ella, se los cambio weón, se los cambio:c askjdsh. okno, nunca cambiaría a mis papis.-. emmm... Marcus tiene rastas :D amo las rastas, si no fuera porque no me dejan, me haría unas cuantas :3 Eso poh xd ¡Siguela! -Que bieeeeeen se siente decirte eso, nuevamente xd-
Ah, por cierto.. soy nueva lectora :D Me llamo Bárbara, soy de Chile, me gusta la chicha y leer c: Eso, chao. xdd
Ah, por cierto.. soy nueva lectora :D Me llamo Bárbara, soy de Chile, me gusta la chicha y leer c: Eso, chao. xdd
ivashkova.
Re: Besos de Murciélago {Nick&tú}Terminada.
Bienvenidas a las nuevas lectoras *-* Barbara, hola, tambien soy de Chile :') ijasfiashf y no te gusta la chicha! ni siquiera la has probado!! jajajajaj -yo tampocoxd- Aqui va el tercer cap! ;)
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Capitulo 3 - ¡Adjudicado!
El resplandor del sol se filtraba tímidamente entre las nubes blancas, que parecían esponjosos trozos de algodón surcando el cielo. _________ agachó la cabeza y caminó a paso rápido por el camino pedregoso frente a ella, escuchando malhumorada los continuos suspiros de su compañero.
—¿Puedes dejar de hacer eso? —exigió, metiendo las manos en los bolsillos del pantalón vaquero.
—¿Dejar de hacer qué? —le preguntó Nicholas con fingida inocencia.
—Resoplar, bufar, suspirar…
La miró de reojo.
—¿Acaso en América está prohibido hacerlo? —Emitió un chasquido de fastidio casi imperceptible—. Para que luego digan que Estados Unidos es la tierra de la libertad. Ni respirar se permite.
_________ le miró asqueada y reanudó la marcha.
—No está prohibido, pero a mí me molesta.
Nicholas rió con ganas.
—Me molesta esto… me molesta lo otro… —la imitó—. A mí en realidad me molesta tu cara y no me quejo.
—¡Oh, usted perdone, Rey de la Belleza, olvidaba que eres el hermano gemelo de Brad Pitt! —replicó irónica y poniendo los ojos en blanco.
—Gracias por el halago —respondió Nicholas con un deje de satisfacción.
________ se cruzó de brazos consternada.
—¡Era una broma, no iba en serio! —Agitó las manos en alto para dar énfasis a sus palabras.
Él sacudió la cabeza de un lado a otro, negando.
—Ahora no intentes arreglarlo —le aconsejó—. Has admitido que soy atractivo y punto. No te sientas culpable por ello —añadió guiñándole un ojo.
__________ se llevó las manos a la cara y se frotó la frente totalmente desesperada. Gimoteó, pataleando en el suelo.
—¡Dios mío, esto es una pesadilla! —exclamó apenada.
Nicholas sonrió con más ganas que nunca.
—Y eso que solo acaba de empezar… —le recordó, haciendo hincapié en el asunto.
—¡Cállate! —gritó ella, nerviosa.
Nicholas simuló cerrar la boca con una cremallera invisible y lanzar la inexistente llave hacia el prado de al lado. Después respiró hondo, cerró los ojos con placer tras llenar los pulmones de aire y lo soltó todo de golpe.
—¿No te parece que es hora de regresar a casa? —preguntó la chica pasados diez minutos.
Él la miró feliz, pero no dijo nada.
—¡Contéstame! —exigió furiosa.
Nicholas se señaló los labios sellados, divertido al conseguir que su compañera estuviese a punto de entrar en un peligroso estado rayano en la histeria. Ella se cruzó de brazos, medio riendo más de pena que de alegría.
—Tú estás fatal, eres un enfermo —le dijo—, pero tranquilo, yo te ayudaré a hablar.
Se dibujó una mueca de horror en el rostro de Nicholas cuando ___________ le pisó el pie decidida, dejándose caer sobre el pulcro zapato del joven inglés. Él no pudo evitar gritar y la empujó lanzándola lejos.
—Pero ¿qué haces, estúpida? —chilló—. ¡Me has ensuciado el zapato!
___________ se mostró satisfecha.
—¡Dame un pañuelo ahora mismo! —exigió con un tono autoritario.
Ella negó lentamente con la cabeza, saboreando el momento.
—No llevo nada encima —le informó. Sus pupilas, brillantes de emoción, se agrandaban conforme el rostro de Nicholas se ponía más y más rojo.
—Vale, volvamos ahora mismo a la casa embrujada —indicó él, cambiando de dirección.
—¿Cómo que la casa embrujada?
Nicholas resopló sin dejar de mirar su zapato sucio mientras caminaban.
—Ya me dirás con qué nombre quieres que la bautice, teniendo en cuenta los elementos que se encuentran dentro de ella.
—¿Podrías hablar como una persona normal?
—Ya…, entiendo que mi vocabulario te deslumbre, acostumbrada a vivir en la más absoluta vulgaridad —opinó mientras se colocaba con esmero el cuello de la chaqueta—. Me refería a tu hermano… ¿de dónde lo habéis sacado? ¿Participa como voluntario en alguna investigación científica? Porque, de no ser así, me resulta imposible adivinar de dónde sale ese individuo.
_______ abrió mucho la boca, sorprendida y enfadada al mismo tiempo. Aceleró el paso, controlándose para no pisarle el otro zapato.
—¿Qué tiene de raro Marcus? —preguntó—. ¡Solo es un poco hippie!
Nicholas rió a carcajada limpia.
—Yo pensaba que los hippies eran pacifistas —dijo a modo de reflexión en voz alta—. Y me extraña que tu hermano lo sea. No sé si te has fijado, pero su pelo podría sustituir perfectamente a la más potente de todas las bombas atómicas —musitó rascándose el mentón con parsimonia—. ¿Te has parado alguna vez a observar sus rastas al detalle? Tengo la seguridad de que albergan nuevas partículas celulares jamás descubiertas por el hombre…
__________ se llevó una mano a la boca intentando no reír o, al menos, procurando que él no la viese hacerlo. Porque si se paraba a pensarlo el hecho de que un extraño insultase a su hermano no tenía la más mínima gracia.
—Tú también podrías participar en algún experimento científico —contraatacó—. En uno titulado: «Los doctores descubren que los monos superan la capacidad cerebral de ciertos humanos». Eres el sujeto perfecto.
Nicholas se disponía a contestar el último comentario de _________ cuando oyó un extraño ruido en la cuneta. Se giró sobresaltado.
—¿Qué ha sido eso? —preguntó señalando la maleza.
—¿Un oso, un lobo, un tigre…? —___________ sonrió con ganas—. ¿Qué pasa, tienes miedo?
Nicholas le dirigió una mirada sombría.
—Tranquila, después de haberos conocido a ti y al resto de tu familia ya no tengo capacidad para temer nada más —dijo—. Con el día de hoy ha sido más que suficiente.
________ le ignoró y se acercó hasta los matorrales; Nicholas la siguió con cautela. Observó cómo ella apartaba algunas hierbas y gritaba eufórica.
—¡Aaah!
—¿Qué, qué pasa? —Él dio un salto hacia atrás con el corazón a mil por hora.
—¡Es monísimo! —exclamó—. ¡Ven, ven aquí, bonito, ven aquí! ¡Oh, míralo, es adorable!
Nicholas parpadeó confundido. Se puso al lado de ______ y bajó la mirada hasta encontrar a un perro pulgoso que se rebozaba en un charco de barro que se había acumulado detrás de los arbustos.
—¡Has encontrado a tu novio! —exclamó entre risas. Después, cogiendo
del brazo a la muchacha, la obligó a girarse—. ¡Tápate los ojos, está desnudito! Esas cosas no se ven hasta la noche de bodas…
Y soltó una brusca carcajada. El perro dejó de moverse, se quedó muy quieto y clavó sus ojillos marrones en los ojos grises de Nicholas.
—¿Por qué me mira así? —El joven señaló al animal—. ________, dile que deje de hacerlo, ¡me está intimidando!
_______ bufó, alargó las manos y cogió entre ellas al simpático perro. Apenas se distinguía de qué color era su pelaje a causa del barro.
—Pero ¿qué haces? —gritó Nicholas alarmado—. ¡Ahora sé con certeza que estás completamente enferma! ¡Suéltalo, ________, suelta a esa bola de gérmenes!
—El tío Nicholas es un gruñón —le explicó _______ al perro después de que este le diese un húmedo lametón—. Se hace el duro, pero después de un par de días contigo ya verás cómo acaba rendido a tus pies…
El perro ladró feliz, como si comprendiese las palabras de ________ mientras movía frenéticamente el rabo. _________ dio varios pasos hacia atrás.
—¿Cómo que un par de días? —preguntó, acalorado por la cantidad de emociones negativas que se agolpaban en su interior.
__________ le miró confundida.
—¡Hombre, no lleva collar, parece que no tiene dueño! Y está solito… —Dedicó un puchero al animal mientras le daba mimos. El perro gimoteó agradecido. Después ________ le dirigió una desagradable mirada a Nicholas—. Además, si te hemos recogido a ti, ¿cómo no vamos a acoger a este perro, que es más adorable y simpático que tú?
El animal le lamió de nuevo la mejilla derecha. Nicholas miró asqueado la feliz escena.
—¿Acabas de compararme con un perro?
___________ sonrió.
—Perdona, pero yo jamás haría algo así, es demasiado cruel. No cabe comparación alguna entre este perro y tú, ¿verdad que no, gordito precioso? —lo achuchó entre los brazos balanceándolo como si fuese un bebé.
Nicholas se llevó las manos a la cabeza.
—¡Pero mira tu camiseta! —chilló—. ¡Está llena de mierda!
—Solo es barro…
—El barro es mierda —le aclaró despacio.
—No importa, estaba para lavar, la llevo desde hace dos días. —Sonrió ante la mueca de repugnancia que él le dirigió.
—Me da igual. No te lo llevarás. Ese perro no vivirá bajo el mismo techo que yo —sentenció.
________ negó lentamente con la cabeza. Se sentía feliz al notar la mueca de amargura y tristeza que se iba apoderando del rostro de Nicholas.
—Lo siento, está decidido. —Miró al perro, sonriente—. ¡Adjudicado! Tú te vienes conmigo, chiquitín.
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Una advertencia: si leen nombres infiltrados en la nove como James o Kelsey no los tomen en cuenta akjsbfaksbf xd es que así se llaman los personajes reales y tal vez se me pasen :c :D eso!
Ah! y si quieren leer otra nove genial kajsbfs no mentira, estoy con una nueva nove mia, escrita por mí(? llamada LOVELY. Nick y tu, la hermosa chica que está leyendo :D kjasbkbsf.
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Capitulo 3 - ¡Adjudicado!
El resplandor del sol se filtraba tímidamente entre las nubes blancas, que parecían esponjosos trozos de algodón surcando el cielo. _________ agachó la cabeza y caminó a paso rápido por el camino pedregoso frente a ella, escuchando malhumorada los continuos suspiros de su compañero.
—¿Puedes dejar de hacer eso? —exigió, metiendo las manos en los bolsillos del pantalón vaquero.
—¿Dejar de hacer qué? —le preguntó Nicholas con fingida inocencia.
—Resoplar, bufar, suspirar…
La miró de reojo.
—¿Acaso en América está prohibido hacerlo? —Emitió un chasquido de fastidio casi imperceptible—. Para que luego digan que Estados Unidos es la tierra de la libertad. Ni respirar se permite.
_________ le miró asqueada y reanudó la marcha.
—No está prohibido, pero a mí me molesta.
Nicholas rió con ganas.
—Me molesta esto… me molesta lo otro… —la imitó—. A mí en realidad me molesta tu cara y no me quejo.
—¡Oh, usted perdone, Rey de la Belleza, olvidaba que eres el hermano gemelo de Brad Pitt! —replicó irónica y poniendo los ojos en blanco.
—Gracias por el halago —respondió Nicholas con un deje de satisfacción.
________ se cruzó de brazos consternada.
—¡Era una broma, no iba en serio! —Agitó las manos en alto para dar énfasis a sus palabras.
Él sacudió la cabeza de un lado a otro, negando.
—Ahora no intentes arreglarlo —le aconsejó—. Has admitido que soy atractivo y punto. No te sientas culpable por ello —añadió guiñándole un ojo.
__________ se llevó las manos a la cara y se frotó la frente totalmente desesperada. Gimoteó, pataleando en el suelo.
—¡Dios mío, esto es una pesadilla! —exclamó apenada.
Nicholas sonrió con más ganas que nunca.
—Y eso que solo acaba de empezar… —le recordó, haciendo hincapié en el asunto.
—¡Cállate! —gritó ella, nerviosa.
Nicholas simuló cerrar la boca con una cremallera invisible y lanzar la inexistente llave hacia el prado de al lado. Después respiró hondo, cerró los ojos con placer tras llenar los pulmones de aire y lo soltó todo de golpe.
—¿No te parece que es hora de regresar a casa? —preguntó la chica pasados diez minutos.
Él la miró feliz, pero no dijo nada.
—¡Contéstame! —exigió furiosa.
Nicholas se señaló los labios sellados, divertido al conseguir que su compañera estuviese a punto de entrar en un peligroso estado rayano en la histeria. Ella se cruzó de brazos, medio riendo más de pena que de alegría.
—Tú estás fatal, eres un enfermo —le dijo—, pero tranquilo, yo te ayudaré a hablar.
Se dibujó una mueca de horror en el rostro de Nicholas cuando ___________ le pisó el pie decidida, dejándose caer sobre el pulcro zapato del joven inglés. Él no pudo evitar gritar y la empujó lanzándola lejos.
—Pero ¿qué haces, estúpida? —chilló—. ¡Me has ensuciado el zapato!
___________ se mostró satisfecha.
—¡Dame un pañuelo ahora mismo! —exigió con un tono autoritario.
Ella negó lentamente con la cabeza, saboreando el momento.
—No llevo nada encima —le informó. Sus pupilas, brillantes de emoción, se agrandaban conforme el rostro de Nicholas se ponía más y más rojo.
—Vale, volvamos ahora mismo a la casa embrujada —indicó él, cambiando de dirección.
—¿Cómo que la casa embrujada?
Nicholas resopló sin dejar de mirar su zapato sucio mientras caminaban.
—Ya me dirás con qué nombre quieres que la bautice, teniendo en cuenta los elementos que se encuentran dentro de ella.
—¿Podrías hablar como una persona normal?
—Ya…, entiendo que mi vocabulario te deslumbre, acostumbrada a vivir en la más absoluta vulgaridad —opinó mientras se colocaba con esmero el cuello de la chaqueta—. Me refería a tu hermano… ¿de dónde lo habéis sacado? ¿Participa como voluntario en alguna investigación científica? Porque, de no ser así, me resulta imposible adivinar de dónde sale ese individuo.
_______ abrió mucho la boca, sorprendida y enfadada al mismo tiempo. Aceleró el paso, controlándose para no pisarle el otro zapato.
—¿Qué tiene de raro Marcus? —preguntó—. ¡Solo es un poco hippie!
Nicholas rió a carcajada limpia.
—Yo pensaba que los hippies eran pacifistas —dijo a modo de reflexión en voz alta—. Y me extraña que tu hermano lo sea. No sé si te has fijado, pero su pelo podría sustituir perfectamente a la más potente de todas las bombas atómicas —musitó rascándose el mentón con parsimonia—. ¿Te has parado alguna vez a observar sus rastas al detalle? Tengo la seguridad de que albergan nuevas partículas celulares jamás descubiertas por el hombre…
__________ se llevó una mano a la boca intentando no reír o, al menos, procurando que él no la viese hacerlo. Porque si se paraba a pensarlo el hecho de que un extraño insultase a su hermano no tenía la más mínima gracia.
—Tú también podrías participar en algún experimento científico —contraatacó—. En uno titulado: «Los doctores descubren que los monos superan la capacidad cerebral de ciertos humanos». Eres el sujeto perfecto.
Nicholas se disponía a contestar el último comentario de _________ cuando oyó un extraño ruido en la cuneta. Se giró sobresaltado.
—¿Qué ha sido eso? —preguntó señalando la maleza.
—¿Un oso, un lobo, un tigre…? —___________ sonrió con ganas—. ¿Qué pasa, tienes miedo?
Nicholas le dirigió una mirada sombría.
—Tranquila, después de haberos conocido a ti y al resto de tu familia ya no tengo capacidad para temer nada más —dijo—. Con el día de hoy ha sido más que suficiente.
________ le ignoró y se acercó hasta los matorrales; Nicholas la siguió con cautela. Observó cómo ella apartaba algunas hierbas y gritaba eufórica.
—¡Aaah!
—¿Qué, qué pasa? —Él dio un salto hacia atrás con el corazón a mil por hora.
—¡Es monísimo! —exclamó—. ¡Ven, ven aquí, bonito, ven aquí! ¡Oh, míralo, es adorable!
Nicholas parpadeó confundido. Se puso al lado de ______ y bajó la mirada hasta encontrar a un perro pulgoso que se rebozaba en un charco de barro que se había acumulado detrás de los arbustos.
—¡Has encontrado a tu novio! —exclamó entre risas. Después, cogiendo
del brazo a la muchacha, la obligó a girarse—. ¡Tápate los ojos, está desnudito! Esas cosas no se ven hasta la noche de bodas…
Y soltó una brusca carcajada. El perro dejó de moverse, se quedó muy quieto y clavó sus ojillos marrones en los ojos grises de Nicholas.
—¿Por qué me mira así? —El joven señaló al animal—. ________, dile que deje de hacerlo, ¡me está intimidando!
_______ bufó, alargó las manos y cogió entre ellas al simpático perro. Apenas se distinguía de qué color era su pelaje a causa del barro.
—Pero ¿qué haces? —gritó Nicholas alarmado—. ¡Ahora sé con certeza que estás completamente enferma! ¡Suéltalo, ________, suelta a esa bola de gérmenes!
—El tío Nicholas es un gruñón —le explicó _______ al perro después de que este le diese un húmedo lametón—. Se hace el duro, pero después de un par de días contigo ya verás cómo acaba rendido a tus pies…
El perro ladró feliz, como si comprendiese las palabras de ________ mientras movía frenéticamente el rabo. _________ dio varios pasos hacia atrás.
—¿Cómo que un par de días? —preguntó, acalorado por la cantidad de emociones negativas que se agolpaban en su interior.
__________ le miró confundida.
—¡Hombre, no lleva collar, parece que no tiene dueño! Y está solito… —Dedicó un puchero al animal mientras le daba mimos. El perro gimoteó agradecido. Después ________ le dirigió una desagradable mirada a Nicholas—. Además, si te hemos recogido a ti, ¿cómo no vamos a acoger a este perro, que es más adorable y simpático que tú?
El animal le lamió de nuevo la mejilla derecha. Nicholas miró asqueado la feliz escena.
—¿Acabas de compararme con un perro?
___________ sonrió.
—Perdona, pero yo jamás haría algo así, es demasiado cruel. No cabe comparación alguna entre este perro y tú, ¿verdad que no, gordito precioso? —lo achuchó entre los brazos balanceándolo como si fuese un bebé.
Nicholas se llevó las manos a la cabeza.
—¡Pero mira tu camiseta! —chilló—. ¡Está llena de mierda!
—Solo es barro…
—El barro es mierda —le aclaró despacio.
—No importa, estaba para lavar, la llevo desde hace dos días. —Sonrió ante la mueca de repugnancia que él le dirigió.
—Me da igual. No te lo llevarás. Ese perro no vivirá bajo el mismo techo que yo —sentenció.
________ negó lentamente con la cabeza. Se sentía feliz al notar la mueca de amargura y tristeza que se iba apoderando del rostro de Nicholas.
—Lo siento, está decidido. —Miró al perro, sonriente—. ¡Adjudicado! Tú te vienes conmigo, chiquitín.
**********************************************************************************
Una advertencia: si leen nombres infiltrados en la nove como James o Kelsey no los tomen en cuenta akjsbfaksbf xd es que así se llaman los personajes reales y tal vez se me pasen :c :D eso!
Ah! y si quieren leer otra nove genial kajsbfs no mentira, estoy con una nueva nove mia, escrita por mí(? llamada LOVELY. Nick y tu, la hermosa chica que está leyendo :D kjasbkbsf.
FranJones.
Re: Besos de Murciélago {Nick&tú}Terminada.
NUEVA LECTORAAAAAA♥ ah.
Me encanta la nove la voy a seguir hasta el fin(? en serio:)
Sube pronto! ♥ kiss.
Me encanta la nove la voy a seguir hasta el fin(? en serio:)
Sube pronto! ♥ kiss.
Noelia_de_Jonas
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