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Sin recuerdos- Adaptacion- Nick y tu- Terminada
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Página 2 de 5. • 1, 2, 3, 4, 5
Re: Sin recuerdos- Adaptacion- Nick y tu- Terminada
OOOOOOOOOOOOOOOOHHHH!!!
PEROOOOOO!!
AAAII PPON OTROO PORFIISS
PEROOOOOO!!
AAAII PPON OTROO PORFIISS
chelis
Re: Sin recuerdos- Adaptacion- Nick y tu- Terminada
OMG! :affraid:
creo que aqui es donde empieza toda la historia cierto! :pale:
nos estamos leyendo! :)
creo que aqui es donde empieza toda la historia cierto! :pale:
nos estamos leyendo! :)
HeyItsLupitaNJ
Re: Sin recuerdos- Adaptacion- Nick y tu- Terminada
Hola chicas! Gracias por los comentarios, me alegro que os guste la novela! Tiene 18 capitulos y este es el 6, asi que aun queda mas de media novela :) Espero que os guste este capitulo, besos!
Capítulo 6
Por un momento, pensó que estaba muerta. Pero entonces ______(TN) movió la cabeza y dejó escapar un suave gemido de dolor.
Sacando el móvil, Nicholas marcó el número de Urgencias con manos temblorosas y pidió, casi a gritos, que enviaran una ambulancia lo antes posible.
Cuando colgó, la gente había empezado a arremolinarse cerca del coche, abriendo la puerta, preguntando si estaban bien…
—Yo estoy bien… es mi mujer la que está herida.
—Será mejor que no la toque —le aconsejó alguien—. Espere a la ambulancia.
Nicholas miró por encima del hombro. El hombre que hablaba debía de tener unos sesenta años.
—Pero…
—Lo sé, amigo. La quiere. Pero ahora mismo no puede hacer nada por ella. Espere a la ambulancia.
Nicholas se dejó caer sobre el asiento, angustiado. No se había sentido más impotente en toda su vida.
«Dios mío, no la dejes morir».
Siguió rezando hasta que llegó la ambulancia, intentando llegar a algún trato con Dios, prometiéndole de todo si dejaba que ______(TN) viviera…
Cuando el médico de la ambulancia dijo que no había peligro de parálisis, Nicholas tuvo que contenerse para no echarse a llorar. En lugar de hacerlo, intentó ayudar a los enfermeros para sacarla del coche.
Pero abrir la puerta de ______(TN) era imposible, de modo que tuvieron que sacarla por la del conductor. Nicholas tomó su bolso del suelo y entró en la ambulancia, nervioso.
Para entonces habían llegado las grúas y la policía, que tomaron declaración a los testigos, especialmente los conductores de los otros dos coches involucrados en el accidente. Uno de los policías, un tipo alto llamado Frank, le dijo a Nicholas que fuera con su mujer, que le tomarían declaración más tarde.
Cuando llegaron al hospital, ______(TN) fue llevada a Rayos X de inmediato. Nicholas se negó a que le hicieran un chequeo, insistiendo en que estaba bien…
No pensaba dejar que lo separasen de ______(TN).
Pero el médico de Urgencias, el doctor Masur, insistía en no dejarlo pasar. Lo llamarían cuando hubieran terminado de examinarla, le dijo. Y le aconsejó que se calmara.
—¡Que me calme! —exclamó él, paseando por la sala de espera como un león enjaulado.
Pero entonces recordó sus promesas a Dios e hizo un esfuerzo por controlarse.
Después de tomar un café de máquina en la sala de espera, se dejó caer sobre una de las sillas de plástico, con la cara entre las manos.
La siguiente hora y media fue insoportable. Tres veces Nicholas se rindió a su impaciencia y salió para interrogar a la enfermera. Y cada vez, le repetían lo mismo: que debía calmarse y esperar hasta que lo llamaran.
Cuando por fin lo llamaron, estaba a punto de perder los nervios, convencido de que Dios no lo había escuchado y ______(TN) estaba peor de lo que pensaba.
Y la expresión seria del médico que salió a hablar con él sólo consiguió aumentar su preocupación.
—¿Qué es? —preguntó—. No se quedará paralizada, ¿verdad?
—No, no es eso. Su esposa ha recuperado la consciencia. Debe de haberse golpeado la cabeza durante el accidente… tiene un chichón en la sien izquierda, pero no es nada importante.
—Entonces, ¿cuál es el problema?
—El problema, señor Jonas, es que su esposa se puso histérica cuando le dije que iba a buscar a su marido. Dice que usted intentó matarla con el coche…
—¿Qué? ¿Pero qué está diciendo? —exclamó Nicholas—. ¿Por qué iba a decir algo así? Deje que hable con ella…
—Lo siento, señor Jonas, pero hasta que no hable con la policía no puedo dejar que la vea.
—¡Pero yo nunca le haría daño a mi mujer! —proclamó él, confuso y ofendido—. ______(TN) lo sabe. Mire, aquí pasa algo… quizá ese golpe en la cabeza le ha afectado…
—Es muy convincente, señor Jonas. Sea cual sea la verdad, ella cree que usted intentó matarla. A ella y a su hijo.
—¿Qué hijo? —preguntó Nicholas, confuso.
—Dice que está embarazada de unas semanas.
—______(TN) no está embarazada.
—Ella dice que lo está.
—No, no, llevamos algún tiempo intentándolo, pero no lo hemos conseguido. No está embarazada… Hágale una prueba, compruébelo usted mismo.
El doctor Masur lo miró, muy serio, intentando decidir a quién creía de los dos y Nicholas supo que debía conservar la calma si quería convencerlo.
—Muy bien —dijo por fin—. Venga conmigo. Puede esperar en mi consulta un momento.
—Bien.
Otra larga espera. Otra prueba para su paciencia. Otro fracaso por su parte. Él no tenía paciencia.
Y tampoco tenía muchas otras virtudes.
Cuando intentó hacer un trato con Dios, Nicholas se dio cuenta de que había muchas áreas de su vida que podrían mejorar…
Muchas.
Para empezar, él no iba a la iglesia. No sabía para qué podía servir ir a misa todos los domingos. Pero sí había prometido ser mejor persona en general. En particular, había prometido pasar más tiempo con su madre, ser más amable con los idiotas de sus hermanos y ayudar a los más necesitados.
Ya aportaba dinero a varias asociaciones benéficas, pero, si era sincero, eran donaciones modestas. Al contrario que Mike, que se gastaba una enorme cantidad de dinero al año financiando campamentos para niños huérfanos o comprando ordenadores para los colegios de los suburbios. La obsesión de Mike por el éxito nunca había sido egoísta, como la de Nicholas.
Al principio, quería ganar dinero para mantener a su madre y a su familia, pero al final quería el dinero para sí mismo. Mucho dinero.
Muy bien, era estupendo tener dinero. No podía negarlo. Pero se había dado cuenta de que el dinero no valía de nada cuando uno se enfrentaba con la posibilidad de perder lo único que tenía verdadero valor en su vida.
______(TN). Su mujer.
—¿Dónde demonios se ha metido ese médico? —murmuró, paseando agitadamente por la consulta.
Cuando el doctor Masur abrió la puerta unos minutos después, Nicholas se dio la vuelta.
—¿Y bien?
—Tenía razón. No está embarazada. Pero no se lo he dicho a su esposa. Sospecho que no es el momento para darle la noticia. Le he dado un sedante y he llamado al psiquiatra de guardia, el doctor Beckham, para que hable con ella. Mientras tanto, creo que lo mejor es que se vaya a casa, señor Jonas. Aquí no puede hacer nada.
¿Cómo podía irse a casa sin ver a ______(TN)?
—¿No puedo verla aunque sea un segundo? Desde la puerta… Sólo un momento. Puede quedarse usted conmigo si quiere.
—De acuerdo, muy bien.
Una sensación de irrealidad lo envolvió mientras el médico lo llevaba por los silenciosos pasillos. Había rezado por la salud de ______(TN), pero no se le ocurrió rezar para que él mismo no perdiera la razón…
El doctor Masur se detuvo poco después ante una ventana de observación.
—Su mujer está ahí.
Nicholas miró la rubia cabeza que reposaba sobre la almohada, intentando usar sus poderes mentales para que ella lo mirase…
Su corazón dio un salto cuando ______(TN) giró la cabeza hacia él y empezó a latir con desenfreno cuando sus ojos se encontraron. Si veía miedo en sus ojos… no sabía lo que haría.
Pero no había miedo en sus ojos. Quizá cierta curiosidad, pero nada más.
Nada más.
—No me conoce —murmuró—. ¿Se ha dado cuenta? Mi mujer no me conoce.
—Sí, me he dado cuenta —asintió el médico—. Dígame una cosa, señor Jonas, ¿su mujer estuvo casada antes?
—Sí. ¿Por qué?
—Estaba pensando…
—¿Qué?
—Espere aquí un momento.
El doctor Masur entró en la habitación para hablar con ______(TN), pero volvió enseguida, sacudiendo la cabeza.
—Nunca me había encontrado un caso como éste.
—¿Por qué? —preguntó Nicholas, estrujándose las manos.
—Le he preguntado el nombre de su marido para poder dárselo a la policía… Eso es lo que ella cree que es usted, por cierto.
—¿Qué?
—Le he dicho que es usted de la policía.
—Ah, bien. ¿Le ha hablado de su marido?
—Dice que se llama Darko. Darko Malinowski. ¿Ése era el nombre de su primer marido?
—No lo sé —contestó Nicholas—. Sólo sé que estuvo casada.
—Ya veo. Voy a tener que llamar a otro médico, además del doctor Beckham. Creo que su mujer necesita un neurólogo.
—Ya le dije que debía pasarle algo…
—Sí, me temo que sí. Señor Jonas, su esposa sufre amnesia. No ha perdido la memoria por completo, pero sí una parte de ella. Es como si una parte de su vida se hubiera borrado de su cerebro.
—Y esa parte me incluye a mí, claro —murmuró Nicholas, con una mezcla de angustia y perverso alivio.
Al menos, no seguía pensando que él había intentado matarla.
Pero eso significaba que quien había intentado matarla era su primer marido.
Ese tal Darko. Nicholas no recordaba su apellido, pero sonaba extranjero. Él debía de haber sido el amor de su vida. Pero ______(TN) creía que había intentado matarla… a ella y a su hijo.
Nicholas recordó algo entonces.
—Su primer marido murió en un accidente de tráfico.
—Ah —murmuró el doctor Masur, pasándose una mano por la barbilla—. Eso lo explicaría todo. ¿Su esposa iba con él en el coche?
—No lo sé.
El médico lo miró sin disimular su desaprobación.
—No parece saber mucho sobre la vida de su mujer, señor Jonas.
Cierto.
Pero no era culpa suya, sino de ______(TN). ¿O no?
Quizá era culpa de los dos. Se habían casado sin saber mucho el uno del otro, cada uno con sus propias intenciones. Y en sus intenciones no entraba confesarle todo al otro. Posiblemente porque ese tipo de discusión profunda estaba asociada a las relaciones románticas y la suya no lo había sido.
Los enamorados querían saberlo todo sobre el otro desde el primer día y Nicholas no había querido saber mucho sobre el pasado de ______(TN). Le parecía estupenda como esposa, una mujer guapa e inteligente, y eso era en lo único en lo que estaba interesado.
Pero ahora todo había cambiado.
—Sospecho que mi mujer guarda muchos secretos —murmuró, intentando disculparse. Aunque él había hecho lo mismo.
Nunca le había contado a ______(TN) aquel último día con Kristine. Las cosas que le había dicho y hecho fueron como un cuchillo en su corazón. No le había dicho a ______(TN) que se había casado con ella como un instrumento de venganza, que al principio le daba igual tener hijos o no.
La había mostrado ante el mundo, y ante Kristine, como si fuera un trofeo, sin que le importara un bledo la mujer que había bajo esa fachada tan hermosa.
Sin embargo, sin saber cómo, ______(TN) se le había metido en el corazón haciendo que olvidara a Kristine por completo.
Y ahora… ahora ni siquiera lo reconocía.
Eso también fue como un cuchillo en su corazón. ¿Y si nunca lo recordaba? ¿Qué haría entonces?
La noche anterior había querido que ______(TN) lo mirase con deseo. Y lo había hecho. Más de una vez. Hoy, se contentaría con que recordara su nombre.
—Por Dios bendito, dígame que esto es sólo algo temporal.
—Ojalá pudiera hacerlo —contestó el médico—. Por supuesto, he estudiado la amnesia, pero… Según los libros, la mayoría de los pacientes que sufren amnesia se recuperan en poco tiempo.
—¿Pero no todos?
—No, no todos. Además, yo no tengo gran experiencia en ese campo. Tendrá que hablar con un experto. El doctor Jenkins es el jefe de neurología del hospital, él le dirá todo lo que sepa.
—Pero…
—Lo siento, señor Jonas, pero tengo que volver a mi consulta. Le sugiero que vuelva a su casa hasta que le llame el doctor Jenkins. No sé a qué hora llegará porque no está de guardia…
—¡Irme a casa! Mire, ______(TN) cree que soy de la policía. ¿Por qué no puedo quedarme con ella hasta que llegue el doctor Beckham? Debe de estar asustada al verse en un hospital, pensando que su marido ha intentado matarla…
El doctor Masur no parecía convencido.
—¿No es mejor que esté con ella? —insistió Nicholas—. Si cree que soy de la policía, se sentirá más tranquila, ¿no le parece? Podría decirle que estoy aquí para protegerla. Le prometo que no le diré quién soy, que no haré nada que la disguste.
El médico se lo pensó un momento…
—¿Qué daño podría hacerle?
—Muy bien, muy bien. Pero le diré a las enfermeras que vengan a echar un vistazo de vez en cuando. Su mujer se encuentra en un estado muy frágil, señor Jonas. Si la perturba por alguna razón, tendrá que irse de aquí. ¿De acuerdo?
—Lo que usted diga.
Capítulo 6
Por un momento, pensó que estaba muerta. Pero entonces ______(TN) movió la cabeza y dejó escapar un suave gemido de dolor.
Sacando el móvil, Nicholas marcó el número de Urgencias con manos temblorosas y pidió, casi a gritos, que enviaran una ambulancia lo antes posible.
Cuando colgó, la gente había empezado a arremolinarse cerca del coche, abriendo la puerta, preguntando si estaban bien…
—Yo estoy bien… es mi mujer la que está herida.
—Será mejor que no la toque —le aconsejó alguien—. Espere a la ambulancia.
Nicholas miró por encima del hombro. El hombre que hablaba debía de tener unos sesenta años.
—Pero…
—Lo sé, amigo. La quiere. Pero ahora mismo no puede hacer nada por ella. Espere a la ambulancia.
Nicholas se dejó caer sobre el asiento, angustiado. No se había sentido más impotente en toda su vida.
«Dios mío, no la dejes morir».
Siguió rezando hasta que llegó la ambulancia, intentando llegar a algún trato con Dios, prometiéndole de todo si dejaba que ______(TN) viviera…
Cuando el médico de la ambulancia dijo que no había peligro de parálisis, Nicholas tuvo que contenerse para no echarse a llorar. En lugar de hacerlo, intentó ayudar a los enfermeros para sacarla del coche.
Pero abrir la puerta de ______(TN) era imposible, de modo que tuvieron que sacarla por la del conductor. Nicholas tomó su bolso del suelo y entró en la ambulancia, nervioso.
Para entonces habían llegado las grúas y la policía, que tomaron declaración a los testigos, especialmente los conductores de los otros dos coches involucrados en el accidente. Uno de los policías, un tipo alto llamado Frank, le dijo a Nicholas que fuera con su mujer, que le tomarían declaración más tarde.
Cuando llegaron al hospital, ______(TN) fue llevada a Rayos X de inmediato. Nicholas se negó a que le hicieran un chequeo, insistiendo en que estaba bien…
No pensaba dejar que lo separasen de ______(TN).
Pero el médico de Urgencias, el doctor Masur, insistía en no dejarlo pasar. Lo llamarían cuando hubieran terminado de examinarla, le dijo. Y le aconsejó que se calmara.
—¡Que me calme! —exclamó él, paseando por la sala de espera como un león enjaulado.
Pero entonces recordó sus promesas a Dios e hizo un esfuerzo por controlarse.
Después de tomar un café de máquina en la sala de espera, se dejó caer sobre una de las sillas de plástico, con la cara entre las manos.
La siguiente hora y media fue insoportable. Tres veces Nicholas se rindió a su impaciencia y salió para interrogar a la enfermera. Y cada vez, le repetían lo mismo: que debía calmarse y esperar hasta que lo llamaran.
Cuando por fin lo llamaron, estaba a punto de perder los nervios, convencido de que Dios no lo había escuchado y ______(TN) estaba peor de lo que pensaba.
Y la expresión seria del médico que salió a hablar con él sólo consiguió aumentar su preocupación.
—¿Qué es? —preguntó—. No se quedará paralizada, ¿verdad?
—No, no es eso. Su esposa ha recuperado la consciencia. Debe de haberse golpeado la cabeza durante el accidente… tiene un chichón en la sien izquierda, pero no es nada importante.
—Entonces, ¿cuál es el problema?
—El problema, señor Jonas, es que su esposa se puso histérica cuando le dije que iba a buscar a su marido. Dice que usted intentó matarla con el coche…
—¿Qué? ¿Pero qué está diciendo? —exclamó Nicholas—. ¿Por qué iba a decir algo así? Deje que hable con ella…
—Lo siento, señor Jonas, pero hasta que no hable con la policía no puedo dejar que la vea.
—¡Pero yo nunca le haría daño a mi mujer! —proclamó él, confuso y ofendido—. ______(TN) lo sabe. Mire, aquí pasa algo… quizá ese golpe en la cabeza le ha afectado…
—Es muy convincente, señor Jonas. Sea cual sea la verdad, ella cree que usted intentó matarla. A ella y a su hijo.
—¿Qué hijo? —preguntó Nicholas, confuso.
—Dice que está embarazada de unas semanas.
—______(TN) no está embarazada.
—Ella dice que lo está.
—No, no, llevamos algún tiempo intentándolo, pero no lo hemos conseguido. No está embarazada… Hágale una prueba, compruébelo usted mismo.
El doctor Masur lo miró, muy serio, intentando decidir a quién creía de los dos y Nicholas supo que debía conservar la calma si quería convencerlo.
—Muy bien —dijo por fin—. Venga conmigo. Puede esperar en mi consulta un momento.
—Bien.
Otra larga espera. Otra prueba para su paciencia. Otro fracaso por su parte. Él no tenía paciencia.
Y tampoco tenía muchas otras virtudes.
Cuando intentó hacer un trato con Dios, Nicholas se dio cuenta de que había muchas áreas de su vida que podrían mejorar…
Muchas.
Para empezar, él no iba a la iglesia. No sabía para qué podía servir ir a misa todos los domingos. Pero sí había prometido ser mejor persona en general. En particular, había prometido pasar más tiempo con su madre, ser más amable con los idiotas de sus hermanos y ayudar a los más necesitados.
Ya aportaba dinero a varias asociaciones benéficas, pero, si era sincero, eran donaciones modestas. Al contrario que Mike, que se gastaba una enorme cantidad de dinero al año financiando campamentos para niños huérfanos o comprando ordenadores para los colegios de los suburbios. La obsesión de Mike por el éxito nunca había sido egoísta, como la de Nicholas.
Al principio, quería ganar dinero para mantener a su madre y a su familia, pero al final quería el dinero para sí mismo. Mucho dinero.
Muy bien, era estupendo tener dinero. No podía negarlo. Pero se había dado cuenta de que el dinero no valía de nada cuando uno se enfrentaba con la posibilidad de perder lo único que tenía verdadero valor en su vida.
______(TN). Su mujer.
—¿Dónde demonios se ha metido ese médico? —murmuró, paseando agitadamente por la consulta.
Cuando el doctor Masur abrió la puerta unos minutos después, Nicholas se dio la vuelta.
—¿Y bien?
—Tenía razón. No está embarazada. Pero no se lo he dicho a su esposa. Sospecho que no es el momento para darle la noticia. Le he dado un sedante y he llamado al psiquiatra de guardia, el doctor Beckham, para que hable con ella. Mientras tanto, creo que lo mejor es que se vaya a casa, señor Jonas. Aquí no puede hacer nada.
¿Cómo podía irse a casa sin ver a ______(TN)?
—¿No puedo verla aunque sea un segundo? Desde la puerta… Sólo un momento. Puede quedarse usted conmigo si quiere.
—De acuerdo, muy bien.
Una sensación de irrealidad lo envolvió mientras el médico lo llevaba por los silenciosos pasillos. Había rezado por la salud de ______(TN), pero no se le ocurrió rezar para que él mismo no perdiera la razón…
El doctor Masur se detuvo poco después ante una ventana de observación.
—Su mujer está ahí.
Nicholas miró la rubia cabeza que reposaba sobre la almohada, intentando usar sus poderes mentales para que ella lo mirase…
Su corazón dio un salto cuando ______(TN) giró la cabeza hacia él y empezó a latir con desenfreno cuando sus ojos se encontraron. Si veía miedo en sus ojos… no sabía lo que haría.
Pero no había miedo en sus ojos. Quizá cierta curiosidad, pero nada más.
Nada más.
—No me conoce —murmuró—. ¿Se ha dado cuenta? Mi mujer no me conoce.
—Sí, me he dado cuenta —asintió el médico—. Dígame una cosa, señor Jonas, ¿su mujer estuvo casada antes?
—Sí. ¿Por qué?
—Estaba pensando…
—¿Qué?
—Espere aquí un momento.
El doctor Masur entró en la habitación para hablar con ______(TN), pero volvió enseguida, sacudiendo la cabeza.
—Nunca me había encontrado un caso como éste.
—¿Por qué? —preguntó Nicholas, estrujándose las manos.
—Le he preguntado el nombre de su marido para poder dárselo a la policía… Eso es lo que ella cree que es usted, por cierto.
—¿Qué?
—Le he dicho que es usted de la policía.
—Ah, bien. ¿Le ha hablado de su marido?
—Dice que se llama Darko. Darko Malinowski. ¿Ése era el nombre de su primer marido?
—No lo sé —contestó Nicholas—. Sólo sé que estuvo casada.
—Ya veo. Voy a tener que llamar a otro médico, además del doctor Beckham. Creo que su mujer necesita un neurólogo.
—Ya le dije que debía pasarle algo…
—Sí, me temo que sí. Señor Jonas, su esposa sufre amnesia. No ha perdido la memoria por completo, pero sí una parte de ella. Es como si una parte de su vida se hubiera borrado de su cerebro.
—Y esa parte me incluye a mí, claro —murmuró Nicholas, con una mezcla de angustia y perverso alivio.
Al menos, no seguía pensando que él había intentado matarla.
Pero eso significaba que quien había intentado matarla era su primer marido.
Ese tal Darko. Nicholas no recordaba su apellido, pero sonaba extranjero. Él debía de haber sido el amor de su vida. Pero ______(TN) creía que había intentado matarla… a ella y a su hijo.
Nicholas recordó algo entonces.
—Su primer marido murió en un accidente de tráfico.
—Ah —murmuró el doctor Masur, pasándose una mano por la barbilla—. Eso lo explicaría todo. ¿Su esposa iba con él en el coche?
—No lo sé.
El médico lo miró sin disimular su desaprobación.
—No parece saber mucho sobre la vida de su mujer, señor Jonas.
Cierto.
Pero no era culpa suya, sino de ______(TN). ¿O no?
Quizá era culpa de los dos. Se habían casado sin saber mucho el uno del otro, cada uno con sus propias intenciones. Y en sus intenciones no entraba confesarle todo al otro. Posiblemente porque ese tipo de discusión profunda estaba asociada a las relaciones románticas y la suya no lo había sido.
Los enamorados querían saberlo todo sobre el otro desde el primer día y Nicholas no había querido saber mucho sobre el pasado de ______(TN). Le parecía estupenda como esposa, una mujer guapa e inteligente, y eso era en lo único en lo que estaba interesado.
Pero ahora todo había cambiado.
—Sospecho que mi mujer guarda muchos secretos —murmuró, intentando disculparse. Aunque él había hecho lo mismo.
Nunca le había contado a ______(TN) aquel último día con Kristine. Las cosas que le había dicho y hecho fueron como un cuchillo en su corazón. No le había dicho a ______(TN) que se había casado con ella como un instrumento de venganza, que al principio le daba igual tener hijos o no.
La había mostrado ante el mundo, y ante Kristine, como si fuera un trofeo, sin que le importara un bledo la mujer que había bajo esa fachada tan hermosa.
Sin embargo, sin saber cómo, ______(TN) se le había metido en el corazón haciendo que olvidara a Kristine por completo.
Y ahora… ahora ni siquiera lo reconocía.
Eso también fue como un cuchillo en su corazón. ¿Y si nunca lo recordaba? ¿Qué haría entonces?
La noche anterior había querido que ______(TN) lo mirase con deseo. Y lo había hecho. Más de una vez. Hoy, se contentaría con que recordara su nombre.
—Por Dios bendito, dígame que esto es sólo algo temporal.
—Ojalá pudiera hacerlo —contestó el médico—. Por supuesto, he estudiado la amnesia, pero… Según los libros, la mayoría de los pacientes que sufren amnesia se recuperan en poco tiempo.
—¿Pero no todos?
—No, no todos. Además, yo no tengo gran experiencia en ese campo. Tendrá que hablar con un experto. El doctor Jenkins es el jefe de neurología del hospital, él le dirá todo lo que sepa.
—Pero…
—Lo siento, señor Jonas, pero tengo que volver a mi consulta. Le sugiero que vuelva a su casa hasta que le llame el doctor Jenkins. No sé a qué hora llegará porque no está de guardia…
—¡Irme a casa! Mire, ______(TN) cree que soy de la policía. ¿Por qué no puedo quedarme con ella hasta que llegue el doctor Beckham? Debe de estar asustada al verse en un hospital, pensando que su marido ha intentado matarla…
El doctor Masur no parecía convencido.
—¿No es mejor que esté con ella? —insistió Nicholas—. Si cree que soy de la policía, se sentirá más tranquila, ¿no le parece? Podría decirle que estoy aquí para protegerla. Le prometo que no le diré quién soy, que no haré nada que la disguste.
El médico se lo pensó un momento…
—¿Qué daño podría hacerle?
—Muy bien, muy bien. Pero le diré a las enfermeras que vengan a echar un vistazo de vez en cuando. Su mujer se encuentra en un estado muy frágil, señor Jonas. Si la perturba por alguna razón, tendrá que irse de aquí. ¿De acuerdo?
—Lo que usted diga.
TeamJonas2
Re: Sin recuerdos- Adaptacion- Nick y tu- Terminada
OMJ! :affraid:
pobre de la rayiz! & del Nicho! :crybaby:
lo bueno que no paso a mayores!
bueno nos estamos leyendo! ;)
pobre de la rayiz! & del Nicho! :crybaby:
lo bueno que no paso a mayores!
bueno nos estamos leyendo! ;)
HeyItsLupitaNJ
Re: Sin recuerdos- Adaptacion- Nick y tu- Terminada
NO LO PUEDOOO CRREEEEERRRR!!!
ESTABA EMBARAZAAADAAAAA!!!!!!
AAAAIII QUE HARAAA NICKKK????
PON OTROOOO
ESTABA EMBARAZAAADAAAAA!!!!!!
AAAAIII QUE HARAAA NICKKK????
PON OTROOOO
chelis
Re: Sin recuerdos- Adaptacion- Nick y tu- Terminada
Dios!Pobre rayis!Odio a Darko!
Dios, espero que La rayis se recupere y que se den cuenta de que están enamorados´! Síguela pronto y perdón por no comentar antes!
Si puedes pásate por mis noves!
Dios, espero que La rayis se recupere y que se den cuenta de que están enamorados´! Síguela pronto y perdón por no comentar antes!
Si puedes pásate por mis noves!
Sunny
Re: Sin recuerdos- Adaptacion- Nick y tu- Terminada
Holaaa! Me alegra mucho que os este gustando la historia, y me encanta leer vuestros comentarios, chicas! Yo tambien odie a Darko cuando estaba leyendo la novela, es horrible -.- Y ahora os dejo otro capitulo, espero que os guste!
Capítulo 7
______(TN) intentaba permanecer despierta, pero se le cerraban los ojos, como si sus párpados pesaran una tonelada. Y no podía pensar con claridad.
El médico debía de haberle dado algún sedante.
Pero dormirse era muy peligroso. Darko estaba por ahí, en algún sitio, esperando su oportunidad para llegar a ella y terminar lo que había empezado en el coche.
______(TN) mantuvo los ojos fijos en la puerta y se obligó a sí misma a permanecer despierta, segura de que, en cualquier momento, ésta se abriría y aparecería su marido.
Su única arma contra él sería su voz. Podía gritar para llamar la atención de las enfermeras. Pero no podría hacer eso si estuviera dormida…
El médico había intentado tranquilizarla, pero Darko no era un hombre al que se pudiera detener fácilmente. Podía imaginarlo convenciendo a la policía y al personal del hospital de que su mujer estaba loca. Llegaría hasta ella, de alguna forma.
La quería muerta. A ella y a su hijo.
El corazón de ______(TN) estuvo a punto de saltar de su pecho cuando la puerta empezó a abrirse…
Había abierto la boca para gritar cuando comprobó que era una de las enfermeras, seguida del policía de pelo rubio que había visto antes con el médico.
El alivio hizo que dejara escapar un sollozo.
La enfermera se acercó a la cama, con expresión amable.
—Este señor se va a quedar un rato con usted. Pero no debe hablar, señora Jonas. Cierre los ojos y duerma un rato.
______(TN) frunció el ceño.
—¿Qué me ha llamado?
La enfermera se mordió los labios.
—Ay, se me había olvidado —murmuró, mirando al guapo detective.
—No pasa nada —dijo él, intentando arreglarlo—. Es un error normal. No se preocupe, yo me encargo de todo.
—¿Está seguro?
—Absolutamente.
Nicholas cerró la puerta de la habitación. Y mientras lo hacía, decidió que la mejor medicina para ______(TN) era decirle que había perdido la memoria y que su violento ex marido estaba muerto y enterrado.
Mucho mejor eso que pasar la noche temiendo que su marido entrase en cualquier momento para matarla. Había visto pánico en sus ojos cuando entró en la habitación.
El doctor Masur podía pensar que lo hacía en beneficio del paciente, pero evidentemente no entendía la situación.
¿Qué era mejor, decirle la verdad o dejar que pasara miedo durante toda la noche?
Era mejor decir la verdad. Mucho mejor.
Nicholas volvió al lado de la cama y se sentó en una silla. Qué pálida estaba. Pálida, asustada y frágil.
Pero entonces vaciló. ¿Estaba ______(TN) lista para recibir esa noticia?
La mujer con la que se había casado lo estaría. Pero aquélla no era la misma. Aun así, debía conocer la verdad. Cualquier otra cosa sería una crueldad.
—¿Te encuentras bien? —preguntó, pensando en lo hermosa que era, a pesar de su palidez y de su pelo alborotado.
—Estoy medio dormida, pero debe decirme qué está pasando. ¿Por qué me ha llamado así la enfermera?
—Te aseguro que no corres ningún peligro. Tu marido ya no puede hacerte ningún daño.
—¿Está en la comisaría? —preguntó ella con voz temblorosa.
Nicholas apretó los puños. Si aquel bastardo no estuviera ya muerto, lo habría matado él mismo.
—Digamos que no puede llegar hasta ti.
—Usted no conoce a Darko. Es muy fuerte e inteligente. Si está en la calle, encontrará la forma de llegar hasta aquí.
—No está en la calle, ______(TN) —suspiró él, percatándose del gesto de sorpresa de ______(TN) al oír su nombre. Pero, ¿de qué otra forma podía llamarla?—. Darko está muerto.
—Muerto —repitió ella—. Muerto —gimió entonces, cubriéndose la cara con las manos.
—No merece tus lágrimas —dijo Nicholas, sorprendido de que pudiera llorar por aquel hombre.
—No estoy llorando por él —sollozó ______(TN)—. Lloro porque estoy a salvo. Y mi hijo también. Sabía cuando salté del coche que era un riesgo terrible… íbamos tan rápido. Darko dijo que iba a chocar contra una pared para matarnos a todos. No creía que el niño fuera suyo, pero lo es…
El corazón de Nicholas se encogió. Se había olvidado del niño.
¿Qué iba a hacer cuando supiera que su hijo había muerto? Porque debía de haber muerto. La ______(TN) con la que él se había casado no tenía hijos.
Y quizá por eso quería formar una familia. Quizá por eso estaba tan obsesionada.
El enigma que era la mujer con la que se había casado empezaba a aclararse. Nicholas no lo sabía todo, pero las piezas empezaban a encajar.
—El médico dice que estoy bien —dijo ella entonces—. Que sólo tengo un golpe en la cabeza. No puedo creer la suerte que he tenido… Pero, ¿por qué me mira así?
Nicholas no sabía qué decir. El médico había tenido razón, no debería haberle dicho nada.
______(TN) lo miraba fijamente. Vio que miraba su ropa… en absoluto la ropa de un policía y luego su cara de nuevo.
—No es usted de la policía, ¿verdad?
—No —confesó él.
—¿Y quién es, entonces?
—Mi nombre es Nicholas Jonas.
—Jonas —repitió ella—. Pero así es como me llamó la enfermera…
—Así es, señora Jonas.
—Pero eso no puede ser. Yo soy la señora Malinowski, no la señora Jonas.
—Eras la señora Malinowski, ______(TN), ya no.
—Yo… no lo entiendo.
—Tuviste un accidente esta mañana. Pero no el accidente que tú crees. No saltaste de un coche en esta ocasión. Otro coche nos golpeó…
—¿Nos golpeó? ¿A usted y a mí?
—Sí.
—Pero eso no puede ser. Yo nunca he estado en un coche con usted. Ni siquiera lo conozco.
Eso dolía.
—Sé que no me conoces… por el momento. Pero te acordarás de mí —dijo Nicholas, esperando de todo corazón que fuera verdad—. Estás sufriendo de amnesia. El golpe en la cabeza te ha hecho olvidar parte de tu vida.
Ella lo miró con los ojos muy abiertos.
—Sé que esto es una tremenda sorpresa para ti, ______(TN). Y siento no haber encontrado una mejor forma de decírtelo. ¿Cuántos años crees que tienes?
—Veinticinco —contestó ella—. ¿No es así?
—No, ______(TN). Tienes treinta años. Y ya no eres la esposa de Darko Malinowski. Tu primer marido murió en un accidente de tráfico hace años.
—¿Mi primer marido?
—Sí, volviste a casarte el año pasado. Ahora eres la señora de Nicholas Jonas… mi mujer.
______(TN) parpadeó y luego lo miró fijamente. No lo reconocía, estaba claro. Y parecía rechazar la idea de ser su esposa.
Nicholas había pasado malos momentos en su vida, pero aquél era el peor de todos.
¿Y si no lo recordaba nunca? ¿Y si nunca recuperaba la memoria? ¿Y si ya no estaba enamorada de él? ¿Y si quería el divorcio?
—No —dijo ______(TN)—. Si Darko está muerto… y supongo que debo creerle… entonces no habría vuelto a casarme. ¡Nunca!
La amarga seguridad que había en su tono le dijo que su matrimonio debía de haber sido un infierno.
—No me habría vuelto a casar… no podría —insistió ella. Entonces se quedó pensativa un momento y levantó la cabeza, horrorizada—. ¡Mi hijo! ¿Qué ha sido de mi hijo?
Nicholas contuvo un gemido. No podía darle la noticia. Pero allí no había nadie más…
—No estoy seguro —contestó con sinceridad—. Tú nunca me hablaste de un hijo. Hasta que no veamos los informes médicos o recuperes la memoria, supongo que… debemos imaginar que perdiste el niño al saltar del coche.
—¡Noooooo!
Su grito fue el grito de un animal herido y a Nicholas le rompió el corazón.
Habría querido tomarla entre sus brazos, pero cuando intentó hacerlo ella se apartó, colocándose en posición fetal y gimiendo «no, no» una y otra vez.
La enfermera entró en la habitación, fulminando a Nicholas con la mirada.
—No debería haberle dicho nada… Márchese, por favor.
—No pienso irme. Soy su marido…
—No, no lo es —oyó una voz masculina.
Nicholas se volvió sorprendido. Era un hombre de unos treinta y cinco años, delgado, con penetrantes ojos azules. Llevaba vaqueros, una camisa azul oscura y una chaqueta de cuero.
—Soy el doctor Beckham, el jefe de psiquiatría de este hospital. Enfermera, quédese con la paciente. Usted —dijo entonces, señalando a Nicholas con el dedo—, venga conmigo.
La primera reacción de Nicholas ante tan brusca orden fue de desafío. Pero luego recordó la promesa que le había hecho a Dios.
Apenas habían llegado al pasillo cuando el doctor Beckham se volvió, airado. Pero Nicholas no permitió que le soltase un sermón.
—Mire, me estoy cansando de que me digan lo que tengo que hacer. Pienso quedarme con ella porque es mi mujer… no voy a dejarla sola diga lo que diga.
El psiquiatra sonrió.
—Puede volver a la habitación cuando me cuente qué ha pasado. Y no se preocupe, el doctor Masur le ha dado un sedante, de modo que no tardará mucho en quedarse dormida. Y ahora, cuénteme qué ha pasado aquí.
Capítulo 7
______(TN) intentaba permanecer despierta, pero se le cerraban los ojos, como si sus párpados pesaran una tonelada. Y no podía pensar con claridad.
El médico debía de haberle dado algún sedante.
Pero dormirse era muy peligroso. Darko estaba por ahí, en algún sitio, esperando su oportunidad para llegar a ella y terminar lo que había empezado en el coche.
______(TN) mantuvo los ojos fijos en la puerta y se obligó a sí misma a permanecer despierta, segura de que, en cualquier momento, ésta se abriría y aparecería su marido.
Su única arma contra él sería su voz. Podía gritar para llamar la atención de las enfermeras. Pero no podría hacer eso si estuviera dormida…
El médico había intentado tranquilizarla, pero Darko no era un hombre al que se pudiera detener fácilmente. Podía imaginarlo convenciendo a la policía y al personal del hospital de que su mujer estaba loca. Llegaría hasta ella, de alguna forma.
La quería muerta. A ella y a su hijo.
El corazón de ______(TN) estuvo a punto de saltar de su pecho cuando la puerta empezó a abrirse…
Había abierto la boca para gritar cuando comprobó que era una de las enfermeras, seguida del policía de pelo rubio que había visto antes con el médico.
El alivio hizo que dejara escapar un sollozo.
La enfermera se acercó a la cama, con expresión amable.
—Este señor se va a quedar un rato con usted. Pero no debe hablar, señora Jonas. Cierre los ojos y duerma un rato.
______(TN) frunció el ceño.
—¿Qué me ha llamado?
La enfermera se mordió los labios.
—Ay, se me había olvidado —murmuró, mirando al guapo detective.
—No pasa nada —dijo él, intentando arreglarlo—. Es un error normal. No se preocupe, yo me encargo de todo.
—¿Está seguro?
—Absolutamente.
Nicholas cerró la puerta de la habitación. Y mientras lo hacía, decidió que la mejor medicina para ______(TN) era decirle que había perdido la memoria y que su violento ex marido estaba muerto y enterrado.
Mucho mejor eso que pasar la noche temiendo que su marido entrase en cualquier momento para matarla. Había visto pánico en sus ojos cuando entró en la habitación.
El doctor Masur podía pensar que lo hacía en beneficio del paciente, pero evidentemente no entendía la situación.
¿Qué era mejor, decirle la verdad o dejar que pasara miedo durante toda la noche?
Era mejor decir la verdad. Mucho mejor.
Nicholas volvió al lado de la cama y se sentó en una silla. Qué pálida estaba. Pálida, asustada y frágil.
Pero entonces vaciló. ¿Estaba ______(TN) lista para recibir esa noticia?
La mujer con la que se había casado lo estaría. Pero aquélla no era la misma. Aun así, debía conocer la verdad. Cualquier otra cosa sería una crueldad.
—¿Te encuentras bien? —preguntó, pensando en lo hermosa que era, a pesar de su palidez y de su pelo alborotado.
—Estoy medio dormida, pero debe decirme qué está pasando. ¿Por qué me ha llamado así la enfermera?
—Te aseguro que no corres ningún peligro. Tu marido ya no puede hacerte ningún daño.
—¿Está en la comisaría? —preguntó ella con voz temblorosa.
Nicholas apretó los puños. Si aquel bastardo no estuviera ya muerto, lo habría matado él mismo.
—Digamos que no puede llegar hasta ti.
—Usted no conoce a Darko. Es muy fuerte e inteligente. Si está en la calle, encontrará la forma de llegar hasta aquí.
—No está en la calle, ______(TN) —suspiró él, percatándose del gesto de sorpresa de ______(TN) al oír su nombre. Pero, ¿de qué otra forma podía llamarla?—. Darko está muerto.
—Muerto —repitió ella—. Muerto —gimió entonces, cubriéndose la cara con las manos.
—No merece tus lágrimas —dijo Nicholas, sorprendido de que pudiera llorar por aquel hombre.
—No estoy llorando por él —sollozó ______(TN)—. Lloro porque estoy a salvo. Y mi hijo también. Sabía cuando salté del coche que era un riesgo terrible… íbamos tan rápido. Darko dijo que iba a chocar contra una pared para matarnos a todos. No creía que el niño fuera suyo, pero lo es…
El corazón de Nicholas se encogió. Se había olvidado del niño.
¿Qué iba a hacer cuando supiera que su hijo había muerto? Porque debía de haber muerto. La ______(TN) con la que él se había casado no tenía hijos.
Y quizá por eso quería formar una familia. Quizá por eso estaba tan obsesionada.
El enigma que era la mujer con la que se había casado empezaba a aclararse. Nicholas no lo sabía todo, pero las piezas empezaban a encajar.
—El médico dice que estoy bien —dijo ella entonces—. Que sólo tengo un golpe en la cabeza. No puedo creer la suerte que he tenido… Pero, ¿por qué me mira así?
Nicholas no sabía qué decir. El médico había tenido razón, no debería haberle dicho nada.
______(TN) lo miraba fijamente. Vio que miraba su ropa… en absoluto la ropa de un policía y luego su cara de nuevo.
—No es usted de la policía, ¿verdad?
—No —confesó él.
—¿Y quién es, entonces?
—Mi nombre es Nicholas Jonas.
—Jonas —repitió ella—. Pero así es como me llamó la enfermera…
—Así es, señora Jonas.
—Pero eso no puede ser. Yo soy la señora Malinowski, no la señora Jonas.
—Eras la señora Malinowski, ______(TN), ya no.
—Yo… no lo entiendo.
—Tuviste un accidente esta mañana. Pero no el accidente que tú crees. No saltaste de un coche en esta ocasión. Otro coche nos golpeó…
—¿Nos golpeó? ¿A usted y a mí?
—Sí.
—Pero eso no puede ser. Yo nunca he estado en un coche con usted. Ni siquiera lo conozco.
Eso dolía.
—Sé que no me conoces… por el momento. Pero te acordarás de mí —dijo Nicholas, esperando de todo corazón que fuera verdad—. Estás sufriendo de amnesia. El golpe en la cabeza te ha hecho olvidar parte de tu vida.
Ella lo miró con los ojos muy abiertos.
—Sé que esto es una tremenda sorpresa para ti, ______(TN). Y siento no haber encontrado una mejor forma de decírtelo. ¿Cuántos años crees que tienes?
—Veinticinco —contestó ella—. ¿No es así?
—No, ______(TN). Tienes treinta años. Y ya no eres la esposa de Darko Malinowski. Tu primer marido murió en un accidente de tráfico hace años.
—¿Mi primer marido?
—Sí, volviste a casarte el año pasado. Ahora eres la señora de Nicholas Jonas… mi mujer.
______(TN) parpadeó y luego lo miró fijamente. No lo reconocía, estaba claro. Y parecía rechazar la idea de ser su esposa.
Nicholas había pasado malos momentos en su vida, pero aquél era el peor de todos.
¿Y si no lo recordaba nunca? ¿Y si nunca recuperaba la memoria? ¿Y si ya no estaba enamorada de él? ¿Y si quería el divorcio?
—No —dijo ______(TN)—. Si Darko está muerto… y supongo que debo creerle… entonces no habría vuelto a casarme. ¡Nunca!
La amarga seguridad que había en su tono le dijo que su matrimonio debía de haber sido un infierno.
—No me habría vuelto a casar… no podría —insistió ella. Entonces se quedó pensativa un momento y levantó la cabeza, horrorizada—. ¡Mi hijo! ¿Qué ha sido de mi hijo?
Nicholas contuvo un gemido. No podía darle la noticia. Pero allí no había nadie más…
—No estoy seguro —contestó con sinceridad—. Tú nunca me hablaste de un hijo. Hasta que no veamos los informes médicos o recuperes la memoria, supongo que… debemos imaginar que perdiste el niño al saltar del coche.
—¡Noooooo!
Su grito fue el grito de un animal herido y a Nicholas le rompió el corazón.
Habría querido tomarla entre sus brazos, pero cuando intentó hacerlo ella se apartó, colocándose en posición fetal y gimiendo «no, no» una y otra vez.
La enfermera entró en la habitación, fulminando a Nicholas con la mirada.
—No debería haberle dicho nada… Márchese, por favor.
—No pienso irme. Soy su marido…
—No, no lo es —oyó una voz masculina.
Nicholas se volvió sorprendido. Era un hombre de unos treinta y cinco años, delgado, con penetrantes ojos azules. Llevaba vaqueros, una camisa azul oscura y una chaqueta de cuero.
—Soy el doctor Beckham, el jefe de psiquiatría de este hospital. Enfermera, quédese con la paciente. Usted —dijo entonces, señalando a Nicholas con el dedo—, venga conmigo.
La primera reacción de Nicholas ante tan brusca orden fue de desafío. Pero luego recordó la promesa que le había hecho a Dios.
Apenas habían llegado al pasillo cuando el doctor Beckham se volvió, airado. Pero Nicholas no permitió que le soltase un sermón.
—Mire, me estoy cansando de que me digan lo que tengo que hacer. Pienso quedarme con ella porque es mi mujer… no voy a dejarla sola diga lo que diga.
El psiquiatra sonrió.
—Puede volver a la habitación cuando me cuente qué ha pasado. Y no se preocupe, el doctor Masur le ha dado un sedante, de modo que no tardará mucho en quedarse dormida. Y ahora, cuénteme qué ha pasado aquí.
TeamJonas2
Re: Sin recuerdos- Adaptacion- Nick y tu- Terminada
Ahi Pobre Rayis y tambien pobre Nick!
Espero que se acuerde pronto de Nick!
Siguela Pronto, besos
Espero que se acuerde pronto de Nick!
Siguela Pronto, besos
Sunny
Re: Sin recuerdos- Adaptacion- Nick y tu- Terminada
POR QUE YIENEN QUE SUUFRIIIRRRRR!!!
AAII ESE DOC ME ASUSTOOO!!
PERO LUEGOO ME REIII
JAJAJA SIGUELA PORFIISS
AAII ESE DOC ME ASUSTOOO!!
PERO LUEGOO ME REIII
JAJAJA SIGUELA PORFIISS
chelis
Re: Sin recuerdos- Adaptacion- Nick y tu- Terminada
Holaaa chicas! Aqui viene otro capitulo, a ver que os parece! Ya vereis, os va a encantar este libro! Me encanta que comenteis, amo leerlos! jajaja
Bueno, os dejo un caap :)
Capítulo 8
____(TN) recuperó la conciencia poco a poco, parpadeando varias veces antes de abrir los ojos. No recordaba dónde estaba ni por qué estaba allí.
—Has tenido un accidente de coche y has perdido la memoria —se dijo a sí misma cuando por fin recordó al tocarse la cabeza.
Tenía un chichón enorme, pero no le dolía demasiado.
—Darko está muerto —murmuró, atónita.
Pero también lo estaba su hijo. Su precioso hijo, al que tanto había deseado.
Todo eso ocurrió cinco años antes, le habían dicho, pero para ella era como si hubiera ocurrido el día anterior. Sentía el mismo dolor, la misma angustia, y… en ese momento, por el rabillo del ojo, vio un par de vaqueros.
Cuando se percató de que el hombre estaba dormido en la silla, dejó escapar un suspiro de alivio.
Nicholas Jonas había dicho que se llamaba. Su marido. Su segundo marido.
Era imposible, pensó. No podía haber vuelto a casarse.
Pero no había ninguna razón para que aquel hombre le mintiera. Ninguna razón para que se hubiera quedado con ella toda la noche.
Era increíblemente guapo, con las facciones de un modelo o una estrella de cine. Su pelo era rubio, un poco largo. Sus ojos eran azules, lo recordaba de la noche anterior. Y tenía un cuerpo fabuloso. Lo que podía ver: hombros anchos, piernas largas, nada de grasa visible.
Era un hombre sexy, de facciones clásicas que podría gustarle a cualquier mujer.
Pero no a ella.
Después de lo que había pasado con Darko, ____(TN) sabía que no volvería a enamorarse. Ni a casarse de nuevo.
A menos que…
Su corazón se encogió. ¿Era ésa la repuesta al rompecabezas? ¿Se habría casado para tener otro hijo?
De nuevo, su reacción fue de rechazo. ¿Cómo se había arriesgado a poner su vida en manos de otro hombre? Era increíble. Si quería un hijo, podría haberlo tenido de otra forma. Por inseminación artificial, por ejemplo. O pidiéndole a un amigo que fuera donante de esperma…
Ese último pensamiento casi la hizo reír. ¿Un amigo? Ella no tenía amigos.
Al menos, no los había tenido cinco años antes, cuando vivía con Darko Malinowski.
____(TN) frunció el ceño, intentando recordar…
Cinco años era mucho tiempo. ¿Quién sabía en qué clase de persona se había convertido en cinco años?
Intento imaginarse a sí misma casada con el hombre que dormía en la silla. Pero aunque era un hombre muy atractivo, la idea de que se acostara con él le parecía imposible. Sin embargo, debía hacerlo, ya que era su esposa.
¿Disfrutaría con él?, empezó a preguntarse.
Se le encogió el estómago al pensarlo. Hubo un tiempo en el que disfrutaba del sexo. Pero Darko había puesto fin a eso.
¿Habría vuelto a encontrar placer en el cuerpo de un hombre?
¿Se habría casado por amor, quizá?
De nuevo, ____(TN) se negaba a admitir esa posibilidad.
Darko la había ganado con amor, la clase de amor que ella no sabía que un hombre podía ofrecer. Pero ese amor era un engaño y ella había sido una tonta. Como una cría inexperta, se convenció de que sus atenciones y constantes regalos eran una muestra de cariño.
Ella no tenía experiencia con ese tipo de obsesiones, de modo que no había podido reconocer los síntomas. Pensó que esperar hasta la boda para acostarse con su prometido haría que su noche de boda fuera increíblemente romántica. No imaginó qué él se sentiría asqueado al comprobar que no era virgen… o que se sentiría amenazado al ver que ella disfrutaba con el sexo.
Su matrimonio había empezado a ir mal mucho antes de que terminase la luna de miel. Pero para entonces, ____(TN) se sentía atrapada. Atrapada por su amor por él. Aunque ese amor, al final, se convirtió en pánico.
No, decidió amargamente. No se habría casado con aquel hombre por amor.
Entonces, ¿por qué se había convertido en la señora Jonas?
La respuesta era un completo misterio para ella.
Cuando lo miraba, no recordaba nada en absoluto. Nada.
—Nicholas —murmuró, no para despertarlo sino para probar cómo sonaba su nombre.
Él se incorporó de un salto, abriendo los ojos.
—¿Te encuentras bien? —preguntó, ansioso—. En fin, ya sé que es una pregunta tonta. No te encuentras bien… ¿cómo vas a encontrarte bien? Voy a buscar a la enfermera.
Nicholas se levantó, pero ella lo detuvo.
—No, no llames a la enfermera. Aún no.
—¿Estás segura?
—Sí —contestó ____(TN), absolutamente segura.
Pero la ____(TN) de veinticinco años no había estado segura de nada. No tenía voluntad, estaba asustada, insegura…
La decisión que había notado en su voz era la de una mujer de treinta años, una mujer a la que ella no podía recordar.
—¿Te acuerdas de algo? —preguntó él.
—Desgraciadamente, no. Pero puedo sentir una diferencia en mí, no sé cómo explicarlo. Ahora me encuentro más calmada. Quiero decir… intuyo que ya no soy la criatura desesperada que se tiró de un coche hace cinco años.
—Me alegro —dijo Nicholas, apretando su mano—. Pero tengo que ir a buscar al médico. Quería verte en cuanto despertaras.
—¿Qué médico?
—El doctor Beckham, el jefe de psiquiatría. Es un buen hombre. También han llamado a un neurólogo, el doctor Jenkins. Pero no llegará hasta la tarde, creo.
____(TN) sacudió la cabeza.
—Un psiquiatra y un neurólogo. Debo de estar mal.
—Pues a mí me parece que estás muy bien —sonrió él—. Siempre me lo ha parecido.
____(TN) parpadeó, sorprendida por el cumplido… y sorprendida también por la reacción que había provocado en ella. Su mente no recordaba a Nicholas Jonas pero su cuerpo, aparentemente, sí.
Y eso la hizo sentir un gran alivio. Eso significaba que aquel hombre le gustaba, al menos.
—Quiero preguntarte algo.
—Lo que sea.
—¿Te importa volver a sentarte, por favor? Parece que estás a punto de salir corriendo.
Cuando rió, ____(TN) abrió mucho los ojos. Porque conocía esa risa.
—Te has acordado de algo, ¿verdad? —preguntó él inmediatamente.
—Sí. No… no lo sé. Tu risa…
—Solías decir que te gustaba mi risa. Y mi sentido del humor.
____(TN) se lo pensó un momento. Después de Darko, alguien con sentido del humor tenía que haberla atraído. Pero eso no respondía a las preguntas más vitales. Hasta que recuperase la memoria, sólo aquel hombre podía hacerlo.
—Lo que quiero preguntarte es muy importante. Tengo que saberlo.
—¿Qué?
—¿Por qué nos casamos? Quiero decir… me resulta difícil creer que volví a casarme después de Darko, pero parece que así es. La cuestión es… ¿por qué?
Nicholas la miró, pero en sus ojos estaba claro que no quería contestar a esa pregunta.
—Por favor, no digas algo que parezca adecuado sólo porque he perdido la memoria. No quiero mentiras. No estoy buscando vacías palabras de amor. Eso es lo último que deseo. Lo último que quiero es que me digas que me quieres. Darko se pasó todo nuestro matrimonio diciendo cuánto me quería y mostrándome después que no era así. Quiero saber por qué nos casamos. No fue por amor, ¿verdad?
Nicholas se pasó una mano por el pelo, angustiado. ¿Qué podía decirle?
La verdad, seguramente. Pero la verdad ya no era la verdad. Al menos, no por su parte. Porque la quería. La quería tanto, que le dolía el corazón.
Pero ella no quería oír eso. Claramente, le daba miedo el amor. No confiaba en ese sentimiento. No quería arriesgarse.
De modo que se sentó en la cama y le contó la verdad… lo que había sido la verdad hasta aquel día.
Ella escuchó sin decir nada, pero frunciendo el ceño cuando le explicó que su matrimonio había sido un matrimonio de conveniencia, que se habían unido por hacerse compañía y para tener hijos.
Cuando Nicholas le confesó que sabía muy poco sobre su primer matrimonio, ni siquiera el nombre de su marido, el rostro de ____(TN) mostró gran confusión.
—Pero supongo que te dije algo, que te expliqué por qué no quería casarme por amor.
—Me dijiste que tu primer marido había sido el amor de tu vida y que no podrías volver a enamorarte nunca más —contestó Nicholas—. Como yo tuve una experiencia similar, no cuestioné tus razones.
—¿Una experiencia similar? —preguntó ____(TN).
Nicholas le habló de Kristine, pero sin revelar el daño que le había hecho, sus terribles palabras. No parecía apropiado en aquel momento.
Cuando terminó de hablar, se sentía deprimido. Que ____(TN) no pudiera amarlo le parecía terrible porque significaba que su capacidad de amar había sido irremisiblemente dañada. Aunque lo recordase, su corazón nunca sería suyo.
De repente, no pudo soportarlo más. Estaba cansado, agotado, hundido.
Cuando se incorporó, hizo una mueca de dolor.
—¿Qué te pasa?
Para Nicholas, la preocupación que había en su voz era frustrante. Él no quería su preocupación, quería su amor, su pasión.
—Me duele todo, la verdad —admitió bruscamente—. Pero se me pasará en cuanto me dé un baño caliente. Mira, tengo que ir a buscar al médico y luego me iré a casa. Pero volveré por la mañana.
Quizá para entonces, ____(TN) lo recordaría.
—¿Y mi madre? —preguntó ella—. ¿Sigue viva?
Nicholas se quedó sorprendido. La madre de ____(TN) sólo tenía cincuenta y un años. ¿Por qué pensaba que había muerto?
—Está perfectamente. Acaba de comprometerse con un hombre, van a casarse.
____(TN) abrió mucho los ojos.
—¿Con quién?
—Se llama Bob y es profesor de matemáticas en el instituto de Cessnock. Llevan algún tiempo saliendo.
—¿Que mi madre va a casarse otra vez? Dios mío, es increíble.
—Ibas a llamarla esta noche. ¿Quieres que lo haga yo, que le cuente lo que ha pasado?
—¿Estás diciendo que mi madre y yo nos llamamos regularmente? —preguntó ____(TN), incrédula.
—Sí.
—No me lo puedo creer…
—La llamaré para que venga a verte.
—No, por favor, no hagas eso. No quiero verla ahora… necesito estar sola, tengo que pensar, tengo que recordar.
—Pero se sentirá dolida si le digo que no quieres que venga.
—¿Dolida? Lo dudo.
—Estás viviendo en el pasado, ____(TN) —suspiró Nicholas. A él le caía muy bien Judy, de modo que no entendía esa negativa—. No sé lo que pasó entre vosotras, pero ahora os lleváis muy bien. Y querrá estar contigo en este momento.
De nuevo, ____(TN) negó con la cabeza.
—Sé que lo que dices debe ser verdad porque no tienes ninguna razón para mentir. Pero no quiero verla en este momento… no pienso verla.
—Muy bien, intentaré explicárselo. Y ahora, de verdad tengo que irme a buscar al médico.
—Y luego debes irte a casa —dijo ella—. Pareces muy cansado.
Nicholas sonrió.
—Ahora hablas como una esposa.
____(TN) sonrió también.
—Sí, es verdad.
Sus ojos se encontraron, los de ____(TN) con una expresión ansiosa.
—¿Soy una buena esposa, Nicholas?
—La mejor —contestó él, con un nudo en la garganta.
—Me resulta difícil de creer. Todo me resulta increíble.
—Pues créelo —dijo Nicholas, con los dientes apretados.
—Supongo que es fácil ser una buena esposa con un hombre como tú. Eres muy paciente, muy amable.
El contuvo una risotada. ¿Paciente? Ser paciente no era precisamente lo suyo.
Y en cuanto a ser amable… la gente solía decir que era amable y generoso, pero esas eran virtudes superficiales cuando uno es rico y tiene éxito en la vida.
Nicholas jugó momentáneamente con la idea de hacerle más promesas a Dios a cambio de que ____(TN) recuperase la memoria. Si volvía a ser la persona que había sido antes del accidente, al menos podría expresarle su amor en la cama. Y fuera de la cama.
Eso era mejor que nada.
Pero si no lo recordaba nunca… Nicholas temía no poder volver a tocarla. Aún no sabía todo lo que aquel bastardo de Darko le había hecho, pero sabía que no podía ser nada bueno.
Claramente, Darko Malinowski le había hecho mucho daño. Y, seguramente, sus relaciones sexuales se habían visto afectadas por esa relación.
Nicholas entendía ahora por qué ____(TN) se había portado como lo hizo durante los primeros meses de su matrimonio. Temía expresarse libremente. Temía ser ella misma, una mujer apasionada y sensual.
Hablar con el psiquiatra le vendría bien.
—Voy a buscar al doctor Beckham —anunció firmemente antes de salir de la habitación.
Bueno, os dejo un caap :)
Capítulo 8
____(TN) recuperó la conciencia poco a poco, parpadeando varias veces antes de abrir los ojos. No recordaba dónde estaba ni por qué estaba allí.
—Has tenido un accidente de coche y has perdido la memoria —se dijo a sí misma cuando por fin recordó al tocarse la cabeza.
Tenía un chichón enorme, pero no le dolía demasiado.
—Darko está muerto —murmuró, atónita.
Pero también lo estaba su hijo. Su precioso hijo, al que tanto había deseado.
Todo eso ocurrió cinco años antes, le habían dicho, pero para ella era como si hubiera ocurrido el día anterior. Sentía el mismo dolor, la misma angustia, y… en ese momento, por el rabillo del ojo, vio un par de vaqueros.
Cuando se percató de que el hombre estaba dormido en la silla, dejó escapar un suspiro de alivio.
Nicholas Jonas había dicho que se llamaba. Su marido. Su segundo marido.
Era imposible, pensó. No podía haber vuelto a casarse.
Pero no había ninguna razón para que aquel hombre le mintiera. Ninguna razón para que se hubiera quedado con ella toda la noche.
Era increíblemente guapo, con las facciones de un modelo o una estrella de cine. Su pelo era rubio, un poco largo. Sus ojos eran azules, lo recordaba de la noche anterior. Y tenía un cuerpo fabuloso. Lo que podía ver: hombros anchos, piernas largas, nada de grasa visible.
Era un hombre sexy, de facciones clásicas que podría gustarle a cualquier mujer.
Pero no a ella.
Después de lo que había pasado con Darko, ____(TN) sabía que no volvería a enamorarse. Ni a casarse de nuevo.
A menos que…
Su corazón se encogió. ¿Era ésa la repuesta al rompecabezas? ¿Se habría casado para tener otro hijo?
De nuevo, su reacción fue de rechazo. ¿Cómo se había arriesgado a poner su vida en manos de otro hombre? Era increíble. Si quería un hijo, podría haberlo tenido de otra forma. Por inseminación artificial, por ejemplo. O pidiéndole a un amigo que fuera donante de esperma…
Ese último pensamiento casi la hizo reír. ¿Un amigo? Ella no tenía amigos.
Al menos, no los había tenido cinco años antes, cuando vivía con Darko Malinowski.
____(TN) frunció el ceño, intentando recordar…
Cinco años era mucho tiempo. ¿Quién sabía en qué clase de persona se había convertido en cinco años?
Intento imaginarse a sí misma casada con el hombre que dormía en la silla. Pero aunque era un hombre muy atractivo, la idea de que se acostara con él le parecía imposible. Sin embargo, debía hacerlo, ya que era su esposa.
¿Disfrutaría con él?, empezó a preguntarse.
Se le encogió el estómago al pensarlo. Hubo un tiempo en el que disfrutaba del sexo. Pero Darko había puesto fin a eso.
¿Habría vuelto a encontrar placer en el cuerpo de un hombre?
¿Se habría casado por amor, quizá?
De nuevo, ____(TN) se negaba a admitir esa posibilidad.
Darko la había ganado con amor, la clase de amor que ella no sabía que un hombre podía ofrecer. Pero ese amor era un engaño y ella había sido una tonta. Como una cría inexperta, se convenció de que sus atenciones y constantes regalos eran una muestra de cariño.
Ella no tenía experiencia con ese tipo de obsesiones, de modo que no había podido reconocer los síntomas. Pensó que esperar hasta la boda para acostarse con su prometido haría que su noche de boda fuera increíblemente romántica. No imaginó qué él se sentiría asqueado al comprobar que no era virgen… o que se sentiría amenazado al ver que ella disfrutaba con el sexo.
Su matrimonio había empezado a ir mal mucho antes de que terminase la luna de miel. Pero para entonces, ____(TN) se sentía atrapada. Atrapada por su amor por él. Aunque ese amor, al final, se convirtió en pánico.
No, decidió amargamente. No se habría casado con aquel hombre por amor.
Entonces, ¿por qué se había convertido en la señora Jonas?
La respuesta era un completo misterio para ella.
Cuando lo miraba, no recordaba nada en absoluto. Nada.
—Nicholas —murmuró, no para despertarlo sino para probar cómo sonaba su nombre.
Él se incorporó de un salto, abriendo los ojos.
—¿Te encuentras bien? —preguntó, ansioso—. En fin, ya sé que es una pregunta tonta. No te encuentras bien… ¿cómo vas a encontrarte bien? Voy a buscar a la enfermera.
Nicholas se levantó, pero ella lo detuvo.
—No, no llames a la enfermera. Aún no.
—¿Estás segura?
—Sí —contestó ____(TN), absolutamente segura.
Pero la ____(TN) de veinticinco años no había estado segura de nada. No tenía voluntad, estaba asustada, insegura…
La decisión que había notado en su voz era la de una mujer de treinta años, una mujer a la que ella no podía recordar.
—¿Te acuerdas de algo? —preguntó él.
—Desgraciadamente, no. Pero puedo sentir una diferencia en mí, no sé cómo explicarlo. Ahora me encuentro más calmada. Quiero decir… intuyo que ya no soy la criatura desesperada que se tiró de un coche hace cinco años.
—Me alegro —dijo Nicholas, apretando su mano—. Pero tengo que ir a buscar al médico. Quería verte en cuanto despertaras.
—¿Qué médico?
—El doctor Beckham, el jefe de psiquiatría. Es un buen hombre. También han llamado a un neurólogo, el doctor Jenkins. Pero no llegará hasta la tarde, creo.
____(TN) sacudió la cabeza.
—Un psiquiatra y un neurólogo. Debo de estar mal.
—Pues a mí me parece que estás muy bien —sonrió él—. Siempre me lo ha parecido.
____(TN) parpadeó, sorprendida por el cumplido… y sorprendida también por la reacción que había provocado en ella. Su mente no recordaba a Nicholas Jonas pero su cuerpo, aparentemente, sí.
Y eso la hizo sentir un gran alivio. Eso significaba que aquel hombre le gustaba, al menos.
—Quiero preguntarte algo.
—Lo que sea.
—¿Te importa volver a sentarte, por favor? Parece que estás a punto de salir corriendo.
Cuando rió, ____(TN) abrió mucho los ojos. Porque conocía esa risa.
—Te has acordado de algo, ¿verdad? —preguntó él inmediatamente.
—Sí. No… no lo sé. Tu risa…
—Solías decir que te gustaba mi risa. Y mi sentido del humor.
____(TN) se lo pensó un momento. Después de Darko, alguien con sentido del humor tenía que haberla atraído. Pero eso no respondía a las preguntas más vitales. Hasta que recuperase la memoria, sólo aquel hombre podía hacerlo.
—Lo que quiero preguntarte es muy importante. Tengo que saberlo.
—¿Qué?
—¿Por qué nos casamos? Quiero decir… me resulta difícil creer que volví a casarme después de Darko, pero parece que así es. La cuestión es… ¿por qué?
Nicholas la miró, pero en sus ojos estaba claro que no quería contestar a esa pregunta.
—Por favor, no digas algo que parezca adecuado sólo porque he perdido la memoria. No quiero mentiras. No estoy buscando vacías palabras de amor. Eso es lo último que deseo. Lo último que quiero es que me digas que me quieres. Darko se pasó todo nuestro matrimonio diciendo cuánto me quería y mostrándome después que no era así. Quiero saber por qué nos casamos. No fue por amor, ¿verdad?
Nicholas se pasó una mano por el pelo, angustiado. ¿Qué podía decirle?
La verdad, seguramente. Pero la verdad ya no era la verdad. Al menos, no por su parte. Porque la quería. La quería tanto, que le dolía el corazón.
Pero ella no quería oír eso. Claramente, le daba miedo el amor. No confiaba en ese sentimiento. No quería arriesgarse.
De modo que se sentó en la cama y le contó la verdad… lo que había sido la verdad hasta aquel día.
Ella escuchó sin decir nada, pero frunciendo el ceño cuando le explicó que su matrimonio había sido un matrimonio de conveniencia, que se habían unido por hacerse compañía y para tener hijos.
Cuando Nicholas le confesó que sabía muy poco sobre su primer matrimonio, ni siquiera el nombre de su marido, el rostro de ____(TN) mostró gran confusión.
—Pero supongo que te dije algo, que te expliqué por qué no quería casarme por amor.
—Me dijiste que tu primer marido había sido el amor de tu vida y que no podrías volver a enamorarte nunca más —contestó Nicholas—. Como yo tuve una experiencia similar, no cuestioné tus razones.
—¿Una experiencia similar? —preguntó ____(TN).
Nicholas le habló de Kristine, pero sin revelar el daño que le había hecho, sus terribles palabras. No parecía apropiado en aquel momento.
Cuando terminó de hablar, se sentía deprimido. Que ____(TN) no pudiera amarlo le parecía terrible porque significaba que su capacidad de amar había sido irremisiblemente dañada. Aunque lo recordase, su corazón nunca sería suyo.
De repente, no pudo soportarlo más. Estaba cansado, agotado, hundido.
Cuando se incorporó, hizo una mueca de dolor.
—¿Qué te pasa?
Para Nicholas, la preocupación que había en su voz era frustrante. Él no quería su preocupación, quería su amor, su pasión.
—Me duele todo, la verdad —admitió bruscamente—. Pero se me pasará en cuanto me dé un baño caliente. Mira, tengo que ir a buscar al médico y luego me iré a casa. Pero volveré por la mañana.
Quizá para entonces, ____(TN) lo recordaría.
—¿Y mi madre? —preguntó ella—. ¿Sigue viva?
Nicholas se quedó sorprendido. La madre de ____(TN) sólo tenía cincuenta y un años. ¿Por qué pensaba que había muerto?
—Está perfectamente. Acaba de comprometerse con un hombre, van a casarse.
____(TN) abrió mucho los ojos.
—¿Con quién?
—Se llama Bob y es profesor de matemáticas en el instituto de Cessnock. Llevan algún tiempo saliendo.
—¿Que mi madre va a casarse otra vez? Dios mío, es increíble.
—Ibas a llamarla esta noche. ¿Quieres que lo haga yo, que le cuente lo que ha pasado?
—¿Estás diciendo que mi madre y yo nos llamamos regularmente? —preguntó ____(TN), incrédula.
—Sí.
—No me lo puedo creer…
—La llamaré para que venga a verte.
—No, por favor, no hagas eso. No quiero verla ahora… necesito estar sola, tengo que pensar, tengo que recordar.
—Pero se sentirá dolida si le digo que no quieres que venga.
—¿Dolida? Lo dudo.
—Estás viviendo en el pasado, ____(TN) —suspiró Nicholas. A él le caía muy bien Judy, de modo que no entendía esa negativa—. No sé lo que pasó entre vosotras, pero ahora os lleváis muy bien. Y querrá estar contigo en este momento.
De nuevo, ____(TN) negó con la cabeza.
—Sé que lo que dices debe ser verdad porque no tienes ninguna razón para mentir. Pero no quiero verla en este momento… no pienso verla.
—Muy bien, intentaré explicárselo. Y ahora, de verdad tengo que irme a buscar al médico.
—Y luego debes irte a casa —dijo ella—. Pareces muy cansado.
Nicholas sonrió.
—Ahora hablas como una esposa.
____(TN) sonrió también.
—Sí, es verdad.
Sus ojos se encontraron, los de ____(TN) con una expresión ansiosa.
—¿Soy una buena esposa, Nicholas?
—La mejor —contestó él, con un nudo en la garganta.
—Me resulta difícil de creer. Todo me resulta increíble.
—Pues créelo —dijo Nicholas, con los dientes apretados.
—Supongo que es fácil ser una buena esposa con un hombre como tú. Eres muy paciente, muy amable.
El contuvo una risotada. ¿Paciente? Ser paciente no era precisamente lo suyo.
Y en cuanto a ser amable… la gente solía decir que era amable y generoso, pero esas eran virtudes superficiales cuando uno es rico y tiene éxito en la vida.
Nicholas jugó momentáneamente con la idea de hacerle más promesas a Dios a cambio de que ____(TN) recuperase la memoria. Si volvía a ser la persona que había sido antes del accidente, al menos podría expresarle su amor en la cama. Y fuera de la cama.
Eso era mejor que nada.
Pero si no lo recordaba nunca… Nicholas temía no poder volver a tocarla. Aún no sabía todo lo que aquel bastardo de Darko le había hecho, pero sabía que no podía ser nada bueno.
Claramente, Darko Malinowski le había hecho mucho daño. Y, seguramente, sus relaciones sexuales se habían visto afectadas por esa relación.
Nicholas entendía ahora por qué ____(TN) se había portado como lo hizo durante los primeros meses de su matrimonio. Temía expresarse libremente. Temía ser ella misma, una mujer apasionada y sensual.
Hablar con el psiquiatra le vendría bien.
—Voy a buscar al doctor Beckham —anunció firmemente antes de salir de la habitación.
TeamJonas2
Re: Sin recuerdos- Adaptacion- Nick y tu- Terminada
Pobre Nick!Dios, quien no se puede enamorar de el? Es tan dhjakdjhasodhnwkl!jajajja
Bueno, me encanta la nove y espero que la sigas pronto!Besos
Bueno, me encanta la nove y espero que la sigas pronto!Besos
Sunny
Re: Sin recuerdos- Adaptacion- Nick y tu- Terminada
POBRRRREE DE LOS DOOOSSSS!!!
PERO NICK SE DIO CUENTA QUE LA AAMAAAAA!!!
AAAIII QUE PASARA AHORAAAAAA¡?????
SIGUELA PORFIIS
PERO NICK SE DIO CUENTA QUE LA AAMAAAAA!!!
AAAIII QUE PASARA AHORAAAAAA¡?????
SIGUELA PORFIIS
chelis
Re: Sin recuerdos- Adaptacion- Nick y tu- Terminada
Hola! Primero de todo, Luciana, estoy de acuerdo contigo, Nick es tan alkhsfalphs *-* jajajaja
Bueno, que tal estais? Aqui en España ahora hace un calor horrible, que ganas de meterme al agua D:
Os dejo otro capitulo, a ver que os parece, un beso!
Capítulo 9
—¡Qué día tan bonito! —sonrió ______(TN).
¿Un día bonito?
Sí, bueno, pensó Nicholas, entristecido. Hacía buen tiempo, pero nada más.
Era miércoles por la mañana, tres días después del accidente. Llevaba a ______(TN) a casa y ella seguía sin recordar nada de los últimos cinco años.
Físicamente estaba bien, la hinchazón en la cabeza había desaparecido y un escáner el día anterior reveló que no había ningún daño interno.
El doctor Jenkins, y el doctor Beckham también, habían llegado a la conclusión de que la pérdida de memoria era algo psicológico. El accidente de coche la había devuelto momentáneamente al accidente anterior, un momento de severo trauma físico y emocional.
Como defensa, había olvidado todo lo que pasó después. Aunque, en opinión de Nicholas, debería haber olvidado todo lo que pasó antes.
Pero la mente, por lo visto, hacía esas jugarretas.
Los médicos creían que recuperaría la memoria con el tiempo, especialmente cuando estuviera en casa, rodeada de sus cosas, de sus amistades.
Nicholas lo esperaba también. Vivir con una mujer que no lo recordaba no iba a ser fácil. De momento, él había decidido dormir en otra habitación durante un tiempo, para darle espacio y privacidad, para que empezase a acostumbrarse a su nueva vida.
Sabía lo que le había hecho su primer marido. La madre de ______(TN) se lo había contado cuando la llamó el domingo por la noche.
Darko Malinowski era un refugiado extranjero. Un huérfano, cuya familia había sido masacrada en su país, que se había convertido en un hombre oscuro, raro. Extremadamente guapo y alto, estaba estudiando ingeniería en la universidad de Sidney y conducía un taxi para ganarse la vida cuando conoció a ______(TN) y se enamoró de ella.
Le regalaba cosas continuamente, le escribía poesías y la trataba como a una princesa. ______(TN) no había podido resistirse, seguramente porque aquel nombre era todo lo contrario de lo que había sido su padre.
Judy le había confesado que su marido, el padre de ______(TN), fue un canalla, un maltratador al que no le importaba nada su familia. ______(TN) nunca entendió por qué no lo dejaba. Que Judy soportara ese trato fue la razón por la que madre e hija habían dejado de hablarse.
No se reconciliaron hasta que Darko murió y ______(TN) volvió a Cessnock, destrozada después de perder a su hijo. Para entonces entendía mucho mejor que no hubiera dejado a su padre… aunque le dolía inmensamente.
Judy le explicó por teléfono que Darko era un hombre posesivo y celoso. Había destrozado la vida de ______(TN), siguiéndola, montando escenas si quería salir sola o con sus amigas. Cuando ______(TN) intentó desafiarlo un viernes por la noche, él la ató a una silla durante todo el fin de semana.
Nicholas se quedó helado al oír aquello… más al recordar que él había sugerido atarla una noche.
Ahora entendía que hubiera rechazado la idea de tal forma y juró no volver a sacar el tema. Y juró también no hacer nada que la recordase a su primer marido.
—Era un enfermo —siguió Judy—. Pero físicamente era muy fuerte. ______(TN) me contó que vivía aterrorizada. Cuando se quedó embarazada, pensó que Darko empezaría a portarse de forma normal, que se alegraría. Pero no fue así. La acusó de tener una aventura con otro hombre… estaba convencido de que el niño no era suyo. Y cuando amenazó con matarlos en el coche, ______(TN) supo que lo decía de verdad. El siempre cumplía sus amenazas. De modo que, para intentar salvar a su hijo, saltó del coche en marcha…
Nicholas volvió a mirar a ______(TN) y se preguntó si tendría miedo de ir en el coche con él. Después de todo, era un desconocido para ella y quizá eso despertaba recuerdos…
______(TN) había dudado antes de meterse en el BMW. Nicholas le dijo que era un coche alquilado porque, normalmente, conducía un Mercedes descapotable y ella hizo un gesto de sorpresa.
Hasta entonces no habían hablado de lo que él hacía para ganarse la vida o cuánto dinero tenía en el banco, de modo que la sorpresa era razonable. No imaginó ni por un momento que ______(TN) tuviera miedo.
Pero ahora que la miraba… estaba muy quieta, con las manos apretadas en el regazo. Estaba pálida, pero eso podría ser porque no iba maquillada. Llevaba ropa limpia que él le había llevado de casa… Aunque ______(TN) protestó al ver el conjunto de ropa interior. Según ella, era demasiado sexy.
Nicholas se regañó a sí mismo cuando una imagen de ______(TN) vestida con aquel conjunto apareció en su mente.
Era lo último que deseaba pensar, especialmente ahora que no podían hacer el amor. Ni siquiera se atrevía a besarla.
Pero la imagen se negaba a desaparecer de su cabeza. Ni el deseo que iba con ella.
Nicholas dejó escapar un suspiro. La vida se había vuelto muy complicada.
Cuando ______(TN) oyó el suspiro, volvió la cabeza.
Pobre hombre, pensó. Debía de ser terrible para él estar pasando por aquella situación.
Aunque, desde luego, no tenía pinta de pobre hombre. Nicholas llevaba un traje de chaqueta de color gris que parecía de diseño italiano. La camisa era azul, la corbata dorada. Como el reloj. Un Rolex de oro.
Nicholas Jonas no era un diamante en bruto. Conducía coches caros y vestía como un príncipe…
Claramente, se había casado con un hombre adinerado.
¿Era ésa la razón? ¿Se habría casado con él buscando seguridad económica?, se preguntó. ¿Se habría convertido en una mercenaria?
Mientras estaba casada con Darko nunca tuvieron mucho dinero. Darko dejó la universidad después de casarse. Según él, podía ganar más conduciendo el taxi todo el día, pero ______(TN) sospechaba que pasaba la mitad del tiempo siguiéndola.
Ella, con su título de Turismo bajo el brazo, tenía un buen trabajo en un hotel como Relaciones Públicas, pero un año después de su matrimonio Darko le exigió que le entregase todo el salario para que él lo distribuyera.
Y, como una tonta, ella aceptó. Luego, cuando le exigió que dejara de trabajar para quedarse en casa y ser una «buena esposa», ______(TN) no puso objeciones. Para entonces, ya estaba a punto de sufrir un ataque de nervios. Y no sabía a quién recurrir. No se le ocurrió denunciarlo, como debería haber hecho…
—Ya casi hemos llegado —dijo Nicholas entonces, interrumpiendo sus pensamientos.
—¿Vivimos en Balmain? —preguntó ella. Al menos, seguía acordándose de las calles de Sidney.
—Sí, cerca del mar.
Una de las zonas más caras de la ciudad.
Incluso antes de que Nicholas detuviera el BMW delante de una verja de hierro, ______(TN) sabía que no vivirían en un bloque de apartamentos. Pero cuando la verja se abrió y llegaron al final del camino, comprobó que su hogar era una mansión. Una mansión enorme de dos pisos, construida en piedra blanca, con un garaje para tres coches y una elegante fuente de estilo italiano en la entrada.
Estaba claro que Nicholas Jonas era millonario.
—No sabía que fueras tan rico.
—No ha sido fácil —contestó él—. Y puede que no lo sea para siempre. El negocio inmobiliario es muy complejo.
—¿Vendes casas? —preguntó ______(TN).
—Antes sí, ahora soy constructor. Compro parcelas y construyo edificios… rascacielos, bloques de apartamentos. Aunque también construyo zonas residenciales.
—Debes de haber trabajado mucho para conseguir todo esto. ¿Cuántos años tienes? —preguntó ______(TN).
—Treinta y seis, a punto de cumplir treinta y siete —contestó él—. Y sí, he trabajado mucho. Y eso me recuerda que debo ir a la oficina, por cierto. Hay algunas cosas urgentes que debo resolver de inmediato. Espero que no te importe.
—No, claro.
—Además, he pensado que querrías estar sola un rato. Por supuesto, antes te enseñaré la casa. Supongo que no te acordarás de dónde está todo.
—No, no hace falta, de verdad. El doctor Jenkins dijo que debía intentar recordar por mí misma.
—¿Te acuerdas de tu coche? —preguntó Nicholas, señalando un Lexus plateado.
Ella miró el deportivo con cara de sorpresa.
—No, no me acuerdo.
—Llevas las llaves en el bolsillito del bolso. El que tienes a tus pies.
______(TN) tomó el bolso de piel marrón… el carísimo bolso de piel marrón y allí, en uno de los bolsillitos, estaba la llave, junto con un móvil de última generación.
Además, había un frasco de perfume, Pleasures de Estee Lauder, y pastillas de menta. No había mucho dinero en efectivo, pero sí varias tarjetas de crédito. Algunas de platino o de oro.
—¿Trabajo fuera de casa? —preguntó.
—Trabajabas como Relaciones Públicas en el hotel Regency cuando te conocí. Pero dejaste de trabajar cuando nos casamos.
—O sea, que soy una rica aburrida y perezosa —dijo ______(TN) entonces.
—No, en absoluto. Eres un ama de casa y una anfitriona profesional —rió Nicholas.
Un ama de casa y anfitriona profesional. ¿Qué significaba eso?
______(TN) pensó en ello mientras salía del coche. ¿Qué hacía una anfitriona profesional?
Cuando entraron en el enorme vestíbulo de mármol, se le ocurrió pensar que cuidar de una casa como ésa debía requerir un gran esfuerzo. Sólo para limpiar los suelos…
Pero debía tener servicio. Las mujeres ricas siempre tenían gente que limpiaba por ellas.
—¿Recuerdas algo de la casa?
—No, no me acuerdo de nada.
—Ahí están las habitaciones del servicio. Y el cuarto de la plancha.
—¿Tenemos servicio?
—Sí, claro.
—¿Y viven aquí?
—No, en realidad no. Viene una mujer todos los días para hacer la limpieza y sueles contratar una empresa de catering cuando hacemos una fiesta. Pero sólo para las fiestas grandes. Te gusta cocinar cuando recibimos a los amigos.
—¡Menos mal que hago algo!
—Haces muchas cosas, ______(TN). Yo llevo una vida social muy activa y tú eres mi mano derecha.
Eso sonaba más a ayudante personal que a otra cosa. ______(TN) empezó a preguntarse si dormían juntos. Pero no pensaba preguntar. La idea de compartir cama con aquel hombre, aquel… extraño, la turbaba.
Nicholas era un hombre muy guapo, pero no podía imaginarse a sí misma acostándose con él. Ni con ningún otro hombre.
—¿Ves algo que te resulte familiar?
______(TN) miró alrededor. A su izquierda había una escalera que llevaba al segundo piso, donde seguramente estarían las habitaciones. Delante de ella, un amplio escalón separaba el vestíbulo del enorme salón que terminaba en una terraza acristalada.
Detrás de la terraza, a un nivel más bajo, había una enorme piscina con jacuzzi. Y al fondo, un jardín inmenso que llegaba hasta el mar. En la distancia podía ver el puerto…
Frente a la casa, a lo lejos, otra de las zonas residenciales de Sidney, con bloques de apartamentos con vistas casi tan espectaculares como aquélla.
Todo en aquella casa era espectacular: suelos de mármol, muebles de diseño italiano, magníficos cuadros. Sobre su cabeza había una araña de cristal que no habría estado fuera de lugar en un palacio.
Pero para ella nada era familiar y menos el hombre que le hacía la pregunta. Lo único que recordaba sobre él era su risa.
Y quizá eso no era un recuerdo, sino algo nuevo, algo que la atraía. No había estado con un hombre así en muchos años.
—¿Qué crees que hay aquí? —preguntó él, señalando un pasillo.
—Lo siento, no tengo ni idea.
—Mi estudio y la zona para invitados.
—¿Y estas puertas de aquí? ¿Un lavabo y un armario?
—No, dos lavabos, uno para hombres y el otro para mujeres.
—Ah.
Debería haberlo imaginado, pensó ______(TN). No se había casado con un hombre rico, se había casado con un hombre muy rico.
De repente, ______(TN) se sintió agotada. Seguramente era algo físico, pero sospechaba que también tenía que ver con un cansancio psicológico.
—¿Por qué no vuelves a la oficina? —sugirió—. Yo estoy bien, no te preocupes.
—¿Estás segura?
—Completamente. Si quieres saber la verdad, estoy cansada. Puede que me tumbe un rato y… oh, no.
—¿Qué pasa? —preguntó él, alarmado.
—Se me ha olvidado traer las flores que me llevaste al hospital —suspiró ella.
—No te preocupes, te compraré más.
—No tienes por qué.
—Sí tengo por qué. Ése es mi trabajo, hacer que mi esposa sea feliz. Como tú me haces feliz a mí, ______(TN).
Ella lo miró un momento, en silencio.
—¿De verdad somos felices?
—Sí.
—¿En la cama también? —tuvo el coraje de preguntar.
—En la cama también.
______(TN) tragó saliva. No podía creer que hubiera vuelto a encontrar placer con un hombre.
Pero habían pasado cinco años, se recordó a sí misma. Había salido del infierno que vivió con Darko para redescubrir a la chica que fue una vez. Una joven que, a los diecinueve años, había descubierto los placeres del sexo con un hombre mucho mayor que ella.
Una chica emocionada al descubrir su primer orgasmo.
Una chica que no necesitaba estar enamorada para disfrutar haciendo el amor.
Quizá no se hubiera casado con Nicholas Jonas por dinero, sino por una de las razones más primitivas del mundo.
Sexo.
______(TN) no podía creerlo. Aunque esa razón no era más aceptable que casarse por dinero.
¿Y si se había casado con él por ambas razones? Nicholas, además de dinero, tenía un gran atractivo.
—¿En qué estas pensando? —preguntó él.
______(TN) parpadeó.
—Pues… no sé, sigo confusa sobre eso de la agencia de contactos. Dada mi primera experiencia, sigo sin entender por qué volví a casarme.
Nicholas la miró, pensativo.
—Ya veo. Pero quizá tu madre pueda ayudarte. ¿Por qué no la llamas?
—No —contestó ______(TN) inmediatamente—. No quiero hablar con mi madre. Todavía no.
—Entonces quizá deberías hablar con Natalie.
—¿Quién?
—Natalie Fairlane, la directora de Se buscan esposas. ¿Quieres que la llame? Ella podría explicártelo todo.
—Sí…
—Pero hoy no, hoy pareces cansada. Puedes preguntarle a Natalie todo lo que quieras. Supongo que te entrevistó para entrar en la base de datos de la agencia y hablar con ella podría despertar recuerdos..
—Sí, supongo que es buena idea —dijo ______(TN), aunque no estaba segura de querer descubrir en qué clase de mujer se había convertido.
Por lo que Nicholas le había contado, parecía una mercenaria que se había casado para ver qué podía sacar del matrimonio. Nicholas había dicho que disfrutaban en la cama, pero ¿y si fingía disfrutar para vivir como una reina?
—La llamaré en cuanto llegue a la oficina.
—Gracias.
—De nada —dijo él, con una de esas sonrisas suyas.
Era comprensible que tuviera tanto éxito con esa sonrisa tan bonita, pensó ______(TN). Uno querría hacer cualquier cosa por él…
Cualquier cosa, menos eso, pensó luego.
No valía de nada. Cuando miraba a su marido, veía a un hombre muy atractivo, pero no quería acostarse con él. Pensar que Nicholas podría esperar que durmieran juntos esa noche la hizo sentir pánico.
—Una cosa antes de que te vayas.
—¿Sí?
—Sobre esta noche… yo no quiero que…
—No pasa nada, ______(TN) —la interrumpió él—. He colocado mis cosas en otra habitación. Esperaremos hasta que recuperes la memoria.
—Pero… ¿y si no la recupero nunca?
La expresión de Nicholas se volvió muy seria.
—Los médicos han dicho que vas a recuperarla.
—¿Cuándo? ¿Mañana, el año que viene, en diez años?
______(TN) no podía imaginar a un hombre como Nicholas Jonas esperando tanto tiempo para acostarse con su esposa. Darko no podía estar un solo día sin sexo. La obligaba a mantener relaciones con él y, cuando ella ponía objeciones, le decía que en el matrimonio no existía la violación. Una esposa era propiedad de su marido y él podía hacer con ella lo que quisiera y cuando quisiera.
—Pronto —dijo Nicholas, optimista—. Ahora tengo que irme. No olvides comer algo. Hay mucha comida en la cocina.
______(TN) tuvo que sonreír. Era un hombre muy considerado. Tan diferente a Darko… Fueran las que fueran las razones para haberse casado con Nicholas Jonas, había elegido bien.
—No me olvidaré —dijo, tocando el brazo de su marido—. No te preocupes por mí.
Nicholas la miró a los ojos. Durante un segundo, ______(TN) habría podido jurar que veía un gran tormento en ellos. Pero luego sonrió y le dio un golpecito en la mano, como si no pasara nada.
—Eso es lo que dices siempre.
—¿Ah, sí?
—Sí. Eres una mujer muy independiente.
—¿De verdad? —murmuró ______(TN). Eso la asombraba.
—Sí. Confía en mí.
Confiar en él…
No quería admitir que le parecía imposible confiar en otro hombre.
Pero debía haberlo hecho. Y, curiosamente, le gustaba esa sensación.
—Lo siento mucho —dijo, apartando la mano.
—¿Por qué?
«Por haberte olvidado», le habría gustado decir.
—Por causarte tantos problemas. Debe de ser muy desagradable que tu mujer se olvide de ti.
Nicholas rió. No era un sonido particularmente alegre, pero sí consolador.
—Desde luego que sí.
—¿A qué hora volverás?
Él miró su reloj.
—Son las once… supongo que alrededor de las seis.
—¿Quieres que haga la cena? ¿Eso es lo que suelo hacer?
—Normalmente sí. Aunque también cenamos fuera a menudo. Mira, ¿qué tal si traigo algo de comida? Pareces cansada. ¿Qué te apetece, comida china, tailandesa, italiana?
______(TN) sonrió.
—Dímelo tú. ¿Qué me gusta?
De nuevo, vio aquel brillo en sus ojos. Pero ya no era de tormento, sino algo excitante. Algo casi… perverso.
¿Qué le gustaba a la nueva ______(TN)?
No podía ser nada sexual. Imposible. Le había gustado hacer el amor una vez, cuando era más joven. Pero era difícil que te gustara cuando tu marido te obligaba a hacerlo tirándote del pelo y llamándote «puta».
—Te sorprenderé —dijo Nicholas—. Si quieres llamarme por teléfono, mi número es el primero en la agenda de tu móvil. Y ahora, de verdad tengo que irme, ______(TN).
Luego se inclinó para darle un beso en la mejilla. Fue un beso ligero, pero consiguió que el corazón de ______(TN) se acelerase, que se le pusiera la piel de gallina.
—Nos vemos a las seis —dijo Nicholas, antes de desaparecer.
______(TN) levantó la mano para tocar su cara. Una cosa era segura. Su mente no recordaba a su marido, pero su cuerpo empezaba a hacerlo.
Bueno, que tal estais? Aqui en España ahora hace un calor horrible, que ganas de meterme al agua D:
Os dejo otro capitulo, a ver que os parece, un beso!
Capítulo 9
—¡Qué día tan bonito! —sonrió ______(TN).
¿Un día bonito?
Sí, bueno, pensó Nicholas, entristecido. Hacía buen tiempo, pero nada más.
Era miércoles por la mañana, tres días después del accidente. Llevaba a ______(TN) a casa y ella seguía sin recordar nada de los últimos cinco años.
Físicamente estaba bien, la hinchazón en la cabeza había desaparecido y un escáner el día anterior reveló que no había ningún daño interno.
El doctor Jenkins, y el doctor Beckham también, habían llegado a la conclusión de que la pérdida de memoria era algo psicológico. El accidente de coche la había devuelto momentáneamente al accidente anterior, un momento de severo trauma físico y emocional.
Como defensa, había olvidado todo lo que pasó después. Aunque, en opinión de Nicholas, debería haber olvidado todo lo que pasó antes.
Pero la mente, por lo visto, hacía esas jugarretas.
Los médicos creían que recuperaría la memoria con el tiempo, especialmente cuando estuviera en casa, rodeada de sus cosas, de sus amistades.
Nicholas lo esperaba también. Vivir con una mujer que no lo recordaba no iba a ser fácil. De momento, él había decidido dormir en otra habitación durante un tiempo, para darle espacio y privacidad, para que empezase a acostumbrarse a su nueva vida.
Sabía lo que le había hecho su primer marido. La madre de ______(TN) se lo había contado cuando la llamó el domingo por la noche.
Darko Malinowski era un refugiado extranjero. Un huérfano, cuya familia había sido masacrada en su país, que se había convertido en un hombre oscuro, raro. Extremadamente guapo y alto, estaba estudiando ingeniería en la universidad de Sidney y conducía un taxi para ganarse la vida cuando conoció a ______(TN) y se enamoró de ella.
Le regalaba cosas continuamente, le escribía poesías y la trataba como a una princesa. ______(TN) no había podido resistirse, seguramente porque aquel nombre era todo lo contrario de lo que había sido su padre.
Judy le había confesado que su marido, el padre de ______(TN), fue un canalla, un maltratador al que no le importaba nada su familia. ______(TN) nunca entendió por qué no lo dejaba. Que Judy soportara ese trato fue la razón por la que madre e hija habían dejado de hablarse.
No se reconciliaron hasta que Darko murió y ______(TN) volvió a Cessnock, destrozada después de perder a su hijo. Para entonces entendía mucho mejor que no hubiera dejado a su padre… aunque le dolía inmensamente.
Judy le explicó por teléfono que Darko era un hombre posesivo y celoso. Había destrozado la vida de ______(TN), siguiéndola, montando escenas si quería salir sola o con sus amigas. Cuando ______(TN) intentó desafiarlo un viernes por la noche, él la ató a una silla durante todo el fin de semana.
Nicholas se quedó helado al oír aquello… más al recordar que él había sugerido atarla una noche.
Ahora entendía que hubiera rechazado la idea de tal forma y juró no volver a sacar el tema. Y juró también no hacer nada que la recordase a su primer marido.
—Era un enfermo —siguió Judy—. Pero físicamente era muy fuerte. ______(TN) me contó que vivía aterrorizada. Cuando se quedó embarazada, pensó que Darko empezaría a portarse de forma normal, que se alegraría. Pero no fue así. La acusó de tener una aventura con otro hombre… estaba convencido de que el niño no era suyo. Y cuando amenazó con matarlos en el coche, ______(TN) supo que lo decía de verdad. El siempre cumplía sus amenazas. De modo que, para intentar salvar a su hijo, saltó del coche en marcha…
Nicholas volvió a mirar a ______(TN) y se preguntó si tendría miedo de ir en el coche con él. Después de todo, era un desconocido para ella y quizá eso despertaba recuerdos…
______(TN) había dudado antes de meterse en el BMW. Nicholas le dijo que era un coche alquilado porque, normalmente, conducía un Mercedes descapotable y ella hizo un gesto de sorpresa.
Hasta entonces no habían hablado de lo que él hacía para ganarse la vida o cuánto dinero tenía en el banco, de modo que la sorpresa era razonable. No imaginó ni por un momento que ______(TN) tuviera miedo.
Pero ahora que la miraba… estaba muy quieta, con las manos apretadas en el regazo. Estaba pálida, pero eso podría ser porque no iba maquillada. Llevaba ropa limpia que él le había llevado de casa… Aunque ______(TN) protestó al ver el conjunto de ropa interior. Según ella, era demasiado sexy.
Nicholas se regañó a sí mismo cuando una imagen de ______(TN) vestida con aquel conjunto apareció en su mente.
Era lo último que deseaba pensar, especialmente ahora que no podían hacer el amor. Ni siquiera se atrevía a besarla.
Pero la imagen se negaba a desaparecer de su cabeza. Ni el deseo que iba con ella.
Nicholas dejó escapar un suspiro. La vida se había vuelto muy complicada.
Cuando ______(TN) oyó el suspiro, volvió la cabeza.
Pobre hombre, pensó. Debía de ser terrible para él estar pasando por aquella situación.
Aunque, desde luego, no tenía pinta de pobre hombre. Nicholas llevaba un traje de chaqueta de color gris que parecía de diseño italiano. La camisa era azul, la corbata dorada. Como el reloj. Un Rolex de oro.
Nicholas Jonas no era un diamante en bruto. Conducía coches caros y vestía como un príncipe…
Claramente, se había casado con un hombre adinerado.
¿Era ésa la razón? ¿Se habría casado con él buscando seguridad económica?, se preguntó. ¿Se habría convertido en una mercenaria?
Mientras estaba casada con Darko nunca tuvieron mucho dinero. Darko dejó la universidad después de casarse. Según él, podía ganar más conduciendo el taxi todo el día, pero ______(TN) sospechaba que pasaba la mitad del tiempo siguiéndola.
Ella, con su título de Turismo bajo el brazo, tenía un buen trabajo en un hotel como Relaciones Públicas, pero un año después de su matrimonio Darko le exigió que le entregase todo el salario para que él lo distribuyera.
Y, como una tonta, ella aceptó. Luego, cuando le exigió que dejara de trabajar para quedarse en casa y ser una «buena esposa», ______(TN) no puso objeciones. Para entonces, ya estaba a punto de sufrir un ataque de nervios. Y no sabía a quién recurrir. No se le ocurrió denunciarlo, como debería haber hecho…
—Ya casi hemos llegado —dijo Nicholas entonces, interrumpiendo sus pensamientos.
—¿Vivimos en Balmain? —preguntó ella. Al menos, seguía acordándose de las calles de Sidney.
—Sí, cerca del mar.
Una de las zonas más caras de la ciudad.
Incluso antes de que Nicholas detuviera el BMW delante de una verja de hierro, ______(TN) sabía que no vivirían en un bloque de apartamentos. Pero cuando la verja se abrió y llegaron al final del camino, comprobó que su hogar era una mansión. Una mansión enorme de dos pisos, construida en piedra blanca, con un garaje para tres coches y una elegante fuente de estilo italiano en la entrada.
Estaba claro que Nicholas Jonas era millonario.
—No sabía que fueras tan rico.
—No ha sido fácil —contestó él—. Y puede que no lo sea para siempre. El negocio inmobiliario es muy complejo.
—¿Vendes casas? —preguntó ______(TN).
—Antes sí, ahora soy constructor. Compro parcelas y construyo edificios… rascacielos, bloques de apartamentos. Aunque también construyo zonas residenciales.
—Debes de haber trabajado mucho para conseguir todo esto. ¿Cuántos años tienes? —preguntó ______(TN).
—Treinta y seis, a punto de cumplir treinta y siete —contestó él—. Y sí, he trabajado mucho. Y eso me recuerda que debo ir a la oficina, por cierto. Hay algunas cosas urgentes que debo resolver de inmediato. Espero que no te importe.
—No, claro.
—Además, he pensado que querrías estar sola un rato. Por supuesto, antes te enseñaré la casa. Supongo que no te acordarás de dónde está todo.
—No, no hace falta, de verdad. El doctor Jenkins dijo que debía intentar recordar por mí misma.
—¿Te acuerdas de tu coche? —preguntó Nicholas, señalando un Lexus plateado.
Ella miró el deportivo con cara de sorpresa.
—No, no me acuerdo.
—Llevas las llaves en el bolsillito del bolso. El que tienes a tus pies.
______(TN) tomó el bolso de piel marrón… el carísimo bolso de piel marrón y allí, en uno de los bolsillitos, estaba la llave, junto con un móvil de última generación.
Además, había un frasco de perfume, Pleasures de Estee Lauder, y pastillas de menta. No había mucho dinero en efectivo, pero sí varias tarjetas de crédito. Algunas de platino o de oro.
—¿Trabajo fuera de casa? —preguntó.
—Trabajabas como Relaciones Públicas en el hotel Regency cuando te conocí. Pero dejaste de trabajar cuando nos casamos.
—O sea, que soy una rica aburrida y perezosa —dijo ______(TN) entonces.
—No, en absoluto. Eres un ama de casa y una anfitriona profesional —rió Nicholas.
Un ama de casa y anfitriona profesional. ¿Qué significaba eso?
______(TN) pensó en ello mientras salía del coche. ¿Qué hacía una anfitriona profesional?
Cuando entraron en el enorme vestíbulo de mármol, se le ocurrió pensar que cuidar de una casa como ésa debía requerir un gran esfuerzo. Sólo para limpiar los suelos…
Pero debía tener servicio. Las mujeres ricas siempre tenían gente que limpiaba por ellas.
—¿Recuerdas algo de la casa?
—No, no me acuerdo de nada.
—Ahí están las habitaciones del servicio. Y el cuarto de la plancha.
—¿Tenemos servicio?
—Sí, claro.
—¿Y viven aquí?
—No, en realidad no. Viene una mujer todos los días para hacer la limpieza y sueles contratar una empresa de catering cuando hacemos una fiesta. Pero sólo para las fiestas grandes. Te gusta cocinar cuando recibimos a los amigos.
—¡Menos mal que hago algo!
—Haces muchas cosas, ______(TN). Yo llevo una vida social muy activa y tú eres mi mano derecha.
Eso sonaba más a ayudante personal que a otra cosa. ______(TN) empezó a preguntarse si dormían juntos. Pero no pensaba preguntar. La idea de compartir cama con aquel hombre, aquel… extraño, la turbaba.
Nicholas era un hombre muy guapo, pero no podía imaginarse a sí misma acostándose con él. Ni con ningún otro hombre.
—¿Ves algo que te resulte familiar?
______(TN) miró alrededor. A su izquierda había una escalera que llevaba al segundo piso, donde seguramente estarían las habitaciones. Delante de ella, un amplio escalón separaba el vestíbulo del enorme salón que terminaba en una terraza acristalada.
Detrás de la terraza, a un nivel más bajo, había una enorme piscina con jacuzzi. Y al fondo, un jardín inmenso que llegaba hasta el mar. En la distancia podía ver el puerto…
Frente a la casa, a lo lejos, otra de las zonas residenciales de Sidney, con bloques de apartamentos con vistas casi tan espectaculares como aquélla.
Todo en aquella casa era espectacular: suelos de mármol, muebles de diseño italiano, magníficos cuadros. Sobre su cabeza había una araña de cristal que no habría estado fuera de lugar en un palacio.
Pero para ella nada era familiar y menos el hombre que le hacía la pregunta. Lo único que recordaba sobre él era su risa.
Y quizá eso no era un recuerdo, sino algo nuevo, algo que la atraía. No había estado con un hombre así en muchos años.
—¿Qué crees que hay aquí? —preguntó él, señalando un pasillo.
—Lo siento, no tengo ni idea.
—Mi estudio y la zona para invitados.
—¿Y estas puertas de aquí? ¿Un lavabo y un armario?
—No, dos lavabos, uno para hombres y el otro para mujeres.
—Ah.
Debería haberlo imaginado, pensó ______(TN). No se había casado con un hombre rico, se había casado con un hombre muy rico.
De repente, ______(TN) se sintió agotada. Seguramente era algo físico, pero sospechaba que también tenía que ver con un cansancio psicológico.
—¿Por qué no vuelves a la oficina? —sugirió—. Yo estoy bien, no te preocupes.
—¿Estás segura?
—Completamente. Si quieres saber la verdad, estoy cansada. Puede que me tumbe un rato y… oh, no.
—¿Qué pasa? —preguntó él, alarmado.
—Se me ha olvidado traer las flores que me llevaste al hospital —suspiró ella.
—No te preocupes, te compraré más.
—No tienes por qué.
—Sí tengo por qué. Ése es mi trabajo, hacer que mi esposa sea feliz. Como tú me haces feliz a mí, ______(TN).
Ella lo miró un momento, en silencio.
—¿De verdad somos felices?
—Sí.
—¿En la cama también? —tuvo el coraje de preguntar.
—En la cama también.
______(TN) tragó saliva. No podía creer que hubiera vuelto a encontrar placer con un hombre.
Pero habían pasado cinco años, se recordó a sí misma. Había salido del infierno que vivió con Darko para redescubrir a la chica que fue una vez. Una joven que, a los diecinueve años, había descubierto los placeres del sexo con un hombre mucho mayor que ella.
Una chica emocionada al descubrir su primer orgasmo.
Una chica que no necesitaba estar enamorada para disfrutar haciendo el amor.
Quizá no se hubiera casado con Nicholas Jonas por dinero, sino por una de las razones más primitivas del mundo.
Sexo.
______(TN) no podía creerlo. Aunque esa razón no era más aceptable que casarse por dinero.
¿Y si se había casado con él por ambas razones? Nicholas, además de dinero, tenía un gran atractivo.
—¿En qué estas pensando? —preguntó él.
______(TN) parpadeó.
—Pues… no sé, sigo confusa sobre eso de la agencia de contactos. Dada mi primera experiencia, sigo sin entender por qué volví a casarme.
Nicholas la miró, pensativo.
—Ya veo. Pero quizá tu madre pueda ayudarte. ¿Por qué no la llamas?
—No —contestó ______(TN) inmediatamente—. No quiero hablar con mi madre. Todavía no.
—Entonces quizá deberías hablar con Natalie.
—¿Quién?
—Natalie Fairlane, la directora de Se buscan esposas. ¿Quieres que la llame? Ella podría explicártelo todo.
—Sí…
—Pero hoy no, hoy pareces cansada. Puedes preguntarle a Natalie todo lo que quieras. Supongo que te entrevistó para entrar en la base de datos de la agencia y hablar con ella podría despertar recuerdos..
—Sí, supongo que es buena idea —dijo ______(TN), aunque no estaba segura de querer descubrir en qué clase de mujer se había convertido.
Por lo que Nicholas le había contado, parecía una mercenaria que se había casado para ver qué podía sacar del matrimonio. Nicholas había dicho que disfrutaban en la cama, pero ¿y si fingía disfrutar para vivir como una reina?
—La llamaré en cuanto llegue a la oficina.
—Gracias.
—De nada —dijo él, con una de esas sonrisas suyas.
Era comprensible que tuviera tanto éxito con esa sonrisa tan bonita, pensó ______(TN). Uno querría hacer cualquier cosa por él…
Cualquier cosa, menos eso, pensó luego.
No valía de nada. Cuando miraba a su marido, veía a un hombre muy atractivo, pero no quería acostarse con él. Pensar que Nicholas podría esperar que durmieran juntos esa noche la hizo sentir pánico.
—Una cosa antes de que te vayas.
—¿Sí?
—Sobre esta noche… yo no quiero que…
—No pasa nada, ______(TN) —la interrumpió él—. He colocado mis cosas en otra habitación. Esperaremos hasta que recuperes la memoria.
—Pero… ¿y si no la recupero nunca?
La expresión de Nicholas se volvió muy seria.
—Los médicos han dicho que vas a recuperarla.
—¿Cuándo? ¿Mañana, el año que viene, en diez años?
______(TN) no podía imaginar a un hombre como Nicholas Jonas esperando tanto tiempo para acostarse con su esposa. Darko no podía estar un solo día sin sexo. La obligaba a mantener relaciones con él y, cuando ella ponía objeciones, le decía que en el matrimonio no existía la violación. Una esposa era propiedad de su marido y él podía hacer con ella lo que quisiera y cuando quisiera.
—Pronto —dijo Nicholas, optimista—. Ahora tengo que irme. No olvides comer algo. Hay mucha comida en la cocina.
______(TN) tuvo que sonreír. Era un hombre muy considerado. Tan diferente a Darko… Fueran las que fueran las razones para haberse casado con Nicholas Jonas, había elegido bien.
—No me olvidaré —dijo, tocando el brazo de su marido—. No te preocupes por mí.
Nicholas la miró a los ojos. Durante un segundo, ______(TN) habría podido jurar que veía un gran tormento en ellos. Pero luego sonrió y le dio un golpecito en la mano, como si no pasara nada.
—Eso es lo que dices siempre.
—¿Ah, sí?
—Sí. Eres una mujer muy independiente.
—¿De verdad? —murmuró ______(TN). Eso la asombraba.
—Sí. Confía en mí.
Confiar en él…
No quería admitir que le parecía imposible confiar en otro hombre.
Pero debía haberlo hecho. Y, curiosamente, le gustaba esa sensación.
—Lo siento mucho —dijo, apartando la mano.
—¿Por qué?
«Por haberte olvidado», le habría gustado decir.
—Por causarte tantos problemas. Debe de ser muy desagradable que tu mujer se olvide de ti.
Nicholas rió. No era un sonido particularmente alegre, pero sí consolador.
—Desde luego que sí.
—¿A qué hora volverás?
Él miró su reloj.
—Son las once… supongo que alrededor de las seis.
—¿Quieres que haga la cena? ¿Eso es lo que suelo hacer?
—Normalmente sí. Aunque también cenamos fuera a menudo. Mira, ¿qué tal si traigo algo de comida? Pareces cansada. ¿Qué te apetece, comida china, tailandesa, italiana?
______(TN) sonrió.
—Dímelo tú. ¿Qué me gusta?
De nuevo, vio aquel brillo en sus ojos. Pero ya no era de tormento, sino algo excitante. Algo casi… perverso.
¿Qué le gustaba a la nueva ______(TN)?
No podía ser nada sexual. Imposible. Le había gustado hacer el amor una vez, cuando era más joven. Pero era difícil que te gustara cuando tu marido te obligaba a hacerlo tirándote del pelo y llamándote «puta».
—Te sorprenderé —dijo Nicholas—. Si quieres llamarme por teléfono, mi número es el primero en la agenda de tu móvil. Y ahora, de verdad tengo que irme, ______(TN).
Luego se inclinó para darle un beso en la mejilla. Fue un beso ligero, pero consiguió que el corazón de ______(TN) se acelerase, que se le pusiera la piel de gallina.
—Nos vemos a las seis —dijo Nicholas, antes de desaparecer.
______(TN) levantó la mano para tocar su cara. Una cosa era segura. Su mente no recordaba a su marido, pero su cuerpo empezaba a hacerlo.
TeamJonas2
Re: Sin recuerdos- Adaptacion- Nick y tu- Terminada
OOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOHHHHHH!!!!!
Y CUANDOO EMPESARA A RECORDAR COOOSAAASSS?????
AAAIII SIGUEEELAA PORFIIISS
Y CUANDOO EMPESARA A RECORDAR COOOSAAASSS?????
AAAIII SIGUEEELAA PORFIIISS
chelis
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