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"Sing Me To Sleep" ♥ (nick jonas y tu)
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
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"Sing Me To Sleep" ♥ (nick jonas y tu)
Nombre: Sing me to sleep {cántame para dormir} Autor: Nimmy *-* / Angela Morrison (autora del original) Adaptación: Si Género: Drama, romance Advertencias: Nop, prepaaarense para moquear (? ok, no Otras páginas: No
LA TRANSFORMACIÓN ____ siempre ha sido “La Bestia” - así es como todos la llaman enla escuela debido a su incómoda estatura, cicatrices faciales, y gruesas gafas. El único amigode____es elintelectualde cabello dorado Scott. Eso es, hasta que ella es elegida para ser la solista sopranodesu coro, y recibe una renovación que cambiará su vida para siempre.
EL ROMANCE Cuando el coro de ____ viaja a Suiza, ella conoce a Nicholas: pálido, introspectivo,totalmentede ensueño. La pasión desenfrenada de Nicholas –por la música,y por____– la deja sin aire. ¿Porque ante los ojos de Nicholas? Ella no es La Bestia, es La Bella.
LA ELECCIÓN IMPOSIBLE Cuando ____ vuelve a casa, Scott, su mejor amigo en el mundo, le hace una confesión que la deja destrozada. ¿Debería permanecer fiel al dulce, estable Scott o seguir las peligrosas e intensas nuevas sensaciones que tiene por Nicholas?
EL DESCONSUELO Cuanto más ____ se acerca a Nicholas, más lejano parece él. Entonces ____ descubre que Nicholas ha estado escondiéndole un oscuro secreto... uno que podría destruir todo
Sinopsis
LA TRANSFORMACIÓN ____ siempre ha sido “La Bestia” - así es como todos la llaman enla escuela debido a su incómoda estatura, cicatrices faciales, y gruesas gafas. El único amigode____es elintelectualde cabello dorado Scott. Eso es, hasta que ella es elegida para ser la solista sopranodesu coro, y recibe una renovación que cambiará su vida para siempre.
EL ROMANCE Cuando el coro de ____ viaja a Suiza, ella conoce a Nicholas: pálido, introspectivo,totalmentede ensueño. La pasión desenfrenada de Nicholas –por la música,y por____– la deja sin aire. ¿Porque ante los ojos de Nicholas? Ella no es La Bestia, es La Bella.
LA ELECCIÓN IMPOSIBLE Cuando ____ vuelve a casa, Scott, su mejor amigo en el mundo, le hace una confesión que la deja destrozada. ¿Debería permanecer fiel al dulce, estable Scott o seguir las peligrosas e intensas nuevas sensaciones que tiene por Nicholas?
EL DESCONSUELO Cuanto más ____ se acerca a Nicholas, más lejano parece él. Entonces ____ descubre que Nicholas ha estado escondiéndole un oscuro secreto... uno que podría destruir todo
Nimmy *-*
Re: "Sing Me To Sleep" ♥ (nick jonas y tu)
hola amoores♥ quería saber qué piensan, si les gustó, o si no les gusta algo, solo diganlo *-*
me llamo maureen, pero pueden decirme Nimmy soy de chile & tengo 15 *-* y eeeso xd soy pésima con las presentaciones asi que hasta ahi por ahora :BBB
me llamo maureen, pero pueden decirme Nimmy soy de chile & tengo 15 *-* y eeeso xd soy pésima con las presentaciones asi que hasta ahi por ahora :BBB
Nimmy *-*
Re: "Sing Me To Sleep" ♥ (nick jonas y tu)
Prólogo
Maldición que fea es.
Las primeras palabras de mi padre biológico cuando me vió. Es la unica imagen
que tengo de él. Una oscura figura inclinada sobre mamá usando una bata de
hospital, sosteniendo un fardo envuelto en franela entre sus brazos.
Maldición, qué fea es, Tara . ¿Qué hiciste?
Como si algo que ella hubiera comido o bebido me hubiera hecho salir roja y llena
de granos con una mancha púrpura en la frente. Sin cabello. Cabeza de cono por
el parto. Mi carita de bebé molestándolo y gritándole.
Mamá no lo odiaba lo suficiente para contarme esa historia. Ella no habla de él,
no a mi. El tocaba en una banda de rock. No una grande. Eso es todo lo que se.
Sin embargo, he visto la foto. Esta en nuestro album familiar con el resto de mis
fotos de bebé. La única que sobrevivio de él en el album. Pero mamá lo odiaba lo
bastante como para contarle esa historia una y otra vez a su hermana, su mejor
amiga desde la preparatoria, cada vez que el nombre de el reaparecia entre ellas.
Es mi primer recuerdo claro. Apilando tazones de Cool Whip y contenedores de
margarina en el piso de la cocina, escuchando a mamá hablar en el teléfono,
sintonizándo la intensa calma de su voz.
“Maldición, que fea es. Nuestra hermosa bebe. Eso es todo lo que decia”.
Yo era su hermosa bebe. Asi es como ella me llamaba todo el tiempo.
¿Hermosa? Ahora sabia la verdad. Yo era fea. Malditamente fea. No es de
extranar que papá se marchara. Nunca volvio la vista atrás. No a su hija
haciendo una torre de cuentos de hada con cuencos de plastico blancos y
amarillos, cantando la primera canción que escribio, tranquilamente para sí
misma.
Maldita-mente fea, maldita-mente fea.
Al menos puedo cantar. Consegui eso del lado de mamá. Podría no parecerme a
un ave cantora, mas bien a una cigüena cantora, pero si cierras tus ojos, es
hermosa.
Maldición que fea es.
Las primeras palabras de mi padre biológico cuando me vió. Es la unica imagen
que tengo de él. Una oscura figura inclinada sobre mamá usando una bata de
hospital, sosteniendo un fardo envuelto en franela entre sus brazos.
Maldición, qué fea es, Tara . ¿Qué hiciste?
Como si algo que ella hubiera comido o bebido me hubiera hecho salir roja y llena
de granos con una mancha púrpura en la frente. Sin cabello. Cabeza de cono por
el parto. Mi carita de bebé molestándolo y gritándole.
Mamá no lo odiaba lo suficiente para contarme esa historia. Ella no habla de él,
no a mi. El tocaba en una banda de rock. No una grande. Eso es todo lo que se.
Sin embargo, he visto la foto. Esta en nuestro album familiar con el resto de mis
fotos de bebé. La única que sobrevivio de él en el album. Pero mamá lo odiaba lo
bastante como para contarle esa historia una y otra vez a su hermana, su mejor
amiga desde la preparatoria, cada vez que el nombre de el reaparecia entre ellas.
Es mi primer recuerdo claro. Apilando tazones de Cool Whip y contenedores de
margarina en el piso de la cocina, escuchando a mamá hablar en el teléfono,
sintonizándo la intensa calma de su voz.
“Maldición, que fea es. Nuestra hermosa bebe. Eso es todo lo que decia”.
Yo era su hermosa bebe. Asi es como ella me llamaba todo el tiempo.
¿Hermosa? Ahora sabia la verdad. Yo era fea. Malditamente fea. No es de
extranar que papá se marchara. Nunca volvio la vista atrás. No a su hija
haciendo una torre de cuentos de hada con cuencos de plastico blancos y
amarillos, cantando la primera canción que escribio, tranquilamente para sí
misma.
Maldita-mente fea, maldita-mente fea.
Al menos puedo cantar. Consegui eso del lado de mamá. Podría no parecerme a
un ave cantora, mas bien a una cigüena cantora, pero si cierras tus ojos, es
hermosa.
Nimmy *-*
Re: "Sing Me To Sleep" ♥ (nick jonas y tu)
Holi :c parece que ndie lee :cccc si alguien ve esto comente e,e ♥
Nimmy *-*
Re: "Sing Me To Sleep" ♥ (nick jonas y tu)
HOLA Nimmy! primera y nueva lectora! me tendras aqui molestandote hasta que escribas la palabra final ! :) Mi nombre es Isabel! me puedes decir, Isa, Isabel, Meda (es mi apellido!)) o loca lectora... como gustes hahah saludos
#Medaa
Re: "Sing Me To Sleep" ♥ (nick jonas y tu)
Capítulo 1
La Ofrenda
Mierda. Hay un estudiante de primer ano desnudo encadenado a mi casillero.
No. No desnudo. En calzoncillos. No de una buena apariencia, chico. Piernas delgadas y blancas, pecho no muy imponente, brazos temblorosos. Calcetines negros. Quizás su madre no lavo la ropa durante todas las vacaciones de primavera, y eso es todo lo que pudo conseguir hoy.
Una cadena de bicicleta envuelta en un plástico color verde va desde la manija de mi casillero hacia abajo por la ropa interior del pobre chico y se envuelve hacia arriba por una pierna, y esta cerrada fuertemente con un candado. Podría escapar si quisiera correr desnudo.
Burlas detrás de mí. No me doy la vuelta. Eso es lo que ellos quieren. El sonido se multiplica. Amplifica. Magnifica en una audiencia.
No lo vi venir mientras me desplomaba en el trafico del pasillo, hundiéndome en mi holgada sudadera y mis sueltos pantalones vaqueros, mis ojos trazando las regulares líneas de las baldosas, mientras me escondía detrás de mi larga melena rizada color marrón, con el rostro rígido solo por si acaso.
Mi progreso fue extrañamente tranquilo. Sin chicos lanzándose delante de mi diciéndome que “quitara mi maldito rostro feo” de sus caminos. Nadie gritando,
“Protéjanse. La Bestia esta suelta”. Ningún gemido de animal moribundo haciéndose eco desde los casilleros a medida que caminaba junto a ellos. Solo
silencio. Silencio mortal. Pensé que me había escapado esta mañana. Debería
haberlo sabido mejor. Los cazadores están al acecho.
Pero esta vez no fui a la única que atacaron. Me enfoco en el tembloroso chico.
—.Te lastimaron? —Accidentalmente rozo su brazo.
El se aleja bruscamente, mira fijamente el lugar donde lo toque como si fuera a estallar en llamas o endurecerse como piedra y convertirse en polvo. No puedo culparlo. Soy ____, la Bestia. Demasiado alta para que alguna vez permanezca erguida. Con el cuerpo huesudo. El rostro lleno de marcas. Enormes ojos magnificados por gafas de potencia industrial. No he tenido frenillos durante tres años, pero nadie ve mis dientes rectos y blancos. Solo colmillos, uno largos y amarillos. Chorreando sangre.
—Ellos dijeron… —El chico se estremece y traga saliva con fuerza—. Que te diga que soy la ofrenda.
Ellos. Ambos sabemos quienes son ellos. Colby Peart, Travis Steele, Kurt Marks.
Los jinetes. No se suponía que eran cuatro? Y creo que eso es bíblico. Irónico. No hay nada bíblico en Colby y sus seguidores de ultimo ano ultra deportistas que sostienen a la Secundaria Port en sus manos. Apocalíptico? Eso funciona. Pero el final de su reinado se aproxima. Los estudiantes de último año se gradúan. A menos que por algún enfermizo movimiento de los dados del destino ellos fallen, el próximo ano este lugar será liberado. Los Jinetes se marcharan hacia la puesta del sol. Espero que guerreros ocultos detrás de las colinas los agarren y los rompan en pedazos.
El chico esta hablando nuevamente. La presión detrás de mi bulle lo bastante cerca para escucharlos.
—Dijeron que la Bes… tú… requieres un sacrificio. —Se estremece otra vez y baja la vista al suelo—. Cada luna llena.
La multitud detrás de nosotros se ríe a carcajadas. La risa se supone que es saludable, inspiradora. No en Port, Michigan.
—Esta bien. —Me contengo de palmearle el hombro—. Llamaremos al Sr. Finnley para que traiga sus tenazas.
El chico no se callara. Su cabeza vuelve a levantarse, y me hace una mueca.
—Dijeron que me arrastrarías a tu guarida…
Más risas.
El calor se derrama por mi rostro, y murmuro:
—No como chicos de primer ano para el desayuno.
—.Comerme? —La confusión hace que de golpe al chico se le junte el entrecejo—. Eso no es lo que dijeron que harías.
Un arrasador bullicio estalla detrás de nosotros. Suena como si media escuela se hubiera apretujado en el pasillo.
No me doy la vuelta y miro.
—No voy a lastimarte.
—.Puedes noquearme primero?
La risa, burlona y chillona, rebota a través del pasillo, frente a los montones de casilleros de metal.
Este chico debe haberse tragado cada palabra de la leyenda de la Bestia. Soy gigante. Soy horrenda. ¿Pero una violadora y enloquecida hembra cazando estudiantes flacuchentos?
Pongo mis manos en alto y retrocedo.
—Te engañaron, esta bien. —Mis ojos arden. También yo—. Estas a salvo. —Doy la vuelta y trato de abrirme camino por la inquebrantable pared de cuerpos para buscar al conserje. Mis ojos están borrosos. Mierda.
No lo pierdas. No lo pierdas. No lo pierdas.
—Con permiso. Por favor. —El creciente muro de cuerpos riéndose se solidifica. Entonces veo la cabeza del Sr. Finnley. Scott también esta ahí, dirigiéndolo a través de la multitud. Trago saliva con fuerza.
—Lo siento, ____. —Scott se muerde el labio—. Quería conseguir que limpiaran esto antes de que llegaras, pero el chico no quería abandonar sus calzoncillos
blancos.
—Es suficiente, gente. No tienen que ir a clases? —El Sr. Finnley los mira, y las masas se hunden de nuevo en las grietas y drenajes de donde salieron. Finnster sacude su cabeza y se pone a cortar la cadena—. Tendré que reportar esto.
Eso es lo que necesito. Otra sesión en la oficina. Preguntas que no puedo responder. “.Quien hizo esto?” Silencio. “¿Quien piensas que lo hizo?” .¿Quien
Piensas que lo hizo? Todos lo sabemos. Colby y sus clones están detrás de todo lo desagradable que pasa aquí. Nadie los nombra. Tendremos otra reunión sobre intimidación. Nada cambia.
Bajo la vista hacia el cuaderno que estoy llevando para el primer periodo.
Garabatee las palabras, pero se lo que dicen:
Tus palabras…
.Por que me definen?
.Por que te creo?
Tu rostro,
tus labios, y tus dedos…
No las viertas sobre mi.
Soy de carne, sangre y huesos
no de arcilla para ser golpeada,
y quemada en el fuego
que bulle en el odio que sientes.
Sangro cuando me lastimas
al igual que las chicas lindas.
Necesito alguna especie de esperanzador coro. No puedo aparentar que chillo algo como eso en la ecuación. No hay música, tampoco. Solo esas delgadas líneas que me hacen sonar tan enojada. Supongo que lo estoy, enojada. Pero no quiero que todos lo sepan. Borro, quemo, destruyo, oculto, y hiero mucho. Vuelvo rápidamente a malditamente fea y me quedo allí.
Final de ano no puede llegar con suficiente rapidez. Si ando de puntillas el próximo ano, seré capaz de respirar, como cuando ellos terminaron la escuela intermedia.
Scott me lee la mente.
—Solo tres meses, ocho días, trece horas, y veintinueve minutos hasta que se gradúen.
—¿Por que me ayudas? —Scott y yo éramos los mejores amigos en preescolar, y luego estuvo nuevamente en mi clase en tercer grado. Era flaco y tenia que ir a la oficina de la enfermera por híper medicamentos a la hora del almuerzo. Yo ya era más alta que todos los demás y usaba gruesas y redondas gafas que me hacían lucir como un galago1 demasiado crecido. Mi cabello era corto por aquel entonces.
¿Cortarlo ahora? De ninguna manera. ¿Donde me escondería?
Scott no tiene que esconderse. No tiene que ayudarme y condenarse a pertenecer a los perdedores eternamente. Es lindo desde que se le quito el acné. Pero no creo que lo note. De alguna manera aun es bajo y es el capitán de Quiz Bowl2, el núcleo nerd. Y todavía mi amigo.
Sonríe, despreocupado, abnegado, Clark Kent hasta la medula.
—Ya no tomo gimnasia. No pueden robar mi ropa y tirarla al inodoro.
—Pero pueden lastimarte.
—¿Estas preocupada? —Le da palmaditas a mi hombro—. Eso es lindo, ____. Nos vemos en el coro.
Coro. Coro escolar. No mi verdadero coro en Ann Arbor. No el coro al que le rogué a mama que me dejara audicionar cuando tenía trece. No el competitivo coro femenino donde me siento discretamente al fondo y sujeto los contraltos. No para el que tengo que conducir unos ciento sesenta kilómetros, atravesar el trafico de hora pico de Detroit bajando por la I-94 cada martes y jueves para ensayar en una helada iglesia. No Jóvenes Cantantes Dicha, de Ann Arbor.
El coro por el que vivo. El coro que me aleja de quien soy a lo que anhelo ser. ¿Hermosa? Supongo.
¿No es eso lo que todos quieren? Probablemente todos quieren amor, también.
Vivo con tanto odio que no estoy segura de lo que es el amor. Tampoco esta en mi horizonte.
Scott esta hablando de nuestro agobiante coro. Una especie de broma. La banda de música es poderosa aquí. Pero el coro solo llena el tiempo. Una A fácil.
La música es música. Cantar es cantar. Un respiro de la locura. Ningún deportista de ultimo ano esta permitido. De los casi dos mil chicos de esta escuela, solo hay ocho chicos en el grupo, por lo que me siento junto a Scott y canto de tenor.
Tengo una decente voz baja y un tono perfecto por lo que partes de las ejecuciones a primera vista salen naturalmente. Puedo cantar alto, también.
Puedo cantar tan alto como nadie si lo quiero. Ayudo a los sopranos y a los altos cuando ejecutamos algunas partes. Pierden el control cuando vuelvo a tenor.
Scott no puede cantar, pero lo intenta. Una vez le pregunte por que toma coro.
Cualquier chico que se anota instantáneamente es etiquetado “gay” por Colby y sus deportistas, y el resto de la escuela.
Scott se ruborizo un poco.
—Para escucharte cantar.
Esa probablemente fue la cosa más dulce que algún chico me haya dicho. No es que Scott lo dijera en serio.
Le segui el juego.
—Ten cuidado. —Lo golpee en el brazo—. Arruinaras tu reputación.
Se puso serio entonces.
—No soy gay, ____.
—Por supuesto, que no lo eres.
Iba a decir algo más, pero simplemente negó con la cabeza y se marcho.
Te reto a decir que no soy fea.
Entonces, volviendo a esta mañana. Scott esta a mitad del pasillo, pero lo alcanzo fácilmente.
—Gracias Scott. En serio. La escuela seria un infierno sin ti.
Muestra su brazo como si fuera el escolta de una princesa del baile de graduación.
—Es un placer, madame.
Una repentina, y débil risa se me escapa. Descanso mi brazo encima del suyo y dejo que me lleve por el pasillo, agradecida por el apoyo.
Me sonríe desde abajo. Sin frenillos ahora para el, tampoco. Dientes recientemente blanqueados. Un poco deslumbrantes.
—Me pregunto que piensan las personas al vernos caminar por el pasillo.
Rio, mas fuerte esta vez.
—El Bello y la Bestia. El Dr. Namar hizo un excelente trabajo en tu rostro.
Vamos al mismo dermatólogo. Hasta el momento el milagro de limpiar la piel no me ha sucedido. El Dr. Namar sigue tratando. Dice que la cicatriz sera mínima.
Pero tengo ojos.
Scott se detiene y gira hacia mi. Tiene una sonadora mirada en su rostro.
—.El Bello y la Bestia? Así que si bailamos a la luz de la luna…
—Mejor traes un taburete.
—¿Uno de los contenedores de basura de la biblioteca?
—Perfecto. ¿Te importa si lidero? —Me sentí tonta. Esta gigante chica haciendo parecer pequeño al dulce y bajo Scott. Dejo ir su brazo y me muevo hacia adelante, la cabeza gacha, retirándome en mi misma nuevamente. Mis hombros curvados en su habitual manera gacha.
Scott se apresura a alcanzarme.
—Lo que quiero saber es. —Me agarra por el codo y me hace dejar de caminar—.
Si te beso cuando la música se detenga. —Se para en las puntas de sus pies y me susurra al oído—. ¿Serás mi Princesa Encantada?
Resoplo.
—Sigue soñando. Ninguna magia va a ayudarme. —Me echo hacia atrás, más
Profundo en mi cueva bestial.
Scott sonríe.
—No me importaría un experimento.
No me gusta cuando se pone así.
—No quieres desperdiciar tus vírgenes labios en mi. Puedes deslumbrar a alguna chica de primer ano medio decente para que se besen fácilmente. —Me dirijo a mi clase—. Mira en el espejo.
Corre a toda prisa junto a mi, con el ceno fruncido.
—Me gustaría que terminaras con eso del aspecto de las cosas.
Le frunzo el ceno como respuesta.
—Mírame, Scott. —Separo mi cabello con ambas manos y lo aparto de mi rostro lo suficiente para darle una aterradora visión—. ¿Como podría alguna vez superar el aspecto de las cosas? Soy la Bestia.
—Si crees eso, ellos ganan.
—Despierta. Mira a tu alrededor. —Envuelvo mis brazos en mi pecho, intentando controlar la retardada reacción que me hace estremecer—. Ganaron hace mucho.
~
Heeeeello, pequeñuela *-* graaacias por ser mi primera lectora♥ bienvenida, cualquier cosa, me dices *-*
La Ofrenda
Mierda. Hay un estudiante de primer ano desnudo encadenado a mi casillero.
No. No desnudo. En calzoncillos. No de una buena apariencia, chico. Piernas delgadas y blancas, pecho no muy imponente, brazos temblorosos. Calcetines negros. Quizás su madre no lavo la ropa durante todas las vacaciones de primavera, y eso es todo lo que pudo conseguir hoy.
Una cadena de bicicleta envuelta en un plástico color verde va desde la manija de mi casillero hacia abajo por la ropa interior del pobre chico y se envuelve hacia arriba por una pierna, y esta cerrada fuertemente con un candado. Podría escapar si quisiera correr desnudo.
Burlas detrás de mí. No me doy la vuelta. Eso es lo que ellos quieren. El sonido se multiplica. Amplifica. Magnifica en una audiencia.
No lo vi venir mientras me desplomaba en el trafico del pasillo, hundiéndome en mi holgada sudadera y mis sueltos pantalones vaqueros, mis ojos trazando las regulares líneas de las baldosas, mientras me escondía detrás de mi larga melena rizada color marrón, con el rostro rígido solo por si acaso.
Mi progreso fue extrañamente tranquilo. Sin chicos lanzándose delante de mi diciéndome que “quitara mi maldito rostro feo” de sus caminos. Nadie gritando,
“Protéjanse. La Bestia esta suelta”. Ningún gemido de animal moribundo haciéndose eco desde los casilleros a medida que caminaba junto a ellos. Solo
silencio. Silencio mortal. Pensé que me había escapado esta mañana. Debería
haberlo sabido mejor. Los cazadores están al acecho.
Pero esta vez no fui a la única que atacaron. Me enfoco en el tembloroso chico.
—.Te lastimaron? —Accidentalmente rozo su brazo.
El se aleja bruscamente, mira fijamente el lugar donde lo toque como si fuera a estallar en llamas o endurecerse como piedra y convertirse en polvo. No puedo culparlo. Soy ____, la Bestia. Demasiado alta para que alguna vez permanezca erguida. Con el cuerpo huesudo. El rostro lleno de marcas. Enormes ojos magnificados por gafas de potencia industrial. No he tenido frenillos durante tres años, pero nadie ve mis dientes rectos y blancos. Solo colmillos, uno largos y amarillos. Chorreando sangre.
—Ellos dijeron… —El chico se estremece y traga saliva con fuerza—. Que te diga que soy la ofrenda.
Ellos. Ambos sabemos quienes son ellos. Colby Peart, Travis Steele, Kurt Marks.
Los jinetes. No se suponía que eran cuatro? Y creo que eso es bíblico. Irónico. No hay nada bíblico en Colby y sus seguidores de ultimo ano ultra deportistas que sostienen a la Secundaria Port en sus manos. Apocalíptico? Eso funciona. Pero el final de su reinado se aproxima. Los estudiantes de último año se gradúan. A menos que por algún enfermizo movimiento de los dados del destino ellos fallen, el próximo ano este lugar será liberado. Los Jinetes se marcharan hacia la puesta del sol. Espero que guerreros ocultos detrás de las colinas los agarren y los rompan en pedazos.
El chico esta hablando nuevamente. La presión detrás de mi bulle lo bastante cerca para escucharlos.
—Dijeron que la Bes… tú… requieres un sacrificio. —Se estremece otra vez y baja la vista al suelo—. Cada luna llena.
La multitud detrás de nosotros se ríe a carcajadas. La risa se supone que es saludable, inspiradora. No en Port, Michigan.
—Esta bien. —Me contengo de palmearle el hombro—. Llamaremos al Sr. Finnley para que traiga sus tenazas.
El chico no se callara. Su cabeza vuelve a levantarse, y me hace una mueca.
—Dijeron que me arrastrarías a tu guarida…
Más risas.
El calor se derrama por mi rostro, y murmuro:
—No como chicos de primer ano para el desayuno.
—.Comerme? —La confusión hace que de golpe al chico se le junte el entrecejo—. Eso no es lo que dijeron que harías.
Un arrasador bullicio estalla detrás de nosotros. Suena como si media escuela se hubiera apretujado en el pasillo.
No me doy la vuelta y miro.
—No voy a lastimarte.
—.Puedes noquearme primero?
La risa, burlona y chillona, rebota a través del pasillo, frente a los montones de casilleros de metal.
Este chico debe haberse tragado cada palabra de la leyenda de la Bestia. Soy gigante. Soy horrenda. ¿Pero una violadora y enloquecida hembra cazando estudiantes flacuchentos?
Pongo mis manos en alto y retrocedo.
—Te engañaron, esta bien. —Mis ojos arden. También yo—. Estas a salvo. —Doy la vuelta y trato de abrirme camino por la inquebrantable pared de cuerpos para buscar al conserje. Mis ojos están borrosos. Mierda.
No lo pierdas. No lo pierdas. No lo pierdas.
—Con permiso. Por favor. —El creciente muro de cuerpos riéndose se solidifica. Entonces veo la cabeza del Sr. Finnley. Scott también esta ahí, dirigiéndolo a través de la multitud. Trago saliva con fuerza.
—Lo siento, ____. —Scott se muerde el labio—. Quería conseguir que limpiaran esto antes de que llegaras, pero el chico no quería abandonar sus calzoncillos
blancos.
—Es suficiente, gente. No tienen que ir a clases? —El Sr. Finnley los mira, y las masas se hunden de nuevo en las grietas y drenajes de donde salieron. Finnster sacude su cabeza y se pone a cortar la cadena—. Tendré que reportar esto.
Eso es lo que necesito. Otra sesión en la oficina. Preguntas que no puedo responder. “.Quien hizo esto?” Silencio. “¿Quien piensas que lo hizo?” .¿Quien
Piensas que lo hizo? Todos lo sabemos. Colby y sus clones están detrás de todo lo desagradable que pasa aquí. Nadie los nombra. Tendremos otra reunión sobre intimidación. Nada cambia.
Bajo la vista hacia el cuaderno que estoy llevando para el primer periodo.
Garabatee las palabras, pero se lo que dicen:
Tus palabras…
.Por que me definen?
.Por que te creo?
Tu rostro,
tus labios, y tus dedos…
No las viertas sobre mi.
Soy de carne, sangre y huesos
no de arcilla para ser golpeada,
y quemada en el fuego
que bulle en el odio que sientes.
Sangro cuando me lastimas
al igual que las chicas lindas.
Necesito alguna especie de esperanzador coro. No puedo aparentar que chillo algo como eso en la ecuación. No hay música, tampoco. Solo esas delgadas líneas que me hacen sonar tan enojada. Supongo que lo estoy, enojada. Pero no quiero que todos lo sepan. Borro, quemo, destruyo, oculto, y hiero mucho. Vuelvo rápidamente a malditamente fea y me quedo allí.
Final de ano no puede llegar con suficiente rapidez. Si ando de puntillas el próximo ano, seré capaz de respirar, como cuando ellos terminaron la escuela intermedia.
Scott me lee la mente.
—Solo tres meses, ocho días, trece horas, y veintinueve minutos hasta que se gradúen.
—¿Por que me ayudas? —Scott y yo éramos los mejores amigos en preescolar, y luego estuvo nuevamente en mi clase en tercer grado. Era flaco y tenia que ir a la oficina de la enfermera por híper medicamentos a la hora del almuerzo. Yo ya era más alta que todos los demás y usaba gruesas y redondas gafas que me hacían lucir como un galago1 demasiado crecido. Mi cabello era corto por aquel entonces.
¿Cortarlo ahora? De ninguna manera. ¿Donde me escondería?
Scott no tiene que esconderse. No tiene que ayudarme y condenarse a pertenecer a los perdedores eternamente. Es lindo desde que se le quito el acné. Pero no creo que lo note. De alguna manera aun es bajo y es el capitán de Quiz Bowl2, el núcleo nerd. Y todavía mi amigo.
Sonríe, despreocupado, abnegado, Clark Kent hasta la medula.
—Ya no tomo gimnasia. No pueden robar mi ropa y tirarla al inodoro.
—Pero pueden lastimarte.
—¿Estas preocupada? —Le da palmaditas a mi hombro—. Eso es lindo, ____. Nos vemos en el coro.
Coro. Coro escolar. No mi verdadero coro en Ann Arbor. No el coro al que le rogué a mama que me dejara audicionar cuando tenía trece. No el competitivo coro femenino donde me siento discretamente al fondo y sujeto los contraltos. No para el que tengo que conducir unos ciento sesenta kilómetros, atravesar el trafico de hora pico de Detroit bajando por la I-94 cada martes y jueves para ensayar en una helada iglesia. No Jóvenes Cantantes Dicha, de Ann Arbor.
El coro por el que vivo. El coro que me aleja de quien soy a lo que anhelo ser. ¿Hermosa? Supongo.
¿No es eso lo que todos quieren? Probablemente todos quieren amor, también.
Vivo con tanto odio que no estoy segura de lo que es el amor. Tampoco esta en mi horizonte.
Scott esta hablando de nuestro agobiante coro. Una especie de broma. La banda de música es poderosa aquí. Pero el coro solo llena el tiempo. Una A fácil.
La música es música. Cantar es cantar. Un respiro de la locura. Ningún deportista de ultimo ano esta permitido. De los casi dos mil chicos de esta escuela, solo hay ocho chicos en el grupo, por lo que me siento junto a Scott y canto de tenor.
Tengo una decente voz baja y un tono perfecto por lo que partes de las ejecuciones a primera vista salen naturalmente. Puedo cantar alto, también.
Puedo cantar tan alto como nadie si lo quiero. Ayudo a los sopranos y a los altos cuando ejecutamos algunas partes. Pierden el control cuando vuelvo a tenor.
Scott no puede cantar, pero lo intenta. Una vez le pregunte por que toma coro.
Cualquier chico que se anota instantáneamente es etiquetado “gay” por Colby y sus deportistas, y el resto de la escuela.
Scott se ruborizo un poco.
—Para escucharte cantar.
Esa probablemente fue la cosa más dulce que algún chico me haya dicho. No es que Scott lo dijera en serio.
Le segui el juego.
—Ten cuidado. —Lo golpee en el brazo—. Arruinaras tu reputación.
Se puso serio entonces.
—No soy gay, ____.
—Por supuesto, que no lo eres.
Iba a decir algo más, pero simplemente negó con la cabeza y se marcho.
Te reto a decir que no soy fea.
Entonces, volviendo a esta mañana. Scott esta a mitad del pasillo, pero lo alcanzo fácilmente.
—Gracias Scott. En serio. La escuela seria un infierno sin ti.
Muestra su brazo como si fuera el escolta de una princesa del baile de graduación.
—Es un placer, madame.
Una repentina, y débil risa se me escapa. Descanso mi brazo encima del suyo y dejo que me lleve por el pasillo, agradecida por el apoyo.
Me sonríe desde abajo. Sin frenillos ahora para el, tampoco. Dientes recientemente blanqueados. Un poco deslumbrantes.
—Me pregunto que piensan las personas al vernos caminar por el pasillo.
Rio, mas fuerte esta vez.
—El Bello y la Bestia. El Dr. Namar hizo un excelente trabajo en tu rostro.
Vamos al mismo dermatólogo. Hasta el momento el milagro de limpiar la piel no me ha sucedido. El Dr. Namar sigue tratando. Dice que la cicatriz sera mínima.
Pero tengo ojos.
Scott se detiene y gira hacia mi. Tiene una sonadora mirada en su rostro.
—.El Bello y la Bestia? Así que si bailamos a la luz de la luna…
—Mejor traes un taburete.
—¿Uno de los contenedores de basura de la biblioteca?
—Perfecto. ¿Te importa si lidero? —Me sentí tonta. Esta gigante chica haciendo parecer pequeño al dulce y bajo Scott. Dejo ir su brazo y me muevo hacia adelante, la cabeza gacha, retirándome en mi misma nuevamente. Mis hombros curvados en su habitual manera gacha.
Scott se apresura a alcanzarme.
—Lo que quiero saber es. —Me agarra por el codo y me hace dejar de caminar—.
Si te beso cuando la música se detenga. —Se para en las puntas de sus pies y me susurra al oído—. ¿Serás mi Princesa Encantada?
Resoplo.
—Sigue soñando. Ninguna magia va a ayudarme. —Me echo hacia atrás, más
Profundo en mi cueva bestial.
Scott sonríe.
—No me importaría un experimento.
No me gusta cuando se pone así.
—No quieres desperdiciar tus vírgenes labios en mi. Puedes deslumbrar a alguna chica de primer ano medio decente para que se besen fácilmente. —Me dirijo a mi clase—. Mira en el espejo.
Corre a toda prisa junto a mi, con el ceno fruncido.
—Me gustaría que terminaras con eso del aspecto de las cosas.
Le frunzo el ceno como respuesta.
—Mírame, Scott. —Separo mi cabello con ambas manos y lo aparto de mi rostro lo suficiente para darle una aterradora visión—. ¿Como podría alguna vez superar el aspecto de las cosas? Soy la Bestia.
—Si crees eso, ellos ganan.
—Despierta. Mira a tu alrededor. —Envuelvo mis brazos en mi pecho, intentando controlar la retardada reacción que me hace estremecer—. Ganaron hace mucho.
~
Heeeeello, pequeñuela *-* graaacias por ser mi primera lectora♥ bienvenida, cualquier cosa, me dices *-*
Nimmy *-*
Re: "Sing Me To Sleep" ♥ (nick jonas y tu)
NEW READER ME ENCANTAA LA NOVE ME DA UN POKITO DE LASTIMA LA ____ :( POBRE PERO TODO PATITO FEO SE CONVIERTE EN CISNE.BUENO SEGUILAAA
raqel d' Jonas(NJJ<3
Re: "Sing Me To Sleep" ♥ (nick jonas y tu)
Nueva y Fiel Lectora!!!
ahhh plis sigulaaaa!!
:D :D :D
ahhh plis sigulaaaa!!
:D :D :D
Karli Jonas
Re: "Sing Me To Sleep" ♥ (nick jonas y tu)
Exacto, Raquel, TODO patito feo se convierte en cisne *-*
Bienvenidas mis niñas *-* (Karli & Raquel)♥
Perdon por la demora, espero que no vuelva a pasar (:
Cheqeen el Cap, Se viene bueno :Z
Capítulo 2
Fea en Contralto
Scott no esta en el coro. Lo busco después de la escuela. Sin suerte. Tengo práctica de Dicha en Ann Arbor, así que no puedo perder el tiempo. Sin embargo, tengo que hablar con el. Se que esta intentando ser dulce, pero que diga cosas como besar y bailar duele mas que “La Bestia” pintado en un color verde brillante en el maletero de mi Ford naranja desvanecido.
Quiero ser besada tanto como una chica a punto de cumplir diecisiete. El genio de la fealdad me doto con un montón de hormonas. Pero, ¿por que incluso ir allí? Cuando tenga cuarenta anos, algún sujeto ciego y calvo puede enamorarse de mí.
Mi vista es terriblemente mala por lo que tendríamos eso en común para construir una relación. Soy demasiado horrorosa para ser tocada incluso por un chico que puede ver. Leí en alguna parte que las mujeres alcanzan su punto máximo sexualmente a los treinta y ocho, así que eso debería funcionar bien para mí. Podemos casarnos y tener feos hijos ciegos. Ni siquiera me importa si es gordo.
Y me gustan los niños. Es triste que mamá no se casara de nuevo y tuviera más. A veces me pregunto si todavía ama a mi padre, después de todo este tiempo, de todo el dolor. Lo único que consiguió después de todo fue a mí. No un gran premio. Una hermanita para cuidar habría sido fantástico. Trabajo los veranos en la biblioteca, montones de niños y mamas agotadas. Trate de ayudar con las manualidades un par de veces, pero los niñitos se asustaron. Niños ciegos estarían bien.
Podría encontrar una preparatoria de ciegos para ser voluntaria y hacer una jugada por amor ahora mismo. O quizás solo iré a casa, atacare un sandwich, y saldré a la carretera para no llegar tarde a la practica.
Estos días conduzco yo. Mama siempre odio manejar, tenia que dejar el trabajo más temprano cada martes. Todo esto era factible cuando Dicha practicaba una vez a la semana, pero el otoño pasado, Terri, nuestra directora, decidió que quería intentar que entráramos a las Olimpiadas de Coro este ano e incrementar las prácticas a dos veces por semana.
Mama decidió que mis habilidades de conducción eran excelentes y me compro un viejo Ford para que pudiera trasladarme. Al menos el naranja no es muy brillante. Parece una calabaza moribunda. Perfecto para unirse a mi actuación de la hermanastra fea. La nombre Jeanette, lindo y hermoso para no herir sus sentimientos. La miseria ama la compañía. Mira a Scott y a mí.
***
Agua nieve fangosa me persigue por todo el camino hacia Detroit. Estoy llegando tarde. Odio el clima de marzo. La primavera por aquí es oscura, fría y desagradable. Grises bancos de nieve en descomposición se mantienen tanto como pueden. Aguanieve y hielo en vez de la nieve de un blanco puro de invierno.
El tráfico es un lio esta noche, y la vieja Jeannette es una cobarde. Todos nos adelantan. Ni siquiera me atrevo a hacer eso. Esto es Detroit. Puedo ser fea, pero aun así quiero vivir para cantar otra canción.
Finalmente me libero del tráfico metropolitano y entro volando a un adormilado Ann Arbor, ciudad universitaria de lujo, dormitando en las orillas de un tranquilo arroyo. La iglesia de piedra en la que cantamos es tan vieja como la ciudad.
Me deslizo en el santuario a mitad de sus precalentamientos.
No hay problema. Ya estoy lista. He interpretado nuestra lista de reproducción todo el camino. Canté los ejercicios. Todas las canciones. Descargue todas las partes, no solo mi contralto. Me encanta el solo de soprano en esta pieza evangélica que usamos para nuestra audición a las Olimpiadas de Coro, “Take
me home”. Hice girar el moribundo reproductor de CD de Jeannette hasta que los altavoces estuvieron traqueteando y cante el solo. Era una completa estrella en el interior de mi auto.
Me encanta cuando cantamos cosas evangélicas. Ninguno de nosotros en Dicha es lo suficiente purista para preferir clásicas piezas religiosas. Todas le rogamos a Terri más Broadway. Eso es de lo mejor para cantar. La mayoría de las chicas se entusiasman con las estúpidas piezas pop que Terri lanza para mantener a la audiencia contenta. Reconozco que tengo a mis divas contemporáneas favoritas en mi iPod, ¿quien no? Pero cuando estoy en una actuación, quiero más que eso.
Quiero que la música tenga alma y corazón, desolación y alegría, algún significado, por Dios. Es tan difícil encontrar algo que signifique algo.
Terri esta un poco delirante con esto de las Olimpiadas de Coro. No hay manera de que consigamos una invitación. Escogimos la clásica pieza de prueba cuando grabamos para nuestra audición, pero “Take me home” es desafiante. Incluso el contralto es increíble para cantar… todas esas cosas grandiosas sobre el dulce, dulce Rio Jordan. Hay un clímax enorme con todos cantando algo más en una especie de ciclo. La celebración y el desamor todos al mismo tiempo.
Impresionante. Pero Meadow, nuestra soprano solista, se ahogo. Ella ha tenido lecciones toda su vida, aprovecha al máximo su voz velada y pop. Pero “Take me home” necesita poder. Y emoción. Terri continuo intentando que Meadow llegara hasta ahí, intento tras intento, hasta que todos terminamos enojados y exhaustos. Meadow estaba con lágrimas en los ojos y luego simplemente desapareció. Terri tuvo que unir algo para enviarlo al comité.
Las Olimpiadas de Coro son en Lausanne, Suiza, en julio. Terri sigue poniendo fotos de los Alpes, lagos, castillos y desbordantes casas suizas con geranios rojos y banderas en el sitio Web. Va a ser tan deprimente cuando recibamos la noticia.
Deberíamos estar por escucharlo en cualquier momento. También aplicamos para este Festival cerca de Vancouver, Canadá. Meterse en eso es fácil. Mejor algo que nada.
Pero no Suiza.
Agarro un lugar al final de la fila de contraltos de pie y caigo en el ritmo de los oooh y aah, retumbando más y más alto. Dios. Extrañaba los silbidos agudos.
—Esta bien, chicas. Sigan cantando. Ah-ah-ah-ah-ahhhh. —El piano golpea el acorde para la siguiente nota alta—. Todas, dense la vuelta a la derecha. Froten el hombro de la chica frente a ustedes.
Me giro y empiezo a masajear a Sarah, la chica junto a mí. Tiene cabello real, no tenido, de un color rubio que cuelga bajo su cuello. Sedosamente recto. Nunca un amago de onda. Mataría por ese pelo. Nadie esta detrás de mi.
Terri da un paso adelante y frota mi cuello y hombros.
—Me alegra que llegaras. Estaba preocupada por ti.
—El clima esta algo feo afuera.
—Ten cuidado, ____.
—En unas cuantas semanas, solo será lluvia.
—Y tu puedes conducir a través de lo que sea.
—Casi. —Mama no me habría dejado venir un par de veces el mes pasado.
Tormentas fuertes. Lo de esta noche no fue nada.
—Podría helar mas tarde. —Se que puedo quedarme en su casa. Me la ofrece todo el tiempo. Nunca he sido lo bastante valiente como para aceptar—. Eees, chicas. Y no quiero escuchar ninguna bruja. —El coro sigue subiendo en la escala.
—Tengo neumáticos nuevos. La interestatal debe estar bien.
Terri aprieta mis hombros una última vez y grita:
—Ahora todos, izquierda. —Rodea el cuarto para masajear a la chica del otro extremo de la línea.
Cantamos de principio a fin un par de números. El primero es una de esas viejas canciones pop de relleno. Aburrida. Hay un coro de chicas en Europa que canta locas canciones de rock. Suena tonto, pero tienen gran éxito. Me encantaría intentar una de esas piezas.
La segunda canción es nuestra tercera pieza de competencia. Incluye contraltos, y todas la hemos superado, llevando el desempeño completo.
—Excelente. —Terri esta en mi sección—. Eso fue magnifico, contraltos. Buen trabajo. —Pone su mano sobre su frente—. Sopranos. No tienen la armonía correcta.
—No se por que tenemos que cantar en armonía. —Conoce a Meadow. Hermosa.
Delicada. Con piel tan perfecta que deseas tocarla para ver si esta congelada.
Grandes ojos oscuros, largas pestanas oscuras, cejas perfectamente depiladas, labios rosados, siempre brillantes. Cabello largo y rubio, perfectamente rebajado en capas, y con iluminaciones. Nunca con un indicio de raíces negras. Un busto pagado por su mama. Pantalones vaqueros talla uno de diseñador. Tacones todo el tiempo. Actitud de diva—. Los primeros sopranos no se supone que canten esa melodía.
Terri es muy paciente con ella.
—Los contraltos llevan la melodía a través de esa sección. Solo hay ocho compases. Vamos a volver a hacerlo. —Los padres de Meadow tienen dinero.
Mantienen a Dicha a flote. Terri tiene que ser paciente.
—Estoy cansada de esta canción. —Meadow hojea la partitura en su cuaderno abierto.
Terri se muerde el labio inferior.
— ¿Te gustaría practicar “Take me home”?
Un murmullo de aprobación pasa entre las chicas. Todas queremos librarnos de esa canción, y no la hemos cantado desde el desastre de nuestra sesión de grabación. La sangre fluye. Pisoteamos y aplaudimos. Algunas de nosotras seguimos el ritmo con los instrumentos y baterías. Una chica incluso se pone a gritar:
—Aleluya. —Es tan salvaje como un coro de chicas competitivas puede ser.
Meadow niega con la cabeza, replegándose tan pronto como puede.
— Está bien. Deberíamos conseguir este primero.
Concuerdo con Meadow. Cantar “Take me home” ahora seria una tortura. No entraremos a las Olimpiadas de Coro, y Meadow no puede cantar la canción. Es raro que Terri lo planteara.
Terri se quita el cabello de la frente. Lo que daría por esos pómulos.
—Si es lo que quieres. Cuando interpretemos esto en las Olimpiadas de Coro, tu parte debe ser perfecta. —Sonríe para alentar a Meadow—. Los contraltos están haciendo un trabajo fantástico. Los sopranos necesitan estar a nivel.
—Bien, chicas. —Terri amplia su sonrisa para incluir a los sopranos restantes—.
Vamos a ejecutar esa parte.
Es un contrapunto fácil. Puedo cantarlo dormida. Finalmente lo logran. Fracasa cuando lo unimos. Los sopranos pueden ser tan molestos. Cantamos esa parte veinte veces. Solo esos ocho aburridos compases. Ahora ellas incluso pueden hacerlo en sueños.
—Excelente trabajo. —Terri consigue que lo sopranos choquen sus cinco para festejar.
No puedo entender la razón por la que Terri mantiene a Meadow como solista. ¿A quien le importa si la mama de Meadow prometió un cheque para nuevos trajes si llegábamos a las Olimpiadas de Coro? Nuestros viejos ponchos todavía sirven. El mío es un poco corto, pero estoy en el fondo, hasta el fondo. Miro alrededor a las otras chicas. Supongo que Meadow es lo mejor que tenemos.
—Tómense unos minutos, chicas. —Terri mira a Meadow—. Lo siguiente que vamos a practicar es “Take me home”. —Suena algo derrotada. Sabe lo mala que es Meadow cantando esa canción. Sabe que las Olimpiadas de Coro son una fantasía, pero no pude dejar que las chicas lo vean. Yo lo veo. Estoy usando unas gafas mega-gruesas. Lo veo todo.
Agarro mi botella de agua, vaciándola hasta la mitad, me estiro, y me hundo en el banco de madera detrás de mí. Practicamos de pie en los bancos de la iglesia.
Hay ochenta de nosotras, por lo que no cabemos en los asientos del coro sobre el atril. El santuario esta lleno de madera cálida y vieja. Gran acústica. Perfecto para “Take me home”. En especial cuando todas lo pasamos bien, hasta que
Meadow consigue perderse, y todas tenemos que volver al principio.
Terri se agacha frente a Meadow, dándole una alentadora conversación. Entonces se pone de pie nuevamente.
—Leah, reparte los instrumentos. —Leah es la presidenta del coro. Una chica agradable. Su pelo liso largo es marrón oscuro, casi negro. Haciendo juego con sus pestanas y cara de bailarina.
Ruidosa confusión. El tintineo del triangulo. Alguien golpea su tambor. Sarah agita la maraca que tengo en mi mano.
Terri nos mira en silencio, levanta sus manos, y señala a la pianista. Las notas suben a través del aire, engulléndonos en el triste sonido. Ochenta pares de ojos brillan ante cada movimiento de Terri.
Ahora es la apertura del solo de Meadow. Terri agacha su mano para introducirla y… Nada.
Meadow atraviesa la parte frontal del cuarto y sale por la puerta lateral.
—Leah, ve tras ella.
Terri dobla sus brazos, estudia la música, haciendo golpecitos con los pies.
Estoy inmovilizada como el resto del coro. Nadie siquiera mueve una maraca.
Leah regresa con su rostro de muñeca con una mueca cansada.
—Esta vomitando. Gemidos y confusión. Todas están decepcionadas. Terri parece realmente molesta.
Mi mano se arrastra en el aire. No estoy segura de lo que esta haciendo alzándose. Nunca antes he levantado mi mano en el coro.
—¿____?
Trago saliva con fuerza y miro alrededor en busca de mis contraltos por fuerza.
Puedo hacerlo. Puedo.
—Conozco el solo —mi murmullo se pierde ante la confusión de las chicas a mi alrededor.
—Silencio, chicas. ¿Que fue eso?
Ahora todas están escuchando, mirándome fijamente, interrogantes. Me obligo a levantarme, cuadrarme de hombros valientemente, y respirar profundamente.
—Puedo cantarlo si quieres. La parte de Meadow. Así podemos practicar.
—Eres una contralto.
—Conozco el solo.
— ¿Puedes golpear esas notas?
Me encojo de hombros.
—Seguro. —Una sonrisa se escapa del agitado pozo de cobardía de mi estomago.
Terri me mira por un instante, y me devuelve la sonrisa.
—Bien, entonces. Gracias, ____.
Sarah toma mi instrumento. Sus ojos están enormes, asustados por mi.
Cierro los míos. Respiro profundamente. Inhalo y exhalo. Estoy en el automóvil.
Sola. Esa no es nuestra pianista acariciando delicadamente las teclas negras y blancas. Es solo el CD de práctica. He hecho esto cientos de veces.
Es mi entrada, estoy allí, cantando…
Bajo hasta el rio,
El dulce, dulce rio Jordan,
Miro a través del agua fangosa
Y más allá del otro lado.
Mi voz fluye pura y fuerte a través de la andante apertura del verso del solo. Me sale un coro para mi misma, lento y triste, lleno de fantásticas ejecuciones.
Llévame a casa, dulce, dulce Jesús.
Y envuélveme en tu seno,
Donde mi amo no pueda encontrarme.
Señor, añoro el otro lado.
Entonces, el coro entra cantando:
Verso dos. Ningún solo en esta sección. Abro mis ojos y canto con los contraltos.
Me acuesto junto al rio,
El dulce, dulce rio Jordan,
Mis dedos tocan el agua fangosa.
Hay una rica hierba al otro lado.
El tempo se redobla en el coro. Las cosas empiezan a ponerse salvajes. Estamos cantando a toda potencia, con lo máximo de nuestras voces, sacudiendo los cristales.
Terri esta sonriendo, pasando el momento de su vida. Esta saltando arriba y abajo, animando a todo el mundo. Oh, mierda, voy yo de nuevo. Alto y fluido sobre el armónico revoltijo del resto del coro.
Están mi mama y papa… cantando como no nunca antes lo han hecho…
Mantengo mis ojos abiertos esta vez. El coro canta en respuesta a mí. Me dejo perder, lanzándome en otra ejecución al final de la línea.
El chico moreno que dijo que me amaba y llena mis sueños en la noche.
El lugar esta animado, construyéndose el clímax. Todas nosotras, a todo pulmón, cantando,
Un montón de pálidas chicas encontrándose con sus almas.
Terri nos apacigua en reverencia a la siguiente línea. Una madre respira porque tiene que hacerlo.
Como mi mama que siguió adelante cuando papa se marcho. Por mí. Ella siguió respirando, siguió trabajando, demasiado herida para volver a amar alguna vez. Y la miro fijamente con sus ojos, su altura, su rostro, sus granos. Cada día, estoy allí para recordárselo. La Bestia encarnada.
Las chicas alrededor de mi cantan,
Me despido hacia el rio,
El dulce, dulce rio Jordan,
Regreso al agua fangosa,
Cierro mis ojos hacia ese otro lado.
No se como sigo cantando el coro final. Estoy tan llena de su agonía. Mi voz se quiebra cuando canto, Donde mi amo no pueda hallarme. Me controlo, y los coros se unen a mí en un armonioso, desgarrador,
Señor, añoro el otro lado.
Estoy llorando en esa última nota. También Terri. Igual que Sarah y la chica frente a mí. Todas las chicas están limpiándose los ojos. El último acorde del piano muere en la distancia. Terri deja caer sus manos.
El caos total.
Todas se reúnen a mí alrededor. Abrazándome. Tirándome en sus brazos.
Palmeándome la espalda. Todas están alegres. Por mí. Una enorme emoción sin precedentes le da oleadas de calor a mi rostro.
Terri se abre camino entre el coro y arroja su diminuto ser contra mi gigante cuerpo.
— ¿Por que no me dijiste que puedes cantar así?
Sorbo las lagrimas y limpio mis ojos.
—Soy una contralto.
Es entonces cuando la veo. Meadow. Parada en la puerta. Su rostro coincide con las paredes de un pálido verde detrás de ella en el salón.
— ¿Que esta pasando?
Bienvenidas mis niñas *-* (Karli & Raquel)♥
Perdon por la demora, espero que no vuelva a pasar (:
Cheqeen el Cap, Se viene bueno :Z
Capítulo 2
Fea en Contralto
Scott no esta en el coro. Lo busco después de la escuela. Sin suerte. Tengo práctica de Dicha en Ann Arbor, así que no puedo perder el tiempo. Sin embargo, tengo que hablar con el. Se que esta intentando ser dulce, pero que diga cosas como besar y bailar duele mas que “La Bestia” pintado en un color verde brillante en el maletero de mi Ford naranja desvanecido.
Quiero ser besada tanto como una chica a punto de cumplir diecisiete. El genio de la fealdad me doto con un montón de hormonas. Pero, ¿por que incluso ir allí? Cuando tenga cuarenta anos, algún sujeto ciego y calvo puede enamorarse de mí.
Mi vista es terriblemente mala por lo que tendríamos eso en común para construir una relación. Soy demasiado horrorosa para ser tocada incluso por un chico que puede ver. Leí en alguna parte que las mujeres alcanzan su punto máximo sexualmente a los treinta y ocho, así que eso debería funcionar bien para mí. Podemos casarnos y tener feos hijos ciegos. Ni siquiera me importa si es gordo.
Y me gustan los niños. Es triste que mamá no se casara de nuevo y tuviera más. A veces me pregunto si todavía ama a mi padre, después de todo este tiempo, de todo el dolor. Lo único que consiguió después de todo fue a mí. No un gran premio. Una hermanita para cuidar habría sido fantástico. Trabajo los veranos en la biblioteca, montones de niños y mamas agotadas. Trate de ayudar con las manualidades un par de veces, pero los niñitos se asustaron. Niños ciegos estarían bien.
Podría encontrar una preparatoria de ciegos para ser voluntaria y hacer una jugada por amor ahora mismo. O quizás solo iré a casa, atacare un sandwich, y saldré a la carretera para no llegar tarde a la practica.
Estos días conduzco yo. Mama siempre odio manejar, tenia que dejar el trabajo más temprano cada martes. Todo esto era factible cuando Dicha practicaba una vez a la semana, pero el otoño pasado, Terri, nuestra directora, decidió que quería intentar que entráramos a las Olimpiadas de Coro este ano e incrementar las prácticas a dos veces por semana.
Mama decidió que mis habilidades de conducción eran excelentes y me compro un viejo Ford para que pudiera trasladarme. Al menos el naranja no es muy brillante. Parece una calabaza moribunda. Perfecto para unirse a mi actuación de la hermanastra fea. La nombre Jeanette, lindo y hermoso para no herir sus sentimientos. La miseria ama la compañía. Mira a Scott y a mí.
***
Agua nieve fangosa me persigue por todo el camino hacia Detroit. Estoy llegando tarde. Odio el clima de marzo. La primavera por aquí es oscura, fría y desagradable. Grises bancos de nieve en descomposición se mantienen tanto como pueden. Aguanieve y hielo en vez de la nieve de un blanco puro de invierno.
El tráfico es un lio esta noche, y la vieja Jeannette es una cobarde. Todos nos adelantan. Ni siquiera me atrevo a hacer eso. Esto es Detroit. Puedo ser fea, pero aun así quiero vivir para cantar otra canción.
Finalmente me libero del tráfico metropolitano y entro volando a un adormilado Ann Arbor, ciudad universitaria de lujo, dormitando en las orillas de un tranquilo arroyo. La iglesia de piedra en la que cantamos es tan vieja como la ciudad.
Me deslizo en el santuario a mitad de sus precalentamientos.
No hay problema. Ya estoy lista. He interpretado nuestra lista de reproducción todo el camino. Canté los ejercicios. Todas las canciones. Descargue todas las partes, no solo mi contralto. Me encanta el solo de soprano en esta pieza evangélica que usamos para nuestra audición a las Olimpiadas de Coro, “Take
me home”. Hice girar el moribundo reproductor de CD de Jeannette hasta que los altavoces estuvieron traqueteando y cante el solo. Era una completa estrella en el interior de mi auto.
Me encanta cuando cantamos cosas evangélicas. Ninguno de nosotros en Dicha es lo suficiente purista para preferir clásicas piezas religiosas. Todas le rogamos a Terri más Broadway. Eso es de lo mejor para cantar. La mayoría de las chicas se entusiasman con las estúpidas piezas pop que Terri lanza para mantener a la audiencia contenta. Reconozco que tengo a mis divas contemporáneas favoritas en mi iPod, ¿quien no? Pero cuando estoy en una actuación, quiero más que eso.
Quiero que la música tenga alma y corazón, desolación y alegría, algún significado, por Dios. Es tan difícil encontrar algo que signifique algo.
Terri esta un poco delirante con esto de las Olimpiadas de Coro. No hay manera de que consigamos una invitación. Escogimos la clásica pieza de prueba cuando grabamos para nuestra audición, pero “Take me home” es desafiante. Incluso el contralto es increíble para cantar… todas esas cosas grandiosas sobre el dulce, dulce Rio Jordan. Hay un clímax enorme con todos cantando algo más en una especie de ciclo. La celebración y el desamor todos al mismo tiempo.
Impresionante. Pero Meadow, nuestra soprano solista, se ahogo. Ella ha tenido lecciones toda su vida, aprovecha al máximo su voz velada y pop. Pero “Take me home” necesita poder. Y emoción. Terri continuo intentando que Meadow llegara hasta ahí, intento tras intento, hasta que todos terminamos enojados y exhaustos. Meadow estaba con lágrimas en los ojos y luego simplemente desapareció. Terri tuvo que unir algo para enviarlo al comité.
Las Olimpiadas de Coro son en Lausanne, Suiza, en julio. Terri sigue poniendo fotos de los Alpes, lagos, castillos y desbordantes casas suizas con geranios rojos y banderas en el sitio Web. Va a ser tan deprimente cuando recibamos la noticia.
Deberíamos estar por escucharlo en cualquier momento. También aplicamos para este Festival cerca de Vancouver, Canadá. Meterse en eso es fácil. Mejor algo que nada.
Pero no Suiza.
Agarro un lugar al final de la fila de contraltos de pie y caigo en el ritmo de los oooh y aah, retumbando más y más alto. Dios. Extrañaba los silbidos agudos.
—Esta bien, chicas. Sigan cantando. Ah-ah-ah-ah-ahhhh. —El piano golpea el acorde para la siguiente nota alta—. Todas, dense la vuelta a la derecha. Froten el hombro de la chica frente a ustedes.
Me giro y empiezo a masajear a Sarah, la chica junto a mí. Tiene cabello real, no tenido, de un color rubio que cuelga bajo su cuello. Sedosamente recto. Nunca un amago de onda. Mataría por ese pelo. Nadie esta detrás de mi.
Terri da un paso adelante y frota mi cuello y hombros.
—Me alegra que llegaras. Estaba preocupada por ti.
—El clima esta algo feo afuera.
—Ten cuidado, ____.
—En unas cuantas semanas, solo será lluvia.
—Y tu puedes conducir a través de lo que sea.
—Casi. —Mama no me habría dejado venir un par de veces el mes pasado.
Tormentas fuertes. Lo de esta noche no fue nada.
—Podría helar mas tarde. —Se que puedo quedarme en su casa. Me la ofrece todo el tiempo. Nunca he sido lo bastante valiente como para aceptar—. Eees, chicas. Y no quiero escuchar ninguna bruja. —El coro sigue subiendo en la escala.
—Tengo neumáticos nuevos. La interestatal debe estar bien.
Terri aprieta mis hombros una última vez y grita:
—Ahora todos, izquierda. —Rodea el cuarto para masajear a la chica del otro extremo de la línea.
Cantamos de principio a fin un par de números. El primero es una de esas viejas canciones pop de relleno. Aburrida. Hay un coro de chicas en Europa que canta locas canciones de rock. Suena tonto, pero tienen gran éxito. Me encantaría intentar una de esas piezas.
La segunda canción es nuestra tercera pieza de competencia. Incluye contraltos, y todas la hemos superado, llevando el desempeño completo.
—Excelente. —Terri esta en mi sección—. Eso fue magnifico, contraltos. Buen trabajo. —Pone su mano sobre su frente—. Sopranos. No tienen la armonía correcta.
—No se por que tenemos que cantar en armonía. —Conoce a Meadow. Hermosa.
Delicada. Con piel tan perfecta que deseas tocarla para ver si esta congelada.
Grandes ojos oscuros, largas pestanas oscuras, cejas perfectamente depiladas, labios rosados, siempre brillantes. Cabello largo y rubio, perfectamente rebajado en capas, y con iluminaciones. Nunca con un indicio de raíces negras. Un busto pagado por su mama. Pantalones vaqueros talla uno de diseñador. Tacones todo el tiempo. Actitud de diva—. Los primeros sopranos no se supone que canten esa melodía.
Terri es muy paciente con ella.
—Los contraltos llevan la melodía a través de esa sección. Solo hay ocho compases. Vamos a volver a hacerlo. —Los padres de Meadow tienen dinero.
Mantienen a Dicha a flote. Terri tiene que ser paciente.
—Estoy cansada de esta canción. —Meadow hojea la partitura en su cuaderno abierto.
Terri se muerde el labio inferior.
— ¿Te gustaría practicar “Take me home”?
Un murmullo de aprobación pasa entre las chicas. Todas queremos librarnos de esa canción, y no la hemos cantado desde el desastre de nuestra sesión de grabación. La sangre fluye. Pisoteamos y aplaudimos. Algunas de nosotras seguimos el ritmo con los instrumentos y baterías. Una chica incluso se pone a gritar:
—Aleluya. —Es tan salvaje como un coro de chicas competitivas puede ser.
Meadow niega con la cabeza, replegándose tan pronto como puede.
— Está bien. Deberíamos conseguir este primero.
Concuerdo con Meadow. Cantar “Take me home” ahora seria una tortura. No entraremos a las Olimpiadas de Coro, y Meadow no puede cantar la canción. Es raro que Terri lo planteara.
Terri se quita el cabello de la frente. Lo que daría por esos pómulos.
—Si es lo que quieres. Cuando interpretemos esto en las Olimpiadas de Coro, tu parte debe ser perfecta. —Sonríe para alentar a Meadow—. Los contraltos están haciendo un trabajo fantástico. Los sopranos necesitan estar a nivel.
—Bien, chicas. —Terri amplia su sonrisa para incluir a los sopranos restantes—.
Vamos a ejecutar esa parte.
Es un contrapunto fácil. Puedo cantarlo dormida. Finalmente lo logran. Fracasa cuando lo unimos. Los sopranos pueden ser tan molestos. Cantamos esa parte veinte veces. Solo esos ocho aburridos compases. Ahora ellas incluso pueden hacerlo en sueños.
—Excelente trabajo. —Terri consigue que lo sopranos choquen sus cinco para festejar.
No puedo entender la razón por la que Terri mantiene a Meadow como solista. ¿A quien le importa si la mama de Meadow prometió un cheque para nuevos trajes si llegábamos a las Olimpiadas de Coro? Nuestros viejos ponchos todavía sirven. El mío es un poco corto, pero estoy en el fondo, hasta el fondo. Miro alrededor a las otras chicas. Supongo que Meadow es lo mejor que tenemos.
—Tómense unos minutos, chicas. —Terri mira a Meadow—. Lo siguiente que vamos a practicar es “Take me home”. —Suena algo derrotada. Sabe lo mala que es Meadow cantando esa canción. Sabe que las Olimpiadas de Coro son una fantasía, pero no pude dejar que las chicas lo vean. Yo lo veo. Estoy usando unas gafas mega-gruesas. Lo veo todo.
Agarro mi botella de agua, vaciándola hasta la mitad, me estiro, y me hundo en el banco de madera detrás de mí. Practicamos de pie en los bancos de la iglesia.
Hay ochenta de nosotras, por lo que no cabemos en los asientos del coro sobre el atril. El santuario esta lleno de madera cálida y vieja. Gran acústica. Perfecto para “Take me home”. En especial cuando todas lo pasamos bien, hasta que
Meadow consigue perderse, y todas tenemos que volver al principio.
Terri se agacha frente a Meadow, dándole una alentadora conversación. Entonces se pone de pie nuevamente.
—Leah, reparte los instrumentos. —Leah es la presidenta del coro. Una chica agradable. Su pelo liso largo es marrón oscuro, casi negro. Haciendo juego con sus pestanas y cara de bailarina.
Ruidosa confusión. El tintineo del triangulo. Alguien golpea su tambor. Sarah agita la maraca que tengo en mi mano.
Terri nos mira en silencio, levanta sus manos, y señala a la pianista. Las notas suben a través del aire, engulléndonos en el triste sonido. Ochenta pares de ojos brillan ante cada movimiento de Terri.
Ahora es la apertura del solo de Meadow. Terri agacha su mano para introducirla y… Nada.
Meadow atraviesa la parte frontal del cuarto y sale por la puerta lateral.
—Leah, ve tras ella.
Terri dobla sus brazos, estudia la música, haciendo golpecitos con los pies.
Estoy inmovilizada como el resto del coro. Nadie siquiera mueve una maraca.
Leah regresa con su rostro de muñeca con una mueca cansada.
—Esta vomitando. Gemidos y confusión. Todas están decepcionadas. Terri parece realmente molesta.
Mi mano se arrastra en el aire. No estoy segura de lo que esta haciendo alzándose. Nunca antes he levantado mi mano en el coro.
—¿____?
Trago saliva con fuerza y miro alrededor en busca de mis contraltos por fuerza.
Puedo hacerlo. Puedo.
—Conozco el solo —mi murmullo se pierde ante la confusión de las chicas a mi alrededor.
—Silencio, chicas. ¿Que fue eso?
Ahora todas están escuchando, mirándome fijamente, interrogantes. Me obligo a levantarme, cuadrarme de hombros valientemente, y respirar profundamente.
—Puedo cantarlo si quieres. La parte de Meadow. Así podemos practicar.
—Eres una contralto.
—Conozco el solo.
— ¿Puedes golpear esas notas?
Me encojo de hombros.
—Seguro. —Una sonrisa se escapa del agitado pozo de cobardía de mi estomago.
Terri me mira por un instante, y me devuelve la sonrisa.
—Bien, entonces. Gracias, ____.
Sarah toma mi instrumento. Sus ojos están enormes, asustados por mi.
Cierro los míos. Respiro profundamente. Inhalo y exhalo. Estoy en el automóvil.
Sola. Esa no es nuestra pianista acariciando delicadamente las teclas negras y blancas. Es solo el CD de práctica. He hecho esto cientos de veces.
Es mi entrada, estoy allí, cantando…
Bajo hasta el rio,
El dulce, dulce rio Jordan,
Miro a través del agua fangosa
Y más allá del otro lado.
Mi voz fluye pura y fuerte a través de la andante apertura del verso del solo. Me sale un coro para mi misma, lento y triste, lleno de fantásticas ejecuciones.
Llévame a casa, dulce, dulce Jesús.
Y envuélveme en tu seno,
Donde mi amo no pueda encontrarme.
Señor, añoro el otro lado.
Entonces, el coro entra cantando:
Llévame a casa,
Llévame a casa,
Llévame a casa.
Mi voz se eleva por encima de ellas.Llévame a casa,
Llévame a casa.
Verso dos. Ningún solo en esta sección. Abro mis ojos y canto con los contraltos.
Me acuesto junto al rio,
El dulce, dulce rio Jordan,
Mis dedos tocan el agua fangosa.
Hay una rica hierba al otro lado.
Oh, la gloria de ese día brillante
Cuando cruce el rio Jordan.
Los ángeles tocando el banjo
Y el Gran Señor en el violín.
Cuando cruce el rio Jordan.
Los ángeles tocando el banjo
Y el Gran Señor en el violín.
Terri esta sonriendo, pasando el momento de su vida. Esta saltando arriba y abajo, animando a todo el mundo. Oh, mierda, voy yo de nuevo. Alto y fluido sobre el armónico revoltijo del resto del coro.
Están mi mama y papa… cantando como no nunca antes lo han hecho…
Mantengo mis ojos abiertos esta vez. El coro canta en respuesta a mí. Me dejo perder, lanzándome en otra ejecución al final de la línea.
El chico moreno que dijo que me amaba y llena mis sueños en la noche.
El lugar esta animado, construyéndose el clímax. Todas nosotras, a todo pulmón, cantando,
Llévame a casa,
Llévame a casa,
Llévame a casa,
Como nosotras nunca antes lo habíamos hecho. El eléctrico sonido mágico. La música fluyendo por todas partes. La tonalidad cambia y ya estamos en el puente.Llévame a casa,
Llévame a casa,
Pero mi niño,
Señor, mi dulce niño,
Quien lleva los ojos de mi amo,
Envuelve sus dulces,
Dulces dedos tan apretados alrededor de mi corazón…
Cada sección deambula hacia su propia enredada secuencia hasta que rebobinamos juntas a un perfecto y sostenido acorde: Señor, mi dulce niño,
Quien lleva los ojos de mi amo,
Envuelve sus dulces,
Dulces dedos tan apretados alrededor de mi corazón…
¡EL NO ESTA LISTO PARA
EL JORDAN!
Somos una con esa trágica chica a tanta distancia en el tiempo y en el espacio.EL JORDAN!
Un montón de pálidas chicas encontrándose con sus almas.
Terri nos apacigua en reverencia a la siguiente línea. Una madre respira porque tiene que hacerlo.
Como mi mama que siguió adelante cuando papa se marcho. Por mí. Ella siguió respirando, siguió trabajando, demasiado herida para volver a amar alguna vez. Y la miro fijamente con sus ojos, su altura, su rostro, sus granos. Cada día, estoy allí para recordárselo. La Bestia encarnada.
Las chicas alrededor de mi cantan,
Dame fuerzas,
Dame fuerzas,
Dame fuerzas.
Mi voz encuentra su camino hacia la armonía. Sola. Una pequeña esclava buscando la salvación.Dame fuerzas,
Dame fuerzas.
Me despido hacia el rio,
El dulce, dulce rio Jordan,
Regreso al agua fangosa,
Cierro mis ojos hacia ese otro lado.
No se como sigo cantando el coro final. Estoy tan llena de su agonía. Mi voz se quiebra cuando canto, Donde mi amo no pueda hallarme. Me controlo, y los coros se unen a mí en un armonioso, desgarrador,
Señor, añoro el otro lado.
Estoy llorando en esa última nota. También Terri. Igual que Sarah y la chica frente a mí. Todas las chicas están limpiándose los ojos. El último acorde del piano muere en la distancia. Terri deja caer sus manos.
El caos total.
Todas se reúnen a mí alrededor. Abrazándome. Tirándome en sus brazos.
Palmeándome la espalda. Todas están alegres. Por mí. Una enorme emoción sin precedentes le da oleadas de calor a mi rostro.
Terri se abre camino entre el coro y arroja su diminuto ser contra mi gigante cuerpo.
— ¿Por que no me dijiste que puedes cantar así?
Sorbo las lagrimas y limpio mis ojos.
—Soy una contralto.
Es entonces cuando la veo. Meadow. Parada en la puerta. Su rostro coincide con las paredes de un pálido verde detrás de ella en el salón.
— ¿Que esta pasando?
Nimmy *-*
Re: "Sing Me To Sleep" ♥ (nick jonas y tu)
Ahhhhhh plis siguelaaaa!!
Esta súper la nove!!
Esta súper la nove!!
Karli Jonas
Re: "Sing Me To Sleep" ♥ (nick jonas y tu)
Graaaacias Karli♥
Seee viene :$ lskdañlslñdklñsd
Capítulo 3
Toma Dos
Lo que Terri dice después rebota en mi cerebro pero no logro aceptarlo.
Aclara su garganta y lo dice de nuevo.
—Meadow, le estoy dando a ____ el solo de “Take Me Home”.
¿Yo? ¿La solista? ¿De verdad? Mis piernas se vuelven gelatina. Me hundo en el banco detrás de mí.
—Pero es mío. —Meadow agarra la madera del marco de la puerta—. No puedes dárselo a esa…
Bestia espantosa. No tiene que decirlo. Todos saben lo que quiere decir.
—No puedes escabullirte al baño cuando estemos en el escenario en Lausanne.
—No es como si lo hiciera a propósito.
—Necesitamos una solista para esta pieza, cariño. Lo has intentado una y otra vez. Lo se. ____ puede hacerlo. La escuchaste, ¿cierto?
Meadow golpea fuerte su pie.
—Déjalo, Terri. No vamos a estar en el escenario en Lausanne.
Sus frías palabras envuelven la habitación, silenciando el resplandor de la música que soldamos en medio de la noche. Todas recordamos la patética grabación que presentamos.
No puedo creer que Terri finalmente este despertando con Meadow. Estoy cansada de todos los mimos, pero Meadow tiene razón. Es demasiado tarde. No importa ahora. Supongo que necesitaremos esta pieza en Vancouver. Cantar es cantar. Seré la solista allí. Quizás ese viaje no estará a la altura de Meadow, y ella se saltara todo el asunto.
Meadow me mira.
—Digo que nos deshagamos de esa estúpida pieza. La odio.
—Desafortunadamente, Meadow, creo que todavía la necesitaremos. —Terri se sube a un banco así todas las chicas pueden escucharla—. No van a creer esto, señoritas.
—Silencio, todo el mundo. —Leah salta al banco y mueve sus manos alrededor—.
Escuchen. Silencio.
—Tuve noticias de los Olímpicos de Coros ayer.
Silencio mortal.
Por favor que sea un si. Por favor que sea un si. Por favor que sea un si.
—El archivo MP3 que les envié con nuestra audición estaba dañado. Necesitan una nueva copia. Iba a reenviarles la grabación que hicimos en enero, pero estuve ocupada hoy. Lo pospuse.
Alguien chilla. Y luego otra chica lo hace. Se esta volviendo ruidoso. Terri tiene que gritar para ser escuchada.
—Que les parece si nos reunimos el sábado y grabamos esto otra vez… con ____.
—Espera. —Esa es Meadow. Se ve incluso peor que antes—. ¿Quien va a decirle a mi madre?
Floto de camino a casa. Floto al entrar a la casa. Floto hasta la habitación de mama, totalmente emocionada por poder decirle esto. Un fragmento de “Take Me Home” corre a través de mi cabeza cuando golpeo la puerta. Una madre respira porque debe. Esa es mi mama. Seguro.
Ella respira por mí.
Le digo, y ella se pone como loca.
— ¿Vas a ser la solista?
—Si. Yo. Y Terri esta muy segura que conmigo cantando, entraremos. Deberías haberme oído esta noche. —Me dejo caer en su cama y me acurruco en mi lado al lado de ella, todavía tratando de creer que es cierto.
—Que mal que la abuela Lizzie ya no este. —Mama pone su mano en mi cabeza.
—Le habría encantado ver eso. —La abuela Lizzie es de donde obtuve mi voz. Estuvo en una banda grande, cantó para las tropas en la Segunda Guerra Mundial. Murió justo después de que naci.
—Quizás lo hace. Quizás estuvo allí esta noche. Sosteniendo mi mano.
Mama se pone toda sentimental y me abraza.
Me instalo para pasar la noche en mi propia cama pero no puedo dormir. Me levanto y me miro en el espejo. La chica que me devuelve la mirada no es una solista. Es la que escondes detrás del arreglo floral. Eso funcionaria. Puedo cantar desde cualquier lugar. No quiero que esta cara arruine lo que ellos escuchan. Todavía soy esa maldita hija fea, todavía definida, todavía les creo.
También estoy flotando en la escuela al día siguiente, pero también estoy muy soñolienta. Sigo quedándome dormida. Finalmente me despierto para el coro. Scott se sienta a mi lado. Estoy tan feliz de volver a donde lo dejamos ayer. Nunca tendrá que alegrarme de nuevo. Puede ser dulce y estúpido si quiere. Estoy tan elevada, que nada me herirá. Al menos nada que Scott pueda inventar. Colby probablemente podría conseguirlo, pero ha hecho lo peor por un tiempo. El tendrá que mantener un bajo perfil después de su payasada con el chico de primer ano desnudo. Solo un par de chicos dirigieron comentarios groseros en mí dirección mientras atravesaba el pasillo esta mañana. La vida es buena.
Realmente buena.
— ¿Que pasa contigo? —Scott todavía esta gruñón. Necesita encontrar una novia hermosa y pequeña. Esta empezando a engordar. Tiene cuello ahora. No solía tener cuello de chico. Y esta dejando que su cabello rubio claro crezca. No más corte militar. Casi tiene mechones. Va bien con el cuello.
— ¿Estas levantando pesas?
—Voy al gimnasio con mi papa.
—Eso debe ser genial.
—El necesita un estimulo. Quieres venir con nosotros... ¿el sábado?
—Voy a grabar el sábado.
— ¿Firmaste con Motown cuanto no estuve viendo?
—Difícilmente. Pero... —No puedo evitar esa sonrisa tonta y sensiblera de no-puedo-creer-mi-buena-suerte—. Soy la nueva solista de Dicha.
— ¿El coro de chicas ricas? Ya era hora.
—Esto es grande. ¿Es todo lo que puedes decir?
—Felicidades. Cuando firmes con Motown, házmelo saber.
Quiero agarrarlo por su atractivo nuevo cuello de chico y estrangularlo, pero la clase empieza y el lo necesita para cantar.
El sábado estoy despierta temprano. Afuera de la puerta. Estoy tan emocionada y viva. Me pregunto si el amor se siente de esta manera. ¿Quien lo necesita cuando puedes tener esta adrenalina, esta emoción? Quizás por eso las divas se pasean entre hombres. ¿Que hombre podría coincidir con esta sensación?
Los caminos están solos por primera vez. No hay tráfico, no hay fango, no hay construcciones. El sol incluso hace una breve aparición. Navego por la autopista, cantando mí solo con el CD de práctica, llevando a Jeanette hasta setenta. Ella se sacude y vibra, pero no aflojo hasta que el límite de velocidad vuelve a caer a cincuenta y cinco.
Llego al coro lo suficientemente temprano para ayudar a Terri a instalar el equipo de grabación. Material de alquiler. Enormes micrófonos. Esta vez una grabadora de carrete doble esta para respaldar la digital. Nos perdemos en los cables y no notamos a Meadow y sus padres cuando llegan.
Su papa aclara elegantemente su garganta.
— ¿Puedo ayudar? —Se quita los guantes de conducir de cuero café, toma un manojo de cables de micrófono de mí, y expertamente arregla el lio. Viste un abrigo de lana color camello, perfectamente a la medida. Realmente atractivo. No solo el abrigo.
Las mejillas de Terri se ponen rosadas cuando le habla.
—Después de lo que sucedió con nuestro ultimo archivo, ya no confió en lo digital. —Asiente hacia el equipo extra.
El gira para enganchar los micrófonos y el sistema de grabación.
—Si. Meadow me dijo que están grabando otra vez esta mañana.
—Eso es correcto. Los Olímpicos de Coros no lograron hacer funcionar el archivo que enviamos con nuestra aplicación. Así que hemos obtenido una rara oportunidad… Las chicas están mucho mejor ahora de lo que lo estaban en enero.
Meadow mira en mi dirección.
—Pero esto es un engaño. Deberías enviar la misma grabación.
—Es algo complicado. —Me pregunto lo que hizo para esto—. Llame al comité y les explique que necesitamos volver a grabar. —Ella me lanza una mirada. Me aparto, mordiendo el interior de mi mejilla para mantener mi rostro bajo control.
El padre de Meadow gira los botones de la caja de resonancia, pretendiendo estar absorto.
—Meadow dice que vas a darle a ____ su solo. —Mira significativamente a Terri.
Ella medio pierde energía. El hombre sabe como usar su poder. Vende autos.
Miles de ellos. Terri traga y empieza a moverse entre su música.
—Meadow estaba demasiado enferma para cantar el jueves.
—.Enferma? —El papa de Meadow mira a su mama.
Ella envuelve el cuello de piel de su abrigo mas apretado alrededor de su cuello.
—Meadow no estaba enferma. La intimidaste a actuar cuando no estaba lista. —
Ella tiene pieles reales de larga duración en su armario en casa. Las viste en nuestros conciertos.
Terri continúa. Puedo decir que memorizo este discurso.
—____ encaja. Las chicas sienten que deberíamos grabar a ambas solistas, reproducirlas y votar por cual grabación enviar.
Así se hace, Terri. Tan astuta. ¿Como pueden oponerse a eso?
La mama de Meadow me mira.
—____ puede ir primero. Cariño. —Le habla a su esposo—. Mejor te quedas.
Puedo decir que no hay manera de que el altamente poderoso padre de Meadow quiera pasar su sábado en una tediosa sesión de grabación, especialmente si
Meadow va a cantar, pero se prepara para obedecer.
—Puedo manejar esto por ti. —Despide una sonrisa hecha para películas hacia
Terri—. Un viejo pasatiempo.
Puedo imaginar el sistema de sonido que tienen en su casa y sonrió. Apuesto a que Meadow le gusta el karaoke.
Para las 8:30 a.m. los bancos están llenos. Muchas calentando y frotándose el cuello. Todas están sueltas y alegres. Se siente como una fiesta. Las sesiones de grabación usualmente son estresantes, pero no esta. Susurros corren a través de la habitación. Nadie parece ser capaz de sostener su instrumento aun. Terri lidia con esto. Normalmente estaría tensa, mirando a cada chica que hace un solo ruido no deseado.
Todas las chicas están impacientes por ver lo que la mama de Meadow hará cuando me escuche cantar. Sarah cree que saldrá y se llevara su talonario de cheques con ella. La chica frente a mí dice:
—De ninguna manera. Es tan delirante. Creerá que Meadow es mucho mejor.
Terri nos pide atención. Silencio. Le da señales al papa de Meadow para que empiece a grabar. Debería estar nerviosa, pero hay un intenso deseo en mí que no deja lugar a las mariposas. Me paro alta así puedo inhalar una enorme bocanada con mi diafragma y cierro mis ojos. La introducción del piano empieza.
Para el momento en que la pianista da mi señal, otra vez soy esa solitaria chica esclava rogando a su Señor llevarla a un lugar mejor. El coro se une a mí. La música aumenta y revolotea. Estoy perdida en ella. Sin micrófonos. Sin grabación digital que recoja cada indicio y color de mi voz. Sin Meadow sentada en los asientos del coro con su mama, que observa con una mirada aturdida en su cara.
Soy transportada, perdida en las palabras, la tragedia y el heroísmo silencioso del que escriben. Soy esta música. Los montes de celebración, llegan a su clímax, y luego solo soy yo, mi voz palpitante de emoción, santificando la canción mientras canto:
Mi cara esta mojada otra vez. No se cuando llegaron las lagrimas.
Luego, silencio. Nadie respira. Todos los ojos están fijos en las manos alzadas de Terri. Ella asiente con la cabeza al papa de Meadow. El oprime algunos botones, y todo se acabo. Toma perfecta.
Por primera vez.
Eso nunca sucede.
Nuestros ojos pivotean hasta Meadow y su mama. Están susurrando. Nosotras todavía estamos en silencio. La mama de Meadow se levanta. Esperen. Aquí viene el ciclón. La mujer niega tristemente con su cabeza y perfecto peinado, y ayuda a Meadow a ponerse de pie.
—Te dije que se separarían —susurra Sarah—. Despídete de esos nuevos trajes.
La empujo con mi codo para hacerla callar.
La mama de Meadow la guía al podio donde el ministro ofrece sus sermones. Todos la estamos mirando. Su cara esta fija, su boca en una firme línea.
—Tengo muchas ganas de ir a Suiza. —Lame sus labios para sacarse el brillo. Me señala—. Entraremos con eso. —Meadow mira nuevamente a su mama—. Ella dice que esta bien. No tengo que hacer el solo.
Silencio atónito.
No se puede estar rindiendo. No tan fácil. Supongo que estaba contando con que saliera en una rabieta cuando perdiera la votación. ¿Pero quiere quedarse y dejarme cantar? No lo entiendo.
— ¿Qué? —Meadow mira a su alrededor—. ¿Creen que es fácil tener que cantar los solos todo el tiempo? ¿Creen que quiero ese tipo de presión? —Se encoge de hombros—. Dejen que ella lo haga, por un cambio.
Caos total, toma tres.
Es bueno no estar grabando con Meadow de nuevo, porque a nadie le queda voz después de todo ese griterío. Terri pasa alrededor una gran bolsa de pastillas con sabor a miel para la garganta, y nos sentamos a escuchar la reproducción.
Nunca me he oído de esa manera. Me da escalofríos. ¿Ese rico y bello sonido bailando por encima del coro soy yo? No parece real. Estamos enviando esto a un comité de selección internacional. A mí. Me están enviando, a mi. Me pierdo en la fantasía. Estoy cantando en un escenario con luces brillando por todas partes.
¿Puede esta ser yo?
Un micrófono en mi mano.
Bombillas intermitentes,
La gente gritando cuando tomo el mando.
¿Puede esta ser yo?
Tomando el escenario por los sueños dorados.
Una verdadera princesa.
Ganando gloria como dicen los cuentos
Puedo…
¿Soy yo?
Después de la reproducción, evito a Meadow. Esta manejando el rechazo mejor de lo que alguna vez pensé que lo haría. Tal vez esta diciendo la verdad. Si yo tuviera su voz, no querría cantar los solos tampoco. Ella tiene oídos como el resto de nosotras. Quiere ir a Suiza, sin importar que se necesite, como el resto de nosotras.
Su madre es otra historia. Se queda atrás, susurrando rápidamente a su marido, mientras el arregla las cuerdas de los micrófonos.
—Muy bien, chicas. —Terri hace caso omiso de la enojada mujer en la parte posterior de la sala—. Si queremos tener nuestro acto preparado para el escenario mundial, tenemos mucho trabajo que hacer. Nos vemos el martes.
Me rezago, así puedo agradecerle a Terri, pero la mama de Meadow desciende sobre ella.
—Si en realidad vas a seguir con este plan, tenemos que hablar de los vestidos. Deben ser elegantes. Mi hija no va a aparecer en un escenario internacional en una de esas viejas capas.
Me aparto de su vista. Supongo que nuestras capas están condenadas. Las flores pintadas a mano en el frente son medio malas, pero son lindas. Y podemos vestir cómodos pantalones negros y una camiseta de algodón del coro debajo de ellos.
La mama de Meadow continúa en una voz alta.
—Van a necesitar un vestuario de viaje, completo.
Las cejas de Terri se disparan hacia arriba.
—Sera mejor mantenernos en lo básico. La mayoría de las niñas no tienen presupuesto para un nuevo vestuario.
—No dejes que eso te preocupe. Tengo proveedores. —Ella se esta emocionando.
— Algunas piezas clásicas. Mezclar y combinar.
—Cómodas. —Terri no ganara esta partida.
—La ropa bien hecha siempre es cómoda. —La mama de Meadow se lanza en una lista exacta de lo que deberíamos tener.
—Muchas gracias —finalmente dice Terri—. Voy a dejártelo todo a ti. —Bien hecho, Terri. Ganamos la guerra, déjala ganar esta batalla.
—Insisto en ello. Por lo menos todas se verán bien. —Se fija en mí… Bueno, la mayoría de ellas.
No puedo agradecerle a Terri correctamente con esta mujer en el camino. Terri me ve. Lo sabe. Me rindo, levanto mi bolsa de música, la cuelgo de mi hombro, y me giro para irme.
Allí esta Meadow. Justo en mi cara.
Murmuro un débil.
—Hola.
Ella me frunce el ceno.
—No voy a morderte.
Extiendo mi brazo.
—Toma un trozo si te hace sentir mejor.
— ¿Qué? ¿Y arruinar mi dieta?
—Gracias por…
—Ese solo me ha estado volviendo loca. Nunca puedo hacerlo bien. Terri siempre esta diciendo que me quede después con ella y repetirlo una y otra y otra vez. Tengo cosas mejores que hacer con mi tiempo.
— ¿Mejores que cantar?
—Se podría decir eso. —Se ríe y mueve de un tirón su falso pelo rubio hacia atrás.
— Hay un montón de cosas mejores que cantar ahí afuera.
Supongo que Meadow valora más el amor que el canto. Quizás no es una jueza justa. Es obvio que es más fácil para ella conseguir chicos que cantar un solo. Su súper sexy novio la viene a buscar, a veces, en su súper buen auto deportivo rojo.
Quizás el le da la misma satisfacción que yo tengo cuando la música fluye a través de mi, envuelve al coro, y nos transporta a un plano diferente.
Sarah se ríe detrás de nosotras.
— ¿Has visto quienes están en el programa? Los Chicos Amabile son uno de los coros anfitriones.
Los Chicos Amabile son un coro tenor y están justo al otro lado de la frontera, en
Ontario, pero a anos luz de nosotras en el universo de los coros de jóvenes. Toda la organización Amabile es así. Su coro de niñas medio invento todo el movimiento. Hatfield compone para ellas. Tengo todos sus discos. Ellas marcan el estándar. Las chicas son leyendas.
¿Pero los chicos? Son estrellas de rock.
Tengo sus discos, también. No puedo creer que podríamos llegar a conocerlos. Cada coro de niñas en el mundo esta locamente enamorada de ellos. No es que sean increíblemente sexis. Unos pocos lo son. La mayoría son solo chicos desgarbados y adolescentes. Lindos y dulces. Algo así como Scott. Sin embargo, cuando cantan, eso si es caliente. Sorprendente.
Meadow se gira hacia Sarah.
— ¿En serio? ¿Estas segura?
Sarah suspira.
—Es gracioso, tenemos que ir todo el camino hasta Suiza para conocerlos.
Leah esta en la banca detrás de nosotras, clasificando los instrumentos de ritmo.
Se inclina introduciéndose en la conversación.
— ¿Han visto las ultimas fotos en la galería de su sitio web? ¿Las de su concierto de navidad? Moriría por un chico en traje.
—Que pueda cantar —decimos todas al mismo tiempo. Incluso yo, _____ la Bestia que nunca tuvo un chico en su vida, tiene esto.
Sarah se contrae.
—Oh, ¿por que eso los hace tan calientes?
Meadow estrecha sus ojos azules hacia mí.
— Así que, Señorita Solista, ¿que vamos a hacer aquí?
Miro a mí alrededor en busca de ayuda.
—Ummm. —Leah y Sarah me miran también—. Practicar duramente, como dijo Terri.
—No, tonta. Escucha, no se como hiciste para que saliera esa impresionante voz, completamente de la nada, pero —Meadow se encoge de hombros y arruga su cara completamente, no solo la nariz—. El resto de ti es un desastre.
Miro hacia abajo, al roto en la rodilla de mi pantalón vaquero, froto mi mano sobre el.
—Estoy segura de que tu mamá vendrá con una ropa que se vera genial en nosotras.
—No te preocupes por el vestuario. Lo tenemos cubierto. Es fácil de solucionar. Por lo menos no eres obesa, también. Tienes busto en alguna parte, ¿no? Pero…
Dejo caer mi cabeza y miro sus brillantes zapatos negros.
—Estaba pensando que podría estar detrás de algo. Flores. Cortinas.
Sarah y Leah se ríen.
Le sonrió a Meadow.
—Cantare desde la parte de atrás del escenario, y tu podrías hacer fono mímica.
—Nos echarían por eso —dice Leah.
—Sin medalla de oro —añade Sarah.
Leah cierra la tapa de la caja del instrumento.
—Sin conferencia de prensa.
Sarah me guiña un ojo.
—Sin final para cantar con los chicos Amabile.
Las cejas de Meadow se levantan burlonamente.
—No queremos poner en peligro eso. —Examina mi rostro—. Deja tu bolsa. Trata de mantenerte erguida. —Camina a mí alrededor—. Escultural. Buenos pómulos. La mandíbula un poco pesada. —Coge un trozo de mi pelo—. Al menos hay mucho de esto con que trabajar—. Me quita las gafas. No puedo ver mucho, pero puedo decir que Meadow esta en su elemento ahora, mucho mas que cuando esta cantando—. Podemos hacer muchas cosas con tus ojos. ¿Alguna vez has probado lentes de contacto?
—Oye. Espera. ¿Crees que puedes hacer de Glinda* conmigo? No va a funcionar. Soy a prueba de magia.
—Ay, cariño. —Meadow frota sus manos—. Glinda no se compara conmigo.
*Glinda (La Bruja Buena Del Sur): Es una bruja ficticia del Maravilloso Mundo de Oz.
Seee viene :$ lskdañlslñdklñsd
Capítulo 3
Toma Dos
Lo que Terri dice después rebota en mi cerebro pero no logro aceptarlo.
Aclara su garganta y lo dice de nuevo.
—Meadow, le estoy dando a ____ el solo de “Take Me Home”.
¿Yo? ¿La solista? ¿De verdad? Mis piernas se vuelven gelatina. Me hundo en el banco detrás de mí.
—Pero es mío. —Meadow agarra la madera del marco de la puerta—. No puedes dárselo a esa…
Bestia espantosa. No tiene que decirlo. Todos saben lo que quiere decir.
—No puedes escabullirte al baño cuando estemos en el escenario en Lausanne.
—No es como si lo hiciera a propósito.
—Necesitamos una solista para esta pieza, cariño. Lo has intentado una y otra vez. Lo se. ____ puede hacerlo. La escuchaste, ¿cierto?
Meadow golpea fuerte su pie.
—Déjalo, Terri. No vamos a estar en el escenario en Lausanne.
Sus frías palabras envuelven la habitación, silenciando el resplandor de la música que soldamos en medio de la noche. Todas recordamos la patética grabación que presentamos.
No puedo creer que Terri finalmente este despertando con Meadow. Estoy cansada de todos los mimos, pero Meadow tiene razón. Es demasiado tarde. No importa ahora. Supongo que necesitaremos esta pieza en Vancouver. Cantar es cantar. Seré la solista allí. Quizás ese viaje no estará a la altura de Meadow, y ella se saltara todo el asunto.
Meadow me mira.
—Digo que nos deshagamos de esa estúpida pieza. La odio.
—Desafortunadamente, Meadow, creo que todavía la necesitaremos. —Terri se sube a un banco así todas las chicas pueden escucharla—. No van a creer esto, señoritas.
—Silencio, todo el mundo. —Leah salta al banco y mueve sus manos alrededor—.
Escuchen. Silencio.
—Tuve noticias de los Olímpicos de Coros ayer.
Silencio mortal.
Por favor que sea un si. Por favor que sea un si. Por favor que sea un si.
—El archivo MP3 que les envié con nuestra audición estaba dañado. Necesitan una nueva copia. Iba a reenviarles la grabación que hicimos en enero, pero estuve ocupada hoy. Lo pospuse.
Alguien chilla. Y luego otra chica lo hace. Se esta volviendo ruidoso. Terri tiene que gritar para ser escuchada.
—Que les parece si nos reunimos el sábado y grabamos esto otra vez… con ____.
—Espera. —Esa es Meadow. Se ve incluso peor que antes—. ¿Quien va a decirle a mi madre?
***
Floto de camino a casa. Floto al entrar a la casa. Floto hasta la habitación de mama, totalmente emocionada por poder decirle esto. Un fragmento de “Take Me Home” corre a través de mi cabeza cuando golpeo la puerta. Una madre respira porque debe. Esa es mi mama. Seguro.
Ella respira por mí.
Le digo, y ella se pone como loca.
— ¿Vas a ser la solista?
—Si. Yo. Y Terri esta muy segura que conmigo cantando, entraremos. Deberías haberme oído esta noche. —Me dejo caer en su cama y me acurruco en mi lado al lado de ella, todavía tratando de creer que es cierto.
—Que mal que la abuela Lizzie ya no este. —Mama pone su mano en mi cabeza.
—Le habría encantado ver eso. —La abuela Lizzie es de donde obtuve mi voz. Estuvo en una banda grande, cantó para las tropas en la Segunda Guerra Mundial. Murió justo después de que naci.
—Quizás lo hace. Quizás estuvo allí esta noche. Sosteniendo mi mano.
Mama se pone toda sentimental y me abraza.
Me instalo para pasar la noche en mi propia cama pero no puedo dormir. Me levanto y me miro en el espejo. La chica que me devuelve la mirada no es una solista. Es la que escondes detrás del arreglo floral. Eso funcionaria. Puedo cantar desde cualquier lugar. No quiero que esta cara arruine lo que ellos escuchan. Todavía soy esa maldita hija fea, todavía definida, todavía les creo.
***
También estoy flotando en la escuela al día siguiente, pero también estoy muy soñolienta. Sigo quedándome dormida. Finalmente me despierto para el coro. Scott se sienta a mi lado. Estoy tan feliz de volver a donde lo dejamos ayer. Nunca tendrá que alegrarme de nuevo. Puede ser dulce y estúpido si quiere. Estoy tan elevada, que nada me herirá. Al menos nada que Scott pueda inventar. Colby probablemente podría conseguirlo, pero ha hecho lo peor por un tiempo. El tendrá que mantener un bajo perfil después de su payasada con el chico de primer ano desnudo. Solo un par de chicos dirigieron comentarios groseros en mí dirección mientras atravesaba el pasillo esta mañana. La vida es buena.
Realmente buena.
— ¿Que pasa contigo? —Scott todavía esta gruñón. Necesita encontrar una novia hermosa y pequeña. Esta empezando a engordar. Tiene cuello ahora. No solía tener cuello de chico. Y esta dejando que su cabello rubio claro crezca. No más corte militar. Casi tiene mechones. Va bien con el cuello.
— ¿Estas levantando pesas?
—Voy al gimnasio con mi papa.
—Eso debe ser genial.
—El necesita un estimulo. Quieres venir con nosotros... ¿el sábado?
—Voy a grabar el sábado.
— ¿Firmaste con Motown cuanto no estuve viendo?
—Difícilmente. Pero... —No puedo evitar esa sonrisa tonta y sensiblera de no-puedo-creer-mi-buena-suerte—. Soy la nueva solista de Dicha.
— ¿El coro de chicas ricas? Ya era hora.
—Esto es grande. ¿Es todo lo que puedes decir?
—Felicidades. Cuando firmes con Motown, házmelo saber.
Quiero agarrarlo por su atractivo nuevo cuello de chico y estrangularlo, pero la clase empieza y el lo necesita para cantar.
***
El sábado estoy despierta temprano. Afuera de la puerta. Estoy tan emocionada y viva. Me pregunto si el amor se siente de esta manera. ¿Quien lo necesita cuando puedes tener esta adrenalina, esta emoción? Quizás por eso las divas se pasean entre hombres. ¿Que hombre podría coincidir con esta sensación?
Los caminos están solos por primera vez. No hay tráfico, no hay fango, no hay construcciones. El sol incluso hace una breve aparición. Navego por la autopista, cantando mí solo con el CD de práctica, llevando a Jeanette hasta setenta. Ella se sacude y vibra, pero no aflojo hasta que el límite de velocidad vuelve a caer a cincuenta y cinco.
Llego al coro lo suficientemente temprano para ayudar a Terri a instalar el equipo de grabación. Material de alquiler. Enormes micrófonos. Esta vez una grabadora de carrete doble esta para respaldar la digital. Nos perdemos en los cables y no notamos a Meadow y sus padres cuando llegan.
Su papa aclara elegantemente su garganta.
— ¿Puedo ayudar? —Se quita los guantes de conducir de cuero café, toma un manojo de cables de micrófono de mí, y expertamente arregla el lio. Viste un abrigo de lana color camello, perfectamente a la medida. Realmente atractivo. No solo el abrigo.
Las mejillas de Terri se ponen rosadas cuando le habla.
—Después de lo que sucedió con nuestro ultimo archivo, ya no confió en lo digital. —Asiente hacia el equipo extra.
El gira para enganchar los micrófonos y el sistema de grabación.
—Si. Meadow me dijo que están grabando otra vez esta mañana.
—Eso es correcto. Los Olímpicos de Coros no lograron hacer funcionar el archivo que enviamos con nuestra aplicación. Así que hemos obtenido una rara oportunidad… Las chicas están mucho mejor ahora de lo que lo estaban en enero.
Meadow mira en mi dirección.
—Pero esto es un engaño. Deberías enviar la misma grabación.
—Es algo complicado. —Me pregunto lo que hizo para esto—. Llame al comité y les explique que necesitamos volver a grabar. —Ella me lanza una mirada. Me aparto, mordiendo el interior de mi mejilla para mantener mi rostro bajo control.
El padre de Meadow gira los botones de la caja de resonancia, pretendiendo estar absorto.
—Meadow dice que vas a darle a ____ su solo. —Mira significativamente a Terri.
Ella medio pierde energía. El hombre sabe como usar su poder. Vende autos.
Miles de ellos. Terri traga y empieza a moverse entre su música.
—Meadow estaba demasiado enferma para cantar el jueves.
—.Enferma? —El papa de Meadow mira a su mama.
Ella envuelve el cuello de piel de su abrigo mas apretado alrededor de su cuello.
—Meadow no estaba enferma. La intimidaste a actuar cuando no estaba lista. —
Ella tiene pieles reales de larga duración en su armario en casa. Las viste en nuestros conciertos.
Terri continúa. Puedo decir que memorizo este discurso.
—____ encaja. Las chicas sienten que deberíamos grabar a ambas solistas, reproducirlas y votar por cual grabación enviar.
Así se hace, Terri. Tan astuta. ¿Como pueden oponerse a eso?
La mama de Meadow me mira.
—____ puede ir primero. Cariño. —Le habla a su esposo—. Mejor te quedas.
Puedo decir que no hay manera de que el altamente poderoso padre de Meadow quiera pasar su sábado en una tediosa sesión de grabación, especialmente si
Meadow va a cantar, pero se prepara para obedecer.
—Puedo manejar esto por ti. —Despide una sonrisa hecha para películas hacia
Terri—. Un viejo pasatiempo.
Puedo imaginar el sistema de sonido que tienen en su casa y sonrió. Apuesto a que Meadow le gusta el karaoke.
Para las 8:30 a.m. los bancos están llenos. Muchas calentando y frotándose el cuello. Todas están sueltas y alegres. Se siente como una fiesta. Las sesiones de grabación usualmente son estresantes, pero no esta. Susurros corren a través de la habitación. Nadie parece ser capaz de sostener su instrumento aun. Terri lidia con esto. Normalmente estaría tensa, mirando a cada chica que hace un solo ruido no deseado.
Todas las chicas están impacientes por ver lo que la mama de Meadow hará cuando me escuche cantar. Sarah cree que saldrá y se llevara su talonario de cheques con ella. La chica frente a mí dice:
—De ninguna manera. Es tan delirante. Creerá que Meadow es mucho mejor.
Terri nos pide atención. Silencio. Le da señales al papa de Meadow para que empiece a grabar. Debería estar nerviosa, pero hay un intenso deseo en mí que no deja lugar a las mariposas. Me paro alta así puedo inhalar una enorme bocanada con mi diafragma y cierro mis ojos. La introducción del piano empieza.
Para el momento en que la pianista da mi señal, otra vez soy esa solitaria chica esclava rogando a su Señor llevarla a un lugar mejor. El coro se une a mí. La música aumenta y revolotea. Estoy perdida en ella. Sin micrófonos. Sin grabación digital que recoja cada indicio y color de mi voz. Sin Meadow sentada en los asientos del coro con su mama, que observa con una mirada aturdida en su cara.
Soy transportada, perdida en las palabras, la tragedia y el heroísmo silencioso del que escriben. Soy esta música. Los montes de celebración, llegan a su clímax, y luego solo soy yo, mi voz palpitante de emoción, santificando la canción mientras canto:
Regreso al agua fangosa,
Cierro mis ojos al otro lado…
Señor, anhelo el otro lado.
Cierro mis ojos al otro lado…
Señor, anhelo el otro lado.
Mi cara esta mojada otra vez. No se cuando llegaron las lagrimas.
Luego, silencio. Nadie respira. Todos los ojos están fijos en las manos alzadas de Terri. Ella asiente con la cabeza al papa de Meadow. El oprime algunos botones, y todo se acabo. Toma perfecta.
Por primera vez.
Eso nunca sucede.
Nuestros ojos pivotean hasta Meadow y su mama. Están susurrando. Nosotras todavía estamos en silencio. La mama de Meadow se levanta. Esperen. Aquí viene el ciclón. La mujer niega tristemente con su cabeza y perfecto peinado, y ayuda a Meadow a ponerse de pie.
—Te dije que se separarían —susurra Sarah—. Despídete de esos nuevos trajes.
La empujo con mi codo para hacerla callar.
La mama de Meadow la guía al podio donde el ministro ofrece sus sermones. Todos la estamos mirando. Su cara esta fija, su boca en una firme línea.
—Tengo muchas ganas de ir a Suiza. —Lame sus labios para sacarse el brillo. Me señala—. Entraremos con eso. —Meadow mira nuevamente a su mama—. Ella dice que esta bien. No tengo que hacer el solo.
Silencio atónito.
No se puede estar rindiendo. No tan fácil. Supongo que estaba contando con que saliera en una rabieta cuando perdiera la votación. ¿Pero quiere quedarse y dejarme cantar? No lo entiendo.
— ¿Qué? —Meadow mira a su alrededor—. ¿Creen que es fácil tener que cantar los solos todo el tiempo? ¿Creen que quiero ese tipo de presión? —Se encoge de hombros—. Dejen que ella lo haga, por un cambio.
Caos total, toma tres.
Es bueno no estar grabando con Meadow de nuevo, porque a nadie le queda voz después de todo ese griterío. Terri pasa alrededor una gran bolsa de pastillas con sabor a miel para la garganta, y nos sentamos a escuchar la reproducción.
Nunca me he oído de esa manera. Me da escalofríos. ¿Ese rico y bello sonido bailando por encima del coro soy yo? No parece real. Estamos enviando esto a un comité de selección internacional. A mí. Me están enviando, a mi. Me pierdo en la fantasía. Estoy cantando en un escenario con luces brillando por todas partes.
¿Puede esta ser yo?
Un micrófono en mi mano.
Bombillas intermitentes,
La gente gritando cuando tomo el mando.
¿Puede esta ser yo?
Tomando el escenario por los sueños dorados.
Una verdadera princesa.
Ganando gloria como dicen los cuentos
Puedo…
¿Soy yo?
Después de la reproducción, evito a Meadow. Esta manejando el rechazo mejor de lo que alguna vez pensé que lo haría. Tal vez esta diciendo la verdad. Si yo tuviera su voz, no querría cantar los solos tampoco. Ella tiene oídos como el resto de nosotras. Quiere ir a Suiza, sin importar que se necesite, como el resto de nosotras.
Su madre es otra historia. Se queda atrás, susurrando rápidamente a su marido, mientras el arregla las cuerdas de los micrófonos.
—Muy bien, chicas. —Terri hace caso omiso de la enojada mujer en la parte posterior de la sala—. Si queremos tener nuestro acto preparado para el escenario mundial, tenemos mucho trabajo que hacer. Nos vemos el martes.
Me rezago, así puedo agradecerle a Terri, pero la mama de Meadow desciende sobre ella.
—Si en realidad vas a seguir con este plan, tenemos que hablar de los vestidos. Deben ser elegantes. Mi hija no va a aparecer en un escenario internacional en una de esas viejas capas.
Me aparto de su vista. Supongo que nuestras capas están condenadas. Las flores pintadas a mano en el frente son medio malas, pero son lindas. Y podemos vestir cómodos pantalones negros y una camiseta de algodón del coro debajo de ellos.
La mama de Meadow continúa en una voz alta.
—Van a necesitar un vestuario de viaje, completo.
Las cejas de Terri se disparan hacia arriba.
—Sera mejor mantenernos en lo básico. La mayoría de las niñas no tienen presupuesto para un nuevo vestuario.
—No dejes que eso te preocupe. Tengo proveedores. —Ella se esta emocionando.
— Algunas piezas clásicas. Mezclar y combinar.
—Cómodas. —Terri no ganara esta partida.
—La ropa bien hecha siempre es cómoda. —La mama de Meadow se lanza en una lista exacta de lo que deberíamos tener.
—Muchas gracias —finalmente dice Terri—. Voy a dejártelo todo a ti. —Bien hecho, Terri. Ganamos la guerra, déjala ganar esta batalla.
—Insisto en ello. Por lo menos todas se verán bien. —Se fija en mí… Bueno, la mayoría de ellas.
No puedo agradecerle a Terri correctamente con esta mujer en el camino. Terri me ve. Lo sabe. Me rindo, levanto mi bolsa de música, la cuelgo de mi hombro, y me giro para irme.
Allí esta Meadow. Justo en mi cara.
Murmuro un débil.
—Hola.
Ella me frunce el ceno.
—No voy a morderte.
Extiendo mi brazo.
—Toma un trozo si te hace sentir mejor.
— ¿Qué? ¿Y arruinar mi dieta?
—Gracias por…
—Ese solo me ha estado volviendo loca. Nunca puedo hacerlo bien. Terri siempre esta diciendo que me quede después con ella y repetirlo una y otra y otra vez. Tengo cosas mejores que hacer con mi tiempo.
— ¿Mejores que cantar?
—Se podría decir eso. —Se ríe y mueve de un tirón su falso pelo rubio hacia atrás.
— Hay un montón de cosas mejores que cantar ahí afuera.
Supongo que Meadow valora más el amor que el canto. Quizás no es una jueza justa. Es obvio que es más fácil para ella conseguir chicos que cantar un solo. Su súper sexy novio la viene a buscar, a veces, en su súper buen auto deportivo rojo.
Quizás el le da la misma satisfacción que yo tengo cuando la música fluye a través de mi, envuelve al coro, y nos transporta a un plano diferente.
Sarah se ríe detrás de nosotras.
— ¿Has visto quienes están en el programa? Los Chicos Amabile son uno de los coros anfitriones.
Los Chicos Amabile son un coro tenor y están justo al otro lado de la frontera, en
Ontario, pero a anos luz de nosotras en el universo de los coros de jóvenes. Toda la organización Amabile es así. Su coro de niñas medio invento todo el movimiento. Hatfield compone para ellas. Tengo todos sus discos. Ellas marcan el estándar. Las chicas son leyendas.
¿Pero los chicos? Son estrellas de rock.
Tengo sus discos, también. No puedo creer que podríamos llegar a conocerlos. Cada coro de niñas en el mundo esta locamente enamorada de ellos. No es que sean increíblemente sexis. Unos pocos lo son. La mayoría son solo chicos desgarbados y adolescentes. Lindos y dulces. Algo así como Scott. Sin embargo, cuando cantan, eso si es caliente. Sorprendente.
Meadow se gira hacia Sarah.
— ¿En serio? ¿Estas segura?
Sarah suspira.
—Es gracioso, tenemos que ir todo el camino hasta Suiza para conocerlos.
Leah esta en la banca detrás de nosotras, clasificando los instrumentos de ritmo.
Se inclina introduciéndose en la conversación.
— ¿Han visto las ultimas fotos en la galería de su sitio web? ¿Las de su concierto de navidad? Moriría por un chico en traje.
—Que pueda cantar —decimos todas al mismo tiempo. Incluso yo, _____ la Bestia que nunca tuvo un chico en su vida, tiene esto.
Sarah se contrae.
—Oh, ¿por que eso los hace tan calientes?
Meadow estrecha sus ojos azules hacia mí.
— Así que, Señorita Solista, ¿que vamos a hacer aquí?
Miro a mí alrededor en busca de ayuda.
—Ummm. —Leah y Sarah me miran también—. Practicar duramente, como dijo Terri.
—No, tonta. Escucha, no se como hiciste para que saliera esa impresionante voz, completamente de la nada, pero —Meadow se encoge de hombros y arruga su cara completamente, no solo la nariz—. El resto de ti es un desastre.
Miro hacia abajo, al roto en la rodilla de mi pantalón vaquero, froto mi mano sobre el.
—Estoy segura de que tu mamá vendrá con una ropa que se vera genial en nosotras.
—No te preocupes por el vestuario. Lo tenemos cubierto. Es fácil de solucionar. Por lo menos no eres obesa, también. Tienes busto en alguna parte, ¿no? Pero…
Dejo caer mi cabeza y miro sus brillantes zapatos negros.
—Estaba pensando que podría estar detrás de algo. Flores. Cortinas.
Sarah y Leah se ríen.
Le sonrió a Meadow.
—Cantare desde la parte de atrás del escenario, y tu podrías hacer fono mímica.
—Nos echarían por eso —dice Leah.
—Sin medalla de oro —añade Sarah.
Leah cierra la tapa de la caja del instrumento.
—Sin conferencia de prensa.
Sarah me guiña un ojo.
—Sin final para cantar con los chicos Amabile.
Las cejas de Meadow se levantan burlonamente.
—No queremos poner en peligro eso. —Examina mi rostro—. Deja tu bolsa. Trata de mantenerte erguida. —Camina a mí alrededor—. Escultural. Buenos pómulos. La mandíbula un poco pesada. —Coge un trozo de mi pelo—. Al menos hay mucho de esto con que trabajar—. Me quita las gafas. No puedo ver mucho, pero puedo decir que Meadow esta en su elemento ahora, mucho mas que cuando esta cantando—. Podemos hacer muchas cosas con tus ojos. ¿Alguna vez has probado lentes de contacto?
—Oye. Espera. ¿Crees que puedes hacer de Glinda* conmigo? No va a funcionar. Soy a prueba de magia.
—Ay, cariño. —Meadow frota sus manos—. Glinda no se compara conmigo.
*Glinda (La Bruja Buena Del Sur): Es una bruja ficticia del Maravilloso Mundo de Oz.
Nimmy *-*
Re: "Sing Me To Sleep" ♥ (nick jonas y tu)
Ohh plis SIGUELA!!
No la dejes así!!
Sigueeeee!!
No la dejes así!!
Sigueeeee!!
Karli Jonas
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