Siempre Juntos. (Poynter)

Nombre: Siempre Juntos
Autor: StayStrongLovato
Adaptación: No
Género:Drama y Romance
Advertencias: Hay una parte un poco subida de tono...pero no demaciado. Esta dividida en dos partes.
Otras páginas: No

Siempre Juntos.

La noche era cálida, la luna brillaba con todo su esplendor en lo más alto del cielo acompañada de las estrellas.
Estaba ayudando a Dougie a terminar de empacar sus cosas pues mañana se iría de gira con los muchachos y esta vez ni las chicas ni yo podríamos ir con ellos.

Doblaba unas de sus camisas y las acomodaba en la maleta, me ponía triste la idea de que estaría lejos de él unos meses. Estaba sumida en mis pensamientos cuando sentí sus manos alrededor de mi cintura y su barbilla en mi hombro.

- No tienes que hacerlo, yo puedo empacar mi ropa- dijo abrazándome con más fuerza
- Quiero hacerlo – respondí, aunque no lo quise mi voz sonó algo triste
- No será mucho tiempo, son solo cuatro meses
- Para mi será una eternidad- deje la ultima camisa en la maleta y me gire para verlo a los ojos
- Igual para mí, pero te prometo que te llamare todos los días, todo el tiempo
- De acuerdo – me dio un beso en la frente

Me acerque más a él, mis manos estaban en su espalda y las suyas alrededor de mi cintura. Recosté mi cabeza sobre su pecho, escuchaba los latidos de su corazón. Podría quedarme así para siempre.

Levante la vista y nuestras miradas se conectaron, el azul cielo y el café chocolate se encontraron. Me perdí en sus ojos un momento. Una gran sonrisa se dibujo en su rostro a igual que en el mío, beso mis labios con delicadeza, con ternura, cariño y amor.

Poco a poco ese beso fue subiendo de intensidad a petición de ambos. Mis manos cambiaron de posición, ahora estaban en su cuello y las suyas seguían en mi cintura, me acerco más a él. Parecíamos un solo cuerpo.

Por falta de aire nos separamos. Una vez recuperado el aliento seguimos con ese beso que fue interrumpido, salvo que ahora me tomo en brazos y me recostó sobre la cama. Sus cálidos labios estaban contra los míos, una de mis manos jugaba con su cabello y la otra estaba enlazada con la de él.

Susurro un “Te Amo” en mi oído, sus besos fueron bajando por mi cuello siguiendo su camino.
Pronto la ropa estaba de más y nos deshicimos de ella.

Nuestros cuerpos se entendían a la perfección, como si estuvieran hechos el uno para el otro. Nos besábamos hasta quedar sin aliento.
Entre besos, caricias y palabras al oído nos entregamos en cuerpo y alma el uno al otro.

- Más - le susurre al oído con la respiración agitada y el sonrió

El simple roce de sus manos con mi piel era cálido. Juntos tocamos el cielo y después nos rendimos a los brazos de Morfeo.

Al llegar la mañana, me desperté gracias a algunos rayos de sol que se filtraban por la ventana. El aún estaba dormido, se veía tan tranquilo, tan lindo. Yo aun seguía recostada a su lado, con la cabeza sobre su pecho. Escuchaba los latidos de su corazón y parecía que el tiempo se detenía. Muy a mi pesar observe el reloj del buro, eran las ocho y cuarto de la mañana. El avión de Dougie partiría a las diez y media.

Con mucho cuidado me levante de su lado sin despertarlo. Me puse la camisa de botones que él llevaba la noche anterior y baje a la cocina a preparar el desayuno. Le prepararía su desayuno favorito: hot cakes con chispas de chocolate, pan tostado, jugo de naranja y un plato de fruta.

Estaba en la cocina terminando los hot cakes. A pesar de que Dougie se iría por cuatro largos meses, me encontraba sonriendo sin motivo, tarareaba el coro de una de sus canciones.

Pronto sentí las manos del oji azul alrededor de mi cintura, me dio un beso en la mejilla y poso su barbilla en mi hombro.


- Buenos días dormilón – dije
- Buenos días bonita, ¿por qué no me despertaste?
- Para que descansaras un poco más y así poder prepararte tu desayuno favorito
- Te lo agradezco – me sonrió- pero me encanta despertar y tenerte a mi lado entre mis brazos
- A mí también, cuando estoy contigo me siento protegida, como si nada pudiera pasarme – me acurruque en su pecho
- Ten por seguro que nada te pasara, siempre te cuidare –me abrazo fuertemente-


Cuando nos separamos nos sentamos a desayunar entre risas y platicando de trivialidades e incluso cantamos una de sus canciones. Al terminar me dispuse a lavar los platos mientras él se duchaba, cuando el salió entre yo ducharme para que el terminara su maleta. Nos arreglamos y quince minutos antes de las diez de la mañana ya íbamos en camino al aeropuerto.

Al llegar nos encontramos con los chicos, Tom y Giovanna estaban sentados en una banca, a un lado de ellos estaban Danny y Georgia abrazados y también Harry e Izzy se acercaban a nosotros con las manos entre lazadas.

Platicamos un momento, los chicos hablaban sobre unas cosas para la gira mientras las chicas y yo platicábamos acerca de los preparativos de la boda de Tom y Gio, seria dos meses después de que ellos regresaran de gira.
Faltaban quince minutos para que el avión despegara, ya habían anunciado su vuelo por los altavoces. Los ocho nos fuimos acercando a la puerta que los llevaría al avión. Cada pareja se despedía, no era algo que a nosotras nos pusiera alegre, pero les dimos la más sincera y llena de amor sonrisa que teníamos.


- Te extrañare – dijo mientras me abrazaba con fuerza
- Yo igual – me había dicho a mi misma que no lloraría, pero mis ojos se llenaron de lagrimas que yo no dejaba salir
- No llores – tomo mi rostro entre sus manos – pasara muy rápido, regresare pronto, no es que me quedare con alguna fan que me haya secuestrado –lo ultimo lo dijo sonriendo
- Lo sé, además Harry no las dejaría –le sonreí
- Deje un par de camisas en casa con mi perfume, para que duermas con ellas –cambio de tema
- No están sudadas ¿cierto? – pregunte haciendo una pequeña mueca de asco y el negó divertido – dormiré con ellas todos los días
- Y yo llevare esto siempre conmigo – me mostro la cadena con el dije en forma de corazón que tenia grabadas nuestras iniciales – junto con tu bufanda
- ¿Sabes, algo me dice que tendré un pedacito tuyo conmigo todo el tiempo mientras regresas? – le dije mirándolo a los ojos
- ¿En serio? ¿Como lo sabes? – levanto una ceja de manera divertida
- Simplemente lo sé – respondí simplemente y con una sonrisa
- Te amo Hailey – murmuro y me beso con cariño, un beso dulce y delicado
- También te amo – respondí contra sus labios

Seguíamos abrazados, al terminar ese beso, recosté mi cabeza en su pecho, sus brazos estaban alrededor de mi cintura.

Al separarnos fuimos caminando hacia la puerta que lo llevaría hacia el avión. Antes de atravesarla, me abrazo y volvió a besarme, pero esta vez con más intensidad que antes.

Serian cuatro largos meses.

Las chicas y yo los vimos abordar el avión, mientras caminaban por el pasillo de cristal volteaban a vernos, nos seguíamos despidiendo con la mano alzada al aire, uno que otro beso lanzado al aire que ellos mandaban y que nosotras recibíamos y guardábamos.

Con un último movimiento de mano despedimos el avión que había comenzado a avanzar para luego poder despegar.

Cuando este ya había partido y perdido en el aire, las chicas yo nos vimos las unas a las otras. Las cuatro teníamos los ojos cristalizados pero pronto las lagrimas se fueron, ellos volverían pronto.


- ¿Qué hacemos ahora? - pregunto Georgia después de deshacerse de un nudo en la garganta
- ¿vamos a almorzar? – sugirió Izzy
- Si, y tu – se refería a mi- no salgas con que ya desayunaste, las cuatro comimos algo antes de venir, pero las penas con pan son menos – reí ante el comentario de Georgia
- Después ¿me acompañarían a ver invitaciones para la boda?- pregunto Giovanna
- Claro – respondimos las tres
- Entonces vamos a almorzar y al terminar a ver las invitaciones – dije
- En marcha – sonrió Gio

Debo admitir que el resto del día en compañía de las chicas pasó rápido para todas. Visitamos dos tiendas buscando invitaciones, fuimos a casa de Izzy a comer y decidimos quedarnos ahí a dormir.

Los días pasaban rápido a decir verdad, en ocasiones nos quedábamos a dormir en casa de alguna, para no estar solas. Pasadas unas seis semanas desde que los chicos se habían ido me comencé a sentir mal, algunos mareos sin importancia, aunque ellas insistían que fuera al médico, yo no quería, pero al final acepte ir, solo si ellas si me acompañaban. La simple idea de que fuera algo malo me aterraba.

Habían pasado ya tres meses, tres semanas y cinco días desde que ellos se habían ido de gira, y regresarían en un par de días.

Esa tarde, las chicas y yo habíamos estado fuera de casa toda la mañana con Gio buscando diferentes cosas para la boda, entre ellos el vestido. Después hicimos una pausa para ir a comer algo.

- En dos días llegan los chicos – dijo emocionada Georgia
- ¡Si! No puedo esperar para verlos – decía Izzy
- Todas estamos ansiosas, en especial la futura Sra. Fletcher – dije lanzándole una mirada un tanto picara a Giovanna
- Pues aunque me veas así – respondió – si, lo extraño
- ¿Ya le dijiste a Doguie? – me pregunto Izzy
- No, aun no – baje un poco la mirada
- ¿por qué no? – las tres me miraban esperando una respuesta
- No es algo que creo deba decirle por teléfono
- Está preocupado – dijo Izzy – Harry me lo conto, ha notado que has estado algo “rara” según él.
- ¿Rara? En qué sentido – hablo Gio
- Tal vez, en el sentido de que cuando le pregunta si le ocurre algo, ella cambia de tema o lo esquiva con preguntas – Georgia tenía razón, había estado actuando así desde hacía un par de semanas,
- ¿Piensa que lo estoy engañando? – pregunte temerosa
- No – me respondieron las tres y Gio continuo – pero si está preocupado, en verdad lo esta
- Cuando llamaron y les dijimos que te habíamos acompañado al médico, el pregunto qué era lo que te ocurría, le dijimos que no era nada, simple rutina
- Cuando regrese se lo diré, ya no podre ocultarlo ¿Creen que se enoje? – ese era mi mayor miedo, mis ojos se llenaron de lagrimas al pensar que él se enojaría
- No lo creo – Izzy me apretó la mano
- Además, una parte por la que no se lo has dicho es porque es capaz de regresarse en ese mismo momento ¿no? – solo asentí
- Bueno ya – dijo Georgia- aun tenemos cosas que hacer


Al terminar de comer, nos fuimos a ver unos vestidos de novia. Cuando la noche llego, las chicas se quedarían en casa de Gio, pero a decir verdad, yo no tenía ánimos para ello. Decidí quedarme en casa, vería una película y me iría a la cama.

No había dejado de pensar en lo que me habían dicho, que Doug estaba preocupado, eso era lo que menos quería.
Al estar en casa por la noche, me di un baño de agua caliente para relajarme, me puse el pijama y una de sus camisas, aun olían a su perfume.

Baje a la sala, prepare palomitas de maíz y me dispuse a ver una película. Cambiaba los canales y me detuve en el que estaba “Titanic” mi película favorita. Me acomode en el sofá y comencé a verla. Cuando las palomitas se habían acabado, en un comercial aproveche para ir por algo de helado de chocolate para seguir viéndola.

Al acabarse, estaba con los ojos rojos por haber llorado, siempre lloro con esa película, el pequeño bote de helado aun tenía un poco, lo puse sobre la mesa y me recosté en el sofá, era tarde, pero pensé en ver la televisión un rato más. Sin darme cuenta me quede dormida.

~ Segunda Parte

Eran casi las dos de la mañana cuando los chicos y yo llegamos a casa de Tom y Gio. Habíamos podido regresar antes ya que las entrevistas del día siguiente las habíamos adelantado. No les avisamos a las chicas ya que queríamos darles la sorpresa. Harry había llamado a Izzy y esta le había dicho que se quedarían a dormir en casa de la castaña.

Cuando llegamos, ellas estaban viendo una película de terror y les dimos un buen susto pues no nos esperaban. Ellas fueron a llenar de besos a sus amados y yo esperaba a Hailey, pensé que estaba en el baño o algo cuando Izzy me hablo.

- No está aquí, se quedo a dormir en su casa
- ¿Por qué? – pregunte, hacia días o mejor dicho semanas que había notado que ella estaba algo distante
- Dijo que no estaba de ánimos
- ¿Qué ocurre? ¿Qué le pasa? – le pregunte sin rodeos, estaba preocupado
- Es algo que solo ella debe decirte, no te alarmes
- Iré a casa, despídeme de los muchachos ¿Si?
- Claro, ve tranquilo – me dio un beso en la mejilla y salí de la casa para tomar el taxi

En menos de quince minutos llegue a casa, baje del taxi y me dirigí a la puerta. Entre con cuidado, sin hacer ruido, deje las maletas en la sala cerca de la puerta y del librero.
Vi que la televisión estaba encendida, me pareció un poco raro debido a la hora, voltee a ver el sofá y ahí estaba ella. Dormía plácidamente en el sofá, estaba recostada, con la cabeza sobre una almohada, tapada con una frazada café y con una de mis camisas puesta. Sonreí al verla de esa manera, decidí cargarla y llevarla al cuarto, pero no pude evitar darle un beso en la frente y ella se despertó algo asustada.

- ¿Dougie? – pregunto dudosa, levanto un poco la cabeza
- El mismo – respondí sonriéndole – regrese antes bonita
- ¡Estas aquí! – grito emocionada mientras me abrazaba por el cuello – lo siento – se disculpo y pude ver un leve sonrojo en sus mejillas
- No te disculpes, te extrañe mucho – no dejaba de sonreír y sin poder resistir la bese
- ¿Por qué no nos avisaron? – parecía algo molesta e hiso un gracioso puchero
- Era una sorpresa, llegamos a casa del futuro matrimonio Fletcher, ahí vimos a las chicas y yo me vine para acá – por un momento su rostro pareció pálido, pero se recupero de inmediato
- ¿Qué te dijeron ellas? – me pregunto, parecía algo nerviosa
- Simplemente que te habías quedado acá, porque no tenías muchos ánimos.
- Oh – fue lo único que respondió
- Te iba a llevar hacia la recamara, pero te desperté sin querer – cambie de tema, pensé que sería mejor hablar por la mañana
- Tengo algo que decirte – dijo de pronto –es sobre el motivo de mi actitud de las últimas semanas
- De acuerdo – me senté en el borde de la mesa – te escucho
- No sé por dónde empezar, si por el principio dirás, - le di una tímida sonrisa- unas semanas después de que se fueron, comencé a sentirme mal, no quería ir al médico por miedo a que fuera algo malo, sabes cómo soy respecto a eso – simplemente asentí a eso– las chicas casi me llevan arrastrándome, después de varios análisis el doctor me llamo para darme una noticia…
- ¿Es algo malo? – no pude evitar interrumpirla, estaba preocupado
- No…pero nos cambiara la vida – respondió, yo no entendía nada
- ¿Cómo?
- Será mejor que te lo muestre – hiso la frazada a un lado, vi que mi camisa no le quedaba tan grande como siempre, la levanto un poco dejando ver un pequeño pero abultado vientre
- ¿Es…tu…estas…yo…seremos…estas embarazada? – logre preguntar entre balbuceos
- Si – esa simple silaba cambio mi vida, una sonrisa se extendió por mi rostro, de oreja a oreja
- ¡Estas embarazada! – grite a la par que me levantaba de la mesa.

Dentro de mí parecía que un globo de emociones había explotado, no podía escoger solo una para definir como me sentía. Quería correr y saltar de felicidad, salir a la calle a gritar a los cuatro vientos lo feliz que estaba. Entonces voltee a verla y vi que estaba llorando.

- ¿Qué ocurre bonita? – dije mientras me agachaba frente a ella
- Estas molesto ¿cierto? – me respondió, las lagrimas seguían cayendo por sus mejillas, con más intensidad que antes
- ¿Qué? No. Para nada. Estoy feliz – con el pulgar comencé a limpiarle las lagrimas
- ¿En serio? – seguía llorando, eso me partía el corazón
- ¡Claro! – exclame con una enorme sonrisa
- Yo… pensé que molestarías, porque podría afectar tu carrera y… - no la deje continuar
- Ni lo digas, este bebé no afectara nada, es un pedacito tuyo y mío, la manifestación de nuestro amor- le conteste sonriendo mientras tomaba su rostro entre mis manos
- Te dije que tendría un pedacito tuyo conmigo mientras no estuvieras – me dijo con una tímida sonrisa , aun con algunas lagrimas
- ¿Ya lo sabías? – ella negó - ¿Cuánto tiempo tienes? – le pregunte mientras dirigía mi vista a su abultado vientre
- Tres meses, tres semanas con cinco días
- Espera…eso significa que…la noche antes de que me fuera…cuando… - me interrumpió
- Si, así es – ella sonrió y yo la bese en los labios
- Te amo, te amo, te amo – le decía entre besos – los amo a los dos
- Yo también te amo, los dos te amamos – coloco una mano sobre su vientre
- ¿Puedo…? – pregunte algo tímido acercando mi mano
- Claro – tomo mi mano, la puso sobre su vientre y lo comencé a acariciar con cuidado
- Hola bebé, -empecé a hablarle – yo soy tu papá Dougie, acabo de enterarme que vienes en camino y ya te amo, no te conozco aun, pero ya muero por tenerte entre mis brazos, para cuidarte, protegerte, llenarte de besos y consentirte mucho, tendrás a la mejor mamá del mundo, la más hermosa – levante la vista, ella estaba sonriendo con los ojos llenos de lagrimas, pero eran de alegría – ¿te digo un secreto? Los amo a los dos, más que a mi vida – levante un poco la camisa y deposite un beso en su vientre

Después de esa pequeña charla con nuestro bebé, seguimos platicando, ella me preguntaba sobre la gira y ese tipo de cosas, mientras yo le preguntaba sobre su embarazo, todo, sobre las citas medicas, sus malestares, antojos, etc. Me dijo que en una semana tendría cita con el doctor y yo le dije que ahí estaría, que no perdería ni una más. Después nos fuimos a dormir, ya era muy tarde y ambos moríamos de sueño. Al estar en la recamara y acostados en la cama, la envolví en mis brazos, adoraba tenerla así, coloque una mano sobre su vientre, le di un beso en la frente y cerré los ojos para entrar en el mundo de los sueños.

Los meses pasaron normal debo decir. La boda de Tom y Gio fue perfecta, unas semanas después, fue el cumpleaños de Hailey y fue la oportunidad perfecta para pedirle matrimonio. No tenía ninguna duda, era ella. La mujer con quien quería pasar el resto de mi vida.

Sin darnos cuenta, ya faltaba poco para que nuestro bebé naciera. El doctor nos dijo que sería un varón, aun no hemos decidido el nombre, aunque sus padrinos serán Harry e Izzy, el es como un hermano para ella y ella como una hermana para mí. Ya teníamos arreglado su cuarto, todo estaba listo.

Faltaba aproximadamente una semana para que el bebé naciera, su vientre era más grande y abultado, pero para mí se veía hermosa. Hacia unos días se había sentido un poco mal, nada grave, simples mareos, cansancio aunque si se desmayo, el médico dijo que tenía que descansar, de eso me encargaría yo.

Esa noche fuimos a casa de Izzy y Harry, veríamos películas de terror, era una de esas películas de terror japonesas. Estábamos muertos de miedo. Había tazones de palomitas, botes de helado, platones con frituras, dulces, de todo había en la mesa. Pero los muffins de mora azul y los brownies de chocolate, eran por antojo de ella.

Cuando regresamos a casa, era casi la media noche, mientras ella subía a cambiarse a la recamara, yo fui a la cocina a tomar algo de jugo. Al subir las escaleras, vi que la luz del cuarto del bebé estaba encendida y la puerta estaba entre abierta, entre despacio, ella se encontraba cerca de la cuna, acariciando la cobija y los peluches, ya tenía puesta la pijama, me recargue en el marco de la puerta, observándola, cuando ella volteo vi que estaba llorando, le pregunte que ocurría, pero no contesto, salió del cuarto rumbo al nuestro, la seguí.

- Cariño ¿Qué ocurre? – pregunte mientras entraba a la habitación
- Nada – respondió dándome la espalda, su voz sonaba llorosa.
- No te creo. Dime ¿Qué te ocurre? - pregunte calmado mientras me acercaba a ella
- Tengo miedo – respondió en un susurro, se giro hacia mí y vi que estaba llorando
- ¿Miedo? ¿Por la película?
- No, siento algo aquí en el pecho, una opresión – se sentó en la cama y yo a su lado – ¿seremos unos buenos padres?
- Si, aprenderemos juntos como serlo, pero tranquilízate, te hará daño
- Tengo miedo de que algo le pase al bebé – su voz era entrecortada, las lagrimas seguían cayendo por sus mejillas
- Nada va a ocurrir, el estará bien, igual que tú
- Quiero que me prometas algo – intento secar sus lagrimas sin lograrlo
- Dime – tome sus manos entre las mías y la mire esperando que continuara
- Si, por alguna razón, cuando llegue la hora del parto, algo pasa , no me interrumpas – dijo cuando quise decir algo – si algo llegara a ocurrir y tuvieras que elegir entre salvar al bebé o a mí, prométeme que lo salvaras a él

Por un momento no entendí lo que decía, me quede observándola sin decir nada. Me pedía salvar a nuestro bebé en vez que a ella. A decir verdad nunca me había puesto a pensar en algo así, era verdaderamente una difícil decisión. Escoger entre salvarla a ella o a mi hijo. Parpadee un par de veces, ella me veía esperando una respuesta. Su mirada reflejaba miedo, angustia y sus ojos brillaban a causa de las lágrimas, pero sus palabras mostraban seguridad.

- No…no digas tonterías – respondí tras deshacer un nudo en mi garganta- nada ocurrirá, ambos estarán bien
- Es algo de lo que no estamos completamente seguros, prométemelo, prométeme que si tuvieras que escoger, lo escogerías a él -lagrimas gruesas volvieron a caer por sus mejillas
- ¿Cómo me pides eso? – pregunte pasando una mano por mi cabello,
- Yo ya viví, unos años, pero viví, él no – acaricio su vientre – él tiene que vivir
- Tu también – mi voz subió de tono sin que lo quisiera
- Prométemelo, por favor, prométemelo – me miraba expectante, esperando mi respuesta
- Te lo prometo – dije al fin, ella soltó un suspiro – pero quiero que tu también me prometas algo
- Dime
- Si eso llega a ocurrir, prométeme que tu lucharas también – me vio confundida – prométeme que lucharas por tu vida, que no te darás por vencida – le pedí, mirándola a los ojos
- Te lo prometo – decía mientras asentía con un movimiento de cabeza – sabes que te amo ¿verdad?
- Si, y yo también te amo a ti

Se acerco a mí y me beso, era cálido, tierno, sentía sus mejillas húmedas contra las mías. Se recostó en mi hombro, aun sollozando; la simple idea de perderla me aterraba. No sabía que sería de mi vida sin ella. Al parecer ella leyó mis pensamientos, levanto un poco la cabeza y susurro en mi oído “No me perderás.” La abrace con más fuerza, deposite un beso en su cabello, acaricie su espalda hasta que se calmo, dejo de llorar y se quedara dormida entre mis brazos.

La recosté con cuidado en la cama, la tape con la cobija y me acosté a su lado, abrazándola, con una mano sobre su vientre, como si de esa manera los protegería a ambos.

Habían pasado unas cuantas horas desde aquella charla, me había costado conciliar el sueño, pero sentí que Hailey me movía con insistencia.

- ¿Qué ocurre cariño? – le pregunte aun con los ojos cerrados
- Creo que ya viene….el bebé –escuche como dio un gritito de dolor, abrí los ojos golpe
- ¿Estás segura? – mi voz tembló un poco
- Sí, estoy muy segura… no son pataditas, son…contracciones – decía con la voz agitada, cerrando los ojos con fuerza por el dolor y se agarraba el vientre con ambas manos
- Tranquila, vamos al hospital – al levantarme la ayude a hacerlo
- Estoy…estoy sangrando- me dijo alarmada, me asuste, pero tuve que disimular por ella
- Tranquila, respira, ya vamos en camino al hospital

Bajamos con cuidado las escaleras, tome las llaves del auto y mi celular. El camino hacia el hospital parecía ser eterno. Llegamos rápidamente, la atendieron enseguida y la llevo una enfermera hacia una sala de parto pero no me dejaron entrar; Hailey volteo a verme asustada, así que alcance a decirle que todo estaría bien. Llame a los chicos para avisarles que Hailey había entrado en trabajo de parto, tardaron unos quince minutos en llegar, los seis.

Los minutos parecían ser eternos, no tenía noticias, eso me ponía nervioso. Harry caminaba de un lado para otro, Izzy estaba sentada a mi lado, tomando mi mano a manera de apoyo; Giovanna y Georgia estaban sentadas a lado de Tom y Danny, respectivamente.

La espera me estaba matando. Comencé a caminar de un lado hacia el otro, en círculos junto con Harry. Una hora paso, después otra y no teníamos noticias, estaba hecho un manojo de nervios. De un momento a otro un doctor salió de la sala de parto.

- ¿Familiares de la señorita Hailey Bennet? –pregunto, los siete nos levantamos – su esposo – aclaro –
- Es mi prometida – dije acercándome - ¿Qué ocurre?
- No le mentiré, la situación es delicada. El bebé tiene el cordón umbilical alrededor de cuello y no puede nacer sin hacerle daño a ella; los latidos de su corazón se hacen más débiles y me temo que no tenemos mucho tiempo.
- ¿Qué quiere decir?
- Que tal vez no podamos salvarlos a ambos

Esas palabras retumbaban en mi cabeza. ¿Acaso era cierto lo que escuchaba? ¿Podría perderlos a ambos? En ese momento recordé la charla con ella, esa misma noche. Era como si lo hubiera sabido antes de tiempo. Harry se acerco a mi lado junto con Izzy, los demás estaban detrás de mí.

- Señor Poynter, en caso de ser necesario, ¿a quien de los dos deberíamos salvar? Sé que es una difícil decisión pero… - lo interrumpí
- Lo es, probablemente la más difícil que tenga que tomar, pero salve al bebé
- ¿está seguro? – pregunto dudoso, su voz mostraba preocupación
- Si…yo se lo prometí a Hailey
- De acuerdo, lo mantendré informado – vi como entraba de nuevo a la sala

Sentía que me derrumbaba, no sabía cómo seguía de pie. Estaba lleno de frustración, me sentía un inútil por no poder hacer nada por ellos. Me senté en la banca, entre mi cabeza entre mis manos y deje salir esas lágrimas de impotencia que tenia. Izzy se sentó a mi lado y me abrazo como nunca, llore en su hombro como un niño pequeño; estaba asustado como nunca antes lo había estado.

Giovanna y Georgia habían ido a la capilla del hospital, Danny junto con Tom habían bajado a la cafetería por unos cafés pero Harry e Izzy se habían quedado conmigo, no se querían mover de ahí, ni yo tampoco.
Una hora y media después los muchachos seguían ahí, sentados en las sillas y las chicas a su lado recostadas en su hombro; la espera me había parecido eterna cuando vi que el médico salía de nuevo, nos levantamos de golpe todos esperando a que hablara.

- Es un niño, un hermoso niño sano – comenzó a decir – antes de que lo pregunte, ella también está bien, esta fuera de peligro
- ¿Hailey está fuera de peligro? – pregunte ansioso, nervioso
- Así es, esa una joven fuerte, logramos controlar la hemorragia y estabilizarla, logramos salvarlos a ambos
- ¡Gracias! ¡Gracias! – grite abrazándolo
- ¿Podemos verla a ella y al bebé? – pregunto Giovanna acercándose con los demás
- Podrán verla en un momento cuando este en una habitación, la enfermera llevara al bebé ahí
- Muchas gracias – volví a decir
- Es un placer, cualquier cosa búsquenme y felicidades– dijo para después alejarse

En ese momento sentí que volvía a respirar tranquilo; ambos estaban bien, fuera de peligro. Los chicos están igual de felices que yo, las felicitaciones no se hicieron esperar. Una enfermera vino a decirnos que en unos minutos podríamos entrar a verla ya que aun se encontraba bajo la anestesia, les dije que fueran a casa a cambiarse, me costó trabajo convencerlos pero aceptaron, pedí a Tom que fuera a casa a traerme algo de ropa y la maleta de Hailey.

Subí a la habitación que me había indicado la enfermera, entre con cuidado; ahí estaba Hailey, recostada con los ojos cerrados en la cama, se veía algo pálida, pero para mí se veía hermosa; me acerque sin hacer ruido, sentándome en la silla de alado tome su mano y le di un beso, ella abrió los ojos despacio.

- Hola bonita ¿Cómo te sientes? – pregunte
- Débil y cansada – su voz era muy suave, como un susurro
- Me dieron un buen susto ¿sabes? - acaricie su mejilla con cuidado
- Lo siento, pero tú cumpliste tu promesa y yo la mía
- Lo sé – bese su frente- te lo prometí
- ¿Ya lo viste?
- No, la enfermera lo traerá en un momento
- Quiero verlo, cargarlo y tenerlo entre mis brazos
- Yo igual pero ¿Cómo lo llamaremos?
- ¿Qué te parece James? Como mi padre – me pregunto algo tímida
- Me parece perfecto, se llamara James como su abuelo
- Gracias, ¿y los muchachos donde están? ¿no les avisaste?
- Fueron a cambiarse aunque… - se escucho un ruido de afuera
- ¡Felicidades! – entraron gritando los chicos

Danny llevaba muchos globos en las manos, Harry y Tom también llevaban globos, las chicas llevaban unos peluches, Danny y Harry se peleaban por ver quién llegaba primero hacia la cama…gano Harry, se desato una especie de “pelea” entre ambos, pelea que se vio interrumpida por nuestras risas y por la llegada de la enfermera.
Entro a la habitación despacio, cerrando la puerta detrás de él en brazos traía lo que parecía ser un pequeño bulto envuelto en una manta azul.

- Aquí esta su bebé, es un niño hermoso – decía mientras se lo entregaba a Hailey
- Es precioso – ella lo miraba con ojos brillantes, grabando cada momento, acariciando su cabecita
- ¿A quién se parece? – pregunto la enfermera curiosa
- A su padre – respondió Hailey sin dudar, yo la vi confundido
- ¿Se parece a mí?
- Claro, solo míralo, y esa – señalo su nariz – es igual a la tuya
- Tiene razón, es igual a ti – aseguro Tom junto con Giovanna
- Claro que si – dijeron los demás
- Pero tiene los ojos de su madre – conteste observando a James, tenia los ojitos abiertos
- Muchas felicidades – dijo la enfermera- si necesitan algo, avísenme
- De acuerdo
- ¿Disculpe, podría tomarnos una foto? – pregunto Harry
- Con mucho gusto, júntense – nos pusimos alrededor de la cama, yo tenía en brazos a James- sonrían
- Te amo – le dije a Hailey mientras la besaba
- Yo también ¿Siempre juntos?
- Siempre juntos cariño, siempre.

Si, definitivamente era el comienzo de la familia Poynter- Bennet.

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Que les parecio?
tomatazos?
Crucios?

*Le cry deconsolado* Esta muy lindo!! me gusto mucho :)