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Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
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La peligrosa Obsesion {Justin & tu} HOT! Adaptada!
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
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Re: La peligrosa Obsesion {Justin & tu} HOT! Adaptada!
Capítulo Vientiuno.
_____ me miraba asesinamente, mientras que yo me la comía con la mirada. Ashley estaba concentrada en decirme algo, pero aún no lo hacía.
—Muchachos, muchachos ¿Por qué no nos calmamos un poco? —dijo Emma. Los tres nos giramos a verla. Asentí con la cabeza y volví mi mirada a _____.
—De verdad estoy dolido —le dije y volví a tocar mi pecho —Jamás me lo imaginé de ti, de ti que te veías tan correcta.
—Y ahora la ves incorrectamente deseable, ¿verdad? —dijo Ashley —Hagamos un trato primo, te consigo una noche con ella y me cedes tu cuarto.
—Echo —le dije sin siquiera vacilar.
—Óyeme, ¿Acaso mi dignidad vale menos que una buena cama? —le preguntó _____ sin poder creerlo.
—Por mi pobre espalda si —le dijo la rubia.
—Esa no es manera de convencerme Ashley —dijo la morena.
—Y tampoco creo que sea la adecuada —acotó Emma.
—¿Lo ves? Eso se llama ser amiga —dijo Levine y se acercó para abrazar la chica de anteojitos.
—Está bien, está bien —dijo mi prima —Mmm, ¿Qué tal un beso?
La morena la miró fijo por unos cuantos segundos. Soltó un leve suspiro y me miró.
—Está bien —le dijo y se puso de pie. Se acercó a mí. Y cuando estuvo lo suficientemente cerca se puso en puntas de pie. Sus labios rozaron los míos —¿Puedes agacharte un poco? No llego.
Bobamente obedecí a su petitorio. Me incliné y choqué despacio contra sus labios. Y cuando intenté mover mi boca, para obtener un poco más de ello, se alejó —Listo, su cama ya es tuya Ashley.
—Pero, ¿Acaso yo no tengo poder de palabra? —pregunté.
—Ese es el máximo grado de intimidad que lograras conmigo, Bieber —me dijo la morena.
—Justin, lleva mis valijas al cuarto ¿si? —dijo mi prima.
—Yo creo que es justo —habló Emma.
—¿Acaso tú solo hablas para hundirme? —le pregunté —¿Por qué me odias? No, no es justo. Ese no fue el trato Ashley. ¿O me das una noche con ella o no hay cama?
—_____, ¡por dios! Dale lo que pide —le rogó.
—No, ya te lo dije. Mi dignidad vale más que una cama.
—Por favor, amiga. Por favor —le suplicó poniendo su mejor cara de sufrimiento.
Quizás lo consiga, y al fin obtenga mi noche con la morena. De solo pensarlo ya me emociono más de lo que debería.
Todos observamos como _____ miraba fijamente a Ashley, de seguro estaba pensando en como decirle que no, que ni loca lo haría. Hasta que se giró a verme.
—¿Sabes Justin? Pensé que eras un caballero... no se creo que fue una mala impresión. Después de todo siempre te has mostrado generoso y respetuoso para con los que quieres, y como Ash es tu prima... tu única prima por lo que he oído, y por como ella habla bien de ti y lo mucho que te ama, pensé que el sentimiento era mutuo. Pero no... si la amaras y fueras un caballero le cederías tu cama. Creo que me equivoqué contigo —dijo y apoyó su mano sobre su pecho.
Entrecerré mis ojos y la miré fijo por unos cuantos segundos.
—¿Sabes que ese es un chantaje muy barato, verdad? —le dije. Ella sonrió.
—¿Funcionó? —me preguntó. Suspiré levemente.
—Si, funcionó —tomé las valijas de mi prima —¿Estas son todas?
—Si primito lindo. Muchas gracias, te adoro, eres un encanto —me dijo ella. Miré a la morena.
—Me debes una —le dije mientras caminaba.
—Cuando quieras —dijo ella y las tres rieron divertidas.
Yo creo que de verdad está intentando volverme loco. Ella de seguro quiere jugar conmigo. Acabo de conocer a la verdadera _____ Levine. Del mismo material que mi prima, fue hecha solo para volverme loco. Aunque si debo admitir que _____ tiene algo que Ashley no.
Sabe cuando decir que no, y dejarlo muy en claro. Sabe como enredarte y hacerte desear. Sabe como dar en el blanco y sabe como hacerte sentir un imbécil.
Dios mío, creo que me saqué un boleto directo al infierno. Un boleto a la locura y a mi perdición. Pero ella no va a poder conmigo, ella va a terminar rendida a mis pies. Eso se los puedo asegurar.
La semana pasó bastante lenta para mi gusto. Aunque algo divertida debo admitir. Ryan intentó seducir a mi prima, y el terminó siendo el seducido. No deja de hablar de ella, ya me tiene loco.
Mientras tanto Chaz está haciendo todo lo posible por averiguar cosas sobre su angelito diabólico. Estos chicos ya cayeron más bajo de lo que yo creía. Ambos parecen unos idiotas detrás de unas faldas complicadas.
El timbre de salida sonó, hoy es viernes. El bendito viernes. Hoy tendría mi conquista de la semana. Y ahora tenía que verme con ella, para arreglar unas cositas.
—¿A dónde vas tan apurado? —me pregunto Ashley.
—Tengo que hacer unas cosas —le contesté.
—Oye, ¿no te enojas si hoy vienen a dormir _____ y Emma? —dijo ella.
—No, no hay problema. Hoy saldré —dije. Ella sonrió.
—Perfecto primito, te veo luego —besó mi mejilla y apuró su paso.
Salí de salón y divisé a Crist a unos metros de allí. Con discreción me acerqué a ella y le hice un gesto para que fuéramos al gimnasio.
Cuando estuvimos ahí caminamos hasta detrás de las gradas que estaban allí.
Ella sonrió pícaramente y tomó mi corbata para cercarme a ella y comenzar a besarme. La miré bien, mientras nuestras bocas se unían.
Pero entonces pasó de nuevo. La que estaba frente a mí no era Cristina, era _____. Sus manos se colocaron alrededor de mi cuello y me acercó más a ella. Instantáneamente mis ojos se cerraron y la apreté más contra mí. Como me gustaba besarla, como me gustaba sentir su lengua sobre la mía. Como me gusta _____…
Bajé una de mis manos hasta el final de su corta pollera. La levanté con cuidado. Ella se alejó un poco de mí.
—Espera Just, estamos en la Universidad —dijo agitada.
Esa no era la voz, ni el olor de _____. Y al alejarme el espejismo se desvaneció y el encanto se perdió.
Ella me dijo algo, y no escuché lo que dijo. Solo acerté a asentir con la cabeza. Se acomodó la blusa y la pollera. Me iba a volver a besar, pero me moví y el beso frío apenas alcanzó la comisura de mis labios.
—¿Qué sucede? —me preguntó.
—Nada cielo, ve tranquila —le dije y me alejé más de ella. Ella frunció el ceño.
—¿Sabes? He notado que a todas nos dices cielo, linda o dulce. Pero solo le dices cariño a _____.
—No, eso no es así —dije.
—Si, puedo asegurarte que si.
—Pues entonces… no nada. Ve, ve, creo que va a ser mejor que esto lo dejemos para otro día.
—¿Qué? —preguntó.
—Si, recordé que hoy tengo… tengo que hacer unas cosas y no podré verte. Lo siento, dulce…
—Kate tenía razón —me dijo. La miré bien —Estas muy cambiado…
Se fue de allí dejándome bastante confundido. Salí del gimnasio y ya casi todo el mundo se había ido. ¿Cambiado? ¿Yo estoy cambiado? Al parecer si, y esto no puede estar pasando. Fui hasta mi moto y me subí en ella. No quería volver a casa aun. Mejor iré a dar unas vueltas por allí. Cuando la noche llegó al lugar, decidí volver. Entré a mi departamento, y escuché un par de risitas graciosas provenientes de mi habitación. Recordé que Ash me había dicho que hoy vendrían a dormir _____ y Emma. Mi prima salio del cuarto y me miró bien.
—¿Qué haces aquí? —me dijo.
—No quiero preguntas, no estoy de humor Ashley —le dije.
—Uuuuh, que carácter —dijo mientras se acercaba a la heladera y buscaba un poco de agua.
—¿Qué hacen? —le pregunté.
—¿No era que no querías que te hable? —me dijo.
—Solo quiero saber.
—Estábamos hablando, y estábamos por mirar una película —me contestó.
—¿_____ está? —dije. Ella arqueó una de sus cejas y me miró fijo.
—Si, si esta ¿Acaso viniste a casa porque _____ iba a estar aquí?
—No, claro que no —dije rápidamente —Solo tuve un pequeño problema y… ¿Por qué tengo que estar dándote explicaciones? Está es mi casa y vengo cuando tengo ganas.
—Como sea, malhumorado —me dijo y se fue de nuevo a la habitación.
Dejé mis cosas sobre la mesada y entré al baño para darme una ducha. Cuando salí toque la puerta de mi cuarto y Ashley salió. Me miró.
—¿Qué quieres? —me preguntó.
—¿Puedes darme un poco de ropa? —le pregunté, mientras intentaba mirar hacia dentro.
Tal vez podría ver un poco de _____.
—Ahora te la alcanzo —me dijo y entró cerrando la puerta. Volvió a salir y me dio un pantalón de dormir y un calzoncillo.
—Gracias —le dije y volví a la sala.
Me puse mi cómodo pantalón de dormir y me quedé sin remera. Hacía algo de calor esa noche. Me tiré pesadamente al sillón y prendí la tele. Volví a escuchar risas y la curiosidad comenzó a molestarme. Pero no me moví de mi lugar.
Tenía que quedarme en donde estaba. Encontré una interesante película y me quedé allí tranquilo. Un bostezo involuntario salió de mí. Miré la hora y el reloj marcaba las 2 de la mañana. ¡Vaya que el tiempo puede pasar volando cuando uno está muy concentrado!
Apagué la tele y me acosté bien en el sillón. Coloqué mis dos brazos detrás de mi cabeza y cerré mis ojos. Pero mi cabeza no dejaba de pensar. Escuché unos pequeños pasos, pero aun así no abrí mis ojos. De seguro era Ashley. Escuché como la heladera se abría.
—Maldito Bieber, no tiene nada orgánico —musitó con enojo —Es un carnívoro.
Entonces levanté mi cabeza y divisé su pequeña figura buscando algo dentro del refrigerador. Sin hacer ruido me puse de pie y con sigilo, como un león a punto de cazar, caminé para acercarme más a ella. Sentí que iba a enloquecer al verla en un sexy culotte blanco y una remera de dormir. Uno de mis ojos se entrecerró por la luz que proporcionaba el refrigerador abierto.
—Herbívora, busca bien. En el cajón de abajo hay manzanas —le dije.
Ella ahogó un grito y se giró a verme.
—¡Maldita sea, Justin! ¡Casi me matas! —dijo mientras respiraba algo agitaba ponía una de sus manos sobre su pecho. La escaneé de arriba a bajo. ¡Diablos, se veía condenadamente bien así!
—No fue mi intención, pero que lindo levantarme y tenerte así en la cocina —le dije y la volví a mirara de arriba a bajo. Su cabello caía desordenado y algo despeinado por sus hombros. Sus piernas doradas y suaves se veían deseosas. Que ganas de…
—No me mires así —me ordenó con autoridad —Mírame a los ojos.
—Ya sé de memoria tu rostro, y tus bellos ojos —dije y me acerqué un poco más a ella —Trato de memorizar otras partes…
Me acerqué más acorralándola contra la pared. La luz del refrigerador era lo que nos iluminaba. Ella hizo un escaneo nervioso a mi torso desnudo. Abrió la boca para decir algo, pero las palabras no le salieron.
—¿Qué? ¿Qué vas a decirme? —le dije y me acerqué más, apretándola contra mí —Estás en mi casa, y todo lo que está aquí es mío. Lo toco y lo miró cuando se me da la gana…
—Resulta que no soy una cosa, y también resulta que no soy tuya —me dijo.
—Mírame fijo a los ojos, y vuélvelo a decir… no puedes, porque una parte de ti, ya es mía.
Ella guardó silencio, mirándome fijo. Posé mi vista en sus labios. Esos labios carnosos y calientes que me hacían perder el control. Como necesitaba besarla…
—Ese ego tuyo, hasta medio dormido es inmenso —me dijo.
—¿Quieres saber que otra cosa es inmensa? —le pregunté con la voz ronca.
—No puedo creer que hayas dicho eso —me acusó nerviosa y algo agitada.
Sonreí divertido y negué con la cabeza.
—Las ganas que tengo de ti, _____… ¿O que pensaste?
—La inmensa estupidez que puedes llegar a tener —dijo ella rápidamente.
—Hasta media dormida, eres mal pensada —dije divertido.
—Ahora apártate, quiero ir a dormir.
Entonces aquello fue más fuerte que yo. Rápidamente me acerqué a su boca y la besé intensamente. Abrí más sus labios con mi lengua, y toqué la suya con necesidad. Ella intentó alejarse, pero coloqué una de mis manos en su nuca y la acerqué más a mí. Un leve gemido escapó de su boca, cuando la apoyé más contra la pared, apretándola con mi cuerpo. Sus manos se quedaron quietas sobre mis hombros, mientras nuestras bocas se conocían más y más, era un movimiento violento y casi insano, pero no podía detenerme. Mi necesidad de saborearla era apabullante. Ella soltó otro gemido, cuando mordí sus labios suavemente…
Entonces logró alejarme de ella y sin decir nada, su mano sonó contra mi mejilla. Agitado volví mi vista a su rostro. Pude ver la confusión en sus ojos, mientras que su respiración agitada caía sobre mi boca.
_____ me miraba asesinamente, mientras que yo me la comía con la mirada. Ashley estaba concentrada en decirme algo, pero aún no lo hacía.
—Muchachos, muchachos ¿Por qué no nos calmamos un poco? —dijo Emma. Los tres nos giramos a verla. Asentí con la cabeza y volví mi mirada a _____.
—De verdad estoy dolido —le dije y volví a tocar mi pecho —Jamás me lo imaginé de ti, de ti que te veías tan correcta.
—Y ahora la ves incorrectamente deseable, ¿verdad? —dijo Ashley —Hagamos un trato primo, te consigo una noche con ella y me cedes tu cuarto.
—Echo —le dije sin siquiera vacilar.
—Óyeme, ¿Acaso mi dignidad vale menos que una buena cama? —le preguntó _____ sin poder creerlo.
—Por mi pobre espalda si —le dijo la rubia.
—Esa no es manera de convencerme Ashley —dijo la morena.
—Y tampoco creo que sea la adecuada —acotó Emma.
—¿Lo ves? Eso se llama ser amiga —dijo Levine y se acercó para abrazar la chica de anteojitos.
—Está bien, está bien —dijo mi prima —Mmm, ¿Qué tal un beso?
La morena la miró fijo por unos cuantos segundos. Soltó un leve suspiro y me miró.
—Está bien —le dijo y se puso de pie. Se acercó a mí. Y cuando estuvo lo suficientemente cerca se puso en puntas de pie. Sus labios rozaron los míos —¿Puedes agacharte un poco? No llego.
Bobamente obedecí a su petitorio. Me incliné y choqué despacio contra sus labios. Y cuando intenté mover mi boca, para obtener un poco más de ello, se alejó —Listo, su cama ya es tuya Ashley.
—Pero, ¿Acaso yo no tengo poder de palabra? —pregunté.
—Ese es el máximo grado de intimidad que lograras conmigo, Bieber —me dijo la morena.
—Justin, lleva mis valijas al cuarto ¿si? —dijo mi prima.
—Yo creo que es justo —habló Emma.
—¿Acaso tú solo hablas para hundirme? —le pregunté —¿Por qué me odias? No, no es justo. Ese no fue el trato Ashley. ¿O me das una noche con ella o no hay cama?
—_____, ¡por dios! Dale lo que pide —le rogó.
—No, ya te lo dije. Mi dignidad vale más que una cama.
—Por favor, amiga. Por favor —le suplicó poniendo su mejor cara de sufrimiento.
Quizás lo consiga, y al fin obtenga mi noche con la morena. De solo pensarlo ya me emociono más de lo que debería.
Todos observamos como _____ miraba fijamente a Ashley, de seguro estaba pensando en como decirle que no, que ni loca lo haría. Hasta que se giró a verme.
—¿Sabes Justin? Pensé que eras un caballero... no se creo que fue una mala impresión. Después de todo siempre te has mostrado generoso y respetuoso para con los que quieres, y como Ash es tu prima... tu única prima por lo que he oído, y por como ella habla bien de ti y lo mucho que te ama, pensé que el sentimiento era mutuo. Pero no... si la amaras y fueras un caballero le cederías tu cama. Creo que me equivoqué contigo —dijo y apoyó su mano sobre su pecho.
Entrecerré mis ojos y la miré fijo por unos cuantos segundos.
—¿Sabes que ese es un chantaje muy barato, verdad? —le dije. Ella sonrió.
—¿Funcionó? —me preguntó. Suspiré levemente.
—Si, funcionó —tomé las valijas de mi prima —¿Estas son todas?
—Si primito lindo. Muchas gracias, te adoro, eres un encanto —me dijo ella. Miré a la morena.
—Me debes una —le dije mientras caminaba.
—Cuando quieras —dijo ella y las tres rieron divertidas.
Yo creo que de verdad está intentando volverme loco. Ella de seguro quiere jugar conmigo. Acabo de conocer a la verdadera _____ Levine. Del mismo material que mi prima, fue hecha solo para volverme loco. Aunque si debo admitir que _____ tiene algo que Ashley no.
Sabe cuando decir que no, y dejarlo muy en claro. Sabe como enredarte y hacerte desear. Sabe como dar en el blanco y sabe como hacerte sentir un imbécil.
Dios mío, creo que me saqué un boleto directo al infierno. Un boleto a la locura y a mi perdición. Pero ella no va a poder conmigo, ella va a terminar rendida a mis pies. Eso se los puedo asegurar.
La semana pasó bastante lenta para mi gusto. Aunque algo divertida debo admitir. Ryan intentó seducir a mi prima, y el terminó siendo el seducido. No deja de hablar de ella, ya me tiene loco.
Mientras tanto Chaz está haciendo todo lo posible por averiguar cosas sobre su angelito diabólico. Estos chicos ya cayeron más bajo de lo que yo creía. Ambos parecen unos idiotas detrás de unas faldas complicadas.
El timbre de salida sonó, hoy es viernes. El bendito viernes. Hoy tendría mi conquista de la semana. Y ahora tenía que verme con ella, para arreglar unas cositas.
—¿A dónde vas tan apurado? —me pregunto Ashley.
—Tengo que hacer unas cosas —le contesté.
—Oye, ¿no te enojas si hoy vienen a dormir _____ y Emma? —dijo ella.
—No, no hay problema. Hoy saldré —dije. Ella sonrió.
—Perfecto primito, te veo luego —besó mi mejilla y apuró su paso.
Salí de salón y divisé a Crist a unos metros de allí. Con discreción me acerqué a ella y le hice un gesto para que fuéramos al gimnasio.
Cuando estuvimos ahí caminamos hasta detrás de las gradas que estaban allí.
Ella sonrió pícaramente y tomó mi corbata para cercarme a ella y comenzar a besarme. La miré bien, mientras nuestras bocas se unían.
Pero entonces pasó de nuevo. La que estaba frente a mí no era Cristina, era _____. Sus manos se colocaron alrededor de mi cuello y me acercó más a ella. Instantáneamente mis ojos se cerraron y la apreté más contra mí. Como me gustaba besarla, como me gustaba sentir su lengua sobre la mía. Como me gusta _____…
Bajé una de mis manos hasta el final de su corta pollera. La levanté con cuidado. Ella se alejó un poco de mí.
—Espera Just, estamos en la Universidad —dijo agitada.
Esa no era la voz, ni el olor de _____. Y al alejarme el espejismo se desvaneció y el encanto se perdió.
Ella me dijo algo, y no escuché lo que dijo. Solo acerté a asentir con la cabeza. Se acomodó la blusa y la pollera. Me iba a volver a besar, pero me moví y el beso frío apenas alcanzó la comisura de mis labios.
—¿Qué sucede? —me preguntó.
—Nada cielo, ve tranquila —le dije y me alejé más de ella. Ella frunció el ceño.
—¿Sabes? He notado que a todas nos dices cielo, linda o dulce. Pero solo le dices cariño a _____.
—No, eso no es así —dije.
—Si, puedo asegurarte que si.
—Pues entonces… no nada. Ve, ve, creo que va a ser mejor que esto lo dejemos para otro día.
—¿Qué? —preguntó.
—Si, recordé que hoy tengo… tengo que hacer unas cosas y no podré verte. Lo siento, dulce…
—Kate tenía razón —me dijo. La miré bien —Estas muy cambiado…
Se fue de allí dejándome bastante confundido. Salí del gimnasio y ya casi todo el mundo se había ido. ¿Cambiado? ¿Yo estoy cambiado? Al parecer si, y esto no puede estar pasando. Fui hasta mi moto y me subí en ella. No quería volver a casa aun. Mejor iré a dar unas vueltas por allí. Cuando la noche llegó al lugar, decidí volver. Entré a mi departamento, y escuché un par de risitas graciosas provenientes de mi habitación. Recordé que Ash me había dicho que hoy vendrían a dormir _____ y Emma. Mi prima salio del cuarto y me miró bien.
—¿Qué haces aquí? —me dijo.
—No quiero preguntas, no estoy de humor Ashley —le dije.
—Uuuuh, que carácter —dijo mientras se acercaba a la heladera y buscaba un poco de agua.
—¿Qué hacen? —le pregunté.
—¿No era que no querías que te hable? —me dijo.
—Solo quiero saber.
—Estábamos hablando, y estábamos por mirar una película —me contestó.
—¿_____ está? —dije. Ella arqueó una de sus cejas y me miró fijo.
—Si, si esta ¿Acaso viniste a casa porque _____ iba a estar aquí?
—No, claro que no —dije rápidamente —Solo tuve un pequeño problema y… ¿Por qué tengo que estar dándote explicaciones? Está es mi casa y vengo cuando tengo ganas.
—Como sea, malhumorado —me dijo y se fue de nuevo a la habitación.
Dejé mis cosas sobre la mesada y entré al baño para darme una ducha. Cuando salí toque la puerta de mi cuarto y Ashley salió. Me miró.
—¿Qué quieres? —me preguntó.
—¿Puedes darme un poco de ropa? —le pregunté, mientras intentaba mirar hacia dentro.
Tal vez podría ver un poco de _____.
—Ahora te la alcanzo —me dijo y entró cerrando la puerta. Volvió a salir y me dio un pantalón de dormir y un calzoncillo.
—Gracias —le dije y volví a la sala.
Me puse mi cómodo pantalón de dormir y me quedé sin remera. Hacía algo de calor esa noche. Me tiré pesadamente al sillón y prendí la tele. Volví a escuchar risas y la curiosidad comenzó a molestarme. Pero no me moví de mi lugar.
Tenía que quedarme en donde estaba. Encontré una interesante película y me quedé allí tranquilo. Un bostezo involuntario salió de mí. Miré la hora y el reloj marcaba las 2 de la mañana. ¡Vaya que el tiempo puede pasar volando cuando uno está muy concentrado!
Apagué la tele y me acosté bien en el sillón. Coloqué mis dos brazos detrás de mi cabeza y cerré mis ojos. Pero mi cabeza no dejaba de pensar. Escuché unos pequeños pasos, pero aun así no abrí mis ojos. De seguro era Ashley. Escuché como la heladera se abría.
—Maldito Bieber, no tiene nada orgánico —musitó con enojo —Es un carnívoro.
Entonces levanté mi cabeza y divisé su pequeña figura buscando algo dentro del refrigerador. Sin hacer ruido me puse de pie y con sigilo, como un león a punto de cazar, caminé para acercarme más a ella. Sentí que iba a enloquecer al verla en un sexy culotte blanco y una remera de dormir. Uno de mis ojos se entrecerró por la luz que proporcionaba el refrigerador abierto.
—Herbívora, busca bien. En el cajón de abajo hay manzanas —le dije.
Ella ahogó un grito y se giró a verme.
—¡Maldita sea, Justin! ¡Casi me matas! —dijo mientras respiraba algo agitaba ponía una de sus manos sobre su pecho. La escaneé de arriba a bajo. ¡Diablos, se veía condenadamente bien así!
—No fue mi intención, pero que lindo levantarme y tenerte así en la cocina —le dije y la volví a mirara de arriba a bajo. Su cabello caía desordenado y algo despeinado por sus hombros. Sus piernas doradas y suaves se veían deseosas. Que ganas de…
—No me mires así —me ordenó con autoridad —Mírame a los ojos.
—Ya sé de memoria tu rostro, y tus bellos ojos —dije y me acerqué un poco más a ella —Trato de memorizar otras partes…
Me acerqué más acorralándola contra la pared. La luz del refrigerador era lo que nos iluminaba. Ella hizo un escaneo nervioso a mi torso desnudo. Abrió la boca para decir algo, pero las palabras no le salieron.
—¿Qué? ¿Qué vas a decirme? —le dije y me acerqué más, apretándola contra mí —Estás en mi casa, y todo lo que está aquí es mío. Lo toco y lo miró cuando se me da la gana…
—Resulta que no soy una cosa, y también resulta que no soy tuya —me dijo.
—Mírame fijo a los ojos, y vuélvelo a decir… no puedes, porque una parte de ti, ya es mía.
Ella guardó silencio, mirándome fijo. Posé mi vista en sus labios. Esos labios carnosos y calientes que me hacían perder el control. Como necesitaba besarla…
—Ese ego tuyo, hasta medio dormido es inmenso —me dijo.
—¿Quieres saber que otra cosa es inmensa? —le pregunté con la voz ronca.
—No puedo creer que hayas dicho eso —me acusó nerviosa y algo agitada.
Sonreí divertido y negué con la cabeza.
—Las ganas que tengo de ti, _____… ¿O que pensaste?
—La inmensa estupidez que puedes llegar a tener —dijo ella rápidamente.
—Hasta media dormida, eres mal pensada —dije divertido.
—Ahora apártate, quiero ir a dormir.
Entonces aquello fue más fuerte que yo. Rápidamente me acerqué a su boca y la besé intensamente. Abrí más sus labios con mi lengua, y toqué la suya con necesidad. Ella intentó alejarse, pero coloqué una de mis manos en su nuca y la acerqué más a mí. Un leve gemido escapó de su boca, cuando la apoyé más contra la pared, apretándola con mi cuerpo. Sus manos se quedaron quietas sobre mis hombros, mientras nuestras bocas se conocían más y más, era un movimiento violento y casi insano, pero no podía detenerme. Mi necesidad de saborearla era apabullante. Ella soltó otro gemido, cuando mordí sus labios suavemente…
Entonces logró alejarme de ella y sin decir nada, su mano sonó contra mi mejilla. Agitado volví mi vista a su rostro. Pude ver la confusión en sus ojos, mientras que su respiración agitada caía sobre mi boca.
ѕιмρℓємєηтє.мιкα
Re: La peligrosa Obsesion {Justin & tu} HOT! Adaptada!
Capítulo Veintidos.
Sentí una pequeña punzada en mi pecho. Un enojo que me estaba carcomiendo las entrañas. Nuestras respiraciones aun eran agitadas.
¿Por qué demonios no cede? ¿Por qué demonios me hace esto? Sus ojos estaban clavados en los míos. Sus ojos eran una extraña mezcla de confusión y algo de miedo.
—Demonios… —dije y me alejé de ella.
Tomé mis llaves, mi teléfono y mi remera, que estaban encima de la mesa de mármol. Caminé hasta la puerta y salí de allí cerrándola con fuerza.
Tenía que salir de allí, antes de que ella acabara conmigo. Cuando salí afuera miré a mí alrededor. ¿A dónde iba a ir ahora? Tomé mi celular y lo miré. Busqué el número de Ryan y marqué.
—¿Hola? —dijo al atenderme.
—Ryan, ¿Puedes atenderme o estas ocupado? —le pregunté.
—No, de hecho estamos con mal de amores y amargados Chaz y yo en mi departamento. Déjate ver por aquí —me dijo.
—Llevaré algo de beber, lo necesitaremos —dije y colgué.
Me subí a Betty y prendí marcha hacia lo de Butler. Llegué y toqué el timbre y un desanimado Ryan me abrió la puerta. Entré y de la misma forma estaba Chaz. ¡Oh, esto es increíble!
—¿Qué tal? —preguntó Somers.
—¿Qué tal tú? —le dije y me senté a su lado.
Ryan tomó la botella de cerveza que había traído y fue a abrirla.
—¿Acaso hace falta que preguntes? —me dijo Chaz —¡Mírame, jamás había estado así! ¡Nunca!
—Aquí, muchachos —dijo Ryan luego de darle un largo trago a la botella.
Yo la tomé e hice lo mismo.
—¡De tantas mujeres que hay y hay muchas! ¿Por qué nos tenemos que enamorar de las criaturas más perversas, adorables y maquinadoras que hay? —preguntó Somers nervioso.
—No, no, no. Lo siento chicos, pero lo mío no es amor. Se llama obsesión, una peligrosa obsesión —les aclaré y volví a tomar —Yo obtengo la chica que quiero cuando se me da la gana. Solo que con ______ me estoy tardando…
—Aja, si, lo que digas Justin —habló Ryan —¡Yo estoy peor! Me enamoré de la versión femenina de Justin… —dijo nervioso y le dio otro trago a la botella —Solo que es muchísimo mejor la versión dama si puedo agregar.
—¿Y que hay de mi? —preguntó Chaz —Me enamoré de la criatura más linda, dulce y tierna que existe. Pero resulta que esa criatura me aborrece…
Le quitó la botella a Ryan y tomó un largo y limpio trago.
—Se te pasó decir cínica y sarcástica —le dije.
Me miró con desenfado y de encogió de hombros.
—Aun así es hermosa —dijo.
—Pues yo estoy peor que ustedes dos juntos —les dije y tomé la botella —Mezclen a Emma y Ash, ¿Qué obtienen? Exacto a ______… Esa morena me está costando dos semanas sin sexo.
—¡¿Qué?! —preguntaron los dos al unísono.
—No, tú estas jugando con nosotros —dijo Ryan.
—¿Ven? Y ahora no filtro lo que digo. Estoy muy mal —dije bajando la cabeza.
—¿Dónde se está quedando tu prima Justin? —me preguntó Butler. Lo miré y tomé la botella para darle un trago extra largo.
—Ese es otro problema —dije al hablar —Está en mi departamento, en mi cuarto, en mi cama. Ha tomado mi casa.
—¿Enserio? —preguntó con sonrisa iluminada en los labios. Lo miré asesinamente.
—¿Por qué la sonrisa? —le dije. La sonrisa se le borró y puso cara de preocupación.
—Oh, disculpa —me dijo —Que pena… ¿Por qué no le dices que venga a vivir aquí? Encantado le doy mi cama.
—Oye, tampoco soy un loco que entrega a su prima como si nada —le aclaré.
—¿Dónde vivirá mi pequeña lectora de libros académicos? —preguntó concentrado Somers.
—¿En la biblioteca? —dijo Ryan frunciendo el ceño.
—No lo sé —dije y miré a Chaz —Pero ahora están en mi casa.
—¿Quiénes? —preguntó él.
—Tu angelito diabólico y el demonio encarnado —le dije.
—Traducción, eso sería Emma y ______ —dijo Ryan.
—Si, entendí lo de angelito diabólico, no lo podía explicar más elocuentemente —dijo con su mejor cara de bobo —Pero si ella custodiara el infierno, yo iría feliz…
—No querido amigo, ella no va a custodiar el infierno, ella será tu infierno —le dije, tratando de asustarlo, para que de una buena vez reaccionara.
—Me parece, Bieber, que tú quieres pasarnos tu propia experiencia en este momento, ¿no es verdad? —me dijo Ryan.
—Chicos de verdad yo los aprecio, y no lo repetiré cuando este sobrio pero los considero mis hermanos y de verdad se los digo... aléjense de ellas, ellas son como nuestro karma echo mujer que viene como bola de nieve y de un momento a otro moriremos aplastados como moscas asquerosas y malolientes —dije bastante nervioso
Un celular comenzó a sonar. Miré a mí alrededor y me di cuenta de que era el mío. Me acerqué a él y el número era el de mi casa.
—¿Hola? —dije con duda.
—¿Dónde estás? —me preguntó ella.
—¿Ashley? —pregunté.
—No, soy la abuela. ¡Claro que soy yo tonto! ¿Dónde demonios estas?
—¿Pasó algo?
—Solo dime si estas bien, y en donde estas —sentenció.
—Si, estoy bien, estoy en lo de Ryan —le dije —Pero, ¿Qué pasó?
—No le digas que te dije, porque es capaz de mandar a cazarme. Pero estaba bastante preocupada por ti…
—¿Quién? —pregunté.
—______ tonto, estaba dando vueltas en la cama, hasta que le pregunté que le pasaba y me dijo que estaba preocupada por ti… que te habías ido y... nada mas ¿Qué pasó? ¿Por qué te fuiste? —me preguntó.
—No nada, estoy bien... y aquí te manda un beso de buenas noches Ryan —le dije para cambiar de tema. Escuché como se reía.
—Dile que yo también, en donde más le guste —me dijo ella.
—No voy a decirle eso —sentencié —Mañana te veo, adiós —colgué y me giré a ver a mis amigos —¿Lo ven? Primero me odia, me golpea y luego se preocupa. Aaaaag, dios mío ¿Quién las entiende?
—¿Quién te golpeó? —me preguntó —¿Tu prima?
—No… no importa —le dije y me volví a sentar.
Seguimos hablando un largo rato sobre nuestros problemas hasta que la botella de cerveza quedó completamente vacía. Creo que los tres caímos en un profundo sueño.
A la mañana siguiente me desperté antes que ellos dos y los desperté para ir a desayunar a casa ya que Rose estaría allí.
Ambos aceptaron entusiasmados, ya que seguro que las chicas estaban allí.
Salimos de la casa de Ryan y llegamos más rápido de lo que esperamos a la mía.
Entramos y escuchamos la voz divertida de Rose y Ashley. Nos acercamos a ellas y allí estaban sentadas las tres. Digo tres porque faltaba una, y nada más y nada menos que mi demonio.
—Buenos días —nos saludó mi nana.
—Hola nana —le dije y besé su mejilla, pero sin dejar de buscar a ______ con la mirada. No estaba por ningún lado.
—¿Qué hicieron? —preguntó Ashley. Ryan la miró con cara de tonto enamorado.
—Hablamos de ti —le dijo. Ash rió divertida al igual que Emma.
—De ambas —aclaró Chaz. Vimos como Emma tomaba un poco de color.
—¿Dónde está ______? —pregunté.
Todos se giraron a verme.
—Quise que se quedara a desayunar —dijo Rose con melancolía —Pero no pudo, estaba algo… apachurrada.
—Si, además de que tenía que ir a lo de Gina —agregó Emma.
—¡Lo de Gina! —dije recordando aquello —Luego desayuno nana, tengo que irme más rápido que rápido —fui a mi cuarto me cambié de ropa y salí de allí.
Todos me miraron extrañados. Los saludé de manera rápida y salí de casa. Casi me olvidó completamente de que hoy tenía que ir a trabajar a mi nuevo empleo, no podía fallar.
Llegué y estacioné a Betty en la cochera del lugar. Tomé el ascensor y marqué el piso 20. Cuando llegué al piso las puertas se abrieron y ya había un gran movimiento de gente. Entré a una de las puertas y Gina se giró a verme.
—¡Justin! —dijo con una sonrisa y se acercó a saludarme.
Le respondí el gesto y entonces divisé a ______ sentada en una mesa escribiendo algo. La miré fijo y ella levantó su mirada para enfrentarme.
Noté que estaba algo pálida y tenía cara de no haber dormido bien. De seguro la conciencia la estaba matando por haberme rechazado anoche.
—¿Cómo estás Gina? —le dije a mi jefa.
—Bien, yo bien ¿Y tú? —dijo.
—Excelente —dije elevando un poco más mi voz para que la morena escuchara. Pero ella seguía escribiendo algo en una hoja.
Ella sacó su mirada de su hija y me miró a mí.
—¿Pasó algo entre ustedes? —me preguntó ella.
—No Gin, quédate tranquila. Cosas de jóvenes —dije divertido.
—¿Me estás diciendo vieja? —dijo ella.
—No Gina, ¿Cómo se te ocurre? Solo quise decir que son tonterías —le aclaré.
—Gina, ¿Dónde está el rollo de 40 para la cámara? —le preguntó ella a su madre.
Gina se giró a verla.
—En el depósito ______ —le dijo ella. ______ soltó un suspiro.
—Voy a buscarlo —dijo y se puso de pie. Pasó por mi lado sin decir nada y desapareció del lugar. Me giré a mirar a mi jefa.
—¿Estás seguro que no pasó nada? —preguntó.
—Muy seguro —dije y bajé un poco más el tono de mi voz —¿Puedes mandarme a buscar algo al depósito?
—Bueno, ve a traerme unas carpetas de esas transparente para poner unos papeles que tengo.
—De acuerdo.
Salí de allí y caminé un poco más rápido hasta encontrar la enorme puerta del frío depósito.
El lugar estaba lleno de fotos, revistas, artículos de indumentaria, ropa, zapatos y todo lo que se puedan imaginar.
Divisé la pequeña figura de ______ arrodillada en el suelo buscando el rollo dentro de un cajón.
Ella me miró y volvió su vista a lo que estaba buscando. Yo me acerqué a uno de los estantes para buscar las carpetas. Luego de varios minutos ella se puso de pie y caminó hasta la puerta. Decidí hablarle.
—Te preocupaste por mí anoche, cariño —le dije.
Ella detuvo su paso en la puerta y se giró a verme.
—Bueno, no te fuiste en el mejor de los estados de ánimo y eres demasiado impulsivo, no lo creí una buena combinación —me dijo. Sonrió levemente —Pero veo que estás bien, así que ya no me preocupo. Ahora debo volver a trabajar.
Fui más rápido que ella y cerré la puerta antes de que saliera. Con algo de fastidio se giró a verme. Respiró profundamente.
—Tenemos que hablar —sentencié.
—¿Ah... sí? ¿De qué? No creo que haya nada de que debamos hablar Bieber.
—Si, de nosotros.
—¿Nosotros? ¿Y ese termino? ¿Desde cuando? —dijo algo burlona.
—De ti y de mi ______, DE ESE NOSOTROS —dije apretando los dientes.
—Aaaah, no sabía que había un NOSOTROS.
Apreté mis puños y la miré fijo a los ojos. Su mirada enfrentaba a la mía, nunca ninguna mujer me había intimidado como ella lograba hacerlo.
—Solo quiero saber una cosa, una sola cosa y te juro que te dejo en paz y dejamos este jueguito que ya me esta cansando —le dije.
—Yo también ya me estoy cansando de esto —me dijo.
—Bueno, entonces pongamos un punto final.
—De acuerdo —dijo ella.
—¿Vas a responder? —le pregunté.
—Si —dijo revoleando los ojos —¿Qué quieres saber?
—¿Tengo una oportunidad?
Sentí una pequeña punzada en mi pecho. Un enojo que me estaba carcomiendo las entrañas. Nuestras respiraciones aun eran agitadas.
¿Por qué demonios no cede? ¿Por qué demonios me hace esto? Sus ojos estaban clavados en los míos. Sus ojos eran una extraña mezcla de confusión y algo de miedo.
—Demonios… —dije y me alejé de ella.
Tomé mis llaves, mi teléfono y mi remera, que estaban encima de la mesa de mármol. Caminé hasta la puerta y salí de allí cerrándola con fuerza.
Tenía que salir de allí, antes de que ella acabara conmigo. Cuando salí afuera miré a mí alrededor. ¿A dónde iba a ir ahora? Tomé mi celular y lo miré. Busqué el número de Ryan y marqué.
—¿Hola? —dijo al atenderme.
—Ryan, ¿Puedes atenderme o estas ocupado? —le pregunté.
—No, de hecho estamos con mal de amores y amargados Chaz y yo en mi departamento. Déjate ver por aquí —me dijo.
—Llevaré algo de beber, lo necesitaremos —dije y colgué.
Me subí a Betty y prendí marcha hacia lo de Butler. Llegué y toqué el timbre y un desanimado Ryan me abrió la puerta. Entré y de la misma forma estaba Chaz. ¡Oh, esto es increíble!
—¿Qué tal? —preguntó Somers.
—¿Qué tal tú? —le dije y me senté a su lado.
Ryan tomó la botella de cerveza que había traído y fue a abrirla.
—¿Acaso hace falta que preguntes? —me dijo Chaz —¡Mírame, jamás había estado así! ¡Nunca!
—Aquí, muchachos —dijo Ryan luego de darle un largo trago a la botella.
Yo la tomé e hice lo mismo.
—¡De tantas mujeres que hay y hay muchas! ¿Por qué nos tenemos que enamorar de las criaturas más perversas, adorables y maquinadoras que hay? —preguntó Somers nervioso.
—No, no, no. Lo siento chicos, pero lo mío no es amor. Se llama obsesión, una peligrosa obsesión —les aclaré y volví a tomar —Yo obtengo la chica que quiero cuando se me da la gana. Solo que con ______ me estoy tardando…
—Aja, si, lo que digas Justin —habló Ryan —¡Yo estoy peor! Me enamoré de la versión femenina de Justin… —dijo nervioso y le dio otro trago a la botella —Solo que es muchísimo mejor la versión dama si puedo agregar.
—¿Y que hay de mi? —preguntó Chaz —Me enamoré de la criatura más linda, dulce y tierna que existe. Pero resulta que esa criatura me aborrece…
Le quitó la botella a Ryan y tomó un largo y limpio trago.
—Se te pasó decir cínica y sarcástica —le dije.
Me miró con desenfado y de encogió de hombros.
—Aun así es hermosa —dijo.
—Pues yo estoy peor que ustedes dos juntos —les dije y tomé la botella —Mezclen a Emma y Ash, ¿Qué obtienen? Exacto a ______… Esa morena me está costando dos semanas sin sexo.
—¡¿Qué?! —preguntaron los dos al unísono.
—No, tú estas jugando con nosotros —dijo Ryan.
—¿Ven? Y ahora no filtro lo que digo. Estoy muy mal —dije bajando la cabeza.
—¿Dónde se está quedando tu prima Justin? —me preguntó Butler. Lo miré y tomé la botella para darle un trago extra largo.
—Ese es otro problema —dije al hablar —Está en mi departamento, en mi cuarto, en mi cama. Ha tomado mi casa.
—¿Enserio? —preguntó con sonrisa iluminada en los labios. Lo miré asesinamente.
—¿Por qué la sonrisa? —le dije. La sonrisa se le borró y puso cara de preocupación.
—Oh, disculpa —me dijo —Que pena… ¿Por qué no le dices que venga a vivir aquí? Encantado le doy mi cama.
—Oye, tampoco soy un loco que entrega a su prima como si nada —le aclaré.
—¿Dónde vivirá mi pequeña lectora de libros académicos? —preguntó concentrado Somers.
—¿En la biblioteca? —dijo Ryan frunciendo el ceño.
—No lo sé —dije y miré a Chaz —Pero ahora están en mi casa.
—¿Quiénes? —preguntó él.
—Tu angelito diabólico y el demonio encarnado —le dije.
—Traducción, eso sería Emma y ______ —dijo Ryan.
—Si, entendí lo de angelito diabólico, no lo podía explicar más elocuentemente —dijo con su mejor cara de bobo —Pero si ella custodiara el infierno, yo iría feliz…
—No querido amigo, ella no va a custodiar el infierno, ella será tu infierno —le dije, tratando de asustarlo, para que de una buena vez reaccionara.
—Me parece, Bieber, que tú quieres pasarnos tu propia experiencia en este momento, ¿no es verdad? —me dijo Ryan.
—Chicos de verdad yo los aprecio, y no lo repetiré cuando este sobrio pero los considero mis hermanos y de verdad se los digo... aléjense de ellas, ellas son como nuestro karma echo mujer que viene como bola de nieve y de un momento a otro moriremos aplastados como moscas asquerosas y malolientes —dije bastante nervioso
Un celular comenzó a sonar. Miré a mí alrededor y me di cuenta de que era el mío. Me acerqué a él y el número era el de mi casa.
—¿Hola? —dije con duda.
—¿Dónde estás? —me preguntó ella.
—¿Ashley? —pregunté.
—No, soy la abuela. ¡Claro que soy yo tonto! ¿Dónde demonios estas?
—¿Pasó algo?
—Solo dime si estas bien, y en donde estas —sentenció.
—Si, estoy bien, estoy en lo de Ryan —le dije —Pero, ¿Qué pasó?
—No le digas que te dije, porque es capaz de mandar a cazarme. Pero estaba bastante preocupada por ti…
—¿Quién? —pregunté.
—______ tonto, estaba dando vueltas en la cama, hasta que le pregunté que le pasaba y me dijo que estaba preocupada por ti… que te habías ido y... nada mas ¿Qué pasó? ¿Por qué te fuiste? —me preguntó.
—No nada, estoy bien... y aquí te manda un beso de buenas noches Ryan —le dije para cambiar de tema. Escuché como se reía.
—Dile que yo también, en donde más le guste —me dijo ella.
—No voy a decirle eso —sentencié —Mañana te veo, adiós —colgué y me giré a ver a mis amigos —¿Lo ven? Primero me odia, me golpea y luego se preocupa. Aaaaag, dios mío ¿Quién las entiende?
—¿Quién te golpeó? —me preguntó —¿Tu prima?
—No… no importa —le dije y me volví a sentar.
Seguimos hablando un largo rato sobre nuestros problemas hasta que la botella de cerveza quedó completamente vacía. Creo que los tres caímos en un profundo sueño.
A la mañana siguiente me desperté antes que ellos dos y los desperté para ir a desayunar a casa ya que Rose estaría allí.
Ambos aceptaron entusiasmados, ya que seguro que las chicas estaban allí.
Salimos de la casa de Ryan y llegamos más rápido de lo que esperamos a la mía.
Entramos y escuchamos la voz divertida de Rose y Ashley. Nos acercamos a ellas y allí estaban sentadas las tres. Digo tres porque faltaba una, y nada más y nada menos que mi demonio.
—Buenos días —nos saludó mi nana.
—Hola nana —le dije y besé su mejilla, pero sin dejar de buscar a ______ con la mirada. No estaba por ningún lado.
—¿Qué hicieron? —preguntó Ashley. Ryan la miró con cara de tonto enamorado.
—Hablamos de ti —le dijo. Ash rió divertida al igual que Emma.
—De ambas —aclaró Chaz. Vimos como Emma tomaba un poco de color.
—¿Dónde está ______? —pregunté.
Todos se giraron a verme.
—Quise que se quedara a desayunar —dijo Rose con melancolía —Pero no pudo, estaba algo… apachurrada.
—Si, además de que tenía que ir a lo de Gina —agregó Emma.
—¡Lo de Gina! —dije recordando aquello —Luego desayuno nana, tengo que irme más rápido que rápido —fui a mi cuarto me cambié de ropa y salí de allí.
Todos me miraron extrañados. Los saludé de manera rápida y salí de casa. Casi me olvidó completamente de que hoy tenía que ir a trabajar a mi nuevo empleo, no podía fallar.
Llegué y estacioné a Betty en la cochera del lugar. Tomé el ascensor y marqué el piso 20. Cuando llegué al piso las puertas se abrieron y ya había un gran movimiento de gente. Entré a una de las puertas y Gina se giró a verme.
—¡Justin! —dijo con una sonrisa y se acercó a saludarme.
Le respondí el gesto y entonces divisé a ______ sentada en una mesa escribiendo algo. La miré fijo y ella levantó su mirada para enfrentarme.
Noté que estaba algo pálida y tenía cara de no haber dormido bien. De seguro la conciencia la estaba matando por haberme rechazado anoche.
—¿Cómo estás Gina? —le dije a mi jefa.
—Bien, yo bien ¿Y tú? —dijo.
—Excelente —dije elevando un poco más mi voz para que la morena escuchara. Pero ella seguía escribiendo algo en una hoja.
Ella sacó su mirada de su hija y me miró a mí.
—¿Pasó algo entre ustedes? —me preguntó ella.
—No Gin, quédate tranquila. Cosas de jóvenes —dije divertido.
—¿Me estás diciendo vieja? —dijo ella.
—No Gina, ¿Cómo se te ocurre? Solo quise decir que son tonterías —le aclaré.
—Gina, ¿Dónde está el rollo de 40 para la cámara? —le preguntó ella a su madre.
Gina se giró a verla.
—En el depósito ______ —le dijo ella. ______ soltó un suspiro.
—Voy a buscarlo —dijo y se puso de pie. Pasó por mi lado sin decir nada y desapareció del lugar. Me giré a mirar a mi jefa.
—¿Estás seguro que no pasó nada? —preguntó.
—Muy seguro —dije y bajé un poco más el tono de mi voz —¿Puedes mandarme a buscar algo al depósito?
—Bueno, ve a traerme unas carpetas de esas transparente para poner unos papeles que tengo.
—De acuerdo.
Salí de allí y caminé un poco más rápido hasta encontrar la enorme puerta del frío depósito.
El lugar estaba lleno de fotos, revistas, artículos de indumentaria, ropa, zapatos y todo lo que se puedan imaginar.
Divisé la pequeña figura de ______ arrodillada en el suelo buscando el rollo dentro de un cajón.
Ella me miró y volvió su vista a lo que estaba buscando. Yo me acerqué a uno de los estantes para buscar las carpetas. Luego de varios minutos ella se puso de pie y caminó hasta la puerta. Decidí hablarle.
—Te preocupaste por mí anoche, cariño —le dije.
Ella detuvo su paso en la puerta y se giró a verme.
—Bueno, no te fuiste en el mejor de los estados de ánimo y eres demasiado impulsivo, no lo creí una buena combinación —me dijo. Sonrió levemente —Pero veo que estás bien, así que ya no me preocupo. Ahora debo volver a trabajar.
Fui más rápido que ella y cerré la puerta antes de que saliera. Con algo de fastidio se giró a verme. Respiró profundamente.
—Tenemos que hablar —sentencié.
—¿Ah... sí? ¿De qué? No creo que haya nada de que debamos hablar Bieber.
—Si, de nosotros.
—¿Nosotros? ¿Y ese termino? ¿Desde cuando? —dijo algo burlona.
—De ti y de mi ______, DE ESE NOSOTROS —dije apretando los dientes.
—Aaaah, no sabía que había un NOSOTROS.
Apreté mis puños y la miré fijo a los ojos. Su mirada enfrentaba a la mía, nunca ninguna mujer me había intimidado como ella lograba hacerlo.
—Solo quiero saber una cosa, una sola cosa y te juro que te dejo en paz y dejamos este jueguito que ya me esta cansando —le dije.
—Yo también ya me estoy cansando de esto —me dijo.
—Bueno, entonces pongamos un punto final.
—De acuerdo —dijo ella.
—¿Vas a responder? —le pregunté.
—Si —dijo revoleando los ojos —¿Qué quieres saber?
—¿Tengo una oportunidad?
ѕιмρℓємєηтє.мιкα
Re: La peligrosa Obsesion {Justin & tu} HOT! Adaptada!
Capítulo Venititres Primera Parte
Ella me miró fijo por unos cuantos segundos. Pude ver la duda en su mirada. Ella no sabía que decirme, ella no sabía que hacer. La puerta del depósito sonó con tres suaves golpes y se abrió. El hombre que estaba allí nos miró consecutivamente.
—Lo siento… no sabía que estaban ocupados —dijo él.
—No Carl, no pasa nada. Ya me voy —dijo ella y logró salir.
Miré a Carl, y él entendió mi mensaje. Salí rápidamente para buscar a ______. No, ella no se me iba a escapar. Cuando la alcancé la tomé con cuidado del brazo y la giré a mí.
—Contéstame ______ —le dije.
—Oye ¿puedo decirte algo? Creo que tu prima necesita urgente un psicólogo.
—¿Por qué? —le pregunté frunciendo el ceño.
—Ayer estaba hablando sola, me preocupa —dijo ella.
—No estaba hablando sola, estaba hablando conmigo. Y deja de dar vueltas, ahora contéstame lo que te pregunte.
Bajó la mirada y suspiró levemente.
—Creo que fui muy clara contigo —me dijo.
—Entonces ¿eso es un no? —le dije.
—Justin… ¿no crees que seria bueno ser amigos? ¿no te gustaría que fuera tu amiga? —me preguntó.
—Amiga con derecho a cama —aseguré.
—¡Dios, es imposible tratar contigo! —dijo irritada.
—¿No lo entiendes? —le pregunté exasperado —No puedo ser tu amigo ______, no puedo. Es todo o nada.
—Pero... ¿acaso las pasas mal estando conmigo así… como personas que tiene un vinculo solo afectivo... nada sexual? —preguntó. Movió la manos —Justin, ¡Por dios! ¡A mi me encanta compartir tiempo contigo, eres insoportable a veces, pero eres divertido! No quiero arruinar eso.
Suspiré cansado y la miré fijo.
—Está bien, ¿quieres ser mi amiga? —le dije.
—Si —dijo asintiendo con una leve sonrisa.
—¿Podrás soportarlo? —le pregunté.
—¿No crees que ya te soporté bastante? —dijo divertida.
—Podrías verme salir cada noche con una chica diferente ¿No te importaría?
Ella se encogió de hombros.
—Es tu vida, mientras seas feliz.
—Pero yo no podría soportar verte salir con el imbécil de Pattinson —dije entre dientes.
Esa afirmación salió sin permiso de mi garganta. Sus ojos se abrieron bien. Sonrió levemente, mientras yo me maldecía.
—Robert ya no esta en mi lista de salidas —dijo y posó su mirada en la mía —Por ahora estoy bien sola, y con Ash y Emma.
—Ash es mi prima, pero aun así no me da confianza. Es demasiado open mind —le dije.
—Si vamos a ser amigos, creo que este tema no tendría que... incomodarnos. Es tu vida, y es mi vida... tú sales, yo salgo... tú vives, yo vivo... Ay Bieber, solo quiero estar bien contigo, pero como amigos, ¿si?
—Esta bien, creo que ese ya es un no bastante claro —le dije y la dejé sola.
—Justin —escuché como me llamaba, pero no me giré a verla —Justin, no seas infantil. No todo es blanco y negro… también hay matices.
—Ya, ya tranquila —dije cuando me giré a verla —Ya esta todo claro, seamos amigos. Perfecto. Tú ahí y yo aquí. Cuando necesites algo, me llamas.
Volví a donde estaba Gina y le entregué las carpetas. ______ entró unos segundos más tarde que yo. Quiso hablarme, pero le dije que estaba muy ocupado, que luego hablaríamos. Ella se rindió y volvió a donde estaba sentada antes. La miré fijo, mientras escribía, ¡Y maldita sea la hora en que me fije en ella! Se puso de pie y al instante la vi palidecer notoriamente. Se agarró a la mesa para no caerse. Gina se acercó a ella rápidamente. Le dijo algo que no logré escuchar. ______ negó con la cabeza, pero al instante se desplomó en los brazos de su madre.
—¡______! —chilló Gina. Dejé lo que estaba haciendo y rápidamente me acerqué a ellas. La alcé en brazos —¡Apóyala en el suelo!
Con cuidado la apoyé en el suelo. Pensé que mi corazón iba a salir de mi pecho, mientras la veía blanca y con los ojos cerrados. Un hombre alto se acercó a nosotros.
—Déjenme verla —dijo y se agachó.
______ comenzó a abrir lentamente sus ojos unos minutos después. Arrugó la frente e intentó sentarse, pero volvió a acostarse por un mareo.
—¿Qué es lo que tiene? —preguntó Gina.
—Señora Levine, su hija está anémica —dijo el hombre —Tiene las defensas muy bajas. Le falta hierro y un poco de calcio…
—¡Maldita sea ______! ¡Tú y tu estúpida idea de ser vegetariana van a matarme! —la regañó Gina.
—Ya, ya —dijo la morena mientras se lograba sentar —No es nada, solo no desayune hoy… nada más.
—Juro que voy a encargarme de que comas, COMIDA NORMAL —le dije. Ella me miró fijo y negó con la cabeza.
—¿Por qué el mundo está contra mi? No lo se —dijo.
Después de recibir un sermón de casi media hora por parte de Gina, ______ decidió irse a casa antes de que su horario terminara. Me ofrecí a llevarla, primero se negó, pero luego de unas cuantas amenazas por parte de su madre terminó aceptando rendida. Detuve la moto frente a su casa y se bajó con cuidado.
—Ya estas aquí —le dije.
Ella me sonrió levemente, aun estaba algo pálida.
—Gracias por traerme... aunque no debiste, seguro que tenías planes o algo por el estilo. Perdona a mi madre —me dijo.
—No tenía ningún plan, cariño —dije y coloqué mi mano sobre su mejilla —¿No quieres que vayamos al hospital?
Ella rió por lo bajo, bajando su mirada de la mía.
—No Justin, no creo que sea tanto. Prometo que voy a llamar a mi medico de clínica y que iré a verlo en la semana.
—¿Estás segura? —pregunté. Ella volvió a reír y se acercó a besar mi mejilla. Sentí una estúpida sensación en medio del pecho.
—Ya puedes irte tranquilo, estoy bien. Y gracias otra vez, amigo —dijo y comenzó a caminar hacia su edificio. Vi como entraba y solté la respiración que tenía contenida.
—Amigo —murmuré —No se si podré con eso, ______.
Arranqué para salir de allí de una buena vez.
Los días siguieron pasando y yo decidí volver a ser como era antes de que ______ apareciera en mi vida. Ella quería ser amiga de Justin Bieber, entonces iba a ser amiga del verdadero Justin Bieber. Era miércoles y ya aun no había entrado a ninguna de las clases a las que tenía que haber entrado. Es más acababa de llegar a la Universidad. Y ya son las 11 de la mañana. Divisé como ______ se acercaba a mí.
—¿Qué te sucede? —me preguntó y miró su reloj —¿Acaso no has visto que hora es?
—No —le dije sin mucho interés. Comencé a caminar y ella caminó a mi lado.
—¡Justin, estas por repetir el semestre!
Una linda chica pasó por nuestro lado. Le sonreí, ya que ella me estaba mirando.
—Adiós, preciosa —le dije y le guiñé un ojo.
—Me parece que hoy estás ******* —dijo ______ y comenzó a caminar más rápido para alejarse de mí.
Entonces me apuré y la alcancé. La tomé del brazo haciendo que detuviera su paso. Me miró fijo a los ojos.
—Este soy yo. Seré un *******, un mujeriego, lo que tú quieras. Pero este soy yo antes de ti ¡Maldita sea ______! —le dije y la acerqué un poco más a mi – Si no te gusta, y no me quieres hablar más, me parece perfecto. Para estás alturas, me haces más mal que bien…
La solté y comencé a caminar.
—¡Bien, perfecto! ¡Vete al demonio! —me dijo y sentí como algo caía sobre mi espalda.
Me giré a verla y sonreí abiertamente.
—Estoy alejándome de él —le dije.
—Imbécil —dijo con enojo.
—Adiós, cariño, adiós —me despedí sin dejar de sonreírle.
Con un gran alivio salí al jardín principal de la Universidad. Divisé a la chica que había visto en el pasillo y me acerqué a ella. Era hora volver a mis andanzas.
—¿Qué tal preciosa? —le pregunté.
—Hola Justy —dijo ella con una sonrisa —¿Cómo estás?
—Muy bien, ¿y tú?
—Muy bien —dijo y me miró de arriba a bajo.
¡Dios, amo cuando me desean de esa forma!
Pero cuando posé mi mirada en ella, toda mi alegría se fue a la basura. Ella sonrió de esa manera que me hacía enloquecer. ______…
—¿Qué pasa Bieber? ¿No puedes dejarme? —me preguntó y rió divertida.
Estás loco por mí, y no quieres aceptarlo… Te mueres por besarme. Serías capaz de matar por un beso mío. Lo se.
Sacudí mi cabeza y otra vez la chica normal apareció ante mí. Ya, ya tranquilo. Respira hondo, es solo producto de tu imaginación.
—¿Qué decías preciosa? —le pregunté.
Ella volvió a hablar y otra vez ______ apareció frente a mí.
—Lastima que no quieres ser mi amigo… yo quería ser tu amiga. Y que juguemos como juegan todos los amigos, ¿ya sabes de que hablo, verdad? —dijo sin dejar de sonreír. Bieber, tienes que ser firme en esta decisión. Es la única decisión en la que necesitas tener un poco más de autocontrol —Vamos Bieber, no vas a dejarme a la intemperie de todos esos hombres malos que quieren hacerme daño ¿o si? Tipos como Hook, como Robert…
La miré fijo, y su cara de perro mojado me estaba matando.
—¡Por dios! —grité.
—¿Qué sucede Justy? —me preguntó la chica.
—No pasa nada linda, eres preciosa. El problema soy yo, ando defectuoso últimamente.
—Tú no eres defectuoso Justy —dijo y rápidamente se acercó a mí para besarme.
La miré bien, y la que me besaba con tanto ímpetu era ______.
¿Por qué? ¿Por qué dios mío? ¿Por qué?
Mis ojos se cerraron y mis brazos la acercaron más a mí. Si por ella voy a ir al infierno, entonces creo que valdrá la pena.
Pero de repente, no sentí más los labios de la morena. Abrí mis ojos para mirar y al frente mío estaba Ashley. La miré extrañado. Mi prima se dio vuelta.
—¡Vete hueca! ¡Vete! —le dijo a la chica.
—¡Justy! ¿Cómo vas a dejar que me hable así? —me preguntó ella.
—Lo siento, dulce. Va ser mejor que te vayas —le dije.
La chica soltó un indignado suspiró y se alejó a paso rápido. Volví mi vista a Ashley. Al instante recibí una bofetada de su parte. La miré y me sobé.
—¿Y eso porque fue? —– le pregunté.
—¡Por ******* que eres! ¡Si vas a montar esos espectáculos, hazlos en un hotel! —me regañó con tono firme y enojado – Porque no solo te pudimos haber visto ______ y yo…
Ella me miró fijo por unos cuantos segundos. Pude ver la duda en su mirada. Ella no sabía que decirme, ella no sabía que hacer. La puerta del depósito sonó con tres suaves golpes y se abrió. El hombre que estaba allí nos miró consecutivamente.
—Lo siento… no sabía que estaban ocupados —dijo él.
—No Carl, no pasa nada. Ya me voy —dijo ella y logró salir.
Miré a Carl, y él entendió mi mensaje. Salí rápidamente para buscar a ______. No, ella no se me iba a escapar. Cuando la alcancé la tomé con cuidado del brazo y la giré a mí.
—Contéstame ______ —le dije.
—Oye ¿puedo decirte algo? Creo que tu prima necesita urgente un psicólogo.
—¿Por qué? —le pregunté frunciendo el ceño.
—Ayer estaba hablando sola, me preocupa —dijo ella.
—No estaba hablando sola, estaba hablando conmigo. Y deja de dar vueltas, ahora contéstame lo que te pregunte.
Bajó la mirada y suspiró levemente.
—Creo que fui muy clara contigo —me dijo.
—Entonces ¿eso es un no? —le dije.
—Justin… ¿no crees que seria bueno ser amigos? ¿no te gustaría que fuera tu amiga? —me preguntó.
—Amiga con derecho a cama —aseguré.
—¡Dios, es imposible tratar contigo! —dijo irritada.
—¿No lo entiendes? —le pregunté exasperado —No puedo ser tu amigo ______, no puedo. Es todo o nada.
—Pero... ¿acaso las pasas mal estando conmigo así… como personas que tiene un vinculo solo afectivo... nada sexual? —preguntó. Movió la manos —Justin, ¡Por dios! ¡A mi me encanta compartir tiempo contigo, eres insoportable a veces, pero eres divertido! No quiero arruinar eso.
Suspiré cansado y la miré fijo.
—Está bien, ¿quieres ser mi amiga? —le dije.
—Si —dijo asintiendo con una leve sonrisa.
—¿Podrás soportarlo? —le pregunté.
—¿No crees que ya te soporté bastante? —dijo divertida.
—Podrías verme salir cada noche con una chica diferente ¿No te importaría?
Ella se encogió de hombros.
—Es tu vida, mientras seas feliz.
—Pero yo no podría soportar verte salir con el imbécil de Pattinson —dije entre dientes.
Esa afirmación salió sin permiso de mi garganta. Sus ojos se abrieron bien. Sonrió levemente, mientras yo me maldecía.
—Robert ya no esta en mi lista de salidas —dijo y posó su mirada en la mía —Por ahora estoy bien sola, y con Ash y Emma.
—Ash es mi prima, pero aun así no me da confianza. Es demasiado open mind —le dije.
—Si vamos a ser amigos, creo que este tema no tendría que... incomodarnos. Es tu vida, y es mi vida... tú sales, yo salgo... tú vives, yo vivo... Ay Bieber, solo quiero estar bien contigo, pero como amigos, ¿si?
—Esta bien, creo que ese ya es un no bastante claro —le dije y la dejé sola.
—Justin —escuché como me llamaba, pero no me giré a verla —Justin, no seas infantil. No todo es blanco y negro… también hay matices.
—Ya, ya tranquila —dije cuando me giré a verla —Ya esta todo claro, seamos amigos. Perfecto. Tú ahí y yo aquí. Cuando necesites algo, me llamas.
Volví a donde estaba Gina y le entregué las carpetas. ______ entró unos segundos más tarde que yo. Quiso hablarme, pero le dije que estaba muy ocupado, que luego hablaríamos. Ella se rindió y volvió a donde estaba sentada antes. La miré fijo, mientras escribía, ¡Y maldita sea la hora en que me fije en ella! Se puso de pie y al instante la vi palidecer notoriamente. Se agarró a la mesa para no caerse. Gina se acercó a ella rápidamente. Le dijo algo que no logré escuchar. ______ negó con la cabeza, pero al instante se desplomó en los brazos de su madre.
—¡______! —chilló Gina. Dejé lo que estaba haciendo y rápidamente me acerqué a ellas. La alcé en brazos —¡Apóyala en el suelo!
Con cuidado la apoyé en el suelo. Pensé que mi corazón iba a salir de mi pecho, mientras la veía blanca y con los ojos cerrados. Un hombre alto se acercó a nosotros.
—Déjenme verla —dijo y se agachó.
______ comenzó a abrir lentamente sus ojos unos minutos después. Arrugó la frente e intentó sentarse, pero volvió a acostarse por un mareo.
—¿Qué es lo que tiene? —preguntó Gina.
—Señora Levine, su hija está anémica —dijo el hombre —Tiene las defensas muy bajas. Le falta hierro y un poco de calcio…
—¡Maldita sea ______! ¡Tú y tu estúpida idea de ser vegetariana van a matarme! —la regañó Gina.
—Ya, ya —dijo la morena mientras se lograba sentar —No es nada, solo no desayune hoy… nada más.
—Juro que voy a encargarme de que comas, COMIDA NORMAL —le dije. Ella me miró fijo y negó con la cabeza.
—¿Por qué el mundo está contra mi? No lo se —dijo.
Después de recibir un sermón de casi media hora por parte de Gina, ______ decidió irse a casa antes de que su horario terminara. Me ofrecí a llevarla, primero se negó, pero luego de unas cuantas amenazas por parte de su madre terminó aceptando rendida. Detuve la moto frente a su casa y se bajó con cuidado.
—Ya estas aquí —le dije.
Ella me sonrió levemente, aun estaba algo pálida.
—Gracias por traerme... aunque no debiste, seguro que tenías planes o algo por el estilo. Perdona a mi madre —me dijo.
—No tenía ningún plan, cariño —dije y coloqué mi mano sobre su mejilla —¿No quieres que vayamos al hospital?
Ella rió por lo bajo, bajando su mirada de la mía.
—No Justin, no creo que sea tanto. Prometo que voy a llamar a mi medico de clínica y que iré a verlo en la semana.
—¿Estás segura? —pregunté. Ella volvió a reír y se acercó a besar mi mejilla. Sentí una estúpida sensación en medio del pecho.
—Ya puedes irte tranquilo, estoy bien. Y gracias otra vez, amigo —dijo y comenzó a caminar hacia su edificio. Vi como entraba y solté la respiración que tenía contenida.
—Amigo —murmuré —No se si podré con eso, ______.
Arranqué para salir de allí de una buena vez.
Los días siguieron pasando y yo decidí volver a ser como era antes de que ______ apareciera en mi vida. Ella quería ser amiga de Justin Bieber, entonces iba a ser amiga del verdadero Justin Bieber. Era miércoles y ya aun no había entrado a ninguna de las clases a las que tenía que haber entrado. Es más acababa de llegar a la Universidad. Y ya son las 11 de la mañana. Divisé como ______ se acercaba a mí.
—¿Qué te sucede? —me preguntó y miró su reloj —¿Acaso no has visto que hora es?
—No —le dije sin mucho interés. Comencé a caminar y ella caminó a mi lado.
—¡Justin, estas por repetir el semestre!
Una linda chica pasó por nuestro lado. Le sonreí, ya que ella me estaba mirando.
—Adiós, preciosa —le dije y le guiñé un ojo.
—Me parece que hoy estás ******* —dijo ______ y comenzó a caminar más rápido para alejarse de mí.
Entonces me apuré y la alcancé. La tomé del brazo haciendo que detuviera su paso. Me miró fijo a los ojos.
—Este soy yo. Seré un *******, un mujeriego, lo que tú quieras. Pero este soy yo antes de ti ¡Maldita sea ______! —le dije y la acerqué un poco más a mi – Si no te gusta, y no me quieres hablar más, me parece perfecto. Para estás alturas, me haces más mal que bien…
La solté y comencé a caminar.
—¡Bien, perfecto! ¡Vete al demonio! —me dijo y sentí como algo caía sobre mi espalda.
Me giré a verla y sonreí abiertamente.
—Estoy alejándome de él —le dije.
—Imbécil —dijo con enojo.
—Adiós, cariño, adiós —me despedí sin dejar de sonreírle.
Con un gran alivio salí al jardín principal de la Universidad. Divisé a la chica que había visto en el pasillo y me acerqué a ella. Era hora volver a mis andanzas.
—¿Qué tal preciosa? —le pregunté.
—Hola Justy —dijo ella con una sonrisa —¿Cómo estás?
—Muy bien, ¿y tú?
—Muy bien —dijo y me miró de arriba a bajo.
¡Dios, amo cuando me desean de esa forma!
Pero cuando posé mi mirada en ella, toda mi alegría se fue a la basura. Ella sonrió de esa manera que me hacía enloquecer. ______…
—¿Qué pasa Bieber? ¿No puedes dejarme? —me preguntó y rió divertida.
Estás loco por mí, y no quieres aceptarlo… Te mueres por besarme. Serías capaz de matar por un beso mío. Lo se.
Sacudí mi cabeza y otra vez la chica normal apareció ante mí. Ya, ya tranquilo. Respira hondo, es solo producto de tu imaginación.
—¿Qué decías preciosa? —le pregunté.
Ella volvió a hablar y otra vez ______ apareció frente a mí.
—Lastima que no quieres ser mi amigo… yo quería ser tu amiga. Y que juguemos como juegan todos los amigos, ¿ya sabes de que hablo, verdad? —dijo sin dejar de sonreír. Bieber, tienes que ser firme en esta decisión. Es la única decisión en la que necesitas tener un poco más de autocontrol —Vamos Bieber, no vas a dejarme a la intemperie de todos esos hombres malos que quieren hacerme daño ¿o si? Tipos como Hook, como Robert…
La miré fijo, y su cara de perro mojado me estaba matando.
—¡Por dios! —grité.
—¿Qué sucede Justy? —me preguntó la chica.
—No pasa nada linda, eres preciosa. El problema soy yo, ando defectuoso últimamente.
—Tú no eres defectuoso Justy —dijo y rápidamente se acercó a mí para besarme.
La miré bien, y la que me besaba con tanto ímpetu era ______.
¿Por qué? ¿Por qué dios mío? ¿Por qué?
Mis ojos se cerraron y mis brazos la acercaron más a mí. Si por ella voy a ir al infierno, entonces creo que valdrá la pena.
Pero de repente, no sentí más los labios de la morena. Abrí mis ojos para mirar y al frente mío estaba Ashley. La miré extrañado. Mi prima se dio vuelta.
—¡Vete hueca! ¡Vete! —le dijo a la chica.
—¡Justy! ¿Cómo vas a dejar que me hable así? —me preguntó ella.
—Lo siento, dulce. Va ser mejor que te vayas —le dije.
La chica soltó un indignado suspiró y se alejó a paso rápido. Volví mi vista a Ashley. Al instante recibí una bofetada de su parte. La miré y me sobé.
—¿Y eso porque fue? —– le pregunté.
—¡Por ******* que eres! ¡Si vas a montar esos espectáculos, hazlos en un hotel! —me regañó con tono firme y enojado – Porque no solo te pudimos haber visto ______ y yo…
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Re: La peligrosa Obsesion {Justin & tu} HOT! Adaptada!
Capitulo Veintitres. Segunda parte.
Levanté la mirada y busqué a ______. No estaba…
—¿______ estaba aquí? —le pregunté.
—Si —dijo ella asintiendo —Estaba mirando muy atenta. Pero eso no importa, pudo haber sido cualquier otro, como el rector por ejemplo.
—Pero NO fue el rector y a ______ NO le importa. Ella misma me lo dijo…
—¡Oh, dios! Eres más ******* de lo que pensé ¿sabes?
—No Ashley, no soy *******… Yo le puse las cartas sobre la mesa a ______, y ella eligió. Yo también estoy eligiendo.
—¿Acaso no conoces a las mujeres? —preguntó —Claro, nunca has salido con una… Cuando una mujer dice NO ME IMPORTA, es porque en realidad LE IMPORTA más de lo que desea.
—Te diré algo sobre los hombres, primita —le dije. Ella me miró fijo —Cuando un hombre hace una pregunta directa, espera una respuesta directa y simple. Somos criaturas sencillas no esperamos tener que decodificar cada palabra que emiten.
—Eso es para los hombres como tú, que no se cansan de las chicas fáciles y huecas. Has encontrado una con la que no puedes, ¿y que haces? Huyes... hasta tus amigos saben de lo que hablo. Pero ¿sabes que Justin? Tienes razón, eres una perdida de tiempo. ______ es una chica inteligente, salió con un *******, no creo que quiera otro…
Se fue dejándome con la palabra en la boca.
¿Yo una perdida de tiempo? ¿Acaso estaba hablando enserio?
Comencé a caminar, ya quería irme de este maldito lugar.
Pero mis pasos se detuvieron al ver como Pattinson se acercaba a mí.
—Hola imbécil —me dijo.
—¿Acaso hoy es el día de 'insultemos a Bieber'? —pregunté. Lo miré —No estoy de humor Pattinson, métete en tus putos asuntos, déjame en paz.
—¿Sabes? El otro día me entere de una cosa —dijo sin dejar de caminar a mi alrededor.
—¿A sí? ¿Andas de chismosita? —dije burlón.
—¿Te gusta besar a ______? —me preguntó. Sonreí por lo bajo. Por ahí venía la mano. Entonces iba a joderlo un poco.
—No solo eso, también me encanta escucharla gemir. Es tan energética —le dije. Vi como su rostro se volvía rojo como un tomate.
—¿Te gusta tanto como hacer todo lo que tu padre te dice? —dijo
—¿De que hablas?
—Estuve averiguando unas cosas sobre ti Bieber…
Lo agarré de la camisa y lo acerqué a mí para mirarlo fijo a los ojos. Maldito bastardo, no iba a joder conmigo.
—Tu madre era una ramera Bieber, yo no se como hizo tu padre para aguantarla. Mujeres así son una peste… hay que eliminarlas. Mira que abandonar a su hijo por ir detrás de un hombre es terrible —el maldito infeliz cayó pesadamente al pasto, ya que le partí la cara de un solo golpe. ¿De donde demonios había sacado eso? Con un poco de dificultad el maldito perro logró ponerse de pie —También supe que quería una niña, pero saliste tú. Igual pagó el ballet, ¿no es así Biebersita?
—Te mostraré de cerca el puño de un hombre real, Pattinson —le dije y lo volví a golpear. Cayó al pasto y comencé a patearlo en el estomago. ¡Infeliz, mal nacido! —Vamos Robertita, pelea como hombre —lo levanté y lo acerqué a mí para hablarle cerca. Su nariz estaba destrozada y su labio partido. Pero yo quería verlo peor, mucho peor —Tú no sabes nada infeliz, absolutamente nada… Pero ¿sabes que cosas puedes saber? Lo bien que la paso con tu ex por las noches. Nunca imagine que una criatura tan pequeña podría dar tanto placer como ella lo hace… Me encanta cuando se ríe de ti y me cuenta lo patético que eres. Y no sabes como amo, que me pida más y más… Le gusta mucho contra la pared.
Escuché el sonido de un silbato. Giré mi cabeza y vi como dos policías corrían hacia nosotros. Maldije por lo bajo y solté a Pattinson. Este cayó al suelo y se retorció allí.
—¡Levanta la manos! —me gritó uno de ellos. Puse mis manos en lo alto, y se acercó a mí.
Comenzó a revisarme, mientras que el otro policía atendía a Pattinson.
—Casi lo matas —me dijo el otro hombre.
—Él se lo buscó —respondí.
—Tendrás que venir con nosotros, Bieber —dijo el que me estaba revisando.
—No hay problema —dije. Comenzamos a caminar hacia el auto de policía. Me pusieron unas esposas, y me metieron adentro. Vi como una chica rubia corría hacia el auto.
—¿A dónde lo llevan? —preguntó nerviosa mi prima.
—El señor acaba de atacar brutalmente al chico que está tirado por allí —le contestó el oficial. Ashley me miró a mí y luego miró hacia donde estaba Pattinson.
—¿Qué hiciste Justin? —dijo sin poder creerlo.
—Tranquila Ash, ve a casa tranquila —le dije y el auto arranco.
Llegamos a la comisaría. El oficial que me llevaba me quitó las esposas, y me acercó hasta donde estaba el sargento. Este levantó la cabeza y me miró fijo.
—Bieber, ¿Qué has hecho esta vez? —me preguntó.
—Lo encontramos golpeando a otro muchacho —le contó el oficial.
—Muchacho, muchacho, muchacho… creo que sabías que estabas condicionado, ¿verdad?
—Si sargento, pero le juro que valió la pena – dije y sonreí.
—Tienes derecho a una llamada — Me alcanzó el teléfono y lo tomé. No me iba a quedar otro remedio que llamarlo a él. A mi padre. Marqué. Sonó una… sonó otra.
—Hola —dijo al atender.
—Jeremy —le dije.
—¿Qué pasó? —me preguntó él, como si ya supiera de ante mano que era algo malo.
—Tuve un pequeño problema. Estoy arrestado —le conté.
—¡Diablos, Justin! —rugió enojado.—¡Estoy cansado de tus problemas! ¡Ya no daré la cara por ti! ¡Fíjate como sales o púdrete ahí si quieres!
—Está bien, gracias —dije y colgué. El sargento me miró, espero a que le dijera algo —Creo que vamos a ser muy buenos amigos sargento —le dije y sonreí.
Levanté la mirada y busqué a ______. No estaba…
—¿______ estaba aquí? —le pregunté.
—Si —dijo ella asintiendo —Estaba mirando muy atenta. Pero eso no importa, pudo haber sido cualquier otro, como el rector por ejemplo.
—Pero NO fue el rector y a ______ NO le importa. Ella misma me lo dijo…
—¡Oh, dios! Eres más ******* de lo que pensé ¿sabes?
—No Ashley, no soy *******… Yo le puse las cartas sobre la mesa a ______, y ella eligió. Yo también estoy eligiendo.
—¿Acaso no conoces a las mujeres? —preguntó —Claro, nunca has salido con una… Cuando una mujer dice NO ME IMPORTA, es porque en realidad LE IMPORTA más de lo que desea.
—Te diré algo sobre los hombres, primita —le dije. Ella me miró fijo —Cuando un hombre hace una pregunta directa, espera una respuesta directa y simple. Somos criaturas sencillas no esperamos tener que decodificar cada palabra que emiten.
—Eso es para los hombres como tú, que no se cansan de las chicas fáciles y huecas. Has encontrado una con la que no puedes, ¿y que haces? Huyes... hasta tus amigos saben de lo que hablo. Pero ¿sabes que Justin? Tienes razón, eres una perdida de tiempo. ______ es una chica inteligente, salió con un *******, no creo que quiera otro…
Se fue dejándome con la palabra en la boca.
¿Yo una perdida de tiempo? ¿Acaso estaba hablando enserio?
Comencé a caminar, ya quería irme de este maldito lugar.
Pero mis pasos se detuvieron al ver como Pattinson se acercaba a mí.
—Hola imbécil —me dijo.
—¿Acaso hoy es el día de 'insultemos a Bieber'? —pregunté. Lo miré —No estoy de humor Pattinson, métete en tus putos asuntos, déjame en paz.
—¿Sabes? El otro día me entere de una cosa —dijo sin dejar de caminar a mi alrededor.
—¿A sí? ¿Andas de chismosita? —dije burlón.
—¿Te gusta besar a ______? —me preguntó. Sonreí por lo bajo. Por ahí venía la mano. Entonces iba a joderlo un poco.
—No solo eso, también me encanta escucharla gemir. Es tan energética —le dije. Vi como su rostro se volvía rojo como un tomate.
—¿Te gusta tanto como hacer todo lo que tu padre te dice? —dijo
—¿De que hablas?
—Estuve averiguando unas cosas sobre ti Bieber…
Lo agarré de la camisa y lo acerqué a mí para mirarlo fijo a los ojos. Maldito bastardo, no iba a joder conmigo.
—Tu madre era una ramera Bieber, yo no se como hizo tu padre para aguantarla. Mujeres así son una peste… hay que eliminarlas. Mira que abandonar a su hijo por ir detrás de un hombre es terrible —el maldito infeliz cayó pesadamente al pasto, ya que le partí la cara de un solo golpe. ¿De donde demonios había sacado eso? Con un poco de dificultad el maldito perro logró ponerse de pie —También supe que quería una niña, pero saliste tú. Igual pagó el ballet, ¿no es así Biebersita?
—Te mostraré de cerca el puño de un hombre real, Pattinson —le dije y lo volví a golpear. Cayó al pasto y comencé a patearlo en el estomago. ¡Infeliz, mal nacido! —Vamos Robertita, pelea como hombre —lo levanté y lo acerqué a mí para hablarle cerca. Su nariz estaba destrozada y su labio partido. Pero yo quería verlo peor, mucho peor —Tú no sabes nada infeliz, absolutamente nada… Pero ¿sabes que cosas puedes saber? Lo bien que la paso con tu ex por las noches. Nunca imagine que una criatura tan pequeña podría dar tanto placer como ella lo hace… Me encanta cuando se ríe de ti y me cuenta lo patético que eres. Y no sabes como amo, que me pida más y más… Le gusta mucho contra la pared.
Escuché el sonido de un silbato. Giré mi cabeza y vi como dos policías corrían hacia nosotros. Maldije por lo bajo y solté a Pattinson. Este cayó al suelo y se retorció allí.
—¡Levanta la manos! —me gritó uno de ellos. Puse mis manos en lo alto, y se acercó a mí.
Comenzó a revisarme, mientras que el otro policía atendía a Pattinson.
—Casi lo matas —me dijo el otro hombre.
—Él se lo buscó —respondí.
—Tendrás que venir con nosotros, Bieber —dijo el que me estaba revisando.
—No hay problema —dije. Comenzamos a caminar hacia el auto de policía. Me pusieron unas esposas, y me metieron adentro. Vi como una chica rubia corría hacia el auto.
—¿A dónde lo llevan? —preguntó nerviosa mi prima.
—El señor acaba de atacar brutalmente al chico que está tirado por allí —le contestó el oficial. Ashley me miró a mí y luego miró hacia donde estaba Pattinson.
—¿Qué hiciste Justin? —dijo sin poder creerlo.
—Tranquila Ash, ve a casa tranquila —le dije y el auto arranco.
Llegamos a la comisaría. El oficial que me llevaba me quitó las esposas, y me acercó hasta donde estaba el sargento. Este levantó la cabeza y me miró fijo.
—Bieber, ¿Qué has hecho esta vez? —me preguntó.
—Lo encontramos golpeando a otro muchacho —le contó el oficial.
—Muchacho, muchacho, muchacho… creo que sabías que estabas condicionado, ¿verdad?
—Si sargento, pero le juro que valió la pena – dije y sonreí.
—Tienes derecho a una llamada — Me alcanzó el teléfono y lo tomé. No me iba a quedar otro remedio que llamarlo a él. A mi padre. Marqué. Sonó una… sonó otra.
—Hola —dijo al atender.
—Jeremy —le dije.
—¿Qué pasó? —me preguntó él, como si ya supiera de ante mano que era algo malo.
—Tuve un pequeño problema. Estoy arrestado —le conté.
—¡Diablos, Justin! —rugió enojado.—¡Estoy cansado de tus problemas! ¡Ya no daré la cara por ti! ¡Fíjate como sales o púdrete ahí si quieres!
—Está bien, gracias —dije y colgué. El sargento me miró, espero a que le dijera algo —Creo que vamos a ser muy buenos amigos sargento —le dije y sonreí.
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Re: La peligrosa Obsesion {Justin & tu} HOT! Adaptada!
Capítulo Veinticuatro.
Él negó divertido con la cabeza.
—Llévenselo a una celda individual, está demasiado joven como para meterlo con los grandes.
—Gracias sargento, es usted muy considerado.
—No me subestimes, jovencito —me aclaró —Ahora llévenselo.
Me empujaron un poco hasta tirarme dentro de una celda que contenía una cama, y a un costado un baño.
Miré a mi alrededor y maldije por lo bajo. Otra vez caí en este agujero, y esta vez necesitaba de un milagro para poder salir de aquí. Me senté en la cama y trate de calmarme, poniéndome como loco no voy a lograr nada.
Las horas comenzaron a pasar, y se me hacían interminables. Me puse a pensar cuantos años eras lo que podía llegar a pasar en un lugar como este, y juro que llegué a desesperarme.
—Bieber, tienes vistas —me dijeron. Levanté la cabeza y vi como mis dos amigos se acercaban.
—¿Qué hiciste Justin? —preguntó Chaz.
—Tenía que hacerlo —le dije.
—Pero ¿Acaso no te pusiste a pensar en las consecuencias? —dijo Ryan. Los miré.
—¡No, maldita sea! —rugí, y me puse de pie —¡Ese maldito infeliz me buscó, y me encontró!
—Ese no es el problema ahora Justin —me dijo Chaz —El problema ahora es que tendrás un juicio y una sentencia. Pattinson, puede hundirte.
—Pues que lo haga, no me interesa…
—Ambos sabemos que si te importa Justin —dijo Somers.
—Si, tienes razón —dije soltando un suspiro.
—Nosotros haremos todo lo que podamos, no estas solo en esto. Debo decirte que tu prima esta como loca buscando un buen abogado. La condenada de verdad te quiere —me contó Ryan.
—Mi rubia prima, y yo que quería devolverla por donde vino —dije nostálgico.
—Y otra que está que trepa las paredes es… ______.
—¿______? —pregunté.
—Si —asintió Ryan —Le dijeron que habías golpeado a Pattinson, que él estaba en el hospital y tú que estabas preso, y lo primero que hizo fue preguntar por ti.
—Condenada… —musité.
Era por ella que yo estaba aquí adentro, pero juro que no estaba arrepentido. Y juro que todas las cosas que le dije a Pattinson, fueron cosas que me salieron del alma. Cosas que deseo, cosas que imagino. ______ Levine está metida en mi cabeza de una forma que no puedo describir.
La noche se me pasó lenta en aquel lugar. No pude dormir pensando en todo lo que podía pasar si no salía de aquí. De verdad tuve que haberme controlado… pero él, él me saco de quicio. Además, ¿Cómo logró saber todo eso? Alguien estuvo hablándole a aquel infeliz de mi vida. Al día siguiente los guardias me dieron de desayunar y me dieron la noticia de que tenía una visita.
Vi como ella entraba con cuidado y con algo de asco miraba a su alrededor.
—¿Amanda? ¿Qué haces aquí? —le pregunté. Ella se acercó más a la celda.
—No sabes lo preocupada que he estado por ti —me dijo ella.
—No hacía falta que vinieras Amanda —dije mientras me ponía de pie.
—A pesar de que quieras darme celos con la odiosa de Levine, yo estoy aquí… Y hablando de ella, ¿Dónde esta? ¿No era que tenían algo?
—Si, si lo tienen teñida —escuché la voz de Ashley. Ambos nos giramos a verla, no estaba sola. ______ venía a su lado —Vamos Amandita, ellos tienen que hablar de sus cosas… o hacer cosas ¿me entiendes verdad?
—No vas a pedirme que me vaya por ella, ¿verdad? —me preguntó la rubia.
Miré a ______ y luego a Ashley. Volví mi vista a Amanda.
—Va a ser mejor que te vayas Amanda, este no es lugar para ti —le dije lo más 'amable' que pude.
—Eres un mal agradecido —me dijo indignada y comenzó a caminar.
—Si, si lo es —le dijo Ash mientras caminaba detrás de ella.
Fijé mi vista en ______. Ella solo se acercó un poco más.
—Solo vine a decirte que ya tenemos la forma de sacarte de aquí —me habló distante.
—¿Estas segura? ¿O también viniste a la visita higiénica? Ya me toca…
—Ni siquiera cuando estas a punto de terminar preso por unos cuantos años dejas de ser *******, ¿verdad?
—Se que te preocupaste más por mi, que por Pattinson —le dije serio.
—No vine a hacer sociales contigo —sentenció. Al parecer de verdad estaba enojada —Para eso tienes a otras… solo vine para decirte que esta tarde será tu juicio y declararé a tu favor. Lo único que tienes que hacer es guardar silencio y confirmar todo lo que yo digo.
Comenzó a caminar, entonces me acerqué más a los barrotes.
—¿Por qué lo haces? —le pregunté. Se giró a verme.
—Por tu prima —me respondió.
—¿Estás completamente segura de eso? —le dije. Me miró —Por favor, acércate —le pedí. Me miró con duda y se acercó. Con cuidado tomé sus manos. Ella miró la unión de nuestras ellas y luego volvió la vista a mí —Muchas gracias.
—¿Por qué? —me preguntó.
—Por querer ayudarme —respondí —Aunque sea por mi prima.
—Yo se lo mucho que ella te quiere —dijo sin mirarme a los ojos.
Entonces con cuidado solté sus manos para tomar su rostro. Me miró sorprendida.
—¿Que haces? —preguntó nerviosa.
—Shh —le dije y despacio la acerqué más al pequeño espacio que había entre los barrotes. Acaricié su mejilla —Déjame besarte —le rogué en un susurro.
—No —negó efusivamente mientras ponía las manos sobre las mías e intentaba alejarse.
—Por favor ______, déjame hacerlo, te lo estoy rogando. Además es mi manera de pagarte lo que estas haciendo por mí —dije mientras mi mirada estaba clavaba en sus ojos.
—Yo no quiero nada de ti —aseguró.
—______, ¿Por qué me haces esto?
—Yo no te hago nada Bieber, tú eres el que hace mal las cosas —dijo.
—Por favor, déjame hacerlo. Lo necesito —le pedí. Ella volvió a negar pero no se alejó, sus manos apretaron un poco más mías que estaban sujetando su bello rostro —Cierra los ojos...
—No… tú cierra los ojos —dijo ella.
—Siempre lo hago cuando te beso —le confesé.
Sonreí levemente, para luego acercarme más al tiempo que mis ojos se cerraban. No iba a ser violento, ni pasional en este beso... quería ser ¿tierno? Rocé sus suaves labios con cuidado, separándolos un poco.
—Creo que ayer fuiste muy claro cuando me dijiste que yo te hacia más mal que bien. Bueno, lo entendí, me quedó claro. Yo quise establecer una relación amistosa, pero al parecer eso no cuadra contigo. Y bueno así lo quieres así será —se alejó de mi agarre. La miré algo sorprendido —Tú ahí y yo aquí…
—______…
—Ya me cansé de intentarlo Justin, eres… tan cínico, no lo comprendes. Yo no soy como Amanda Bynes, y además pienso que acostarse con alguien que apenas conoces es… aborrecible.
—¿Y si me conocieras más? —le pregunté.
—Tampoco —me dijo.
Suspiré levemente.
—Entonces, ¿así son las cosas? —dije.
—¿Qué te parece si lo discutimos cuando salgas? —preguntó.
—¿Por qué no ahora?
—Porque no se me da la gana, y no puedes hacer nada al respecto. Estas encerrado.
Me guiñó un ojo y comenzó a caminar para alejarse.
—LOCO ¿SABES? QUIERES VOLVERME LOCO —le grité bien fuerte para que me escuchara.
Suspiré y me acosté en aquella pequeña cama. Escuché que alguien corría hacia mi celda. Levanté la cabeza y la miré.
—Lo siento, se me olvidó —dijo. Una caja cayó sobre mi cuerpo. La tomé y eran cigarrillos. Volví mi vista a ella. Sonrió levemente —Solo fuma, si ya has desayunado… Ahora si, adiós —se despidió y se fue.
Me senté en la cama y miré la caja entre mis manos.
No la comprendo, ¡Me es imposible! Si ella solo fuera un poco más clara conmigo, yo no estaría tan confundido.
Las horas comenzaron a pasar, hasta que uno de los guardias entró y me dio un traje que me había mandado mi prima.
Faltaba media hora para que el juicio comenzara. Me cambie y me senté a esperar a que vinieran por mí.
—Vamos Bieber, ya es hora —me habló el sargento.
Me puse de pie y abrieron la celda.
—¿Cree que salga sargento? —le pregunté.
Él sonrió por lo bajo y me hizo caminar un poco para entrar a una oficina.
—Pues la veo un poco difícil hijo, pero no imposible.
—Cualquier cosa, si llego a quedarme… le aseguró que vamos a llevarnos bien —dije algo divertido.
—Ya lo creo Bieber, ya lo creo —palmeó mi hombro.
Me pusieron las esposas, como si fuera un criminal de primera clase. Este país siempre esta al revés, los verdaderos maleantes andan sueltos, mientras que la gente honesta y buena se pudre dentro de esas cárceles.
De verdad deseo con todo mi corazón salir de esto, y juro que voy a comportarme. Juro que no volveré a ser impulsivo.
Comenzaron a caminar conmigo y más rápido de lo que pensé llegamos al juzgado. Una puerta de madera se abrió y me empujaron levemente para que entrara.
Todo el mundo se puso de pie, ya que el juez a cargo de la causa entraba por la otra puerta. Divisé a mi prima y a ______ sentadas al lado de un Harry, mi abogado. Mi fiel abogado. Quizás mi padre se haya apiadado y lo haya contactado.
Del otro lado, divisé a Pattinson, sentado al lado de su abogado. Sonreí para mis adentros al ver el estado en el que estaba. La felicidad que recorrió mi cuerpo fue muy gratificante. Eso significaba que yo no había pasado una noche dentro de esta cárcel en vano.
Sentados detrás estaban Chaz y Ryan, los miré a ambos y los dos sonrieron contentos. Algo me decía que yo ya estaba salvado.
—Comencemos —dijo el juez.
Me sentaron al lado de mi abogado y al instante mi prima me abrazó. No pude devolverle el gesto pues tenía las esposas en las manos
—El acusado, es el señor Justin Bieber de 19 años de edad, por atentado físico al señor Robert Pattinson, que es el demandante. Pido a los abogados que se acerquen al estrado…
Nuestros abogados se levantaron y se saludaron con una apretada de manos. Volvieron su vista al juez, dijeron algo en voz baja y Harry se volvió a sentar. Me quitaron las esposas.
—¿Crees que salga? —le pregunté en voz baja.
—Si creen todo lo que dirá la señorita Levine, lo más probable es que si —me contestó.
—¿Y que es lo que va a decir? —dije intrigado.
—Ya lo veras —dijo Harry con una leve sonrisa.
Giré mi cabeza para mirar a ______. Su mirada se cruzó con la mía, pero al instante la apartó.
Ella no solo es mi perdición, sino que ahora también le voy a deber la libertad.
¡Esto es increíble!
—Llamo a declarar al señor Robert Pattinson —habló su abogado.
Pattinson se puso de pie, y un poco rengo se acercó al estrado.
Se sentó y un hombre con un libro se acercó a él.
—Jura decir la verdad, y nada más que la verdad —dijo él hombre.
—Si, juro —dijo Pattinson y apoyó la mano sobre el libro.
—Señor Pattinson, ¿Hace cuanto que conoce al señor Bieber? —le preguntó.
—De nombre hará un año —dijo él y me miró —Así como persona, un mes aproximadamente.
—¿Tenían una buena relación?
—Ni buena ni mala, apenas trataba con él.
—Mal nacido —musité.
—¿Qué pasó ayer por la tarde? —le preguntó su abogado.
—Yo estaba caminando por el jardín de la Universidad, entonces divisé a Justin… me acerque a él y lo saludé amablemente —dijo aquel infeliz —Entonces, comenzó a insultarme, a decirme cosas sobre... – se detuvo y miró a ______ – No importa... y luego me golpeó.
—¡Eso no fue así, infeliz! —rugí poniéndome de pie.
—Señor Bieber, le voy a pedir que guarde silencio —me advirtió el juez.
Soltando un gruñido me senté en mi lugar.
—¿Entonces usted asegura que el señor Bieber lo atacó sin motivo alguno? —le dijo el abogado.
—Sin ningún motivo —aseguró el mal nacido.
Él negó divertido con la cabeza.
—Llévenselo a una celda individual, está demasiado joven como para meterlo con los grandes.
—Gracias sargento, es usted muy considerado.
—No me subestimes, jovencito —me aclaró —Ahora llévenselo.
Me empujaron un poco hasta tirarme dentro de una celda que contenía una cama, y a un costado un baño.
Miré a mi alrededor y maldije por lo bajo. Otra vez caí en este agujero, y esta vez necesitaba de un milagro para poder salir de aquí. Me senté en la cama y trate de calmarme, poniéndome como loco no voy a lograr nada.
Las horas comenzaron a pasar, y se me hacían interminables. Me puse a pensar cuantos años eras lo que podía llegar a pasar en un lugar como este, y juro que llegué a desesperarme.
—Bieber, tienes vistas —me dijeron. Levanté la cabeza y vi como mis dos amigos se acercaban.
—¿Qué hiciste Justin? —preguntó Chaz.
—Tenía que hacerlo —le dije.
—Pero ¿Acaso no te pusiste a pensar en las consecuencias? —dijo Ryan. Los miré.
—¡No, maldita sea! —rugí, y me puse de pie —¡Ese maldito infeliz me buscó, y me encontró!
—Ese no es el problema ahora Justin —me dijo Chaz —El problema ahora es que tendrás un juicio y una sentencia. Pattinson, puede hundirte.
—Pues que lo haga, no me interesa…
—Ambos sabemos que si te importa Justin —dijo Somers.
—Si, tienes razón —dije soltando un suspiro.
—Nosotros haremos todo lo que podamos, no estas solo en esto. Debo decirte que tu prima esta como loca buscando un buen abogado. La condenada de verdad te quiere —me contó Ryan.
—Mi rubia prima, y yo que quería devolverla por donde vino —dije nostálgico.
—Y otra que está que trepa las paredes es… ______.
—¿______? —pregunté.
—Si —asintió Ryan —Le dijeron que habías golpeado a Pattinson, que él estaba en el hospital y tú que estabas preso, y lo primero que hizo fue preguntar por ti.
—Condenada… —musité.
Era por ella que yo estaba aquí adentro, pero juro que no estaba arrepentido. Y juro que todas las cosas que le dije a Pattinson, fueron cosas que me salieron del alma. Cosas que deseo, cosas que imagino. ______ Levine está metida en mi cabeza de una forma que no puedo describir.
La noche se me pasó lenta en aquel lugar. No pude dormir pensando en todo lo que podía pasar si no salía de aquí. De verdad tuve que haberme controlado… pero él, él me saco de quicio. Además, ¿Cómo logró saber todo eso? Alguien estuvo hablándole a aquel infeliz de mi vida. Al día siguiente los guardias me dieron de desayunar y me dieron la noticia de que tenía una visita.
Vi como ella entraba con cuidado y con algo de asco miraba a su alrededor.
—¿Amanda? ¿Qué haces aquí? —le pregunté. Ella se acercó más a la celda.
—No sabes lo preocupada que he estado por ti —me dijo ella.
—No hacía falta que vinieras Amanda —dije mientras me ponía de pie.
—A pesar de que quieras darme celos con la odiosa de Levine, yo estoy aquí… Y hablando de ella, ¿Dónde esta? ¿No era que tenían algo?
—Si, si lo tienen teñida —escuché la voz de Ashley. Ambos nos giramos a verla, no estaba sola. ______ venía a su lado —Vamos Amandita, ellos tienen que hablar de sus cosas… o hacer cosas ¿me entiendes verdad?
—No vas a pedirme que me vaya por ella, ¿verdad? —me preguntó la rubia.
Miré a ______ y luego a Ashley. Volví mi vista a Amanda.
—Va a ser mejor que te vayas Amanda, este no es lugar para ti —le dije lo más 'amable' que pude.
—Eres un mal agradecido —me dijo indignada y comenzó a caminar.
—Si, si lo es —le dijo Ash mientras caminaba detrás de ella.
Fijé mi vista en ______. Ella solo se acercó un poco más.
—Solo vine a decirte que ya tenemos la forma de sacarte de aquí —me habló distante.
—¿Estas segura? ¿O también viniste a la visita higiénica? Ya me toca…
—Ni siquiera cuando estas a punto de terminar preso por unos cuantos años dejas de ser *******, ¿verdad?
—Se que te preocupaste más por mi, que por Pattinson —le dije serio.
—No vine a hacer sociales contigo —sentenció. Al parecer de verdad estaba enojada —Para eso tienes a otras… solo vine para decirte que esta tarde será tu juicio y declararé a tu favor. Lo único que tienes que hacer es guardar silencio y confirmar todo lo que yo digo.
Comenzó a caminar, entonces me acerqué más a los barrotes.
—¿Por qué lo haces? —le pregunté. Se giró a verme.
—Por tu prima —me respondió.
—¿Estás completamente segura de eso? —le dije. Me miró —Por favor, acércate —le pedí. Me miró con duda y se acercó. Con cuidado tomé sus manos. Ella miró la unión de nuestras ellas y luego volvió la vista a mí —Muchas gracias.
—¿Por qué? —me preguntó.
—Por querer ayudarme —respondí —Aunque sea por mi prima.
—Yo se lo mucho que ella te quiere —dijo sin mirarme a los ojos.
Entonces con cuidado solté sus manos para tomar su rostro. Me miró sorprendida.
—¿Que haces? —preguntó nerviosa.
—Shh —le dije y despacio la acerqué más al pequeño espacio que había entre los barrotes. Acaricié su mejilla —Déjame besarte —le rogué en un susurro.
—No —negó efusivamente mientras ponía las manos sobre las mías e intentaba alejarse.
—Por favor ______, déjame hacerlo, te lo estoy rogando. Además es mi manera de pagarte lo que estas haciendo por mí —dije mientras mi mirada estaba clavaba en sus ojos.
—Yo no quiero nada de ti —aseguró.
—______, ¿Por qué me haces esto?
—Yo no te hago nada Bieber, tú eres el que hace mal las cosas —dijo.
—Por favor, déjame hacerlo. Lo necesito —le pedí. Ella volvió a negar pero no se alejó, sus manos apretaron un poco más mías que estaban sujetando su bello rostro —Cierra los ojos...
—No… tú cierra los ojos —dijo ella.
—Siempre lo hago cuando te beso —le confesé.
Sonreí levemente, para luego acercarme más al tiempo que mis ojos se cerraban. No iba a ser violento, ni pasional en este beso... quería ser ¿tierno? Rocé sus suaves labios con cuidado, separándolos un poco.
—Creo que ayer fuiste muy claro cuando me dijiste que yo te hacia más mal que bien. Bueno, lo entendí, me quedó claro. Yo quise establecer una relación amistosa, pero al parecer eso no cuadra contigo. Y bueno así lo quieres así será —se alejó de mi agarre. La miré algo sorprendido —Tú ahí y yo aquí…
—______…
—Ya me cansé de intentarlo Justin, eres… tan cínico, no lo comprendes. Yo no soy como Amanda Bynes, y además pienso que acostarse con alguien que apenas conoces es… aborrecible.
—¿Y si me conocieras más? —le pregunté.
—Tampoco —me dijo.
Suspiré levemente.
—Entonces, ¿así son las cosas? —dije.
—¿Qué te parece si lo discutimos cuando salgas? —preguntó.
—¿Por qué no ahora?
—Porque no se me da la gana, y no puedes hacer nada al respecto. Estas encerrado.
Me guiñó un ojo y comenzó a caminar para alejarse.
—LOCO ¿SABES? QUIERES VOLVERME LOCO —le grité bien fuerte para que me escuchara.
Suspiré y me acosté en aquella pequeña cama. Escuché que alguien corría hacia mi celda. Levanté la cabeza y la miré.
—Lo siento, se me olvidó —dijo. Una caja cayó sobre mi cuerpo. La tomé y eran cigarrillos. Volví mi vista a ella. Sonrió levemente —Solo fuma, si ya has desayunado… Ahora si, adiós —se despidió y se fue.
Me senté en la cama y miré la caja entre mis manos.
No la comprendo, ¡Me es imposible! Si ella solo fuera un poco más clara conmigo, yo no estaría tan confundido.
Las horas comenzaron a pasar, hasta que uno de los guardias entró y me dio un traje que me había mandado mi prima.
Faltaba media hora para que el juicio comenzara. Me cambie y me senté a esperar a que vinieran por mí.
—Vamos Bieber, ya es hora —me habló el sargento.
Me puse de pie y abrieron la celda.
—¿Cree que salga sargento? —le pregunté.
Él sonrió por lo bajo y me hizo caminar un poco para entrar a una oficina.
—Pues la veo un poco difícil hijo, pero no imposible.
—Cualquier cosa, si llego a quedarme… le aseguró que vamos a llevarnos bien —dije algo divertido.
—Ya lo creo Bieber, ya lo creo —palmeó mi hombro.
Me pusieron las esposas, como si fuera un criminal de primera clase. Este país siempre esta al revés, los verdaderos maleantes andan sueltos, mientras que la gente honesta y buena se pudre dentro de esas cárceles.
De verdad deseo con todo mi corazón salir de esto, y juro que voy a comportarme. Juro que no volveré a ser impulsivo.
Comenzaron a caminar conmigo y más rápido de lo que pensé llegamos al juzgado. Una puerta de madera se abrió y me empujaron levemente para que entrara.
Todo el mundo se puso de pie, ya que el juez a cargo de la causa entraba por la otra puerta. Divisé a mi prima y a ______ sentadas al lado de un Harry, mi abogado. Mi fiel abogado. Quizás mi padre se haya apiadado y lo haya contactado.
Del otro lado, divisé a Pattinson, sentado al lado de su abogado. Sonreí para mis adentros al ver el estado en el que estaba. La felicidad que recorrió mi cuerpo fue muy gratificante. Eso significaba que yo no había pasado una noche dentro de esta cárcel en vano.
Sentados detrás estaban Chaz y Ryan, los miré a ambos y los dos sonrieron contentos. Algo me decía que yo ya estaba salvado.
—Comencemos —dijo el juez.
Me sentaron al lado de mi abogado y al instante mi prima me abrazó. No pude devolverle el gesto pues tenía las esposas en las manos
—El acusado, es el señor Justin Bieber de 19 años de edad, por atentado físico al señor Robert Pattinson, que es el demandante. Pido a los abogados que se acerquen al estrado…
Nuestros abogados se levantaron y se saludaron con una apretada de manos. Volvieron su vista al juez, dijeron algo en voz baja y Harry se volvió a sentar. Me quitaron las esposas.
—¿Crees que salga? —le pregunté en voz baja.
—Si creen todo lo que dirá la señorita Levine, lo más probable es que si —me contestó.
—¿Y que es lo que va a decir? —dije intrigado.
—Ya lo veras —dijo Harry con una leve sonrisa.
Giré mi cabeza para mirar a ______. Su mirada se cruzó con la mía, pero al instante la apartó.
Ella no solo es mi perdición, sino que ahora también le voy a deber la libertad.
¡Esto es increíble!
—Llamo a declarar al señor Robert Pattinson —habló su abogado.
Pattinson se puso de pie, y un poco rengo se acercó al estrado.
Se sentó y un hombre con un libro se acercó a él.
—Jura decir la verdad, y nada más que la verdad —dijo él hombre.
—Si, juro —dijo Pattinson y apoyó la mano sobre el libro.
—Señor Pattinson, ¿Hace cuanto que conoce al señor Bieber? —le preguntó.
—De nombre hará un año —dijo él y me miró —Así como persona, un mes aproximadamente.
—¿Tenían una buena relación?
—Ni buena ni mala, apenas trataba con él.
—Mal nacido —musité.
—¿Qué pasó ayer por la tarde? —le preguntó su abogado.
—Yo estaba caminando por el jardín de la Universidad, entonces divisé a Justin… me acerque a él y lo saludé amablemente —dijo aquel infeliz —Entonces, comenzó a insultarme, a decirme cosas sobre... – se detuvo y miró a ______ – No importa... y luego me golpeó.
—¡Eso no fue así, infeliz! —rugí poniéndome de pie.
—Señor Bieber, le voy a pedir que guarde silencio —me advirtió el juez.
Soltando un gruñido me senté en mi lugar.
—¿Entonces usted asegura que el señor Bieber lo atacó sin motivo alguno? —le dijo el abogado.
—Sin ningún motivo —aseguró el mal nacido.
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Re: La peligrosa Obsesion {Justin & tu} HOT! Adaptada!
Capítulo Veinticinco.
Lo miré con toda la furia que podía tener. Maldito infeliz, juro que me las va a pagar de la manera más dolorosa.
—No más preguntas —dijo su abogado.
—¿Usted tiene preguntas señor Black? —le preguntó a mi abogado.
—Si, si las tengo —dijo y se puso de pie. Caminó hasta donde estaba Pattinson —Señor Pattinson, ¿Por qué cree que el señor Bieber lo atacó? —le preguntó.
—Mmm, porque es un lunático —dijo él.
—Aja, según se el señor Bieber tiene un excelente historial psicológico. No tiene ningún problema mental —dijo y giró para mirar a los miembros del jurado —Entonces queridos miembros del jurado, ¿ustedes creen que pudo golpearlo porque si? Algún motivo tuvo que tener, ¿Cuál fue el motivo, señor Pattinson? —Pattinson guardó silencio y compartió una nerviosa mirada con su abogado —No más preguntas al señor.
—Puede retirarse, Pattinson —le dijo el juez —Señor Black, ¿tiene alguien para interrogar?
—Si —dijo él. Se giró a vernos —Llamo al estrado a la señorita ______ Levine.
Todo el mundo se giró a verla. Con cuidado ella se puso de pie y caminó de la misma forma hasta el lugar en donde antes estaba Pattinson. El mismo hombre del libro se acercó a ella.
—Jura decir la verdad, y nada más que la verdad —le dijo.
Ella apoyó la mano derecha sobre el libro.
—Lo juro —dijo. Harry se acercó hasta ella.
—Bien señorita Levine, ¿Usted conoce al señor Pattinson? —le preguntó.
—Si —dijo ella asintiendo.
—¿Podría decirnos hace cuanto?
—Conozco a Robert desde hace ya dos años, lo conocí en unas vacaciones que hice con mi padre.
—¿Podría decirnos como es él?
—Robert es un chico dulce, cuando quiere. Atento y respetuoso —habló ella. ¿Acaso eso iba a ayudarme a salir? —Pero tiene un serio problema, es demasiado celoso…
—¿Celoso? —dijo mi abogado y sonrió —¿Podría decirnos un poco más de eso?
—¡Objeción! ¿Qué tiene que ver la vida personal del señor Pattinson con esto? —dijo su abogado.
—No da lugar —dijo el juez y miró a Harry —Prosiga.
—Robert y yo comenzamos una relación amorosa algunos meses después de conocernos, antes de eso todo era perfecto, hasta que comenzaron a aparecer los celos. Pero no eran celos normales, eran celos posesivos y hasta irracionales. Aguante esa situación, porque de verdad lo quería, y quería intentar algo con él. Hasta que hace unos meses decidí terminar con la relación, sus celos me estresaban…
—Entonces ¿usted nos está diciendo que el señor Pattinson sufre un grave problema de celos?
—Si —dijo ella asintiendo.
—¿Usted conoce al señor Bieber? —le preguntó. Ella posó su mirada en mí. Y había algo en su mirada que no había visto antes.
—Si —contestó.
—¿Puede contarnos sobre eso?
—A Justin lo conozco hace un mes. Él y yo vamos a la misma Universidad, al igual que Robert.
—Aja, ¿usted podría decirme algunas cosas sobre el señor Bieber?
—Él es caballero y respetuoso. Siempre se muestra generoso con la gente que quiere y siempre encuentra la manera de hacerte reír.
—¿Señorita Levine, tiene usted algo con el señor Bieber? —le preguntó.
Ella volvió su vista a mí y yo la miré fijo.
—Si —dijo ella.
Entonces sentí que mi corazón se aceleraba. Ella iba a mentir para sacarme de aquí.
—¿Hace cuanto?
—Hace dos semanas.
Harry se giró a ver a los miembros del jurado.
—Una joven pareja, que acaba de empezar ¿no les parece tierno? —preguntó. Todos rieron por lo bajo. Se acercó de nuevo a ______ —¿Cree usted que eso tiene que ver con lo que pasó ayer con el señor Pattinson?
—Estoy completamente segura de ello —dijo ella.
—¡Maldita seas ______! —rugió Pattinson.
—¡Vuélvele a levantar la voz imbécil y te arrepentirás! —le advertí.
—¡Orden, orden! —dijo el juez elevando la voz, haciendo que todos se callaran —Prosiga señorita.
—Justin jamás actuaría sin provocación. No lo conozco hace mucho, pero si lo suficiente. Siempre esta tranquilo, y pasivo. Le gusta compartir tardes con sus amigos, y no es celoso… bueno quizás un poco, pero normal. Estoy segura de que Robert se enteró y que fue a buscarlo —dijo y su voz comenzó a sonar temblorosa. Todos la miramos bien.
—Es hora de la actuación —me susurró Ashley.
—Lo único que yo quiero es que él salga. Ustedes no tienen ni idea de lo terrible que fue ayer para mi enterarme de que él estaba aquí —dijo y soltó algunas lágrimas —Yo lo quiero, y él no es un mal chico. Yo se que también me quiere…
—Tranquila señorita Levine —le dijo Harry y le cedió un pañuelo.
Ella sonó su nariz y soltó un nuevo sollozo. Giré mi vista al jurado y todas las mujeres que estaban allí miraban con ternura a ______.
—¿Acaso no puedes dejarme en paz Robert? —le preguntó a Pattinson —¿No te cansas de querer volverme loca?
—¡Eres una cualquiera! —le gritó él.
—¡No te voy a permitir que le hables así a mi terroncito de azúcar! —le grité poniéndome de pie.
—¡Ya cállense señores o los encerrare a los dos! —gritó el juez.
Todo el mundo volvió a guardar silencio.
—Lo único que pido es que piensen bien antes de encerrarlo. Yo se que él hizo unas cuantas cosas malas en el pasado, pero me dijo que estaba dispuesto a cambiar…
—Si, por ti si cariño —dije en voz alta. Todos me miraron.
—No tengo más preguntas señor juez —dijo Harry.
—Señor Lax, ¿tiene preguntas para la señorita Levine? —preguntó el juez al abogado de Pattinson.
—No, no señor —contestó él.
—Puede volver a su lugar señorita Levine —le dijo el juez.
—Gracias —susurró ella.
Se puso de pie y comenzó a caminar. Entonces me paré y me acerqué rápidamente a ella.
—Señor Bieber, siéntese —me dijo el juez. No le presté atención y la miré fijo a los ojos.
—Tengo besarte para que esto sea más real —le susurré.
—No —dijo ella por lo bajo.
—Si —dije y me incliné hacia su rostro.
Capturé sus labios de manera suave, cerrando al instante mis ojos. Todo lo que estaba a nuestro alrededor pasó a un segundo plano. Solo estaba ella frente a mí. Ella y esta maldita sensación que me trae loco. Sus labios se dejaron mover suaves junto a los míos.
—¡Jovencitos! —elevó la voz el juez. ______ se alejó rápidamente de mí.
—Lo siento —se disculpó ella.
—Usted no tiene ni idea de lo feo que es pasar una noche alejado de esos labios —le dije.
—Vuelva a su asiento, señor Bieber —me dijo.
Asentí y volví a sentarme. Giré mi cabeza para ver a ______, ella me miró y negó con la cabeza para luego mirar al frente. Creo que no debí hacer eso, pero fue más fuerte que yo.
Uno de los miembros del jurado se levantó y le entregó un papel al juez. Este lo leyó y nos miró a todos.
—Ya tenemos la sentencia —dijo el juez. Respiré profundamente. Y me imaginé lo que iba a ser pasar unos 2 o 3 años aquí dentro. Cerré los ojos y esperé a escuchar —La corte a decidido absolver al señor Justin Bieber, bajo la fianza de unos dos mil dólares.
El aire que estaba aguantando en mis pulmones salió rápidamente. Miré a Harry y él sonrió. Escuché a lo lejos un festejo de risas. Giré y eran Chaz y Ryan.
—¡Maldición! —rugió Pattinson —¡Son todos unos incompetentes! ¡No saben nada!
—Señor Pattinson, ¡Cálmese! —le dijo el juez.
—¡Y usted más que ningún otro, señor juez! —le gritó.
—¡No voy a tolerar la falta de respeto a mi autoridad! —le dijo él —¡Enciérrenlo para que aprenda a respetar a la ley!
Vimos como los guardias lo llevaban para adentro. Ashley se acercó a mí y me abrazó. Pude responderle el gesto.
—Te juro que estaba muy preocupada primito —me dijo. Me alejé de ella y le sonreí.
—Lo se, tonta —le dije divertido.
—Pensé que ibas a quedarte en ese horrible lugar.
—Pero como ves, no fue así.
—Bueno, ya damos por terminado esto —habló el juez —Señor Bieber, puede irse… pero la próxima vez no habrá perdón.
—Lo entiendo —le contesté —¿Qué harán con Pattinson?
—Lo dejaré una noche para que aprenda a comportarse —me contestó.
—¿No podrían ser dos? —pedí.
—Lo siento, pero no —me dijo.
Asentí divertido. El honorable juez se puso de pie y se fue de allí. Los miembros del jurado comenzaron a hacer lo mismo. Mis amigos se acercaron a mí. Chaz me abrazó con fuerza, como si hace mucho no lo hiciera.
—Pensamos que te pudrirías adentro —dijo contentó Somers.
—Si, hasta estábamos haciendo turnos para quien te traía los cigarrillos —dijo Ryan.
—Gracias a dios no fue así —dijo Ash contenta y me volvió a abrazar.
—Todo salió mejor de lo que esperé —habló Harry —Y todo gracias a la señorita Levine.
Me giré a buscarla y ya no estaba.
—¿Dónde esta? —pregunté.
—Creo que se fue —dijo Ashley apuntando a la puerta que se acababa de cerrar.
—¿Cómo que se fue? —dije confundido.
Entonces puse mis piernas a correr para encontrarla. Salí y la divisé caminando.
—¡______! —la llamé. Ella comenzó a caminar más rápido, entonces comencé a correr de nuevo hasta que logré alcanzarla. La tomé del brazo y la detuve.
—¿Qué quieres? —me preguntó nerviosa.
—¿Qué pasa? —le pregunté.
—¿Qué pasa? ¡Pasa que trato de ayudarte y tú tu aprovechas! —me dijo enojada.
—¿Lo dices por el beso? —dije algo confundido.
—Dime, ¿Qué necesidad tenías? Bastante ya hice poniéndome en contra de Robert, no debiste hacer eso…
—Lo siento, lo siento —me disculpe.
—¿De verdad lo sientes? —preguntó con ese tono firme y enojado aun.
—Realmente… no —contesté.
—¡Lo ves! Eres… eres un cínico.
—Espera un segundo…
—Ya no te quiero cerca —dijo apretando los dientes —¡Ni como amigo, ni como nada!
—Pero ______…
—¡Pero ______, nada! ¡Me cansé Justin, realmente me cansé! ¡Me cansé de tu inmadures, de tu cinismo, de la falta de consideración!
—No es la primera vez que te beso…
—Lo se, pero fue la última —sentenció. Entonces sentí una presión en mi pecho —Querías una respuesta directa, entonces la tendrás. ¡No! ¡No tienes ninguna posibilidad!
—¿Así lo quieres? —le dije un poco molesto.
—¡Si, así lo quiero! ¡Ya no me mires, ya no me hables! ¡Has de cuenta que no me conoces! Y quédate tranquilo, no me veras en tu casa. Le diré a tu prima que ahora nos juntaremos en la mía o en la de Emma…
—Pues aun así no vas a deshacerte de mí —le comenté.
—Si lo dices por lo de la oficina de mi mamá, quédate tranquilo, haré como si no estuvieras. Pero esto se terminó, y espero que ahora si haya quedado bien claro.
Comenzó a caminar, dejándome con toda la bronca del mundo.
—¡Ya volverás arrastrándote a mí! —le dije fuerte ya que se alejaba más.
—¡Eso lo veremos! —me contestó.
—¡Loca!
—¡Imbécil!
Me quedé ahí quieto, mirando como desaparecía. ¡Al demonio! ¿Quién la necesita?
¡Yo soy el que tuvo que haber dicho esas cosas, cuando me cansara de ella!
Lo miré con toda la furia que podía tener. Maldito infeliz, juro que me las va a pagar de la manera más dolorosa.
—No más preguntas —dijo su abogado.
—¿Usted tiene preguntas señor Black? —le preguntó a mi abogado.
—Si, si las tengo —dijo y se puso de pie. Caminó hasta donde estaba Pattinson —Señor Pattinson, ¿Por qué cree que el señor Bieber lo atacó? —le preguntó.
—Mmm, porque es un lunático —dijo él.
—Aja, según se el señor Bieber tiene un excelente historial psicológico. No tiene ningún problema mental —dijo y giró para mirar a los miembros del jurado —Entonces queridos miembros del jurado, ¿ustedes creen que pudo golpearlo porque si? Algún motivo tuvo que tener, ¿Cuál fue el motivo, señor Pattinson? —Pattinson guardó silencio y compartió una nerviosa mirada con su abogado —No más preguntas al señor.
—Puede retirarse, Pattinson —le dijo el juez —Señor Black, ¿tiene alguien para interrogar?
—Si —dijo él. Se giró a vernos —Llamo al estrado a la señorita ______ Levine.
Todo el mundo se giró a verla. Con cuidado ella se puso de pie y caminó de la misma forma hasta el lugar en donde antes estaba Pattinson. El mismo hombre del libro se acercó a ella.
—Jura decir la verdad, y nada más que la verdad —le dijo.
Ella apoyó la mano derecha sobre el libro.
—Lo juro —dijo. Harry se acercó hasta ella.
—Bien señorita Levine, ¿Usted conoce al señor Pattinson? —le preguntó.
—Si —dijo ella asintiendo.
—¿Podría decirnos hace cuanto?
—Conozco a Robert desde hace ya dos años, lo conocí en unas vacaciones que hice con mi padre.
—¿Podría decirnos como es él?
—Robert es un chico dulce, cuando quiere. Atento y respetuoso —habló ella. ¿Acaso eso iba a ayudarme a salir? —Pero tiene un serio problema, es demasiado celoso…
—¿Celoso? —dijo mi abogado y sonrió —¿Podría decirnos un poco más de eso?
—¡Objeción! ¿Qué tiene que ver la vida personal del señor Pattinson con esto? —dijo su abogado.
—No da lugar —dijo el juez y miró a Harry —Prosiga.
—Robert y yo comenzamos una relación amorosa algunos meses después de conocernos, antes de eso todo era perfecto, hasta que comenzaron a aparecer los celos. Pero no eran celos normales, eran celos posesivos y hasta irracionales. Aguante esa situación, porque de verdad lo quería, y quería intentar algo con él. Hasta que hace unos meses decidí terminar con la relación, sus celos me estresaban…
—Entonces ¿usted nos está diciendo que el señor Pattinson sufre un grave problema de celos?
—Si —dijo ella asintiendo.
—¿Usted conoce al señor Bieber? —le preguntó. Ella posó su mirada en mí. Y había algo en su mirada que no había visto antes.
—Si —contestó.
—¿Puede contarnos sobre eso?
—A Justin lo conozco hace un mes. Él y yo vamos a la misma Universidad, al igual que Robert.
—Aja, ¿usted podría decirme algunas cosas sobre el señor Bieber?
—Él es caballero y respetuoso. Siempre se muestra generoso con la gente que quiere y siempre encuentra la manera de hacerte reír.
—¿Señorita Levine, tiene usted algo con el señor Bieber? —le preguntó.
Ella volvió su vista a mí y yo la miré fijo.
—Si —dijo ella.
Entonces sentí que mi corazón se aceleraba. Ella iba a mentir para sacarme de aquí.
—¿Hace cuanto?
—Hace dos semanas.
Harry se giró a ver a los miembros del jurado.
—Una joven pareja, que acaba de empezar ¿no les parece tierno? —preguntó. Todos rieron por lo bajo. Se acercó de nuevo a ______ —¿Cree usted que eso tiene que ver con lo que pasó ayer con el señor Pattinson?
—Estoy completamente segura de ello —dijo ella.
—¡Maldita seas ______! —rugió Pattinson.
—¡Vuélvele a levantar la voz imbécil y te arrepentirás! —le advertí.
—¡Orden, orden! —dijo el juez elevando la voz, haciendo que todos se callaran —Prosiga señorita.
—Justin jamás actuaría sin provocación. No lo conozco hace mucho, pero si lo suficiente. Siempre esta tranquilo, y pasivo. Le gusta compartir tardes con sus amigos, y no es celoso… bueno quizás un poco, pero normal. Estoy segura de que Robert se enteró y que fue a buscarlo —dijo y su voz comenzó a sonar temblorosa. Todos la miramos bien.
—Es hora de la actuación —me susurró Ashley.
—Lo único que yo quiero es que él salga. Ustedes no tienen ni idea de lo terrible que fue ayer para mi enterarme de que él estaba aquí —dijo y soltó algunas lágrimas —Yo lo quiero, y él no es un mal chico. Yo se que también me quiere…
—Tranquila señorita Levine —le dijo Harry y le cedió un pañuelo.
Ella sonó su nariz y soltó un nuevo sollozo. Giré mi vista al jurado y todas las mujeres que estaban allí miraban con ternura a ______.
—¿Acaso no puedes dejarme en paz Robert? —le preguntó a Pattinson —¿No te cansas de querer volverme loca?
—¡Eres una cualquiera! —le gritó él.
—¡No te voy a permitir que le hables así a mi terroncito de azúcar! —le grité poniéndome de pie.
—¡Ya cállense señores o los encerrare a los dos! —gritó el juez.
Todo el mundo volvió a guardar silencio.
—Lo único que pido es que piensen bien antes de encerrarlo. Yo se que él hizo unas cuantas cosas malas en el pasado, pero me dijo que estaba dispuesto a cambiar…
—Si, por ti si cariño —dije en voz alta. Todos me miraron.
—No tengo más preguntas señor juez —dijo Harry.
—Señor Lax, ¿tiene preguntas para la señorita Levine? —preguntó el juez al abogado de Pattinson.
—No, no señor —contestó él.
—Puede volver a su lugar señorita Levine —le dijo el juez.
—Gracias —susurró ella.
Se puso de pie y comenzó a caminar. Entonces me paré y me acerqué rápidamente a ella.
—Señor Bieber, siéntese —me dijo el juez. No le presté atención y la miré fijo a los ojos.
—Tengo besarte para que esto sea más real —le susurré.
—No —dijo ella por lo bajo.
—Si —dije y me incliné hacia su rostro.
Capturé sus labios de manera suave, cerrando al instante mis ojos. Todo lo que estaba a nuestro alrededor pasó a un segundo plano. Solo estaba ella frente a mí. Ella y esta maldita sensación que me trae loco. Sus labios se dejaron mover suaves junto a los míos.
—¡Jovencitos! —elevó la voz el juez. ______ se alejó rápidamente de mí.
—Lo siento —se disculpó ella.
—Usted no tiene ni idea de lo feo que es pasar una noche alejado de esos labios —le dije.
—Vuelva a su asiento, señor Bieber —me dijo.
Asentí y volví a sentarme. Giré mi cabeza para ver a ______, ella me miró y negó con la cabeza para luego mirar al frente. Creo que no debí hacer eso, pero fue más fuerte que yo.
Uno de los miembros del jurado se levantó y le entregó un papel al juez. Este lo leyó y nos miró a todos.
—Ya tenemos la sentencia —dijo el juez. Respiré profundamente. Y me imaginé lo que iba a ser pasar unos 2 o 3 años aquí dentro. Cerré los ojos y esperé a escuchar —La corte a decidido absolver al señor Justin Bieber, bajo la fianza de unos dos mil dólares.
El aire que estaba aguantando en mis pulmones salió rápidamente. Miré a Harry y él sonrió. Escuché a lo lejos un festejo de risas. Giré y eran Chaz y Ryan.
—¡Maldición! —rugió Pattinson —¡Son todos unos incompetentes! ¡No saben nada!
—Señor Pattinson, ¡Cálmese! —le dijo el juez.
—¡Y usted más que ningún otro, señor juez! —le gritó.
—¡No voy a tolerar la falta de respeto a mi autoridad! —le dijo él —¡Enciérrenlo para que aprenda a respetar a la ley!
Vimos como los guardias lo llevaban para adentro. Ashley se acercó a mí y me abrazó. Pude responderle el gesto.
—Te juro que estaba muy preocupada primito —me dijo. Me alejé de ella y le sonreí.
—Lo se, tonta —le dije divertido.
—Pensé que ibas a quedarte en ese horrible lugar.
—Pero como ves, no fue así.
—Bueno, ya damos por terminado esto —habló el juez —Señor Bieber, puede irse… pero la próxima vez no habrá perdón.
—Lo entiendo —le contesté —¿Qué harán con Pattinson?
—Lo dejaré una noche para que aprenda a comportarse —me contestó.
—¿No podrían ser dos? —pedí.
—Lo siento, pero no —me dijo.
Asentí divertido. El honorable juez se puso de pie y se fue de allí. Los miembros del jurado comenzaron a hacer lo mismo. Mis amigos se acercaron a mí. Chaz me abrazó con fuerza, como si hace mucho no lo hiciera.
—Pensamos que te pudrirías adentro —dijo contentó Somers.
—Si, hasta estábamos haciendo turnos para quien te traía los cigarrillos —dijo Ryan.
—Gracias a dios no fue así —dijo Ash contenta y me volvió a abrazar.
—Todo salió mejor de lo que esperé —habló Harry —Y todo gracias a la señorita Levine.
Me giré a buscarla y ya no estaba.
—¿Dónde esta? —pregunté.
—Creo que se fue —dijo Ashley apuntando a la puerta que se acababa de cerrar.
—¿Cómo que se fue? —dije confundido.
Entonces puse mis piernas a correr para encontrarla. Salí y la divisé caminando.
—¡______! —la llamé. Ella comenzó a caminar más rápido, entonces comencé a correr de nuevo hasta que logré alcanzarla. La tomé del brazo y la detuve.
—¿Qué quieres? —me preguntó nerviosa.
—¿Qué pasa? —le pregunté.
—¿Qué pasa? ¡Pasa que trato de ayudarte y tú tu aprovechas! —me dijo enojada.
—¿Lo dices por el beso? —dije algo confundido.
—Dime, ¿Qué necesidad tenías? Bastante ya hice poniéndome en contra de Robert, no debiste hacer eso…
—Lo siento, lo siento —me disculpe.
—¿De verdad lo sientes? —preguntó con ese tono firme y enojado aun.
—Realmente… no —contesté.
—¡Lo ves! Eres… eres un cínico.
—Espera un segundo…
—Ya no te quiero cerca —dijo apretando los dientes —¡Ni como amigo, ni como nada!
—Pero ______…
—¡Pero ______, nada! ¡Me cansé Justin, realmente me cansé! ¡Me cansé de tu inmadures, de tu cinismo, de la falta de consideración!
—No es la primera vez que te beso…
—Lo se, pero fue la última —sentenció. Entonces sentí una presión en mi pecho —Querías una respuesta directa, entonces la tendrás. ¡No! ¡No tienes ninguna posibilidad!
—¿Así lo quieres? —le dije un poco molesto.
—¡Si, así lo quiero! ¡Ya no me mires, ya no me hables! ¡Has de cuenta que no me conoces! Y quédate tranquilo, no me veras en tu casa. Le diré a tu prima que ahora nos juntaremos en la mía o en la de Emma…
—Pues aun así no vas a deshacerte de mí —le comenté.
—Si lo dices por lo de la oficina de mi mamá, quédate tranquilo, haré como si no estuvieras. Pero esto se terminó, y espero que ahora si haya quedado bien claro.
Comenzó a caminar, dejándome con toda la bronca del mundo.
—¡Ya volverás arrastrándote a mí! —le dije fuerte ya que se alejaba más.
—¡Eso lo veremos! —me contestó.
—¡Loca!
—¡Imbécil!
Me quedé ahí quieto, mirando como desaparecía. ¡Al demonio! ¿Quién la necesita?
¡Yo soy el que tuvo que haber dicho esas cosas, cuando me cansara de ella!
ѕιмρℓємєηтє.мιкα
Re: La peligrosa Obsesion {Justin & tu} HOT! Adaptada!
Capítulo Veintiseis.
Luego del juicio volví a mi casa con mi prima y mis amigos. Ashley se preparó para ir a lo de ______, en donde me dijo que desde ahora en más se iban a juntar por mi culpa…
Pues eso es mejor para mi, ya no tendré que llegar a mi casa y verla… infestada de chicas.
Chaz y Ryan se sentaron al mismo tiempo en el sillón.
—¿Y que pasó con ______? —me preguntó Somers.
Solté un agobiado suspiró y me senté frente a ellos después de pasarles su plato de comida. Habíamos pedidos unas pizzas.
—Es una loca —dije irritado.
—Pero bien que esa loca te salvó el pellejo, ¿vieron la actuación que hizo? —habló Ryan.
—Fue increíble, te aseguro que casi me hace llorar —agregó Chaz.
—Ya dejen de hablar de ella —sentencié.
—¿Qué sucede? ¿Estás sensible hoy? —preguntó con burla Butler.
—No me busques… porque vas a encontrarme —le advertí.
—No creo que quieras otro día en la cárcel ¿o si? —dijo Somers.
Gruñí por lo bajo y tomé un poco de mi lata de cerveza antes de darle un mordisco a mi porción de pizza.
Sus palabras aun sonaban en mi cabeza.
‘Querías una respuesta directa, entonces la tendrás. ¡No! ¡No tienes ninguna posibilidad!’
¡Condenada y mil veces condenada seas ______!
Luego de terminar de comer, ordenamos todo y nos acomodamos para dormir. Hoy, ellos se quedarían a dormir aquí. Me acosté en el colchón y miré fijo al techo. ______ no salía de mi cabeza, ______ me atormentaba y no me dejaba pensar en otra cosa que no fuera ella.
Levanté la cabeza para mirar a mis amigos y ambos ya estaban dormidos. Sin hacer ruido, me puse de pie, tomé el teléfono y salí al balcón. Cerré la puerta, para que no escucharan y caminé hasta el fondo. Me recargué sobre la baranda y comencé a marcar el número de su casa. Comenzó a sonar, pero nadie contestaba. Corté y volví a marcar. Sonó una vez… sonó otra.
—¿Hola? —escuché su dormida voz. No dije nada, solo guardé silencio —¿Hola? Holaaaa, ¿Hola, hay alguien? —preguntó elevando un poco más su voz —¿Thom? ¿Eres tú?
—¿Quién es Thom? —la pregunta salió impulsivamente de mí.
—¿Bieber? ¿Eres tú? —dijo con sorpresa.
—Te hice una pregunta directa, espero una respuesta directa —le dije.
—¿Acaso no has visto que hora es? —preguntó nerviosa.
—¿Quién diablos es Thom? —dije elevando más mi voz.
Guardó silencio por varios segundos. Solo se escuchaba su leve respiración, y por un momento deseé poder escuchar esa respiración pero cara a cara. Poder escuchar esa respiración cerca de mi oído…
—Si te contesto, ¿me dejaras en paz? —dijo con voz calma.
—Contéstame de una vez —sentencié.
—Un viejo amigo…
—¿Qué clase de amigo? —pregunté al instante.
—¿Acaso esto es un interrogatorio judicial? Que yo sepa el que estuvo preso fuiste tú, yo no le debo nada a nadie. Así que mejor deja de molestar y déjame dormir, ¡de una vez! —me dijo.
—¡Ahora tú vas a escucharme…! —escuché el interminable sonido del fin de la llamada.
Me había cortado. Con cuidado alejé el teléfono de mi oreja. No, ella no pudo haberme cortado el teléfono de esa forma. Respiré profundamente antes de enloquecer.
—LOCO, QUIERES VOLVERME LOCO —le grité al teléfono como si de verdad ella iba a escucharme.
Al día siguiente me negué rotundamente al ir a la Universidad, hasta que Ryan me amenazó con hacer explotar a Betty, si no me movía de donde estaba. Entonces accedí a regañadientes. Desayunamos algo rápido y partimos para allí. Antes de llegar Chaz, se desvió del camino, diciendo que tenía que ir a buscar unas cosas. ‘Hoy me animaré al fin’
Eso fue lo último que nos dijo antes de doblar una calle antes de la calle que nos llevaba a la Universidad.
Ryan y yo nos miramos un poco extrañados, y decidimos dejarlo pasar. Llegamos y la gente, ya comenzaba a entrar apresurada. Estábamos por llegar tarde, una vez más. Pero eso no me importaba en lo más mínimo.
Mi amigo y yo divisamos un elegante auto, y era nada más, y nada menos que el auto de ______. Ella se bajó y luego se bajaron mi prima y Emma. Las tres reían divertidas. Ashley fijó su mirada hacia nosotros y dijo algo. Al instante las otras dos se giraron a vernos.
La mirada divertida de ______, se esfumó al posarse sobre mí. Revoleó los ojos y suspiró levemente. Comenzaron a acercarse a nosotros.
—Buen día —saludó Ashley alegre.
—Hola —dijo con tono bobo Ryan.
Mi rubia prima rió divertida y negó con la cabeza.
—Buenos días —dijo por lo bajo Emma.
—Buen día Emma —le respondí.
—Hola Ryan, ¿Cómo estas? —le preguntó ______.
Ryan frunció el ceño y me miró a mí.
—Mmm, muy bien ______ ¿Y tú? —le dijo él.
—Mejor que nunca —aseguró.
—¿Acaso has perdido la falta de modales? —le dije.
Ella bostezó y luego miró su reloj. Miró a sus amigas.
—Chicas, creo que ya debemos entrar, se nos hará tarde —dijo y volvió su vista a Ryan —¿Dónde está Chaz?
—No lo se, dijo que iba a hacer una cosa —contestó mi amigo.
Le iba a decir algo, hasta que sentimos como alguien llegaba. Nos giramos a verlo y era Chaz. Se bajó rápidamente de su moto y agitado se acercó corriendo hacia donde estábamos nosotros. Lo miramos extrañado, pues traía consigo un gran ramo de flores.
Los verdes ojos de Emma se abrieron bien al verlo. Agitado Somers se acercó hasta ella.
—Emma —dijo respirando trabajosamente —Se que piensas que soy un… *******, y puede ser que tengas toda la razón del mundo. Pero… pero te juro que ya no me siento tan así. Siento que… que puedo cambiar cada vez que veo. Porque eres eso que yo necesito para ser una mejor persona, eso para ser un hombre de bien…
—Aaaaaw, ¿escuchas lo que le esta diciendo? —preguntó enternecida Ashley.
Volví mi vista hacia Somers. ¿Qué era lo que estaba haciendo? ¿Acaso se había vuelto completamente loco?
—Se que no tuvimos un buen comienzo, y tampoco un buen encuentro y bueno casi nada. Pero quiero demostrarte que puedo ser otro de ese que te imaginas, ¿Me dejas? —le preguntó y le tendió el ramo de flores.
La pequeña chica de anteojitos tomó atónita las flores
Yo creo que no podía creer todo lo que Chaz le acaba de decir. Todos esperamos ansiosos a que le dijera algo.
—Vamos Emma, dile algo —le susurró ______.
—Mmm, yo… —habló algo nerviosa —Yo… yo también creo que podrías cambiar.
Chaz sonrió contento y se acercó a abrazarla. Ashley nos hizo un gesto para que con mucha discreción comenzáramos a salir de allí. Cuando estuvimos lo suficientemente alejados. Las dos chicas comenzaron a saltar y a reír divertidas. Ryan y yo las miramos extrañados.
—Es un amor —dijo la morena.
—¿Quién se hubiese imaginado que Chaz diría unas cosas tan lindas? —preguntó Ash.
—Fue demasiado tierno…
—¿Tú crees que Thom hará lo mismo? —le dijo. Entonces me concentré en prestar más atención a lo que decían. ______ dirigió una leve mirada sobre mí.
—No lo sé, solo me dijo que iba a llamarme. Aún estoy esperando que lo haga —le contestó.
Sentí un gran nudo en mi garganta. Quería golpear a alguien, especialmente a alguien llamado Thom. Un celular comenzó a sonar, las dos se miraron sorprendidas. ______ lo sacó de su bolso y le mostró la pantalla a Ashley.
—¡Es él, es él! —dijo entusiasmada mi prima —¡Atiéndelo, atiéndelo!
—¿Tú dices? —preguntó dudosa.
¡No lo atiendas! ¡Cuélgale! ¡Ódialo! ¡Aborrécelo! Tanto como a mí.
—¡Vamos tonta, contesta! —le exigió mi adorada y tierna prima.
—Hola Thom —dijo cuando atendió. Miró fijo a mi prima y sonrió divertida —Claro que estaba esperando a que me llamaras…
Ambas comenzaron a caminar para alejarse de nosotros. Ryan se giró a verme.
—Creo amigo, que deberías de decirle a tu cara que es hora de sonreírle un poco a la vida —me dijo apoyando una mano sobre mi hombro.
El viernes se me pasó lento y frustrado. Esa noche tenía pensado salir con una chica que estaba un año más alto que yo. Pero juro que no tenía cabeza, ni ganas. Por lo que tuve que suspender, una vez más, una salida. ¿Cuántas ya van que he rechazado? ¿Cuatro? ¿Cinco?
¡Diablos, jamás había tenido un prontuario de chicas rechazadas!
Todo lo malo que me pasa es culpa de aquella condenada, de aquella loca que, maldita sea la hora posé mis ojos en ella. Aquella loca que quiere volverme loco. Pero no va a conseguirlo. Primero soy yo, segundo soy yo y tercero soy yo. Así es mi vida, al que le gusta bien, y al que no también.
El sábado me desperté más temprano de lo normal. Hoy tenía que ir a trabajar a lo de Gina. Que mejor momento para acercarme a ella y seducirla, hacerle saber que no estoy celoso como ella seguramente debe pensar.
Llegué a las oficinas y subí realmente entusiasmado. Quería verla y que ella viera lo bien que yo estaba, aunque eso no sea del todo cierto. Llegué al piso y me bajé, caminé hasta el salón de siempre, pero mis pasos se detuvieron al verla allí hablando con un chico. Ambos reían divertidos. Lo miré bien. Aquel chico… se veía bastante rarito.
Vestía un pantalón color beige, una camisa blanca y un pañuelo color dorado colgaba alrededor de su cuello. Su pelo estaba bien peinado y juro que tenía mejor cutis que todas las modelos que allí estaban. Lo escuché reírse al igual que ______.
—¡No puedo creer que le hicieras eso al pobre de Robert! —dijo entre risas y golpeando levemente el brazo de ______.
—¿Lo conoces? —me preguntó Gina acercándose.
—¿Es Thom? —le pregunté sin dejar de mirarlos.
—Aja, él es el famoso Thom. Estudió con ______ fotografía, y desde entonces son muy buenos amigos. Como te habrás dado cuenta Thom… es más una amiga que un amigo.
—Si, si —dije asintiendo y la miré. Le sonreí abiertamente – Me he dado cuenta, ¿Necesitas que empiece a hacer algo?
—¿Puedes ir a buscar a la oficina de al lado el historial de las modelos? —me preguntó.
—Claro que si jefa —dije con mi mejor sonrisa y salí de allí.
¡Ja! No puedo creerlo, el famoso Thom, batea para el otro equipo. Tuve que haberlo previsto, era obvio, ella solo quería darme celos. Cosa que no ha funcionado…
Bueno tal vez un poco… pero nada fuera de lo normal. Escuché que alguien entraba y me giré a ver. Era ella. No dijo nada y se dedicó a acercarse a una de las mesas. Sonreí por lo bajo.
—¿Así que ese es Thom? —le pregunté. No me respondió —¿Tu amiguito es gay?
—¿Hablas de Thom? —dijo sin mirarme.
—¿Acaso hay otro? —dije apoyándome contra la mesa.
—No —dijo sin dejar de buscar. Hasta que me miró. Sentí un pequeño escalofrío —¿Cuál es el problema?
—Que tu intento de darme celos, no funcionó —le dije. Ella comenzó a reír. La miré divertido, nunca la había visto reír de esa forma.
—¿Mi intento de darte celos? —dijo divertida —¿De que hablas? Yo nunca quise darte celos.
—¿A no? ¿Entonces porque no me dijiste desde un principio quien era? —pregunté.
—Yo te dije claramente que era un viejo amigo, allá tú con lo que pensaste. Además, ¿Qué te crees? ¿El ombligo del universo? Mi vida no gira en torno a ti, Justin.
¡Pero mi vida si gira en torno a ti en este momento, maldita sea!
La miré fijo y sonreí levemente. Me alejé de la mesa y me acerqué un poco a ella.
—Pues, has un esfuerzo para que no se note que te mueres por mi, se te ve feo —le dije.
Negó con la cabeza y suspiró.
—Eres intratable… ahora sal de mi camino que Thom me está esperando para hacer unas fotos.
Quiso salir, pero me puse en su camino. Me miró fijo a los ojos.
—¿No me extrañas ni un poquito? —le pregunté.
Sus ojos se desviaron de los míos hacia otro lado.
—No, para nada —contestó rápidamente —¿Sabes? Hasta he estado mejor. Tenías razón con lo del otro día. Yo te hacía más mal que bien, al igual que tú a mí. Así que alejados estamos perfectamente bien… ¿no lo crees?
La miré fijo a los ojos, buscando alguna respuesta a esto que me esta pasando.
¿Qué diablos es? Una maldita obsesión que no va a dejarme en paz, hasta que la haga mía. Solo necesito eso para poder ser como antes.
—No, no estoy de acuerdo —le dije y salí de allí antes de hacer una locura.
Luego del juicio volví a mi casa con mi prima y mis amigos. Ashley se preparó para ir a lo de ______, en donde me dijo que desde ahora en más se iban a juntar por mi culpa…
Pues eso es mejor para mi, ya no tendré que llegar a mi casa y verla… infestada de chicas.
Chaz y Ryan se sentaron al mismo tiempo en el sillón.
—¿Y que pasó con ______? —me preguntó Somers.
Solté un agobiado suspiró y me senté frente a ellos después de pasarles su plato de comida. Habíamos pedidos unas pizzas.
—Es una loca —dije irritado.
—Pero bien que esa loca te salvó el pellejo, ¿vieron la actuación que hizo? —habló Ryan.
—Fue increíble, te aseguro que casi me hace llorar —agregó Chaz.
—Ya dejen de hablar de ella —sentencié.
—¿Qué sucede? ¿Estás sensible hoy? —preguntó con burla Butler.
—No me busques… porque vas a encontrarme —le advertí.
—No creo que quieras otro día en la cárcel ¿o si? —dijo Somers.
Gruñí por lo bajo y tomé un poco de mi lata de cerveza antes de darle un mordisco a mi porción de pizza.
Sus palabras aun sonaban en mi cabeza.
‘Querías una respuesta directa, entonces la tendrás. ¡No! ¡No tienes ninguna posibilidad!’
¡Condenada y mil veces condenada seas ______!
Luego de terminar de comer, ordenamos todo y nos acomodamos para dormir. Hoy, ellos se quedarían a dormir aquí. Me acosté en el colchón y miré fijo al techo. ______ no salía de mi cabeza, ______ me atormentaba y no me dejaba pensar en otra cosa que no fuera ella.
Levanté la cabeza para mirar a mis amigos y ambos ya estaban dormidos. Sin hacer ruido, me puse de pie, tomé el teléfono y salí al balcón. Cerré la puerta, para que no escucharan y caminé hasta el fondo. Me recargué sobre la baranda y comencé a marcar el número de su casa. Comenzó a sonar, pero nadie contestaba. Corté y volví a marcar. Sonó una vez… sonó otra.
—¿Hola? —escuché su dormida voz. No dije nada, solo guardé silencio —¿Hola? Holaaaa, ¿Hola, hay alguien? —preguntó elevando un poco más su voz —¿Thom? ¿Eres tú?
—¿Quién es Thom? —la pregunta salió impulsivamente de mí.
—¿Bieber? ¿Eres tú? —dijo con sorpresa.
—Te hice una pregunta directa, espero una respuesta directa —le dije.
—¿Acaso no has visto que hora es? —preguntó nerviosa.
—¿Quién diablos es Thom? —dije elevando más mi voz.
Guardó silencio por varios segundos. Solo se escuchaba su leve respiración, y por un momento deseé poder escuchar esa respiración pero cara a cara. Poder escuchar esa respiración cerca de mi oído…
—Si te contesto, ¿me dejaras en paz? —dijo con voz calma.
—Contéstame de una vez —sentencié.
—Un viejo amigo…
—¿Qué clase de amigo? —pregunté al instante.
—¿Acaso esto es un interrogatorio judicial? Que yo sepa el que estuvo preso fuiste tú, yo no le debo nada a nadie. Así que mejor deja de molestar y déjame dormir, ¡de una vez! —me dijo.
—¡Ahora tú vas a escucharme…! —escuché el interminable sonido del fin de la llamada.
Me había cortado. Con cuidado alejé el teléfono de mi oreja. No, ella no pudo haberme cortado el teléfono de esa forma. Respiré profundamente antes de enloquecer.
—LOCO, QUIERES VOLVERME LOCO —le grité al teléfono como si de verdad ella iba a escucharme.
Al día siguiente me negué rotundamente al ir a la Universidad, hasta que Ryan me amenazó con hacer explotar a Betty, si no me movía de donde estaba. Entonces accedí a regañadientes. Desayunamos algo rápido y partimos para allí. Antes de llegar Chaz, se desvió del camino, diciendo que tenía que ir a buscar unas cosas. ‘Hoy me animaré al fin’
Eso fue lo último que nos dijo antes de doblar una calle antes de la calle que nos llevaba a la Universidad.
Ryan y yo nos miramos un poco extrañados, y decidimos dejarlo pasar. Llegamos y la gente, ya comenzaba a entrar apresurada. Estábamos por llegar tarde, una vez más. Pero eso no me importaba en lo más mínimo.
Mi amigo y yo divisamos un elegante auto, y era nada más, y nada menos que el auto de ______. Ella se bajó y luego se bajaron mi prima y Emma. Las tres reían divertidas. Ashley fijó su mirada hacia nosotros y dijo algo. Al instante las otras dos se giraron a vernos.
La mirada divertida de ______, se esfumó al posarse sobre mí. Revoleó los ojos y suspiró levemente. Comenzaron a acercarse a nosotros.
—Buen día —saludó Ashley alegre.
—Hola —dijo con tono bobo Ryan.
Mi rubia prima rió divertida y negó con la cabeza.
—Buenos días —dijo por lo bajo Emma.
—Buen día Emma —le respondí.
—Hola Ryan, ¿Cómo estas? —le preguntó ______.
Ryan frunció el ceño y me miró a mí.
—Mmm, muy bien ______ ¿Y tú? —le dijo él.
—Mejor que nunca —aseguró.
—¿Acaso has perdido la falta de modales? —le dije.
Ella bostezó y luego miró su reloj. Miró a sus amigas.
—Chicas, creo que ya debemos entrar, se nos hará tarde —dijo y volvió su vista a Ryan —¿Dónde está Chaz?
—No lo se, dijo que iba a hacer una cosa —contestó mi amigo.
Le iba a decir algo, hasta que sentimos como alguien llegaba. Nos giramos a verlo y era Chaz. Se bajó rápidamente de su moto y agitado se acercó corriendo hacia donde estábamos nosotros. Lo miramos extrañado, pues traía consigo un gran ramo de flores.
Los verdes ojos de Emma se abrieron bien al verlo. Agitado Somers se acercó hasta ella.
—Emma —dijo respirando trabajosamente —Se que piensas que soy un… *******, y puede ser que tengas toda la razón del mundo. Pero… pero te juro que ya no me siento tan así. Siento que… que puedo cambiar cada vez que veo. Porque eres eso que yo necesito para ser una mejor persona, eso para ser un hombre de bien…
—Aaaaaw, ¿escuchas lo que le esta diciendo? —preguntó enternecida Ashley.
Volví mi vista hacia Somers. ¿Qué era lo que estaba haciendo? ¿Acaso se había vuelto completamente loco?
—Se que no tuvimos un buen comienzo, y tampoco un buen encuentro y bueno casi nada. Pero quiero demostrarte que puedo ser otro de ese que te imaginas, ¿Me dejas? —le preguntó y le tendió el ramo de flores.
La pequeña chica de anteojitos tomó atónita las flores
Yo creo que no podía creer todo lo que Chaz le acaba de decir. Todos esperamos ansiosos a que le dijera algo.
—Vamos Emma, dile algo —le susurró ______.
—Mmm, yo… —habló algo nerviosa —Yo… yo también creo que podrías cambiar.
Chaz sonrió contento y se acercó a abrazarla. Ashley nos hizo un gesto para que con mucha discreción comenzáramos a salir de allí. Cuando estuvimos lo suficientemente alejados. Las dos chicas comenzaron a saltar y a reír divertidas. Ryan y yo las miramos extrañados.
—Es un amor —dijo la morena.
—¿Quién se hubiese imaginado que Chaz diría unas cosas tan lindas? —preguntó Ash.
—Fue demasiado tierno…
—¿Tú crees que Thom hará lo mismo? —le dijo. Entonces me concentré en prestar más atención a lo que decían. ______ dirigió una leve mirada sobre mí.
—No lo sé, solo me dijo que iba a llamarme. Aún estoy esperando que lo haga —le contestó.
Sentí un gran nudo en mi garganta. Quería golpear a alguien, especialmente a alguien llamado Thom. Un celular comenzó a sonar, las dos se miraron sorprendidas. ______ lo sacó de su bolso y le mostró la pantalla a Ashley.
—¡Es él, es él! —dijo entusiasmada mi prima —¡Atiéndelo, atiéndelo!
—¿Tú dices? —preguntó dudosa.
¡No lo atiendas! ¡Cuélgale! ¡Ódialo! ¡Aborrécelo! Tanto como a mí.
—¡Vamos tonta, contesta! —le exigió mi adorada y tierna prima.
—Hola Thom —dijo cuando atendió. Miró fijo a mi prima y sonrió divertida —Claro que estaba esperando a que me llamaras…
Ambas comenzaron a caminar para alejarse de nosotros. Ryan se giró a verme.
—Creo amigo, que deberías de decirle a tu cara que es hora de sonreírle un poco a la vida —me dijo apoyando una mano sobre mi hombro.
El viernes se me pasó lento y frustrado. Esa noche tenía pensado salir con una chica que estaba un año más alto que yo. Pero juro que no tenía cabeza, ni ganas. Por lo que tuve que suspender, una vez más, una salida. ¿Cuántas ya van que he rechazado? ¿Cuatro? ¿Cinco?
¡Diablos, jamás había tenido un prontuario de chicas rechazadas!
Todo lo malo que me pasa es culpa de aquella condenada, de aquella loca que, maldita sea la hora posé mis ojos en ella. Aquella loca que quiere volverme loco. Pero no va a conseguirlo. Primero soy yo, segundo soy yo y tercero soy yo. Así es mi vida, al que le gusta bien, y al que no también.
El sábado me desperté más temprano de lo normal. Hoy tenía que ir a trabajar a lo de Gina. Que mejor momento para acercarme a ella y seducirla, hacerle saber que no estoy celoso como ella seguramente debe pensar.
Llegué a las oficinas y subí realmente entusiasmado. Quería verla y que ella viera lo bien que yo estaba, aunque eso no sea del todo cierto. Llegué al piso y me bajé, caminé hasta el salón de siempre, pero mis pasos se detuvieron al verla allí hablando con un chico. Ambos reían divertidos. Lo miré bien. Aquel chico… se veía bastante rarito.
Vestía un pantalón color beige, una camisa blanca y un pañuelo color dorado colgaba alrededor de su cuello. Su pelo estaba bien peinado y juro que tenía mejor cutis que todas las modelos que allí estaban. Lo escuché reírse al igual que ______.
—¡No puedo creer que le hicieras eso al pobre de Robert! —dijo entre risas y golpeando levemente el brazo de ______.
—¿Lo conoces? —me preguntó Gina acercándose.
—¿Es Thom? —le pregunté sin dejar de mirarlos.
—Aja, él es el famoso Thom. Estudió con ______ fotografía, y desde entonces son muy buenos amigos. Como te habrás dado cuenta Thom… es más una amiga que un amigo.
—Si, si —dije asintiendo y la miré. Le sonreí abiertamente – Me he dado cuenta, ¿Necesitas que empiece a hacer algo?
—¿Puedes ir a buscar a la oficina de al lado el historial de las modelos? —me preguntó.
—Claro que si jefa —dije con mi mejor sonrisa y salí de allí.
¡Ja! No puedo creerlo, el famoso Thom, batea para el otro equipo. Tuve que haberlo previsto, era obvio, ella solo quería darme celos. Cosa que no ha funcionado…
Bueno tal vez un poco… pero nada fuera de lo normal. Escuché que alguien entraba y me giré a ver. Era ella. No dijo nada y se dedicó a acercarse a una de las mesas. Sonreí por lo bajo.
—¿Así que ese es Thom? —le pregunté. No me respondió —¿Tu amiguito es gay?
—¿Hablas de Thom? —dijo sin mirarme.
—¿Acaso hay otro? —dije apoyándome contra la mesa.
—No —dijo sin dejar de buscar. Hasta que me miró. Sentí un pequeño escalofrío —¿Cuál es el problema?
—Que tu intento de darme celos, no funcionó —le dije. Ella comenzó a reír. La miré divertido, nunca la había visto reír de esa forma.
—¿Mi intento de darte celos? —dijo divertida —¿De que hablas? Yo nunca quise darte celos.
—¿A no? ¿Entonces porque no me dijiste desde un principio quien era? —pregunté.
—Yo te dije claramente que era un viejo amigo, allá tú con lo que pensaste. Además, ¿Qué te crees? ¿El ombligo del universo? Mi vida no gira en torno a ti, Justin.
¡Pero mi vida si gira en torno a ti en este momento, maldita sea!
La miré fijo y sonreí levemente. Me alejé de la mesa y me acerqué un poco a ella.
—Pues, has un esfuerzo para que no se note que te mueres por mi, se te ve feo —le dije.
Negó con la cabeza y suspiró.
—Eres intratable… ahora sal de mi camino que Thom me está esperando para hacer unas fotos.
Quiso salir, pero me puse en su camino. Me miró fijo a los ojos.
—¿No me extrañas ni un poquito? —le pregunté.
Sus ojos se desviaron de los míos hacia otro lado.
—No, para nada —contestó rápidamente —¿Sabes? Hasta he estado mejor. Tenías razón con lo del otro día. Yo te hacía más mal que bien, al igual que tú a mí. Así que alejados estamos perfectamente bien… ¿no lo crees?
La miré fijo a los ojos, buscando alguna respuesta a esto que me esta pasando.
¿Qué diablos es? Una maldita obsesión que no va a dejarme en paz, hasta que la haga mía. Solo necesito eso para poder ser como antes.
—No, no estoy de acuerdo —le dije y salí de allí antes de hacer una locura.
ѕιмρℓємєηтє.мιкα
Re: La peligrosa Obsesion {Justin & tu} HOT! Adaptada!
Capítulo Veintisiete
Me acerqué al lugar en donde había dejado mis cosas y las tomé. Busqué a Gina con la mirada y despacio me acerqué a ella.
—Gina, necesito hablar contigo —le dije. Ella me miró.
—Luego continuamos muchachas —les dijo a las modelos que me echaron una devoradora mirada, como si yo fuera algo de comida. Aunque si lo soy, en este momento me siento como un yogurt vencido —¿Qué sucede pequeño?
—Gin, renuncio —solté lo que tenía pensado sin ninguna traba. Sus ojos se abrieron bien.
—¿Qué? Pero, ¿Por qué? ¡No puedes renunciar! ¡Eres el mejor ayudante que he tenido en años, Justin! —me dijo
—Lo se, lo se, no hay nadie como yo. Pero es lo mejor para mí, antes de que tu hija me vuelva completamente loco.
—¿Quieres que la rete un poco? —preguntó.
—No, no. Eso no cambiaria mi problema —dije. Me acerqué a ella y besé su mejilla —Eres la mejor jefa que un chico como yo podía tener…
Sus ojos se humedecieron y me miró con tristeza.
—Y tú eres el mejor ayudante del mundo —me dijo y acaricio mi mejilla maternalmente.
¿Hace cuanto que no recibo una caricia así? Tal vez de mi nana, pero no se siente parecido a la caricia de una madre. Eso debe sentir _______ cada vez que su madre la acaricia o la mima.
—Adiós Gin —dije por lo bajo.
—Toma —sacó de su bolsillo un sobre con dinero —Esto es tu sueldo del mes…
—No, no lo quiero…
—¿Cómo que no Justin? Por favor, déjame pagarte…
—No podría cobrarle al mejor trabajo de mi vida.
—Por favor, por lo menos dame ese gusto. Ya que no te quedas, déjame pagarte el mes.
—Pero aun no termina el mes…
—Tómalo, y no acepto un no —sentenció. Suspiré y tomé el sobre. Ella se acercó a mí y me abrazó —¿Vendrás a visitarme?
—Cada vez que pueda —le dije.
Se alejó y sonrió.
—Ya puedes irte.
Sonreí y me di vuelta para irme a quien sabe donde a despejar un poco mi cabeza y mis problema. Mejor dicho mi problema el cual tiene nombre y apellido, _______ Levine.
Salí de las oficinas sobre Betty y comencé andar sin rumbo alguno. Hasta que sin darme cuenta estacioné frente al bar de Susan.
La última vez que vine aquí fue cuando esa… esa condenada se me puso a bailar sensualmente y provocar a todos los borrachos del lugar. Me bajé de la moto y caminando despacio entré.
Para la temprana hora que era, el lugar ya estaba infestado. Este era un lugar perfecto para desahogar culpas, dolores y problemas. Y no había nadie mejor que Susan para hablarlo. Ella no ponía un límite para tomar. Ella te dejaba tomar hasta que se te diera la gana, y por ese motivo era el bar más visitado de todos. Sonando los huesos de mis manos me senté en la barra. Susan me miró algo sorprendida.
—Vaya, vaya —dijo y sonrió —Hace bastante que no te veía por estos lados, Justin ¿Qué te ha pasado?
—Sírveme un vaso de vodka —le dije. Ella asintió.
Puso el vaso frente a mí y lo llenó hasta el tope. Mi celular comenzó a sonar. Busqué en mi bolsillo y miré la pantalla. _______ llamando.
Vacilé algunos segundos en contestar, pero fue más fuerte que yo y terminé por atender.
—Hola —dije apenas.
—¿Dónde estas? ¡Te necesito! —me dijo ella. Cerré los ojos con fuerza y maldije para mis adentros.—Supongo que no te refieres a que me necesitas por que no puedes vivir sin mí, sino a que quieres que te haga algún mandado, ¿verdad? —le pregunté.
—Vas entendiendo como es esto —dijo contenta.
—Bueno, como sea. Le di la renuncia a tu madre…
—Pero…
—Que tengas buena tarde —colgué el teléfono y lo apagué.
No quiero volver a escuchar su voz en todo el día. Tomé el vaso que estaba frente a mí y me lo acabé de un solo trago.
—¿Mal de faldas? —me preguntó Susan. La miré y le hice un gesto para que me volviera a servir. Volvió a llenar el vaso.
—¿Recuerdas a la chica que traje la última vez? La morenita, que tiene cara de niña, pero en realidad es el diablo en persona —le dije. Ella sonrió.
—Si, si la recuerdo. _______, ¿así se llama?
—Exactamente —afirmé y tomé un trago de vodka.
—¿Qué pasa con ella?
—Esta volviéndome loco, completamente loco…
—¿Loco por que te persigue o loco por que no te da ni la hora?
—Ninguna de las dos.
—Entonces, ¿Cómo es la cosa?
Volví a tomar, hasta que el vaso quedó vacío. Sentí como el liquidó quemaba a su paso mi garganta, hasta llegar ardiendo a mi estomago.
—Ella quiere que seamos amigos…
Susan rió por lo bajo y sin que yo se lo dijera volvió a llenar el vaso.
—¿Qué tiene eso de malo?
—¡¿Cómo que tiene de malo?! —le pregunté elevando un poco mi voz —Yo no puedo ser amigo de una chica con la que tengo fantasías sexuales…
—Aaaah, por ahí viene la mano —dijo divertida —Tú quieres revolcarte con ella como un sexopata y ella solo esta dispuesta a darte su amistad.
—Si, así de simple y sencillo —dije con sarcasmo.
Tomé otra vez, pero esta vez no ardió tanto como la anterior.
—¿Tú ya le dijiste que quieres acostarte con ella? —me preguntó.
—Se lo dije, se lo insinué, casi se lo grafiqué… pero aun así no hay caso.
—Entonces no es que ella no quiere acostarse contigo porque no te tenga ganas o algo por el estilo. Ella no quiere hacerlo contigo, porque tiene miedo —me dijo.
Fruncí el ceño y la miré extrañado.
—¿Miedo? Que yo sepa no es virgen…
—No tonto —dijo divertida —Tiene miedo de sentir algo más que placer después de estar contigo —la miré más confundido que antes —¿La has besado?
—¿Qué si la he besado? Era uno de mis pasatiempos favoritos —dije exagerando un poco la cosa, mientras volvía a tomar un poco más.
—¿Cómo reaccionaba ella cuando la besabas? —me preguntó.
Comencé a dejar que mi cabeza pensara y recordara aquello. Siempre al principio se dejaba, pero luego reaccionaba… y no de la mejor manera.
—Se dejaba un poco pero luego reaccionaba y… me abofeteó un par de veces —dije y coloqué mi mano sobre mi mejilla, como si _______ me acabara de golpear.
—¿Lo ves? —dijo, mientras pasaba una rejilla sobre el mármol de la barra —A ella le da miedo, pavor, horror, sentir algo por ti… es más que obvio.
—Entonces, ¿tú dices que está enamorada de mí? —le pregunté totalmente confundido.
—No digo enamorada —aclaró ella —Pero que le gustas… si le gustas. Una mujer que cuando la besan al principio cede un poco… pero luego reacciona así, es porque ese hombre le gusta más de lo que desea. Pero… ¿Y tú? —me dijo. La miré.
—¿Yo que?
—¿Qué te pasa cuando la besas? —preguntó.
—¿Cuándo la beso? Y bueno… cuando la beso, ya te dije, necesito tener una cama cerca porque me enloquece —le dije.
—Entonces, si te enciende solo con un beso estás metido hasta la cabeza —dijo divertida.
—¿Metido? —dije confundido.
—Enganchado, atontado, enamorado… como sea —dijo ella.
—No, no, no —dije con tono divertido —Yo no estoy enamorado de _______. Yo estoy Obsesionado con ella. Yo ya dije, que esto se me va a quitar cuando me acueste con ella…
—¿Y si no se te quita? ¿Qué pasa si después de acostarte con ella eso que llamas ‘obsesión’ no se te va? —me dijo.
La miré fijo por unos cuantos segundos.
Ella solo quería asustarme, incomodarme, o simplemente me estaba hablando muy enserio.
—Se me va a ir —aseguré.
Volví a tomar, y ya sentí un leve mareo que confundió mis pensamientos.
—Es una muchacha muy bonita, y parece tierna —dijo ella. Reí por lo bajo y terminé de tomar lo que estaba en el vaso. El alcohol, ya se me había subido a la cabeza.
—Si, es tierna, es dulce, es inteligente, es hermosa… pero es diabólica, enredadora, calculadora y es muy factible que logre volverte loco.
—Dime, ¿te preocupas por ella?
—¿Preocuparme? —pregunté y le hice un gesto para que volviera a llenar el vaso. Lo llenó de nuevo, y yo volví a tomar un sorbo.
—Si, preocuparte, estar muy pendiente de ella. Como por ejemplo, saber quien le habla, quien la mira, que hace, a donde va, con quien va, su salud, su bienestar…
—Puede ser —dije y apoyé el vaso en la barra —Si tal vez… he estado bastante pendiente de ella…
—Si, se notó aquella noche, en la que te la llevaste de aquí para que nadie más que tú pidiera mirarla o si quiera pensar en fantasear con ella —me dijo con media sonrisa en los labios.
—¡Ya deja de insinuar que estoy enamorado de ella! —le advertí.
Susan rió divertida.
—Me parece que voy a llamar a Ryan para que venga por ti, ya estas ebrio —me dijo con una leve sonrisa.
—¡No, no necesito de nadie! —le dije enojado —Estoy bien, puedo irme solo.
—No puedes irte solo, y lo sabes —me dijo y me quitó el vaso —Ya no tomaras más…
—¿Qué pasa contigo? —le pregunté molesto —¿Desde cuando pones limites para tomar?
—Desde hoy y más con un muchacho. Aun eres un bebe de pecho como para tomar hasta no recordar tu nombre —me dijo.
—Pues ¿no te parece que eso lo decido yo? —dije y quise tomar el vaso, pero ella lo alejó más de mí.
—No, ya no vas a tomar —sentenció y escondió el vaso debajo de la barra.
—Susan… necesito olvidarme… de —dejé de hablar y la miré. Ella sonrió.
—Necesitas olvidarte de _______ —terminó la frase —Pero no te la vas a sacar de la cabeza con alcohol, es más quizás el alcohol te lleve a hacer cosas que en realidad no quieres hacer…
—Solo quiero una noche con ella —hablé con la voz acortada. Ya comenzaba a salir mi parte sentimental —¿Es mucho pedir un poco de ella?
—Quizás no necesites solo un poco de ella —me dijo, la miré fijo y fruncí el ceño amargamente.
—Voy a llamarla —le dije y saqué mi celular.
Lo prendí y comencé a buscar su número.
—Justin, no creo que sea buena idea que la llames en estas condiciones —dijo e intentó quitarme el teléfono, pero no la dejé.
Lo puse en mi oreja y esperé a que ella me contestara.
—¿Se puede saber en donde estas? —me preguntó al atender. Su voz pareció enviar una oleada de calor a mi cuerpo —Todo el mundo esta buscándote.
—¿Por qué no quieres darme una noche? —le pregunté con voz ronca, mi garganta estaba seca por culpa de alcohol.
—¿Qué? —musitó atónita.
—¿Por qué no me quieres dejar entrar en ti solo una noche? ¿Acaso es demasiado pedirte un poco de placer?
—Justin, ¿estas ebrio?
—¿Qué importa eso? Quiero que me contestes, ¿Por qué? ¿Por qué no me dejas tocarte y besarte hasta que amanezca?
—¿Dónde estás? —volvió a preguntar.
—¿Por qué me rechazas?
—Por favor Justin, préstame un poco de atención y deja de decir tonterías…
—¡No son tonterías! —le dije exasperado —Te necesito. Te deseo de una manera inhumana, de una manera apabullante, de una manera inusual… te deseo _______, no sabes cuanto.
—Déjame ir por ti… dime donde estás —pidió en un susurro. Cerré los ojos y respiré profundamente.
—No quiero que vengas por mí, solo te quiero en mi cama, en mis brazos, debajo de mí…
Sentí como alguien me quitaba el teléfono, me giré a verla.
—_______ soy Susan, no se si te acuerdas de mí, pero Justin está aquí en el bar de siempre.
Me acerqué al lugar en donde había dejado mis cosas y las tomé. Busqué a Gina con la mirada y despacio me acerqué a ella.
—Gina, necesito hablar contigo —le dije. Ella me miró.
—Luego continuamos muchachas —les dijo a las modelos que me echaron una devoradora mirada, como si yo fuera algo de comida. Aunque si lo soy, en este momento me siento como un yogurt vencido —¿Qué sucede pequeño?
—Gin, renuncio —solté lo que tenía pensado sin ninguna traba. Sus ojos se abrieron bien.
—¿Qué? Pero, ¿Por qué? ¡No puedes renunciar! ¡Eres el mejor ayudante que he tenido en años, Justin! —me dijo
—Lo se, lo se, no hay nadie como yo. Pero es lo mejor para mí, antes de que tu hija me vuelva completamente loco.
—¿Quieres que la rete un poco? —preguntó.
—No, no. Eso no cambiaria mi problema —dije. Me acerqué a ella y besé su mejilla —Eres la mejor jefa que un chico como yo podía tener…
Sus ojos se humedecieron y me miró con tristeza.
—Y tú eres el mejor ayudante del mundo —me dijo y acaricio mi mejilla maternalmente.
¿Hace cuanto que no recibo una caricia así? Tal vez de mi nana, pero no se siente parecido a la caricia de una madre. Eso debe sentir _______ cada vez que su madre la acaricia o la mima.
—Adiós Gin —dije por lo bajo.
—Toma —sacó de su bolsillo un sobre con dinero —Esto es tu sueldo del mes…
—No, no lo quiero…
—¿Cómo que no Justin? Por favor, déjame pagarte…
—No podría cobrarle al mejor trabajo de mi vida.
—Por favor, por lo menos dame ese gusto. Ya que no te quedas, déjame pagarte el mes.
—Pero aun no termina el mes…
—Tómalo, y no acepto un no —sentenció. Suspiré y tomé el sobre. Ella se acercó a mí y me abrazó —¿Vendrás a visitarme?
—Cada vez que pueda —le dije.
Se alejó y sonrió.
—Ya puedes irte.
Sonreí y me di vuelta para irme a quien sabe donde a despejar un poco mi cabeza y mis problema. Mejor dicho mi problema el cual tiene nombre y apellido, _______ Levine.
Salí de las oficinas sobre Betty y comencé andar sin rumbo alguno. Hasta que sin darme cuenta estacioné frente al bar de Susan.
La última vez que vine aquí fue cuando esa… esa condenada se me puso a bailar sensualmente y provocar a todos los borrachos del lugar. Me bajé de la moto y caminando despacio entré.
Para la temprana hora que era, el lugar ya estaba infestado. Este era un lugar perfecto para desahogar culpas, dolores y problemas. Y no había nadie mejor que Susan para hablarlo. Ella no ponía un límite para tomar. Ella te dejaba tomar hasta que se te diera la gana, y por ese motivo era el bar más visitado de todos. Sonando los huesos de mis manos me senté en la barra. Susan me miró algo sorprendida.
—Vaya, vaya —dijo y sonrió —Hace bastante que no te veía por estos lados, Justin ¿Qué te ha pasado?
—Sírveme un vaso de vodka —le dije. Ella asintió.
Puso el vaso frente a mí y lo llenó hasta el tope. Mi celular comenzó a sonar. Busqué en mi bolsillo y miré la pantalla. _______ llamando.
Vacilé algunos segundos en contestar, pero fue más fuerte que yo y terminé por atender.
—Hola —dije apenas.
—¿Dónde estas? ¡Te necesito! —me dijo ella. Cerré los ojos con fuerza y maldije para mis adentros.—Supongo que no te refieres a que me necesitas por que no puedes vivir sin mí, sino a que quieres que te haga algún mandado, ¿verdad? —le pregunté.
—Vas entendiendo como es esto —dijo contenta.
—Bueno, como sea. Le di la renuncia a tu madre…
—Pero…
—Que tengas buena tarde —colgué el teléfono y lo apagué.
No quiero volver a escuchar su voz en todo el día. Tomé el vaso que estaba frente a mí y me lo acabé de un solo trago.
—¿Mal de faldas? —me preguntó Susan. La miré y le hice un gesto para que me volviera a servir. Volvió a llenar el vaso.
—¿Recuerdas a la chica que traje la última vez? La morenita, que tiene cara de niña, pero en realidad es el diablo en persona —le dije. Ella sonrió.
—Si, si la recuerdo. _______, ¿así se llama?
—Exactamente —afirmé y tomé un trago de vodka.
—¿Qué pasa con ella?
—Esta volviéndome loco, completamente loco…
—¿Loco por que te persigue o loco por que no te da ni la hora?
—Ninguna de las dos.
—Entonces, ¿Cómo es la cosa?
Volví a tomar, hasta que el vaso quedó vacío. Sentí como el liquidó quemaba a su paso mi garganta, hasta llegar ardiendo a mi estomago.
—Ella quiere que seamos amigos…
Susan rió por lo bajo y sin que yo se lo dijera volvió a llenar el vaso.
—¿Qué tiene eso de malo?
—¡¿Cómo que tiene de malo?! —le pregunté elevando un poco mi voz —Yo no puedo ser amigo de una chica con la que tengo fantasías sexuales…
—Aaaah, por ahí viene la mano —dijo divertida —Tú quieres revolcarte con ella como un sexopata y ella solo esta dispuesta a darte su amistad.
—Si, así de simple y sencillo —dije con sarcasmo.
Tomé otra vez, pero esta vez no ardió tanto como la anterior.
—¿Tú ya le dijiste que quieres acostarte con ella? —me preguntó.
—Se lo dije, se lo insinué, casi se lo grafiqué… pero aun así no hay caso.
—Entonces no es que ella no quiere acostarse contigo porque no te tenga ganas o algo por el estilo. Ella no quiere hacerlo contigo, porque tiene miedo —me dijo.
Fruncí el ceño y la miré extrañado.
—¿Miedo? Que yo sepa no es virgen…
—No tonto —dijo divertida —Tiene miedo de sentir algo más que placer después de estar contigo —la miré más confundido que antes —¿La has besado?
—¿Qué si la he besado? Era uno de mis pasatiempos favoritos —dije exagerando un poco la cosa, mientras volvía a tomar un poco más.
—¿Cómo reaccionaba ella cuando la besabas? —me preguntó.
Comencé a dejar que mi cabeza pensara y recordara aquello. Siempre al principio se dejaba, pero luego reaccionaba… y no de la mejor manera.
—Se dejaba un poco pero luego reaccionaba y… me abofeteó un par de veces —dije y coloqué mi mano sobre mi mejilla, como si _______ me acabara de golpear.
—¿Lo ves? —dijo, mientras pasaba una rejilla sobre el mármol de la barra —A ella le da miedo, pavor, horror, sentir algo por ti… es más que obvio.
—Entonces, ¿tú dices que está enamorada de mí? —le pregunté totalmente confundido.
—No digo enamorada —aclaró ella —Pero que le gustas… si le gustas. Una mujer que cuando la besan al principio cede un poco… pero luego reacciona así, es porque ese hombre le gusta más de lo que desea. Pero… ¿Y tú? —me dijo. La miré.
—¿Yo que?
—¿Qué te pasa cuando la besas? —preguntó.
—¿Cuándo la beso? Y bueno… cuando la beso, ya te dije, necesito tener una cama cerca porque me enloquece —le dije.
—Entonces, si te enciende solo con un beso estás metido hasta la cabeza —dijo divertida.
—¿Metido? —dije confundido.
—Enganchado, atontado, enamorado… como sea —dijo ella.
—No, no, no —dije con tono divertido —Yo no estoy enamorado de _______. Yo estoy Obsesionado con ella. Yo ya dije, que esto se me va a quitar cuando me acueste con ella…
—¿Y si no se te quita? ¿Qué pasa si después de acostarte con ella eso que llamas ‘obsesión’ no se te va? —me dijo.
La miré fijo por unos cuantos segundos.
Ella solo quería asustarme, incomodarme, o simplemente me estaba hablando muy enserio.
—Se me va a ir —aseguré.
Volví a tomar, y ya sentí un leve mareo que confundió mis pensamientos.
—Es una muchacha muy bonita, y parece tierna —dijo ella. Reí por lo bajo y terminé de tomar lo que estaba en el vaso. El alcohol, ya se me había subido a la cabeza.
—Si, es tierna, es dulce, es inteligente, es hermosa… pero es diabólica, enredadora, calculadora y es muy factible que logre volverte loco.
—Dime, ¿te preocupas por ella?
—¿Preocuparme? —pregunté y le hice un gesto para que volviera a llenar el vaso. Lo llenó de nuevo, y yo volví a tomar un sorbo.
—Si, preocuparte, estar muy pendiente de ella. Como por ejemplo, saber quien le habla, quien la mira, que hace, a donde va, con quien va, su salud, su bienestar…
—Puede ser —dije y apoyé el vaso en la barra —Si tal vez… he estado bastante pendiente de ella…
—Si, se notó aquella noche, en la que te la llevaste de aquí para que nadie más que tú pidiera mirarla o si quiera pensar en fantasear con ella —me dijo con media sonrisa en los labios.
—¡Ya deja de insinuar que estoy enamorado de ella! —le advertí.
Susan rió divertida.
—Me parece que voy a llamar a Ryan para que venga por ti, ya estas ebrio —me dijo con una leve sonrisa.
—¡No, no necesito de nadie! —le dije enojado —Estoy bien, puedo irme solo.
—No puedes irte solo, y lo sabes —me dijo y me quitó el vaso —Ya no tomaras más…
—¿Qué pasa contigo? —le pregunté molesto —¿Desde cuando pones limites para tomar?
—Desde hoy y más con un muchacho. Aun eres un bebe de pecho como para tomar hasta no recordar tu nombre —me dijo.
—Pues ¿no te parece que eso lo decido yo? —dije y quise tomar el vaso, pero ella lo alejó más de mí.
—No, ya no vas a tomar —sentenció y escondió el vaso debajo de la barra.
—Susan… necesito olvidarme… de —dejé de hablar y la miré. Ella sonrió.
—Necesitas olvidarte de _______ —terminó la frase —Pero no te la vas a sacar de la cabeza con alcohol, es más quizás el alcohol te lleve a hacer cosas que en realidad no quieres hacer…
—Solo quiero una noche con ella —hablé con la voz acortada. Ya comenzaba a salir mi parte sentimental —¿Es mucho pedir un poco de ella?
—Quizás no necesites solo un poco de ella —me dijo, la miré fijo y fruncí el ceño amargamente.
—Voy a llamarla —le dije y saqué mi celular.
Lo prendí y comencé a buscar su número.
—Justin, no creo que sea buena idea que la llames en estas condiciones —dijo e intentó quitarme el teléfono, pero no la dejé.
Lo puse en mi oreja y esperé a que ella me contestara.
—¿Se puede saber en donde estas? —me preguntó al atender. Su voz pareció enviar una oleada de calor a mi cuerpo —Todo el mundo esta buscándote.
—¿Por qué no quieres darme una noche? —le pregunté con voz ronca, mi garganta estaba seca por culpa de alcohol.
—¿Qué? —musitó atónita.
—¿Por qué no me quieres dejar entrar en ti solo una noche? ¿Acaso es demasiado pedirte un poco de placer?
—Justin, ¿estas ebrio?
—¿Qué importa eso? Quiero que me contestes, ¿Por qué? ¿Por qué no me dejas tocarte y besarte hasta que amanezca?
—¿Dónde estás? —volvió a preguntar.
—¿Por qué me rechazas?
—Por favor Justin, préstame un poco de atención y deja de decir tonterías…
—¡No son tonterías! —le dije exasperado —Te necesito. Te deseo de una manera inhumana, de una manera apabullante, de una manera inusual… te deseo _______, no sabes cuanto.
—Déjame ir por ti… dime donde estás —pidió en un susurro. Cerré los ojos y respiré profundamente.
—No quiero que vengas por mí, solo te quiero en mi cama, en mis brazos, debajo de mí…
Sentí como alguien me quitaba el teléfono, me giré a verla.
—_______ soy Susan, no se si te acuerdas de mí, pero Justin está aquí en el bar de siempre.
ѕιмρℓємєηтє.мιкα
Re: La peligrosa Obsesion {Justin & tu} HOT! Adaptada!
Capítulo Veintiocho.
Miré como terminaba de hablar y colgaba el teléfono. Me miró fijo.
—¿Por qué me sacaste el teléfono? —le pregunté.
—Porque creo que ya te estabas pasando —me dijo.
—Tenía que decirle lo que pensaba —me defendí —Ahora dame un poco más de vodka.
—No —sentenció.
—¿Por qué?
—Porque ya viene por ti, y ya no te voy a dar de tomar…
—Bueno, como quieras. Déjame pagarte lo que consumí, ¿Cuánto es? —pregunté mientras medio confuso sacaba mi billetera.
—Tampoco —me dijo.
—¿Tampoco? ¿Por qué nadie hace lo que yo quiero?
—No voy a cobrarte, porque sé que estás mal y has venido aquí con el fin de olvidar. Pero no has podido, así que… esto va por mi cuenta.
—Eres lo más cercano a una hermana mayor que he tenido en toda mi vida —dije melancólico.
—No te pongas sentimental conmigo, por favor —dijo divertida.
Asentí con la cabeza y escuchamos como la puerta del bar se abría. Me giré a ver y ella me miró fijo. Rápidamente se acercó a mí.
—¡No puedo creer que hayas llegado a estar así! – me retó nerviosa.
—Hola cariño —le dije divertido. Revoleó los ojos y miró a su Susan.
—Muchas gracias Susan —le dijo.
—No es nada linda, llévatelo y… cuídalo. Está un poco... sensible —le dijo ella.
Sentí como una de sus manos rodeaba mi brazo, entonces la miré fijo. Me hizo poner de pie y cuando lo hice, sentí que iba a caerme de cara al suelo. Ella colocó mi brazo alrededor de su cuello y me sujetó por la cintura.
—______, ¿quieres que le diga a alguno de los muchachos que lo lleve hasta afuera? —le preguntó Susan.
—No Susan, así está bien. Muchas gracias —le dijo ella y comenzó a caminar —Por favor, has el esfuerzo de caminar y no quebrarme el cuerpo.
—Lo estoy haciendo —le dije. Salimos afuera del bar y el frío viento de la noche erizó mi piel. ¿En que momento se había hecho de noche? Divisé a Betty, y dirigí mis pasos para allí, pero ______ me empujaba hacia un auto. Su auto.
—No —dije y me solté de ella. Me tambaleé un poco, pero me pude mantener de pie —Yo tengo que irme en Betty.
—Estás completamente loco si piensas que te voy a dejar subirte a esa cosa en este estado.
—Betty no es una cosa.
—Lo que sea. Ahora mueve tu trasero al auto.
—¿Qué pasará con Betty? —dije mirando a mi moto.
—Susan la cuidara y mañana, mandaremos a Ryan y a Chaz por ella ¿si? – me dijo. La miré fijo a los ojos por unos cuantos segundos.
—Te odio por ser así de hermosa ______ —le dije.
—Luego discutimos tu odio, ¿vamos? —preguntó. Asentí con la cabeza y caminé con cuidado hasta el lujoso auto. Ella me abrió la puerta y me senté pesadamente en el asiento de atrás, la cerró y entonces me acosté. Mi cabeza giraba, así que tenía que estar acostado. Ella se subió y comenzó a andar. Abrí un ojo y miré hacia su asiento. No podía ver su silueta, pues el asiento es más grande que ella, y ninguna parte de su cuerpo sobresale por algún costado.
Entonces me forcé a sentarme. Ella me miró a través del espejo retrovisor.
—¿Cuál es tu problema? ¿Qué necesidad tienes de terminar ebrio? – me preguntó.
—Mi problema eres tú, así que si alguien tiene la culpa de mi estado en este momento, esa eres tú —le dije.
El coche se detuvo en una banquina. La miré extrañado. Se giró a verme y se quitó el cinturón de seguridad. Sin ningún problema se pasó atrás. La miré más extrañado que antes.
—Así que, yo soy tu problema —me dijo.
—Si —dije asintiendo.
—Y para que todos tus problemas se fueran, yo tendría que acostarme contigo.
—Podría ser.
—Entonces lo haré.
—¿Qué?
—Eso, que me acostaré contigo, como tanto lo deseas.
Se inclinó hacia mí y tomó mis labios en un acalorado beso. Mis ojos estaban abiertos, por la sorpresa de su comportamiento, pero no tardaron en cerrarse y en responder a ella. Gruñí mientras sentía como se subía a horcajadas sobre mí, y su lengua bailaba caliente junto a la mía. Sus manos se enterraron en mis cabellos y con cada movimiento me acercaba más a ella.
—______ —dije agitado cuando ella comenzó a mordisquear mi mandíbula y llegaba hasta mi oreja.
—¿Qué? —susurró y un escalofrío recorrió mi espalda.
—Estamos en un auto —le dije sobrexcitado. Ella se alejó un poco de mí y sin decir nada me quitó la remera. Comenzó a besar mi cuello y comenzó a bajar su lengua por mi pecho.
—¿Y desde cuando te importa el lugar? —preguntó y volvió su boca a mis labios.
—No, no es que me importe, pero… al diablo —dije y la tomé de la nuca para acercarla más.
Con una mínima capacidad de movimiento, logré girar sobre ella y apresarla debajo de mí. La miré fijo a los ojos, respiraba agitada y el color de sus labios era de un rojo intenso por la presión de nuestras bocas.
—No te detengas, sigue —me habló.
Volví a capturar sus labios, y soltó un leve gemido que logro enloquecerme rápidamente. Bajé mis labios de los suyos, a su cuello. Comencé a desabrochar los botones de su camisa, mientras depositaba pequeños besos en lo que había visible de su piel. Una de sus manos bajo caliente por mi espalda, quemándome por dentro.
Si, iba ser mía, ahora ella iba a ser solo mía…
—Justin, ¡Justin! —abrí mis ojos algo sobresaltado. Miré a mí alrededor y estaba acostado en la parte de atrás del auto. Miré al frente y la vi parada con la puerta abierta – Llegamos a tu casa, sal del auto.
Solo había sido un sueño. Un maldito sueño.
—¿Por qué me despertaste? —le pregunté mientras lograba sentarme —Te estaba por hacerte mía en mis sueños…
Entrecerró los ojos y me miró mal.
—Eres un sucio —me acusó.
Me ayudó a salir del auto, y me ayudó a caminar hasta mi departamento. El sabor de sus labios había sido tan real, que puedo jurar que eso no había sido un sueño. Llegamos y ella abrió la puerta. Al parecer no había nadie.
—¿Dónde está Ash? —le pregunté.
—Debe estar por ahí, no lo sé —me dijo ella con dificultad ya que casi podía decirse que me estaba arrastrando hacia dentro —¿Podrías ayudarme un poco? Si no te has dado cuenta pesas el doble de lo que peso yo, y no puedo cargarte…
Me incorporé bien y ella suspiró. Caminamos hasta el cuarto. Al fin iba a dormir en mi cama. Entramos y ella me ayudó a acostarme. Suspiré aliviado.
—Bueno, ya estas sano y salvo en casa. Ya me voy —me dijo.
—No, no te vayas —le pedí.
—Tengo que irme, Justin…
—Quédate hasta que me duerma, por favor —le rogué.
—Está bien —dijo soltando un suspiro.
Se sentó en el suelo, justo a mi lado. La miré fijo a los ojos, y traté de entender mi necesidad de que se quedara.
—¿Puedes darme tu mano?
Despacio levantó su mano y tomó la mía. Sus fríos dedos se entrelazaron con los míos, que estaban calientes. Su mano era el doble más pequeña que la mía, el doble de frágil y el doble de suave…
Cerré los ojos y acerqué nuestras manos a mi pecho. Quizás así no se pueda ir cuando me duerma, o quizás si.
Comencé a despertarme porque mis ganas de ir al baño me estaban llamando. Cuando sentí que mi cabeza despertaba, sentí un terrible dolor allí. Cerré los ojos con fuerza, para persuadir un poco al dolor. Y entonces sentí que algo estaba entrelazo con mi mano. Abrí un ojo y miré que era. Era otra mano. Entonces levanté la cabeza y la vi allí.
Sentí como mi corazón se aceleraba al ver que ella estaba allí, con la cabeza apoyada sobre el borde del colchón, y con los ojos cerrados. Se quedó, no se fue. Me puse a mirarla fijamente, me puse a observar las delicadas líneas de su rostro. Intenté buscarle algún defecto, como tantas veces, pero no lo tiene. Ella simplemente es perfecta. Levanté mi otra mano y con cuidado acaricie su mejilla. Se movió un poco y arrugó la nariz, pero no se despertó.
—Arriba Justin, ya traje a Betty y...
—Shhhhhhh —le dije cuando lo vi entrar. Ryan me miró bien – Cállate que vas a despertar a la bella durmiente.
—¿Qué hace ella ahí? —me preguntó en voz baja.
—Me cuida —le dije con una pequeña sonrisa.
Soltando su mano con cuidado me levanté de la cama. La alcé en brazos y la acosté en la misma, para que pudiera seguir durmiendo, un poco más cómoda. Salimos con Ryan del cuarto y caminamos hasta la cocina. Fruncí el ceño extrañado al no ver a Rose por ahí.
—¿No has visto a Rose? —le dije a mi amigo.
—¿Sabes que hora es? —me dijo él. Negué con la cabeza —Justin, son casi las 5 de la tarde. Rose se fue hace una hora.
—¿Qué? ¿Las 5? —dije sin poder creerlo.
—Si, dormiste como nunca —dijo divertido.
Nos acercamos a la mesada y nos preparamos un café. Tal vez con eso, este terrible dolor de cabeza se me iría de una vez. Estuvimos hablando un poco más, hasta que los dos sentimos los pasos de alguien. Miramos hacia el pasillo y venía caminando hacia la sala. Sonreí levemente…
—Adiós —dijo por lo bajo y pasó de largo hasta llegar a la puerta.
La abrió y salió dejándome totalmente desconcertado.
Me puse de pie, y me estaba por salir detrás de ella, hasta que Ryan me detuvo.
—Oye, oye —me dijo haciendo que lo mirara —Si se fue así es por algo… déjala.
—Pero… no, no puedo dejarla…
Intenté caminar de nuevo, pero Ryan me volvió a detener.
—Déjala… se fue, ya esta. Ella necesita pensar… déjala —me dijo.
Gruñí por lo bajo y volví a sentarme para terminarme el café. Luego de unas dos horas Ryan decidió irse. Y en esas dos horas, ______ no había salido en ningún momento de mis pensamientos. La forma en la que se había ido me tenía bastante confundido. Tomé mi teléfono y marque el número de su celular.
—''Soy ______, y en este momento no puedo atenderte. Deja tu mensaje, que luego de que lo escuche te devuelvo la llamada…''
Colgué y maldije por lo bajo. Tenía el celular apagado. Volví a darle tono al teléfono y marqué el número de su casa. Sonó, sonó y sonó, pero nadie contesto. Al parecer tampoco estaba en casa.
—¡¿Dónde diablos estas?! —dije algo nervioso. Entonces volví a darle tonó al teléfono y marqué el número de mi prima. Sonó una, sonó otra.
—¿Hola? —me dijo al atender.
—Ashley —le dije.
—¡Al fin tienes la consideración de llamarme! —me dijo elevando un poco la voz —¿Por qué demonios haces esas cosas Justin? ¿Cuántas veces te dije que embriagarse por ahí no es la solución a ningún problema?
—¿Acaso la privacidad de una borrachera ya no existe? —le dije. Ella me dijo unas cuantas cosas más, pero que las pasé por alto.
Lo único que quería era saber de ella —¿Sabes donde esta ______?
—¿______?
—Si, ______ —dije algo nervioso.
—Se fue a un spa con Gina, estaba bastante estresada —me dijo. Suspiré aliviado. Ella estaba bien…
—Pero ella, ¿está bien, verdad? —le dije.
—Si, estaba un poco con dolores de nuca, pero por lo demás estaba bien —dijo ella. Y si, durmió sentada —Dijo que mañana iría a la Universidad un poco más tarde, ya que se quedarían toda la noche allí.
—Bueno prima, gracias por la información —le dije.
—De nada primito, dentro de un rato voy a casa. Estoy con Emma haciendo unas cosas, ¿sabías que tu amiguito Chaz le pidió de ser la novia? —me dijo. Entonces sentí mi corazón detenerse.
—¡¿Qué?! —le pregunté sin poder creerlo.
Miré como terminaba de hablar y colgaba el teléfono. Me miró fijo.
—¿Por qué me sacaste el teléfono? —le pregunté.
—Porque creo que ya te estabas pasando —me dijo.
—Tenía que decirle lo que pensaba —me defendí —Ahora dame un poco más de vodka.
—No —sentenció.
—¿Por qué?
—Porque ya viene por ti, y ya no te voy a dar de tomar…
—Bueno, como quieras. Déjame pagarte lo que consumí, ¿Cuánto es? —pregunté mientras medio confuso sacaba mi billetera.
—Tampoco —me dijo.
—¿Tampoco? ¿Por qué nadie hace lo que yo quiero?
—No voy a cobrarte, porque sé que estás mal y has venido aquí con el fin de olvidar. Pero no has podido, así que… esto va por mi cuenta.
—Eres lo más cercano a una hermana mayor que he tenido en toda mi vida —dije melancólico.
—No te pongas sentimental conmigo, por favor —dijo divertida.
Asentí con la cabeza y escuchamos como la puerta del bar se abría. Me giré a ver y ella me miró fijo. Rápidamente se acercó a mí.
—¡No puedo creer que hayas llegado a estar así! – me retó nerviosa.
—Hola cariño —le dije divertido. Revoleó los ojos y miró a su Susan.
—Muchas gracias Susan —le dijo.
—No es nada linda, llévatelo y… cuídalo. Está un poco... sensible —le dijo ella.
Sentí como una de sus manos rodeaba mi brazo, entonces la miré fijo. Me hizo poner de pie y cuando lo hice, sentí que iba a caerme de cara al suelo. Ella colocó mi brazo alrededor de su cuello y me sujetó por la cintura.
—______, ¿quieres que le diga a alguno de los muchachos que lo lleve hasta afuera? —le preguntó Susan.
—No Susan, así está bien. Muchas gracias —le dijo ella y comenzó a caminar —Por favor, has el esfuerzo de caminar y no quebrarme el cuerpo.
—Lo estoy haciendo —le dije. Salimos afuera del bar y el frío viento de la noche erizó mi piel. ¿En que momento se había hecho de noche? Divisé a Betty, y dirigí mis pasos para allí, pero ______ me empujaba hacia un auto. Su auto.
—No —dije y me solté de ella. Me tambaleé un poco, pero me pude mantener de pie —Yo tengo que irme en Betty.
—Estás completamente loco si piensas que te voy a dejar subirte a esa cosa en este estado.
—Betty no es una cosa.
—Lo que sea. Ahora mueve tu trasero al auto.
—¿Qué pasará con Betty? —dije mirando a mi moto.
—Susan la cuidara y mañana, mandaremos a Ryan y a Chaz por ella ¿si? – me dijo. La miré fijo a los ojos por unos cuantos segundos.
—Te odio por ser así de hermosa ______ —le dije.
—Luego discutimos tu odio, ¿vamos? —preguntó. Asentí con la cabeza y caminé con cuidado hasta el lujoso auto. Ella me abrió la puerta y me senté pesadamente en el asiento de atrás, la cerró y entonces me acosté. Mi cabeza giraba, así que tenía que estar acostado. Ella se subió y comenzó a andar. Abrí un ojo y miré hacia su asiento. No podía ver su silueta, pues el asiento es más grande que ella, y ninguna parte de su cuerpo sobresale por algún costado.
Entonces me forcé a sentarme. Ella me miró a través del espejo retrovisor.
—¿Cuál es tu problema? ¿Qué necesidad tienes de terminar ebrio? – me preguntó.
—Mi problema eres tú, así que si alguien tiene la culpa de mi estado en este momento, esa eres tú —le dije.
El coche se detuvo en una banquina. La miré extrañado. Se giró a verme y se quitó el cinturón de seguridad. Sin ningún problema se pasó atrás. La miré más extrañado que antes.
—Así que, yo soy tu problema —me dijo.
—Si —dije asintiendo.
—Y para que todos tus problemas se fueran, yo tendría que acostarme contigo.
—Podría ser.
—Entonces lo haré.
—¿Qué?
—Eso, que me acostaré contigo, como tanto lo deseas.
Se inclinó hacia mí y tomó mis labios en un acalorado beso. Mis ojos estaban abiertos, por la sorpresa de su comportamiento, pero no tardaron en cerrarse y en responder a ella. Gruñí mientras sentía como se subía a horcajadas sobre mí, y su lengua bailaba caliente junto a la mía. Sus manos se enterraron en mis cabellos y con cada movimiento me acercaba más a ella.
—______ —dije agitado cuando ella comenzó a mordisquear mi mandíbula y llegaba hasta mi oreja.
—¿Qué? —susurró y un escalofrío recorrió mi espalda.
—Estamos en un auto —le dije sobrexcitado. Ella se alejó un poco de mí y sin decir nada me quitó la remera. Comenzó a besar mi cuello y comenzó a bajar su lengua por mi pecho.
—¿Y desde cuando te importa el lugar? —preguntó y volvió su boca a mis labios.
—No, no es que me importe, pero… al diablo —dije y la tomé de la nuca para acercarla más.
Con una mínima capacidad de movimiento, logré girar sobre ella y apresarla debajo de mí. La miré fijo a los ojos, respiraba agitada y el color de sus labios era de un rojo intenso por la presión de nuestras bocas.
—No te detengas, sigue —me habló.
Volví a capturar sus labios, y soltó un leve gemido que logro enloquecerme rápidamente. Bajé mis labios de los suyos, a su cuello. Comencé a desabrochar los botones de su camisa, mientras depositaba pequeños besos en lo que había visible de su piel. Una de sus manos bajo caliente por mi espalda, quemándome por dentro.
Si, iba ser mía, ahora ella iba a ser solo mía…
—Justin, ¡Justin! —abrí mis ojos algo sobresaltado. Miré a mí alrededor y estaba acostado en la parte de atrás del auto. Miré al frente y la vi parada con la puerta abierta – Llegamos a tu casa, sal del auto.
Solo había sido un sueño. Un maldito sueño.
—¿Por qué me despertaste? —le pregunté mientras lograba sentarme —Te estaba por hacerte mía en mis sueños…
Entrecerró los ojos y me miró mal.
—Eres un sucio —me acusó.
Me ayudó a salir del auto, y me ayudó a caminar hasta mi departamento. El sabor de sus labios había sido tan real, que puedo jurar que eso no había sido un sueño. Llegamos y ella abrió la puerta. Al parecer no había nadie.
—¿Dónde está Ash? —le pregunté.
—Debe estar por ahí, no lo sé —me dijo ella con dificultad ya que casi podía decirse que me estaba arrastrando hacia dentro —¿Podrías ayudarme un poco? Si no te has dado cuenta pesas el doble de lo que peso yo, y no puedo cargarte…
Me incorporé bien y ella suspiró. Caminamos hasta el cuarto. Al fin iba a dormir en mi cama. Entramos y ella me ayudó a acostarme. Suspiré aliviado.
—Bueno, ya estas sano y salvo en casa. Ya me voy —me dijo.
—No, no te vayas —le pedí.
—Tengo que irme, Justin…
—Quédate hasta que me duerma, por favor —le rogué.
—Está bien —dijo soltando un suspiro.
Se sentó en el suelo, justo a mi lado. La miré fijo a los ojos, y traté de entender mi necesidad de que se quedara.
—¿Puedes darme tu mano?
Despacio levantó su mano y tomó la mía. Sus fríos dedos se entrelazaron con los míos, que estaban calientes. Su mano era el doble más pequeña que la mía, el doble de frágil y el doble de suave…
Cerré los ojos y acerqué nuestras manos a mi pecho. Quizás así no se pueda ir cuando me duerma, o quizás si.
Comencé a despertarme porque mis ganas de ir al baño me estaban llamando. Cuando sentí que mi cabeza despertaba, sentí un terrible dolor allí. Cerré los ojos con fuerza, para persuadir un poco al dolor. Y entonces sentí que algo estaba entrelazo con mi mano. Abrí un ojo y miré que era. Era otra mano. Entonces levanté la cabeza y la vi allí.
Sentí como mi corazón se aceleraba al ver que ella estaba allí, con la cabeza apoyada sobre el borde del colchón, y con los ojos cerrados. Se quedó, no se fue. Me puse a mirarla fijamente, me puse a observar las delicadas líneas de su rostro. Intenté buscarle algún defecto, como tantas veces, pero no lo tiene. Ella simplemente es perfecta. Levanté mi otra mano y con cuidado acaricie su mejilla. Se movió un poco y arrugó la nariz, pero no se despertó.
—Arriba Justin, ya traje a Betty y...
—Shhhhhhh —le dije cuando lo vi entrar. Ryan me miró bien – Cállate que vas a despertar a la bella durmiente.
—¿Qué hace ella ahí? —me preguntó en voz baja.
—Me cuida —le dije con una pequeña sonrisa.
Soltando su mano con cuidado me levanté de la cama. La alcé en brazos y la acosté en la misma, para que pudiera seguir durmiendo, un poco más cómoda. Salimos con Ryan del cuarto y caminamos hasta la cocina. Fruncí el ceño extrañado al no ver a Rose por ahí.
—¿No has visto a Rose? —le dije a mi amigo.
—¿Sabes que hora es? —me dijo él. Negué con la cabeza —Justin, son casi las 5 de la tarde. Rose se fue hace una hora.
—¿Qué? ¿Las 5? —dije sin poder creerlo.
—Si, dormiste como nunca —dijo divertido.
Nos acercamos a la mesada y nos preparamos un café. Tal vez con eso, este terrible dolor de cabeza se me iría de una vez. Estuvimos hablando un poco más, hasta que los dos sentimos los pasos de alguien. Miramos hacia el pasillo y venía caminando hacia la sala. Sonreí levemente…
—Adiós —dijo por lo bajo y pasó de largo hasta llegar a la puerta.
La abrió y salió dejándome totalmente desconcertado.
Me puse de pie, y me estaba por salir detrás de ella, hasta que Ryan me detuvo.
—Oye, oye —me dijo haciendo que lo mirara —Si se fue así es por algo… déjala.
—Pero… no, no puedo dejarla…
Intenté caminar de nuevo, pero Ryan me volvió a detener.
—Déjala… se fue, ya esta. Ella necesita pensar… déjala —me dijo.
Gruñí por lo bajo y volví a sentarme para terminarme el café. Luego de unas dos horas Ryan decidió irse. Y en esas dos horas, ______ no había salido en ningún momento de mis pensamientos. La forma en la que se había ido me tenía bastante confundido. Tomé mi teléfono y marque el número de su celular.
—''Soy ______, y en este momento no puedo atenderte. Deja tu mensaje, que luego de que lo escuche te devuelvo la llamada…''
Colgué y maldije por lo bajo. Tenía el celular apagado. Volví a darle tono al teléfono y marqué el número de su casa. Sonó, sonó y sonó, pero nadie contesto. Al parecer tampoco estaba en casa.
—¡¿Dónde diablos estas?! —dije algo nervioso. Entonces volví a darle tonó al teléfono y marqué el número de mi prima. Sonó una, sonó otra.
—¿Hola? —me dijo al atender.
—Ashley —le dije.
—¡Al fin tienes la consideración de llamarme! —me dijo elevando un poco la voz —¿Por qué demonios haces esas cosas Justin? ¿Cuántas veces te dije que embriagarse por ahí no es la solución a ningún problema?
—¿Acaso la privacidad de una borrachera ya no existe? —le dije. Ella me dijo unas cuantas cosas más, pero que las pasé por alto.
Lo único que quería era saber de ella —¿Sabes donde esta ______?
—¿______?
—Si, ______ —dije algo nervioso.
—Se fue a un spa con Gina, estaba bastante estresada —me dijo. Suspiré aliviado. Ella estaba bien…
—Pero ella, ¿está bien, verdad? —le dije.
—Si, estaba un poco con dolores de nuca, pero por lo demás estaba bien —dijo ella. Y si, durmió sentada —Dijo que mañana iría a la Universidad un poco más tarde, ya que se quedarían toda la noche allí.
—Bueno prima, gracias por la información —le dije.
—De nada primito, dentro de un rato voy a casa. Estoy con Emma haciendo unas cosas, ¿sabías que tu amiguito Chaz le pidió de ser la novia? —me dijo. Entonces sentí mi corazón detenerse.
—¡¿Qué?! —le pregunté sin poder creerlo.
ѕιмρℓємєηтє.мιкα
Re: La peligrosa Obsesion {Justin & tu} HOT! Adaptada!
NO!!
QUE?!
CUANDO?!
COMO?!
POR QUE?! LA DEJAS AHÍ!! NOOO
QUIERO QUE LA SIGAS Y RAPIDO!! POR FAVOOR, QUIERO SABER QUE PASA!! VAMOS SIGUELA
O TE PEGO… HAHA OK’ NO, PERO SIGUELA PROOONTO!!
BY Yaz!
QUE?!
CUANDO?!
COMO?!
POR QUE?! LA DEJAS AHÍ!! NOOO
QUIERO QUE LA SIGAS Y RAPIDO!! POR FAVOOR, QUIERO SABER QUE PASA!! VAMOS SIGUELA
O TE PEGO… HAHA OK’ NO, PERO SIGUELA PROOONTO!!
BY Yaz!
Yasmin'
Re: La peligrosa Obsesion {Justin & tu} HOT! Adaptada!
Capítulo Veintinueve
No podía creer lo que Ash me estaba diciendo. Chaz no pudo haber hecho una estupidez como esa.
—Si, ya tenemos una parejita formada, ¿no son lindos? —me preguntó ella.
—Tengo que hablar con Chaz, estoy completamente seguro de que tú me estas mintiendo.
—No, no te estoy mintiendo, ¿Por qué lo haría?
—Porque eres… una…
—¿Una que tonto? Yo no soy nada, y si no me crees llámalo y verás que tengo razón.
—¡Eso mismo haré!
—¡Perfecto! ¡Adiós!
—¡Adiós! ¡Y no llegues muy tarde! —le seguí gritando
—¡Está bien! ¡Cuídate! —utilizó el mismo tono que yo.
Colgó el teléfono y no pude evitar reír. Ashley siempre encontraba la forma de hacerme reír, hasta en el momento menos pensado.
Como dije que iba a hacerlo, llamé a Chaz y lo llené de preguntas. Al final, lo que mi loca prima dijo era verdad. Uno de mis mejores amigos estaba de novio.
¿Entienden eso? ¡DE NOVIO! Y es más, de novio con un angelito diabólico. Pobre de él, el mini infierno que lo espera.
Al día siguiente me levanté con tiempo de sobra para ducharme y desayunar. El maldito lunes ya había llegado, y con el un nuevo comienzo de semana.
Salí de mi departamento y me estaba por prender un cigarrillo. Pero me detuve al recordarla.
—No vuelvan a fumar sin antes haber desayunado…
Como si ella estuviera por ahí, guardé el cigarrillo en la caja y me subí a mi moto para llegar al purgatorio, o sea a la Universidad. Divisé a mis amigos y me acerqué a ellos.
—¿Cómo están? —les pregunté.
—Mejor que tú —dijo Ryan.
—¿Por qué? —dije sin entender.
—Por tu cara —me dijo Somers —Tienes cara de estar muy perturbado…
—No, estoy bien. No tengo nada —dije.
Aunque ellos tenían razón, ayer había estado demasiado preocupado y pensando demasiado en ______. Tal vez yo no me sentía tan así, pero mi rostro demostraba lo contrario.
Divisamos como dos chicas llegaban a las risas. Eran Emma y Ashley. Los ojos de Chaz se iluminaron y su cara de ******* apareció de inmediato. La diminuta de anteojos y ojos verdes se sonrojo un poco al verlo. ¡Oh dios santo, esto era demasiado cursi!
Chaz se acercó a ella y la besó cortamente en los labios.
—Buen día bonita —la saludó.
—Buenos días bonito —le dijo dulce.
—¿Ya dejaron la cursilería? —les pregunté. Ashley rió divertida.
—Te mata la envidia —me dijo mi rubia prima.
—Si no sabes, estoy muriendo —dije irónico.
Todos rieron y comenzamos a caminar para entrar. Miré para mis costados y me faltaba la morena. Me faltaba ella…
Llegamos al salón. Emma se fue para su clase avanzada y nosotros cuatro entramos. Nos acomodamos y luego de unos minutos el profesor entró. El profesor de estadística era el hombre más sucio y ordinario que alguna vez yo haya visto en mi vida. De verdad era repugnante. La clase comenzó y traté de concentrar mi atención en otra cosa. No estaba ______ para molestarla, así que me quedaba Ashley para hacerlo. Pero no era lo mismo molestar a mi prima, que molestar a ______.
La puerta del salón se abrió y dirigí mi vista hacia allí. Una radiante ______ entró con una sonrisa de oreja a oreja. Tenía un aura muy distinta al de los otros días. Parecía estar relajada y en completa armonía. Se veía realmente hermosa…
—Tarde señorita Levine —le dijo el profesor.
—Lo siento —se disculpó ella —Aquí tiene mi permiso por la llegada tarde.
Le tendió el papel y caminó hasta tomar asiento al lado de Ashley. La rubia le dijo algo y ella asintió. Esperé a que se girara a verme, pero no lo hizo.
¿Qué diablos le sucede? ¿Qué fue lo que hice para que ni siquiera me dedicara una mirada?
La clase pasó lenta para mí. El comportamiento de ______ me tenía más que confundido.
El timbré sonó y todos salimos. No dejé de seguir con la mirada a ______, hablaba efusivamente con mi prima. Me alejé de mis amigos y caminé hasta ellas dos.
—¿Qué hacen? —les pregunté.
—¿Sabes? Me llaman en la rectoría, luego te sigo contando Ash —dijo sin mirarme.
Comenzó a caminar alejándose de nosotros.
—¿Me puedes decir que demonios le pasa? —le dije a mi prima.
—No lo sé —dijo y quiso caminar para alejarse de mí, pero la detuve.
—Si lo sabes, y vas a decírmelo —le dije mirándola amenazadoramente.
—¿Sabes donde puedes meterte tu mirada asesina, verdad? —preguntó y empujó mi brazo para pasar.
—¡Ya vas a querer mi habitación! ¡Ya vas a llorar por ella! ¡Y yo no te la voy a dar! —le dije elevando mi voz, ya que se estaba alejando.
Giré para ir al jardín y fumar un cigarrillo, pero detuve mis pasos al verlo allí mirándome con una sonrisa cínica.
—Te soltaron, Pattinson —le dije.
—No podían tenerme ahí siempre, Bieber —dijo. Reí por lo bajo y lo miré con diversión.
—¿Te gusto la cárcel? Es un lugar muy parecido a ti —dije.
—Si, puede ser —afirmó y caminó un poco más hacia mí —Ya se la verdad de todo Bieber, ¿y sabes? No estoy enojado, ni nada de eso. Es más quería pedirte perdón…
—¿Perdón? ¿Por qué?
—Y por como me comporte, yo no quería herir tus sentimientos —dijo con sonrisa irónica. Estaba logrando sacarme de nuevo —Yo actué así porque pensé que tenías algo con ______…
—Y si lo tengo —le dije.
—Ya quisieras —me dijo divertido. Se acercó más y apoyó una de sus manos en mi hombro. Lo miré despectivamente —Conozco perfectamente a ______, de los pies a la cabeza. Conozco su forma de ser, su forma de pensar… Y sé que todo lo que dijo en el juicio fue solo para sacarte de allí. Y lo entiendo, ella haría cualquier cosa por un AMIGO.
—Pues no le parezco muy amigo cuando nos revolcamos —dije despreocupado.
—______ no se acuesta con cualquiera, y mucho menos con tipos como tú. Que tienen más nombres de mujeres en una cama, que un propio motel de mala muerte.
—Ella parece disfrutarlo bastante…
—Como digas Bieber, ya entendí como es la cosa. Tú estás loquito por ella, ella ni te registra y por eso estas un poco ‘extraño’ últimamente.
—Si no quieres terminar peor que la última vez, mejor cállate —le advertí.
Se alejó de mí y puso sus manos en el aire.
—Tranquilo, tranquilo. Yo no quiero pelea, solo quería aclararte que ya no hace falta que sigas esforzándote por mostrar algo que no sucede…
—Está bien, puede ser que aun no me la haya llevado a la cama. Pero ¿Quién te ha dicho que no lo voy a hacer? Falta menos de lo que imaginas para que eso suceda —dije muy seguro de aquello.
Me miró con ojos venenosos. Él sabía que yo estaba hablando muy enserio.
—Eso lo veremos.
—Si, si lo verás. Cuando ella haya sido mía, vendré a refregártelo en la cara. Tal vez nos grabe, para que veas como lo goza.
—Infeliz… —murmuró.
—Tranquilo Pattinson, no quiero pelear contigo. Solo quiero que dejes de esforzarte para ser un imbécil, te sale muy bien por si solo.
—¿Pasa algo amigo? —me preguntó Ryan apareciendo detrás de Pattinson. Del otro lado aparecido Chaz.
—No, nada muchachos. Solo intercambiamos opiniones con 'Rob', ¿no es así? —le pregunté.
Me miró fijo y luego se fue sin decir nada.
—¿Qué quería? —preguntó Chaz.
—Nada, es solo un pobre ******* —le dije despreocupado.
Las horas comenzaron a pasar y la actitud de ______ parecía empeorar, ahora no solo no me miraba, ni siquiera me hablaba. Yo de verdad creo que ella quiere acabar conmigo y luego anotarlo como una victoria realizada en su vida.
En esas horas que pasaron mi humor había empeorado, ni siquiera yo mismo podía aguantarme. Mis amigos se acercaron a mí y gruñí frustrado.
—Uuuh, ¿Qué sucede Bieber? —preguntó Ryan.
—No molesten —les advertí, mientras terminaba mi cigarrillo y tiraba la colilla con fuerza.
—Ya se lo que te tiene así —dijo Chaz y apoyó una de sus manos sobre mi hombro. Lo miré de reojo, como advirtiéndole que no se pasara de listo —Has perdido tu talento, ¿verdad?
Lo miré realmente sorprendido, como se nota que estos dos me conocen.
—¿Cómo supiste? —dije mientras seguíamos caminando.
—Ni siquiera tu padre logra ponerte de ese humor, cuando no tienes sexo —me aclaró el que ahora es novio.
—Lo que Chaz dice tiene sentido —habló Ryan —Justin, tú definitivamente eres un ninfomaníaco.
—Eres un sexo-dependiente —agregó Somers.
—No puedes estar mucho tiempo sin ello… te vuelves completamente loco.
—¡Es que no puedo entenderlo! —bramé nervioso —¡No puedo acostarme con ninguna! ¡No me producen nada! ¡Estoy con ellas y… y no… no me excito!
—Pues claro —dijo Chaz soltando un suspiro —Tantos años de desenfreno tenían que cobrar su factura.
Fruncí el ceño ante su tonta teoría.
—Apenas tengo 19 años —dije y volví mi vista al frene.
Los tres nos dirigíamos a otro día de clases. Las malditas clases, en la maldita Universidad.
—¿Y hace cuanto no pasas más de un mes sin acostarte con nadie? —me preguntó Ryan. Lo miré extrañado y me puse a pensar.
—No… nunca —dije. Los miré consecutivamente —¿Debería ver a un medico?
—Me parece amigo que tu carrera sexual ha llegado a su fin. Debiste pensar un poco antes de usarla tanto —aseguró Ryan.
—Claro no debemos ser pesimistas, estamos en el siglo XXI. Existen los tratamientos y diversas cosas para solucionarlo —me alarmó más mi buen amigo.
—Ya Chaz, lo estamos asustando. Mira su cara —le dijo Butler divertido —Amigo lo que a ti te pasa es simple y tan claro como el agua.
—¿Qué es? —le pregunté esperanzado de que me diera una respuesta.
—Necesitas un psicólogo —sentenciaron los dos al unísono.
Mi mirada se distrajo por su diminuta figura caminando descaradamente al salón.
—No, no —aseguré y ambos miraron lo que yo miraba —Lo que yo necesito acaba de entrar a ese salón, y me está volviendo completamente loco.
Ambos se miraron entre si y entramos. La divisé sentada al lado de Ashley. Mi rubia prima me miró y me sonrió, mientras que ella seguía con sin siquiera dirigirme la mirada.
¡No consigo entender que pasó con ella! Ayer estaba todo bien, se quedó a cuidarme… 'éramos muy felices'. Y ahora no somos nada. No dejé de mirarla en ni un solo segundo. Ella parecía no notarlo, pero estoy completamente seguro de que si lo notaba.
Ella estaba muy consiente de que yo la estaba mirando, tiene ese sexto sentido que tiene todas las mujeres. Pero aun así no es capaz de mirarme. ¡No es capaz!
Y yo ya no puedo tolerar su indiferencia, su desprecio y su… forma de ser. Todo lo que me sucede es culpa de ella, absolutamente todo. Yo no puedo acostarme con ninguna otra, porque estoy completamente seguro de que ella me ha tirado algún embrujo o algo parecido…
¡Oh, Bieber! ¡Escucha lo que estas diciendo! ¿Embrujo? ¿Qué idiotez es esa? Lo único que necesito es acostarme con ______ Levine, sacarme las malditas ganas que le tengo y volver a ser el mismo de antes. Solo eso. Simplemente eso… Todas las tonterías y cursilerías que me dijo Susan el otro día eran totalmente incoherentes y sin sentido.
Yo solo necesito S-E-X-O con ella y asunto arreglado. Primero tengo que arreglar las cosas, pedirle perdón y volver a tomar confianza. Entablar una especie de… ‘amistad’ para luego llevármela a la cama. Pero maldita sea, ¿Cuánto tiempo va a llevarme eso?
—¡Justin! —me llamó Ryan sacándome de mis pensamientos. Me giré a verlo.
—¿Qué? —le dije.
—Ya terminó la clase —afirmó mi amigo.
—¿Cómo? —dije y me puse de pie.
Ya nadie estaba en ese salón.
—No —dijo Chaz mirándome con cara de preocupación —De verdad ya me estas asustando.
—Bueno, no importa —les dije —Pero vamos, salgamos de este maldito lugar.
El resto del día se me pasó lento y pesado. La indiferencia de ______ cada vez me hacía sentir un poco más impotente.
No podía creer lo que Ash me estaba diciendo. Chaz no pudo haber hecho una estupidez como esa.
—Si, ya tenemos una parejita formada, ¿no son lindos? —me preguntó ella.
—Tengo que hablar con Chaz, estoy completamente seguro de que tú me estas mintiendo.
—No, no te estoy mintiendo, ¿Por qué lo haría?
—Porque eres… una…
—¿Una que tonto? Yo no soy nada, y si no me crees llámalo y verás que tengo razón.
—¡Eso mismo haré!
—¡Perfecto! ¡Adiós!
—¡Adiós! ¡Y no llegues muy tarde! —le seguí gritando
—¡Está bien! ¡Cuídate! —utilizó el mismo tono que yo.
Colgó el teléfono y no pude evitar reír. Ashley siempre encontraba la forma de hacerme reír, hasta en el momento menos pensado.
Como dije que iba a hacerlo, llamé a Chaz y lo llené de preguntas. Al final, lo que mi loca prima dijo era verdad. Uno de mis mejores amigos estaba de novio.
¿Entienden eso? ¡DE NOVIO! Y es más, de novio con un angelito diabólico. Pobre de él, el mini infierno que lo espera.
Al día siguiente me levanté con tiempo de sobra para ducharme y desayunar. El maldito lunes ya había llegado, y con el un nuevo comienzo de semana.
Salí de mi departamento y me estaba por prender un cigarrillo. Pero me detuve al recordarla.
—No vuelvan a fumar sin antes haber desayunado…
Como si ella estuviera por ahí, guardé el cigarrillo en la caja y me subí a mi moto para llegar al purgatorio, o sea a la Universidad. Divisé a mis amigos y me acerqué a ellos.
—¿Cómo están? —les pregunté.
—Mejor que tú —dijo Ryan.
—¿Por qué? —dije sin entender.
—Por tu cara —me dijo Somers —Tienes cara de estar muy perturbado…
—No, estoy bien. No tengo nada —dije.
Aunque ellos tenían razón, ayer había estado demasiado preocupado y pensando demasiado en ______. Tal vez yo no me sentía tan así, pero mi rostro demostraba lo contrario.
Divisamos como dos chicas llegaban a las risas. Eran Emma y Ashley. Los ojos de Chaz se iluminaron y su cara de ******* apareció de inmediato. La diminuta de anteojos y ojos verdes se sonrojo un poco al verlo. ¡Oh dios santo, esto era demasiado cursi!
Chaz se acercó a ella y la besó cortamente en los labios.
—Buen día bonita —la saludó.
—Buenos días bonito —le dijo dulce.
—¿Ya dejaron la cursilería? —les pregunté. Ashley rió divertida.
—Te mata la envidia —me dijo mi rubia prima.
—Si no sabes, estoy muriendo —dije irónico.
Todos rieron y comenzamos a caminar para entrar. Miré para mis costados y me faltaba la morena. Me faltaba ella…
Llegamos al salón. Emma se fue para su clase avanzada y nosotros cuatro entramos. Nos acomodamos y luego de unos minutos el profesor entró. El profesor de estadística era el hombre más sucio y ordinario que alguna vez yo haya visto en mi vida. De verdad era repugnante. La clase comenzó y traté de concentrar mi atención en otra cosa. No estaba ______ para molestarla, así que me quedaba Ashley para hacerlo. Pero no era lo mismo molestar a mi prima, que molestar a ______.
La puerta del salón se abrió y dirigí mi vista hacia allí. Una radiante ______ entró con una sonrisa de oreja a oreja. Tenía un aura muy distinta al de los otros días. Parecía estar relajada y en completa armonía. Se veía realmente hermosa…
—Tarde señorita Levine —le dijo el profesor.
—Lo siento —se disculpó ella —Aquí tiene mi permiso por la llegada tarde.
Le tendió el papel y caminó hasta tomar asiento al lado de Ashley. La rubia le dijo algo y ella asintió. Esperé a que se girara a verme, pero no lo hizo.
¿Qué diablos le sucede? ¿Qué fue lo que hice para que ni siquiera me dedicara una mirada?
La clase pasó lenta para mí. El comportamiento de ______ me tenía más que confundido.
El timbré sonó y todos salimos. No dejé de seguir con la mirada a ______, hablaba efusivamente con mi prima. Me alejé de mis amigos y caminé hasta ellas dos.
—¿Qué hacen? —les pregunté.
—¿Sabes? Me llaman en la rectoría, luego te sigo contando Ash —dijo sin mirarme.
Comenzó a caminar alejándose de nosotros.
—¿Me puedes decir que demonios le pasa? —le dije a mi prima.
—No lo sé —dijo y quiso caminar para alejarse de mí, pero la detuve.
—Si lo sabes, y vas a decírmelo —le dije mirándola amenazadoramente.
—¿Sabes donde puedes meterte tu mirada asesina, verdad? —preguntó y empujó mi brazo para pasar.
—¡Ya vas a querer mi habitación! ¡Ya vas a llorar por ella! ¡Y yo no te la voy a dar! —le dije elevando mi voz, ya que se estaba alejando.
Giré para ir al jardín y fumar un cigarrillo, pero detuve mis pasos al verlo allí mirándome con una sonrisa cínica.
—Te soltaron, Pattinson —le dije.
—No podían tenerme ahí siempre, Bieber —dijo. Reí por lo bajo y lo miré con diversión.
—¿Te gusto la cárcel? Es un lugar muy parecido a ti —dije.
—Si, puede ser —afirmó y caminó un poco más hacia mí —Ya se la verdad de todo Bieber, ¿y sabes? No estoy enojado, ni nada de eso. Es más quería pedirte perdón…
—¿Perdón? ¿Por qué?
—Y por como me comporte, yo no quería herir tus sentimientos —dijo con sonrisa irónica. Estaba logrando sacarme de nuevo —Yo actué así porque pensé que tenías algo con ______…
—Y si lo tengo —le dije.
—Ya quisieras —me dijo divertido. Se acercó más y apoyó una de sus manos en mi hombro. Lo miré despectivamente —Conozco perfectamente a ______, de los pies a la cabeza. Conozco su forma de ser, su forma de pensar… Y sé que todo lo que dijo en el juicio fue solo para sacarte de allí. Y lo entiendo, ella haría cualquier cosa por un AMIGO.
—Pues no le parezco muy amigo cuando nos revolcamos —dije despreocupado.
—______ no se acuesta con cualquiera, y mucho menos con tipos como tú. Que tienen más nombres de mujeres en una cama, que un propio motel de mala muerte.
—Ella parece disfrutarlo bastante…
—Como digas Bieber, ya entendí como es la cosa. Tú estás loquito por ella, ella ni te registra y por eso estas un poco ‘extraño’ últimamente.
—Si no quieres terminar peor que la última vez, mejor cállate —le advertí.
Se alejó de mí y puso sus manos en el aire.
—Tranquilo, tranquilo. Yo no quiero pelea, solo quería aclararte que ya no hace falta que sigas esforzándote por mostrar algo que no sucede…
—Está bien, puede ser que aun no me la haya llevado a la cama. Pero ¿Quién te ha dicho que no lo voy a hacer? Falta menos de lo que imaginas para que eso suceda —dije muy seguro de aquello.
Me miró con ojos venenosos. Él sabía que yo estaba hablando muy enserio.
—Eso lo veremos.
—Si, si lo verás. Cuando ella haya sido mía, vendré a refregártelo en la cara. Tal vez nos grabe, para que veas como lo goza.
—Infeliz… —murmuró.
—Tranquilo Pattinson, no quiero pelear contigo. Solo quiero que dejes de esforzarte para ser un imbécil, te sale muy bien por si solo.
—¿Pasa algo amigo? —me preguntó Ryan apareciendo detrás de Pattinson. Del otro lado aparecido Chaz.
—No, nada muchachos. Solo intercambiamos opiniones con 'Rob', ¿no es así? —le pregunté.
Me miró fijo y luego se fue sin decir nada.
—¿Qué quería? —preguntó Chaz.
—Nada, es solo un pobre ******* —le dije despreocupado.
Las horas comenzaron a pasar y la actitud de ______ parecía empeorar, ahora no solo no me miraba, ni siquiera me hablaba. Yo de verdad creo que ella quiere acabar conmigo y luego anotarlo como una victoria realizada en su vida.
En esas horas que pasaron mi humor había empeorado, ni siquiera yo mismo podía aguantarme. Mis amigos se acercaron a mí y gruñí frustrado.
—Uuuh, ¿Qué sucede Bieber? —preguntó Ryan.
—No molesten —les advertí, mientras terminaba mi cigarrillo y tiraba la colilla con fuerza.
—Ya se lo que te tiene así —dijo Chaz y apoyó una de sus manos sobre mi hombro. Lo miré de reojo, como advirtiéndole que no se pasara de listo —Has perdido tu talento, ¿verdad?
Lo miré realmente sorprendido, como se nota que estos dos me conocen.
—¿Cómo supiste? —dije mientras seguíamos caminando.
—Ni siquiera tu padre logra ponerte de ese humor, cuando no tienes sexo —me aclaró el que ahora es novio.
—Lo que Chaz dice tiene sentido —habló Ryan —Justin, tú definitivamente eres un ninfomaníaco.
—Eres un sexo-dependiente —agregó Somers.
—No puedes estar mucho tiempo sin ello… te vuelves completamente loco.
—¡Es que no puedo entenderlo! —bramé nervioso —¡No puedo acostarme con ninguna! ¡No me producen nada! ¡Estoy con ellas y… y no… no me excito!
—Pues claro —dijo Chaz soltando un suspiro —Tantos años de desenfreno tenían que cobrar su factura.
Fruncí el ceño ante su tonta teoría.
—Apenas tengo 19 años —dije y volví mi vista al frene.
Los tres nos dirigíamos a otro día de clases. Las malditas clases, en la maldita Universidad.
—¿Y hace cuanto no pasas más de un mes sin acostarte con nadie? —me preguntó Ryan. Lo miré extrañado y me puse a pensar.
—No… nunca —dije. Los miré consecutivamente —¿Debería ver a un medico?
—Me parece amigo que tu carrera sexual ha llegado a su fin. Debiste pensar un poco antes de usarla tanto —aseguró Ryan.
—Claro no debemos ser pesimistas, estamos en el siglo XXI. Existen los tratamientos y diversas cosas para solucionarlo —me alarmó más mi buen amigo.
—Ya Chaz, lo estamos asustando. Mira su cara —le dijo Butler divertido —Amigo lo que a ti te pasa es simple y tan claro como el agua.
—¿Qué es? —le pregunté esperanzado de que me diera una respuesta.
—Necesitas un psicólogo —sentenciaron los dos al unísono.
Mi mirada se distrajo por su diminuta figura caminando descaradamente al salón.
—No, no —aseguré y ambos miraron lo que yo miraba —Lo que yo necesito acaba de entrar a ese salón, y me está volviendo completamente loco.
Ambos se miraron entre si y entramos. La divisé sentada al lado de Ashley. Mi rubia prima me miró y me sonrió, mientras que ella seguía con sin siquiera dirigirme la mirada.
¡No consigo entender que pasó con ella! Ayer estaba todo bien, se quedó a cuidarme… 'éramos muy felices'. Y ahora no somos nada. No dejé de mirarla en ni un solo segundo. Ella parecía no notarlo, pero estoy completamente seguro de que si lo notaba.
Ella estaba muy consiente de que yo la estaba mirando, tiene ese sexto sentido que tiene todas las mujeres. Pero aun así no es capaz de mirarme. ¡No es capaz!
Y yo ya no puedo tolerar su indiferencia, su desprecio y su… forma de ser. Todo lo que me sucede es culpa de ella, absolutamente todo. Yo no puedo acostarme con ninguna otra, porque estoy completamente seguro de que ella me ha tirado algún embrujo o algo parecido…
¡Oh, Bieber! ¡Escucha lo que estas diciendo! ¿Embrujo? ¿Qué idiotez es esa? Lo único que necesito es acostarme con ______ Levine, sacarme las malditas ganas que le tengo y volver a ser el mismo de antes. Solo eso. Simplemente eso… Todas las tonterías y cursilerías que me dijo Susan el otro día eran totalmente incoherentes y sin sentido.
Yo solo necesito S-E-X-O con ella y asunto arreglado. Primero tengo que arreglar las cosas, pedirle perdón y volver a tomar confianza. Entablar una especie de… ‘amistad’ para luego llevármela a la cama. Pero maldita sea, ¿Cuánto tiempo va a llevarme eso?
—¡Justin! —me llamó Ryan sacándome de mis pensamientos. Me giré a verlo.
—¿Qué? —le dije.
—Ya terminó la clase —afirmó mi amigo.
—¿Cómo? —dije y me puse de pie.
Ya nadie estaba en ese salón.
—No —dijo Chaz mirándome con cara de preocupación —De verdad ya me estas asustando.
—Bueno, no importa —les dije —Pero vamos, salgamos de este maldito lugar.
El resto del día se me pasó lento y pesado. La indiferencia de ______ cada vez me hacía sentir un poco más impotente.
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Re: La peligrosa Obsesion {Justin & tu} HOT! Adaptada!
Capítulo treinta.
¡Es que no es posible! ¡Ni siquiera se giró a verme cuando coqueteaba descaradamente delante de ella con alguna de las otras del lugar!
Al parecer de verdad… de verdad ya no le importo ni en lo más mínimo.
Llegué a mi casa y me tiré exhausto en mi lindo sillón, había ido a la oficina de David y se me había hecho tarde allí. Tomé el control y prendí la tele.
—Conquístala, llevándole música a la puerta de su casa. Estamos completamente seguros de que caerá rendida a tus pies.
No puedo creer que la tele me acabara de decir eso. Era como… una sugerencia. Pero... ¿de donde voy a sacar yo músicos a estas horas y un lunes?
Ashley se acercó a mí y se sentó a mi lado.
—¿Qué te pasa? —me preguntó.
—No te importa, ocultadora de información —le dije resentido.
—Si lo dices por _______, de verdad te digo que no se que le pasa. Te juro que hoy le pregunte, y me dijo que de verdad ya no quiere tener nada que ver contigo, y que si para hacer eso tendría que dejar de hablarte y mirarte, pues que estaba dispuesta a hacerlo.
—¿Me hablas enserio? —dije sin poder creerlo.
—Eso me dijo ella —aseguró.
—Tengo que irme —dije y me puse de pie —No me esperes despierta…
Corrí hasta el baño duché, me cambié y salí de mi casa lo más rápido que pude. Ya eran las 12 de la noche y si seguía perdiendo mi tiempo iba a llegar más tarde aun.
—¿Están listos? —les pregunté. Todos ellos asintieron. Había estado casi 2 horas buscando músicos y les había ofrecido el doble de lo que cobraban para que vinieran conmigo —Cuando escuchen un regaño, luego de eso… comienzan a tocar.
Todos volvieron a asentir. Los hice subir en el ascensor y nos bajamos en el piso 6.
Yo ya había encontrado la forma de entrar al edificio sin que nadie me abriera con la llave. Eso se llama ser un genio. Les hice un gesto para que se quedaran escondidos del lado de los ascensores, mientras yo iba hacia el loft. Me acomodé bien y respiré profundamente.
Mi plan de arrepentimiento y conquista comenzaba aquí. Toqué el timbre, y luego miré mi reloj. Maldije por lo bajo al darme cuenta de que ya eran las dos de la mañana. Pero ya estaba jugado, no iba a irme hasta que me atendiera…
Volví a tocar, ya que nadie contestaba. Volví a hacerlo dos veces más.
—¡Ya va, maldita sea! —la escuché gritar desde adentro.
Eso, para nada, pero para nada, es un buen comienzo. La puerta se abrió y su pequeña figura estaba metida dentro de un sexy camisón, le llegaba hasta por apenas arriba de las rodillas. Tenía el pelo todo desordenado y una cara de dormida terrible. Sus ojos se abrieron bien.
—¡Grítame, aviéntame con lo que quieras, golpéame, ódiame, pero ya no me ignores! Me estas acabando —le dije antes de que me pudiera decir algo.
—No puedo creerlo —habló ella —¡Son las dos de la mañana Bieber, estaba durmiendo! ¿No pudiste decirme esto mañana en la Universidad?
La música comenzó a sonar y ella frunció el ceño. Yo sonreí para mi mismo. Ella clavó sus ojos en mí.
—Te traje música —le hablé. Me miró frustrada.
—A veces de verdad me parece que te esfuerzas en ser intolerable, ¿Acaso lo quieres convertir en un deporte? —me preguntó —Tengo vecinos…
—No lo hice con malas intenciones —me disculpé poniendo mi mejor cara de niño bueno.
Ella soltó un suspiro y me miró.
—Dile a los músicos que se vayan, y entra. Así terminamos enserio con esto —me dijo y entró a su departamento. Me di vuelta e hice mi mejor gesto de ‘victoria’ Fui hasta donde estaban los muchachos y los despaché, lo más rápido que pude. Volví y subí. La puerta estaba abierta. Entré y ella estaba haciendo algo en su pequeña cocina. Me acerqué y me miró.
—Eres tremendo, ¿sabes? —me dijo. Sonreí levemente.
—Algo tenía que hacer para que me hablaras, ya no… no podía aguantar tu… soberbia.
—¿Mi soberbia? ¿Me estas llamando soberbia? —preguntó clavando su chocolate mirada en mí.
—Si cariño, eres muy, pero muy soberbia…
—Solo con la gente que lo merece, y creo que tú lo mereces —dijo. Se acercó a mí y me entregó un vaso de jugo. La miré y miré el vaso.
—¿No tienes algo más… fuerte?
—¿Alcohol?
—Podría ser —dije.
—No, yo no voy a darte alcohol —me dijo.
—Vamos, no seas miedosa, tomemos un poco… para entrar en confianza.
—Yo no quiero entrar en confianza contigo —me aseguró.
—¿Qué pasó? ¿Qué hice de malo para que hoy me ignoraras completamente? —le pregunté.
Me miró fijo y se alejó de mí, se agachó a buscar algo debajo de una de las mesadas. Me quedó al frente una linda vista de su trasero al estar agachada. Tragué saliva sonoramente… hace tanto, para mi gusto, que no estoy con una. Mucho menos una así, como ella.
—Si, aquí hay algo —dijo y se incorporó.
—¿Qué es?
—Vodka.
—Mmm, amo el vodka.
—Eres un asqueroso y repugnante alcohólico.
—Y con orgullo.
Negó con la cabeza y se acercó a mí para agarrar mi vaso y llenarlo con aquel espeso líquido transparente. Cuando lo llenó, la miré y lo tomé de un trago. Ella me miró bien.
—Por dios, eres un loco —aseguró. Reí por lo bajo y volví a llenar el vaso.
—Deberías probarlo —le dije.
—No, no. Ni loca —me dijo. Alcé el brazo hasta sus ojos y lo acerqué un poco ella —No, no voy a tomar eso…
—Vamos vegetarianita, nada va a pasarte. Además de que esto no viene de ningún animal. No te va a venir nada mal tomar un poco…
Mordió sus labios y miró el vaso, para luego mirarme a mí. Pude leer en sus ojos, el debate que estaba dentro de su cabeza. Se preguntaba porque me había dejado entrar, y porque estaba planteándose tomar aquello. Levantó su mano y tomó el vaso.
Reí divertido al ver la expresión de su cara cuando el líquido entraba en su boca. Lo alejó y un poco de vodka se escurrió por sus labios. Cerró los ojos con fuerza y respiró profundamente.
—Esto… esto es un asco —dijo cuando al fin pudo hablar.
—Claro, como si nunca hubieses tomado alcohol —dije negando con la cabeza levemente.
—Si, si tome alcohol en mi vida… pero nunca esto —me dijo —Es horrible.
—Pero no sabes lo bien que te hace —dije divertido. Nos sentamos en el sillón frente a la tele y ella la prendió, como queriendo estar con alguien más que conmigo sola en su casa.
La miré y tomé un poco más de la botella para luego pasársela.
—¿Acaso quieres embriagarte? —me preguntó.
—¿Por qué no? —le dije. Ella tomó la botella y bebió un largo trago. Reí cuando lo alejó de ella y volvió a fruncir el ceño —Ya te esta gustando, ¿verdad?
—Es horrible —dijo y rió —Pero… se vuelve… adictivo.
—Como todas las cosas que dan placer —acoté y la miré fijo.
Ella apartó la mirada de mí y dirigió su vista al frente.
—¿Sabes? Nunca te pregunte sobre tu color favorito —me dijo. La miré extrañado.
—¿Quieres saberlo? —le pregunté.
—Si, ¿Por qué no?
—Me gusta mucho el rojo… es un color lindo, fuerte…
—Apasionado —agregó ella y tomó un poco de vodka. Sonreí sin que me viera.
—¿Y tú color favorito?
—No tengo un color favorito… me gustan todos los colores.
—Oh, eres una chica multi-color
Ella rió divertida y la miré divertido.
—Que palabra más tonta…
—Demasiado diría yo —dije sin dejar de reír.
—¿Celtics o Lakers? —me dijo. La miré como si eso fuera obvio.
—Lakers, eso no se pregunta.
—Tenía mis dudas, eres medio extraño…
—¿Enserio lo crees? —ella negó divertida y mordió sus labios.
—Mmm, ¿Qué más puedo preguntarte? Tus defectos, dime tus defectos… No, ya se todos tus defectos. Mejor tus virtudes… No, también las se —dijo divertida.
—Ya se, yo digo tus defectos y virtudes, y tú dices las mías —le dije.
—De acuerdo —me dijo. Asentí y la miré fijo. Era mejor que ella comenzara.
—Comienza tú —dije.
—Bueno, primero diré tus defectos. Eres impulsivo, cínico, irrespetuoso algunas veces, mujeriego, egocéntrico, narcisista, vicioso, ninfomano —dijo todo de corrido y sin respirar. La miré realmente divertido.
—Ahora yo —dije calmando mi risa —Tú eres soberbia, testaruda, terca, mal pensada, irracional y muy, muy vengadora.
—¿Yo soy mal pensada? —dijo sin poder creerlo.
—Muy mal pensada —dije divertido —Ahora di mis virtudes…
Se quedó callada mirándome fijo. Tal vez no quería decir mis virtudes.
—Bueno no tienes muchas virtudes… Bueno si tienes varias virtudes —dijo bajando la mirada.
—Anda, dímelas —le dije queriendo escuchar aquello.
—Tú… tú eres sincero, directo, apasionado, tierno, divertido, inteligente… y eres un chico bastante guapo —dijo despacio y sin mirarme.
—¿Bastante guapo? Yo diría completamente guapo —le dije, ella rió por lo bajo.
—Pero ahora me toca a mí. Resumiendo... tú eres un amor, te podría comer a mordiscos. Pero si de verdad quieres saberlo eres... hermosa, dulce, inteligente, muy inteligente, centrada, con convicciones inamovibles, simpática, divertida. Pero sobre todo, eres la cosa más sexy que yo haya visto jamás…
—Me falto decir que eres muuuuuuy versero —agregó.
—Y tú muy desconfiada —le dije.
—Y tú muy tonto…
—Y tú muy loca…
—¿Quieres pelar?
—Inténtalo —la desafié.
—Tú inténtalo —me dijo mirándome fijamente.
—No, yo te reté primero…
—Me tienes miedo… Cobarde.
—La cobarde eres tú, tú eres la que siempre está huyendo de mí —negó con la cabeza —Si, no te hagas la tonta. Sabes de qué hablo.
—Yo huyo de tu intento de abuso.
—¿Yo quiero abusar de ti?
—Si, si quieres —me dijo.
—Si, si quiero, ¿Y que? —pregunté mirándola fijo.
—Ya basta —dijo —Creo que si seguimos así vamos a terminar por agarrarnos a los golpes.
—¿Para luego reconciliarnos? Yo creo que no tendría ningún problema…
—Justin… —dijo con tono de advertencia.
—¿Qué? Es la verdad cariño, como tú misma dijiste soy muy directo.
—Creo que se tuve que ponerlo como defecto, no como virtud.
—Te encanta que yo sea así, admítelo…
Seguimos hablando mientras sin darnos cuenta tomábamos vodka, como si fuera agua. Siempre se podía hablar con ella de lo que fuera, porque es una mujer inteligente, la cual tiene criterio y decisión. Hasta comenzamos a hablar de fútbol. Tomé la botella y volví a tomar un largo trago.
Ya no quemaba como al principio, y podía decirse que el alcohol en sangre que yo tenía ya era el de un ebrio. _______ no dejaba de reír, hasta cuando estábamos callados reía. Me quitó la botella de la mano.
—Dame eso acá —dijo y bebió haciendo que otra vez se le derramara por los labios. Rió divertida y se limpió la boca —Tengo un secreto para contarte —habló en voz más baja como si alguien pudiera escucharla. Me acerqué un poco más a ella —Pero no se lo digas a nadie…
—Te lo prometo —le dije y tomé un poco más.
—¿Me lo juras?
—Te lo juro cariño —levanté mi mano en forma de juramento.
—Es sobre Robert —susurró. Reí por lo bajo.
—¿Pattinson?
—Si – dijo asintiendo.
—¿Qué pasa con Pattinson? —le pregunté.
—No era nada bueno en la cama.
¡Es que no es posible! ¡Ni siquiera se giró a verme cuando coqueteaba descaradamente delante de ella con alguna de las otras del lugar!
Al parecer de verdad… de verdad ya no le importo ni en lo más mínimo.
Llegué a mi casa y me tiré exhausto en mi lindo sillón, había ido a la oficina de David y se me había hecho tarde allí. Tomé el control y prendí la tele.
—Conquístala, llevándole música a la puerta de su casa. Estamos completamente seguros de que caerá rendida a tus pies.
No puedo creer que la tele me acabara de decir eso. Era como… una sugerencia. Pero... ¿de donde voy a sacar yo músicos a estas horas y un lunes?
Ashley se acercó a mí y se sentó a mi lado.
—¿Qué te pasa? —me preguntó.
—No te importa, ocultadora de información —le dije resentido.
—Si lo dices por _______, de verdad te digo que no se que le pasa. Te juro que hoy le pregunte, y me dijo que de verdad ya no quiere tener nada que ver contigo, y que si para hacer eso tendría que dejar de hablarte y mirarte, pues que estaba dispuesta a hacerlo.
—¿Me hablas enserio? —dije sin poder creerlo.
—Eso me dijo ella —aseguró.
—Tengo que irme —dije y me puse de pie —No me esperes despierta…
Corrí hasta el baño duché, me cambié y salí de mi casa lo más rápido que pude. Ya eran las 12 de la noche y si seguía perdiendo mi tiempo iba a llegar más tarde aun.
—¿Están listos? —les pregunté. Todos ellos asintieron. Había estado casi 2 horas buscando músicos y les había ofrecido el doble de lo que cobraban para que vinieran conmigo —Cuando escuchen un regaño, luego de eso… comienzan a tocar.
Todos volvieron a asentir. Los hice subir en el ascensor y nos bajamos en el piso 6.
Yo ya había encontrado la forma de entrar al edificio sin que nadie me abriera con la llave. Eso se llama ser un genio. Les hice un gesto para que se quedaran escondidos del lado de los ascensores, mientras yo iba hacia el loft. Me acomodé bien y respiré profundamente.
Mi plan de arrepentimiento y conquista comenzaba aquí. Toqué el timbre, y luego miré mi reloj. Maldije por lo bajo al darme cuenta de que ya eran las dos de la mañana. Pero ya estaba jugado, no iba a irme hasta que me atendiera…
Volví a tocar, ya que nadie contestaba. Volví a hacerlo dos veces más.
—¡Ya va, maldita sea! —la escuché gritar desde adentro.
Eso, para nada, pero para nada, es un buen comienzo. La puerta se abrió y su pequeña figura estaba metida dentro de un sexy camisón, le llegaba hasta por apenas arriba de las rodillas. Tenía el pelo todo desordenado y una cara de dormida terrible. Sus ojos se abrieron bien.
—¡Grítame, aviéntame con lo que quieras, golpéame, ódiame, pero ya no me ignores! Me estas acabando —le dije antes de que me pudiera decir algo.
—No puedo creerlo —habló ella —¡Son las dos de la mañana Bieber, estaba durmiendo! ¿No pudiste decirme esto mañana en la Universidad?
La música comenzó a sonar y ella frunció el ceño. Yo sonreí para mi mismo. Ella clavó sus ojos en mí.
—Te traje música —le hablé. Me miró frustrada.
—A veces de verdad me parece que te esfuerzas en ser intolerable, ¿Acaso lo quieres convertir en un deporte? —me preguntó —Tengo vecinos…
—No lo hice con malas intenciones —me disculpé poniendo mi mejor cara de niño bueno.
Ella soltó un suspiro y me miró.
—Dile a los músicos que se vayan, y entra. Así terminamos enserio con esto —me dijo y entró a su departamento. Me di vuelta e hice mi mejor gesto de ‘victoria’ Fui hasta donde estaban los muchachos y los despaché, lo más rápido que pude. Volví y subí. La puerta estaba abierta. Entré y ella estaba haciendo algo en su pequeña cocina. Me acerqué y me miró.
—Eres tremendo, ¿sabes? —me dijo. Sonreí levemente.
—Algo tenía que hacer para que me hablaras, ya no… no podía aguantar tu… soberbia.
—¿Mi soberbia? ¿Me estas llamando soberbia? —preguntó clavando su chocolate mirada en mí.
—Si cariño, eres muy, pero muy soberbia…
—Solo con la gente que lo merece, y creo que tú lo mereces —dijo. Se acercó a mí y me entregó un vaso de jugo. La miré y miré el vaso.
—¿No tienes algo más… fuerte?
—¿Alcohol?
—Podría ser —dije.
—No, yo no voy a darte alcohol —me dijo.
—Vamos, no seas miedosa, tomemos un poco… para entrar en confianza.
—Yo no quiero entrar en confianza contigo —me aseguró.
—¿Qué pasó? ¿Qué hice de malo para que hoy me ignoraras completamente? —le pregunté.
Me miró fijo y se alejó de mí, se agachó a buscar algo debajo de una de las mesadas. Me quedó al frente una linda vista de su trasero al estar agachada. Tragué saliva sonoramente… hace tanto, para mi gusto, que no estoy con una. Mucho menos una así, como ella.
—Si, aquí hay algo —dijo y se incorporó.
—¿Qué es?
—Vodka.
—Mmm, amo el vodka.
—Eres un asqueroso y repugnante alcohólico.
—Y con orgullo.
Negó con la cabeza y se acercó a mí para agarrar mi vaso y llenarlo con aquel espeso líquido transparente. Cuando lo llenó, la miré y lo tomé de un trago. Ella me miró bien.
—Por dios, eres un loco —aseguró. Reí por lo bajo y volví a llenar el vaso.
—Deberías probarlo —le dije.
—No, no. Ni loca —me dijo. Alcé el brazo hasta sus ojos y lo acerqué un poco ella —No, no voy a tomar eso…
—Vamos vegetarianita, nada va a pasarte. Además de que esto no viene de ningún animal. No te va a venir nada mal tomar un poco…
Mordió sus labios y miró el vaso, para luego mirarme a mí. Pude leer en sus ojos, el debate que estaba dentro de su cabeza. Se preguntaba porque me había dejado entrar, y porque estaba planteándose tomar aquello. Levantó su mano y tomó el vaso.
Reí divertido al ver la expresión de su cara cuando el líquido entraba en su boca. Lo alejó y un poco de vodka se escurrió por sus labios. Cerró los ojos con fuerza y respiró profundamente.
—Esto… esto es un asco —dijo cuando al fin pudo hablar.
—Claro, como si nunca hubieses tomado alcohol —dije negando con la cabeza levemente.
—Si, si tome alcohol en mi vida… pero nunca esto —me dijo —Es horrible.
—Pero no sabes lo bien que te hace —dije divertido. Nos sentamos en el sillón frente a la tele y ella la prendió, como queriendo estar con alguien más que conmigo sola en su casa.
La miré y tomé un poco más de la botella para luego pasársela.
—¿Acaso quieres embriagarte? —me preguntó.
—¿Por qué no? —le dije. Ella tomó la botella y bebió un largo trago. Reí cuando lo alejó de ella y volvió a fruncir el ceño —Ya te esta gustando, ¿verdad?
—Es horrible —dijo y rió —Pero… se vuelve… adictivo.
—Como todas las cosas que dan placer —acoté y la miré fijo.
Ella apartó la mirada de mí y dirigió su vista al frente.
—¿Sabes? Nunca te pregunte sobre tu color favorito —me dijo. La miré extrañado.
—¿Quieres saberlo? —le pregunté.
—Si, ¿Por qué no?
—Me gusta mucho el rojo… es un color lindo, fuerte…
—Apasionado —agregó ella y tomó un poco de vodka. Sonreí sin que me viera.
—¿Y tú color favorito?
—No tengo un color favorito… me gustan todos los colores.
—Oh, eres una chica multi-color
Ella rió divertida y la miré divertido.
—Que palabra más tonta…
—Demasiado diría yo —dije sin dejar de reír.
—¿Celtics o Lakers? —me dijo. La miré como si eso fuera obvio.
—Lakers, eso no se pregunta.
—Tenía mis dudas, eres medio extraño…
—¿Enserio lo crees? —ella negó divertida y mordió sus labios.
—Mmm, ¿Qué más puedo preguntarte? Tus defectos, dime tus defectos… No, ya se todos tus defectos. Mejor tus virtudes… No, también las se —dijo divertida.
—Ya se, yo digo tus defectos y virtudes, y tú dices las mías —le dije.
—De acuerdo —me dijo. Asentí y la miré fijo. Era mejor que ella comenzara.
—Comienza tú —dije.
—Bueno, primero diré tus defectos. Eres impulsivo, cínico, irrespetuoso algunas veces, mujeriego, egocéntrico, narcisista, vicioso, ninfomano —dijo todo de corrido y sin respirar. La miré realmente divertido.
—Ahora yo —dije calmando mi risa —Tú eres soberbia, testaruda, terca, mal pensada, irracional y muy, muy vengadora.
—¿Yo soy mal pensada? —dijo sin poder creerlo.
—Muy mal pensada —dije divertido —Ahora di mis virtudes…
Se quedó callada mirándome fijo. Tal vez no quería decir mis virtudes.
—Bueno no tienes muchas virtudes… Bueno si tienes varias virtudes —dijo bajando la mirada.
—Anda, dímelas —le dije queriendo escuchar aquello.
—Tú… tú eres sincero, directo, apasionado, tierno, divertido, inteligente… y eres un chico bastante guapo —dijo despacio y sin mirarme.
—¿Bastante guapo? Yo diría completamente guapo —le dije, ella rió por lo bajo.
—Pero ahora me toca a mí. Resumiendo... tú eres un amor, te podría comer a mordiscos. Pero si de verdad quieres saberlo eres... hermosa, dulce, inteligente, muy inteligente, centrada, con convicciones inamovibles, simpática, divertida. Pero sobre todo, eres la cosa más sexy que yo haya visto jamás…
—Me falto decir que eres muuuuuuy versero —agregó.
—Y tú muy desconfiada —le dije.
—Y tú muy tonto…
—Y tú muy loca…
—¿Quieres pelar?
—Inténtalo —la desafié.
—Tú inténtalo —me dijo mirándome fijamente.
—No, yo te reté primero…
—Me tienes miedo… Cobarde.
—La cobarde eres tú, tú eres la que siempre está huyendo de mí —negó con la cabeza —Si, no te hagas la tonta. Sabes de qué hablo.
—Yo huyo de tu intento de abuso.
—¿Yo quiero abusar de ti?
—Si, si quieres —me dijo.
—Si, si quiero, ¿Y que? —pregunté mirándola fijo.
—Ya basta —dijo —Creo que si seguimos así vamos a terminar por agarrarnos a los golpes.
—¿Para luego reconciliarnos? Yo creo que no tendría ningún problema…
—Justin… —dijo con tono de advertencia.
—¿Qué? Es la verdad cariño, como tú misma dijiste soy muy directo.
—Creo que se tuve que ponerlo como defecto, no como virtud.
—Te encanta que yo sea así, admítelo…
Seguimos hablando mientras sin darnos cuenta tomábamos vodka, como si fuera agua. Siempre se podía hablar con ella de lo que fuera, porque es una mujer inteligente, la cual tiene criterio y decisión. Hasta comenzamos a hablar de fútbol. Tomé la botella y volví a tomar un largo trago.
Ya no quemaba como al principio, y podía decirse que el alcohol en sangre que yo tenía ya era el de un ebrio. _______ no dejaba de reír, hasta cuando estábamos callados reía. Me quitó la botella de la mano.
—Dame eso acá —dijo y bebió haciendo que otra vez se le derramara por los labios. Rió divertida y se limpió la boca —Tengo un secreto para contarte —habló en voz más baja como si alguien pudiera escucharla. Me acerqué un poco más a ella —Pero no se lo digas a nadie…
—Te lo prometo —le dije y tomé un poco más.
—¿Me lo juras?
—Te lo juro cariño —levanté mi mano en forma de juramento.
—Es sobre Robert —susurró. Reí por lo bajo.
—¿Pattinson?
—Si – dijo asintiendo.
—¿Qué pasa con Pattinson? —le pregunté.
—No era nada bueno en la cama.
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Re: La peligrosa Obsesion {Justin & tu} HOT! Adaptada!
Capitulo Treinta y Uno.
Ella comenzó a reír y yo también me uní a su risa.
—¿Me estas hablando enserio? —le pregunté.
—Muy enserio —dijo divertida —Yo tenía que fingir.
—¿Le fingías?
—Si —dijo y tomó un poco más de vodka para volver a hablar —Sino el pobre iba a sentirse muy mal.
—Ni para darle placer a una mujer es bueno el infeliz —hablé entre risas.
Ella dejó de reír y me miró fijo. Volvió a tomar de la botella, y luego miró la hora en un reloj.
—Son las 3 de la mañana Bieber, creo que es hora de que te vayas —se puso de pie, pero al instante se tambaleó y cayó sobre mí. Comenzó a reír divertida.
—Creo que no puedes pararte —le dije divertido.
Se incorporó y se sentó derecha sobre mi regazo.
—¿Estas insinuando que estoy ebria? —me preguntó.
—No lo se, tú dime.
—Lo que yo te digo es que…
No pude aguantarme más y me levanté la cabeza para tomar sus labios. Su inmediata respuesta me confundió.
Se acercó más a mí, cuando coloqué una de mis manos alrededor de su cintura. Su lengua se mezclo con la mía y el sabor de su boca era una mezcla paradisíaca de alcohol y su propio sabor. Era dulce, y adictivo.
Llevó sus manos a mi nuca y el beso se volvió más profundo. Como cada vez que la besaba, mis ojos estaban totalmente cerrados y disfrutando de ello como el resto de mí.
Resbalé mis labios por su mentón y bajé a su cuello.
Me sorprendió que ella no se alejara o dijera algo para alejarse. De seguro era el alcohol, el bendito alcohol…
Gimió levemente y eso fue como apretar el acelerador en mí y no sacar el pie de allí.
Desesperado volví a su boca. Mordió suavemente mi labio superior y luego se alejó para mordisquear mi mandíbula, hasta mi oreja.
—Diablos… —musité apenas audible. Ella iba a volverme loco, completamente loco. La alejé de mí y me puse de pie. Ella me miró sorprendida —Estas ebria ______, mejor te llevo a dormir.
Ella se puso de pie y tambaleándose se acercó hasta mí.
—No estoy tan ebria, como para no recordarlo mañana. Pero ni tan sobria, como para dejar que mi orgullo detenga mis actos —dijo algo agitada. Su mirada estaba llena de deseo.
—Estoy tan ebrio como para pasar por alto el que mañana estarás arrepentida, pero tan sobrio y conciente como para hacer que no lo olvides nunca.
—Entonces, hagámoslo cariño —me dijo levantando sus brazos al tiempo que yo me acercaba a ella y la tomaba de la cintura para acercarla de nuevo a mí.
Sus brazos cayeron pesados sobre mis hombros, y se colgó de mí mientras nuestras bocas se fundían en un caliente beso.
Sin dejar de besarnos comencé a caminar a ciegas.
Algunos tropezones, unas risitas de su parte, hasta que chocamos contra una fría mesa de mármol.
______ soltó agitada mis labios, mientras que yo la subía a la mesa justo frente a mí. Abrí sus piernas y paré en medio de ellas. Volví a tomar sus labios, mientras mis manos acarician su cuerpo sobre el fino camisón.
—No sabes, no tienes ni la menor idea de cuanto yo te deseo —le susurré al oído mientras comenzaba a besar su cuello otra vez —Siempre he sido un firme creyente de vivir el momento. En tomar lo que quiero cuando lo deseo. Y ahora mismo, ______, yo te deseo. Quiero saborear cada centímetro de tu cuerpo. Sentir tu respiración sobre mi cuello mientras te hago mía. Explorar con mi lengua cada parte de ti hasta que me ruegues que me detenga.
—No voy a rogarte que te detengas —dijo agitada y divertida —Esta noche, has conmigo lo que quieras. Al diablo con el moralismo…
—Amén —dije y volví a sus labios.
—Amén, amén —musitó apenas audible.
Bajé mis manos hasta el borde de su camisón. Con cuidado acaricie sus muslos y su piel estaba tan caliente como yo este momento por ella.
Sus manos estaban en mi nuca y acariciaban mis cabellos en forma de provocación. Sentí como sus manos resbalaban hacia delante y comenzaban a bajar por mi pecho, mientras nuestras bocas no cesaban. Alejándome apenas para respirar, la acerqué más a mí, logrando más espacio entres sus piernas.
Sin ningún problema la tomé en brazos y la subí sobre abdomen. Sentí como sus piernas se cerraban a mí alrededor. Gruñí levemente al sentir, como desesperada intentaba quitarme la remera de encima.
—Ahí, contra ahí. Así puedo… quitarte esto —habló entre dientes trabajosamente.
Me reí ante su apabullante suplica.
—¿Estas caliente, cariño? —pregunté agitado, mientras caminaba con ella encima hasta una de las paredes que estaba casi vacía.
—¿Tú que crees? —susurró y clavó sus ojos en los míos —Yo también puedo ser una sexo-dependiente como tú, y más si hace tiempo que no lo tengo…
—Juro que voy a encargarme de que lo disfrutes, lo juro…
Gimió cuando la apoyé contra la pared y hundí mis labios en su garganta. Mordisqueé la delicada piel de su cuello, hasta llegar a su oreja.
Su respiración caliente caía sobre mi oreja y nuca. Como había deseado esto, por dios. Yo ya no podía esperar para subir a aquella cama y hacerla mía, como tantas veces quise.
Me moví levemente contra ella, haciendo que se sobresaltara y me apretara con fuerza. Recargando su peso contra la pared, me alejó un poco de ella y con una profunda mirada, se deshizo sin ningún problema de mi remera.
Volvió a acercarse para tomar mi boca. Volví a caminar a ciegas, pero por un mal movimiento, y estar tan inmerso en aquello caímos sobre una mullida alfombra.
Ella quedó sobre mí, pero aun así nuestras bocas no se alejaron ni lo más mínimo. Se alejó de mis labios y comenzó a bajar su boca y lengua por mi cuello, y siguió bajando hasta mi pecho.
—Demonios… —escuché su ahogada voz sobre los músculos de mi abdomen —Estas más bueno que comer un pote de chocolate derretido con el dedo…
Reí entré dientes y me senté para sentarla sobre mí y besar su boca. La tomé de la nuca y la acerqué más a mí, como si eso de verdad fuera posible. Sus firmes pechos estaban apretados contra mi pecho, debajo de ese lindo camisón y cubiertos por un sostén.
Ella tenía una forma tan especial de besar, una forma única y extremadamente caliente. Se alejó apenas de mis labios y abrí mis ojos para mirarla. Ella me miraba fijo…
—No vas a detenerme, ¿verdad? Estoy desesperado, ______. Hace semanas que no lo hago y estoy por volverme loco… loco —le expliqué agitado mientras veía su forma de mirarme.
Sus labios se curvaron levemente, para formar una misteriosa sonrisa.
Tomó una de mis manos y la dirigió a uno de sus pechos. Me hizo recorrer su cuerpo desde allí, hasta la curva de su trasero.
—¿Desesperado? —preguntó. Tragué sonoramente.
—Muy desesperado —le aseguré.
—¿Y que pasó con tus conquistas?
No podía decirle que no había podido acostarme con ninguna de ellas porque siempre que lo estaba por hacer, su rostro me aparecía para atormentarme y alejarme de cada una de ellas.
—Ellas no me excitan —dije.
Su suave mano acarició mi pecho y subió hasta mi hombro. Se acercó un poco más a mí y comenzó a pasar su lengua por el costado de mi mandíbula. Gruñí al sentir el calor de sus piernas alrededor mío.
—¿Yo te excito? —preguntó alejándose un poco.
Ella quería saber aquello, ella necesitaba saberlo.
—No te das una idea de cuanto.
—¿Entonces, qué estas esperando para subir las escaleras y terminar en aquella cama?
—Estaba esperando a que me dieras el permiso —dije con una pequeña sonrisa.
Sin ningún problema me puse de pie con ella encima. Mi cabeza dio vueltas al sentir como se envolvía alrededor mío otra vez. El calor de sus muslos internos, quemaron mi cintura en tanto sentía su humedad contra mi estómago.
Comencé a subir las pequeñas escaleras en forma de caracol que daban a aquel pequeño altillo, que contenía una gran cama, un enorme televisor y el placard en la pared. Esa era su habitación, y podías obtener vista de ella desde la sala.
Regresando a su boca, mezclé mi lengua con la suya y mordí con cuidado su labio. Susurró algo que no logré entender, pero me dio tanto placer.
Al fin llegamos allí arriba. Mis manos sostenían con firmeza su trasero, para que pudiera mantenerse sobre mí.
—Voy a devorarte, ______ —le dije con voz ronca.
—Esa idea me tiene loca…
—No más que a mí…
Caminé un poco más hasta que mis pasos se vieron interrumpidos por una pared. Ella gimió, cuando por causa de la pared, posé mi hinchada erección contra la parte de ella en la que ya no podía esperar para enterrarme.
—Oh, dios —dijo en un leve gemido. Probé la calidez de su boca y escuché sus susurros de placer. Movió sus manos desde mi nuca, a través de mi espalda, hasta encontrar la bragueta de mi pantalón. Echándome hacia atrás ligeramente, observé su cara.
—Ya no puedo esperar a que lo hagas… Hazlo porque voy a volverme loca —me dijo agitada.
Entonces la bestia que estaba dentro de mí, pareció salir descontrolado. La apreté más contra la pared y la besé profundamente. Casi salvajemente le arranqué la tanga que tenía debajo de ese camisón.
Ese camisón que aun cubría su cuerpo. Pero no quería sacárselo todavía, me gustaba verla con eso puesto. Metí mis manos entre nosotros y terminé de desabrochar los botones que ella ya había empezado…
—Espera, espera —me dijo. La miré fijo —Póntelo primero, sabes de lo que te estoy hablando…
—No se donde está —dije totalmente desesperado.
—No voy a hacerlo, hasta que lo tengas —susurró.
Toqué los bolsillos traseros de mi pantalón y agradecí a dios encontrarlo allí. Ella se rió entre dientes. Se bajó de mí, para que yo pudiera ponérmelo, y mientras yo lo hacia ella acariciaba mis cabellos.
—Tú eres un tramposo y manipulador… Sabías que iba a pasar esto, lo sabías y viniste a… a enloquecerme…
—Shhhhhh —le dije y la volví a alzar.
—Pero…
Y cuando sus piernas se abrieron a mí alrededor, me hundí el ella. Gimió exaltada y se aferro con fuerza a mi espalda.
Me quedé quieto, sintiendo como sus muslos internos me rodeaban más y más. Mi cabeza comenzó a dar vueltas, y vueltas. Mi rostro estaba escondido en su cuello. Subí mis manos por el costado de sus piernas, alzando un poco más su camisón. Comencé a moverme despacio. Ella boqueó y se arqueó hacia mí.
—Oh, ______… —su nombre salió ronco de mi garganta al sentir el placer de estar dentro de ella. Mis ojos se cerraron y gruñí profundamente. Comencé a moverme un poco más, quería sentirla, necesitaba sentirla.
—Justin… —mi nombre salió agitado de sus labios.
Entonces me alejé de su cuello y tomé su boca. Gimió un poco más fuerte que antes y sus manos apretaron mis hombros. Era tan erótico sentirla de esa forma. Ella estaba completamente vestida, y yo solo tenía puestos mis pantalones. Me alejé apenas de su boca para poder respirar.
—Di que deseabas esto tanto como yo —le dije sin dejar de moverme dentro de ella. Alcé una de mis manos y tomé uno de sus pechos, para acariciarlo sobre la ropa.
—Yo… yo lo deseaba tanto —dijo entre dientes.
Sonreí agitado y capturé sus labios de nuevo. De una manera inexplicable me deshice de su camisón, y al instante de su sostén. Ahora estaba al descubierto para mí. Sus manos se movían suaves por mi espalda, y su respiración caliente caía sobre mi boca. La apreté más contra la pared, haciendo que sus piernas se abrieran un poco más a mí.
Mordió sus labios y cerró sus ojos. Mis caderas no dejaban de empujar en su interior, y no iban a dejar de hacerlo hasta obtener lo que quería de ella. Su boca busco la mía y sus labios tomaron despacio los míos. Me estremecí dentro de ella. Sus manos subieron por mi espalda hasta mi rostro. Acaricio mis mejillas, y secó el sudor de mi frente.
Sus gestos me confundieron, y su forma de tocarme más aun. Se alejó de mis labios y levantó un poco su rostro para besar mi nariz. Mis labios quedaron quietos sobre su mentón.
—¿Tú solo viniste por placer aquí? —me preguntó agitada.
Ella comenzó a reír y yo también me uní a su risa.
—¿Me estas hablando enserio? —le pregunté.
—Muy enserio —dijo divertida —Yo tenía que fingir.
—¿Le fingías?
—Si —dijo y tomó un poco más de vodka para volver a hablar —Sino el pobre iba a sentirse muy mal.
—Ni para darle placer a una mujer es bueno el infeliz —hablé entre risas.
Ella dejó de reír y me miró fijo. Volvió a tomar de la botella, y luego miró la hora en un reloj.
—Son las 3 de la mañana Bieber, creo que es hora de que te vayas —se puso de pie, pero al instante se tambaleó y cayó sobre mí. Comenzó a reír divertida.
—Creo que no puedes pararte —le dije divertido.
Se incorporó y se sentó derecha sobre mi regazo.
—¿Estas insinuando que estoy ebria? —me preguntó.
—No lo se, tú dime.
—Lo que yo te digo es que…
No pude aguantarme más y me levanté la cabeza para tomar sus labios. Su inmediata respuesta me confundió.
Se acercó más a mí, cuando coloqué una de mis manos alrededor de su cintura. Su lengua se mezclo con la mía y el sabor de su boca era una mezcla paradisíaca de alcohol y su propio sabor. Era dulce, y adictivo.
Llevó sus manos a mi nuca y el beso se volvió más profundo. Como cada vez que la besaba, mis ojos estaban totalmente cerrados y disfrutando de ello como el resto de mí.
Resbalé mis labios por su mentón y bajé a su cuello.
Me sorprendió que ella no se alejara o dijera algo para alejarse. De seguro era el alcohol, el bendito alcohol…
Gimió levemente y eso fue como apretar el acelerador en mí y no sacar el pie de allí.
Desesperado volví a su boca. Mordió suavemente mi labio superior y luego se alejó para mordisquear mi mandíbula, hasta mi oreja.
—Diablos… —musité apenas audible. Ella iba a volverme loco, completamente loco. La alejé de mí y me puse de pie. Ella me miró sorprendida —Estas ebria ______, mejor te llevo a dormir.
Ella se puso de pie y tambaleándose se acercó hasta mí.
—No estoy tan ebria, como para no recordarlo mañana. Pero ni tan sobria, como para dejar que mi orgullo detenga mis actos —dijo algo agitada. Su mirada estaba llena de deseo.
—Estoy tan ebrio como para pasar por alto el que mañana estarás arrepentida, pero tan sobrio y conciente como para hacer que no lo olvides nunca.
—Entonces, hagámoslo cariño —me dijo levantando sus brazos al tiempo que yo me acercaba a ella y la tomaba de la cintura para acercarla de nuevo a mí.
Sus brazos cayeron pesados sobre mis hombros, y se colgó de mí mientras nuestras bocas se fundían en un caliente beso.
Sin dejar de besarnos comencé a caminar a ciegas.
Algunos tropezones, unas risitas de su parte, hasta que chocamos contra una fría mesa de mármol.
______ soltó agitada mis labios, mientras que yo la subía a la mesa justo frente a mí. Abrí sus piernas y paré en medio de ellas. Volví a tomar sus labios, mientras mis manos acarician su cuerpo sobre el fino camisón.
—No sabes, no tienes ni la menor idea de cuanto yo te deseo —le susurré al oído mientras comenzaba a besar su cuello otra vez —Siempre he sido un firme creyente de vivir el momento. En tomar lo que quiero cuando lo deseo. Y ahora mismo, ______, yo te deseo. Quiero saborear cada centímetro de tu cuerpo. Sentir tu respiración sobre mi cuello mientras te hago mía. Explorar con mi lengua cada parte de ti hasta que me ruegues que me detenga.
—No voy a rogarte que te detengas —dijo agitada y divertida —Esta noche, has conmigo lo que quieras. Al diablo con el moralismo…
—Amén —dije y volví a sus labios.
—Amén, amén —musitó apenas audible.
Bajé mis manos hasta el borde de su camisón. Con cuidado acaricie sus muslos y su piel estaba tan caliente como yo este momento por ella.
Sus manos estaban en mi nuca y acariciaban mis cabellos en forma de provocación. Sentí como sus manos resbalaban hacia delante y comenzaban a bajar por mi pecho, mientras nuestras bocas no cesaban. Alejándome apenas para respirar, la acerqué más a mí, logrando más espacio entres sus piernas.
Sin ningún problema la tomé en brazos y la subí sobre abdomen. Sentí como sus piernas se cerraban a mí alrededor. Gruñí levemente al sentir, como desesperada intentaba quitarme la remera de encima.
—Ahí, contra ahí. Así puedo… quitarte esto —habló entre dientes trabajosamente.
Me reí ante su apabullante suplica.
—¿Estas caliente, cariño? —pregunté agitado, mientras caminaba con ella encima hasta una de las paredes que estaba casi vacía.
—¿Tú que crees? —susurró y clavó sus ojos en los míos —Yo también puedo ser una sexo-dependiente como tú, y más si hace tiempo que no lo tengo…
—Juro que voy a encargarme de que lo disfrutes, lo juro…
Gimió cuando la apoyé contra la pared y hundí mis labios en su garganta. Mordisqueé la delicada piel de su cuello, hasta llegar a su oreja.
Su respiración caliente caía sobre mi oreja y nuca. Como había deseado esto, por dios. Yo ya no podía esperar para subir a aquella cama y hacerla mía, como tantas veces quise.
Me moví levemente contra ella, haciendo que se sobresaltara y me apretara con fuerza. Recargando su peso contra la pared, me alejó un poco de ella y con una profunda mirada, se deshizo sin ningún problema de mi remera.
Volvió a acercarse para tomar mi boca. Volví a caminar a ciegas, pero por un mal movimiento, y estar tan inmerso en aquello caímos sobre una mullida alfombra.
Ella quedó sobre mí, pero aun así nuestras bocas no se alejaron ni lo más mínimo. Se alejó de mis labios y comenzó a bajar su boca y lengua por mi cuello, y siguió bajando hasta mi pecho.
—Demonios… —escuché su ahogada voz sobre los músculos de mi abdomen —Estas más bueno que comer un pote de chocolate derretido con el dedo…
Reí entré dientes y me senté para sentarla sobre mí y besar su boca. La tomé de la nuca y la acerqué más a mí, como si eso de verdad fuera posible. Sus firmes pechos estaban apretados contra mi pecho, debajo de ese lindo camisón y cubiertos por un sostén.
Ella tenía una forma tan especial de besar, una forma única y extremadamente caliente. Se alejó apenas de mis labios y abrí mis ojos para mirarla. Ella me miraba fijo…
—No vas a detenerme, ¿verdad? Estoy desesperado, ______. Hace semanas que no lo hago y estoy por volverme loco… loco —le expliqué agitado mientras veía su forma de mirarme.
Sus labios se curvaron levemente, para formar una misteriosa sonrisa.
Tomó una de mis manos y la dirigió a uno de sus pechos. Me hizo recorrer su cuerpo desde allí, hasta la curva de su trasero.
—¿Desesperado? —preguntó. Tragué sonoramente.
—Muy desesperado —le aseguré.
—¿Y que pasó con tus conquistas?
No podía decirle que no había podido acostarme con ninguna de ellas porque siempre que lo estaba por hacer, su rostro me aparecía para atormentarme y alejarme de cada una de ellas.
—Ellas no me excitan —dije.
Su suave mano acarició mi pecho y subió hasta mi hombro. Se acercó un poco más a mí y comenzó a pasar su lengua por el costado de mi mandíbula. Gruñí al sentir el calor de sus piernas alrededor mío.
—¿Yo te excito? —preguntó alejándose un poco.
Ella quería saber aquello, ella necesitaba saberlo.
—No te das una idea de cuanto.
—¿Entonces, qué estas esperando para subir las escaleras y terminar en aquella cama?
—Estaba esperando a que me dieras el permiso —dije con una pequeña sonrisa.
Sin ningún problema me puse de pie con ella encima. Mi cabeza dio vueltas al sentir como se envolvía alrededor mío otra vez. El calor de sus muslos internos, quemaron mi cintura en tanto sentía su humedad contra mi estómago.
Comencé a subir las pequeñas escaleras en forma de caracol que daban a aquel pequeño altillo, que contenía una gran cama, un enorme televisor y el placard en la pared. Esa era su habitación, y podías obtener vista de ella desde la sala.
Regresando a su boca, mezclé mi lengua con la suya y mordí con cuidado su labio. Susurró algo que no logré entender, pero me dio tanto placer.
Al fin llegamos allí arriba. Mis manos sostenían con firmeza su trasero, para que pudiera mantenerse sobre mí.
—Voy a devorarte, ______ —le dije con voz ronca.
—Esa idea me tiene loca…
—No más que a mí…
Caminé un poco más hasta que mis pasos se vieron interrumpidos por una pared. Ella gimió, cuando por causa de la pared, posé mi hinchada erección contra la parte de ella en la que ya no podía esperar para enterrarme.
—Oh, dios —dijo en un leve gemido. Probé la calidez de su boca y escuché sus susurros de placer. Movió sus manos desde mi nuca, a través de mi espalda, hasta encontrar la bragueta de mi pantalón. Echándome hacia atrás ligeramente, observé su cara.
—Ya no puedo esperar a que lo hagas… Hazlo porque voy a volverme loca —me dijo agitada.
Entonces la bestia que estaba dentro de mí, pareció salir descontrolado. La apreté más contra la pared y la besé profundamente. Casi salvajemente le arranqué la tanga que tenía debajo de ese camisón.
Ese camisón que aun cubría su cuerpo. Pero no quería sacárselo todavía, me gustaba verla con eso puesto. Metí mis manos entre nosotros y terminé de desabrochar los botones que ella ya había empezado…
—Espera, espera —me dijo. La miré fijo —Póntelo primero, sabes de lo que te estoy hablando…
—No se donde está —dije totalmente desesperado.
—No voy a hacerlo, hasta que lo tengas —susurró.
Toqué los bolsillos traseros de mi pantalón y agradecí a dios encontrarlo allí. Ella se rió entre dientes. Se bajó de mí, para que yo pudiera ponérmelo, y mientras yo lo hacia ella acariciaba mis cabellos.
—Tú eres un tramposo y manipulador… Sabías que iba a pasar esto, lo sabías y viniste a… a enloquecerme…
—Shhhhhh —le dije y la volví a alzar.
—Pero…
Y cuando sus piernas se abrieron a mí alrededor, me hundí el ella. Gimió exaltada y se aferro con fuerza a mi espalda.
Me quedé quieto, sintiendo como sus muslos internos me rodeaban más y más. Mi cabeza comenzó a dar vueltas, y vueltas. Mi rostro estaba escondido en su cuello. Subí mis manos por el costado de sus piernas, alzando un poco más su camisón. Comencé a moverme despacio. Ella boqueó y se arqueó hacia mí.
—Oh, ______… —su nombre salió ronco de mi garganta al sentir el placer de estar dentro de ella. Mis ojos se cerraron y gruñí profundamente. Comencé a moverme un poco más, quería sentirla, necesitaba sentirla.
—Justin… —mi nombre salió agitado de sus labios.
Entonces me alejé de su cuello y tomé su boca. Gimió un poco más fuerte que antes y sus manos apretaron mis hombros. Era tan erótico sentirla de esa forma. Ella estaba completamente vestida, y yo solo tenía puestos mis pantalones. Me alejé apenas de su boca para poder respirar.
—Di que deseabas esto tanto como yo —le dije sin dejar de moverme dentro de ella. Alcé una de mis manos y tomé uno de sus pechos, para acariciarlo sobre la ropa.
—Yo… yo lo deseaba tanto —dijo entre dientes.
Sonreí agitado y capturé sus labios de nuevo. De una manera inexplicable me deshice de su camisón, y al instante de su sostén. Ahora estaba al descubierto para mí. Sus manos se movían suaves por mi espalda, y su respiración caliente caía sobre mi boca. La apreté más contra la pared, haciendo que sus piernas se abrieran un poco más a mí.
Mordió sus labios y cerró sus ojos. Mis caderas no dejaban de empujar en su interior, y no iban a dejar de hacerlo hasta obtener lo que quería de ella. Su boca busco la mía y sus labios tomaron despacio los míos. Me estremecí dentro de ella. Sus manos subieron por mi espalda hasta mi rostro. Acaricio mis mejillas, y secó el sudor de mi frente.
Sus gestos me confundieron, y su forma de tocarme más aun. Se alejó de mis labios y levantó un poco su rostro para besar mi nariz. Mis labios quedaron quietos sobre su mentón.
—¿Tú solo viniste por placer aquí? —me preguntó agitada.
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Re: La peligrosa Obsesion {Justin & tu} HOT! Adaptada!
Capítulo Treinta y Dos.
Parte 1
Me alejé un poco de ella para mirarla a los ojos. No podía responderle eso… porque ni yo se porque vine a buscarla. Mi incliné hacia ella y capturé sus labios en un acalorado beso.
Entonces me moví más rápido, haciendo que los gemidos salieran repetidas veces de su boca, que caían sobre la mía. Ella intentaba hablar, pero el aire apenas le alcanzaba para respirar. Gruñí profundamente, cuando ella se abrazó más a mí y sentí como su cuerpo se consumía en un mar de placer, mientras se corría por mí.
Un gemido estremecedor abarcó cada rincón de la casa, y llenó de un agudo placer cada parte de mí. Me quedé quieto esperando que su respiración se calmara y que su cuerpo se relajara. Llevé mis labios a los suyos y los rocé suavemente.
—Quiero más —habló con la voz cortada. Sonreí levemente.
—Claro que si cariño, aun no he terminado contigo —le dije.
Me alejé de la pared con ella y la dejé caer sobre la cama. Terminé de quitarme lo que quedaba de ropa sobre mí, y me acosté sobre ella, sintiendo cada centímetro de su fina y suave piel contra la mía. Un suave suspiró salió de sus labios y su cuerpo se amoldó al mío.
Antes de enterrarme de nuevo en ella, quería saborear un poco de esa dorada piel que me traía loco desde hacía varias semanas. Besé sus labios levemente, y con cuidado bajé mi boca hasta su mentón. Sentí una de sus manos sobre el lugar en donde estaba mi tatuaje, sus dedos lo marcaron suave, y recorrieron cada línea que sobresalía del dibujo. Sonreí por lo bajo al recordar sus palabras aquella noche después de lo de Susan.
—Oye —le hablé en voz baja y comencé a bajar mi boca por su cuello, la mordisqueé suavemente, haciendo que su respiración se comenzara a agitar.
—¿Si? —susurró.
—Yo se que no lo recuerdas, pero la noche en la que te emborrachaste en lo de Susan, cuando estábamos en casa y yo te llevaba a la habitación, me dijiste algunas cosas.
—Si las recuerdo —musitó y me alejé de su cuello para mirarla a los ojos. Una sonrisa perversa se curvó en sus labios —Recordé lo que pasó después de irme de tu casa —sonreí y volví a bajar mi boca a su cuello, su mano seguía acariciando mi tatuaje. Subí hasta su oreja —Quiero lamer tu tatuaje, Justin…
La piel de mi nuca se erizó y saboreé sus palabras casi tanto como lo estaba haciendo con ella.
—Lamento decirte que vas a tener que quedarte con la gana, porque esta noche yo voy a ser el único que va a saborear aquí… —ella rió por lo bajo —Eres tan suave, ______ —le dije mientras seguía mordisqueando la delicada piel de su cuello.
—Y tú eres tan…
—¿Tan que? —pregunté mientras descendía sobre ella y besaba el espacio suave que había entre su cuello y sus pechos.
—Eres tan fuerte… y tan salvaje… como me tientas —respondió.
Seguí bajando hasta encontrarme con dos hinchados pechos. Abrí mi boca y con cuidado tomé uno de ellos. Ella se arqueó hacia mí y su mano derecha se enterró en mis cabellos. Suspiré al sentir su pezón bajo mi lengua.
—Dios, Bieber —gimió mientras seguía jugando con su pezón.
—Me enloquece que me llames así, cariño —le dije mientras dirigía mi boca al otro. Rió pícaramente
—Bieber —dijo mientras su mano acariciaba mis cabellos.
Sonreí divertido, seguí bajando por su suave vientre, ganándome caricias y algunas perversas palabras de su parte, y volví a subir a sus pechos. Su mano me llevó hasta su boca en donde recibí un apasionado beso, su lengua buscó la mía y jugó con ella. Gemí sobre sus labios y la besé más aun.
Rocé con mi mano la curva de su cadera, seguí bajando por su muslo suave, seguí bajando hasta que pude tocar la parte que más ardientemente deseaba de ella. Ella gimió y tembló mientras cuidadosamente separaba sus piernas y atormentaba su hendidura.
Oh sí, yo quería esto de ella. Quería ver su cabeza contra las almohadas y oír mi nombre salir de su boca cuando se corriera por mí otra vez.
Sus manos se posaron en mis hombros y me apretó con fuerza, mientras mis dedos la acariciaban. Me separé de su boca y la miré fijo a los ojos. Esos ojos profundos, cautivantes, que con una sola mirada te sacan todo el aire. Ella alzó la cabeza y mordisqueó mi mentón y mandíbula. Necesito decirle algo, pero no sé que.
—¿Qué quieres decirme Justin? —preguntó como si estuviera leyendo mi cabeza.
Ella seguía besando mi mentón y cuello. Subí mi mano por su cintura, acariciándola delicadamente. Tragué saliva… no puedo decir aquello, yo no sé que pasa conmigo.
—Te deseo y mucho —dije lo primero que se me vino a la cabeza.
Se alejó de mi mentón y clavó su mirada en la mía, como si estuviera tratando de leer lo que pienso.
—Bésame —me ordenó.
Bajé mi rostro hacia ella y capturé sus labios. Pero esta vez su beso no es apasionado… es un beso suave, lento… dulce. Confundió aun más mis pensamientos y me hizo reprocharme el estar aquí. Pero no, no puedo arrepentirme de esto, esto es lo que yo quiero, esto es lo que yo he deseado desde que posé mis ojos en ella y al fin lo estoy teniendo.
Incapaz de esperar un poco más le abrí más las piernas y me volví a hundir en ella. ______ arqueó la espalda arrastrándome más profundo en su interior y gimió llenándome de más placer. Yo no puedo entender como ella lo hace, pero con cada segundo me enloquece aun más. Me senté sobre mis piernas y empujé más mis caderas. Y así me deslicé en ella, lentamente, profundamente. Era un ritmo arrollador que la hizo contorsionarse ante el intenso placer de mis íntimas caricias. Ella clavó sus ojos en mí, mientras respiraba por la boca trabajosamente.
—Eres tan bella —murmuré, meciendo mis caderas contra las de ella y empujándome en su interior aún más profundo y más duro. La tomé de las caderas y la acerqué más a mí.
—Tú también —me dijo agarrándome las rodillas.
Acaricié su suave vientre y también sus piernas.
¡Oh ella me daba tanto placer! Juro que he tenido sexo más veces de la que puedo contar, pero había algo nuevo en esto, algo fresco y distinto a todo.
Ella agarró con fuerza las sabanas y mordió sus labios al sentir que otro orgasmo la invadía. Yo sonreí agitadamente y me moví más dentro de ella. Gruñí ante el sonido de su éxtasis mientras su cuerpo se aferraba al mío. Gimiendo mi nombre se estiró y me arrastró encima de su cuerpo.
Luego hizo la cosa más extraña de todas… acarició con su nariz mi cuello y mi cara, dejando caer suaves y mojados besos por mi hombro y mi mejilla. Me congelé.
—Nunca había sentido nada mejor que tú llenándome —me confesó débil.
—Nunca había sentido nada mejor que estar dentro de ti —me forcé a decirle.
Aunque de verdad no debí decirle eso… aunque fuera realmente cierto.
Sus brazos me mantuvieron apretado contra ella, mientras envolvía sus piernas alrededor de mis caderas.
La ternura de su toque y sus acciones me punzaron, haciendo que me tensara aun más. Mis caderas seguían empujando dentro de ella, mientras sus manos acariciaban mi piel.
Era como si realmente yo le importara, como si yo significara algo para ella. Como si ella me… me quisiera… Apenas podía respirar.
Por primera vez en mi vida sentía que estaba teniendo algo más que sexo… No, no, eso no era así. Yo estaba teniendo sexo. Sexo increíblemente genial, pero nada más que sexo.
Sexo.
Simple.
Primitivo.
Básico.
Elemental.
Cerrando los ojos, inspiré su perfume único y dejé que me inundara. Mis labios abrasaron su piel mientras ella continuaba acariciando mi cuello y mejilla con su nariz y empujándose a sí misma contra mí.
La sostuve suavemente y sentí que iba a volverme loco, cuando sus manos bajaron calientes por mi espalda hasta mi trasero, donde me empujó más en ella.
Entonces me moví más aun, buscando eso que tanto necesitaba.
—Ahora me toca a mí —le dije agitado.
______ soltó una leve risa que cosquilleó en mi oído. Su risa se transformó en un intenso gemido y sus uñas marcaron mi piel cuando me corrí en sus brazos. Su nombre salió como plegaría de mi boca, liberando mi pasión, liberando mi deseo.
Me dejé caer rendido y confundido sobre su pequeño y caliente cuerpo. Mi rostro quedó encallado en su cuello. Sus manos acariciaron de arriba a bajo mi espalda que subía y bajaba por mi, aun agitada, respiración. Sentí como sus piernas se enredaban con las mías y subían y bajan para acariciarme con ellas.
Acostumbrado a salirme de ellas después de correrme, quedarme sobre ______ y abrazado a ella era algo totalmente nuevo para mí. Nuevo y extraño.
Rápidamente levanté la cabeza para cerciorarme de que era ella, y no alguna otra a la que yo había imaginado como ______.
Si era ella, no era una ilusión, ni mi imaginación. Sus ojos se clavaron fijos en los míos. Y su rostro mostraba una gran confusión, al igual que yo…
Me incliné hacia ella y la besé despacio. Su boca me respondió suave y dulce. Me alejé y me acosté a su lado, mirando fijamente al techo. Mi cabeza aun daba vueltas, pensé que era por el efecto del vodka, pero no era así.
Mi cabeza daba vueltas por el placer que ella me había dado. La miré de costado y sentí la necesidad apabullante de abrazarla contra mi pecho. De esconder mi rostro entre sus cabellos y respirar su aroma.
Sacudí mi cabeza y me senté en la cama. Ella también se sentó y buscó algo en el suelo. La miré de costado. Su espalda desnuda estaba al descubierto para mí. Quise estirar mi mano y acariciarla, pero me guardé las ganas. Ella se colocó el camisón y se puso de pie. Caminó hasta las escaleras.
—¿A dónde vas? —le pregunté.
—Al baño —dijo sin mirarme.
—Aquí hay un baño —dije señalando la puerta que estaba en la habitación.
—El de abajo es más grande —dijo sin dejar de caminar.
—______ —la llamé. Se giró a verme y sentí un cosquilleo en mi estomago —Debo irme.
—Si —dijo ella asintiendo —Ya es tarde… cuando salgas, cierra bien la puerta.
No sé que fue peor para mí. ¿Qué ella me dijera eso o qué yo de verdad no tenía ganas de irme? Ella estaba por bajar.
—______ —la volví a llamar. Me volvió a mirar.
—¿Si?
—¿Te… encuentras bien? —le pregunté. Ella sonrió levemente y bajó la mirada.
—Claro que si, ¿Por qué? —preguntó. Negó levemente y se dispuso a bajar al fin.
Me quedé sentado en la cama, esperando no sé que. Hasta que reaccioné y me levanté. Me puse mis boxers, y luego mi pantalón. Mi remera estaba tirada abajo así que debía bajar.
Cuando llegué la puerta del bañó se abrió, y ella salió envuelta en una salida de baño y con el cabello atado en una alta cola de caballo.
La miré fijo por unos cuantos segundos.
Me agaché a recoger mi remera, sin dejar de mirarla me la coloqué, ella me sonrió levemente. Entonces aquello fue más fuerte que yo, con dos grandes pasos me acerqué a ella y la tomé de la cintura para acercarla a mí y besarla apasionadamente.
Sus pequeñas manos se posaron suaves sobre mi pecho, y luego subieron a mi nuca. Su boca me respondió de la misma manera y nuestras lenguas se volvieron a juntar.
Besar su boca y sentir su sabor era una de las cosas más maravillosas que había en este mundo. Me alejé despacio para mirarla.
Tragué saliva y acomodé un mechón que caía por el costado de su cara detrás de su oreja. Volví a besarla suavemente, apoyando apenas mis labios sobre los suyos. Me volví a alejar, solo un poco.
—Te veo luego —le susurré.
—Seguro —asintió levemente con la cabeza.
La besé por última vez y giré para caminar hasta la puerta. Salí de allí sin mirarla, porque si lo hacía, estaba seguro de que no iba a poder irme. Cuando salí del edificio miré a mí alrededor.
¿Qué demonios fue todo eso?
¿Despedirme así?
¿Desde cuando?
Solté un largo suspiró y caminé hasta Betty. Le di una última mirada a su edificio antes de marcharme.
Al fin había conseguido lo que quería, pero yo no esperaba sentirme así. Así de extraño, así de confundido. Prendí mi moto y arranqué hacia mi casa.
Todo fue tan de repente, todo pasó tan diferente a lo que yo me imaginé
Dios ______, me diste lo que tanto quería y no sabes como te lo agradezco. Pero no tenías que ser así, tú tenías que ser como las demás, maldita sea.
Llegué y dejé a Betty en el garaje. Subí al ascensor y bajé en mi piso. Tomé las llaves y abrí despacio, no quería despertar a mi prima…
—¡¿Se puede saber en donde demonios estabas?! —me preguntó prendiendo la luz de repente.
Me giré a verla algo asustado por su repentina voz.
—Ash, ¿Qué haces despierta? —le pregunté, mientras me acercaba a la cocina, para tomar un poco de agua.
—Me moría de la angustia esperando a mi primo —me dijo con una sonrisa irónica —¿Dónde estabas?
—Te dije que no me esperaras Ashley —le dije y me serví agua.
—Si claro, pero ¿Qué quieres que haga? Me preocupo, eres mi primo. ¿O acaso piensas que cuando tu te vas yo me quedó de lo más tranquila mirando alguna película como si nada?
—Ya Ash, solo estuve por ahí.
Se acercó a mí y comenzó a olerme. La miré extrañado.
—No, no estabas por ahí —me dijo y respiró más profundamente —Estabas con una mujer… hueles a mujer, ¿Espera un segundo? —dijo y se acercó más a mí —Yo conozco ese perfume…
Parte 1
Me alejé un poco de ella para mirarla a los ojos. No podía responderle eso… porque ni yo se porque vine a buscarla. Mi incliné hacia ella y capturé sus labios en un acalorado beso.
Entonces me moví más rápido, haciendo que los gemidos salieran repetidas veces de su boca, que caían sobre la mía. Ella intentaba hablar, pero el aire apenas le alcanzaba para respirar. Gruñí profundamente, cuando ella se abrazó más a mí y sentí como su cuerpo se consumía en un mar de placer, mientras se corría por mí.
Un gemido estremecedor abarcó cada rincón de la casa, y llenó de un agudo placer cada parte de mí. Me quedé quieto esperando que su respiración se calmara y que su cuerpo se relajara. Llevé mis labios a los suyos y los rocé suavemente.
—Quiero más —habló con la voz cortada. Sonreí levemente.
—Claro que si cariño, aun no he terminado contigo —le dije.
Me alejé de la pared con ella y la dejé caer sobre la cama. Terminé de quitarme lo que quedaba de ropa sobre mí, y me acosté sobre ella, sintiendo cada centímetro de su fina y suave piel contra la mía. Un suave suspiró salió de sus labios y su cuerpo se amoldó al mío.
Antes de enterrarme de nuevo en ella, quería saborear un poco de esa dorada piel que me traía loco desde hacía varias semanas. Besé sus labios levemente, y con cuidado bajé mi boca hasta su mentón. Sentí una de sus manos sobre el lugar en donde estaba mi tatuaje, sus dedos lo marcaron suave, y recorrieron cada línea que sobresalía del dibujo. Sonreí por lo bajo al recordar sus palabras aquella noche después de lo de Susan.
—Oye —le hablé en voz baja y comencé a bajar mi boca por su cuello, la mordisqueé suavemente, haciendo que su respiración se comenzara a agitar.
—¿Si? —susurró.
—Yo se que no lo recuerdas, pero la noche en la que te emborrachaste en lo de Susan, cuando estábamos en casa y yo te llevaba a la habitación, me dijiste algunas cosas.
—Si las recuerdo —musitó y me alejé de su cuello para mirarla a los ojos. Una sonrisa perversa se curvó en sus labios —Recordé lo que pasó después de irme de tu casa —sonreí y volví a bajar mi boca a su cuello, su mano seguía acariciando mi tatuaje. Subí hasta su oreja —Quiero lamer tu tatuaje, Justin…
La piel de mi nuca se erizó y saboreé sus palabras casi tanto como lo estaba haciendo con ella.
—Lamento decirte que vas a tener que quedarte con la gana, porque esta noche yo voy a ser el único que va a saborear aquí… —ella rió por lo bajo —Eres tan suave, ______ —le dije mientras seguía mordisqueando la delicada piel de su cuello.
—Y tú eres tan…
—¿Tan que? —pregunté mientras descendía sobre ella y besaba el espacio suave que había entre su cuello y sus pechos.
—Eres tan fuerte… y tan salvaje… como me tientas —respondió.
Seguí bajando hasta encontrarme con dos hinchados pechos. Abrí mi boca y con cuidado tomé uno de ellos. Ella se arqueó hacia mí y su mano derecha se enterró en mis cabellos. Suspiré al sentir su pezón bajo mi lengua.
—Dios, Bieber —gimió mientras seguía jugando con su pezón.
—Me enloquece que me llames así, cariño —le dije mientras dirigía mi boca al otro. Rió pícaramente
—Bieber —dijo mientras su mano acariciaba mis cabellos.
Sonreí divertido, seguí bajando por su suave vientre, ganándome caricias y algunas perversas palabras de su parte, y volví a subir a sus pechos. Su mano me llevó hasta su boca en donde recibí un apasionado beso, su lengua buscó la mía y jugó con ella. Gemí sobre sus labios y la besé más aun.
Rocé con mi mano la curva de su cadera, seguí bajando por su muslo suave, seguí bajando hasta que pude tocar la parte que más ardientemente deseaba de ella. Ella gimió y tembló mientras cuidadosamente separaba sus piernas y atormentaba su hendidura.
Oh sí, yo quería esto de ella. Quería ver su cabeza contra las almohadas y oír mi nombre salir de su boca cuando se corriera por mí otra vez.
Sus manos se posaron en mis hombros y me apretó con fuerza, mientras mis dedos la acariciaban. Me separé de su boca y la miré fijo a los ojos. Esos ojos profundos, cautivantes, que con una sola mirada te sacan todo el aire. Ella alzó la cabeza y mordisqueó mi mentón y mandíbula. Necesito decirle algo, pero no sé que.
—¿Qué quieres decirme Justin? —preguntó como si estuviera leyendo mi cabeza.
Ella seguía besando mi mentón y cuello. Subí mi mano por su cintura, acariciándola delicadamente. Tragué saliva… no puedo decir aquello, yo no sé que pasa conmigo.
—Te deseo y mucho —dije lo primero que se me vino a la cabeza.
Se alejó de mi mentón y clavó su mirada en la mía, como si estuviera tratando de leer lo que pienso.
—Bésame —me ordenó.
Bajé mi rostro hacia ella y capturé sus labios. Pero esta vez su beso no es apasionado… es un beso suave, lento… dulce. Confundió aun más mis pensamientos y me hizo reprocharme el estar aquí. Pero no, no puedo arrepentirme de esto, esto es lo que yo quiero, esto es lo que yo he deseado desde que posé mis ojos en ella y al fin lo estoy teniendo.
Incapaz de esperar un poco más le abrí más las piernas y me volví a hundir en ella. ______ arqueó la espalda arrastrándome más profundo en su interior y gimió llenándome de más placer. Yo no puedo entender como ella lo hace, pero con cada segundo me enloquece aun más. Me senté sobre mis piernas y empujé más mis caderas. Y así me deslicé en ella, lentamente, profundamente. Era un ritmo arrollador que la hizo contorsionarse ante el intenso placer de mis íntimas caricias. Ella clavó sus ojos en mí, mientras respiraba por la boca trabajosamente.
—Eres tan bella —murmuré, meciendo mis caderas contra las de ella y empujándome en su interior aún más profundo y más duro. La tomé de las caderas y la acerqué más a mí.
—Tú también —me dijo agarrándome las rodillas.
Acaricié su suave vientre y también sus piernas.
¡Oh ella me daba tanto placer! Juro que he tenido sexo más veces de la que puedo contar, pero había algo nuevo en esto, algo fresco y distinto a todo.
Ella agarró con fuerza las sabanas y mordió sus labios al sentir que otro orgasmo la invadía. Yo sonreí agitadamente y me moví más dentro de ella. Gruñí ante el sonido de su éxtasis mientras su cuerpo se aferraba al mío. Gimiendo mi nombre se estiró y me arrastró encima de su cuerpo.
Luego hizo la cosa más extraña de todas… acarició con su nariz mi cuello y mi cara, dejando caer suaves y mojados besos por mi hombro y mi mejilla. Me congelé.
—Nunca había sentido nada mejor que tú llenándome —me confesó débil.
—Nunca había sentido nada mejor que estar dentro de ti —me forcé a decirle.
Aunque de verdad no debí decirle eso… aunque fuera realmente cierto.
Sus brazos me mantuvieron apretado contra ella, mientras envolvía sus piernas alrededor de mis caderas.
La ternura de su toque y sus acciones me punzaron, haciendo que me tensara aun más. Mis caderas seguían empujando dentro de ella, mientras sus manos acariciaban mi piel.
Era como si realmente yo le importara, como si yo significara algo para ella. Como si ella me… me quisiera… Apenas podía respirar.
Por primera vez en mi vida sentía que estaba teniendo algo más que sexo… No, no, eso no era así. Yo estaba teniendo sexo. Sexo increíblemente genial, pero nada más que sexo.
Sexo.
Simple.
Primitivo.
Básico.
Elemental.
Cerrando los ojos, inspiré su perfume único y dejé que me inundara. Mis labios abrasaron su piel mientras ella continuaba acariciando mi cuello y mejilla con su nariz y empujándose a sí misma contra mí.
La sostuve suavemente y sentí que iba a volverme loco, cuando sus manos bajaron calientes por mi espalda hasta mi trasero, donde me empujó más en ella.
Entonces me moví más aun, buscando eso que tanto necesitaba.
—Ahora me toca a mí —le dije agitado.
______ soltó una leve risa que cosquilleó en mi oído. Su risa se transformó en un intenso gemido y sus uñas marcaron mi piel cuando me corrí en sus brazos. Su nombre salió como plegaría de mi boca, liberando mi pasión, liberando mi deseo.
Me dejé caer rendido y confundido sobre su pequeño y caliente cuerpo. Mi rostro quedó encallado en su cuello. Sus manos acariciaron de arriba a bajo mi espalda que subía y bajaba por mi, aun agitada, respiración. Sentí como sus piernas se enredaban con las mías y subían y bajan para acariciarme con ellas.
Acostumbrado a salirme de ellas después de correrme, quedarme sobre ______ y abrazado a ella era algo totalmente nuevo para mí. Nuevo y extraño.
Rápidamente levanté la cabeza para cerciorarme de que era ella, y no alguna otra a la que yo había imaginado como ______.
Si era ella, no era una ilusión, ni mi imaginación. Sus ojos se clavaron fijos en los míos. Y su rostro mostraba una gran confusión, al igual que yo…
Me incliné hacia ella y la besé despacio. Su boca me respondió suave y dulce. Me alejé y me acosté a su lado, mirando fijamente al techo. Mi cabeza aun daba vueltas, pensé que era por el efecto del vodka, pero no era así.
Mi cabeza daba vueltas por el placer que ella me había dado. La miré de costado y sentí la necesidad apabullante de abrazarla contra mi pecho. De esconder mi rostro entre sus cabellos y respirar su aroma.
Sacudí mi cabeza y me senté en la cama. Ella también se sentó y buscó algo en el suelo. La miré de costado. Su espalda desnuda estaba al descubierto para mí. Quise estirar mi mano y acariciarla, pero me guardé las ganas. Ella se colocó el camisón y se puso de pie. Caminó hasta las escaleras.
—¿A dónde vas? —le pregunté.
—Al baño —dijo sin mirarme.
—Aquí hay un baño —dije señalando la puerta que estaba en la habitación.
—El de abajo es más grande —dijo sin dejar de caminar.
—______ —la llamé. Se giró a verme y sentí un cosquilleo en mi estomago —Debo irme.
—Si —dijo ella asintiendo —Ya es tarde… cuando salgas, cierra bien la puerta.
No sé que fue peor para mí. ¿Qué ella me dijera eso o qué yo de verdad no tenía ganas de irme? Ella estaba por bajar.
—______ —la volví a llamar. Me volvió a mirar.
—¿Si?
—¿Te… encuentras bien? —le pregunté. Ella sonrió levemente y bajó la mirada.
—Claro que si, ¿Por qué? —preguntó. Negó levemente y se dispuso a bajar al fin.
Me quedé sentado en la cama, esperando no sé que. Hasta que reaccioné y me levanté. Me puse mis boxers, y luego mi pantalón. Mi remera estaba tirada abajo así que debía bajar.
Cuando llegué la puerta del bañó se abrió, y ella salió envuelta en una salida de baño y con el cabello atado en una alta cola de caballo.
La miré fijo por unos cuantos segundos.
Me agaché a recoger mi remera, sin dejar de mirarla me la coloqué, ella me sonrió levemente. Entonces aquello fue más fuerte que yo, con dos grandes pasos me acerqué a ella y la tomé de la cintura para acercarla a mí y besarla apasionadamente.
Sus pequeñas manos se posaron suaves sobre mi pecho, y luego subieron a mi nuca. Su boca me respondió de la misma manera y nuestras lenguas se volvieron a juntar.
Besar su boca y sentir su sabor era una de las cosas más maravillosas que había en este mundo. Me alejé despacio para mirarla.
Tragué saliva y acomodé un mechón que caía por el costado de su cara detrás de su oreja. Volví a besarla suavemente, apoyando apenas mis labios sobre los suyos. Me volví a alejar, solo un poco.
—Te veo luego —le susurré.
—Seguro —asintió levemente con la cabeza.
La besé por última vez y giré para caminar hasta la puerta. Salí de allí sin mirarla, porque si lo hacía, estaba seguro de que no iba a poder irme. Cuando salí del edificio miré a mí alrededor.
¿Qué demonios fue todo eso?
¿Despedirme así?
¿Desde cuando?
Solté un largo suspiró y caminé hasta Betty. Le di una última mirada a su edificio antes de marcharme.
Al fin había conseguido lo que quería, pero yo no esperaba sentirme así. Así de extraño, así de confundido. Prendí mi moto y arranqué hacia mi casa.
Todo fue tan de repente, todo pasó tan diferente a lo que yo me imaginé
Dios ______, me diste lo que tanto quería y no sabes como te lo agradezco. Pero no tenías que ser así, tú tenías que ser como las demás, maldita sea.
Llegué y dejé a Betty en el garaje. Subí al ascensor y bajé en mi piso. Tomé las llaves y abrí despacio, no quería despertar a mi prima…
—¡¿Se puede saber en donde demonios estabas?! —me preguntó prendiendo la luz de repente.
Me giré a verla algo asustado por su repentina voz.
—Ash, ¿Qué haces despierta? —le pregunté, mientras me acercaba a la cocina, para tomar un poco de agua.
—Me moría de la angustia esperando a mi primo —me dijo con una sonrisa irónica —¿Dónde estabas?
—Te dije que no me esperaras Ashley —le dije y me serví agua.
—Si claro, pero ¿Qué quieres que haga? Me preocupo, eres mi primo. ¿O acaso piensas que cuando tu te vas yo me quedó de lo más tranquila mirando alguna película como si nada?
—Ya Ash, solo estuve por ahí.
Se acercó a mí y comenzó a olerme. La miré extrañado.
—No, no estabas por ahí —me dijo y respiró más profundamente —Estabas con una mujer… hueles a mujer, ¿Espera un segundo? —dijo y se acercó más a mí —Yo conozco ese perfume…
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