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Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
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La peligrosa Obsesion {Justin & tu} HOT! Adaptada!
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
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Re: La peligrosa Obsesion {Justin & tu} HOT! Adaptada!
Maratón 2/5
Dangerous Obsession
Capítulo 7
Guardé silencio mientras los tres caminábamos detrás del rector. Ella caminaba en el medio de ambos, pero se encontraba más cerca de mí, como sabiendo que estaba protegida. Levanté mi mano y toqué mi labio, había un pequeño corte justo en la comisura derecha. Pero él no estaba para nada limpio. Su nariz sangraba, y cuando mañana despierte tendrá un lindo moretón en el ojo. Mal nacido, se merece mucho más que eso.
Llegamos a la oficina, nos hizo sentarnos y se sentó frente a nosotros.
—¿Y bien? ¿Quién va comenzar? —habló el rector.
Pattinson estaba por hablar.
—Yo —dijo la morena. Solo me limité a mirarla de costado.
—La escucho.
—Resulta que el señor Pattinson se puso un poco violento. Y Justin solo… quiso defenderme.
—¿Violento? —preguntó el rector.
—¡No seas cínica! —la atacó Pattinson.
—¡Cállate! —le advertí.
—¡Señores, señores! ¡Tranquilos! —dijo elevando un poco su grave voz —A pesar de como hayan sido las cosas, saben bien que no hay que utilizar la violencia.
—Eso dígaselo a él —le dije.
—No voy a suspenderlos, no creo que esto sea tan… necesario. Pero otro problema Bieber, y será el último.
—Pierda el cuidado —dije despreocupado.
Se puso de pie y nos despachó de la oficina. Miré con furia a Pattinson, y este también lo hizo.
—______, necesito que hablemos —le dijo él.
Ella rió sarcásticamente.
—Vete al demonio —le dijo y comenzó a caminar.
Sonreí y le hice un gesto con los hombros al pelele y fui tras ella. La alcancé y se giró a verme.
—Vamos a la enfermería —sentenció.
—No, ¿para qué? No hace falta, esto se cura solo.
—No seas terco y vamos.
Revoleé los ojos e hice lo que ella quería. Se sentó frente a mí, cuando llegamos al lugar, y tomó el botiquín que se encontraba a un lado. Sacó un poco de algodón y lo mojó con alcohol. Con cuidado se acercó más a mí y apoyó el mismo cerca de la comisura derecha de mi labio. Busqué su mirada con los ojos, pero ella estaba demasiado concentrada en la pequeña herida. Tomé su mentón e hice que me mirara.
—No tenías que hacer eso —me habló apenas coloqué mi mirada sobre la suya.
—No tolero a los gallinas que utilizan su fuerza sobre las mujeres —le contesté.
—Igual, no debiste. ¿Qué pasaba si te suspendían?
—No te preocupes, cariño —dije y sonreí —Se que quieres verme todos los días, pero…¡Auch!
Apoyó con un poco más de fuerza el algodón en mi herida.
—Mejor cierra la boca —afirmó y siguió curándome.
Dirigí mi mirada a uno de sus brazos, y la marca del agarre de esa bestia estaba sobre su sensible piel.
—¡Es un animal! —rugí y tomé su brazo con cuidado.
—Auch, auch —susurró.
—¡Voy a matarlo! —dije apretando los dientes, mientras el deseo de furia me invadía.
—Tranquilo —me calmó —Yo también le di lo suyo, ¿no crees?
Reí por lo bajo. Con mis dedos acaricie el color rojizo de las marcas en su piel. Una idea cruzó mi cabeza para poder besarla. Tenía demasiadas ganas de besarla. Aplastar su boca con la mía, hasta sentir el delicado roce de su lengua.
—Me arde —musité.
Frunció el ceño y alejó el algodón para soplar levemente. Su fresco aliento calmaba el insignificante ardor del corte, pero avivaba el deseo que yo tenía hacia ella. Su mirada estaba clavada en mi boca y seguía soplando levemente. Miré bien su rostro… y con cuidado me acerqué un poco más. Un molesto sonido hizo que se alejara de mí. Era un celular. Lo tomó y miró frustrada la pantalla.
—Gina —dijo al atender. Revoleó los ojos —Mamá —dijo y reí por lo bajo —¿Ya te fue con el chisme? Es un pelele, él se lo busco. Estoy cansada de sus amenazas, y de tus presiones también —le afirmó. Al parecer la morena tiene más problemas de los que aparenta —¿Tengo que hacerlo? ¿Por qué me odias? —preguntó y soltó un agobiado suspiro —Esta bien, veré como hago para llegar, ya no tengo chofer. Luego te cuento, adiós.
Colgó y me miró.
—¿Tu madre?
—Aja —dijo y se puso de pie —Mi padre la llamó para decirle todo lo que le dije. Pero en parte mi madre disfruta de ello.
Me puse de pie y salimos de la enfermería.
—¿Por qué?
—Mis padres se separaron cuando yo tenía 9 años. Desde entonces soy un motín de guerra, y se disputan mi amor, mi odio y todo lo que pueda sentir hacia ellos. Es muy frustrante —aseguró.
—Lo imagino —dije.
—Y ahora quiere que cuando salga, vaya a casa en busca de unas cosas y que se las lleve a la oficina —dijo y suspiró levemente —Y ya no tengo chofer.
—¿Pattinson es ese chofer?
—Exacto.
—Yo puedo llevarte —le dije luego de unos segundos de silencio. Se giró a verme sorprendida.
—¿De verdad? —preguntó.
—Si, pero si después aceptas…
—Más te vale no decir nada desubicado.
Reí por lo bajo.
—Parece que tu mente es bastante maquinadora —dije divertido —Iba a decir que si aceptas una invitación para el viernes en la noche.
—¿Una cita? —dijo con duda.
—Algo así —dije y la miré —¿Aceptas?
—Depende, tengo que ver mi agenda. Además de que no imagino cual es el concepto que tienes de cita.
—Ya lo veras cariño, ya lo veras.
Luego del almuerzo, las horas en la Universidad se me hicieron eternas. No quería estar más en este maldito infierno. Pero todo sea por su bien… El timbre sonó y al fin terminó mi calvario. Me puse de pie y tomé mi mochila para ser casi el primero en salir. Sentí una mano apoyarse en mi hombro. Giré y Ryan me miró con una pequeña sonrisa. Giré para el otro lado y Chaz también lo hacía.
—¿Qué les sucede? —pregunté sin dejar de caminar.
—¿A dónde vas tan energético? —me preguntó Butler.
—A salir de este agujero —contesté.
Divisé a ______ saliendo de uno de los salones. Le pegué un chiflido y giró la cabeza para mirarme. Rápidamente se acercó a nosotros.
—Apúrate, necesito llegar ya —dijo ella. Sonreí por lo bajo.
—Está bien, ve yendo afuera —dije.
—Adiós muchachos, los veo mañana —los saludó con una dulce sonrisa.
Ambos vieron como ella se alejaba hacia la salida. Se giraron a verme.
—¿A dónde quiere ir? —preguntó Chaz.
—¿A dónde crees? —le pregunté sonriendo.
—¿Vas a decirme que ya…?
—¿Qué ya que? —dije.
—¿Qué ya te las estas llevando a la cama? —dijo Ryan.
—Eso ya lo verán sucias —les dije y me alejé de ellos para salir hacia fuera.
La encontré hablando por teléfono, me miró e hizo una seña para que me acercara a ella. Así lo hice.
—Bueno papá, ya esta. Luego hablamos. Adiós —le dijo y colgó.
—¿Papi? —pregunte.
—No estoy para bromas —sentenció —¿Dónde esta tu auto?
—¿Mi auto? —dije.
—Si, tu auto ¿Dónde viajaremos? —preguntó.
—Cariño, delante de tus ojos está la cosa más hermosa en la que podrías viajar —le dije.
Giró la cabeza y sus chocolates ojos se abrieron de par en par.
—¿Una moto? —dijo sin poder creerlo.
—Si cariño, ella es mi bella Betty Boop —dije orgulloso de aquella bella moto.
Se giró a verme y enfrenté su mirada.
—No voy a subirme a una moto —dijo.
Reí por lo bajo y nos acercamos a la moto. Busqué las llaves y me subí en ella para prenderla. Miré de costado a ______.
—Vamos —le dije.
—¡No, no voy a subirme a una moto! No me gustan las motos, les tengo terror. Además que ni siquiera tienes un casco —me dijo algo nerviosa —Voy a tomarme un taxi.
—Prometo que voy a ir despacio —dije.
Detuvo su paso y me miró dudosa. Seguramente su cabeza estaba debatiendo en aceptar o salir corriendo para ir en busca de un taxi.
—No, no, no. Muchas gracias igual. Pero me da miedo ir ahí atrás. Imagina si me caigo —dijo sin dejar de mirar la moto. Revoleé los ojos y me estiré un poco para tomarla de la cintura y acercarla a la moto —Oye, ¿Qué haces?
—Te subo —le dije.
La senté delante de mí.
—No… no me parece correcto esto y…
—Átate el cabello, por favor —le dije.
Soltó un pequeño suspiró y buscó dentro de su bolso una gomita. Se ató el cabello hacia un costado. Su oreja derecha quedó al descubierto para mí.
—Listo —dijo.
—Ahora voy a pedirte por favor que te acomodes bien. Y que pongas tus manos ahí —le dije y le señalé el pequeño agarra manos que estaba delante de ella.
Se sentó rígidamente derecha. Sonreí y me acerqué más a ella para pegar su espalda a mi pecho. La sentí saltar levemente.
—¿Hace falta hacer tanto contacto?
—¿Quieres caerte? —pregunté.
—No —dijo.
—Entonces, si —contesté. Mi boca quedó perfectamente al lado de su oído. Su exquisito perfume entró por mis fosas nasales y rápidamente llenó mis pulmones —Ahora dime, a donde tenemos que ir —susurré mis palabras, ya que la tenía cerca.
Vi como la piel de su nuca se erizaba. Y sonreí al saber que podía provocar eso ella con solo hablarle bajito y profundo. Bajé mi mirada a la posición de sus piernas alrededor de la moto. Ojala yo fuera esa moto, y ella estuviera así encima de mí. Sus manos sobre mi pecho, mientras se movía sensualmente sobre mí. Tragué saliva ante el pensamiento, era algo que no podía evitar y me estaba torturando.
—Primero a mi casa, tengo buscar las cosas allí. Pero después no hace falta que me lleves a lo de mi madre, puedo tomarme un taxi —dijo.
—Tranquila, no tengo nada mejor que hacer —dije, me puse los anteojos y arranqué.
Ella se tenso, agarrándose más fuerte del agarra manos. Me dijo la dirección y asentí al conocer las calles. Quedaba bastante cerca de la oficina de Jeremy. Trate de no ir tan rápido, ella iba a volverse loca si lo hacia.
—¿Estás bien? —le pregunté. Ella giró su cabeza y me miró de costado. Sonrió levemente.
—En el mejor momento de mi vida —dijo irónica. Sonreí por lo bajo.
—¿Quieres manejar?
—No —contestó rápidamente. Reí divertido y tomé sus manos, cuando estábamos parados en el semáforo —¡No Justin, no quiero!
—Shhh, tranquila cariño. No voy a soltarte. Solo quiero que sientas la adrenalina.
—Suficiente adrenalina tengo aquí adelante.
—Vamos, prometo que será divertido —le dije. Me miró de nuevo.
—Si me viera la abuela creo que le daría un infarto —dijo con algo de preocupación.
Reí por lo bajo. Puso sus manos en las manijas. Las miré bien, sus manos eran pequeñas y sus dedos delgados.
Sus uñas bien formadas y pintadas de negro, algunos de sus dedos tenían anillos. Puse mis manos sobre las de ella cubriéndolas completamente.
—¿Y ahora qué? —preguntó ella nerviosa.
—Y ahora, déjame a mí cariño.
Dangerous Obsession
Capítulo 7
Guardé silencio mientras los tres caminábamos detrás del rector. Ella caminaba en el medio de ambos, pero se encontraba más cerca de mí, como sabiendo que estaba protegida. Levanté mi mano y toqué mi labio, había un pequeño corte justo en la comisura derecha. Pero él no estaba para nada limpio. Su nariz sangraba, y cuando mañana despierte tendrá un lindo moretón en el ojo. Mal nacido, se merece mucho más que eso.
Llegamos a la oficina, nos hizo sentarnos y se sentó frente a nosotros.
—¿Y bien? ¿Quién va comenzar? —habló el rector.
Pattinson estaba por hablar.
—Yo —dijo la morena. Solo me limité a mirarla de costado.
—La escucho.
—Resulta que el señor Pattinson se puso un poco violento. Y Justin solo… quiso defenderme.
—¿Violento? —preguntó el rector.
—¡No seas cínica! —la atacó Pattinson.
—¡Cállate! —le advertí.
—¡Señores, señores! ¡Tranquilos! —dijo elevando un poco su grave voz —A pesar de como hayan sido las cosas, saben bien que no hay que utilizar la violencia.
—Eso dígaselo a él —le dije.
—No voy a suspenderlos, no creo que esto sea tan… necesario. Pero otro problema Bieber, y será el último.
—Pierda el cuidado —dije despreocupado.
Se puso de pie y nos despachó de la oficina. Miré con furia a Pattinson, y este también lo hizo.
—______, necesito que hablemos —le dijo él.
Ella rió sarcásticamente.
—Vete al demonio —le dijo y comenzó a caminar.
Sonreí y le hice un gesto con los hombros al pelele y fui tras ella. La alcancé y se giró a verme.
—Vamos a la enfermería —sentenció.
—No, ¿para qué? No hace falta, esto se cura solo.
—No seas terco y vamos.
Revoleé los ojos e hice lo que ella quería. Se sentó frente a mí, cuando llegamos al lugar, y tomó el botiquín que se encontraba a un lado. Sacó un poco de algodón y lo mojó con alcohol. Con cuidado se acercó más a mí y apoyó el mismo cerca de la comisura derecha de mi labio. Busqué su mirada con los ojos, pero ella estaba demasiado concentrada en la pequeña herida. Tomé su mentón e hice que me mirara.
—No tenías que hacer eso —me habló apenas coloqué mi mirada sobre la suya.
—No tolero a los gallinas que utilizan su fuerza sobre las mujeres —le contesté.
—Igual, no debiste. ¿Qué pasaba si te suspendían?
—No te preocupes, cariño —dije y sonreí —Se que quieres verme todos los días, pero…¡Auch!
Apoyó con un poco más de fuerza el algodón en mi herida.
—Mejor cierra la boca —afirmó y siguió curándome.
Dirigí mi mirada a uno de sus brazos, y la marca del agarre de esa bestia estaba sobre su sensible piel.
—¡Es un animal! —rugí y tomé su brazo con cuidado.
—Auch, auch —susurró.
—¡Voy a matarlo! —dije apretando los dientes, mientras el deseo de furia me invadía.
—Tranquilo —me calmó —Yo también le di lo suyo, ¿no crees?
Reí por lo bajo. Con mis dedos acaricie el color rojizo de las marcas en su piel. Una idea cruzó mi cabeza para poder besarla. Tenía demasiadas ganas de besarla. Aplastar su boca con la mía, hasta sentir el delicado roce de su lengua.
—Me arde —musité.
Frunció el ceño y alejó el algodón para soplar levemente. Su fresco aliento calmaba el insignificante ardor del corte, pero avivaba el deseo que yo tenía hacia ella. Su mirada estaba clavada en mi boca y seguía soplando levemente. Miré bien su rostro… y con cuidado me acerqué un poco más. Un molesto sonido hizo que se alejara de mí. Era un celular. Lo tomó y miró frustrada la pantalla.
—Gina —dijo al atender. Revoleó los ojos —Mamá —dijo y reí por lo bajo —¿Ya te fue con el chisme? Es un pelele, él se lo busco. Estoy cansada de sus amenazas, y de tus presiones también —le afirmó. Al parecer la morena tiene más problemas de los que aparenta —¿Tengo que hacerlo? ¿Por qué me odias? —preguntó y soltó un agobiado suspiro —Esta bien, veré como hago para llegar, ya no tengo chofer. Luego te cuento, adiós.
Colgó y me miró.
—¿Tu madre?
—Aja —dijo y se puso de pie —Mi padre la llamó para decirle todo lo que le dije. Pero en parte mi madre disfruta de ello.
Me puse de pie y salimos de la enfermería.
—¿Por qué?
—Mis padres se separaron cuando yo tenía 9 años. Desde entonces soy un motín de guerra, y se disputan mi amor, mi odio y todo lo que pueda sentir hacia ellos. Es muy frustrante —aseguró.
—Lo imagino —dije.
—Y ahora quiere que cuando salga, vaya a casa en busca de unas cosas y que se las lleve a la oficina —dijo y suspiró levemente —Y ya no tengo chofer.
—¿Pattinson es ese chofer?
—Exacto.
—Yo puedo llevarte —le dije luego de unos segundos de silencio. Se giró a verme sorprendida.
—¿De verdad? —preguntó.
—Si, pero si después aceptas…
—Más te vale no decir nada desubicado.
Reí por lo bajo.
—Parece que tu mente es bastante maquinadora —dije divertido —Iba a decir que si aceptas una invitación para el viernes en la noche.
—¿Una cita? —dijo con duda.
—Algo así —dije y la miré —¿Aceptas?
—Depende, tengo que ver mi agenda. Además de que no imagino cual es el concepto que tienes de cita.
—Ya lo veras cariño, ya lo veras.
Luego del almuerzo, las horas en la Universidad se me hicieron eternas. No quería estar más en este maldito infierno. Pero todo sea por su bien… El timbre sonó y al fin terminó mi calvario. Me puse de pie y tomé mi mochila para ser casi el primero en salir. Sentí una mano apoyarse en mi hombro. Giré y Ryan me miró con una pequeña sonrisa. Giré para el otro lado y Chaz también lo hacía.
—¿Qué les sucede? —pregunté sin dejar de caminar.
—¿A dónde vas tan energético? —me preguntó Butler.
—A salir de este agujero —contesté.
Divisé a ______ saliendo de uno de los salones. Le pegué un chiflido y giró la cabeza para mirarme. Rápidamente se acercó a nosotros.
—Apúrate, necesito llegar ya —dijo ella. Sonreí por lo bajo.
—Está bien, ve yendo afuera —dije.
—Adiós muchachos, los veo mañana —los saludó con una dulce sonrisa.
Ambos vieron como ella se alejaba hacia la salida. Se giraron a verme.
—¿A dónde quiere ir? —preguntó Chaz.
—¿A dónde crees? —le pregunté sonriendo.
—¿Vas a decirme que ya…?
—¿Qué ya que? —dije.
—¿Qué ya te las estas llevando a la cama? —dijo Ryan.
—Eso ya lo verán sucias —les dije y me alejé de ellos para salir hacia fuera.
La encontré hablando por teléfono, me miró e hizo una seña para que me acercara a ella. Así lo hice.
—Bueno papá, ya esta. Luego hablamos. Adiós —le dijo y colgó.
—¿Papi? —pregunte.
—No estoy para bromas —sentenció —¿Dónde esta tu auto?
—¿Mi auto? —dije.
—Si, tu auto ¿Dónde viajaremos? —preguntó.
—Cariño, delante de tus ojos está la cosa más hermosa en la que podrías viajar —le dije.
Giró la cabeza y sus chocolates ojos se abrieron de par en par.
—¿Una moto? —dijo sin poder creerlo.
—Si cariño, ella es mi bella Betty Boop —dije orgulloso de aquella bella moto.
Se giró a verme y enfrenté su mirada.
—No voy a subirme a una moto —dijo.
Reí por lo bajo y nos acercamos a la moto. Busqué las llaves y me subí en ella para prenderla. Miré de costado a ______.
—Vamos —le dije.
—¡No, no voy a subirme a una moto! No me gustan las motos, les tengo terror. Además que ni siquiera tienes un casco —me dijo algo nerviosa —Voy a tomarme un taxi.
—Prometo que voy a ir despacio —dije.
Detuvo su paso y me miró dudosa. Seguramente su cabeza estaba debatiendo en aceptar o salir corriendo para ir en busca de un taxi.
—No, no, no. Muchas gracias igual. Pero me da miedo ir ahí atrás. Imagina si me caigo —dijo sin dejar de mirar la moto. Revoleé los ojos y me estiré un poco para tomarla de la cintura y acercarla a la moto —Oye, ¿Qué haces?
—Te subo —le dije.
La senté delante de mí.
—No… no me parece correcto esto y…
—Átate el cabello, por favor —le dije.
Soltó un pequeño suspiró y buscó dentro de su bolso una gomita. Se ató el cabello hacia un costado. Su oreja derecha quedó al descubierto para mí.
—Listo —dijo.
—Ahora voy a pedirte por favor que te acomodes bien. Y que pongas tus manos ahí —le dije y le señalé el pequeño agarra manos que estaba delante de ella.
Se sentó rígidamente derecha. Sonreí y me acerqué más a ella para pegar su espalda a mi pecho. La sentí saltar levemente.
—¿Hace falta hacer tanto contacto?
—¿Quieres caerte? —pregunté.
—No —dijo.
—Entonces, si —contesté. Mi boca quedó perfectamente al lado de su oído. Su exquisito perfume entró por mis fosas nasales y rápidamente llenó mis pulmones —Ahora dime, a donde tenemos que ir —susurré mis palabras, ya que la tenía cerca.
Vi como la piel de su nuca se erizaba. Y sonreí al saber que podía provocar eso ella con solo hablarle bajito y profundo. Bajé mi mirada a la posición de sus piernas alrededor de la moto. Ojala yo fuera esa moto, y ella estuviera así encima de mí. Sus manos sobre mi pecho, mientras se movía sensualmente sobre mí. Tragué saliva ante el pensamiento, era algo que no podía evitar y me estaba torturando.
—Primero a mi casa, tengo buscar las cosas allí. Pero después no hace falta que me lleves a lo de mi madre, puedo tomarme un taxi —dijo.
—Tranquila, no tengo nada mejor que hacer —dije, me puse los anteojos y arranqué.
Ella se tenso, agarrándose más fuerte del agarra manos. Me dijo la dirección y asentí al conocer las calles. Quedaba bastante cerca de la oficina de Jeremy. Trate de no ir tan rápido, ella iba a volverse loca si lo hacia.
—¿Estás bien? —le pregunté. Ella giró su cabeza y me miró de costado. Sonrió levemente.
—En el mejor momento de mi vida —dijo irónica. Sonreí por lo bajo.
—¿Quieres manejar?
—No —contestó rápidamente. Reí divertido y tomé sus manos, cuando estábamos parados en el semáforo —¡No Justin, no quiero!
—Shhh, tranquila cariño. No voy a soltarte. Solo quiero que sientas la adrenalina.
—Suficiente adrenalina tengo aquí adelante.
—Vamos, prometo que será divertido —le dije. Me miró de nuevo.
—Si me viera la abuela creo que le daría un infarto —dijo con algo de preocupación.
Reí por lo bajo. Puso sus manos en las manijas. Las miré bien, sus manos eran pequeñas y sus dedos delgados.
Sus uñas bien formadas y pintadas de negro, algunos de sus dedos tenían anillos. Puse mis manos sobre las de ella cubriéndolas completamente.
—¿Y ahora qué? —preguntó ella nerviosa.
—Y ahora, déjame a mí cariño.
ѕιмρℓємєηтє.мιкα
Re: La peligrosa Obsesion {Justin & tu} HOT! Adaptada!
Maratón 3/5
Dangerous Obsession
Capítulo 8
Reí divertido cuando frenamos frente a su casa. Ella soltó rápidamente las manijas y haciendo que yo me alejara de ella, se bajó.
—¿Cómo lo sentiste? —le pregunté.
—Tuve miedo —aseguró. Le mostré una leve sonrisa —Pero… fue divertido.
—Lo dije, pronto serás una motoquera profesional.
—Olvídalo —dijo y comenzó a caminar.
Me bajé de la moto y esperé a que ella me invitara a pasar. Vi como detenía su paso y giraba lentamente a verme.
—¿Qué? —le pregunté.
—Si quieres puedes pasar —me dijo no muy convencida del todo.
—Ya que insistes —dije y me acerqué hasta ella.
Revoleó los ojos y buscó las llaves dentro de su cartera. Nos acercamos a la puerta y abrió. Era un lindo edificio. Siguió caminando hasta uno de los ascensores. Apretó un botón y me miró.
—Por favor, cuando entremos evita tocar cualquier cosa que llegue a llamar tu atención —me advirtió.
—¿Hay cosas que puedan llamar mi atención? —le pregunté.
—No lo se, no conozco lo que hay dentro de tu mente. Pero creo que… si.
El ascensor llegó y abrió la puerta para que entráramos. Marcó el piso 6. La caja de metal comenzó a subir. Me dediqué a mirarla fijamente, logrando que se pusiera nerviosa. El ascensor se detuvo y bajamos. Había una sola puerta en ese piso.
—¿Un solo departamento por piso? —pregunté.
—Exacto —dijo y se acercó a la puerta.
Abrió y entró, sonriendo levemente entré detrás de ella. Un particular olor a limón y flores fue lo primero que percibí. Hice un recorrido con la mirada del lugar. Más que un departamento era como un loft, todo estaba a la vista. Ella tiró su bolso en uno de los sillones y se acercó a la mesa que estaba allí para comenzar a hurgar entre los papeles.
—Puedes sentarte si quieres —me dijo sin dejar de buscar.
Seguí mirando, todo estaba estrictamente ordenado, excepto por los papeles que ella buscaba. Me acerqué a la cocina y abrí el refrigerador. Frutas y más frutas. Me agaché para abrir uno de los cajones y seguía habiendo frutas.
—Oye ¿no tienes algo… que no sea fruta para comer? —le dije.
Levantó la cabeza y me miró.
—Fruta o tienes pan de salvado.
—Carne —sentencié. Negó con la cabeza.
—No como carne.
—¿Cómo que no comes carne? —pregunté y tomé una manzana para luego cerrar el refrigerador.
—Hace dos años comencé con esto, estoy tratando de eliminar de mi vida todas las comidas provenientes de algún animal. Aun no lo consigo del todo. Pero es bueno saber que hace dos años que no como un trozo de carne o cerdo.
—¿Ni leche?
—Ni leche —dijo orgullosa de ella misma.
—¿Y que demonios comes?
—Por ahora, me mantengo muy bien comiendo todo tipo de frutas y verduras. Mi madre me obliga a comer una vez por semana pollo, pero pronto lo eliminaré de mi vida también.
Siguió buscando los papeles. Mordí la manzana y me acerqué a ella.
—¿Qué buscas?
—Unas fotos —dijo en un suspiro.
—¿Unas fotos?
—Mi madre es dueña de una agencia de modelos, yo sacó algunas de las fotos que salen semanalmente en las revistas de moda que salen a la venta.
—¿Eres fotógrafa? —pregunté realmente asombrado.
—Si —dijo y encontró lo que estaba buscando —Desde chiquita me apasiona sacar fotos a todo lo veo. Entonces mi madre me hizo estudiar.
—Eres bastante completa, cariño.
Sonrió por lo bajo y se acercó a mesa de la cocina. Dejó las fotos ahí y buscó algo dentro de una de las cajoneras. Chocolate.
—Oye, el chocolate tiene leche —le dije.
—Es lo único que no he podido dejar. Los dulces me pueden y… creo que jamás en mi vida voy a poder dejarlos.
—Entonces no eres estrictamente vegetariana.
—No, no lo soy —admitió en un suspiro.
Reí por lo bajo y sin dejar de comer la manzana me acerqué hasta uno de los sillones y me tiré pesadamente en él. Tomé el control remoto y prendí la tele. Alcé mis piernas para estar más cómodo. Ella me miró realmente indignada. Se acercó a mí y con su mano bajó mis piernas del sillón.
—¿Qué? —le dije ante su acusante mirada.
—Si en tu casa te gusta subir los pies en el sillón es tu problema, pero aquí no lo hagas.
Revoleé los ojos y posé mi mirada en la mesita que estaba frente a mí, había un montón de fotos allí también. Me senté bien y las tomé. Ella se sentó a mi lado.
—Eres buena —dije sin dejar de mirar las fotos.
—Eso intento —dijo.
Giré mi cabeza y miré sus labios
Realmente yo tenía ganas de besar a esta chica, era algo que me estaba volviendo loco.
No recuerdo bien cuando fue la última vez que yo quise besar a alguien tan desesperadamente. Sus mejillas tomaron un poco de color y se puso rápidamente de pie.
—Bueno, vamos. Ya tengo lo que necesitaba.
Vi como juntaba todo y caminaba hasta la puerta. Yo me quedé sentado en el sillón, se giró a verme.
—¿Vamos? —preguntó.
—Por mí me quedaría —le dije.
—No se con que fin, pero tampoco quiero saberlo. Ahora levántate de ahí y vamos antes de que mi madre se ponga como loca —me dijo.
Sonreí y me puse de pie, salimos del edificio y nos subimos a la moto. Ahora ya tenía más confianza, por ende la note menos tensa que antes.
Mientras estábamos detenidos en uno de los semáforos fijé mi mirada en su brazo. Aun su piel estaba algo marcada. No le pregunte porque había sucedido todo.
—Oye —le hablé —¿Por qué Pattinson se puso así?
—Por sus estúpidos celos —contestó con exasperación.
—¿Celos? —dije.
—Si, Robert es muy celoso. Esa fue una de las principales causas por las que lo dejé. Me trató de cualquiera por estar llevándoles una bandeja con comida a ustedes.
—Oh, pobre imbécil —dije divertido.
—Yo creo que tiene serios problemas, pero gracias a Dios se como manejarlo.
—Si, ya lo creo —dije en una pequeña risa —¿Te gusta actuar como damisela en apuros?
—No seas imbécil, si tú no hubieras llegado con tus aires de súper héroe estoy completamente segura de que yo sola pude haberlo puesto en su lugar.
—¿No soy increíble como defensor? —pregunté orgulloso de mi mismo.
Soltó una divertida carcajada. Era la primera vez que la escuchaba reír de esa forma. Giró su cabeza y me miró sin dejar de reír.
—Eres demasiado pegado a ti, ¿no crees? —me dijo.
—Soy demasiado perfecto cariño, ese es el problema.
—Creo que tus padres tuvieron que haberte puesto Narciso —dijo y volvió su vista al frente.
Pronto llegamos a la puerta de un elegante edificio de oficinas. Ella se bajó y se giró a verme.
—¿Este es el lugar? —le pregunté.
—Si, estas son las oficinas de Gina Levine —dijo.
—¿Ese no es el apellido de tu padre? —dije.
—Si —dijo ella y una leve sonrisa se dibujó en su rostro —Pero mamá juró que iba a usar el apellido de mi padre hasta el día de su muerte.
—Oh, una mujer de carácter fuerte ¿verdad?
—Más bien yo diría que mi madre es una mujer demasiado perfeccionista y exigente con el mundo entero. Pero bueno, ya puedes irte.
—¿Me estas echando?
—No, no es eso. Sino que ya no es necesario que te quedes.
—¿Cómo vas a volver a tu casa? —pregunté.
—En un taxi —aseguró.
—Vamos cariño, déjame ser tu chofer hoy. Ya te dije que no tengo nada mejor que hacer.
Me miró por varios segundos y luego soltó un largo suspiro.
—Bueno esta bien, entremos —dijo.
Dejé bien estacionada a Betty y entramos al extravagante edificio.
—Buenas tardes señorita Levine —la saludó una de las recepcionistas.
—Buenas tardes Mandy —dijo la morena —¿Gina está arriba?
—Si, esta en dando indicaciones en la sesión de Cucci.
—Ya la imagino —dijo divertida.
Entramos en un ascensor y marcó el piso 20.
—Es bastante alto —dije.
—Si, mamá fue un poco exagerada al comprar esto. Pero ella es así.
Llegamos y bajamos. Miré a mí alrededor y este lugar era el sueño de cualquier hombre sobre la tierra.
Las modelos iban y venían en trajes de baño o vestidos muy cortos. Piernas largas y traseros firmes por todos lados. Nada podía ser mejor que eso.
—¿Quieres cerrar la boca? Vas a llenar el edificio de baba —me dijo con tono celoso.
—¿Me pareció a mí o eso sonó como a celos?
—¡No seas ridículo! —me contestó —Solo trata de no resbalarte con tu baba.
Reí por lo bajo y la seguí cuando entró en una de las puertas.
—Al fin llegas, dios mío —dijo una mujer bien vestida, apenas un poco más alta que la morena.
_____ era muy parecida a ella, pero sus ojos eran diferentes.
—Ya estoy aquí —dijo ella —Y aquí tienes las fotos.
—A ver —dijo y comenzó a revisarlas —Ay eres increíble, por eso eres mi hija —_____ revoleó los ojos y por primera vez desde que entramos, su madre, posó sus ojos en mí —¿Quién es él? —le preguntó. _____ me miró —Ay, ¿no me digas que me hiciste caso y dejaste definitivamente al imbécil de Robert y estas saliendo con este niño?
—¡Mamá! ¿Podrías por favor comportarte? —dijo nerviosa. —No, no estoy saliendo con él. Él es Justin, un… compañero de la Universidad. Se ofreció a traerme.
—Un gusto señora Levine —dije lo más cordial del mundo.
—No me trates de señora. No soy una anciana, dime Gina —me dijo.
—Está bien, Gina —dije divertido.
—Bueno, ya esta todo. ¿Necesitas algo más? —le preguntó _____.
—No hija, nada más. Gracias.
—No es nada. Y por favor, no estés llamando a papá para refregarle que yo hago cosas por ti. Se pone insoportable.
—¿Desde cuando yo hago eso? —le preguntó, verdaderamente, fingiendo sorpresa.
—Por Dios mamá, siempre lo haces —la acusó la morena.
—Sabes que tu padre se lo merece. Se cree el dueño del mundo, es un pobre infeliz que se va a quedar solo por el resto de su vida.
—Lo que digas —dijo _____ y se dispuso a irse.
—Oye niño —me llamó. Ambos nos giramos a verla —Podías ser un muy buen modelo.
Se acercó a mí y palmeó mi hombro derecho. Reí por lo bajo y vi como _____ se ponía roja de la rabia.
—No lo creo Gina —dije divertido —No tengo el target para serlo.
—Pero ¿Por qué?
—Yo se que soy perfecto, lo veo todos días cuando me miró al espejo. Pero el mundo de la moda no es lo mío.
—Ay que modesto eres —dijo riendo por lo bajo.
—Trato de serlo en lo que me concierne.
—Piénsalo bien, podrías ganar mucho dinero. Eres un chico muy bonito.
—¡No puedo creer que estés haciendo esto Gina! —habló _____ detrás de nosotros —No cambias más.
Salió de allí rápidamente. Me giré a ver a Gina.
—Fue un gusto conocerte, ahora se de donde ha salido tan bonita la muchacha —dije sonriendo.
—Si, en eso salió a mí. Pero de carácter es igual a su padre.
—Ya lo creo —dije y salí de allí para buscar a _____.
ѕιмρℓємєηтє.мιкα
Re: La peligrosa Obsesion {Justin & tu} HOT! Adaptada!
Maratón 4/5
Dangerous Obsession
Capítulo 9
La divisé a punto de subirse en el ascensor. Apresuré mi paso y puse mi mano frente a la firme puerta de acero, haciendo que se volviera a abrir. Me miró con ojos venenosos. Me metí y dejé que la puerta se cerrara. No dije nada y ella tampoco lo hizo. Llegamos a planta baja y sin siquiera mirarme salió. La seguí. Salimos fuera del edificio y vi como levantaba su brazo para tomar un taxi. Me acerqué a ella.
—Vamos ¿estás enojada? —le pregunté.
—Déjame en paz —dijo sin mirarme.
Tomé su brazo con cuidado e hice que me mirara.
—¿Qué es lo que te molesta?
—Que mi madre se comporte de esa manera —dijo nerviosa —Y que personas como tú le sigan el jueguito *******. Ya no tiene 17 años, creo que es una mujer adulta con varias décadas encima.
—Eres cruel —dije divertido.
—No, soy realista —me dijo.
—Bueno, señorita realidad, no creo que sea necesario que te tomes un taxi. Yo voy a llevarte.
—No quiero.
—Eres caprichosa.
—Si, y a mucho orgullo.
—¿Vas a dejar que te lleve? —pregunté.
Me miró fijo por unos cuantos segundos.
—Está bien —dijo soltando un suspiro.
Nos subimos a la moto y pronto llegamos a la puerta de su casa. Se bajó y se giró a verme.
—Sana y salva —dije.
—Muchas gracias por todo, Justin —me dijo.
—No, no tienes porque. Ahora me debes la salida del viernes.
Arrugó levemente la nariz y me miró.
—¿Tú crees Justin, enserio? —dijo como queriendo que eso no pasara —Esta bien, acepto.
—Y si, no te quedaba otra.
—¿Y a donde vas a llevarme?
—Podemos ir al cine, luego a cenar y luego…
—¿Y luego que?
—Y luego te dejo en tu casa.
—Ah, me parece bien.
—Perfecto, entonces mañana arreglamos todo cariño —dije y le guiñé un ojo.
—Me parece bien —repitió. Sonreí al darme cuenta de que ya no chillaba cuando le decía cariño.
—Oye, ¿ya no te molesta que te llame cariño? —pregunté.
—Si me molesta, pero creo que es una perdida de mi tiempo decirte que no lo hagas, cuando igualmente vas a hacerlo —me dijo.
—Estás en lo correcto.
Rió por lo bajo y comenzó a caminar hacia su casa. Vi como entraba y decidí prender marcha hacia la mía. Llegué y entré, eso era lo mejor de vivir solo, nadie estaba allí para molestarme y reprocharme cosas. Me senté en el sillón y prendí la tele. Mi teléfono comenzó a sonar.
—¿Hola? —dije al atender.
—¿Donde estabas? —me preguntó. Me tensé al escucharlo.
—Haciendo unas cosas —contesté.
—Bueno, no importa. Llamo para decirte que el viernes tenemos una fiesta muy importante a la que debemos ir los dos.
—¿Es necesario Jeremy?
—Muy necesario Justin, necesito que la sociedad te vea como el futuro heredero de la firma. Tienes que estar ahí.
Recordé lo de la cita con _______ y maldije por lo bajo. Suspiré levemente.
—Está bien, no me queda otra. ¿Dónde estas? – le pregunte.
—Mañana llegó, estoy en Paris.
—Mañana te llamo.
—Okey, adiós.
—Adiós —dije y colgué.
Al día siguiente la Universidad se me hizo más tediosa de lo normal, mi padre ya me había arruinado la semana diciéndome que el viernes tenía que ir a la maldita fiesta de la alta sociedad. Ir a ese lugar a aparentar algo que verdaderamente no soy. Ir a soportar a toda esa gente suspicazmente perfecta. Mi cita con la morena quedó en stand by, ya que a ella también se le presentó un compromiso importante para esa noche.
Hoy es jueves, y adivinen que. Adelanté mi cita de esta semana a hoy en la noche. La chica había aceptado encantada salir conmigo hoy. Y no esperaba menos.
—Oye, ¿Vas a salir esta noche? —me preguntó Ryan.
Me giré a verlo mientras nos acercábamos a la mesa en donde estaba sentado Chaz. Nos sentamos y Chaz nos miró.
—Si, esta noche tengo acción —dije sonriendo triunfalmente.
—¿Quién es? —preguntó Chaz.
—Muchachos, no voy a decirlo —les dije.
—¿Y que pasó con _______? —dijo Ryan.
—_______… tranquilos, antes del martes que viene ya habrá pasado por mi cama.
—De eso no estamos muy seguros, amigo —dijo el afro palmeando mi hombro.
—Me temo que vas a darnos 400 dólares. Y gracias a eso tendré los cigarros del mes pagos —acotó Butler.
—Ya verán que si —aseguré. _______ se acercó a nosotros.
—¿Qué hacen? —nos preguntó.
—Decíamos que la semana que viene Justin nos tendrá que dar 400 dólares a cada uno de nosotros —le contó Chaz.
—¿A si? ¿Por qué? —quiso saber ella.
—Porque aposto algo con nosotros y estamos completamente seguros de que no ganara.
_______ rió por lo bajo y me miró.
—¿Se puede saber en que lío andas? —me preguntó —Escuche a la loca de Amanda diciendo que ibas a salir con una tal… Kate. Estaba como loca.
—No tengo ni la más mínima idea de lo que estás hablando —dije haciéndome el tonto.
Chaz y Ryan me miraron picaros.
—Tendrías que tener un poco más de consideración. Algún día, alguna de todas las chicas con las que sales va decidir matar a otra por tu culpa —me dijo y se puso de pie —Los veo luego chicos, tengo que hacer unas cosas.
Se fue, dejándonos solos.
—Ella tiene razón Justin —me habló Ryan —Algún día vas arrepentirte de todo lo malo que has hecho.
—Y ha hablado el santo de los santos —acotó Somers.
Reí por lo bajo al ver como comenzaban a discutir. Pero trate de llevar mis pensamientos a otro lado, necesitaba pensar en otra cosa.
La noche llegó llego y la hora de mi cita también. Habíamos quedado en encontrarnos en el restaurante de un lujoso hotel en el centro de la cuidad. Yo tenía algunos contactos por ahí, así que siempre conseguía un buen lugar y la mejor atención.
Moví su silla para que ella se sentara.
—Muchas gracias —me dijo con una leve sonrisa.
Le devolví el gesto y me senté frente a ella.
—¿Qué quieres beber? —le pregunté.
—Lo que tú quieras —dijo y sentí el roce de uno de sus pies sobre mi pierna.
La miré y me hizo un gesto con las cejas.
—Pidamos champaña —dije.
Uno de los mozos se acercó a nosotros y pedimos la cena y la bebida. Hice todo lo posible por mostrarme lo más interesado del mundo en su vacía platica. Era una tortura tener que pasar por esto.
—Entonces yo le dije que no era necesario que se tiñera de nuevo, porque el color que tenía combinada perfectamente con su color de piel y…
—Kate —la llamé haciendo que dejara de hablar. Me miró.
—¿Si? —dijo.
—¿No te gustaría subir? —le pregunté.
Ya no podía ser cordial y seguir escuchándola. Arqueó una de sus cejas.
—¿Arriba?
—Si – dije por lo bajo y me acerque un poco más a ella —Es linda la habitación.
Ella mordió su labio y me miró picara.
—Esta bien, vamos —dijo y se puso de pie. Yo también lo hice.
Fuimos en busca de las llaves y me detuve antes de subir en el ascensor.
—Ve yendo linda, enseguida te alcanzo —le dije al oído y palmeé su trasero para que caminara.
La vi subirse al ascensor y desaparecer de ahí. Solté un cansado suspiró.
¡Por dios tenía que quitármela un segundo de encima! Me acerqué al mozo y le pedí la cuenta. Luego me dirigí al bar, necesitaba tomar algún trago para tratar de no pensar tanto.
De alguna manera me sentía extraño…..bastante extraño.
—¿Qué le sirvo? —me preguntó el hombre del bar.
—El trago más fuerte que tengas —le dije.
Asintió y se alejó de mí para prepararlo. Enseguida puso un vaso con un liquidó color rojo frente a mí. Miré al hombre y miré el vaso.
—Es lo más fuerte que hay. Podría hacerte olvidar hasta como te llamas —dijo.
Sonreí y se lo agradecí por lo bajo. Creo que era lo que necesitaba. Cuando acabé el trago, pagué, me puse de pie y me armé de valor para subir y hacer lo que tenía que hacer.
Llegué al cuarto y entré, la luz estaba apagada. No la prendí, no quería hacerlo. Giré y divisé una sombra encima de la cama.
—Pensé que no vendrías más —me dijo.
No dije nada y solo me acerqué a la cama. Ella ya estaba en ropa interior, me encanta cuando me la hacen más fácil de lo que ya son.
Comencé a besar su cuello, para subir por su oreja. Ella comenzó a desabrochar los botones de mi camisa y quitármela lo más rápido que podía. Me alejé de su cuello para mirarla y cuando lo hice me quedé quieto.
La que estaba debajo de mí no era Kate. Sus oscuros ojos abrazaron los míos. Era _______. Me incliné y tomé su boca casi desesperado.
Ella metió sus manos debajo de la camisa y logró quitármela. Bajé mi mano y acaricie una de sus piernas. Gimió levemente.
Sentí como sus manos llegaban a mis pantalones. Me alejé de apenas de su boca.
—_______… —susurré su nombre. Me detuve al darme cuenta de que la nombré.
Entonces me alejé de ella para mirarla, y la imagen de _______ se esfumó en un segundo. La rubia era de nuevo la que estaba frente a mí.
—No, no pasa nada. Continuemos, solo fue un… desliz —dijo agitada y se acercó de nuevo a mi boca y me volvió a besar —Solo quiero darte placer, Justin. Y estoy completamente segura de que tú puedes dármelo.
Me alejé de ella y la miré. La morena jamás diría una cosa así. Repentinamente sentí que no podía seguir con eso. Le sonreí levemente.
—¿Puedes esperarme un segundo linda? Voy a traer algo especial para ti —le dije mientras me ponía de pie y me acomodaba la ropa.
—Pero… ¿A dónde vas? —me preguntó sentándose en la cama.
—Juro que no me tardo nada, la sorpresa va a encantarte —dije y terminé de vestirme. Tomé mi abrigó y salí de allí.
Bajé por las escaleras y salí a la calle, comencé a caminar sin rumbo alguno. Busqué en mi bolsillo un cigarrillo y lo prendí. Creo que finalmente voy a tener que terminar aceptando que mis amigos tienen razón cuando me dicen que no discrimino a ninguna. Yo no se que pasó conmigo, pero simplemente no pude seguir adelante. Fue bastante rara la sensación de imaginarme a _______. Creo que el trago me influenció más de lo que debía.
Pero fue más real de lo que pareció. Creo que si ella no hubiera hablado, yo aun estaría allí. Voy a tener que replantearme un poco más mis próximas citas. Creo que andar saliendo solo por un par de horas de placer [si es que a eso se le puede llamar placer] no vale la pena.
Más si eso luego va a traerme más problemas que placeres. Sin darme cuenta llegué a mi casa, y sin seguir dando vueltas me tiré a la cama para intentar dormir.
—Ay, y ahora sales con tu parte poética. Eres tan predecible. Con razón tienes a todas esas huecas a tus pies. Un par de palabras bonitas, y la noche asegurada ¿No es cierto?
—En verdad hermano, no discriminas a ninguna.
—Algún día alguien van a darte una lección, Justin.
Sus palabras no salían de mi cabeza y cada vez me hacían pensar un poco más.
soy yo o Justin tiene fantacias con ____(TN)
Dangerous Obsession
Capítulo 9
La divisé a punto de subirse en el ascensor. Apresuré mi paso y puse mi mano frente a la firme puerta de acero, haciendo que se volviera a abrir. Me miró con ojos venenosos. Me metí y dejé que la puerta se cerrara. No dije nada y ella tampoco lo hizo. Llegamos a planta baja y sin siquiera mirarme salió. La seguí. Salimos fuera del edificio y vi como levantaba su brazo para tomar un taxi. Me acerqué a ella.
—Vamos ¿estás enojada? —le pregunté.
—Déjame en paz —dijo sin mirarme.
Tomé su brazo con cuidado e hice que me mirara.
—¿Qué es lo que te molesta?
—Que mi madre se comporte de esa manera —dijo nerviosa —Y que personas como tú le sigan el jueguito *******. Ya no tiene 17 años, creo que es una mujer adulta con varias décadas encima.
—Eres cruel —dije divertido.
—No, soy realista —me dijo.
—Bueno, señorita realidad, no creo que sea necesario que te tomes un taxi. Yo voy a llevarte.
—No quiero.
—Eres caprichosa.
—Si, y a mucho orgullo.
—¿Vas a dejar que te lleve? —pregunté.
Me miró fijo por unos cuantos segundos.
—Está bien —dijo soltando un suspiro.
Nos subimos a la moto y pronto llegamos a la puerta de su casa. Se bajó y se giró a verme.
—Sana y salva —dije.
—Muchas gracias por todo, Justin —me dijo.
—No, no tienes porque. Ahora me debes la salida del viernes.
Arrugó levemente la nariz y me miró.
—¿Tú crees Justin, enserio? —dijo como queriendo que eso no pasara —Esta bien, acepto.
—Y si, no te quedaba otra.
—¿Y a donde vas a llevarme?
—Podemos ir al cine, luego a cenar y luego…
—¿Y luego que?
—Y luego te dejo en tu casa.
—Ah, me parece bien.
—Perfecto, entonces mañana arreglamos todo cariño —dije y le guiñé un ojo.
—Me parece bien —repitió. Sonreí al darme cuenta de que ya no chillaba cuando le decía cariño.
—Oye, ¿ya no te molesta que te llame cariño? —pregunté.
—Si me molesta, pero creo que es una perdida de mi tiempo decirte que no lo hagas, cuando igualmente vas a hacerlo —me dijo.
—Estás en lo correcto.
Rió por lo bajo y comenzó a caminar hacia su casa. Vi como entraba y decidí prender marcha hacia la mía. Llegué y entré, eso era lo mejor de vivir solo, nadie estaba allí para molestarme y reprocharme cosas. Me senté en el sillón y prendí la tele. Mi teléfono comenzó a sonar.
—¿Hola? —dije al atender.
—¿Donde estabas? —me preguntó. Me tensé al escucharlo.
—Haciendo unas cosas —contesté.
—Bueno, no importa. Llamo para decirte que el viernes tenemos una fiesta muy importante a la que debemos ir los dos.
—¿Es necesario Jeremy?
—Muy necesario Justin, necesito que la sociedad te vea como el futuro heredero de la firma. Tienes que estar ahí.
Recordé lo de la cita con _______ y maldije por lo bajo. Suspiré levemente.
—Está bien, no me queda otra. ¿Dónde estas? – le pregunte.
—Mañana llegó, estoy en Paris.
—Mañana te llamo.
—Okey, adiós.
—Adiós —dije y colgué.
Al día siguiente la Universidad se me hizo más tediosa de lo normal, mi padre ya me había arruinado la semana diciéndome que el viernes tenía que ir a la maldita fiesta de la alta sociedad. Ir a ese lugar a aparentar algo que verdaderamente no soy. Ir a soportar a toda esa gente suspicazmente perfecta. Mi cita con la morena quedó en stand by, ya que a ella también se le presentó un compromiso importante para esa noche.
Hoy es jueves, y adivinen que. Adelanté mi cita de esta semana a hoy en la noche. La chica había aceptado encantada salir conmigo hoy. Y no esperaba menos.
—Oye, ¿Vas a salir esta noche? —me preguntó Ryan.
Me giré a verlo mientras nos acercábamos a la mesa en donde estaba sentado Chaz. Nos sentamos y Chaz nos miró.
—Si, esta noche tengo acción —dije sonriendo triunfalmente.
—¿Quién es? —preguntó Chaz.
—Muchachos, no voy a decirlo —les dije.
—¿Y que pasó con _______? —dijo Ryan.
—_______… tranquilos, antes del martes que viene ya habrá pasado por mi cama.
—De eso no estamos muy seguros, amigo —dijo el afro palmeando mi hombro.
—Me temo que vas a darnos 400 dólares. Y gracias a eso tendré los cigarros del mes pagos —acotó Butler.
—Ya verán que si —aseguré. _______ se acercó a nosotros.
—¿Qué hacen? —nos preguntó.
—Decíamos que la semana que viene Justin nos tendrá que dar 400 dólares a cada uno de nosotros —le contó Chaz.
—¿A si? ¿Por qué? —quiso saber ella.
—Porque aposto algo con nosotros y estamos completamente seguros de que no ganara.
_______ rió por lo bajo y me miró.
—¿Se puede saber en que lío andas? —me preguntó —Escuche a la loca de Amanda diciendo que ibas a salir con una tal… Kate. Estaba como loca.
—No tengo ni la más mínima idea de lo que estás hablando —dije haciéndome el tonto.
Chaz y Ryan me miraron picaros.
—Tendrías que tener un poco más de consideración. Algún día, alguna de todas las chicas con las que sales va decidir matar a otra por tu culpa —me dijo y se puso de pie —Los veo luego chicos, tengo que hacer unas cosas.
Se fue, dejándonos solos.
—Ella tiene razón Justin —me habló Ryan —Algún día vas arrepentirte de todo lo malo que has hecho.
—Y ha hablado el santo de los santos —acotó Somers.
Reí por lo bajo al ver como comenzaban a discutir. Pero trate de llevar mis pensamientos a otro lado, necesitaba pensar en otra cosa.
La noche llegó llego y la hora de mi cita también. Habíamos quedado en encontrarnos en el restaurante de un lujoso hotel en el centro de la cuidad. Yo tenía algunos contactos por ahí, así que siempre conseguía un buen lugar y la mejor atención.
Moví su silla para que ella se sentara.
—Muchas gracias —me dijo con una leve sonrisa.
Le devolví el gesto y me senté frente a ella.
—¿Qué quieres beber? —le pregunté.
—Lo que tú quieras —dijo y sentí el roce de uno de sus pies sobre mi pierna.
La miré y me hizo un gesto con las cejas.
—Pidamos champaña —dije.
Uno de los mozos se acercó a nosotros y pedimos la cena y la bebida. Hice todo lo posible por mostrarme lo más interesado del mundo en su vacía platica. Era una tortura tener que pasar por esto.
—Entonces yo le dije que no era necesario que se tiñera de nuevo, porque el color que tenía combinada perfectamente con su color de piel y…
—Kate —la llamé haciendo que dejara de hablar. Me miró.
—¿Si? —dijo.
—¿No te gustaría subir? —le pregunté.
Ya no podía ser cordial y seguir escuchándola. Arqueó una de sus cejas.
—¿Arriba?
—Si – dije por lo bajo y me acerque un poco más a ella —Es linda la habitación.
Ella mordió su labio y me miró picara.
—Esta bien, vamos —dijo y se puso de pie. Yo también lo hice.
Fuimos en busca de las llaves y me detuve antes de subir en el ascensor.
—Ve yendo linda, enseguida te alcanzo —le dije al oído y palmeé su trasero para que caminara.
La vi subirse al ascensor y desaparecer de ahí. Solté un cansado suspiró.
¡Por dios tenía que quitármela un segundo de encima! Me acerqué al mozo y le pedí la cuenta. Luego me dirigí al bar, necesitaba tomar algún trago para tratar de no pensar tanto.
De alguna manera me sentía extraño…..bastante extraño.
—¿Qué le sirvo? —me preguntó el hombre del bar.
—El trago más fuerte que tengas —le dije.
Asintió y se alejó de mí para prepararlo. Enseguida puso un vaso con un liquidó color rojo frente a mí. Miré al hombre y miré el vaso.
—Es lo más fuerte que hay. Podría hacerte olvidar hasta como te llamas —dijo.
Sonreí y se lo agradecí por lo bajo. Creo que era lo que necesitaba. Cuando acabé el trago, pagué, me puse de pie y me armé de valor para subir y hacer lo que tenía que hacer.
Llegué al cuarto y entré, la luz estaba apagada. No la prendí, no quería hacerlo. Giré y divisé una sombra encima de la cama.
—Pensé que no vendrías más —me dijo.
No dije nada y solo me acerqué a la cama. Ella ya estaba en ropa interior, me encanta cuando me la hacen más fácil de lo que ya son.
Comencé a besar su cuello, para subir por su oreja. Ella comenzó a desabrochar los botones de mi camisa y quitármela lo más rápido que podía. Me alejé de su cuello para mirarla y cuando lo hice me quedé quieto.
La que estaba debajo de mí no era Kate. Sus oscuros ojos abrazaron los míos. Era _______. Me incliné y tomé su boca casi desesperado.
Ella metió sus manos debajo de la camisa y logró quitármela. Bajé mi mano y acaricie una de sus piernas. Gimió levemente.
Sentí como sus manos llegaban a mis pantalones. Me alejé de apenas de su boca.
—_______… —susurré su nombre. Me detuve al darme cuenta de que la nombré.
Entonces me alejé de ella para mirarla, y la imagen de _______ se esfumó en un segundo. La rubia era de nuevo la que estaba frente a mí.
—No, no pasa nada. Continuemos, solo fue un… desliz —dijo agitada y se acercó de nuevo a mi boca y me volvió a besar —Solo quiero darte placer, Justin. Y estoy completamente segura de que tú puedes dármelo.
Me alejé de ella y la miré. La morena jamás diría una cosa así. Repentinamente sentí que no podía seguir con eso. Le sonreí levemente.
—¿Puedes esperarme un segundo linda? Voy a traer algo especial para ti —le dije mientras me ponía de pie y me acomodaba la ropa.
—Pero… ¿A dónde vas? —me preguntó sentándose en la cama.
—Juro que no me tardo nada, la sorpresa va a encantarte —dije y terminé de vestirme. Tomé mi abrigó y salí de allí.
Bajé por las escaleras y salí a la calle, comencé a caminar sin rumbo alguno. Busqué en mi bolsillo un cigarrillo y lo prendí. Creo que finalmente voy a tener que terminar aceptando que mis amigos tienen razón cuando me dicen que no discrimino a ninguna. Yo no se que pasó conmigo, pero simplemente no pude seguir adelante. Fue bastante rara la sensación de imaginarme a _______. Creo que el trago me influenció más de lo que debía.
Pero fue más real de lo que pareció. Creo que si ella no hubiera hablado, yo aun estaría allí. Voy a tener que replantearme un poco más mis próximas citas. Creo que andar saliendo solo por un par de horas de placer [si es que a eso se le puede llamar placer] no vale la pena.
Más si eso luego va a traerme más problemas que placeres. Sin darme cuenta llegué a mi casa, y sin seguir dando vueltas me tiré a la cama para intentar dormir.
—Ay, y ahora sales con tu parte poética. Eres tan predecible. Con razón tienes a todas esas huecas a tus pies. Un par de palabras bonitas, y la noche asegurada ¿No es cierto?
—En verdad hermano, no discriminas a ninguna.
—Algún día alguien van a darte una lección, Justin.
Sus palabras no salían de mi cabeza y cada vez me hacían pensar un poco más.
soy yo o Justin tiene fantacias con ____(TN)
ѕιмρℓємєηтє.мιкα
Re: La peligrosa Obsesion {Justin & tu} HOT! Adaptada!
Maratón 5/5
Dangerous Obsession
Capítulo Diez.
Me desperté a causa del maldito despertador que Ryan me había obligado a tener. Giré sobre el colchón y estiré mi mano para apagarlo. Volví a girar para mirar al techo. Mi cabeza se estaba partiendo, si no me equivoco logré dormir lo mismo que nada. Toda la noche mi conciencia se encargó de que mi persona se sintiera verdaderamente mal.
Me levanté y me dirigí al baño. Me di una ducha rápida y salí para cambiarme. Tomé un poco de café y salí en mi moto para otro maldito día en ese infierno. Recordé que hoy es la maldita fiesta de mi padre. ¡Demonios, nada podía ser peor!
Llegué y me encontré con Chaz y Ryan esperándome para entrar. Sin quitarme los anteojos me acerque a ellos. Somers me miró bien.
—Uuuh, esa es cara de haber tenido mal sexo —aseguró Somers.
—Te equivocas Chaz, esa es cara de no haber llegado al coito —dijo Ryan.
Me quité los anteojos y los miré asesinamente, para luego gruñirles por lo bajo. No estaba de humor para soportar sus teorías y burlas.
—Creo que si las miradas mataran, ya estaríamos muertos Ryan —dijo Chaz.
Los volví a fulminar con la mirada. Maldito si seguía provocándome no iba a terminar bien. Ryan se acercó a él y colocó una de sus manos sobre su hombro. Comenzamos a caminar hacia las malditas clases, me adelante un poco, pero podía escucharlos perfectamente.
—Amigo, ¿recuerdas que Justin perteneció al equipo de lucha en la secundaria? —le preguntó Butler por lo bajo.
—Si —se limitó a decir Somers.
—También, ¿recuerdas cuando peleaba en los bares?
—Aja —respondió Chaz.
—¿Y recuerdas que peleó con Hook y lo venció limpiamente?
Giré un poco la cabeza para mirarlos y Chaz miró nervioso a Ryan.
—Si, lo recuerdo.
—Entonces no insistamos más, ciertamente no somos Hook. No creo que tengamos tanta suerte si continuamos —dijo él. Llegamos al salón y era una de las pocas veces en las que llegábamos temprano.
Miré a mí alrededor y Kate no estaba. Gracias a dios no estaba. Me senté en la última fila y logré hacer que mi cabeza se fuera de aquel lugar. La clase de Historia Universal comenzó, era tan tediosa aquella clase.
La puerta del salón se abrió y ella entró. Me senté derecho para mirarla, y a mi cabeza vino lo de ayer. Habérmela imaginado mientras estaba con otra era algo poco común en mí.
—Lo siento, se me ha hecho tarde —se disculpó.
La profesora la disculpó y ella miró a su alrededor para buscar un asiento. Él único lugar que quedaba era el que estaba a mi lado. Intentó buscar otro lugar, pero nada la salvaría de sentarse conmigo. Se acercó y con cuidado se sentó.
—Buen día —me saludó por lo bajo.
—Ojala pudiera decir lo mismo —le dije. Se giró a verme.
—Uuuuh, ¿no dormiste bien anoche? —me preguntó.
—Exacto —dije.
Ella sacó un cuaderno y comenzó a escribir lo que la profesora estaba diciendo. Miré con detenimiento cada movimiento que hacía su nariz al escribir. Llevó la punta de la lapicera a su boca para morder levemente la punta.
¡Oh dios, yo tengo que hacer algo para poder estar con esta chica!
Se giró a verme, y me encontró mirándola fijamente.
—¿Qué sucede? —me preguntó.
—Nada, solo te miraba —contesté.
—Después puedo prestarte un poco de tapa ojeras, si quieres —me dijo algo divertida.
—Oh, que considerada que eres cariño.
—Lo se —dijo orgullosa de ella misma y volvió a concentrarse en escribir.
La clase se me hizo lenta e interminable. _______ contribuía a ello, totalmente concentrada en lo que decían o escribían.
—Podemos salir mañana cariño —le hablé. Se giró a verme.
—¿Mañana? —preguntó.
—Si, ¿Por qué no?
—¿Es necesario?
—¿Cuál es el problema?
—El problema Justin, es que… no quiero problemas —dijo divertida.
—¿Problemas?
—Ya sabes de quien te estoy hablando. Amanda.
—Oh, Amanda —dije frustrado.
—De verdad tendrías que hablar con ella, esta obsesionada contigo. Por un lado le tengo lastima, debe ser horrible enamorarse de alguien que solo piensa en si mismo.
—Juro que yo jamás le di motivos para que se enamorara —me defendí.
—Justin… chicas como ella se enamoran fácilmente de hombres como tú.
—¿Hombres como yo?
—De pura palabra, pero cero compromisos —me dijo.
—¿Y chicas como tú? ¿Qué clase de hombres buscan? —le pregunté.
Me miró fijo a los ojos y luego sonrió levemente.
—Chicas como yo buscan constantemente alguien que no sea posesivo y este dispuesto a entregarse a una relación divertida y sana. Un hombre con el que puedas hablar de cualquier cosa y sentirte cómoda —me dijo.
—¿Pattinson no podía hacer eso?
—Al principio si, pero luego se volvió insoportable.
—Yo soy un hombre con el que perfectamente puedes hablar —dije. Volvió a sonreír.
—Si, lo imagino —dijo sarcástica —Eres el sapo imposible de transformar en príncipe.
El timbre sonó y todos comenzaron a salir. Ella se puso de pie y antes de salir del todo se giró a verme.
—Por eso se enamoran de ti, creen que pueden cambiarte —me dijo. La miré fijo —Pero eso, esta totalmente fuera del alcance de sus manos.
Salió de allí dejándome solo con mis pensamientos. ¡Oh *******! ¿Qué es lo que pasa conmigo? Yo no puedo sentirme mal por las palabras de una mujer poco común.
Poco común, eso es. Ella es diferente a las demás, o así la veo yo. Tal vez si le encuentro el parecido ya no voy a sentirme así.
La noche llegó y con ella la maldita fiesta. Terminé de vestirme en un costoso traje que me trajo mi padre de Paris. Parado frente al espejo me arreglé bien la corbata.
—¿Ves? Así es como se hace mi amor —ella tomó la corbata y comenzó a colocármela bien.
—¿Así mami? —le pregunté.
—Uno para arriba, luego lo doblas por aquí y un tirón para abajo.
—¿Cómo me veo?
—Perfecto, te ves hermoso.
Sacudí mi cabeza mientras dejaba que aquel recuerdo me atormentara. Volví mi vista al espejo y ya estaba listo. Tomé el peine y terminé de tirar todo mi cabello hacía atrás.
De verdad no podía hacerme cargo de que todas estuvieran muertas por mi. La verdad de todo está a la vista. Yo no soy el problema. El problema son todas ellas.
El timbre de mi casa sonó, de seguro ese era Jeremy. Salí del cuarto y me dirigí a atender. Abrí y el me miró bien.
—¿Estas listo? —preguntó.
—Si —contesté seco.
Salimos de allí, nos subimos a uno de sus costosos coches, y partimos hacia otro de mis calvarios. Pronto llegamos, en todo el viaje no habíamos cruzado palabra. Mi relación con mi padre era así, solo hablábamos lo necesario.
Nos bajamos y entramos al gran salón. Miré a mi alrededor y toda la clase alta de la cuidad estaba allí. Empresarios, contadores, abogados, políticos y demás. Era hora de sacar mi faceta profesional y moralista. Nos acercamos a un grupo y mi padre comenzó a presentarme.
—Él es Justin, mi único hijo y mi futuro heredero —habló sobre mí.
—Buenas noches, señores —saludé.
Pronto comenzó la charla de negocios, puse mi mejor cara de atención e intenté hacerlo.
Pero mi mirada se distrajo por la silueta de una pequeña mujer. Estaba de espaldas con un elegante vestido rojo, que dejaba a la vista la piel de su espalda. Tenía el cabello recogido, pero algunas mechas caían por los costados de su rostro. Y cuando giró, de verdad no pensé que era ella. Comenzó a caminar del brazo de un hombre bien vestido de unos 50 años. Estoy seguro que ese es su padre.
—Con permiso señores, enseguida regreso —me disculpé.
La seguí con cuidado, observándola de cerca. De alguna forma, que no sea presentándome yo mismo, tenía que hacer que ella me viera. Divisé como sonreía cordialmente a las personas que, el hombre con el que estaba, le presentaba.
Se veía condenadamente hermosa en ese vestido, rojo pasión. Largo hasta el suelo, marcaba con claridad las bellas curvas de su cuerpo. Y ver su espalda al descubierto, era una tentación en vivo y en directo.
Gracias a mis tontas compañeras de Universidad ya había logrado verla en ropa interior. Pero la idea de desnudes que me provocaba su vestido era aun mayor de lo que yo había visto. La vi alejarse de aquel hombre y entonces me acerqué a él.
—Perdón, ¿usted es el señor Levine? —le pregunte. Se giró a verme.
—Si, soy yo. Mucho gusto ¿usted es? —me preguntó.
—Mi nombre es Justin Bieber —me presenté.
—¿Puede ser que tu padre sea Jeremy Bieber? —dijo frunciendo el ceño.
—El mismo —dije. Sonrió y estiró su mano para que la tomara.
—Es un gusto conocerte, hijo. He escuchado muchas cosas sobre tu padre, se que es un muy buen abogado.
—Si lo es, y es mi gran ejemplo a seguir. Espero algún día poder llegar a ser tan grande como él. —dije mintiendo descaradamente.
—Si tienes potencial y carisma, estoy seguro de que lo lograras —dijo divertido.
—Eso espero señor, ya que en algún futuro me tocara tomar mando del bufete de mi padre.
—¿Tú padre está aquí? —me preguntó.
—Si señor, se encuentra por allí —dije y lo señalé.
Giró y lo miró, volvió a mirarme.
—Oh, espera un segundo que voy a llamar a mi hija para que la conozcas —dijo.
¡Bingo! dije para mi fuero interno.
—_______, hija —la llamó.
Ella se encontraba de espaldas hablando con otra mujer. Se giró a verlo y cuando me divisó frunzo el ceño con gesto de asombro. Se despidió de la mujer y se acercó a nosotros. Hice todo lo posible por parecer sorprendido.
—Hija, quiero que conozcas al señor Justin Bieber —me presentó —Justin, ella es mi bella hija _______.
—Es un gusto señorita —dije y tomé su mano para besarla cordialmente.
Ella no dijo nada, solo me miraba sin poder creerlo aun.
—Bueno, los dejo un segundo. Iré a hablar con tu padre Justin —me dijo.
—Vaya tranquilo señor Levine, yo cuidó de su hija.
Sonrió y palmeó mi espalda para luego irse. Clavé mis ojos en _______, y ella me miró de arriba a bajo analizándome detenidamente.
—¿Dónde quedó el sapo Marilynmansero? —me preguntó. Solté una leve carcajada —¿Se puede saber que haces aquí?
—Aquí es donde vengo siempre que necesito pensar —le dije. Me miró acusadoramente —Bueno, en realidad vengo porque mi padre tiene amigos importantes y siempre necesita de mi ayuda.
—O sea que era esto lo que tenías que hacer hoy —me dijo.
—Al parecer los dos teníamos que hacerlo —dije y la miré de los pies a la cabeza —Se ve muy bella esta noche señorita Levine.
—Oh —dijo ella soltando una sonrisa —¿Ahora eres todo un caballero?
—Siempre lo soy, ¿no lo cree?
—En realidad creo que te favorece el pelo hacia atrás. Se tiene mayor percepción del color de tus ojos.
—¿Le gustan mis ojos? —pregunté sonriéndole levemente.
—Señor Bieber, creo que a pesar de que este vestido de gala, lo marylinmansero no se le va con nada del mundo.
—Podríamos fingir que acabamos de conocernos —dije y me di la vuelta para luego volver a mirarla —Buenas noches señorita.
Tomé su mano para besarla de nuevo. Ella rió por lo bajo.
—Buenas noches señor… —dejó de hablar para seguirme el juego.
—Bieber, o puede decirme Justin.
Fin del maratón
comentennnnnnnnnnn
ѕιмρℓємєηтє.мιкα
Re: La peligrosa Obsesion {Justin & tu} HOT! Adaptada!
AAAAAAA :face: ME ENCANTO :D EL MARATON , ESPERO QUE LA SIGAS Y PRONTO POR FAVOR
BY Yaz! :lol!:
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Yasmin'
Re: La peligrosa Obsesion {Justin & tu} HOT! Adaptada!
Capítulo Once.
Nos acercamos a una de las mesas donde había comida y cosas para tomar. Ella miró esporádicamente la mesa y soltó un frustrado suspiro.
—¿Qué sucede? —le pregunté.
—Puedes creer que no tengan nada que no provenga de algún pobre animal —dijo
—¿Estas segura? —dije y giré a ver la mesa.
Ella tenía razón, allí había de todo, pero nada no proveniente de algún animal.
—Son todos unos cerdos —dijo mirando a la gente —Presumiendo su dinero y poder, y riendo con una copa de Martini entre los dedos.
—¿No te gusta esta gente?
—Para serte sincera, no. Pero toda mi vida he vivido entre ellos, y aun así no los tolero.
—Te entiendo, esta gente es demasiado irritante —le dije. Se giró a verme.
—¿Vienes seguido verdad? —preguntó.
—Si —dije asintiendo.
—Es la primera vez que vengo a un lugar como este. Y te aseguro que hubiese preferido quedarme en casa, mirando una película y comiendo helado.
Miré a nuestros padres y hablaban animadamente.
—¿Crees que hagan algún negocio? —le pregunté.
—Quien sabe —dijo y los miró también —¿Ese es tu padre?
—Si, él es mi padre —dije en un suspiro.
—No te pareces mucho a él —me dijo. Giré a verla.
—No, me parezco más a mi…
Me miró esperando a que terminara de hablar. Sentí un pequeño nudo en el pecho, algo que me impedía poder hablar de ella.
—¿A tu madre? —preguntó. Salí de mis pensamientos y la miré.
—Si, si... a ella —dije rápidamente. Miré hacia uno de los ventanales y la noche se veía bella. Sería bueno salir un poco —Oye, ¿salimos de aquí?
—¿A dónde? —me preguntó confundida por mi repentino interés de salir de allí.
—Conozco este lugar, he venido antes. Tiene un muy bello jardín, podemos salir a caminar —le dije. Miró a su alrededor y volvió a mirarme.
—Está bien, vamos —me dijo.
Apoyé una mis manos en su espalda y la dirigí levemente hacia fuera. Salimos y la leve brisa goleó nuestros rostros. No hacía calor, ni frío. La noche en verdad era perfecta. Comenzamos a caminar, por lo que parecía un laberinto de enredaderas.
—Wou, esto es increíble —dijo mirando a su alrededor.
—El jardinero que hizo esto se merece una consideración —acoté —Juguemos a las veinte preguntas.
—Que sean cinco —dijo divertida.
—¿Cinco? ¿Nada más cinco?
—Nada más —sonrió.
—Está bien, acepto tus condiciones. Comenzaré yo —acomodé mi garganta —¿Te agrada haberte encontrado conmigo esta noche?
Rió por lo bajo y me miró de reojo.
—Ciertamente… no me molesta —dijo.
—Oh, eso es bueno —le dije y ambos reímos —¿Playa o montaña?
—Depende —contestó.
—¿De que?
—¿Esa es otra pregunta? —preguntó.
—¿La vas a contar como pregunta? —le dije. Sonrió.
—Si —dijo asintiendo.
—Eres tramposa —la acusé.
—Depende de la persona con la que vaya. Si estoy con amigas, prefiero ir a la playa. Y si estoy con alguien especial, preferiría ir a la montaña.
—¿Por qué? —dije interesado en saber eso.
—Van cuatro, señor Bieber —dijo divertida.
—Lo se, lo se. Pero prefiero saber —dije y la mire.
—Lo mejor de tener frío, es poder entrar en calor —me dijo.
Detuve mi paso y vi como caminaba. Se giró a verme y rió divertida.
—¿Qué te sucede? —me preguntó.
Sonreí levemente y caminé hasta ella sin decir nada.
Seguimos caminando y divisé un bonito lugar, era una especie de cúpula rodeada de flores y plantas.
—Vamos allí —le dije y le di mi mano.
Ella me miró y con un poco de duda la tomó. Caminamos hasta allí y le di el paso para que pasara. Miró a su alrededor y luego me miró.
—Este lugar es hermoso —dijo.
—Como yo —afirmé. Me miró divertida —Y como tú por supuesto.
—Oh, que galante —dijo divertida.
—Si te pregunto si quieres bailar, ¿la tomas como pregunta? —le pregunté.
—No hay música —me dijo mientras trataba de no reír.
—Tenemos imaginación cariño —le dije por lo bajo.
Estiré mi brazo para que ella apoyara su mano en la mía. Rió quedamente y se acercó un poco a mí para tomar mi mano.
Con un leve movimiento coloqué mi mano en su espalda y la acerque rápidamente a mí. Me miró fijo a los ojos. Apoyó su otra mano sobre mi hombro.
Comencé a moverme de un lado para el otro, haciendo que ella también moviera un poco sus pies. De repente escuchamos como un poco de música llegaba hacia nuestros oídos. Giramos la cabeza y un grupo de músicos se encaminaba para tocar algo.
______ sonrió y bajó la mirada algo sonrojada. Yo les agradecí a los muchachos con un leve movimiento de mi cabeza. Volví mi mirada a ella y busqué la suya.
Ella trataba de esquivarme, hasta que no tuvo más remedio que mirarme fijo a los ojos. Sus pestañas eran largas y oscuras, provocaban que sus ojos fueran más profundos y cautivadores. Con la música a nuestro alrededor, una maravillosa noche estrellada y por supuesto mi inexplicable atractivo tenía todas las de ganar. Podía besarla…
—¿En que piensas? —me preguntó.
La hice girar una vez y la volví a acercar. Mi mano cosquilleo ante el contacto sublime que provocaba la piel desnuda de su espalda.
—En las casualidades de la vida —contesté.
—¿Casualidades?
—Si —dije asintiendo —¿No te parece una casualidad todo esto? El habernos encontrado en este lugar esta noche.
—Casualidad, destino o lo que sea. No creo en ninguno de ellos.
—¿A no?
—No —dijo negando levemente con la cabeza —Para mi la vida es otra cosa. Cada uno va armando su propio camino, va tomando sus propias decisiones. Las cosas pasan porque nosotros queremos que así pasen.
—¿Estas queriendo decirme que querías verme esta noche?
Rió por lo bajo y me miró.
—Te queda una pregunta —me dijo.
—¿Puedo besarte?
Sus chocolates ojos se clavaron fijamente en los míos. Recorrí con mi mirada cada perfecta facción de su rostro, cada peligrosa curva de sus labios. Su boca estaba semiabierta. Yo solo debía inclinarme y atraparla.
—No —me contestó. Volví mi mirada a sus ojos.
—¿Por qué no?
—Porque no.
Se alejó de mi agarre y salió de allí dejándome algo confundido. Miré en la dirección en la que estaba caminado, y a paso rápido casi estaba llegando a la entrada del salón, corrí detrás de ella y la alcancé. Tomé su brazo para hacerla girar y que me mirara.
—Lo siento, siento si te incomodé… no era mi intención. Pero no puedes culparme por querer besarte. No hubiera podido dormir, de no haberlo intentado.
—Tranquilo —me dijo —Por lo menos vas mejorando. Has preguntado y te has abstenido después de una negativa…
Ella giró para entrar.
—______ espera —la llamé. Se giró a verme —Otra pregunta.
—Ya has hecho cinco, pero... bueno, ¿Qué quieres saber?
—¿Podrás dormir esta noche sin haberlo intentado? —le pregunté.
Ella solo me miró fijo y no habló durante unos cuantos segundos.
Pensé que en cualquier momento mi Justin despreocupado y arrebatado iba a salir de mí, para tomarla de la cintura y besarla sin permiso, pero giró sobre ella misma y entró sin decir nada.
—Si —dije asintiendo levemente —Eso pensé. No podrás dormir esta noche.
Entré y vi como se acercaba a nuestros padres. Apresuré un poco mi paso y también me acerque a ellos.
—Oh, aquí estas hija —dijo el señor Levine —Jeremy, ella es ______, mi hija.
—Mucho gusto ______ —le habló él.
—El gusto es mío señor Bieber —dijo ella.
—Él es mi hijo…
—Ya tuve el agrado de conocerlo —lo detuvo Greg. Mi padre me miró de reojo. Vi como ______ le decía algo al oído a su padre. Greg nos miró consecutivamente —Lo lamento señores, pero nosotros debemos retirarnos.
—Fue un placer conocerlo, señor Levine —dijo mi padre.
—Igualmente, señor Bieber —dijo él.
—Señorita —inclinó la cabeza ante ______.
Ella bajó un poco la cabeza.
—Buenas noches —dijo ella y tomó el brazo de su padre para comenzar a caminar. Antes de alejarse del todo, giró su cabeza para entregarme una extraña mirada.
‘Aaay cariño, se que te mueres de ganas por que vaya hacia ti y te bese como Dios manda’ pensé sin dejar de mirarla.
—¿Se puede saber donde demonios estabas? —me preguntó Jeremy haciendo que deje de mirar a ______.
—¿Linda chica, no crees? —le pregunté.
—Deja de hacerte el *******. Contéstame lo que te pregunte.
—Solo estaba tomando un poco de aire, ¿está bien?
—Te estuve buscando, como un loco, te necesito para una importante charla de negocios.
—Tranquilo, ya estoy aquí para salvar tu trasero.
Me miró con enojo y yo solo lo ignoré.
—Vamos —me dijo y nos acercamos a un grupo de personas que hablaba concentradamente.
Luego de la tediosa velada, yo regresé a mi casa, mientras que mi padre se fue a su departamento. Me quité el abrigo y lo dejé sobre el sillón, para luego sentarme en el mismo.
¡Maldito viernes solo en casa! Podría llamar a los chicos para que vinieran a hacerme compañía. Tomé mi celular y encontré un mensaje nuevo. Era de Ryan.
—Hermano, te conseguí lo que querías. El número de ______.
Leí y solté una leve carcajada. Guardé el número de ______ y luego miré mis contactos. Nunca había tenido agendado el número de una mujer. No era mi costumbre. Bueno, pero esto era un caso especial. ¿Qué pasa si la llamo?
Escuché como sonaba una… sonaba otra, una más…
—¿Hola? —me atendió.
—Cariño, pensé que estabas dormida —le dije. Guardó silencio unos segundos.
—¿Justin? —preguntó.
—¿Cómo lo supiste? —pregunté haciéndome el galante.
—Eres el único ******* que me dice cariño —aseguró. Yo reí —¿Por qué tienes mi número?
—¿Qué? ¿Acaso no me lo hubieras dado si te lo pedía?
—Mmmmm, si o no se —contestó.
—¿Dónde estas?
—En mi habitación, en mi casa.
—¿Llegaste hace mucho?
—Hace bastante, si —dijo ella.
Reí por lo bajo y miré las puntas de mis pies.
—¿No puedes dormir verdad? —dije al recordar mis palabras fuera del salón.
—¿Por qué? —dijo ella.
—¿Cómo porque? —dije yo.
—Si, ¿Por qué dices que no puedo dormir?
—Porque no me dejaste besarte.
Nos acercamos a una de las mesas donde había comida y cosas para tomar. Ella miró esporádicamente la mesa y soltó un frustrado suspiro.
—¿Qué sucede? —le pregunté.
—Puedes creer que no tengan nada que no provenga de algún pobre animal —dijo
—¿Estas segura? —dije y giré a ver la mesa.
Ella tenía razón, allí había de todo, pero nada no proveniente de algún animal.
—Son todos unos cerdos —dijo mirando a la gente —Presumiendo su dinero y poder, y riendo con una copa de Martini entre los dedos.
—¿No te gusta esta gente?
—Para serte sincera, no. Pero toda mi vida he vivido entre ellos, y aun así no los tolero.
—Te entiendo, esta gente es demasiado irritante —le dije. Se giró a verme.
—¿Vienes seguido verdad? —preguntó.
—Si —dije asintiendo.
—Es la primera vez que vengo a un lugar como este. Y te aseguro que hubiese preferido quedarme en casa, mirando una película y comiendo helado.
Miré a nuestros padres y hablaban animadamente.
—¿Crees que hagan algún negocio? —le pregunté.
—Quien sabe —dijo y los miró también —¿Ese es tu padre?
—Si, él es mi padre —dije en un suspiro.
—No te pareces mucho a él —me dijo. Giré a verla.
—No, me parezco más a mi…
Me miró esperando a que terminara de hablar. Sentí un pequeño nudo en el pecho, algo que me impedía poder hablar de ella.
—¿A tu madre? —preguntó. Salí de mis pensamientos y la miré.
—Si, si... a ella —dije rápidamente. Miré hacia uno de los ventanales y la noche se veía bella. Sería bueno salir un poco —Oye, ¿salimos de aquí?
—¿A dónde? —me preguntó confundida por mi repentino interés de salir de allí.
—Conozco este lugar, he venido antes. Tiene un muy bello jardín, podemos salir a caminar —le dije. Miró a su alrededor y volvió a mirarme.
—Está bien, vamos —me dijo.
Apoyé una mis manos en su espalda y la dirigí levemente hacia fuera. Salimos y la leve brisa goleó nuestros rostros. No hacía calor, ni frío. La noche en verdad era perfecta. Comenzamos a caminar, por lo que parecía un laberinto de enredaderas.
—Wou, esto es increíble —dijo mirando a su alrededor.
—El jardinero que hizo esto se merece una consideración —acoté —Juguemos a las veinte preguntas.
—Que sean cinco —dijo divertida.
—¿Cinco? ¿Nada más cinco?
—Nada más —sonrió.
—Está bien, acepto tus condiciones. Comenzaré yo —acomodé mi garganta —¿Te agrada haberte encontrado conmigo esta noche?
Rió por lo bajo y me miró de reojo.
—Ciertamente… no me molesta —dijo.
—Oh, eso es bueno —le dije y ambos reímos —¿Playa o montaña?
—Depende —contestó.
—¿De que?
—¿Esa es otra pregunta? —preguntó.
—¿La vas a contar como pregunta? —le dije. Sonrió.
—Si —dijo asintiendo.
—Eres tramposa —la acusé.
—Depende de la persona con la que vaya. Si estoy con amigas, prefiero ir a la playa. Y si estoy con alguien especial, preferiría ir a la montaña.
—¿Por qué? —dije interesado en saber eso.
—Van cuatro, señor Bieber —dijo divertida.
—Lo se, lo se. Pero prefiero saber —dije y la mire.
—Lo mejor de tener frío, es poder entrar en calor —me dijo.
Detuve mi paso y vi como caminaba. Se giró a verme y rió divertida.
—¿Qué te sucede? —me preguntó.
Sonreí levemente y caminé hasta ella sin decir nada.
Seguimos caminando y divisé un bonito lugar, era una especie de cúpula rodeada de flores y plantas.
—Vamos allí —le dije y le di mi mano.
Ella me miró y con un poco de duda la tomó. Caminamos hasta allí y le di el paso para que pasara. Miró a su alrededor y luego me miró.
—Este lugar es hermoso —dijo.
—Como yo —afirmé. Me miró divertida —Y como tú por supuesto.
—Oh, que galante —dijo divertida.
—Si te pregunto si quieres bailar, ¿la tomas como pregunta? —le pregunté.
—No hay música —me dijo mientras trataba de no reír.
—Tenemos imaginación cariño —le dije por lo bajo.
Estiré mi brazo para que ella apoyara su mano en la mía. Rió quedamente y se acercó un poco a mí para tomar mi mano.
Con un leve movimiento coloqué mi mano en su espalda y la acerque rápidamente a mí. Me miró fijo a los ojos. Apoyó su otra mano sobre mi hombro.
Comencé a moverme de un lado para el otro, haciendo que ella también moviera un poco sus pies. De repente escuchamos como un poco de música llegaba hacia nuestros oídos. Giramos la cabeza y un grupo de músicos se encaminaba para tocar algo.
______ sonrió y bajó la mirada algo sonrojada. Yo les agradecí a los muchachos con un leve movimiento de mi cabeza. Volví mi mirada a ella y busqué la suya.
Ella trataba de esquivarme, hasta que no tuvo más remedio que mirarme fijo a los ojos. Sus pestañas eran largas y oscuras, provocaban que sus ojos fueran más profundos y cautivadores. Con la música a nuestro alrededor, una maravillosa noche estrellada y por supuesto mi inexplicable atractivo tenía todas las de ganar. Podía besarla…
—¿En que piensas? —me preguntó.
La hice girar una vez y la volví a acercar. Mi mano cosquilleo ante el contacto sublime que provocaba la piel desnuda de su espalda.
—En las casualidades de la vida —contesté.
—¿Casualidades?
—Si —dije asintiendo —¿No te parece una casualidad todo esto? El habernos encontrado en este lugar esta noche.
—Casualidad, destino o lo que sea. No creo en ninguno de ellos.
—¿A no?
—No —dijo negando levemente con la cabeza —Para mi la vida es otra cosa. Cada uno va armando su propio camino, va tomando sus propias decisiones. Las cosas pasan porque nosotros queremos que así pasen.
—¿Estas queriendo decirme que querías verme esta noche?
Rió por lo bajo y me miró.
—Te queda una pregunta —me dijo.
—¿Puedo besarte?
Sus chocolates ojos se clavaron fijamente en los míos. Recorrí con mi mirada cada perfecta facción de su rostro, cada peligrosa curva de sus labios. Su boca estaba semiabierta. Yo solo debía inclinarme y atraparla.
—No —me contestó. Volví mi mirada a sus ojos.
—¿Por qué no?
—Porque no.
Se alejó de mi agarre y salió de allí dejándome algo confundido. Miré en la dirección en la que estaba caminado, y a paso rápido casi estaba llegando a la entrada del salón, corrí detrás de ella y la alcancé. Tomé su brazo para hacerla girar y que me mirara.
—Lo siento, siento si te incomodé… no era mi intención. Pero no puedes culparme por querer besarte. No hubiera podido dormir, de no haberlo intentado.
—Tranquilo —me dijo —Por lo menos vas mejorando. Has preguntado y te has abstenido después de una negativa…
Ella giró para entrar.
—______ espera —la llamé. Se giró a verme —Otra pregunta.
—Ya has hecho cinco, pero... bueno, ¿Qué quieres saber?
—¿Podrás dormir esta noche sin haberlo intentado? —le pregunté.
Ella solo me miró fijo y no habló durante unos cuantos segundos.
Pensé que en cualquier momento mi Justin despreocupado y arrebatado iba a salir de mí, para tomarla de la cintura y besarla sin permiso, pero giró sobre ella misma y entró sin decir nada.
—Si —dije asintiendo levemente —Eso pensé. No podrás dormir esta noche.
Entré y vi como se acercaba a nuestros padres. Apresuré un poco mi paso y también me acerque a ellos.
—Oh, aquí estas hija —dijo el señor Levine —Jeremy, ella es ______, mi hija.
—Mucho gusto ______ —le habló él.
—El gusto es mío señor Bieber —dijo ella.
—Él es mi hijo…
—Ya tuve el agrado de conocerlo —lo detuvo Greg. Mi padre me miró de reojo. Vi como ______ le decía algo al oído a su padre. Greg nos miró consecutivamente —Lo lamento señores, pero nosotros debemos retirarnos.
—Fue un placer conocerlo, señor Levine —dijo mi padre.
—Igualmente, señor Bieber —dijo él.
—Señorita —inclinó la cabeza ante ______.
Ella bajó un poco la cabeza.
—Buenas noches —dijo ella y tomó el brazo de su padre para comenzar a caminar. Antes de alejarse del todo, giró su cabeza para entregarme una extraña mirada.
‘Aaay cariño, se que te mueres de ganas por que vaya hacia ti y te bese como Dios manda’ pensé sin dejar de mirarla.
—¿Se puede saber donde demonios estabas? —me preguntó Jeremy haciendo que deje de mirar a ______.
—¿Linda chica, no crees? —le pregunté.
—Deja de hacerte el *******. Contéstame lo que te pregunte.
—Solo estaba tomando un poco de aire, ¿está bien?
—Te estuve buscando, como un loco, te necesito para una importante charla de negocios.
—Tranquilo, ya estoy aquí para salvar tu trasero.
Me miró con enojo y yo solo lo ignoré.
—Vamos —me dijo y nos acercamos a un grupo de personas que hablaba concentradamente.
Luego de la tediosa velada, yo regresé a mi casa, mientras que mi padre se fue a su departamento. Me quité el abrigo y lo dejé sobre el sillón, para luego sentarme en el mismo.
¡Maldito viernes solo en casa! Podría llamar a los chicos para que vinieran a hacerme compañía. Tomé mi celular y encontré un mensaje nuevo. Era de Ryan.
—Hermano, te conseguí lo que querías. El número de ______.
Leí y solté una leve carcajada. Guardé el número de ______ y luego miré mis contactos. Nunca había tenido agendado el número de una mujer. No era mi costumbre. Bueno, pero esto era un caso especial. ¿Qué pasa si la llamo?
Escuché como sonaba una… sonaba otra, una más…
—¿Hola? —me atendió.
—Cariño, pensé que estabas dormida —le dije. Guardó silencio unos segundos.
—¿Justin? —preguntó.
—¿Cómo lo supiste? —pregunté haciéndome el galante.
—Eres el único ******* que me dice cariño —aseguró. Yo reí —¿Por qué tienes mi número?
—¿Qué? ¿Acaso no me lo hubieras dado si te lo pedía?
—Mmmmm, si o no se —contestó.
—¿Dónde estas?
—En mi habitación, en mi casa.
—¿Llegaste hace mucho?
—Hace bastante, si —dijo ella.
Reí por lo bajo y miré las puntas de mis pies.
—¿No puedes dormir verdad? —dije al recordar mis palabras fuera del salón.
—¿Por qué? —dijo ella.
—¿Cómo porque? —dije yo.
—Si, ¿Por qué dices que no puedo dormir?
—Porque no me dejaste besarte.
ѕιмρℓємєηтє.мιкα
Re: La peligrosa Obsesion {Justin & tu} HOT! Adaptada!
1/2
Dangerous Obsession
Capítulo Doce.
Escuché como reía divertida y me reí en mi fuero interno.
—¿Qué es tan gracioso? —le pregunté.
—Tú lo eres —me dijo entre una risa —Juro que nunca en mi vida había conocido a alguien tan, pero tan…
—¿Lindo?
—Tan…
—¿Hermoso?
—Egocéntrico —afirmó.
—¿Lo soy?
—No sabes cuanto.
—Yo no diría egocéntrico —dije y me acosté en el sillón poniendo mi brazo libre detrás de mi cabeza —Más bien tengo un muy buen autoestima.
—Y una gran facilidad de palabra.
—Eso es una virtud.
—Ya lo creo, ya lo creo —dijo divertida —¿A que se debe tu llamada?
—Quería cerciorarme de mi teoría —le dije. La escuché comer algo —¿Estás comiendo?
—Si —dijo con la boca llena —Helado.
—¿A esta hora?
—Es rutina —aclaró —Siempre antes de dormir miró alguna película con un pote de helado en la mano. Y si la película es de amor, un paquete de pañuelos descartable.
—¿Lloras?
—Y si —dijo y soltó un suspiro —Hay películas que son… muy lindas.
Guardó silencio por varios segundos, y yo también lo hice. Solo escuchaba su leve respiración.
—¿Mañana haces algo?
—No lo se, quizás vaya a trabajar. Tengo que sacar las fotos del mes. Y debo ver a Robert…
—¿Qué? —pregunté al escuchar su nombre.
—Si, mañana iré a verlo a la tarde. Está engripado, y le prometí que iría a verlo.
—Aja, ahora también eres enfermera.
—No lo soy, pero debo admitir que soy muy buena cuidando gente.
—¿Y que pasó con el tema del otro día?
—Ya lo olvidé, además de que me pidió perdón.
—Perdonas fácil —le dije.
—No, soy bastante rencorosa. Pero cuando su perdón viene de corazón, si lo hago.
Escuché como bostezaba.
—¿Tienes sueño? —pregunté.
—Ahora si —dijo en medio de un bostezo —Bueno Bieber, me voy a dormir. Te veo el lunes. Adiós.
Colgó el teléfono dejándome con la palabra en la boca. Te veo el lunes.
¡*******! Tendré que darles a esos dos perros sus 400 dólares.
¡Dios! ¿Por qué tienes que ponerme a una difícil en el camino? ¿Acaso no soy un buen cristiano? Me puse de pie y caminé hasta mi habitación. Me saqué aquel molesto traje y me puse cómodo para dormir. Me acosté en la cama mirando fijamente al techo.
—¿Playa o montaña? —pregunté.
—Depende —contestó.
—¿De que?
—¿Esa es otra pregunta? —preguntó.
—¿La vas a contar como pregunta? —le dije. Sonrió.
—Si —dijo asintiendo.
—Eres tramposa.
—Depende de la persona con la que vaya. Si estoy con amigas, prefiero ir a la playa. Y si estoy con alguien especial, preferiría ir a la montaña.
—¿Por qué?
—Van cuatro, señor Bieber.
—Lo se, lo se. Pero prefiero saber.
—Lo mejor de tener frío, es poder entrar en calor.
Sonreí levemente al recordar su interesante respuesta. Cerré los ojos e intenté dormir.
Me desperté por un terrible sonido que vibraba y sonaba al lado de mi oreja. Gruñí frustrado y giré sobre el colchón para tomarlo. Lo acerqué a mi oído.
—¿Hola? —dije con voz rasposa ya que recién me despertaba.
—Suripanta, ¿estabas durmiendo? —me preguntó él.
—¿Y tú que crees Chaz?
—Lo siento, lo siento —se disculpó —No pensé que estarías dormido a estas horas.
—¿Qué hora es? —le pregunté, mientras me sentaba en la cama.
—Son las 12 —dijo.
—¿Las 12?
—Si, si y no digas que eso es temprano, porque no lo es. Mueve tu maldito trasero y ven a abrirnos la puerta, que el maldito café me esta quemando las manos —me dijo Ryan.
—¡Ya voy! —me quejé y colgué el teléfono.
Me puse de pie y salí de la habitación, caminé por el pasillo y llegué a la puerta. La abrí y ellos dos estaban allí parados. Giré y volví a caminar hasta la habitación, me volví a tirar en la cama.
—¡Oye! ¿Dónde están las tazas? —me preguntó desde la cocina Ryan.
—¡Por ahí! —le respondí cerrando de nuevo mis ojos.
Escuché como la puerta se volvió a abrir, de seguro esa era Rose. Mi nana.
Rose me cuida desde que tengo memoria, y es la que se encarga de mantener limpio mi departamento los fines de semana.
—Buen día muchachos —escuché su dulce voz.
—Hola Rose, ¿Cómo estas? —le preguntó Chaz.
—Bien pequeño —le contestó ella —¿Quieren que les prepare el desayuno?
—Si, por favor —imploró Ryan.
—¿Dónde está Justin? —escuché que preguntaba por mi.
—Nos abrió la puerta y volvió a acostarse —me acusó Somers.
—¡Drew! ¡Levántate ahora mismo! —me llamó por mi segundo nombre, y solo lo hacía cuando elevaba la voz conmigo. Sino siempre era su pequeño Justin.
Sin abrir los ojos me puse de pie y bostezando salí de la habitación. Un olor a medialunas recién hechas entró por mi nariz. Me acerque hasta Rose y la abrace por la espalda.
—Buen día, nana —le dije y besé su cabeza.
—Buenas tardes diría yo —me reprochó, mientras yo saludaba con un apretón de manos a mis amigos, y me sentaba en la mesada frente a ella.
—No es tan tarde —dije mirando el reloj, que apenas marcaba las 12:20 del medio día.
Ayer me había costado dormir, más de lo que deseaba pensando en… ella. Tomé una de las medialunas que mi nana había traído y le di un mordisco. Ella me miró.
—¿Te has lavado la cara? —me preguntó. Negué con la cabeza —¡Ni siquiera has entrado al baño Drew Bieber! Ahora mismo, ve…!
—Bueno —dije con la boca llena y me puse de pie para ir al baño. Escuché como esos dos se reían por lo bajo —Ustedes, vengan.
Miraron a Rose y luego me miraron a mí, caminé y me siguieron. Entré al baño y ellos dos se apoyaron en la puerta, mientras veían como me lavaba la cara y los dientes.
—¿Cómo te fue ayer? —me preguntó Ryan
—Igual que siempre —contesté —Solo gente importante y aburrida…
El sonido de su risa, retumbo en mi cabeza.
—¿No había nada interesante, nada… apetecible?
—Ah si —hablé haciéndome el que recién lo recordaba —Me encontré con ______.
—¿Con ______? —dijo asombrado Chaz.
—¿Y que pasó? —dijo Butler.
—Nada, solo hablamos un poco… Es una chica muy inteligente, a comparación con todas aquellas mujeres de la Universidad, ella si tiene temas del cual hablar.
Salí del baño y me dirigí a mi habitación. Ellos entraron detrás de mí, busqué una cosa y me giré a verlos. Estiré mi mano y les entregué dinero. Ambos fruncieron el ceño, y Ryan lo tomó con cuidado.
—¿Qué es esto? —me preguntó Ryan.
—Dinero —le dije.
—Ya lo se, pero ¿para que nos das esto? —preguntó de nuevo él, mientras Chaz tomaba la plata y la contaba.
—Aquí hay 1000 dólares —aseguró al instante Somers.
—Repártanlos entre los dos —les dije y miré sus rostros desconcertados —Ahí esta el dinero de algunas cosas que les debía y de…
Dejé de hablar, ya que me costaba admitir aquello.
—Espera un segundo —me detuvo Ryan —¿Aquí están los 400 dólares de la apuesta que hicimos por ______, verdad?
—Si —dije por lo bajo.
—¿Pero si la apuesta caducaba el martes? —dijo Chaz y me miró —Oh, ya se… Ya sabes de ante mano que no vas a poder con ella.
Lo miré exasperado. Ellos dos rieron y chocaron sus manos para luego guardar el dinero en sus billeteras.
—¿Qué pasó Bieber? —me habló Ryan con una enorme sonrisa —¿La chica es más complicada de lo que creías?
—Es más inteligente de lo creía —le aclaré.
Salimos del cuarto y nos acercamos a Rose que ya tenía todo el desayuno preparado. Nos sentamos en la mesada y ella nos puso una taza de café a cada uno.
—¿Quién es ______? —preguntó. La miré mientras tomaba café.
—Una chica de la Universidad —le contestó Ry.
—Nada importante —agregué.
—¿Apostaste algo por ella? —me dijo mirándome fijo.
—Si —miré a mis amigos, que solo miraban para otro lado —Pero… aposté que ella no tenía novio, y si lo tiene.
—Por lo que sea, sabes que no es correcto apostar… vas a volverte un jugador compulsivo —dijo ella.
—Nana, me conoces y sabes que no sería capaz. Es solo algo entre nosotros.
—Si Rose, tranquila… no dejaremos que el pequeño Justin se vuelva un adicto al juego —la consoló Chaz.
Terminamos de desayunar y me fui a bañar, mientras Ryan y Chaz se quedaron en la cocina ayudando a Rose. Me di una refrescante ducha y me cambié, rápidamente. Algo cayó al suelo, me agaché a ver y era mi celular. Lo tomé.
—No lo se, quizás vaya a trabajar. Tengo que sacar las fotos del mes. Y debo ver a Robert…
Hoy iría a lo de su madre para hacer las fotos del mes…
—Oye niño, podías ser un muy buen modelo…
Las palabras de Gina llegaron a mi cabeza. ¡Oh, ya se! Iré a verla para que me de trabajo allí y de paso podré ver a la morena en su lugar de trabajo.
Salí de la habitación y miré la hora. Ya eran la 1 de la tarde, tenía que darme prisa.
—¿Qué haremos hoy? —me preguntó Chaz.
—No se ustedes, pero yo tengo que ir a un lugar —le dije mientras tomaba las llaves de mi moto.
—¿Nos vas a dejar? —dijo Ryan.
—Si mi vida —dije burlonamente, como si le estuviera hablando a una chica —Tengo otras cosas que hacer…
—No seas ******* —me amenazó.
—Ya, ya —dije divertido —A la noche los veo, y vamos al bar a jugar un poco…
—Está bien suripanta —me dijo Chaz —Ve a hacer travesuras…
Me acerqué a Rose y besé su cabeza.
—Adiós nana.
—Adiós pequeño, cuídate —me dijo.
—Siempre lo hago —dije y salí de allí.
Busqué mi moto y me subí en ella para ir a aquel lindo lugar, en busca de un poco de diversión. Llegué más rápido de lo que esperaba, me bajé y caminé hasta dentro. La mujer de recepción me miró bien, y su boca quedó como abierta.
¿Lo ven? ¿Ven lo que causo en cada lugar al que entro?
—Buenas tardes, ¿en que puedo ayudarte? —me preguntó.
Me quité mis anteojos de aviador, y la miré con una pequeña sonrisa.
—Necesito ver a la señora Gina Levine —le dije.
—¿Tienes una cita? —dijo.
—Linda, no necesito citas para ver a Gina —dije con toda la confianza del mundo —Levanta ese teléfono y dile que soy Justin, el amigo de su hija.
Dangerous Obsession
Capítulo Doce.
Escuché como reía divertida y me reí en mi fuero interno.
—¿Qué es tan gracioso? —le pregunté.
—Tú lo eres —me dijo entre una risa —Juro que nunca en mi vida había conocido a alguien tan, pero tan…
—¿Lindo?
—Tan…
—¿Hermoso?
—Egocéntrico —afirmó.
—¿Lo soy?
—No sabes cuanto.
—Yo no diría egocéntrico —dije y me acosté en el sillón poniendo mi brazo libre detrás de mi cabeza —Más bien tengo un muy buen autoestima.
—Y una gran facilidad de palabra.
—Eso es una virtud.
—Ya lo creo, ya lo creo —dijo divertida —¿A que se debe tu llamada?
—Quería cerciorarme de mi teoría —le dije. La escuché comer algo —¿Estás comiendo?
—Si —dijo con la boca llena —Helado.
—¿A esta hora?
—Es rutina —aclaró —Siempre antes de dormir miró alguna película con un pote de helado en la mano. Y si la película es de amor, un paquete de pañuelos descartable.
—¿Lloras?
—Y si —dijo y soltó un suspiro —Hay películas que son… muy lindas.
Guardó silencio por varios segundos, y yo también lo hice. Solo escuchaba su leve respiración.
—¿Mañana haces algo?
—No lo se, quizás vaya a trabajar. Tengo que sacar las fotos del mes. Y debo ver a Robert…
—¿Qué? —pregunté al escuchar su nombre.
—Si, mañana iré a verlo a la tarde. Está engripado, y le prometí que iría a verlo.
—Aja, ahora también eres enfermera.
—No lo soy, pero debo admitir que soy muy buena cuidando gente.
—¿Y que pasó con el tema del otro día?
—Ya lo olvidé, además de que me pidió perdón.
—Perdonas fácil —le dije.
—No, soy bastante rencorosa. Pero cuando su perdón viene de corazón, si lo hago.
Escuché como bostezaba.
—¿Tienes sueño? —pregunté.
—Ahora si —dijo en medio de un bostezo —Bueno Bieber, me voy a dormir. Te veo el lunes. Adiós.
Colgó el teléfono dejándome con la palabra en la boca. Te veo el lunes.
¡*******! Tendré que darles a esos dos perros sus 400 dólares.
¡Dios! ¿Por qué tienes que ponerme a una difícil en el camino? ¿Acaso no soy un buen cristiano? Me puse de pie y caminé hasta mi habitación. Me saqué aquel molesto traje y me puse cómodo para dormir. Me acosté en la cama mirando fijamente al techo.
—¿Playa o montaña? —pregunté.
—Depende —contestó.
—¿De que?
—¿Esa es otra pregunta? —preguntó.
—¿La vas a contar como pregunta? —le dije. Sonrió.
—Si —dijo asintiendo.
—Eres tramposa.
—Depende de la persona con la que vaya. Si estoy con amigas, prefiero ir a la playa. Y si estoy con alguien especial, preferiría ir a la montaña.
—¿Por qué?
—Van cuatro, señor Bieber.
—Lo se, lo se. Pero prefiero saber.
—Lo mejor de tener frío, es poder entrar en calor.
Sonreí levemente al recordar su interesante respuesta. Cerré los ojos e intenté dormir.
Me desperté por un terrible sonido que vibraba y sonaba al lado de mi oreja. Gruñí frustrado y giré sobre el colchón para tomarlo. Lo acerqué a mi oído.
—¿Hola? —dije con voz rasposa ya que recién me despertaba.
—Suripanta, ¿estabas durmiendo? —me preguntó él.
—¿Y tú que crees Chaz?
—Lo siento, lo siento —se disculpó —No pensé que estarías dormido a estas horas.
—¿Qué hora es? —le pregunté, mientras me sentaba en la cama.
—Son las 12 —dijo.
—¿Las 12?
—Si, si y no digas que eso es temprano, porque no lo es. Mueve tu maldito trasero y ven a abrirnos la puerta, que el maldito café me esta quemando las manos —me dijo Ryan.
—¡Ya voy! —me quejé y colgué el teléfono.
Me puse de pie y salí de la habitación, caminé por el pasillo y llegué a la puerta. La abrí y ellos dos estaban allí parados. Giré y volví a caminar hasta la habitación, me volví a tirar en la cama.
—¡Oye! ¿Dónde están las tazas? —me preguntó desde la cocina Ryan.
—¡Por ahí! —le respondí cerrando de nuevo mis ojos.
Escuché como la puerta se volvió a abrir, de seguro esa era Rose. Mi nana.
Rose me cuida desde que tengo memoria, y es la que se encarga de mantener limpio mi departamento los fines de semana.
—Buen día muchachos —escuché su dulce voz.
—Hola Rose, ¿Cómo estas? —le preguntó Chaz.
—Bien pequeño —le contestó ella —¿Quieren que les prepare el desayuno?
—Si, por favor —imploró Ryan.
—¿Dónde está Justin? —escuché que preguntaba por mi.
—Nos abrió la puerta y volvió a acostarse —me acusó Somers.
—¡Drew! ¡Levántate ahora mismo! —me llamó por mi segundo nombre, y solo lo hacía cuando elevaba la voz conmigo. Sino siempre era su pequeño Justin.
Sin abrir los ojos me puse de pie y bostezando salí de la habitación. Un olor a medialunas recién hechas entró por mi nariz. Me acerque hasta Rose y la abrace por la espalda.
—Buen día, nana —le dije y besé su cabeza.
—Buenas tardes diría yo —me reprochó, mientras yo saludaba con un apretón de manos a mis amigos, y me sentaba en la mesada frente a ella.
—No es tan tarde —dije mirando el reloj, que apenas marcaba las 12:20 del medio día.
Ayer me había costado dormir, más de lo que deseaba pensando en… ella. Tomé una de las medialunas que mi nana había traído y le di un mordisco. Ella me miró.
—¿Te has lavado la cara? —me preguntó. Negué con la cabeza —¡Ni siquiera has entrado al baño Drew Bieber! Ahora mismo, ve…!
—Bueno —dije con la boca llena y me puse de pie para ir al baño. Escuché como esos dos se reían por lo bajo —Ustedes, vengan.
Miraron a Rose y luego me miraron a mí, caminé y me siguieron. Entré al baño y ellos dos se apoyaron en la puerta, mientras veían como me lavaba la cara y los dientes.
—¿Cómo te fue ayer? —me preguntó Ryan
—Igual que siempre —contesté —Solo gente importante y aburrida…
El sonido de su risa, retumbo en mi cabeza.
—¿No había nada interesante, nada… apetecible?
—Ah si —hablé haciéndome el que recién lo recordaba —Me encontré con ______.
—¿Con ______? —dijo asombrado Chaz.
—¿Y que pasó? —dijo Butler.
—Nada, solo hablamos un poco… Es una chica muy inteligente, a comparación con todas aquellas mujeres de la Universidad, ella si tiene temas del cual hablar.
Salí del baño y me dirigí a mi habitación. Ellos entraron detrás de mí, busqué una cosa y me giré a verlos. Estiré mi mano y les entregué dinero. Ambos fruncieron el ceño, y Ryan lo tomó con cuidado.
—¿Qué es esto? —me preguntó Ryan.
—Dinero —le dije.
—Ya lo se, pero ¿para que nos das esto? —preguntó de nuevo él, mientras Chaz tomaba la plata y la contaba.
—Aquí hay 1000 dólares —aseguró al instante Somers.
—Repártanlos entre los dos —les dije y miré sus rostros desconcertados —Ahí esta el dinero de algunas cosas que les debía y de…
Dejé de hablar, ya que me costaba admitir aquello.
—Espera un segundo —me detuvo Ryan —¿Aquí están los 400 dólares de la apuesta que hicimos por ______, verdad?
—Si —dije por lo bajo.
—¿Pero si la apuesta caducaba el martes? —dijo Chaz y me miró —Oh, ya se… Ya sabes de ante mano que no vas a poder con ella.
Lo miré exasperado. Ellos dos rieron y chocaron sus manos para luego guardar el dinero en sus billeteras.
—¿Qué pasó Bieber? —me habló Ryan con una enorme sonrisa —¿La chica es más complicada de lo que creías?
—Es más inteligente de lo creía —le aclaré.
Salimos del cuarto y nos acercamos a Rose que ya tenía todo el desayuno preparado. Nos sentamos en la mesada y ella nos puso una taza de café a cada uno.
—¿Quién es ______? —preguntó. La miré mientras tomaba café.
—Una chica de la Universidad —le contestó Ry.
—Nada importante —agregué.
—¿Apostaste algo por ella? —me dijo mirándome fijo.
—Si —miré a mis amigos, que solo miraban para otro lado —Pero… aposté que ella no tenía novio, y si lo tiene.
—Por lo que sea, sabes que no es correcto apostar… vas a volverte un jugador compulsivo —dijo ella.
—Nana, me conoces y sabes que no sería capaz. Es solo algo entre nosotros.
—Si Rose, tranquila… no dejaremos que el pequeño Justin se vuelva un adicto al juego —la consoló Chaz.
Terminamos de desayunar y me fui a bañar, mientras Ryan y Chaz se quedaron en la cocina ayudando a Rose. Me di una refrescante ducha y me cambié, rápidamente. Algo cayó al suelo, me agaché a ver y era mi celular. Lo tomé.
—No lo se, quizás vaya a trabajar. Tengo que sacar las fotos del mes. Y debo ver a Robert…
Hoy iría a lo de su madre para hacer las fotos del mes…
—Oye niño, podías ser un muy buen modelo…
Las palabras de Gina llegaron a mi cabeza. ¡Oh, ya se! Iré a verla para que me de trabajo allí y de paso podré ver a la morena en su lugar de trabajo.
Salí de la habitación y miré la hora. Ya eran la 1 de la tarde, tenía que darme prisa.
—¿Qué haremos hoy? —me preguntó Chaz.
—No se ustedes, pero yo tengo que ir a un lugar —le dije mientras tomaba las llaves de mi moto.
—¿Nos vas a dejar? —dijo Ryan.
—Si mi vida —dije burlonamente, como si le estuviera hablando a una chica —Tengo otras cosas que hacer…
—No seas ******* —me amenazó.
—Ya, ya —dije divertido —A la noche los veo, y vamos al bar a jugar un poco…
—Está bien suripanta —me dijo Chaz —Ve a hacer travesuras…
Me acerqué a Rose y besé su cabeza.
—Adiós nana.
—Adiós pequeño, cuídate —me dijo.
—Siempre lo hago —dije y salí de allí.
Busqué mi moto y me subí en ella para ir a aquel lindo lugar, en busca de un poco de diversión. Llegué más rápido de lo que esperaba, me bajé y caminé hasta dentro. La mujer de recepción me miró bien, y su boca quedó como abierta.
¿Lo ven? ¿Ven lo que causo en cada lugar al que entro?
—Buenas tardes, ¿en que puedo ayudarte? —me preguntó.
Me quité mis anteojos de aviador, y la miré con una pequeña sonrisa.
—Necesito ver a la señora Gina Levine —le dije.
—¿Tienes una cita? —dijo.
—Linda, no necesito citas para ver a Gina —dije con toda la confianza del mundo —Levanta ese teléfono y dile que soy Justin, el amigo de su hija.
ѕιмρℓємєηтє.мιкα
Re: La peligrosa Obsesion {Justin & tu} HOT! Adaptada!
2/2
Dangerous Obsession
Capítulo Trece.
Subí al ascensor y marqué el piso 20. Como lo había previsto Gina no se había olvidado de mí, y al parecer se había emocionado mucho cuando le dijeron que yo estaba aquí. El ascensor se detuvo y las puertas se abrieron. Salí y caminé por el pasillo, hasta llegar al lugar al que el otro día ______ me había traído. Gina estaba rodeaba de personas, a las cuales ella daba ordenes y pedía cosas. Se giró a verme.
—Justin, querido —dijo y se acercó a mí.
—Hola Gina —le dije y cuando estuvo cerca besé su mano —¿Cómo estas?
—Atareada —me dijo y sonrió —¿Qué te trae por aquí? ______ llega dentro de media hora aproximadamente.
—No, no vine para ver a ______ —mentí más que descaradamente —¿Recuerdas que el otro día me dijiste algo de ser modelo y eso?
—¿No me digas que lo has pensado y vas modelar para mi? —dijo entusiasmada.
—Mmm, no en realidad… yo venía a pedirte que me des así algo… un trabajito como ayudante o lo que sea. Pero creo que ser modelo —dije y fruncí el ceño —No es lo mío.
—Que lastima —dijo en un suspiro —Pero bueno, no importa. Voy a ayudarme. Tú me has caído bien, y eso que los amigos o novios de ______ nunca fueron de mi agrado.
—¿Pattinson no lo es? —pregunté.
Ella arrugó la nariz mientras caminaba y me hacía una seña para que la siguiera.
—Para nada —aseguró —Ese niño es demasiado ******* para mi princesa. ______ necesita a un hombre inteligente, que le de seguridad. No a un imbécil posesivo y absorbente. Gracias a Dios ella reaccionó y lo dejó.
—Ya lo creo —susurré por lo bajo.
Llegamos a una pequeña oficina, estaba llena de fotos por todos lados y no pude evitar acercarme a una de ellas. La tomé y la miré. Era la foto de una niña de aproximadamente 7 u 8 años, tenía los ojos grandes y pestañas largas. Una sonrisa blanca y perfecta. Entonces me di cuenta de que era ella.
—¿No es hermosa? —me habló Gina mirando la foto que yo tenía en mis manos. Giré mi cabeza para mirarla —Siempre tuvo una particular forma de mirar, y de ser. Ahí tenía apenas 8 años y no sabes el carácter que tenía.
—Aun lo tiene —le aseguré. Gina rió por lo bajo.
—Si, ______ es una chica increíble —dijo orgullosa —Y no lo digo solo por ser su madre. Ella es decidida y dulce. Es testaruda y sensible. Delante de mí, siempre pone una especie de escudo o barrera, pero siempre termina dándome lo que le pido. No puedo quejarme de ella —suspiró y luego me miró —Pero ya, volvamos al tema importante. ¿Qué quieres hacer aquí?
—No se, tú dime —le dije.
—Bueno, puedes ser mi ayudante. Los que tengo son un poco tontos…
—Perfecto —aseguré.
—Tendrás un sueldo y trabajaras solamente los sábados por la tarde. ¿Te parece bien de 2 a 5 de la tarde?
—Me parece estupendo —le dije.
—Entonces, bienvenido a las agencias de modelaje Levine —dijo y estiró su mano para que yo la tomara. Así lo hice y salimos de allí para acercarnos a donde estaba todo el mundo.
Mi primer encargo fue ir a apurar a las modelos, y eso fue increíble. Creo que no puede haber mejor trabajo que este para un hombre. Luego fui enviado a planta baja en busca de unos papeles importantes.
—¿Puedes darme los papeles de Gina? —le pregunté a la chica de recepción.
—Enseguida —me dijo y me dejó solo mientras iba por ellos.
—¡Buenos días a todos! —escuché su voz y me giré a verla.
Estaba llena de cosas y caminaba con prisa, al parecer estaba llegando tarde. Vi como desaparecía detrás de uno de los ascensores, y no puedo esperar a ver su rostro cuando sepa que yo estoy trabajando aquí…
—Aquí tienes —me habló, sacándome de mis pensamientos.
—Muchas gracias, linda —le dije y me fui de allí para ir en busca de un poco de diversión.
Subí al ascensor y no pude evitar sentirme emocionado por llegar al piso 20 y ver la cara de ______. Las puertas se abrieron y caminé hacia donde estaban todos.
—¡Ahí lo tienes! —Gina le dijo a ______ y ella se giró a verme.
Sus ojos se abrieron como platos y pensé que su mandíbula iba a llegar a tocar el suelo. Se acercó a mí y me miró fijo.
—¿Qué haces aquí? —me preguntó nerviosa.
—Hola, ¿no? Buenos días cariño, que yo sepa no dormimos juntos anoche —le dije.
—¡Contesta mi pregunta! —exigió. Sonreí levemente.
—Aquí trabajo —dije con suavidad y estiré mi brazo para darle el sobre a Gina.
—¡No estoy para bromas, Bieber! ¡Dime que haces aquí!
—No estoy bromeando, cariño. De verdad trabajo aquí.
Ella se giró a ver a su madre. Gina asintió con la cabeza, y la morena volvió a mirarme.
—No, no tú estas jugando conmigo —dijo riendo nerviosamente —¡Gina! —la llamó, está se acercó a nosotros.
—¿Qué sucede hija? —le preguntó.
—Dime que no es verdad —le dijo sin dejar de mirarme.
—¿Qué no es verdad que? —dijo ella.
—Que él esta trabajando aquí —dijo nerviosa.
—Si, si es verdad. Justin es mi nuevo ayudante.
—¡Esto es increíble! —elevó su voz haciendo que todos se giraran a verla —¡Me rehúso a trabajar con este individuo en este lugar!
—¿Por qué? —le pregunté.
—¿Qué quieres? ¿Qué es lo que estas buscando? —me preguntó.
—Nada —dije haciéndome el inocente —¿Acaso no puedo buscar un empleo para los fines de semana?
—¡No, no puedes! —me aclaró nerviosa. Giró para mirar a su madre —¡No voy a trabajar con él aquí! ¡Quiero que se vaya!
—No, Justin no se va a ir —le aclaró su madre, sin dejar de mirar al frente, en donde le estaban haciendo unas indicaciones o algo por el estilo.
—¿A no? ¡Entonces me voy yo! —dijo la morena, y se dispuso a irse.
—¡______ Levine! —la llamó con firmeza. ______ detuvo su paso y se giró a verla. Gina la miró fijo —Soy tu madre y me debes respeto... también soy tu jefa y por eso haces lo que yo quiero, cuando yo quiera.
—¿Puedo solicitar un asenso? Me gustaría ser su jefe —dije. Gina rió por lo bajo, pero a la morena no le causó ninguna gracia.
Soltó un enojado suspiró y se acercó de nuevo a donde estaba su madre, yo solo me encargué de observarla.
—¿Están listas? —preguntó ______ a las modelos que estaban frente a ella, mientras ella se acomodaba detrás de la cámara.
Gina se acercó a mí y miró a su hija, como yo lo hacía. La morena comenzó a sacar fotos y a dar instrucciones.
—Es tan irritante a veces —me habló su madre. Sonreí levemente —Piensa que todo lo que hago es para perjudicarla o en su contra.
—Así son todas las hijas —le dije. Ella suspiró.
—Ya lo creo —dijo. Un hombre alto se acercó a nosotros y le pidió a Gina poder hablar en privado. La madre de la morena asintió y se fue con él.
Volví mi vista a ______, ella miraba las fotos que acaba de sacar. Con cuidado me acerqué.
—Lindas fotos —le dije. Ella giró la cabeza para mirarme con recelo —¿Estas enojada?
—No para nada, estoy muy feliz, no tengo problemas —dijo con toda la ironía del mundo.
—No tienes porque estar enojada, cariño —le hablé y ella volvió su vista al frente —Yo no quiero que estés enojada conmigo, solo vine porque de verdad necesito el trabajo.
Me volvió a mirar con esa mirada asesina y cortante. Ella no creía ni una sola de las palabras que yo le estaba diciendo. Una nerviosa Gina salió de la pequeña oficina con aquel hombre detrás. ______ la miró y se acercó a ella.
—¿Qué sucede? —le preguntó ella a su madre. Gina miraba a su alrededor, como buscando una solución a su problema. Me miró a mí y miró a ______. Volvió a mirar a su alrededor.
—Mamá, ¿Qué pasa? —dijo algo nerviosa ______.
—______ —le dijo a su hija —Ve a cambiarte y ven para hacer unas fotos con Justin.
Mis ojos se abrieron bien, al igual que los ojos de ______.
—¿Qué? ¡¿Estas loca?! —le preguntó sin poder creerlo.
—Si es así la cosa, creo que no voy a poder negarme —dije sonriendo levemente.
______ me miró asesinamente.
—¡No soy una de tus estúpidas muñecas de plástico! —chilló ______.
—Por favor hija —le dijo desesperada acercándose a ella —Los modelos que encargué no han llegado, y si no hacemos ya mismo esa sesión, la marca va a dejarme.
—Pero, ¿Acaso no tienes millones de modelos aquí? —dijo nerviosa.
—No me sirven, ¡Ninguna me sirve! —miró a su alrededor decepcionada —¡Por favor ______, hazlo por mi!
Vi la desesperación de la morena por decirle a su madre un rotundo NO, pero como Gina me había dicho, ella iba a terminar aceptando. Soltó un leve suspiro.
—Está bien —le dijo.
Gina sonrió emocionada y abrazó con fuerza a su hija. La soltó y se acercó a mí.
—¿Lo harás, verdad? —me preguntó.
—Claro que si, jefa —dije divertido.
—Muchas gracias, de verdad —dijo. Se alejó de nosotros para dar las indicaciones. ______ se giró a verme, estaba algo roja por el enojo.
—Llegas a propasarte, y te arrepentirás —me susurró. Un montón de gente entró al lugar para comenzar a preparar todo. Me llevaron a una pequeña habitación, en donde me dieron unos cuantos pantalones de jean. Miré la marca. Levi’s. De verdad está mujer se maneja con marcas importantes. Me sentaron en una silla y comenzaron a despeinar más mi cabello. Lo secaron y quedó como si recién me hubiese levantado. Gina entró.
—¡Eso es! Así esta perfecto, un look rebelde —dijo y me miró —De verdad muchas gracias, Justin.
—No, no es nada —le dije.
—Tienes un tatuaje —dijo asombrada mirando el omóplato izquierdo de mi espalda.
Me giré a verla.
—Si, me lo hice hace bastante —dije.
—Eso aporta más rebeldía al look —dijo divertida.
—No se si me saldrá —admití.
—Será fácil, ______ sabe sobre esto. Cuando era más chica la obligué a hacer un curso de modelaje.
—¿La obligaste?
—Si —dijo asintiendo —No quería saber nada sobre aquello, pero como yo sabía que alguna vez la iba a necesitar, lo hice. Bueno, cuando estés listo, sal.
Se fue dejándome solo. Me puse los pantalones y me quedé sin playera. Yo se que cuando la morena me vea, no va a poder creerlo. Salí y todas las mujeres del lugar se giraron a verme. Gina sonrió, y me hizo una seña para que me acercara a ella. Vi como comenzaban a cuchichear y a mirarme acosadoramente.
—Vas a provocar que todas mueran de un infarto —me habló mi jefa.
—No es mi intención —dije orgulloso de mi mismo —¿Dónde esta ______?
—¡Odio estos malditos pantalones! —entró ella quejándose. Traté de no parecer cautivado, pero era casi imposible. Ella traía un pequeño pantalón de jean, que se ajustaba perfectamente a sus piernas. Su pelo estaba desordenado como el mío, como si recién se hubiese despertado. Y solo llevaba puesto un sostén negro, en la parte de arriba. Sus marrones ojos se clavaron en los míos, y dejó de caminar. Sacudió su cabeza y miró de nuevo a su madre.
—¿Por qué odias los pantalones hija? —le preguntó Gina.
—¡Mira como me hace el trasero! —dijo y se giró para mostrárselo.
—Muy bonito, es redondito —le dije. Me miró furiosa.
—Justin tiene razón, ______. Tu trasero está bien —le habló Gina.
—¡Mamá no tengo el tamaño suficiente para ser modelo!
—Eso es mentira —le dije—Tu trasero es el más lindo que he visto aquí, hasta ahora.
—No estaba hablando de mi trasero, Bieber —me dijo seria —¡Miren como me queda esto!
Levantó una de sus piernas y el pantalón quedaba un poco colgando. Gina mandó a buscar un par de zapatos con tacón. Los trajeron y el problema fue solucionado.
—No vas a encontrar alguna excusa para no hacerlo, hija mía —le aclaró. ______ le sacó la lengua cuando esta no la estaba viendo —Ahora vayan allí —nos dijo. Caminamos hasta el centro del lugar. Las luces blancas nos iluminaban —Ahora, se acercan.
______ miró fijo a su madre, y luego giró hacia mí.
—Juro que vas a arrepentirte de esto Bieber —me amenazó.
Dangerous Obsession
Capítulo Trece.
Subí al ascensor y marqué el piso 20. Como lo había previsto Gina no se había olvidado de mí, y al parecer se había emocionado mucho cuando le dijeron que yo estaba aquí. El ascensor se detuvo y las puertas se abrieron. Salí y caminé por el pasillo, hasta llegar al lugar al que el otro día ______ me había traído. Gina estaba rodeaba de personas, a las cuales ella daba ordenes y pedía cosas. Se giró a verme.
—Justin, querido —dijo y se acercó a mí.
—Hola Gina —le dije y cuando estuvo cerca besé su mano —¿Cómo estas?
—Atareada —me dijo y sonrió —¿Qué te trae por aquí? ______ llega dentro de media hora aproximadamente.
—No, no vine para ver a ______ —mentí más que descaradamente —¿Recuerdas que el otro día me dijiste algo de ser modelo y eso?
—¿No me digas que lo has pensado y vas modelar para mi? —dijo entusiasmada.
—Mmm, no en realidad… yo venía a pedirte que me des así algo… un trabajito como ayudante o lo que sea. Pero creo que ser modelo —dije y fruncí el ceño —No es lo mío.
—Que lastima —dijo en un suspiro —Pero bueno, no importa. Voy a ayudarme. Tú me has caído bien, y eso que los amigos o novios de ______ nunca fueron de mi agrado.
—¿Pattinson no lo es? —pregunté.
Ella arrugó la nariz mientras caminaba y me hacía una seña para que la siguiera.
—Para nada —aseguró —Ese niño es demasiado ******* para mi princesa. ______ necesita a un hombre inteligente, que le de seguridad. No a un imbécil posesivo y absorbente. Gracias a Dios ella reaccionó y lo dejó.
—Ya lo creo —susurré por lo bajo.
Llegamos a una pequeña oficina, estaba llena de fotos por todos lados y no pude evitar acercarme a una de ellas. La tomé y la miré. Era la foto de una niña de aproximadamente 7 u 8 años, tenía los ojos grandes y pestañas largas. Una sonrisa blanca y perfecta. Entonces me di cuenta de que era ella.
—¿No es hermosa? —me habló Gina mirando la foto que yo tenía en mis manos. Giré mi cabeza para mirarla —Siempre tuvo una particular forma de mirar, y de ser. Ahí tenía apenas 8 años y no sabes el carácter que tenía.
—Aun lo tiene —le aseguré. Gina rió por lo bajo.
—Si, ______ es una chica increíble —dijo orgullosa —Y no lo digo solo por ser su madre. Ella es decidida y dulce. Es testaruda y sensible. Delante de mí, siempre pone una especie de escudo o barrera, pero siempre termina dándome lo que le pido. No puedo quejarme de ella —suspiró y luego me miró —Pero ya, volvamos al tema importante. ¿Qué quieres hacer aquí?
—No se, tú dime —le dije.
—Bueno, puedes ser mi ayudante. Los que tengo son un poco tontos…
—Perfecto —aseguré.
—Tendrás un sueldo y trabajaras solamente los sábados por la tarde. ¿Te parece bien de 2 a 5 de la tarde?
—Me parece estupendo —le dije.
—Entonces, bienvenido a las agencias de modelaje Levine —dijo y estiró su mano para que yo la tomara. Así lo hice y salimos de allí para acercarnos a donde estaba todo el mundo.
Mi primer encargo fue ir a apurar a las modelos, y eso fue increíble. Creo que no puede haber mejor trabajo que este para un hombre. Luego fui enviado a planta baja en busca de unos papeles importantes.
—¿Puedes darme los papeles de Gina? —le pregunté a la chica de recepción.
—Enseguida —me dijo y me dejó solo mientras iba por ellos.
—¡Buenos días a todos! —escuché su voz y me giré a verla.
Estaba llena de cosas y caminaba con prisa, al parecer estaba llegando tarde. Vi como desaparecía detrás de uno de los ascensores, y no puedo esperar a ver su rostro cuando sepa que yo estoy trabajando aquí…
—Aquí tienes —me habló, sacándome de mis pensamientos.
—Muchas gracias, linda —le dije y me fui de allí para ir en busca de un poco de diversión.
Subí al ascensor y no pude evitar sentirme emocionado por llegar al piso 20 y ver la cara de ______. Las puertas se abrieron y caminé hacia donde estaban todos.
—¡Ahí lo tienes! —Gina le dijo a ______ y ella se giró a verme.
Sus ojos se abrieron como platos y pensé que su mandíbula iba a llegar a tocar el suelo. Se acercó a mí y me miró fijo.
—¿Qué haces aquí? —me preguntó nerviosa.
—Hola, ¿no? Buenos días cariño, que yo sepa no dormimos juntos anoche —le dije.
—¡Contesta mi pregunta! —exigió. Sonreí levemente.
—Aquí trabajo —dije con suavidad y estiré mi brazo para darle el sobre a Gina.
—¡No estoy para bromas, Bieber! ¡Dime que haces aquí!
—No estoy bromeando, cariño. De verdad trabajo aquí.
Ella se giró a ver a su madre. Gina asintió con la cabeza, y la morena volvió a mirarme.
—No, no tú estas jugando conmigo —dijo riendo nerviosamente —¡Gina! —la llamó, está se acercó a nosotros.
—¿Qué sucede hija? —le preguntó.
—Dime que no es verdad —le dijo sin dejar de mirarme.
—¿Qué no es verdad que? —dijo ella.
—Que él esta trabajando aquí —dijo nerviosa.
—Si, si es verdad. Justin es mi nuevo ayudante.
—¡Esto es increíble! —elevó su voz haciendo que todos se giraran a verla —¡Me rehúso a trabajar con este individuo en este lugar!
—¿Por qué? —le pregunté.
—¿Qué quieres? ¿Qué es lo que estas buscando? —me preguntó.
—Nada —dije haciéndome el inocente —¿Acaso no puedo buscar un empleo para los fines de semana?
—¡No, no puedes! —me aclaró nerviosa. Giró para mirar a su madre —¡No voy a trabajar con él aquí! ¡Quiero que se vaya!
—No, Justin no se va a ir —le aclaró su madre, sin dejar de mirar al frente, en donde le estaban haciendo unas indicaciones o algo por el estilo.
—¿A no? ¡Entonces me voy yo! —dijo la morena, y se dispuso a irse.
—¡______ Levine! —la llamó con firmeza. ______ detuvo su paso y se giró a verla. Gina la miró fijo —Soy tu madre y me debes respeto... también soy tu jefa y por eso haces lo que yo quiero, cuando yo quiera.
—¿Puedo solicitar un asenso? Me gustaría ser su jefe —dije. Gina rió por lo bajo, pero a la morena no le causó ninguna gracia.
Soltó un enojado suspiró y se acercó de nuevo a donde estaba su madre, yo solo me encargué de observarla.
—¿Están listas? —preguntó ______ a las modelos que estaban frente a ella, mientras ella se acomodaba detrás de la cámara.
Gina se acercó a mí y miró a su hija, como yo lo hacía. La morena comenzó a sacar fotos y a dar instrucciones.
—Es tan irritante a veces —me habló su madre. Sonreí levemente —Piensa que todo lo que hago es para perjudicarla o en su contra.
—Así son todas las hijas —le dije. Ella suspiró.
—Ya lo creo —dijo. Un hombre alto se acercó a nosotros y le pidió a Gina poder hablar en privado. La madre de la morena asintió y se fue con él.
Volví mi vista a ______, ella miraba las fotos que acaba de sacar. Con cuidado me acerqué.
—Lindas fotos —le dije. Ella giró la cabeza para mirarme con recelo —¿Estas enojada?
—No para nada, estoy muy feliz, no tengo problemas —dijo con toda la ironía del mundo.
—No tienes porque estar enojada, cariño —le hablé y ella volvió su vista al frente —Yo no quiero que estés enojada conmigo, solo vine porque de verdad necesito el trabajo.
Me volvió a mirar con esa mirada asesina y cortante. Ella no creía ni una sola de las palabras que yo le estaba diciendo. Una nerviosa Gina salió de la pequeña oficina con aquel hombre detrás. ______ la miró y se acercó a ella.
—¿Qué sucede? —le preguntó ella a su madre. Gina miraba a su alrededor, como buscando una solución a su problema. Me miró a mí y miró a ______. Volvió a mirar a su alrededor.
—Mamá, ¿Qué pasa? —dijo algo nerviosa ______.
—______ —le dijo a su hija —Ve a cambiarte y ven para hacer unas fotos con Justin.
Mis ojos se abrieron bien, al igual que los ojos de ______.
—¿Qué? ¡¿Estas loca?! —le preguntó sin poder creerlo.
—Si es así la cosa, creo que no voy a poder negarme —dije sonriendo levemente.
______ me miró asesinamente.
—¡No soy una de tus estúpidas muñecas de plástico! —chilló ______.
—Por favor hija —le dijo desesperada acercándose a ella —Los modelos que encargué no han llegado, y si no hacemos ya mismo esa sesión, la marca va a dejarme.
—Pero, ¿Acaso no tienes millones de modelos aquí? —dijo nerviosa.
—No me sirven, ¡Ninguna me sirve! —miró a su alrededor decepcionada —¡Por favor ______, hazlo por mi!
Vi la desesperación de la morena por decirle a su madre un rotundo NO, pero como Gina me había dicho, ella iba a terminar aceptando. Soltó un leve suspiro.
—Está bien —le dijo.
Gina sonrió emocionada y abrazó con fuerza a su hija. La soltó y se acercó a mí.
—¿Lo harás, verdad? —me preguntó.
—Claro que si, jefa —dije divertido.
—Muchas gracias, de verdad —dijo. Se alejó de nosotros para dar las indicaciones. ______ se giró a verme, estaba algo roja por el enojo.
—Llegas a propasarte, y te arrepentirás —me susurró. Un montón de gente entró al lugar para comenzar a preparar todo. Me llevaron a una pequeña habitación, en donde me dieron unos cuantos pantalones de jean. Miré la marca. Levi’s. De verdad está mujer se maneja con marcas importantes. Me sentaron en una silla y comenzaron a despeinar más mi cabello. Lo secaron y quedó como si recién me hubiese levantado. Gina entró.
—¡Eso es! Así esta perfecto, un look rebelde —dijo y me miró —De verdad muchas gracias, Justin.
—No, no es nada —le dije.
—Tienes un tatuaje —dijo asombrada mirando el omóplato izquierdo de mi espalda.
Me giré a verla.
—Si, me lo hice hace bastante —dije.
—Eso aporta más rebeldía al look —dijo divertida.
—No se si me saldrá —admití.
—Será fácil, ______ sabe sobre esto. Cuando era más chica la obligué a hacer un curso de modelaje.
—¿La obligaste?
—Si —dijo asintiendo —No quería saber nada sobre aquello, pero como yo sabía que alguna vez la iba a necesitar, lo hice. Bueno, cuando estés listo, sal.
Se fue dejándome solo. Me puse los pantalones y me quedé sin playera. Yo se que cuando la morena me vea, no va a poder creerlo. Salí y todas las mujeres del lugar se giraron a verme. Gina sonrió, y me hizo una seña para que me acercara a ella. Vi como comenzaban a cuchichear y a mirarme acosadoramente.
—Vas a provocar que todas mueran de un infarto —me habló mi jefa.
—No es mi intención —dije orgulloso de mi mismo —¿Dónde esta ______?
—¡Odio estos malditos pantalones! —entró ella quejándose. Traté de no parecer cautivado, pero era casi imposible. Ella traía un pequeño pantalón de jean, que se ajustaba perfectamente a sus piernas. Su pelo estaba desordenado como el mío, como si recién se hubiese despertado. Y solo llevaba puesto un sostén negro, en la parte de arriba. Sus marrones ojos se clavaron en los míos, y dejó de caminar. Sacudió su cabeza y miró de nuevo a su madre.
—¿Por qué odias los pantalones hija? —le preguntó Gina.
—¡Mira como me hace el trasero! —dijo y se giró para mostrárselo.
—Muy bonito, es redondito —le dije. Me miró furiosa.
—Justin tiene razón, ______. Tu trasero está bien —le habló Gina.
—¡Mamá no tengo el tamaño suficiente para ser modelo!
—Eso es mentira —le dije—Tu trasero es el más lindo que he visto aquí, hasta ahora.
—No estaba hablando de mi trasero, Bieber —me dijo seria —¡Miren como me queda esto!
Levantó una de sus piernas y el pantalón quedaba un poco colgando. Gina mandó a buscar un par de zapatos con tacón. Los trajeron y el problema fue solucionado.
—No vas a encontrar alguna excusa para no hacerlo, hija mía —le aclaró. ______ le sacó la lengua cuando esta no la estaba viendo —Ahora vayan allí —nos dijo. Caminamos hasta el centro del lugar. Las luces blancas nos iluminaban —Ahora, se acercan.
______ miró fijo a su madre, y luego giró hacia mí.
—Juro que vas a arrepentirte de esto Bieber —me amenazó.
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Re: La peligrosa Obsesion {Justin & tu} HOT! Adaptada!
Extra
Dangerous Obsession
Capítulo Catorce.
Mis ojos estaban clavados en los suyos. Esas profundidades color chocolate, estaban llenas de emociones, llenas de amenazas, y podría decirse que hasta de miedos.
—Bueno, vamos a comenzar —habló Gina.
_______ giró la cabeza para mirarla.
—¿Tú vas a sacar las fotos? —le preguntó algo nerviosa.
—Si, ¿Cuál es el problema? —le preguntó su madre.
—No, nada —dijo y volvió su vista al frente. Soltó un leve gruñido.
—¿Qué sucede? —le pregunté.
—Esperaba que mi madre no fuera la fotógrafa —me dijo.
—¿Por qué?
—Porque a veces… pide demasiado…
—Ahora Justin, pon tu brazo izquierdo alrededor de la cintura de _______ y acércala a ti cuando yo te diga —me dijo.
Hice lo pedido y cuando dijo ya, la acerqué a mí haciendo que chocara levemente contra mi pecho.
—Perfecto —habló Gina —Ahora mírense a los ojos. _______ pon tus manos sobre sus hombros y acércate más a su rostro.
La morena giró la cabeza para mirarla.
—Gina… —la llamó por su nombre, como forma de advertencia.
—Haz lo que te digo —dijo ella. La morena obedeció y se acercó más a mí —_______, quiero que dirijas tu mirada a la cámara. Tú Justin, solo mírala a ella.
Otro flash iluminó todo.
—¿Cuántas fotos más vas a sacar? —preguntó _______.
—Varias, varias —contestó Gina —Ahora quiero ver deseo, mucho deseo.
—Tus peticiones son ordenes para mi, Gin —le hablé.
—¡Nooo! —chilló ella.
—¡_______, actúa como si desearas a Justin o te reduzco el sueldo! —la amenazó.
—Vamos tempanito de hielo, haz caso. Las mamás siempre tienen la razón, ¡Deséame!
—Como los odio —musito ella.
—Ahora Justin, levanta a _______ sobre ti y coloca una de tus manos justo cerca del parche en donde esta la marca y la otra en su espalda.
—Mamá, ¿desde cuando las fotografías se volvieron tan… pornográficas?
—Ay _______, eres tan… quisquillosa. Haz lo que te digo, así terminamos todo esto rápido.
Ella murmuró algo que no logré entender.
—Vamos cariño, arriba —le dije y la alcé sobre mí.
Sus piernas se cerraron alrededor de mi cintura, y sentí que iba a volverme loco ante el adictivo aroma de su perfume.
—_______, peina su cabello hacia atrás con tu mano. Y mírense las bocas.
Parecía que ella ya no iba a protestar. Su mano se enterró en mis cabellos peinándome hacia atrás, y sus ojos se clavaron en mis labios, al igual que los míos en los de ella.
Luego de media hora, en donde seguimos posando cerca, muy cerca. En donde ella posó sola, y de verdad parecía una modelo profesional, haciendo caras y gestos. Hasta yo tuve mis poses solo, y debo decir que soy más bueno de lo que pensaba.
—¡Excelente, hemos terminado! —dijo Gina contenta. Todos aplaudieron —Muchachos, las fotos son increíbles, hermosas.
—Voy a cambiarme —sentenció _______ sin prestar atención a su madre. Gina se giró a verme.
—Ahora está irritada, pero ya se le va a pasar —me aseguró.
Asentí y me fui a cambiar.
Cuando volví ella ya estaba, guardando unas cosas dentro de su cartera. Me acerqué a ella.
—Comentas algo sobre esto, y te juro que iré a buscarte y te arrancaré uña por uña, ¿escuchaste?
—¡Gente, estás fotos van a la portada! —gritó Gina desde su despacho.
—¡¿Qué?! —preguntó _______ dándose vuelta para mirar a la oficina de su madre.
Sonreí levemente y me acerqué hasta su oído. Ella estaba de espaldas.
—Por mí, nadie se enterara —le dije. Se giró a verme rápidamente.
—Por favor, por lo que más quieras, renuncia —me dijo. Reí por lo bajo.
—¿Y perderme la oportunidad de poder apreciarte los fines de semana? —le dije.
—¿No te parece que ya son suficientes los días que tengo que soportarte en la Universidad?
Sonreí con los labios apretados y respiré profundamente.
—No, ¿algo más?
Me miró con ojos venenosos. Y si las miradas mataran, hace rato que a mi ya me estarían velando.
—Eres una peste, pero ya voy a encontrar la forma de deshacerme de ti.
—Que linda eres —dije con tono dulce —Yo también te adoro, cariño
Hizo un sonido de indignación y tomó su abrigo.
—¡Gina! —la llamó. Está se asomó por la puerta —¡Me voy a cuidar a Robert! ¡Adiós!
Gina salió rápidamente de la oficina y se acercó a nosotros. Miré a _______.
¡Oh, si no estuviera condicionado por un juez, seria por algo más que una simple gripe que lo tendría que cuidar!
—Bueno, te llevo —le dije. Ella se giró a verme aterrada.
—¡No, no, no, no! ¡Claro que no! No necesito nada de ti —me dijo nerviosa.
—Claro que si, sabes que no me gusta que andes sola por ahí. Y ya que tu auto aun no esta listo lo mejor va a ser que Justin te lleve a donde necesites —le dijo su madre, que luego me miró a mí —Voy a pagarte a parte para que seas su chofer.
—No Gin, esa va gratis —dije y le guiñé un ojo.
—Oh, eres tan tierno —me dijo ella con una sonrisa.
—Puras tonterías —susurró la morena, pero logré escucharla.
—Tonterías las que usted hace jovencita, y nadie le puede decir nada. Ahora si es tan amable de dirigirse a mi moto que yo la llevare —le dije y le hice un gesto para que caminara.
—¡Que no! —dijo ella —Robert no te soporta.
—Ni yo a él, así que el sentimiento es mutuo. Te dejaré ahí, y te esperaré afuera.
Soltó un suspiró de cansancio.
—¿Dónde dejaste la moto? —me preguntó rendida. Sonreí.
—¡Eso es Justin! —me felicitó Gina —Ahora en adelante te llamare cuando no quiera comer carne.
—¡Ja, ni loca! —advirtió _______ —A mí no me haces comer carne, nunca más.
—Ya veremos —le dije.
Ella me miró fijo, y creo que entendió el otro sentido de lo que le acababa de decir.
—Bueno, vayan —dijo Gina y besó la frente de su hija.
Se fue de nuevo a su oficina. Me giré a ver a la morena y le hice un gesto para que caminara. Suspiró y comenzó a caminar. Nos subimos al ascensor y bajamos hasta el estacionamiento, en donde me había ido a dejar mi moto, luego de hablar con Gina.
—¿Podrías decirme que se te dio por venir hoy aquí? —me preguntó.
Sonreí y me subí a la moto, le hice una seña para que subiera delante de mí. Revoleó los ojos y se subió. Se acomodó bien y se sentó derecha.
—Ya te dije, necesitaba algo que hacer los fines de semana —le dije cerca de su oído.
—¿Y porque tenía que ser esto? ¿Por qué me odias?
Reí por lo bajo, haciendo que ella girara su cabeza para mirarme. Aun no había prendido la moto. Recorrí su rostro con la mirada, buscándole alguna imperfección. Algún error en su creación y confección. No había nada, ella era simplemente… perfecta.
—Yo no te odio, cariño —dije sin dejar de mirarla.
—Pues no parece —dijo y volvió su vista al frente.
Sonreí y arranqué la moto. Me dio la dirección de Pattinson, y el muy desgraciado vive a unas pocas cuadras de mi departamento. Llegamos y frené frente a una gran casa. Reí por lo bajo. El imbécil aun vive con sus padres, no puedo creerlo.
—¿Vive con sus padres? —le pregunté a _______, mientras ella se bajaba de la moto.
—Si —dijo ella y no pudo evitar sonreír, pero al instante dejó de hacerlo —Es solo hasta que se encuentre algo que le guste para vivir.
—Si, seguro.
—Puedes irte, no hace falta que me esperes, no se a que hora terminaré.
—No cariño, ve tranquila, pero aquí me quedaré. Se lo prometí a tu madre…
Me miró con cara de fastidio.
—¿Acaso no tienes nada mejor que hacer?
—No cariño, no tengo nada mejor que hacer.
Giró sobre si misma y caminó a grande zancadas hasta la puerta de la gran casa que estaba frente a mí. Reí divertido y vi como desaparecía detrás de la puerta. Solté un suspiró y miré a mi alrededor. Había un Starbucks a menos de una cuadra. Dejé la moto y fui en busca de un delicioso frapuchino. Me quedé sentado en una de las mesas, perdiendo un poco de mi tiempo.
¿Cuánto tiempo creen que estará allí dentro la morena? ¿No mucho, verdad?
Luego de estar una hora allí sentado, me puse de pie y volví hacia mi moto. Me apoyé sobre ella, sin dejar de mirar hacia la puerta. Miré mi reloj, ella aun no salía. Tomé un cigarrillo y lo prendí para poder fumar tranquilo.
Sentí como algo vibraba en mi bolsillo, me sobresalté un poco y me di cuenta de que era mi celular. Lo tomé y miré la pantalla. No sabía quien era, pues no tenía agendado su número.
—¿Hola? —dije al atender.
—Hola Just —me habló. Fruncí el ceño al no reconocerla.
—Hola…
—Amanda tonto, soy Amanda.
¡Diablos! ¿Para que ******* conteste?
—Aaah, Amanda —dije.
—¿Acaso no me tienes agendada en tu celular? —preguntó.
—Mmm, si lo que pasa es que no me había fijado quien era al atender —le mentí.
—Bueno, no importa. ¿Dónde estas?
—Por ahí.
—Justin, ¿Qué tengo que hacer para que vengas a hacer de una buena vez el maldito trabajo de contaduría?
—¿Qué trabajo? —le pregunté.
—¡El trabajo que nos mandaron a hacer de a grupo!
—Aaaaaah, si el trabajo —dije al recordarlo.
—Tenemos que hacerlo hoy mismo. Es para el lunes.
—¿Quién más esta en el grupo? —le pregunté.
—Nadie. Solo nosotros dos…
—¿Quién hizo los grupos?
—¡La profesora tonto! —dijo con voz chillona y soltando una estúpida risita. ¡Aaag, como me exaspera!
—Está bien, voy para tu casa.
—Perfecto, aquí te espero.
Colgué y miré a la casa de Pattinson. No, yo no iba a irme sin _______ de aquí.
Tiré la colilla de mi tabaco hacia un costado y caminé hasta la casa. Toqué el timbre y luego de unos segundos un señor de estatura bajita y traje de me abrió.
—¿Qué se lo ofrece señor? —me preguntó. Trate de no reír, estoy completamente seguro que esto es un mayordomo. ¡Pattinson eres increíble!
—Si, soy amigo del señor Pattinson, ¿podría pasar a verlo?
—Claro que si joven —dijo y me dio el paso —Suba las escaleras, la tercer puerta a su izquierda, allí esta el joven Robert.
—Muchas gracias…
—Albert, señor.
—Muchas gracias, Albert.
Subí las escaleras y me dirigí a la habitación que el amable mayordomo me había indicado. Me acerqué con cuidado, la puerta estaba un poco entreabierta.
—¡Estoy cansada Robert! ¡Cansada de tus estúpidos celos! —dijo nerviosa ella.
—¡¿Pero porque tiene que trabajar allí?! —le preguntó nervioso.
—¡Mi madre lo contrato! ¿Entiendes?
—¡Pues dile que lo despida!
—¡No voy a pedirle que lo despida! —dijo ella.
—¿A no? ¡¿Por qué?!
—¡Porque simplemente ella no va a hacerlo!
Abrí la puerta y ambos se giraron a verme. Los ojos de Pattinson se abrieron como platos. Le sonreí irónicamente.
—Oye Rob, siento que te hayas convertido en la incubadora de un virus —le dije mientras me acercaba a _______, tomaba su abrigo y le tomaba la mano —Pero no te puedo prestar a mi _______ más tiempo.
Dangerous Obsession
Capítulo Catorce.
Mis ojos estaban clavados en los suyos. Esas profundidades color chocolate, estaban llenas de emociones, llenas de amenazas, y podría decirse que hasta de miedos.
—Bueno, vamos a comenzar —habló Gina.
_______ giró la cabeza para mirarla.
—¿Tú vas a sacar las fotos? —le preguntó algo nerviosa.
—Si, ¿Cuál es el problema? —le preguntó su madre.
—No, nada —dijo y volvió su vista al frente. Soltó un leve gruñido.
—¿Qué sucede? —le pregunté.
—Esperaba que mi madre no fuera la fotógrafa —me dijo.
—¿Por qué?
—Porque a veces… pide demasiado…
—Ahora Justin, pon tu brazo izquierdo alrededor de la cintura de _______ y acércala a ti cuando yo te diga —me dijo.
Hice lo pedido y cuando dijo ya, la acerqué a mí haciendo que chocara levemente contra mi pecho.
—Perfecto —habló Gina —Ahora mírense a los ojos. _______ pon tus manos sobre sus hombros y acércate más a su rostro.
La morena giró la cabeza para mirarla.
—Gina… —la llamó por su nombre, como forma de advertencia.
—Haz lo que te digo —dijo ella. La morena obedeció y se acercó más a mí —_______, quiero que dirijas tu mirada a la cámara. Tú Justin, solo mírala a ella.
Otro flash iluminó todo.
—¿Cuántas fotos más vas a sacar? —preguntó _______.
—Varias, varias —contestó Gina —Ahora quiero ver deseo, mucho deseo.
—Tus peticiones son ordenes para mi, Gin —le hablé.
—¡Nooo! —chilló ella.
—¡_______, actúa como si desearas a Justin o te reduzco el sueldo! —la amenazó.
—Vamos tempanito de hielo, haz caso. Las mamás siempre tienen la razón, ¡Deséame!
—Como los odio —musito ella.
—Ahora Justin, levanta a _______ sobre ti y coloca una de tus manos justo cerca del parche en donde esta la marca y la otra en su espalda.
—Mamá, ¿desde cuando las fotografías se volvieron tan… pornográficas?
—Ay _______, eres tan… quisquillosa. Haz lo que te digo, así terminamos todo esto rápido.
Ella murmuró algo que no logré entender.
—Vamos cariño, arriba —le dije y la alcé sobre mí.
Sus piernas se cerraron alrededor de mi cintura, y sentí que iba a volverme loco ante el adictivo aroma de su perfume.
—_______, peina su cabello hacia atrás con tu mano. Y mírense las bocas.
Parecía que ella ya no iba a protestar. Su mano se enterró en mis cabellos peinándome hacia atrás, y sus ojos se clavaron en mis labios, al igual que los míos en los de ella.
Luego de media hora, en donde seguimos posando cerca, muy cerca. En donde ella posó sola, y de verdad parecía una modelo profesional, haciendo caras y gestos. Hasta yo tuve mis poses solo, y debo decir que soy más bueno de lo que pensaba.
—¡Excelente, hemos terminado! —dijo Gina contenta. Todos aplaudieron —Muchachos, las fotos son increíbles, hermosas.
—Voy a cambiarme —sentenció _______ sin prestar atención a su madre. Gina se giró a verme.
—Ahora está irritada, pero ya se le va a pasar —me aseguró.
Asentí y me fui a cambiar.
Cuando volví ella ya estaba, guardando unas cosas dentro de su cartera. Me acerqué a ella.
—Comentas algo sobre esto, y te juro que iré a buscarte y te arrancaré uña por uña, ¿escuchaste?
—¡Gente, estás fotos van a la portada! —gritó Gina desde su despacho.
—¡¿Qué?! —preguntó _______ dándose vuelta para mirar a la oficina de su madre.
Sonreí levemente y me acerqué hasta su oído. Ella estaba de espaldas.
—Por mí, nadie se enterara —le dije. Se giró a verme rápidamente.
—Por favor, por lo que más quieras, renuncia —me dijo. Reí por lo bajo.
—¿Y perderme la oportunidad de poder apreciarte los fines de semana? —le dije.
—¿No te parece que ya son suficientes los días que tengo que soportarte en la Universidad?
Sonreí con los labios apretados y respiré profundamente.
—No, ¿algo más?
Me miró con ojos venenosos. Y si las miradas mataran, hace rato que a mi ya me estarían velando.
—Eres una peste, pero ya voy a encontrar la forma de deshacerme de ti.
—Que linda eres —dije con tono dulce —Yo también te adoro, cariño
Hizo un sonido de indignación y tomó su abrigo.
—¡Gina! —la llamó. Está se asomó por la puerta —¡Me voy a cuidar a Robert! ¡Adiós!
Gina salió rápidamente de la oficina y se acercó a nosotros. Miré a _______.
¡Oh, si no estuviera condicionado por un juez, seria por algo más que una simple gripe que lo tendría que cuidar!
—Bueno, te llevo —le dije. Ella se giró a verme aterrada.
—¡No, no, no, no! ¡Claro que no! No necesito nada de ti —me dijo nerviosa.
—Claro que si, sabes que no me gusta que andes sola por ahí. Y ya que tu auto aun no esta listo lo mejor va a ser que Justin te lleve a donde necesites —le dijo su madre, que luego me miró a mí —Voy a pagarte a parte para que seas su chofer.
—No Gin, esa va gratis —dije y le guiñé un ojo.
—Oh, eres tan tierno —me dijo ella con una sonrisa.
—Puras tonterías —susurró la morena, pero logré escucharla.
—Tonterías las que usted hace jovencita, y nadie le puede decir nada. Ahora si es tan amable de dirigirse a mi moto que yo la llevare —le dije y le hice un gesto para que caminara.
—¡Que no! —dijo ella —Robert no te soporta.
—Ni yo a él, así que el sentimiento es mutuo. Te dejaré ahí, y te esperaré afuera.
Soltó un suspiró de cansancio.
—¿Dónde dejaste la moto? —me preguntó rendida. Sonreí.
—¡Eso es Justin! —me felicitó Gina —Ahora en adelante te llamare cuando no quiera comer carne.
—¡Ja, ni loca! —advirtió _______ —A mí no me haces comer carne, nunca más.
—Ya veremos —le dije.
Ella me miró fijo, y creo que entendió el otro sentido de lo que le acababa de decir.
—Bueno, vayan —dijo Gina y besó la frente de su hija.
Se fue de nuevo a su oficina. Me giré a ver a la morena y le hice un gesto para que caminara. Suspiró y comenzó a caminar. Nos subimos al ascensor y bajamos hasta el estacionamiento, en donde me había ido a dejar mi moto, luego de hablar con Gina.
—¿Podrías decirme que se te dio por venir hoy aquí? —me preguntó.
Sonreí y me subí a la moto, le hice una seña para que subiera delante de mí. Revoleó los ojos y se subió. Se acomodó bien y se sentó derecha.
—Ya te dije, necesitaba algo que hacer los fines de semana —le dije cerca de su oído.
—¿Y porque tenía que ser esto? ¿Por qué me odias?
Reí por lo bajo, haciendo que ella girara su cabeza para mirarme. Aun no había prendido la moto. Recorrí su rostro con la mirada, buscándole alguna imperfección. Algún error en su creación y confección. No había nada, ella era simplemente… perfecta.
—Yo no te odio, cariño —dije sin dejar de mirarla.
—Pues no parece —dijo y volvió su vista al frente.
Sonreí y arranqué la moto. Me dio la dirección de Pattinson, y el muy desgraciado vive a unas pocas cuadras de mi departamento. Llegamos y frené frente a una gran casa. Reí por lo bajo. El imbécil aun vive con sus padres, no puedo creerlo.
—¿Vive con sus padres? —le pregunté a _______, mientras ella se bajaba de la moto.
—Si —dijo ella y no pudo evitar sonreír, pero al instante dejó de hacerlo —Es solo hasta que se encuentre algo que le guste para vivir.
—Si, seguro.
—Puedes irte, no hace falta que me esperes, no se a que hora terminaré.
—No cariño, ve tranquila, pero aquí me quedaré. Se lo prometí a tu madre…
Me miró con cara de fastidio.
—¿Acaso no tienes nada mejor que hacer?
—No cariño, no tengo nada mejor que hacer.
Giró sobre si misma y caminó a grande zancadas hasta la puerta de la gran casa que estaba frente a mí. Reí divertido y vi como desaparecía detrás de la puerta. Solté un suspiró y miré a mi alrededor. Había un Starbucks a menos de una cuadra. Dejé la moto y fui en busca de un delicioso frapuchino. Me quedé sentado en una de las mesas, perdiendo un poco de mi tiempo.
¿Cuánto tiempo creen que estará allí dentro la morena? ¿No mucho, verdad?
Luego de estar una hora allí sentado, me puse de pie y volví hacia mi moto. Me apoyé sobre ella, sin dejar de mirar hacia la puerta. Miré mi reloj, ella aun no salía. Tomé un cigarrillo y lo prendí para poder fumar tranquilo.
Sentí como algo vibraba en mi bolsillo, me sobresalté un poco y me di cuenta de que era mi celular. Lo tomé y miré la pantalla. No sabía quien era, pues no tenía agendado su número.
—¿Hola? —dije al atender.
—Hola Just —me habló. Fruncí el ceño al no reconocerla.
—Hola…
—Amanda tonto, soy Amanda.
¡Diablos! ¿Para que ******* conteste?
—Aaah, Amanda —dije.
—¿Acaso no me tienes agendada en tu celular? —preguntó.
—Mmm, si lo que pasa es que no me había fijado quien era al atender —le mentí.
—Bueno, no importa. ¿Dónde estas?
—Por ahí.
—Justin, ¿Qué tengo que hacer para que vengas a hacer de una buena vez el maldito trabajo de contaduría?
—¿Qué trabajo? —le pregunté.
—¡El trabajo que nos mandaron a hacer de a grupo!
—Aaaaaah, si el trabajo —dije al recordarlo.
—Tenemos que hacerlo hoy mismo. Es para el lunes.
—¿Quién más esta en el grupo? —le pregunté.
—Nadie. Solo nosotros dos…
—¿Quién hizo los grupos?
—¡La profesora tonto! —dijo con voz chillona y soltando una estúpida risita. ¡Aaag, como me exaspera!
—Está bien, voy para tu casa.
—Perfecto, aquí te espero.
Colgué y miré a la casa de Pattinson. No, yo no iba a irme sin _______ de aquí.
Tiré la colilla de mi tabaco hacia un costado y caminé hasta la casa. Toqué el timbre y luego de unos segundos un señor de estatura bajita y traje de me abrió.
—¿Qué se lo ofrece señor? —me preguntó. Trate de no reír, estoy completamente seguro que esto es un mayordomo. ¡Pattinson eres increíble!
—Si, soy amigo del señor Pattinson, ¿podría pasar a verlo?
—Claro que si joven —dijo y me dio el paso —Suba las escaleras, la tercer puerta a su izquierda, allí esta el joven Robert.
—Muchas gracias…
—Albert, señor.
—Muchas gracias, Albert.
Subí las escaleras y me dirigí a la habitación que el amable mayordomo me había indicado. Me acerqué con cuidado, la puerta estaba un poco entreabierta.
—¡Estoy cansada Robert! ¡Cansada de tus estúpidos celos! —dijo nerviosa ella.
—¡¿Pero porque tiene que trabajar allí?! —le preguntó nervioso.
—¡Mi madre lo contrato! ¿Entiendes?
—¡Pues dile que lo despida!
—¡No voy a pedirle que lo despida! —dijo ella.
—¿A no? ¡¿Por qué?!
—¡Porque simplemente ella no va a hacerlo!
Abrí la puerta y ambos se giraron a verme. Los ojos de Pattinson se abrieron como platos. Le sonreí irónicamente.
—Oye Rob, siento que te hayas convertido en la incubadora de un virus —le dije mientras me acercaba a _______, tomaba su abrigo y le tomaba la mano —Pero no te puedo prestar a mi _______ más tiempo.
ѕιмρℓємєηтє.мιкα
Re: La peligrosa Obsesion {Justin & tu} HOT! Adaptada!
Capítulo Quince.
Comencé a caminar para salir de aquella habitación y los pasos de _______ fueron torpes detrás de mí, ya que yo tiraba de su mano para que lo hiciera. Giré mi cabeza para mirarla.
—Pero, ¿Qué demonios haces? —me preguntó.
—Tú solo camina —le dije y tiré más de su mano, para acercarla a mí.
Pattinson salió de la habitación.
—_______, ¿A dónde vas? —le preguntó.
—Tenemos cosas que hacer Pattinson —contesté por ella.
—_______, te estoy hablando —dijo él. Detuve nuestros pasos y me giré a verlo.
—¿Acaso no te has dado cuenta de que estas enfermo? Así de pie y encima descalzo no vas a curarte más Pattinson, será mejor que vuelvas a la cama.
Vi como su cara se tornaba rojo de la rabia.
—_______, vuelve aquí —le exigió de manera autoritaria, como si ella fuera un perro o algo así.
Ella lo miró fijo por unos cuantos segundos, y luego me miró a mí.
—No soy una de tus criadas, para hacer lo que quieras —le dijo ella. Sonreí levemente y ella me volvió a mirar —Vamos.
—Vamos, cariño —dije y volvimos a caminar.
Tuve unas ganas tremendas de girar a ver como había quedado Pattinson, pero no lo hice, para poder llegar más rápido a la salida. Además de que había dejado sin protección a Betty. Salimos y con cuidado ella soltó mi mano.
—Ya no es necesario que me agarres de la mano —me dijo.
—Está bien, está bien —le dije y me subí a la moto —Sube, vamos.
—¿A dónde? —me preguntó frunciendo el entrecejo.
—Tú solo sube, yo luego te digo.
Se subió y prendí marcha hacia lo de Amanda. Sabía perfectamente que si le decía que la llevaría a lo de Amanda se iba a negar rotundamente. Llegamos a una pequeña casa, que se encontraba cerca de la Universidad. Allí vivía la rubia insoportable de Amanda Bynes.
_______ se bajó y luego me bajé yo.
—¿Podrías decirme en donde estamos? —volvió a preguntar.
—Ya lo verás —dije y tomé de su mano, para caminar hasta la puerta de la casa.
Toqué el timbré y más rápido de lo que esperaba la puerta se abrió. Una sonrisa de oreja a oreja se dibujaba en el rostro de la rubia.
—Viniste —dijo con voz chillona.
Sentí como la mano de _______ apretaba con fuerza la mía. Entonces, con un solo tirón la presenté adelante, para que la viera. La sonrisa de Amanda se esfumó más rápido que un ‘hola que tal’ Sus ojos verdes miel se clavaron con asombro y enojo sobre la pequeña figura de _______. Arrastrando la vista me miró a mí. Yo solo sonreía como si nada pasara.
—¿No sabía que venías acompañado? —me dijo apretando los dientes.
—Y desde ahora en más, va a ser así casi siempre —le dije.
Volvió su vista a _______ y vi como su rostro cambiaba radicalmente.
—Entren —sentenció y entró a su casa.
—¿Qué es esto? ¿Por qué me trajiste aquí? ¿Acaso quieres vengarte de mí por haber ido a lo de Robert? —me preguntó por lo bajo.
—No, no es eso. Te traje como escudo Anti-Amanda—dije por lo bajo para que la rubia que estaba delante nuestro no escuchara —Además de que no iba a dejarte con el neandertal de Pattinson.
—Me debes una grande, Bieber —musitó. La miré de costado y le sonreí.
—Demás está decirlo, cuando quieras te pago cariño —dije.
Amanda detuvo su paso y se giró a vernos. Quizás nos escuchó.
—Pueden sentarse ahí, ya traigo las cosas para el trabajo —dijo de mala gana y se metió en una puerta.
—Creo que no puede odiarme más porque no tiene capacidad mental para hacerlo —dijo _______ mientras se sentaba.
—No le hagas caso, está loca —le dije mientras me sentaba a su lado.
—Si, y es por tu culpa —me dijo.
—Ya, ya cariño, no me sigas retando —le pedí.
Amanda entró y apoyó, con algo de fuerza, los libros sobre la mesa. Despreocupada _______, sacó su celular y comenzó a escribir en el. Miré a Amanda, y esta se sentó frente a mí.
—Bueno, ¿Qué hay que hacer? —le pregunté.
—Es un trabajo que mandó la profesora de contaduría. Quiere que realicemos un análisis general de no se que cosa.
—Análisis general del consumidor final —habló _______ sin dejar de escribir en su celular.
Amanda le lanzó una venenosa mirada y volvió la vista a mí. Traté de no reír, pero me fue imposible. Así que la rubia me miró con enojo.
—Si, ¿y que más? —le dije para que volviera a concentrarse en el tema.
—Eso, y hacer un grafico con las estadísticas del mes —me dijo.
—Empecemos —dije y tomé el papel. Pero mis ganas de ir al baño impidieron que empezáramos. —Amanda, ¿Dónde está el baño?
—Esa puerta de allí —me dijo y me la señaló con el dedo.
—Ya vuelvo señoritas —me disculpé y salí de allí.
Entré al baño, hice lo necesario y volví a salir. Detuve mis pasos al escuchar la voz de Amanda.
—Te lo advierto querida, va a ser mejor que te alejes de Justin —le dijo.
—Escúchame bien peliteñida —le habló la morena —Me parece que al fin la tintura barata que utilizas quemó las pocas neuronas que tenías. Ya no me van tus estúpidas amenazas. Y si no quieres terminar peor que la primera vez, mejor cierra la boca…
—Eres una… —entré a la sala antes de que la cosa pasara a mayores. Refrené una sonrisa, la morena había dejado bien en claro quien de las dos era más peligrosa.
—Bueno, ahora si podemos comenzar —dije mientras me sentaba de nuevo.
Los minutos pasaban y yo ya me estaba volviendo loco con todo esto.
Es que es increíble que haya gente como Amanda en el mundo. De verdad es algo que no logro entender.
—Amanda, linda, pon atención. Las cosas no son así —le dije por décima quinta vez.
Era la décima quinta vez que le explicaba lo mismo. Ella soltó una tonta risita.
¡Aaag, como exaspera! Y aun no puedo creer como tuve el valor de acostarme con ella, pero nunca más lo hago. Lo juro por mi hombría, que jamás me vuelvo a acostar con chicas así.
Aunque como ya dije una vez nunca hago caso de mis propias palabras.
—Es que no lo entiendo —dijo ella.
Miré de reojo a _______, y seguía concentrada con su celular. Solté un suspiro.
—No importa Amanda, ¿Por qué no vas a traer algo de comer? —le pregunté.
Ella asintió y se puso de pie para ir a buscar lo que le encargué. Giré mi cabeza para mirar a _______. Ella levantó su vista del celular para mirarme también.
—¿Qué sucede? —me preguntó.
—No soy un genio, no pongo atención en clases, pero dime por favor que no fue mi imaginación la completa falta de, ya no inteligencia, sino SENTIDO COMUN en Amanda —le dije. Ella sonrió levemente.
—Vamos Bieber, ¿Acaso no conoces la clase de chica que está frente a ti? No tiene ni dos dedos de frente, y se cree dueña del mundo —dijo y volvió su vista a su celular.
—¿Qué estás haciendo con el celular? —le pregunté.
—Estoy jugando —contestó sin dejar de mirar la pantalla.
—Ayúdame —le dije.
Volvió a clavar su vista en mí, y sentí muchos deseos de besarla. Pero no a la fuerza, de besarla y que ella estuviera completamente de acuerdo con ello.
Soltó un suspiro y guardó el celular para acercarse a la hoja que yo tenía en mi mano.
Más rápido de lo que hubiese esperado, la morena y yo terminamos el bendito trabajo. Con personas así si da gusto trabajar y hacer las cosas.
—Gracias —le susurré cuando vimos que Amanda entraba a la sala con una bandeja en la mano. Me puse de pie y tomé la mano de _______ para que también lo hiciera. Amanda nos miró bien, y apoyó la bandeja sobre la mesa —Amanda, ya terminé el trabajo. Y perdón por no esperarte para hacerlo juntos, pero tengo que irme a hacer unos tramites muy importantes.
—Pero… —habló ella.
—Nos vemos el lunes en la Universidad —dije mientras empujaba levemente a _______ para que caminara hacia la puerta —No te olvides de llevar el trabajo por favor. Adiós y gracias por tu hospitalidad.
—Adiós —escuché como decía. Salimos de su casa y seguí empujando levemente a _______ hasta la moto. Ella se giró a verme cuando llegamos.
—¿Qué? —le dije.
—¿Sabes? Me dio pena —dijo. Sonreí.
—¿Quién?
—La rubia teñida.
—Cariño, no le tengas pena. Ya te dije que esta loca. Ahora sube a la moto, vamos a un lugar que conozco.
—No, no quiero ir a ningún lugar contigo.
—¿Por qué no?
—Porque eres un hombre horrible, un insensible, nada te importa… ni siquiera lo que esa loca sienta —me dijo.
Sonreí y negué con la cabeza soltando un suspiro.
—Bueno, si soy todo eso. Pero vamos, me hiciste un favor ¿o no? —dije. Ella asintió —Bueno, vamos a tomar algo. Chaz y Ryan nos esperan allí.
—¿Y como se que no me estas mintiendo?
—¿Acaso crees que yo sería capaz de hacerte algo? —le pregunté. Me miró fijo a los ojos por unos cuantos segundos. Sonrió levemente.
—No —dijo negando con la cabeza.
—Aah bien, entonces hazme el favor de subir ¿si?
Ella asintió como una niña pequeña y subió a la moto, para luego yo subirme detrás de ella. Arranqué y manejé a través de las ruidosas calles, hasta llegar al bar.
—Oye, ¿se puede saber que fue eso de MI _______? —me preguntó de la nada.
Sonreí divertido, mientras continuaba manejando.
—Es una forma de expresión territorial, cariño —le contesté. Ella se giró a verme.
—¿Y acaso yo soy un territorio?
—Si, mi territorio.
—En tus sueños Bieber.
—Y en los tuyos también, cariño —dije y besé su mejilla. Ella me miró con recelo.
Era de noche, casi las 9. La tarde se nos había pasado en casa de Pattinson y Amanda. Se bajó y miró a su alrededor. A lo lejos vi como dos personas se acercaban a nosotros. Tomé la mano de _______ y la acerqué a mí, para mantenerla segura. Hasta que reconocí quienes eran.
—Hey, ¿Qué hacen aquí? —preguntó Chaz mientras se acercaba más y saluda con un abrazo a _______. Ella le devolvió el gesto. Ryan también la saludó afectuosamente. Luego ambos me miraron venenosamente.
—¿No se te ocurrio llevar a _______ a un mejor lugar? —me preguntó Ryan. Me encogí de hombros y negué con la cabeza.
—_______ disculpa la falta de sensibilidad de Justin, no sé que estaba pensando al traerte a nuestro cuchitril —le dijo Chaz.
—¿Acaso es tan malo? —preguntó ella.
Los dos lame botas confianzudos asintieron con la cabeza.
—No es lugar para una señorita como tú —dijo Ryan.
—Aunque creo amigo —le dijo Chaz a Butler apoyando una de sus manos sobre su hombro y mirando a _______ —Que no hay lugar perfecto para ella.
—Aaaaw, son tan tiernos —dijo ella sonriendo levemente.
—¿Ya se cansaron de ridiculizarme frente a mi _______? —les dije y ambos me miraron. Ryan negó con la cabeza. Le gruñí por lo bajo —Vamos, entremos. Entramos y lo primero que nos invadió fue el olor a cigarrillo. Para la hora que era el lugar ya estaba lleno de aquellos hombres que se la podían pasar horas allí dentro. Vi como _______ miraba con atención a su alrededor. Su mirada se fijó en las muchachas que estaban sentadas sobre los regazos de los que estaban jugando al truco. Se giró a verme.
—Ellas son las damas de compañía —le dije. Ella volvió a mirarlas —Pero solo se meten con los hombres mayores de 21 años. Nosotros no estamos a su altura.
—Y dime _______, ahora que Justin es tu garrapata incomoda, ¿te agrada un poco más? —le preguntó Ryan. Ella sonrió.
—Y pues… hay veces en las que es insoportable… pero te acostumbras —dijo divertida.
—Me ama, pero esta terca en negarlo —dije yo. Chaz se giró a verme.
—A mi me parece que el que lo niega más es otro —murmuró Somers.
Lo miré mal y nos sentamos en una de las mesas. _______ miraba curiosa a su alrededor, como inspeccionando el lugar.
—¿Te gusta? —le pregunté. Volvió su vista a mí.
—El lugar es así como de época, pero moderno. Es lindo.
—Espera a ver cuando se ponga linda la cosa —musitó Ryan. Lo pateé por debajo de la mesa. Siseó e intentó devolverme el golpe, pero se lo dio a Chaz. _______ rió divertida.
—Ya basta, dejen de comportarse con niños. Vamos a pasarla lindo —dijo ella.
—Así se habla cariño, así se habla —le dije.
Comencé a caminar para salir de aquella habitación y los pasos de _______ fueron torpes detrás de mí, ya que yo tiraba de su mano para que lo hiciera. Giré mi cabeza para mirarla.
—Pero, ¿Qué demonios haces? —me preguntó.
—Tú solo camina —le dije y tiré más de su mano, para acercarla a mí.
Pattinson salió de la habitación.
—_______, ¿A dónde vas? —le preguntó.
—Tenemos cosas que hacer Pattinson —contesté por ella.
—_______, te estoy hablando —dijo él. Detuve nuestros pasos y me giré a verlo.
—¿Acaso no te has dado cuenta de que estas enfermo? Así de pie y encima descalzo no vas a curarte más Pattinson, será mejor que vuelvas a la cama.
Vi como su cara se tornaba rojo de la rabia.
—_______, vuelve aquí —le exigió de manera autoritaria, como si ella fuera un perro o algo así.
Ella lo miró fijo por unos cuantos segundos, y luego me miró a mí.
—No soy una de tus criadas, para hacer lo que quieras —le dijo ella. Sonreí levemente y ella me volvió a mirar —Vamos.
—Vamos, cariño —dije y volvimos a caminar.
Tuve unas ganas tremendas de girar a ver como había quedado Pattinson, pero no lo hice, para poder llegar más rápido a la salida. Además de que había dejado sin protección a Betty. Salimos y con cuidado ella soltó mi mano.
—Ya no es necesario que me agarres de la mano —me dijo.
—Está bien, está bien —le dije y me subí a la moto —Sube, vamos.
—¿A dónde? —me preguntó frunciendo el entrecejo.
—Tú solo sube, yo luego te digo.
Se subió y prendí marcha hacia lo de Amanda. Sabía perfectamente que si le decía que la llevaría a lo de Amanda se iba a negar rotundamente. Llegamos a una pequeña casa, que se encontraba cerca de la Universidad. Allí vivía la rubia insoportable de Amanda Bynes.
_______ se bajó y luego me bajé yo.
—¿Podrías decirme en donde estamos? —volvió a preguntar.
—Ya lo verás —dije y tomé de su mano, para caminar hasta la puerta de la casa.
Toqué el timbré y más rápido de lo que esperaba la puerta se abrió. Una sonrisa de oreja a oreja se dibujaba en el rostro de la rubia.
—Viniste —dijo con voz chillona.
Sentí como la mano de _______ apretaba con fuerza la mía. Entonces, con un solo tirón la presenté adelante, para que la viera. La sonrisa de Amanda se esfumó más rápido que un ‘hola que tal’ Sus ojos verdes miel se clavaron con asombro y enojo sobre la pequeña figura de _______. Arrastrando la vista me miró a mí. Yo solo sonreía como si nada pasara.
—¿No sabía que venías acompañado? —me dijo apretando los dientes.
—Y desde ahora en más, va a ser así casi siempre —le dije.
Volvió su vista a _______ y vi como su rostro cambiaba radicalmente.
—Entren —sentenció y entró a su casa.
—¿Qué es esto? ¿Por qué me trajiste aquí? ¿Acaso quieres vengarte de mí por haber ido a lo de Robert? —me preguntó por lo bajo.
—No, no es eso. Te traje como escudo Anti-Amanda—dije por lo bajo para que la rubia que estaba delante nuestro no escuchara —Además de que no iba a dejarte con el neandertal de Pattinson.
—Me debes una grande, Bieber —musitó. La miré de costado y le sonreí.
—Demás está decirlo, cuando quieras te pago cariño —dije.
Amanda detuvo su paso y se giró a vernos. Quizás nos escuchó.
—Pueden sentarse ahí, ya traigo las cosas para el trabajo —dijo de mala gana y se metió en una puerta.
—Creo que no puede odiarme más porque no tiene capacidad mental para hacerlo —dijo _______ mientras se sentaba.
—No le hagas caso, está loca —le dije mientras me sentaba a su lado.
—Si, y es por tu culpa —me dijo.
—Ya, ya cariño, no me sigas retando —le pedí.
Amanda entró y apoyó, con algo de fuerza, los libros sobre la mesa. Despreocupada _______, sacó su celular y comenzó a escribir en el. Miré a Amanda, y esta se sentó frente a mí.
—Bueno, ¿Qué hay que hacer? —le pregunté.
—Es un trabajo que mandó la profesora de contaduría. Quiere que realicemos un análisis general de no se que cosa.
—Análisis general del consumidor final —habló _______ sin dejar de escribir en su celular.
Amanda le lanzó una venenosa mirada y volvió la vista a mí. Traté de no reír, pero me fue imposible. Así que la rubia me miró con enojo.
—Si, ¿y que más? —le dije para que volviera a concentrarse en el tema.
—Eso, y hacer un grafico con las estadísticas del mes —me dijo.
—Empecemos —dije y tomé el papel. Pero mis ganas de ir al baño impidieron que empezáramos. —Amanda, ¿Dónde está el baño?
—Esa puerta de allí —me dijo y me la señaló con el dedo.
—Ya vuelvo señoritas —me disculpé y salí de allí.
Entré al baño, hice lo necesario y volví a salir. Detuve mis pasos al escuchar la voz de Amanda.
—Te lo advierto querida, va a ser mejor que te alejes de Justin —le dijo.
—Escúchame bien peliteñida —le habló la morena —Me parece que al fin la tintura barata que utilizas quemó las pocas neuronas que tenías. Ya no me van tus estúpidas amenazas. Y si no quieres terminar peor que la primera vez, mejor cierra la boca…
—Eres una… —entré a la sala antes de que la cosa pasara a mayores. Refrené una sonrisa, la morena había dejado bien en claro quien de las dos era más peligrosa.
—Bueno, ahora si podemos comenzar —dije mientras me sentaba de nuevo.
Los minutos pasaban y yo ya me estaba volviendo loco con todo esto.
Es que es increíble que haya gente como Amanda en el mundo. De verdad es algo que no logro entender.
—Amanda, linda, pon atención. Las cosas no son así —le dije por décima quinta vez.
Era la décima quinta vez que le explicaba lo mismo. Ella soltó una tonta risita.
¡Aaag, como exaspera! Y aun no puedo creer como tuve el valor de acostarme con ella, pero nunca más lo hago. Lo juro por mi hombría, que jamás me vuelvo a acostar con chicas así.
Aunque como ya dije una vez nunca hago caso de mis propias palabras.
—Es que no lo entiendo —dijo ella.
Miré de reojo a _______, y seguía concentrada con su celular. Solté un suspiro.
—No importa Amanda, ¿Por qué no vas a traer algo de comer? —le pregunté.
Ella asintió y se puso de pie para ir a buscar lo que le encargué. Giré mi cabeza para mirar a _______. Ella levantó su vista del celular para mirarme también.
—¿Qué sucede? —me preguntó.
—No soy un genio, no pongo atención en clases, pero dime por favor que no fue mi imaginación la completa falta de, ya no inteligencia, sino SENTIDO COMUN en Amanda —le dije. Ella sonrió levemente.
—Vamos Bieber, ¿Acaso no conoces la clase de chica que está frente a ti? No tiene ni dos dedos de frente, y se cree dueña del mundo —dijo y volvió su vista a su celular.
—¿Qué estás haciendo con el celular? —le pregunté.
—Estoy jugando —contestó sin dejar de mirar la pantalla.
—Ayúdame —le dije.
Volvió a clavar su vista en mí, y sentí muchos deseos de besarla. Pero no a la fuerza, de besarla y que ella estuviera completamente de acuerdo con ello.
Soltó un suspiro y guardó el celular para acercarse a la hoja que yo tenía en mi mano.
Más rápido de lo que hubiese esperado, la morena y yo terminamos el bendito trabajo. Con personas así si da gusto trabajar y hacer las cosas.
—Gracias —le susurré cuando vimos que Amanda entraba a la sala con una bandeja en la mano. Me puse de pie y tomé la mano de _______ para que también lo hiciera. Amanda nos miró bien, y apoyó la bandeja sobre la mesa —Amanda, ya terminé el trabajo. Y perdón por no esperarte para hacerlo juntos, pero tengo que irme a hacer unos tramites muy importantes.
—Pero… —habló ella.
—Nos vemos el lunes en la Universidad —dije mientras empujaba levemente a _______ para que caminara hacia la puerta —No te olvides de llevar el trabajo por favor. Adiós y gracias por tu hospitalidad.
—Adiós —escuché como decía. Salimos de su casa y seguí empujando levemente a _______ hasta la moto. Ella se giró a verme cuando llegamos.
—¿Qué? —le dije.
—¿Sabes? Me dio pena —dijo. Sonreí.
—¿Quién?
—La rubia teñida.
—Cariño, no le tengas pena. Ya te dije que esta loca. Ahora sube a la moto, vamos a un lugar que conozco.
—No, no quiero ir a ningún lugar contigo.
—¿Por qué no?
—Porque eres un hombre horrible, un insensible, nada te importa… ni siquiera lo que esa loca sienta —me dijo.
Sonreí y negué con la cabeza soltando un suspiro.
—Bueno, si soy todo eso. Pero vamos, me hiciste un favor ¿o no? —dije. Ella asintió —Bueno, vamos a tomar algo. Chaz y Ryan nos esperan allí.
—¿Y como se que no me estas mintiendo?
—¿Acaso crees que yo sería capaz de hacerte algo? —le pregunté. Me miró fijo a los ojos por unos cuantos segundos. Sonrió levemente.
—No —dijo negando con la cabeza.
—Aah bien, entonces hazme el favor de subir ¿si?
Ella asintió como una niña pequeña y subió a la moto, para luego yo subirme detrás de ella. Arranqué y manejé a través de las ruidosas calles, hasta llegar al bar.
—Oye, ¿se puede saber que fue eso de MI _______? —me preguntó de la nada.
Sonreí divertido, mientras continuaba manejando.
—Es una forma de expresión territorial, cariño —le contesté. Ella se giró a verme.
—¿Y acaso yo soy un territorio?
—Si, mi territorio.
—En tus sueños Bieber.
—Y en los tuyos también, cariño —dije y besé su mejilla. Ella me miró con recelo.
Era de noche, casi las 9. La tarde se nos había pasado en casa de Pattinson y Amanda. Se bajó y miró a su alrededor. A lo lejos vi como dos personas se acercaban a nosotros. Tomé la mano de _______ y la acerqué a mí, para mantenerla segura. Hasta que reconocí quienes eran.
—Hey, ¿Qué hacen aquí? —preguntó Chaz mientras se acercaba más y saluda con un abrazo a _______. Ella le devolvió el gesto. Ryan también la saludó afectuosamente. Luego ambos me miraron venenosamente.
—¿No se te ocurrio llevar a _______ a un mejor lugar? —me preguntó Ryan. Me encogí de hombros y negué con la cabeza.
—_______ disculpa la falta de sensibilidad de Justin, no sé que estaba pensando al traerte a nuestro cuchitril —le dijo Chaz.
—¿Acaso es tan malo? —preguntó ella.
Los dos lame botas confianzudos asintieron con la cabeza.
—No es lugar para una señorita como tú —dijo Ryan.
—Aunque creo amigo —le dijo Chaz a Butler apoyando una de sus manos sobre su hombro y mirando a _______ —Que no hay lugar perfecto para ella.
—Aaaaw, son tan tiernos —dijo ella sonriendo levemente.
—¿Ya se cansaron de ridiculizarme frente a mi _______? —les dije y ambos me miraron. Ryan negó con la cabeza. Le gruñí por lo bajo —Vamos, entremos. Entramos y lo primero que nos invadió fue el olor a cigarrillo. Para la hora que era el lugar ya estaba lleno de aquellos hombres que se la podían pasar horas allí dentro. Vi como _______ miraba con atención a su alrededor. Su mirada se fijó en las muchachas que estaban sentadas sobre los regazos de los que estaban jugando al truco. Se giró a verme.
—Ellas son las damas de compañía —le dije. Ella volvió a mirarlas —Pero solo se meten con los hombres mayores de 21 años. Nosotros no estamos a su altura.
—Y dime _______, ahora que Justin es tu garrapata incomoda, ¿te agrada un poco más? —le preguntó Ryan. Ella sonrió.
—Y pues… hay veces en las que es insoportable… pero te acostumbras —dijo divertida.
—Me ama, pero esta terca en negarlo —dije yo. Chaz se giró a verme.
—A mi me parece que el que lo niega más es otro —murmuró Somers.
Lo miré mal y nos sentamos en una de las mesas. _______ miraba curiosa a su alrededor, como inspeccionando el lugar.
—¿Te gusta? —le pregunté. Volvió su vista a mí.
—El lugar es así como de época, pero moderno. Es lindo.
—Espera a ver cuando se ponga linda la cosa —musitó Ryan. Lo pateé por debajo de la mesa. Siseó e intentó devolverme el golpe, pero se lo dio a Chaz. _______ rió divertida.
—Ya basta, dejen de comportarse con niños. Vamos a pasarla lindo —dijo ella.
—Así se habla cariño, así se habla —le dije.
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Re: La peligrosa Obsesion {Justin & tu} HOT! Adaptada!
Capítulo Dieciséis
Susan se acercó a nosotros con la libretita para anotar lo que íbamos a tomar. Cuando lo hizo miró fijo a _______.
—Hola mucho gusto, soy Susan —le dijo y estiró su mano para que ella la tomara.
_______ sonriéndole amablemente tomó su mano.
—Soy _______ —dijo ella.
—Eres nueva —habló Susan asintiendo.
—No Susan —le hablé al reaccionar sobre aquello. Pero fue demasiado tarde. Ella giró y se dirigió a todos en el lugar.
—¡Muchachos, tenemos una integrante nueva en la taberna! —gritó contenta. Todos comenzaron a aplaudir y silbar —¡Hay que darle la bienvenida!
—¡No, no, no claro que no! —dije poniéndome de pie.
—Ven _______ —dijo Susan y le tendió la mano para que ella la tomara. Con un poco de duda _______ la tomó y caminó detrás de ella hasta la barra. Ryan, Chaz y yo fuimos detrás de ellas, con todo el mundo detrás de nosotros también.
—Susan, por favor no lo hagas —le rogué.
—¿Por qué? Solo quiero darle la bienvenida al lugar —me dijo ella. Mientras iba llenando un gran vaso con cerveza. Miré a _______.
—Vamos cariño, no tienes que hacer esto —le dije. _______ me miró bien, y luego miró a Susan que estaba frente a ella.
—Justin, no seas aguafiestas —me regañó Susan. Susan colocó el gran vaso frente a _______. Ella lo miró bien —Tienes que hacer fondo de este vaso, y luego te giraremos sobre la silla, para que estés más feliz.
—No lo hagas, _______. Así no eres tú —dije casi desesperado.
_______ miró a Susan y volvió a mirarme a mí.
—¿Acaso crees que no puedo hacerlo Bieber? —me preguntó.
—No, no es eso. Sino que puede hacerte mal…
—_______, mejor escucha a Justin. Tiene razón —le dijo Ryan.
—No hace falta que lo hagas _______ —dijo Chaz. Ella nos miró a los tres consecutivamente, y miró de nuevo a Susan.
¡Maldita seas, Susan! ¡No debiste hacer eso!
—¡Vamos linda, hazlo! —algún imbécil gritó por ahí. Todos comenzaron a gritar que lo hiciera, y todos esos incentivos maliciosos.
—¿Vas a hacerlo _______? —preguntó Susan.
—¡No! —dije.
—¡Si! —dijo ella firme. Todos festejaron alegres.
Varios de ellos se pusieron alrededor de _______ para girarla cuando terminara de tomar, haciendo que los chicos y yo nos alejáramos un poco.
—¿Por qué la única vez que tengo razón no me escucha? —les pregunté a mis amigos.
Escuchamos como todos empezaron a decir: ‘Fondo’ ‘Fondo’ ‘Fondo’
Les hice un gesto a los chicos para que nos sentáramos en la mesa. Ella no iba a hacerme caso. Pues ni modo, nada podía hacer. Todos se alejaron de la barra, y pude verla riendo con Susan. La cerveza ya había hecho efecto en ella.
—Será mejor que la cuides —me dijo Ryan.
—Normalmente, eso me molestaría —dije mirando hacia _______.
—Pero en este caso te encanta la idea —me habló Chaz —Lo sabemos suripanta, ahora ve a cuidarla.
Me empujó para que fuera hacia allí. Me acerqué a ellas me senté en la silla de al lado de _______. Ambas se giraron a verme.
—Muy simpática tu amiga Justin, nunca habías traído chicas aquí —me dijo Susan. _______ me miró con ojos tiernos.
—Aaaaw, soy la primera chica a la que traes —dijo con tono tierno —Me siento como cuando mi primer novio me llevó a conocer a sus padres.
Susan rió divertida.
—Pero yo no soy su madre, puedes ser traviesa —le dijo. _______ rió.
—¿Puedo serlo? —preguntó.
—¡No! —le dije y miré a Susan —Deja de querer pervertirla…
—Tranquilo Bieber, tranquilo —dijo _______ —¿Me das otra de esas Susan?
—¿Una cerveza? —preguntó.
—Si —dijo asintiendo.
—Claro que si linda, y va por mi cuenta —le dijo. Volvió a servirle un gran vaso de cerveza y se lo puso en frente.
—¡No _______, no vas a beber eso! —le dije intentando detenerla.
—No eres mi padre —me dijo y tomó el vaso —Además de que ya estoy grande como para decidir que tomar y que no.
—Está bien, haz lo que quieras —le dije rendido.
—Pues claro que si —dijo, volvió a tomar la cerveza haciendo un limpio fondo.
¡Dios santo, esto no va a terminar bien! No se cuantas cervezas más se tomó, pero se estaba excediendo. Después de terminar de tomar su, sexto vaso creo, se puso de pie y se tambaleó un poco, pero se equilibró.
—Voy a poner un poco de música —dijo señalando a la rockola.
—Ve, ve —dijo Susan sonriendo. Vi como caminaba.
—Deja de querer embriagarla Susan —le advertí.
—Ya esta ebria Justin, pero déjala ser libre, que vuele, que explore…
—No, yo no quiero que explore —dije y vi como _______ chocaba levemente contra Hook.
Esté se giró a verla.
—Lo siento grandulón, no te vi —le dijo disculpándose.
—No es nada bombón, ¿estas sola? —le preguntó él. Me puse de pie.
—¡Hook, saca tu miserable vista de ella si no quieres terminar peor que la última vez! —lo amenacé. Esté me miró bien.
—Tranquilo, tranquilo. No sabía que era tuya —me dijo él. _______ se giró a verme.
—Aaay, que celoso —dijo con tono pícaro y rió —Ve tranquilo grandulón, Justin esta sensible últimamente, pero no voy a dejar que te haga daño —le dijo y siguió caminando hasta llegar a la rockola. Comenzó a buscar música. Hasta que se giró a vernos —¡No puedo creer que en este lugar tengan esto! —puso play y una conocida canción, pero no recuerdo su nombre comenzó a sonar —¡Vamos a bailar muchachas!
Todas se pusieron de pie y comenzaron a moverse sensualmente al ritmo de aquella canción. Giré mi cabeza para mirar a Susan.
—¿De quién es esta canción? —le pregunté.
—No puedo creer que esa canción siga ahí, pensé que la había quitado —dijo divertida y miró a _______ —Se llama I love rock and roll, y me parece que a _______ le gusta bailarla.
Volví mi vista a _______, y ella se movía sensualmente mientras caminaba hacia mí.
¡Diablos, no podía ser tan sexy!
Se acercó más a mí y tomó mi mano para ponerme de pie.
—_______, no. Estás ebria —le dije cuando comenzó a bailar cerca de mí.
—Ya lo se —me dijo y apoyó su espalda contra mi pecho, para luego bajar despacio y volver a subir. Giró y me miró a los ojos. —Pero es tu culpa, por traerme aquí. Ahora lo aguantas.
Vi como Ryan y Chaz reían divertidos ante mi notoria frustración de que ella estuviera haciendo eso. Provocando que mi sangre se calentara… y que otras partes de mi también.
Luego todas ellas se subieron a la barra, incluida Susan. No puedo creer que esto esté pasando. Todas bailaban sensualmente sobre aquella barra, tocándose entre ellas y riendo divertidas. Pero mi mirada no podía salir de _______. Sentí una mano apoyarse sobre mi hombro.
—Hermano, hermano. Como te provoca _______ —me dijo Ryan.
—Cállate —le dije sin dejar de mirarla.
—Te trae loco —aseguró Chaz —Mira, te la estas comiendo con la mirada. Yo creo que si tuvieras súper poderes de la vista, ya le hubieses sacado la ropa.
De repente un baboso intentó bajar a _______ de la barra para tocarla, entonces reaccioné y me acerqué a él para sacarlo de un solo golpe de allí. La música dejó de sonar, tomé a _______ y la subí a mi hombro.
—¡Nos vamos! —le dije firme. Ella comenzó a patalear.
—¡No, no quiero! ¡La estaba pasando bien, Justin! —se quejó.
—¡No me interesa, nos vamos! —sentencié.
—¡Vuelve pronto, _______! —le gritó Susan.
—¡Claro que si, Su! —contestó _______, mientras la llevaba encima mío como una bolsa de papas.
—Adiós muchachos, los veo luego —les dije a mis amigos y salí de allí.
La subí a la moto y prendí marcha hacia mi departamento. Yo no podía dejarla así en su casa, y tampoco podía quedarme en su casa.
Tal vez cuando despierte, piense que soy un pervertido que le hizo algo o alguna cosa de esas.
No dejó de decir tonterías en todo el camino. Se reía de cualquier cosa, y hasta logró hacerme reír a pesar de que yo iba regañándola. Llegamos a mi casa y la ayudé a entrar.
La senté sobre la mesada y comencé a buscar el café.
—Nunca más, ¿entendiste? Nunca más te llevó a ese lugar —le dije.
—Eres un aburrido, solo tú quieres diversión —me dijo.
Me incorporé y la miré. Ella sonrió y yo solo negué con la cabeza.
—Ahora voy a hacerte un café para que se te vaya la borrachera que te echaste encima, como si no existiera un mañana.
—¡Ni lo pienses! —me dijo y se bajó de la mesada. Caminó hasta el sillón, en donde se acostó pesadamente —No voy a tomar café, odio el café.
—Tienes que tomarlo, ¿sino como se te va a ir eso?
—No lo sé, pero no voy a tomarlo —me aseguró —Búscame otra cosa, un vaso de agua o un calmante para el dolor de cabeza que seguro me va a dar mañana. Pero café no tomó ni aunque me amenaces con matarme…
—Eres una niñita caprichosa. Juro por mi vida que jamás voy a volver a sacarte a ningún lado, para que luego te comportes así y tomes como una borracha y te pongas a bailar sensualmente sobre una barra y hagas que alguien más que yo te miré con deseo, porque…
Levanté mi cabeza para mirarla, y ella estaba profundamente dormida sobre el sillón.
Sonreí y con cuidado me acerqué a ella. Acomodé un poco unos mechones de su cabello.
—Solo tú puedes quedarte dormida, conmigo al lado —dije divertido.
Me acerqué más y la alcé en brazos para llevarla a dormir en la cama. Como todo 'caballero' que soy no iba a dejarla dormir incómodamente en el sillón, la alcé firmemente. Ella, media dormida, colocó sus brazos alrededor de mis hombros y escondió su rostro en mi garganta. Sentí como respiraba profundamente. Detuve mi paso, ante el escalofrió que recorrió mi espalda.
—Como me gusta tu perfume —susurró —Es tan masculino, y te hace tan irresistible. No te lo había dicho antes pero… tu tatuaje es tan sexy, que hasta ganas de lamerlo tengo.
—¿A si? —dije.
—Aja —dijo ella. Tragué sonoramente.
Levantó su cabeza y me miró fijo a los ojos. Sonrió divertida, y luego hizo algo que yo no esperé que hiciera. Sus labios se apoyaron despacio sobre los míos, se abrieron con cuidado tomándolos. Mis ojos estaban bien abiertos, mirándola a ella. Sus ojos estaban cerrados. Sin dejar de mirarla comencé a responder a su boca. Sus manos subieron por mi cuello a mí nuca y me acercaron más a ella, sus dedos acariciaron suaves mis cabellos. Entonces, sin intensión alguna, mis ojos se cerraron ante aquella excitante sensación, mientras la tomaba con más firmeza entre mis brazos. Su boca se movía sensual sobre la mía, excitándome. Y cuando su lengua acarició con ansia la mía, creí que iba a volverme completamente loco. Se alejó despacio, y abrí mis ojos para mirarla. Sus ojos aun estaban cerrados, hasta que los abrió y sonrió.
Se acercó de nuevo a mí y acarició mi nariz con la suya, para luego volver a apoyar su cabeza contra mi hombro.
—¿Y eso por qué fue? —le pregunté agitado.
—Por ser horriblemente irresistible —contestó.
Escuché una pequeña risa de su parte, y entonces caminé hasta mi habitación. Con cuidado la acosté en la cama. Le quité los zapatos y la tapé con una pequeña manta. Salí de allí y luego de ir al baño me fui a acostar en el sillón. Coloqué mis brazos detrás de mi cabeza, mirando fijamente al techo. El dulce sabor de su boca aun no se había ido de la mía. La sensación caliente aun ardía en mis labios. Sacudí mi cabeza, yo no podía estar pensando eso.
¿Soy yo quien la esta conquistando a ella o es ella quien me esta conquistando a mi?
No, no, no. Claro que no. ¿Conquistarme a mí? Eso es imposible.
Yo las conquisto, yo las uso y luego todo se termina. Así fue siempre, y así seguirá siendo. Esa es mi vida, es mi rutina y no la cambiaria por nada del mundo. Pero debo admitir que es la mujer con la que más relación social tuve en toda mi vida.
Ya, ya basta Justin. Deja de pensar, todo esta bien. Todo está saliendo acorde tus planes. Pronto _______ caerá a tus pies, como el resto. Es solo cuestión de tiempo, de esperar.
No me cuesta nada esperar un poco más de tiempo que a las demás. Y creo que si vale la pena esperar por una noche con _______, que si sabe mover bien las piernas.
Susan se acercó a nosotros con la libretita para anotar lo que íbamos a tomar. Cuando lo hizo miró fijo a _______.
—Hola mucho gusto, soy Susan —le dijo y estiró su mano para que ella la tomara.
_______ sonriéndole amablemente tomó su mano.
—Soy _______ —dijo ella.
—Eres nueva —habló Susan asintiendo.
—No Susan —le hablé al reaccionar sobre aquello. Pero fue demasiado tarde. Ella giró y se dirigió a todos en el lugar.
—¡Muchachos, tenemos una integrante nueva en la taberna! —gritó contenta. Todos comenzaron a aplaudir y silbar —¡Hay que darle la bienvenida!
—¡No, no, no claro que no! —dije poniéndome de pie.
—Ven _______ —dijo Susan y le tendió la mano para que ella la tomara. Con un poco de duda _______ la tomó y caminó detrás de ella hasta la barra. Ryan, Chaz y yo fuimos detrás de ellas, con todo el mundo detrás de nosotros también.
—Susan, por favor no lo hagas —le rogué.
—¿Por qué? Solo quiero darle la bienvenida al lugar —me dijo ella. Mientras iba llenando un gran vaso con cerveza. Miré a _______.
—Vamos cariño, no tienes que hacer esto —le dije. _______ me miró bien, y luego miró a Susan que estaba frente a ella.
—Justin, no seas aguafiestas —me regañó Susan. Susan colocó el gran vaso frente a _______. Ella lo miró bien —Tienes que hacer fondo de este vaso, y luego te giraremos sobre la silla, para que estés más feliz.
—No lo hagas, _______. Así no eres tú —dije casi desesperado.
_______ miró a Susan y volvió a mirarme a mí.
—¿Acaso crees que no puedo hacerlo Bieber? —me preguntó.
—No, no es eso. Sino que puede hacerte mal…
—_______, mejor escucha a Justin. Tiene razón —le dijo Ryan.
—No hace falta que lo hagas _______ —dijo Chaz. Ella nos miró a los tres consecutivamente, y miró de nuevo a Susan.
¡Maldita seas, Susan! ¡No debiste hacer eso!
—¡Vamos linda, hazlo! —algún imbécil gritó por ahí. Todos comenzaron a gritar que lo hiciera, y todos esos incentivos maliciosos.
—¿Vas a hacerlo _______? —preguntó Susan.
—¡No! —dije.
—¡Si! —dijo ella firme. Todos festejaron alegres.
Varios de ellos se pusieron alrededor de _______ para girarla cuando terminara de tomar, haciendo que los chicos y yo nos alejáramos un poco.
—¿Por qué la única vez que tengo razón no me escucha? —les pregunté a mis amigos.
Escuchamos como todos empezaron a decir: ‘Fondo’ ‘Fondo’ ‘Fondo’
Les hice un gesto a los chicos para que nos sentáramos en la mesa. Ella no iba a hacerme caso. Pues ni modo, nada podía hacer. Todos se alejaron de la barra, y pude verla riendo con Susan. La cerveza ya había hecho efecto en ella.
—Será mejor que la cuides —me dijo Ryan.
—Normalmente, eso me molestaría —dije mirando hacia _______.
—Pero en este caso te encanta la idea —me habló Chaz —Lo sabemos suripanta, ahora ve a cuidarla.
Me empujó para que fuera hacia allí. Me acerqué a ellas me senté en la silla de al lado de _______. Ambas se giraron a verme.
—Muy simpática tu amiga Justin, nunca habías traído chicas aquí —me dijo Susan. _______ me miró con ojos tiernos.
—Aaaaw, soy la primera chica a la que traes —dijo con tono tierno —Me siento como cuando mi primer novio me llevó a conocer a sus padres.
Susan rió divertida.
—Pero yo no soy su madre, puedes ser traviesa —le dijo. _______ rió.
—¿Puedo serlo? —preguntó.
—¡No! —le dije y miré a Susan —Deja de querer pervertirla…
—Tranquilo Bieber, tranquilo —dijo _______ —¿Me das otra de esas Susan?
—¿Una cerveza? —preguntó.
—Si —dijo asintiendo.
—Claro que si linda, y va por mi cuenta —le dijo. Volvió a servirle un gran vaso de cerveza y se lo puso en frente.
—¡No _______, no vas a beber eso! —le dije intentando detenerla.
—No eres mi padre —me dijo y tomó el vaso —Además de que ya estoy grande como para decidir que tomar y que no.
—Está bien, haz lo que quieras —le dije rendido.
—Pues claro que si —dijo, volvió a tomar la cerveza haciendo un limpio fondo.
¡Dios santo, esto no va a terminar bien! No se cuantas cervezas más se tomó, pero se estaba excediendo. Después de terminar de tomar su, sexto vaso creo, se puso de pie y se tambaleó un poco, pero se equilibró.
—Voy a poner un poco de música —dijo señalando a la rockola.
—Ve, ve —dijo Susan sonriendo. Vi como caminaba.
—Deja de querer embriagarla Susan —le advertí.
—Ya esta ebria Justin, pero déjala ser libre, que vuele, que explore…
—No, yo no quiero que explore —dije y vi como _______ chocaba levemente contra Hook.
Esté se giró a verla.
—Lo siento grandulón, no te vi —le dijo disculpándose.
—No es nada bombón, ¿estas sola? —le preguntó él. Me puse de pie.
—¡Hook, saca tu miserable vista de ella si no quieres terminar peor que la última vez! —lo amenacé. Esté me miró bien.
—Tranquilo, tranquilo. No sabía que era tuya —me dijo él. _______ se giró a verme.
—Aaay, que celoso —dijo con tono pícaro y rió —Ve tranquilo grandulón, Justin esta sensible últimamente, pero no voy a dejar que te haga daño —le dijo y siguió caminando hasta llegar a la rockola. Comenzó a buscar música. Hasta que se giró a vernos —¡No puedo creer que en este lugar tengan esto! —puso play y una conocida canción, pero no recuerdo su nombre comenzó a sonar —¡Vamos a bailar muchachas!
Todas se pusieron de pie y comenzaron a moverse sensualmente al ritmo de aquella canción. Giré mi cabeza para mirar a Susan.
—¿De quién es esta canción? —le pregunté.
—No puedo creer que esa canción siga ahí, pensé que la había quitado —dijo divertida y miró a _______ —Se llama I love rock and roll, y me parece que a _______ le gusta bailarla.
Volví mi vista a _______, y ella se movía sensualmente mientras caminaba hacia mí.
¡Diablos, no podía ser tan sexy!
Se acercó más a mí y tomó mi mano para ponerme de pie.
—_______, no. Estás ebria —le dije cuando comenzó a bailar cerca de mí.
—Ya lo se —me dijo y apoyó su espalda contra mi pecho, para luego bajar despacio y volver a subir. Giró y me miró a los ojos. —Pero es tu culpa, por traerme aquí. Ahora lo aguantas.
Vi como Ryan y Chaz reían divertidos ante mi notoria frustración de que ella estuviera haciendo eso. Provocando que mi sangre se calentara… y que otras partes de mi también.
Luego todas ellas se subieron a la barra, incluida Susan. No puedo creer que esto esté pasando. Todas bailaban sensualmente sobre aquella barra, tocándose entre ellas y riendo divertidas. Pero mi mirada no podía salir de _______. Sentí una mano apoyarse sobre mi hombro.
—Hermano, hermano. Como te provoca _______ —me dijo Ryan.
—Cállate —le dije sin dejar de mirarla.
—Te trae loco —aseguró Chaz —Mira, te la estas comiendo con la mirada. Yo creo que si tuvieras súper poderes de la vista, ya le hubieses sacado la ropa.
De repente un baboso intentó bajar a _______ de la barra para tocarla, entonces reaccioné y me acerqué a él para sacarlo de un solo golpe de allí. La música dejó de sonar, tomé a _______ y la subí a mi hombro.
—¡Nos vamos! —le dije firme. Ella comenzó a patalear.
—¡No, no quiero! ¡La estaba pasando bien, Justin! —se quejó.
—¡No me interesa, nos vamos! —sentencié.
—¡Vuelve pronto, _______! —le gritó Susan.
—¡Claro que si, Su! —contestó _______, mientras la llevaba encima mío como una bolsa de papas.
—Adiós muchachos, los veo luego —les dije a mis amigos y salí de allí.
La subí a la moto y prendí marcha hacia mi departamento. Yo no podía dejarla así en su casa, y tampoco podía quedarme en su casa.
Tal vez cuando despierte, piense que soy un pervertido que le hizo algo o alguna cosa de esas.
No dejó de decir tonterías en todo el camino. Se reía de cualquier cosa, y hasta logró hacerme reír a pesar de que yo iba regañándola. Llegamos a mi casa y la ayudé a entrar.
La senté sobre la mesada y comencé a buscar el café.
—Nunca más, ¿entendiste? Nunca más te llevó a ese lugar —le dije.
—Eres un aburrido, solo tú quieres diversión —me dijo.
Me incorporé y la miré. Ella sonrió y yo solo negué con la cabeza.
—Ahora voy a hacerte un café para que se te vaya la borrachera que te echaste encima, como si no existiera un mañana.
—¡Ni lo pienses! —me dijo y se bajó de la mesada. Caminó hasta el sillón, en donde se acostó pesadamente —No voy a tomar café, odio el café.
—Tienes que tomarlo, ¿sino como se te va a ir eso?
—No lo sé, pero no voy a tomarlo —me aseguró —Búscame otra cosa, un vaso de agua o un calmante para el dolor de cabeza que seguro me va a dar mañana. Pero café no tomó ni aunque me amenaces con matarme…
—Eres una niñita caprichosa. Juro por mi vida que jamás voy a volver a sacarte a ningún lado, para que luego te comportes así y tomes como una borracha y te pongas a bailar sensualmente sobre una barra y hagas que alguien más que yo te miré con deseo, porque…
Levanté mi cabeza para mirarla, y ella estaba profundamente dormida sobre el sillón.
Sonreí y con cuidado me acerqué a ella. Acomodé un poco unos mechones de su cabello.
—Solo tú puedes quedarte dormida, conmigo al lado —dije divertido.
Me acerqué más y la alcé en brazos para llevarla a dormir en la cama. Como todo 'caballero' que soy no iba a dejarla dormir incómodamente en el sillón, la alcé firmemente. Ella, media dormida, colocó sus brazos alrededor de mis hombros y escondió su rostro en mi garganta. Sentí como respiraba profundamente. Detuve mi paso, ante el escalofrió que recorrió mi espalda.
—Como me gusta tu perfume —susurró —Es tan masculino, y te hace tan irresistible. No te lo había dicho antes pero… tu tatuaje es tan sexy, que hasta ganas de lamerlo tengo.
—¿A si? —dije.
—Aja —dijo ella. Tragué sonoramente.
Levantó su cabeza y me miró fijo a los ojos. Sonrió divertida, y luego hizo algo que yo no esperé que hiciera. Sus labios se apoyaron despacio sobre los míos, se abrieron con cuidado tomándolos. Mis ojos estaban bien abiertos, mirándola a ella. Sus ojos estaban cerrados. Sin dejar de mirarla comencé a responder a su boca. Sus manos subieron por mi cuello a mí nuca y me acercaron más a ella, sus dedos acariciaron suaves mis cabellos. Entonces, sin intensión alguna, mis ojos se cerraron ante aquella excitante sensación, mientras la tomaba con más firmeza entre mis brazos. Su boca se movía sensual sobre la mía, excitándome. Y cuando su lengua acarició con ansia la mía, creí que iba a volverme completamente loco. Se alejó despacio, y abrí mis ojos para mirarla. Sus ojos aun estaban cerrados, hasta que los abrió y sonrió.
Se acercó de nuevo a mí y acarició mi nariz con la suya, para luego volver a apoyar su cabeza contra mi hombro.
—¿Y eso por qué fue? —le pregunté agitado.
—Por ser horriblemente irresistible —contestó.
Escuché una pequeña risa de su parte, y entonces caminé hasta mi habitación. Con cuidado la acosté en la cama. Le quité los zapatos y la tapé con una pequeña manta. Salí de allí y luego de ir al baño me fui a acostar en el sillón. Coloqué mis brazos detrás de mi cabeza, mirando fijamente al techo. El dulce sabor de su boca aun no se había ido de la mía. La sensación caliente aun ardía en mis labios. Sacudí mi cabeza, yo no podía estar pensando eso.
¿Soy yo quien la esta conquistando a ella o es ella quien me esta conquistando a mi?
No, no, no. Claro que no. ¿Conquistarme a mí? Eso es imposible.
Yo las conquisto, yo las uso y luego todo se termina. Así fue siempre, y así seguirá siendo. Esa es mi vida, es mi rutina y no la cambiaria por nada del mundo. Pero debo admitir que es la mujer con la que más relación social tuve en toda mi vida.
Ya, ya basta Justin. Deja de pensar, todo esta bien. Todo está saliendo acorde tus planes. Pronto _______ caerá a tus pies, como el resto. Es solo cuestión de tiempo, de esperar.
No me cuesta nada esperar un poco más de tiempo que a las demás. Y creo que si vale la pena esperar por una noche con _______, que si sabe mover bien las piernas.
ѕιмρℓємєηтє.мιкα
Re: La peligrosa Obsesion {Justin & tu} HOT! Adaptada!
Maratón 1/5
Dangerous Obsession
Capítulo Diecisiete.
Comencé a despertar al sentir, como unas leves manos me movían. Abrí un ojo y la miré. Ella me sonrió levemente.
—Buenos días, nana —le dije con voz ronca.
—¿Se puede saber que haces durmiendo en el sillón? —me preguntó. Me senté y miré a mí alrededor.
—Mi cuarto está ocupado —contesté, y me puse de pie para ir al baño. Entré, me lavé la cara y los dientes. Salí y me acerqué a la mesada para sentarme frente a Rose —¿Qué hora es?
—Las doce en punto, Justin —me contestó y comenzó a sacar hoyas y comida para cocinar.
—¿Justin? —escuché su adormilada voz.
Mi nana y yo nos giramos para mirar hacia el pasillo, del cual provenía su voz. Su rostro era una mezcla de sueño, confusión y dolor de cabeza. Ella me miró y luego miró a mi nana. Me puse de pie y me acerqué a ella.
—Vamos al cuarto, cariño —le dije y volvimos de donde salió.
Me giré a verla, después de cerrar la puerta.
—¿Dónde estoy? —me preguntó mientras se sentaba despacio en la cama.
—En mi departamento —le contesté. Sus ojos se abrieron bien y se puso rápidamente de pie.
—¿Qué hiciste conmigo? —dijo nerviosa —¡Oh, dios! No me digas que tú y yo…
—No cariño —la interrumpí divertido —Tú y yo no hicimos nada de lo que estas pensando. Te hubiera encantado, ¿verdad?
—No, claro que no —dijo rápidamente —Además como iba a encantarme, si no recuerdo nada de lo que pasó.
—¿Nada? —pregunté. Ella clavó sus ojos en los míos.
—Bueno, recuerdo un poco —dijo y me miró con desconfianza —¿Qué estas insinuando?
—No, nada.
—Bieber… —dijo mi nombre con tono de advertencia.
—¿De verdad quieres saberlo? —le dije. Ella asintió —Bueno, pues para empezar tomaste mucho por lo que adjudico todos tus actos al alcohol. Ni los chicos ni yo te juzgamos de verdad.
—Oh, dios santo —dijo mientras se sentaba en la cama para escucharme con atención.
—Pusiste música en el bar, comenzaste a bailar muuuuy sexy, me gusta verte bailar por cierto. Coqueteaste con Hook…
—¿Hook? —preguntó.
—Un grandulon, así le dijiste, que va allí siempre —le dije —Me sedujiste.
—¿Qué hice que?
—Me sedujiste, me bailaste sensualmente… cerca, tocándome, provocándome.
—Yo…
—Luego te subiste a la barra, haciendo que todas las mujeres del lugar se subieran y bailaran sensualmente junto a ti. Pero debo decir, que aun así eras la más sexy. Luego un baboso quiso tocarte, lo puse en su lugar. Te rescaté de la perdición, salimos de allí, nos fuimos a las vegas, nos casamos y ahora eres mi esposa. Me debes la noche de bodas cariño…
Ahora su rostro era una mezcla de vergüenza, preocupación y asombro. Hasta que clavó sus ojos en mí, los entrecerró y me miró con recelo.
—Eso último es mentira, ¿cierto? —me dijo muy segura de ello. Sonreí divertido.
—Pensé que así el saber que me besaste anoche aligeraría la noticia —le dije.
Sus ojos se abrieron como platos.
—Eso es mentira —aseguró.
—No, no es mentira. Lo hiciste, y bueno yo no pude negarme…
—Eres un aprovechado, estoy segura de que tú me besaste a mi, y ahora me estas diciendo que yo te besé a ti…
—¿Para que voy a mentirte? —pregunté —Si yo te hubiese besado te lo digo: Morena, anoche te besé. Pero no lo hice…
—Mmm, bueno si fue así entonces te pido perdón. Esa no era yo —dijo totalmente avergonzada.
—No, no me pidas perdón cariño. Por mí, puedes hacerlo las veces que tengas ganas.
Ella bajó su mirada nerviosa, intentando evitar mi mirada.
—¿Quién es la señora que esta en la cocina? —me preguntó.
Arqueé una de mis cejas ante su repentino cambio de tema. Ella ya no quería seguir hablando de eso. Sonreí levemente.
—Rose, mi nana. Viene, los fines de semana, para cocinarme y dejarme la comida preparada. Soy un desastre cocinando.
—¿Así que tienes una nana? Que tierno de ti, Bieber —me dijo.
—Lo ves, no todo es pecado en mí, cariño.
Rió por lo bajo y salimos de la habitación, para ir a la cocina. Rose nos miró y sonrió levemente.
—Nana, ella es ______ —se la presenté.
—Es un gusto señora —le habló la morena amable.
—El gusto es mío, niña —dijo mi nana.
—¿Puedo pasar al baño? —me preguntó ______.
—Si, si —le dije —Aquella puerta de allí.
—Ya vuelvo —se disculpó y fue hasta el baño. Me senté frente a Rose, y ella me miró bien.
—¿Qué pasa? —le pregunté.
—Nunca habías traído a una chica aquí —dijo con tono pícaro.
—Va a la Universidad conmigo. Ayer tuvimos un pequeño percance y no podía dejarla sola en su casa.
—Es muy linda, me agrada —dijo y volvió a cocinar.
—Que extraño, nunca te agradan… por eso no las traigo.
—No parece ser una tonta con pelo teñido —dijo exasperada. Yo reí —Ella tiene un aura especial.
______ llegó a la cocina y nos miró.
—¿Quieres comer algo, niña? —le preguntó a ______.
—No señora, gracias… —dijo y al instante su panza gruñó. La miré divertido.
—Tonterías, estás muriéndote de hambre —le dije, y miré a Rose —Nana, dale la lasaña de espinaca. Ella solo le hace el feo a lo que yo consumo.
Rose la miró.
—¿Eres vegetariana? —le preguntó algo sorprendida.
—Trato de serlo. Desde hace ya dos años que no como carne —dijo orgullosa de si misma.
Rose sonrió y sacó la lasaña del refrigerador.
—Es lo único que puedo hacer que Justin coma, sino no hay caso. No consume casi nada, no proveniente de un pobre animal —le contó mi nana.
—Si —dijo ______ mientras se sentaba a mi lado —Es un carnívoro sin control.
—Lo se, lo se. Ya le he dicho que un día todos los pobres animales que le han dado de comer, van a venir en busca de venganza…
—Y se la merecerá Rose, todo se paga en esta vida.
—Además de que algún día le agarrara un paro cardiaco de tener las venas todas tapadas de carne y comida chatarra —agregó —Y a pesar de que come como una bestia, está perfectamente bien corporalmente.
—Si lo se, yo tampoco entiendo porque —dijo la morena —Y es una injusticia de la vida. Imagínese, yo llego a comer un poco más de lo que como normalmente, engordo como 5 kilos, y parezco un globo.
—Eso es terrible, y nosotras las mujeres somos las que más lo sufrimos. Y él come, come y come, y no engorda.
—Ya lo volveré menos carnívoro de alguna manera.
—¿Ya terminaron de defenestrarme? —les pregunté. Ambas rieron —Tengo hambre.
—Ya va a estar pequeño —dijo mi nana.
Se acercó al horno para sacar la lasaña. ______ me miró y yo también lo hice. Me sonrió levemente y sentí aquel extraño impulso de besarla. Levantó su mano y acomodó mi cabello hacia atrás. La sensación de estar así con ella se convirtió en algo totalmente extraño.
Era como si yo significara algo para ella. Quizás un amigo…
Nunca tuve amigas mujeres, pues considero que no existe la amistad entre el hombre y la mujer. Lo único que hay entre el hombre y la mujer es deseo. Deseo, que arde en mí, cada vez que tengo cerca a ______.
Rose puso un plato frente a ______, haciendo que ella mirara al frente. Sonrió al ver en el plato la humeante lasaña.
—Mmm, esto se ve delicioso —dijo ella.
—No tanto como tú —le susurré para que Rose no me escuchara.
______ me miró asesinamente, yo solo reí por lo bajo, y Rose puso otra plato frente a mí.
Un jugoso trozo de carne, con el mejor puré del mundo.
Mmm, ¿Cómo sería una jugosa ______ desnuda con crema y una cereza encima? Eso sería interesante. Muy interesante.
Rose se sentó a comer con nosotros, un poco de lasaña. Hablaba con ______ como si se conocieran de toda la vida.
Yo solo las observaba y comentaba muy de vez en cuando sobre alguna de sus conversaciones, de lo cual me ganaba una venenosa mirada de parte de ambas. Cuando ______ había terminado de comer, yo ya iba por mi segundo plato terminado. Ella me miró algo sorprendida.
—De verdad eres una bestia comiendo —me dijo.
—Y tú de verdad pareces un pajarito comiendo —le dije.
______ se puso de pie y juntó sus cosas.
—Bueno, Rose estuvo delicioso, ya te pediré la receta —le dijo dulce.
—Cuando quieras, ______ —dijo ella sonriéndole.
—Bieber, ya me voy —me dijo.
—Bueno, entonces te llevo —dije cuando terminé de tomar agua.
—No, ya es suficiente. Ya no es necesario, no soy una niña —dijo quejándose.
—Bueno, esta bien cariño, esta vez acepto tus condiciones —le dije, y ella suspiró aliviada. La miré divertido —Pero te acompaño hasta abajo.
—Y si no hay más remedio, ¿Qué puedo hacer? —dijo y Rose rió. Se acercó a ella —Hasta luego Rose, fue un gusto conocerte. No entiendo porque teniéndote a ti, el muchachito es así.
—Yo tampoco cielo —dijo divertida mi nana.
Revoleé los ojos y busqué las llaves mientras ______ caminaba hacia la puerta.
—Dile que me agrada —me susurró Rose antes de que yo fuera detrás de ella.
—Se lo digo —le dije y salí de allí con ______.
Nos subimos al ascensor y bajamos en planta baja. Caminamos hasta la puerta y ella se giró a verme.
—Bueno Bieber, gracias por todo. No recuerdo muy bien lo de anoche, pero... voy a creer en tus palabras.
—Así tiene que ser —dije. Ella sonrió.
—Gracias —musitó. La miré fijo y no pude detenerme.
Levanté mi mano y acomodé un mechón de su cabello detrás de su oreja, para luego bajar mi mano por su mejilla y acariciarla levemente. Posé mi mirada en sus labios, y volví a sus ojos.
—No es nada cariño, se hacer mi trabajo —le dije.
Trató de no sonreír, pero le fue imposible.
—Eres un tonto, adiós —dijo y comenzó a caminar.
—¡Oye! —la llamé. Se giró a verme.
—¿Si? —preguntó.
—Mi nana me pidió que te dijera que le agradas. Y eso no es fácil de conseguir, no le agradan mucho las mujeres. Menos las chicas que tratan de corromperme…
—Yo no quiero corromperte —dijo rápidamente.
—Exacto —hablé y sonreí de costado —Mi nana, sabe que soy yo quien trata de corromperte.
Vi como sus mejillas tomaban un poco de color, y las ganas de besarla fueron casi ilógicas en mí. Negó con la cabeza y siguió caminando. ¿Por qué demonios es tan linda?
Sacudí mi cabeza y me metí al edificio, subí a mi casa y entré. Rose estaba terminando de lavar todo. Me miró y sonrió.
—Es encantadora —me dijo.
—¿Te agrada enserio?
—Claro que si, me recuerda a tu…
Dejó de hablar y bajó la mirada.
—¿A quien? —le pregunté.
—A una vieja amiga que tengo, es así como ella. De carácter fuerte, convicciones inamovibles y sobre todo una extraña pero dulce forma de llegar a las personas.
—Para mí es como todas las demás —le mentí descaradamente.
—Si, seguro —dijo con ironía —Te conozco tanto, pequeño.
—¿Qué quieres decir? —le pregunté.
Ella sonrió divertida y dejó de lavar, para mirarme a los ojos.
—Tú, te estas enamorando de ______.
Dangerous Obsession
Capítulo Diecisiete.
Comencé a despertar al sentir, como unas leves manos me movían. Abrí un ojo y la miré. Ella me sonrió levemente.
—Buenos días, nana —le dije con voz ronca.
—¿Se puede saber que haces durmiendo en el sillón? —me preguntó. Me senté y miré a mí alrededor.
—Mi cuarto está ocupado —contesté, y me puse de pie para ir al baño. Entré, me lavé la cara y los dientes. Salí y me acerqué a la mesada para sentarme frente a Rose —¿Qué hora es?
—Las doce en punto, Justin —me contestó y comenzó a sacar hoyas y comida para cocinar.
—¿Justin? —escuché su adormilada voz.
Mi nana y yo nos giramos para mirar hacia el pasillo, del cual provenía su voz. Su rostro era una mezcla de sueño, confusión y dolor de cabeza. Ella me miró y luego miró a mi nana. Me puse de pie y me acerqué a ella.
—Vamos al cuarto, cariño —le dije y volvimos de donde salió.
Me giré a verla, después de cerrar la puerta.
—¿Dónde estoy? —me preguntó mientras se sentaba despacio en la cama.
—En mi departamento —le contesté. Sus ojos se abrieron bien y se puso rápidamente de pie.
—¿Qué hiciste conmigo? —dijo nerviosa —¡Oh, dios! No me digas que tú y yo…
—No cariño —la interrumpí divertido —Tú y yo no hicimos nada de lo que estas pensando. Te hubiera encantado, ¿verdad?
—No, claro que no —dijo rápidamente —Además como iba a encantarme, si no recuerdo nada de lo que pasó.
—¿Nada? —pregunté. Ella clavó sus ojos en los míos.
—Bueno, recuerdo un poco —dijo y me miró con desconfianza —¿Qué estas insinuando?
—No, nada.
—Bieber… —dijo mi nombre con tono de advertencia.
—¿De verdad quieres saberlo? —le dije. Ella asintió —Bueno, pues para empezar tomaste mucho por lo que adjudico todos tus actos al alcohol. Ni los chicos ni yo te juzgamos de verdad.
—Oh, dios santo —dijo mientras se sentaba en la cama para escucharme con atención.
—Pusiste música en el bar, comenzaste a bailar muuuuy sexy, me gusta verte bailar por cierto. Coqueteaste con Hook…
—¿Hook? —preguntó.
—Un grandulon, así le dijiste, que va allí siempre —le dije —Me sedujiste.
—¿Qué hice que?
—Me sedujiste, me bailaste sensualmente… cerca, tocándome, provocándome.
—Yo…
—Luego te subiste a la barra, haciendo que todas las mujeres del lugar se subieran y bailaran sensualmente junto a ti. Pero debo decir, que aun así eras la más sexy. Luego un baboso quiso tocarte, lo puse en su lugar. Te rescaté de la perdición, salimos de allí, nos fuimos a las vegas, nos casamos y ahora eres mi esposa. Me debes la noche de bodas cariño…
Ahora su rostro era una mezcla de vergüenza, preocupación y asombro. Hasta que clavó sus ojos en mí, los entrecerró y me miró con recelo.
—Eso último es mentira, ¿cierto? —me dijo muy segura de ello. Sonreí divertido.
—Pensé que así el saber que me besaste anoche aligeraría la noticia —le dije.
Sus ojos se abrieron como platos.
—Eso es mentira —aseguró.
—No, no es mentira. Lo hiciste, y bueno yo no pude negarme…
—Eres un aprovechado, estoy segura de que tú me besaste a mi, y ahora me estas diciendo que yo te besé a ti…
—¿Para que voy a mentirte? —pregunté —Si yo te hubiese besado te lo digo: Morena, anoche te besé. Pero no lo hice…
—Mmm, bueno si fue así entonces te pido perdón. Esa no era yo —dijo totalmente avergonzada.
—No, no me pidas perdón cariño. Por mí, puedes hacerlo las veces que tengas ganas.
Ella bajó su mirada nerviosa, intentando evitar mi mirada.
—¿Quién es la señora que esta en la cocina? —me preguntó.
Arqueé una de mis cejas ante su repentino cambio de tema. Ella ya no quería seguir hablando de eso. Sonreí levemente.
—Rose, mi nana. Viene, los fines de semana, para cocinarme y dejarme la comida preparada. Soy un desastre cocinando.
—¿Así que tienes una nana? Que tierno de ti, Bieber —me dijo.
—Lo ves, no todo es pecado en mí, cariño.
Rió por lo bajo y salimos de la habitación, para ir a la cocina. Rose nos miró y sonrió levemente.
—Nana, ella es ______ —se la presenté.
—Es un gusto señora —le habló la morena amable.
—El gusto es mío, niña —dijo mi nana.
—¿Puedo pasar al baño? —me preguntó ______.
—Si, si —le dije —Aquella puerta de allí.
—Ya vuelvo —se disculpó y fue hasta el baño. Me senté frente a Rose, y ella me miró bien.
—¿Qué pasa? —le pregunté.
—Nunca habías traído a una chica aquí —dijo con tono pícaro.
—Va a la Universidad conmigo. Ayer tuvimos un pequeño percance y no podía dejarla sola en su casa.
—Es muy linda, me agrada —dijo y volvió a cocinar.
—Que extraño, nunca te agradan… por eso no las traigo.
—No parece ser una tonta con pelo teñido —dijo exasperada. Yo reí —Ella tiene un aura especial.
______ llegó a la cocina y nos miró.
—¿Quieres comer algo, niña? —le preguntó a ______.
—No señora, gracias… —dijo y al instante su panza gruñó. La miré divertido.
—Tonterías, estás muriéndote de hambre —le dije, y miré a Rose —Nana, dale la lasaña de espinaca. Ella solo le hace el feo a lo que yo consumo.
Rose la miró.
—¿Eres vegetariana? —le preguntó algo sorprendida.
—Trato de serlo. Desde hace ya dos años que no como carne —dijo orgullosa de si misma.
Rose sonrió y sacó la lasaña del refrigerador.
—Es lo único que puedo hacer que Justin coma, sino no hay caso. No consume casi nada, no proveniente de un pobre animal —le contó mi nana.
—Si —dijo ______ mientras se sentaba a mi lado —Es un carnívoro sin control.
—Lo se, lo se. Ya le he dicho que un día todos los pobres animales que le han dado de comer, van a venir en busca de venganza…
—Y se la merecerá Rose, todo se paga en esta vida.
—Además de que algún día le agarrara un paro cardiaco de tener las venas todas tapadas de carne y comida chatarra —agregó —Y a pesar de que come como una bestia, está perfectamente bien corporalmente.
—Si lo se, yo tampoco entiendo porque —dijo la morena —Y es una injusticia de la vida. Imagínese, yo llego a comer un poco más de lo que como normalmente, engordo como 5 kilos, y parezco un globo.
—Eso es terrible, y nosotras las mujeres somos las que más lo sufrimos. Y él come, come y come, y no engorda.
—Ya lo volveré menos carnívoro de alguna manera.
—¿Ya terminaron de defenestrarme? —les pregunté. Ambas rieron —Tengo hambre.
—Ya va a estar pequeño —dijo mi nana.
Se acercó al horno para sacar la lasaña. ______ me miró y yo también lo hice. Me sonrió levemente y sentí aquel extraño impulso de besarla. Levantó su mano y acomodó mi cabello hacia atrás. La sensación de estar así con ella se convirtió en algo totalmente extraño.
Era como si yo significara algo para ella. Quizás un amigo…
Nunca tuve amigas mujeres, pues considero que no existe la amistad entre el hombre y la mujer. Lo único que hay entre el hombre y la mujer es deseo. Deseo, que arde en mí, cada vez que tengo cerca a ______.
Rose puso un plato frente a ______, haciendo que ella mirara al frente. Sonrió al ver en el plato la humeante lasaña.
—Mmm, esto se ve delicioso —dijo ella.
—No tanto como tú —le susurré para que Rose no me escuchara.
______ me miró asesinamente, yo solo reí por lo bajo, y Rose puso otra plato frente a mí.
Un jugoso trozo de carne, con el mejor puré del mundo.
Mmm, ¿Cómo sería una jugosa ______ desnuda con crema y una cereza encima? Eso sería interesante. Muy interesante.
Rose se sentó a comer con nosotros, un poco de lasaña. Hablaba con ______ como si se conocieran de toda la vida.
Yo solo las observaba y comentaba muy de vez en cuando sobre alguna de sus conversaciones, de lo cual me ganaba una venenosa mirada de parte de ambas. Cuando ______ había terminado de comer, yo ya iba por mi segundo plato terminado. Ella me miró algo sorprendida.
—De verdad eres una bestia comiendo —me dijo.
—Y tú de verdad pareces un pajarito comiendo —le dije.
______ se puso de pie y juntó sus cosas.
—Bueno, Rose estuvo delicioso, ya te pediré la receta —le dijo dulce.
—Cuando quieras, ______ —dijo ella sonriéndole.
—Bieber, ya me voy —me dijo.
—Bueno, entonces te llevo —dije cuando terminé de tomar agua.
—No, ya es suficiente. Ya no es necesario, no soy una niña —dijo quejándose.
—Bueno, esta bien cariño, esta vez acepto tus condiciones —le dije, y ella suspiró aliviada. La miré divertido —Pero te acompaño hasta abajo.
—Y si no hay más remedio, ¿Qué puedo hacer? —dijo y Rose rió. Se acercó a ella —Hasta luego Rose, fue un gusto conocerte. No entiendo porque teniéndote a ti, el muchachito es así.
—Yo tampoco cielo —dijo divertida mi nana.
Revoleé los ojos y busqué las llaves mientras ______ caminaba hacia la puerta.
—Dile que me agrada —me susurró Rose antes de que yo fuera detrás de ella.
—Se lo digo —le dije y salí de allí con ______.
Nos subimos al ascensor y bajamos en planta baja. Caminamos hasta la puerta y ella se giró a verme.
—Bueno Bieber, gracias por todo. No recuerdo muy bien lo de anoche, pero... voy a creer en tus palabras.
—Así tiene que ser —dije. Ella sonrió.
—Gracias —musitó. La miré fijo y no pude detenerme.
Levanté mi mano y acomodé un mechón de su cabello detrás de su oreja, para luego bajar mi mano por su mejilla y acariciarla levemente. Posé mi mirada en sus labios, y volví a sus ojos.
—No es nada cariño, se hacer mi trabajo —le dije.
Trató de no sonreír, pero le fue imposible.
—Eres un tonto, adiós —dijo y comenzó a caminar.
—¡Oye! —la llamé. Se giró a verme.
—¿Si? —preguntó.
—Mi nana me pidió que te dijera que le agradas. Y eso no es fácil de conseguir, no le agradan mucho las mujeres. Menos las chicas que tratan de corromperme…
—Yo no quiero corromperte —dijo rápidamente.
—Exacto —hablé y sonreí de costado —Mi nana, sabe que soy yo quien trata de corromperte.
Vi como sus mejillas tomaban un poco de color, y las ganas de besarla fueron casi ilógicas en mí. Negó con la cabeza y siguió caminando. ¿Por qué demonios es tan linda?
Sacudí mi cabeza y me metí al edificio, subí a mi casa y entré. Rose estaba terminando de lavar todo. Me miró y sonrió.
—Es encantadora —me dijo.
—¿Te agrada enserio?
—Claro que si, me recuerda a tu…
Dejó de hablar y bajó la mirada.
—¿A quien? —le pregunté.
—A una vieja amiga que tengo, es así como ella. De carácter fuerte, convicciones inamovibles y sobre todo una extraña pero dulce forma de llegar a las personas.
—Para mí es como todas las demás —le mentí descaradamente.
—Si, seguro —dijo con ironía —Te conozco tanto, pequeño.
—¿Qué quieres decir? —le pregunté.
Ella sonrió divertida y dejó de lavar, para mirarme a los ojos.
—Tú, te estas enamorando de ______.
ѕιмρℓємєηтє.мιкα
Re: La peligrosa Obsesion {Justin & tu} HOT! Adaptada!
Capítulo Diesiocho.
Me desperté más temprano de lo que en verdad estoy acostumbrado. Me pegué una refrescante ducha y comí una quemada tostada antes de salir de mi departamento, a un agotador lunes en la Universidad.
El domingo se me había pasado rápido hablando con mi nana y recordando cosas de cuando era niño. La hice desistir de la absurda idea de que yo me estaba enamorando de ______.
Ese concepto no está incluido en el diccionario de mi vida.
—Uno nunca sabe cuando el amor le llega, pequeño —me dijo Rose —Pero de que llega, llega. Sin avisar y sin permiso, y hay veces en las que se va de la misma manera de la que vino…
Sacudí mi cabeza y me subí a mi moto para prender marcha a las tareas del día. Llegué y me encontré con Ryan y Chaz.
—¿Qué tal Bieber? —me preguntó Butler.
—Bien, ¿Tú? —le dije.
—Excelente —contestó. Lo miré atentamente.
—¿Realizada la hazaña? —dije al ver su rostro de autosuficiencia.
—Realizada —contestó. Chocamos nuestras manos. Ryan anotaba otra más a su lista de mujeres. Una lista larga y morbosa. Yo nunca hice una lista, y tampoco pienso hacerla.
—¿Y tú, Somers? —le hablé a mi otro amigo.
Él estaba serio y parecía molesto. Miré a Ryan y me hizo un gesto con los hombros.
—No sé que le pasa, así está desde que llegué —dijo Ryan.
Ambos nos giramos a verlo.
—¿Qué pasa hermano? —le pregunté algo preocupado, nunca lo había visto tan serio.
Él terminó de fumar su cigarrillo y lo tiró hacia un costado.
—No pasa nada —contestó secamente. Otra vez con Ryan nos miramos extrañados.
Pero mi atención fue llamada por un auto que acaba de entrar al estacionamiento. Era nuevo, pues nunca lo habíamos visto antes.
—Un Audi S4 Cabriolet, ¿de quien es esa belleza? —habló Ryan sin dejar de mirar el auto.
Hasta que una pequeña figura se bajó de allí.
—______ —dije sonriente.
—Mira como se le iluminó la cara —habló Chaz. Me giré a verlo.
—¿Estás vivo? —dije y palmeé su hombro —Pensé que no.
Volví mi vista a la morena. Ella cerró la puerta de su auto y con una sonrisa de oreja a oreja se acercó a nosotros.
—Hola muchachos —nos dijo.
—¿Cómo estás ______? —le preguntó Chaz. Ella lo miró bien.
—Creo que mejor que tú —dijo ella.
—Si, no sabemos que le pasa —dijo Ryan.
—No me pasa nada —soltó exasperado —¿Acaso nunca tuvieron un mal día?
—¿Estrenando auto? —le pregunté y logré al fin obtener una mirada fija de su parte. Sonrió mostrándome todos sus dientes.
—Si —dijo contenta —Al fin me trajeron mi auto. Ya no voy a depender de chóferes celosos y de chóferes aprovechadores…
—¿Eso último fue una indirecta para mi? —le pregunté. Ryan rió.
—Más que indirecta, diría directa amigo —me dijo y palmeó mi espalda.
—Exacto —agregó la morena y nos miró consecutivamente a los tres —¿Han desayunado?
Los tres negamos con la cabeza algo confundidos.
—Comí media tostada quemada —le dije.
—Yo no tuve tiempo —dijo Chaz.
—Y yo ganas —le dijo Ryan.
—Son de terror —se acercó a nosotros y sin decir nada nos quitó el cigarrillo a Ryan y a mí, y le quitó a Chaz el que estaba por prender.
—¿Qué haces? —le preguntó Somers.
—No pueden fumar sin desayunar —nos dijo y arrojó los cigarrillos a los lejos.
—Ese estaba entero —lloriqueó Chaz.
—Lo lamento, pero yo no puedo permitir que consuman sus vidas con estas porquerías —dijo ella algo nerviosa. Ryan la miró con ternura.
—Siempre quise tener a alguien que me dijera eso —le dijo y se acercó a abrazarla.
Chaz se unió a su tonto abrazo. Sentí una pequeña punzada en el estomago, y los miré asesinamente.
—Ya, ya, suéltenla —les dije. Ambos se alejaron —No me la atosiguen.
—¡Ja! —dijo ella divertida —Mira quien habla…
—Eso mismo, Justin. Mira quien habla —agregó Ryan.
—Bueno, no voy a dejar que vuelvan a fumar sin haber desayunado antes, ¿entendieron? Eso les hace más daño del que ya se hacen al fumar —nos dijo. Los tres asentimos como niños pequeños —Ahora caminen que vamos a llegar tarde.
Volvimos a asentir, y comenzamos a caminar. Escuchamos como un montón de libros caían al suelo. Los cuatro nos giramos a ver.
—¡Demonios! —dijo aquella chica y se agachó a recogerlos. ______ la miró y luego nos miró a nosotros.
—¿Quién es ella? —preguntó. Ryan y yo nos encogimos de hombros.
—Se llama Emma Roberts, estudiante de abogacía. Está un año más adelante que nosotros porque es una Enstein en potencia. Una ñoña —dijo Somers.
Ryan lo miró confundido. ¿Cómo sabía esas cosas? Es más, yo jamás la había visto.
—Voy a ayudarla —dijo la morena y se acercó a ella.
La chica castaña de ojos verdes, levantó su mirada, que estaba detrás de unos anteojos, para mirar a ______. La morena le sonrió y comenzó a juntar los libros mientras le hablaba.
Con los chicos comenzamos a caminar hacia el salón.
—¿Cómo sabes todo eso de ella? —le pregunté a Chaz.
—Lo sé y punto —dijo Somers.
Otra vez su cara se había tornado seria. Entramos al salón y aún la profesora de derecho no había llegado.
______ entró corriendo y se paró en secó al ver que había llegado a tiempo. La miré y le hice un gesto para que se sentara a mi lado. Negó con la cabeza, le hice un gesto de ¿Por qué?
Con el rostro me señaló a Amanda. Giré mi cabeza para mirarla y la rubia me miraba fijo, con los ojos llenos de rabia. Un escalofrió recorrió mi espalda. Eso si que da miedo…
Volví mi mirada a ______, y ella ya estaba sentada al lado de Ryan. Tomé mi celular y comencé a escribir rápidamente. Envié el mensaje, miré hasta que mi amigo tomó su celular. Sentí como alguien se sentaba a mi lado, lo miré y era Chaz.
—¿Qué sucede? —me preguntó.
—Estoy viendo si Ryan, lee el mensaje que le mandé —dije sin dejar de mirar al frente.
Mi celular comenzó a vibrar.
‘Tranquilo Bieber, tengo códigos. Sé que es tuya, además de que se nota que estás loquito por ella…’
Gruñí y volví a escribir.
‘No seas imbécil, y solo no te pases de listo porque ya verás…’
La profesora entró a la clase. Me acomodé mejor en la silla y volví mi vista Chaz. Él seguía con el semblante serio. Algo lo perturba, y mucho.
—¿Vas a decirme qué te pasa? —le dije por lo bajo. Me miró de costado.
—Hay alguien que me perturba —contestó. Fruncí el ceño y lo miré mejor.
—¿Acaso es la chica de anteojitos? —le pregunté y sin darme cuenta elevé más mi voz de lo que debía. Toda la clase se giró a verme.
—¿Sucede algo Bieber? —me preguntó la profesora.
—No, nada. Lo siento —me disculpé.
Creo que yo estaba más asombrado que el resto de la clase, al escucharme a mi mismo disculpándome por algo que hice.
—¿Estás enfermo o qué? —dijo por lo bajo Chaz. Sonreí divertido.
—No me cambies de tema, ¿es la tal Emma?
Suspiró levemente y volvió a mirar al frente.
—Sí —dijo sin quitar su vista de la profesora.
—¿Qué pasó con ella?
—Es una… una ñoña —dijo nervioso, pero sin levantar la voz —Y tuvo el tupé de decirme que soy un neandertal con peinado de disco.
Estallé en risas. Otra vez la clase entera se giró a verme, incluso ______ y Ryan. La profesora frunció el ceño.
—¿Se puede saber qué es tan gracioso? —me preguntó.
—Lo siento, de verdad lo siento —dije mientras calmaba mi risa —No volverá a pasar…
La profesora revoleó los ojos y volvió a escribir.
—¿Y por eso estás así? —le dije mientras restregaba mis ojos a causa de la risa.
—No solo me dijo eso. Sino también que era un pobre ******* que buscaba consuelo en todas las chicas con las que me acostaba, pero que no lograba llenar el vació de mi vida con ninguna de ellas…
—Uuuh, eso dolió, ¿verdad? —pregunté. Él no dijo nada —¿Pero por qué te dijo todo eso?
—Porque intenté seducirla ayer en la tarde en la biblioteca de aquí —me dijo.
—¿Estuviste aquí ayer? —dije asombrado. Jamás pensé que Chaz podría estar un domingo en la Universidad.
—Necesitaba buscar un libro, y vine, la vi sentada leyendo y me acerqué a ella… Maldita sea la hora en que lo hice.
—¿Te gusta? —dije al observar su total indignación hacia ella.
Se giró a verme rápidamente.
—Claro que no… Ella no es mi tipo de mujer, además de que no la tocaría ni con un palo. Es la última mujer con la que me metería en mi vida.
—Te gusta —afirmé.
Él no me dijo nada. Sonreí y volví mi vista al frente. El primer caído ante los encantos de una genio. ¿Quién será el segundo? Estoy completamente seguro de que será Ryan, y quedaré solo en mi lucha por el machismo…
Fijé mi vista en ______, con cuidado se giró a verme. Tomé mi celular y escribí debajo de la mesa. Observé como ella buscaba su celular. Lo abrió.
‘Me estabas mirando, te caché cariño.’
Vi como ella escribía. Luego de unos segundos mi celular vibró.
‘Creo que el que me estaba mirando eras tú, yo solo giré porque me sentía observada’
Le respondí.
‘¿Ahora tienes un sexto sentido?’
Me respondió.
‘Veo gente muerta… jajaja’
Sonreí por lo bajo y guardé mi teléfono ya que la profesora dejó de escribir y nos miró a todos. Comenzó a hablar.
—Bueno alumnos, vamos a hablar sobre el habeas corpus —dijo y caminó un poco moviendo sus manos —¿Alguien puede decirme algo sobre eso?
—El habeas corpus es una institución jurídica que garantiza la libertad personal del individuo, con el fin de evitar los arrestos y detenciones arbitrarias. Se basa en la obligación de presentar ante el juez, a todo detenido en el plazo de 72 horas, el cual podría ordenar la libertad inmediata del detenido si no encontrara motivo suficiente de arresto —habló con total fluidez la morena.
—Excelente señorita Levine, se nota que ha estado leyendo —la felicitó la profesora.
—Vaya podría ser tu abogada la próxima vez que te metas en algún problema —aseguró Somers. La clase continuó hasta que el bendito timbre sonó. Me puse de pie, necesitaba salir de allí para fumar un cigarrillo. ______ me había apagado el que me estaba por terminar, y sentí como que un pedazo de mí faltaba.
Salí del salón, con Chaz y Ryan detrás de mí. Toqué los bolsillos de mis pantalones, y me olvidé la maldita caja.
—¡Demonios! —dije deteniendo mi paso.
—¿Qué sucede? —me preguntó Ryan.
—Olvidé los cigarrillos, ya vuelvo —les dije y regresé mis pasos hacia el salón.
Me detuve al escuchar unas voces.
—¡Eres una cualquiera! —escuché la chillona voz de Amanda.
—El muerto se asusta del degollado —dijo irónica ______ —¡Me tienes harta Amanda! ¡Ya te dije millones de veces que entre Bieber y yo no hay nada!
—¡Pues no te creo! —chilló ella.
—¡Pues ese es tu problema, déjame en paz! —le exigió. Entré al salón haciendo que ambas me miraran. ______ soltó un suspiro —Bieber ven aquí.
—¿Yo? —dije haciéndome el tonto.
—¿Acaso hay otro aquí? —preguntó con sarcasmo. Sonreí y me acerque hasta ellas. ______ miró a Amanda —¿Puedes decirle por Dios que entre nosotros no pasa nada?
Me desperté más temprano de lo que en verdad estoy acostumbrado. Me pegué una refrescante ducha y comí una quemada tostada antes de salir de mi departamento, a un agotador lunes en la Universidad.
El domingo se me había pasado rápido hablando con mi nana y recordando cosas de cuando era niño. La hice desistir de la absurda idea de que yo me estaba enamorando de ______.
Ese concepto no está incluido en el diccionario de mi vida.
—Uno nunca sabe cuando el amor le llega, pequeño —me dijo Rose —Pero de que llega, llega. Sin avisar y sin permiso, y hay veces en las que se va de la misma manera de la que vino…
Sacudí mi cabeza y me subí a mi moto para prender marcha a las tareas del día. Llegué y me encontré con Ryan y Chaz.
—¿Qué tal Bieber? —me preguntó Butler.
—Bien, ¿Tú? —le dije.
—Excelente —contestó. Lo miré atentamente.
—¿Realizada la hazaña? —dije al ver su rostro de autosuficiencia.
—Realizada —contestó. Chocamos nuestras manos. Ryan anotaba otra más a su lista de mujeres. Una lista larga y morbosa. Yo nunca hice una lista, y tampoco pienso hacerla.
—¿Y tú, Somers? —le hablé a mi otro amigo.
Él estaba serio y parecía molesto. Miré a Ryan y me hizo un gesto con los hombros.
—No sé que le pasa, así está desde que llegué —dijo Ryan.
Ambos nos giramos a verlo.
—¿Qué pasa hermano? —le pregunté algo preocupado, nunca lo había visto tan serio.
Él terminó de fumar su cigarrillo y lo tiró hacia un costado.
—No pasa nada —contestó secamente. Otra vez con Ryan nos miramos extrañados.
Pero mi atención fue llamada por un auto que acaba de entrar al estacionamiento. Era nuevo, pues nunca lo habíamos visto antes.
—Un Audi S4 Cabriolet, ¿de quien es esa belleza? —habló Ryan sin dejar de mirar el auto.
Hasta que una pequeña figura se bajó de allí.
—______ —dije sonriente.
—Mira como se le iluminó la cara —habló Chaz. Me giré a verlo.
—¿Estás vivo? —dije y palmeé su hombro —Pensé que no.
Volví mi vista a la morena. Ella cerró la puerta de su auto y con una sonrisa de oreja a oreja se acercó a nosotros.
—Hola muchachos —nos dijo.
—¿Cómo estás ______? —le preguntó Chaz. Ella lo miró bien.
—Creo que mejor que tú —dijo ella.
—Si, no sabemos que le pasa —dijo Ryan.
—No me pasa nada —soltó exasperado —¿Acaso nunca tuvieron un mal día?
—¿Estrenando auto? —le pregunté y logré al fin obtener una mirada fija de su parte. Sonrió mostrándome todos sus dientes.
—Si —dijo contenta —Al fin me trajeron mi auto. Ya no voy a depender de chóferes celosos y de chóferes aprovechadores…
—¿Eso último fue una indirecta para mi? —le pregunté. Ryan rió.
—Más que indirecta, diría directa amigo —me dijo y palmeó mi espalda.
—Exacto —agregó la morena y nos miró consecutivamente a los tres —¿Han desayunado?
Los tres negamos con la cabeza algo confundidos.
—Comí media tostada quemada —le dije.
—Yo no tuve tiempo —dijo Chaz.
—Y yo ganas —le dijo Ryan.
—Son de terror —se acercó a nosotros y sin decir nada nos quitó el cigarrillo a Ryan y a mí, y le quitó a Chaz el que estaba por prender.
—¿Qué haces? —le preguntó Somers.
—No pueden fumar sin desayunar —nos dijo y arrojó los cigarrillos a los lejos.
—Ese estaba entero —lloriqueó Chaz.
—Lo lamento, pero yo no puedo permitir que consuman sus vidas con estas porquerías —dijo ella algo nerviosa. Ryan la miró con ternura.
—Siempre quise tener a alguien que me dijera eso —le dijo y se acercó a abrazarla.
Chaz se unió a su tonto abrazo. Sentí una pequeña punzada en el estomago, y los miré asesinamente.
—Ya, ya, suéltenla —les dije. Ambos se alejaron —No me la atosiguen.
—¡Ja! —dijo ella divertida —Mira quien habla…
—Eso mismo, Justin. Mira quien habla —agregó Ryan.
—Bueno, no voy a dejar que vuelvan a fumar sin haber desayunado antes, ¿entendieron? Eso les hace más daño del que ya se hacen al fumar —nos dijo. Los tres asentimos como niños pequeños —Ahora caminen que vamos a llegar tarde.
Volvimos a asentir, y comenzamos a caminar. Escuchamos como un montón de libros caían al suelo. Los cuatro nos giramos a ver.
—¡Demonios! —dijo aquella chica y se agachó a recogerlos. ______ la miró y luego nos miró a nosotros.
—¿Quién es ella? —preguntó. Ryan y yo nos encogimos de hombros.
—Se llama Emma Roberts, estudiante de abogacía. Está un año más adelante que nosotros porque es una Enstein en potencia. Una ñoña —dijo Somers.
Ryan lo miró confundido. ¿Cómo sabía esas cosas? Es más, yo jamás la había visto.
—Voy a ayudarla —dijo la morena y se acercó a ella.
La chica castaña de ojos verdes, levantó su mirada, que estaba detrás de unos anteojos, para mirar a ______. La morena le sonrió y comenzó a juntar los libros mientras le hablaba.
Con los chicos comenzamos a caminar hacia el salón.
—¿Cómo sabes todo eso de ella? —le pregunté a Chaz.
—Lo sé y punto —dijo Somers.
Otra vez su cara se había tornado seria. Entramos al salón y aún la profesora de derecho no había llegado.
______ entró corriendo y se paró en secó al ver que había llegado a tiempo. La miré y le hice un gesto para que se sentara a mi lado. Negó con la cabeza, le hice un gesto de ¿Por qué?
Con el rostro me señaló a Amanda. Giré mi cabeza para mirarla y la rubia me miraba fijo, con los ojos llenos de rabia. Un escalofrió recorrió mi espalda. Eso si que da miedo…
Volví mi mirada a ______, y ella ya estaba sentada al lado de Ryan. Tomé mi celular y comencé a escribir rápidamente. Envié el mensaje, miré hasta que mi amigo tomó su celular. Sentí como alguien se sentaba a mi lado, lo miré y era Chaz.
—¿Qué sucede? —me preguntó.
—Estoy viendo si Ryan, lee el mensaje que le mandé —dije sin dejar de mirar al frente.
Mi celular comenzó a vibrar.
‘Tranquilo Bieber, tengo códigos. Sé que es tuya, además de que se nota que estás loquito por ella…’
Gruñí y volví a escribir.
‘No seas imbécil, y solo no te pases de listo porque ya verás…’
La profesora entró a la clase. Me acomodé mejor en la silla y volví mi vista Chaz. Él seguía con el semblante serio. Algo lo perturba, y mucho.
—¿Vas a decirme qué te pasa? —le dije por lo bajo. Me miró de costado.
—Hay alguien que me perturba —contestó. Fruncí el ceño y lo miré mejor.
—¿Acaso es la chica de anteojitos? —le pregunté y sin darme cuenta elevé más mi voz de lo que debía. Toda la clase se giró a verme.
—¿Sucede algo Bieber? —me preguntó la profesora.
—No, nada. Lo siento —me disculpé.
Creo que yo estaba más asombrado que el resto de la clase, al escucharme a mi mismo disculpándome por algo que hice.
—¿Estás enfermo o qué? —dijo por lo bajo Chaz. Sonreí divertido.
—No me cambies de tema, ¿es la tal Emma?
Suspiró levemente y volvió a mirar al frente.
—Sí —dijo sin quitar su vista de la profesora.
—¿Qué pasó con ella?
—Es una… una ñoña —dijo nervioso, pero sin levantar la voz —Y tuvo el tupé de decirme que soy un neandertal con peinado de disco.
Estallé en risas. Otra vez la clase entera se giró a verme, incluso ______ y Ryan. La profesora frunció el ceño.
—¿Se puede saber qué es tan gracioso? —me preguntó.
—Lo siento, de verdad lo siento —dije mientras calmaba mi risa —No volverá a pasar…
La profesora revoleó los ojos y volvió a escribir.
—¿Y por eso estás así? —le dije mientras restregaba mis ojos a causa de la risa.
—No solo me dijo eso. Sino también que era un pobre ******* que buscaba consuelo en todas las chicas con las que me acostaba, pero que no lograba llenar el vació de mi vida con ninguna de ellas…
—Uuuh, eso dolió, ¿verdad? —pregunté. Él no dijo nada —¿Pero por qué te dijo todo eso?
—Porque intenté seducirla ayer en la tarde en la biblioteca de aquí —me dijo.
—¿Estuviste aquí ayer? —dije asombrado. Jamás pensé que Chaz podría estar un domingo en la Universidad.
—Necesitaba buscar un libro, y vine, la vi sentada leyendo y me acerqué a ella… Maldita sea la hora en que lo hice.
—¿Te gusta? —dije al observar su total indignación hacia ella.
Se giró a verme rápidamente.
—Claro que no… Ella no es mi tipo de mujer, además de que no la tocaría ni con un palo. Es la última mujer con la que me metería en mi vida.
—Te gusta —afirmé.
Él no me dijo nada. Sonreí y volví mi vista al frente. El primer caído ante los encantos de una genio. ¿Quién será el segundo? Estoy completamente seguro de que será Ryan, y quedaré solo en mi lucha por el machismo…
Fijé mi vista en ______, con cuidado se giró a verme. Tomé mi celular y escribí debajo de la mesa. Observé como ella buscaba su celular. Lo abrió.
‘Me estabas mirando, te caché cariño.’
Vi como ella escribía. Luego de unos segundos mi celular vibró.
‘Creo que el que me estaba mirando eras tú, yo solo giré porque me sentía observada’
Le respondí.
‘¿Ahora tienes un sexto sentido?’
Me respondió.
‘Veo gente muerta… jajaja’
Sonreí por lo bajo y guardé mi teléfono ya que la profesora dejó de escribir y nos miró a todos. Comenzó a hablar.
—Bueno alumnos, vamos a hablar sobre el habeas corpus —dijo y caminó un poco moviendo sus manos —¿Alguien puede decirme algo sobre eso?
—El habeas corpus es una institución jurídica que garantiza la libertad personal del individuo, con el fin de evitar los arrestos y detenciones arbitrarias. Se basa en la obligación de presentar ante el juez, a todo detenido en el plazo de 72 horas, el cual podría ordenar la libertad inmediata del detenido si no encontrara motivo suficiente de arresto —habló con total fluidez la morena.
—Excelente señorita Levine, se nota que ha estado leyendo —la felicitó la profesora.
—Vaya podría ser tu abogada la próxima vez que te metas en algún problema —aseguró Somers. La clase continuó hasta que el bendito timbre sonó. Me puse de pie, necesitaba salir de allí para fumar un cigarrillo. ______ me había apagado el que me estaba por terminar, y sentí como que un pedazo de mí faltaba.
Salí del salón, con Chaz y Ryan detrás de mí. Toqué los bolsillos de mis pantalones, y me olvidé la maldita caja.
—¡Demonios! —dije deteniendo mi paso.
—¿Qué sucede? —me preguntó Ryan.
—Olvidé los cigarrillos, ya vuelvo —les dije y regresé mis pasos hacia el salón.
Me detuve al escuchar unas voces.
—¡Eres una cualquiera! —escuché la chillona voz de Amanda.
—El muerto se asusta del degollado —dijo irónica ______ —¡Me tienes harta Amanda! ¡Ya te dije millones de veces que entre Bieber y yo no hay nada!
—¡Pues no te creo! —chilló ella.
—¡Pues ese es tu problema, déjame en paz! —le exigió. Entré al salón haciendo que ambas me miraran. ______ soltó un suspiro —Bieber ven aquí.
—¿Yo? —dije haciéndome el tonto.
—¿Acaso hay otro aquí? —preguntó con sarcasmo. Sonreí y me acerque hasta ellas. ______ miró a Amanda —¿Puedes decirle por Dios que entre nosotros no pasa nada?
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Re: La peligrosa Obsesion {Justin & tu} HOT! Adaptada!
Miré a ______ y luego miré a Amanda que esperaba una respuesta de mi parte.
—Vamos Bieber, dile —me insistió la morena.
—Espera un segundo, Amanda —le dije a la rubia y tomé el brazo de ______ para jalarla hacia mí y chocar su boca contra la mía.
Mis ojos estaban abiertos, al igual que los de ella, pero al iniciar un movimiento sobre sus labios mis ojos se cerraron, otra vez. ¿Por qué? No lo sé.
Ella no hacia nada, ni siquiera movía los labios. Hasta que casi la obligué a hacerlo, cuando con cuidado mordí su labio inferior. Entonces sentí esa deseada respuesta. Sonreí sobre su boca, para luego volver a ser serio en aquel beso. Subí mi mano que estaba en su brazo a su nuca, para acercarla un poco más. Ella apoyó sus dos manos sobre mi pecho, era como si intentara alejarse, pero algo en ella se lo impedía. Rocé la punta de mi lengua con la de ella. Obteniendo más sabor de su dulce boca. Finalicé volviendo a morder levemente su labio, para luego alejarme despacio. Abrí mis ojos para mirarla.
Sus ojos se abrieron despacio e intentó hablar, pero las palabras no salieron de su boca. Giré para mirar a Amanda. La rubia estaba tan roja como un tomate, y parecía que su quijada iba a tocar el suelo.
—Yo… —dijo ______.
—Amanda, si eres tan amable ¿podrías dejar de irritar a ______? La pones de mal humor y eso me pone de mal humor a mí. Porque después me cuesta un poco más llegar a la habitación, ¿me entiendes?
Hizo un sonido indignado y salió rápidamente de allí. ______ se giró a verme.
—¿Por qué hiciste eso? —me preguntó algo agitada. La miré y sonreí levemente.
—Ya te la he sacado de encima, cariño —dije.
Pestañeó varias veces de forma nerviosa y sacó su mirada de mí.
—No era lo que estaba pensando, pero al parecer funcionó… por ahora —dijo ella. Con decisión fijo su mirada en la mía —Que sea la última vez Bieber.
—De ninguna manera, cuando te moleste avísame ______. Yo vendré a besarte las veces que sea necesario —le dije.
—Eres tan infantil —me acusó y salió de allí chocando un poco con Ryan y Chaz —Lo siento.
Los chicos miraron como se fue, y luego volvieron su vista a mí.
—¿Desde cuando están ahí? —les pregunté.
—Desde que colocaste tu mano en su nuca para acercarla más a ti —contestó Chaz.
—Bien, estas bien, Justin —dijo Ryan mientras ambos se acercaban a mí.
Los miré consecutivamente.
—La… la tengo comiendo de la palma de mi mano. Pronto la tendré en la cama, pero por ahora me conformo manejándola de este modo —dije algo nervioso.
Ambos sonrieron cómplices.
—Creo que a nuestro pequeño saltamontes le esta costando un poco aceptar que ______ le gusta mas de lo que él cree —dijo Chaz.
—Estas en lo correcto mi querido Somers, me parece que no lo esta queriendo ver —agregó Ryan.
—Vamos muchachos, ¿Acaso no me conocen? —les dije mientras comenzaba a caminar para salir del salón. Ellos caminaron detrás de mí —Yo solo la quiero para una noche, y punto.
—Creo que tendríamos que grabarte la próxima vez que la beses. Tú nunca besaste así a ninguna, te lo puedo asegurar —me dijo Somers.
Lo miré un poco asustado. Él solo estaba jugando conmigo, yo siempre beso a todas de la misma manera. Aunque, debo admitir que mis ojos se cierran cuando la beso…
—Puras patrañas —aseguré un tanto nervioso —Tal vez sea porque ella si sabe besar.
—O porque realmente te gusta besarla —dijo Ryan.
—Ya cállense, y dejen de decir tonterías —les dije firme.
Ambos rieron y entramos en la cafetería del lugar. Divisé a ______ sentada con la chica de los anteojitos.
—Miren, se hizo amiga de la chica de los libros —dijo Ryan.
—Diablos —musitó Chaz.
—¿Qué sucede? —le preguntó Ryan. Sonreí, era hora de vengarme.
—¿No te ha dicho? —le dije a Ryan. Chaz me miró asesinamente —Le gusta la genio.
—¿Qué? —dijo Butler con una sonrisa de diversión en el rostro.
—¡Que no me gusta! —chilló él.
—Te encanta Somers, admítelo.
—No hasta que admitas que ______ te trae loquito —me dijo.
Lo miré fijo por unos cuantos segundos. Le estaba por decir algo, pero mi celular comenzó a sonar.
—Aguarden, señoritas —les dije y me alejé. Miré la pantalla y era mi padre —Jeremy.
—Justin, siento no haberte llamado antes, pero no tuve tiempo —me dijo.
—¿Qué sucede? —le pregunté.
—Tú prima, está yendo hacia la Universidad.
—¿Qué? —pregunté sin poder creerlo —¿Por qué Ashley viene aquí?
—Ideas locas de tu tía Annie —dijo algo exasperado.
—Pero… pero… ¿Acaso no había otra universidad para que fuera?
—No lo sé, solo controla que no haga líos. Ya sabes como es…
—Sí, sí lo sé —dije y suspiré —Es una diminuta bomba de tiempo.
—Contrólala Justin, no quiero problemas por ella…
—Tranquilo, la mantendré vigilada —le aseguré y colgué.
Volví a donde estaban mis amigos. Ambos miraron mi cara de exasperación.
—¿Qué pasó? —me preguntó Ryan.
—Una pesadilla viene hacia aquí, tengan cuidado. Miren a su alrededor, ella es la creación de dios y el diablo. Más del diablo diría yo…
—¿De que estás hablando Justin? —dijo extrañado Somers.
—¡Tontin! —escuché su voz detrás de mí y me paralicé.
—De ella —les dije a mis amigos y me giré a verla.
Con una sonrisa de oreja a oreja se acercó a mí y me abrazó.
—¿Cómo estás tanto tiempo, primo? —me preguntó.
—Hola Ash, ¿Cómo estas? —le pregunté.
—Cansada por el viaje, enojada porque mis padres me obligaron a venir a está estúpida Universidad, y contenta de ver a mi primo favorito —dijo sin dejar de sonreír.
De verdad me daba miedo.
Se parecía un poco a mí, pero sus cabellos eran un rubio intenso, un rubio natural. Que caían sobre sus hombros en definidos rulos. Y sus ojos eran verde cielo, un poco parecido a los míos, pero con otro brillo. Su piel blanca parecía de porcelana.
—Muchachos ella es mi prima Ashley Tisdale. Ash, ellos son Chaz Somers…
—Es un gusto Ashley —le dijo Chaz.
—El gusto es mío Chaz —dijo ella y luego miró a Ryan.
—Y él es Ryan Butler —lo presenté.
Ryan no articulaba palabra alguna. Solo miraba fijamente a Ashley, como si fuera algo que jamás hubiera visto en su vida.
—Oye, ¿Qué le sucede? —me preguntó mi prima por lo bajo. Me encogí de hombros.
—¡No es cierto! —escuchamos como alguien decía detrás de nosotros.
Ashley se giró a verla rápidamente. Sus ojos se abrieron como platos y su boca casi toco el suelo del asombro.
—¡No puede ser! —habló sin dejar de mirarla.
Las miré consecutivamente. ______ se encontraba frente a mi prima con la misma cara de asombro que ella.
—¿Eres Ashley, Ashley Tisdale? —preguntó la morena atónita.
—Aja —dijo asintiendo mi prima —¿Y tú eres ______, ______ Levine?
—La misma que viste y calza, señorita ‘No Pienso Comprometerme Con Alguien Hasta Que Me Salgan Arrugas En Los Dedos Pequeños De Los Pies’ —le dijo divertida.
Se acercaron para un amistoso abrazo. Miré a mis amigos y los encontré con la misma cara de confusión que yo. Ashley se alejó para mirarla y sonreír.
—No puedo creer que seas tú, señorita ‘Lo Único Que Necesitas En La Vida Es Un Pote De Helado, Una Buena Película Y Asunto Arreglado’ —habló con rapidez —Te juro que si no creyera que las casualidades son puras palabrerías, pensaría que esto es una casualidad.
—Lo mismo digo —dijo la morena.
—Perdón, perdón que interrumpa, señorita ‘No sé que de los dedos del pie’ y señorita ‘Helado y películas’ pero, ¿Pueden explicarme qué pasa? —les pregunté.
—¿Conoces a Bieber? —le preguntó ______ a Ashley.
—Es mi primo —le respondió ella.
—Mentira —dijo sin poder creerlo la morena.
—Lo juro —afirmó la rubia.
—No, no te creo.
—Enserio te digo, ¿Tú lo conoces? —le preguntó ella.
—Si, y por desgracia —me echó una despectiva mirada. Sonreí, estaba indignada por lo del beso. Pero yo sé que le encantó.
______ giró la cabeza y miró hacia la mesa en donde estaba la chica de anteojitos.
—¡Emma! ¡Ven! —la llamó.
La chica castaña de ojos verdes se acercó a nosotros con la cabeza baja y con timidez. La miré bien, no puedo creer que ella le haya dicho todas esas cosas a Chaz. Lo miré de reojo y vi su cara de frustración.
—Emma, ella es Ashley una vieja amiga —se la presentó.
—Un gusto —le dijo Ash amable.
—¿Una vieja amiga? —pregunté y las miré —¿De dónde se conocen?
Ambas se miraron entre si y unas grandes y blancas sonrisas se dibujaron en sus rostros.
—De las mejores vacaciones de nuestras vidas —dijeron al unísono.
Estallaron en risas. Las miré más confundido aun.
—Aún no puedo creer que estés aquí, hace como 2 años que no se nada de ti —dijo Ashley.
—Lo sé, lo sé. Me mudé perdí tu número… un desastre —le contó la morena.
—Pero, ¿Qué haces aquí? —preguntó la rubia, mientras comenzaban a caminar alejándose de nosotros. Emma se unió a ellas.
—Mi padre me metió obligada a esta estúpida Universidad formativa —exasperó la morena.
—Los míos también —dijo Ashley.
—Oigan, ¿pueden contarme de donde se conocen? —les pregunté.
—Luego —sentenciaron las dos al unísono alzando un dedo hacia mí, pero sin dejar de mirarse entre ellas.
Giré la cabeza para mirar a mis amigos. La cara de Chaz era una mezcla de confusión y diversión.
Mientras que la cara de Ryan era una mezcla de confusión y asombro. Volví mi mirada hacia donde se habían ido y las tres estaban sentadas en una mesa.
—No puedo creer que se conozcan —dije sin dejar de mirarlas.
—Yo creo que las tres podrían perfectamente destruir al mundo —agregó Chaz.
—Yo creo que tu prima es la cosa más hermosa que vi en mi vida —habló con tono bobo Butler. Lo miré con ceño fruncido.
—Oh, dios. ¿Te gusta Ashley? —le pregunté. Ryan me miró.
—Es muy bella, Bieber —me dijo.
—Amigo mío, esa chica que ves ahí es el diablo en persona…
—¿Por qué dices eso? —preguntó Somers.
—Ashley Tisdale, puede llegar a ser peor que nosotros tres juntos. Ella es fría, calculadora y especialmente es una enredadora —les dije.
—No puedo creer que estés hablando así de tu prima —dijo Ryan sin dejar de mirarla —Es más, yo diría que parece un ángel.
—Si, lo parece. Pero hay un largo camino para que lo sea. Hazme caso, Ash no es mujer para ti. Ella es… muy especial.
—¿Por qué?
—¿Por qué?
—Tiene la facilidad absoluta de volverte loco, usarte a su antojo y luego dejarte sin haber recibido nada a cambio ¿me entiendes, verdad? Lo juro amigo…. Tengo conocidos que han salido con ella, y quedaron fóbicos —dije.
—Pero si Ryan ya es fóbico a las relaciones formales, al igual que tú —dijo Chaz.
—No fóbico a las relaciones, fóbicos a las mujeres…
—Oh, eso es terrible.
—¿Lo ves Ryan? Mejor busca otro objetivo. Además de que es una chica a la cual le gustan los problemas, no sé como es que es amiga de ______.
—Claro no, ‘tu’ ______ es perfecta —dijo Butler.
—Sí lo es, en lo que me concierne a mí, lo es —contesté.
—Pero tal vez no conozcamos bien a la señorita ______ Levine —habló Chaz —Algo deben esconder ese par de ojos chocolate.
—Vamos Bieber, dile —me insistió la morena.
—Espera un segundo, Amanda —le dije a la rubia y tomé el brazo de ______ para jalarla hacia mí y chocar su boca contra la mía.
Mis ojos estaban abiertos, al igual que los de ella, pero al iniciar un movimiento sobre sus labios mis ojos se cerraron, otra vez. ¿Por qué? No lo sé.
Ella no hacia nada, ni siquiera movía los labios. Hasta que casi la obligué a hacerlo, cuando con cuidado mordí su labio inferior. Entonces sentí esa deseada respuesta. Sonreí sobre su boca, para luego volver a ser serio en aquel beso. Subí mi mano que estaba en su brazo a su nuca, para acercarla un poco más. Ella apoyó sus dos manos sobre mi pecho, era como si intentara alejarse, pero algo en ella se lo impedía. Rocé la punta de mi lengua con la de ella. Obteniendo más sabor de su dulce boca. Finalicé volviendo a morder levemente su labio, para luego alejarme despacio. Abrí mis ojos para mirarla.
Sus ojos se abrieron despacio e intentó hablar, pero las palabras no salieron de su boca. Giré para mirar a Amanda. La rubia estaba tan roja como un tomate, y parecía que su quijada iba a tocar el suelo.
—Yo… —dijo ______.
—Amanda, si eres tan amable ¿podrías dejar de irritar a ______? La pones de mal humor y eso me pone de mal humor a mí. Porque después me cuesta un poco más llegar a la habitación, ¿me entiendes?
Hizo un sonido indignado y salió rápidamente de allí. ______ se giró a verme.
—¿Por qué hiciste eso? —me preguntó algo agitada. La miré y sonreí levemente.
—Ya te la he sacado de encima, cariño —dije.
Pestañeó varias veces de forma nerviosa y sacó su mirada de mí.
—No era lo que estaba pensando, pero al parecer funcionó… por ahora —dijo ella. Con decisión fijo su mirada en la mía —Que sea la última vez Bieber.
—De ninguna manera, cuando te moleste avísame ______. Yo vendré a besarte las veces que sea necesario —le dije.
—Eres tan infantil —me acusó y salió de allí chocando un poco con Ryan y Chaz —Lo siento.
Los chicos miraron como se fue, y luego volvieron su vista a mí.
—¿Desde cuando están ahí? —les pregunté.
—Desde que colocaste tu mano en su nuca para acercarla más a ti —contestó Chaz.
—Bien, estas bien, Justin —dijo Ryan mientras ambos se acercaban a mí.
Los miré consecutivamente.
—La… la tengo comiendo de la palma de mi mano. Pronto la tendré en la cama, pero por ahora me conformo manejándola de este modo —dije algo nervioso.
Ambos sonrieron cómplices.
—Creo que a nuestro pequeño saltamontes le esta costando un poco aceptar que ______ le gusta mas de lo que él cree —dijo Chaz.
—Estas en lo correcto mi querido Somers, me parece que no lo esta queriendo ver —agregó Ryan.
—Vamos muchachos, ¿Acaso no me conocen? —les dije mientras comenzaba a caminar para salir del salón. Ellos caminaron detrás de mí —Yo solo la quiero para una noche, y punto.
—Creo que tendríamos que grabarte la próxima vez que la beses. Tú nunca besaste así a ninguna, te lo puedo asegurar —me dijo Somers.
Lo miré un poco asustado. Él solo estaba jugando conmigo, yo siempre beso a todas de la misma manera. Aunque, debo admitir que mis ojos se cierran cuando la beso…
—Puras patrañas —aseguré un tanto nervioso —Tal vez sea porque ella si sabe besar.
—O porque realmente te gusta besarla —dijo Ryan.
—Ya cállense, y dejen de decir tonterías —les dije firme.
Ambos rieron y entramos en la cafetería del lugar. Divisé a ______ sentada con la chica de los anteojitos.
—Miren, se hizo amiga de la chica de los libros —dijo Ryan.
—Diablos —musitó Chaz.
—¿Qué sucede? —le preguntó Ryan. Sonreí, era hora de vengarme.
—¿No te ha dicho? —le dije a Ryan. Chaz me miró asesinamente —Le gusta la genio.
—¿Qué? —dijo Butler con una sonrisa de diversión en el rostro.
—¡Que no me gusta! —chilló él.
—Te encanta Somers, admítelo.
—No hasta que admitas que ______ te trae loquito —me dijo.
Lo miré fijo por unos cuantos segundos. Le estaba por decir algo, pero mi celular comenzó a sonar.
—Aguarden, señoritas —les dije y me alejé. Miré la pantalla y era mi padre —Jeremy.
—Justin, siento no haberte llamado antes, pero no tuve tiempo —me dijo.
—¿Qué sucede? —le pregunté.
—Tú prima, está yendo hacia la Universidad.
—¿Qué? —pregunté sin poder creerlo —¿Por qué Ashley viene aquí?
—Ideas locas de tu tía Annie —dijo algo exasperado.
—Pero… pero… ¿Acaso no había otra universidad para que fuera?
—No lo sé, solo controla que no haga líos. Ya sabes como es…
—Sí, sí lo sé —dije y suspiré —Es una diminuta bomba de tiempo.
—Contrólala Justin, no quiero problemas por ella…
—Tranquilo, la mantendré vigilada —le aseguré y colgué.
Volví a donde estaban mis amigos. Ambos miraron mi cara de exasperación.
—¿Qué pasó? —me preguntó Ryan.
—Una pesadilla viene hacia aquí, tengan cuidado. Miren a su alrededor, ella es la creación de dios y el diablo. Más del diablo diría yo…
—¿De que estás hablando Justin? —dijo extrañado Somers.
—¡Tontin! —escuché su voz detrás de mí y me paralicé.
—De ella —les dije a mis amigos y me giré a verla.
Con una sonrisa de oreja a oreja se acercó a mí y me abrazó.
—¿Cómo estás tanto tiempo, primo? —me preguntó.
—Hola Ash, ¿Cómo estas? —le pregunté.
—Cansada por el viaje, enojada porque mis padres me obligaron a venir a está estúpida Universidad, y contenta de ver a mi primo favorito —dijo sin dejar de sonreír.
De verdad me daba miedo.
Se parecía un poco a mí, pero sus cabellos eran un rubio intenso, un rubio natural. Que caían sobre sus hombros en definidos rulos. Y sus ojos eran verde cielo, un poco parecido a los míos, pero con otro brillo. Su piel blanca parecía de porcelana.
—Muchachos ella es mi prima Ashley Tisdale. Ash, ellos son Chaz Somers…
—Es un gusto Ashley —le dijo Chaz.
—El gusto es mío Chaz —dijo ella y luego miró a Ryan.
—Y él es Ryan Butler —lo presenté.
Ryan no articulaba palabra alguna. Solo miraba fijamente a Ashley, como si fuera algo que jamás hubiera visto en su vida.
—Oye, ¿Qué le sucede? —me preguntó mi prima por lo bajo. Me encogí de hombros.
—¡No es cierto! —escuchamos como alguien decía detrás de nosotros.
Ashley se giró a verla rápidamente. Sus ojos se abrieron como platos y su boca casi toco el suelo del asombro.
—¡No puede ser! —habló sin dejar de mirarla.
Las miré consecutivamente. ______ se encontraba frente a mi prima con la misma cara de asombro que ella.
—¿Eres Ashley, Ashley Tisdale? —preguntó la morena atónita.
—Aja —dijo asintiendo mi prima —¿Y tú eres ______, ______ Levine?
—La misma que viste y calza, señorita ‘No Pienso Comprometerme Con Alguien Hasta Que Me Salgan Arrugas En Los Dedos Pequeños De Los Pies’ —le dijo divertida.
Se acercaron para un amistoso abrazo. Miré a mis amigos y los encontré con la misma cara de confusión que yo. Ashley se alejó para mirarla y sonreír.
—No puedo creer que seas tú, señorita ‘Lo Único Que Necesitas En La Vida Es Un Pote De Helado, Una Buena Película Y Asunto Arreglado’ —habló con rapidez —Te juro que si no creyera que las casualidades son puras palabrerías, pensaría que esto es una casualidad.
—Lo mismo digo —dijo la morena.
—Perdón, perdón que interrumpa, señorita ‘No sé que de los dedos del pie’ y señorita ‘Helado y películas’ pero, ¿Pueden explicarme qué pasa? —les pregunté.
—¿Conoces a Bieber? —le preguntó ______ a Ashley.
—Es mi primo —le respondió ella.
—Mentira —dijo sin poder creerlo la morena.
—Lo juro —afirmó la rubia.
—No, no te creo.
—Enserio te digo, ¿Tú lo conoces? —le preguntó ella.
—Si, y por desgracia —me echó una despectiva mirada. Sonreí, estaba indignada por lo del beso. Pero yo sé que le encantó.
______ giró la cabeza y miró hacia la mesa en donde estaba la chica de anteojitos.
—¡Emma! ¡Ven! —la llamó.
La chica castaña de ojos verdes se acercó a nosotros con la cabeza baja y con timidez. La miré bien, no puedo creer que ella le haya dicho todas esas cosas a Chaz. Lo miré de reojo y vi su cara de frustración.
—Emma, ella es Ashley una vieja amiga —se la presentó.
—Un gusto —le dijo Ash amable.
—¿Una vieja amiga? —pregunté y las miré —¿De dónde se conocen?
Ambas se miraron entre si y unas grandes y blancas sonrisas se dibujaron en sus rostros.
—De las mejores vacaciones de nuestras vidas —dijeron al unísono.
Estallaron en risas. Las miré más confundido aun.
—Aún no puedo creer que estés aquí, hace como 2 años que no se nada de ti —dijo Ashley.
—Lo sé, lo sé. Me mudé perdí tu número… un desastre —le contó la morena.
—Pero, ¿Qué haces aquí? —preguntó la rubia, mientras comenzaban a caminar alejándose de nosotros. Emma se unió a ellas.
—Mi padre me metió obligada a esta estúpida Universidad formativa —exasperó la morena.
—Los míos también —dijo Ashley.
—Oigan, ¿pueden contarme de donde se conocen? —les pregunté.
—Luego —sentenciaron las dos al unísono alzando un dedo hacia mí, pero sin dejar de mirarse entre ellas.
Giré la cabeza para mirar a mis amigos. La cara de Chaz era una mezcla de confusión y diversión.
Mientras que la cara de Ryan era una mezcla de confusión y asombro. Volví mi mirada hacia donde se habían ido y las tres estaban sentadas en una mesa.
—No puedo creer que se conozcan —dije sin dejar de mirarlas.
—Yo creo que las tres podrían perfectamente destruir al mundo —agregó Chaz.
—Yo creo que tu prima es la cosa más hermosa que vi en mi vida —habló con tono bobo Butler. Lo miré con ceño fruncido.
—Oh, dios. ¿Te gusta Ashley? —le pregunté. Ryan me miró.
—Es muy bella, Bieber —me dijo.
—Amigo mío, esa chica que ves ahí es el diablo en persona…
—¿Por qué dices eso? —preguntó Somers.
—Ashley Tisdale, puede llegar a ser peor que nosotros tres juntos. Ella es fría, calculadora y especialmente es una enredadora —les dije.
—No puedo creer que estés hablando así de tu prima —dijo Ryan sin dejar de mirarla —Es más, yo diría que parece un ángel.
—Si, lo parece. Pero hay un largo camino para que lo sea. Hazme caso, Ash no es mujer para ti. Ella es… muy especial.
—¿Por qué?
—¿Por qué?
—Tiene la facilidad absoluta de volverte loco, usarte a su antojo y luego dejarte sin haber recibido nada a cambio ¿me entiendes, verdad? Lo juro amigo…. Tengo conocidos que han salido con ella, y quedaron fóbicos —dije.
—Pero si Ryan ya es fóbico a las relaciones formales, al igual que tú —dijo Chaz.
—No fóbico a las relaciones, fóbicos a las mujeres…
—Oh, eso es terrible.
—¿Lo ves Ryan? Mejor busca otro objetivo. Además de que es una chica a la cual le gustan los problemas, no sé como es que es amiga de ______.
—Claro no, ‘tu’ ______ es perfecta —dijo Butler.
—Sí lo es, en lo que me concierne a mí, lo es —contesté.
—Pero tal vez no conozcamos bien a la señorita ______ Levine —habló Chaz —Algo deben esconder ese par de ojos chocolate.
ѕιмρℓємєηтє.мιкα
Re: La peligrosa Obsesion {Justin & tu} HOT! Adaptada!
Capítulo Veinte.
Iba silbando la 5ª sinfonía de mi amigo Beethoven por el pasillo, mientras me acercaba a mi casillero para dejar los libros allí antes de ir a la siguiente clase. Hoy debo decir que estoy muy responsable, no he llegado tarde a ninguna clase y he ido a todas.
Debo tener algún tipo de problema, o algo en mi cerebro no esta haciendo conexión. Vi como mi prima caminaba hacia mí, pero no me había visto.
—Ashley —la llamé. Ella levantó la vista y me miró.
—¿Qué haces, tontin? —me preguntó.
—Busco unas cosas —le dije y miré a su alrededor para ver si estaba ______. Desde que se encontraron habían estado hablando y yo no tuve tiempo de agarrar a mi prima y preguntarle de donde demonios se conocían —¿Vas a contarme de donde conoces a ______?
—Aaaaw, juro que aún no puedo creer que ella este aquí. Y yo que pensé que llegaría aquí para amargarme como la mejor…
—Aja, si que bueno —dije sin mucho interés —¿Me cuentas?
—Mmm, que interés.
—Vamos Ashley, no tengo toda la vida.
—Te cuento luego, ahora tengo que ir a clases. Te quiero —besó mi mejilla y se fue dejándome con aquella maldita intriga.
Volví mi vista al frente y la que venía ahora hacia mi era la morena. No podía dejar pasar esta oportunidad, tenía que saber. Me puse justo en su camino, ella miraba para atrás sin dejar de caminar, ya que estaba hablando con alguien del cual se estaba alejando.
Volvió su vista al frente y chocó levemente contra mí.
—Auch, me asustaste —me dijo.
—Hola cariño —la saludé.
—¿Qué quieres? —me preguntó cortante. Aun estaba sentida por lo del beso. Sonreí por lo bajo y la miré a los ojos.
—¿De donde conoces a Ashley? —le pregunté.
Su mirada acusadora cambió por una mirada asombrada y algo avergonzada. Apretó sus labios y luego sonrió.
—Pasado tormentoso, Bieber. No quieres saberlo —dijo y me guiñó un ojo para comenzar a caminar y alejarse de mí.
—Si quiero saber —le dije, mientras ella caminaba. Se giró a verme y sonrió.
—No, no quieres saberlo.
Siguió caminando y me dejó con más intriga de la que ya tenía.
¡*******, tengo que saber de donde se conocen! ¿Y qué es eso de pasado tormentoso?
Como dijo Chaz, ¿Qué es lo que esconden ese par de ojos chocolate?
El resto del día se me pasó bastante lento, siempre me pasa eso cuando estoy con algo que me intriga en la cabeza. Chaz, Ryan y yo salimos de nuestra última clase y caminamos hasta el estacionamiento para irnos a nuestras respectivas casas. Me prendí un cigarrillo, y comencé a compartirlo con Chaz.
—Que día —suspiró Somers mientras soltaba el humo por la boca.
—Ni lo digas —dijo Ryan mientras aspiraba el suyo.
Entonces los tres detuvimos nuestros pasos al verlas caminar sin dejar de hablar y reír. Juro que en un momento la imagen se volvió en cámara lenta y cada movimiento que ellas hacían se veía con más claridad. Fijé mi mirada en ______, miré el movimiento de sus labios al hablar, la forma en la que se curva su boca al sonreír. Sus largas pestañas, el dorado de su piel, la suavidad que muestran sus piernas…
¡Diablos! ¡No puede ser que aun no me haya acostado con ella!
—Creo que estamos viendo como empieza la destrucción del mundo —les dije a mis amigos.
—Yo creo que las tres hacen un lindo trío de ángeles —dijo Ryan con tono bobo.
—Yo creo que mejor nos cuidamos las espaldas —aseguró Somers.
Las tres se subieron al auto de la morena y prendieron marcha.
Nosotros terminamos nuestros cigarrillos y también prendimos marcha a nuestras casas. Cuando llegué me tiré de cabeza al sillón. Realmente estaba agotado.
Tomé el control remoto y prendí la tele. El timbre mi departamento sonó. Fruncí el ceño, ¿Quién podrá ser? Yo no espero a nadie hoy. Caminé y abrí la puerta.
—Hola primito, gracias por darme asilo en tu hogar —dijo ella con una sonrisa de oreja a oreja.
Entró con unas tres valijas y las soltó en medio del living. La miré sin poder creerlo.
—Pero Ash…
El timbre volvió a sonar, me acerqué a la puerta y la abrí.
—Hola Bieber, no sabía que estarías aquí —me dijo ella.
—Te recuerdo que esta es mi casa, cariño —le contesté.
—______, pasa —le dijo Ashley. La morena sonrió y pasó. Se abrazaron amistosamente y se sentaron en el sillón.
¿Acaso yo estaba teniendo una pesadilla y en cualquier momento iba a despertar?
Ambas me miraron y juro que sentí miedo.
—¿Qué te pasa? —me preguntó mi prima.
—No, nada —le dije y me acerqué a la mesa de mármol que estaba allí para sentarme y comer un poco de galletas.
Ellas hablaban en vos baja y de vez en cuando Ash me miraba de reojo. ¡Dios mío, esto no podía ser peor! El timbre volvió a sonar. Suspiré frustrado.
—Justin, ¿puedes abrir? Esa debe ser Emma —me dijo mi prima.
—¿Me ves cara de mayordomo? —le pregunté.
—Anda Bieber, no seas malito —dijo la morena poniendo su mejor cara de niña buena.
La miré fijo y asentí. Caminé hasta la puerta y la abrí. La pequeña figura de Emma me miró fijo y acomodó sus anteojos.
—Lo siento, creo que me equivoqué —dijo tímida.
—No, no te equivocaste, pasa están adentro —le dije. Ella asintió y entró.
La pequeña Emma se acercó a las otras dos y se abrazaron dulcemente. Se sentaron y comenzaron a hablar en voz baja. Las tres giraron su vista hacia mí.
—Ya puedes irte —dijo Ash.
—¿Qué? —le pregunté —No saldré para que ustedes trío de ninfas conspiradoras estén solas en MI casa.
______ rió por lo bajo.
—¿Te sientes intimidado? —le preguntó ella.
—Solo me temo que incendien mi casa. Además que no tengo a donde ir —dijo y puse mi mejor cara de perrito mojado. ______ miró a Ashley y a Emma.
—No podemos dejarlo en la calle, miren su cara de perrito mojado —les dijo sarcástica.
—No me ayudes ______ —le pedí.
—Okey, parece que estás sensible hoy —me dijo y volvió su vista a las chicas.
Sonreí por lo bajo y caminé hasta el pasillo.
Tenía que escuchar que hablaban, así que me quedé allí con la oreja bien parada.
—¿Y, van a contarme de donde se conocen? —preguntó Emma.
—Creo que fueron las mejores vacaciones de toda mi vida —dijo ______.
—Si, nunca las voy a olvidar. Yo estaba en Hawaii con mis padres de vacaciones —habló Ashley.
—Yo había viajado con mi padre.
—Recuerdo que ese día me había enojado con mi madre porque quería coquetear con un bailarín de salsa que había en el hotel —dijo la rubia.
—La tía Annie siempre es así —susurré.
—Baje al bar y me encontré con ______…
—Que también yo estaba enojada con mi padre, por sus estúpidas amenazas —dijo ella.
—Comenzamos a hablar, y nos hicimos amigas. Esa noche arreglamos en salir a bailar
—Y fuimos. Pero esa noche fue un descontrol...
—¿Descontrol? —preguntó la chica de anteojos.
—Nos pusimos a tomar un poco, y luego se nos ocurrió hacer una apuesta —contó mi prima.
—Jugamos a quien seducía a más chicos en la noche —dijo la morena.
—Había que incluir el beso, ¿verdad? —dijo Ash. ______ rió divertida.
—Si, es verdad.
—¿Quién ganó? —dijo Emma.
—Pues claro, ¿quien va a ser? Ashley —musité.
—______, me ganó por tres chicos de diferencia —dijo mi rubia prima —Lo que pasa es que yo, me encariñé con uno y me quedé más tiempo del que debía. Sino era obvio que yo ganaba.
—No es cierto, igual iba a ganarte —aseguró la morena.
No puedo creer lo que estoy escuchando. Eso no puede ser cierto. No, no creo que sea cierto.
Estoy completamente seguro de que ambas están bromeando.
—Después robamos una tienda —prosiguió Ash.
—Querrás decir, ROBASTE una tienda —aclaró ______.
—Tú me ayudaste a hacerlo, no querías dejarme comprar esa bikini.
—¡Tenías una igual Ash!
—No es verdad, esa tenía una piedrita de color que la otra no —se quejó ella.
—Luego casi quemamos el hotel —continuó la morena.
—Casi QUEMASTES el hotel —aclaró la rubia.
—¡No! ¡Eso no es cierto! Tú también lo hiciste.
—Tú sedujiste a ese chico, el pobre de tan bobo que quedó dejó apoyado el cigarrillo cerca de una tela y casi destroza el lugar.
—¿Hace falta que seas tan detallista?
—Si, lo hace. Luego nos anotamos en un concurso de remeras mojadas —dijo Ashley.
—Pero antes de empezar Ash quiso matar a las demás participantes, porque todas tenían los pechos hechos y el trasero también. Nos echaron.
—Si, malditas rameras de plástico —dijo mi prima con odio.
—Luego una noche nos hicimos pasar por una pareja de lesbianas para poder entrar a un boliche gay, sino no podíamos pasar.
—Tuvimos que besarnos delante del guardia para que nos dejara pasar —acotó la rubia.
—Si, creo que nunca sentí tanta vergüenza en mi vida —dijo divertida ______.
—¡Mentira! Si te encantó, hasta casi te haces lesbiana por eso.
—Sabes que a mi me gustan los hombres —aclaró ella.
—Si lo se, te encantan.
—Y bueno, luego hicimos varias cosas —dijo la morena.
—Atropellar a un cartero.
—Le quitamos unos caramelos a un par de niñas.
—Hasta que ______ conoció a Pattinson —habló con odio Ashley —Y desde ahí, ya no volvió a ser la misma ______ busca problemas de antes.
—No, eso no es así...
—Si, si lo es... me cambiaste por un ******* y aun estoy sentida por eso.
—Suena a que deberían tener órdenes de restricción para estar cerca una de la otra —habló Emma. Asentí con la cabeza, sin dejar de escuchar —No deberían estar a menos de 50 metros de cerca.
¡Dios santo, por lo menos Emma es algo sensata!
—¿Qué Emma? ¿Acaso nunca te has portado mal? —le preguntó la morena.
—Verdaderamente… no —dijo ella.
—¡Aaaay no, eso no puede ser así! Vamos a salir las tres juntas y volveremos a Emma, una chica rebelde.
—Nooo —chillé sin darme cuenta.
—Oye, ¿Qué haces ahí? —me preguntó la chica de anteojitos. Salí de mi escondite. Las miradas venenosas de Ashley y de ______ se posaron en mí.
—¿Estabas escuchando? —preguntó mi prima.
—No, yo no estaba escuchando. ¿Acaso creen que soy una chismosita? —les dije.
Las tres entrecerraron los ojos.
—Obviamente si —dijo ______.
—No hagas preguntas, de las cuales no quieres saber la respuesta —me dijo Emma.
La miré bien.
—Con razón pones nervioso a Chaz, tienes cara de buena, pero de seguro eres peor que estas dos —le dije. Miré a mi prima —¡Y tú Ash! Los tíos debieron dejarte más tiempo en el internado de monjas —miré a ______ y negué con la cabeza —Y tú, de ti no me lo esperaba.
—¿Qué? ¿Qué cosa? —preguntó ella.
—Y yo que te veía como la madre de mis hijos —le dije y apoyé mi mano sobre mi pecho.
—¡Oh Dios! —dijo ella divertida —Tú solo quieres una noche conmigo, y no la obtendrás.
—Los labios que besarían las frentes de mis hijos… tocaron los de Ashey… no sé si podré superarlo —dije con mi mejor cara de decepción.
—Óyeme —se quejó mi prima —Cosas peores han tocado tus labios…
—Tu prima es más cosa que tocar a esa… teñida y hueca de Amanda Bynes. Y quien sabe cuantas huecas más —me acusó la morena.
—No soy una cosa —dijo Ashley entrecerrando los ojos.
Iba silbando la 5ª sinfonía de mi amigo Beethoven por el pasillo, mientras me acercaba a mi casillero para dejar los libros allí antes de ir a la siguiente clase. Hoy debo decir que estoy muy responsable, no he llegado tarde a ninguna clase y he ido a todas.
Debo tener algún tipo de problema, o algo en mi cerebro no esta haciendo conexión. Vi como mi prima caminaba hacia mí, pero no me había visto.
—Ashley —la llamé. Ella levantó la vista y me miró.
—¿Qué haces, tontin? —me preguntó.
—Busco unas cosas —le dije y miré a su alrededor para ver si estaba ______. Desde que se encontraron habían estado hablando y yo no tuve tiempo de agarrar a mi prima y preguntarle de donde demonios se conocían —¿Vas a contarme de donde conoces a ______?
—Aaaaw, juro que aún no puedo creer que ella este aquí. Y yo que pensé que llegaría aquí para amargarme como la mejor…
—Aja, si que bueno —dije sin mucho interés —¿Me cuentas?
—Mmm, que interés.
—Vamos Ashley, no tengo toda la vida.
—Te cuento luego, ahora tengo que ir a clases. Te quiero —besó mi mejilla y se fue dejándome con aquella maldita intriga.
Volví mi vista al frente y la que venía ahora hacia mi era la morena. No podía dejar pasar esta oportunidad, tenía que saber. Me puse justo en su camino, ella miraba para atrás sin dejar de caminar, ya que estaba hablando con alguien del cual se estaba alejando.
Volvió su vista al frente y chocó levemente contra mí.
—Auch, me asustaste —me dijo.
—Hola cariño —la saludé.
—¿Qué quieres? —me preguntó cortante. Aun estaba sentida por lo del beso. Sonreí por lo bajo y la miré a los ojos.
—¿De donde conoces a Ashley? —le pregunté.
Su mirada acusadora cambió por una mirada asombrada y algo avergonzada. Apretó sus labios y luego sonrió.
—Pasado tormentoso, Bieber. No quieres saberlo —dijo y me guiñó un ojo para comenzar a caminar y alejarse de mí.
—Si quiero saber —le dije, mientras ella caminaba. Se giró a verme y sonrió.
—No, no quieres saberlo.
Siguió caminando y me dejó con más intriga de la que ya tenía.
¡*******, tengo que saber de donde se conocen! ¿Y qué es eso de pasado tormentoso?
Como dijo Chaz, ¿Qué es lo que esconden ese par de ojos chocolate?
El resto del día se me pasó bastante lento, siempre me pasa eso cuando estoy con algo que me intriga en la cabeza. Chaz, Ryan y yo salimos de nuestra última clase y caminamos hasta el estacionamiento para irnos a nuestras respectivas casas. Me prendí un cigarrillo, y comencé a compartirlo con Chaz.
—Que día —suspiró Somers mientras soltaba el humo por la boca.
—Ni lo digas —dijo Ryan mientras aspiraba el suyo.
Entonces los tres detuvimos nuestros pasos al verlas caminar sin dejar de hablar y reír. Juro que en un momento la imagen se volvió en cámara lenta y cada movimiento que ellas hacían se veía con más claridad. Fijé mi mirada en ______, miré el movimiento de sus labios al hablar, la forma en la que se curva su boca al sonreír. Sus largas pestañas, el dorado de su piel, la suavidad que muestran sus piernas…
¡Diablos! ¡No puede ser que aun no me haya acostado con ella!
—Creo que estamos viendo como empieza la destrucción del mundo —les dije a mis amigos.
—Yo creo que las tres hacen un lindo trío de ángeles —dijo Ryan con tono bobo.
—Yo creo que mejor nos cuidamos las espaldas —aseguró Somers.
Las tres se subieron al auto de la morena y prendieron marcha.
Nosotros terminamos nuestros cigarrillos y también prendimos marcha a nuestras casas. Cuando llegué me tiré de cabeza al sillón. Realmente estaba agotado.
Tomé el control remoto y prendí la tele. El timbre mi departamento sonó. Fruncí el ceño, ¿Quién podrá ser? Yo no espero a nadie hoy. Caminé y abrí la puerta.
—Hola primito, gracias por darme asilo en tu hogar —dijo ella con una sonrisa de oreja a oreja.
Entró con unas tres valijas y las soltó en medio del living. La miré sin poder creerlo.
—Pero Ash…
El timbre volvió a sonar, me acerqué a la puerta y la abrí.
—Hola Bieber, no sabía que estarías aquí —me dijo ella.
—Te recuerdo que esta es mi casa, cariño —le contesté.
—______, pasa —le dijo Ashley. La morena sonrió y pasó. Se abrazaron amistosamente y se sentaron en el sillón.
¿Acaso yo estaba teniendo una pesadilla y en cualquier momento iba a despertar?
Ambas me miraron y juro que sentí miedo.
—¿Qué te pasa? —me preguntó mi prima.
—No, nada —le dije y me acerqué a la mesa de mármol que estaba allí para sentarme y comer un poco de galletas.
Ellas hablaban en vos baja y de vez en cuando Ash me miraba de reojo. ¡Dios mío, esto no podía ser peor! El timbre volvió a sonar. Suspiré frustrado.
—Justin, ¿puedes abrir? Esa debe ser Emma —me dijo mi prima.
—¿Me ves cara de mayordomo? —le pregunté.
—Anda Bieber, no seas malito —dijo la morena poniendo su mejor cara de niña buena.
La miré fijo y asentí. Caminé hasta la puerta y la abrí. La pequeña figura de Emma me miró fijo y acomodó sus anteojos.
—Lo siento, creo que me equivoqué —dijo tímida.
—No, no te equivocaste, pasa están adentro —le dije. Ella asintió y entró.
La pequeña Emma se acercó a las otras dos y se abrazaron dulcemente. Se sentaron y comenzaron a hablar en voz baja. Las tres giraron su vista hacia mí.
—Ya puedes irte —dijo Ash.
—¿Qué? —le pregunté —No saldré para que ustedes trío de ninfas conspiradoras estén solas en MI casa.
______ rió por lo bajo.
—¿Te sientes intimidado? —le preguntó ella.
—Solo me temo que incendien mi casa. Además que no tengo a donde ir —dijo y puse mi mejor cara de perrito mojado. ______ miró a Ashley y a Emma.
—No podemos dejarlo en la calle, miren su cara de perrito mojado —les dijo sarcástica.
—No me ayudes ______ —le pedí.
—Okey, parece que estás sensible hoy —me dijo y volvió su vista a las chicas.
Sonreí por lo bajo y caminé hasta el pasillo.
Tenía que escuchar que hablaban, así que me quedé allí con la oreja bien parada.
—¿Y, van a contarme de donde se conocen? —preguntó Emma.
—Creo que fueron las mejores vacaciones de toda mi vida —dijo ______.
—Si, nunca las voy a olvidar. Yo estaba en Hawaii con mis padres de vacaciones —habló Ashley.
—Yo había viajado con mi padre.
—Recuerdo que ese día me había enojado con mi madre porque quería coquetear con un bailarín de salsa que había en el hotel —dijo la rubia.
—La tía Annie siempre es así —susurré.
—Baje al bar y me encontré con ______…
—Que también yo estaba enojada con mi padre, por sus estúpidas amenazas —dijo ella.
—Comenzamos a hablar, y nos hicimos amigas. Esa noche arreglamos en salir a bailar
—Y fuimos. Pero esa noche fue un descontrol...
—¿Descontrol? —preguntó la chica de anteojos.
—Nos pusimos a tomar un poco, y luego se nos ocurrió hacer una apuesta —contó mi prima.
—Jugamos a quien seducía a más chicos en la noche —dijo la morena.
—Había que incluir el beso, ¿verdad? —dijo Ash. ______ rió divertida.
—Si, es verdad.
—¿Quién ganó? —dijo Emma.
—Pues claro, ¿quien va a ser? Ashley —musité.
—______, me ganó por tres chicos de diferencia —dijo mi rubia prima —Lo que pasa es que yo, me encariñé con uno y me quedé más tiempo del que debía. Sino era obvio que yo ganaba.
—No es cierto, igual iba a ganarte —aseguró la morena.
No puedo creer lo que estoy escuchando. Eso no puede ser cierto. No, no creo que sea cierto.
Estoy completamente seguro de que ambas están bromeando.
—Después robamos una tienda —prosiguió Ash.
—Querrás decir, ROBASTE una tienda —aclaró ______.
—Tú me ayudaste a hacerlo, no querías dejarme comprar esa bikini.
—¡Tenías una igual Ash!
—No es verdad, esa tenía una piedrita de color que la otra no —se quejó ella.
—Luego casi quemamos el hotel —continuó la morena.
—Casi QUEMASTES el hotel —aclaró la rubia.
—¡No! ¡Eso no es cierto! Tú también lo hiciste.
—Tú sedujiste a ese chico, el pobre de tan bobo que quedó dejó apoyado el cigarrillo cerca de una tela y casi destroza el lugar.
—¿Hace falta que seas tan detallista?
—Si, lo hace. Luego nos anotamos en un concurso de remeras mojadas —dijo Ashley.
—Pero antes de empezar Ash quiso matar a las demás participantes, porque todas tenían los pechos hechos y el trasero también. Nos echaron.
—Si, malditas rameras de plástico —dijo mi prima con odio.
—Luego una noche nos hicimos pasar por una pareja de lesbianas para poder entrar a un boliche gay, sino no podíamos pasar.
—Tuvimos que besarnos delante del guardia para que nos dejara pasar —acotó la rubia.
—Si, creo que nunca sentí tanta vergüenza en mi vida —dijo divertida ______.
—¡Mentira! Si te encantó, hasta casi te haces lesbiana por eso.
—Sabes que a mi me gustan los hombres —aclaró ella.
—Si lo se, te encantan.
—Y bueno, luego hicimos varias cosas —dijo la morena.
—Atropellar a un cartero.
—Le quitamos unos caramelos a un par de niñas.
—Hasta que ______ conoció a Pattinson —habló con odio Ashley —Y desde ahí, ya no volvió a ser la misma ______ busca problemas de antes.
—No, eso no es así...
—Si, si lo es... me cambiaste por un ******* y aun estoy sentida por eso.
—Suena a que deberían tener órdenes de restricción para estar cerca una de la otra —habló Emma. Asentí con la cabeza, sin dejar de escuchar —No deberían estar a menos de 50 metros de cerca.
¡Dios santo, por lo menos Emma es algo sensata!
—¿Qué Emma? ¿Acaso nunca te has portado mal? —le preguntó la morena.
—Verdaderamente… no —dijo ella.
—¡Aaaay no, eso no puede ser así! Vamos a salir las tres juntas y volveremos a Emma, una chica rebelde.
—Nooo —chillé sin darme cuenta.
—Oye, ¿Qué haces ahí? —me preguntó la chica de anteojitos. Salí de mi escondite. Las miradas venenosas de Ashley y de ______ se posaron en mí.
—¿Estabas escuchando? —preguntó mi prima.
—No, yo no estaba escuchando. ¿Acaso creen que soy una chismosita? —les dije.
Las tres entrecerraron los ojos.
—Obviamente si —dijo ______.
—No hagas preguntas, de las cuales no quieres saber la respuesta —me dijo Emma.
La miré bien.
—Con razón pones nervioso a Chaz, tienes cara de buena, pero de seguro eres peor que estas dos —le dije. Miré a mi prima —¡Y tú Ash! Los tíos debieron dejarte más tiempo en el internado de monjas —miré a ______ y negué con la cabeza —Y tú, de ti no me lo esperaba.
—¿Qué? ¿Qué cosa? —preguntó ella.
—Y yo que te veía como la madre de mis hijos —le dije y apoyé mi mano sobre mi pecho.
—¡Oh Dios! —dijo ella divertida —Tú solo quieres una noche conmigo, y no la obtendrás.
—Los labios que besarían las frentes de mis hijos… tocaron los de Ashey… no sé si podré superarlo —dije con mi mejor cara de decepción.
—Óyeme —se quejó mi prima —Cosas peores han tocado tus labios…
—Tu prima es más cosa que tocar a esa… teñida y hueca de Amanda Bynes. Y quien sabe cuantas huecas más —me acusó la morena.
—No soy una cosa —dijo Ashley entrecerrando los ojos.
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