Disconnected.

Capítulo 009

Cuando los fines de semana llegaban a su fin, tenía que volver a mi vida cotidiana y no me gustaba realmente. Casi no había tiempo para estar en mis redes sociales y eso me desesperaba.

Mire el reloj de la cocina cuando entre para servirme el desayuno, «6:15 am» era demasiado temprano pero tenía que llegar puntual a la escuela o tendría que quedarme a reponer horas y no me agradaba demasiado la idea.

—Pareces una chica lista—hablo mi madre mientras me observaba.
—Bien. No siempre puedo parecer una princesa—metí una cucharada de yogurt a mi boca mientras revisaba Twitter.
—Vamos, deja eso por unos minutos y cuéntame el porque te levantaste temprano.
—Tengo que llegar temprano o recibiré una sanción al final de clases, y tengo que ir a la biblioteca después de esta.

Suspire y deje mi teléfono a un lado, mi madre a veces se enojaba conmigo por prestarle más atención a mi teléfono que a ella. Termine mi desayuno y me fui a lavar los dientes, solo tenía veinte minutos para llegar a la escuela. Baje corriendo las escaleras y me fui en mi bicicleta por que era la única forma de no tardar más.

«El tiempo corre rápido. No necesito una sanción»

Cuando llegue coloque mi bicicleta en su lugar y corrí hacia el salón, el timbre sonó justo cuando iba a abrir la puerta.

—Señorita Walker…—sus ojos eran penetrantes cuando estaba serio—que lastima que llegue después del timbre.
—Señor… Beak… solo esta vez—mi respiración estaba agitada por intentar ganarle al timbre.

El profesor me miro sonriente y asintió, sentí un gran alivio dentro de mí.


Las clases habían terminado y tenía que dirigirme a la biblioteca, busque mi bicicleta entre las demás pero no estaba; camine hacia el lugar donde la había dejado y en este encontré una nota.

«Recuerda que siempre tienes que colocarle el candado a tu bicicleta -» J.»

La flecha apuntaba hacia el enorme árbol que tenía… un momento esa, ¿esa es mi bicicleta? Estaba colgada de una rama del árbol, esto tenía que ser una jodida broma, no podía bajar mi bicicleta yo sola. Se me ocurrió que tenía que subir al árbol y bajarla yo misma, escale hasta llegar a la rama, esto me daba un poco de miedo e intente estirarme hasta tocar el nudo.

—Bonito detalle, ¿no?—escuche la voz de alguien pero no me atrevía a mirar hacia abajo—Creo que no piensas mirarme pero te entiendo mejor te dejo sola para que te las arregles.
—¡Espera!... ayúdame—suspire resignada mientras recargaba mi cabeza en el árbol
—OK, baja de ahí que yo lo haré

Hice lo que el chico me había pedido y mire como el subía al árbol, sus manos se encontraban deshaciendo el nudo, sonrió sin motivo alguno.

—Ahí está.—mi bicicleta callo justo enfrente de mí.
Murmure algo molesta—Gracias.


Elena estaba sentada en la recepción de la biblioteca y su mirada mostraba lo enojada que estaba.

—Lo siento muchísimo—me acerque a ella— ¿quieres que cierre?
—Obvio que te toca cerrar. No pienso esperarte más tiempo de lo debido—asentí.

Me coloque el gafete que tenía mi nombre, a veces odiaba tener que llevarlo, algunos chicos ligaban conmigo como si fuéramos conocidos.
Me senté y comencé a ver los pendientes que Elena me había dejado.

«Santo Dios. Elena me había dejado más pendientes de lo normal»

Me dispuse a terminar todos los papeleos sobre algunos libros que nos faltaban, así tendría mi mente distraída en algo.

—Disculpa, muñeca…—levante mi vista hacia él tipo que acababa de llamarme muñeca—Oh… pero si es la pequeña Alex—sonrió con autosuficiencia.
—¿Qué deseas James?—baje la mirada y continúe con los papeleos.
—Valla… me encantaría que me mostraras el camino hacia los libros de anatomía—su voz hizo que un escalofrío recorriera todo mi cuerpo.

Me levante de mi asiento y lo acompañe, algo dentro de mí me decía que era una mala idea que lo guiara. Llegamos al pasillo y cuando estaba dispuesta a irme, la mano de James hizo que retrocediera hasta estar contra el estante de libros.

—Pero que…—no termine de hablar cuando sentí sus cálidos labios sobre los míos. No esperaba esto de parte de él y mucho menos en un lugar público, aunque estábamos en una sección que casi nadie visitaba. Me separe de él y no lo dude más, mi mano se impactó en su rostro.

—¡No vuelvas a acercarte a mi!

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