Between love and hate |Liam Payne|

El sonido de la puerta de entrada hizo que despertara. Ahí me encontraba yo, luchando entre continuar durmiendo o al fin levantarme. Hoy era el primer día de clases en aquella universidad que días anteriores mi padre me había inscrito. Decidí al fin quitarme las sábanas de encima y colocar mis pies en las pantuflas para así ir hacía el baño a darme una ducha. Abrí el grifo, esperé un poco hasta que el agua este a mi gusto e inicié el aseo. Luego, envolví mi cuerpo en la toalla blanca y salí del baño; abrí el closet para escoger algo apropiado para hoy. Me coloqué los jeans ajustados y la blusa verde agua que llevaba un estampado de la bandera de Irlanda. Decidí ponerme los tennis del mismo color de la blusa para combinar un poco. Bajé al primer piso y encontré la nota que siempre dejan mis padres en la puerta de la refrigeradora.

Me dispuse a comer las tostadas que se encontraban encima de la mesa y me serví un poco de leche acompañar las tostadas. Dejé los servicios en el fregadero y me dirigí al baño para darme los últimos retoques antes de partir hacia la universidad. Acomodé mi cabello, me enjuagué la boca y salí hacia el auto de papá, que el día de hoy  lo había dejado para ahorrarme la caminata de media hora. Encendí el auto y lo puse en marcha. Al ver a lo lejos el nombre de la universidad me sentí aliviada, porque tardé diez minutos en encontrarla. "Modern Youth" era ahora mi nuevo comienzo, mi nuevo proyecto; claro hasta que mi padre cambie de parecer y decida cambiar de trabajo lejos de esta ciudad. Estacioné y bajé del auto, pude sentir algunas miradas sobre mí pero no era la típica rubia para llamar la atención de todos. Cuando ya me encontraba dentro de la universidad, pude observar lo hermoso que era, de los tres últimos en las que he estado, definitivamente esta era la mejor. Entré en un estado de pánico al no encontrar la oficina del director, quise preguntar pero veía que cada uno en sus cosas y no quería molestar.

—Eres nueva ¿Cierto?— Giré medio cuerpo para poder observar a una chica de tez blanca.

—Sí. ¿Podrías  indicarme donde se encuentra la oficina del director?

—Sigue esta recta, luego giras a la derecha y ahí lo encontrarás. — Habla y a la vez señala el camino.

—Gracias. — Logré decir, tratando de recordar las indicaciones que escuché.

Los pasillos eran largos y amplios, sabía que hoy iba ingresar tarde a la primera clase. Al encontrar la oficina, di tres golpes y esperé alguna respuesta para poder ingresar. >>Pase<< logré escuchar y por instinto abrí la perilla e ingresé.

—Buenos días, vengo por el horario de clases— Atiné hablar primero,puesto que el timbre de inicio de clases había sonado minutos atrás.

—Necesito sus apellidos.— Habló el hombre canoso mientras sostenía unos papeles en sus manos.

—Jackson Moore— Respondí de inmediato.

—Bien. Este es su horario y bienvenida a la universidad, señorita Jackson.— Estiró el brazo con el horario y me dedicó una sonrisa.

—Muchas gracias— Tomé el horario y salí de la oficina, caminé apresurada porque odiaba llegar tarde a clases.

Al  observar el horario, el primer curso era biología en el aula "302". Era de suponerse que dicho salón se encontraba en el tercer piso, subí las escaleras y encontré el aula. La puerta estaba cerrada y desde afuera se podía escuchar como el profesor explicaba su clase. Nuevamente di tres golpes y esperé alguna respuesta. Al escuchar un >>Adelante<< por parte del profesor, abrí la puerta e ingresé. Sentí todas las miradas sobre mí, era seguro que interrumpí la clase.
 
—Buenos días. Por ser nueva aceptaré su in-puntualidad, pero esta advertida que para la próxima clase debe ingresar temprano.— Habló el hombre de unos 40 años aproximadamente.

—Disculpe la tardanza.— Fue lo único que pude decir, porque todo estaba tan silencio e incomodo.

—Cierre la puerta y tome asiento para continuar con la clase— Apenas terminé de oírlo, observé toda la clase buscando una carpeta.

En la última fila divisé una carpeta libre, antes de ir hacia ella volteé para cerrar la puerta y caminé hacia el asiento. Al encontrarme cerca pude observar que esta se encontraba con una mochila encima. Deduje que la maleta le pertenecía al chico del costado. Suspiré y hablé.

—Podrías mover tu maleta, por favor.— Soné lo más educada posible, ya que esa mochila no estaba cuando divisé por primera vez la carpeta.

—Yo llegué primero. Además esa maleta siempre permanece ahí durante la clase.— Respondió tranquilamente el chico de ojos marrones y cabello castaño.

—Lo siento mucho, pero hoy será la excepción.— Levanté la maleta y la posicioné junto a los pies del chico.

Me acomodé en la carpeta, saqué el cuaderno de apuntes y me dispuse a poner atención a la clase. Sentí la mirada del chico, pero no volteé sabía que estaba furioso. Si él está acostumbrado a que todos acaten sus órdenes conmigo se estaba equivocando, sea quien sea lo iba poner en su lugar. No me iba dejar manipular ni ordenar por tipos como él.