seven things. || audiciones abiertas.

Fotos, simples papeles con recuerdos de nuestras vidas; no me han servido para ayudarte a recordar nuestra antigua vida. Lugares, nos traen recuerdos de anécdotas que hemos contado a varias personas; tampoco sirven para recordarte lo que hemos vividos en ellos. Mierda, ¿qué debo hacer para que te acuerdes de mí? He tratado de revivir esos hermosos momentos que hemos compartido, pero mis intentos son en vano. Esa luz en mi corazón que se hace llamar esperanza se va desvaneciendo, sin dejar rastro alguno. Mi corazón sigue latiendo con la misma fuerza al verte, pero tal parece que el tuyo ni palpita al verme. Nadie sabe cuánto te amo y al parecer tu ni sabes si me amas.
 
Enciendo el auto, me monto en él y recuesto mi cabeza en el espaldar del asiento. Mi cuerpo tiembla al saber que esta es la última oportunidad en la cual trataré de conquistarte. He obligado a mi mente y corazón; si mis ojos o mi corazón no perciben una señal de que sientes algo por mí, entonces me rendiré. No es que voy a dejar de amarte, es sólo que no te voy a seguir hostigando. Te dejaré hacer tu propia vida, mientras yo me idearé la manera de vivir sin ti. Es increíble como un accidente automovilístico puede cambiar una vida por completo; las consecuencias que el alcohol puede traer consigo. Quisiera ser yo quien hubiese perdido la memoria, pero, ¿a quién engaño? Las cosas pasan por algo, pero quisiera saber el por qué. ¿Por qué nos tuvo que pasar a nosotros? ¿Una lección? ¿Pero qué clase de lección sería esta?
 
Mis pensamientos son interrumpidos, y nada más y nada menos que por el sonido de mi celular. Un mensaje de Jason es anunciado en la pantalla, lo ignoro, de seguro debe ser una de sus estupideces. Acelero el auto con un destino fijo, tu casa, o bueno, la casa en la que vivías antes de que nos casáramos. Deseo que el tiempo pase tan lento como al paso al que se mueve un caracol, pero como la suerte no está de mi lado, esto no sucede. Una vez frente a tu casa mis nervios aumentan, mis manos comienzan a sudar y el cuello de la camisa comienza a ser molesto. Evitando seguir dando vueltas me bajo, camino lentamente, tratando de evitar cualquier ruido, pero gracias a mis nervios cada paso que doy parecer ser más escandaloso que el anterior.
 
Ni siquiera he tocado el timbre bien cuando ya apareces en la puerta, tan radiante como siempre, más hermosa que ayer. El vestido resalta tus curvas, esas curvas que me vuelven loco. Tu dulce sonrisa ilumina tu rostro y me siento derretir. Tus ojos parecen dos zafiros, que hacen juego con tu cabello. Ninguna chica se compara a ti, ninguna chica llegara a robar mi corazón como tú lo has hecho.
 
—Hola James—la sonrisa en tu rostro se ensancha, mi corazón se estrecha al saber que tal vez sea la última vez que vea una sonrisa tan hermosa como la tuya.
 
—Hola—comienzo a jugar con el cuello de mi camisa, el cual cada minuto se vuelve más molesto—Me preguntaba, ¿te gustaría ir a un lugar especial conmigo?—sonrío nerviosamente, siento las gotas de sudor en mi frente, por eso paso mis manos en la misma, para eliminarlas.
 
—Claro, sólo paso por mi bolso y nos vamos—desapareces por la puerta e inmediatamente te comienzo a extrañar, ¿cómo haré para vivir sin ti si esto no funciona?
 
Apareces por la puerta inmediatamente, creo que más hermosa que cuando te fuiste dos minutos atrás. Te ofrezco mi mano y, tras varios segundos de reflexión, la tomas. Nos encaminamos al auto y, como todo caballero, te abro la puerta y entras, luego entro yo. Antes de buscarte, había preparado una conversación, pero tal parece que me pones tan nervioso que todo parece haberse esfumado.
 
Para disimular el incómodo silencio, enciendo la radio e inmediatamente la canción "When I was your man" de Bruno Mars se hace escuchar a través de las bocinas. Perfecto, una canción deprimente para un momento tan deprimente como este. Espero mi sarcasmo sea notado. Muerdo mi labio como si eso, de alguna manera, ayudara a controlar mis ganas de llorar y de mandar todo a la mierda. Hemos llegado a la playa, el cual considero un romántico lugar. Noto que te has puesto un vestido playero, como si esto fuese cosa del destino. Ambos removemos nuestros zapatos, para así sentir la calidez de la arena entre nuestros dedos. Mientras caminos cerca de la orilla, nuestras manos rozan y no puedo contener las ganas de tomar tu mano, así que lo hago. Siento como tu cuerpo se va tensando poco a poco, pero no quiero soltar tu mano.
 
Luego de caminar por un buen tiempo, nos sentamos en la manta que coloqué cerca de la orilla. Comenzamos a comer todo tipo de postres y me siento más nervioso cuando llegamos al postre final. Un delicioso pedazo de bizcocho de chocolate parece ser la mejor manera de finalizar un "picnic". Divides el pedazo en dos, para así ambos poder disfrutar de la delicia.
 
—Pero, ¿qué diablos?—dices, creo que ya encontraste la sorpresa.
 
—¿Hay algún problema?—traté de sonar lo más amable y varonil posible.
 
—Sí, creo que hay algo en el pastel—rebuscas en tu boca y sacas un anillo de la misma—James...—eres interrumpida por mí.
 
—Viviana—antes de proceder, te arrebato el anillo con delicadeza—Sé que lo que he hecho no tiene perdón, que debí haberte hecho caso. Desde el incidente no he bebido ni una sola gota de alcohol, lo odio con toda mi vida. Lo odio por causar que te haya perdido, lo odio por haber destruido mi vida. Lo único que te pido es otra oportunidad; sé que todavía no me recuerdas, pero sé que si te mudas conmigo puedo hacer que recuperes tu memoria o al menos, volver a enamorarte. Estos días sin ti han sido un infierno, y no quiero que el resto de mi vida sea así. Me harías el hombre más feliz del mundo si me concedieras el honor de ser tu esposo—luego de hablar por un tiempo tomo aire—¿Qué dices?—mis nervios están aumentando.
 
—James, enserio agradezco todo lo que has hecho por mí, pero simplemente no puedo vivir con alguien a quien no recuerdo; eres prácticamente un desconocido—noto algunas lágrimas asomándose por tus ojos—Además, hay otro hombre—comienzas en llorar y sé que por pena.
 
Veo cómo te vas tomada de la mano con otro hombre. Veo como él toma tu cintura, como yo solía hacerlo. Veo como poco a poco te vas esfumando de mi vida. Quiero hacer algo al respecto, quiero arrastrarte de nuevo a mi vida. En cambio, me quedo arrodillado en la arena viéndote ir.