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Pero me acuerdo de tí. [La ladrona de libros]
O W N :: Fanfiction :: Fanfiction :: One Shot's
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Pero me acuerdo de tí. [La ladrona de libros]
por deutch. Lun 16 Jun 2014, 4:52 pm
Ficha de la serie
• Titulo: (Pero me acuerdo de tí.)
• Autor: (Yo, Milu.)
• Adaptación: (Si, ladrona de libros.)
• Género: ( Drama, Romance.)
• Contenido: Drama, y Romance.
• Advertencias: Nada.
Pero me acuerdo de tí.
Tratar de huir, es imposible. ♡
Me senté en la cama, con pesadez. Ya era una vieja, nada más que una vieja–Que se dedicaba a escribir historias, y novelas épicas–
El accidente había sido hace mucho tiempo, y yo todavía tenía el mismo sueño cada noche. La explosión rondaba por mi cabeza, y después la vaga imagen mía, cuando estaba llorando en los cuerpos de mis seres queridos.
Pero era imposible, no sentir como cada día me volvía más vieja, y mi cuerpo ya no era el mismo hace 40 años. Me acosté con cierta tristeza y dolor en mi pecho, me acomode en mi cama y después me deje llevar por un silencioso y profundo sueño.
Estaba yo, con mirada perdida, caminando por algunas ruinas de la cuidad.
La verdad no sabía que hacía ahí, y ni siquiera reconocía ese lugar. Encaminé un poco más hacía la pequeña cuidad.
Sentí unas ganas impredecibles de correr hacía el lugar, pero algo en mi interior me dijo que debía esperar, y ser paciente.
Seguí caminando mientras escuchaba el vago sonido de las rocas que crujían cuando las pisaba. Sentí un poco de temor, y aceleré mi paso.
Cuando pude llegar a la cuidad, me di cuenta de lo que era. Era la cuidad, donde me había criado. Era el cementerio.
Era un poco tarde; todos los cuerpos yacían en el piso. Deje caer unas silenciosas lágrimas sobre mi cara, y me incorpore a abrazar a todos.
–Los extraño, ya han pasado demasiados años; Y sigo pensando en ustedes, cada día.–Dije.
–No debes llorar por nosotros, querida. Sabes que te amamos.–Me sequé las lágrimas de la cara, pensando que me había vuelto loca, vi a mis padres los dos con una sonrisa en la cara.
–Me he vuelto loca.–Me dije a mi misma. Las sombras de mis Padres sonrieron.
–Tantos años, y sigues siendo la misma.–Recogí mis cosas, y los mire.
–¿Son reales?
–Miralo de la forma que quieras, somos reales; pero no tan reales.
–Eso me confunde más de lo que puedo procesar.
–Solo recuerda una cosa querida, nosotros siempre te amamos.–Las almas se fueron, como dos viejas amigas. Me levanté de la lápida de mis padres, y revisé mis signos vitales, estaba bien.
Seguí mi camino, hasta que vi la lápida de Rudhi. Con paso apresurado me fui hasta su lápida, mis ojos estaban aguados, tome algunas flores y las coloque en su tumba.
–Rudhi... Oh, amor mío. No sabes cuanto extraño tu presencia, nada es lo mismo sin tí. Todas mis noches me acompañas, y mis sueños siempre son lo mismo.–Solté un gemido de dolor, me acomodé en su lápida y acaricie las flores.
–No creo que te acuerdes, pero solíamos salir a correr. Me encantaba cuando te proponías a ser el primero de todo, y tu obsesión por ser igual a ese corredor que tanto te gustaba.–Una lágrima rebelde se escapó de mis ojos, y cayo justamente en las flores. Sentía que me faltaba oxigeno, no podía pronunciar las palabras.
–Te acuerdas.. ¿Te acuerdas, Rudhi? .. Cuando lo único que hacías era pedirme besos, ¡Y ahora me arrepiento! ¡Mi maldito orgullo me hizo hacer todo eso! ¡Perdona, amor!-Pronuncié la última palabra, y el sollozo sonó como un eco por todas partes, me acomode sobre la lápida y llore.
–Nunca te olvidare, todos mis sueños siempre están recargados de tí, siempre estas en ellos.–Me levanté de la lápida, y con expresión decidida salí de ahí.
El resto son vagas imágenes que no puedo recordar, solo se una cosa; Ese día yo morí en mi propio sueño.
Día Siguiente:
–Señorita Meminger, ¿Qué espera, es un nuevo día para salir?–La enfermera la agitó con una suave delicadeza, pero la mujer seguía sin despertar.
–Es raro, usted siempre se despierta.–La enfermera la agitó con un poco más de fuerza, pero aquella seguía sin despertar. La enfermera se desespero y tomo el pulso de la mujer. Ella había muerto.
Su alma se había ido con todas las otras, una alma feliz; Que en paz descansé.
El accidente había sido hace mucho tiempo, y yo todavía tenía el mismo sueño cada noche. La explosión rondaba por mi cabeza, y después la vaga imagen mía, cuando estaba llorando en los cuerpos de mis seres queridos.
Pero era imposible, no sentir como cada día me volvía más vieja, y mi cuerpo ya no era el mismo hace 40 años. Me acosté con cierta tristeza y dolor en mi pecho, me acomode en mi cama y después me deje llevar por un silencioso y profundo sueño.
Estaba yo, con mirada perdida, caminando por algunas ruinas de la cuidad.
La verdad no sabía que hacía ahí, y ni siquiera reconocía ese lugar. Encaminé un poco más hacía la pequeña cuidad.
Sentí unas ganas impredecibles de correr hacía el lugar, pero algo en mi interior me dijo que debía esperar, y ser paciente.
Seguí caminando mientras escuchaba el vago sonido de las rocas que crujían cuando las pisaba. Sentí un poco de temor, y aceleré mi paso.
Cuando pude llegar a la cuidad, me di cuenta de lo que era. Era la cuidad, donde me había criado. Era el cementerio.
Era un poco tarde; todos los cuerpos yacían en el piso. Deje caer unas silenciosas lágrimas sobre mi cara, y me incorpore a abrazar a todos.
–Los extraño, ya han pasado demasiados años; Y sigo pensando en ustedes, cada día.–Dije.
–No debes llorar por nosotros, querida. Sabes que te amamos.–Me sequé las lágrimas de la cara, pensando que me había vuelto loca, vi a mis padres los dos con una sonrisa en la cara.
–Me he vuelto loca.–Me dije a mi misma. Las sombras de mis Padres sonrieron.
–Tantos años, y sigues siendo la misma.–Recogí mis cosas, y los mire.
–¿Son reales?
–Miralo de la forma que quieras, somos reales; pero no tan reales.
–Eso me confunde más de lo que puedo procesar.
–Solo recuerda una cosa querida, nosotros siempre te amamos.–Las almas se fueron, como dos viejas amigas. Me levanté de la lápida de mis padres, y revisé mis signos vitales, estaba bien.
Seguí mi camino, hasta que vi la lápida de Rudhi. Con paso apresurado me fui hasta su lápida, mis ojos estaban aguados, tome algunas flores y las coloque en su tumba.
–Rudhi... Oh, amor mío. No sabes cuanto extraño tu presencia, nada es lo mismo sin tí. Todas mis noches me acompañas, y mis sueños siempre son lo mismo.–Solté un gemido de dolor, me acomodé en su lápida y acaricie las flores.
–No creo que te acuerdes, pero solíamos salir a correr. Me encantaba cuando te proponías a ser el primero de todo, y tu obsesión por ser igual a ese corredor que tanto te gustaba.–Una lágrima rebelde se escapó de mis ojos, y cayo justamente en las flores. Sentía que me faltaba oxigeno, no podía pronunciar las palabras.
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Su alma se había ido con todas las otras, una alma feliz; Que en paz descansé.
deutch.
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