Perfect boys only exist in books

¿No adoráis las mañanas? Aria desde luego si que lo hace. Adora despertar por la mañana, abrir los ojos fijar su mirada en el techo pensativa, ver como la luz del sol traspasa la gruesa persiana e ilumina la habitación, el aire mueve la cortina dejando pasar la brisa de verano. Al menos esas son las mañanas que ella adora. El verano ha sido lo suficientemente tranquilo como para disfrutarlo. Las mañanas soleadas paseándose por Paris junto a su hermana mayor, probando delicatesen como los famosos macarons. Los soleados días junto a las acuarelas, el olor a hierba fresca de su casa de campo, las lectura de un libro sentada en un árbol frente a la sombra de este. Pese a todo esto el verano ha finalizado y esta es la última brisa de verano que presencia gracias a su vuelta al internado.  

Arianne acababa de desayunar en la la terraza, había fijado su mirada en el cielo azul despejado que hacía.

—Ari vístete que te lleva papa al internado, yo me tengo que ir a la universidad —le dijo su hermana para después darle un beso en la mejilla y una sonrisa.

Ella se quedó tan solo un instante más para aprovechar su libertad y se volvió en dirección a su habitación. Su maleta estaba hecha ya con dos días de antelación y antes de haberse ido a dormir se había dado una larga ducha, puesto que el hecho de solo vestirse no era para retrasarse demasiado. Optó por algo sencillo como unos shorts vaqueros altos, una camiseta por dentro de este de un color blanco azulado, unos calcetines blancos y unas converse blancas. Después de eso se sentó en la cama para intentar hacerse a la idea de que tienía que volver, “otro año más de condena” piensa ella.

Arianne Lottie Bouvier, una chica que según ella demasiado ordinaria. A primera vista puede parecer un poco tímida e incluso rara, pero lo cierto es que es un amor de persona. Es amable y siempre está dispuesta a ayudar, es simpática y incluso divertida. El problema es que la gente no suele darle la oportunidad, siempre siguen la regla de los tres segundos para conocerla y ver su dulzura natural. Fue enviada al internado para distraerse después de la muerte de su madre, su padre no podía dedicarse especialmente a ella y su hermana también estaba ocupada entre su novio y la universidad, en cierto modo podría decirse que se deshicieron un poco de ella.
Desde que llegó al internado ha habido un par de chicas que se meten con ella, ¿la razón? Por que no es la típica chica. Ella prefiere ver una película con una manta y chocolate caliente a salir de fiesta, leer libros con historias fascinantes o cómics con aventuras que leer revistas donde solo salen chicas de plástico. Básicamente le hacen bullying por ser diferente.  Solo esperaba haber cambiado lo suficiente para  que no la reconocieran.

Night in White satin sonaba por sus cascos  mientras veía los arboles pasar, cada vez más cerca de su destino.  Después de media hora el coche estaba frente a las puertas del internado: Pensionnant Rois du monde. Lo cierto es que es un lugar con una arquitectura inmensa y preciosa, es lo que tiene ser uno de los más prestigiosos. Se despidió de Cris su padre con un besa en su cabeza y se dirige a secretaría.

—¡Arianne, que bien verte otro año más cielo! —le dijo una señora con pelo rubio y gafas saltonas; Marianne— Que bien te veo, te ha crecido verdad y te lo has tintado, estás guapísima —la joven sonrió tímidamente y asiente— Déjame que te busque las llaves de tu cuarto… Aquí están —dijo entregándole las llaves donde una cuerdecita pone 427 — Ah y vas a tener una nueva compañera de habitación, se llama Diane Clery.

¿Una compañera de habitación? Al menos espero que sea agradable se dijo a si misma mientras se abría paso hasta la habitación para dejar su maleta, cuando vio la puerta hizo una mueca y entró. Para su curiosidad no había nadie allí, descargó y se fue a dar una vuelta.
Pasó por varios lugares, aulas y de más. Parecía ser que habían muchas, judías verdes como bien dirían los clarianos. Se sentó en un banco que estaba frente a una fuente, sacó su bloc de dibujo y se dispuso a acabar su dibujo de el chico sin acabar.

Uno de sus personajes favoritos de su saga favorita y del que secretamente llega a estar enamorada. La mayoría de personas con las que ha chateado siempre decían que el amor platónico de cualquiera solía ser Jace, incluso alguna le había hablado de Alec o Magnus. Pero nunca era Simon, para ella el chico perfecto. Un gleek de lo más normal, divertido e irónico. ¿Por qué no ha podido encontrar nadie así? No lograba entender como los chicos así solamente estaban en los libros.

Los gritos de unas chicas les sacaron de sus pensamientos, resultó que se habían caído a la fuente. Una risita salió de entre los labios de Aria.

Tal vez este año no acabe siendo tan malo.