La Guerra Mágica {Fred Weasley}

El día finalmente había llegado. Sabía que podía vivir o morir, porque mi destino no estaba en mis manos, sino en la de ellos. Los pasillos estaban abarrotados de estudiantes que corrían de un lado a otro, desesperados por no saber lo que estaba por venir. Estaba sola. Había perdido a mi hermano y a Fred y a George. 
Tampoco sabía a donde iba, estaba distraída y la gente chocaba conmigo. Tal vez pensando en mamá, en cómo reaccionaría si se enterase que había muerto o pensando, en como decirle de qué manera lo quería, como lo adoraba y como me gustaba estar a su lado.
— ¡Lucy! —escuché su voz detrás mío a lo lejos. Volteé y ambos sobresalían de la multitud por su altura. Inmediatamente corrí a abrazarlo.
—No te pierdas otra vez, no tienes una altura conveniente para buscarte desde un lugar alto —comentó su gemelo sonriendo.


Las primeras bajas de la batalla yacían desparramadas por el pasillo en que avanzábamos. Destellos de todos los colores se hacían notables en el patio de entrada en el que cientos de estudiantes y profesores blandían sus varitas tratando de proteger el colegio. Las paredes temblaban de vez en cuando y el polvo caía del techo. 
Los tres caminábamos por el pasillo a toda prisa, yo, rezando por no encontrarnos a ningún mortífago. Debíamos llegar al último piso rápido.
En cuanto doblamos a la esquina, gritos y chillidos se hicieron presentes. Los mortífagos habían entrado en Hogwarts, y no supe como reaccionar. 
Saqué mi varita lo más rápido posible y comencé a defender a los pocos estudiantes que luchaban contra ellos. 
— ¡Lucy, cuidado! —escuché gritar y apenas pude reaccionar. Cerré los ojos y dejé que sucediera.


¿Estaba muerta? ¿Viva? No lo sabía. Sólo sabía que sentía un gran peso sobre mí y no podía moverme. 
Los gritos habían cesado, las voces tampoco se escuchaban más, ahora sí, estaba completamente sola. Sentía un aire frío pero contrarrestado por un líquido caliente y pegajoso en mi mejilla.
Abrí los ojos y seguía todo negro. "Vamos, despierta, es sólo una pesadilla". Se veía una minúscula luz y traté de levantarme. Tiré como pude de lo que me tapaba. Al poco tiempo, logré salir. Me sentí bien al saber que estaba allí, viva por el momento. 
Me puse de pie y me tambaleé. En ese momento, noté como toda la pared del castillo de ese piso no estaba. Toqué mi mejilla y vi lo rojo en mis dedos y aún así, seguía sola. Caminé algo lento recorriendo el castillo, me dolía el tobillo y estaba algo mareada. Ninguna señal de vida había allí, solo cuerpos tumbados como si se hubieran desplomado solos.
En cuanto bajé por la escalera, las personas comenzaron a hacerse presentes. Entraban y salían del Gran Comedor, algunas algo heridas, otras, sin ningún rasguño. Otra vez me sentía bien conmigo misma. Entré y había gente curándose unas a otras, creí que ya todo había terminado.
Al final del comedor, siete pelirrojos estaban reunidos. Ron lloraba y abrazaba a Hermione, Ginny ocultaba su rostro con las manos. Mi pequeña sonrisa inmediatamente se borró.
Me acerqué y miré a Fred en el piso antes de que su hermano me abrazara.
—Lo siento mucho Lucy —lloraba. Oculté mi rostro en sus brazos y dejé que las lágrimas salieran— Se cuanto lo querías. Me alegro tanto que estés bien.
Me solté y seguí llorando arrodillada ante él. Estaba muerto. Tirado en el piso. Parecía dormido, con una expresión tranquila en su rostro exceptuando la sangre. Tomé su mano que sin reaccionar y pensé lo difícil que iba a ser para mí. No podría ver mas su sonrisa o escuchar su voz. No podría bromear más, ni decirle cuanto lo quería. Pero sobre todo, no podría tenerlo a mi lado nunca más.