#Addicted To Love {Harry, Zayn & Tú}

ADDICTED TO LOVE (Harry, Zayn & Tú)

Sinopsis

Harry Styles es EL REY de de la Academia Milton. El capitán del equipo de football, el presidente estudiantil... y claro, el chico más deseado en todo el campus. Y Zayn es el playboy más famoso de la escuela, rodeado de chicas todo el tiempo, con una lista de espera por salir con él interminable, y con un ego tan grande que no cabría en Rusia. Cuando ________(tn) _________(ta) pisa la escuela, ambos posan los ojos en ella desde el primer instante en que la ven caminar por el pasillo. El problema es que _________ no es otra chica loca y gritona de su club de fans (como todas las demás) y ellos no piensan rogarle todo el tiempo a alguien que, de todas formas, sólo ven como diversión de una noche... pero entonces una apuesta se les ocurre y eso lo cambia todo: Zayn Malik está dispuesto a jugarse su volvo. El primero que logre enamorar a ________ antes del baile de invierno, se queda con el nuevo y flamante auto. Después de todo, ¿qué es lo peor que podría pasar, verdad? Los dos creían que eran inmunes al amor. Que no podían enamorarse. Que tenían un corazón de hielo...
Que tontos fueron. Porque el amor es una droga. Porque uno nunca elige de quién se enamora. Y, sobre todo, porque nunca debes de jugar con una chica que juega mejor que tú.

ADDICTED TO LOVE (Harry, Zayn & Tú)

Capítulo 1

—Vas a estar bien, ________. —su hermana, Alice, le dio unas palmaditas en la espalda para tranquilizarla, mientras aparcaba en un sitio vacío del estacionamiento.
Vale, no es como que _________ fuera el tipo de personas nerviosas, pero empezar a mitad del semestre en otra escuela donde ya todos tienen sus amigos… pues, digamos, tiene sus desventajas. Era martes de la tercera semana de Septiembre, y estaba lloviendo. Cosa que no le molestaba demasiado, porque a ella siempre le había encantado la lluvia.
—Recuérdame por qué estoy aquí. —le pidió a Alice, con una mueca.
—Porque ya te expulsaron de dos escuelas y papá cree que vas a estar mejor en un internado. —contestó su hermana, con un suspiro.
__________ soltó un bufido y se mordió el labio inferior. La Academia Milton era un lugar hermoso, sí. Más bien parecía un hotel y no una academia. Si su papá pensaba que esto era un castigo, estaba muy, pero que muy equivocado. Sin embargo, tenía que concederle que hacer nuevos amigos y estar lejos de Durham, su estado natal, iba a ser difícil. Punto para él.
—Muy bien. Pues adiós, nos veremos en navidad, supongo. —se encogió de hombros y, tomando una gran bocanada de aire, abrió la puerta del automóvil y se encaminó hacia el colegio.
—¡Tus cosas ya están en tu habitación! —le gritó Alice. ________ asintió con la cabeza, sin voltear a verla, y subió las escaleras. Supuso que en un día soleado los jardines que en ese momento estaban desiertos estarían repletos de estudiantes, pues había balones, aros, cuerdas, freezbies, entre otras cosas en el pasto.
Se acomodó un mechón de cabello detrás de la oreja y se aseguró de que el moño rojo con el que se había hecho la coleta estuviera bien colocado y, entonces, entró.
El pasillo estaba vacío. Todos estarían en clases, seguramente. Frente a ella estaba una vitrina con trofeos, diplomas, fotos, entre otras cosas que le daban reconocimiento a la academia. Miró hacia ambos lados, las filas de casilleros seguían hasta el final del pasillo y, al fondo del que discurría por la derecha, había una puerta enorme pintada de verde en la que se leía “gimnasio”. Al lado de la vitrina, un poco hacia la izquierda, una puerta de cristal que tenía colgado un letrero que decía “oficinas de promoción” le llamó la atención. Ahí debía de ir primero.
Cerró la puerta en cuanto entró y la secretaria, escribiendo con una rapidez impresionante, alzó la cara para verla. Esbozó una sonrisa dulce y dejó de escribir.
—¿Qué necesitas, cariño? —preguntó en voz amable. _________ cambió el peso de su cuerpo de un pie a otro, nerviosa. ¿Qué necesitaba?
—Um… soy nueva. —fue lo único que atinó a decir, balanceándose sobre las puntas de sus pies. La secretaria, de unos veintitantos años, más o menos, asintió. Tenía rasgos parecidos a los de un elfo: con una nariz puntiaguda y respingada, unos ojos verdes y grandes, y el cabello rubio muy corto, en puntas.
Se puso a rebuscar entre los papeles y le tendió algunas cosas.
—Eres _________ __________, ¿verdad? Aquí está un plano de toda la escuela, tu horario, una lista de útiles y la ubicación de tu dormitorio junto con la llave, en el edificio 2B, es la 209. Empiezas clases mañana, así que recomiendo que pases el resto del día descansando y acomodándote. Tu casillero está aquí al lado, es el 43.
—Muchas gracias. —contestó _________ a su vez, tomando los papeles que la secretaria le tendía. La campana de cambio de clases resonó en sus oídos y _________ tuvo que prepararse mentalmente unos tres minutos completos antes de salir por la puerta de cristal. Ahora los pasillos estaban repletos de estudiantes que iban de aquí para allá.
Sintió como se le coloreaban las mejillas de un rojo intenso y se apresuró a bajar la mirada y encaminarse a la salida, donde podría ir a buscar su edificio y empezar a acomodarse en su dormitorio.
Cuando iba por la mitad del camino, más o menos, dos figuras enormes chocaron contra ella, provocando que diera un traspié y se cayera. Los papeles se dispersaron por todo el suelo.
Las personas que estaban cerca soltaron risitas. Ya estaba, era su primer día y ya había hecho el ridículo frente a toda la escuela. Genial.
—¡Eh, cállense! —gritó uno de los chicos con los que había chocado. Las risas se apagaron enseguida, junto con todos los murmullos y las voces. El pasillo estaba en completo silencio otra vez— Bueno, ¿ustedes no tienen clases, o qué? —el murmullo empezó de nuevo, pero esta vez más acelerado, como personas que se movían rápido.
El otro chico se agachó para ayudarla a recoger los papeles.
—¿Estás bien? —le preguntó. Ella asintió, seguía teniendo demasiada pena como para contestar.
El otro, el que le había hablado a los demás, también le ayudo. Le tendió la mano para ayudarla a incorporarse. Cuando los tres estuvieron de pie, ________ alzó la mirada para verlos bien: eran los tipos más guapos que había visto en su vida. Uno, con la piel bronceada y el cabello oscuro, tenía las pestañas más largas que había visto en toda su vida, y se mordía el labio inferior con aire inocente. Y el otro tenía el cabello rizado, una sonrisa perfecta, y ojos verde agua, con unos hoyuelos en las mejillas que lo hacían lucir adorable.
Sonrió al instante.
—Gracias por ayudarme.
—Soy Harry.
—Soy Zayn. —dijeron al mismo tiempo. Se voltearon a ver con una mueca y después miraron de nuevo a _________.
—Eh, bueno… yo soy ________, soy nueva. —musitó con una sonrisa. Harry y Zayn correspondieron con otra sonrisa torcida.
—Bueno, belleza, este debe ser tu día de suerte. —dijo Harry, alzando la barbilla en un gesto desafiante y le dirigió una mirada despectiva.
—Y vaya que suerte. Uff, pero que guapa estás. —contestó Zayn a su vez, volviéndose a morder el labio inferior, esta vez de una manera totalmente distinta. _________ enseguida pensó que se trataban de los populares, el grupo de chicos que hay en todas las escuelas, que se creen que dominan el mundo. Los odiaba.
Alzó una ceja y su sonrisa se esfumo. La remplazó con una mueca socarrona, sarcástica, con un gesto de ironía.
—¿A encontrarme con dos idiotas le llaman suerte?