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Treinta días |ZaynMalik| TERMINADA

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Treinta días |ZaynMalik| TERMINADA Empty Treinta días |ZaynMalik| TERMINADA

Mensaje por pussyharry__xx Sáb 29 Jun 2013, 5:28 pm

Nombre: Treinta días.

Adaptación:  Sí.

Género: Romance y un poco de humor.

Advertencias: No necesitaré chicas. No quiero fantasmas.  

Otras páginas: Sí.


__________

TREINTA DÍAS.
Treinta días |ZaynMalik| TERMINADA 2y5
-Te propongo treinta días de convivencia.

-¿Juntos?

-Ajá. ¿Qué me dices?

-Que estás, completamente, loca.

-Date una oportunidad, va.

-Pero solo un mes.

-Empezamos mañana. 

En treinta días puede cambiar tu vida
(y tu corazón)


Última edición por pussyharry__xx el Dom 08 Sep 2013, 7:28 am, editado 1 vez
pussyharry__xx
pussyharry__xx


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Treinta días |ZaynMalik| TERMINADA Empty Re: Treinta días |ZaynMalik| TERMINADA

Mensaje por pussyharry__xx Dom 30 Jun 2013, 4:40 am

Treinta días |ZaynMalik| TERMINADA 9uz
Día uno: Cajas de cartón. 
Michelle camina de una punta a la otra. Saca ropa de adentro de su pequeño armario y la guarda en una caja de cartón. Los zapatos y zapatillas, van a otra caja. Y los libros y álbumes de fotos, en otra. Se pone de puntitas de pie para agarrar los adornos que están en la repisa, allí arriba. También vasos, platos y cubiertos. Y resguarda la caja escribiendo, con permanente negro, frágil. Lleva una sonrisa impresa en su rostro y tararea alguna canción de The Beatles mientras termina de cerrar todas las cajas de cartón, con cinta adhesiva. Son cinco cajas, en su totalidad. Rose, su mejor amiga, está junto a ella. Ofreció ayudarla con esa pequeña mudanza –aunque no ayudó en nada. Solo se limó las uñas, sentada en una de esas sillas de madera, de color roja, pintada a mano, apoyándose sobre la mesa que llevaba un mantel plástico con naranjas dibujadas por toda su superficie. 

Michelle lleva veintidós años sobre su cuerpo y es toda una pequeña –por su estatura- en un cuerpo de mujer –por su edad. A los veinte quiso independizarse. No aguantaba más estar en casa de sus padres. Tenían leyes de vida que a ella no le simpatizaban, no las entendía –y todavía sigue sin entenderlas, cuando va a visitarlos. Por eso, mientras estudiaba dibujo técnico, buscó un trabajo para comenzar a mantenerse. Y cuando pudo ahorrar lo necesario, en su caja de colores, que era su alcancía, buscó una casa o un departamento. Pero las dos opciones no la beneficiaban. Los alquileres estaban altísimos y ella no iba a pagar tanta plata por una cocina, un cuarto y un baño, insignificante. Por eso, caminando y caminando, se encontró con Barbara y su pensión. Tenía un alquiler accesible y no dudó ni un segundo en entrometerse ahí. Hacía dos años que allí vivía, que era vecina de Joe y Raimon–rió días enteros cuando se enteró que aquel nombre era aceptable en la sociedad- y, hace tres meses, que está debiendo el alquiler. Barbara se puso la gorra y le tiró una fecha estimativa para poder pagar todo. Pero Michelle no tenía la culpa de que su jefe no le pague lo que le corresponde. 

-No, amiga, no –Rose continúa sentada en la silla (todavía no se levantó para, si quiera, preguntarle si necesitaba ayuda en algo ínfimo) observando como Michelle no deja de embalar. 

-¿No, qué? –pero no la mira. Está inclinada, hacia una de las cajas de cartón, sellándola con cinta.

-No me parece lo que vas a hacer. ¿Lo consultaste con la almohada? ¿Con el psicólogo? ¿Con algún psiquiatra? 

-Bastó con consultarlo conmigo misma. Va a estar todo bien, Rose –golpea la última caja y ya terminó de guardar todas las cosas (que no eran muchas). 

-A ti sola se te cruza por la cabeza proponerle a tu jefe irte a vivir con él –habla con la lima en la mano y mirando hacia el techo. Ese techo que está un poco repleto de humedad y, en cualquier momento, caerá. 

-Es para molestarlo un ratito –y se ríe de la cara que puso su jefe cuando le propuso esa idea. Michelle está loca, con todas las letras. En el correr de los capítulos, me darán la razón- aparte ¿quién te dice que cambie sus actitudes, no?

-Que te pague, tonta. ¿Hace cuánto le vienes pidiendo un adelanto y el hombre ni se mosquea? 

-Sí, bueno, pero ahora no va a hacer falta –claro, porque ahora van a convivir en el mismo techo. 

-Eres rara, amiga. Muy rara –pero Michelle se ríe y se acerca a ella para plantar un sin fin de besos en su mejilla- ¿Ya estás lista?

-Sí, espera que busco la chaqueta y vamos –y allá va Michelle a buscar su chaqueta, que dejó sobre la cama de su pequeña habitación- ¿dices que me lleve las sábanas y el cubrecamas? –se asoma por la puerta. 

-¿Para qué? vas a compartir la cama con otro hombre –sí, con otro hombre que es su jefe, que lo conoce poco y nada pero con el que, está segurísima que la pasará genial- a no ser que sea tan imbécil de mandarte a dormir al sillón –y Michelle se muerde el labio y sale con su chaqueta puesta. 



Zayn salió más temprano de su empresa de turismo y cruzó algunas miradas con sus empleados, quienes no dejaban de teclear en la computadora. Faltaba una de las tantas empleadas y él bufa. Porque, con esa empleada, vive bufando, quejándose y quemándose la cabeza. Baja por el ascensor y saluda a Martha, la secretaria del hall de entrada a la empresa. Busca las llaves de su auto, apreta un botón y se enciende el vehículo. Tira su maleta negra –esa que combina con su traje negro, camisa blanca y corbata- en el asiento trasero, se acomoda en el volante y espera varios minutos hasta que Harry se cruza por delante y se adentra del lado del copiloto. 

-Perdón por la tardanza. Me detuvo Lucy.

-A ti siempre te detienen las mujeres –agrega Zayn, luego de mirarlo de reojo. 

-Antes que me detengan los hombres… -y se le escapa una risita. Harry es el socio de Zayn. No son amigos, solo compañeros de trabajo, pero tienen una muy buena relación. No es que se juntan a tomar cervezas una tarde, los domingos, cuando no tienen ningún papel para firmar ni ningún mail que mandar. Ellos solo se dedican a su trabajo, pero se cuentan vida y obra. Es la persona más fiable y de confianza que tiene Zayn, a su alrededor. 

-¿Te dejo en tu casa? –ya arrancó viaje y recorren las templadas calles de Londres.

-Vale –y mira hacia delante, algunos segundos- ¿Estás preparado, para hoy? 

-Supongo –dobla en una curva. 

-No, no lo estas –claro que conoce sus expresiones. El auto frena en un semáforo en rojo y Zayn mira a su compañero- entiendo que no es fácil manejarse ante una mujer como ella, pero… aceptar una convivencia –y hace un gesto con su cara. El auto, vuelve a arrancar. 

-Ya sé que es fuerte. ¿Tú no querías que me divierta un poco? Bueno, aquí estoy, divirtiéndome –habla con ironía. Y dobla en otra esquina- hace mucho no convivo con una mujer y ella propuso el cambiarme. Capaz lo logra y, dentro de treinta días, soy otro.

-No creo que lo soportes mucho –no es que Harry sea negativo, sino que sabe lo que dice. 

-Es solo un mes, tampoco voy a morir –y frena frente a un edificio infinito. 

-Mientras no te termines enamorando –también sabe porqué lo dice. Harry abre la puerta y saluda a Zayn con un beso y tres palmadas en su espalda- cualquier cosa, me llamas –y se baja del vehículo, sin obtener respuesta alguna. 


Zayn abre la puerta de su casa y se escucha el silencio puro. Sabe que, dentro de un par de horas, ese silencio, desaparecerá por completo. Porque todavía no entiende que es lo que le dijo a él al aceptar esa semejante propuesta. Siente que su locura comenzó en ese instante y no durará treinta días, sino mucho más. Por eso mismo, se quita la chaqueta y lo cuelga en una percha que irá a parar dentro de su inmenso armario. Cae sobre el sillón de su living y piensa. Piensa y no deja de pensar. Porque no cualquiera acepta una solicitud de aquellas. Hacía años que Zayn no convivía con otra mujer. Hacía años que no caminaba de la mano con ninguna otra muchachita. Ni siquiera le volvió a entregar el corazón a nadie. Con sus veinticuatro años, quiso dejar de sufrir. Dejar a las mujeres y armar su vida, como sus padres le enseñaron. Y que ella llegue, de un día para el otro, y le proponga que cambie su actitud, que sonría un poco más a la vida, que se deje llevar por ella y no que ella se lo lleve a él –refiriéndonos a la vida, claramente-, derribó cualquier pared. Y él se creyó ganador cuando le tiró la frase. Y ella se agarró de ella y le propuso la convivencia. Le (y se) propuso el cambiarlo porque ella sabía y tenía ese poder de cambiar a la gente. Y como él creyó que no aceptaría… ella aceptó. 

Está tomando un té mientras mira un programa de cultura general, en la televisión. Está tomando el té cuando suena el timbre y le empieza a temblar el pulso (casi se vuelca un poco de líquido sobre su camisa blanca). Deja la taza sobre la mesa ratona y abre la puerta de su casa, después de dos vueltas de llave. Y, solamente, se encuentra con un ser escondido detrás de tres cajas de cartón. 

Y sí… es ella.

-Hola –es lo único que puede decir. Todavía no vio su cara. 

-¿Todo bien? –pero ella sigue de ese lado, con tres cajas de cartón, en su poder- si me ayudas, te lo voy a agradecer –entonces, Zayn quita la caja de arriba y la apoya en mitad del living. Luego agarra la del medio y ahí sí ve su rostro. Michelle llegó a su casa- gracias –e ingresa, dejando la tercera, al lado de las otras dos- mira que linda casa, eh –lleva sus manos a la cintura e inspecciona cada rincón- ¿mi sueldo está en el decorado de las paredes? –y ya empezamos mal. A Zayn no le agradó en lo más mínimo el comentario y frunció el ceño- un chiste, un chiste. Hay tres cajas más afuera –indicio a que él debe ir a recogerlas. Y, en ese interín que él desapareció, ella aprovecha para sentarse en el sillón (el cual estaba sentado antes él) y agarrar un par de cuadros y adornos que hay sobre la mesa ratona. También la taza negra, con té- ¿es de manzanilla, no? –claramente que lo probó. 

-Sí –y deja las otras cajas de cartón, sobre el suelo- ¿También vas a tomarte mi té? 

-Solo quería saber que estabas tomando. Relaja –vuelve a dejar la taza donde estaba y se levanta para sentarse en el suelo y abrir sus cajas- ¿una tijera? –porque no puede con las manos. Y allá va Zayn a buscar la tijera de mango rojo, en la cocina- gracias

Y ahí comienza la mudanza. 


-Bueno, esta parte para mí y ésta para ti –los dos parados frente al armario. Michelle es quien lo divide para que nada quede afuera. Corre, brutalmente, las chaquetas y quita algunas perchas que usará ella.

-Trata de no arrugarme la ropa ¿puede ser? –y ella lo mira de reojo- ¿qué?

-Júrame que planchas y me muero aquí, ya –él revolea los ojos. 

-Lo mando a la tintorería 

-¿En la tintorería planchan? –Michelle no tiene idea alguna de nada. Claramente, que son personas muy diferentes. Jamás mandó ropa a la tintorería. Zayn no responde, solo se limita a observar que es lo que hará con su armario ordenado- mis zapatos los pongo aquí –y se agacha para guardarlos debajo de todo- uh, que olor a pies –también hay zapatos de él. Zayn no dice nada y Michelle se muere de risa- mentira, chiste.

-¿Vas a estar estos treinta días haciendo chistes? –porque, para él, ya se estaba volviendo insoportable. No la aguantaba en la empresa y ya, también, tenía que lidiar con ella en su casa. 

-Soy una chica alegre, cosa que no encuentro en ti –Michelle no tiene problema alguno en decir la verdad. Le sonríe y Zayn sale de la habitación, dirigiéndose a la cocina. Esa noche, él prepara la cena. 


Cenan juntos los filetes con tortilla de verdura. Y aparece la primera queja de Michelle: odia las verduras. Prefiere la tortilla de patatas. Busca el pan, revolviendo toda la cocina, y lo encuentra en una bolsita, a un costado de la heladera. Entonces elabora un sándwich de filete el cual lleva rodajas de tomate, varias hojas de lechuga y mucha mayonesa mezclada con ketchup. Pero Zayn solo la mira comer con devoción. Y ella se excusa diciendo que tenía mucha hambre. No se ofrece a lavar los platos, solo a juntar la mesa. Guarda tres cajas de cartón, las cuales lleva tonterías en su interior, en un pequeño cuarto que no sabe para qué existe. Luego vuelve a tirarse en el sillón y prende la televisión. Está riendo a viva voz, ante una novela que se emite por canal abierto, cuando él aparece y se la apaga.

-¿¡Qué haces!? –sí, se altera. 

-Hora de dormir –señala el reloj de pared y marcan las once de la noche. Michelle enarca una ceja y ya está sufriendo esos treinta días- mañana hay que trabajar 

-Te cuento que si a una chica le cortas la novela así, no te va a durar ninguna –y lo sigue hasta la habitación. Él ya lleva su pijama puesto y ella, no. Por eso va al baño y se lo pone. Se entromete en la cama y Zayn pega un salto. 

-¿Qué haces? –ahora, se invierten los roles. 

-¿Me acuesto? –ironiza. La cama es de dos plazas y ella tiene ganas de dormir ahí- si pensabas mandarme a dormir al sillón, también te digo que ninguna chica se te va a acercar –algunos tips para que tenga en cuenta. 

-No te muevas mucho –y le da la espalda, para volver a apoyar la cabeza en la almohada. Michelle lo mira sentada, desde ahí, y le hace burla, en silencio. Insinúa un que hambre al aire mismo y también se recuesta, dándole la espalda.

 Nueva historia.
Esta novela, la leí y se convirtió en una de mis favoritas, espero que a ustedes también les guste.
Tiene segunda temporada.
No quiero fantasmas.
Quiero muchos comentarios.
¡Besos! <3
pussyharry__xx
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Treinta días |ZaynMalik| TERMINADA Empty Re: Treinta días |ZaynMalik| TERMINADA

Mensaje por pussyharry__xx Sáb 06 Jul 2013, 10:04 am

¿nadie? :( 
pussyharry__xx
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Treinta días |ZaynMalik| TERMINADA Empty Re: Treinta días |ZaynMalik| TERMINADA

Mensaje por NamedClaudia Lun 08 Jul 2013, 7:49 pm

Continuaaaa ! (:
NamedClaudia
NamedClaudia


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Treinta días |ZaynMalik| TERMINADA Empty Re: Treinta días |ZaynMalik| TERMINADA

Mensaje por pussyharry__xx Mar 09 Jul 2013, 11:06 am

 Treinta días |ZaynMalik| TERMINADA Tumblr_mou1iujhgO1rv3b62o1_500
Día dos: Un cortado

Michelle está recostada boca abajo en la cama y ni se mosquea ante el pitido del reloj. Continúa abrazada a la almohada, con los pelos revueltos que se cruzan por su nariz, boca y ojos. Lleva enrollado el cubrecama blanco en las piernas y solo tapa parte de su torso, dejando ver su pijama (o esa musculosa blanca, a lunares). Está clarísimo que Zayn se levantó media hora antes. Que ya estaba cambiado y preparaba el desayuno para él solo. 
-Venga, Michelle–aparece en la habitación y comienza a llamarla para que despierte. Pero ella ni se mosquea. Solo gira sobre su propio eje y le da la espalda, para que la deje de molestar- vas a llegar tarde al trabajo y, sino te diste cuenta, convives con tu jefe –Zayn sabe como manejar la situación. Lo que no sabe, es como manejar a Michelle. 
-No molestes –habla con la almohada en la boca. 
¿Y qué hace Zayn? Va a la cocina en busca de un vaso con agua y, cuando regresa, se lo tira en su cara, logrando que ella se siente de sopetón sobre el colchón y lo mire con ojos asesinos.
-¿¡Qué haces!? –eso se llama: levantar a Michelle con el pie derecho. 
-Te despierto –busca su chaqueta en el armario, agarra el maletín que está sobre una silla y se arregla la corbata en el espejo- vas a llegar tarde al trabajo.
-Yo llego cuando quiero y como quiero. Total, no me pagas –y se miran mediante espejo. 
-Te dejé para que desayunes –y le cambia el eje de la charla, totalmente- salgo ahora así no entran sospechas –porque nadie sabe que el jefe de la empresa de turismo está conviviendo con una de sus empleadas. Con la más detestable. 
-¿No me preparaste el desayuno? 
-Dios te dio dos manos –sonríe irónicamente y sale del cuarto, cerrando la puerta. También se escucha cuando sale de la casa y cuando enciende el auto. 
Michelle se levanta y ni piensa cambiar las sábanas que, el propio dueño de la casa, mojó. Va directo al baño y se higieniza. Dentro de éste descubre el perfecto orden con el que vive su jefe. Claramente, ella llegó ahí para desquebrajar todo. Se lava los dientes usando la crema dental mentalizada de Zayn. También se seca con la toalla de mano, de él. No piensa desarmar más cajas para sacar elementos comunes. Descubre el mini componente y varios cd’s. Lo único bueno que tiene es el gusto musical (y sé sincera conmigo, también él está muy bueno. Okey, no me meto). Por eso pone un cd de ACDC y canta mientras se prepara su propio desayuno. Y no lava nada, deja todo en el lavabo para que él llegue y lo haga. Eso por el vasito de agua susurra con una sonrisa maléfica. Y va al cuarto para buscar la ropa y cambiarse. Su blusa verde agua, su falda negra, tiro alto, sus tacos del mismo color y la cola de caballo a un costado de su cabeza. Leve delineado en los ojos, perfume de mujer (aunque le encanta el de hombres, pero tampoco va a aprovecharse de la situación), la chaqueta blanca, la cartera negra que combina con los zapatos, y salir de la casa –claro que Zayn hizo una copia de llaves. 
Saluda a Martha, apenas llega a la empresa. Ésta le sonríe, como todas las mañanas, al son de buenos días, Ellie. Todos la llaman así. Ese es su apodo de vida, hace veintidós años. Sube al tercer piso, por ascensor, y se encuentra con Josh, en el mismo. Un beso en la mejilla y hablar de banalidades. Saludar a todos los ya presentes, mientras camina por el pasillo. Abrazarse con Lucy y Emma, quienes siempre le halagan su belleza natural. Llegar a su box, sentarse en la silla de rueditas, y… limarse las uñas. 
-¿Qué haces, Michelle? –ella se sobresalta y, sin querer, golpea el teclado de la computadora. Lo que menos estaba haciendo, era mandar informes a su jefe, vía web. 
-¿Siempre te vas a aparecer así? –ironiza, con una mano en el pecho, porque casi le agarra un espasmo. Zayn  tomó presencia en la escena. Era la una en punto y todos habían salido a comer algo al buffet de la empresa. Ella decidió chusmear el twitter de algunos famosos. 
-Casi –está apoyado contra una de las paredes de su box- hazme un favor, anda al bar de enfrente y pídeme un cortado –y le entrega diez libras en mano. 
-¿No tienes más pequeño? Un cortado no sale más de siete pounds –niega- okey, entonces tomo el vuelto como parte adelantado de mi sueldo –le guiña el ojo, se levanta de su silla con rueditas, y camina por el pasillo, movilizando sus caderas con híper exageración. 
Entonces vuelve a bajar por el ascensor y se cruza con Luke. Éste le cuestiona adonde va y ella solo responde que a comprarle un cortado al divertido de nuestro jefe. Luke se ríe y ella también. Tampoco te hagas la tonta porque, después de un par de capítulos, esos comentarios deberás guardártelos sabes donde ¿no? bueno. En la calle se reencuentra con Lucy y Jack, fumando y charlando. Le sonríen cuando la ven pasar e imita su acción. Camina menos de cien metros para adentrarse al bar donde, George, ya la conoce. 
-Hola, George –se sienta sobre una banqueta marrón y traspasa con su torso la barra para saludar a aquel hombre que es un pan de Dios. 
-¿Cómo estas, Ellie? –se seca las manos con un repasador y lo deja a un costado. 
-Bien, acá ando. George, prepárme un cortado con dos de azúcar y, si puedes ponle algún veneno o algún sedante –y George se ríe. 
-¿Para tu jefe? –ella asiente, obviando- ahora te lo hago –y se pierde en la cocina. Y ella se apoya contra la barra y toma una panorámica de la gente que hay presente en el bar. Varias mesas ocupadas por personas adultas, con sus cafés y leyendo el diario del día. La televisión prendida en una punta y que otros opten por la pantalla. A veces es preferible el dejar el noticiero de lado porque se convierten en morbosidad pura. Pero, mientras ella mira como el conductor del programa quiere dejar mal parada a Inglaterra, pidiendo que no se puede hacer turismo en la misma porque salen muertos (literalmente), Louis la sorprende desde atrás. Michelle vuelve a asustarse (por tercera vez en el día) y abraza a su amigo (y ex novio de su mejor amiga). 
-¿Qué haces por aquí, loquita? –se acomoda en la banqueta de al lado. 
-Vine a buscarle un cortado a mi jefe 
-¿Te tiene de repartidora? –y ríe. 
-Podría decirse que sí –y ella sonríe- ¿Y tú? ¿Qué haces por éstos pagos? –le palmea una de las piernas. 
-Me tomé un descanso en el trabajo y vine a relajar un poco –Louis trabaja a dos calles de diferencia, en una inmobiliaria, atendiendo a la clientela. Michelle le sonríe y él la imita.
-¿Qué pasó con Rose? –ella cambia de tema, así como así. Rose y Louis se conocieron en una discoteca. Noviaron dos años y medio y, hace poquitos días, decidieron cortar la relación. Según cuenta Rose, le siguen pasando cosas con él- ella me contó muy a la deriva todo. Viste como es de atropellada a la hora de hablar… 
-Sí –y ríe apenas- ya sabrás, Ellie. Rose es híper celosa y me hizo escenas idiotas las cuales no soporté. No puedo estar con una mujer que, todo el tiempo, quiera saber que es lo que estoy haciendo –y lo entendía. Michelle sabía que su mejor amiga era de atarse rápido a las personas y se creía dueña de ellas, a la hora de una relación. 
-Sí, me lo dices  si no la conociera. Igualmente, no sé, creo que merece ser escuchada ¿no? –y Louis jamás deja de mirarla a los ojos- ella también tendrá su visión de las cosas. Capaz que tú le dabas a entender que estabas con otra.
-Pero no es así.
-Ya sé, pero hablalo con ella, no conmigo.
-Tú has sacado el tema –y Michelle se muerde el labio y tiene infinitas ganas de abrazar a su mejor amigo. 
-Aquí tenes el cortado, Ellie –George vuelve a aparecer. 
-Gracias –y le paga con ese billete. George hace un gesto con los ojos del cual ella ríe. Ya dijo que era mucho dinero para un simple cortado. Le devuelve el cambio.- ¿Por qué no la llamas y arreglas un encuentro con ella?
-¿Con Rose? –Louis quedó colgadísimo mirando la televisión del bar. 
-No, conmigo. ¡Sí, tonto! –le golpea, apenas, la cabeza y él ríe- enserio, te digo. A ella le va a hacer bien. Estuvo dos días llorando e instalada en casa
-¿Tanto?
-Y… la tenías loquita –y él se rasca la nuca. Le dio un poco de vergüenza- creo suponer que sigue enganchada contigo. No te voy a pedir que vuelvas con ella, pero sí que hablen y abran la cabeza.
-Bueno, veo que puedo hacer –y seguro que ya está planeando el llamarla, apenas llega a su casa, invitarla a tomar varios cafés y hablar de esa relación que se quebró pero que puede volver a nacer- anda que se te va a enfriar el café y te van a matar.
-Ni me hables –agarra el pedido de su jefe y deja un beso sonoro en la mejilla de su amigo- chau, lindo. Nos vemos –y va caminando, con cautela, para no volcar ni un solo mililitro de café. 
-¿Tanto tardaste para un simple cortado? –ese es el tipo de agradecimiento que recibe de parte de su jefe, apenas ingresa a su despacho. Está del otro lado del escritorio, con papeles enfrente, lapicera en mano y la computadora encendida. 
-No me vengas con pretensiones. Agradece que te lo traje –lo deja a un costado de un pequeño cuadro y también el vuelto. 
-¿No te lo ibas a tomar como adelantado del sueldo? –encima se hace el gracioso. 
-No soy ladrona –y le saca la lengua, sí.
-Esto está frío, Ellie –sí, la llamó por su apodo. Acaba de tomar un sorbo del café y su cara fue para una fotografía de esas bizarras.
-¿Qué pretendes? ¿Qué te lo traiga caliente desde allí? –ella también se hace la graciosa y a él no le gusta nada. Empate- si tanto te vas a quejar, hubieses ido a tomarlo tú al bar –Michelle es la única que habla en esa tonalidad con su jefe. 
-¿Por qué siempre tenes una respuesta para todo? –y achina un poco los ojos.
-Porque no me gusta quedarme callada. ¿Lo vas a tomar o lo dejas? 
-Se me fueron las ganas, ahora. No se te puede pedir nada, eh.
-¿Qué? ¿Me vas a echar?
-Ganas no me faltan –y se miran fijamente a los ojos, hasta que interrumpe Rebecca, la secretaria de Zayn. Esa que le tiene muchísimas ganas. 
-Le traigo los papeles que me alcanzó Harry, para que firme –y los deja enfrente a su cuerpo. Zayn continúa mirando a Michelle, y viceversa- ¿Pasó algo? 
-Nada que te interese –claramente que es Michelle quien toma la palabra. Se lleva pésimo con Rebecca. Digamos que ésta última la envidia mucho. 
-Entonces puedes retirarte –y Rebecca es soberbia. Mucho. Michelle le dedica una mirada fulminante y sonríe descaradamente. 
-Me llevo el cortado –y busca la taza. Claro que se hace la tonta y vuelca un poco de café sobre la blusa de Rebecca- ¡Ay, perdóname! ¡No te vi! –la cara de Rebecca, es para otra fotografía. 
-¡Qué haces! –y pega un chillido ensordecedor.
-Juro que no fue mi intención, Becky –se hace la simpática y no le sale. La odia. La detesta- me voy, antes de que no me paguen por otros tres meses más –sonríe otra vez, muy irónicamente, y sale del despacho. 

 Día dos.
No fantasmas.
¡Espero que les guste!
Beso enorme <3
pussyharry__xx
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Treinta días |ZaynMalik| TERMINADA Empty Re: Treinta días |ZaynMalik| TERMINADA

Mensaje por Ana Sophie Styles Mar 09 Jul 2013, 11:09 am

me encanto! siguela ,ya tienes una lectora aqui;)
Ana Sophie Styles
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Treinta días |ZaynMalik| TERMINADA Empty Re: Treinta días |ZaynMalik| TERMINADA

Mensaje por pussyharry__xx Miér 10 Jul 2013, 6:25 am

Ana Sophie Styles escribió:me encanto! siguela ,ya tienes una lectora aqui;)

 ¡Gracias! Ahora la sigo <3
pussyharry__xx
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Treinta días |ZaynMalik| TERMINADA Empty Re: Treinta días |ZaynMalik| TERMINADA

Mensaje por pussyharry__xx Miér 10 Jul 2013, 6:39 am

 Treinta días |ZaynMalik| TERMINADA Tumblr_mpph3oFQVt1qiolaso3_500
Día tres: Sin alas


-¡No! –la resignación de Zayn al ver el baño, su baño, todo desordenado y sucio- ¡Michelle! –un grito el cual llamó la atención de todo el vecindario. 
-Ay ¿Qué pasa? –y ella llega como si nada hubiese pasado, con su bata lila, en el cuerpo. 

-¿Qué pasa? ¡Mira como dejaste el baño! –el suelo empapado, pelos pegados por algunos azulejos, dos toallas tiradas a un costado del bidet. Tres peines y el jabón dentro del lavabo y el vapor que todavía no se esfumó. 

-Eres demasiado exagerado –y ella nada se toma a la deriva. Por eso se da media vuelta y vuelve a la habitación para continuar buscando la ropa que desea usar en aquel miércoles que no trabaja. 

-¡Ven aquí a limpiar el baño! –pero le grita desde la otra habitación.

-¡Me cambio y lo limpio! –ella le responde también de un grito. Y pasan segundos en el que Michelle está buscando ropa interior dentro de una cajonera (esa que le pidió prestada a él) y, cuando tiene en mano unas bragas y el sujetador, aparece Zayn tironeándola del brazo y arrastrándola hasta su baño.

-Lo limpias ahora –es un orden. 

-Te dije que me cambio y lo limpio. ¿No puedes esperar dos segundos? –y amaga a irse pero él vuelve a retenerla, dejándola sin escape, dentro del baño. 

-No. Dije ahora –y modula bien la última palabra. 

-Okey… ¿Me pones las bragas? –y le coloca la prenda íntima delante de su cara. 

-Ya podrías empezar a tomarte las cosas en serio ¿no? –le baja el brazo- tienes veintidós años, estás bastante grandecita. 

-No eres mi padre, hago lo que quiero –le habla bien cerca, como para que le entre en la cabeza. Pero él también se acerca y quedan a centímetros de distancia. 

-Limpia el baño –se lo susurra y desaparece de ahí, cerrando la puerta con llave. Ah, claro, todas las habitaciones de esa casa, tienen llave. 

Y mientras Michelle pasa el trapo por el suelo, enjuaga las toallas que estaban empapadas, levanta los pelos pegados en el suelo y los tira al pequeño tacho de basura, acomoda los peines y cepillo de dientes dentro del botiquín, Zayn está en la cocina preparándose un té antes de retirarse de su casa e ir a la empresa. Los miércoles, va por la tarde. Los miércoles, Michelle no trabaja porque lo tiene libre y la suplanta Mery. Michelle continúa limpiando el baño e insultando a su compañero de convivencia, mientras Zayn está sentado en el sillón y escucha un poco de jazz, esperando a que el agua hierva. Michelle, sin querer, golpea el canasto de perfumes y uno se cae al suelo, reventando y que miles de vidrios se desplomen sobre el mismo. Zayn que regresa a la cocina porque la pava eléctrica le está avisando que el agua ya está lista. Michelle que da miles de vueltas sobre un mismo punto y se dispone a juntar los pequeños vidrios de ese frasco color azul. Zayn que exprime el saquito de té contra una cuchara y lo tira en una bolsa. Michelle que junta los vidrios sobre papel higiénico y hace un bollo para tirarlo a la basura. Zayn que regresa al living, se sienta en el sillón y continúa escuchando a REM. Michelle que maldice bajo porque odia esa melodía y la está poniendo más nerviosa de lo que está. Zayn que clava la mirada sobre la puerta del baño y sospecha que su compañera todavía no salga. Michelle que hace un nudo con la bolsa y le impregna el olor a perfume que quedó dentro de esas cuatro paredes. Zayn que se levanta, busca la llave y abre la puerta. Michelle que tiene la bolsa en sus manos y sonríe ante su presencia. 

-Ya… ya terminé 

-Ah, menos mal. Pensé que te habías fugado por el inodoro –y no fue gracioso- ¿Qué tienes ahí?

-¿Dónde?

-Ahí –y señala la bolsa que lleva en sus manos.

-Es, emh… es la basura. Se llenó la bolsa y lo iba a tirar –Michelle desea escapar de ahí, ya.

-Hay olor como a… -y mueve un poco la nariz, mirando hacia arriba.

-Perfume, sí –ella lo interrumpe- para que te dejes de joder un poco, eche perfume. ¿Has visto que limpita que soy? –y ahora sí escapa de sus manos. Abre la puerta de calle y, así en bata, sale corriendo hacia el cesto de basura que tiene enfrente. Está demás decir que los que caminaban por ahí, la miraron de pie a cabeza. 

Y quince minutos después, Zayn se va de la casa, con otro de sus tantos trajes negros, cerrando la puerta con llave y pidiéndole a Michelle que también trabe con pasador. Y ella piensa que es un inseguro de la vida misma. Sonríe porque, por fin, está sola y va a hacer lo que desea, hasta la hora en que él regrese –más o menos, ocho y media de la noche-. Entonces cambia el jazz por un poco de música de The Rolling Stones. Todavía recuerda aquella vez que fue con su grupo de amigas de añares a ver un recital de ellos. La pasaron tan bien, se divirtieron tanto que todas tenían una anécdota diferente para contar de aquella noche. Se coloca un pañuelo rojo a lunares blancos, sobre la cabeza. Ya tiene una musculosa blanca y unos shorts negros, con sandalias también blancas –en julio hace calor-. La escoba en una mano y la pala naranja en la otra punta del living. I can't get no, satisfaction canta al són y tón, imaginando que el palo de madera de la escoba es el micrófono y que hay miles de personas observándola. When i'm drivin' in my car and that man comes on the radio and he's tellin' me more and more, about some useless information supposed to fire my imagination. Pega un salto arriba del sillón, continúa con su cántico y, al bajar, se tropieza de tal forma que cae de culo al suelo y, el palo de la escoba, cae sobre una estatuilla de mármol que también cae, a su lado, y se rompe en varios pedazos. Y la cara de Michelle, claramente, pidiéndole a Dios que la ayude en ésta. 

Amiga, ven ya para la casa de Zayn. Me mandé una cagada. Es el mensaje que le llega a Rose en su celular. Y obvio que la rubia no tarda ni dos segundos en subirse a su auto e ir a toda velocidad hasta la casa del jefe de su amiga. Sabía la dirección porque fue ella quien la ayudó a trasladar las cajas de cartón el día de la mudanza. 

-Hoy estoy muy mal. Muy, muy, muy mal –ni siquiera la saluda cuando le abre la puerta.

-¿Qué te pasó? –e ingresa a la casa sin pedir permiso. Tira la chaqueta y su cartera, también, sin pedir permiso. 

-Primero, le rompí un perfume importado de no sé donde era –y a Rose se le escapa una risa- y ahora… mira –le señala el suelo y, cuando la rubia se da vuelta, ve aquella estatua quebrada en el suelo. 

-¡Ah, pero eres muy imbécil! –y se inclina sobre el suelo para ver si tiene remedio o no. Es un niño con dos alas. Una especie de ángel pequeño queriendo aprender a volar. O capaz que significaba la libertad de los niños. 

-Dime que se puede arreglar, por favor 

-Sí –Rose es experta en romper y arreglar cosas. Por eso la llamó- pero olvídate de las alas. Están rotas en miles de pedazos, imposible el pegarlas 

-Bueno, no importa. No creo que se de cuenta –y piensa unos segundos- o sí. ¡Ay, amiga! 

-¡Tranquilízate, Ellie! –la agarra de los brazos y la zamarrea un poco- trae pegamento, va. Yo te ayudo y veo lo que puedo hacer –Michelle asiente y va en busca del pedido de su amiga. El problema es que no sabe donde hay pegamento en aquella casa. Revuelve todos los cajones, habidos y por haber, hasta encontrar un pote en la cocina. Sonríe feliz de la vida y va corriendo a entregárselo en mano a Rose, quien ya está encajando las piezas. 

Se podría decir que cuarenta y cinco minutos más tarde, Rose finaliza de arreglar aquel ángel. La cabeza está en su lugar y también selló los brazos que estaban algo arruinados. 

-Las alas quedaron más pequeñas de lo que estaban 

-No soy culturista, no hago milagros –se limpia las manos y los pantalones. 

-Bueno –y vuelve a dejar la estatuilla donde debe ir- gracias, gracias, muchísimas gracias –y la abraza bien fuerte. Y le besa la mejilla miles de veces- te quiero mucho. Amo ser tu amiga.

-Sí, claro, ahora me halagas ¿no? –pero sonríe al segundo y la abraza más fuerte que ella. No son tal para cual, pero son hermanas de vida. Se aman. 

Para antes de las ocho, Rose se va de esa casa. Primero tomó varios cafés y hablaron de aquellos tres días como los iba llevando. También le contó del encuentro que tuvo con Louis el día anterior y le avisó que se vaya preparando porque, en algún día de éstos, la llamará. Y ella, con una sonrisa repleta de nervios, le agradeció. Ahora no se debían nada –aunque nunca se deben nada, entre ellas-. A las ocho y media en punto, Zayn regresa a la casa y Michelle está en la cocina preparando la cena para dos. A pesar de que él jamás hace algo para ella, ella no tiene porque comportarse igual para con él. Bastantes cosas rompió como para que él se comporte de buena manera. 

-No sabía que cocinabas –y Michelle lo observa de reojo.

-¿Pensaste que, durante dos años viviendo sola, me dediqué a llamar al delivery? –mientras revuelve, con la cuchara de madera, la salsa blanca. 

-Y de una mujer como tú… -pero no continúa la oración. Va para el living a dejar sus cosas a la habitación. 

-¿De una mujer como yo, qué? –se asoma, con el delantal blanco y negro, a cuadros, y lo encuentra mirando, detenidamente, el ángel que arregló su amiga- ¿Qué le miras? –y se está poniendo nerviosa. 

-Están más pequeñas las alas –y las toca. Y Michelle se ríe fuerte (cuando está nerviosa, rompe en carcajadas)- no entiendo la risa.

-No, es que… ¿Cómo van a estar más pequeñas, Zayn? –y sigue riendo- yo que tú me pego una ducha, eh. Demasiado orden te está alterando –y, aunque lo dice en forma graciosa, él se lo toma enserio. Capaz que tiene razón y estar tan preocupado por todo, hace que comience a ver y decir cosas incoherentes. Por eso se pega una ducha y, cuando regresa a la cocina, la cena para dos ya está servida. 

 
Día tres.
¡Sigan comentando!
NO FANTASMAS.
Tiene bastantes visitas y sólo dos personas comentan...
¡Espero que les guste!
Beso enorme <3
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Treinta días |ZaynMalik| TERMINADA Empty Re: Treinta días |ZaynMalik| TERMINADA

Mensaje por pussyharry__xx Vie 19 Jul 2013, 1:45 pm

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Día cuatro: Humedad
Harry tiene veintiséis años –dos más que el protagonista de ésta historia-. Está de novio hace tres años y medio pero continúa conviviendo con su cara de conquistador. Todas las mujeres no tienen problema en correr detrás de sus pantalones, pero él sabe poner el stop cuando se debe. Ama a su novia y es incapaz de engañarla. Daría la vida por ella –lo dijo en varias reuniones con amigos-. Harry es la mano derecha de Zayn –como ya se contó en el primer capítulo- y lo quiere mucho. A pesar de que Zayn es una persona seria, y el jefe de la empresa, sabe como llevar la relación. Se ganó su confianza, con el paso del tiempo y, por eso mismo, es quien sabe todo de su vida. El que sabe como está funcionando esa convivencia con Michelle. Harry, a las nueve y cuarenta y cinco en punto, pasa a buscar a Zayn por su casa, en su auto, para hacer un par de trámites acorde a la empresa. Pagar algunas cuentas y, capaz almorzar en un bar de la zona. Lo que no sabe, es que Zayn se tomó el trabajo de dejar a Michelle, a cargo de la empresa. 

-¿¡Qué, qué!? –Harry es quien conduce. Claramente, se acaba de enterar de la locura que cometió su amigo. 

-Me fui a la mierda ¿no? –Zayn lo mira de reojo. Sabe que mandar a Michelle a que esté a cargo de la empresa, solo por ese día, es una locura de aquellas. 

-Yo, la verdad, no te entiendo –ya están por el centro de Londres y la cantidad de vehículos que hay en el camino, es impresionante- la criticas, le dices de todo, odias su personalidad y la pones a cargo de la empresa –tiene razón. 

-No, para, no la odio –no, claro que no. Solamente la criticas y le dices de todo- pero otra no me queda, Hazza. Tú te venías conmigo ¿a quién iba a dejar a cargo?

-¿A Rebecca? –supuestamente…

-No, Rebecca no.

-¿Por qué? –lo mira en un semáforo en rojo, detrás de un camión de basura. 

-Sabes que Rebecca… ¿eh? –y Harry se ríe. Obvio que sabe que Rebecca está regaladísima a su jefe y éste no quiere saber nada al respecto- le llego a decir que se quede a cargo hoy y ya empieza a planear el casamiento –pero, ahora, se ríen los dos. Entonces comienza a hablar de banalidades. De la convivencia de Zayn junto a Michelle. De las cenas diarias de Harry junto a Georgia. De que una noche cualquiera, podrían juntarse los cuatro a comer unas pizzas caseras con cerveza. Y que Zayn lo baje a tierra aclarándole que la morena solo es su compañera de casa, no su novia. Más adelante no dirás lo mismo, querido. Sé lo que digo. 

-¿Tú te acuerdas que hoy van a la empresa los tipos que organizan la fiesta del sábado? –esa fiesta empresarial en la que todos deben tomar presencia. 

-Sí. Ya le aclaré a Ellie que deje todo como está, que no cambie nada –y se escucha el suspiro de Harry. Después, le sigue el de Zayn- espero que no se olvide. 

Y, aparentemente, se olvidó. Apenas Michelle llegó a la empresa, saludó a Martha, en la entrada y subió por el ascensor retocándose un poco el pelo, en el espejo del mismo. Se podía ver que lucía un jean claro, ajustado a su cuerpo. Una camisa lila y la cartera blanca que le hacía juego con los zapatos, del mismo color –fue Rose la que le enseñó que la cartera siempre debe combinar con los zapatos-. Y la sombra de los ojos, con la ropa que se lleva puesta. Camina por el largo pasillo y saluda a todos sus compañeros que están en cada uno de su box. Claro que Rebecca la encuentra caminando en dirección hacia el despacho del jefe y, antes de que Michelle baje el picaporte de acero, ella se hace presente, impidiéndole el paso. 

-¿Pasa algo? –Michelle no entiende que es lo que hace Rebecca parándose frente a ella. 

-Pasa que a éste lugar solo puede pasar el jefe, su socio y yo.

-Bueno, te voy avisando que tu jefe me pidió a mí que, por el día de hoy, yo me haga cargo de la empresa –apoya una mano en su hombro, le tira un beso y se adentro a ese cuarto. Y Rebecca queda regulando. Claramente que Michelle cuelga su cartera en el perchero que hay en una punta, se sienta frente al escritorio y sube las dos piernas sobre el mismo, cruzándolas y disfrutando de la vida misma- ¿Qué quieres, Rebecca? –porque vuelve a aparecer. 

-¿Cómo que te dejó a ti a cargo? No le puede pasar el puesto a una empleada –habla, atropellada, con miles de papeles en mano- soy su secretaria, soy su mano derecha, soy su…

-Eres una pesada –continúa el relato- ¿Cuál es el problema que me haya pasado a mí el puesto? Si tienes alguna duda, lo llamas y listo. Aparte, no soy cualquier empleada –y le guiña un ojo. Y Rebecca sale del despacho con miles de pájaros volando dentro y fuera de se cabeza. Imaginando que su jefe está teniendo un romance con Michelle y ella, todavía, no se enteró. Pero, lo que no sabe ni nunca se va a enterar es que, esa empleada que ahora se convirtió en jefa por un día está conviviendo con su jefe (y el de todos lo que allí trabajan). 

Michelle prende la computadora y, esperando a que inicie, busca el esmalte rojo en su cartera. No encuentra la lima negra y por eso tira todo sobre el escritorio, hasta que cae. Antes de ponerse a hacer arte en sus uñas, va al facebook y se fija a qué amigo tiene conectado. Siempre está aquella que, apenas se conecta, le habla. O esos que pasan las veinticuatro horas del día pegados al chat esperando a que alguien les hable… y jamás pasa. Mientras espera a que Mike –amigo del secundario- le responda, se pinta la mano izquierda. Se sopla un poquito y la sacude a un costado, leyendo lo que su amigo le respondió respecto a su familia. Después se pinta la derecha y, para ese entonces, se le es muy complicado escribir con la izquierda para poder viajar a twitter y seguir chusmeando. Claramente que ella también se creó un usuario porque no quería ser menos. La mayoría de sus amigos y compañeros forman parte de esa red social. Después de quince minutos, las diez uñas de los diez dedos de las dos manos, ya están pintadas. Vuelve a soplarlas y a sacudirlas. Y, es en ese momento cuando se pregunta que es lo que hace su jefe, todos los días allí dentro. Se le debe tornar un poco aburrido, en algún momento del día. Y como Michelle es cotilla y quiere averiguar todo, empieza a leer papeles y a revisar cajones. Tiene la esperanza de encontrarse con alguna carta de una chica o algún dato que lleve a pensar que Zayn estuvo, está o estará saliendo con alguien… pero nunca cantó eureka.

-Michelle, llegaron los encargados de la organización de la fiesta del sábado –Rebecca vuelve a aparecer y Michelle debe sentarse como corresponde y guardar todo, de una pasada, dentro de su cartera. Entran tres hombres, de saco y corbata, con una sonrisa. 

-Ah, bueno. Buenos días –ella se levanta y se acerca a saludarlos con un beso en la mejilla, aunque el primero le haya extendido la mano- Zayn no está porque tuvo que hacer un par de trámites junto a su socio –les cuenta y vuelve a acomodarse donde estaba, entrelazando sus propias manos- igualmente, no se preocupen porque soy su mano derecha. Por eso me dejó a cargo –si Zayn escuchara lo que acabas de decir… 

-Sí, algo nos comunicaron en la entrada –habla el del medio. Tiene una voz gruesa, es alto y lleva unos ojos celestes como el cielo- te entregamos los preparativos que tenemos para la fiesta y tú, si quieres, o si tienes ordenes, puedes modificar algo –y le entrega dos carpetas. Claro que Michelle recuerda lo que su jefe le pidió, esa mañana, antes de salir de la casa: Ni se te ocurra cambiar algo ¿escuchaste? Y, como a Michelle no le gustan las amenazas, lo desobedeció. Tacha algunas cosas y las reemplaza por otras. Sonríe al entregar el papel y desea suerte y que todo salga bien.



Michelle llega a las siete y cuarto a la casa. Zayn ya está presente y se aproxima el cuestionario del día. ¿Cómo fue? ¿Qué hiciste? ¿Cómo te comportaste? ¿No te mandaste ninguna? ¿Fueron los organizadores del evento? ¿No cambiaste nada? y muchas más que no valen la pena ser escritas. Digamos que Michelle, a todas, respondió con sí y no. Le pidió el baño, luego de dejar todo tirado sobre la cama –porque ella es así de desordenada- busca ropa interior, los toallones, el pijama y las pantuflas, para irse a bañar. Pone el tapón en la bañera y deja que se llene. Por eso vuelve al living y se acomoda al lado de su jefe. 

-¿Qué miras? –y él la mira de reojo. 

-En mi mundo se pide permiso –y ahora ella lo mira de reojo. 

-Okey. ¿Qué miras? –se lo hace a propósito. Le gusta molestarlo. 

-Una película.

-¡No! ¡No me había dado cuenta! –actúa muy bien- ya sé, inteligente. ¿Qué película?

-¿Es relevante para ti? –a él también le gusta molestarla. 

-Mucho –y una sonrisa enorme, sin mostrar los dientes. 

-Agua para elefantes. 

-¿Y de qué trata? –se acomoda para poder mirar la pantalla. Y él vuelve a mirarla de reojo. No tiene ganas de andar contando, sino de mirar. 

-Es un chico que estudia veterinaria y deja su formación tras el asesinato de sus padres –pero Michelle lo mira a él. A él y su boca como se mueve, explicándole- entonces empieza a trabajar como veterinario en un circo. Se enamora de una mujer que es una estrella, ahí, pero que está casado con el encargado de entrenar a los animales del circo. 

-No es bueno meterse con alguien casado –comentario inadecuado. Típico de mujer. 

-No es bueno que me interrumpas la película –comentario de hombre que quiere disfrutar ese momento en soledad. 

-No es bueno que pidas el estar solo cuando una mujer desea hablar contigo -otro tip. 

-No es bueno que una mujer como tú quiera entablar conversación conmigo –retrucó. Ella se queda callada y lo mira. Descubre sus ojos miel y su nariz respingada. Su pelo suave. Lo mira y se muerde el labio. Lo mira y… tiene muchas ganas de desfigurarle esa carita de niño bueno. 

-Te mueres de ganas para que te hable. Admítelo –es el momento justo para presumir.

-Ay, por favor… -y suelta una risita. 

-Mueres por mí –ya se está yendo por la tangente. Y ahora es el turno para que Zayn se quede callado y la mire. Se encuentra con sus ojos verdes y grandes. Su nariz diminuta y sus labios gruesos. Su pelo largo y su sonrisa enorme. También la mira y se muerde el labio. También la mira y… tiene muchas ganas de desfigurarle esa carita de nena atrevida.

-Me encantaría que me dejes terminar de ver la película –Michelle se paró frente al televisor e impide la visión de Zayn. 

-No quiero –y es caprichosa. 

-¿No te tienes que ir a bañar? –obvio que escuchó cuando ella gritó, a viva voz, que se pegaría una ducha y no la moleste por largo rato. 

-En un rato –se para de forma sexy, subiendo un pie sobre el otro y mordiéndose las uñas (esas que se pintó hoy a la mañana). 

-Ellie, me estás poniendo nervioso –ese día, Michelle descubre que no hay que interrumpir a su jefe cuando observa una película. 

-Okey, okey –se hace la aquínopasónada y va cantando bajito hacia el baño, largando una risita contagiosa (pero que a él no la contagia). Claramente que, cuando abre la puerta del baño, su cara se convierte en la de un dibujo animado. Los ojos enormes y la boca abierta hasta el suelo. Se olvidó de cerrar la canilla e inundó todo. El agua desborda de la bañera y comienza a salir del baño, llegando hasta los pies de Zayn. Y sí… él tarda seis segundos con tres milésimas para darse cuenta que su concubina, se mandó una de aquellas. 

-¿Puede ser que todo el tiempo te estés mandando cagadas? –Zayn tiene el secador en mano. Michelle el trapo. 

-Bueno, cosas que pasan… -ya dijimos que ella no se toma las cosas a la tremenda. 

-¿Cosas que pasan? ¡Me inundaste el baño, Ellie! –casi la deja sorda. 

-¿Para tanto? Ahora limpiamos y listo –deja el trapo dentro del lavabo para exprimirlo y sacarle toda el agua- en todo caso, siéntete culpable. Tú me retuviste allá –con la mirada, señala el living.

-Disculpa, pero tú no te querías ir, que es muy distinto –él está concentradísimo quitando el agua del baño. Y ella vuelve a clavar la mirada en su cuerpo. En sus brazos fornidos, en su pecho de hombre- ¿Qué?

-Te queda bien el secador, eh –y él revolea los ojos y continúa limpiando. Todo hasta que suena el timbre. 

-Ves a atender –y la mandonea como quiere. Bufa y allá va Michelle a fijarse del otro lado de la mirilla quien es. A dar dos vueltas de llave y encontrarse con el vecino. 

-¿Le pasó algo, don? –ella es así de sociable. 

-Sí, humedad me pasó –y Edward es un sujeto mayor de edad, jubilado, que va al banco a cobrar su jubilación, que dejó de trabajar hace un tiempo largo. Que tiene tres hijos de entre treinta y cuarenta y cinco años. Que el del medio está buenísimo (bueno, Michelle averiguó vida y obra escuchando a los demás)- me pasó agua por la pared de la cocina –el baño de la casa de Zayn, aparentemente, daba a la cocina de la casa de  Edward y su mujer (la cual, todavía, no pudo averiguar el nombre. Pero que la vio, la vio). 

-Ah –y Michelle que no sabe que decir- tuve un inconveniente con la bañera. Se inundó el baño y…

-Sí, y me llenaste de humedad la pared –continúa con el mismo relato. 

-No tengo la culpa de que hayan hechos las casas de cartón, señor –y Edward tiene ganas de pegarle un sopapo, pero va contra la ética y moral- ya estamos solucionando el temita.

-Y después ven a solucionármelo a mí. Arréglame la pared y sácame tu agua de mi cocina –a Edward le está afectando el vientito de aquella noche de noviembre. en cualquier momento, se le vuela. 

-Discúlpeme, pero si su pared tiene un agujero, tampoco tengo la culpa. ¿No tiene otra cosa que hacer? ¿Por qué no se junta con sus amigos jubilados, eh? –desubicadísimo el comentario, me parece.

-Irrespetuosa.

-No, Michelle, un gusto –y le estrecha la mano. 

-Te voy a denunciar –amenazante Edward. 

-¿Por haber inundado un baño? - Michelle sabe ironizar. 

-¿Quién era? –y  Zayn aparece detrás de ella. 

-Podrías darle un par de modales a tu novia ¿no? 

-No, no es mi nov… ¿Qué le dijiste? –acerca su boca a su oído para preguntarle en secreto. 

-Nada –y ama hacerse la inocente. 

-¿Pasó algo, Edward? –él quiere saber. 

-Que te cuente la irrespetuosa de tu novia –y Edward se de media vuelta y vuelve a su casa. 

-Que no es mi nov… 

-¡Váyase! ¡Váyase a jugar las cartas! –Michelle se trastorna. Y Zayn la agarra de la cintura para adentrarla a la casa- ¡No le tengo miedo, eh! –le está hablando a la puerta. 

-¿Te puedes calmar un poco, por favor? –la agarra del brazo y se nota la furia que lleva ella en los ojos. Se están por prender fuego- ¿Por qué vino Edward? 

-Porque le pasó humedad por la cocina, no sé, la edad le está afectando –ella se sienta sobre el sillón blanco y se cruza de brazos. Bufa. 

-Y sí… ya decir que tú y yo somos novios, es porque le pegó grave –por un momento, Zayn se olvidó que el baño estaba inundado, que Edward se vino a quejar, que Michelle casi se agarra con el jubilado. 

-No me hagas reír, quieres –y se levanta para seguirlo detrás y finalizar de limpiar el baño. Tampoco se hagan los vivos. Nunca digan nunca, muchachos. Nunca digan nunca… 

 Sé que hay visitas, así que sigo subiendo.
Aunque espero comentarios, igual.
¿Vieron BSE? Zayn vestido de mujer JAJAJAJJAJAJAJAJA.
Y la canción es de las mejores. No paro de escucharla asdfghjk.
Espero que les guste.
pussyharry__xx
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Treinta días |ZaynMalik| TERMINADA Empty Re: Treinta días |ZaynMalik| TERMINADA

Mensaje por ~Alejandra~ Vie 19 Jul 2013, 5:43 pm


Holaa! Nueva lectora!
Ay me encantaaa! Zayn es tan formal y respetuoso y michelle tan atrevida y desordenada.
Me enacanta la novela Ellie le esta dando vueltas a l vida de Malik!!
Es muy divertida! Rose es una experta en arreglar cosas pero muy celosa con Lou.... Aún así me agrada
Y el señor Styles es amigo del formal Malik
Debes seguirla pronto pronto!
xx(:
~Alejandra~
~Alejandra~


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Treinta días |ZaynMalik| TERMINADA Empty Re: Treinta días |ZaynMalik| TERMINADA

Mensaje por pussyharry__xx Sáb 20 Jul 2013, 7:56 am

~Alejandra~ escribió:
Holaa! Nueva lectora!
Ay me encantaaa! Zayn es tan formal y respetuoso y michelle tan atrevida y desordenada.
Me enacanta la novela Ellie le esta dando vueltas a l vida de Malik!!
Es muy divertida! Rose es una experta en arreglar cosas pero muy celosa con Lou.... Aún así me agrada
Y el señor Styles es amigo del formal Malik
Debes seguirla pronto pronto!
xx(:

 Gracias por leer, linda :D
Más tarde la sigo.
pussyharry__xx
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Treinta días |ZaynMalik| TERMINADA Empty Re: Treinta días |ZaynMalik| TERMINADA

Mensaje por narrysgirl Sáb 20 Jul 2013, 9:15 am

ME GUSTÓ MUCHO :) SÍGUELA
narrysgirl
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http://instagram.com/valeriacanul

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Treinta días |ZaynMalik| TERMINADA Empty Re: Treinta días |ZaynMalik| TERMINADA

Mensaje por pussyharry__xx Sáb 20 Jul 2013, 9:36 am

narrysgirl escribió:ME GUSTÓ MUCHO :) SÍGUELA

 Ayyyyy, me alegro que te guste. Más tarde la sigo :D
pussyharry__xx
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Treinta días |ZaynMalik| TERMINADA Empty Re: Treinta días |ZaynMalik| TERMINADA

Mensaje por pussyharry__xx Sáb 20 Jul 2013, 11:43 am

dTreinta días |ZaynMalik| TERMINADA Tumblr_mq8frfHAUq1rlkcoto1_500
Día cinco: Roles invertidos


-Pasa –y Zayn le da lugar para que Harry ingrese a la casa. 

-Que carita que tenemos –lo saluda de un abrazo y palmea su espalda. Harry lleva el traje negro. Infaltable.  

-Ni me hables. Me quedé hasta tarde arreglando el baño –ya cerró la puerta y va camino a sentarse en una de las sillas que rodea la mesa del living. Harry dejó su saco sobre el respaldo del sillón y coloca su maletín sobre la misma mesa. 

-¿Qué pasó? 

-Ellie lo inundó –y se le escapa la risa. Claramente que a Zayn no le causa. Fue él el que quedó con secador y trapo en mano, mientras ella picoteaba algo de la heladera y se despedía para irse a dormir. 

-¿Cómo que lo inundó? –mientras saca varios papeles dentro de su maletín. Y busca la lapicera negra porque el jefe debe firmar tres contratos referidos a la empresa. 

-Se quedó jodiéndome y se olvido que había dejado abierta la canilla. Y bueno, eso –suspira y se despeina un poco el pelo. Harry continúa con su sonrisa y le arrastra los papeles por encima de la mesa de madera. También la lapicera- ¿Dónde tengo que firmar?

-Al final. Léelo, primero –pero ya había empezado a hacerlo- ¿Y ahora que está haciendo?

-¿Quién?

-Ellie –y Zayn levanta la mirada, apenas, por encima de las hojas con miles de letras impresas en negro. 

-Duerme –sonríe otra vez- ¿Por qué esa sonrisa de idiota? 

-¡Ey! Tranquilo que no te la voy a sacar, sé que es tu huésped –y lo asesina con la mirada- solo quería saber. Demasiado silencio como para convivir con una persona como ella

-Ni me hables –entonces se genera el silencio que él desea para poder concentrarse en el texto y firmar al final de las tres hojas. Se lo vuelve a entregar a Harry y éste vuelve a guardarlo en su maletín- ¿Te contaron algo de la fiesta de mañana?

-No, nada. ¿Ellie te dijo si cambió algo de lo ya planificado? –y niega con movimientos de cabeza- sinceramente, estoy preocupado por lo que pudo haber hecho.

-Yo le dije que no cambie nada, que deje todo como está.

-Discúlpame ¿no? ¿Pero desde cuando Ellie hace lo que tú le pides? –y sí, tiene razón. Michelle siempre desobedece a sus pedidos. En realidad, a los pedidos de todos. Es rebelde por naturaleza.

-Tratemos de pensar que nada de eso pasó, por favor –no quiere ni imaginárselo- ¿Algo para tomar? –ofrece, amagándose a levantar para dirigirse a la cocina. 

-Yo sí –pero la que aparece es Michelle, levantando la mano, extendiendo un dedo, refregándose los ojos, con una remera larga que se asemeja a un pijama- un café doble, si puede ser –se arrodilla sobre una de las sillas, en la punta de la mesa, y sonríe ante Harry. 

-¿Me viste cara de mozo? –obvio que él ya se paró y va a preparar un desayuno para tres. 

-Puede ser –bosteza. Y Harry esconde la risa, bajando la mirada. 

En el desayuno está clarísimo que, en ningún momento, Michelle dejó de tirar indirectas para con su jefe. Y Harry quería aliarse. Por un momento, a Zayn se le pasó por la cabeza que su compañero le estaba arrastrando el ala a su empleada. Pero no, se retracta al segundo al recordar que está de novio y es incapaz de cometer una infidelidad. Puede ser que después de media hora, Michelle aparece vestida como lo que es: una mujer. Besa las mejillas de esos dos hombres y sale de la casa avisándole a Zayn que la espere con la merienda servida. Camina bajo el sol, con sus anteojos negros, mientras come unas gomitas triangulares de menta. Cuando llega a la casa de Gabrielle, ésta la recibe con una sonrisa inmensa. La abraza un poquito y juntas ingresan a la casa de esa modista que la ayudará a elegir el vestido para la noche de la fiesta del día siguiente.

-¿Tienes vista la tela y el color?

-De telas conozco nada, pero respecto a colores, sé muchísimo –y va observando los diferentes vestidos que están colgados en perchas, sobre una pared- estoy entre uno rojo o blanco. No sé.

-Yo creo que el rojo va contigo. Así bien pasional y divertido.

-¿Yo soy pasional y divertida? –la mira de reojo y Gabrielle ríe, asintiendo- muchas gracias, entonces –y se suma a su risa- ¿Crees que el rojo va a quedar bien?

-Sí, obviamente. 

-Okey, entonces me juego por ese –se para arriba de un banquito de madera y Gabrielle ya está con el centímetro en mano- tiene que ser corto, por encima de la rodilla.

-Pero vas a una fiesta de gala, Ellie –es obvio que se usa vestido largo. 

-Gabi, sabes que no me gusta ser como los demás –y Gabrielle sonríe mientras toma y anota medidas- aparte, los vestidos largos aburren. Las piernas están para mostrarlas –gran lema de Michelle (que heredó de Rose, de aquellas fiestas de quince a las que concurrieron juntas).

-¿Strapless o con tira?

-Strapless, obvio. Tengo con qué sostenerlo –a ella no le da vergüenza hablar de su cuerpo. Ese que le halagan muchísimos hombres. 

-¿Quieres que te ponga algún detalle? ¿Un moño?

-¡Ay, sí! –Michelle ama los detalles- un moño negro que ate la cintura, se hace un nudo y caigan los tiras –ya lo tenía visto de algún otro lado.

-Vas a estar muy diosa, Ellie.

-Ya lo soy –se tira el pelo para atrás y las dos ríen. 

Michelle se queda a almorzar junto a Gabrielle. Las dos se ríen en todo lo que va la tarde. Y, a eso de las tres y media, decide irse a tomar un poco de aire. Que el fresco le pegue en la cara. Frena en una plaza y se come un helado de frutilla mientras observa la cantidad de gente que hay allí. Y continúa caminando hasta lograr perderse –metafóricamente-. Lleva los auriculares a su oreja mientras escucha a Nirvana y se cree dueña de un videoclip, mientras tararea el tema. Se le cruza por la cabeza el visitar a sus padres, pero no tiene las ganas suficientes. Capaz que ir a la casa de Rose, pero recuerda que los viernes sale más tarde de su trabajo –mañana, sí o sí, debería visitarla-. También piensa en Louis, pero también trabaja. Michelle también debía haber ido a trabajar, pero no quiso. Usó la excusa del baño (y la pelea con el vecino). Pispea vidrieras y le gustó esa remera blanca con un dibujo de Mickey en el centro. Revisa su billetera y sonríe al saber que tiene el dinero suficiente como para comprársela. No es que su jefe le haya pagado los tres meses que le debe, sino que es el dinero que lleva ahorrado –o que le regala su amiga. Entre ellas dos, no hay préstamos. 

Y mientras espera a que la muchacha que atiende el negocio vaya en busca de su pedido, Michelle se detiene a tocar y mirar las diferentes prendas de vestir que están a la vista. Va corriendo las perchas y, sin querer, se desprende un saco, cayéndosele al suelo. A Michelle, todo se le cae. Manos de manteca la burla Louis, desde que se conocen. Y cuando la vendedora le entrega la bolsa, con su remera dentro, y le da el vuelto con una sonrisa, Michelle puede volver caminando hasta la casa de su jefe, que ya se volvió suya. 

Zayn ya no estaba con Harry. Éste se había ido a la media hora en que Michelle decidió salir. Entonces, Zayn aprovechó ese momento de soledad para estar consigo mismo. Hay momentos en que uno debe encontrarse con la persona que es. Elaborarse un par de preguntas y dejarlas en stand by, para responderlas más adelante, o para que otro las responda. Busca su netbook dentro de su habitación y vuelve al living para apoyarla en la mesa y él sentarse enfrente. Inicia sesión y va directo al Word. Nadie sabe que Zayn Javaad, dedica su tiempo libre, a las letras. A jugarse con los puntos y comas. A mezclarlas y crear un texto del cual, solamente él, es dueño. Y Michelle regresa a la casa en el mismo momento en que Zayn presiona la barra espaciadora. La observa de reojo apenas la ve pasar por el living y va sacándose las zapatillas. Saluda con un hola y sigue el recorrido hasta el cuarto. A los minutos, regresa con su pijama puesto. Uno blanco con manchas negras, tal cual una vaca. Se tira sobra el sofá, apoya los pies sobre la mesa ratona, agarra el control remoto y prende la televisión. Como no encuentra nada que le agrade, elige un partido de football. Zayn escribiendo, Michelle mirando football. Roles invertidos. 

-¿Qué escribes? –lo mira de reojo, por encima del televisor.

-Nada que sea de tu importancia –pero ni la mira. Sigue concentrado en la pantalla blanca con letras en color negro, fuente georgia, número diez. 

-Estas alegre hoy, eh –pero ahora sí la mira- ¿No puedo saber que estás escribiendo?

-Nadie sabe –continúa tecleando. 

-Bueno, yo sería la primera –y sonríe. 

-¿Yo te pregunté que estas mirando? –pero ahora está apoyado contra el respaldo de la silla, cruzado de brazos, clavando sus ojos en los de ella. 

-No, pero tampoco tengo problema en decírtelo –eleva un hombro, al son de nomeimporta.

-¿Qué estás mirando? –y la sonrisa de costado. 

-Football. ¿Tú que estás escribiendo? –y retrucarle, siempre. 

-Algo –le está tomando gustito al juego. 

-¿Algo como qué? –pero Michelle ni se mueve de su posición. 

-Algo como muy mío. 

-Que también puede ser muy mío –eleva una ceja. 

-No creo que te interese –y, para ese entonces, Zayn parece la mujer de la novela. 

-¿Estas seguro? –y Michelle el hombre, el que provoca. 

-Mucho –se quedan cinco minutos mirándose uno al otro hasta que rompen en risa. Y Zayn vuelve a la computadora, para seguir escribiendo. Y Michelle vuelve a concentrarse en la pantalla del televisor.

 Día cinco.
Espero que les guste y que cada vez haya más gente.
VERONICA THE SEXY ASSISTANT JAJAJAJAJJAJAJJAJAJAJAJJAJA
Si hay varios comentarios, mañana intento subir el día seis.
¡Gracias por leer! <3
pussyharry__xx
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Treinta días |ZaynMalik| TERMINADA Empty Re: Treinta días |ZaynMalik| TERMINADA

Mensaje por narrysgirl Sáb 20 Jul 2013, 3:20 pm

¡SI ME GUSTO! Y ya lo sé, Veronica.es la más bonita de todas jaja. Síguela x.
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