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Dolor, Amor & Otras Pasiones... [Nick&tu]

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Dolor, Amor & Otras Pasiones... [Nick&tu] - Página 3 Empty Re: Dolor, Amor & Otras Pasiones... [Nick&tu]

Mensaje por .Lu' Anne Lovegood. Vie 14 Jun 2013, 2:38 pm

CAPÍTULO 3
 
Un grito se escapó de mi garganta y me alejé de aquel sujeto golpeando sus manos y manoteando hacia un albornoz para cubrir mi cuerpo.
—¡¿Qué demonios le pasa?! ¡Suélteme, idiota! ¡No me toque! —Chillé—. ¿Cómo es que ha entrado aquí? ¡Explíquese!
Apreté mis manos sobre mi cuerpo a al espera de que el extraño se explicara pero él parecía sorprendido por mi reacción; como si esperara que en vez de golpearlo fuera a tirarme a sus brazos.
—¿Usted no es la que enviaron de…? —Noté en su rostro la confusión y supe en el momento a que se refería. ¡El muy jodido pensaba que me habían enviado de una casa de citas!
—¡No soy una prostituta! —grité.
—¿Entonces qué hace usted aquí? ¿Quién es? —El ver su rostro me resultaba familiar, pero en esos momentos el enfado me bloqueaba todos los sentidos.
—¡Yo pregunté primero! —espeté—. ¿Quién es y como demonios ha entrado en esta habitación?
—¡Esta es mi habitación! —bufó.
—Es imposible, yo llevo hospedada desde hoy por la mañana. Usted no puede estar hospedado en esta habitación. Seguramente se ha equivocado de piso.
Noté como los ojos se oscurecían y su ceño se poblaba de arrugas.
—Claro que no, señorita. Siempre que me hospedo en este hotel me dan la suite Presidencial; ninguna otra del edificio —explicó.
—Mire, no tengo tiempo para discutir con usted. Esto seguramente es una maldita broma de la recepción, así que si me da permiso, me vestiré e iré a romperle las pelotas a alguien por semejante error.
Sus ojos relampaguearon de sorpresa por mi lenguaje pero continuó sin moverse.
—Esto no es un error. Seguramente usted  se metió en esta habitación pensando que estaba desocupada. ¿Trabaja usted aquí? —demandó saber, pero su tono de voz me estaba provocando querer romperle las pelotas a él.
Entorné mis ojos y formé puños con mis manos, sin querer despegarlas del albornoz porque si lo hacia, seguramente no quedaría nada del tipo.
—¡Yo no trabajo aquí! —chillé—. Soy solo una maldita huésped que desgraciadamente alguien  ha jugado una muy mala broma. Una de pésimo gusto puesto que ha usted entrado aquí, pedazo de mequetrefe.
—¿Cómo me ha llamado? —bufó mientras las venas de su rostro se marcaban.
—Mejor lárguese que esta es mi habitación —exigí.
—¡No me iré! Esta es mi habitación.
—Y con un demonio que no lo es. La habitación está registrada a mi nombre desde hacía dos días —le aclaré—. La reservó para mí…
—No me importa quien le haya reservado —espetó—. Se sale de mi habitación.
—Mire, yo no iré a ningún maldito lado. Es más, iré a resolver esto ahora mismo.
Mis palabras se desvanecieron y lo quité de mí camino, pasando de largo hacia la puerta de entrada.
Oiga, no pensará salir en así —expresó incrédulo a mis espaldas, pero me daba igual salir en bata o en toalla; lo que quería era resolver el maldito problema de una vez por todas—. Oiga regrese, mínimo vístase.
Lo ignoré y continué mi camino hacia la recepción.
—Póngase mi saco para que no la vean de esa manera. —El desconocido me ofreció  el saco de su traje pero lo rechacé. No quería nada de ese pedazo de neandertal—. Vaya, usted si que es testaruda.
—Cállese —bufé.
En mi trayecto, alguno que otro empleado y huésped se nos quedaban mirando pero me importaba un bledo. Tenia que resolver el problema para no continuar con Mr. Pervertido al lado.
—Señorita… Señor Reston —saludó el recepcionista, dándome una sonrisa forzada—. ¿En que puedo ayudarlos?
¿Había dicho «Reston»? ¿Por qué era que ese apellido me resultaba tan familiar…?
¡OMG! ¡OMG! ¡OMG!
—¿Usted es Nicholas Reston? —La pregunta salió de mis labios sin si quiera poder procesarla.
—Encantado, señorita… —extendió su mano y negué con mi cabeza.
—Oiga —me volteé para hablar con el recepcionista—, este tipo tiene la misma habitación que la mía, ¿Cómo es eso posible? —bufé. Cabreada por todas las circunstancias.
—Eso no es posible —comentó el tipo de nombre «Ben» en la placa dorada que llevaba prendida en el lado izquierdo del sacó.
—Me temo que es verdad, Ben —secundó el tal Nicholas Reston—. La señorita está hospedada en mi habitación.
Ben frunció el ceño y comenzó a revisar en su computadora y, señoras y señores, efectivamente Reston y yo estábamos en la misma habitación por un error del estúpido sistema.
—Sr. Reston, esto nunca había pasado. —Ben palideció de un segundo a otro y comenzó a tartamudear hacia Nicholas, dejándome fuera de la situación—. La señorita solo estará hospedada hasta hoy en la noche —explicó—; puedo ponerlo en otra habitación y cuando ella se vaya puede ocupar la suite Presidencial.
El tipo parecía tenerle miedo al tal Nicholas Reston y, como era de suponerse, me ignoró todo el tiempo. ¡O sea, la del problema era yo, no el tipo rico!
—De acuerdo —aceptó de mala gana.
—De nuevo le pido disculpas, Sr. Reston. El problema fue que la suite la reservaron hace dos días por parte de Cosmopolitan Magazine para la señorita Alexander.
—¡Ya ve! Le dije que tenia la reservación desde hacia dos días.
—No necesita gritar, señorita —dijo Ben.
—Oiga, cállese —exigí—. Ya suficiente hizo con equivocarse y poner a este pedazo de troglodita en la misma habitación que al mía —bufé—; además, usted no me dice que hacer —refunfuñé y di media vuelta en dirección a mi habitación. Dejándolos detrás porque si me continuaban provocando la cosa terminaría mal y tal vez me metieran presa por agresión, así que antes de que otra cosa sucediera, decidí volver a mi habitación.
Una vez de vuelta, volví a entrar al dormitorio de baño y terminé de bañarme rápidamente para salir un poco a recorrer la ciudad y regresar justo a tiempo a recoger mis cosas y olvidarme de aquel penoso incidente. Tomé un par de jeans, un par de Converse, una blusa y una chaqueta, mi bolso y salí del hotel para dirigirme hacia Chinatown que estaba  aun par de calles no muy lejos de donde estaba.
Al entrar en aquella zona era como entrar en un planeta distinto; las calles estaban adornadas al estilo Chino, con esas lámparas redondas colgando de los establecimientos y el color rojo acaparando la mayoría de los establecimientos.
Decidí entrar en un restaurante que divisé que parecía ser concurrido y comer un poco antes de partir; tal vez esa sería mi cena dado que llegaría tarde a San Diego.
Ordené el guisado del día y obviamente mí galleta de la suerte, que al momento de abrirla tuve que leer lo que decía.
 
El amor estará donde menos lo esperas.
 
Reprimí una risa ante la frasecita muy típica de las revistas de adolescentes. Arrugué el papelito y lo dejé con la basurita que había acumulado. Después de que terminara de almorzar, me di cuenta de que mi tiempo estaba contado, así que pagué la cuenta y salí del lugar después de una hora de estar sentada degustando de mi platillo.  
Me apresuré de regreso al hotel y, justo cuando iba entrando tan tranquilamente, el famosísimo Sr. Reston iba saliendo enfundado en un traje gris oscuro que se amoldaba a su cuerpo como papel auto adherente con el cual se marcaban sus impresionantes bíceps y sus pantalones se amoldaban a sus estrechas caderas; además de su impresionante cuerpo su traje iba adornado con una corbata roja y su cabello elegantemente peinado. Le ignoré al igual que hice con el estúpido de Ben, el recepcionista. No necesitaba más corajes en mi noche, además de que los corajes con malos cuando uno acaba de comer. Preferí apresurarme a subir a mi habitación y empacar mis cosas, revisando que no se me olvidara nada; faltaban cuarenta minutos para que el avión despegara y no quería llegar tarde.
Cuando estuvo todo empacado correctamente, bajé con mis maletas con ayuda del botones y pasé de nuevo por recepción, donde Ben fue el encargado de despedirme, seguramente para después darle el dormitorio al tal Reston. Ahora entendía porque  la gente decía que era un pedante de primera. Se había ganado mi odio en menos de diez minutos.
—Un gusto volver a verla, _____ —saludó Erick, con una sonrisa cálida sobre su rostro mientras bajaba del auto que había pasado por mí al hotel para llevarme al hangar.
—Opino lo mismo —respondí sonriente.
Subí  al jet para ir de vuelta a San Diego y antes de despegar mi móvil comenzó a timbrar indicándome de que tenía un mensaje de texto esperándome.
 
_____, recibí tu mensaje, lamento no haber respondido pero tuve que resolver un asunto pero podemos vernos mañana para almorzar y platicamos.
 
Genial, al fin podría ver a Roger Berlang, mi abogado y amigo desde que había llegado a San Diego. Además de que era primo de Adam, el novio de Jenni.
Respondí de inmediato el mensaje; no debía de esperar mucho tiempo si quería saber como demonios era que mi querido secreto me había enviado un mensaje a mi número antiguo. Obviamente ya me había desecho de ese número y hasta ahorita no tenía señales de él. Gracias a los cielos.
 
Por supuesto. Nos vemos en Bellinni a la una de la tarde. Gracias.
 
En cuanto envié el mensaje a Roger, recibí otro, aunque este era de Jenni que me preguntaba donde estaba. Al responderle le dije que llegaría a casa antes de la cena y que tenía que contarles —a ella y a Katherina— lo que me había pasado durante mi estancia en San Francisco. De inmediato me respondió que tendríamos una noche de chicas; algo que hacíamos muy a menudo. Era nuestra pijamada.
Aunque nosotras incluíamos temas de adultos y alcohol.
.Lu' Anne Lovegood.
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Dolor, Amor & Otras Pasiones... [Nick&tu] - Página 3 Empty Re: Dolor, Amor & Otras Pasiones... [Nick&tu]

Mensaje por .Lu' Anne Lovegood. Vie 14 Jun 2013, 2:46 pm

El jet comenzó a despegar y esta vez, para relajarme, saqué mi iPod de mi bolso; me coloqué los auriculares y di play a la primera canción que apareció, siendo Still Into You de Paramore la que comenzara a sonar.
Suspiré profundamente y me acomodé en mi asiento; la canción me hacia recordar a Kevin. Un mes había pasado desde la fallida boda en esa tarde de primavera y él continuaba muy presente en mi mente y en mi corazón. Lo quería; él había sido el primer novio que me había permitido salir desde que me había mudado desde Florida y, me dolía pensar que lo había perdido por culpa de mi pasado. No obstante, también sentía alivio y tranquilidad de no haberme casado; tal vez y nos habíamos apresurado al intentar casarnos…
Piénsalo, hubiera resultado lo mismo cuando se enterara de tu pasado. Murmuró una vocecita en mi interior.
Y era verdad. Sus padres nunca hubieran permitido que una chica con una familia disfuncional hubiera contraído nupcias con su perfecto  y único hijo. Sin importar cuanto amor hubiera entre nosotros, mi pasado lo iba a arruinar todo de un momento a otro… En este caso fue el día de la boda y estuvo bien de alguna manera porque me hizo ver que no estaba lista para aventarme al ruedo de las responsabilidades matrimoniales.
Simplemente no estaba lista para formar una familia. Ese era el asunto.
Tomé el móvil de mi bolso y me puse a revisar el álbum de fotos —mismo que no había abierto desde hacía un mes—. Comencé a ver todas las fotos que tenía con él; alegría, amor... Eso reflejábamos. Y ahora, nos habíamos convertido dos extraños en un mundo destructivo.
Me quedé mirando atentamente una foto donde besaba mi mejilla mientras yo sonreía alegre. Recordaba ese día perfectamente; una obra de caridad que su madre había dado en la mansión que tenían en Santa Mónica. Esa foto nos la había tomado su prima Charlene en el patio de la casa. Éramos felices ese día…
Éramos.
Pero no podía quedarme para siempre en el «éramos»; yo tenía que seguir adelante. Debía de volver a la normalidad de mi vida, continuar con todo lo cotidiano y no evitar ningún lugar por miedo a encontrármelo. Si él había decidido romper con todo el amor que nos teníamos, entonces así seria. Ya no me lamentaría más por que él saliera de mi vida. No más.
Apreté suavemente la pantalla del teléfono y salieron las opciones de lo que podía hacer con la foto; acerqué mi dedo hasta el icono del botecito de basura y lo presioné. En la pantalla aparecieron las palabras de que si estaba segura de eliminar la foto; me quedé un segundo mirando y suspire para darme valor. De nuevo presioné la pantalla y di «aceptar», desapareciendo la foto de mi teléfono, de mi mente y —tal vez algún día— de mi corazón.
A decir verdad, decidí eliminar todas las fotos que me recordaban a él. Y con «todas» me refiero a todas. Todo mi estúpido álbum fotográfico eran fotos nuestras, así que ahora no tenía ninguna imagen en el teléfono.
Me dolía desaparecer esos recuerdos, pero debía de hacerlo para seguir adelante con mi vida.
Al estar por fin en tierra, en mi auto, decidí que era tiempo de regresar a exponer mis trabajos en la Galería de Sophie Anne. Era tiempo de regresar de vuelta a mi trabajo al cien por ciento.
En uno de los semáforos de la ciudad telefoneé a Sophie, y escuché por el audífono, que respondió al tercer timbrazo.
—¿Aló? —Escuchar su acento afrancesado era un gusto escucharlo.
—Hola, Sophie —saludé alegre.
—¡_____! ¡Darling! —a juzgar por su tono de voz, ella me había extrañado—. ¿Por qué te habías olvidado de mí?
—Lo siento, he estado ocupada —musité.
Imagino —respondió y ambas sabíamos a que se refería—. Pero dime, ¿a que debo tu llamada?
—Me preguntaba si tendrás alguna fecha disponible para una exposición en la galería.
¡Para ti el día que quieras! —chilló de felicidad.
—¿De verdad?
¡Por supuesto! He esperado esto desde hace dos semanas… Pensé que tu… —su voz se desvaneció y supe a que se refería. Ella pensaba que me desquitaría con una exposición mi coraje de haber tenido una boda fallida—. Tú dime que día y yo lo arreglaré todo.
—¿Te parece dentro de tres semanas?
¡Perfecto! ¡Perfecto! Yo arreglaré todo y te llamo para confirmarte la hora.
—Excelente. Gracias, Sophie. Te lo agradezco mucho —aseguré, mientras daba vuelta a la intersección para entrar a la calle donde vivía.
No agradezcas, _____. Para mí es un gusto poder ayudarte —indicó—. Ya verás que será una noche épica. Tu regreso a las exposiciones. ¡Y todos estarán presentes!
—Eso espero. —Estacioné detrás del Fiat amarillo de Jenni y comencé a tomar mis maletas para bajarme del vehículo—. Tengo que colgar, Sophie. Voy llegando de San Francisco y apenas llegué a casa. Pasaré mañana por la Galería para que nos pongamos de acuerdo, ¿te parece?
—Perfecto. Te veo pronto. Adiós.
En cuanto finalicé la llamada bajé del auto y entré corriendo —literalmente— a la casa; abrí la puerta y me encontré con las chicas conversando frente a una caja de pizza y con una botella de vino al lado.
—¡_____! —expresaron sonriendo al unísono.
—¿Cómo te fue? Tienes que contarlo todo —dijo Jenni ayudándome con las maletas.
—Hola, chicas —murmuré—. Pues me fue bien.
—¿Sólo bien? —Preguntó Katherina—. Porque a juzgar por tu expresión, creo que hay algo más.
Jenni comenzaba a servir copas de vino y de inmediato me tendió una; la acepté sin dudarlo y me senté junto a Katherina. Comencé a narrar desde que había llegado al hangar, el trayecto a San Francisco, mi paseo en un Mercedes, la llegada al Ritz-Carlton, la suite Presidencial, cuando llegué a la sesión, el conocer en persona a “La Nazi”, el que William me haya querido empatar con alguien y, por supuesto, el incidente con Nicholas “Mr. Hot” Reston.
—¡OMG! —gritaron en unísono.
—¡Nicholas Reston! —exclamó Jenni. Sorprendidísima—. ¡Me estás gastando una broma!
Negué y bebí más vino.
—Es verdad. El maldito me vio desnuda.
—Santas tuercas —murmuró Kath. Igual de sorprendida que Jenni—. Yo… No… No se que decir.
—Pues podrías decirle a tu jefe que no piense que todas las mujeres que se atraviesen en su camino son prostitutas —mencioné.
—¿Qué?
—¿A que te refieres, _____? —Jenni se inclinó hacia donde me encontraba sentada, prestándome toda su atención al igual que Kath.
—Pues cuando entró… —me aclaré la garganta y juré que mis mejillas estaban rojizas, aunque no era casi posible dado que nunca me sonrojaba— Cuando entró a la ducha pensó que yo era una prostituta.
Jenni comenzó a reír y Kath la fulmino con la mirada, solo así se detuvo y me pidió disculpas.
—¿Cómo pudo pensar eso?
—¡Deja eso! ¿Cómo pudo contratar a una prostituta? —Inquirió Jenni.
—Si, gracias, Jen. El que me confundiera con una puta no es de importancia —dije con sarcasmo.
—Oye, sabes que no quise decir eso pero… Pensé que ese tipo tenía mujeres por montones. ¿Por qué contratar a alguien si puedes tenerlo de gratis?
Kath y yo la miramos y ella se encogió de hombros.
—No me miren así. Digo la verdad.
Kath negó con su cabeza, aclarando sus ideas y dijo:
—Me resulta increíble que él se comportara de esa manera.
—No le arranqué las pelotas porque fue un error de la recepción; si no… —resoplé y negué; desechando las ideas de su cabeza rodando por el piso.
—Sigo en shock.
—Pues créelo, Kath. Él es toda una fichita.
—Es que… Es increíble. ¡Tuviste la oportunidad de hacerlo con él!
—¡Jenni! —la reprendió Katherina.
—Oye yo no iba a hacerlo con ese tipo —bufé—. Estoy de acuerdo que tiene el cuerpo bien formado pero es un patán.
—¿Lo juzgas solo porque te confundió con una puta?
—No. Lo juzgo porque me dijo que me largara de la habitación porque esa era de él. Es un maldito pedante, idiota y un ser misógino.
Mis nervios ya estaban cabreados y si ella continuaba diciéndome cosas a favor de Mr. Hot, las cosas se pondrían feas. Bueno tal vez no sería tan drástico pero si me enfadaría más.
—_____, no lo conoces. ¿Cómo puedes juzgarlo por un solo error?
—Jenni, te amo. Te considero como mi hermana pero lo que menos quiero en este momento es escuchar que Mr. Soy-Un-Completo-Idiota, no tiene la culpa.
— Ya, niñas. —Kath como siempre de mediadora—. No vamos a pelear por un estúpido.
—Es tu jefe —le recordó la rubia.
—¿Y que? Eso no le quita el que sea un estúpido.
Suspiré con pesar y bebí el resto del líquido rojo de mi copa.
—¿Podemos hablar de otra cosa? No quisiera seguir ocupando mi valioso tiempo en hablar sobre Nicholas Reston.
—Claro, será lo mejor… —murmuró—. Yo tengo algo importante que decirles —comentó la rubia—. Como saben, siempre he soñado en tener mi programa de radio, es por eso que había estado trabajando como asistente de Logan Jones —hizo una pequeña pausa y noté como su sonrisa crecía hasta convertirse en una de media luna—; así que hoy en la mañana el gerente de la radiodifusora en informó que quitaran del aire el programa de Logan y que quieren hacer uno más fresco y juvenil, así que… ¡Me dijo que tendré mi programa de radio! —Gritó extasiada.
—¡Felicidades, Jen! —exclamó Kath.
—Eso es genial —le secundé—. ¿Cuándo comienzas a transmitir?
—Dentro de un mes. Aún no se vence el contrato de Logan, así que tendré que esperar un poco para comenzar con mi oportunidad —comentó alegre. Con sus ojos chisporroteando de alegría—. Estoy tan feliz.
—Eso tenemos que celebrarlo —expresé alegre.
—Si, si, si —me secundó Katherina—. Debemos de irnos a cenar.
—Suena genial pero hoy no puedo. Adam quedó de pasar por mí a las nueve y me llevará a celebrar.
—Entonces mañana no hagas planes porque será una noche de chicas.
Me quedé allí sentada escuchando como Jenni farfullaba sobre su nueva etapa como conductora de un programa de radio; me hacía feliz pensar que ella seguís sus sueños… Pero además de que estaba feliz por ella, una parte de mí aún continuaba pensando  en la voz de Nicholas Reston susurrándome lo perfecta que era.


¡Continuará!
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Mensaje por .Lu' Anne Lovegood. Vie 14 Jun 2013, 2:54 pm


Listo, tal & como lo prometí: Dos Capítulos 
Wiiiiiiiii :corre:
Espero les gusten & que esten disfrutando la novela tanto como yo lo estoy haciendo al escribirla. Aún faltan muuuuuuuuucho capítulos para terminarla, asi que mientras tanto Enjoy it:(L):
Las adoro. Gracias por acompañarme en este nuevo proyecto.
Si tienen alguna duda, comentario &/o sugerencia es bienvenida (:
Cuídense mucho.
Un beso & un abrazo desde México...
¡XOXO!
.Lu' Anne Lovegood.
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Dolor, Amor & Otras Pasiones... [Nick&tu] - Página 3 Empty Re: Dolor, Amor & Otras Pasiones... [Nick&tu]

Mensaje por .Lu' Anne Lovegood. Vie 14 Jun 2013, 2:56 pm

PD. El cap 2 está en la página anterior... 
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Dolor, Amor & Otras Pasiones... [Nick&tu] - Página 3 Empty Re: Dolor, Amor & Otras Pasiones... [Nick&tu]

Mensaje por Mire Vie 14 Jun 2013, 11:39 pm

Oh, que capítulos! Los amé
Y que manera de conocerse la rayis y Nicholas, intenso xd
Me tienes enganchada, síguela pronto (:
Mire
Mire


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Dolor, Amor & Otras Pasiones... [Nick&tu] - Página 3 Empty Re: Dolor, Amor & Otras Pasiones... [Nick&tu]

Mensaje por .Lu' Anne Lovegood. Dom 16 Jun 2013, 12:10 am

Mire escribió:Oh, que capítulos! Los amé
Y que manera de conocerse la rayis y Nicholas, intenso xd
Me tienes enganchada, síguela pronto (:

JAJAJA siii, ellos son intensos & Oh, como lo serán JAJAJAJA xD
.Lu' Anne Lovegood.
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Mensaje por .Lu' Anne Lovegood. Dom 16 Jun 2013, 12:17 am

CAPÍTULO 4
 
Al día siguiente en cuanto estuve recién bañada y preparada para salir, tomé mi Beetle y conduje hasta la Galería de San Diego, misma que era administrada por la reconocida pintora Sophie Anne Bussey, quien había emigrado desde Francia  después de haberse divorciado de su marido, el pintor Leroux Montague, ella había decidido poner al Atlántico de por medio con tal de no volverlo a ver nunca en lo que le quedara de vida. Pero eso no era lo que la envió a San Diego en vuelo directo, sino el hecho de que aquí estuviera sus tíos, los famosos chefs distinguidos Pierre y Angelique Bussey. Además de que en esta ciudad había conocido al amor de su vida, el presentador de noticias en televisión Antwan Parker, con quien formaba una maravillosa familia junto a sus dos hijos.  
Aparqué en el frente del edificio marrón de estilo vintage justo detrás de un Wrangler y me bajé para caminar directo a la entrada del edificio. En cuanto puse un pie dentro, el olor a piso recién encerado con aroma a limón y, no pase desapercibida.
—¡_____! —Gritó una niña, como de unos diez años desde el segundo piso de la Galería.
Al levantar la vista, me di cuenta de que era la primogénita de Sophie.
—Hola, Rachelle. —Levanté mi mano y la agité en el aire, mostrando mi dulce sonrisa.
La pequeña Rachelle, bueno aunque ya no era tan pequeña, gozaba de una belleza inigualable. Ella ya pasaba del metro con treinta centímetros y su cabello rubio caía en bucles hasta sus hombros, además de esos ojos azules como los de su madre que chisporroteaban de alegría al saludar. Sin duda era una de las niñas más hermosas del planeta.
—¿Has venido a ver a mi madre? —preguntó con amabilidad mientras me abrazaba con ternura.
Correspondí a su abrazo con una sonrisa sobre mis labios y acaricié sus cabellos dorados. Ella y yo nos habíamos hecho amigas cuando apenas comenzaba mi carrera de fotógrafa y además cuando tuve que ser su niñera. Fue una de mis primeros modelos, cuyos cuadros aun se pueden encontrar en la sala de la casa de sus padres.
—Sip. ¿Está en su oficina?
—Si. —Ambas comenzamos a caminar escaleras arriba mientras ella mostraba su encanto al tenerme en el edificio—. A mi madre le encantará verte. Dice que has decidido hacer una exposición. ¿Es verdad?
—Si. Quiero hacer algo al estilo clásico pero moderno. Tal vez y exponga unas fotos sobre diferentes emociones… No sé.
—Creo que sería bueno que mostraras el lado atrevido y oscuro de las emociones.
—Buena idea. Se nota que te estas criando entre artistas.
La niña sonrió alegremente ante el cumplido y abrió la puerta de la oficina de su madre, quien en cuanto me vio se levantó de su asiento con una sonrisa enorme en sus labios. La misma sonrisa de Rachelle.
—¡Mi querida, _____! —exclamó alegre y me abrazó como si no me hubiera visto en años. Aunque solo había sido un mes.
—Hola, Sophie. Es un gusto verte.
—Cariño, opino lo mismo. —Sonrió y se separó de mí, su sonrisa se tornó lastimosa y me miró con serenidad en su mirada—. ¿Cómo estás?
—Perfecta —aseguré con una sonrisa.
Me examinó por otro segundo y asintió.
—Tú siempre con el ánimo arriba —aseguró—. Eres una de las personas más fuertes que he conocido. Te admiro.
—Gracias, pero créeme, no soy tan fuerte como parezco —comenté.
—En fin, hablemos sobre lo que de verdad te ha traído hasta aquí —comentó, alejándose de mí e indicándome que me sentara frente a su escritorio mientras ella había lo mismo en el asiento de cuero y le decía a su hija que se entretuviera con el iPad que llevaba en su bolso.
—Como ya te había dicho, haré una exposición. Necesito olvidarme de todo y regresar al trabajo al cien por ciento.
—Me alegra escuchar eso. Todos esperamos tu regreso —aseguró—. Me alegraría mucho que fuera pronto porque he estado remodelando la Galería y tú serás nuestra exposición de apertura.
—¿De verdad? —Mi sorpresa era tal que no salía del asombro—. Ay, Sophie. ¿No bromeas?
—Yo jamás bromeo —indicó—. Además he hablado de esto con mis tíos y me dijeron que ellos harán los aperitivos.
—Perfecto. Me encantaría que así fuera.
—Y así será.
Comenzamos a ponernos de acuerdo en cuanto a la exhibición; sería en tres semanas exactamente y casi toda la ciudad estaría invitada. Además esto sería importante porque sería mi regreso oficial al trabajo. Más valía apresurarme  si quería que todo saliera a pedir de boca.
Después de que salí de la oficina de Sophie y me despedí de ella así como de Rachelle, era la hora exacta del almuerzo, por lo que tenía que estar en Bellinni exactamente a la una de la tarde. No era que tuviera mucha hambre pero era necesario que hablara con Roger si quería saber que debía de hacer. El lugar donde me encontraría con él se encontraba en el centro de la ciudad, al lado de un edificio enorme de cristales que se dedicaba a consultoría externa para empresas extranjeras.
Entré en el restaurante y divisé a Roger, con un traje sastre color gris y su corbata azul marino con rayitas amarillas; sentado en un extremo privado mismo a donde fui llevaba por un maître con uniforme de pingüino.
—Hola, _____. ¿Cómo has estado?
Roger de inmediato se levantó como todo un caballero sonriéndome e iluminando esos ojos verdes y besó mi mejilla.
Rayos, casi había olvidado lo que era ser tratada con amabilidad por un hombre.
—No tan bien —comenté con una mueca sobre mis labios mientras le saludaba.
—Lamento mucho lo de tu boda —dijo con pesar.
—Déjalo. Todos me dicen que lo lamentan y estoy harta de escucharlo —refunfuñé mientras me ayudaba a sentarme.
—De acuerdo… —El chico sonrió de medio lado y se sentó frente a mí—. Pero dime, ¿En que puedo ayudarte?
—Necesito que tu amigo, ese que tenias en la policía del estado, me consiga información acerca de alguien —confesé con seriedad.
—¿Qué fue esta vez? —Él me conocía muy bien mis problemas así que sabia de quien le estaba hablando.
—Él me mandó un mensaje el día de mi boda y no se como demonios fue que consiguió mi número —comencé a explicarme mientras él dibujaba en su rostro la expresión de un fiero y serio abogado—. He tenido todas las precauciones para que él no me encuentre. ¿Es que acaso ya salió de prisión? ¿Está aquí en San Diego? —Pregunté, sintiendo la desesperación recorrer mi cuerpo entero—. Necesito respuestas. Y te agradecería que fuera lo más pronto posible.
—Tranquila, respira profundamente y tranquilízate —comentó tomando mis manos entre las suyas y ordenando al mesero que me trajera un whisky en las rocas.
En un par de segundos, el mesero me lo trajo y Roger lo puso frente a mí.
—Bebe, te hará bien.
Dubitativa, tomé el trago entre mis manos y le di un sorbo. El líquido quemaba mi garganta pero también quemaba mis preocupaciones.
—Esto si que es fuerte —protesté pero continúe bebiendo.
—Un trago de esos me ayuda a pensar cuando estoy muy estresado —Asentí y terminé el trago de un sorbo—. ¿Quieres otro?
—No, gracias. Tengo que conducir de vuelta a casa y además no bebo mucho whisky.
—De acuerdo… Entonces estábamos hablando de que él te contacto.
Asentí y, más tranquila, volví a hablar.
—No se como lo hizo ni quiero saberlo. Lo que quiero saber es si salió de prisión o si está aquí en la ciudad o si sigue en Florida o si solo lo está haciendo para sacarme de mis cabales. Algo que sin duda está logrando.  
—Puedo tener esa información dentro de tres días a más tardar.
—¿No puede ser antes? De verdad que me urge saber.
—_____, tranquilízate. Si él intentara acercarse a ti, estaría violando su orden de restricción y sabe que regresaría a prisión en caso de que ya haya salido, cosa que dudo porque la última vez que supe él estaba en una de las cárceles del estado de Florida.
—Pero con los mensajes, ¿No podemos poner más metros de distancia entre nosotros?
—_____, sabes que si él no…
—Si, si, si él no viola la orden de restricción, estoy jodida.
—No se acercará a ti.
—¡Me mandó un mensaje el día de mi boda! Dime tú como no voy a estar paranoica. Siento que cada vez que salgo alguien me sigue o incluso si estoy sentada en el sofá siento que él entrará de un momento a otro.
—Hey, hey, calma. —Roger tomó mis manos y les dio un apretón fuerte—. Estás temblando, _____ —dijo. Y no fue hasta ese momento en que me percaté de que mis manos temblaban levemente.
Nadie en el planeta —a excepción de Roger—, conocía las causas por las cuales le huía como un ave asustada; ni siquiera Katherina y Jenni que eran como de mi familia; ellas solo sabía que mi familia era complicada y que mi querido hermanito tenía uno que otro delito en su historial criminal y que mi madre estaba internada. Nadie sabía nada más acerca de mi pasado.
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Dolor, Amor & Otras Pasiones... [Nick&tu] - Página 3 Empty Re: Dolor, Amor & Otras Pasiones... [Nick&tu]

Mensaje por .Lu' Anne Lovegood. Dom 16 Jun 2013, 12:23 am

Pero tampoco lo diría. Nadie debía saber acerca de nada. Solo necesitaba la información y así poder tomar cartas en el asunto.
—No quiero que me encuentre —rogué y desvié el tema—. Así que dime que tu amigo tendrá la información pronto. —Roger sí que sabía cada movimiento legal que hacía ya que él era mi abogado—. ¿Podrás conseguirme identificaciones para mi madre? Solo por si acaso las necesito.
—Intentaré hacer lo mejor que pueda pero no prometo nada. Pero tranquila porque no te pasará nada.
Suspiré cansadamente y asentí.
—De acuerdo. —El chico me dedicó una sonrisa cálida que solo fui capaz de intentar devolverla de la misma forma.
Después del almuerzo, cuando por fin estuve en casa tumbada en mi cama frente a mi Mac navegando en internet, recibí la alerta de un nuevo e-mail, al abrirlo me di cuenta de que era de Katherina.
 
De: Katherina Cullen.
Para: _____ Alexander
Asunto: Celebración hoy a las 8PM.
 
Por favor, no hagas ningún plan para hoy en la noche. Cenaremos en Heaven Palace a las 8 en punto. Ya le avisé a Jenni y me dijo que sí, así que solo faltas tú para confirmar.
 
De inmediato seleccioné la opción de responder y comencé a teclear mi respuesta.
 
De: _____ Alexander.
Para: Katherina Cullen.
Asunto: Confirmación a la celebración.
 
Claro, cuenten conmigo. Sabes que si es una salida con ustedes y que además incluye una buena copa de vino ahí estaré.
 
Envié el e-mail y cerré la lap dejándola a un lado de mí, tumbándome con la mirada hacia el techo mientras mi cabeza colgaba del colchón y mi cabello caía como cortina hasta el piso.
Mientras estaba allí tumbada en aquel dormitorio pequeño, con la sangre acumulándose en mi cabeza, mi mente no podía dejar de pensar en que podría ser atacada de algún momento a otro por alguien que solo deseaba acabar con mi vida mientras me hacia sufrir lenta y dolorosamente.
«No importa donde estés o donde te escondas. Te encontraré, _____ y ese día será tu muerte» habían sido sus palabras el último día en que lo vi. Aún podía recordar la mirada fiera y seria que me dio. Incluso recordaba los escalofríos que había sentido al escucharle. Y lo peor era que todas esas sensaciones estaban de vuelta; si bien no se iban de mi lado, había días en las que no lo recordaba como lo estaba haciendo en ese momento.
El sonido de la S&M de Rihanna comenzó a sonar estrepitosamente provocando que mi corazón se detuviera. Sin duda necesitaba cambiarle el ringtone a mi móvil antes de que me provocara un ataque cardiaco.
—¿Aló? —Respondí, sin siquiera darme cuenta de quien era el número entrante.
—¿_____? —Preguntó la voz masculina con algo de apremio.
—¿Quién habla?
—Soy Christopher.
—Oh, Hola, Cris —saludé; al menos el chico me servía para olvidarme —por un par de segundos— de la crisis que vivía—. ¿Qué pasa?
—Necesito un gran favor pero promete que no le dirás a mi hermana.
Entorné mis ojos y me enderecé, sentándome sobre mi cama.
—¿Qué hiciste, Chris?
—Por favor, necesito que vengas a mi escuela; te explico cuando llegues.
—¿Y porque no llamas a tu hermana o a tus padres?
—Me matarían —explicó—. Por favor, por favor, necesito tu ayuda.
—De acuerdo, de acuerdo. Llegaré allí como en veinte minutos.
—Gracias… Oh, y cuando llegues, ve directo a la dirección.
—¡Chris!¿Que demonios fue lo que hiciste? —inquirí, pero el chico ya había cortado la comunicación.
Blanqueé mis ojos y me levanté de la cama, me alisé la blusa y calcé mi par de botas tipo UGG en color beige. Tomé mi bolso y bajé de la casa hacia el auto, no sin antes tomar la precaución de mirar para todos lados para ver si había alguien espiándome pero no era así.
Vamos, deja la paranoia. Canturreó una vocecita en mi interior y aun así quería tomar precauciones.
Metí la llave en el contacto y encendí el Beetle sin ningún problema; conduje hasta Belleview High School que estaba a menos de veinte minutos de donde vivíamos. Al llegar, aparqué entre una Hummer roja reluciente y un BMW color negro; al parecer estos estudiantes podían costearse esa clase de autos. Ya hubiera yo querido que así fuera en el tiempo en que iba al colegio, sin embargo no puedo quejarme porque tuve un precioso Mustang de 1964. Un clásico.
Comencé a caminar hacia la entrada y pregunté a un par de chicos donde quedaba la dirección, aunque ellos no sabían muy bien así que tuve que preguntarle a un profesor que —como caído del cielo— caminaba por el pasillo. Este me indicó donde ir y, cuando al fin llegué, lo primero con lo que me encontré fue con Christopher sentado a un lado del pasillo en una de las sillas que había allí, con la cabeza agachada y su mochila botada en el piso a sus pies.
Caminé a su lado y me senté en la silla contigua a él, crucé mis piernas y crucé mis brazos a la altura de mi pecho a la espera de que comenzara a explicarse el motivo por el cual yo estaba en una escuela a esa hora del día y no en mi casa.
—Gracias —musitó, cabizbajo.
—No me des las gracias hasta que hallamos salido de aquí y decida no asesinarte por lo que hiciste.
Le miré a la espera de una explicación y cuando levantó la vista me di cuenta —o al menos deduje— lo que había hecho.
—¡Tu ojo! —exclamé sorprendida—. ¿Quién demonios te hizo eso? —gruñí, ahora enfadada por que alguien pudo haber considerado la idea de golpear al chico que consideraba como un hermano menor.
—Fue algo estúpido —musitó y volvió a desviar la cabeza.
—Un golpe no es algo estúpido. ¡Tu ojo está morado!
Suspiró con pesar y abrió la boca para comenzar a hablar.
—Yo estaba con Lizzie platicando en las gradas, entonces llegó su novio e intentó llevársela a la fuerza… Al parecer a él no le gusta que esté conmigo.
—Son  mejores amigos —dije, viendo lo obvio.
—Si, pero al parecer él no lo ve de esa manera y piensa que yo quiero quitarle a Lizzie.
—Entonces… ¿Qué más pasó?
—Pues él la jaló del brazo y ella quería soltarse, él no la soltaba y yo me enojé y le dije que la soltara porque la estaba lastimando y él me dijo que no lo haría, entonces jalé a Lizzie y al soltarla, lo golpeé.
—Entonces… ¿Fue por defenderla?
—Si. Ahora si, puedes asesinarme —musitó.
—No te asesinaré por eso —reí—. Me parece lindo y estuvo bien hecho el que la defendieras.
—Díselo al director, él no piensa lo mismo.
Iba a responderle pero en eso la puerta del director se abrió y de ella salió un chico alto con cuerpo como de mariscal de campo.
—¿Señora Cullen? —La voz del director llamándome señora Cullen me hizo suponer que no conocía a la madre de Christopher y de Katherina.
El tipo delante de nosotros no parecía ni siquiera un director; se notaba que no pasaba de los treinta años, con un par de ojos castaños y un cabello marrón oscuro.  
—Eh, si… —sonreí tímida y me levanté de mi asiento junto con Chris; al entrar a la oficina el director nos indicó que nos sentáramos en las sillas frente a su escritorio.
—Soy el director Nathaniel Morgan —extendió su mano a la mía y la estreché suavemente.
—Soy… —iba a decir _____ Alexander pero recordé en esos momentos no estaba siendo yo misma— Eloise Cullen.
—Es un gusto señora Cullen —sonrió de medio lado—. El motivo por el cual la he mandado a llamar es porque el día de hoy Christopher agredió a un compañero…
—Yo no lo agredí —se defendió de inmediato el chico.
—El señor Anderson dice otra cosa.
—El señor Anderson es un…
—Chris —le advertí y el chico calló de inmediato, aunque podía sentir la impotencia que sentía al ser castigado por un troglodita—. Lamento mucho todo esto, pero mi… hijo me ha explicado la situación y no creo que él haya sido el culpable.
—Señora Cullen, Christopher agredió a un compañero.
—Si, porque el otro chico estaba maltratando a la chica con la que estaban.
—La señorita Lee —musitó y regresó la vista hacia Chris—. ¿Qué fue lo que en realidad paso, Chris?
El chico comenzó a narrar lo ocurrido mientras el director le prestaba todo la atención necesaria. De vez en cuando asentía levemente y cuando Chris por fin terminó de narrar, el director dijo:
—Me parece que actuaste de manera correcta, sin embargo, ambos han actuado con violencia y reglas son reglas.
De inmediato pensé en Katherina cuando dijo esas palabras. Si ella estuviera aquí, estaría de acuerdo con el director, quien impuso una semana de detención a Christopher al igual que al otro chico solo por golpearse.
—Menudo director que tienes —comenté cuando íbamos de regreso a casa en mi auto, ya que el auto de él lo había tomado prestado su hermana ese día porque el suyo no había querido encender.
—Ni que lo digas —refunfuñó.
Al regresar, lo dejé en la casa de sus padres que estaba a medio camino entre la escuela y la casa de su hermana, y le dije que le diría a su hermana sobre lo ocurrido y, aunque no le agradó la idea, sabia que de todos modos verían el golpe en su ojo así que era mejor decir la verdad.
Sin embargo, lo que no me imaginé fue la reacción que tendría Katherina cuando le solté la sopa durante la cena en Heaven Palace.
—¡¿Y porque no me llamaste?! —Su voz se había escuchado incluso a un par de mesas de donde nos encontrábamos.
—La gente nos mira —canturreó Jenni llevándose a la boca un bocado de ternera.
—No me importa, _____ me mintió sobre mi hermano.
—Oye, no te mentí. Solo que fui a la única persona que Chris llamó para que lo salvaran del atolladero —expliqué—. Él sabia que tanto tú como tus padres estarían ocupados, así que me dijo que fuera a ayudarlo.
Respiró profundamente y pareció que la razón llegó a ella, puesto que más tranquila dijo:
—Tienes razón. Gracias por ir al rescate de mi hermano.
—No fue nada. Además, solo le dieron una semana de detención, no gran cosa —me encogí de hombros y continué comiendo mi filete—; además  hizo bien en golpear al chico. No es que esté de acuerdo con la violencia pero el otro chico jaloneo a Lizzie y eso no está bien.
—Tienes toda la razón —comentó Jenni—, aunque yo que la chica le hubiera dejado sin pelotas por tan solo jalarme del brazo.
—Lizzie no es así —dijo Kath—; ella es la chica más dulce que conozco.
—Y ese es el problema —murmuré, di un sorbo a mi copa de vino y dije—: No solo porque será dulce significa que dejará que la traten de esa manera.
—Cierto —concordaron en unisonó las chicas.
—Creo que ya se que le regalaré a Lizzie de Navidad.
—¿Que? —preguntó, Kath.
—Unas buenas clases de defensa personal para que sepa como arrancarle las pelotas a su novio o a cualquier otro tipo —dijo Jenni riendo. Y por el tono que había empleado, seguramente lo haría.


Continuará...
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Mensaje por .Lu' Anne Lovegood. Dom 16 Jun 2013, 12:24 am

Enjoy it! (:
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Mensaje por ♥desttinyjonas♥ Dom 16 Jun 2013, 2:34 am

La persona que me lo envio, está todavia asombrada delo que ocurrio, ya que ella dice que lo hizo por hacerlo y que pidio algo que creia imposible de lograr. Probemos.

* Para ti mismo di el nombre de la única persona del sexo opuesto con quien quieras estar (tres veces...)...

* Piensa en algo que quieras lograr dentro de la próxima semana y repítelo para ti mismo(a) (seis veces)...

* Piensa en algo que quieras que pase entre tú y la persona especial (que dijiste en el no. 1) y dilo a ti mismo/a (doce veces)...

* Ahora haz un último y final deseo acerca del deseo que escogiste.

* Después de leer esto tienes 1 hora para mandarlo a 15 temas y lo que pediste se te hará realidad en 1 semana.

A la mayor cantidad de gente a quien lo mandes más fuerte se hará tu deseo. Si tu escoges ignorar esta carta lo contrario del deseo te sucederá, o esto no sucederá jamás...
♥desttinyjonas♥
♥desttinyjonas♥


http://instagram.com/andrea_mariella/

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Mensaje por Mire Lun 17 Jun 2013, 9:24 pm

Me encantaron los capítulos!
La familia de rayis es muuuuy complicada
Amo como escribes
Síguela pronto (:
Mire
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Mensaje por NicoleJB497 Miér 19 Jun 2013, 4:31 pm

SIGUELAAA
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Mensaje por .Lu' Anne Lovegood. Jue 20 Jun 2013, 7:34 pm

Capítulo 5
 
Una larga semana había pasado desde que había vuelto de San Francisco y aún continuaba escuchando esa voz ronca y pecaminosa diciéndome lo perfecta que era. De noche me atormentaba y me hacia presa en sus sueños. Odiaba sentirme estúpidamente vulnerable de esa manera. Y no era que estuviera obsesionada sino que había algo en la voz de Nicholas Reston que no me dejaba en paz. Y como si era no fuera poco, mi secretito me consumía todos los días que pasaban. 
A los tres días de que me había visto con Roger, por fin me había dicho que el tipo continuaba en la cárcel del estado ahora por que había resultado que resultó cómplice en un asesinato del cual no quise saber los detalles; era mejor que se los ahorrara. Y sumándole a eso los cargos que tenía por tráfico de drogas, no saldría de ahí dentro de unos tres o cuatro años. Con que no viniera a San Diego, todo era mejor y mi tranquilidad había vuelto un poco a mí. No obstante, me resultaba horrible pensar que era preferible que estuviera detrás de las rejas… pero al menos así no llegaría hasta a mí. 
—Se puede saber ¿Qué demonios le hiciste a Nicholas Reston? —bufó Kath del otro lado de la línea cuando respondí la llamada entrante en mi móvil.
—Ah, si, hola. A mi también me da mucho gusto saludarte —respondí sarcástica.
—No estoy para bromas, ______. El tipo entró a mi oficina y comenzó a cuestionarme sobre ti. ¿Le dijiste que eras mi amiga? —quiso saber.
—No. ¡Ni siquiera tuve oportunidad! O sea, lo único de lo que tuve tiempo fue de decirle que no era una puta.
—Entonces ¿Cómo es que sabe que somos amigas?
—No lo sé. Tal vez y… —No tuve tiempo de terminar mi frase porque alguien llamaba a la puerta—. Espera, alguien llama a la puerta. 
Caminé y al abrir me encontré con un chico vestido de pantalón caqui con una camisa blanca y el logotipo de una floristería, quien cargaba un enorme arreglo de rosas en un tono rojo perfecto. 
—¿Es usted la señorita Alexander? —Preguntó mirándome atentamente con un par de ojos marrones amplios. 
—Si, soy yo —respondí con ojos entornados—. ¿Tú quien eres?
—¿Quién es? —quiso saber Kath, quien aun continuaba del otro lado de la línea.
—Soy Jason y me han enviado a entregarle esto —dijo levantando un poco el arreglo—. ¿Dónde lo pongo?
Aturdida por no saber quien lo enviaba, le dije a Kath que le llamaba en un momento; finalice la llamada y presté toda mi atención al chico con el arreglo en la mano.
—¿Quién lo envía? 
—Señora, yo solo reparto las flores, además debe de venir una tarjeta en el arreglo —explicó y me pidió que firmara de recibido; cuando el chico se fue, me quedé examinando el arreglo como si en vez de flores fuera la cabeza de un ogro. 
¿Quién podría enviarme flores a mí? No era mi cumpleaños ni nada importante como para que alguien me enviara flores. 
Y las sorpresas siguen llegando. Pensé.
El teléfono volvió a sonar y al cuando antes de responder la voz de Katherina resonó del otro lado de la línea.
—¿Quién era?
—Un chico que me entregó un arreglo de flores.
—¿Flores? ¿De quién?
—No se…
—¿No trae una tarjeta el arreglo?
—Espera… —me acerqué a las flores y tomé un sobrecito blanco que estaba encima de ellas, al abrir la nota me di cuenta de que esta contenía una caligrafía perfecta.

 
Señorita Alexander, lamento mucho lo que ocurrió en San Francisco la semana pasada. Me gustaría ofrecerle mis disculpas en persona por haberla confundido y haberla tratado de una manera tan poco cortés invitándola a cenar hoy en la noche en Bonjour a las siete en punto.
PS. Espero que las flores sean de su agrado. 
Nicholas Reston.
 
—Ay, Dios —musité, sin dar crédito a lo que leían mis ojitos acaramelados. 
—¿Qué? ¿Quién te las envió? —quiso saber.
—No me lo creerás —reí.
—Dime, dime.
—Nada más y nada menos que Nicholas Reston.
—¡No! —Exclamó incrédula—. ¿Me estás jugando una broma, verdad? —preguntó riendo. 
—Nop. —Comencé a leer la nota en voz alta mientras ella escuchaba atentamente—. Y eso es todo —dije al terminar de leerla.
—¡OMG! ¡Te llevará a Bonjour! —Exclamó bajando la voz, aun con incredulidad en el tono—. O sea, en ese lugar tienes que hacer reservación con meses de antelación. Es uno de los más exclusivos de la ciudad.  
—No iré —comenté, regresando la nota a su lugar, dando media vuelta y yendo escaleras arriba a tumbarme en mi cama. 
—¿Acaso estás loca? Tienes que ir. 
—No, no tengo que hacerlo —expresé—. El tipo es un pedante de primera y ni siquiera me agrada.
—_____, es uno de los restaurantes más importantes de la ciudad. Debes de ir. 
—No lo haré. No quiero que se disculpe por nada; si no vuelvo a verlo en mi vida será mejor.
—No seas testaruda. Solo vas, te sientas, cenas y te regresas.
—Pues no, no lo haré —respondí, firme en mi decisión—. Ahora si me disculpas, tengo cosas mejores que hacer que estar hablando de ese tipo. Nos vemos.
Finalicé la llamada antes de que me diera uno de esos sermones sobre cortesía que ella tanto amaba dar; cuando termine, dejé el teléfono a un lado, me levanté de la cama y calcé un par de Converse color turquesa que hacían juego con la blusa que llevaba puesta, tomé el bolso de D3, lo colgué sobre mi hombro y me dirigí hacia mi auto sin ningún rumbo fijo en específico. Sin embargo, no supe en que momento las llantas del Beetle se dirigieron hacia ese enorme lugar a las afueras de la ciudad, en el cual no había estado desde hacia un mes; justo antes del día de mi boda. 
Con el vehículo aparcado en un sitio de aquel enorme estacionamiento, me quede mirando la fachada del edificio por un momento; si bien parecía ser un edificio como cualquier otro, la placa grabada en letras plateadas en un tono dorado que estaba colocada al lado de la puerta y, que indicaba el lugar al cual se estaba entrando. 
Mi cuerpo quería moverse y entrar pero mi cerebro no enviaba órdenes a mis piernas para que se movieran. Solo me quede allí, contemplando  el edificio sin saber que más hacer. Me sentía mal. Yo quería entrar pero algo en mí me decía que no debía de hacerlo y la otra parte me rogaba porque lo hiciera. 
Cerré mis ojos por un momento y suspiré tan profundo como pude, al volver a abrirlos abrí la puerta del auto y bajé de este; cerré la portezuela, puse el seguro y comencé a caminar hacia la entrada. Leí el letrero de la placa dorada que decía «Clínica Privada McKenzie Rogers» al pasar y empujé la puerta para poder entrar.
Una vez dentro, el olor a piso recién encerado llenó mis fosas nasales. Caminé hasta donde estaba la recepcionista quien de inmediato puso una sonrisa amable al verme e iba a preguntarle pero una enfermera caminaba por el pasillo y en cuanto me vio se acercó a saludarme. 
—Hola, cielo —saludó—. Ya tenía tiempo de no verte.
—Si, es que estuve… ocupada.
—¿Cómo estuvo tu boda? —preguntó amable y quise echar a llorar pero mantuve mi aplomo.
—No me casé —murmuré y ella de inmediato puso cara de lástima.
—Es una pena. Cuanto lo siento.
—Gracias… —mascullé y tomé una bocanada grande de aire para preguntar mi motivo principal de visita—.Hum… ¿Podré pasar a verla? 
La señora asintió y sonrió melancólica. 
—Ha preguntado por ti —aseguró.
—¿En verdad? —Me resultaba increíble poder creerlo dada su condición de haberme olvidado para siempre.

—Si. Pregunta por la chica de ojos acaramelados iguales a los de ella, que siempre venía a verla —Asentí, con mis lágrimas acumulándose y convirtiéndose en un nudo en mi garganta—. Le dije que has estado ocupada y que por eso no habías venido.
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Dolor, Amor & Otras Pasiones... [Nick&tu] - Página 3 Empty Re: Dolor, Amor & Otras Pasiones... [Nick&tu]

Mensaje por .Lu' Anne Lovegood. Jue 20 Jun 2013, 7:41 pm

La enfermera comenzó a caminar por el largo pasillo que daba hacia la estancia y yo la seguí de cerca.
—¿Cómo ha estado? —alcancé a preguntar.
—Bien, aunque tropezó el otro día y se lastimo la mano.
—¿Cómo fue? ¿No se supone que la tienen todo el tiempo bajo vigilancia?
—Y así es, pero también tenemos más pacientes en el mismo estado que ella y los accidentes ocurren.
Refunfuñé y continué siguiéndola por el pasillo hasta la habitación donde parecía que ella estaba. Cuando llegamos, la enfermera abrió la puerta y entró.
—¿Aurora? —La llamó, acercándose hasta el caballete donde ella estaba concentrada combinando colores—. Mira quien ha venido a verte.
Ella despegó su mirada del lienzo y al instante esos ojos color caramelo iguales a los míos se posaron sobre mí. Y de inmediato me sentí en casa.
—¿Quién eres? —Preguntó, sin dejar de mirarme.
—Hola… Soy… Me llamo _____ —musité y pensé que no me escucharía pero no fue así.
—Hola, _____ —al sonreír se formaron arrugas en las comisuras de sus ojos.
—Las dejaré a solas para que platiquen —sonrió la enfermera y antes de irse susurró en mi oído—: Si necesitas algo, llámame. Estaré al final del pasillo.
Asentí y escuché a al enfermera cerrar la puerta al salir.
—¿A que has venido? —preguntó ella al verme ahí de pie sin decir ni una palabra.
—Vine a verte —quise finalizar mi frase con un “mamá” pero seguramente se alteraría al no recordarme y la cosa terminaría mal, así que omití esa palabra que tanto me escocía por decir desde que toda esta locura comenzó. Caminé hasta el pie de la cama y me senté en el borde sin dejar de mirarla—. Y… ¿Cómo has estado?
—Bien —comentó y volvió a prestar  atención a lo que estaba haciendo antes de que yo entrara.
—¿Qué haces? —pregunté, curiosa por saber que era lo que hacía.
—Pintando —dijo mientras continuaba combinando colores en el lienzo.
—¿Puedo ver lo que pintas?
—Supongo —se encogió de hombros, sin importarle si me acercaba o no.
Suspiré y me levanté de donde estaba sentada para acercarme con pasos cautos hasta donde ella estaba, cuando llegué a su lado el aroma a orquídeas de su perfume invadió mis fosas nasales. Ese mismo aroma el cual siempre había utilizado desde que tenía uso de razón.
¡Dios, como extrañaba tenerla a mi lado!
Concentré mi atención en el caballete y ahí me di cuenta del paisaje que había ilustrado. Era la una de las playas de Florida donde habíamos pasado las últimas vacaciones familiares cuando yo tenía quince años y mi hermano apenas diez. Ese fue un verano sensacional gracias a que después de que papá condujera desde Tallahassee hasta Daytona Beach solo para complacer a mi madre a conocer la playa, nos concedió ir a visitar a Mickey Mouse en Orlando. Y después de todo ese viaje, a los tres meses, él se fue de la casa y nos dejó solos a mi madre, a mi hermano y a mí.
Tal vez con eso anhelaba compensar el planear dejarnos abandonados a nuestra suerte.
¿Cómo era que un recuerdo genial había terminado en tragedia?
—¿Te encuentras bien? —Me preguntó, colocando una mano sobre mi hombro—. ¿Por qué lloras?
Llevé una mano a mi rostro y me di cuenta de que las lágrimas estaban rodando por mis mejillas.
—Eh, si… Si. —Tenía que salir de allí antes de que fuera presa de un ataque de llanto. Todo era demasiado; no podía soportarlo más—. Tengo que… —señalé la puerta mientras me aclaraba la garganta— Debo irme.
Di media vuelta y comencé a caminar hacia la salida, pasando de largo incluso con al enfermera que me llamaba. Simplemente no podía hablar en esos momentos porque si lo hacia no podría parar el llanto. Caminé hasta la salida y corrí hacia mi auto, donde de inmediato me apresuré a arrancar y a irme de allí.
En el camino el llanto se intensificó y una presión en el pecho me hizo presa por lo que tuve que detenerme a un lado de la vía para poder llorar a gusto y para no ser un peligro para los transeúntes. Apagué el motor del auto y aferré mis manos  al volante con fuerza. Más de la necesaria. Al mismo tiempo en que las lágrimas salían de mis ojos sin piedad.
Extrañaba no tener que preocuparme por nada en la vida, extrañaba saber que tenía una madre en la que podía confiar y que siempre me recordaría, extrañaba tener un padre que me apoyara y, también extrañaba tener un hermano que siempre estaba allí a mi lado. Extrañaba a mi familia y ahora no tenía a nadie. Todos se habían desaparecido o simplemente ya no me recordaban.
Cerré mis ojos y recargué mi cabeza en el asiento, pero como siempre, alguien tenía que interrumpir mis momentos de dolor solo para molestarme.
O para que no cayera en depresión.
Dejé que entrara el buzón de voz en mi lugar pero tal parecía que esa persona no se daría por vencido tan fácilmente.
—Que —respondí de mala gana aún con los ojos cerrados.
Imagino que ese tono es porque te estoy interrumpiendo en el salón de belleza para tu gran cita de esta noche. —La voz entusiasmada de Jenni me provocaba más molestia que nunca en esos momentos.
—Katherina ya te dijo.
Si. ¡Y es genial! —chilló alegre—. Saldrás con Mr. Hot.
—Le dije también que no iría a ningún sitio con él.
Entonces eres una idiota.
—Escucha —intentaba parecer calmada pero no me sentía nada calmada en esos momentos como para que ellas estuvieran insistiendo en algo que no iba ni que quería hacer—, no tengo ánimos para estar discutiendo estas mierdas ahorita.
_____, es Nicholas Reston. Es tal vez el tipo más rico y con el cuerpo más endiabladamente perfecto y tú estás… —Antes de que terminara la frase la interrumpí, porque de verdad odiaba que me insistieran cuando yo había dicho que no.
—¡Dije que no iré! Así que en vez de ir yo, ¿Por qué no vas tú o Kath ya que a ambas les entusiasma tanto la idea de salir con ese jodido tipo que solo es un maldito arrogante que no tiene nada más que hacer que andar jodiendo mujeres? ¡Pero a mí dejen de molestarme! —Grité y aventé el teléfono al piso del auto, mismo que —a causa del golpe— la tapa y la batería se salieron de su sitio.
Y esa conversación solo me había hecho sentir peor porque como si no tuviera suficiente el sufrir por mi madre, también le había gritado a mi mejor amiga.
Genial. Simplemente genial.
Encendí mi auto de nuevo y comencé a conducir sin un rumbo fijo; solo admirando las calles y el colorido que existía en ellas. No tenía ánimos de nada pero tampoco quería regresar a casa tan temprano. Corrección, no sentía ganas de llegar a casa ese día. Lo único que necesitaba en esos momentos era un poco de alcohol para apagar esa emoción de dolor que sentía. El whisky que Roger me había dado aquel día en el almuerzo había actuado casi mágicamente; así que ¿Por qué no probarlo para ver si funcionaba?
Sólo sería una copa y después regresaría a casa.
Aparqué en el primer bar que vi y entré al lugar, donde la pulcritud estaba impregnada en el ambiente; era tal vez el bar mas limpio que había visto en mi vida.
Me acerqué a la barra y de inmediato el bartender se acercó a mí, aunque al hacerlo, el chico lució una sonrisilla coqueta sobre sus labios.
—¿Puedo ayudarte en algo, preciosa?
Blanqueé mis ojos y le miré, fastidiada de que intentara conquistarme.
—Solo me sirves si sabes preparar un whisky en las rocas —indiqué—; si no, entonces no me sirves para nada.
El otro chico bartender comenzó a reír mientras preparaba una bebida roja y me dijo:
—Vaya, es la primera chica que escucho que le dice eso a Tyler.
—Es lo único que quiero que haga por mí. Un whisky en las rocas.
—Tienes carácter —comentó, aun son esa sonrisa sobre sus labios.
El tal Tyler regresó un segundo después y puso el vaso de whisky frente a mí. Le agradecí sin mucho ánimo y comencé a beber. El líquido quemaba mi garganta pero aminoraba mis pensamientos.
—Eso no es agua, ¿sabes?
Enfoqué mi vista y vi al chico que antes se había reído del tal Tyler, de regreso frente a mí, mirándome fijamente con una sonrisa divertida sobre sus labios.
—No me importa —respondí y terminé de beber el resto del líquido—. Otro —ordené.
—De acuerdo…. —El chico comenzó a servir más en mi vaso pero continuaba dándome una que otra mirada. De nuevo puso el vaso frente a mí y comencé a beber—. Estoy seguro de que existen más maneras de aminorar los problemas.
—¿Y tú que sabes? Trabajas en un lugar donde todos vienen a beber —respondí, con irritación. Odiaba que me quisieran dar terapia.
—Cierto —sonrió dulcemente—. Pero creo que eso no hace que cambie mis opiniones sobre el alcohol.
Mientras él continuaba persuadiéndome de que el alcohol era malo y bla, bla, bla, yo continué bebiendo pero el estúpido whisky no funcionaba mucho esa noche porque aún continuaba sintiendo aquella opresión en el pecho. Sin embargo, había algo que quería en ese momento y no era precisamente licor.
Miré al chico y estudie su rostro; ojos marrones limpios y claros, labios carnosos, nariz recta, cabello lacio y un cuerpo parecido al de un jugador de futbol americano.
—Escucha… —murmuré, después de quien sabe cuantos whiskys.
—Aiden —se presentó, sonriendo de medio lado.
—Aiden —sonreí divertida y le hice una seña para que se acercara a mí; me incliné sobre la barra y le dije en el oído—: ¿Por qué mejor no dejas de querer darme terapia y vamos a algún lugar donde solo estemos tú y yo?
—De acuerdo, es hora de sacarte de aquí —aseguró y salió de detrás de la barra.
Sonreí abiertamente y en cuanto estuvo frente a mí, me lancé a sus brazos, aunque casi tropiezo por lo que él tuvo que levantarme en brazos como lo hacen en las películas románticas.
El chico le dijo algo al de seguridad y de inmediato este abrió la puerta mientras el tal Aiden o como sea que se llamara (porque para ser honesta, no recordaba mucho su nombre), me llevaba en brazos hasta mi auto.
—Vamos, quédate aquí mientras abro el auto. —El chico me dejó  aun lado de mi auto mientras abría la portezuela.
—¿Sabes, Aiden? —Lo jalé del brazo y lo acerqué a mí mientras envolvía mis brazos alrededor de su cuello—. Siempre he encontrado la idea de hacerlo en un auto en algún lugar público, muy excitante.
—¿A si? —murmuró la pregunta, aparentemente nervioso.
—Oh, si.
Antes de que pudiera decir otra cosa, estampé sus labios con los míos, al tiempo de que el alcohol hacia su efecto completo, y todo lo que comenzó a ocurrir después de ese beso, se escapó por completo de mi memoria.

¡Continuará!
.Lu' Anne Lovegood.
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Dolor, Amor & Otras Pasiones... [Nick&tu] - Página 3 Empty Re: Dolor, Amor & Otras Pasiones... [Nick&tu]

Mensaje por .Lu' Anne Lovegood. Jue 20 Jun 2013, 7:43 pm

Enjoy it, girls!
.Lu' Anne Lovegood.
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