Demons [Zayn Malik y tu]

¿Qué pasa cuando le tienes miedo al miedo? ¿Cuándo lo que ves no sabes ni lo que significa? ¿Cuándo todo parece tan real para todos y para ti todo es falso? ¿Cuándo ya no sabes que más hacer para desaparecer? Este es mi pequeño relato.

Todo comenzó hace un año cuando se me hacía cada día más difícil levantarme. Era imposible concentrarme sin escuchar dentro de mí voces que decían que iba a caer… Aquellos demonios me estaban matando por dentro y tan solo tenía 16 años. ¿Cómo podía pararlos? Nadie sabía nada de mí, todos daban por hecho que era una adolescente del montón. Nadie me preguntaba si estaba bien, si era un día cualquiera o solo quería romper a llorar. ¿Qué me ocurría? Cada día era más difícil de seguir.

Dormía mal, comía peor, bajé mis notas y mis padres no sabían por qué pasaba todo esto. ¿Sabéis lo que veían ellos? A su pequeña princesa sonriendo en cualquier circunstancia. Porque aquella curva estaba en mi tatuada, no se borraba aun sabiendo que mi corazón estaba hecho añicos desde hacía tiempo. Empeoraba por momentos, más voces reclamando mi vida dentro de mi cabeza, pidiendo que cayera una y otra vez. Mis propios demonios.

Un día exploté, simplemente subía al tejado y antes de que pudiera hacer algo ya estaba por los aires sin poder parar. Según iba bajando me estaba arrepintiendo, pero ya era demasiado tarde. Aquellos demonios habían ganado, habían conseguido lo que querían: Verme caer. Un gran golpe, un gran vacío, silencio.

Me desperté en una sala blanca, llena de cables y maquinas pitando. Muchos médicos iban y venían desesperados, o eso creía yo. Pero no estaban desesperados, si no felices. Seguía viva. Podía ver a mi madre agarrada a mi padre rogando que me salvara detrás de un cristal fuera de la sala. Después oscuridad. No tenía fuerzas para pedirles perdón, la había cagado, pero no era capaz de decir nada, caía más y más al fondo.

La segunda vez me desperté en una habitación blanca, pero esta vez estaba desenchufada de toda máquina. Miré a mí alrededor y ahí no había nada ni nadie. Pude mirar al suelo y ver como había un plato con tres pastillas, dos amarillas y una rosa. ¿Qué era eso? ¿Dónde estaba? No tardaron ni dos minutos cuando entró el primer hombre, alto, fuerte, con el semblante frío.

-No te preocupes Invitado, todo saldrá bien. –Me dijo sentándose a mi lado apoyando la espalda en la pared.
-¿Dónde estoy? –Mi cabeza daba vueltas y a veces tenía que agarrarla porque era tal la sensación que de verdad pensaba que mi cabeza caería de mi cuello.
-En el psiquiátrico, llevas tres meses aquí. –Me explicó.

¿Tres meses? ¿Y por qué no lo recordaba? Miré a las pastillas de nuevo. Claro, me estaban drogando para que no me volviera loca. Pero ahora era consciente de las cosas ¿Qué había cambiado?

-Te hemos cambiado de medicamentos, de aquí en adelante serás capaz de hacer las cosas por ti sola, pero esos tres tendrás que tomártelos aun. –Dicho esto el doctor se levantó y me dio el pequeño plato con las tres pastillas.- Tómatelos y vamos fuera.

¿Fuera? ¿A dónde? Tomé las pastillas sin quejarme y salí con el doctor. Fuera era un patio, gris, con una cancha de baloncesto y rodeado de una verja de cinco metros de altura. Miraba a mí al redor, era familiar, pero yo no había estado nunca ahí, excepto los últimos tres meses que no los recordaba.

-¡Cuidado con el balón! –Gritó un chico mirándome y señalándome el balón. Tenía suerte de que tuviera buenos reflejos porque lo pude coger antes de que me diera en la cabeza.
-¡Cuidado, Zayn! –Le regañó el doctor.- Invitado te presentó a Zayn Malik.

Ojos color caramelo, pelo negro y la piel morena. Tenía una sonrisa muy desvergonzada y un postura que daba a entender que todo le importaba una mierda. Era atractivo, parecía un ángel, lástima que yo siguiera teniendo aquellos demonios dentro de mí. Seguía escuchándolos, se oían más bajos, pero se oían.

-Hola, es un placer. –Dijo con una sonrisa.

Me empecé a notar mareada, más de lo habitual. El doctor notó que el color en mi piel desaparecía y me agarró en seguida. Oscuridad… de nuevo. Risas en mi cabeza, malditos demonios. Cuando me desperté volvía a estar en mi sala blanca, sin nada alrededor excepto al doctor.

-Tal vez no estabas preparada para salir. –Dijo sintiéndose triste.- Invitado, llevamos tres meses intentado sonsacarte lo que te pasa, pero no lo dices… es como si no lo supieras.
-Es que no lo sé, son voces. –En mi cabeza gritan, una y otra vez, se reían de mí, decían que caería, no se callaban. Me acurrucaba cogiéndome las piernas y hundiendo mi cabeza entre las rodillas.- Haz que paren, por favor.

Tal vez era esa súplica la que necesitaba hacía ya seis meses. Alguien que me ayudara, que estuviera de mi lado, que me entendiera. El doctor salió de la habitación sin decir ni una palabra, no lo culpaba, estaba loca, eso no era normal, ni si quiera se podía curar. En ese momento alguien abrió la puerta, esa sonrisa, Zayn.

-El doctor me ha llamado. –Dijo sentándose a mi lado.- Dice que oyes voces.
-Pensaba que la información quedaba entre el paciente y el profesional. –Le miré asustada, genial, ahora él también pensaría que estaba loca.
-No soy un profesional, ni mucho menos, pero he pasado por lo que tu estas pasando ahora. –Me explicó.
-¿No soy la única?

Mi sorpresa era notoria. Zayn parecía normal, sin problemas, atento y le gustaba jugar con sus amigos. ¿Por qué él era igual que yo? Eso era imposible.

-No, no eres la única. –Dijo agarrándome de la mano.- Pero, esto tendrás que pasarlo sola, es algo que pasa ahí dentro. –Dijo señalando mi cabeza.- Voces, hablándote, despreciándote.
-¿Cómo se pasa? –Otra vez mi tono de suplica, necesitaba ayuda.- Ayúdame.
-Enfrenta a las voces. –Lo decía con tanta facilidad que era creíble si no pasabas por ahí, pero yo sabía que era imposible.
-Eso es imposible.
-Si lo crees así, lo será. Solo ten fe. Con el tiempo desaparecerán, se oirán cada vez más bajos, menos agresivos, hasta que un día… Se silencian.
-Se silencia… -Repetí las dos palabras que me había dicho aquel chico que acababa de conocer. Eso era lo que yo quería, quería a los demonios en silencio.

Otros seis meses en aquel lugar, aquel psiquiátrico donde los pacientes se habían vuelto en una especie de familia. Donde todos apoyaban a todos, contaban sus secretos, no se escondían nada y poco a poco se despedían al ver que se curaban. Zayn seguía a mi lado, él estaba curado, pero estaba ahí, a mi lado. Su sonrisa y su pose seguían siendo tan arrogantes como siempre, pero él seguía siendo un ángel.

-¿Qué tal estás? –Sus ojos se posaban en los míos, era él el que me sostenía todos los días. El que había conseguido hacerme sonreír sinceramente por primera vez en mucho tiempo.
-Mejor… -No estaba del todo bien. Los demonios seguían ahí, pero eran más llevaderos. Se oían cada vez más bajos, gritaban menos, y ya no se reían.- Gracias por todo, Zayn.

Mis pulsaciones se aceleraban cada vez que él sonreía, cada vez que decía mi nombre o cada vez que me tocaba. Las cosas habían cambiado, y mucho. No me había sentido así nunca y sabía que con el tiempo me sentiría mejor si él seguía estando a mi lado. No quería estropear nuestra amistad, pero necesitaba decirlo, gritarlo a los cuatro vientos que me había enamorado de él. ¿Por qué era tan difícil?

-Recuerda que lo has hecho tu sola.
-Eso no es verdad, has estado tú a mi lado. No podría haberlo hecho sola, nadie podría.

Sin que pudiera hacer nada mis instintos actuaron por si solos y me acerqué a él para besarle. Notaba como mi cerebro se derretía al sentir sus labios. Todo era perfecto así, pero no podía durar demasiado.

-Lo siento mucho. –Me disculpé y acto seguido salí corriendo asustada. Volvía el miedo, las risas, los gritos dentro de mí pidiendo que cayera.- ¡Callaos ya! –Gritaba por el camino.
-¡Invitado espérame! –Gritaba Zayn por detrás de mí.

Intentaba correr más rápido, que no me alcanzara. Que error el que había cometido. Las lágrimas caían y las piernas me temblaban. Antes de llegar a mi habitación Zayn ya me había alcanzado. Las risas en mi cabeza eran tan altas que dolían, los insultos y las frases despreciativas aumentaban en cada segundo. Pero en ese momento Zayn me agarró de la barbilla y me besó. Las voces pararon en seco, otra vez esa sensación de normalidad, de felicidad. De que todo iría bien.

-No tienes que besarme por pena. –Dije después de besarme. Podía notar su aliento, lo tenía a menos de cinco centímetros.
-¿Tu? ¿Darme pena? –Y sonrió, esa sonrisa chulesca que tanto me había enamorado.- Eres la chica más fuerte que he conocido, has conseguido que yo me haga fuerte, que enfrente a mis miedos. No siento pena por tu, si no admiración.

Dos meses después de aquello ya estaba viendo el sol por las calles de Londres. Era verano y aunque había sido el año más duro de toda mi vida, Zayn seguía a mi lado. Las voces ya no estaban, no se reían ni insultabas. Los demonios se habían callado gracias a aquel ángel que me protegía.


Se que aquí hay mucha gente que ha sufrido mucho, que se automutila o vomita porque no están bien. Quiero que sepáis a todas esas personas que no estáis solas, que muchas personas han pasado por eso. que la presión de vuestro al rededor no tiene que ser solo para vosotras. Intentar vivir la vida, disfrutarla, porque solo hay una. Tal vez ahora no lo veías claro, pero todos esos demonios que os rodean desaparecerán cuando aparezca vuestro ángel.

Bueno como ya he explicado arriba es un Oe Shot inspirada en una canción que simplemente me encanta. Quiero que la escuchéis, que recordéis lo que habéis pasado y luego veíais que aunque todo se ve negro al final del túnel puede aclararse con pequeños detalles.

Gracias por leerlo. Espero que os haya gustado. Vivir, ser libres y disfrutar.

me encanto!!

Cony.directionersforever escribió:me encanto!!

Me alegro que te haya gustado y que hayas comentado linda ^^