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Mensaje por Milangas Jue 27 Jun 2013, 12:32 pm


Capítulo once.





Zayn:
Segunda parte.


El entrenador silbo en admiración. 
 
—¿Seguro? Luces más flaco de lo que recordaba.
 
—Hago mucho ejercicio. Es peso muscular.
 
—No me des esperanzas, Malik.
 
Me reí. 
 
—Vendré a algunos combates. Para observar.
 
El entrenador Wenner le da una palmada a los tapices de lucha. 
 
—Ya veremos. Tal vez cuando la temporada empiece no serás capaz de resistirte.
 
Revisé mi reloj. Será mejor que regrese y termine esos exámenes. 
 
—Tengo que regresar a la oficina de Meyer.
 
—Si cambias de opinión acerca de unirte al equipo, sabes dónde encontrarme.
 
—Sehh —dije, luego camine hacia abajo por el pasillo. 
 
De nuevo en la oficina, Meyer deja caer la próxima prueba en frente de mí.
 
Maldición. Olvidé comer. Ahora las palabras en la pagina están borrosas, el nudo en la parte de atrás de mi cuello esta palpitando, y Meyer me está mirando desde su escritorio. 
 
El tipo se sienta ahí, su ceja enarcada como pequeños acentos Franceses sobre sus ojos.  —¿Algo está mal?
 
Sacudí mi cabeza. 
 
—No, señor.
 
—Entonces ponte a trabajar de nuevo.
 
Es fácil que lo diga él. No tiene que hacer un examen de estudios sociales en el cual el presidente de los Estados Unidos no tendría una oportunidad en el infierno de aprobar. 
 
Debería suspenderlo a propósito; eso les enseñará. Luego podría omitir mi último año de bachillerato. No hay manera de que mi mama me deje ser un estudiante de tercer año de nuevo. ¿O sí? 
 
Rellené respuestas hasta que mi lápiz se desgastó y mi trasero estuvo entumecido por sentarme en la dura silla de metal. Hay una posibilidad de cincuenta-cincuenta de que haya pasado el estúpido examen de Morehouse. Solo hay dos cosas de estas más que hacer antes de que me pueda ir por el día de hoy. 
 
Dos horas después, respondí la pregunta final del último examen. Casi sonreí. Casi. Mi cerebro está demasiado cansado para usar cualquier musculo facial.  Así que cuando Meyer me despachó, prácticamente corrí fuera de su oficina. 
 
Tenía que tomar un autobús para ir a la ferretería. El autobús número 204 desde Hampton se detendría una cuadra más lejos de la escuela a las tres y veintinueve.
 
Mi reloj dice tres y veintisiete.
 
Eso me da dos minutos para correr por el autobús. Estoy listo para alcanzar la cosa lo más rápido que pueda, porque si no lo hago, Damon sabrá que estaba llegando tarde.
 
Tan pronto como veo el autobús, Brian Newcomb se para enfrente de mí, sosteniendo su mano en mi pecho y deteniéndome.
 
—Zayn, amigo, he estado buscándote.
 
Brian y yo habíamos sido mejores amigos desde el jardín de niños.
 
No habíamos hablado por casi un año. Le dije que no me visitara en la cárcel, así que no se si todavía somos amigos. Pero ahora no es el momento de averiguarlo. El servicio a la comunidad apesta, pero tengo que hacerlo. Mi libertad depende de ello. 
 
—¿Qué hay de nuevo, Brian? —dije rápidamente, luego mire detrás de él mientras el autobús se alejaba de la parada. Mier.da. 
 
—Ya sabes. Nada… y todo. ¿Qué hay de nuevo contigo?
 
—Oh, ya sabes. Acostumbrándome a vivir sin barrotes en mi habitación.
 
Hubo una de esas pausas muy largas, donde Brian se veía como si no supiera que responder, antes de finalmente decir: —Eso fue una broma, ¿verdad?
 
—Verdad — en realidad no.
 
Brian se rió, pero había algo más detrás de eso. ¿Nerviosismo? ¿Qué razón tenía para estar nervioso? El tipo me conocía mejor que mi propia madre. 
 
Estreché mis ojos a mi amigo quien había sido mi confidente desde el jardín de niños. 
 
—¿Estamos bien? —pregunté.
 
El tuvo una ligera, casi imperceptible vacilación. Pero la vi, y, más importante, la sentí. 
 
—Sehh, estamos bien —Brian dijo.
 
El autobús giro la esquina. 
 
—Me tengo que ir.
 
—¿Necesitas un aventón? Mi papá compró una nueva Yukon y me dio esto —Brian dijo, sacudiendo las llaves del auto en frente de mi cara.
 
A este punto me conformaría con un viejo y oxidado junker. Murmuré. —No, gracias —porque en la cárcel aprendí a no tener expectativas o confiar en otros.
 
—Escucha, lamento nunca haberte escrito. Pasaron cosas locas y tú me dijiste que no te visitara…
 
—No te preocupes. Se terminó, hombre.
 
Brian sacudió sus pies. 
 
—Todavía me gustaría hablar acerca de ello.
 
—Dije que se terminó. Realmente me tengo que ir —dije, luego empecé a caminar hacia The Trusty Nail. 
 
La última cosa que necesito es a mi mejor amigo actuando más extraño que mi mamá. Tengo suficiente con lo que lidiar en este momento, como la forma en que Damon va a escupir fuego cuando escuche que llegué tarde a mi primer día de servicio a la comunidad.
Milangas
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Mensaje por Milangas Jue 27 Jun 2013, 12:38 pm


Capítulo doce.




Tú:
Primera parte.




Hoy pedí prestado el libro de Frommer sobre España en la biblioteca. Y recordé revisar el buzón después de la escuela, al mismo tiempo que rezaba una pequeña oración, esperando que el paquete de información hubiera llegado. 
 
Encontré una carta del programa, no un paquete. Rasgo el sobre para abrirlo, con un pequeño corte mientas deslizo mi dedo entre los pliegues. No me importa eso. Éste es mi boleto de salida, mi oportunidad de conseguir alejarme de Zayn y Paradise. Tiempo para olvidar el accidente y conseguir un espíritu de independencia y anonimidad. 
 
Despliego la carta rápidamente, como si  fuera el Boleto Dorado en Willy Wonka y la Fábrica del Chocolates. Tengo una gran sonrisa en mi rostro mientras leo la carta. 
 

Para: La Srta. ________

 

Del: Programa Estudiantil de Intercambio internacional (EIS) 

 

Estimada Srta: 
 
Ha llamado la atención de nuestro comité de EIS que la beca para la que usted originalmente aplico, era una beca deportiva. Ya que sus archivos indican que usted no ha sido seleccionada en la escuela para el equipo de atletismo durante los últimos doce meses, lamento informarle que su beca ha sido denegada. 
 Acatamos los parámetros legales de distribuir las becas deportivas solamente a los atletas actuales en la escuela. 
 Sin embargo, todavía es bienvenida a participar en el programa de EIS, si es patrocinado por usted, en lo cual estaría a cargo de su propio transporte y el costo de la matricula que incluye el cuarto/u alojamiento y la entrada en el campus de la Universidad de Barcelona. El costo de matricula durante un semestre de escuela en el programa de EIS es de $4,625. 
 Por favor remita el pago el 15 de diciembre a la oficina de EIS para separar su cupo en el programa. Si tiene alguna duda, por favor no dude en contactarme. 
 
Atentamente, 

Helena Cortez, 

Presidenta, del programa Estudiantil de Intercambio internacional. 

Universidad de Barcelona, España.
 
Cuando mi cerebro al fin comprende las palabras beca denegada, mi sonrisa se marchita al instante. 
 
—No puedo ir —susurro. Mamá tenía que trabajar horas extras sólo para darme un costoso Conjunto de ropa que costaba cien dólares. No había ninguna manera de que pudiéramos encima de todo, darnos el lujo de gastar cuatro mil dólares más. Lo único que puedo hacer es cerras mis ojos. Esto no está pasando. No ahora. Mis manos empiezan a temblar de nuevo.
Las siento estremecerse cuando me cubro los ojos con las palmas de mis manos. 
 
Cuando mamá llega a casa del trabajo por la noche, le tiendo la carta para que la lea.
 
—Está bien, no te asustes —dice después de leerla—. Debe haber alguna manera en que podemos manejar esto.
 
—Mamá, es inútil si quiera pensar en eso. No tenemos esa cantidad de dinero. 
 
—Mi jefe podría dejarme trabajar más horas extras. Veamos... —agarra un pedazo de papel y empieza a escribir números en forma descendente. 
 
—Mamá, olvídalo. 
 
—Espera. Sesenta horas mínimo por semana, a veces setenta... y si trabajo el día de Acción de gracias y le agregamos mi bono de Navidad...
 
—¡Mamá!  
 
Ella para de escribir y me mira fijamente. 
 
—¿Qué?
 
—Deja de escribir, deja de rebuscar dinero donde… ¡¡ya basta!!
 
Ya es bastante deprimente solo mirarla intentando matarse por hacerme feliz. Ya veré como me las arreglo. Porque es mi problema, no el suyo. 
 
El teléfono suena. Es Sr. Reynolds que le dice a mamá que se olvidó de recoger su sueldo. Ahora ella tiene que volver de nuevo y recogerlo. 
 
—Ven conmigo.
 
—No quiero.
 
—Oh, vamos. Vi a Irina haciendo unos pasteles nuevos esta tarde. El pastel siempre te levanta el ánimo.
 
Irina es una de las cocineras del restaurante. Le gusta hacerme probar  sus nuevas creaciones de pastel antes de ofrecerlos en el menú. Los pasteles de Irina son una de las razones por las que he aumentado de peso este último año. 
 
Y cuando mencionan un pastel, siempre cedo. Si hay algo que necesite para levantarme el ánimo, es esto. 
 
—El lugar este atestado esta noche —dice Mamá al Sr. Reynolds cuando él le da la paga de su sueldo. 
 
EL Sr. Reynolds, normalmente tan tranquilo y en su sitio, parece aterrado. 
 
—Son los comentarios esporádicos que están haciendo los hombres  —explica—. Nomas entraron y Yolanda llego a casa enferma diez minutos después. 
 
Hay aproximadamente treinta hombres hambrientos que devoran todo lo que se coloque en las mesas, y sólo veo a Tony, un nuevo mesero, más cansado que el Sr. Reynolds. 
 
Mamá le da un golpecito en el hombro a su jefe y dice: —Si necesitas ayuda, estoy segura que a _______ no le importará aguardar si me quedo un rato.
 
El Sr. Reynolds sonríe. 
 
—¿En serio? Eso sería genial.
 
—No hay problema.
 
—Eres la mejor, Linda. Te debo una.
 
Mamá hace rodar sus ojos festivamente cuando se dirige por detrás de la contadora envuelta en un delantal alrededor de su cintura. 
 
—Me debes más de una, Lou, pero podemos discutirlo después.
 
—Como tú digas —dice él, y luego saluda rápidamente a los nuevos clientes que acaban de pasar por la puerta. 
 
Mamá se apresura atender al grupo de comensales para ayudar a Tony a tomar las órdenes mientras yo voy detrás de ella con una jarra, llenando los vasos de agua. 
 
Después de que sirvo el agua, Mamá me dice que  me siente en un compartimiento. Saco el libro Frommer de España de mi bolso y me quedo mirándolo pensativamente. Si simplemente fuéramos tan ricos como los padres de Kendra, podría ir a España. Incluso, si fuéramos tan ricos como Zayn y los padres de Leah, seguramente podríamos darnos todo el lujo sin pensarlo si quiera dos veces. Su papá es un cirujano dentista y seguramente todos los habitantes del suroeste de Illinois los tiene como pacientes. 
 
Es momentos como éstos desearía que papá y mamá nunca se hubieran divorciado. Puedo hacer de cuenta que olvido todas aquellas peleas, gritos, y rabia que acecha alrededor de cada esquina de la casa. Mamá dijo que ellos habían madurado por separado, mientras él viajaba por trabajo y ella se quedaba en casa. Cuando  él venía a casa los fines de semana, quería relajarse mientras mamá quería salir. Finalmente Papá dejo de venir a casa los fines de semana. Y a Mamá dejó de importarle si venía a casa. 
Milangas
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Mensaje por Milangas Jue 27 Jun 2013, 12:42 pm


Capítulo doce.





Tú:
Segunda parte.


No estoy segura donde Judy (su nueva esposa) entra en la ecuación del divorcio. Extraño a papá, pero él nunca me pide que vaya a Texas y lo visite. No quiero preguntarle por qué no me invita, porque para ser completamente honesta, no quiero oír que no me quiere, como una parte de su nueva vida. 
 
Mientras espero a mamá, Irina sale de la cocina. 
 
—¡____! —dice ella entusiastamente en su acento Ruso, bastante fuerte—. Tengo un nuevo pastel pata ti.
 
—¿Tiene zanahorias? —pregunto, asustada. La última vez que Irina hizo un pastel con zanahorias, usando una receta familiar suya, bastante vieja por cierto, había pedazos cortos y gruesos de zanahorias en el medio. Solo eso me basta para alegrarme de no decir como termino el menú.
 
—No prometo ningún manjar. Es un delicioso pastel de chocolate blanco con migajas de galleta endulzadas de caramelo. Suena delicioso, ¿no?
 
Mi estómago gruñe, ansiosa por un torrente de azúcar. 
 
—Tráelo. Necesito algo para levantar el ánimo —digo—. Hay un problema con mi viaje a España.
 
Irina suelta un pequeño grito. 
 
—Uy, ¿qué paso?
 
Y yo solo me encojo de hombros. 
 
—Es una larga historia.
 
—Voy a traer el pastel ahora mismo, ¿da? —dice Irina antes de desaparecer en la cocina. Regresa unos minutos después con un trozo grande de pastel. Y puedo decir antes de probarlo que este va a ser el mejor postre del restaurante de La Tía Mae la próxima semana. 
 
Antes de que le de la primera mordida, digo: —Eres la mejor, Irina —y clavo mi tenedor en la cremosa y blanca mancha de galleta melada, caramelo, y trocitos de chocolate. Ella siempre espera a mi  lado hasta que trague el primer bocado y le de mi análisis. 
 
—Está delicioso —le digo, saboreando la humedad de la parte cremosa y el suave crujir de los trocitos de chocolate mezclados con el más apetitoso caramelo y la textura de las migajas que se desboronan de las galletas meladas en dulce. 
 
—Uno de los mejores.
 
Irina se retira rápidamente y regresa a la cocina con un interesante fluir. 
 
—Veo que Irina ya te encontró —dice Mamá mientras sostiene una bandeja llena de comida—. Cuando termines el pastel, ya habré terminado aquí y podemos irnos a casa.
 
Miro como mamá sirve la comida expertamente delante de los hambrientos jugadores de bolos. 
 
Cuando pruebo mi segundo bocado, otro cliente entra en el restaurante. Es una señora vieja con el pelo encanecido, pantalones blancos, y una chaqueta color turquesa. El Sr. Reynolds la saluda con un beso en la mejilla. 
 
—Mamá, ¿por qué no me dijiste que ibas a venir?  —le pregunto a la señora—. Espera, ¿dónde está Gladys?
 
—La despedí ayer  —dice la señora—. Era un  dolor en el tú-sabes-qué. Además, no necesito a una ayudante. He llegado hasta aquí sin una, ¿no es así?
 
La mirada del Sr. Reynolds era de preocupación. 
 
—Mamá, ¿por qué no puedes llevarte bien con cualquiera que contrate para ayudarte? Juro que solo las despides para molestarme.
 
La señora ya de edad se queda parada con su barbilla al aire como si la llevara así hace tres años. 
 
—No necesito ayuda.
 
—Tienes una enfermedad en el corazón —dice el Sr. Reynolds. 
 
Ella ondea su mano en el aire, restándole importancia. 
 
—¿Quién dice?
 
—Tu doctor.
 
—¿Y qué es lo que saben los doctores al fin y al cabo? Ellos lo llaman practicar la medicina, porque eso es todo que hacen en la vida. Practicar. Si me visitaras de vez en cuando, sabría que estoy bien. 
 
—Te visite el sábado.  —  Señala él, molesto, y entonces dice—. ¿Tienes hambre?
 
—¿Qué tienes de comida especial esta semana?
 
—Irina prepara lo que tú quieras, Mamá. Dime.
 
Ella estrecha sus ojos en dirección a él. 
 
—Patatas y un grande y jugoso bistec.
 
El Sr. Reynolds sacude su cabeza y suelta una risita. 
 
—Mamá, tienes diverticulosis y una enfermedad en el corazón. Así que inténtalo de nuevo.
 
—No eres divertido, Lou. 
 
—Y tú eres un barril de risas. Solo siéntate en una mesa. Espera... sígueme para que conozcas a la hija de Linda. Nunca te la has encontrado antes.
 
Me concentro en el pastel, intentando no dar por hecho que he estado escuchando detrás de la puerta su conversación. 
 
—_____, ésta es mi madre  —anuncia el Sr. Reynolds—. Mamá, ésta es la hija de Linda,  _______.


Sonrío y le ofrezco mi mano. 
 
—Mucho gusto, Señora Reynolds. ¿Es familiar de la Tía Mae?
 
La señora ya de edad toma mi mano y la agita. 
 
—Querida, Mae era el nombre del primer perro de mi hijo.
 
¡No puede ser! lo primero que hago es mirara al Sr. Reynolds para saber si es verdad. Él está sonriendo tímidamente. 
 
—Es verdad —susurra él—. Pero, Shh, es un secreto. Si la ciudad averigua que nombre a mi restaurante con el nombre de un perro, este lugar será un desierto dentro de una semana.
 
Dudo mucho que eso suceda. La Tía Mae se encuentra casi repleto cada noche. Además no hay otro restaurante al menos dentro de unas diez millas a la redonda. 
 
—No sabía que Linda tenía una hija. ¿Cuántos años tienes, ______? —pregunta ella.
 
—Diecisiete.
 
—Acaba de empezar su último año en la secundaria, mamá —dice el Sr. Reynolds ruidosamente, como si su madre fuera sorda—. Y va ir a España en enero por la escuela. ¿Por qué no te sientas con ella mientras te cuenta todo lo de la universidad? Yo iré atrás y haré que Irina prepare algo de comer.
 
—Dile que no prepare algo que sea demasiado saludable  —ordena la Señora Reynolds antes de sentarse en el banco del enfrente de mí. Mira mi plato y dice—. Lou, dile a Irina que me corte una buena rodaja de ese pastel, también.
 
No creo que el Sr. Reynolds estuviera escuchándola proferir su último pedido, o quizás él solo quería dejarla pensar que no estaba escuchando. 
 
La mujer anciana pone el bolso a su lado en el compartimiento, luego me mira. Ella no sonríe, ni frunce las cejas. Simplemente inclina su cabeza, como si estuviera intentando deducir lo que está dentro de mis pensamientos. 
 
—¿Por qué quieres dejar Paradise tan urgentemente?  —pregunta ella, realmente casi como si pudiera leer mi mente. 
 
—No es eso —digo, esperando que lo dejara pasar inadvertido. 
 
Pero ella hace un ruido deductivo con su lengua. 
 
—Si no quieres hablar sobre eso, sólo dilo. No tiene sentido seguir pegado de un arbusto cuando lo que quieres es irte.
 
Había estado ocupada quitándome el esmalte de las uñas de mis dedos, pero me detuve y mire a la Señora Reynolds. 
 
—No quiero hablar sobre eso.
 
La señora de edad se limita a aplaudir con sus manos. 
 
—Bien. Si no quieres hablar sobre eso, no hablaremos sobre eso.
 
La única cosa que está en medio entre esta mujer y yo es el pastel que tengo y que ella quiere. Lo cual hace que se alargue el silencio. No es que esté intentando ser ruda, solo que no quiero poner en las palabras cómo mi vida se ha convertido en una desilusión tras otra. Es como si la miseria me siguiera y estuviera maldita. Si sólo supiera cómo romper esa maldición... 
 
—Estoy segura que tienes tus razones para no querer hablar sobre eso. No puedo imaginar cuáles son esas razones, pero probablemente te sientas mejor tenerlo oculto y dándole vueltas al asunto en lugar de hablarlo con alguien que no tiene nada mejor que hacer salvo escuchar.
 
Me meto otro pedazo de pastel en la boca y me concentro en el tarrito de sal al final de la mesa. 
 
—¿Quieres sal? —pregunta la Señora Reynolds, sabiendo muy bien que no tengo sal en mente. 
 
—Me negaron la beca —digo bruscamente, entonces miro a la señora de edad sentada frente a mí. 
 
La cual no parece tener una mirada compasiva en su cara como yo esperaba. Parece algo... bueno, enojada. 
 
—Bueno, ¿por qué irían a hacer una cosa así?
 
Me tomo mi tiempo para masticar y tragar, luego la miro. La Señora Reynolds tiene sus pequeñas manos plegadas encima de la mesa y está concentrada mirándome, esperando por mi respuesta. 
 
—Solicité una beca atlética, pero ya no estoy en el equipo, así que ha sido revocada. Podría ir, pero tendré que pagar el precio de una matrícula que no podemos darnos el lujo de pagar. 
 
Ella asiente con su cabeza, suelta un largo suspiro, entonces se inclina de nuevo en el respaldo del compartimiento y dice. 
 
—Ya veo. Bueno, querida, quizás un día tu suerte cambiará.
 
Sí, claro. Todo lo que necesito es un poco de polvo mágico y un hada madrina. Y no es que este conteniendo mi respiración esperando nada de eso.
 
Milangas
Milangas


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 → dejando el paraíso | zayn y tú.  - Página 3 Empty Re: → dejando el paraíso | zayn y tú.

Mensaje por Milangas Jue 27 Jun 2013, 12:49 pm


Capítulo trece.





Zayn:
Primera parte.


-Zayn, espero que aprobaras los exámenes  —mi madre grita desde la cocina.
 Me estoy lavando las manos por tercera vez esta noche. Tengo pintura hasta los codos, cortesía de mi trabajo de servicios comunitarios. La pareja de ancianos del centro de mayores han contratado para que les pinten la cocina con un rosa intenso para que haga juego con las falsas rosas rosas de la mesa de la cocina. 
 —Hice lo que pude —digo.
 —Esperemos que lo que pudiste sea lo suficientemente bueno.
 Me seco las manos en una toalla, preguntándome cuando parará de tratarme como un extraño. Algún día voy a cortar su exterior de plástico. Algún día pronto.
 El teléfono suena. Mi mama contesta, luego me lo pasa. 
 —Es para ti. Es Damon —cojo el teléfono. 
 —Hey.
 —El representante de The Trusty Nail dijo que llegaste tarde.
 Oh, mier.da. 
 —Me tenía que quedar después de clase porque...
 —Lo he oído todo, no malgastes tu aliento  —ladra, interrumpiéndome—. Cero tolerancia. Te registras en servicio comunitario a tiempo. Periodo. ¿Lo entiendes?
 — Lo entiendo.
 —Esto va a tu expediente, Zayn. Puedo solicitar a un juez para enviarte de vuelta al DOC. Sigue jodiéndola y lo haré…
 Sigue balbuceando, pero estoy demasiado enojado para escuchar.—…  Te dije que fueras un ciudadano modelo y que estuvieras a tiempo en tu trabajo. Me has defraudado. No dejes que pase otra vez.
 —No fue mi culpa —argumento.
 —Si tuviera un centavo por cada vez que he oído esas palabras, sería millonario.
 Duro de pelar. 
 —Lo capto, Damon. Alto y claro.
—Bien. Lo comprobaré contigo mañana —dice, luego cuelga.
 Cuando cuelgo el teléfono, me doy cuenta de que mamá ha estado escuchando mi mitad de la conversación. Me está mirando, pero hay un vacío en sus ojos – como si ella no estuviera toda ahí. 
 —¿Está todo bien?
 —Sip — digo. Solo aterciopelado.
 —Bien —agarra su bolso del sofá—. Voy a la tienda de comestibles. Voy a hacer mis Spaghetti Espectaculares para el Festival de Otoño el sábado por la noche.
 Mamá siempre hace voluntariado a favor de mierda. Adora la atención, supongo. Su plato de Spaghetti Espectacular ha ganado el premio a la mejor receta de Ayudante de  Damas cada año. Incluso tiene los premios cuidadosamente apilados en el salón.
 Mamá sale volando por la puerta en su habitual frenesí de caos.
 —Está loca, ya sabes —dice Leah desde la puerta de la cocina.
 Hoy mi hermana lleva vaqueros oscuros con cadenas colgando. El final de una cadena se une a una de las piernas del pantalón y el otro final está unido a la otra pierna. ¿Cómo puede andar así?
 Veo a mamá bajar la entrada cuando miro por la ventana del salón. 
 —Dímelo a mí.
 —¿Crees que las cosas volverán a lo normal alguna vez? —pregunta Leah, con esperanza llenando su voz.
 —Mejor será —voy a pasar mis días intentándolo, empezando ahora mismo con mi hermana. Está a punto de volver a la cocina, pero no la dejo escapar—. ¿Alguna vez hablaste con, ya sabes, _____?
 Ella se congela, luego sacude su cabeza lentamente.
 —¿No desde el accidente?
 Sacude su cabeza de nuevo. 
 —No quiero hablar de ello, Zayn. Por favor no me hagas hablar de ello. No ahora.
 —¿Cuándo, entonces? —no contesta—. Algún día vamos a hablarlo, Leah. No puedes evitar la conversación para siempre —me pongo la chaqueta, agarro un balón de baloncesto del garaje y me dirijo fuera. Evito incluso mirar a la casa de los ____ conforme me dirijo al parque en la dirección contraria. Necesito lanzar algunas canastas para despejar mi cabeza.
 Mi jodida hermana es la que necesita terapia de grupo. Yo era el que estaba encerrado y todo el mundo que se quedó en casa, son unos malditos chiflados. Oh, la ironía cómica.
 
***
 
Al día siguiente estoy sentado en la oficina del director. Mamá y Papá tienen que venir conmigo para oír si he aprobado o no los exámenes. Dios, esto da asco.
 Meyer abre una carpeta y se me queda mirando. La carpeta da asco, también. Especialmente una que no tiene nada que hacer conmigo.
 El abogado defensor asignado a mi caso después del accidente tenía una carpeta esbozando el accidente, mi arresto y la historia de mi vida. El guardia en el DOC tenía una carpeta de lo mismo. Es como si no fuera un tío más. He sido reducido a palabras escritas por otros sobre mí. Incluso Damon se basa en una maldita carpeta. Podría decirles un infierno muchas más cosas de lo que cualquier carpeta pueda decir.
 —Mientras Zayn hizo asombrosamente bien casi todos los exámenes  —Meyer dirige su atención a mi padre—, no ha pasado los requerimientos para estudios sociales.
 Dios, eso no es una sorpresa considerando lo que Leah dijo.
 La sonrisa de mama pierde su brillo por un segundo. 
 —Estoy segura de que es un error.
 Miro por encima a papá. Me mira antes de decir, 
 —Zayn pasó por el programa académico en el, ah, Departamento de Correcciones.
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Mensaje por Milangas Jue 27 Jun 2013, 12:55 pm


Capítulo trece.





Zayn:
Segunda parte.


Meyer levanta una mano. 
 —Eso puede ser, Dr. Malik. Pero el no aprobó estudios sociales o no ganó suficientes créditos para ser de ultimo año.
 Voy a decir lo que he estado esperando a decir todo el tiempo, al infierno las consecuencias. 
 —Simplemente podría abandonar.
 Mamá frunce el ceño. 
 —Zayn, no —sí, ¡una verdadera reacción pública en directo!
 Las cejas de papá se arrugan. 
 —Hijo, no vas a abandonar. Estoy seguro de que el Sr. Meyer puede resolver algo. ¿Verdad?
 El tipo toma una respiración honda y saca otra carpeta, con lo cual me dan ganas de reír. Estudia el contenido mientras todos nosotros esperamos en silencio. 
 —Bueno, podría ponerlo en un nivel junior de estudios sociales pero manteniendo todas sus asignaturas de nivel de último curso.
 —Oh, esa es una idea maravillosa —grita mamá.
 Papá asiente.
 —Tendrá que tomar clases de verano y graduarse tarde. No es ideal pero...
 —Está bien, ¿no Zayn?
 Oh, hombre. ¿Escuela de verano? ¿Por qué no me clavan astillas bajo las uñas en su lugar? 
 —Como sea, papá.
 Miro fuera de la ventana como los coches pasan por la escuela y los pájaros vuelan a quien sabe dónde.
 —Zayn, ¿Por qué no coges un horario de mi secretaria? —dice el director, luego comprueba su reloj—. Puedes pillar la última mitad de tu tercera clase si te das prisa.
 Papá y mamá están silenciosos conforme salimos de la oficina de Meyer.
 La secretaria me pasa una hoja de papel. 
 —Aquí está tu horario de clases.
 Camino hacia Ingles de último curso. Déjale al viejo Meyer el hacerme entrar en la clase a mitad de la clase. Hago una mueca de dolor cuando abro la puerta.
 Casi puedo oír la voz de locutor en mi cabeza. Si, señoras y señores, la principal atracción… directamente desde la cárcel de menores… ¡Zayn Malik! Siento sesenta ojos en mí, quemando en mi cráneo conforme me acerco al profesor, el Sr. Edelsen.
 —¿Puedo ayudarte? —pregunta.
 —Estoy en esta clase.
 Silencio.
 Miradas.
 Músculos tensándose. 
 —Bueno, toma asiento entonces.
 Camino hacia la parte de atrás de la clase y cojo un asiento al lado de Drew Rudolph. Solíamos salir. Ya sabes… antes.
 Después de clase tengo el almuerzo. Pago una manzana y una coca-cola del dinero que me  dieron mis padres esta mañana. Conforme camino por el comedor, mantengo la cabeza alta. Dejémosles hablar sobre el ex-convicto todo lo que quieran. Enfrentar estos niños no es nada comparado con los tíos del DOC.
 Cuando giro la esquina, me topo con Kendra. Es la primera vez que hemos estado así de cerca desde mi arresto.
 —Hola, Zayn — dice con un acento de burla en su voz—. Drew me contó que te vio en clase de inglés —asiento.
 —¿Recuerdas cuando teníamos ingles juntos?
 Amigo, lo hago. Solíamos tomar pausas para el baño al mismo tiempo y encontrarnos en algún pasillo desiertos para besarnos y sentirnos el uno al otro. 
 —Lo recuerdo.
 Me sonríe con sus dientes brillantes y sus asesinos labios llenos. Podría haber besado esos labios para siempre. Todavía puedo.
 —Bueno, supongo que te veré más tarde —dice.
 —Más tarde —digo, viendo su trasero balanceándose mientras se aleja.
 
***
 
Después del colegio, por servicio comunitario, arreglé la verja de una señora mayor y colgué su lámpara.
 Antes de que me arrestaran habría llegado a casa para encontrar al menos diez mensajes de Kendra, pidiéndome que la llamara. Pero esta vez llego a casa y el contestador solo tenía un mensaje… de Damon.
 Le devolví la llamada. Nuestra conversación fue así.
 —¿Zayn?
 —¿Si?
 —Buen trabajo hoy. A tiempo y todo.
 —Gracias.
 —Sigue así. Te llamaré en dos días.
 ¡Yuju! Me dejara solo por la friolera de dos días. Mi padre trabaja hasta tarde esta noche así que somos solo yo, mi madre, y Leah. Leah está removiendo su comida por su plato, sin comer en realidad. Mamá está tan ocupada cotorreando con sus amigas por teléfono. No creo que se dé cuenta de que Leah y yo estamos sentados a la mesa con ella. Estoy agradecido cuando todos en mi casa están durmiendo. Es el único momento que se parece a los viejos tiempos.
 Por la noche estoy tumbado en mi cama, mirando el reloj como he hecho durante las últimas dos horas. Tres en punto de la mañana. No puedo dormir. Demasiados pensamientos corriendo por mi inútil cabeza. Quizás necesito un inconfortable y demasiado utilizado colchón como tenía en el DOC con el propósito de conseguir una noche completa de sueño.
 Echando hacia atrás el edredón, me levanto y voy y vengo por mi habitación. La imagen de Kendra en mi cabeza me devuelve la mirada, su sonrisa una promesa secreta entre nosotros dos. Quito el teléfono inalámbrico del salón y lo llevo de vuelta a mi habitación.
 Marco el numero de Kendra, la línea privada que solo suena en su habitación, pero cuelgo antes de que suene. ¿Y si está saliendo con alguien más y no quiere hablar conmigo? Seguro como el infierno que no quiero correr tras ella si está colgada de otro tipo.
 Miro por la ventana, midiendo cuanto tiempo será hasta que salga el sol. En el DOC, siempre había chicos que no podían dormir. Podías verlos enfrente sentados en sus literas, o podías oírlos dando vueltas. Los tipos nuevos y los niños más jóvenes tenían el momento más difícil. Estarían llorando en silencio, la única indicación seria un sorbo por la nariz al azar u hombros caídos y agitándose. Incluso aunque algunos de ellos tenían solo doce o trece años, intentaban actuar como hombres.
 Pero eran, al fin y al cabo, solo chicos.
 Noto una luz encendida en la habitación de _____(tn), el resplandor de las cortinas cubriendo su ventana. Tengo clase de informática con ella, pero normalmente me siento atrás mientras que ella toma asiento en primera fila. Mantengo mi cabeza baja porque los chicos en clase analizan cada movimiento mío. Cuando el timbre suena, _____(tn) es la primera en salir… a veces creo que sale de ahí antes de que el timbre incluso suene. ¿Cree que es la única afectada por el accidente?
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Mensaje por Milangas Jue 27 Jun 2013, 1:08 pm


Capítulo catorce.





Tú:
Primera parte.


No puedo dormir después de mis pesadillas y tengo que tener la luz encendida para mantenerme despierta. Por lo menos esta vez no me desperté gritando Mamá. 


 Esta pesadilla era diferente. Era Kendra Greene quien conducía el coche, no Zayn. En todas mis otras pesadillas, era Zayn quien estaba al volante del coche que me golpeó.
 
Supongo que es porque vi a Kendra hablando con justin ayer en la cafetería. Él no me vio porque me siento al lado de las puertas para que yo pueda salir tan pronto como haya terminado de comer.


 La cafetería es  un lugar extraño. Los Populares se pueden observar de inmediato. Son fuertes y se ríen mucho. La gente normal se sienta con sus propias pandillas, totalmente separados de las mesas del almuerzo de los populares.


 Yo solía ser popular. La mayoría de los atletas en Paradise son populares. Pero ahora soy una persona solitaria que ni siquiera se mezcla con los regulares, ni siquiera los más bajos.


 Los solitarios se sientan solos, dispersos por todo el comedor. Ellos comen solos, después hacen sus salidas precipitadas.
 Nunca supe a donde iban los solitarios, ellos sólo desaparecían durante la hora del almuerzo. Pero ahora que soy un solitaria conozco ese secreto lugar.


 La biblioteca de la escuela. Es un lugar misterioso al cual puedes ir y no ser visto.


 Zayn no tiene miedo a la atención. Él se dirigió directo a la cafetería ayer, con la cabeza en alto como si fuera el propio Sr. Meyer. Luego fue hasta Kendra Greene y le dijo algo para hacerla sonreír. Juro que todos en la sala estaban en silencio, observándolos reunidos.  ¿Sabe que Brian y Kendra son pareja? La forma en la que Zayn se quedó mirando su trasero cuando ella se alejó de él, me hace pensar que está ajeno a lo que ha estado pasado desde que estaba en la cárcel. Algunas cosas no han cambiado.


 Yo tiré por las cortinas de mi ventana y miré a la ventana de Zayn  Pasa un poco de las 3 a.m. Él está probablemente durmiendo como un bebé sin ningún problema en el mundo.


 Pero no es así. Su luz está encendida y veo su silueta paseando por su habitación.


 Dejo caer las cortinas para cubrir la ventana, apagar la luz, y volver corriendo a la cama. 


 Yo no puedo caer en viejos hábitos, no ahora, después de todo lo que pasó.


 La realidad es que yo estaba enamorada de Zayn desde primer grado.


 Solía burlarse de Leah y de mi cuando jugábamos con nuestras Barbie’s disfrazándolas. Pero cuando necesitábamos a un niño para hacer un papel en uno de nuestros espectáculos, siempre podíamos obligarle a hacerlo. Y si habíamos hecho un espectáculo de ballet, podíamos contar con él para ser un miembro de la audiencia mientras hacíamos unos  jeté'd plié'd  con sentimiento delante de él.


 Pero cuando me enamoré perdidamente de Zayn Malik estaba en sexto grado, fue cuando asumió la culpa después de que yo rompiera la estatua de cerámica de su madre que le había dado a su tatara-tatara-abuela alguno de los ex-presidente de los EE.UU.


 Leah estaba arriba y yo estaba esperándola en la sala de estar ya preparada. Íbamos ir a jugar al tenis en el parque. Zayn e sorprendió volando por las escaleras con un sable láser de Star Wars en la mano, de manera desafiante. Me reí y puse mi raqueta hacia arriba como un arma, retándolo. Él vino a mí con el sable, y yo balanceé mi raqueta para protegerme de su ataque. Conté con golpear el sable, no el búho de cerámica que estaba en el aparador de su madre.
 
Su madre escuchó el choque y vino corriendo. Zayn dijo que fue culpa suya, que estaba jugando con el sable. Nunca me nombró como quien rompió la estatua, ni siquiera me nombró como su cómplice. Yo estaba muy asustada en ese momento para decir la verdad, incluso cuando yo sabía que estuvo castigado sin salir de casa durante un mes entero. Sin darse cuenta, se convirtió en mi héroe. Después de eso, yo solía ver a Zayn a través de mi ventana cuando jugaba a la pelota con sus amigos o hacían reuniones de Boy Scouts en su patio trasero. Cuando estábamos en séptimo grado empezó a cortar el césped mientras escuchaba música. No podía concentrarme en mi tarea, mientras lo observaba zigzagueando yendo y viniendo por el césped con la cortadora de césped, notando sus músculos a través de su camiseta mientras él juntaba la hierba cortada y la empujaba a las bolsas de basura. 
 
A veces me cogía mirándolo y me saludaba. A veces intentaba saludarlo de vuelta, pero luego cerraba las cortinas y las mantenía cerradas durante una semana por lo que nunca supo lo que yo realmente sentía por él. Otras veces yo hacía como si no lo viera, aunque supongo que él sabía que yo lo había estado espiando. 
 
Zayn nunca me dejó ver que yo le gustara   como más que un amiga. Eso estaba bien por mí. Yo guardaba la esperanza de que algún día me viera como una chica y no como la molesta amiga de su hermana gemela. 
 
Él tuvo muchas novias durante años, pero nunca tomó en serio a ninguna de ellas.
 
Hasta Kendra. 
 
Comenzaron a salir en el inicio de nuestro primer año. Kendra estaba en su casa todos los días después de la escuela, eran inseparables desde el principio. Cada vez que yo echaba un vistazo por la ventana y los veía en un íntimo abrazo, mi corazón lleno de esperanza se derrumbaba poco a poco.  Eso fue también cuando mi papá se fue. Así que ahí estaba yo, desesperada esperando que mi papá y Zayn me amaran tanto como los amaba yo. 
 
¿Qué podía hacer yo para que alguno de los dos me amara de vuelta? Lo única cosa en la que era buena era en tenis. Así que practicaba, jugaba y me desafiaba a mi misma todos los días durante el verano entre nuestro primer y segundo año. Seguramente, una vez que Zayn viera que yo era la única estudiante de segundo año en el equipo de las mejores jugadoras de la escuela, me notaría.
 
Y yo enviaba a mi padre los artículos del periódico local acerca de mi éxito, sin olvidar añadir la predicción del entrenador de tenis acerca de lo que yo haría en el campeonato del estado de Illinois en octubre.
 
Esa temporada mi padre nunca me vio jugar.
 
Esa temporada fue también cuando Zayn perdió su virginidad con Kendra.
 
Una vez, sólo una vez, los vi teniendo sexo una noche bajo una manta en su patio trasero. Nunca se lo dije a nadie, aunque yo hubiera jurado que Zayn había mirado a mi ventana y me había visto observando.
 
Él nunca me dijo nada al respecto. Y yo nunca se lo dije a Leah. Ella estaría asqueada de todos modos. De hecho, después de eso me sentía tan avergonzada que dejé de ver a Zayn .
 
Continúo con la noche del accidente en mi cabeza. La conversación que tuve con Zayn antes del accidente y las historias que escuché acerca de ello después.
 
Era obvio que estaba borracho, los policías que lo arrestaron le hicieron una prueba de alcohol inmediatamente después de admitir que me golpeara con su coche. ¿Pero estaba tan borracho que no sabía lo que estaba haciendo?  ¿Y qué si él odiaba lo que le dijera aquella noche? Era la verdad. Su novia lo engañaba.
 
—Estás mintiendo —había dicho aquella noche.
 
Estaba decidida a no dejar que se fuera antes de decirle. 
 
—No es verdad, Zayn. Juro que la vi con otro chico. —no añadí que el otro era su mejor amigo.
 
Me agarró de los hombros con tanta fuerza que hice una mueca. Zayn no me había puesto la mano encima antes. Su rudo toque hizo que las lágrimas bajaran por mis mejillas.
 
—Te quiero —le dije—. Siempre te he querido. —dejé que mi miedo acerca de decirle la verdad de mi amor por Zayn saliera esa noche—.  Abre los ojos, Zayn. Kendra está jugando contigo como un tonto.


 Sacó las manos de encima de mí como si estuviera en el fuego y se le quemaran. Luego dijo algo que nunca olvidaré. 
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Mensaje por Milangas Jue 27 Jun 2013, 1:10 pm


Capítulo catorce.





Tú:
Segunda parte.


—No lo entiendes, ¿verdad _______. Tú y yo nunca sucederá. Ahora deja de difundir mentiras sobre mi novia antes de salir lastimada.
 
Esta advertencia ha hecho eco de mi cabeza desde ese día hasta ahora. La parte lógica de mi, sabe que fue un accidente. Por supuesto que no tenía intención de perder el control de su coche. Pero en los oscuros huecos de mi mente hay una pequeña duda que aparece de vez en cuando. Finalmente concilio el sueño, pero no un sueño reparador, porque mis sueños están obsesionados con el hecho de que no voy a ser capaz de escapar de Paradise e ir a algún lugar lejos—donde  el pasado no me pueda atrapar. 
 
Al día siguiente después de la escuela me bajo del autobús y regreso a casa para encontrar un mensaje en nuestro contestador  automático de la Sra. Reynolds—la anciana que conocí ayer. Dejó su número y me dijo que la llamara tan pronto como llegara a casa. Cuándo la llamé de vuelta, dijo que me quería hacer una entrevista para un trabajo después de la escuela... como su compañera. 
 
—¿Está segura? —le pregunto.
 
—Puedo llegar a un acuerdo contigo para que puedas ir a España —dice ella, totalmente tentándome—. ¿Puedes venir a mi casa en Hampton para que podamos hablar?
 
Tan rápido como mis lisiadas piernas me pueden llevar. Estoy en un autobús con destino a Hampton. No está lejos, sólo a unos quince minutos en autobús desde Paradise. Todo el tiempo estoy pensando en la oferta que la señora Reynolds me quiere ofrecer. ¿Qué hace un acompañante? ¿Juega a las damas y la escucha hablar de los viejos tiempos? 
 
No puede ser tan difícil. Yo lo puedo hacer, incluso con una pierna mala. Flotan en mi cabeza visiones haciéndole sándwiches de té y limonada, mientras nos sentamos y hablamos.
 
Leah y yo solíamos hablar durante horas y horas de nada y todo. Sé que hablar con una señora no será lo mismo que hablar con mi antigua mejor amiga, pero creo que podría estar bien. 
 
Toco el timbre en la casa de la señora Reynolds y ella me saluda con una sonrisa.
 
—Adelante, _____. 
 
Me siento remilgadamente en el caro sofá, color crema, tratando de causar una buena impresión. _______, olvida el pasado y céntrate en el futuro, me digo. 
 
La Sra. Reynolds tiene los ojos brillantes, alerta, verdes ojos que desafían su vejez, y la actitud que tienen las chicas superiores  en el equipo de animadoras.
 
—¿Te importaría trabajar para una vieja mujer malhumorada como yo, _____, si al final eres capaz de hacer ese viaje a España?
 
—Además de necesitar el dinero para estudiar en el extranjero el próximo semestre —le digo, sosteniendo mis manos en mi regazo y tratando de no inquietarme—. Creo que uno puede aprender mucho de las personas con experiencia en la vida.
 
¿Acabo de oír un resoplido de la señora Reynolds? 
 
—¿Te refieres a "gente vieja"? —ella replica.
 
Me muerdo el interior de mi boca. 
 
—Ummm, lo que quise decir fue, eh...
 
—Tomarlo de alguien con experiencia en la vida. No des largas, es sólo una pérdida de tiempo. ¿Sabes cocinar? 
 
—¿Cuentan los macarrones con queso como cocinar? 
 
—Sí.
 
—¿Juegas al solitario?
 
—Sí
 
—¿Hablas demasiado?
 
Su pregunta me toma con la guardia baja. 
 
—¿Perdón?
 
—Ya sabes,  ¿hablas para oír tu voz, o te callas hasta que tengas algo interesante que decir?
 
—Lo último —le respondo. 
 
—Bien. No me gustan las charlas sin sentido.
 
—Ni a mí tampoco.
 
Demasiado para no dar largas.
 
—Te  esperaré aquí a partir  de las tres treinta hasta las siete en punto de lunes a viernes, unas pocas horas los fines de semana. Te puedo dar una hora de descanso para que puedas hacer la tarea.
 
—¿Eso significa que estoy contratada? —le pregunto.
 
—Eso parece. Te daré mil quinientos dólares al mes, lo suficiente para pagar las clases que necesitas. Puedes comenzar después de la escuela el lunes.
 
Wow. Mucho más de lo que yo ganaría si trabajara en otro sitio. 
 
—Es demasiado —admito—. Posiblemente pueda conseguir a alguien por mucho menos dinero.
 
—Probablemente. Pero tú quieres ir a España, ¿no? 
 
—Por supuesto, pero...
 
—Nada de peros. Peros pueden clasificarse como charla sin sentido.
 
Quiero besar y abrazar a la mujer y darle las gracias cientos de veces. Pero no creo que ella sea del tipo de besos y  abrazos. Y si le doy las gracias cientos de veces, creo que tendría un aneurisma por la gran cantidad de charlas sin sentido.
 
La Sra. Reynolds se encuentra, utilizando su bastón para no caer. Lo que me recuerda añadir. —Tengo una cojera.
 
En lugar de preguntar sobre eso, la mujer sólo dice.  —Yo también. Lo mismo ocurre con la mayoría de mis amigos. Por lo menos los que no están muertos. Siempre y cuando no te quejes de la tuya, no me quejaré acerca de la mía.

Hwy:
Milangas
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Mensaje por LuzJanneiry_Hazzy Sáb 29 Jun 2013, 7:36 pm

 Holaa!!! Nueva lectora!
Me encata como escribes...Amo la nove :love: :love: :love: :love: :love: 
Siguelaa pronto!
xx.Besos :bye:
LuzJanneiry_Hazzy
LuzJanneiry_Hazzy


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 → dejando el paraíso | zayn y tú.  - Página 3 Empty Re: → dejando el paraíso | zayn y tú.

Mensaje por CamileishonWeishon :3 Lun 08 Jul 2013, 12:18 pm

 siguela pronto n-n
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 → dejando el paraíso | zayn y tú.  - Página 3 Empty Re: → dejando el paraíso | zayn y tú.

Mensaje por CamileishonWeishon :3 Lun 15 Jul 2013, 11:21 am

:c
CamileishonWeishon :3
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Mensaje por ili19. Lun 15 Jul 2013, 5:36 pm

Mira, nose quien ha escrito esta novela pero es... increible, como describe lo de las carpetas de Zayn.. la sr. Reynolds es una grandiosa persona, me encanta su caracter.. bf, me faltan palabras para poder explicar con exactitud lo que me llega a encantar esta novela, solo puedo decir que la sigas cuanto antes, porque merece la pena pasarme tardes enteras leiendo estos capitulos. Siguela, me he pasado mucho tiempo sin leerla y creo que lo necesitaba, tanto como lo necesito ahora :hug:  ⭐
ili19.
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Mensaje por CamileishonWeishon :3 Sáb 20 Jul 2013, 11:09 pm

siguela :c
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 → dejando el paraíso | zayn y tú.  - Página 3 Empty Re: → dejando el paraíso | zayn y tú.

Mensaje por Milangas Jue 25 Jul 2013, 12:21 am


Capítulo quince.




Zayn:

—Zayn, tú ven con nosotros —grita Brian desde la mitad de la cafetería. 
 
Yo había planeado agarrar un bocadillo y sentarme junto a mi hermana. Hoy ella está usando un lápiz labial de color negro azabache que coincide con sus jeans negros y gastados. Mamá ni siquiera se inmutó cuando Leah bajó las escaleras esta mañana. Me estremecí al ver. Lo que componga esa cosa negra en el labio tiene grandes problemas.
 
Estoy de pie junto a ella, contemplando qué hacer. Ella no levanta la vista de la lectura de un libro y dice: —Ve y siéntate con Brian. No me importa.
 
—Leah, ven conmigo. 
 
Ella levanta la vista, con lápiz labial negro y todo
 
—¿Parece que yo quisiera sentarme con ellos?
 
Eso es todo, no puedo soportarlo más. Apoyo mis manos en la mesa de la cafetería y digo: — Tal vez quieras que me asuste de toda esta mierda negra. Pero yo no voy a hacerlo. Ahora, ¿Por qué no eliminar esa mierda de tus labios y cortar el acto de muerte ya? Eso está acabando con mis nervios.
 
En lugar de estar agradecida de que estoy siendo brutalmente honesto, ella bruscamente recoge sus libros y sale corriendo de la cafetería.
 
¿Qué demonios se supone que debo hacer ahora?
 
Brian está todavía agitándome el brazo, pero yo dudo.
 
No es que yo no quiera sentarme con mis viejos amigos; solo no tengo ganas de ser bombardeado con preguntas sobre la cárcel. Debido a que estos chicos no durarían un día en el DOC y  probablemente creerán que estoy mintiendo si les dijera lo que realmente sucede allí.
 
No pienso ni por un minuto que cualquiera es inmune a ser condenado. Hombre, hay tantos chicos de todas las razas y religiones diferentes, y colores y tamaños. Judíos y cristianos, musulmanes y católicos. Chicos ricos que pensaron que estaban encima de la ley y chicos pobres que no conocen nada mejor. 
 
Es un juego diferente cuando tú estás adentro, con una jerarquía tacita y con normas. 
 
Algunas cosas que tú puedes soportar y algunas cosas que tienes que aprender de la manera dura.
 
Los accidentes ocurren en el DOC, y algunos de ellos son intencionales. Las pandillas están a la orden, incluso en la cárcel de menores.
 
Cuando hay un altercado entre dos rivales, es mejor que estés fuera de ese infierno. 
 
Warden Miller tuvo esta cosa sobre saludar a un nuevo recluso en su primer día en el DOC. Él piensa que facilita la mente del chico nuevo conociendo sus expectativas, pero lo único que eso hace es asustarlos malditamente. A menos, claro, de que sean repetidores. Miller es uno de esos primeros nombres en un montón de repetidores. Ellos consiguen una versión muy diferente del discurso de bienvenida.
 
Su primer discurso empezó con algo como eso: “Mi nombre es Scott Miller. Bienvenido a mi casa. Te levantarás a las 5:45 cada mañana e irás a las duchas. Tienes cinco minutos, no más, para bañarte. Tendrás tres plazas al día y debes asistir a clases durante ocho horas. Nos llevaremos bien, siempre y cuando respetes las reglas de mi casa. Si no lo haces… bien, entonces, tú y yo tendremos un problema. Pregunta a cualquier persona esto, y te dirán que no quisieras tener un problema conmigo. Mis problemas te darán 23 horas directas de celda. ¿Alguna pregunta?
 
Voy hacia Brian y los chicos, dispuesto a distraerlos de la idea  de hablar sobre la cárcel. 
 
—¿Qué sucede, chicos? ¿Dónde están todas las chicas? —pregunto.
 
Drew está sentado frente a mí y rueda los ojos.
 
—Practicando para las pruebas de animadoras. No me malinterpreten, me encanta cuando las chicas saltan arriba y abajo para mí. Solo no sé qué tan difícil puede ser todo eso, que ellas necesitarían practicar durante tres semanas consecutivas.
 
—¿Brianne y Danielle van a ser a porristas en lugar de tenistas? —pregunto. Brianne y Danielle eran fanáticas acérrimas del tenis.
 
—Es a causa de Sabrina —dice Tristán.
 
—Ella no tiene suficiente coordinación manos-ojos para ser una jugadora de tenis, así que ha convencido a Brianne y Danielle de probar para Pantherettes.
 
Tal vez he estado fuera mucho tiempo. O tal vez no he oído correctamente. 
 
—¿Qué es una Pantherette?
 
—Zayn, tienes que ponerte al día, hombre  —Brian está tratando de controlar su diversión mientras dice—,  Pantherettes son las porristas del equipo de lucha. Mira esto…  Paradise, Panthers… Pantherettes.
 
¿Huh? 
 
—¿Porristas de lucha? —Drew asiente.
 
 —Pantherettes, amigo. Amo tenerlas. Muchas escuelas cuentan con porristas de lucha, así que el año pasado las conseguimos también.
 
—¿Haces  lucha libre este año, Malik?  —interrumpe Tristán—.  Wenner estaba entrenando el año pasado. Él ha tenido un bebe durante el verano, y creo que quiere mantener sus sábados libres y estar en casa con el mocoso.
 
—No puedo  —le digo—.  Tengo que trabajar después de la escuela- intencionalmente dejo de lado la parte en que el trabajo es en realidad servicio comunitario, y si lo abandono, voy a tener que volver a la cárcel.
 
Brian toma un bocado de sándwich y dice con la boca llena, 
 
—Te necesitamos, o vamos  perder como el año pasado —Tristan y Drew asintieron, de acuerdo con Brian. No hay como la presión de grupo para rendirse.
 
—Muy bien chicos, escuchen  —digo—.  Si hay un encuentro que pueda hacer, competiré.- Brian extiende una mano para mí y yo le doy los cinco. 
 
—De eso es de lo que estoy hablando —palmeo su mano.
 
—Eres patético si crees que yo solo puedo hacer la diferencia.
 
Drew niego con su cabeza de pelo rizado. 
 
—Cubriste a Vic Medonia, Zayn. El tipo es enorme y una leyenda. ¿Recuerdas cuando te pateó el trasero, consiguiendo esos cinco puntos de saque por diez segundos antes de que acabara la ronda?
 
—Drew, por favor —dice Tristan.
 
—No le faltes al respecto a Malik aquí. Fueron cuatro minutos cuando él hizo el saque de banda hacia abajo.
 
—Lo que sea, Tristan —dice Drew
                                                          
—Me olvidé que lo  sabes todo. -Tristan se cruza de brazos en frente de su pecho. 
 
—Malditamente correcto.

Tomo un bocado de mi bocadillo mientras Tristan y Drew están uno frente a la garganta del otro. Es como en los viejos tiempos, a excepción de que Kendra no está aquí… y mi hermana se niega a unirse a la tierra de los vivos.
 
Antes de que el pensamiento salga de mi cabeza, las chicas, menos mi hermana, se pavonean entrando en la cafetería. Sabrina, Danielle y Brianne llegan primero, seguidas de Kendra y su mejor amiga Hannah.
 
—¿Cómo han ido las practicas? —Tristan pregunta a Brianne
 
Brianne se extira y toma su hombro  —Es tan dulce que te importe —dice.
 
 Drew tose  —¿Por qué no nos hacen una animación?
 
—¿Aquí mismo, en la cafetería?
 
—¿Por qué no? —Kendra me guiña privadamente, y luego dice—, seguro, vamos a hacerlo, chicas.
 
Kendra se pone de pie mientras Brianne, Sabrina, Danielle y Hannah se paran detrás de ella. Kendra lleva las manos como si estuviera a punto de aplaudir y dice. 
 
—¿Listas?- Las otras chicas responden —bien—, entonces todas comienzan a aplaudir y saltar y cantar:
 
Takedown, tilt 'em,
 
Or go for the pin!
 
Stay off the bottom,
 
And get that win!
 
You gotta ride 'em, roll 'em, get that pin'.
 
Come on Panthers, leeeeettt's win!
 
Las chicas terminan su  energética animación con una combinación salto/patada. 
 
Drew se pone de pie y aplaude
 
—¡Eso fue increíble! ¿Pueden hacer esa parte final otra vez cuando rebotan hacia arriba y hacia abajo como si estuvieran cabalgando?
 
—Cállate, Drew  —dice Kendra. Él levanta las manos y se encoge de hombro.  
 
—¿Qué? Estaba admirando su forma de animar.
 
—Por favor —dice Danielle mientras ella se sienta junto a Brian y le da a Drew una mirada de disgusto.
 
—Tú estabas admirando algo, bien. Nuestros pechos.
 
—Eso también —Drew admite—.  Soy un chico adolescente con hormonas embravecidas, ¿qué esperas? Apuesto a que Zayn los admiraba también, porque él no ha visto nada como eso en casi un año. ¿No es verdad, Zayn?
 
Yo debería haber sabido que era solo cuestión de tiempo antes de que mi período en la cárcel fuera tirado en mi cara.
 
Genial, ahora todos me están mirando, esperando a escuchar la respuesta de ex convicto. Incluyendo a Kendra. Me pongo de pie y salgo de la cafetería. No quiero hacer frente a esta mierda ahora mismo.
 
—Estaba bromeando, Zayn. ¡Vuelve aquí! —grita Drew.
 
Cada semana en el DOC nosotros teníamos clases de manejo de la rabia. Ellos hicieron hincapié en evitar la confrontación, enseñándonos a liberar la ira de otras maneras y no violentamente. Dado  que golpear a Drew en la mandíbula es correr directo a la mierda y no es una opción, me dirijo a la sala de entrenamiento de la escuela.
 
Camino hasta el saco de boxeo y golpeo dejando allí una marca permanente en el costado. Ni siquiera me importa que mis nudillos estén sangrando.
 
—Zayn, tómalo con calma con esa cosa.
 
Es el entrenador Wenner, de pie cerca a las pesas libres con una taza de café en la mano. Lleva una camisa de golf con una Pantera luchando bordada en el frente.
 
Me detengo golpeando el saco y pongo mis manos en mis bolsillos para ocultar mis nudillos ensangrentados.
 
—Ellos me dijeron que usted entrenaba el año pasado.
 
—Sí. Estaré enseñando clases especiales de conducción, así como las clases de gimnasio que vienen el próximo otoño  —sacudo  la cabeza con incredulidad—.
 
  ¿Clases de conducción? —el hombre vive y  respira por la lucha libre.
 
—Mi mujer no quiere que esté lejos los fines de semana después de que el bebé naciera. Por encima de todo. Tienes que hacer lo que crees que es mejor para tu familia, ¿verdad?
 
—Supongo. Wenner toma un sorbo de la bebida y se apoya contra la pared. 
 
—Ya sabes, lo que sucedió el año pasado me sorprendió como el infierno. Hubiera apostado mi brazo derecho a que chicos como tú no dejarían la escena de un accidente.
 
-Por suerte para usted, no hizo esa apuesta —dije.
 
—Uh-huh —dice Wenner, y agrega—,  ve a la enfermería  y deja envolver esos nudillos —y casualmente sale de la habitación.

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Milangas
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Mensaje por Milangas Jue 25 Jul 2013, 12:26 am


Capítulo dieciséis.




Tú:

 A Zayn le tomó una semana deslizarse de regreso a su vida sin ningún problema. Salí de la cafetería esta tarde, cuando las chicas populares derrochaban alegría delante de él. Hubiera jurado que pensaba que la alegría era sólo por él. 
 
Como si eso fuera poco, oí decir a Tristán Norris en Ciencias de la Tierra que Zayn está por salir a la lucha libre este año. 
 
No sólo pierdo a Leah como amiga y todo el mundo piensa que soy un bicho raro al caminar, tengo ninguna esperanza de unirme al equipo de tenis o practicar algún deporte nunca más. 
 
Me estoy castigando a mí misma por compararme con Zayn mientras estoy en el autobús de Hampton para ir a mi primer día de trabajo para la Señora Reynolds. Sólo deseo que fuera más fácil para mí... o menos fácil para él. Me doy cuenta que estoy amargada, pero no puedo evitarlo. He pasado por tanto dolor agonía el año pasado, y volver a la escuela sólo ha hecho hincapié en que clase de paria me he convertido. 
 
Llego a casa de la Señora Reynolds y toco el timbre. Ella no responde. Sigue sonando con la esperanza de que nada malo le haya sucedido. Solo mi suerte decidió dejarme fuera antes de que comenzara el trabajo. 
 
Colocando mi mochila en el suelo, me dirijo a la parte trasera de la casa. 
 
La Señora Reynolds está sentada en el columpio del porche. Su cabeza se desploma otra vez, pero su pecho está aumentando y bajando con cada respiración. Bueno, la mujer está durmiendo. Ufff. Haciendo equilibrio con un vaso de limonada en la mano.
 
Este trabajo va a ser como una rebanada de pastel. Me siento avergonzada por tomar tanto dinero de la Señora de Reynolds para hacer nada. 
 
Me acerco de puntillas. Tengo que tomar el vaso de la mano de la señora Reynolds antes de que lo derrame todo o, peor aún, lo suelte y deje caer al suelo y esté se rompa. 
 
Poco a poco, en silencio, extiendo la mano y deslice el vaso de su mano. 
 
—¿Qué crees que estás haciendo?
 
La voz de la anciana me asusta y me hace saltar hacia atrás. La Señora Reynolds tiene un ojo abierto, como el chico de la película de monstruos en los dibujos animados. —Yo, uh, pensé que tomaba la siesta.
 
—¿Me veo como si estuviera durmiendo? 
 
—En este momento no lo hace.
 
La Señora Reynolds se sienta con la espalda recta, con el pelo gris con un diseño perfecto en la parte superior de la cabeza.  —Suficiente charla. Tenemos mucho trabajo que hacer hoy. 
 
—¿Quieres que vuelva a llenar su vaso de limonada? ¿Algún bocadillo? ¿Qué separe las almohadas? 
 
—No. ¿Ves esas bolsas de allí?  —la Señora Reynolds dice, con su dedo torcido apuntando hacia el lado del patio. 
 
Cerca de diez grandes bolsas de papel están alineadas en el césped. Todas están etiquetadas con nombres extraños: Remolino de Albaricoque, Croma color, Decoy, Deriva, Trompeta  amarilla, Gotas de limón, Rosa payaso. —¿Para qué sirven?
 
—Vamos a sembrarlos. Son narcisos. Bueno, no exactamente pero parecen narcisos. Son sólo capullos. 
 
¿Plantas? Miro dentro de la bolsa marcada como ―Deriva". Debe haber más de treinta capullos dentro. Cojo la siguiente bolsa "gotas de limón", y hay más en éste que en la primera. 
 
—No pongas esa cara de susto, _____ —dice la Señora Reynolds—. No se ajusta a tu cara.
 
Agarro algunos capullos de la siguiente bolsa, la marcada como  "Remolino de Albaricoque". Detrás de mí la señora Reynolds dice: —Ni te molestes en recogerlos de inmediato. Primero necesitas plantarlos.
 
—¿Plantarlos?
 
—Por supuesto. ¿Alguna vez has plantado algo? 
 
—Sólo un poco de hierbas en preescolar. Pero eso fue en una pequeña maceta que llevé a casa para el Día de las Madres.
 
—¿Nunca capullos? 
 
Sacudo la cabeza. 
 
La Sra. Reynolds parece preocupada. —Déjame decirte algo acerca de los narcisos, ______. Son fragantes, hermosos y resistentes. 
 
Puedo escanear las ocho bolsas alineadas. —¿Estos son todos los narcisos? 
 
—Oh, sí. Pero cada uno tiene su propio olor y personalidad. 
 
Wow. No sé mucho acerca de las flores en general y menos los detalles de cada una. Mis favoritas eran los dientes de león, porque cuando éramos más pequeñas, Leah y yo íbamos a buscar y sacar todos los dientes de león de los céspedes de nuestros vecinos, cantando “Mamá  tuvo un bebé y su cabeza se cayó”  y movíamos la parte superior de las flores fuera de los tallos mientras cantábamos. Aunque, para ser técnicos, los dientes de león no son flores. Son las malas hierbas. 
 
—Necesitarás una pala para empezar —mi patrona dice, interrumpiendo mis ensoñaciones—. Creo que hay una en el garaje.
 
Coloco los capullos de vuelta en sus respectivas bolsas, luego me dirijo a la cochera separada  en la parte trasera del patio. Es una gran estructura de dos pisos. Pintada de amarilla, aunque el agrietamiento y descamación de años de abandono, indica que este había sido un lugar de orgullo. Hay unas escaleras al lado, que llevan al segundo nivel. Sucio, con  ventanas polvorientas en la habitación de arriba. ¿Es algún tipo de oficina? ¿Un cuarto privado? 
 
La puerta del garaje está cerrada, así que tengo que levantarla con mis propias fuerzas, y no es fácil. Con un crujido  fuerte de protesta, la puerta finalmente se levanta para revelar un Cadillac negro, estacionado en el interior. El lugar está oscuro y lleno de telarañas. Lo que significa que el lugar está lleno de arañas. No soy aficionada a ninguna. 
 
Cuando entro más lejos en la oscuridad, mis ojos buscan a las arañas. Mi mamá se burlaba de mí porque tenía la visión periférica diseñada especialmente para detectar a las criaturas de ocho patas. 

Una pala cuelga en la pared, no lejos de la entrada. Bien. Puedo adelantar algunas pulgadas lentamente, alejando mi mano para asir el mango. Una vez que lo sostengo, dejó escapar un aliento que ni siquiera sabía que había estado conteniendo. Me logro escabullir del garaje para regresar con la Señora Reynolds, al menos unas pocas telarañas han alcanzado a pegarse a mí. 
 
—La tengo —le digo, tendiéndole la pala como un preciado trofeo. 
 
La mujer no parece impresionada.  —En primer lugar, tendremos que preparar el suelo.
 
Me acerco a las macetas de flores  vacías y comienzo a meter la pala en la tierra para aflojarla. Hago esto por algunos minutos. No es tan malo. 
 
La Señora Reynolds se escabulle detrás de mí. —Espera. 
 
Me doy la vuelta. La mujer sostiene un manto largo, de flores color rosa y verde. 
 
—¿Qué es eso?  —le pregunto. 
 
—Mi muumuu. Póntela. Va a mantener tu ropa limpia.
 
— Señora Reynolds, no puedo usar eso. 
 
—¿Por qué no?
 
La Señora Reynolds agarro el muumuu, una bata de casa grande y fea. —Soy consciente de que debe haber estado sin usar mucho tiempo. Probablemente la tía Enriqueta la haya tenido guardada en el armario durante todo este tiempo. 
 
—Es que... no es mi talla —le digo sin convicción. 
 
—No seas tonta, todo el mundo cabe en los muumuus. Es una talla única. Póntelo. 
 
A regañadientes, tomo el muumuu y deslizo el material sobre mi cabeza. El vestido cuelga sobre mí como si fuera una tienda de campaña. 
 
La Señora Reynolds da unos pasos atrás y me observa. —Perfecta. 
 
Sonrío débilmente hacia ella. 
 
—Bueno, vamos a trabajar.
 
A los cuarenta minutos siguientes, la Señora Reynolds me lleva a lo grande a cavar los agujeros, midiendo la tierra extra que será necesaria en el fondo de los agujeros para crear una almohada para los capullos, y la mejor forma de plantar los capullos es no hacerlo filas, pero si con espació cinco pulgadas de distancia. 
 
Ahora estoy sudando, y me temo que la Señora Reynolds apenas ha comenzado. Pero voy a hacer lo necesario para mantener este trabajo. Si eso significa crear almohadas para sus preciosos capullos, para las próximas semanas hasta que el clima más frío pase sobre nosotros, está muy bien. Puedo manejar cualquier cosa, si el resultado final es ganar el dinero para huir. 
 
Sentada atrás, me limpio la suciedad de la cara con la manga del muumuu. 
 
—¿Qué eso que está allí? —pregunto, señalando una pila de madera. 
 
—La glorieta que nunca se terminó.
 
—Yo estaba en un kiosco en el Jardín Botánico el año pasado  —le digo, imaginando una gran glorieta en el centro del patio. 
 
—Esto me recuerda esa escena en ―El sonido de la música”, donde el novio de Liesl le canta “Hoy dieciséis y pronto diecisiete”.
 
La Señora Reynolds mira con nostalgia a la pila. —Sí, bueno, me temo que la madera, probablemente va a estar sentada por mucho tiempo después de que esté muerta y enterrada.  
 
—Deberia de conseguir a alguien para construirla  —le digo con entusiasmo—. Puedo imaginarla, con un techo puntiagudo y todo.
 
—Vamos a tomar un descanso —dice—. No hablemos más de cosas que nunca serán. 
 
Oh, sí, se me olvidaba. No hay existen charlas sin sentido con la Señora Reynolds. 
 
Desde el accidente, no me ha resultado fácil ponerme de pie. El estar cubierta con el muumuu hace que sea mucho más difícil. Sobre todo cuando tengo que extender mi pierna delante de mí para levantarme. 
 
—¿Qué estás haciendo?
 
—Levantarme.
 
La Señora Reynolds hace olas con las manos alrededor, como si sus miembros pudieran hablar.  —Normalmente la gente doblar sus piernas cuando hace eso.
 
—No puedo doblar la pierna. 
 
—¿Quién dice?
 
Me doy vuelta y miro de frente a la Señora Reynolds. ¿Está bromeando? Obviamente estoy lisiada. Está bien así, no fui mutilada. Pero fui atropellada por un coche. Nunca seré la misma. 
 
—Doblas tu pierna al caminar. No sé por qué no lo haces para ponerte de pie, eso es todo —dice. 
 
Finalmente de pie, tomo una respiración profunda. Estoy ansiosa por decir algo, pero no pueda. La Señora Reynolds es la primera persona en más de un año que me trata como si no hubiera nada malo en mí. Es refrescante y frustrante a la vez.

 
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Milangas
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Mensaje por Milangas Jue 25 Jul 2013, 12:40 am


Capítulo diecisiete.




Zayn:

Mamá toca a mi puerta la noche del sábado antes de irse al festival anual de otoño.
 
—¿Estás seguro que no quieres ir Zayn? Será divertido —sí, claro.
 
—Estoy seguro.
 
—Leah también viene. —¿cómo demonios maneja eso mamá? Leah vive en su cuarto como si fuera un oso en continua hibernación. Creo que la he visto más en los pasillos de la escuela de lo que la he visto en casa. 
 
—Voy a quedarme en casa y pasar el rato —dije. No hay manera de que quiera ir a la feria y ser una de las atracciones principales. Mamá abre la puerta y asoma su cabeza al interior. 
 
—Tu padre y yo queremos que hagas una aparición. El Dr. y la Sra. Tremont van a estar ahí. Tu papá confía en sus referencias. Ponte uno de los nuevos trajes que compré y muestra la pulcra persona que eres —no me siento con ganas de vestirme con ropa que hace que me ahogue, y poner otro falso espectáculo
 
—¿Es eso lo que realmente quieres? —ella asiente. 
 
—Sí.
 
—Está bien. Te veo ahí más tarde —dije secamente. Esta mier.da me está desgastando rápidamente.
 
—Gracias Zayn. Lo aprecio —ella dice, como si estuviera hablando con un colega. 

 ¿Quién es esta señora que solía llamar mamá?  Necesito hacerle entender que soy la misma persona que antes. Ella puede amar al anterior Zayn Malik sin tratar de crear a uno nuevo y mejorado.
 
Luego de que mis padres y Leah se fueron, me dirigí fuera y me hice algo de pollo a la parrilla. Voy a comer aquí, con mis cómodos vaqueros rotos y una camiseta, antes de vestirme como si fuera un banquero con un corte de cabello perfecto. Estoy sentado en la mesa del patio cuando oigo una voz familiar.
 
—Pensé que podría encontrarte aquí —me gire a mi ex novia. Kendra luce genial, vestida con una camiseta rosa ajustada y una corta falda blanca. Ningún rastro de prudencia figuraba en su aspecto, eso es seguro —¿No vas a la feria? —pregunte.
 
Ella se acerca mucho a mí y se inclina—. Fui, pero no estabas ahí —ella dice con un sexy susurro.
 
—¿Quieres que esté? 
 
—No, porque te quiero todo para mí. Eres una leyenda en Paradise. Todo el mundo está pidiendo a gritos un vistazo del misterioso y peligroso Zayn Mailk. 
 
—¿Es eso lo que ellos piensan, que soy peligroso?
 
—Solo estoy comunicando el rumor. Estuviste en prisión,  sabes. Oí que varias cosas te sucedieron cuando estuviste ahí para hacerte cambiar.
 
— ¿Y qué es lo que tú piensas? —pregunte, confuso por sus motivos de venir aquí—. ¿Piensas que soy peligroso?
 
—En absoluto. —ella esta mirándome directamente a los ojos, pero percibo que está pensando en algo más—. ¿Fue realmente tan duro como dicen? 
 
—A veces —ella gira sus rubios rulos alrededor de su dedo. 
 
—¿Pensaste en mi?
 
—Casi todos los días —admití—. ¿Qué hay de ti? —ella sonríe. 
 
—Te extrañe. Pero no pude manejar lo que paso.
 
—No te preocupes, Kend. Esa noche estuvo totalmente jodida.
 
—Me lo estás diciendo a mí —mire a cada lado. Me he estado muriendo por saber la respuesta a esta pregunta. 
 
—¿Recuerdas que paso? —ella parpadea dos veces antes de contestar. 
 
—No mucho. Yo estaba casi tan borracha como tú y corrí cuando la policía vino. Mi padre es el alcalde, tú sabes. Su hija no podía ser encontrada en medio de esa confusa escena. 
 
—Uh huh.
 
—No esperaba que fueras a la cárcel, Zayn. Yo solo… me asuste.
 
—Me asuste también. Pero estoy de vuelta. 
 
—Claro que lo estas —mi ego necesita que yo haga la siguiente pregunta. Es extraño, pero esta discusión es la manera de averiguar dónde estamos cada uno en esta relación. 
 
—¿Has estado con alguien más?
 
—Nadie que importara —¿qué demonios significa eso? No estoy celoso. Está bien, lo estoy. Pero está contigo ahora, una voz dentro de mi cabeza me dice. 
 
Y la extrañe mucho.  Demasiado.  He soñado con besarla de nuevo, sus carnosos  labios sobre los míos, frotándome contra ella hasta creer que moriré del solo placer de hacerlo.
 
—Ven aquí —digo moviendo fuera mi silla para que ella pueda sentarse en mi regazo. Mi libido se pone en marcha, inmediatamente listo para esto—. A pasado mucho tiempo, Kend, pero estoy en el juego si tu lo estas —ella se sienta en mis muslos y envuelve sus brazos alrededor de mi cuello. Observo sus labios con interés mientras ella me sonríe. Mojados, y brillantes labios con lo que sea que se puso antes de venir aquí.
 
El que hizo esa mier.da brillante para labios es un genio. Tomo los extremos de su rubio cabello rizado y los giro entre mi pulgar y el índice. Su cabello se siente diferente de lo que recuerdo. Solía ser más suave. Siempre ame jugar con él. 
 
—Cambiaste el color —dije.
 
—Es más ligero. ¿Te gusta? —¿qué puedo decir, que se siente más como paja que seda? 
 
—Necesito tiempo para acostumbrarme —sé que ya debería de haberla besado, pero estoy dudando. He besado a Kendra miles de veces antes. Es impresionante besando, y esos labios están pidiendo que se metan con ellos. 
 
¿Entonces cual es mi problema?

Ella siente la parte superior de mi corte de pelo con su palma. 
 
—Sin compromiso, ¿no es así? —ella río, luego dijo—, te extrañe, Zayn. Si me extraño tanto, ¿porque tengo esta extraño sensación de que me está ocultando algo? Mierda, debo dejar de jugar juegos con mi mente y analizar demasiado las cosas. Sé que me va hacer dejar de pensar.  Puse mi mano en la parte trasera de la cabeza de Kendra y pegue su boca a la mía. Cuando mis labios tocan los suyos, la esencia de cereza de la cosa brillante es abrumadora.
 
En una mala manera.
 
Mis labios y mi lengua se deslizan contra ella, pero en todo lo que puedo pensar es en cuanto odio las cerezas. Odio la tarta de cereza, odio las cerezas en coctel de frutas o encima de un helado con chocolate caliente. Incluso  odio el refresco  de cereza. Kendra gime mientras nuestras bocas siguen mezcladas. Su lengua está trabajando horas extras y ella gira su
cuerpo por lo que está a horcajadas sobre mí. 
 
Abro mis ojos mientras nos estamos besando. Mi mirada se centra en la habitación de _______. Ahora no solo tengo labios de cereza atados los míos, espero que _______ no me vea labios cerrados y lengua atada a Kendra. Ni siquiera me pregunten porque me importa. Me tiro hacia atrás y digo. 
 
—Vamos adentro.
 
Kendra se desliza de mi regazo, y nos tomamos de las manos mientras la guío hacia mi cuarto. Me limpie los labios con el dorso de mi mano, esperando que el sabor a cereza desapareciera. Kendra se echa sobre mi cama cuando llegamos a mi habitación, ni siquiera dudando o preguntándose porque nos estamos moviendo tan rápido después de no haber estado juntos por un año.
 
—Es justo como los viejos tiempos  —ella dice. Excepto que de alguna manera no se siente tan excitante o atrevido como solía. Tal vez es porque somos mayores ahora. Me saque mi camiseta, y luego me deslice en la cama junto a ella. Ella comienza a besar mi pecho. 
 
—Por dios, Zayn. Tus pectorales son enormes. —con mi dedo índice moví ligeramente su nuevo y brillante anillo de ombligo. 
 
—Supongo que los dos hemos cambiando, ¿no?
 
—Déjame investigar cuanto —ella traza un camino de besos hacia abajo, pasando mi pecho y se detiene en la cintura de  los vaqueros. Cuando comienza a desabrocharlos, pongo mi mano sobre la de ella para detenerla.
 
Ella me mira, confundida. No la culpo. Estoy jodido de la cabeza y necesito tomarme todo con más calma que antes. Lo juro, un año antes habría saltado a sus huesos incluso antes de llegar a mi habitación. 
 
— ¿Qué hay de malo? —ella dice. Sacudo mi cabeza, froto mi mano por mi cabello y tomo una profunda respiración.
 
Mier.da. Estoy arruinando todo.
 
Ella descansa su cabeza en mi hombro y coloca su brazo sobre mi estomago. Se siente muy bien y estoy contento que no me haga hablar de eso. Tal vez ella lo entiende, tal vez ella comprende que no puedo verbalizar mis jodidos pensamientos.
 
Pero entonces ella comienza a inquietarse y luego de unos minutos se sienta.
 
—Probablemente debería volver al festival antes de que mis padres se den cuenta que me fui.
 
Al final ella no entiende. Justo como todos los demás.
 
Con un movimiento de pelo sobre sus hombros, se desliza de nuevo en sus zapatos y se levanta. Me convencí a mi mismo que las cosas volverían a ser normales pronto. Estoy de vuelta en casa, tengo a mi chica de nuevo. Está bien, admito que las cosas están raras entre nosotros. Su cabello es falso, sus labios saben diferente, y sus besos son frenéticos en lugar de sexy. 
 
—Te vi hablando con Samantha Hunter ayer en el pasillo  —ella dice, volteando y mirándome. Me incorporo y me apoyo en mi cabecera, aun sin camiseta. 
 
—Sí, ella quería  saber si voy a luchar este año.
 
—Kendra suelta un respiro molesto—. ¿Tú no piensas que es linda, verdad? Me encojo de hombros. 
 
—Ella está bien, supongo. 
 
—Porque chicas como ella son totalmente manipuladoras.
 
—No estoy mirando a otras chicas, Kend, si es por lo que estas preocupada. 
 
—Eso es bueno —las comisuras de su boca elevan, pero luego se muerde el labio inferior—. Me alegro que estés de vuelta, pero…
 
—¿Pero qué? —pregunto.
 
—¿Zayn podemos mantener esto entre nosotros como un secreto? Los chicos de la escuela están esperando un gran espectáculo entre nosotros, y no quiero que esto se vuelva raro. Además mi papa se va a postular en las elecciones de noviembre y el ya me ha prohibido que tenga algún contacto contigo. Sería lo mejor que nadie sepa de esto ahora. 
 
Sus comentarios no debieron sorprenderme, pero sí lo hicieron. Yo solo dije.
 
—Está bien —porque, bueno,  ¿qué más puedo decir? Siguiendo a Kendra a su auto, me pregunto que hubiera sido de nuestras vidas si no me hubieran encerrado. No tendría que mantener nuestra relación en un maldito secreto, eso es seguro.
 
Cuando estamos en el patio delantero, Kendra se sube a su carro, después abre su bolso y saca un brillo labial. Torciendo el espejo retrovisor, ella cuidadosamente desliza más brillo de cereza, borrando esencialmente nuestra poderosa escena de besos. Cuando sus labios están tan brillantes como estuvieron cuando llego aquí, ella se marcha. Sacudiendo mi cabeza, me dirijo adentro. 
 
Veo la imagen de Kendra cuando llego a mi habitación. Removiéndola de mi cabecera, la miro fijamente. Es difícil mantener todo igual cuando las mismas cosas lucen y se sienten diferentes. 

Otro splorier más:
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