Win Or Die|Punk Harry Styles

Bienvenidos a Las Vegas, la ciudad que nunca duerme, la ciudad del juego, la ciudad del vicio... Desde que he llegado he oido miles de nombres y con el paso del tiempo he conseguido dividir la ciudad en 4  grupos sociales: Jugadores, Puteros, Trabajadores y Corredores

L@s Jugadores: Son aquellas personas que aman jugarse toda su pensión en un casino. La mayoría acaban siendo las personas que te encuentras a las puertas del supermercado pidiendo limosna, aún que, existen aquellos que han tenido suerte y son asquerosamente ricos.

L@s Puter@s: Este grupo está compuesto por turistas en su mayoría. Estas personas (ya sean mujeres o hombres) vienen solamente a follar, ya sea con algún componente de su grupo o con una prostituta.

L@s Trabajador@s: Está compuesto por chicas que han huido de su casa y han acabado siendo prostitutas; ancianas, que se encuentran limpiando los baños de los hoteles; jóvenes con un futuro prometedor pero que debido a su situación económica han acabado en un casino viendo como los anteriormente mencionados "jugadores" se hacen ricos o pobres en tan solo un instante; etc... Este grupo desde luego es el mas desgraciado.

L@s Corredor@s: Este sin duda alguna es mi grupo favorito. Se compone por amantes de la adrenalina y la velocidad. Aquellas personas que no le temen a casi nada. Rebeldes les llaman. Tienden a insultar a todo lo que se les antoje, desde luego no son los mas educados. Son el grupo que mas riesgos corre, no solamente por el catastrófico accidente que puede ocurrir, los "bettors", (son las personas que apuestan por un corredor) disponen de millones de dolares y normalmente suelen enfadarse mucho cuando apuestan una gran suma de dinero por un corredor y este no gana. Me siento orgullosa de poder decir que soy parte de este grupo.

Y tu, ¿a qué grupo perteneces?

Le dí la última calada a mi cigarro justo antes de ponerme el casco y montarme en la moto. La gente gritaba eufórica cuando anuncianciaron que la carrera comenzaba.
3, 2, 1.
En cuanto arranqué me sentí viva, me sentí libre. El olor a gasolina, el rugido de las motos, la nube de humo detrás de nosotros... El viento golpeaba mi cuerpo y hacía que mi pelo volara y se enredara, me daba igual. La adrenalina que sientía en esos momentos era mejor que cualquier droga, todo me parecía precioso, gente borracha, metiéndose mano, liándose porros... Precioso. Una parte de mi mente se concentraba en ganar la carrera mientras que la otra se encontraba disfrutando del ambiente.
Volví en mi cuando vi la linea de meta, miré hacía delante y comprobé si tenía alguien por delante, nadie. Perfecto. Aceleré por última vez ganando la carrera. La gente gritaba y aplaudía excitada. Bajé de la moto y me quité el casco al mismo tiempo que gritaba en señal de victoria.
—Hey, has estado genial.—Dijo Niall, mi mejor amigo, si es que se le podía llamar así. Solíamos quedar para ir a fiestas y habíamos follado mas de una vez.
—Pues claro, ¿Qué te esperabas?—Le saqué la lengua mientras el me entregaba una cerveza.— Gracias. ¿Tu cuando corres?— Bebí un trago.
—Creo que dentro de...— El sonido de las sirenas de policía lo interrumpieron.— ¡CORRE!
Tiré mi cerveza y comencé a correr sin rumbo. Me adentré en un callejón y miré hacía atrás. Tres policías corrían a por mí. Vi un contenedor y no me lo pensé dos veces, lo abrí y me tiré de cabeza.
—Auch.—Se quejó alguien.
—¿Quién coño eres?—La poca luz que se colaba no era suficiente para distinguir su cara.
—Hey, hey, hey. ¿No crees que es demasiado pronto para esto? Es decir, acabamos de conocernos...—Miré su silueta confundida, y entoces caí. Si tenía que mirar para arriba para mirar su cara...
Oh dios mio.
Su pene estaba pegado a mi cara.
—¡¿QUIERES QUITAR TU POLLA DE MI CARA?!—Le grité roja de la ira y vergüenza.
—¡¿QUIERES QUITAR TU TU CARA DE MI POLLA?!—Me gritó el.
—¡DEJA DE VACIL...!—Me calló apretándome contra el, mejor dicho contra su pene.
—Shhh.
—¿Has oído eso?— Dijo alguien desde el exterior.
—No he oído nada. Hay una moto en medio de la calle, el jefe me ha dicho que la llevemos al deposito.—Dijo otra persona y se escucharon pasos alejándose.
Mierda.
Mi moto.
Le pegué un puñetazo suave en el vientre y le mordí la mano.
—¿Podrías dejar de apretar mi cara contra tu polla?—Dije y me soltó.—Gracias. Tengo que ir a por mi moto.—Dije e intenté moverme pero el me lo impidió.
—¿Estas loca? Si vas te pillaran e iras a la cárcel.—Dijo y me volvió a apretar.
—No se si te das cuenta pero esta es una posición muy incomoda.
—Pues yo estoy perfectamente.
—Gilipollas.—Escupí.—Me da igual lo que me digas yo voy a por mi moto.—Me quejé. Volví a intentar escabullirme, pero no lo consegui.
Rendida, suspire y me quede quieta. ¿Quién coño se creía que era? Cuando salgamos se iba a enterar. Al cabo de 5 minutos escuchamos coches alejándose.
La policía se había ido.
Salimos de el contenedor y miré su cara. El capullo era guapo, pero por muy guapo que fuera, seguía siendo un gilipollas.
—Me debes una moto.