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Mensaje por gisell portilla Jue 14 Feb 2013, 9:05 pm

24


Las piedras del camino


Tras la llamada, casi
media hora después, un coche negro apareció frente a su banco y subió en el
asiento del copiloto sin mediar palabra. Se colocó bien el cinturón de
seguridad y, una vez hubo revisado dos veces el enganche, se dignó mirar al
conductor.



—¿Qué es exactamente lo
que ha pasado? —preguntó Gorth, mientras conducía calle abajo y terminaba
dirigiéndose hacia la avenida principal.



Logan resopló molesto.
Ahora no sabía si había sido una buena idea llamarle. Pero la noche del
cumpleaños de Kendall advirtió que ________ le tenía bastante cariño al Chico
Arma, ya que no dejaba de defenderle. Y teniendo en cuenta que era, al parecer,
la única persona mínimamente inteligente de todas cuantas había conocido durante
aquellos días… acudir a él había sido su única opción.



Pese a sentirse
ligeramente culpable, le había molestado la reacción de ________. ¿Por qué
había salido corriendo? ¡A ella no la había engañado, así que no le parecía
justo que se comportase así! Después del descarado abandono, no se sentía con
fuerzas para regresar y presentarse en la casa de los Graham. Todavía le
quedaba algo de orgullo.



—Hemos hablado de mi
pasado —le confesó, hablando en voz baja—. Solo le he contado que engañé con
otra a mi primera novia. Y se ha enfadado.



—¿Ha gritado mucho?
—Gorth le miró de reojo, sin dejar de conducir.



—No, nada —suspiró—. Lo
único que me ha dicho ha sido: «¿Quién demonios eres, Logan?» —repitió con
retintín, intentando imitar la voz de _________.



—Entiendo. Eso
significa que el cabreo es grande.



—Ah —exclamó
sorprendido—. ¿________ tiene un lenguaje especial respecto a sus enfados? Me
ayudaría mucho aprendérmelo de memoria, la verdad.



Gorth rió ante sus
palabras.



—No exactamente.
—Chasqueó los dedos—. Pero esas cosas se saben con el paso del tiempo, cuando
conoces a una persona.



Gorth aparcó el coche
frente a una acogedora cafetería y poco después ambos entraron en ella. Se
acomodaron en la mesa que Logan eligió —tras evaluar detenidamente la suciedad
camuflada en su superficie— y pidió un zumo de naranja natural, contrariamente
a Gorth, que optó por un buen tazón de café con leche.



—Vale, a ver si consigo
aclararme. —El Chico Arma se llevó las manos a la frente, apartándose algunos
mechones de pelo—. Todo iba perfecto, hasta que le has confesado que tiempo
atrás engañaste a una chica, ¿cierto?



Logan asintió con la
cabeza.



—Deberías haber
supuesto que ________, en realidad, es bastante… inocente. No sé si sabes a qué
me refiero.



—Sí.


Ladeó la cabeza y
observó la ropa de su compañero. No le gustaba la calavera que colgaba de su
cuello ni tampoco aquella gabardina negra y larga que le recordaba a la capa de
La Muerte. Continuaba pintándose los ojos, y Logan se preguntaba si las
profundas ojeras eran naturales o también fruto de un estrafalario maquillaje.



—¿Tú quieres estar con
ella?



La cuestión le pilló
desprevenido. Alzó la cabeza y miró fijamente a Gorth, algo confuso. Habría
sido más fácil charlar sobre lo ocurrido en la feria que enfrentarse a esa
peligrosa pregunta. Porque él no quería pensar en ello. Claro, se sentía bien a
su lado. Demasiado bien, incluso. Pero ¿qué ocurriría cuando tuviese que
regresar a Londres?, ¿qué pasaría con ellos? Quizá ya era tarde para
reflexionar sobre todo aquello. Logan no había advertido exactamente en qué
momento sus sentimientos hacia ________ cambiaron. Probablemente porque se trató de un
proceso lento y progresivo, casi imperceptible hasta para él mismo.



—Sí.


—Vale —Gorth sonrió—,
esa era la respuesta que estaba esperando.



—Y ahora, ¿qué?
—insistió—, ¿qué se supone que debo hacer?



Gorth se encogió de
hombros, sin dejar de sonreír.



—Tú sabrás. No es
asunto mío.



Logan parpadeó en
exceso, molesto.



—¿Para qué demonios me
molesto en llamarte si ni siquiera me ayudas?



—Quizá a veces sea
bueno tener un poco de compañía —contestó Gorth, ahora más serio.



—No necesito compañía,
no necesito a nadie, ¿entiendes? —Le señaló con un dedo acusador, molesto sin
saber muy bien por qué—. Puedo valerme por mí mismo, siempre lo he hecho.



—Entonces, ¿por qué has
acudido a mí?



Logan frunció los
labios, y un tenso silencio se instaló entre ellos. Gorth le miró con cariño,
tras darle tranquilamente un sorbo a su café con leche.



—¿Necesitas un lugar
donde pasar la noche? Puedes quedarte en mi casa, si quieres —le ofreció.



Logan respiró hondo,
recobrando la compostura y calmándose de nuevo. En realidad no tenía ninguna
razón para enfadarse con Gorth. Bastante había hecho el Chico Arma acudiendo a
su encuentro aun cuando apenas le conocía.



—No, pero te
agradecería que me llevaras a casa de _______.



—Eso está hecho.


Terminaron de tomarse
sus bebidas mientras charlaban sobre temas que nada tenían que ver con la joven
que se apoderaba de la mente de Logan. Hablaron sobre el cambio climático,
sobre asuntos de política, y luego Gorth contó dos chistes que,
sorprendentemente, le hicieron reír. Más tarde, y cuando Logan se hubo sentido
algo más seguro, él le llevó a casa y paró el coche frente al hogar de los
Graham. El inglés se quitó el cinturón de seguridad.



—Espero que todo vaya
bien —le dijo Gorth.



—Yo también. —Le sonrió
tímidamente—. Y… gracias.



Salió rápidamente del
vehículo y cerró la puerta con brusquedad internándose en el caminito que
conducía a la entrada. Tomó aire cuando el coche de Gorth desapareció de su
vista. ¿Qué le estaba pasando? Aquello era muy fuerte. Él nunca decía esa
palabra… maldita. La palabra «Gracias» había sido desterrada de su vocabulario
y, si alguna vez hacía uso de ella, ocurría sin que se diese cuenta, por pura
costumbre. Pero en esa ocasión había sido consciente de ello mientras la
pronunciaba, mientras la palpaba entre sus labios… Oh, sí, definitivamente se
estaba volviendo loco. Sintió unas ganas tremendas de golpearse la cabeza contra
los ladrillos de la pared de la casa, pero no lo hizo; estaba ocupado llamando
al timbre a la espera de que alguien le abriera. Si es que pensaban hacerlo,
claro.



________ se sonó los mocos y dejó el papel doblado
sobre la mesita junto al sofá. Después, tambaleándose, se dirigió hacia la
puerta. Llevaba horas esperándole. Había estado muy preocupada y se había
sentido idiota e infantil por dejarle tirado en medio de una calle que Logan
desconocía completamente. Respiró hondo y abrió la puerta.



Allí estaba él. Tenía
las manos metidas en los bolsillos del pantalón y la cabeza ligeramente
agachada, con la vista fija en el suelo. Pasaron unos instantes eternos, hasta
que él tuvo el valor de buscar su mirada. ________ tembló, pero presionó la
mandíbula intentando no demostrar su nerviosismo.



—¿Dónde has estado? —le
preguntó.



—Por ahí. —Él se
encogió de hombros—. ¿Puedo pasar?



________ se hizo a un
lado y él entró. Le vio subir las escaleras y poco después oyó el brusco sonido
de la puerta de su habitación al cerrarse. Genial, así que ni siquiera pensaba
pedirle disculpas o hablar sobre el tema. La relación le recordaba a la de un
matrimonio de dos cuarentones en crisis.



Volvió al comedor y se
tumbó sobre el sofá, secándose con el pañuelo usado una nueva tanda de
lágrimas. ¿Por qué tenía que ser tan… melancólica? Se ahogaba en un palmo de
agua. Cualquier desgracia se le antojaba inmensa y le costaba horrores escapar
de la oscuridad en la que se sumergía.



No solo se había
enfadado con Logan, sino también con su madre. Abigail le había preguntado por
el inglés cuando la vio llegar sofocada a casa. Y cuando ella le confesó que lo
había dejado tirado porque, textualmente, «era un cerdo egoísta», la señora
Graham, sin entender la situación, pilló un enfado de mil demonios. Le ordenó
que fuese a buscarlo con su padre antes de irse a la cama, pero ________ no lo hizo —aunque bien poco le había faltado—
y prefirió esperarle.



Afortunadamente, por
una vez, Logan había usado la cabeza y su «magnífico» sentido común le había
instado a regresar. _________ volvió a
sonarse los mocos y se tapó bien con la manta, acurrucada entre los cojines.



Fijó la vista en el
televisor. Emitían una película llamada Breve
encuentro.
_________ sollozó todavía
más. La había visto muchas veces, desde pequeña, y se sabía el guión de
memoria. Se incorporó sobre el sofá y alzó una mano, sujetando el pañuelo
arrugado, mientras interpretaba el diálogo al ritmo de los propios personajes.



—«¿Cuántas veces
tomaste la resolución de no volver a verme?» —gimoteó, imitando a Alec—.
«Varias veces al día» —añadió, cambiando el tono de voz para interpretar a
Laura—. «Yo también». «¡Oh, Alec!» —Dramatizando en exceso, se llevó una mano
al corazón—. «Te quiero. Me encantan tus ojos sorprendidos, la forma en que
sonríes, tu timidez, el modo en que ríes mis bromas…»



Una pausa incómoda y
después Laura mirando suplicante al caballeroso Alec. ________ se enjugó las lágrimas, antes de proseguir.



—«¡Por favor, no,
Alec!» —exclamó, y luego se metió en la piel del admirable chico—. «¡Te
quiero!, ¡te quiero! Y tú me quieres, es inútil pretender que no ha pasado
nada, porque sí ha pasado.»



—Sí, la verdad es que
es inútil pretender que no ha pasado nada, él tiene razón —musitó Logan,
apoyado sobre el marco de la puerta de entrada al comedor y señalando el
televisor.



_________ agachó la cabeza, avergonzada. Lloró más y se
secó las lágrimas de nuevo. Ese pañuelo ya estaba muy gastado, así que sacó
otro del envoltorio. Fantástico, ahora él la había descubierto como a una vieja
solterona que termina interpretando los guiones de los falsos amores de
Hollywood.



—No quiero hablar
contigo —le dijo.



Logan, con el batín
puesto, le dirigió una mirada suplicante, pero ella le ignoró y siguió viendo
la película.



—¿Puedo sentarme a tu
lado?



_______ no contestó; Logan quiso suponer que su
respuesta en realidad era un rotundo sí. Se sentó junto a ella sin más
miramientos, manteniendo una distancia prudencial. La película era
terriblemente aburrida y se alegró cuando llegaron los anuncios e hicieron una
pausa especial para dar las noticias más importantes del día. Escuchó con
atención al presentador del telediario de medianoche.



—Noticia de última
hora. El juicio contra la empresa Henderson, la mayor multinacional de la venta
de sistemas operativos informáticos, se adelanta a causa de las declaraciones
del jefe de la base Henderson. —El presentador desapareció de la pantalla para
dar paso a un hombre arreglado y elegante, de unos cuarenta años de edad, bien
conocido por ser el dueño de todas las empresas Henderson. Este empezó a
hablar—. Desde aquí queremos tranquilizar a los usuarios y asegurarles que ya
se han arreglado los errores del último sistema operativo que salió a la venta;
por ello hemos decidido acelerar los trámites de las denuncias recibidas para
zanjar cuanto antes este desafortunado asunto.



El presentador del
telediario volvió a cobrar protagonismo y siguió comentando la noticia de un
oso panda que había nacido en China.



—¡Menudo farsante!
—gritó _________, refiriéndose al dueño de las acaudaladas empresas Henderson.



Logan bostezó. Luego la
miró algo molesto y frunció el ceño.



—Oye, deja de opinar
sobre asuntos que desconoces.



—Ah, claro, usted
perdone, mi rey. —Se cruzó de brazos—. Supongo que como tú conoces tan bien a
todos los Henderson, a diferencia de mí, que solo soy una pobre ignorante, sí
puedes despotricar a tu antojo —recalcó con ironía.



Logan volvió a bostezar
por segunda vez consecutiva.



—Pues claro que sí,
tonta —farfulló—. Henderson es mi padre.
gisell portilla
gisell portilla


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[Resuelto]Besos de Murcielago Logan H & tu -termianda- - Página 5 Empty Re: [Resuelto]Besos de Murcielago Logan H & tu -termianda-

Mensaje por gisell portilla Jue 14 Feb 2013, 9:09 pm

25


¡Feliz Navidad!


«¿Me he vuelto loca
ya?», se preguntó ________ mientras se
miraba en el espejo grande el baño. En realidad las profundas ojeras, la piel
arrugada del contorno de los ojos tras el patético lloriqueo de la noche
anterior y el cabello despeinado y enredado… no ayudaban mucho a encontrar una
respuesta coherente que despejase sus dudas.



«Vale. Ahora, aparte de
loca, también soy fea. Dos puntos extra.» Se sentó sobre el borde de la bañera
mientras esta se llenaba de agua. Necesitaba con urgencia darse un baño
relajante.



Los acontecimientos de
la noche anterior la habían dejado aturdida. En primer lugar, todavía no
lograba imaginarse a su aniñado Logan acostándose con aquella chica de la
fiesta de no sé quién cuando tenía novia. En segundo lugar, debería haberle
preguntado antes cuál era su apellido. En realidad lo indicaba en los papeles
correspondientes del intercambio, pero no le había prestado atención y, aunque
lo hubiese hecho, no lo habría creído.



Un Gultter… El mimado,
rico e imbécil hijo del famoso matrimonio Gultter. El padre, dueño de una de
las mayores empresas del mundo. La madre, una de las abogadas más prestigiosas
de toda Europa. _________ se abofeteó a
sí misma, intentando despertar así de aquel confuso sueño. Pero no pasó nada.
Siguió allí, absorta, escuchando el sonido del agua caer conforme la bañera se
iba llenando.



Por otra parte,
empezaba a entender cómo y dónde había crecido Logan. Ahora todo tenía sentido,
porque, claro, no era solo Logan, sino Logan Henderson. Esa última palabra lo
cambiaba todo de un modo radical.



Se desvistió, cerró el
grifo y se sumergió en el agua. Respiró hondo, relajándose. Inclinó la cabeza
hacia atrás, hundiéndola hasta mojarse todo el pelo. Innumerables pensamientos
volvieron a invadir su mente.



De todos modos a ella
le daba igual quién era Logan. Le importaba lo que había vivido con él, ni más
ni menos. Y, si él había terminado engañando a su novia, que era una amiga e
iba a su misma clase, ¿cómo podrían mantener ellos una relación a distancia? Se
iría con otra a la primera de cambio, seguro. ________ no quería pasarlo mal,
no deseaba hundirse por las noches en el sofá del comedor, al lado de su
simpático amigo helado de chocolate, mientras recitaba una vez tras otra los
diálogos de Romeo y Julieta y se
preguntaba, angustiada, qué estaría haciendo Logan. Porque su paranoica mente
se lo indicaría enseguida: estaría… con otra.



Exhaló aire por la
nariz con la cabeza sumergida en el agua, un montón de burbujas pequeñas
subieron a la superficie. Después volvió a sacar la cabeza y encontró fuerzas
para echarse un poco de champú y frotarse el cabello sin
demasiadas
ganas. Llamaron a la puerta del baño.



—¡________!


Era el traidor. Fingió
que acababa de quedarse sorda.



—________, sé que estás
ahí —prosiguió él—. ¿Puedo pasar?



—¡NO!


Esta vez sí contestó,
porque no recordaba si había puesto el pestillo y temía que él entrara sin
demasiados miramientos. Por si acaso, corrió la cortina de la bañera.



—¿Por qué no?, ¿qué
estás haciendo?



—Duchándome.


—Ah, vale. —Logan bajó
el tono de voz—. Pues te espero en la puerta hasta que termines.



Logan resopló. La
estaba acorralando. Claro que ella le había evitado en numerosas ocasiones. La
noche anterior, tras descubrir que el empresario Henderson era su padre, había
corrido despavorida hasta su habitación y se había encerrado allí a cal y
canto, tal como había hecho también esa misma mañana. Solo salió —a toda prisa—
cuando escuchó la voz de Logan y advirtió que este se encontraba en la planta baja
de la casa. Ahora él no pensaba dejarla escapar otra vez, y comportándose como
un hippie en la acción de manifestarse, había decidido hacer una sentada frente
a la puerta del baño; solo le faltaba una pancarta reivindicativa que dijese: «________,
¡deja de huir! El pueblo te necesita». Total, viviendo ambos entre las mismas
cuatro paredes, poco podría haber hecho por evitarle. Mucho menos teniendo en
cuenta que aquel día era Navidad y celebraban la comida con toda la familia.



Y lo que era aún peor,
esa misma noche se darían los regalos. _______ no quería darle su regalo a Logan,
lo que realmente deseaba era estampárselo en la cara y que el golpe le dejase
una buena cicatriz. Rió tontamente, sola, rememorando algunos días atrás,
cuando incluso llegó a suponer que Logan sería virgen. ¡Ja! Qué tonta e ingenua
era.



Poco después salió de
la bañera y se vistió lentamente. Intentó tardar todo lo posible para
desesperar a Logan. En efecto, cuando finalmente abrió la puerta del baño, él
la miró con cara de pocos amigos y los brazos cruzados con ademán protector.



—¿Pensabas celebrar el
día de Navidad en el baño o qué? —Ojeó su reloj de pulsera—. Has tardado más de
una hora.



—Puede que sea
impuntual, pero no traidora… como otros.



Logan notó que un
pequeño escalofrío le recorría el cuerpo. Se le puso la piel de gallina y dio
algunos pasos al frente intentando calmar la desagradable sensación. Eso había
sido un golpe bajo por parte de ________.



—¿No podemos hablar
sobre el tema? —le preguntó.



—Es Navidad, Logan —dijo
ella—. Ya hablaremos más tarde, esta noche, quizá, ahora no es el momento.



Logan la miró confuso.


—Entonces… ¿seguimos
juntos?



Ella resopló, con el
cuerpo ligeramente vuelto en dirección a su habitación. Se giró una última vez
antes de marcharse definitivamente.



—Déjame en paz.


Y desapareció, tras
cerrar de golpe la puerta de su habitación. Logan se quedó ahí de pie,
extremadamente quieto, como si todo lo que se encontraba a su alrededor quemase
de algún modo misterioso. Después chasqueó los dedos y una sonrisa maliciosa se
apoderó de sus rojizos labios. Bien, vale, pues si _______ no quería ni siquiera escucharle durante unos
míseros minutos, él no pensaba rebajarse más. Además, si supuestamente ya no
estaban juntos, ¿importaba mucho cómo se comportase? Él creía que no. ¿Y qué
mejor día para demostrárselo que durante la comida familiar de Navidad?



Pasadas unas horas,
todos se encontraban sentados a la enorme mesa de madera del comedor. La señora
Graham obligó a Kendall a vestirse de un modo adecuado (o sea: unos vaqueros
que no estaban rotos y una camiseta que no reflejaba su innato amor por la
marihuana y que todavía no se había desteñido por el paso de los siglos).
Habían acudido algunos familiares, ante los que Logan se había presentado con
elegancia y sofisticación (ya les demostraría más adelante quién era en
realidad). Por una parte estaban los padres de la señora Graham, un matrimonio
de ancianos que parecían odiarse mutuamente: el señor Rolan y su esposa,
Margerot, que era una especie de saco de arrugas con dos ojos y una enorme
nariz aguileña que a Logan le daba mala espina.



También había acudido
la hermana del señor Graham, que se llamaba Amber, junto a sus dos extraños
hijos gemelos, que tendrían unos catorce años. Una vez llegaron todos, se
acomodaron para comer. _______ evitó
descaradamente la fría mirada que Logan le dirigió. Afortunadamente, la señora
Graham había recordado que Logan era vegetariano; le había preparado una
ensalada, evitando que comiese pavo como hacían todos los demás. A Logan le
gustaba ser la excepción.



—¡Disfrutemos de la
comida navideña! —exclamó Abigail, tras servir a cada uno su plato.



«Eso, mi querida _______,
¡ya verás cuánto vamos a disfrutar!», pensó Logan, y sus ojos negros brillaron
traviesos. Pasados unos segundos de silencio, la abuela de ________ le sonrió y le señaló con uno de sus arrugados
dedos.



—Un chico tan guapo
como tú tiene que tener novia —comentó.



Era su oportunidad. Logan
dejó el tenedor y el cuchillo sobre la servilleta y cruzó elegantemente las
manos sobre la mesa.



—No sé qué decirle,
señora —contestó, y le dirigió a _______ una mirada significativa—. ¿Tú qué opinas, ________?,
¿tengo novia?



Ella apretó el cuchillo
con las manos, conteniéndose de no lanzárselo a Logan a modo de diana, hasta
que los nudillos se le tornaron de un color blanquecino. Logan sonrió con más
ganas. Kendall, confundido, les miró.



—Creo que me he perdido
algo.



—Sí, te has perdido
ciertos detalles del pasado de Logan que no tienen desperdicio —le indicó su hermana
con fingida amabilidad.



—Pero ¿el jovencito
tiene novia o está buscando? —insistió la abuela—. Porque yo tengo una amiga,
Berta, que ahora es viuda, pero está de buen ver y prepara unos pastelitos de
arándanos deliciosos.



El esposo de Margerot,
el señor Rolan, suspiró con desgana.



—¡Marge, por Dios!, que
tu amiga tiene setenta años y pesa ciento cincuenta kilos.



Logan tragó saliva
despacio y creyó sentir un hormigueo extraño ascendiendo por todo su cuerpo.
Los padres de ______ reían tranquilamente.



—Piénsatelo, Loggie;
oportunidades así no surgen todos los días.



—Desde luego, señora
—contestó apesadumbrado—. Y me llamo Logan.



—Ah, pues eso, Logan.


________ fingió que se limpiaba la boca con la
servilleta para que nadie advirtiese la vengativa sonrisilla que cruzaba su
rostro de lado a lado.



—No hagas caso a mi
mujer, está chiflada —le aconsejó el señor Rolan—. Quise divorciarme de ella el
mismo día en que me casé.



—¡Papá! —se quejó la
señora Graham, abochornada.



—Déjale, hija, no tiene
arreglo —replicó Margerot—. Siento que tuvieses que crecer con un padre así,
debí haber elegido mejor.



—Y yo siento que
vivieses una infancia al lado del demonio —añadió él, señalando a su mujer con
el tenedor.



El señor Graham se
removió incómodo en su silla.



—Está bien, ¡ya basta!
Os recuerdo que estamos celebrando la Navidad.



El silencio reinó en la
mesa durante los siguientes cinco minutos. Logan siguió comiéndose su insípida
ensalada mientras miraba a _______ de
reojo. Se preguntaba si, de continuar juntos, terminarían comportándose como
sus
abuelos.
Casi podía ver reflejado en ellos cómo sería su futuro cincuenta años después.



La señora Graham
parecía seriamente disgustada por los comentarios que sus padres se dedicaban
el uno al otro; prefirió permanecer en silencio.



Logan aplastó un trozo
de tomate con el tenedor y el jugo salpicó el brazo de Kendall, que se encogió
de hombros y ni siquiera se dignó limpiarse. El inglés observó asqueado su
alrededor; la comida navideña era muy aburrida y se preguntaba cómo podría
hacer que fuese algo más animada. Sonrió poco después, dirigiéndose al señor
Rolan.



—Entonces, ¿por qué se
casó con su mujer?



—Porque la dejé
preñada… ¡y en qué mala hora!



La anciana le dio un
fuerte pisotón, bajo la mesa, y él gimió dolorido. El señor Graham suspiró
apesadumbrado. Los gemelos seguían comiendo en silencio, y la tía de _______ apenas pestañeaba. Todos los habitantes de la
casa parecían haber muerto en vida.



Logan ojeó a _______ mientras ella cortaba distraída un trozo de
carne. Tenía el contorno de los ojos ligeramente arrugado a causa de las
numerosas lágrimas que, seguramente, había derramado la noche anterior. Aun
así, pensó que estaba guapa y casi se asustó cuando advirtió las ganas que
tenía de acariciar sus rosadas mejillas.



—Logan, cielo, ¿te has
quedado con hambre? —le preguntó Abigail mostrándole una de sus encantadoras
sonrisas.



Él negó con la cabeza.
No tenía apetito. Mirar a ________ le
quitaba las ganas de comer; quizá porque a veces pensaba que podría llegar a
alimentarse de la inocencia que emanaba su rostro… Suspiró, melancólico, y
sacudió la cabeza sintiéndose torpe y confuso.



—Yo shi tengo mash hambre, mami —dijo Kendall, con la boca todavía llena. Algunas
migajas de pan revolotearon hasta posarse sobre el mantel rojo.



Logan le dedicó una
mueca de asco e hizo una complicada reflexión sobre qué demonios vería Nixie en
aquel orangután.



—Ahora sacaré unas
galletas de jengibre —respondió Abigail.



Se levantó y empezó a
recoger los platos; Logan la ayudó en la tarea. Juntos se dirigieron a la
cocina; la señora Graham le tendió una bandeja y le pidió que colocara en ella
las galletas de jengibre. Ella se dedicó a fregar; al cabo de unos minutos, le
miró de reojo de forma significativa.



—¿Os habéis peleado?
—preguntó con cierta timidez—. Ayer ________ estaba muy disgustada.



—Yo no le he hecho
nada… a ella —repuso, encogiéndose de hombros.



—No te preocupes,
cielo, se le pasará. —La señora Graham le palmeó la espalda con afecto, tras
secarse las manos en el delantal—. _______ es demasiado quisquillosa, seguro
que se ha enfadado por cualquier tontería.



En ese mismo instante, _______
entró en la cocina y puso los ojos en blanco. Se cruzó de brazos, y Kendall,
que caminaba a su espalda, chocó contra ella.



—¡Eh!, ¿qué haces ahí
parada? Aparta —musitó.



—¿Por qué estáis
hablando de mí? —gritó, consternada—. En serio, mamá, quiero que se marche de
esta casa. No lo aguanto más.



—¡_______! ¡No seas
maleducada!



Kendall abrió mucho la
boca, sorprendido.



—¿Quieres dejarme sin
cuñado? ¡Tú no tienes corazón! —Apuntó a su hermana con un dedo acusador, luego
se acercó a Logan, que permanecía quieto y serio como un buen soldado romano, y
le rodeó los hombros con el brazo—. ¡Traidora de sangre!



—Pero ¿qué demonios dices?
—________ frunció el ceño—. ¡Mamá, haz algo!



La señora Graham
balbució algunas palabras incomprensibles y agradeció la llegada de su marido.
Dio un paso al frente, desorientada, hasta situarse a su lado.



—Cariño, diles que no
discutan, por favor.



—No discutáis, chicos
—murmuró él con voz monótona—. ¿Qué es lo que os pasa?



________ le dio una
patada a la nevera, cabreada, y todos retrocedieron para alejarse de la furiosa
chica. Ella miró fijamente a Logan. Tenía ganas de llorar.



—¡Te odio! Eres desquiciante
e insoportable —le acusó sin piedad—. ¡Y si mi hermano te apoya es porque no
tiene ni idea de todo lo que dices sobre él a sus espaldas!



Kendall observó de
reojo a su compañero, asombrado, y preguntándose si su hermana decía la verdad.
A lo lejos se oyó la voz gritona y aguda de la abuela de ________, que, al
parecer, cantaba un villancico.



—«Canta, ríe, bebe, que
hoy es Nochebuena, que en estos momentos no hay que tener pena…»



Logan
tragó saliva despacio; los cantares de __________ no ayudaban en absoluto. La
situación era caótica. Logró enfrentarse a la mirada de Kendall, pero no fue
capaz de negar las palabras de ________. Ella tenía razón, lo más bonito que le
había dedicado hasta el momento eran algunos apelativos sueltos como
«neandertal» o «mendigo». Y ahora se sentía mal, porque extrañamente había
empezado a cogerle cierto cariño a… ese misterioso ser. —¿Hablas mal de mí,
tío? —



Kendall le miró apenado, parecía a
punto de llorar—. Joder, colega, con todo lo que yo te defiendo…



—«Dale a la zambomba, dale al violín,
dale a la cabeza y canta feliz… Al chico de mi portera, tera…»



Logan cerró los ojos con fuerza.
Quería escapar de allí como fuera. Toda la familia Graham le miraba en silencio,
esperando a que dijese algo. Pero se había quedado mudo. Kendall se apartó de
su lado y salió de la cocina caminando a trompicones. _________ siguió a su hermano. Se oyeron algunas puertas
cerrarse de golpe. La señora Graham se tapó los oídos, procurando no escuchar
el animado canto de su madre, y poco después desapareció también con la bandeja
de galletas de jengibre en las manos. Logan se quedó a solas con el señor
Graham, que le miró con indiferencia y se encogió de hombros.



—Esta familia es una mierda —suspiró
y apoyó su mano en el hombro de Logan. Parecía no tener fuerzas para seguir
viviendo—. En fin, chaval, ¡feliz Navidad!
gisell portilla
gisell portilla


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[Resuelto]Besos de Murcielago Logan H & tu -termianda- - Página 5 Empty Re: [Resuelto]Besos de Murcielago Logan H & tu -termianda-

Mensaje por gisell portilla Jue 14 Feb 2013, 9:13 pm

26


Excursión al trozo de
hielo



Tanto Kendall como _________ habían desaparecido de la comida navideña
cuando Logan volvió a sentarse a la mesa. Al parecer, ambos se habían refugiado
en sus respectivas habitaciones. Logan soportó durante más de una hora ciertos
comentarios verdes que le dedicaba la abuela de ________, como «Puedes pasarte
por mi casa a visitarme cuando quieras» o «Loggie, tú sí que eres un mozo como
Dios manda y no el carcamal este que tengo por esposo». El inglés asintió ante
todas sus palabras. Ya no tenía fuerzas para hacer bromas. Se había quedado sin
inspiración.



Ahora no solo le odiaba _________,
sino también Kendall. Miró de lado a la señora Graham, rogando en silencio que
ella todavía no le hubiese dado de lado. Afortunadamente, Abigail le sonrió con
cariño, y él se sintió reconfortado bajo el brillo de sus amables ojos.



El señor Graham se sirvió un vaso de
licor, aprovechando la ocasión navideña y seguramente deseando olvidar su
propia vida. Así pues, cuando los familiares de ________ se marcharon al fin, Logan
lo agradeció con creces. Se disculpó después ante Abigail, indicándole que
necesitaba descansar un rato.



Acababa de entrar en su habitación
cuando sonó su teléfono. Lo buscó en el bolsillo de la chaqueta colgada tras la
puerta, donde se le había olvidado, y contestó:



—¿Cómo está mi pequeña coliflor?


Era su madre. Se sentó en la cama, mareado,
e intentó sonreír, aunque sabía que ella no podía verle.



—Bien. —Suspiró—. Feliz Navidad,
mamá.



—Igualmente, cariño. —Se oyeron
algunas risitas de fondo—. Lo hemos celebrado en el restaurante italiano que
tanto te gusta. Aquí ya es de noche, supongo que tú acabarás de comer.



—Sí, hace un rato.


—Aja —musitó—. Bueno, ricura, se pone
tu padre al teléfono, que quiere hablar contigo.



Logan notó que su estómago daba un
vuelco súbito y se llevó una mano a la barriga. Qué ganas tenía de hablar con
su padre. Casi le temblaron las manos cuando escuchó su voz ronca y segura. El
señor Henderson siempre hablaba con una firmeza arrolladora y era
extremadamente persuasivo.



—¿Cómo te va, hijo?


—Digamos que… quizá no sea tan malo
como pude pensar al principio. —Logan presionó el teléfono contra su oreja—.
¿Mucho trabajo por ahí?



—Sí, demasiado —contestó—. De todos
modos, ya falta poco para que regreses, así que no te preocupes si no lo pasas
tan bien como desearías. Tu madre y yo tenemos ganas de verte y de que estés en
casa.



Logan parloteó algo más con su padre
sobre temas de negocios antes de colgar. Tenía la boca seca. Casi no había
pensado en ello, pero acababa de darse cuenta de que le quedaba poco tiempo y
de que en apenas unos días volvería a Londres. Lo suyo con ________ era
imposible. De un modo u otro, siempre estarían separados, ya fuese por sus
discusiones, por la diferencia de sus mundos o porque, sencillamente, vivían en
dos continentes diferentes.



Se levantó de golpe cuando ________
abrió la puerta de la habitación y le miró de arriba abajo con desdén.



—Prepara una mochila con provisiones
para dos días —le ordenó.



—¿Qué?


—Nos vamos de acampada.


Logan la miró como si estuviese loca
de remate, pero a ________ no le importó. Cerró la puerta de golpe y regresó a
su habitación. Tenía la seguridad de que los dos días siguientes serían los
peores de su vida.



Todos los años, el grupo de amigos al
completo organizaba una acampada por navidad. Bordeaban el bosque de la reserva
hasta llegar a un lago que se congelaba en aquellas fiestas y por el cual todos
solían resbalar y caer; les divertía deslizarse por el hielo.



Le había preguntado a su madre si
podía dejar a Logan en casa, pero ella había respondido a su amable cuestión
con un rotundo no. ________ no quería imaginar cómo sería convivir con Logan…
en plena naturaleza. Ya era duro soportarle entre cuatro paredes.



________ respiró hondo antes de abrir su armario y
comenzar a llenar la mochila con todo lo que encontraba mínimamente útil.
Distinguió el regalo de Logan al fondo, entre montones de ropa, bien escondido.
Sintió ganas de quemarlo, pero se contuvo a tiempo. ¿Cómo podía haberse
encariñado de una persona tan sumamente egoísta? Era cierto que tenía algunos
toques dulces y tiernos, pero no eran suficientes para equilibrar la inmensa
balanza, que terminaba hundiéndose a causa de sus incontables defectos.



Tapó el regalo de Logan con una
sudadera y se olvidó de él. Sacó un enorme anorak y toda la ropa de abrigo que
pudo. Tres pares de calcetines de lana, una bufanda, guantes, un gorro blanco
de nieve, camisetas interiores…





Los
tímidos rayos del sol acunaban el despertar del día, semejando oro líquido que
se derramaba sobre las agitadas hojas de los árboles. El azul cielo estaba
ligeramente adornado con hermosas pinceladas rojizas y anaranjadas que
indicaban el final del amanecer. El viento que soplaba era plácido, sutil y
delicado…



Numerosos jóvenes se encontraban
sentados en la cuneta de una carretera comarcal, al lado del inicio del bosque de
la reserva. Habían dejado atrás el terreno cerrado de la urbanización donde
vivían. Logan agradeció no haber despertado del todo todavía, así la situación
se le antojaba menos dolorosa, puesto que aún no era consciente al cien por
cien de lo que estaba ocurriendo.



Apenas a unos metros de distancia, su
brother, Carlos, lanzaba una pequeña navaja y la clavaba en la corteza
del tronco de un árbol. La cogía de nuevo y volvía a lanzarla. De buena mañana,
a las seis. A Logan ya casi nada le parecía alarmante. Por otra parte, Amy (la
visión de su pelo fucsia empeoraba de buena mañana), Nixie, Cloe y la Chica
Cabeza Rapada permanecían adormiladas sentadas sobre sus propias mochilas. ________
se había alejado de él a propósito y charlaba sin demasiadas ganas con Gorth. Kendall
se encontraba ocupado escribiendo sobre la tierra seca su propio nombre con un
palito de madera; parecía triste.



—Están tardando demasiado —se quejó
Cloe.



Por una vez, Logan estaba de acuerdo
con ella. No era justo que ya llevasen allí casi veinte minutos esperando al
enorme Evan, más conocido como Golpes y Sangre, ni mucho menos al estúpido de James.



Afortunadamente, no tardaron mucho
más en aparecer caminando carretera arriba. Todos portaban una mochila colgada
a la espalda. Desgraciadamente, a Logan no le cabía en una mochila todo lo
necesario para subsistir en medio del bosque, así que él llevaba dos, más una
bolsa de tela en la mano derecha. Esperaba que el camino no fuese demasiado
largo.



—Sentimos la tardanza —dijo James,
respirando con dificultad tras la carrera.



—No pasa nada. —Carlos se guardó la
navaja en el bolsillo del desgastado pantalón vaquero y Logan agradeció el
gesto en silencio—. Pero será mejor que nos marchemos ya, así llegaremos al
claro a media tarde y podremos montar las tiendas cuando todavía haya luz.



—Pues, ¡venga, adelante! —rugió
Golpes y Sangre.



Formaron una inestable fila y
empezaron a internarse en las profundidades del bosque. Logan se sentía
extenuado, pues apenas había dormido la noche anterior. Preparar la mochila no
era algo que hiciese así como así. Pasó la tarde meditando qué llevarse. Aparte
de la ropa, se había decantado por un botiquín de emergencia, entre otras
cosas, como antimosquitos, cinco paquetes de pañuelos, tres linternas —había
que ser precavido—, dos cepillos de dientes nuevos con sus respectivos envases
de pasta dentífrica, una almohada plegable de viaje… y numerosos artilugios más
que creyó convenientes para la ocasión, incluido un juego de sábanas por
estrenar.



Verdaderamente, no sabía muy bien qué
hacía allí en aquel instante: apretujado entre numerosas personas —odiaba las
multitudes a muerte—, con ________ a su lado —también creía odiarla— y James a
un metro de distancia —sobre el odio hacia este no abrigaba duda alguna—,
caminando por el bosque —como si de un indígena se tratase—, con ganas de
traspasarlo para llegar a un lago congelado —¿qué tenía de interesante ese
enorme trozo de hielo?



Durante la primera media hora de
caminata se dedicó a observar y analizar a los presentes. Carlos, su brother,
parecía haberse proclamado el líder del grupo, seguramente porque al no tener
ningún tipo de escrúpulos lograba intimidar al resto; se movía con soltura
entre los árboles y partía las ramas cuando alguna se enganchaba en su chaqueta
de cuero. Amy le miraba con admiración y sacudía de vez en cuando sus coloridos
cabellos, que resaltaban frente a los demás. Cloe y Nixie avanzaban cogidas del
brazo, como las mujeres mayores, posición bastante incómoda a la hora de
sortear las piedras o gruesas raíces que aparecían en medio del sendero. Kendall
parecía evitar la presencia de Logan y tenía la vista fija en el suelo,
probablemente incluso estuviese pensando, aunque muy en el fondo a Logan le
costó creérselo. Se giró hacia _______, que estaba tras él y había pasado todo
el trayecto hablando con James.



Trascurridos unos veinte minutos más,
descubrió que las conversaciones de James eran más aburridas que pasar una
semana en un desierto. Solo. Sin agua. Hubiese aguantado más tiempo vivo en ese
estado que haciendo el esfuerzo de escucharle. En su mente comenzó una ardua
investigación científica: «¿Cómo lograba ________ no dormirse de pie mientras
esa voz parloteaba estupideces de fondo?». Incógnita de complicada resolución.



—Así que esos son mis planes para el
futuro —proseguía James—, en cuanto termine mi segunda novela…



Logan le miró de reojo, molesto.


—¿No puedes caminar en silencio? Me
estás mareando —se quejó.



—Qué delicado nos ha salido el inglés
—respondió James con cierto retintín.



—No es necesario ser delicado para
odiar tus monótonas conversaciones.



_______ suspiró, y justo en ese
momento James preguntó sobre la hora del almuerzo. Quienes iban a la cabeza de
la fila comentaron que también ellos tenían hambre y finalmente lograron ponerse
de acuerdo para hacer una corta parada. Se situaron en una explanada, sentados
en círculo sobre el suelo, mojándose levemente por la humedad de la hierba. Logan
fue el único que sacó de su mochila una pequeña toalla de baño y se sentó sobre
ella, ante lo que James rió por lo bajo.



—¿Es gracioso el hecho de que no
tenga ganas de mojarme el culo? —preguntó, clavándole sus gélidos ojos negros.



—No. Lo gracioso es que estemos en el
campo, de excursión, pero no seas capaz de mantener un mínimo contacto físico
con la naturaleza; algo verdaderamente hermoso, por cierto —dijo el escritor
con media sonrisa en los labios.



—¿A qué te refieres con la expresión
«contacto físico»? ¿Tengo que tragarme una mosca para estar en contacto físico
con la naturaleza o acaso debo sentarme sobre un montón de mierda para aprender
a disfrutarla mejor? —atacó. Su limitada paciencia se agotaba por momentos.
Total, ¿qué más podía perder? _______ le
odiaba, Kendall al parecer también… y apenas faltaban unos días para que se
marchase de nuevo a Londres.



James iba a contestar sus palabras,
pero Amy se le adelantó e interrumpió la conversación. Seguramente todos
estaban al tanto de la tensión entre los otros dos, dado que Logan había besado
a ________ delante del grupo al completo a sabiendas de lo que James sentía por
ella.



—Basta, chicos. Que no se siente en
el suelo no significa que no ame la naturaleza. A todos aquí nos encanta, por
eso hacemos esta excusión cada año —aclaró, mostrando sus blanquísimos dientes.



—Sí. Yo la amo mucho —siseó Logan.
Probablemente solo _______ y James encontraron la ironía que escondían sus
palabras.



La odiaba. Logan odiaba a muerte la
naturaleza. ¡La de cantidad de gérmenes que se encontraban viviendo en ella!
Aquello era como un hotel para las enfermedades. Bacterias, virus, resfriados,
picaduras, infecciones… ¡Pensarlo se le antojaba doloroso! Odiaba los bichos,
desde los gusanos hasta las tarántulas, detestaba aquella forma tan enclenque
que tenían de caminar, de desplazarse. Las avispas le sacaban de quicio, y eso
por no hablar de que además era terriblemente alérgico a sus picaduras. Pero lo
que más odiaba de todo lo que habitaba en el campo eran los piojos. Pensar que
unos diminutos seres podrían vivir en su cabeza, en su pelo, alimentándose de
su valiosa sangre… le removía el intestino. Tener piojos era para él casi peor
que un cáncer. Era la más temida de las maldiciones. ¡Por todo ello odiaba la
naturaleza! Sin contar, por supuesto, con la presencia del resto de los
animales que podían llegar a rondar por el bosque… prefirió no ahondar en aquel
último aspecto.



Sacó de la mochila el bocadillo
vegetal que le había preparado la señora Graham e intentó disfrutar de la
comida. ________ le observaba con atención. Y él, por más que lo desease, no
era capaz de probar bocado. Lo había sacado al aire libre, allí donde múltiples
gérmenes ya se habrían instalado agradablemente sobre el pan, sobre sus
deliciosas olivas… invadiéndolo todo. Por ello, cuando todos habían terminado
de almorzar, él solo había dado tres pequeños mordiscos al bocadillo.



—¡Vamos, come de una vez! —le ordenó
Golpes y Sangre, y la dura mirada de este pareció surtir efecto, pues Logan
comenzó a devorar su almuerzo con más ganas.



La excursión prosiguió sin pausa. Logan
estaba agotado. Y para colmo el único que hablaba era el pesado de James, el
resto del grupo caminaba en silencio. Las horas se tornaron eternas, y los
minutos, infinitos. La tensión acumulada en el ambiente provocaba que se sintiera
vulnerable e intimidado. Kendall no le había dirigido la palabra ni una sola
vez durante todo el trayecto, aspecto que comenzaba a preocuparle de veras. Por
otra parte, __________ le dejaba de lado
y centraba toda su atención en James. Logan intentó hacerse un hueco entre los
dos.



—________, ¿dónde dormiremos
nosotros? —le preguntó—. No he traído tienda de campaña.



—La lleva Kendall —respondió ella
secamente.



—Entonces… ¿eso significa… que
dormimos con Kendall?



—Felicidades, has acertado.


________ le sonrió falsamente. Logan tembló. Dormir con
ambos hermanos sería francamente… peligroso.



—Y, ________, si estáis muy
apretados, en mi tienda cabes —añadió James.



Logan sintió unas ganas tremendas de
matarle. Entornó los ojos e intentó no desesperarse.



—Sí, puede que sea una buena opción
—le respondió ella, palmeándole la espalda.



Logan cerró los puños con fuerza e
intentó seguir los pasos de la fila. Algo extraño comenzaba a bullir en su
interior. Estaba cansado de tanta tontería. El enfado de _________ había ido demasiado lejos. Se inclinó hasta
rozar la oreja de la chica con sus labios.



—¿Podemos hablar un momentito? —le
susurró.



—No, ahora no —le espetó _______, y
se sacudió la melena hacia atrás—. Quizá luego, cuando acampemos.



—Me estás sacando de quicio —le avisó
Logan.



—Paciencia…


La voz de ________ denotaba cierta
diversión ante la situación, cosa que a Logan no le hacía ninguna gracia.



—«Paciencia» es una palabra que en mi
vocabulario se encuentra en peligro de extinción.



—Como sigas así el que va a estar en
peligro de extinción eres tú —concluyó ella.



Montar las tiendas de campaña no fue
tarea fácil. Era la primera vez que Logan hacía una excursión de aquel tipo y
le sorprendió la soltura del grupo a la hora de organizarse. Carlos llevaba la
voz cantante y daba algunas órdenes de vez en cuando, mientras que Golpes y
Sangre podía hundir las piquetas en la dura tierra sin la necesidad de tener un
martillo, aspecto bastante útil. El único que le sonreía de vez en cuando era
Gorth. A Logan le tranquilizaba su presencia.



Una vez su tienda estuvo bien
montada, Logan entró en ella. Lo primero que pensó fue que sería complicado que
consiguiese dormir bajo la dudosa seguridad de tres capas de tela fina. La
segunda idea que acudió a su mente fue que definitivamente no deseaba que _________
terminase compartiendo la tienda con James,
pues el aspecto de su interior se le antojaba extrañamente… íntimo.



Se puso nervioso cuando Kendall
entró. En aquel reducido espacio no podía evitar su mirada sin que se notase en
exceso, así que pensó que había llegado la hora de enfrentarse a él y pagar por
sus actos.



—Kendall… —comenzó a decir,
nervioso—. Lo que dijo tu hermana era verdad.



—Eso ya lo sé —contestó el otro,
mientras guardaba su paquete de tabaco de liar en un bolsillo del extremo de la
tienda.



—Lo que quiero decir es que… lo
siento —admitió—. Puede que seamos muy diferentes, pero nos compenetramos bien.
El problema es que no pensaba lo mismo al principio, no te conocía lo
suficiente.



Un silencio tenso se adueñó de la
tienda. Logan tosió, incómodo. Kendall sonrió lentamente y poco después lo
asfixió entre sus brazos. Las rastas de Kendall le arañaban la piel de las
mejillas, pero permaneció muy quieto aceptando el abrazo del Mendigo.



—¡Te perdono, tío! —exclamó Kendall,
la mar de feliz. Lo soltó poco después, dejándole exhausto—. ¡Y ahora
celebremos nuestra amistad con un porrete!



Logan rió, cosa que le extrañó hasta
a sí mismo y esperó mientras Kendall liaba con maestría aquel cigarro de
hierbas medicinales. Ambos permanecieron en el interior de la tienda mientras
escuchaban el ajetreo que el resto armaba fuera. Logan no fumó, pero la
humareda que le envolvía comenzó a marearle. Suspiró, colocando su almohada
plegable sobre el suelo y extendiendo las sábanas nuevas.



—¿Sabes? Tu hermana pretende dormir
con James —le informó a Kendall.



Kendall abrió mucho los ojos,
sorprendido, al parecer.



—¡Ni de broma! Yo no quiero cambiar
de cuñado —se quejó, como un niño pequeño—. Le pediré a James que me deje
dormir en su tienda y así ________ tendrá que dormir aquí, ¿no crees, chaval?



Logan sonrió travieso. Por supuesto
que lo creía. Probablemente aquella era una de las mejores ideas que Kendall
había tenido en toda su vida.



gisell portilla
gisell portilla


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Mensaje por gisell portilla Jue 14 Feb 2013, 9:14 pm

27


La hermandad
marihuanera



—Tío… pedazo submarino —comentó Carlos
mientras entraba en la tienda y procuraba divisar entre la humareda los rostros
de los otros dos—. Se sale, chaval.



—Ya te digo. —Kendall le dio otra
calada al porro—. ¿Quieres?



Logan negó con la cabeza.


—Estoy ocupado ahora mismo…
intentando no ahogarme.



—Ja, ja, ¡es la hostia este inglés!
—exclamó Carlos, antes de que Kendall le pasase el canuto—. Joder, qué calor,
dejadme espacio que voy a quitarme la chupa.



—¿La chupa? —preguntó Logan.


—Sí, brother, la chaqueta.


—Ah, entiendo.


El humo era denso. El olor a
marihuana impregnaba sus fosas nasales, dejándole exhausto. Se sentía mareado.
A pesar de no haberle dado ni una sola calada al porro, le empezó a entrar la
risa tonta. Kendall ya se estaba liando el segundo.



—Me encantan estas excusiones —comentó—.
Todos aquí, con la naturaleza…



—… con la naturaleza en los pulmones.
—Carlos soltó una brusca carcajada.



—Suena todo muy… místico —opinó Logan.



—Ya ves, tío. —Carlos se acomodó más,
cruzando las piernas al estilo indio—. Esto es espiritual.



Logan no estaba seguro de si hacer un
submarino de marihuana en una tienda de campaña era una hazaña espiritual, pero
tampoco le importaba demasiado. Kendall le había perdonado. Era un primer paso
importante. Observó cómo el Mendigo se encendía el segundo canuto.



—¿Sabes lo que ha pasado, colega? Que
el idiota de James quiere quitarle la novia a mi cuñao.



—Sí,
va, ¿qué me cuentas, tío?, ¿en serio?



Logan escuchó con atención la
conversación de los otros dos.



—Sí, solo porque se han peleado ya le
ha dicho a ________ que duerma con él.



—¡Será mamón! —Carlos alzó un puño—.
Eh, brother, si quieres yo le pego dos hostias.



Logan consideró la oferta. No estaba
seguro de que enviar a un matón fuese su mejor opción si quería que _________
le perdonase. Así que negó con la cabeza repetidamente.



—¿No? —Carlos le miró decepcionado—.
Joder, ¡con las ganas que le tengo a esa nenaza!



Su brother parecía triste por
no haber obtenido permiso de Logan para descargar su furia sobre otra persona.
Se mostró pensativo unos instantes y luego se echó a reír.



—Esta noche podríamos darle un buen
susto a Cloe, que seguro que se muere de miedo —apuntó—. Y a Nixie…



—Oye, a Nixie no me la toques —le
interrumpió Kendall.



Un silencio incómodo invadió la
tienda. Se oía a lo lejos la brutal voz de Golpes y Sangre; era aterrador aun a
distancia. Entonces Logan, en medio de
la confusión que generaba aquel submarino, reparó en algo. Se giró hacia Kendall.



—¿Te gusta Nixie?


—Un poquitín. —Rió como un chiquillo.



Carlos le dio una palmada en la
espalda como buen camarada que era y, emocionado, le dijo:



—Joder, brother, nos hacemos
mayores… Qué bonito es todo esto.



Logan sonrió abiertamente. Ya sabía
cómo agradecerle a Kendall su innata solidaridad. Hablaría con Nixie en cuanto
tuviese la mínima oportunidad. Sintió un pequeño escalofrío al imaginarse a los
dos juntos, pero no le costó demasiado pensar en otra cosa y olvidar la imagen
que había trazado en su cabeza. Era complicado fantasear con la idea de que Kendall
tenía novia.



—Eh, entonces, ¿qué coño hacemos al
final con la nenaza? —insistió Carlos, que al parecer tenía unas ganas
incontrolables de hacer el mal contra James.



—Alejarlo de ________ —musitó Logan,
y casi le sorprendió su propia determinación.



—Vale. Yo me pegaré a mi hermana como
una lapa. —Kendall rió de nuevo—. Y tú, Carlos, intenta molestar un poco a James.



—Tranquilo.
—Sonrió malévolo; a Logan casi le daba miedo—. Esa es… mi especialidad.



Cuando salieron de la tienda, Logan
se tambaleó y estuvo a punto de tropezar con dos piquetas. El aire puro le
pilló de improviso; se sentía como si llevase varias semanas viviendo bajo
tierra. Se frotó la cara con desgana y luego buscó a _______ con la mirada. Le
agradó descubrir que se encontraba junto a Amy, hablando tranquilamente.



—¿Y dónde está la nena? —preguntó Carlos,
refiriéndose a James.



Logan observó cómo su brother acariciaba
sobre la tela la navaja que guardaba en el bolsillo. Tragó saliva despacio. Se
convenció de que no era posible que estuviera tan sumamente loco.



Gorth se acercó hasta ellos mientras
devoraba con calma una chocolatina. Les sonrió. Siempre parecía extremadamente
tranquilo, y eso a Logan le gustaba.



—¿Cómo va eso, chicos?


—Aquí estamos —Carlos se encogió de
hombros—, vamos a hundir a James, ¿te unes a nuestra hermandad?



—¿Qué? —Gorth les miró sin
comprender. Fue una pena que se despistase, porque, justo en ese instante de
profunda ignorancia, Kendall le quitó un buen trozo de la chocolatina y se
marchó corriendo con el botín hasta donde se encontraba su hermana, se sentó a
su lado y se pegó a ella cual mejillón, tal como había prometido.



—¡Será…! ¡Kendall, esta te la guardo!
—le gritó, girándose. Pero era tarde, no había nada que hacer. Kendall se había
metido todo el chocolate en la boca de una sola vez. Logan temió que terminara
atragantándose y asfixiándose—. Bueno, ¿qué narices decíais sobre la hermandad
de no sé qué?



—¡Es verdad, colega, aún no nos hemos
puesto nombre! —Carlos alzó una mano, consternado—. Vale, ya lo tengo, seremos
la Hermandad Marihuanera, en honor al momento de la creación del grupo.



Logan le miró fijamente. ¿Lo decía en
serio? Él, Logan Henderson, uno de los líderes fundadores de… la Hermandad
Marihuanera. Intentó no reír. Su brother parecía emocionado con la idea
del nombre.
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Mensaje por gisell portilla Jue 14 Feb 2013, 9:17 pm

28


Cosas inexplicables


Dicen que en la vida ocurren cosas
inexplicables. El hecho de que él se hubiese enamorado de ________ formaba
parte de la lista. No había modo alguno de entender cómo había terminado
inmerso en una situación tan descabellada. Cuando llegó a Estados Unidos jamás
lo habría imaginado.



Y ahora la necesitaba. Los seres
humanos se aferran con fuerza y facilidad a otras personas. Cuesta mucho más
olvidarlas que quererlas. Logan tenía una idea clara que palpitaba en su mente:
no deseaba olvidar a _________. Por mucho que todo le indicase que era lo que
debía hacer. Él se marcharía en unos días y estarían separados, no podrían
verse durante largas temporadas, y hasta la fecha _______ le odiaba. Había descubierto que él no era un
príncipe azul, a diferencia de Logan, que acababa de descubrir que ella sí era
su princesa.



La observó desde lejos. Estaba
sentada sobre la fina hierba del claro del bosque, apoyada sobre el tronco de
un árbol. Reía. Cuando reía estaba guapa, porque sus facciones se suavizaban. Logan
siempre sentía ganas de acariciar sus rosadas mejillas…



Se sobresaltó cuando Carlos le dio
una brusca palmada en la espalda.



—No te desanimes, brother. El
plan sigue en pie —le dijo, sonriéndole.



Logan le devolvió la sonrisa,
agradecido. Empezaba a entender que existían ciertas personas que a veces
hacían favores sin esperar recibir nada a cambio. Le extrañaba esa actitud,
pero con el paso del tiempo había ido asimilándola.



Las horas se le antojaban lentas y
misteriosamente densas, como si el tiempo se hubiese materializado en un enorme
pastel de chocolate tan empalagoso que era imposible de comer. _________ no
parecía reparar en su actitud y danzaba alegremente de un lado a otro, seguida
de cerca por su hermano (y guardaespaldas temporal).



—¿Por qué demonios me persigues, Kendall?
¡Largo! —le gritó. Empezaba a molestarse.



Kendall se encogió de hombros.


—Eres mi hermana… Me gusta estar…
contigo.



—¡Vamos!, pero ¿qué te ocurre? Estás
muy raro, en serio. —Se cruzó de brazos y le inspeccionó de los pies a la
cabeza como si con ello fuese a descubrir el secreto que guardaba—. Desaparece,
no pienso repetírtelo.



Kendall ignoró todas sus súplicas y
continuó pegado a ella como un buen mejillón. Estaba cumpliendo una misión. Logan
quiso aplaudirle, pero hubiese sido algo poco discreto. James parecía contento
tras saber que ellos estaban peleados y pasaba el rato contándole su aburrida
vida a una paciente __________.



—Tómatelo con calma —le aconsejó
Gorth, cuando pasó por su lado y advirtió que Logan comenzaba a desesperarse.



El inglés asintió, no muy convencido.
James tenía complejo de pulpo y arrastraba sus tentáculos hasta terminar
tocando siempre a _______. A Logan le importaba poco que James solo le rozase
el hombro o la agarrase de la cintura, sencillamente no quería que tocase ni un
solo pelo de su cabeza. Respiró hondo. Quizá el submarino de marihuana que
habían montado en la tienda horas atrás le había dejado tonto de por vida.
Esperaba que las secuelas fuesen reparables.



Finalmente, decidió acercarse hasta
donde ________ se encontraba. Y se quedó
allí, muy quieto, escuchando a James y mirando a Kendall de reojo.



—… Lo que intento decir es que está
demostrado que un niño que crece con falta de afecto siempre tendrá problemas. Ningún
psicólogo puede reparar el pasado de las personas; las vivencias dejan huellas
que no pueden ser borradas. Sería fantástico que la ciencia avanzara lo
suficiente como para hacer que los humanos olvidasen partes desagradables de
sus vidas, todos seríamos mucho más felices.



Logan parpadeó confundido y miró
fijamente a James. Este permanecía serio y sereno. El inglés estalló en una
sonora carcajada y le señaló con el dedo índice.



—¿Esta conversación es real? —Logan
miró a su alrededor, casi esperando encontrar una cámara oculta en el recoveco
de algún árbol. Estaba seguro de que se trataba de una broma televisiva o algo
por el estilo. James no podía estar martirizando a la pobre ________ con sus
traumas infantiles en plena acampada. Aquello era demasiado.



Kendall rió con gesto lelo.


—No sé, yo hace media hora que he
dejado de escucharle… —opinó, distraído.



—No me extraña. Yo también voy a
fingir que me he quedado sordo, es el único modo de sobrevivir mientras él esté
cerca —explicó, señalando a un enfadado James.



_________ intentó no reír. Odiaba que
las palabras de Logan le hiciesen gracia, pero no podía dejar de admitir que
las conversaciones de su amigo conseguían adormirla de una forma extraña. Se
propuso gritarle a Logan que tuviese un poco más de respeto, pero cuando abrió
la boca no pudo evitar que una brusca carcajada reemplazase sus palabras. De
modo que James se marchó de allí enfurecido y se internó entre los frondosos
árboles que bordeaban el claro. Logan le señaló divertido.



—¡Eso, corre, a ver si encuentras un
oso y haces nuevos amigos!



_________ agradeció que James ya
estuviese lo suficientemente lejos como para no escucharle. Le propinó un
manotazo a Logan.



—¡No seas tan cruel!


—¡Pero si tú también te has reído!
—le recordó.



—Yo… necesito otro porrito… —confesó Kendall,
antes de desaparecer y dejarles a solas.



Se miraron fijamente durante unos
instantes eternos. ________ no sabía si debía reír o llorar, tenía serias dudas
al respecto. Esperó pacientemente hasta que Logan se dignó decir algo.



—¿Ahora ya podemos hablar? —preguntó
inseguro.



_________ no contestó con palabras,
pero asintió despacio con la cabeza. Logan alargó la mano, casi temblando,
hasta que encontró sus dedos pequeños y los enroscó lentamente entre los suyos.
_________ tenía la piel muy fría, y sonrió tímidamente. Él se armó de valor
para dar un paso tras otro, tirando suavemente de _________, hasta llegar a la
tienda de Kendall. Descorrió la cremallera y le indicó que entrase.



Se acomodaron sobre las esterillas y
algunas mantas arrugadas. A pesar de que cada uno se había sentado en un
extremo, gracias al espacio reducido de la tienda estaban muy juntos. Logan
suspiró. ¿Qué tenía qué decir? Lo había olvidado. En realidad se había pasado
la noche anterior memorizando un discurso bonito y extremadamente sensiblero,
pero ninguna de las palabras que había planeado acudían ahora a su mente. Se
había quedado en blanco.



—¿Y bien? —________, cruzada de
brazos y sentada al estilo indio, parecía impaciente por escuchar su discurso.



Logan respiró hondo.


—Esto… Yo creo que… —balbució—.
Bueno, es que yo… claro, ya sabes… ¿me entiendes, verdad? Era lo que quería
decir…



—¿Qué? —Ella le observó divertida.
Obviamente no había entendido nada.



—¡Pues eso, ________! ¿Qué más
quieres que te diga? Si no puedes comprenderme… Era eso… y tal… —Se miró las
manos, confuso. Estaba sudando a pesar del horrible frío que hacía.



—Logan… ¿cómo quieres que te entienda
si aún no has dicho nada coherente?



Él alzó la vista y se perdió en el
mar azul de sus ojos. Había vida en ellos.



Había
transparencia. Todo estaba en su sitio, todo tenía su lugar. ¿No había dicho
nada coherente? Quizá _________ tenía razón, porque no recordaba las palabras
que acaba de pronunciar, se sentía demasiado intranquilo. Se asustó: podía oír
incluso los latidos de su corazón. Empezaba a molestarle el tenso silencio.
Cogió mucho aire de golpe.



—_________, ¿entiendes que… te
quiero?



Más y más silencio. Ambos en un mundo
paralelo, lejos de todos los demás. _______ tragó saliva despacio y advirtió
que estaba a punto de llorar.



—Sí.


—Entonces lo entiendes todo —concluyó
Logan.



Sonrieron. Él se acercó despacio
hacia ella. Alzó un dedo en lo alto y, extrañado por sus propios actos,
acarició con lentitud las lágrimas que se escurrían por su rostro. Incluso
llorando estaba guapa, ¿era eso posible? Probablemente influía lo que sentía
por ella.



—No llores —le susurró—. Llorar… está
mal.



—¿Quién te ha dicho algo así? —________
encontró sus ojos negro e intentó que no le temblase el labio inferior al
hablar.



—Mi padre —contestó, hablando muy
bajito—. No hay que llorar, ¿por qué lo haces? _________ respiró hondo. Tenía
mocos y agradeció que Logan se sacase un pañuelo limpio del bolsillo y le
limpiase con delicadeza.



—¿No te da asco? —preguntó ella.


—Un poquito. —Él le sonrió—. Pero
después de mis propios mocos, los tuyos son los que menos asco me dan del
mundo.



—Oh, ¡qué bonito, Logan!


________ le abrazó entre risas.
Comenzó a llorar con más intensidad. Él procuró no caer hacia atrás, dado que ________
se había tirado sobre él con todas sus fuerzas, y ahora su piernas rodeaban la
cintura de Logan y ya no había espacio entre los dos siquiera para respirar.
Cerró los ojos, con el rostro escondido entre sus cabellos, y durante unos
segundos creyó encontrarse en medio del océano, al vaivén de las olas
relajantes. Despertó de aquel trance al escuchar de nuevo los sollozos de ________.



—Pero ¿por qué lloras?


—Porque tengo miedo.


—¿De qué tienes miedo? —preguntó, y
besó con ternura su cuello.



—De ti.


Logan
sintió un pequeño escalofrío recorrer todo su cuerpo.



—Yo… no te haré daño.


—Eso dicen todos.


_________ se separó un poco de él,
rompiendo aquel abrazo, para poder mirarle fijamente.



—Si engañaste a esa otra chica, ¿por
qué no harías lo mismo conmigo?



—Porque no eres ella.


—¿Eso es todo?


—El todo lo eres tú, ________.


Cerró los ojos y se calmó cuando los
labios de ella rozaron despacio los suyos. Aguantó las ganas de sonreír para
poder sentir plenamente el contacto de aquel beso. ________ besó después la
punta de su nariz, sus mejillas, la frente y bajó por la barbilla hasta
saborear delicadamente uno de sus hombros. Logan se estremeció y la abrazó más
fuerte. Temía hacerle daño, temía presionar demasiado su cintura. Se concentró
en escuchar la acelerada respiración de ________. Empezaba a sentir que no
podría quedarse quieto como una roca durante mucho más tiempo, así que acogió
el rostro de ________ entre las manos y la obligó a mirarle.



—Esta noche dormiré contigo —le dijo
ella, sonriéndole.



—¿Esta noche? —Log torció el gesto—.
¿Por qué no ahora?



—Son las dos del mediodía. —_______
ojeó confusa su reloj.



—Podemos dormir… la siesta.


No le dio tiempo a responder. Logan
la tumbó sobre las mantas y cogió una de ellas, tapándoles a los dos. La abrazó
y apoyó la cabeza en su pecho. Tiritó.



—________, tengo frío.


—Eres como un bebé.


_________ rió y le frotó con una mano
la espalda, infundiéndole calor. Logan sonrió agradecido ante sus mimos.
Advirtió el resultado de la charla y su corazón palpitó alegre. Estaba
perdonado.
gisell portilla
gisell portilla


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Mensaje por gisell portilla Jue 14 Feb 2013, 9:24 pm

29


________ y Logan


Escuchaba la voz de ________ lejana,
como si ella se encontrara en un mundo paralelo. Sonrió tontamente.



—¿No me has oído? ¡Son las seis de la
tarde!



Se hizo un ovillo bajo las mantas y,
cuando la encontró junto a él, se abrazó a su cuerpo como si la vida le fuese
en ello. ________ le dio un manotazo en el hombro y le sacudió con fuerza.



—¿Piensas levantarte algún día o
tengo que llamar a la grúa?



Logan parpadeó repetidamente antes de
conseguir abrir los ojos. Bostezó. Se incorporó despacio y ojeó el interior de
la tienda de campaña. Ya había anochecido, la oscuridad lo invadía todo. Le
dirigió a _______ una mirada afilada.



—Gracias por romper el supuesto
despertar romántico.



—¡Vamos, Logan! Llevo diez minutos
rogándote que despiertes de una vez por todas.



—¡Pero podría haber sido diferente!
—Alzó las manos, consternado—. En vez de pegarme, que me hubieses traído la
merienda en una bandeja quizá habría sido una buena idea.



—¿Me has confundido con una de tus
sirvientas o qué?



Logan chasqueó la lengua, molesto. Se
miró a sí mismo, tendido sobre las mantas, con los codos ligeramente apoyados
en el suelo y el torso erguido. Movió un poco los pies, de lado a lado.



—_________, no quiero alarmarte… pero
lo mejor será que dejemos la discusión para otro momento.



—¿Qué te pasa ahora? —bufó.


—Se me han dormido las piernas. —La
miró apenado, dedicándole un gracioso puchero.



________ rió con ganas.


—Puede que sea porque me he dormido
encima de ti. —Sacudió una mano frente a su rostro, quitándole importancia al
asunto—. Se te pasará en unos minutos.



Logan frunció el ceño y se estremeció
cuando empezó a notar un leve cosquilleo ascendiendo por las piernas.



—¿Es que no había sitio en la tienda
y tenías que dormir sobre mi cuerpo?



—Tenía frío. —_________ se encogió de
hombros.



—Yo también tenía frío, pero no por
ello he intentado aplastarte.



Ella sonrió tímidamente mientras el
rostro de Logan se contorsionaba en extrañas muecas a cual más ridícula a causa
del electrizante cosquilleo que se adueñaba de sus extremidades inferiores. Le
apartó sin excesiva delicadeza algunos mechones que le caían alborotados por la
frente y le dio un beso en la nariz.



—Eres tonto.


—Qué halagador, cariño.


_________ abrió mucho la boca y le
señaló con el dedo índice. Logan dobló las rodillas, ya casi no tenía las
piernas dormidas.



—¡Me has llamado cariño! —explotó la
joven.



—¿Qué? —Logan la miró sin
comprender—. No, claro que no.



—¡Acabas de decirlo!


—Lo habrás soñado.


________ se hizo a un lado, escaló
por el cuerpo de él y se sentó sin reparos sobre sus piernas. Le pellizcó las
mejillas mientras una pícara sonrisa curvaba sus labios.



—¿Te da vergüenza? No tiene nada de
malo.



Logan se señaló las piernas, sobre
las que ella continuaba acomodada.



—No has tenido suficiente con echarte
la siesta encima de mí, ¿verdad?



—Ahora no cambies de tema. —Acogió el
rostro de Logan entre sus pequeñas manos—. ¡Me has llamado cariño! —repitió,
emocionada.



Logan tragó saliva despacio. Sí, era
cierto. Lo había dicho sin pensar, pero jamás lo reconocería en voz alta. Al
menos no delante de ella. Negó con la cabeza, sin dar su brazo a torcer.
Intentó encontrar algún asunto importante que le hiciese olvidar el percance.



—¿Y qué haremos con… lo nuestro?
—preguntó, casi en susurros—. Yo me iré en apenas dos días.



—Podremos vernos durante las
vacaciones —meditó _________—. Y quizá algún fin de semana si encontramos
vuelos baratos de última hora.



Logan volvió a tragar saliva
despacio. La abrazó. Rodeó con sus grandes manos la cintura de _________ y se
pegó a ella todo lo que pudo. Intentó imaginar cómo serían sus días sin oler su
cabello, sin verla reír, sin observar cómo fruncía el ceño cuando se enfadaba,
sin gritarle ni insultarle…



—¿Me llamarás todos los días?
—preguntó, y le dirigió una mirada suplicante. A ella comenzó a temblarle el
labio inferior, y Logan advirtió que se avecinaba otra cascada de lágrimas—. No
llores otra vez, por favor.



—¡No estoy llorando! —gimoteó ________,
mientras algunas lágrimas ya se derramaban por sus mejillas.



Él aguantó las ganas de reírse.


—Vamos a estar juntos —le susurró al
oído. _________ se calmó poco a poco, con el rostro escondido en su pecho—. No
importa la distancia; así, cuando nos veamos, tendremos más ganas de intentar
matarnos el uno al otro —Sonrió al oír que ella empezaba a reír—, seguro que
todo saldrá bien.



_________ no quería pensar durante
mucho tiempo en esa fatídica despedida. Decidieron pasar el resto de la tarde
con el grupo de amigos, olvidando así sus próximos problemas. Cuando la humedad
aumentó y el frío se tornó más punzante, encendieron una hoguera y se
acomodaron alrededor. Y conforme las horas fueron pasando, ambos se quedaron a
solas con Nixie y Cloe. Los demás ya estaban durmiendo; desgraciadamente ellos
habían dormido una siesta demasiado larga como para volver a conciliar el
sueño.



—Chicos, creo que nosotras nos vamos
ya a descansar —comentó Cloe. Se levantó y Nixie también la imitó, mientras
bostezaba.



—Dulces sueños —murmuró __________.


Logan se acercó sigiloso a __________
para susurrarle al oído.



—Dudo que la palabra «dulce» forme
parte del vocabulario de Cloe. Es probable que no te haya entendido.



Ella le apartó dándole un pequeño
empujón. Cloe le dirigió una mirada asesina a Logan antes de echar a andar
hacia su tienda de campaña. Entonces él recordó algo y llamó a Nixie. Esta se
acercó de nuevo a la hoguera.



—¿Qué pasa?


—Kendall está solo… en su tienda… —le
informó Logan. Sus ojos negros brillaban malévolos bajo la fantasmagórica luz
de las llamas.



—¿Qué importa…? No tengo ninguna
oportunidad —replicó Nixie con fastidio.



—¡Claro que sí! Le gustas, me lo ha
dicho hoy… un pajarito —dijo Logan, y tanto ________ como Nixie sonrieron
emocionadas.



—¿En serio?


—Totalmente. —Logan se llevó una mano
al pecho, como si al señalarse el corazón sellase una especie de juramento.



Nixie se encaminó a paso rápido hacia
la tienda de Kendall, nerviosa y tambaleándose de vez en cuando. _______ y Logan se quedaron a solas.



—¿Cómo es posible que mi hermano te
lo dijese a ti antes que a mí?



—Kendall me adora, ________.
Acéptalo.



Se ganó un segundo empujón. Tras un
inofensivo forcejeo acompañado de algunas risas, _________ se levantó y le tendió una mano, instándole a
que él también lo hiciese.



—Quiero enseñarte algo.


—¿Ahora? —Logan frunció el ceño.


—Sí. —Sonrió—. Seguro que te gusta.
Sígueme.



________ se internó entre los frondosos árboles, y Logan,
sin saber muy bien qué hacer, accedió a seguir sus pasos. Le asustaba que
pudiesen perderse o, peor aún, que se topasen con algún animal peligroso. Ella
apenas se giraba y se movía con agilidad sorteando los arbustos y las rocas que
entorpecían el camino. A Logan le costaba algo más coger el ritmo, no estaba
familiarizado con los espacios naturales abiertos.



Tenía ganas de estar con __________ alrededor de la hoguera que habían dejado
atrás. Era un fastidio que las chicas siempre terminasen arruinando sutilmente
todos los momentos que el género masculino calificaba de «románticos». Para Logan,
caminar por el bosque a media noche no era nada «romántico», tropezar con
piedras una vez tras otra no era «romántico» y mancharse sus zapatos italianos
de barro tampoco era algo «romántico».



Se sentía cansado, y se disponía a
abrir la boca para empezar a protestar cuando ________ se giró hacia él con una
enorme sonrisa en medio de la noche y le indicó que acababan de llegar. Apartó
con una de sus pequeñas manos los arbustos que se extendían frente a ellos,
mostrándole así el hermoso paisaje que se dibujaba ante sus ojos.



Las estrellas brillaban intensamente
como si un millar de faros iluminasen las rutas del cielo. La montaña donde
ellos se encontraban parecía haber sido cortada por la mitad, de un modo
limpio, dando pie a un vertiginoso acantilado que se recortaba entre la
vegetación del lugar. Logan sonrió tontamente.



—¿Esto no será una trampa para
matarme y quedarte con mi seguro de vida, verdad? Recuerda que aún no estamos
casados.



—Va, tonto, siéntate conmigo —pidió
ella, que se acomodó en el suelo y extendió los brazos. Logan se dejó caer
delante de ________ y ella le abrazó por detrás con suavidad—. ¿Ves? Te dije
que te gustaría.



—No me gusta. —Arrugó la nariz.


—Mientes.


—Vale, solo me gusta un poquitín. —Logan
se relajó y consiguió sonreír. Si alzaba la cabeza, ________ apoyaba la barbilla entre su pelo, y él podía
contar las estrellas perfectamente desde esa posición.



Recordó la primera vez que la besó de
verdad, en medio de aquella horrible discoteca repleta de luces y ruido.
También aquel día había contado las estrellas, en el parking, cuando no sabía
qué más hacer o decir. Y le había sobrado cualquier palabra; se sentía bien
así, en silencio, a su lado. Se marcharía a otro continente dos días después;
aun así no tenía nada que decir. Suponía que en su relación con ________
siempre habían sobrado las palabras; solo las usaban para humillarse e
insultarse, y en los buenos momentos dejaban paso al silencio, como si les
abrigase y les meciese en un vals tranquilo.



—Me gusta este sitio —admitió Logan.


—Y a mí también. —_________ respiró hondo y su aliento le hizo cosquillas
a Logan en la nuca—. Esta es la segunda vez que vengo a este lugar. La primera
vez fue hace dos años, durante una de las acampadas que hacemos cada Navidad.
También era de noche y no conseguía dormirme, así que salí de mi tienda y
comencé a caminar hasta llegar a este acantilado.



Logan se giró sorprendido.


—Tú no temes morir, ¿verdad?


—Chist, déjame terminar —pidió ella—.
La cuestión es que ese día me sentía triste y sola, y me preguntaba si algún
día lograría encontrar a mi alma gemela. Me prometí a mí misma que si lo
lograba le traería a este sitio.



—Oooh. —Logan la miró con ternura,
pero no pudo evitar reír. ________ frunció el ceño y él le dio un beso en la
frente—. No te enfades, es la historia más bonita que jamás he vivido: la
nuestra.



_______ sonrió y le pidió a Logan que se pusiera de
pie.



—Pero aún hay más —le dijo—. Quiero
enseñarte otra cosa.



_______ se encaminó hacia el árbol más cercano e
inspeccionó su corteza. Logan la observó preguntándose qué estaría buscando.



—¡Aquí está! —gritó ella, y frotó con
la manga de su chaqueta una zona del tronco—. Acércate, Logan.



Logan distinguió unas letras talladas
en el árbol, que decían: «_______ y».



—Cuando lo escribí no había nadie que
me complementase, no encontré ningún nombre que pudiese acompañar al mío.
—Sonrió—. Pero ahora sí.



________ le dio a Logan una piedra y
él comenzó a rasgar la corteza de madera con la punta, en silencio. Ella
contempló satisfecha cómo el nombre de Logan se iba dibujando lentamente bajo
el suyo. Cuando él terminó, se giró y la besó.



—Me ha gustado mucho… venir aquí
contigo —le susurró al oído.



—Lo sé.


Y cogidos de la mano caminaron por el
bosque y regresaron a la zona de acampada. Durmieron juntos, con la certeza de
que solo les quedaban dos noches más por delante y a sabiendas de que el tiempo
no se detiene nunca.
gisell portilla
gisell portilla


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Mensaje por gisell portilla Jue 14 Feb 2013, 9:26 pm

30


Baile de hielo


A la mañana siguiente, cuando todos
despertaron, recogieron las tiendas y las demás pertenencias y comenzaron a
caminar siguiendo la ruta que les llevaría hacia el conocido destino. Todos
estaban más tranquilos, y apenas surgieron percances entre bostezos y caras de
sueño.



Logan estaba molesto. Subir y bajar
montañas en pleno invierno y a primera hora de la mañana no era una de sus
aficiones. Estaba a punto de quejarse cuando, tras salir de las inmediaciones
del bosque, de pronto descubrió el nuevo reto al que debería enfrentarse.



Un enorme lago congelado se extendía
entre las altas montañas que lo rodeaban. El aire gélido silbaba con fuerza,
escurriéndose después entre los árboles que dejaban atrás. Los chicos
aplaudieron animados y gritaron manifestando su alegría, a excepción de Logan.



—Todos vamos a morir —presagió.


_________ le cogió del brazo para
darle fuerzas y lo sacudió, feliz, quitándole importancia a sus palabras.



—No te preocupes, tonto. Seguro que
lo pasamos genial.



—No vuelvas a llamarme tonto. —Logan
alzó un dedo en alto a modo de advertencia.



—Vale, intentaré no hacerlo a menos
que me sirvas la oportunidad en bandeja. —_______ rió.



Se habían quedado algo rezagados del
resto del grupo, que ahora corría hacia la inmensa superficie de hielo. Una
lámina de plata, a lo lejos. Logan admitió en silencio que al menos era un
paisaje bonito; el vacío y la sencillez a veces eran suficiente. El hielo
brillaba bajo la luz del sol casi imperceptible. Al él le gustaban las cosas
que relucían, como el oro o los diamantes; era un símbolo de fortuna y
prestigio.



—¡Venga, vamos con los demás!


—Bien, pero solo porque quiero ver el
lago un poco más de cerca —puntualizó él.



Comenzaron a caminar hacia allí.
Parecía que todo se deshacía a su alrededor, como si los colores se deslizaran
al reflejarse en la superficie helada.



Logan
analizó rápidamente a los presentes: Kendall y Carlos saltaban con todas sus
fuerzas sobre el hielo como si se hubieran propuesto romper la superficie, caer
al agua y morir lentamente congelados.



—¿Qué intentan hacer? —le preguntó a ________,
temeroso.



—¿Sinceramente? No tengo ni idea,
pero prefiero no averiguarlo.



Otros jugaban a deslizarse por el
hielo, y los demás se lanzaban bolas de la nieve blanda que quedaba alrededor.
Hacía muchísimo frío, pero Logan se esforzó por encontrar la parte positiva de
todo aquello: el frío era bueno para la piel.



—Vamos, Logan.


Él negó con la cabeza.


—No quiero saltar sobre el hielo, ni
que me tiren bolas de nieve a la cabeza… ni nada de eso —añadió, señalando a
Esko, que acababa de tumbarse sobre la superficie helada como si aquello fuese
lo más normal. Ni siquiera llevaban el equipo térmico adecuado.



—Vale, lo entiendo. —_________ le
sonrió con dulzura y luego le tendió la mano a Logan con la esperanza de que
aceptase su ofrecimiento—. Pero… ¿qué te parece si me concedes un baile sobre
el hielo? Siempre he querido hacerlo.



Logan se debatió entonces entre
seguir su instinto de supervivencia y huir de allí o lograr que una ilusión de ________
se cumpliese. Lentamente, casi con
miedo, acercó su mano hacia la de ella, rozó sus dedos, notó el tacto frío y
finalmente supo que a esas alturas poco o nada podría negarle a ________.
Porque era lo más diferente a él y al mismo tiempo lo más cercano y bonito que
jamás había tenido.



Dieron unos pasos hasta que sus pies
tocaron el hielo. No estaba tan mal, no era tan horrible; a menos que recordase
que bajo aquella superficie había un montón de agua helada que ansiaba
ahogarle. Sacudió la cabeza y se propuso no pensar más en ello y dejar atrás
sus miedos.



Una vez se alejaron de la orilla, _________
apoyó la cabeza en su hombro y le rodeó el cuello con un brazo.



—¿Bailamos? —le preguntó en un
susurro—. Tú imagina que la música de un piano suena de fondo, una melodía
lenta.



Logan asintió y comenzó a moverse
despacio, balanceándose a un lado y otro. Recordó una canción de George Winston
que le gustaba, «Invierno», y se dejó llevar por las imaginarias notas del
piano. Sus pies se deslizaban por el hielo cada vez con más valentía, se alegró
de estar allí y haberse atrevido a concederle aquel extraño baile, y como toda
respuesta la abrazó con fuerza.



________
seguía sus movimientos en silencio. En realidad nunca había sabido bailar ni
tenía intención de aprender a hacerlo. Pero tiempo atrás había leído un libro
que relataba una bonita historia de amor imposible y se dijo que algún día ella
también viviría esa experiencia y bailaría sobre un lago congelado como hacían
los protagonistas de aquella novela.



Pero ahora _______ temía que el final
de su propia historia no fuera tan feliz e idílico como solía ser el de los
libros de amor. Recordó que les quedaban apenas unos días que compartir y se
contuvo para no llorar. Pensó en el tiempo que habían malgastado discutiendo y
odiándose, y luego admitió que quizá gracias a todo aquello ahora estaban
juntos. Todo había sido muy intenso desde el día que Logan llegó al aeropuerto,
tanto los buenos como los malos momentos.



—Te vas a ir —le dijo.


Logan se apartó un poco de ella para
poder ver su rostro. No lloraba, pero tenía los ojos acuosos. A él también le
dolía marcharse, aunque no lo demostrara del mismo modo que ________.



—Ya lo sé, nos queda poco tiempo
—contestó—. Pero anoche estuve pensando… en algo que quizá podríamos hacer.



—¿A qué te refieres?


—Una lista. —Logan siguió moviéndose
de un lado a otro, despacio, mientras hablaba—. Cada uno podría escribir en un
papel todas las cosas que le gustaría que hiciésemos juntos y durante los días
que nos quedan intentar cumplir la mayoría de esos deseos, ¿qué te parece?



—Es una idea perfecta, Logan.


Se puso de puntillas y le besó.


—¡Pero apenas nos queda tiempo! —se
quejó—. Aunque podríamos irnos ya, nosotros dos solos. —Miró a su alrededor—.
Seguramente los demás querrán pasar aquí el resto del día, como todos los años.



Logan la sujetó por los hombros y la
miró fijamente.



—Marcharnos ya de aquí sería mi mejor
regalo de Navidad y algo que te agradecería el resto de vida.



________ se esforzó por no reír, aunque debía de haber
supuesto que para Logan la idea de irse sería un regalo caído del cielo. Le
cogió de la mano y fueron a despedirse de los demás.
gisell portilla
gisell portilla


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Mensaje por gisell portilla Jue 14 Feb 2013, 9:29 pm

31


Lista de deseos


Cuando llegaron a casa, Logan estaba
a punto de sufrir un infarto. Solo habían hecho dos descansos durante todo el
trayecto, tenía un hambre voraz, puesto que habían olvidado coger los
bocadillos que Kendall llevaba en su mochila, y el esfuerzo de las horas de
caminata había sido mortal para él, que no estaba acostumbrado a caminar a ese
ritmo.



Mientras ________ abría la puerta, Logan
se llevó una mano al cuello para tomarse las pulsaciones.



—Francamente, no sé si me quedan
fuerzas siquiera para escribir mi lista.



Tras entrar, encontraron a la señora
Graham en la cocina preparando la comida.



—Pensé que llegaríais por la noche o
mañana. —Le sacudió el pelo a Logan con cariño—. Qué alegría teneros aquí de
vuelta; a propósito, ¿dónde está Kendall?



—Él se ha quedado con los demás en el
lago, nosotros hemos decidido volver antes.



—Ah, ¿os ha pasado algo?, ¿habéis
vuelto a discutir?



—Mamá, será mejor que no hagas más
preguntas. —_______ sonrió y le dio un
beso en la mejilla.



—¿Os preparo algo de comer entonces?


—Sí.


—No —le contradijo Logan—, tenemos
planes, comeremos fuera.



Logan cogió a _______ del brazo y la
guió hasta el piso de arriba.



—¿Qué pasa?


—Nada. Nos vamos a comer a un buen
restaurante, es mi primer deseo de la lista —dijo—, cámbiate de ropa y coge
papel y lápiz. Tienes cinco minutos —añadió antes de entrar en su habitación y
cerrar la puerta.



_________ se sentó sobre la cama y después se dejó caer
hacia atrás. Iban a ser dos días intensos. Había muchísimas cosas que quería
hacer con Logan, y su mente comenzaba a divagar pensando en los futuros deseos
que escribiría en su lista.



________
cerró la puerta de su habitación con cuidado, abrió el armario y comenzó a
pensar en qué ropa ponerse; al fondo, bajo una sudadera, vio el regalo de Logan
y recordó que tras la discusión ocurrida durante el día de Navidad no habían
llegado a intercambiar sus regalos.



Comenzó a dar pequeños saltitos por
la habitación intentando subirse los vaqueros, que parecían haber encogido
después del último lavado. Cuando estuvo completamente lista respiró hondo
intentando no pensar demasiado en los rápidos acontecimientos de aquellos días,
que habían dado un giro inesperado a su vida rutinaria.



Finalmente salió de la habitación; Logan
estaba esperándola apoyado en la barandilla de la escalera con una pose
elegante que le caracterizaba a la perfección.



—¿Dónde quieres ir a comer?


—Ya lo verás. —Sonrió—. He llamado a
un taxi, nos está esperando en la puerta.



Media hora más tarde, cuando bajaron
del taxi, _________ reconoció la fachada del lugar; era un carísimo restaurante
japonés, el más famoso de la zona. Logan la cogió de la mano con firmeza y
entró en el establecimiento. Tras el mostrador de recepción había dos mujeres
que vestían elegantes túnicas de seda con dibujos florales de estilo
tradicional. Sin pensárselo ni un segundo Logan dejó caer su chaqueta sobre las
manos de una de las mujeres, y esta le sonrió como si estuviera agradecida por
el hecho de poder servirles.



—________, vamos, dale tu abrigo.


—Ah, sí, sí, claro…


Sintiéndose sumamente extraña logró
quitarse el abrigo y entregárselo a la señora sonriente, después esta se
inclinó ligeramente a modo de reverencia y se dirigió hacia el guardarropa. La
otra mujer abandonó el mostrador y les condujo lentamente por el restaurante
hasta una de las mesas e incluso apartó ella misma las sillas donde debían
sentarse, por si Logan estaba demasiado cansado para realizar una hazaña de tal
calibre.



Sonaba una melodía suave de fondo y
se oía agua caer, como si en algún rincón del restaurante hubiese una fuente. ________
se sentía fuera de lugar, contrariamente a Logan, que se mostraba entusiasmado
mientras observaba la curiosa decoración del establecimiento y poco después
hojeaba la carta.



—¿Conocías este lugar? —preguntó
ella.



—No, lo busqué por internet con el
móvil. —Cruzó las manos sobre la mesa con elegancia—. ¿Has cogido papel y
lápiz?



________ asintió y buscó en su bolso mientras Logan le
explicaba lo que harían a continuación.



—Cada
uno hará una lista de cinco cosas —dijo—, pero ninguno mirará la lista del
otro; así, cuando se decida el siguiente plan, será una sorpresa.



—Me parece bien.


La camarera les interrumpió
preguntándoles si ya habían decidido qué querían pedir. Ambos estuvieron de
acuerdo en escoger un menú variado para dos. Cuando la mujer les retiró las
cartas y se alejó de la mesa, _______ le dio a Logan uno de los papeles que
había llevado y ambos se centraron en redactar sus respectivas listas.



________ quería que Logan probase cosas nuevas (y
rutinarias para el resto de los mortales), que abriese su mente ante el mundo
real y dejase de cerrarse puertas. Estaba segura de que disfrutaría todos esos
momentos simples que habitualmente despreciaba sin siquiera molestarse en saber
cómo eran. Por el contrario, Logan deseaba que __________ escapase de su monótono mundo y descubriese
detalles del suyo.



Ella fue la primera en terminar la
lista, a pesar de que Logan tenía menos que escribir, puesto que ya había
gastado uno de sus deseos al llevarla a ese lujoso restaurante.



—Esto va a ser interesante… —comentó
él tras acabar y comenzar a doblar el papel por la mitad.



—¡Ya lo creo! —_________ le miró traviesa.


Los ojos de Logan se convirtieron en
dos pequeñas rendijas.



—No eres de fiar —sentenció—, eres
consciente de que ya no nos odiamos, ¿verdad? Espero que hayas tenido en cuenta
ese detalle mientras escribías la lista.



—Lo mismo digo —concluyó ella.


Poco después les sirvieron el menú
para dos y ambos comieron en silencio, retándose con la mirada. Logan sabía que
________ no se lo pondría nada fácil.



—¿Y cuál será tu primer deseo?


—Hum… va a ser muy refrescante
—contestó ________ esbozando una leve sonrisa.
gisell portilla
gisell portilla


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Mensaje por gisell portilla Jue 14 Feb 2013, 9:31 pm

32


________ le había pedido que esperara
apoyado en uno de los árboles que se encontraban tras la casa de los Graham, en
el jardín. Llevaba más de diez minutos en silencio, solo, ansioso por descubrir
el primer deseo de _______. Eran las cuatro de la tarde, y Logan no cesaba de
mirar su reloj y advertir lo rápido que pasaba el tiempo.



Estaba concentrado en los perfectos
movimientos de las agujas del reloj cuando de pronto algo voló a lo lejos,
terminó chocando contra el tronco del árbol donde estaba apoyado y una lluvia
suave pareció caer sobre su cabeza, mojándole el pelo. Acababan de atacarle
lanzándole un globo de agua.



Logan se contuvo para no gritar. ________
apareció portando en la mano un cubo repleto de globos que se balanceaban de un
lado a otro al compás de sus pasos. Aquello sí era una venganza, y una prueba
en toda regla para Logan.



—¿Qué haces?


—¡Una guerra de agua!


—No, no puedes hacer eso. —Logan
intentó esconderse tras un árbol—. Eso no es un deseo, es un plan maquiavélico
y despiadado. Muy propio de ti, por cierto.



—Vamos, Logan, ¡no pasa nada, solo es
agua! Me apetecía hacer algo divertido contigo.



—¿Intentas decirme que habitualmente
soy aburrido? —preguntó él.



—No es eso. —_______ rió—. Solo
quiero que te olvides de que te vas a mojar tu preciosa ropa y te vas a
despeinar… y disfrutes el momento.



Aprovechó el silencio de Logan para
lanzarle otro globo, aunque falló el tiro.



—Está bien. —Él suspiró y salió de su
escondite a campo abierto—. Pero si esto es la guerra, que sea en igualdad de
condiciones. Dame globos —exigió tendiéndole una mano.



Logan nunca había participado en una
guerra de agua, pero tras superar el susto inicial, cuando los primeros globos
chocaron contra él, admitió que realmente era una actividad divertida. Dejó de
importarle el frío, el hecho de estar completamente empapado… y se dedicó a
correr tras ella entre risas. Cuando gastaron todos los globos que Kelsey había
llevado, ella se tumbó en el suelo y Logan la miró.



—Ha
sido una buena idea lo de los globos de agua. —Le dirigió una mirada traviesa—.
Se te transparenta la camiseta, y eso me gusta.



—¡Logan! —gritó ________ con fingida indignación; no obstante, dejó
caer los brazos cruzados sobre el pecho.



Él se tumbó a su lado, sobre el césped
del jardín de la familia Graham y lentamente le cogió de la mano, entrelazando
sus dedos con los de ________. Se quedaron en silencio, con la vista fija en un
cielo azul completamente despejado.



—Últimamente he estado pensando y he
llegado a una conclusión —dijo Logan.



—¿A qué te refieres?


—Tras analizar estos últimos días
aquí me he dado cuenta de que no solo me gustas tú, sino que tu familia tampoco
está tan mal. —Suspiró, como si pronunciar aquellas palabras fuese sumamente
complicado—. Tus padres siempre están en casa, con vosotros, y Kendall… Bueno, Kendall
es simplemente Kendall.



—¿Acaso tus padres no están nunca en
casa?



—No demasiado, tienen cosas que hacer
a todas horas —meditó—; y además viajan mucho, puesto que son importantes, no
como los tuyos —puntualizó, con lo que arruinaba todo lo anteriormente dicho.



—¡Mis padres también son importantes!
Lo son para mí, que es lo que finalmente cuenta.



—Lo que tú digas.


Logan bufó y se giró hacia __________,
sonriente y dando por acabada la conversación. Le tocó la punta de la nariz con
el dedo índice y después fue descendiendo, dibujando el perfil de su rostro
hasta acariciar sus labios.



—¿No crees que es hora de cumplir mi
siguiente deseo?



________ asintió en silencio; ambos
se levantaron y fueron a cambiarse de ropa, pues la que llevaban no solo estaba
empapada, sino también sucia de tierra y hierba.



Logan tenía muy claro que debía
acostumbrarse a ciertas actividades habituales de las que __________ disfrutaba, pero esperaba a cambio que ella también
intentara valorar su modo de vida. Así pues, el siguiente deseo de Logan
consistía en acudir al centro comercial y hacerle sombra a la película Pretty
Woman
con _________ de protagonista
principal.



—Logan, de verdad, no necesito
comprarme ropa.



—Te aseguro que lo que acabas de
decir es una mentira como una catedral. —La miró de arriba abajo
descaradamente—. ¡Algún día tendrás que ir a Londres y visitar mi hogar!



—¿Y…?


—Pues que no podrás ir vestida como
una liberal cualquiera. —Suspiró—. No te estoy pidiendo que cambies tu forma de
vestir, te pido que amplíes tu armario y no te cierres ante nuevos horizontes
—matizó, haciendo un gran esfuerzo por contenerse y no gritarle de golpe que
sencillamente cuando fuese a Londres debería seguir un protocolo y tirar todos
los trapos que solía llevar.



A _________ le costó ceder, pero lo
hizo. Al fin y al cabo, era el deseo de Logan y, si él había soportado acabar
empapado de los pies a la cabeza tras la guerra de globos, ella soportaría
probarse tres o cuatro vestidos.



La tienda que Logan eligió para
llevar a cabo su plan no era cualquier tienda, más bien era como un pequeño
palacio repleto de prendas sofisticadas y elegantes dependientas. Cuando
entraron, él se dirigió hacia el mostrador para hablar con una de las
encargadas y ________ aprovechó el momento para ver la etiqueta de un pañuelo
naranja que podría haber comprado en un mercadillo cualquiera y descubrir que
su precio rondaba los doscientos dólares; alarmada, soltó el pequeño trozo de
tela temiendo haberlo ensuciado o haber causado algún desperfecto.



—¿_________? —Logan dio una vuelta
sobre sí mismo buscándola y cuando la encontró al otro lado de la tienda, tras
una columna trenzada, se dirigió hacia ella—. Les he pedido que llamen a la
jefa de la tienda y que la cierren al público durante una hora, así podrás
comprar tranquila.



—¿Que has hecho qué?


—Soy Logan Henderson —le recordó
encogiéndose de hombros y mostrándole una sonrisa de orgullo.



________ se sentía incómoda; le molestaba que Logan
fuese a pagar todo aquello y todavía más que se tomasen tantas molestias por su
presencia. Así que permaneció anclada en mitad del lugar mientras él y las dos
dependientas iban seleccionando vestidos y otras prendas y colocándolos sobre
los cómodos sofás donde habitualmente esperaban los acompañantes de los
clientes.



—¿A qué esperas? —Logan dejó caer un
montón de ropa en sus manos y la empujó hasta el probador más cercano.



_________ respiró hondo. Lo único
bueno de todo aquello era que normalmente solía agobiarle el reducido espacio
de los probadores, pero aquel era aproximadamente del tamaño de su comedor, así
que no tendría problemas en ese aspecto.



Cogió un vestido de color rosa pálido
e intentó averiguar cómo colocar la cantidad de tirantes que cruzaban la
espalda del modelito. Poco a poco, consiguió enfundarse aquella prenda y,
cuando lo hizo, se sorprendió ante la



imagen que encontró en el enorme
espejo. La chica de su reflejo no se parecía demasiado a ella, pero estaba
guapa y sonreía.



—¿Te falta mucho? —preguntó Logan
tras golpear la puerta del probador con los nudillos.



_________ no contestó y abrió como
toda respuesta. Logan se quedó de piedra; estaba preciosa a pesar de que
llevaba el pelo sin peinar, pero ese detalle le daba un toque natural y
personal. Logan la cogió de la mano y le dio una vuelta. Las dependientas
sonreían tras ellos, y ________ tuvo que contener la risa.



—¡Deja ya de mirarme! —explotó ella
finalmente—. Voy a seguir probándome cosas —añadió guiñándole un ojo.



La tarde transcurrió entre suspiros
de emoción por parte de Logan, aplausos de las dependientas de la tienda y
carcajadas de ________. Ella no iba a cambiar su forma de vestir, aunque le
gustaron algunas prendas y decidió comprarlas; sentirse como una pequeña princesa
durante una hora había sido divertido.



Cuando salieron de la tienda dieron
un pequeño paseo por las calles del centro antes de irse a casa, cediendo ante
la insistencia de Logan en no subir al autobús.



—¿Quieres que sea como una de esas
señoritas?



—Claro que sí. —Logan sonrió
tontamente.



—Vale. —__________ le dirigió una
mirada malévola—. Entonces, ya sabes, te toca llevar las bolsas, es lo que
siempre ocurre en las películas.



A Logan no le entusiasmó la idea de
cargar con las compras de _______, pero decidió no discutir y aprovechar el
poco tiempo que les quedaba. Le tocaba a _________ elegir el siguiente deseo y
debía prepararse para enfrentarse a lo desconocido.
gisell portilla
gisell portilla


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Mensaje por gisell portilla Jue 14 Feb 2013, 9:33 pm

33


Sí, quiero


La noche había caído.


_________ montó en el coche de su padre, y Logan se
acomodó en el asiento del copiloto y se abrochó a toda prisa el cinturón.



—¿Por qué nunca me has dicho que
tenías el carné de conducir?



Ella se encogió de hombros como toda
respuesta mientras ajustaba el espejo del retrovisor. Se pusieron en marcha
poco después.



—¿Tú no tienes todavía el carné?


—No, acabo de cumplir los dieciocho
—le recordó—. En Inglaterra somos civilizados, por eso no permitimos que niños
de dieciséis años circulen por las calles a su antojo.



Logan no confiaba demasiado en el modo
de conducir de ________, era similar al de Kendall; al parecer la falta de
calma frente al volante era un problema familiar.



—¿Sabes…?, estaría bien que parases
cuando hay una señal de stop o un semáforo en rojo.



—Ya, pero por aquí no pasa nadie,
créeme —replicó ella.



Encendió la radio del coche y comenzó
a cantar entusiasmada. Logan se esforzó por no gritar y bajar del vehículo a
toda prisa como último recurso para salvar su vida.



—¡Relájate! —le pidió ella.


—¿Falta mucho para llegar?


—No. Y deja de aferrarte al asiento,
me pone nerviosa.



—¡Mis nervios están a punto de
estallar en mil pedazos, así que no me hables de los tuyos!



—¡Logan, si sigues gritándome
acabaremos teniendo un accidente de tráfico!



—¡No me extrañaría! ¿Crees que han
puesto aquí estos semáforos para decorar las calles con lucecitas de colores
porque es Navidad?



________ ignoró sus comentarios durante el resto del
trayecto. Logan se
tranquilizó cuando ella disminuyó la velocidad y se
aproximaron hacia un cartel gigante protagonizado por una hamburguesa.



—¿Adónde me llevas?


Logan frenó cuando llegaron al carril
adecuado, donde había una enorme fila de coches.



—¡Bienvenido a McDonald’s!


—¡Santo Dios! —Logan se llevó una
mano a la cabeza—. ¿Te has vuelto loca? Ante esto no pienso ceder, y me da
igual que sea el deseo de tu vida.



Logan dejó de contestar la infinidad
de improperios que Logan le dedicó y avanzó por el carril del McAuto, hasta que
llegaron a la ventanilla principal. Pidió dos menús y apenas unos minutos
después le entregaron la comida con un «gracias por su visita, vuelva pronto».



—Nunca volveremos —le dijo Logan a la
joven empleada, serio y sin apenas pestañear.



_________ pisó el acelerador a toda prisa, evitando así
que Logan originase más problemas. Estacionó el coche en una calle cualquiera y
sacó las hamburguesas de la bolsa de cartón.



—Veamos… esta es para ti —comentó al
tiempo que se la tendía a Logan. Él la miró con asco y la apartó a un lado—. Y
aquí están las patatas y la bebida.



—_________, en serio, todavía no has
entendido que soy vegetariano y que odio la comida grasienta.



—Tú no has entendido esta tarde que
visto de otra manera y que no me ha gustado la tienda a la que me has llevado.



—Pues estabas muy guapa.


—Tú también estarías muy guapo comiendo
hamburguesas.



—No me hagas esto, por favor.


A ________ le dio pena que Logan terminase dejando atrás
todo su orgullo y suplicando de mala manera.



—Está bien —suspiró—, pero solo un
pequeño bocado para probarla. Y las patatas te las comes sí o sí.



—No.


—Sí, vamos, abre la boca —le pidió
ella dirigiendo la hamburguesa hacia sus labios—. Venga, no te resistas.



Finalmente, Logan tuvo que ceder. Le
dio un bocado ridículo a la hamburguesa y masticó mientras miraba a _______ como si estuviese planeando asesinarla de un
momento otro.



—¿Y bien…?


—No me gusta.


________ puso los ojos en blanco, le
dio las patatas y se propuso disfrutar de su propia cena. Logan se comió las
patatas en silencio, meditando sobre la cantidad de calorías que estaba
ingiriendo. En realidad, dejando a un lado lo poco saludable que era aquella
comida, el bocado de hamburguesa no había estado mal, aunque nunca lo
reconocería delante de _________. Pero lo que sin duda le maravilló fueron las
patatas fritas —algo nada habitual en su dieta—, estaban deliciosas.



Tras terminar de cenar en el coche se
dirigieron hacia el cine más cercano. _________ quería ver una película titulada Gran
Torino
y Logan aguantó el tipo como pudo. Tras acomodarse en la sala,
respiró hondo e intentó imaginar que todas las personas que le rodeaban no
estaban realmente allí quitándole el oxígeno. _______ le cogió la mano en
silencio y apoyó la cabeza en el hombro de Logan. Probablemente era la primera
vez que ante los ojos de los demás parecían una pareja de lo más normal.



Cuando la película acabó montaron de
nuevo en el coche y reanudaron el camino a casa. Mientras esperaban que uno de
los semáforos se pusiera en verde para avanzar, ambos se miraron, y _________
sonrió.



—Creo que esta misma noche voy a gastar
mi último deseo.



—¡No! Pensaba pedir ahora un deseo
mío. —Logan frunció el entrecejo—. No seas egoísta, _______.



—El hecho de que tú, justamente tú,
me llames egoísta me da escalofríos, ¿es que no tienes vergüenza? —Aceleró
cuando el semáforo finalmente se puso en verde.



—¿Cuál es tu deseo? Quizá podamos
cumplirlos a la vez o algo así.



Tras la reflexión de Logan formulada
en voz alta, Logan le miró sorprendida. Jamás hubiese creído que tales palabras
fueran a salir de su boca.



—Me parece perfecto.


—Bien. —Logan sonrió—. Pues mi deseo
es… ¡que me des mi regalo de Navidad de una vez por todas!



—Logan… —_________ le miró de reojo—,
recuerdas que cuando nos compramos los regalos tú y yo no nos llevábamos
demasiado bien, ¿verdad?



—Sí, lo recuerdo perfectamente. —Se
cruzó de brazos—. ¿Qué estás insinuando?



—No insinúo nada, solo quiero que no
te hagas muchas ilusiones.



—Demasiado tarde: ¡llevo días
ilusionado pensando en mi regalo!



________ suspiró. Se sentía agobiada;
lo que le había comprado a Logan era solo un pequeño detalle, y temía
decepcionarle.



—¿Qué más te da? ¡Tu familia vive
encima de una gran montaña de dinero, seguro que te compran cientos de regalos
constantemente! Lo mío es algo… anecdótico, simplemente.



—No es lo mismo, puesto que tu regalo
no sé lo que es. Los regalos de mis padres siempre son cosas de la lista.



—¿La lista…? —preguntó _________.


—Sí, tengo una lista en casa donde
apunto todo lo que quiero que compren, así de simple —explicó—. Es un método
muy práctico tanto para ellos como para mí.



__________ abrió la boca dispuesta a
replicar por el frío método que su familia utilizaba para hacer regalos, pero
se contuvo a tiempo, cogiendo con fuerza el volante del coche. ¿Cómo no iba a
ser Logan tan rarito con unos padres así? Respiró hondo.



—Será mejor que nos centremos en lo
que estábamos hablando —dijo—. Me parece bien que nos demos los regalos y luego
cumpliremos mi deseo.



—¿Puede saberse entonces cuál es tu
próximo deseo?



________ sonrió.


—Dormir contigo.


Cuando llegaron a casa vieron que los
padres de _________ ya se habían
acostado. Logan fue a su habitación, se puso su elegante pijama y cogió el
regalo de ________, que había escondido bajo la cama. No fue demasiado difícil
llegar hasta el dormitorio de __________; a lo lejos se oían los ronquidos del
matrimonio Graham, y Logan supo que no había peligro de que le pillasen.



Encontró a ________ sentada en la
cama con las piernas cruzadas y el regalo sobre ellas, esperando a ser abierto
por fin. Sonrió, se quitó las zapatillas y se acomodó a su lado.



—Toma, ábrelo tú primero. —Logan le
dio a ________ su regalo.



La chica cogió el paquete y lo
examinó un instante; al parecer contenía una caja cuadrada y dura. Lentamente
comenzó a rasgar el papel hasta desenvolverlo. Efectivamente era una caja
bastante grande de color azul marino, donde, escrito en letras doradas, se leía
Dior.



—¡Vamos, abre la caja de una vez por
todas! —exclamó Logan, que empezaba a desesperarse.



_______ lo hizo y descubrió su interior. Había una
colonia, aceite perfumado, crema hidratante…



—Y mira, el estuche tiene dos pisos
—puntualizó él.



Logan sacó el primer estante de la
caja dejando al descubierto el segundo, donde había diversas sombras de ojos,
pintalabios, rímel… y muchos potingues más.



—¡Te has gastado un dineral! —se
quejó ella—. Además, quiero pensar que este regalo no es una indirecta por tu
parte.



—En realidad sí lo es. —Sonrió
triunfal—. Yo me conformaría con que lo usaras algún día especial, a pesar de
que el resto de las mujeres del mundo usen un estuche así día sí día también.
Pero tú eres tú, así que no pienso insistir demasiado en el tema —dijo—. Por
cierto, ¿te importaría darme mi regalo de una maldita vez? Estoy de los
nervios.



________ sostuvo el regalo de Logan, no quería dárselo,
no al menos después de descubrir que él le había comprado un regalo de lo más
normal y bastante caro. Desesperado, Logan intentó arrebatárselo de las manos y
ambos forcejearon durante unos instantes, hasta que finalmente __________ se dio por vencida y él logró coger el
paquete.



Comenzó a desenvolverlo quitando con
sumo cuidado las tiras de celo y desdoblando las esquinas con delicadeza, como
si el verdadero regalo fuese el papel de dibujos navideños.



—¿Ni siquiera puedes abrirlo como una
persona normal? —________ se cruzó de brazos, más enfadada consigo misma por lo
que le había comprado que con Logan por su inexplicable comportamiento.



—Paciencia, ________, paciencia…


Finalmente, Logan consiguió
desenvolverlo sin dañar ni un solo centímetro del papel navideño. Se inclinó
sobre la caja de cartón que había quedado al descubierto y leyó las letras
escritas en ella.



—Purificador de aire… —pronunció
despacio, luego continuó con las especificaciones del producto—: Elimina los
elementos contaminantes, tóxicos, humos, partículas… presentes o suspendidos en
el aire.



—¡Dios mío, Logan, lo siento tanto! —__________
le frotó la espalda con la mano, intentando reconfortarle—. ¡Ojalá hubiese
podido acercarme hoy al centro comercial y comprarte otra cosa!



—Pero ¿qué estás diciendo? ¡Me
encanta, __________! —Le sonrió, y ella supo que estaba siendo sincero—. ¡Es
perfecto!



Sorprendentemente, ________ había
acertado con el regalo. Logan se mostró sumamente emocionado cuando abrió la
caja y comenzó a leer el manual de instrucciones. Diez minutos después, dejaron
a un lado los regalos, _______ apagó la luz y se tumbaron en la cama. Ella
apoyó la cabeza en su hombro y él le rodeó la espalda con el brazo.



—No me quiero dormir —dijo _________—.
Si me duermo todo habrá terminado, ¿entiendes? Me despertaré mañana y te irás.



—Nada habrá terminado, lo nuestro
acaba de empezar. —La abrazó—. Duérmete.



—¿Por qué quieres que me duerma? —_______ lo miró en la oscuridad.


—Porque son casi las tres de la
madrugada y mañana nos espera un día duro, así que lo mejor será descansar un
poco.



En realidad ________ apenas podía
mantener los ojos abiertos, pero intentó no dormirse. Quería disfrutar de aquel
momento y recordarlo para siempre; procuró memorizar el aroma de Logan, la
sensación de que su mano le rodease la cintura y tocase ligeramente su piel
bajo el pijama, el sonido de su respiración, lenta y acompasada… Le picaban los
ojos a causa del cansancio, los cerró durante unos instantes y se dijo que en
unos minutos volvería a abrirlos, pero cuando lo hizo fue por el sonido del
despertador. Había amanecido.



Lo primero en que pensó fue en él. Se
giró sobresaltada y lo encontró desperezándose a su lado, con todas las mantas
arremolinadas sobre su cuerpo. Logan se sentó en la cama y le sonrió.



—Me has dejado sin mantas durante
toda la noche. —________ se miró a sí
misma, apenas cubierta por una fina sábana.



—Te levantas con ganas de discutir,
reconócelo.



Logan rió y le dio un pequeño beso en
los labios, de esos que apenas son un roce y te hacen empezar el día de buen
humor.



—Me quedé dormida —susurró _______.


—No pasa nada.


Logan estaba a punto de levantarse,
pero _________ le retuvo estrechándole
en un fuerte abrazo. Permanecieron unos minutos en silencio, entrelazados.



—Es hora de que empieces a vestirte
—dijo él—. Ah, y si no te importa me gustaría que estrenases algo de lo que te
compré ayer —puntualizó—. Nos vemos en mi habitación dentro de diez minutos,
quiero enseñarte algo.



Logan desapareció de la habitación a
toda prisa con la esperanza de que los padres de ________ no le descubriesen en plena fuga. Cuando se
marchó, _______ ojeó las bolsas repletas
de ropa que había dejado en el suelo la tarde anterior. En ellas había todo
tipo de prendas, desde sofisticados vestidos y zapatos de tacón, hasta vaqueros
y jerséis de diversos colores; escogió las prendas más sencillas. Mientras se
cambiaba, _______ se dijo que debía ser
fuerte, que seguramente con el tiempo se acostumbraría a la ausencia de Logan y
llevarían una relación a distancia como hacían muchas otras parejas.



Al salir de la habitación se topó con
su madre. Abigail llevaba un pañuelo
en la mano y tenía los ojos enrojecidos.


—¿Qué te pasa, mamá?


—Nuestro Logan… —sollozó—. Acabo de
despedirme de él —prorrumpió de nuevo en otro sollozo—. ¡Me da tanta pena que
se marche! Este mes se me ha pasado rapidísimo…



________ no podía decir lo mismo respecto a su último
comentario; tenía la sensación de que Logan llevaba mucho tiempo viviendo bajo
el mismo techo que ella, probablemente porque, a diferencia de la señora
Graham, había pasado junto a él cada minuto de aquellos treinta días.



—No te preocupes, mamá, seguro que
volverá pronto.



—Eso espero… —Se sonó los mocos en el
maltrecho pañuelo de papel—. ¡Nadie hacía la compra de la semana como él,
nadie! —exclamó—. Voy a echarle de menos.



Su padre apareció poco después y la
abrazó consolándola; _________ aprovechó el momento para dirigirse a la
habitación de Logan.



Cuando entró, le encontró sentado en
la cama, frente al ordenador, hablando solo.



—¿Qué haces? —preguntó ella.


—Todavía me quedaban deseos, así que…
ven, siéntate aquí a mi lado —le indicó palmeando la colcha de la cama—. Te
presento a mis padres.



_________ se sentó en la cama junto a
Logan y observó la pantalla del ordenador. Una pareja de mediana edad le
sonreía a tiempo real.



—¡Encantada de conocerte, ________!
—saludó la madre de Logan.



—Igualmente.


________ solo deseaba que en el suelo se abriese una
grieta por donde poder escapar, aunque aquello supusiese morir en aquel
instante. Se ruborizó rápidamente mientras Logan hablaba con sus padres y la
madre le agradecía lo bien que la familia Graham había tratado a su
«calabacita». Intentó combatir sus miedos y escuchar la conversación que
mantenían; el padre de Logan había comenzado a hablar, se mostraba serio, como
si estuviese dando una de sus tantas entrevistas para la televisión. Tener a
dos celebridades hablándole por una web-cam le ponía nerviosa, por mucho
que fuesen los padres de Logan.



—El decano de la universidad de
Princeton se reunirá mañana con tu padre para jugar al golf. Podría decirse que
las plazas están aseguradas —comentó la señora Henderson.



—Perfecto —contestó Logan.


________ pestañeó confundida y miró a Logan sin
comprender.



—Un momento… ¿Plazas en la
universidad de Princeton?



—¿No se lo has comentado, Logan?
—preguntó su padre—. Si no estás seguro, no me hagas perder el tiempo con el
decano.



—¡Sí que estoy seguro! —Respiró
hondo—. Papá, mamá, luego os llamo —concluyó Logan antes de cerrar la tapa del
portátil y mirar a ________.



—¿Qué está pasando? —Ella le miró
confundida, casi podía escuchar el sonido de su respiración entrecortada.



—Lo único que ocurre es que me queda
un último deseo y pensé que debía aprovecharlo bien —explicó—. ________, mi
último deseo es ir a la mejor universidad de Estados Unidos durante el próximo
año, contigo.



—¿Lo dices en serio?


El corazón de _________ comenzó a latir a mil por hora, como una bomba
de relojería. Sentía que aquello no era real, que seguía durmiendo y el
despertador no había sonado todavía.



Logan, medio riendo ante el asombro
de ________, se arrodilló en el suelo de la habitación y le cogió la mano como
si fuese a pedirle matrimonio. Por un momento ________ se temió lo peor y tragó saliva despacio.



—_______ Graham, ¿quieres… venir a la
universidad conmigo?



_________ sonrió. Acercó sus labios a los de Logan y
antes de besarle susurró:



—Sí, quiero.


Fin
gisell portilla
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[Resuelto]Besos de Murcielago Logan H & tu -termianda- - Página 5 Empty Re: [Resuelto]Besos de Murcielago Logan H & tu -termianda-

Mensaje por gisell portilla Jue 14 Feb 2013, 9:38 pm

Hey!! ola niñas Ronnie gracias por comentar chicas les agradesco por estar hasta el fin de la novela por sus comentarios y por todo.... espero y el final solo sea el comienzo de todo y recuerden que esto sirve de enseña FELIZ DIA DE SAN VALENTIN! [Resuelto]Besos de Murcielago Logan H & tu -termianda- - Página 5 3828993674me despido pero no por mucho espero y se pasen por mis otras noves y si les gusto esta nove les aseguro que la de necesidad la amaran las quierooo[Resuelto]Besos de Murcielago Logan H & tu -termianda- - Página 5 2000130356
gisell portilla
gisell portilla


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Mensaje por DrippyJoBrosBTR Dom 24 Feb 2013, 9:44 am

Nooooooooooo No quiero que termine!!! Me encanto!
Ame al personaje de Logan jaja siempre me gustan ese tipo de personaje xd
Gracias por subirla!
DrippyJoBrosBTR
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Mensaje por RoNNiE...!!! Lun 25 Feb 2013, 2:56 pm

Me encanto que me he quedado sin palabras!!!!!

Gisell la verdad es que lei todo hasta el final el mismo dia que lo publicaste, pero como estaba desde mi celular se me hizo dificil ya que odio escribir en telefono tactiles, me encantan pero odio eso de ellos......no se por donde comenzar........SI, SI ,SI SI QUIERO....yo me hubiera desmayado en ese instante antes de poder dcir una sola palabra.....me encanto absolutamente todo me encantaron las listas de desos, el vegetariano comio carne y si le gusto.......el mundo esta de cabeza.........me ecanto otra vez te lo digo para que no lo olvides, y no te sorprendas al verme en tus otras novelas que de seguro muy pronto han de tener un comentario de mi parte.....



te quiero



Ronnie...







"EL FIN ES SOLO EL COMIENZO"
RoNNiE...!!!
RoNNiE...!!!


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Mensaje por Invitado Vie 22 Mar 2013, 10:10 am

Holaaaa!! nueva lectora!!! :amor:

Ame tu novee! esta genial!! :aah:

Siguela.... besos!
:hug:

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:bye:
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Mensaje por sofy200080 Dom 09 Mar 2014, 2:03 pm

ESTO ES PARA QUE USTEDES SE DEN CUENTA LO QUE HACE ESTE TRUCO VAMOS A PROBAR NO SE SI ES VERDAD PERO LA PERSONA QUE ME LO ENVIO ESTA TODAVIA ASOMBRADA DE LO OCURRIDO, YA QUE ELLA DICE QUE LO HIZO POR HACERLO Y QUE PIDIO ALGO QUE CREIA CASI IMPOSIBLE DE LOGRAR PROBEMOS. Para ti mismo di el nombre de la única persona del sexo opuesto con quien quieras estar (tres veces...)... * Piensa en algo que quieras lograr dentro de la próxima semana y repítelo para ti mismo(a) (seis veces)... * Piensa en algo que quieras que pase entre tú y la persona especial (que dijiste en el no. 1) y dilo a ti mismo/a (doce veces)... * Ahora haz un último y final deseo acerca del deseo que escogiste. * Después de leer esto tienes 1 hora para mandarlo a 15 temas y lo que pediste se te hará realidad en 1 semana. A la mayor cantidad de gente a quien lo mandes más fuerte se hará tu deseo. Si tu escoges ignorar esta carta lo contrario del deseo te sucederá, o esto no sucederá jamás.............. Que tus días estén llenos de logros y tus noches de sueños copia y pega es en 15 o +
sofy200080
sofy200080


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